PD 02 Emp Tema02 Imp
PD 02 Emp Tema02 Imp
PD 02 Emp Tema02 Imp
Desbastado de la escayola
Una vez que el modelo esté seco y duro, se hace una pequeña incisión con un
bisturí por debajo del límite cervical del muñón, rodeando toda la pieza. A
continuación y con una fresa de bola gruesa se recorta el exceso de escayola que está
por la zona gingival de la línea cervical manteniendo un grosor adecuado para evitar la
rotura de la pieza (Fig. 2.1)
Figura 2.1
Endurecimiento de muñones
Desde hace muchos años se ha tratado de buscar opciones al vaciado con yeso
de las impresiones, con el fin de conseguir modelos de trabajos más duros y más
resistentes a los arañazos producidos durante el proceso del modelado diagnóstico o
durante el modelado de la cofia, sobre todo en la zona del cuello del muñón o
terminación del gingival.
Fig. 2.3
Con este paso, lo que buscamos es crear un espacio entre la cofia y el muñón
que será rellenado por el material de cementación a la hora de colocar la cofia en la
boca del paciente. Los hay de diferentes colores y espesores según las distintas marcas
comerciales existentes (Fig. A, B, C). Se aplica sobre el muñón dejando sin pintar 1
mm. por encima del límite cervical (Fig. 2.4). Así nos aseguramos un mejor ajuste de
la corona en esa zona.
A B C
Fig. 2.4
Figura 2.5
Si se usa alginato de color blanco, usamos Vel – Mix rosa, y si los alginatos
son de color usamos escayola blanca, para así obtener un contraste de colores y que no
se quede ningún resto de escayola.
En la parte superior, y para retención se dejan dos pivotes pequeños y uno más
grande en forma de pirámide que sirva de asidero.
Que fragüe.
Retirar la cinta aislante
Al recortador para delimitar nuevamente el contorno clásico, y conseguir una
línea de separación nítida entre las dos partes del “split cast”.
Asiendo por el pivote largo, probamos a separar las dos partes. Unas veces será
fácil, otras no tanto.
Una vez separado no se vuelve a abrir.
Entre las ceras naturales están las de origen vegetal (Carnauva), de insectos
(abejas) y animal (el espermaceti, que es un aceite contenido en el seno craneano de
algunos cetáceos, como el cachalote y la ballena). Clínicamente son ácidos grasos de
cadena larga esterificados con alcoholes saturados. La parafina se obtiene de la
destilación del petróleo y de otras sustancias naturales como el lignito o las pizarras
bituminosas. Es un sólido incoloro o blanco y es casi sin excepción el componente
común en proporciones variables del 40-60% de la mayor parte de las ceras que
utilizamos.
Existen, por tanto, ceras naturales y sintéticas que se mezclan con varios
aditivos como el ácido esteárico y la trementina, y con otros aceites, grasas y resinas
naturales y sintéticas, cuyas fórmulas son muy complejas y que combinadas en
proporciones diferentes tienen el fin de disminuir la fragilidad de las ceras vírgenes,
haciéndolas más plásticas y cómodas de trabajar.
No existe una cera totalmente exacta. Aun la mejor de ellas siempre tendrá más
o menos acentuadas las desventajas físicas inherentes a todas ellas. Esto es inevitable.
El mayor problema de las ceras es su distorsión, o sea, su deformación. Esto es debido
a la liberación de las tensiones internas de las ceras, lo que llamamos «memoria»,
originadas durante su enfriamiento y manipulación. Existen en el mercado muchos
tipos de ceras para modelado y colado. Se consideran aceptables aquellas que cumplen
las especificaciones de la Asociación Dental Americana.
Las ceras de prótesis fija suelen tener colores verdes o azules de intensidad
variable y pueden ser brillantes o mates. Las ceras blancas se usan para aquellos
trabajos de Jackets de acrílico o para frentes de coronas de Veneer y piezas
intermedias que vayamos a meter en mufla y que no queremos que puedan teñir la
escayola y posiblemente decolorar la resma.
Las ceras para prótesis fija se ablandan, bien sea en un recipiente eléctrico que
la mantiene fundida, o lo que es más común, al calor de la llama. En esta operación
hay que ser cuidadoso porque si la cera se calienta en exceso, los diferentes
componentes se volatilizan y se queman aquellos de punto de fusión más bajo. Si el
calentamiento no es el suficiente las tensiones internas residuales, «la memoria» de la
cera va a ser mayor porque no hemos llegado a eliminarlas por una fusión incompleta.
Hay que tener presente que la cera que recibimos de fábrica en forma de barras,
planchas, cilindros, etc., vienen con una serie de tensiones internas originadas durante
el proceso de su fabricación, y que éstas tensiones deben eliminarse mediante el
debido calentamiento, que es crítico, o sea que debe ser el suficiente para eliminar esas
tensiones y no quemar los componentes de la cera.
Las ceras para colados no deben dejar residuos en el molde al quemarse. Ceras
que dejen residuos van a dar colados deficientes y con superficies oxidadas, por ello
deben eliminarse y quemarse completamente. Si no es así, los componentes orgánicos
de la cera facilitan la producción de sulfuros a temperaturas de 600-700° C.
Resumiendo, la cera ha de ser fácil y agradable de modelar; ha de tener la suficiente
plasticidad y no distorsionarse ni fracturarse o descarrillarse en márgenes finos. Una
Manipulación de la cera.
Figura 2.8
Esta investigación fue llevada a cabo con dos tipos de cera: Cera de Kerr para
incrustaciones y cera rosa de parafina en planchas (Dentist Supply Company). La
técnica de ablandamiento y presión daba patrones más exactos que las otras dos
técnicas.
Al mismo tiempo puede suponer una protección para la línea roja de lápiz con
que se ha pintado el margen, evitando el tener que pintarla con repetición.
Se recomienda colocar una gota de cianoacrilato con un palillo sobre el muñón de
trabajo y ligeramente más allá del hombro hacia apical.
Encerado de incrustaciones.
Para sacar una incrustación MOD se puede hacer cuidadosamente con los
dedos, aplicando una tracción uniforme en ambas cajas, mesial y distal; si se encuentra
resistencia a que salga con facilidad, es aconsejable utilizar un hilo de nailon doblado
Desde hace tiempo se ha investigado con el fin de ver el mayor o menor ajuste
marginal de las coronas de recubrimiento total cuando se ha utilizado un espaciador.
Dodge y Cois. concluyen, en su trabajo sobre este tema, que el espesor de cemento en
los márgenes es menor en aquellos casos en que se había utilizado un espaciador para
pintar los muñones previamente al encerado de la corona o de los copings. Gardner,
citando a Eames y Fusayama considera que la utilización del espaciador puede reducir
una apertura marginal de 110 micras a 45 micras, lo cual es un índice importante en la
mejora de la adaptación marginal de las coronas de recubrimiento total.
Bien sea para conseguir un espacio para el cemento, como consideran algunos autores,
o para conseguir menor fricción del colado en los 2/3 oclusales, como es más probable
que suceda, se han descrito en la literatura los siguientes procedimientos:
3. Inmersión en agua regia; es también un método ideal para oro, pero no para
aleaciones de cerámica. Se considera que la reducción de oro es del orden de 30
micrones por cada diez minutos que permanece actuando el agua regia. Se deben
proteger los márgenes del colado con cera o barniz.
superficie sea rugosa, y que incluso se despegue adhiriéndose a la cera. Con más
garantía se recomienda utilizar el producto comercial llamado Tru-fit o el de BeIle de
St. Claire, «cement-spacer», o el espaciador de J. Mayos. El tru-fit consiste en dos
líquidos que llevan disueltos unos polvos de color dorado y plateado, como si fueran
una purpurina. Se aplica al muñón una capa de purpurina plateada, y después de seca
se pinta encima con la purpurina del otro color, recubriendo completamente la capa
anteriormente aplicada, se deja secar, y sucesivamente se hacen tantas aplicaciones de
purpurina como se deseen; por lo general con tres o cuatro capas es suficiente. Se
considera que aproximadamente cada capa de espaciador tiene un espesor de 5
micrones. La razón para la presentación de los dos colores de purpurina es para tener
la certeza de que al ser la primera capa recubierta por la segunda, y así sucesivamente,
tenemos un cierto control sobre los espesores aplicados, La precaución a tener en
cuenta es que no llegue a márgenes. Se recomienda hacerlo siempre previamente al
encerado de coronas, y sobre todo en ferulizaciones, coronas con ángulos muy
marcados o en pilares muy largos.
Figura 2.14
cera. De esta forma es posible encerar copings con mucha rapidez. Si se utilizan ceras
de colores diferentes, por ejemplo, el coping se hace en cera roja, y el resto del
modelado, en verde y sabemos, en el momento del «Cut back» o rebajado, que al
llegar a la cera roja estamos consiguiendo un espesor de 0,3 mm con que habíamos
encerado el coping.
— Limaduras de plástico.
Figura 2.17
Este sistema es para hacer copings o dedales de plástico; sobre ellos se puede hacer
posteriormente el encerado de la corona. Se individualizan los muñones y se exponen
los márgenes de las preparaciones pintándolas con un lápiz rojo; se aplica separador de
cera.
Figura 2.18
Encerado de Onlays.
Es una preparación bastante cómoda de encerar, porque se conserva mucho
contorno dentario que nos sirve de referencia y va a ser fácil el reproducirlo. Al igual
que en las incrustaciones, se realiza la maniobra de Hollenback después de cada
aposición de cera caliente. Con la punta de la espátula bien caliente se hace llegar la
cera a todos los ángulos, surcos y pozos que haya en el diente tallado.
Las reglas de modelado oclusal y de márgenes son las mismas que se han estudiado.
Encerado de Pinledges.
La única dificultad puede ser el encerado de los pines. Si éstos son anchos, del
calibre de una fresa 522, se pueden encerar directamente, poniendo la espátula muy
caliente dentro del pin para asegurarnos de que la cera llega a todos los rincones. Si se
fractura al sacarlo, se pueden reforzar con un hilo de plástico de calibre adecuado,
colocándolo dentro del pin mientras la cera sigue fundida.
Si los pines son muy finos se utilizan los pines de plástico del calibre adecuado,
colocándolos directamente en el agujero y encerando después el resto del pinledge.
Otros utilizan pines de platino-iridio del calibre adecuado y cuelan directamente a
ellos.
Figura 2.19
hasta estar seguros de que llegamos al fondo del canal. Se deja enfriar y se prueba a
ver si sale fácilmente del conducto, tirando con unos alicates del extremo libre del clip
(fig. 4-l5A); suele salir con facilidad, en parte, porque tiene separador y por la
contracción que experimenta la cera al enfriarse. Comprobado esto, se coloca
nuevamente en el modelo y se procede a encerar el muñón de trabajo en la forma
adecuada, comprobando que hay espacio suficiente, tanto en céntrica como en
excéntricas, para la restauración que se va a colocar posteriormente.
Acabado el modelado se retira del modelo
de trabajo y se coloca en el formador de
crisol, utilizando como bebedero la parte
sobresaliente del clip (fig. 2.20A).
En el precalentamiento se coloca el
cilindro boca abajo (fig. 2.20B) para que
1 al quemarse la cera que rodea el clip éste
caiga por sí solo. En caso de que esto no
suceda, sencillamente se retira con unas
II pinzas o alicates. Otros autores realizan
esta secuencia con pines de plástico de
diferentes grosores, solos o adaptados
con cera al agujero de la espiga prepara
Figura 2.20C da; en cualquier caso, los
resultados también son favorables.
Con la misma técnica que utilizamos en los muñones rectos, se hace una espiga
de un canal con los rebajes o fresados que se consideren necesarios; una vez colada, se
procede a encerar el resto de las espigas separada y sucesivamente.
Estas son las dos formas más frecuentes de hacer espigas ensambladas:
Figura 2.21
Otros prefieren hacer una llave en silicona o escayola del puente encerado (fig.
2.22), retiran el puente y derraman cera fundida sobre el modelo con el respaldo o
llave colocados, se elimina el exceso de cera y se termina el puente.
Esta técnica no es ideal porque los márgenes no pueden ser controlados
debidamente.
Figura 2.22
Encerado de márgenes.
Figura 2.23
Terminado el modelado hay que pulir la cera para conseguir una superficie lisa
y uniforme; se hace con una tela de algodón muy fina, con los palillos de algodón que
se utilizan para las otitis de los niños, o simplemente con un rollo fino de algodón. Si
se desea se puede utilizar un lubricante o hacerlo en seco; probablemente es mejor
utilizar el separador de cera o el rebajador de tensión superficial.
Dadas las características físicas de las ceras es necesario tener ciertos cuidados
para controlar su tendencia a la deformación y poder minimizarla.
El agua del revestimiento no debe ser fría, para evitar contracciones en la cera;
se considera temperatura ambiente del agua los 2O° C. Nunca se deben almacenar los
patrones de cera, y se deben revestir inmediatamente después de separados del modelo.
Puntos de contacto.
Las piezas dentarias, mesial y distalmente deben estar relacionadas unas con
otras de una manera correcta y efectiva por la zona que se denomina «punto de
contacto». Los puntos de contacto van a proteger a la papila gingival interdentaria, que
es aquella porción de la encía marginal que está situada entre dos dientes adyacentes, o
sea, que hay 30 papilas interdentarias en una boca normal completa (fig. 2.24).
Figura 2.24
Nunca debería fallar una prótesis fija por causa de unos puntos de contacto mal
realizados; si no existe protección de la papila interdentaria y de las zonas
interproximales de la pieza dentaria por un punto de contacto correcto se va a originar
indefectiblemente la destrucción periodontal por empacamiento mecánico de restos de
alimento y posiblemente un posterior proceso de caries con muy probable pérdida del
diente pilar o adyacente y la destrucción de los tejidos de soporte de las piezas
afectadas.
Hay que tener presente que este tema es el más importante a resolver en el
laboratorio y depende exclusivamente de él, siendo necesario estudiar, conocer y ser
extremadamente meticuloso en el momento de encerar esta zona anatómica del diente.
En la arcada superior:
oclusal
medio
gingival
Figura 2.25A
2° Los incisivos centrales tienen su contacto con los laterales a nivel de la línea
que separa 1/3 incisal y 1/3 medio (fig. 2.27A).
A Figura 2.27
Figura 2.28
Figura 2.29
1° Los incisivos entre sí, y con el canino, contactan en el tercio incisal (fig.
2.30)
Figura 2.30
Figura 2.31
Posibilidades de error:
Figura 2.32
Hay que revisar las uniones soldadas entre piezas y pónticos para darles su
debido tamaño y forma adecuada a la papila del caso correspondiente. Asimismo,
cualquier tipo de unión interproximal con distintos tipos de ataches o interlocks debe
ser examinada cuidadosamente para que el contorno dentario sea correcto, no
compríma la encía y permita una higiene efectiva.
Figura 2.33
Figura 2.34
Figura 2.35
Figura 2.36
Nuestro trabajo en equipo con el dentista nos dirá cuántas veces es necesario
realizar esta operación, dependiendo de si la tensión de la restauración colocada en la
boca es normal o excesiva. De todas formas, y como sistema, el laboratorio por lo
menos debe hacer este procedimiento dos veces, siempre y en todos los casos.
Después de colocada la
soldadura, el ajuste se debe hacer en
boca por el dentista, siguiendo el
proceder ya descrito.
Figura 2.39
Figura 2.40
Figura 2.41
Se escoge la zona de mayor es peso de cera para que la entrada del metal
fundido sea fácil y directa y se pueda distribuir uniformemente, con rapidez y sin
turbulencias al resto del molde con facilidad (Fig. 2.42A). El bebedero debe estar
alejado de los márgenes, porque al enfriarse el metal puede originar un desflecado o
redondeado de los márgenes finos, que van a quedar cortos en esa zona tan importante
(Fig. 2.42B).
Figura 2.42
Figura 2.43
Por lo general, las zonas de mayor espesor de cera son las cúspides, y en ellas
procedemos a colocar los bebederos. Se debe hacerlo en las cúspides no activas, o sea,
bucales de los superiores y linguales de los inferiores (Fig. 2.44).
Figura 2.44
A B
Figura 2.45
A B
Figura 2.46
Figura 2.47
Figura 2.48
Parece ser que este tipo de bebederos producen mayor porosidad en superficie a
nivel de la inserción en el colado.
3. Cámara de rechupado.
4. Longitud del bebedero; que viene representada por la distancia del patrón de cera al
fondo del cilindro.
Figura 2.49
colado se efectúe inmediatamente de sacado el cilindro del horno. Parece ser que el
cilindro metálico forrado con asbesto hace que la pérdida de calor sea más lenta.
Sabemos que al enfriarse el revestimiento, disminuye la expansión térmica que
habíamos conseguido.
precalentado el crisol
dentro del horno, y antes
de sacar el cilindro para
hacer el colado, debemos
llevar el metal a
temperatura cercana a
fusión para entonces
colocar el cilindro en la
centrífuga y en el menor
tiempo posible realizar el
colado. Cuando se funde
con llama, el centro
térmico permanece
constante, aunque nos
retrasemos unos segundos,
porque hay que tener en
cuenta que mientras
estamos aplicando la llama
al crisol, parte de
Figura 2.50
Es muy importante que las piezas que se van a colar se coloquen por fuera del
centro térmico, y que los bebederos estén situados dentro de él (Fig. 2.51A). Al estar
los bebederos colocados en la zona caliente, el metal que hay en ellos tarda más en
solidificarse y las coronas pueden chupar de él, y de esa forma se consigue un colado
más denso y sin rechupados; por el contrario (Fig. 2.5l B), si son los bebedores los que
se enfrían antes, sucede a la inversa, que el bebedero chupa metal del coping y se
originan en éste los consiguientes poros, poros de rechupado, y muy frecuentemente
un colado incompleto en espesores finos. Tanto los bebederos de barra horizontal,
como los bebederos en forma de volante, están diseñados con
A A B
Figura 2.51
No se puede dar una norma general sobre el grosor ideal de los bebederos. En
primer lugar, dependerá del tipo de metal que vamos a colar, y en segundo término es
necesario valorar los espesores del patrón de cera para poder saber o calcular el grosor
de los bebederos que vamos a utilizar. Es lógico pensar que los bebederos deben tener
Se puede decir que cualquier colado en oro, por finos que sean sus espesores se
realiza perfectamente con bebederos de 2,5-3 mm de grosor. Como caso particular hay
que hacer la excepción de aquellos casos en que se utilice máquina de colar tipo
Tricaster de Whi Mix, porque como en ésta se funde directamente sobre el crisol del
cilindro, si los bebederos son demasiado gruesos, el oro se desliza por ellos al fundirse,
antes de realizar el colado.
Cámara de rechupado
Está determinada por la distancia del patrón de cera al fondo del cilindro. Es
un factor muy importante a tener en cuenta. La distancia ideal del patrón de cera al
fondo del cilindro es de 6 mm, y de una manera práctica no debe ser superior a 1 cm
(Fig. 2.16A). Esto tiene mucha importancia para permitir el escape de los gases que
Entre las cualidades que deben tener los revestimientos que utilizamos es que
tengan una resistencia suficiente para soportar el impacto del metal sin fracturarse a
ese nivel de distancia al fondo del cilindro y, además, que tenga la suficiente
porosidad para permitir el escape de los gases con facilidad. Esto hay que valorarlo
principalmente cuando se utilizan máquinas de colar de vacío, porque si el
revestimiento es muy compacto por tener el grano muy fino, el vacío no va a ser
efectivo.
A C
Figura 2.54
Figura 2.57. Centro térmico, correcto. Grosor del bebedero, correcto; cámara de
rechupado, correcta. Distancia al fondo del cilindro, incorrecta. Probablemente colado
con algún desflecamiento o falta de relleno a nivel de márgenes muy finos.
Figura 2.58. Centro térmico, correcto. Grosor del bebedero, correcto. Cámara
de rechupado, correcta. Distancia al fondo del cilindro demasiado pequeña. Posibilidad
de fallo en el colado porque el impacto del metal puede romper la pared de
revestimiento del fondo del cilindro, que es demasiado fina.
Figura 2.59. Centro térmico, normal. Grosor del jito, más grueso de lo normal.
No tiene cámara de rechupado. Distancia al fondo del cilindro, correcta. Posibilidad de
buen colado, porque, aunque no tiene cámara de rechupado, el grosor del jito hace que
actúe como tal.
Figura 2.60. Centro térmico, correcto. Grosor del bebedero, correcto. Distancia
al fondo del cilindro, correcta, porque no se ha llenado el cilindro completamente hasta
el borde. Cámara de rechupado no necesita porque actúa como tal el botón del colado.
Figura 2.61. Todos los factores son correctos y el colado es malo por
insuficiente cantidad de metal que produce vacíos, poros o incluso falta de relleno en
algunas zonas. Siempre se debe colar con suficiente cantidad de metal, o mejor, con
cierto exceso. Es absurdo aventurar el colado por defecto de cantidad del metal. El
metal precioso se recupera y el no precioso es de coste despreciable.
Cuando hay que colar puentes de varias piezas, se consigue mejor control de la
expansión de revestimiento, utilizando cilindros de forma ovalada en vez de los de
forma redonda (Fig. 2.66).
Bebederos auxiliares
Con frecuencia tenemos que colar espesores muy finos, y para asegurar el
colado, se recurre a los bebedores auxiliares (Fig. 2.67). Se pueden colocar a nivel de
las ventanas de las coronas veneer, donde, es de experiencia común que alguna vez se
pueden producir poros por falta de relleno del metal, y en general en cualquier zona
que, por su espesor fino, puede plantear dudas de si va a ser rellenado perfectamente
con el metal.
Se colocan con una barra de cera, de espesor 1 mm, y van desde el crisol
principal o el bebedero principal a la zona que se considera problemática o a su
proximidad. Una vez hecho el colado, se corta con disco, e inclusive en el caso de
coronas veneer, si se ha colocado en la ventana, puede servir como retención para el
acrílico por la superficie irregular que tiene (Fig. 2.68).
Respiraderos
Tienen la misión de facilitar la salida de gas del molde para permitir un mejor
colado a nivel de espesores muy finos y de márgenes.
1) Abiertos.
2) Cerrados.
Figura 2.69
Figura 2.69
Figura 2.73
Para coronas sueltas se debe mantener entre las piezas a colar una distancia
igual al volumen interior de las mismas o, dicho de manera práctica, un espacio entre
ellas no inferior a 8 mm.
si
Figura 2.74
Utiliza cera en planchas de 1,5 mm de espesor y la conforma de tal manera que cada
coping y pieza intermedia reciben un
bebedero. Tiene forma de ojivas góticas, que
se insertan en los copings en su porción
palatina, por detrás del borde incisal y en
forma de embudo.
Recomienda utilizar un bebedero por cada
coping y por cada pieza intermedia. No se
trata de que estemos seguros que el colado va
a ser satisfactorio, sino que lo importante es
que las piezas intermedias por su mayor
volumen no chupen metal de las piezas
adyacentes, sino el bebedero.
Figura 2.76
Figura 2.77
B A C D
Figura 2.78
Como siempre, ninguno de estos factores se puede valorar por separado, sino que
probablemente son varios de ellos los
que intervienen en el mecanismo de
formación de los rechupados. Los más
importantes de estos factores son: la
colocación de las coronas en el centro
térmico, temperatura de
precalentamiento del cilindro, la
forma de las cofias y la temperatura
del metal colado.
A esto hay que sumar que el metal fundido, sobre todo los no nobles, tiene
Figura 2.84
2.3.1 REVESTIMIENTOS.
Los puntos de fusión de lo metales que utilizamos son diferentes, y se dice que
en general, a mayor punto de fusión de un metal, mayor será la contracción que
experimenta al volver al estado sólido a temperatura ambiente… Aunque en esto
influyen muchos factores, se puede, de una manera simple y esquemática, hacer uso de
este concepto. De aquí se desprende la importancia de conocer la contracción que
experimentan las aleaciones durante la importancia de conocer la contracción que
experimentan las aleaciones durante el enfriamiento para seleccionar un revestimiento
que con su expansión compense esa contracción.
1. El material refractario.
3. Los modificadores.
Las propiedades de los revestimientos son parecidas en todos ellos y lo que les
diferencia fundamentalmente es la composición del material que actúa como medio de
unión o aglutinante; es este material el que debe resistir sin descomponerse las
temperaturas de precalentamiento y colado, y el que da las características que
diferencias a unos revestimientos de otros.
1. El material refractario.
Es la sílice, en cualquiera de sus formas: cuarzo, tridimita y cristobalita. La
sílice existe en múltiples variedades muy complejas químicamente, dependiendo este
polimorfismo de la naturaleza de los enlace entre átomos, como el cuarzo α, cuarzo β.
Tridimita α, tridimita β, cristobalita α, y cristobalita β. Unas formas se transforman o
invierten en otras diferentes temperaturas.
Según la composición del material que hace de medio de unión, los revestimientos
se clasifican en:
3. Modificadores.
Los modificadores se incorporan a los revestimientos en cantidades variables,
según los fabricantes, para mejorar sus características, bien sea en orden aumentar su
dureza, controlar mejor el tiempo de fraguado, aumentar su resistencia al impacto o a
obtener unos colados con superficie limpia evitando la oxidación superficial de la
aleación que acabamos de colar. Así, por ejemplo, los revestimientos de base yeso
pueden llevar incorporados cantidades variables de cloruro sódico para conseguir
mayor rapidez de fraguado, mayor porosidad y mayor expansión, con el fin de
contrarrestar la contracción que experimenta el yeso al calentarlo en los alrededores de
los 100º C. Para aumentar la resistencia del revestimiento pueden llevar CIK, Pili y
ácido bórico, en proporciones variables. Como acelerador del fraguado se les incorpora
el sulfato potásico, y como desoxidante, en los revestimientos de base yeso se le
incorpora grafito, para obtener un colado más limpio.
Los revestimientos de fosfato son muy resistentes a las altas temperaturas sin
descomponerse, son duros y difíciles de romper y separar después del colado. La
exactitud de los colados, es buena y muy raras veces salen con superficies oxidadas,
sino que casi siempre es una superficie limpia y uniforme brillante. Después de colar,
utilizando tenazas de pico de loro es fácil romper el bloque sin peligro para el colado y
para pasarlo después al chorro de arena.
Expansión.
1) Expansión de fraguado.
2) Expansión higroscópica.
3) Expansión térmica.
Figura 2.85
Estudiando la gráfica de
expansiones que experimentan el cuarzo,
la cristobalita y la tridimita, cuando se
someten a temperaturas progresivamente
crecientes, se pueden establecer las
siguientes consideraciones:
El cuarzo va aumentando su
expansión paulatinamente y
uniformemente hasta los 575º C, en que
bruscamente al llegar a esa temperatura,
experimente una expansión del 11 a 1,4%
y aunque persista el aumento de
temperatura, ya no va a haber mayor
expansión.
La cristobalita experimenta una rápida expansión que tiene lugar entre los 200-
300º C, alcanzando valores de 1,25% de expansión térmica lineal.
Por encima de los 300º C su expansión es más uniforma y a partir entre los
450º C llega a valores de expansión por encima del 1,6%, su límite máximo es de
1,73%. Es el componente más importante, junto con el cuarzo, de todos los
revestimientos. La trifidita se utiliza menos frecuentemente, por su no tan favorable
comportamiento térmico.
Figura 2.86
Figura 2.87
Efectivamente, tiene lugar una expansión del patrón de cera, pero de difícil control,
porque con frecuencia se originan deformaciones, ya que con el calor se liberan las
tensiones que pueden existir en la cera. La cera blanda expande más que la dura. Es
importante no confundir este método con la expansión higroscópica, porque en ésta el
cilindro se sumerge totalmente en agua a la temperatura ambiente, 22º C, mientras que
en la técnica que estamos describiendo de expansión térmica del patrón de cera, el
revestimiento no está en contacto con el agua y la temperatura de ésta es de 37º C
(figura 7-3).
El revestimiento deberá
reproducir con precisión todos los
detalles del patrón de cera, dando una
superficie lisa y que a ser posible se
desprenda fácilmente del colado, sin
adherirse al metal.
Almacenamiento y cuidados.
Por lo general, los revestimientos de yeso se mezclan con agua, los de fosfato
con un sol de sílice y los de silicato con una solución alcohólica de un silicato
orgánico. Algunos revestimientos de fosfato (Ceramilgod 2) también se pueden
mezclar con agua. Por lo general, se prefieren los revestimientos “al agua”, siempre
que las características de expansión y fraguado sean iguales, porque con frecuencia los
líquidos especiales pueden precipitar y alterarse su composición con los cambios
bruscos de temperatura durante el almacenamiento y ello pueden influir
desfavorablemente en la reacción final de la mezcla. Probablemente para los
revestimientos que tienen que soportar altas temperaturas de precalentamientos y
colado (aleaciones no nobles) son necesarios los líquidos especiales, porque confieren
a la masa una mayor expansión, dureza y resistencia.
EL CILINDRO.
Probablemente los más utilizados en prótesis fija son los cilindros metálicos y
en prótesis removibles, los cilindros de papel.
El cilindro tiene que estar limpio, sin restos de revestimiento y con los bordes
intactos, sin desflecar. Cuando un cilindro tiene sus bordes rotos o irregulares, o bien
se tira o con una lima se regularizan hasta zonas uniformes.
Figura 2.91
Hay distintas opiniones sobre hasta dónde se debe recubrir de asbesto el interior del
cilindro, bien llevarlo hasta el mismo borde o dejarlo corto en 3-4mm (figura 2.92).
Figura 2.92
Las penas suelen ser de goma, metálica o de plásticos. En algunas de ellas los
cilindros encajan en unas muescas correspondientes al tamaño exacto del cilindro, pero
la mayor parte de las veces se pega con cera el cilindro a la peana. Parece que es
importante que el crisol tenga forma de bala en vez de tener forma de embudo, porque
el metal entra con menos turbulencias y el llenado del molde se realiza con mayor
densidad. Basta reconstruir con cera el embudo para conseguir esta forma de bala
(figura 2.93).
Figura 2.93
Cada tipo de revestimiento debe tener una taza diferente para evitar que se
contaminen unos con otros, y que pueda haber una alteración de la reacción de
fraguado.
Figura 2.94
por toda las superficie del patrón de cera, fijándonos en que llegue a todos los detalles
internos y externos del modelado, hasta recubrir completamente toda la superficie del
patrón o patrones de cera. El pincel no llega a contactar con el patrón, y éste se toca
sólo con el revestimiento que cuelga de la punta del pincel.
La taza tiene en la parte superior una peana redonda (4) sobre la que se coloca
el cilindro (3); (1) es la manguera de conexión al vacío.
Figura 2.95
En el otro extremo del cilindro (figura 2.96), con un cuchillo se elimina la capa
o película brillante que se queda en la
superficie del revestimiento fraguado
para permitir y facilitar la salida de
gases; también puede ser suficiente
hacerle unas muescas para eliminar
esa película. Es importante con el
cuchillo dejar el revestimiento a ras
con el borde metálico del cilindro
para que, por la diferencia brusca de
temperatura al colocar el cilindro
sobre la base de la máquina de colar,
no se raje, Esto es especialmente
importante tenerlo en cuenta cuando
se usen máquinas de colar con vacío o
con aire comprimido y vacío, porque
de lo contrario, la presión negativa
será imposible de conseguir.
Figura 2.96
Precalentamiento.
El cilindro se coloca en el centro del horno para que reciba por todos los
lados el mismo calor y la expansión del revestimiento sea uniforme; si se coloca más
cerca de las resistencia en unas partes que en otras, puede haber deformaciones por
diferente expansión del revestimiento.
El piso del horno no debe ser plano; el cilindro se debe colocar sobre una
base alabeada, estriada o perforada o apoyado en ángulo sobre cualquier trozo de metal
para permitir una correcta circulación de aire por la base de la boca del cilindro para
que sea posible la eliminación de la cera y de los gases que se forman durante la
combustión de lamisca (figura 2.97).
Figura 2.97
El cilindro se coloca boca abajo para que la cera fundida pueda salir por el
bebedero con facilidad, sin quemarse en el interior del molde del cilindro. Algunos
hornos traen desagües de cera, para aquellos casos en que la cantidad de cera es mucha
y al mismo tiempo para eliminar el mal olor de la cera fundida. También existen
pipetas con vacío para eliminar la cera del molde, una vez que ha empezado a fundirse.
Es importante que salga del molde la mayor cantidad de cera posible para
evitar que se queme en su interior, porque contaminar el revestimiento de base
yeso y producir su descomposición a temperaturas por debajo de 700º C.
Cuando el oro está fundido se forma una bola esférica de superficie brillante y
clara de color amarillo-naranja, que recuerda la consistencia de una bola de mercurio,
y que fluye con facilidad al mover ligeramente el brazo de la máquina centrífuga. Es el
momento de colar. Insistimos que durante todo el proceso de fusión se debe aplicar la
zona reductora de la llama para que el metal no se oxide. Cuando añadimos fundente,
es mejor hacerlo antes de comenzar la fusión, no durante el proceso de la misma.
López Lozano describe cómo la inducción se efectúa por medio de una bobina,
que rodea el cuerpo metálico que se pretende calentar, la cual va unida a un generador
de alta frecuencia y crea un campo magnético que induce corriente en la masa a
calentar; la resistencia ofrecida por ésta al paso de esta corriente inducida es lo que
hace posible el calentamiento. El mecanismo de la fusión por inducción es que como el
campo magnético en el interior del cuerpo metálico, elevando rápidamente su
temperatura, y debido a esta rapidez hay menor riesgo de oxidación y contaminación
de la masa fundida. Si se quiere eliminar aun más esta posibilidad de oxidación y de
contaminación, el crisol puede estar cerrado y contener una atmósfera inerte o
reductora, tal como el argón, en el momento de la fusión y de la soldadura. Estos gases
nobles o inertes tienen una gran estabilidad atómica, con nula o muy poca reactividad
química, y por tanto, no se combinan químicamente con ningún otro elemento, sea
sólido, líquido o gaseoso, lo cual proporciona una atmósfera inerte, que permite que
los materiales fundidos sean trabajados sin riesgos de contaminación.
Una vez totalmente limpio el colado, se cortan los jitos con un disco de
carborúndum o con una segueta, y se procede a examinar el interior del colado. Este
examen se debe hacer con lupas para apreciar mejor los detalles.
Se eliminan las pequeñas burbujas que pueda haber en el interior con una fresa
redonda de acero de tamaño pequeño (202). A continuación se procede a probar los
colados en los muñones desmontables; esto se debe hacer con orden y
meticulosamente. Por ejemplo, si se trata de un puente con tres pilares, se van
probando uno a uno, por separado, observando si el colado llega con facilidad hasta los
márgenes. Cuando hay un exceso de fricción, hay que ver si se trata de algún punto
aislado o de todo el colado.
Si se trata de un pequeño punto aislado, se rebaja del metal con una fresa de
acero, en la zona que la escayola está arañada o como rozada, pudiendo recurrir
también a hacer el chorreado con arena del interior del colado para ver los puntos
brillantes de rozamiento. Si se trata de fricción en todo el perímetro interior del colado,
ello nos indica que se debe a una falta de expansión del revestimiento, lo cual quiere
decir que es necesario revisar la técnica de revestido y precalentado. Si esta fricción es
mínima, se procede a sumergir el colado en el baño electrolítico o en agua regia para
eliminar en lo posible este exceso de fricción, de una manera uniforme en todo el
interior del colado. Los márgenes se deben proteger con cera. Uno tras otro,
separadamente, se prueban cada uno de los muñones individuales, comprobando su
ajuste. A continuación se colocan los muñones individuales en su sitio y se prueba
ENCERADO
Hay que tener presente el axioma de Skinner que dice que ningún colado va a
ser mejor que el encerado del que procede. En metal-porcelana las aleaciones que se
utilizan son muy duras, difíciles de repasar, por eso cuanto más perfecto sea el
encerado, menos trabajo tendremos que realizar para repasar y acabar debidamente las
estructuras. La superficie del encerado ha de ser uniforme, regular, suave, sin aristas ni
rayas, de ángulos redondeados y superficies convexas. Hay que encerar pensando que
los espesores de cerámica han de ser uniformes, porque es el objetivo más importante
del encerado para metal-cerámica.
Es sabido que la porcelana, por sus propiedades físicas puede ser considerada
como un vidrio, y como tal, en vez de deformarse o distorsionarse, se rompe y se
fractura.
La estructura metálica debe ser rígida para soportar sin deformarse las fuerzas
masticatorias, porque la deformación de la estructura metálica origina la fractura de la
porcelana.
Es claro, por tanto, que los pónticos y las uniones entre ellos y a las piezas
pilares deben tener el suficiente espesor vestíbulo-lingual y ocluso-gingivalmente para
conseguir rigidez en la estructura de metal.
Una corona puede ser reforzada con mayor efectividad si el tallado ha sido
hecho con hombro, porque a pesar de hacer la concavidad para la aplicación de la
cerámica, se puede conservar la zona de resistencia (Fig. 2.107), para evitar la
deformación del metal. Por esta razón el acabado de la cerámica directamente a
hombro, según técnica de Vryonis y Mac Lean, no es recomendable en el caso de
piezas pilares de puentes largos.
No se debe hacer el diseño del tipo que se hace para una corona veneer de oro
terminando la unión M-P en el borde incisal (Fig. 2.109), porque las tensiones al
contraerse la cerámica sobre una superficie plana, pueden debilitar se resistencia, y,
además, el metal se puede deformar por las fuerzas masticatorias; siempre se
recomienda que la porcelana termine en palatino, envolviendo al ángulo o borde
incisal, aunque sea poco.
Los puntos de contacto con las piezas adyacentes se pueden hacer en metal
(Fig. 2.111) o porcelana. Ya se ha comentado que en dientes posteriores se recomienda
hacerlos en metal por su mayor exactitud y mayor resistencia de la porcelana.
PONTICOS
Sistema Ceramohuek 79
Con este nombre se conocen las piezas intermedias huecas diseñadas por
Aragoneses; son unos pónticos prefabricados en cera que tienen la forma de un perfil
cilíndrico hueco, lo cual confiere resistencia y rigidez a la estructura metálica, así
como también mayor ligereza y menor gasto de material. Por su espesor uniforme y
forma hueca, similares a los de las piezas pilares, el coeficiente de expansión térmica
de la estructura es menor que en el caso de piezas intermedias macizas. En vestíbulo
tienen un nervio transversal cuyo fin es desdoblar la contracción de la porcelana,
haciéndola más controlable al permitir que se contraiga en dos zonas pequeñas en vez
de hacerlo en una superficie grande, lo cual hace también que la contracción sea
menor.