El Amor Del Elegido 16
El Amor Del Elegido 16
El Amor Del Elegido 16
experimentado”.
CAPÍTULO 1
LA RECOMPENSA DEL TRABAJO
Abril, mes de silencio para aquel que ya ha perdido suficiente. Abrir los ojos
adelantándose al alba, resulta cotidiano, cuando el sueño solo le regala pocas horas al
usuario…
- otro día más…- dice para sus adentros, seguido de -gracias- acompañado de un sutil
suspiro… suspiro que contrasta el agradecimiento.
– es hora de trabajar- imitando el suspiro inicial.
Hacer la cama y rehacer lo cotidiano luego de levantarse es ya innato, no se piensa,
solo la máquina ejecuta su programa. Sigue una breve pero certera rutina de ejercicios,
para no perder la costumbre y caer en el óxido de la carne. Estiramiento, flexiones,
plancha y sentadillas para culminar, concluyen el breve esfuerzo humano para luego
seguir en el indudable círculo social del trabajo.
Maxwell, es un hombre de estatura promedio de gran inteligencia, con ojos
achinados, cabello oscuro, piel blanca, con dos profesiones, ingeniero en sistemas,
carrera que no cumplió sus expectativas. La única interacción humana en esa profesión
eran los chats y correos electrónicos que enviaba a diario, la programación, y el estar
detrás de un monitor la mayor parte del tiempo definitivamente no eran lo suyo… y
psicólogo, esa profesión fue más congruente con su voluntad de empatizar y ayudar…
pero con el tiempo, al entender la dicotomía de los humanos, comprendió que la
locura no es una enfermedad, sino una cura que pinta de colores este mundo grisáceo.
Aburrido y lleno de suspiros se aleja de todo por un tiempo. Aprendió a no pensar en
su pasado, así duele menos… consigue trabajar en una cadena de supermercados
como gerente, aunque hace de todo, en la búsqueda de lo que él llama propósito.
Temprano como siempre marca su tarjeta, seis y treinta y cinco de la mañana es
promedialmente su costumbre, la responsabilidad aunque no se apasione en reflejarla,
simplemente sale sola. Inicia su rutina, reúne a su equipo y tras unas palabras
motivadoras, los exhorta a dar lo mejor de sí en sus lugares de trabajo. Todo esto
acompañado de una sonrisa amigable. Ahora sí, comienza a acomodar los anaqueles
pasillo por pasillo, limpiar los bordes de los estantes, incluso los más altos, aunque a
esos no los miré nadie, solo le importa cumplir como se debe (aunque no corresponda
a sus funciones se acostumbró a llenarse de barro junto a su gente), cambiar los
precintos y remarcaje de precios… típico en la economía actual.
Limpia los pisos con intensidad de entusiasta, pero no lo hace por el efímero salario…
su emoción lleva otra intención. Sabe que la hora se acerca y adelanta sus labores para
tener los cinco sentidos prestos a la admiración... Nada debe fallar, si en la vida la
precisión tiene valor es en ese justo instante, no puede perder tiempo… como diría el
conejo blanco ‘tarde es, me voy, me voy, me voy” – me voy resignando que tengo un
horario que cumplir, pero…- deja entrever una difusa sonrisa ladeada que esconde su
desmedida imaginación, algo verdaderamente atraviesa sus pensamientos.
Ahora es el momento de volver pasillo por pasillo reposicionando los espejos
vigilantes, 15° este el del primer pasillo que da justo a la enorme puerta de cristal
magnética calibrándolo perfectamente imaginando su llegada, vuelve la sonrisa casi
imperceptible. Luego se apresura al último pasillo, cuyo espejo vigilante es circular
convexo, ampliando la distancia de visualización y su ubicación intencionalmente la
captará en todo su esplendor.
Sabe cada lugar que recorrerá, el tiempo que aproximado se toma en cada estante
revisando y escogiendo, incluso calibra los pequeños espejos que se encuentran en las
cajas registradoras, sin importarle la molestia e incluso celos que desata en algunas de
sus compañeras de labores, para no perder ni un espacio de admiración… así como el
hambriento devora todo sin dejar nada, es imposible que se le escape ni un segundo
de quién llama en silencio angelito de ojitos lindos.
- Ya no tarda mucho- mirando el reloj con ansiedad.
El reloj de la pared central marcaba las 10: 23am, nunca se había tardado
tanto.
-¿Será que hoy no vendrá?-
-¡No puede ser!- destapa apresurado un chicle para calmar la ansiedad. Vuelve
a mirar con ojos empapados de angustia y tristeza con un toque de decepción.
Seca el sudor de su frente mientras da pasos cortos hacia ninguna parte.
--calma, calma- se dice para sus adentros.
-todo mundo se atrasa de vez en cuando, no pasa nada… relax- suspiro.
- además, hay muchas cosas que pudieron haberla retrasado o incluso indispuesto a
venir hoy acá. ¡Terrible claro! Por ejemplo: Tal vez su chofer ( ella no maneja, siempre
la traen) está enfermo o no se presentó porque se pasó de tragos la noche anterior, o
llegó tarde a recogerla, o el vehículo se descompuso, o no tiene gasolina… ¿Y si es ella
la que enfermó? –
-¡Más terrible todavía! --¿Cómo haría para visitarla, atenderla, cuidarla-
-¿Y si su condición de salud es más grave de lo pensado- ¿ En qué centro hospitalario la
tendrían?, Solo quiero que esté bien…
su cabeza cavilaba y cavilaba aumentando las posibles razones de su ausencia esa
mañana de abril.
De repente, suena un pequeño y corto timbre electrónico y las puertas con sensores se
abren a cada extremo. La esperada había llegado.
La imagen proyectada en los achinados ojos de Max solo se podía comparar a un relato
bíblico. Así como Moisés radiaba luz al bajar de la montaña, así veía Max a la Srita.
Sully, radiante, toda un poema de Neruda, la mejor caricia para el alma y la expresión
perfecta de la ternura, una suave melodía celestial para los ojos. Ella era el silencio
esperado en el sonido tormentoso y la rosa roja más suave entre las rocas filosas, la
fuente cristalina y dulce en el caluroso desierto.
Con solo mirarla Max sentía que podía caminar sobre las aguas y nunca aunque
quisiera dejar de sonreír, su nombre era felicidad y la cara real del amor. Max la
llamaba dentro de sí su ángel, ella era su angelito de ojitos lindos.
La Srita. Sully, joven delgada de gran estatura, cabello castaño oscuro, piel blanca, ojos
café claro grandes y preciosos, labios pequeños y por si fuera poco rostro perfecto.
Tenía una sutil forma de caminar, con cada paso levantaba el talón más que los
caminantes habituales, pero muy delicada y femenina.
Pero lo maravilloso, el mayor atractivo de la Srita Sully no correspondía a su belleza
física. ¡Por supuesto que no! algo tan efímero cómo eso no podía ser catalizador de la
admiración total y plena que Max reflejaba.
La Srita. Sully es una apasionada estudiante de tercer año de medicina en la
Universidad de Karabob (universidad reconocida por educar a la élite en materia
médica en el país). Era poseedora de una de las 50 becas que otorgaba dicha
universidad a los mejores estudiantes en todo la nación. Primer atractivo, su
inmaculada inteligencia.
Muchos hombres (mayormente los cazadores) se sentirían intimidados ante una joven
con tal destreza intelectual, incluso anonadados y obligados a huir (de su presa) al
escucharla hablar y hablar durante horas de su gran pasión, la medicina (lo que le
fascinaba a Maxwell). Su sueño es llegar a ser una reconocida neurocirujana pediatra,
la primera en el país. Segundo atractivo, pasión por su propósito.
Está vez, no revisó cómo de costumbre, tomando su carrito de compra, pasillo por
pasillo, Iba con su cabello suelto con la mirada inquieta y con varios libros en las
manos, buscando al aire algo, asomaba su cabeza al inicio del primer pasillo, y con
rostro frustrado batió su cabeza, apretando los labios se dirigía al próximo…
- ¿Dónde estás?- Se preguntaba.
Pasillo a pasillo seguía buscando… parecía preocupada.
- ¿A quién busca?¿Me buscará a mí? ¡No creo! Parece preocupada- Se preguntó
Maxwell mientras la espiaba sutilmente a través los espejos vigilantes, a un
paso de salir a calmarle su preocupación.
- ¡Allí estás!- dibujando una sonrisa, desestresando el rostro apresura el paso.
Maxwell con mirada de despistado y serio la mira con apariencia de sorpresa.
- ¡buenos días Srita. Mcdin! ¿Cómo se encuentra está mañana?-
-¡Por favor! No sigas con eso, te he dicho que me llames Sully, ¡Te estaba buscando,
necesito un enorme favor! Sabes que no acostumbro a pedir ayuda… pero tengo varias
evaluaciones al final de la semana y necesito de verdad tu ayuda para lograr
entregarlas todas a tiempo y con la mejor calidad. Se que eres el mejor para estas
cosas, eres el hombre más inteligente que conozco, es más creo eres el más inteligente
del mundo… te deberé un enorme favor-
El ego de Max se infló súbitamente. ¿A quién no? Cuando ese ser poseedor de toda tu
atención te alaga de tal forma.
- Gracias, muchas gracias por tus palabras Srita. Mc… perdón, Srita. Sully, pero
no creo ser tan inteligente, solo soy disciplinado.-
- Cómo siempre restándote méritos, no solo inteligente sino humilde…¿Qué me
dices Max, me ayudarás?¡Por favor!- haciendo carita tierna.-
- A ver, a ver ¿de qué se tratan tus evaluaciones-
- ¿Eso quiere decir que si me ayudarás?-
- ¡claro que te ayudaré! –
- Gracias, gracias, muchas gracias- saltando de alegría le abraza con fuerza
durante unos segundos que se convirtieron en eternidad en el espacio tiempo
de Max, luego del abrazo le besa la mejilla, con mucha suavidad, eliminando su
sonrisa lo mira con otros ojos mientras aleja sus labios.
¿Qué pasó en ese beso?
Max guardo en la memoria de sus emociones la calidez y el amor sutil (amor del
que sea pero amor al fin) de ese abrazo y ese beso.
______________
Hace ya tres años, un tres de abril, Max se atrevió a conocerla. La admiraba desde
hacía tiempo y la apreciaba en silencio. Se puede decir que era un simple gusto
ocasional, hasta ese día. Escuchó sin querer una conversación de la Srita. Sully con una
amiga de la universidad, hablaba preocupada por todo lo que necesitaba estudiar en
tan breve tiempo… por lo que se armó de valor e interrumpió la plática
- Disculpenme que me entrometa Sritas. pero han escuchado hablar de la lectura
veloz y de las grandes ventajas que aportaría a sus estudios, como el de reducir
el tiempo de aprendizaje, Y aprovechamiento del tiempo para mayor calidad en
las tareas?-
- Discúlpenme nuevamente pero sin querer las escuche de lo mucho que deben
estudiar y del poco tiempo que tienen para ello… por eso, quise contarles de esa
técnica, es muy útil, a mí me ayudó en la universidad y creo las ayudará a
ustedes también –
- Está disculpado Sr. Pero es muy descortés entrometerse en las conversaciones
ajenas, nadie le pidió su opinión y menos su ayuda. ¡Vámonos!- dijo molesta la
amiga sujetándola del brazo.
Pero la Srita. Sully miró a Max con ojos de curiosidad y mirada cavilante.
- Perdóneme, no quise incomodarlas- Maxwell bajando la cabeza se aleja.
Ese mismo día llegada la tarde, faltando minutos para el final de la jornada, una suave
y cálida mano toca ligeramente el hombro de Max, acompañado de una melodiosa voz
que dijo: - disculpe, quisiera saber más sobre la lectura veloz, ¿Podría enseñarme?- era
ella… su ángel de ojitos lindos.
- Disculpe a mi amiga, es un poco brusca y desconfiada, de verdad me
encantaría aprender sobre la lectura veloz de la que habló, ¿qué dice? le invito
un café aquí en la esquina.-
Max no disimuló su sorpresa, sonriéndole a la joven. Por un instante dudo. Miles de
preguntas revoloteaban en su cabeza. Pero una de ellas con mayor claridad que las
otras se posicionada como reina de las dudas. ¿Valdrá la pena? ¿Valdrá la pena ayudar
a esta joven fuera del recinto laboral? ¿Valdrá la pena volver al ruedo social?
Claro está Max no tenía inconvenientes con sus interacciones sociales, ya que solo
involucraba su mente, pero… con esta joven había algo más.
- Por supuesto Srita…ah…-
- Ah! Perdón mi nombre es Sully Mcdin, estudiante de medicina en la universidad
de Carabob-
- Por supuesto que sí Srita. Mcdin, será un placer poder ayudarla. Soy Maxwell
Palakof-
Maxwell, concluida sus labores se dirige al café, buscando a quién le espera en la
tercera mesa con su café a medio beber. Al mirarse sonríen.
- Gracias por aceptar Sr. Palakof. ¿Le gusta el café frío? –
- Me encanta-
- ¡Por favor, que alguien le traiga un café frio a mi amigo, el Sr. Palakof!
- Por favor, dime Max-
- Ok Max, me interesa mucho aprender esa técnica que mencionaste, quien me
conoce sabe que no me gusta pedir ayuda, pero soy buena estudiante y me
apasiona el estudio, ¡Amo mi carrera! me esfuerzo por sacar buenas notas… y si
algo me desagrada es no poder lograr mis objetivos, por eso necesito tu ayuda-
- De acuerdo, a ver muéstrame como lees al estudiar-
- ¡Está bien!- respondió ella, aclarando su garganta comenzó a leer en voz alta.
- No, no debes hacer eso… no debes leer en voz alta. La lectura veloz consiste en
lograr cumplir el objetivo reduciendo el tiempo empleado, evitando ciertos
vicios… y entre ellos está la lectura verbal.-
- Comprendo, ¿Cómo debo leer para mejorar?
- Lee con la mente, pues ella puede perfectamente guardar un registro de tu
lectura, sin la necesidad de vocalizarla…
El momento se llenó de preguntas en compañía de sus respuestas, ejemplos, ejercicios,
incógnitas y aciertos, sin que faltará la sonrisa. Se sentían los únicos en el mundo
fusionados en el enseñar-aprender. El tiempo transcurrió como agua que desciende por
una cascada. Sin siquiera notarlo la Sra. del café les notificó que debía cerrar. Las 9:00
pm parecían un montaje, una jugarreta del tiempo que lo adelantó para estropear la
calidez de la unión intelectual.
En los próximos días el café se volvió su lugar especial, al fin… después de tanto tiempo
algo cobraba vida. Algo valía la pena. Max quedó hechizado con la Srita. Sully. Era
sorprendente ¿Cómo no admirarla? Técnica que le costó años aprender y dominar, esta
joven la dominó en una semana y no solo eso… la perfeccionó.
_______________
Nuevamente en el café se encuentran y se reinventan a las ideas y al gozo de
agradable compañía. Sincera, prudente, deseosa de aprender y madurar una palabra a
la vez. Dónde se conjugan las miradas penetrantes con la sabia elocuencia. Bienvenidas
las preguntas con sus respuestas saturadas de afecto y admiración. Desde ese
momento para Max todo recuperaba el sentido de disfruté de la vida. El pasado
cargado de frustración y dolor resulta ahora inútil si intenta borrarle su sonrisa.
Esos momentos valiosos para Max representaron la mejor recompensa. No hay mayor
recompensa que estar con el ser que vale todas las penas del mundo.
“¿Por qué ignoras la sombra, si la luz, es la que te enceguece”
CAPÍTULO 2
LA VERDAD PRESENTE DE LA MENTIRA PASADA
El frío de la noche penetra intensamente los pulmones. Respirar duele. Sus ojos
empapados en lágrimas que se distinguen a pesar de la lluvia. Su mirada llena de
horror se enfoca atrás suyo, a los lados, por encima de los techos… a lo lejos se oyen
gritos de muerte, luego de unos segundos un silencio sepulcral…
-¡Escóndete!, ¡Escóndete!- se dice así mismo, sujetándose el pecho. Se agacha hasta el
suelo, sin intención el lodo lo envuelve, se esconde detrás de un mostrador roto de
madera…
La lluvia se disipa, mas no el pavor. Se escucha un rugido más fuerte que el de un león
pero tan agudo como el silbido de un delfín. Se erizan los pelos de un niño de siete
años. Se entrona el miedo… tiembla pero no de frío. Después del incómodo silencio
consigue divisar en la oscuridad unos ojos… ojos rojos intensos cargados de maldad…
Esos ojos bajando la mirada divisan al niño al instante, cómo guiados por un extraño
poder, la oscuridad imposibilita verlo, pero el sonido al andar revela lo imponente que
es. Desciende con lentitud gruñendo, respiración pesada e intensa.
El miedo lo paraliza, cierra los ojos aprieta los dientes entregándose a la innegable
muerte… De pronto un llanto agudo detiene el andar de la criatura. A escasos metros
una niña de pocos años llora de horror. La criatura se vuelve, va por ella primero. El
niño ve la escena.
- ¡ Debo hacer algo! – afirma.
Las garras llenas de sangre se distinguen a la luz tenue de la luna para acabar con
quien llora. A sus espaldas el golpe de un objeto grande y pesado retrae su garra. Gira
su cabeza con mirada de odio buscando quién fue el osado.
De pie se encuentra el niño, con mirada combativa parece haberse desvestido del
miedo. El deseo de salvar a la niña lo cambió todo. Dos enormes rocas sostiene con
fuerza. Las arroja al cuerpo inmutable de la criatura. Con enormes mandíbulas, fuertes
como el diamante, tritura la primera. Con su garra izquierda pulveriza la segunda.
- ¡Corre!- grita dándose la espalda a gran velocidad, dando oportunidad, con su
sacrificio, de escapar a la niña. Corre por las veredas oscuras con todo la energía que
tiene… pero imposible ante una máquina perfecta de carne creada para matar. En
segundos está frente a él otra vez…
Entra en el almacén abandonado ante el ataque de la criatura cerrando inútilmente la
puerta tras sí, de un zarpazo es tirada por esa cosa.
No renuncia a luchar pensando en ayudar, sus pensamientos son movidos por su
espíritu altruista, toma una vara de hierro, sujetándola con ambas manos
- ¡Lárgate maldito!- se abalanza valientemente…
Acción inútil. Despedaza la vara con facilidad como papel en sus manos. Hiriendo de
gravedad al niño, destrozando su brazo izquierdo en tres partes siquiera unidas por
trozos de carne y hueso. Le duele la cabeza. Visión borrosa. Ha perdido mucha sangre…
- Espero haya escapado, de ser así valió la pena- se dice agonizando.
Un extraño brillo surge en lo profundo de sus ojos. La criatura se acerca para rematar y
arrancar su cabeza, pone su pata sobre el pecho del niño dejándolo sin aliento, abre su
boca mostrando los colmillos… al instante, los ojos del niño intensifican el extraño
brillo, iluminando el lugar, la criatura se aparta unos centímetros. Debajo del niño se
abre una abertura que lo sumerge sacándolo del mundo conocido.
Huele a vacío. El ambiente es pesado y repleto de tinieblas. Se desmaya… al cabo de un
tiempo una luz intensa lo hace recuperar la consciencia. Un ser de apariencia pacífica,
vestido de un blanco impecable era quien iluminaba. Abre sus labios y se oye
sutilmente: Akim yatax, poniendo un dedo sobre la frente del niño…
-¡Tí, tí, tí, tí, tí!- Suena la alarma… apagando el sueño. Maxwell debe despertar. Es hora
de trabajar.
-¡Dios, no otra vez!¡Volvieron las malditas pesadillas! - se dice mientras lava su rostro
frente al lavamanos.
- espero solo sea está vez por cansancio o algo así… pero si no… voy a tener que llamar
a la doctora- Maxwell estuvo desde sus 7 años en terapia con varios especialistas en
materia psicológica, al principio parecía una perdida de tiempo hasta que conoció a la
Dra. Miranda, quien se especializa en traumas severos usando métodos no muy
convencionales y poco ortodoxos pero infalibles.
- ¡Todo está en mi cabeza! ¡Es un invento de mi imaginación! ¡Una producción
fantástica inconsciente maximizada por la mente de un niño de 7 años, respira
profundo y repítelo una vez más: ¡Todo está en mi cabeza! ¡Es un invento de mi
imaginación! ¡Una producción fantástica inconsciente maximizada por la mente de un
niño de 7 años-
-¡Hoy es un gran día, sin importar las circunstancias, hoy es un gran día! ¡Nací para
triunfar!- se dice como se le enseño en varios seminarios de superación personal y
PNL, luego de las incomodas terapias y programas psicológicos. Para Max no fue fácil,
un paradójico e incongruente pasado que poco a poco y a fuerza de voluntad y ayuda
externa logró “superar” o al menos es lo que él se dice constantemente.
- Hoy es viernes ¡Sí!- aplaude con fuerza. Hoy se encuentra, luego del trabajo, ya
no en el café, sino en un bar cercano, con la Srita. Sully, celebrarán el fin de año
en la universidad.
- ¡Por aquí, estamos aquí!– grita una voz reconocible para Max, abanicando el
brazo. Era la Srita. Sully junto a varios de sus compañeros de clase ubicados en
la mesa de fondo. Esa noche estaba repleto de estudiantes celebrando el fin de
año. Ya no más pruebas, exposiciones, interrogatorios, monografías, informes,
ensayos, proyectos… es hora de festejar.
Max está algo incómodo por tanta gente y la música alta… prefiere los lugares
tranquilos y serenos cómo la naturaleza… pero está ella, y por ella, hasta el
infierno vale la pena.
- Gracias por venir, te estaba esperando, ¿quieres una cerveza?
- ¡no te pases! Su abuela murió ese día- expresa Sully, golpeándolo en el brazo.
De regreso a casa Max aprecia el mundo con otros ojos. La noche estaba despejada, las
millones de estrellas parpadean brillando intensamente como una partitura celestial
dirigida por el Altísimo, imposible mirarlas sin elevar los pómulos. Todo
repentinamente recuperó su color. Lo ordinario comenzó a mostrar su oculta belleza.
La vieja vereda recorrida por meses y años ahora detalla matices de arquitectura
romana, con trazos rectos y zigzagueantes un poco desgastados pero dignos de
apreciar. Las verdes hojas de los árboles en la oscuridad reflejan un verdor exquisito
adornadas por farolitos parpadeantes vivos cuál época navideña en pleno agosto.
Hasta el desorden de los objetos y la basura amontonada presentaban un paisaje
naturalmente decorado.
Minutos antes, la Srita. Sully mostrando síntomas de ebriedad fue retirada por su
chófer. Max ayudó a montarla en el vehículo Ikco Dena 2022. Se había quedado
dormida en el pecho de su amigo escuchando sus latidos entregada a la caricia sutil de
su cabello.
A pocas horas del amanecer, ya en casa, Max algo mareado se tira en su cama vencido
por el cansancio, cierra los ojos para dormir.
Abre los ojos el niño asustado de 7 años. Frente a él, aquel que pone sus dedos en su
frente diciendo: Akim yatax. El pequeño Maxwell no entendió esas extrañas palabras.
Hasta que el ángel volvió a hablar – ¡afectuoso saludo primer bendecido! Te he
otorgado el don de entender la lengua celestial por mandato del Altísimo, ofreciste una
honorable contienda. En este lugar sanarás con rapidez –
- ¡Me duele mucho el brazo! No puedo moverlo, ¿Qué le hiciste?- pregunta el
niño con asombro, intentando levantarse.
- Debes mantenerte acostado, lo envolví en mantas puras estabilizándolo. El
ambiente libre de bacterias, metales pesados y gravedad duplicada, con
concentración de oxígeno al 700%, libre de una estrella de calor como la del
mundo humano, facilita la rápida sanación. Sanar tu brazo en la Tierra resulta
imposible sin la ayuda divina, pero en este lugar sanarás en minutos- Sostiene
el ángel.
- ¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar?-pregunta el pequeño Max.
El ángel levantando la cabeza del niño le otorga una bebida en un recipiente, azul
brillante con detalles y bordes dorados – bebé, te ayudará a descansar, todas tus
inquietudes y más, te serán iluminadas primer bendecido. Ahora reposa-
El pequeño, cuyo dolor se reducía con cada latido del corazón, se duerme con más
interrogantes en su mente.
Al cabo de unos minutos sin abrazar la hora, despierta, ve al ángel de rodillas en un
costado, a tan solo unos pasos de distancia – ¿qué significa Akim yatax?- dice.
El silencio le responde. El ángel de apariencia serena permanece inmutable con sus
ojos cerrados.
- ¿Estás orando?¿Hablas con Dios?- inquiere nuevamente el niño.
- Ese don fue dado a los humanos- contesta el ángel.
Con cada palabra del angel más preguntas nacen en el pequeño Max
- Entonces ¿Qué es lo que haces?-
El ángel respondiendo dijo – rindo homenaje, honor, gratitud y reverencia al
Altísimo, ustedes lo llaman “adorar”- puesto en pie retira las mantas al niño
revelando un brazo totalmente sano, solo se aprecia, en dónde estaba
desmembrado el brazo, tres finas y casi imperceptibles cicatrices. Todo había
sanado.
Se presenta apoyando la rodilla derecha al suelo-soy el honorable mensajero Valgart
(quiere decir paz y sosiego), Antes de tocar tu frente te llamé “primer bendecido”, tal
como lo digo ahora, que ya puedes entenderme. Me fue otorgado el honor de poderos
servir en vuestro peregrinar primer bendecido. Para nosotros servir a la humanidad es
el honor más grande que nuestros Señores nos puedan conferir-
-no estás solo recuérdalo. Este lugar está ubicado en otro plano más allá de las
dimensiones conocidas por el humano… Aquí el tiempo se comporta diferente-
– aún te queda mucho que recorrer primer bendecido, tu camino goza de un
benevolente propósito, cargado de muchas espinas, pero cuentas con el
respaldo del Espíritu del Altísimo-
Continuó el ángel diciendo eres Morber tehnk dhe tolk-
Max comprendió perfectamente que él era “el elegido en el camino”
- Llegado el momento se te otorgará un regalo que solo tu emplearás, ahora
crece, nos volveremos a ver primer bendecido-
Los ojos de Max comienzan a brillar como antes -¡espera! ¿Qué era esa cosa? ¡Si
vuelvo me matará! Grita asustado.
- Serán 4 los Nihilim Veli que debes detener respetando la profecía. Por ahora
descendió, pero volverá en su momento- afirmó Valgart
- ¿Dónde está mi abuela? ¿Y la niña? ¿Cómo llegué a este lugar?- interroga con
vehemencia el pequeño Maxwell
- Habrá momentos dolorosos pero necesarios Primer bendecido. Ningún destino
se forja bajo caminos serenos. Se debe arar con fuerza-
- Recuerda no estas solo- concluye el ángel, mientras el pequeño vuelve a lo que
un día llamó hogar.
Debajo de carbón y cenizas se encuentra mirando el pueblo en llamas. Asustado el
pequeño Maxwell busca entre los escombros de madera caliente si hay alguien con
vida. Corre hasta la plaza. Se detiene frente a una pila de escombros en llamas. -
¡Abuela! ¡Abuelita! ¿Dónde estás abuela? ¡No me dejes solo abuelita! ¡Por favor!,
Sollozando grita perdiendo toda esperanza. Tirándose al suelo tomando un puñado de
cenizas dice -¡ Perdóname abuelita! Debía estar allí contigo! ¡ Perdóname!-
Se paraliza al escuchar el rugido de esa maldita bestia, consigue mirar su cola
descendiendo por un gran agujero que construye la misma criatura tapándola a sus
espaldas. Se ha ido, por ahora.
Sigue buscando por horas, en medio del fuego, sangre y ceniza. Nadie con vida. Solo
trozos de carne y hueso calcinados irreconocibles. El horror y el llanto lo invaden. –
¿ahora que hago abuela?-
El humo se elevó kilómetros. La distancia al pueblo más cercano resultaba distante.
Caminó toda la noche gritando por ayuda. Llegando a un asentamiento campesino es
auxiliado por estos.
Exhausto, con el recuerdo fresco de la criatura, se le oye decir – ¡fuimos atacados, un
monstruo atacó a todos. Necesito me ayuden a encontrar a mi abuela, ¡ayuda! ¡Todo
está en llamas! ¡Necesito encontrar a mi abuela!-
Aún el humo se podía divisar en la distancia. Lo que el pequeño Max no sabía era que
su abuela había sufrido el mismo destino que la mayoría de los pueblerinos en “El
Silencio”. El pueblo había desaparecido.
Las autoridades ya en el lugar, ven con horrendo asombro la total y completa
destrucción… interrogan una y otra vez al agotado niño, dando la misma explicación de
lo que pasó. Ningún policía militar le cree, incluso se burlan, sin el más mínimo respeto
por los fallecidos y por un niño ahora desamparado. Unos estudiantes de periodismo
que se encontraban por la zona, se acercan y le toman fotos y registran lo que
escuchan mientras el sucio agotado y temeroso Max relata nuevamente lo que vivió
bajo la insistencia incrédula del jefe de policía militar. frente a él ponen en bolsas
negras los restos de cuerpos encontrados, unos calcinados, otros desmembrados:
cabezas sin cuerpos, torsos junto a brazos, o brazos y piernas desprendidas desde su
raíz son la espeluznante escena puesta frente a los ojos de un niño que entendía que
pertenecían a sus vecinos, amigos y tal vez a su querida abuela. Uno de los oficiales
asqueado arroja con desprecio un brazo unido a medio torso. Max distingue en la
mano un anillo de níquel con una figurilla de un delfín. Sabía que pertenecía a su
abuela, él se lo había regalado en su cumpleaños un mes antes. – ¡abuela!- grita de
dolor, mientras lo siguen fotografiando e interrogando.
- ¡No puede ser! ¡Las malditas pesadillas!- despierta molesto. Maxwell se
cuestiona si llamar o no a la Dra. Miranda. No le resulta agradable pero si
necesario. La pesadilla pudo ser producto del licor. No acostumbra a beber,
pero esa noche definitivamente valió la pena. – debo llamar a la Dra. No debo
volver a caer en ese hueco de la irrealidad. ¡No ahora!-
- No después de lo que pasó anoche, aunque tal vez haya sido producto de las
cervezas, ¡no me importa…! no le quitaría nada a ese momento ¡Fue la mejor
noche de mi vida!-
Maxwell toma el teléfono de mala gana, marcando el número de la Dra.
-Alo, ¿Dra.?. Soy yo Maxwell, volvieron las pesadillas. Las he tenido de dos a tres días
consecutivos ¿Podrá atenderme hoy sábado?. Ok, ok… nos vemos en 1 hora. ¡Gracias
Dra.!-
La Dra. Natalia Miranda (cambio su apellido al nacionalizarse), psicóloga y psiquiatra,
con doctorado en delirios del pensamiento regresivo y enfermedades mentales
ambiguas, experta en traumas graves y asesora de la agencia psiquiátrica internacional
Mindfree. caucásica, de estatura promedio y ojos verdes. Alemana residenciada en el
país desde 1951. Su padre fue uno de los 307 psicólogos a las órdenes de Adolf Hitler,
quienes realizaron experimentos inhumanos e inmorales a miles de judíos, gitanos y
homosexuales. Ejecutado en diciembre de 1947.
¡Toc! ¡toc! ¡toc! Max toca fuerte la puerta de metal de un edificio viejo y desgastado. A
lo que un sonido eléctrico y constante revela que ha sido abierta la puerta por dentro.
Al pasar es atendido por una joven que anota su nombre en una libreta. Por dentro se
ve agradable, paredes de un verde suave y tenue, cuadros de paisajes que invitar a
relajarse. Al fondo se divisa una puerta de vidrio, con una inscripción: Dra. Natalia
Miranda, “psicóloga y psiquiatra experta en problemas mentales”.
La joven asistente le indica que puede pasar. Max entra un poco nervioso pero sereno.
- Saludos, Dra. ¿Cómo se encuentra? ¡Nos vemos otra vez!- dice Maxwell con una
seudosonrisa, estrechándole la mano-
La Dra. Estrecha fuerte su mano sin emitir palabra alguna por unos segundos
mirándolo fijamente. Aumentan los nervios de Max.
- Bienvenido Sr. Palakof… tantos años sin saber de usted. No pensé que lo
volvería a ver. No después de su última sesión hace más de una década. Usted
fue uno de mis mejores casos. Todo un reto la verdad. Nos costo mucho, pero al
final logramos encauzarlo en la razón y así, logró liberarse de su trauma y
dedicarse a vivir enfrentando la realidad. ¿Cuénteme, que ha ocurrido
últimamente en su vida?-
Ya se mencionó que los métodos aplicados por la Dra. eran poco ortodoxos y muy
agresivos. Max luego de su “recuperación” a la edad de 17 años, nunca más quiso
saber de la Dra. Miranda ni de sus tratamientos. Uno de ellos consistía en atarle las
manos por las muñecas (con Max se usaban correas de doble cuero), ser levantado
hasta que sus pies quedaban suspendidos y aplicarle pequeñas descargas eléctricas
inofensivas pero muy dolorosas, mientras que la Dra. recitaba una y otra vez frases en
forma de preguntas sobre la realidad y la irrealidad, para el pequeño Max, quien con
lágrimas pensaba en ser normal. De su respuesta dependía su dolor. Seguido de un –
no soy yo Max, eres tu mismo quien se hace esto- por la Dra.
EL chico poseía una particular fuerza, la Dra. la atribuía al poder interno de la sombra
(teoría psicológica), en una oportunidad deshizo sus ataduras cómo si fuesen hilos y
mando al hospital a varios asistentes. Desde ese día la Dra. radicalizó sus esfuerzos con
el joven Maxwell. Pero nada en comparación con lo ocurrido en la última sesión.
Max relata todo lo que ha vivido, mientras la Dra. Apunta como siempre en una
pequeña libreta. Max cuenta desde su formación académica, títulos obtenidos, su
preparación en desarrollo personal, seguido de sus trabajos, donde salía de uno e
ingresaba a otro por falta de propósito, concluyendo con la mejor parte de su historia,
la Srita. Sully, de quién a pesar de ser comedido en lo que revela, la Dra. Comprendió
lo significativo que ella representaba para él. Por último revela – han vuelto las
pesadillas-
- ok Sr. Palakof ¿ha soñado despierto?- pregunta la Dra. Miranda
-No- responde Maxwell
-¿A que crees que se le debe el retroceso?- pregunta la Dra.
- ¿Retroceso? Expresa un Max dudoso
-sí, retroceso… me contaste de los logros en tu vida después de salir de aquí sin volver a
caer en pensamientos falaces ni sueños irreales producidos por el shock de tu pasado…
y ahora, después de tanto, has retrocedido. Eres inconsciente nuevamente de tu
sombra ¿A que crees que se le debe el retroceso?-
-pudieron haber sido las cervezas- señala Max
- ¡tal vez!-responde pensativa la Dra. – pero, de ser producto de la bebida Alcohólica
¿por qué los otros episodios ocurrieron si no bebiste en esas ocasiones? según tú, sólo
has bebido una vez ¿No es así?-
- sí, así es- contesta mirando sus manos sobre el escritorio.
-Respóndame Sr. Palakof, está enamorado de la Joven… cómo fue que dijo que se
llama- revisando entre sus apuntes – Srita. Sully ¡Ajá! Dígame, ¿está enamorado de la
Srita. Sully?-
-¿eso que tiene que ver con las pesadillas?-Sostuvo Max
-¡Muchísimo!, A ver le explicó. Por el tono que usó al responder y evadir mi pregunta, y
por la manera entrecortada y nerviosa cuando me habló de ella, me atrevo señalar que
indudablemente si está enamorado de la joven, lo que resulta totalmente normal en
interacciones saludables con el sexo opuesto. No obstante, mi pequeño Maxwell, creo
que tus nervios por la joven y tus miedos por ese enamoramiento han abierto una
pequeña brecha en el subconsciente, resucitando los miedos irracionales e irreales del
pasado. De allí el regreso de tus pesadillas-
Maxwell reflexiona, con mente de psicólogo, lo que acababa de decir su colega. con
mirada fija en el cuadro arriba de ella. En él se ve el rostro de un hombre de aspecto
sabio (Max reconoció quién era) al lado inscrito lo siguiente: “ No es posible despertar
la consciencia sin dolor. La gente es capaz de cualquier cosa, por absurdo que
parezca, para evitar enfrentarse a su propia alma. Nadie se ilumina fantaseando
figuras de luz, sino haciendo consciente su obscuridad”. Carl Jung
- ¡Claro está! Continúa la Dra. Miranda -El miedo es una parte vital de nuestro
desenvolvimiento social, éste nos ayuda a regularnos y a vivir en equilibrio…
pero en usted Sr. Palakof, dado a su pasado traumático puede que se
manifieste de otra manera. Una manera que de seguro limita su consciente.
- No digo que sea como sostiene, pero si limitará mi consciencia no hubiese
logrado todos mis avances, ¿No cree usted? creo que mis temores han
contribuido a direccionar mi juicio correctamente, alejándome de lo irreal, no le
veo lógica a su planteamiento Dra.-sostiene molesto Max.
- Veo que es más perspicaz Sr. Palakof… se que es colega también. Pero recuerde
que en este tipo de situaciones no se recomienda autoanalizarse- esgrime la
Dra.
- Es por eso que estoy aquí con usted. Soy consciente de mi realidad, consciente
de cada paso en mi vida y estoy aquí para que me ayude a eliminar las
pesadillas. Es una sombra que necesito apagar para siempre. Pensé que ya
había hecho las pases con mi pasado, pero creo que se empeña en perseguirme-
responde Maxwell.
La Dra. con cara rígida y sin expresividad hunde la mirada en el Sr. Palakof – por ahora,
no creo que pase nada malo, sus pesadillas las motivan sus miedos conjugados con el
sentimiento que tiene por su joven amiga. Así que tal vez sea solo una reacción
inconsciente, una autodefensa inconsciente… pero no veo desorden alguno de vuelta.
Le recetaré un ansiolítico y un oxigenante cerebral. Procuré no desvelarse ni excederse
en tareas que empeñen el pensar. Pruebe con esto y veremos en unos días si todo
mejora- dándole la receta a Max.
- ¿Eso es todo?- Sostiene Max sorprendido. Recibe con cierta asombro el recipe.
Lo dobla y guarda en el bolsillo derecho de su saco.
- Vuelva en unas semanas Sr. Palakof. Veremos su avance. Sospecho que ya la
sombra es solo historia. Hicimos un buen trabajo esos meses. Ahora ¡ Mírese!
Todo un hombre y experto en la materia- ofreciéndole la mano a Max.
- Si todo mejora, preferiría no volver, gracias por su tiempo .- estrechándole la
mano a la Dra.
En la última sesión registrada el 3 de septiembre de 1997, Max ya de 17 años turbado
sabe que se dirige a la “silla”. Consistía en poner al paciente en una asiento de metal
con correas de cuero en las butacas, dónde se sujetan las manos al paciente, (aunque
en el caso del joven Max que en ocasiones detonaba una fuerza sobrehumana, usaban
esposas de acero inoxidable) mientras los pies descalzos sujetos a las patas delanteras.
Luego se procede a encender una pantalla con ciertas imágenes y fragmentos de
videos, (imágenes de fantasía, irreales, místicas e imágenes cotidianas, reales y
simples) que se van proyectando mientras un audio describe al paciente lo visualizado
y a qué mundo pertenece. Colocan en su cabeza y pecho sensores para medir su
respuesta psíquica, y así detectar ambigüedades de percepción, por lo que además se
le coloca en la planta de los pies cables de electroestimulación para condicionarlo a la
respuesta “considerada” correcta.
Además de las pequeñas e incómodas descargas a la que se le somete si se detecta
tergiversación de la realidad, se suma una capa térmica que rodea la silla, dónde se
incrementa considerablemente la temperatura durante las imágenes irreales y ficticias
a fin de generar incomodidad en el paciente durante la proyección. En ocasiones la
fusión de esos elementos sumados a las largas horas en la silla hacían vomitar al
usuario.
Luego de 3 horas ininterrumpidas de tortura terapéutica y de vomitar en varias
ocasiones, ante la negativa de detener el procedimiento, a pesar de solicitarlo a gritos
el joven y desgastado Max empezó a mostrar un brillo diferente en sus ojos mientras
gritaba: -“¡Es suficiente por favor!”-. Sus pies, que ya evidenciaban quemaduras de
primer grado reventaron sus amarres con facilidad. Un asistente intenta sujetar sus
pies inútilmente siendo pateado con tanta fuerza que queda inconsciente golpeando la
pared del frente. Otro intenta inyectar un calmante, a lo que Max desprendiendo la
esposa de su brazo derecho lo toma por la bata y lo golpea con intensidad en la butaca
desmayándolo en el acto.
Con su mano derecha libre, cómo si fuese hilo se quita la esposa de su brazo izquierdo
con gran facilidad. Con mirada de odio y su extraño pero tenue brillo grita – ¡ya basta
Maldición! ¡Ya estoy curado!- encendidas las alarmas se presentan 5 miembros de
seguridad con garrotes y varas taser (varas de descargas eléctricas) quienes se
abalanzan contra Max.
Los garrotes al impactar el cuerpo del joven se parten como palillos. La Dra. Miranda
mira con estupor. Miles de pensamientos lógicos atraviesan por su mente tratando de
explicar lo que contemplaba en ese momento.
Su fuerza y su resistencia corporal evidenciaban algo más que simples refuerzos
químicos dispensados por su cerebro. Había algo más. Max… no estaba solo.
El personal de seguridad se incrementó tratando de detenerlo, unos caían
inconscientes, otros, sus huesos no resistían algunos golpes y agarres, se fracturaban
fácilmente. Dos guardias por la espalda aplican la vara taser 100mil voltios… Un Max
molesto e inmutable ante la descarga gira a gran velocidad levantando su puño
lanzando a ambos guardias contra la pared de cristal reforzado que se quiebra
facilmente, dejando inconsciente a los guardias.
Al cabo de unos minutos, un gran silencio. Ningún guardia se acercaba a él… la Dra.
Ordenó dejarlo en paz.
Un guardia con su arma de reglamento apuntando al joven grita – ¡hay que detenerlo,
es peligroso!-
La Dra. responde – ¡nadie puede!, él sólo se defiende. ¡ Déjenlo en paz! evito que
los siga lastimando. ¡ Bajen sus armas!
Maxwell decide que ya fue suficiente de terapia. Se dirige a los lokers, abriendo
uno de ellos saca camisa y zapatos.
- Gracias Dra. Miranda, me ayudó mucho, ya estoy curado. Se que lo que viví fue
una tragedia causada por un gasoducto que acabo con la vida de mi abuela y
mis amigos. Se la diferencia entre la realidad y la ficción- apunta el joven
Maxwell.
- ¿Estás seguro de eso Max? Sí, hemos avanzado indudablemente, pero tu
consciencia es consciente de tu inconsciente?- cuestiona la Dra. ¿Estás
consciente de que lo que creíste ver está en tu cabeza y que…-
La interrumpe Max -es un invento de mi imaginación! ¡Una producción fantástica
inconsciente maximizada por la mente de un niño de 7 años, lo sé. Estoy curado –
- Estás curado joven Max, ¡puedes irte!- concluye la Dra. Diciendo encendiendo
un cigarrillo – pero recuerda… si tu confusión regresa, no dudes en
contactarme-
Max con una gran sonrisa pensando en su ángel de ojos lindos sale del consultorio
esperanzado, su mente más tranquila luego de hablar con la Dra. Se dirige a casa con la
misma efervescencia positiva de la otra noche, entendiendo que su pasado es solo eso,
pasado.
“La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnífica los buenos, y
gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado”. Gabriel García Márquez
“Quién dijo que lo bello no puede ser rudo”
CAPÍTULO 4
LOS ÁNGELES NO CAEN DEL CIELO
El dolor de cabeza la despierta, las 9 cervezas cumplieron con su deber. Se agarra la
cabeza con fuerza como si la sujetará de no caer. Un quejido sutil la arrastra al baño
donde vomita en múltiples ocasiones. Concluyó la diversión.
A duras penas vuelve a la cama. Sus recuerdos se encuentran aún secuestrados por los
restos de licor que aún permanecen en su cuerpo. Intenta aclarar sus pensamientos
sobre lo ocurrido esa noche.
- ¿Qué pasó anoche? No recuerdo nada, ¿Qué locura cometí?, Siento que me
divertí a lo grande. ¡ Estoy feliz!- dice Sully sonriendo levantando sus brazos al
cielo. -¡Ah! Mi cabeza da vueltas ¡Uffff!- Sujeta su cabeza debido a la punzante
cefalea. De pronto, un solido y firme pensamiento atravesó su mente, cual
flecha a una manzana. Su sonrisa desaparece al instante, un rostro pálido se
manifiesta de golpe -¡Dios!, ¡Dios!, ¡Dios!, ¿Qué hice?, ¿Qué hice Dios mío?,
cerrando los ojos avergonzada hunde su cabeza en la almohada, agarrándola
luego poniéndola sobre su cabeza. Comienza a proferir insultos imperceptibles
al oído humano debajo de la almohada.
Levantando su cabeza, dice -¡Debo hablar con Max!, ¡Debo hablar con Max!,
¡Dios!- intenta ponerse en pie, pero el dolor la hace sentarse de golpe -¡Oh por
Dios! Primero me bebo algo para este dolor-
En el sillón de la sala su padre la levanta por encima de sus hombros, ella riendo
extiende sus brazos balanceándose de un lado a otro. La niña Sully Carol Mcdin
juega al avión con el ser que más ama en la vida. Si un momento puede
representar la felicidad plena de una niña de 3 años es ese preciso momento.
Llenos de sonrisas pasean por la sala disfrutando el mágico momento especial y
único entre padre e hija, se acompañan de abrazos y besitos, sin faltar un -te
amo- a cada instante.
La princesa hermosa de papá está en sus brazos. No hay nada más hermoso
que eso.
Esos pequeños segundos constituyen la más clara manifestación del amor puro
en su máxima expresión. Libre de prejuicios y dudas, cargado de dulzura y
sutileza.
La menor de 3 hermanos, dos varones y ella, la consentida de papá, la protegida por
sus hermanos.
Un año más tarde, el horror abraza la vida de la niña de 4 años. Con intensas lágrimas,
acompañadas de sollozos, mira impotente como su más grande amor se aleja de su
hogar. El corazón de ambos se fractura, papá debe marcharse, ella no entiende el
porqué, ¿qué fue lo que hizo mal?, su pequeña cabecita se pregunta ¿Por qué tiene que
irse si me portaba bien? Su padre con una lágrima recorriendo su mejilla se agacha
hasta estar frente a su princesa hermosa diciendo – lo siento mi amor, vendré a
visitarte- besa su frente e intenta irse, pero algo lo detiene. Su niña se aferra a su brazo
sollozando -¡no! ¡No! ¡No te vayas, ¡No te vayas! ¡ No me dejes sola papá!- en la cocina
su madre es consolada por sus hermanos. La triste y desoladora realidad de muchos
hogares se hizo presente en su vida.
Tiempo después la tierna niña inteligente y aplicada se transformó en violenta y
agresiva, se involucraba a menudo en peleas con sus compañeros de escuela. Sabía
que papá viajaba cientos de kilómetros para sacar a su princesa de problemas. Así lo
veía más de los días autorizados por tribunales. La última vez, Lastimó tanto a una de
sus compañeras, arañándole el rostro. No había salida. El caso se resolvería por otras
vías. No obstante, papá como siempre logró impedir cualquier acción en contra de su
niña. Aunque feliz de ver a su padre nuevamente supo que algo pasaba.
- Princesa, te eduque mejor que esto. Debes detener este comportamiento. Se
que estás molesta por alejarme de ti, pero debes entender que actuando de esa
forma, no lograrás nada, sino lastimar tu presente y futuro, sin mencionar a tu
mamá, a tus hermanos y a mí- dice el sr.Mcdin.
- Papi, perdona, solo que esa niña me dijo que era una niña sin padre… ¡y me dio
mucho coraje!- responde la pequeña Sully
- Si ya vimos como le dejaste el rostro a tu compañera. ¡!Estuvo muy mal!. Esa no
es la manera de solucionar tus diferencias. No eduque a un gallito de pelea,
sino a una niña muy inteligente y comprometida. ¡Eres mi orgullo princesa!,
Debes cambiar- molesto sostiene el sr. Mcdin.
- Está bien papi… quería decirte algo… sabes que los vecinos detrás de nuestra
casa se van a mudar…estaba pensando que tú podrías mudarte allí… así puedes
buscarme al colegio y me ayudas a hacer las tareas. Se que mamá no se
molestará. ¡ Qué dices papi!
Su padre la toma de sus manos y le dice -Mi cielo… mi princesita… la empresa
donde trabajo me dio un mejor puesto, ni a ti ni a tus hermanos les faltará
nada… pero tengo que irme del país. Prometo llamarte a diario. Debes
prometerme no pelear más nunca, volver a ser la tierna y dedicada princesa de
papi. Siempre serás mi princesa mi niña-
-¡No!, ¡No quiero!, ¡No quiero que te vayas!, ¡Te prometo que no pelearé más,
pero no te vayas, ¡ Por favor, por favor, papito!- Con lágrimas abraza a su
padre con esos abrazos que no desean se termine.
Al principio la llamaba todos los días, alegrando infinitamente el corazón de su
niña, luego a los meses una vez por semana, hasta que nunca más volvieron a
saber de él. El sr. Mcdin no logró cumplir con su promesa. La pequeña Sully
revisaba constantemente el teléfono pensando que se descompuso, con el
tiempo comprendió que las intenciones no van de la mano con los deseos.
Max con una sonrisa en sus labios expresa – Srita. Sully, no debe sentir vergüenza por
nuestro beso. Yo correspondí… además no somos unos niños. Usted es una mujer
fuerte, decidida y ruda, jamás podría pensar que es una mujer fácil ¡Jamás! No creo
que 4 cervezas la hayan guiado a tomar la acción que su corazón decidió-
Sully tapándose nuevamente el rostro expresa -9 cervezas-
-¿9?, Pero… yo contabilice solo 4 a menos que…- con rostro turbado Increpa
Max.
- si Max… antes de que llegarás me había bebido 5, estábamos reunidos desde
temprano en el bar-
-9 cervezas, ¡Guau! No tenía idea… - cambiándole el rostro a Max, mirando al
vacío– ahora el apenado soy yo, que fútil fui, no me percaté que estabas bajo
los efectos del licor, cómo lo siento- levantándose del banco, decide irse, no
soporta la vergüenza – discúlpeme-
Para Max ese beso fue lo mejor que le había pasado en la vida. Pensaba que había más
que consciencia en la cercanía de sus labios esa noche. Pensaba que era posible que tal
vez, una pizca de aquello que llaman amor, había salido de los labios de ella. Se había
permitido soñar e ilusionarse con su ángel de ojitos lindos. Ahora, se derrumba su
hermoso y alto edificio de sueños junto al ser dueño de sus anhelos.
Sully lo toma del brazo -¡No! No te vayas, no te sientas mal. Fue mi culpa, ¡yo te besé!
Tú…tú eres hombre y reaccionaste cómo se esperaba-
-discúlpeme Srita. Sully… pero no es así, de haber sabido que estaba bajo los
efectos del alcohol jamás hubiese abusado de su gesto emocional… no soy
hombre que se aproveche de mujeres vulnerables, pensé me conocía – un poco
molesto Max insiste en retirarse.
Sully sin soltarlo del brazo le dice - ¡Perdón, perdón, perdón! Tienes razón,
tienes razón, me equivoqué… eres un hombre… ¡pero ya va!… así no podemos
hablar- lo hala del brazo con tanta fuerza que obliga a Max a sentarse.
- Ahora sí, discúlpame… fui muy torpe al decirte eso, tu no eres así, lo sé, Max
perdona. Esta situación es incomoda para mí y se que lo es igual para tí.
Aunque estaba tomada me gustó besarte y que me correspondieras… fue muy
lindo, pero… me gustaría que eso no arruinara nuestra amistad-
- No sé preocupe Srita. Sully, no cambiará en nada nuestra amistad por ese… por
ese error- Maxwell responde.
Sully entristeciéndose expresa - ¡Dios! Se que estás incómodo. Yo estoy incomoda… no
sé cómo explicarme mejor…
Maxwell tomándola de la mano le dice – cómo le dije, no sé preocupe, todo
está bien, no ha pasado nada-
- Ese es el problema Max, no me he explicado bien- refuta Sully – ¡si pasó algo y
ese algo me gustó y mucho! ¡Ahhh! ¡Pero ya no quiero perdidas en mi vida!…
Entiendes - culmina Sully alterada.
- No estoy entendiendo, pero tranquila creo que…- dice Maxwell lanzando la
mirada a un lado de la plaza y cree ver a un personaje “ficticio” de su pasado
que lo erizó en el acto y enmudeció al instante, levantándose de inmediato.
- ¿Qué ocurre?- pregunta Sully, lanzando la mirada al mismo lugar que Max –
¿conoces a ese señor?-
- ¿puedes verlo?- Max pregunta asombrado.
- Si claro, el señor de capucha blanca que nos está mirando, ¡Hola!- abanicando
la mano Saluda.
Detrás de los árboles se oculta la imagen de una persona alta y fornida, vestida de jean
beige con sweater blanco.
- Pensé era un viejo conocido, pero me equivoque- responde un pálido Max.
-parece que vistes a un fantasma- expresa Sully.
- Yo también lo pensé, todo está bien… este calor le hace mucho daño- señala
Max con la atención en otro lado.
- Max pero aún no hemos terminado de hablar, y esto es importante- sostiene
Sully
CAPÍTULO 6
AFRONTANDO EL PASADO
LA CONVERSACIÓN INCOMODA
“No hables a menos que puedas mejorar el silencio”, sabías palabras de Borges que
palpitan en la mente de Max. Ahora serio sin expresión alguna; ni de asombro, ni de
miedo, ni de duda…No hay preguntas, ya no hay que cuestionar. De alguna manera, a
pesar de toda la retórica psicológica y programática, una sombra del inconsciente sabía
que lo volvería a ver.
- ¡Que errada está la humanidad mi amigo! Su ignorancia los hace vivir en las
sombras y abrazar la mentira- responde el ángel visitante. – el espíritu es el
cuerpo eterno, no la carne –
La idea más coherente que se ha planteado pensó Maxwell. Estando cerca de casa le
tomo unos minutos llegar, abre la puerta sin prisa, al dar la vuelta Valgart no iba con él.
– ¡pero que rayos!-
-la paciencia, Primer Bendecido, es una virtud que debe potenciar- expresa
Valgart desde la sala. Ahora vestido con bata blanca radiante con un cinto
dorado de seis vueltas. Además a su costado, atado al cinto, un cuerno
ondulado perlado de gran tamaño con seis piedras de diversos colores y
materiales.
- No sea tan duro con usted mismo primer bendecido. Un niño es fácil de
manipular y bajo las absurdas teorías humanas, donde su realidad puede ser un
constructo social, simplemente se le orienta creer lo que socialmente es
aceptado, sin importar la veracidad genuina. Sólo les interesa tener la razón no
saber la verdad- refuta Valgart.
- ¿Y por qué no lo detuvieron?, ¿Por qué permitió Dios que muriera mucha gente
esa noche a manos de esa maldita cosa?- pregunta Max con cólera.
Max busca en la cocina, revisa la nevera, buscando que beber, sacando varios envases
de jugos, limonada, naranja, panelada, incluso un vino tinto… tentado por uno de ellos,
se decide por jugo de naranja. Lo sirve en dos vasos con hielo. De vuelta en la sala
Intenta darle un vaso a Valgart, quien no rechaza la bebida. – otra cosa, podrías
llamarme Max, incluso sr. Maxwell suena menos extravagante que “Primer
Bendecido”-
-¿Qué rayos pasó?, ¿Por qué hiciste eso?, ¿Cómo hice eso?- pregunta Max
atragantándose con el jugo…
- ¿lo ve? No estás solo Max- continúa Valgart diciendo – ¿recuerda cómo salió
del centro de terapia? Él está contigo. Su espíritu te ha elegido para este
tiempo-
- ¿De qué hablan?, ¿Cerca de qué? ¿También son ángeles?- inquiere Maxwell
- Les presento al Primer Bendecido… pero prefiere que lo llamen con su nombre
humano- Maxwell- sostiene Valgart.
Inmediatamente los policías junto a Valgart ríen a carcajadas. Los sacan de la patrulla y
les retiran las esposas. Los ángeles se abrazan con tal afecto como si fueran niños que
no se veían en años.
- Es un honor Primer Bendecido Maxwell, portador de la mayor representación
del espíritu del Altísimo- le dice el oficial de rango. Ambos oficiales lo
reverencian.
- ¡Cumplid el propósito… nos vemos arriba!, Adiós mis hermanos- dice Valgart
“ La sinceridad no es decir todo lo que piensas, sino sentir todo lo que dices”
Rick Godwin
CAPÍTULO 7
SUAVE CORAZÓN DE PIEDRA
- ¡No te preocupes!, ¡Tranquila!, ¡todo está bien!- Responde Max quien sonríe al
estar ya con su ángel.
- Como no me voy a preocupar, mira como te dejaron. A ver Max siéntate con
cuidado, y cuéntame ¿qué te pasó?- le ordena Sully
- Bueno...primero que nada, déjame decirle que se ve muy, pero muy hermosa
está noche. ¡Realmente despampanante!-inicia Max
- Gracias por el cumplido… no exageres Max- expresa Sully sonrojándose.
- Gracias, gracias por notarlo. Muy lindo de tu parte- le dice Sully tapándose el
rostro un poco avergonzada. (en su mente brinca de felicidad porque él notó su
apariencia. Valió la pena tantas horas para lograr el look deseado).
- ¿Pero como fue eso?, ¿Quién querría hacerle daño a una persona como tú,
super tranquila y amable?, Por eso te digo, si hubiese seguido contigo, de
seguro le hubiese dado una buena paliza a esos sujetos. La mayoría de los
hombres piensan que las mujeres no sabemos defendernos. Craso error.
Hubieses llegado unos minutos antes y verías como ponía en su lugar a un
abusador-
- ¿Fuiste tú quien golpeó al sujeto que estaba afuera del café?- Max pregunta.
- Por favor puedes tutearme. Creo ya con todo lo que hemos vivido, podemos
tenernos más confianza- reclama Sully.
- Está bien, tiene razón – Max comiendo una papá frita y dando un sorbo al
refresco pregunta haciendo un gesto de caballero: - Apreciada Sully, de ojitos
preciosos, ¿qué es lo que necesita aclararme está noche?-
El nervio regresó a la mente de Sully al escuchar esas palabras, fue tanto la
perturbación que se le escapó por la boca el refresco que bebía en ese instante,
salpicando el rostro y los lentes de Maxwell.
- Disculpa, disculpa. Que pena contigo- reacciona Sully apresurándose a ayudar a
Maxwell.
Max solo sonríe ante tal acto, mientras ella con varias servilletas limpia su cara. Luego
toma los lentes y los limpia. Max nota los nervios de su ángel diciendo – no sucedió
nada, tranquila. Me acabas de endulzar la vida- (ambos ríen).
- Qué pena de verdad… disculpa… dame un momento- Sully va a hablar con la
Sra. María.
- Hola, ¿cómo está?- dice Sully
- ¿Todo bien linda?, ¿se te ofrece algo?- expresa la Sra. María.
Sully acercándose al oído pregunta - ¿Tendrá por casualidad algo más fuerte que
pueda echar en un jugo para mí?, tengo una seria conversación y de verdad
necesito estar más animada… y a la vez calmada. Por favor-
-¿Algo más fuerte…? ¡Mmmm!, Ya comprendo linda… te traeré lo más fuerte que
tengo. Dame un segundo- responde la Sra. María.
Al rato le presenta a Sully un jugo de parchita bien cargado con el licor más fuerte que
tenía. Sully lo prueba, arrugando el rostro levantando el dedo pulgar. Bebé todo el jugo
de una vez y le solicita por favor le traiga otro igual. La Sra. María sonríe diciendo –
enseguida cariño… tendrás una muy buena conversación –
De vuelta en la mesa Sully se dispone a decirle lo que ha cavilado por horas, deseando
romper con la dureza de sus emociones y pensamientos.
- Aquí estoy… ok… quiero que me prestes atención…- arreglando su pollina detrás
de la oreja, aún notablemente nerviosa da un sorbo a su jugo.-
- Ok, mis oídos prestos a escucharte. Es toda tuya mi atención- dice Max.
- ¿Pero qué?- pregunta Max, quien gira su mano, sujetando la de ella entre los
dedos como una suave caricia.
- Pero somos amigos Max… desde hace mucho. Eres mi mejor amigo… mi amigo
el intelectual… el sabelotodo, el caballero… ese que al hablarme es demasiado
respetuoso, cortes y tierno… me gusta lo que tenemos… no quiero perder lo que
hemos construido. NO QUIERO PERDERTE MAX… nunca…- con ambas manos
aprieta fuerte las de Max -y menos por andar sintiendo lo que estoy sintiendo…
no sé lo que me pasa cuando estoy contigo... Contigo me he sentido boba
últimamente, vulnerable y a veces asustada…pero al mismo tiempo, estando
contigo me siento tranquila, siento que puedo bajar la guardia. Con tu apoyo
me concentro más en mis estudios que es lo que más amo en esta vida. La vida
se me hace más alegre sabiendo que estás a mi lado. Contigo creo puedo
guindar los guantes, tirar la toalla… estando contigo no puedo quitarme la
sonrisa del rostro… no sé cómo hiciste pero has derretido el hielo de mi
corazón.- Sully algo avergonzada por todo lo revelado se tapa el rostro
sonrojándose. Termina su jugo.
- Aquí tienes linda… sigue teniendo una buena platica- la Sra. María le tenía otra
bebida preparada, al ver en la distancia que se le había agotado se apresuró a
traerla.
- Este jugo en particular me encanta- expresa una sonriente Sully
Por un instante, ambos se miran intensamente revelando un sutil brillo en sus ojos,
como una cálida llama plácida, dónde contemplar al otro es la prioridad, la llenura,
el todo. No existe nadie más, ya no se necesita nada, el tiempo se paraliza dejando
correr libre al amor y se desdibuja poco a poco el entorno. El universo entero lo
representa ella… él la paz anhelada. Todo se impregna de magia y calor.
- ¿Quieres bailar?- pregunta él
- ¿Aquí?, ¡Pero si no hay música!- responde ella sorprendida.
- Para bailar… sólo necesitas estar con la persona correcta- sostiene Max
levantándose de la mesa extendiendo con delicadeza la mano a Sully
Sully toma su mano levantándose con cierta pena, pero confiando plenamente en
Max. Ambos se abrazan y comienzan a bailar, sin importar la mirada de los
expectantes. Al principio tosco y sin ritmo, pero en la seguridad del abrazo nace la
confianza de la armonía. Ella lo sigue en el balance perfecto, con su cabeza
apoyada sobre sus hombros. Una melodía inaudible guía sus pasos. Una grata
sensación invade sus cuerpos que los libera de penas y preocupaciones. El uno para
el otro y nada más…
Él decidió conscientemente ignorar el consejo de Valgart. Jamás podría alejarse de
aquel ser que le devolvió los latidos a su corazón inerte. Él sabe que ella vale todas
las penas del mundo. Elegido o no, no renunciará a su vida con ella. El mundo
tendrá que acostumbrarse o resignarse a su extinción.
Con ojos cerrados impregnada por la seguridad y la paz de los cálidos brazos de él
alrededor de su cuerpo, levanta su rostro buscando los labios de Max. Los
encuentra en un tacto sutil probándolos con suavidad. Él corresponde devolviendo
el tacto húmedo de sus labios. La pasión los envuelve en el calor de sus brasas.
Vuelven los corazones a latir desenfrenados, sin prisa cabalgando en las nubes de
los sueños utópicos.
Los labios se inquietan movidos por sus deseos. Sólo se alejan un poco dando
chance a recuperar el aliento. Reencontrándose en el umbral de la pasión
desbordada para seguir en el goce del amor virginal.
La Sra. María con una placida sonrisa dice para sí – tuvo una muy buena
conversación -
Vuelve a recostar su cabeza en los hombros de él, ahora con toda la confianza y
seguridad del mundo. Él no representa un espacio que llena un vacío, ni aquel que
cubre sus carencias del sentir. Max se convirtió en el ser de mayor relevancia en su
vida. Max… es su vida, aunque no lo diga ella acaba de colgar los guantes en el corazón
de Max.
-¡Nunca me abandones!- fueron las palabras que salieron de los labios de su ángel,
mientras aún permanece en su pecho. Max acariciando sus cabellos le responde –
siempre estaré para tí – un abrazo fuerte los fusiona en un pacto de amor más allá de
lo etéreo.
Por alguna extraña razón, el semblante de Max cambia. Un misterioso presentimiento
le eriza la piel.
En ese justo momento, se escucha arriba en el cielo un enorme sonar. Un sonido
estruendoso e intenso, grave al inicio y agudo al final. Cómo el sonido de un enorme
cuerno rompiendo el firmamento.
Todos salen a la calle; de sus casas, establecimientos y negocios para cerciorarse de
dónde viene el tocar de ese extraño instrumento. El cielo oscuro de la noche no
muestra a la luna con su tenue brillar cómo era su costumbre. Por el contrario, no se
aprecia ni una estrella en el firmamento. Parece que huyeron ocultándose de lo que
vendrá. Durante siete minutos exactos se escucha el soplo del cuerno alrededor del
mundo. No hubo ningún mortal que no lo haya percibido. Luego de un silencio
sepulcral un espantoso terremoto azota el planeta. Sacude los cimientos de la
humanidad.
Max conociendo lo que se avecina dice – ha comenzado-
Toda la tierra comenzó a temblar de repente. Los presentes asustados corrían por
todas partes buscando torpemente refugio. Las veredas crujían rasgándose en dos,
revelando un enorme abismo repleto de oscuridad. Algunos transeúntes no podían
mantenerse en pie. Toda la tierra temblaba. Objetos cayendo, vidrios rotos, paredes
fracturándose por todos lados desplomándose al suelo. Gritos de pavor, sollozos y
lamentos destilan las voces de los condenados.
Un cable de alta tensión se desprende cayendo a los pies de Sully, tan solo a
centímetros. La energía eléctrica destellante advierte el inmenso peligro.
- ¡Max!- es lo que alcanza gritar una sorprendida y asustada Sully.
Maxwell la abraza fuerte arrojándose en el espacio entre dos vehículos, protegiendo
con su cuerpo el de ella. Los postes de luz como fichas de dominó se desploman, uno
de ellos cae sobre los autos. Luego de once minutos diez segundos, todo se detiene
drásticamente… como si una mano invisible apretara el botón de apagado. No hubo
replicas sólo el llanto y quejar de los desesperados.
- ¿Estás bien?, ¿Estás herida?- pregunta Max levantándola del suelo.
- Si estoy bien, pero hay personas que no, ¡hay que ayudarlas!, pronto llegarán
las replicas- contesta Sully corriendo a socorrer a los heridos cercanos.
Max está seguro que no habrá réplicas, que no fue un terremoto ordinario, que la
muerte y el lamento recién comienzan… mirando al cielo sin estrellas sabe que ha
llegado la hora de ellos. La tierra está a su merced. El primero entrará en escena.
“Si hay amor, aunque se suelten de las manos, el vínculo jamás se romperá”
CAPÍTULO 8
EL GÉNESIS DEL APOCALIPSIS
-¡Ayuda!, ¡Por favor!, ¡ Necesitamos ayuda!, ¡ Alguien que nos ayude, por favor, por
favor!- expresa a lo lejos una voz desesperada.
Sully, quien aplica primeros auxilios a un herido, hace un nudo a un cabestrillo
improvisado con una franela – no muevas el brazo y estarás bien, esperen la
ambulancia- sujetando a Max del brazo corre hacia la voz que grita por ayuda –
apúrate Max debemos ayudar-
Fascinantes pensamientos enmudecen a un Max sorprendido. A pesar de la verdad
inminente que se avecina y el terror que se abre camino al fin de la vida, no son esos
los pensamientos que succionan la consciencia de Maxwell, sino la entereza de una
mujer que se enfrenta a la desidia y al dolor, cuál resiliente guerrera elevando su
corazón para ayudar al desconocido y necesitado. Maxwell aprieta suave pero fuerte la
mano de Sully cambiando su serio rostro preocupado por serenidad, orgullo y
admiración. Sully al mirarlo capta su mirada de aprobación y apoyo deteniéndose en el
acto. Tomando la otra mano de Max las levanta a la altura del pecho – pase lo que
pase, juntos hasta el final- acentuando con cierta pausa repite – ¡Pase lo que pase!
¡Jamás, jamás, jamás nos abandonaremos! ¿Ok?- a lo que Maxwell afirmando el rostro
responde – ¡así será!- besando las manos de su angelito entrelazadas a las suyas . Con
sonrisa relajada ella besa sus labios y dice - ¡Vamos amor, nos necesitan!-
-¡Milena, amiga!,¿Qué sucede?, ¿Qué tienes?- expresa Sully reconociéndola - ¿Qué te
ocurrió?, ¿Y esa sangre?, ¡Déjame revisarte!-
- ¡Sully, amiga que bueno verte!, Yo estoy bien, solo son pequeñas roturas y raspones,
nada grave, Jorge es quien necesita toda la ayuda posible, está atrapado allá dentro-
contesta Milena.
- ¿Dónde están los demás?- pregunta Sully
- Sebastián y Ana están adentro con Jorge-
Sully le pregunta – ¿qué fue lo que pasó?-
Milena algo consternada dice -Realmente no sé explicarte lo que pasó amiga.
Estábamos haciendo unas compras para la fiesta del fin de semana, cuando de pronto
hubo un gran estruendo, un sonido ensordecedor que se escuchaba en todo el cielo y
luego ¡Bum! ¡Todo empezó a temblar! Primero las mesas y los estantes se movían,
todo empezó a caer al suelo. Los vidrios explotaban, algunos trozos nos golpearon a
Ana y a mí. Asustadas nos ocultamos detrás de una mesa, pero Sebastián y Jorge
estaban por el otro pasillo, ya sabes a los hombres no les gusta estar con nosotras
cuando andamos de compras. ¡ Luego las paredes comenzaron a desquebrajarse y
caer!, Cuando todo se detuvo escuchamos a Luis gritar y a Sebastián pedir ayuda. Una
pared de concreto armado calló sobre su pierna derecha, hemos intentado sacarlo,
debemos hacerlo rápido hay una viga pesada que está a punto de colapsar sobre Luis si
no lo sacamos a tiempo-
- Hola Jorge, tranquilo llegó la ayuda- dice Sully para calmarlo, quien se ve
asustado y confundido.
- ¡Por favor! ¡ Saquenme de aquí! ¡ No quiero morir! La viga esta a punto de caer,
¡Saquenme por favor!– grita Jorge a los recién llegados.
- ¡Tranquilo Jorge, claro que te sacaremos! Pero debes mantenerte calmado o
podrías empeorar todo, recuerda lo que nos enseñaron en clase de eventos
adversos ¿lo recuerdas?- responde Sully agregando – ante cualquier situación
debemos mantener la serenidad y la calma-
- Es fácil para tí decirlo, no estás debajo de esta pared y no es a tí que está a
punto de caerte una viga inmensa en tu rostro, Sólo por favor ¡Sáquenme de
aquí ya!-
- ¡No seas grosero! Grita Milena – ella solo quiere ayudar-
- No te preocupes, está asustado es todo- sostiene Sully. – a ver cómo está la
situación – pregunta Sully mientras se agacha hasta el suelo por debajo de la
pared desprendida.
Milena contesta – no hay sangrado interno, solo rotura con fractura a la altura de la
rodilla derecha por el peso del concreto, presenta ligero dolor en el área abdominal
nada grave, ubicamos unas maderas a los extremos para detener el movimiento
errático de la pared. Lo que preocupa es esa viga- Milena señala una enorme viga de
hierro de 1 tonelada aproximadamente desprendida de la estructura principal del
establecimiento, a 45° del suelo con dirección al cuerpo de Luis. Solo está sujeta por un
pequeño cordón de acero que rechina a cada segundo anunciando que cederá en
cualquier momento
-Déjame revisar tu abdomen- Sully levanta su camisa viéndolo abultado, al hacer tacto,
Jorge se retuerce del dolor
-¡Dios mío! Hay sangrado interno. Revisaré tus ojos- sacando una linterna de bolsillo
revisa sus pupilas y aprecia como delante de sus ojos se dilatan rápidamente. Jorge
pierde la consciencia, desplomándose en el acto. El cordón se rompe precipitando la
viga violentamente, Sully cubre a Jorge con su cuerpo, creyendo que así lo protegerá,
pero el peso de 1 tonelada es suficiente para aplastar a dos personas. Milena y
Sebastián gritan espantados… luego de unos segundos…
-¿Qué ocurrió?- pregunta Sully mientras aún yace sobre Jorge.
-¿cómo puedes hacer eso?- dice un sorprendido Sebastián.
Sully al voltear ve a Maxwell de rodillas sujetando con ambos brazos la enorme viga a
escasos centímetros de ella. No tan sorprendida dice – Es un golpe de adrenalina, he
leído sobre eso. Debemos apurarnos en sacar a Jorge, hay que llevarlo al hospital.
¡Rápido no hay tiempo!, ¡Max aguanta un poco!, ¡Buscan con qué hacer palanca!-
- ¿Golpe de adrenalina? ¡Increíble!– dice Sebastián
Milena grita desde el fondo del establecimiento – aquí encontré una barra que servirá
de palanca-
-¡Apresúrate!- responde Sully
Forcejean todos intentando levantar con la barra la pared de concreto armado sin
lograrlo, resbala al no existir un punto de apoyo.
-¡ Maldición! -Grita Sully
-Maxwell actuó de forma instintiva, al ver cómo su ángel iba a ser aplastado,
sencillamente no lo permitiría, logrando ponerse en pie, da tres pasos a la izquierda
dejando caer la viga a un costado.
Sully preocupada por Max le expresa -¡Amor estás bien!, Recuéstate un rato, tal vez te
sientas mareado…
Max a su espalda le dice – permíteme un segundo mi cielo- aparta a Sully a un lado,
agarra la barra y la pone en el suelo, se agacha ubicándose debajo de la pared
recostando su hombro sobre ella . Sully le dice – así no funciona, te vas a lastimar-
Max empuja con fuerza la pared. Todos se quedan con la boca abierta al ver cómo ésta
se eleva. Max se pone de pie quitando la obstrucción de la rodilla de Jorge -¿Qué
esperan? ¡Sáquenlo!- Expresa.
Sully reaccionando le dice a Sebastián y a Milena – ok, a la cuenta de tres, ¡uno!, ¡dos!,
¡tres!- Arrastran a Jorge lejos de la pared.
-Venden su pierna y prepárenlo para sacarlo de aquí a un hospital, ya regreso- les dice
Sully
Acercándose a Max con su linterna en mano indica – amor ¿Cómo te sientes? Mira la
luz , déjame ver tus manos, tu rodilla, ¿ Te duele algo?-
- Estoy bien- no te preocupes- responde Max mientras Sully le hace un chequeo.
- No señor, yo soy quien determinará eso, fue demasiado peso, puedes tener una
fractura o algo peor- cuestiona Sully.
- ¡Sully hay que irnos! Señala Milena
-¡ Sí, correcto!- Responde Sully, sujetando las mejillas de Max le da un sutil beso en
los labios diciéndole –debes tener más cuidado, no te arriesgues así, ¿ok?
-opino igual- responde Maxwell.
Sebastián consigue un vehículo y montan a Jorge. Sully ya dentro hace una seña a Max
para que aborde el auto. En el instante en que Maxwell aprieta la perilla de la puerta,
una extraña sensación recorre su cuerpo que lo hace erizar la piel y enseriar su rostro,
algo más allá que un pueril presentimiento, una espantosa convicción de que algo
terrible está cerca, sus fibras sensitivas alteran su percepción física canalizadas por una
innegable percepción espiritual que trasciende la materia – ¡ya está aquí! Fueron las
palabras que salen de los labios de Max. Mira a Sully a través de la ventana del auto y
le dice - Debo hacer algo primero, Nos vemos en el hospital – golpea dos veces el techo
del auto y grita -¡Avanza!- ignorando lo que Sully le decía dentro del vehículo – ¡No!, ¡
Sube!, ¡No!, ¿ Qué pasa?, ¡ Espera!- Sebastián sabiendo que debía llegar a prisa a un
hospital acelera alejándose del lugar.
Mientras se aleja Max observa a una Sully preocupada golpeando la ventana diciendo
palabras que ya no puede escuchar. Max sabe que el primer Nihilin Veli está cerca. Por
nada del mundo Sully debe estar cerca de esa cosa. Aunque haya roto su más sólida y
firme promesa de no dejarla nunca, él debe hacerle frente sólo. Jamás permitirá que
esos seres le hagan daño a lo que más valora en la vida.
Se abre la puerta al Armagedón. Desde el toque del shofar Maxwell supo que la
humanidad experimentaría su más cruenta amenaza a la extinción. Los horrores que
atravesamos a lo largo de la historia no podrán compararse con lo que se avecina,
criaturas de espíritu antiguo diseñadas para matar y destruir todo rastro de vida, sin
más sentimiento que un odio inacabable hacia la creación de Dios. Nada los detiene y
nada los puede destruir, al menos nada existente en la tierra.
La noche está más oscura que de costumbre. Un negro intenso cubre todo el cielo.
Llanto desconsolado, gritos de angustia, sollozos, y lamentos junto a algunas alarmas
de auto, es lo único que percibe el oído de Max, buscando a través de sus sentidos
ubicar a la bestia.
Recorre el lugar, mirando a todos lados, presiente que está cada vez más cerca. De
repente, se escucha con intensidad arriba por las montañas un estruendoso rugido
parecido al león pero agudo como el Silbido de delfín, Max lo reconoce al instante,
deteniéndose drásticamente. Un segundo rugido más intenso que el anterior acalla
todos los llantos y lamentos disparando terror en la mente del que lo escucha incluso
para Max, que lo retrae a las viejas escenas de su fatídica infancia.
Una mano toma el brazo de Max haciéndolo girar -¡Aquí estas!- le increpa Sully
dándole una fuerte bofetada – ¡lo prometiste, dijiste que no me dejarías y lo hiciste!,
¿Qué es lo que te sucede?- le reclama con firmeza Sully visiblemente molesta y
perturbada.
-Lamento haber roto nuestra promesa, pero lamentaría aún más si te ocurriera algo. es
demasiado peligroso que estés aquí, ¡debes irte!- responde Max inquieto por la
presencia repentina de Sully.
- claro que me voy, pero contigo, ¿recuerdas?- poniendo su meñique junto al de Max. –
estamos juntos en esto. ¡yo no te dejo punto!- le dice Sully sujetándolo fuerte de las
manos.
Max conoce lo terca y decidida que es su ángel, debe decirle la verdad, la razón de
alejarse no es otra que el deseo fiel de salvarle la vida.
- No puedo irme. Si te quedas junto a mí corres mucho peligro. ¿El gruñido que
escuchaste fue la criatura de mi pasado, está aquí para matarme, de hecho
matarnos a todos. No puedo explicarte ahora pero creo que solo yo puedo darle
más tiempo a todos- contesta Maxwell, quien presiente cada vez más cerca al
Nihilin veli
- ¿de qué hablas?, No te entiendo- responde Sully
Debajo de sus pies un ligero temblor los hace retroceder, pavimento, rocas y tierra
salen disparados a todos lados, una nube de polvo los envuelve, al disiparse el
traumático pasado se reencuentra cara a cara con el decidido presente. La hora de la
verdad ha llegado sin retraso alguno.
“Felices son aquellos que se atreven con coraje a defender lo que aman”
Ovidio
CAPÍTULO 9
EL AMOR HECHO CORAJE
-Pasa por aquí, toma asiento. Todo estará muy bien- fueron las palabras de la Dra.
Miranda, quien lo llevaba por primera vez a “la silla”.
- gracias Doctora- Maxwell toma asiento extrañado de ver una silla tan gótica – ¿las
correas son necesarias?- pregunta mientras le atan los brazos a las butacas y colocan
cables en su pecho. También le colocan una especie de audífonos hechos de un
material aislante.
- ¡Oh! Si, necesitamos la mayor concentración posible, así estarás firme- inhalando su
cigarrillo, -No queremos que las lecturas sufran distorsiones erráticas. Solo confía en
mí. Pronto aprenderá tu conciencia que la realidad está libre de fantasía… ¿Estamos
listos?- Pregunta al grupo de colaboradores de bata blanca alrededor. Quienes afirman
moviendo ligeramente la cabeza -¡Enciéndanlo! y comiencen la proyección-
Un sonido creciente de carga eléctrica se escucha debajo y por encima de la silla. Se
despliega una pantalla frente a él que inicia con imágenes cotidianas por unos
minutos, seguido de imágenes de criaturas elaboradas por I.A. muy parecidas a la que
creía haber visto hace unos años. Max perturbado comenzó a transpirar, respiración
errática e intensa, su ritmo cardíaco se elevó drásticamente mientras observaba las
imágenes de una criatura avanzando hacia él, a pesar de escuchar palabras como: “no
es real”, “no existe en este plano”, “ tu tienes el control de la fantasía”… no lograban
nada en un joven Max aterrorizado.
- ¡ahora!- grita la Dra.
Los labios se juntan con tanta fuerza que corre sangre de ellos, las manos sujetan
las butacas clavándose al metal. Sus ojos parecen explotar. Sus músculos se tensan
en un calambre general mostrando hasta la más pequeña vena. La terrible
descarga eléctrica comenzó a doler más allá de lo llamado normal. Se podía ver la
electricidad saliendo de ciertas partes de su cuerpo. El azul eléctrico inundó el aire
con olor a carne quemada. La única imagen en medio de la tortura y el dolor fueron
los ojos del Nihilin Velis fijos en él.
A través de la densa nube de polvo que decrece, se vislumbran 2 enormes ojos rojos
con mirada de odio fijos en Maxwell. La criatura también sentía la presencia de Max, el
único humano que se le escapó por ayuda divina en su exploración.
Está vez es libre a plenitud para matar. Ha llegado el inicio del fin de la humanidad y él
sería el primer Nihilin Veli que iniciará la tarea. Sabía que sus hermanos en breve se le
unirían. Pero antes de otorgar muerte a las masas primero acabaría con el maldito
humano que se le esfumó. Allí está frente a él con el ceño fruncido mostrando los
enormes dientes de 17 cm de largo, gruñendo mientras observa detenidamente al
humano. Orgulloso de su cuerpo musculoso, dos veces más grande e imponente que
un león africano, cubierto de una gruesa e impenetrable coraza de escamas grisáceas,
con pisadas tan pesadas y firmes como las de un elefante, sus garras retractiles negras
del tamaño de sus dientes que se clavan al terreno a medida que avanza. Poseía una
cola larga y delgada con púas cubiertas de escamas que movía a todos lados.
Max y Sully retroceden poco a poco mientras la criatura avanza hacia ellos. Sully
visiblemente asustada sujeta la mano de Max apretando fuerte. – ¡Qué rayos es eso!-
Max de inmediato toma a Sully por la cintura y la monta en sus hombros – debemos
salir de aquí – dejando una estela de polvo y concreto corre a una velocidad
impresionante, sin dilación y con habilidad sobrenatural, salta obstáculos en la
oscuridad sin dificultad, como si conociera de antemano dónde se encuentra todo.
Sabía que debía enfrentarlo pero la prioridad absoluta para Max es la vida de su ángel.
Sujetándose de barandas, escombros, tubos y algunas escaleras logra llegar a un
terrado de uno de los edificios con pocos daños en su estructura. – amor, escúchame,
debes quedarte aquí, yo debo volver-
Sully molesta contesta - ¡Estás loco!, ¡Claro que no volverás!, ¡Debemos llamar a la
policía, a Imparques, al ejército! ¡No sé! decirles que un animal… pantera u oso! No sé
lo que sea que es esa cosa!... Decirles que …-
-¡Escúchame!- la interrumpe Max -No hay tiempo… esa cosa es un Nihilin Veli, se ve
como un animal pero es más que eso. Fue lo que mato a mi abuela y a todos en mi
pueblo. No puedo explicarte pero debo irme-
- ¡es real… esa cosa es real!- expresa Sully con los ojos fijos en la nada. Volviendo en sí
– ¡tú también estás en peligro!, ¡ No te dejaré volver allá!- sujetándolo por su camisa.
-debo hacerlo- retirando las manos de ella. Repentinamente una púa a gran velocidad
atraviesa el brazo izquierdo de Max, quien cae a un costado. Sully grita asustada
viendo que a pocos metros se encuentra la criatura con su cola firme como la de un
escorpión.
Max levanta la cabeza y ve al Nihilin Veli quieto frente a ellos. Las mandíbulas de la
bestia se mueven -Asarej tul mie kapad – Maxwell perfectamente comprende lo que
dice (pensabas que te escaparías). – continúa la criatura – ex doyt Kit zuep um
micray- (tu muerte es mi deuda y voy a cobrarla). Su cola lanza púas hacia ambos. Max
percibiendo las intenciones cubre con su cuerpo a Sully arrojándose al suelo, otra púa
atraviesa su hombro, mas a Sully ninguna la alcanza. –¡shh! No te levantes-
Inmediatamente puesto en pie a toda velocidad se dirige a la criatura por un costado.
La cola como si tuviese ojos gira siguiendo los movimientos de Max lanzando púa tras
púa atravesando paredes y vigas de acero como un arma del más alto calibre. Sully
recoge con dificultad una púa de gran tamaño incrustada en la pared, de color gris
verdoso, dura como un diamante – ¿qué es esto?- se pregunta para sí, guardándola
entre su ropa.
Otra púa consigue asestar el cuerpo de Max, está vez alcanza su pierna derecha,
mientras otra rasga su rostro… Sin embargo, con sus pensamientos dirigidos a salvar a
su ángel, reprime el dolor y sin disminuir su velocidad, con todo su cuerpo se estrella a
la bestia, como dos autobuses chocando a gran velocidad, Max con sus manos abraza
el cuerpo de la criatura haciéndolo mover milímetro a milímetro, quiere llevarlo al
extremo de la terraza para lanzarlo al vacio, pero éste afirmando sus patas y tensando
sus músculos resiste el embate y detiene el avance, clava una de sus garras en la
espalda de Max. – cue wuar mitratu carinti mie- grita Max (No dañarás lo mejor de mi
vida), apretando fuerte su agarre gira 180 grados, proyectando al Nihilin Veli contra la
pared del edificio contiguo haciéndolo caer al vacío.
-Eso me dará algo de tiempo- sin vacilar levanta a Sully y vuelve a alejarse, está vez
atravesando edificios y calles llegando a un callejón oscuro que en ocasiones se
alumbra por el chispazo parpadeante de un cable de energía desprendido de las líneas
de tensión.
- Aquí estarás segura- le dice Maxwell alejándose de ella.
- ¡Espera! ¡Espera!- grita Sully – estás mal herido, déjame atenderte- le dice con
lágrimas en los ojos.
- No hay tiempo- expresa Max quien sigue alejándose.
- ¡No vayas! ¡te matará!- grita Sully sollozando.
- tal vez… pero a tí no. Te amo- besa su frente y se marcha
- por favor, ¡Espera!- exclama Sully nuevamente mientras seca sus lágrimas, pero
Maxwell desapareció de su vista. Sus lágrimas resbalan por sus mejillas junto a una
sensación de impotencia que rasga su corazón.
Max recostado sobre los rudimentos de una fabrica, rasga una tela vendando sus
considerables heridas. Heridas que duelen, pero no tanto como le dolió dejar a su
ángel en ese estado. No había opción. Aunque sea el apocalipsis y llegue el fin de la
tierra Maxwell se encargaría de darle los últimos trozos de cielo a ella.
No muy lejos logra oír gritos de pavor. La criatura aniquila sin compasión a todo
humano que consigue a su paso mientras busca a Max.
-Debo matar a esa cosa, pero no sé cómo hacerlo- desesperado hace una cosa que no
hacia desde que era niño, algo que su abuela le enseñó a hacer cada día de su vida,
pero que la razón, la duda y la ciencia habían bloqueado de su memoria, se arrodilla y
clama – ¡altísimo! Creador de todo… no entiendo porqué me escogiste para tener una
porción especial de tu Espíritu, no soy el más religioso o el más espiritual… Tampoco sé
porqué están esas cosas aquí…o, que hacer para eliminarlas… pero lo que sí sé es, que
Tú lo sabes todo y lo puedes todo. Ayúdame a detener al Nihilin Veli. Amen-
Cruzando la esquina principal dónde Max se encontraba, corren gritando algunas
personas aterradas haciendo un vano intento de escapar del Nihilin Veli. Sin esfuerzo
alguno en dos zancadas estaba junto a ellos, mordiendo y desgarrando a los más
cercanos, mientras a otros los atraviesa con púas.
Dos niños cansados de correr y gritar se desploman en el suelo aterrados. La mayor
cubre con sus brazos a su hermanito menor, esperando con ojos cerrados la inevitable
muerte ante un ser que no siente compasión ni pena. Se escucha un fuerte golpe seco
de metal. Al abrir los ojos la escena ofrece esperanza a las miradas inocentes. Max
había desprendido una enorme viga de hierro y con ella tenía presionada la cabeza de
la criatura contra la pared.
-¡Corran! ¡De prisa!- les grita mientras sujeta con fuerza la viga. La cola de la criatura
apunta directamente el rostro de Max, quien adelantándose al ver que los niños
escaparon, salta esquivando las púas. Aún con la viga en mano, golpea repetidas veces
a la criatura. Mientras acierta con abismal fuerza observa con tensión que ningún daño
aflige. Sin embargo, la viga se despedaza golpe tras golpe. En una fracción de segundo,
dos púas lanzadas a gran velocidad están a escasos centímetros de su rostro, detenidas
por el otro estreno de la viga atravesada por Max gracias a su intuición. No obstante,
sabe que no es suficiente. Esa cosa es bestialmente resistente. Ya Valgart se lo había
dicho en múltiples ocasiones -ningún arma forjada en esta tierra les podrá herir de
muerte-
Soltando la viga trepa al edificio, mirando sobre su hombro al Nihilin Veli que sigue sus
pasos. Edificio tras edificio deja atrás alejándose a toda prisa, sin dejar de escuchar el
avance de la bestia – defrag humu cunro- (detente humano cobarde), pronuncia la
criatura.
En un salto final desciende a la avenida deteniéndose en el acto.
El Nihilin Veli cae como piedra frente a él - ¿el elegido muestra orgullo?, ¡humano
patético!- (habló en perfecto español).
Max con rostro serio expresa -hablas mi idioma-
- ¡Ignorante!, Hablo todos los idiomas, incluso desarrollamos algunos- Gruñe la
criatura
Max con sarcasmo responde –¿y me llamas a mí orgulloso?-
Una lúgubre voz percibida sólo en la mente de Max - un cerdo nesciente como tú,
que solo piensa en huir que puede saber de la gloria arrebatada. Solo son escoria,
parásitos que erradicar- La criatura usa telepatía.
-Vaya, eres una maldita caja de sorpresas… no huía, solo buscaba un lugar sin
personas que molesten- Max lo llevó al lugar donde se encontraron. No había nadie
alrededor. Nadie más saldría lastimado.
-¿Qué es lo que buscas? o solo eres un miserable monstruo asesino- increpa
Maxwell con la mirada atenta buscando recursos de ayuda, cavilando una
estrategia de ataque.
El Max dubitativo y poco comprometido a la pelea se esfumó. Obviamente su
valentía se debía al deseo desbordado de proteger a su ángel. El amor se vestía de
coraje. Ahora buscaba ganar tiempo para eliminar a esa cosa.
¡Esta tierra es nuestra! Son débiles, patéticos, caprichosos… su mejor cualidad es la
estupidez autodestructiva. Seres tan miserables, nunca debieron estar en esta
tierra. Llegó la hora de erradicarlos- responde la criatura a la mente de Max. El
Nihilin Veli orgulloso de su nuevo cuerpo, ahora libre para desatar sus deseos.
También conoce que el humano frente a él posee una fuerza y rapidez dadas por el
cielo, pensamiento que resolvió cuando se le escapó de niño. Por eso su premura
en llegar a ese lugar para acabar con el débil mocoso apadrinado. Su arrogancia y
altivez jamás permitiría que un miserable mortal se le escape a él, Assesof, el
gigante del sur.
Proveniente del seco río Éufrates, en la frontera entre Siria e Irak. Luego que un
ángel con relámpago en mano, en forma de llave la introdujera en el río. El intenso
terremoto que surgió abrió una enorme fosa, considerada la oportunidad perfecta
para mancillar la tierra.
Luego de un amargo segundo de silencio. Sin vacilar, una lluvia de púas salen
disparadas, al mismo tiempo que se abalanza hacia un Max inmóvil. Pero no por duda
o miedo, inmóvil, esperando la milésima de segundo precisa para ejecutar el plan que
caviló.
Max esquiva con facilidad las púas, como si realizara un Kata de Kung fu, gracias a sus
agudos sentidos logra ver y escuchar a detalle la dirección de las púas, al igual que
percibe a la criatura acercarse. Sujeta las garras con fuerza alejándose de la mandíbula
cayendo intencionalmente de espaldas golpeando en el vientre al Nihilin Veli con sus
piernas lanzándolo debajo de dos columnas de un local, fracturadas por el terremoto.
La estructura colapsa y cae sobre la bestia, el peso de aproximadamente 2 toneladas
yace sobre esa cosa.
Sin perder tiempo Max corre al establecimiento del frente, una panadería. Él sabe que
el Nihilin Veli sigue con vida. Que columnas y concreto no lo detendrán. Sabe que nada
en la tierra puede aniquilarlo, pero pondrá a prueba esas palabras. Toma unos sacos
de harina de trigo y regresa a la calle. Los rompe y esparce por todo el lugar, ayudado
por el viento bajo de la noche cubre el lugar. No se puede ver nada.
Se escucha un fuerte golpe seco. El monstruo había surgido de los escombros. Max se
sorprende lo rápido que emergió, luego recordó que esa cosa se mueve debajo de la
tierra. Debe actuar con prisa.
- Basura ignorante puedo verte aunque hayas cubierto todo- dice gruñe la
criatura.
- Ese no fue el plan- contesta Max arrojando una bengala encendida, que tomó
de una ambulancia abandonada, a la nube de harina que al contacto con el
fuego desencadena una reacción química, generando una explosión que
ilumina la noche.
El ruido y el resplandor ocasionado por la explosión se vio en toda la ciudad. Sully al
verlo se sorprende preguntándose cómo estará Max – debo hacer algo. Lo siento
amor, no me puedo quedar aquí sin hacer nada- se levanta, desprende un trozo de
madera de una silla y avanza.
Max aprovecha el breve segundo que cegó a la bestia para terminar de desprender un
cable de alta tensión, que introduce dentro de la boca del Nihilin Veli. Inmediatamente
una fuerte descarga atraviesa el cuerpo de la criatura, pero ésta no se conmueve. Con
un golpe de cola golpea a Max estrepitosamente, lastimando tanto su brazo herido al
punto de dejarlo inutilizable. Con su brazo derecho agarra un hacha que yace junto a él
lanzándola fallando a metros de la bestia.
Sacudiéndose el cable como quien se espanta un mosquito avanza imponente con sus
garras hasta estar sobre Max – fallaste- le gruñe confiado, a lo que Maxwell responde –
no fue a ti a quien apunté – la criatura voltea contemplando el hacha incrustada en un
tanque de un camión de gasolina que cae a chorros sobre el pavimento. Max patea con
esfuerzo a la criatura golpeando con fuerza el tanque. Saca otra bengala y la arroja al
rostro empapado de la bestia. Explotando todo en el acto.
La onda expansiva arroja a Max a cien metros del lugar dejándolo inconsciente.
Un hermoso, enamorado y angelical rostro sonriente trae su memoria dormida a su
pensamiento obnubilante. Sus manos junto a la suya se entrecruzan para al final unir
sus meñiques, ella las levanta a la altura del rostro y con voz tierna y suave murmura –
juntos por siempre, ese es nuestro pacto, nunca te abandonaré – Al instante, Max
recobra la consciencia. Consigue ver a tres oficiales disparando sus armas, vaciando sus
cartuchos, sin siquiera hacer mella en la criatura. Ésta se arroja sobre ellos
despedazándolos en segundos.
Intenta ponerse en pie, pero un agudo dolor en las costillas lo impide. Tenía 2 costillas
fracturadas, aparte de las otras complicaciones de la pelea.
-El peso, la fuerza y el fuego no lo afectan, solo lo aturden por segundos… sigue
intacto, mientras que a mí me está matando. Ya no siento el brazo izquierdo, y mucho
dolor en el resto de mi cuerpo- cavila un Max desenfocado.
No sabe que más hacer. Se tira en el suelo con aire de resignación y lo que consigue
mirar lo sorprende. Observa en el cielo una multitud de ángeles que contemplan la
batalla, como espectadores en un cine ante un gran estreno. Uno de ellos, cuerpo
esbelto y fornido desciende llevando algo en sus manos.
-¡kaprain nute forcum! ¡priate skadish!- (¡no puedes interferir!, ¡Está prohibido!) Con
rostro de odio pronuncia la criatura.
A lo que con voz sutil el ángel responde – yizu jopreta entruk Akim yatak- (solo
entrego una encomienda al primer bendecido).
Clavando en el pavimento un objeto de peculiar color, a lo que el Nihilin Veli muda su
rostro de odio por palidez espeluznante. El juego de aparente tragedia humana parece
cambiar tras la llegada del ángel y su particular encomienda. La esperanza y la fe no se
deben perder ni siquiera delante de la Sra. Muerte.
“Lo imposible se vuelve posible si te aferras a la fe”
CAPÍTULO 10
EL OCASO DEL INMORTAL
Maxwell expresa -Muy bien Srita. Sully, está usted en lo correcto. Las cadenas de
aminoácidos forman las proteínas y una proteína tiene…-
- …dos o más cadenas de aminoácidos, llamadas polipéptidos, y esta secuencia
se codifica en un gen. ¿Qué tal?- responde Sully completando la idea de Max.
- ¡Estupendo! Está súper preparada para el quiz, de seguro es otra nota
sobresaliente, es una genio- repara Max alagándola.
- ¡sí!- levantando las manos en señal de victoria agregando -¡Gracias, gracias de
verdad, el único genio aquí eres tú, no tendría está motivación si no estuvieras
aquí- abrazando fuerte a Maxwell.
Continúa Sully - ¡Oye! Tengo hambre ¿Qué hora es?- lanzando una ojeada al reloj de su
muñeca – ¡madre mía! Son las diez y cuarto… llevamos más de cinco horas estudiando.
- Si ya debo retirarme- expresa Max levantando unos libros de la mesa.
- ¡no señor! ¡Usted no se va! Al menos no todavía. Te invito a cenar, mejor aún
preparemos la cena juntos, ven – tomando a Max por las manos lo lleva a la
cocina.
- Pero Srita. Sully ya es muy tarde, no se moleste, yo cenaré camino a casa-
arreglando Max con su dedo índice sus anteojos.
- ¡definitivamente no!- le responde Sully con una gran sonrisa – usted me ayudará a
preparar la cena, y por favor ya deja de decirme Srita Sully, pareciera que fueras mi
mayordomo- le quita los anteojos y le pone un delantal – además hoy el sábado ni
yo tengo clases ni tu trabajo, así que no te preocupes por la hora- entregándole un
cuchillo y unos pimientos. Luego enciende un reproductor sintonizando una
música.- ¡a cocinar!- grita Sully emocionada.
Luego de la cena ambos en la sala beben una copa de vino tinto.
Sully pensativa con la copa en su mano pregunta – ¿Max?-
-Si- responde Max
-¿por qué no duermes conmigo?- dice Sully.
A lo que Max expulsa sobresaltado el vino que yacía en su boca.
Visiblemente nervioso Max tartamudeando responde – pero…pero Srita. Sully, que…
que es lo que…- mientras limpia el piso.
Sully sonriendo lo ayuda a limpiar – tranquilo, que no te estoy pidiendo que tengamos
intimidad, solo te pido que te quedes aquí está noche. Mira, este mueble se transforma
en una cama- aparta los cojines y extiende el mueble.- ya es muy tarde y me preocupa
que salgas a esta hora, es muy peligroso. Además, si te pido que te quedes, es porque
sé que eres un caballero y mi mejor amigo… mejor que eso, eres alguien en quien
confío plenamente. Contigo me siento tranquila y segura. Anda quédate. Por favor-
Sully no es mujer de decir por favor y Max lo sabía, y las veces que lo dice, es porque es
realmente significativo.
- Está bien, me quedo- responde un determinado Max
- ¡excelente! ¿No roncas verdad? Te advierto tengo el sueño ligero, hasta un
mosquito me despierta, aunque esté en la habitación podré escucharte-
sostiene Sully.
- No creo que ronque, nunca lo he pensado, no sabría decirte con certeza- dice
Max
- Tranquilo solo te fastidio un poco, me encanta ponerte nervioso- ( se ríe)
Sully entrega algunas sábanas y una almohada a Max, quien ya se siente más calmado
luego de las ambiguas preguntas.
-Max, ¿Cuánto tiempo tenemos conociéndonos? Me refiero cuánto tiempo llevas
ayudándome a estudiar- Pregunta Sully
- Tres años, y tres meses- responde Max.
- ¡guau! Que rápido pasa el tiempo… ¿ya han transcurrido tres años? ¡Dios!,
Quiero presentarte al resto de mis amigos, bueno… son más mis compañeros de
la uni. Este viernes finalizan las evaluaciones e iremos al bar a celebrar y quiero
que vayas.-
- Allí estaré, buenas noches Srita Sully – dice Max
- Más te vale, que descanse Sr. Maxwell-
Escuchar su tierna voz, apreciar su cálida sonrisa y mirar sus ojitos lindos nunca fue
para Max un sacrificio. Por el contrario, cada hora de estudio junto a ella era lo más
parecido al empíreo. Esa noche se convirtió en su más maravilloso instante sobre la
tierra, sin siquiera percibir que mejoraría.
Avanzada la madrugada Sully sale de su habitación envuelta en una sábana, algo
sobresaltada porque acababa de tener una pesadilla, que ya no recordaba pero que su
emoción inquieta aún percibía, susurrando cerca de Max dice -Max, ¿Estás
despierto?...espero no te moleste que duerma aquí contigo. Gracias por quedarte-
besándolo tiernamente en la mejilla se acuesta junto a él recostando su cabeza sobre
el pecho de Max.
Max estaba despierto pero no abrió los ojos. No tuvo claro el porqué pero comprendió
que la providencia le regalaba una preciosa noche mágica llena de pureza.
¿Quién dijo que para hacer el amor hay que tener sexo? Cuando se ama abiertamente
uniendo la mente con el corazón, todo lo que haces junto a tu ser amado: estudiar, reír,
cocinar, incluso dormir constituyen actos de amor.
Allí estaba él junto a su ángel de ojitos lindos sobre su pecho, dormida plácidamente,
confiando. Podía oler el aroma de su cabello, sentir el roce de su mejilla sobre su
pecho. Que más podía desear. Dibujando una sonrisa de satisfacción pronuncia
inaudible – gracias-
En un momento de tensión como este solo cabe una pregunta ¿Qué es aquello a lo
que una bestia indestructible le teme? Aparentemente la diosa arrogante de la
oportunidad abre una senda de esperanza que es menester aprovechar.
Mientras la multitud de ángeles contempla con ojos atentos cada segundo de la lucha.
Max fortalecido con la idea de proteger a su más valioso ser, se levanta suprimiendo el
dolor con mirada fiera ante la criatura visiblemente perturbada.
El Nihilin Veli se precipita hacia aquello clavado en el pavimento, Apresurándose de
obtener el objeto de su perturbación. Una espada curvada de un solo filo y punta
aguzada, parecida a una katana samurái, de un metro siete centímetros de diámetro,
de color esmeralda intenso y oscuro en el filo, con una empuñadura de veinte y siete
centímetros también verde esmeralda más oscura que el sable en sí, con un pomo
dorado en forma de león. El color de la espada disminuye a casi un verde enebro y se
incrementa a un verde lima neón como si estuviese respirando.
Max y el Nihilin Veli se disponen a conseguir el arma. Ambos sin apartar sus miradas
avanzan firme. Mientras avanza la bestia arroja púas al cuerpo de su adversario. Max
toma una tapa de alcantarilla frente a él deteniendo el ataque y su avance. A la
velocidad de la desesperación llega la bestia. Max frustrado solo consigue mirar como
ese monstruo tomará la espada.
La pata derecha de la bestia retrae sus garras, posándose sobre el mango de la espada.
Un rugido de intenso dolor expele la criatura. El rostro de Max cambia
vertiginosamente de angustia a confusión dice para sus adentros, si esa cosa ya la tenía
¿Qué sucedió? Inmediatamente observa como los dedos junto a las garras de la bestia
fueron cercenados al contacto con la espada, como si un cuchillo caliente cortará
mantequilla. Solo le quedaba el único falange que no toco la espada, cubierto de la
más roja sangre que brotaba de dónde antes había dedos con garras indestructibles.
Una mirada más perspicaz revela que en la empuñadura le había crecido filo al instante
que el Nihilin Veli la tocó, como si se negara a ser alzada por la bestia.
Sin perder la esperanza creciente, Max arroja con ímpetu la tapa de alcantarilla sobre
el rostro de la criatura mientras está se retorcía de dolor. Consigue acertar arrojándola
a metros de la espada.
Recuerda las palabras del ángel “ solo entrego una encomienda al primer bendecido”.
El sable le pertenecía a él, solo él podía empuñarla. Así que con convicción procede a
tomar su propiedad.
Al instante que sus dedos abrazaron la empuñadura, una inyección de confianza y
fuerza se le revelaron aclarando sus ojos en un azul eléctrico. Toma una postura fuera
de las tradicionales en las conocidas artes marciales, con ambas manos abiertas, una
con la espada y la otra palma arriba, con rostro fijo en el cielo, como agradeciendo o
adorando al eterno, luego con mirada de guerrero afronta a la bestia.
Se abalanzan el uno al otro. Max con movimientos precisos de espada detiene las púas
dirigidas a él. Cómo una escena en cámara lenta, la mandíbula de la criatura se dispone
a despedazar a su adversario. Mientras Max está a punto de destajar con un limpio
movimiento de espada. Pero todo se frustra. Una explosión al costado de la bestia los
separa.
Una unidad militar, atacó con un lanzacohetes de amplio impacto, considerando a Max
daño colateral. La acción militar no se enfoca en salvar civiles sino acabar con la
amenaza.
El Cap. Ramírez, jefe de operaciones tácticas bélicas, al visualizar que la criatura sigue
con vida ordena que incrementen el ataque. Una ráfaga de proyectiles detonan en la
periferia de la criatura.
-Nada sobrevive a ese ataque- dice el Cap. Ramírez.
– el blanco fue neutralizado, repito, el blanco fue neutralizado… daño colateral uno,
confirmación en breve- señalando a un subordinado que se acerca a la columna de
humo para corroborar que la criatura fue eliminada.
El soldado se pierde entre el humo y el polvo.
-¡cabo, que es lo que ve!- pregunta el Cap. Ramírez
-¡Cabo, maldito idiota! ¡Confirma!... ¡Responde maldición!-
No hay respuesta. Solo se escucha es crepitar del fuego.
– ¡ustedes dos, revisen que pasó con cabo y díganme el estado de esa cosa!. ¡Vamos
muévanse ya, ya, ya!-
Se disipa el humo aclarando la vista.
-señor, creo que conseguimos algo, creo que es cabo- expresa uno de los soldados.
El Cap. Algo confuso interroga - ¿Cómo que creen? ¿Qué rayos están viendo?-
-Está sin cabeza señor, y le falta la mitad del pecho y el brazo derecho… hay mucha
sangre- expresan aterrados los soldados – pero no vemos a la criatura –
-¡sigue con vida! ¡salgan de ahí!, ¡rápido! Reagrupen…- la bestia succiona medio
cuerpo del Cap. despedazándolo bajo tierra. El resto de la unidad dispara sin control
hacia el suelo, preguntándose ¿Qué rayos es esa cosa?
El Nihilin Veli sale a la superficie lentamente. Frente a ellos se muestra arrogante y
orgulloso, mandando un mensaje de superioridad. Los soldados disparan sus M16,
resultando inútil. Las balas rebotan en la piel de la criatura. Sus ojos los cubrió con una
membrana impenetrable. Otro soldado apunta con el lanzacohetes sin tiempo para
apretar del gatillo, en un segundo la bestia lo parte en dos.
Max yace inconsciente por el primer impacto, debajo de algunos escombros. La espada
nunca se apartó de su mano. Algo aturdido recobra la consciencia escuchando disparos
y gritos, al cabo de unos minutos un silencio sepulcral. El Nihilin Veli aniquiló a toda la
unidad.
Aún mareado Max no logra percibir detrás suyo el embate de la criatura que lo ataca a
gran velocidad, clavando su cola en su espalda, atravesando su pulmón derecho.
Intenta blandir la espada pero la bestia sujeta su brazo con fuerza. Con la cola aún
atravesando su pulmón lo gira para tenerlo cara a cara. Retrae sus membranas para
degustar el suspiro final del llamado elegido. Mirando a un Max agonizante dice:
- ¡Muktak akin yatak!- (muere primer bendecido).
Al instante una bala de 12,7mm golpea el ojo de la criatura causándole gran dolor,
soltando a Max en el acto. A varios metros se encuentra Sully detrás de una Barret
M82 apoyada sobre un blindado -¡Aléjate de él maldito monstruo!-
Una mujer enamorada es capaz de luchar aunque todo esté perdido, no retrocederá, ni
vacilará. Ofrendará su vida de ser necesario.
-¡Sully no! ¡Vete de aquí!- grita Max intentando levantarse.
-lo siento amor, pero no haré eso!- responde Sully disparando ráfagas una tras otra. -
¡No me quedaré sin hacer nada!- Max sabe lo terca que es su ángel y que sin importar
lo terrible que sea la situación no se doblegará.
-¡humu qiza! (¡miserable humana!) Estrepitosamente movido por un odio bestial el
Nihilin Veli se dirige a ella. Dispara púas mientras avanza. Sully logra ocultarse al
costado del blindado pero el arma fue destruida por una púa. Intenta agarrar una M16
del suelo pero la criatura ya estaba sobre el arma. Una ráfaga de púas atraviesa el
frágil cuerpo de Sully. Finalmente con su cola punzante traspasa lentamente su
corazón, con placer sádico mientras lo hace.
-No!!! ¡Ayúdenla!- Max movido por el dolor grita a los ángeles expectantes. -No!!!-
siente desgarrado su corazón. Un dolor más intenso que el físico nace en su pecho.
Ver cómo te arrebatan al ser que representa tu todo, es un sentimiento que no se
puede describir. Aunque estudios lo llamen, duelo, pena, dolor primario… resulta
pueril e insignificante… va más allá de la mera comprensión científica. Es morir a pesar
de respirar. Es nadar en el lago de fuego aunque camines en el paraíso. Todo sentido y
razón se pierde quedando solo vacío y oscuridad.
-Ah!!!-
ahora comienza a invadirlo un extraño sentimiento, la ira más fulgurante se acrecienta
como la llama del infierno alimentada por las almas de los condenados. Su rostro se
demuda. Sus ojos tornáronse color rojo sangre. Sus heridas dejaron de sangrar. Sus
músculos se tensan brotando sus venas mientras un aura extraña emana de su cuerpo.
Tan veloz como el aleteo de un colibrí se encuentra frente a la criatura, cortando
limpiamente la cola que aún atravesaba el pecho de Sully. La sangre y el dolor se
conjugan. Cómo hábil carnicero desprende las patas delanteras de la bestia. Abre su
costado tan fácil como una hojilla al papel.
El Nihilin Veli modifica su cuerpo erigiéndose en dos patas. De su pecho salen dos
brazos, parecidos a los humanos, con grandes garras. La herida en su costado se cierra
sanando en el acto.
Max inmutable se precipita a seguir su exterminio. Cercena ambos brazos con rapidez
excepcional. Saltando por encima de la bestia lo decapita con un movimiento de su
espada. La bestia indestructible ha sido destruida.
“Si posees riquezas, salud y abundancia pero careces de amor nada eres”
CAPÍTULO 11
CUANDO LA VIDA PIERDE SENTIDO
La decisión junto a la determinación son el lienzo y el pincel que trazan los más
placidos caminos del hombre. Cada paso está cargado de sueños y pensamientos, por
lo tanto, resulta imposible la palabra fracaso.
Maxwell espera en un terraplén. Se acomoda una venda alrededor de su mano,
mientras se pregunta cómo fue que llegaron tan lejos. Quisiera desistir, pero ya
estrecho la mano. El pacto es indivisible. Valgart fue el testigo del hecho, nada más y
nada menos que un ser celestial. Su mente se enfoca en su deseo de no permitir que
Sully se precipite a la muerte. No obstante, tampoco desea hacerle daño. Que
predicamento.
-¡Dios! ¿Qué estamos haciendo?- se pregunta Max mientras se desata una y otra vez la
venda en la mano visiblemente incómodo – yo no pedí esta responsabilidad, este
yugo… solo quiero estar en paz y vivir feliz con ella… pero ¡Dios! Ella es muy terca. Por
qué tuvo que manifestar esos poderes. Quería que se salvara, no que fuera
Hulkwoman… y ahora, planeando pelear con la mujer que amo. ¡Pero que mal está
todo!… deberíamos estar recorriendo el lugar juntos, agarrados de la mano,
abrazados, hablar de sueños y planes… no estar a punto de darnos una golpiza… No
tendré opción, aunque no quiera lastimarla, tendré que hacerlo-
Arriba de la duna Sully hace su aparición, portando un atuendo de combate,
confeccionado por Valgart. Pantalón y camisa de cuello largo, manga larga color negro
de fácil movilidad, resistente a altas temperaturas y antifricción, revestidos de
protectores en hombros, pecho, vientre y muslos.
Con espíritu decidido Sully avanza al terraplén haciéndose una cola en el cabello. A
Max sin esfuerzo, se le escapa un suspiro, extasiado por la belleza de su angelito de
ojitos lindos.
-¿Segura que quieres continuar?- pregunta.
- ¿tú qué crees?- responde Sully con mirada combativa.
Otro suspiro se le escapa a Max pero está vez de resignación – esta bien, perdóname
mi ángel, tendré que lastimarte –
¡Uy si! ¡Estoy temblando!… acaso por ser mujer no puedo patearte el trasero- responde
Sully –
Se ponen en guardia. Hay tensión en ambos. Uno busca la paz egoísta, el otro el
combate altruista. Cada uno posee argumentos solidos, incuestionables. Una vida llena
de armonía, al lado del ser que amas, en un lugar tranquilo y apacible, ¿no es lo que
todos queremos? Por otro lado, brindar ayuda a aquel que lo necesita, teniendo las
fuerzas y el coraje para hacerlo, aunque arriesguemos la vida en ello, ¿No es la
definición de nuestra naturaleza? Difícil decisión. La piedra del azar no puede demoler
ninguno de estos razonamientos. Solo queda la violencia y el combate. El uso de la
fuerza física y la estrategia mental para imponerse ante el oponente.
Sus miradas fijas el uno al otro. Se tensan los músculos. Una suave brisa rosa sus
rostros, regalando la caricia que precede al dolor. Con gran velocidad despliegan sus
fuerzas y antes del primer golpe…
-¡Esperen un momento!- les grita Valgart – ambos tomen esto- les entrega unas
espadas de madera tan negras como el petróleo, con mangos de cuero verde.
- ¿varas de madera? Pronuncia Max al tomar la suya - ¿Qué se supone que haga?
¿Darle de nalgadas? Nuestro cuerpo es resistente y la madera se romperá con un
simple golpe-
- definitivamente es madera, no es madera ordinaria. Recuerde que no está en la tierra
primer bendecido, es madera de Sinditur, es 70 veces más resistente, 140 veces más
solida. Además recubierta de oleosir, un mineral encontrado en las profundidades del
ala oeste. Este mineral al contacto suave no se transfiere, pero al aplicar una fuerza
considerable (golpea una roca dejando una marca negra intensa) deja una huella
visible, sin duda de haber acertado. Ahora, les diré las reglas: tres golpes certeros con
la espada, tres marcas definen al ganador, en cabeza, cuello, pecho y espalda. Marcas
en los brazos o piernas no se tomarán como certeras, pero serán útiles para debilitar al
oponente. Combatir con todas sus fuerzas, pueden usar todos los recursos a su
disposición. Todo espacio físico se convierte en su campo de batalla. Ahora… madame
Sully acérquese- ella se acerca a él. Éste le susurra al oído – recuerde que él la ama.
Úselo a su favor-
A lo que Sully responde – lo sé . Por supuesto- picando el ojo.
-de que lado estás Valgart – dice Max.
- aquí no hay lados amigo mío, solo decisiones- responde el ángel.
¡ya pueden comenzar!- finaliza Valgart.
Sully se abalanza veloz blandiendo su bokken revestido, fue tan silenciosa que Max no
pudo percibirla y a solo un microsegundo interpone su espada de madera antes de que
impactará en su cabeza. Sully no está jugando. Su determinación la hace peligrosa.
Seguidamente lanza su puño izquierdo hacia el rostro de Max, sin dar tregua al
combate. Max también lo esquiva, al igual que la patada circular, haciéndolo
retroceder.
Con asombro Max dice – veo que vas en serio-
- ¡Calla y pelea!- responde Sully.
- No quiero lastimarte- alcanza Max a decir antes de recibir una fuerte patada en
la mejilla derecha que lo derriba.
- Cómo quieras- dice Maxwell levantándose del suelo.
- ¡Ay! Te dolió – le dice Sully burlándose.
Max con ceño fruncido alcanza en segundos a Sully blandiendo el bokken, con tal
fuerza que Sully a duras penas detiene los embates. Retrocede con cada golpe.
Max la sorprende con un barrido lateral, cayendo en el acto, recibiendo ya en el
suelo, un terrible golpe en el vientre con el bokken de Max, dejando una evidente
marca más negra que el traje.
- Uno- dice Max con sonrisa irónica.
- Ok… no pasa nada… la pelea apenas comienza – Expresa Sully adolorida
sujetándose el vientre.
- ¡No tiene que ser así! Ríndete… te aseguro que me dolió lastimarte-
- ¿rendirme? Necesitas conocerme más – Sully molesta salta sobre Max agitando
la espada con movimientos erráticos. Max los detiene sin problema. Con la
rodilla golpea de nuevo su vientre, haciéndola caer boca abajo. En el momento
que Maxwell levanta su espada para grabarle la segunda marca, Sully tomando
un puñado de tierra rojiza la arroja a los ojos de Max, quien por instinto los
cubre, aprovechando ella para lastimarle el muslo izquierdo, Poniéndolo de
rodillas.
Aprovechando el momento Sully intenta golpear el pecho de Max, pero éste
detiene el bokken con su mano, arrebatándosela, arrojándola lejos.
-¡Ya basta! ¡Esto está mal!- grita Max molesto.
Sully se aleja a gran velocidad, adentrándose a las montañas humeantes (montañas
que emanan un gas denso).
- ¡espera!- dice Max, corriendo detrás de ella.
Sube hasta donde se distingue con dificultad una marca intencional, ocultándose
detrás de una roca. Segundos después llega Maxwell.
-¡se dónde estás! Aunque esté gas cubra todo puedo verte, y lo sabes. Estas detrás
de esa roca. ¡vamos!... Terminemos con esto-
Sully sale de la roca, portando uno de los cuchillos elaborados con la púa del
Nihilim Veli.
-opino igual, ¡terminemos con esto!- arrojando el cuchillo que golpea una placa de
metal (puesta en la pared previamente por ella), originando una reacción en
cadena. Una mísera chispa fusionada a los gases altamente tóxicos de la montaña
generan una explosión de gran magnitud.
Aunque consigue ocultarse detrás de la roca, la onda expansiva la desequilibra un
poco. Mientras tanto Max recibió mayor daño, cayó a siete metros del lugar,
perdiendo la consciencia unos segundos. Su camisa son solo tiras en su cuerpo. Al
volver en si intenta levantarse, pero un fuerte golpe del bokken de Sully lo
devuelve a tierra.
- Uno- dice Sully
Sully procede a escapar para reponerse. Aunque se ocultó, recibió también una
fuerte sacudida. Mientras Max adolorido, se pone de pie, sujetándose el pecho
marcado por el bokken de Sully.
Cierra sus ojos, respira profundamente. Empuña fuerte su espada de madera
llevándola a su pecho, concentrándose. Luego eleva su rostro al cielo levantando
las manos. Permanece inmóvil por unos minutos. Luego a gran voz pronuncia:
- ¡Abakum kadel! … ¡abakum Akim yatak! As Tram yaurt micaoj (¡Soy fuerte!
¡Soy el primer bendecido! Es hora de acabar con esto).
Abre sus ojos, desaparece el castaño oscuro, irradia un azul potente y brillante en
su lugar. Su rostro libre de tensiones dirige la mirada a todas partes, ubicando a
Sully -¡Te encontré!- murmura para sí, precipitándose tras ella, a la velocidad del
aleteo de un colibrí. En menos de cinco segundos está frente a ella, sin darle
tiempo de reaccionar le propina una potente estocada en el vientre, haciéndola
escupir sangre, dejándola sin aliento.
– dos…- pronuncia, en seguida gira con igual velocidad blandiendo la espada como
todo un guerrero de antaño, rostro sereno y tranquilo, libre de emociones que
perturben la tarea. Sin vacilar lanza su golpe al rostro de su angel.
- ¡Tres!– concluye, creyendo haber golpeado el rostro de Sully. Sin percatarse
que en el último instante ella atravesó su bokken reduciendo el impacto y
deteniendo la marca. No obstante, el golpe la hace fracturar una gran roca.
Lastimando su espalda. Sully hace un intento por ponerse de pie.
- Veo que falle en el último golpe cielo… - dice un Max frío y calculador – pero
eso tiene solución – arremete contra Sully, pateándola en un costado. Max
lanza múltiples ataques con la espada procurando obtener la última marca,
pero Sully con gran esfuerzo repele los golpes. Se apoya en la base de la
montaña para incorporarse a la lucha, puesta en guardia dice:
- Vamos mi amor, aún no me vences- aunque lastimada posee un espíritu de
lucha aguerrido.
Valgart contempla la escena con detenimiento. Su aspecto cavilante guarda
registro de la lucha, midiendo las fuerzas de ambos, apreciando una amplia
diferencia de fuerzas a favor de Maxwell.
Max vuelve arremeter contra ella con contundencia. Sully detiene cada uno de sus
ataques… al principio algo torpe, pero con cada golpe evoluciona. Extrañamente
sus ojos comienzan a cambiar de color. Ahora puede ver los movimientos confiados
de Max, quien subestima la capacidad creciente de espiritualidad de Sully. Con
avidez detiene la espada de Max con su mano. Inmediatamente intenta acertarle
una marca pero Max también detiene su bokken. Ambos sujetan con fuerza sus
espadas de madera.
Sus miradas se mantienen fijas el uno al otro. Sus ojos centelleantes expelen el
vivo azul... ¿a dónde se fue el amor? ¿A dónde las caricias? ¿A dónde la ternura?
No hay odio en la mirada, ni palabras de consuelo en sus labios. Solo dos guerreros
frente a frente evaluándose mutuamente.
Es evidente que la destreza determinará al vencedor. Sutiles descargas emanan del
cuerpo de ambos, alejando cualquier atisbo de vida alrededor. Un delirante silencio
precede al más sorprendente acto de velocidad, fuera de los cánones humanos.
- ¡Sorprendente!... Madame Sully definitivamente es extraordinaria. Su fuerza se
incrementó inmediatamente igualando a la del primer bendecido- dice un
Valgart maravillado.
Una y otra vez se escuchan golpes secos de bloqueos y contragolpes, columnas de
polvo rojizo se levantan a sus pasos, rocas destruidas y lugares de gran belleza,
convertidos en muladar. Cada segundo es aprovechado en el combate. Éstos se
vuelven minutos y los minutos horas. Los cuerpos de ambos comienzan a doler,
aunque ninguno ha acertado el golpe vencedor. La cuenta es dos marcas para Maxwell
y dos marcas para Sully.
La respiración de ambos se vuelve pesada y sus cuerpos cansados están. Malheridos
por incontables ataques entre ellos. Max sangra del ojo izquierdo y boca. También su
pierna derecha tiene una herida sangrante; mientras Sully sangra por la cabeza, brazo
izquierdo y posee unas costillas lastimadas, lo que dificulta su respiración. ¿Quién
vencerá? Ninguno desea claudicar. Mientras sus cuerpos se desgastan al calor del
combate, sus espíritus guerreros mantienen su flama encendida.
Max frunce el ceño y se precipita arrojando el bokken al rostro de su amada, mientras
ataca sus piernas con una agresiva barrida. Sully aunque visiblemente agotada y con
falta de aliento, detiene su caída apoyando su bokken contra el suelo, pero Max
adelantándose a esa acción, realiza una doble barrida, quebrando en dos el bokken de
Sully. Seguidamente acierta una fuerte patada circular al rostro de su ángel, sin darle
tiempo para reponerse continua golpeándola, con mirada fría y calculada, como si se
tratara de un enemigo ordinario, golpe tras golpe, lastima a Sully, quien se niega a
rendirse, deteniendo torpemente uno que otro, pero su notable falta de energía
evidencia su derrota. Max aprieta su cuello con ambas manos… con tanta presión que
Sully reduce sus fuerzas significativamente al punto de no poder levantar las manos. En
ese instante los ojos de ella pierden el azul centelleante, volviendo a sus hermosos
marrones claros. De pronto, Max al contemplar esos ojos, es invadido por recuerdos
de su amado ángel de ojitos lindos. Recordó el sorpresivo y mágico beso a las afueras
del bar, la noche que ella descansó en su regazo, el baile sin música en el café. Recordó
él porqué se había comprometido a luchar… su objetivo era impedir que lastimaran a
su amor (cosa que acababa de hacer).
Suelta sus manos, liberando el agarre al cuello de Sully, desplomándose ella al suelo,
tosiendo y sin fuerzas para levantarse, susurra un leve - ¿Qué estamos haciendo?-
Max retrocede unos pasos, toma su bokken del suelo y se dirige a Sully. Ella levantando
la mirada le dice: - termina con esto-
Max se agacha y pone el bokken en la mano de Sully y ayudándola se golpea el pecho,
diciendo: -tres, tú ganas. Lo siento-
“La forma más pura y carnal de decir “ te amo” siempre se demostrará en la cama”
CAPÍTULO 16
El AMOR Y EL LECHO
Yace, sentado sobre la arena rojiza, con sus brazos apoyados sobre sus rodillas,
mirando el desértico paisaje, un Max cavilante. ¿Qué fue lo que pasó? Es la pregunta
que una y otra vez atraviesa su mente. Pensaba que gozaba de esplendida lucidez,
perspicacia y razón más allá de cualquier mortal, ahora que sus sentidos se han
perfeccionado; su vista captura detalles no logrados por la ciencia actual, sus oídos
perciben hasta el mínimo aleteo de una mosca, su destreza mental en el combate se
ha perfeccionado por encima de lo pensado; Velocidad, agilidad, precisión… son solo
una muestra del nuevo Max que se erigió en ese último combate. Pero aún así…
¿Cómo fue posible que dañará a su ángel?, ¿Por qué lastimó de tal manera al ser que
deseaba proteger?
La incomprensión satura su mente, y el dolor se acrecienta en su corazón. La duda
entra a la escena en forma de preguntas, ¿Qué clase de poder descendido del cielo
puede alejar del corazón los sentimientos?, ¿Qué muestra de perfección existe en
aquello que solo se viste de fuerza pero desconoce la emoción?, ¿Es que acaso la
perfección significa obnubilar el sentir?, ¿Qué hay del amor del Altísimo por la
humanidad?...
Inquiere basándose en sus conocimientos… pero nada, nada se aclara.
- Tratar de entender al Altísimo bajo los criterios humanos le será tarea
inalcanzable primer bendecido- expresa a sus espaldas Valgart. Quien
sentándose a su lado continúa diciendo – ¿Acaso puede una bacteria
comprender la mente del hombre?…para tener una ligera y clara percepción de
quién es el Altísimo, debe indagar en La Palabra que les regaló… allí también
comprenderá la maravilla de su amor indescriptible e inigualable. Debe dejar de
confundirse primer bendecido… amar en el espíritu no significa lo mismo que
sentir en el cuerpo-
- Estás diciendo ¿Qué no amo a Sully, y por eso la lastimé? Dice Max molesto.
- Digo que en su combate solo se limitó a razonar, agilizar y potenciar el cuerpo.
Recuerde cada humano solo demostrará lo que su mente determine para sí, y
usted solo quería ganar. Su mente cerró sus pasiones y sentimientos. Digo que
no debe culpar al cielo de sus propias acciones… solo los niños culpan a los
terceros de sus propias acciones. Usted construye lo que hace y ya no es un
niño-
- ¿Cómo se encuentra?- pregunta cabizbajo Max
- Madame Sully es fuerte. Ella está bien. Sufrió daño calculado. Usted por amor
detuvo su mano, aunque ganó la batalla, perdió por amor a ella. Deje de
culparse por la determinación emprendida. Así es el guerrero en el combate,
pero puede mejorar si apertura su mente a su espíritu, y de esa forma el
Espíritu que lo acompaña le revelará mejores significados de la vida. Me retiro,
alguien desea verlo – se aleja Valgart
Con pisada suave y rostro sereno Sully se sienta a su lado. Ambos con mirada firme en
el horizonte escuchando el silencio. La compañía es más que suficiente. Muy despacio
Sully recuesta su cabeza en el hombro de Max, diciendo:
-lamento haberte hecho pasar por esto-
- era inevitable mi ángel – responde Max
-lamento haberte lastimado…- pregunta Max
- era inevitable mi cielo… yo también te di una paliza…¿Recuerdas? Además ya las
heridas han sanado por completo- expresa Sully.
Sully algo turbada dice - te quiero preguntar algo y deseo seas honesto… ¿Por qué si
me habías derrotado, me dejaste ganar?... Acaso ¿sentiste lastima por mí?-
A lo que Max responde -¿lastima? … ¡Jamás!... En ese campo de batalla, no vi a una
mujer, ni vi al amor de mi vida, vi a toda una guerrera, decidida y con la firme certeza
de sus convicciones. Fuiste un oponente formidable…
Sully aún recostada sobre el hombro de Max dibuja una enorme sonrisa, y aprieta
fuerte las manos de su amado. Le fascinó escuchar esas palabras. Ser apreciada como
un igual, que da todo de si para alcanzar sus objetivos.
Continua Max diciendo -… en un punto de nuestra batalla, nuestras fuerzas se
igualaron... Combatí con todo lo que tenía, borrando los límites de mi mente…
superándome a mi mismo, administre el dolor y el agotamiento… solo sé que debía
derrotarte… de pronto caí en un vacío de poder y fuerza… ya no sentía nada, ni dolor,
ni emoción… ¡Nada! Sentí que perdí mi humanidad… cuando vi tus ojitos color café …
volví en mí… ¡te amo!, eres lo mas importante en mi vida. Protegerte y hacerte feliz son
mi prioridad por encima de lo que Valgart llama mi propósito… pero justo en ese
momento contemplé que por lo que luchabas no solo te hacía feliz, sino que era lo
correcto. Así que ganaste mi ángel, luchabas por lo correcto. Admiro un poco más este
lugar para irme contigo a dónde desees-
Sully levantando su cara y volviendo el rostro de Max, quien contempla el horizonte, lo
besa. El calor del beso engalanó el silencio posterior, roto por una sorprendente
propuesta.
- ¡Te tengo una noticia!- le dice Sully emocionada – iremos a pelear, pero
recordando que el tiempo aquí es especial… te propongo quedarnos un
tiempo… vivir juntos como familia y así podemos entrenar… ¿Qué dices?
- ¿Quedarnos por un tiempo…?- Max hace una breve pausa, finaliza diciendo -
Creo es una gran idea- abraza a Sully.
Valgart detrás de ambos expresa -Ahora podrán cumplir cada uno sus deseos: vivir una
vida lejos de todo y luego afrontar su inevitable deber-
- ¿Estabas allí? Pregunta Sully
- Vine precisamente a decirles adiós… manténganse juntos en todo y no dejen de
entrenar… volveremos a vernos mis amigos- expone Valgart
- Espera!!! ¡Quiero hacerte una pregunta!- Expresa Sully - Estuve pensando ¿Por
qué no eliminamos a esas cosas aquí? Están lejos de las personas, ¡no habría
perdidas humanas! –
- Interesante propuesta Madame Sully pero errada en su argumento. Primero,
obedecer al Altísimo es imperativo y debemos respetar los tiempos. Segundo,
como pudieron ver los Nihilim Veli son abundantes, comandados por sus
principados serían atacados con braveza por todos ellos, ustedes aquí son dos,
y usted mi estimada no posee arma divina, perecerían. Obviamente en campo
abierto podrían vencer a cincuenta, tal vez cien con esfuerzo, pero no a un
millón. Por último, en este lugar, ellos se fortalecen y la cantidad les da una
amplia ventaja ante ustedes. Luchar sin los medios necesarios y en amplia
desventaja numérica sería suicidio-
- ¿Quieres decir que hay más de nosotros?, espera!!! Espera!!! Al igual en la
tierra debemos enfrentarlos-
- No será así… los tiempos poseen vida propia y la apertura a la tierra será al
culminar los seis toques del primer shofar, ustedes lo conocen como la sexta
trompeta. Ellos atacaran por olas. Y con respecto a lo otro… siempre he dicho
que mi amigo Maxwell es el primer bendecido, no el único… adiós…- desaparece
Valgart ante la vista de ellos.
- ¡No te vayas! ¡Espera! ¡Hay mucho que explicar!- expone Sully algo
preocupada.
- ¿a ti no te molesta que haga eso? Le dice Sully a Max
- Te acostumbras- responde un sonriente Max
- Tampoco entendí lo de la sexta trompeta. solo escuché una. ¿Cuándo sonaron
las primeras cinco?... He escuchado a mi madre hablar del apocalipsis… pero no
mencionan a esas cosas, sino de guerras, terremotos, hambres y pestes… el fin
del mundo…
- Pensé Valgart te explicó este asunto. No te preocupes, te lo diré: pero debes
sacar de tu mente todo lo que conoces del tiempo y su cronología numérica, es
en serio, debes olvidar toda teoría y no cuestionar lo que te diré… ok?- sostiene
Max
- Me dijo que tú fuiste escogido para detener a esas cosas…a los Nihilim Veli, que
aun faltan eventos por suceder… pero creo que obvio detalles. Ok… te escucho-
dice Sully
- Todo lo que dices ocurrirá, pero en el tiempo destinado para ello, puede ser en
horas, días, meses o años entre acontecimiento y acontecimiento. Nuestro
sistema numérico inicia en 0 y sigue el conteo progresivo 1-2-3-4-5… así
sucesivamente, pero la verdad es que los números son entes vivos manifestados
en el tiempo. En el caso nuestro, en la tierra, solo se limitan al orden, control y
disciplina, moldeados y usados por nuestra psiquis en plano material para tales
fines. Pero ahora en el tiempo consciente se abren a su propósito, destronando
todo lo que conocemos como sucesión ordenada numérica- sostiene Max.
- ¿Me estás diciendo que el seis ahora es el uno, Ya que los números responden a
un orden diferente al que hemos conocido toda la vida?- expresa Sully con
duda.
- Algo por el estilo, sí - responde Max – claro, también debes entender que el
shofar será tocado en cada secuela de tiempo la cantidad del número
correspondiente. Es decir, la sexta trompeta sonara seis veces y en cada sonar
habrá un acontecimiento.
- Entiendo- opina Sully – mi curiosidad científica me invade de cientos de
preguntas, -
- al igual que tú, estoy lleno de interrogantes… hace unos minutos mi mente
debatía sobre el amor de Dios… no entendía nada, solo razonaba visceralmente
por el daño que te había infringido… estaba equivocado… Él te devolvió a mí,
aún cuando tu corazón estaba destruido, me concedió el milagro de tenerte una
vez más. Puedo percibir que el Altísimo es justo y compasivo, y hace lo que
debe-responde Maxwell.
- también lo creo- expresa Sully abrazando a Max.
Así pasan las horas, conversando sobre eventos pasados y futuros, con el atisbo de un
peregrinar presente que vislumbra esperanza. Ahora en la claridad del acuerdo
objetivo ambos obtendrán sus deseos. La añorada convivencia de una pareja que
construye su amor en el lugar más idóneo de la casualidad; y la promesa de acudir
como un solo ser al rescate de la humanidad.
“Habrá un momento en nuestra vida donde perder y ganar, no será tan importante”
CAPITULO 17
LA DECISIÓN CUESTIONADA