Caputo, C,, Qué Es La Modernidad
Caputo, C,, Qué Es La Modernidad
Caputo, C,, Qué Es La Modernidad
Marcelo Raffin
director
ISBN 978-950-23-2175-2
Eudeba
Universidad de Buenos Aires
Impreso en la Argentina
Hecho el depósito que establece la ley 11.723
Prólogo.......................................................................................... 7
Marcelo Raffin
Este libro reúne una serie de estudios que pretenden dar cuenta
de algunas problemáticas y ejes temáticos fundamentales que cruzan los
distintos saberes sobre lo social y que se reproducen recurrentemente en
cada uno de ellos, procurando brindar las herramientas básicas del análisis
de la teoría social, que permitan comprender, leer y reflexionar sobre la
situación personal, el mundo contemporáneo y las disciplinas y los saberes
relativos a la sociedad, a partir de una visión global, integradora y crítica
de las ciencias sociales. En parte, son estos la idea general y el objetivo
básico que orientan la propuesta de docencia e investigación de la materia
Sociología del Departamento de Ciencias Sociales del Ciclo Básico Común
de la Universidad de Buenos Aires, a mi cargo.
De esta obra, han participado profesores e investigadores de esta
universidad, que, desde distintas perspectivas, tradiciones y adscripciones,
o, en ocasiones, desde su hibridación, han llevado adelante los estudios que
la integran, volcando su formación, experiencia y trayectoria, pero sobre
todo, el trabajo que, en particular, desarrollan en este ámbito. El conjunto
de contribuciones aquí reunidas se estructuran en torno de cuatro ejes que,
en buena medida, retoman el objetivo general de brindar una visión global,
integradora y crítica de las ciencias sociales, recién mencionado.
Así, la Primera Parte, “Modernidad, capitalismo y subjetividad”, se
plantea la problemática de nuestra contemporaneidad tanto en las coorde-
nadas del tiempo como del espacio, en términos de una conceptualización
epocal (que abarca las dimensiones de lo subjetivo, lo intersubjetivo y lo
colectivo) como de la idea de “mundo” (a nivel local, regional y planetario).
Es por ello que este primer eje hace hincapié en los problemas fundamen-
tales de la “modernidad”, en tanto noción (cara a las ciencias sociales y
las humanidades) que pretende designar el tiempo y el espacio en el que
vivimos y sus implicancias, así como su puesta en cuestión, en especial,
respecto de sus límites diacrónicos y sincrónicos: cuándo hacer comenzar
Marcelo Raffin
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Modernidad, capitalismo
y subjetividad
La época
1. Para dar un ejemplo que ilumine esta distinción pensemos en William de Baskerville,
el personaje principal del film El nombre de la rosa, cuya trama está situada en la Italia
medieval, quien –al investigar el misterio de una serie de crímenes que se dan en la abadía que
visita– hace gala de una forma de pensar moderna. Es decir que, aunque vive en el medioevo,
piensa guiándose por criterios racionales y no dogmáticos como lo hace la mayoría de sus
contemporáneos. Por lo tanto, si tuviéramos que decir a qué época pertenece, deberíamos decir
que al medioevo; pero si tenemos en cuenta su mentalidad –el sentido filosófico de época–
deberíamos decir que a la modernidad. Podríamos ver esta diferencia como un problema o
podríamos considerar que, al contrario, enriquece nuestra comprensión de lo que es una época.
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Racionalidad y subjetivación
Sujeto
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totalidad de los entes. Es un ente entre otros. Solo a partir del todo
podemos determinar el lugar que le corresponde y, por lo tanto,
su naturaleza. El pensamiento moderno ejecuta una inversión en
ese punto de vista: ya no considera al hombre desde el mundo sino
el mundo desde el hombre. El hombre es sujeto ante el que todo
puede ser objeto. No es solo un ente entre los entes, con un puesto
asignado en el todo, sino un centro de actos que pueden dirigirse
a todo.4 (...) La naturaleza del hombre no puede ser del mismo
orden que la de las cosas no humanas. Todas las cosas tienen
una naturaleza establecida y obedecen a leyes fijas; el hombre,
en cambio, puede elegir para sí su propio puesto en el cosmos: su
naturaleza es libertad. Esta idea apunta ya en el famoso Discurso
sobre la dignidad del hombre de Pico della Mirandola.5 Desde
entonces el hombre es visto como un sujeto autónomo, abierto al
mundo, para transformarlo según sus proyectos y su trabajo. Más
tarde se presentará como autor de su propia historia, constructor
de su sociedad, legislador de su propia ley moral. En suma, desde
Pico hasta Sartre, pasando por Descartes o por Kant, el hombre
ya no es solo una criatura de la naturaleza, sujeta a sus leyes;
es también un sujeto que tiene al mundo como correlato de su
conocimiento y de su acción. Naturaleza y sociedad las transforma
con su acción; en la diversidad del mundo establece la unidad de la
razón: nombra todas las cosas, las relaciona entre sí, las recrea. El
hombre es la fuente de sentido de todas las cosas (Villoro, 1993).
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Razón
6. Cf. Matrix, el famoso film que los hermanos Wachowsi presentaron en 1999.
7. Va a ser Michel Foucault quien señale esta correlación a la largo de su obra.
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8. Si tenemos en cuenta los estudios recientes sobre filosofía no occidental podemos poner
en cuestión esta afirmación (Tola y Dragonetti, 2008).
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La ciencia moderna
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9. Esta idea de consultar los libros de Aristóteles o de la Revelación, por su parte, tiene su
lógica interna: para conocer la obra de un creador, qué mejor fuente que la verdad sobre la
obra que el mismo creador reveló, teniendo en cuenta también la debilidad de los instrumentos
con que el hombre cuenta para conocer por su propia cuenta.
10. Agradezco la colaboración de Andrea Pac para este apartado.
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11. “La razón por la cual el hombre es más que la abeja o cualquier animal gregario, un animal social
es evidente: la naturaleza, como solemos decir, no hace nada en vano, y el hombre es el único animal
que tiene la palabra.(...) La ciudad es por naturaleza anterior a la casa y a cada uno de nosotros, porque
el todo es necesariamente anterior a la parte; (...) Es evidente, pues, que la ciudad es por naturaleza y
anterior al individuo, porque si el individuo no se basta a sí mismo será semejante a las demás partes en
relación con el todo, y el que no puede vivir en sociedad, o no necesita nada por su propia suficiencia,
no es miembro de la ciudad, sino una bestia o un dios” (Aristóteles, 1997:43).
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Crisis de la modernidad
12. “Con las ciencias experimentales modernas, con las artes convertidas en autónomas, y con las teorías
de la moral y el derecho fundadas en principios, se desarrollaron aquí esferas culturales de valor que
posibilitaron procesos de aprendizaje de acuerdo en cada caso con la diferente legalidad interna de los
problemas teóricos, estéticos y práctico-morales” (Habermas, 1989:11).
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El fin de la modernidad
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Bibliografía
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Filmografía
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1. Francois Furet, historiador francés (1927-1997), se refiere a la obra del cineasta francés
Jean-Luc Godard, Historia (s) del Cine creada en 1997.
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2. Hobsbwm alude a sus raíces familiares al utilizar esta palabra ídish, que significa observador
partícipe. El ídish era hablado por las comunidades judías del centro de Europa. Luego de los
Estados Unidos, Europa (sobre todo antes de la segunda guerra mundial) e Israel, es Argentina
el país que más ha contribuído con la formación académica y popular del ídish.
3. Nació en Alejandría en 1917 y falleció en Londres en 2012.
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4. Eric Hobsbawm define al siglo XIX como largo extendiéndose desde 1789 hasta 1914.
5. Concepción del siglo XIX que tiene su origen en Claude-Henri Saint Simon y cobra
significación con Auguste Comte. Positivo significa lo preciso y constructivo frente a lo absoluto,
a la esencia. Se trata de una de las corrientes que estructuran el nacimiento de la Sociología.
6. Denominación utilizada en el marco de la etapa imperialista para hacer referencia a los
acuerdos establecidos entre los Estados imperialistas del siglo XIX con el objetivo de evitar
el conflicto.
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La linterna mágica
7. Constaba de un disco en cuyas caras estaba pintada a mano una imagen (la primera mitad
en una cara, y la segunda en la otra). Al girar el disco, las dos mitades se fundían para formar
una única imagen.
8. Consistía en un juguete muy conocido en el siglo XIX. Una tira de papel con imágenes
que podían ser vistas por varias personas al mismo tiempo. También conocido como rueda
de la vida.
9. Eran discos que representaban dispositivos de imágenes móviles.
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10. El caso Dreyfus refleja el aire de época al promediar el siglo XIX francés: el antisemitismo.
Nos situamos en 1894, Alfred Dreyfus, oficial del ejército francés de origen judío es acusado de
espionaje alemán. Es degradado y enviado de por vida a la Isla del Diablo. Tiempo más tarde
se devela la autoría de quien efectivamente, entregó los documentos militares a los alemanes.
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Los invitamos a tener una “cita con el cine” con el objetivo de comprender
estos ejes conceptuales. Para ello les ofrecemos un repertorio de títulos que
animan a problematizar algunos de los sucesos emblemáticos del siglo XX.
La función ya está por comenzar. Veamos entonces, cómo este mundo
visual se convierte en un vehículo posible para el análisis de las ciencias
sociales. Quienes decidan acompañarnos en el recorrido del siguiente texto
encontrarán que los filmes seleccionados no son los títulos más difundidos
a la hora de ilustrar procesos históricos. De eso se trata, de alejarnos de
las formas canónicas de pensar la historia; es decir, de no hacernos eco de
aquellas películas que se han convertido en referencia obligada –la mayoría
de ellas de circulación comercial– para abordar los sucesos históricos. Por
el contrario, exploraremos en la cinemateca para encontrar otras perspec-
tivas y producciones que también representan las escenas de la historia a
examinar.
Y finalmente, ¿por qué el cine? Porque según Hobsbawm, junto
con el jazz, representan las dos manifestaciones artísticas de vanguardia
a principios del siglo XX y porque no en vano, le dedica una sección en su
análisis sobre el siglo XX. Y porque además, es una de las creaciones más
inspiradoras para imaginar, pensar y aprehender historias ejemplares e
historias mínimas.
I. Tiempos violentos
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11. Península al sureste de Europa que adquiere dicho nombre por la cordillera de los Balcanes.
Se encuentra rodeada por los mares: Adriático, Jónico, Egeo, Mármara y Negro.
12. Excepto España, los Países Bajos, Noruega, Suecia, Finlandia y Suiza.
13. Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Turquía, etc.
14. Integran el Templo de los Dioses: Rodolfo Valentino, Mary Pickford, Lillian Gish, Búster
Keaton, Douglas Fairbanks y Theda Bara.
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15. Caravanas de autos desfilan los 24 de abril con especial resonancia en el barrio de Palermo
de la Ciudad de Buenos Aires, conmemorando la masacre turca.
16. Grupo de turcos universitarios militarizados, miembros del partido Comité de Unión y
Progreso. Genocidio armenio: masacre turca a los armenios, aproximadamente 1.200.000
muertos.
17. El término “genocidio” fue inventado por el abogado polaco Raphael Lemkin en 1944,
quien desde Estados Unidos, llevó adelante una campaña para condenar a los autores de actos
destinados a destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, social o religioso. En
1948 se creó la Convención Internacional sobre Genocidio.
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V. Vivir mata
18. Política económica de tipo mixto, oscilante entre el control estatal y la iniciativa privada.
19. Efecto cómico rápido, predominantemente visual.
20. Organización científica del trabajo. Doctrina ideada por el ingeniero estadounidense
Frederick Taylor, que se basa en descomponer el trabajo en tareas simples, cronometrarlas y
exigir al trabajador el cumplimiento de las mismas en un intervalo de tiempo predeterminado.
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21. Término hebreo que significa catástrofe. Fue utilizado para referirse al Holocausto judío.
Holocausto es una palabra de uso común cuya etimología significa sacrificio. Hablar del
exterminio de los judíos como holocausto es controvertido.
22. Entretelones de la película: Chaplin decía haberse vengado de Hitler en El gran dictador
porque Hitler le había robado su bigote.
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23. Escritor y miembro de la resistencia antifascista italiana, fue arrestado por la milicia fascista
que lo entregó al ejército de ocupación alemán al identificarse como judío. Fue deportado a
Auschwitz en 1944 y liberado con la llegada del Ejército Rojo.
24. Ubicado en el sudeste de Alemania, muy cerca de la ciudad de Munich, en Baviera, en
el límite con Austria. Fue el primer campo de concentración regular creado por los nazis en
1933. El área del campo estaba constituído por treinta y dos barracas, de las cuales una era
destinada para el clero disidente al régimen nazi. Los prisioneros de Dachau fueron utilizados
para realizar trabajos forzados.
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Edad dorada
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iniciado en la década del treinta y que lentamente, moldó los contornos del
Estado de Bienestar. De acuerdo a Zygmunt Bauman:
32. El nombre procede de un aparente congelamiento del conflicto entre los principales
protagonistas: EE. UU. y la URSS. Las potencias interpuestas evitaron los enfrentamientos
directos hasta que terminó –en parte– la carrera armamentística y Gorbachov llamó a retirada
(1985).
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35. Nikita Krushev, secretario de general del Partido Comunista de la Unión Soviética luego
de la muerte de Stalin en 1953.
36. Campos de trabajo y muerte durante la década del treinta en la URSS.
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41. Programa de recuperación europea impulsado por Estados Unidos con el apoyo de Canadá.
Se inició a través de la provisión de alimentos, vestimenta, reconstrucción de viviendas a
través de las fuerzas armadas norteamericanas y luego desde la ONU. De todos modos, la
reconstrucción cayó sobre Estados Unidos ya que los flamantes organismos no se encontraban
en condiciones de dar suficientes respuestas.
42. La crisis del petróleo de 1973 comenzó el 23 de agosto de 1973, a raíz de la decisión de
la Organización de Países Árabes Exportadores de no exportar más petróleo a los países
que habían apoyado a Israel durante la guerra del Yom Kippur, cuarta guerra árabe-israelí.
entre Israel –aliada de Estados Unidos en Oriente– y las fuerzas armadas de Egipto y Siria,
equipadas por la URSS. El aumento del precio unido a la gran dependencia que tiene el
mundo industrializado del petróleo, provocó un fuerte efecto inflacionista y una reducción
de la actividad económica de los países afectados.
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43. Cabe aclarar que la primera versión neoliberal se puso a prueba en el contexto latinoamericano,
durante la dictadura de Augusto Pinochet, a partir de la década del setenta en Chile.
44. Corriente ideológica que surgió a mediados de los cincuenta, en pleno auge de los Estados
de Bienestar. Se trata de una vertiente de una doctrina económica –el liberalismo– que tiende
a profundizar los aspectos conservadores graficados a través de la imagen del “derrame de la
“copa”. El departamento de Economía de la Universidad de Chicago declaró la guerra al New
Deal como estrategia para salir de la gran depresión. Milton Friedman es uno de sus portavoces.
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45. Construido por la República Democrática Alemana (RDA) en 1961 en el marco del
enfrentamiento Este-Oeste.
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Un lugar en el mundo
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46. El historiador señala que eso es relativo respecto a África, América Latina y la ex URSS.
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Por eso titulé en inglés mi libro sobre el ‘siglo corto’ The Age
of Extremes. Desde cualquier punto de vista ha sido un siglo
extraordinario. No sólo por sus catástrofes. En realidad, cuando
llega a su término, el mundo, con algunas excepciones, está mucho
mejor que antes. No se puede rechazar in toto el siglo XX, porque
hoy en día los hijos de este siglo disfrutan de mejores condiciones
materiales y espirituales que las que tuvieron sus padres y sus
abuelos. El problema es lo que nos depara el futuro. Esta es mi
preocupación (2000:218).
Bibliografía
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Filmografía
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Introducción
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de excepción al estado de excepción en el cual vivimos y que se ha vuelto regla tal y como nos
muestra la tradición de los oprimidos (cf. Benjamin, 2002:115). La interpretación agambeniana
retoma esta oposición y lo plantea en su lectura sobre Pablo, entendiendo sus explicaciones
como parte de la desactivación necesaria de la ley por la fe que conlleva el tiempo mesiánico
en el que vivimos (cf. Agamben, 2006).
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no está dada por una imposibilidad en el adueñarse, sino, más que nada,
por la estructuración de una subjetividad que crea y recrea necesidades y
satisfacciones para poder mejorar, para poder mantenerse en la carrera
del mercado, o, en otros términos, el individuo, al invertir, en su propio
capital humano conlleva que esa inversión no se acabe nunca, no culmine
de ninguna manera.
Según afirma Agamben, el problema del capitalismo es la imposibi-
lidad de la profanación y que, además, reproduce un “incesante proceso de
separación, que inviste cada cosa, cada lugar, cada actividad humana para
dividirla de sí misma y que es completamente indiferente a la cesura sacro/
profano, divino/humano” (2005:106-107). Es por eso que retoma la noción
de fetichismo y sostiene que “en la mercancía la separación es inherente a
la forma misma del objeto, que se escinde en valor de uso y valor de cambio
y se transforma en un fetiche inaprensible” (2005:107). Este fetiche, en la
última etapa del capitalismo, es la exhibición de la cosa en su separación en
la esfera de lo sagrado, y es, en este sentido, que espectáculo y consumo son
dos caras de una única imposibilidad de usar. Por el contrario, Althusser
sostiene, al hablar del fetichismo, que Marx queda atrapado en el modelo
religioso y jurídico, y “opone las relaciones entre los hombres a las relaciones
entre las cosas” (Althusser, 2003:151). Esto se debe a la distinción jurídica
entre personas y cosas que le posibilita a Marx percatarse de la apariencia
y que las relaciones sociales aparezcan como relaciones entre las cosas. El
fetichismo, para Marx, está formado por las ilusiones de los economistas,
fetichismo que es inherente al mundo mercantil que implica la escisión que
“sirve de base a todos los intérpretes ‘humanistas’, es decir ‘religiosos’, del
pensamiento de Marx” (Althusser, 2003:149). En síntesis, el problema del
fetichismo está relacionado con una mirada jurídico-religiosa que está ba-
sada en la separación como modulador del espectáculo y la representación.
Sin embargo, en Foucault, se puede encontrar en más de un momento
una crítica a la representación y al espectáculo. Es así que durante la clase
del 14 de febrero de 1979, argumenta que:
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7. Por el contrario, Debord sostiene: “Toda la vida de las sociedades en las cuales reinan
las condiciones modernas de producción se anuncia como una inmensa acumulación de
espectáculos. Todo lo que era directamente vivido se ha desviado en una representación”
(2002:13).
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Conclusiones
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Bibliografía
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Dan Adaszko
¿Qué es la sociología?
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3. Esta obsesión por asemejarse a las otras ciencias fue uno de los tantos motivos que
produjeron un cisma dentro de las ciencias económicas y la irrupción de las teorías neoclásicas
a fines del siglo XIX. Es posible postular, sin lugar a dudas, que la economía del siglo XX en
adelante ha tenido, más que ninguna otra ciencia social, una obstinación por parecerse a
una ciencia natural, tratando de encontrar leyes universales del funcionamiento económico;
obstinación que la ha hecho oscilar de frustración en frustración –ya que la mayoría de las
veces ha fallado en sus predicciones.
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A decir verdad, las ciencias tal como las conocemos hoy y como están
organizadas en las universidades son relativamente recientes y en muchos
casos comienzan a desaparecer y entremezclarse. Gran parte de las nuevas
carreras universitarias no se corresponden con las disciplinas científicas
clásicas, sino con áreas temáticas muy diversas.
Hasta los siglos XVIII y XIX el conocimiento acerca de un tema o
problema no estaba encerrado dentro de una disciplina concreta con una
etiqueta como sociología, economía, ciencias políticas, psicología, biología,
física, etc. Durante la etapa en que se fueron constituyendo las nuevas co-
rrientes de pensamiento e investigación en la Modernidad, el conocimiento
tenía un carácter transversal y no un límite concreto. La mayor parte de la
gente ilustrada de aquellos tiempos contaba con sólidos conocimientos en
filosofía, derecho, teología, ciencias, matemática y arte.
Por ejemplo, muchos de los primeros astrónomos, físicos y químicos
modernos eran sacerdotes.5 La formación de base de uno de los fundadores
de la Economía Política moderna, Adam Smith, no era la economía sino la
filosofía, actividad que ejerció como profesor de moral en la universidad.
El creador de la corriente alemana de sociología, Max Weber, era abogado.
Los primeros astrónomos no tenían una formación sólida en la materia
sino que eran, básicamente, grandes experimentadores. Leibnitz, uno de
los creadores (junto a Newton) del cálculo diferencial e integral (lo que
se estudia en el presente en análisis matemático) tenía como formación
básica la filosofía y el derecho y no la matemática. Francis Bacon, quien
propusiera y defendiera el método inductivo para la investigación científica
también era un filósofo. Uno de los grandes filósofos modernos, Emanuel
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y = β 0 + β1 x1 + β 2 x 2 + ... + β n x n + ε
7. A cualquier alumno familiarizado con conceptos básicos como la ecuación de una recta
debería resultarle sumamente sencillo entender este apartado, aun cuando carezca de
conocimientos de estadística.
8. Si bien explicar y comprender son dos conceptos diferentes, no se desarrollará este tema
en el presente artículo.
9. La regresión lineal es la aplicación en el campo de la estadística de lo que en el álgebra
lineal se conoce como método de mínimos cuadrados. Si bien en la universidad se enseña a
resolver sistemas de ecuaciones lineales del tipo Ax=b, quienes habitualmente trabajan con
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grandes matrices de datos saben que ese sistema casi nunca tiene solución, y en el caso de los
fenómenos sociales no es arriesgado decir que nunca la tienen, ya que la dependencia lineal
perfecta ( x1 v 1 + x 2 v 2 + + x n v n = 0 ) no existe en lo social. Por ello es necesario
recurrir a otros métodos que permitan obtener soluciones aproximadas, como por ejemplo
el de mínimos cuadrados o el de máxima verosimilitud.
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algo estamos dando respuesta a las preguntas “qué ocurre” y “qué caracte-
rísticas visibles y mensurables tiene ese fenómeno”, mientras que cuando
explicamos estamos respondiendo al interrogante “por qué ocurre”.
Un ejemplo simple nos permitirá comprender esta afirmación de
un modo más acabado. La descripción del deceso de una persona puede
acotarse a la afirmación de que el corazón de aquella cesó de latir y el resto
de sus órganos vitales dejaron de funcionar. Sin embargo la explicación del
motivo de ese suceso podría ser tan diversa como: a) esa persona sufría
una cardiopatía por una deformación coronaria previa y al esforzarse más
de lo debido, su corazón finalmente colapsó; o b) Dios quiso llevarlo a su
lado y por lo tanto detuvo su corazón. Son dos explicaciones por completo
diferentes para una misma descripción. Durante la edad media, la alta
mortalidad infantil era explicada en términos divinos, mientras que en el
presente se recurre a factores sanitarios y biológicos.
Cuando hablamos de predicción estamos refiriéndonos a prever con
cierto grado de certidumbre que en el futuro un determinado escenario o
variable se comportará de un modo que presuponemos. No estamos expli-
cando por qué lo hará sino, simplemente, prediciendo lo que sucederá. Una
ecuación de regresión puede predecir pero no explicar, a menos que nos
introduzcamos término a término en ella, algo que no se deduce de por sí,
sino que depende del sentido que, literalmente, construya el investigador
y de la teoría en la que se sustente.
Presentamos aquí un ejemplo con una única variable predictora –con
lo que el modelo antes presentado pasa a llamarse de regresión lineal sim-
ple–. Si se utilizan los datos del Censo Nacional Educativo a alumnos que
finalizaron el secundario en el año 2000, pueden extraerse los siguientes
datos acerca del desempeño de las escuelas.
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Rendimiento en matemáticas
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60
50
40
30 R² = 0.7497
30 40 50 60 70 80 90
Rendimiento en lengua
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Error
R cuadrado
Modelo R R cuadrado típ. de la
corregida estimación
Coeficientes no Coeficientes
estandarizados estandarizados
Modelo t Sig.
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13. En términos de álgebra lineal, en lo social los sistemas de ecuaciones matriciales nunca
tienen solución; jamás un vector de datos correspondiente a una variable es producto de
combinaciones lineales entre otras variables, lo que equivale a decir que la variable dependiente
nunca caen dentro del espacio columna de la matriz de variables independientes.
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Sig.
Valor gl asintótica
(bilateral)
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Ciencia y sentido
14. Se hace necesario aclarar que en este capítulo se presentaron básicamente ejemplos
de investigaciones empíricas de índole cuantitativa, aunque, en rigor de verdad, en las
ciencias sociales latinoamericanas (excepto en la economía donde sucede todo lo contrario)
hegemonizan los métodos cualitativos. Tal vez el sesgo de este artículo se deba a que el autor
del mismo se especializa en métodos cuantitativos y en la aplicación de la estadística a la
investigación social.
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A principios del siglo XX, Max Weber resumiría estas ideas dicien-
do que el objeto de la Sociología es explicar el sentido de la acción social.
No obstante esto, una parte sustancial de las acciones humanas no tienen
motivaciones concientes y racionales, con lo que comprender el sentido de
la acción social se complejiza aún más.
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utilizamos, los alimentos que ingerimos, las encuestas políticas, los indica-
dores económicos, los estudios de laboratorio, entre tantos otros ejemplos.
Es así que la ciencia (en sentido genérico) es tomada como la forma
de conocimiento que produce y enuncia “verdades” ¿Pero puede acaso la
ciencia explicarlo todo?15
Quienes nos desempeñamos en el campo de las ciencias sociales de-
bemos convivir con la idea de que nunca podremos explicar o comprender
todo lo que produce o modifica lo que hay en nuestra sociedad. Apenas es-
bozamos algunas ideas o teorías sobre lo que creemos entender. Intentamos
aproximarnos a algo que podríamos llamar “la verdad” pero sabiendo que
jamás llegaremos a ella, porque la teoría que hoy es tomada como cierta,
dentro de algunos años caerá y será reemplazada por otra que, a su debido
tiempo, también será refutada. A esto se agrega que en las ciencias socia-
les, esta refutación y discusión entre teorías no se produce sucesivamente
–diacrónicamente– sino simultáneamente. Nunca debemos olvidar, para
cualquier ciencia, que la teoría es solo eso, una teoría que nunca coincide
con la realidad y si lo hiciera, no hay modo de saberlo.
A los alumnos de la universidad les resulta muy difícil darse cuenta
que los manuales y libros que incorporan a lo largo de sus carreras no
contienen verdades sino teorías. Lo mismo sucede con este texto que es-
tán leyendo. Esto se debe a que, por lo general, los mismos profesores les
transmiten los enunciados como verdades y, en no pocas oportunidades,
estos docentes tampoco pueden distinguir entre teoría y verdad.
La ciencia trabaja con tipologías, modelos y conceptos teóricos que
intentan explicar o comprender pero, como señalara hace más de cien años
el sociólogo Max Weber, nunca deben ser confundidas con la realidad en
sí misma. “La verdad” es construida culturalmente por cada sociedad en
cada momento y es producto de relaciones de fuerza que logran imponer
un enunciado como verdadero por sobre otros –algo que fue en extenso
trabajado por Michel Foucault–.
Para los griegos “la verdad” consistía en que el mundo era plano y
que alrededor de él giraban a distintas velocidades una serie de cintas o
discos transparentes, algunos con estrellas, otros con planetas, otro era
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exclusivo para el sol y otro para la luna. Vivían conforme a esas creencias
que amalgamaban mitología, religión, arte y ciencia.
Durante siglos el año no tenía 365 días; la tierra era plana; el tiempo
no se medía con relojes; las pestes y epidemias eran un designio divino;
la inmensa mayoría de la gente no conocía la lectoescritura; el mundo se
encontraba encantado por duendes, gnomos y todo tipo de seres fantásticos;
los bosques estaban encantados; bañarse debilitaba el alma; el cuerpo era
un simple cubículo que albergaba a aquella a lo sumo veinte o treinta años.
¿Cómo nos mirarán dentro de algunos siglos? ¿Qué pensarán de
nuestras ciencias, universidades, manuales y tecnologías? ¿Alguien podría
asegurar que dentro de dos cientos años no surja y se imponga otra forma de
conocer y conectarse con la realidad y que la ciencia sea relegada al pasado
como una forma anacrónica de conocimiento?
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Bibliografía
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Bachelard (1987:76).
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cual, cada uno de estos aspectos, cobra sentido. Explicitar, a la vez, algunos
de los supuestos subyacentes que operan sobre la percepción del mundo y
circunscriben una realidad que se presenta como “única”.
El emperador lo increpó:
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3. Hasta entonces, el universo (aristotélico) era concebido como un todo orgánico en el cual
los fenómenos materiales y espirituales eran interdependientes y el hombre era una criatura
mas entre otras, integrado armónicamente con la naturaleza (Najmanovich, 1995).
4. En ese contexto, Morín (1994), rescata la obra de los grandes novelistas que lograron mostrar
la inmensa diversidad y complejidad del ser humano acallado por ese sujeto estructurado a
partir de Descartes, entre ellos Shakespeare que expresa: “Estamos hechos de la materia de
los sueños”.
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7. Al igual que habitus, otras nociones (algunas tributarios del campo “psi”) que pueden
inscribirse en la categoría de intermediario como significaciones imaginarias sociales (C.
Castoriadis), Instituciones y apuntalamiento (R. Kaes), operan en la interface de los fenómenos
individual y colectivo ya que articulan dos polos en permanente tensión: el psíquico y el social.
La idea de sujeto social, pretende dar cuenta de la existencia de una sociedad externa y una
interna, permitiendo ubicar al individuo y sus producciones mentales, como producto de su
socialización en un segmento social determinado. Así lo individual, emerge como una estructura
estructurada, que posee un potencial estructurante.
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8. Bourdieu atribuye esta situación al discurso sociológico hegemónico de los años 1950 y 1960.
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Puentes a cruzar
Cuando se quiere huir del mundo tal y como es, uno puede ser
músico, puede ser filósofo, puede ser matemático. Pero ¿cómo huir
de él siendo sociólogo? (…) Para lograr ver y hablar del mundo
tal cual es, hay que aceptar estar siempre en lo complicado, lo
confuso, lo impuro, lo vago, etc., e ir así contra la idea común del
rigor intelectual (Bourdieu, 2008:380).
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Bibliografía
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Silvia Severini
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1. Safranski explica que la revolución de 1789 fue un gran estímulo para la vida intelectual
alemana de la época. La revolución fue vista como un suceso excepcional de la historia
universal, como el momento fundante de la sociedad basada en el contrato social descripta
por Jean Jacques Rousseau. Pero la decepción que luego despertó el devenir del proceso
revolucionario, hizo que el idealismo alemán inicial fuera canalizado por muchos hacia “lo
romántico” (2009:30 y ss).
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Biagini rescata entre los méritos del positivismo de la época el haber con-
tribuido a fundar una ciencia más rigurosa, preocupada por el análisis de
los datos de la experiencia y por evitar la incidencia del subjetivismo y la
especulación (Biagini, 1981).
Partiendo de esta idea acerca de la influencia algo tardía del positi-
vismo en Argentina, tal vez sea atinado echar una breve mirada al contexto
social y económico del período que abarca desde las últimas décadas del
siglo XIX hasta las primeras del XX, lapso en el que precisamente se asistió
a una gran producción intelectual, con influencia positivista, por parte de
la llamada generación de los años noventa. A principios del siglo XX, entre
1901 y 1910, se registró el punto más alto del flujo inmigratorio que había
comenzado en la segunda mitad del siglo anterior y que era la contracara
de la Europa convulsionada por las crisis capitalistas expulsoras de mano
de obra (Germani, 1966:179). La masividad de la inmigración llegada a
esta tierra, deseada y alentada por representantes de las élites nativas, se
agregaba a las transformaciones que ya estaban en marcha. La presencia
de los inmigrantes profundizaba el fenómeno de la emergencia de nuevas
clases sociales, alteraba la nueva organización económica orientada hacia la
inserción en el mercado internacional y, en definitiva, aceleraba el proceso
de modernización. Pero esa modernidad traía consecuencias no buscadas
por los mismos que la estimulaban, porque se abría paso una sociedad
compleja y alborotada, poco conocida, impactada además por la crisis
financiera de los años noventa y por diversas y variadas insatisfacciones.
Si por el lado de los trabajadores se extendía el malestar provocado por
condiciones de trabajo que no eran buenas, por el otro estaban las élites
tradicionales que desconfiaban de tantas mudanzas, especialmente de la
participación creciente de las masas en la vida social y política. Añoraban
la solidez de los estadios anteriores y parecían querer recuperar de algún
modo las aspiraciones incumplidas de aquel romanticismo rioplatense de
la generación de 1837 que, infructuosamente, había pretendido fundar una
cultura nacional (Terán, 2000:223). Frente a la seguridad de antaño, los
cambios de la Argentina de entre 1870 y 1914 eran muy fuertes. Según la
descripción de Francis Korn:
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Bibliografía
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Introducción
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más celestiales del fervor religioso, del entusiasmo caballeresco y del sen-
timentalismo pequeñoburgués en las aguas heladas del cálculo egoísta”.
Y es entonces, por lo que Marx sueña un mundo sin dinero: “Imagina al
hombre humano y su relación con el mundo como una relación humana y
solo podrás intercambiar amor con amor”.
A su vez, Georg Simmel, del cual cabe decir que diseñó buena parte
de su monumental obra a partir de los primeros capítulos de El capital
de Marx, escribió una serie de ensayos, especies de aguafuertes reunidas
bajo el título de Imágenes momentáneas sub specie aeternitatis que bien
pueden leerse también como joyas de la literatura. En uno de ellos, titulado
“El dinero solo no hace la felicidad”, afirma que el dinero solo no hace la
felicidad sino que también hay que tenerlo y todo aquello que requiere la
propiedad completa, el ser humano termina destruyéndolo más rápido o
más lento a través de la posesión: la carne asada y el vino, la vestimenta y
todo lo que poseemos materialmente. Pero en lo alto están las estrellas y
otros astros y nos hacen felices, aunque no necesitamos codiciarlos, poseer-
los. Lo que realmente es eterno en la vida son aquellos momentos fugaces
que no podemos poseer ni retener: la belleza de un cuerpo, un beso, un
amanecer o una noche bajo las estrellas.
En este artículo se parte de la base de que la literatura puede ser
considerada como fuente y agente de la historia y de la sociología para dar
cuenta de las ideas hegemónicas y contra hegemónicas de una época, de
los amores y de los odios, de los prejuicios, de las ideologías políticas de
una sociedad. Particularmente literatura y marxismo o literatura e ideas
socialistas y comunistas se han retroalimentado mutuamente desde el siglo
XIX al punto tal que hay obras literarias –pensemos en Los miserables
(1862) de Víctor Hugo o Germinal (1885) de Emile Zolá– tienen un carácter
político revolucionario y que incendia mentes y corazones e incentiva a la
praxis política y hay teorías y ensayos políticos que consiguen verdadera
belleza literaria. Si se parte de estas afirmaciones no puede negársele a la
literatura su capacidad de hacer inasible o de posibilitar la ilustración y el
aprehender ciertos conceptos claves de la obra de Karl Marx. Se escogerán
algunos ejemplos de los vastos que ofrece el campo literario y algunas cues-
tiones claves de la vida y de la obra de Karl Marx que funcionen a manera
de paradigma.
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Noticia biográfica
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Decoraban la sala con toda clase de ramas verdes, entre las cuales,
en los lugares adecuados, asomaba el pérfido muérdago, que
concede al hombre el derecho de besar a cualquier persona del
sexo opuesto que se halle de pie debajo de sus ramas o a la que
pueda atrapar cuando pasa. En la mesa, el plato principal es un
suculento pavo y, si la hacienda alcanza, se sirve un enorme jamón
al horno. Algunos atractivos adicionales –uno de ellos un dulce
llamado tipsy-cake, un bizcocho borracho que se prepara, como
su nombre lo indica, con brandy o jerez– abren el paso al plato de
honor: el pudín de ciruelas, que, una vez que se apagan las luces
de la sala, se sirve flambeado de ron. Cada invitado debe recibir su
trozo de pudín generosamente bautizado con un buen licor, antes
de que se apaguen las llamas. Todo eso va formando una base que
bien puede resultar peligrosa para los que no miden el consumo
de los vinos que acompañan los platos (Dickens, 2004:339).
Pero aún más Marx aludía a los cuadrados burgueses que solo pen-
saban en tiempo, utilidad y números, los caballeritos hipócritas “educados
en un sistema permanente de represión de las tendencias naturales”, los
mequetrefes de la novela Tiempos difíciles (1854) de los cuáles Tomas
Grandning y el fanfarrón y abyecto Bounderby llevan la corona.
Hombres cuadrados que construyen ciudades cuadradas, de las
cuáles Coketown es el paradigma: “Todos los rótulos públicos de la ciudad
estaban pintados, uniformemente, en severos caracteres blancos y negros”
(Dickens, 2007:110). Y preanunciando a Foucault:
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El Banco, las escuelas siguen el lema del realismo práctico, todo, todo
rigurosamente productivo. Y se convierten en ciudades:
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He caído en un pozo que, según recuerdan los viejos que aún viven,
ha costado centenares y centenares de vidas de hombres: padres,
hijos, hermanos que eran queridos por millares de personas a las
que ellos ponían a cubierto de la necesidad y del hambre. He caído
en un pozo que ha hecho más estragos con el grisú que una batalla,
yo había leído, como han podido leer todos, las peticiones que los
hombres que trabajan en los pozos han dirigido a los hombres que
hacen las leyes, rogándoles una vez y otra, en nombre de Cristo,
que no permitan que encuentren la muerte en su trabajo y que les
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consientan vivir para sus mujeres y para sus hijos, a los que aman
tanto como los caballeros aman a los suyos (Dickens, 2007: 268).
La alienación
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Bibliografía
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Graciela Pozzi
Introducción
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Ahora bien, el saber es algo distinto de todo esto. Para nuestro autor,
el conocimiento constituye un conjunto de proposiciones, pero el saber es
un entramado de reglas que hace que ciertos enunciados sean evidencias
naturales e incuestionables y que al mismo tiempo nos constituyen como
sujetos. La pregunta que se formula Foucault tiene que ver con qué prácti-
cas sociales generan ciertas formas de discurso que se tornan verdades, es
decir, cuestiones aceptadas por todos y constituyentes de subjetividades. A
lo largo de su obra, indaga en las prácticas que dan origen a los discursos
y en la condición de posibilidad de ciertos discursos de instalar en cada
época lo bueno y lo malo o lo sano y lo enfermo o lo verdadero y lo falso.
Porque en Foucault, ni el saber ni el poder son esencias subyacentes sino
construcciones que se dan en las relaciones que los hombres establecen
entre sí y con las cosas que los rodean.
Precisemos algunas cuestiones. Dijimos al principio del apartado
que el saber circula, deberíamos preguntarnos a través de qué dispositivo
lo hace. Pues bien, ese dispositivo es el discurso. En Foucault, el discurso
constituye un hecho lingüístico que encuentra su condición de existencia en
las prácticas sociales pero no en la conciencia del sujeto. Por eso tenderá a
hablar de formaciones discursivas entendiéndolas como conjuntos de enun-
ciados, articulados con prácticas concretas, y las preguntas que se formule
frente a las diferentes formaciones tendrán que ver con sus posibilidades
de existencia, con los límites del discurso, aquello acerca de lo que se puede
hablar y lo que debe ser callado.
No se trata de determinar si es verdadero o no, se trata de desenmas-
carar su ambición de poder, su lucha por imponerse. Su idea es plantear:
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Nos gustaría cerrar este apartado con una cita de nuestro autor en
la que resume el entrecruzamiento entre poder-saber:
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Lo que hará Foucault, a través de sus trabajos, será indagar las rela-
ciones de sujeción y el modo en que estas fabrican subjetividades. Mostrará
como estas relaciones, en tanto relaciones de fuerza, se entrecruzan, se
remiten unas a otras, convergen o por el contrario se oponen y tienden a
anularse: “Por fin, más que privilegiar la ley como manifestación del poder,
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nos escapan, lugares donde somos construidos por los padres, los maestros,
los jefes, los sacerdotes, los médicos y los jueces.
Será sobre finales del siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX, el momento
en que veremos comenzar la lenta metamorfosis del diagrama de poder.
El aumento de la población, los nuevos requerimientos y habilidades que
demanda el sistema productivo, la mayor necesidad de alimentos consti-
tuirán cuestiones que transformarán a la población en el objeto central del
gobierno. Controlar a la población, considerarla como un cuerpo produc-
tor de bienes, implicará mantenerla sana, prolongar su vida, controlar la
natalidad, modificar su lugar en el espacio (procesos migratorios), hacerla
más rentable, desarrollar en ella nuevas capacidades y habilidades. En
resumen, mantenerla controlada y acrecentar su utilidad productiva. Esta
transformación culmina cuando se pasa de la idea de “hacer morir y dejar
vivir” a la de “hacer vivir y dejar morir”.2 Este deslizamiento del diagrama
lo convierte en cada vez más capilar, más minucioso, más pormenorizado,
mucho más preciso, y genera imaginariamente sociedades panópticas,
constantemente vigiladas por una mirada que todo lo ve.
Se nos permitirá aquí una pequeña digresión para explicar en qué
consiste el “panóptico”, Un dispositivo inventado por Jeremy Bentham
como modelo de cárcel eficiente. Sobre Bentham dirá Foucault:
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tener en claro que no solo no se excluyen la una a la otra sino que operan
de manera complementaria, o lo que es mejor, se articulan entre sí dando
lugar a una sociedad de normalización. Porque la norma es lo que puede
aplicarse tanto al cuerpo que se busca disciplinar como a la sociedad que
se trata de regular. Dirá Foucault:
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El vínculo saber-poder
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de una red, un reticulado que atraviesa el cuerpo social, todos somos recep-
tores y emisores de poder, ejercemos y se ejerce sobre nosotros distintas
formas de poder.
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Cierre
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Ser definida por la guerra, para pasar a vincularse con una cierta
manera de ocupar el espacio-tiempo; o de inventar nuevos espacio-tiempos.
Estas invenciones, ya no tienen que ver con recuperar una palabra, “es posi-
ble que la palabra y la comunicación estén ya podridas” (Deleuze, 2006:275).
Crear implica construir máquinas que interrumpan el control y vacuolas
de no comunicación, aunque en términos de volumen sean reducidos. La
piratería, el sabotaje y el virus son los riesgos a los que están expuestas
las máquinas informáticas conformes a las sociedades de control. En este
punto vuelve la inspiración en William Burroughs, quien en 1970 había
publicado La revolución electrónica. El texto tiene como campo de batalla
la cultura y se ofrece como un “manual” de sabotaje urbano y experiencias
audiovisuales donde el lenguaje tiene un estatuto viral y subversivo me-
diante la técnica del cut-up y los dispositivos electrónicos provistos por la
época (Burroughs, 2011).
Estos dos puntos entran en relaciones complementarias con lo que
Deleuze y Guattari habían tempranamente trabajado en El AntiEdipo.
Capitalismo y esquizofrenia. Siguiendo esos lineamientos, la práctica po-
lítica emerge de invenciones que tienen por objeto reparar la máquina del
deseo: 1) deshaciendo las diferentes clases de represión bajo las codificacio-
nes sociales, afirmativamente productoras de modos de ser, embellecidas
por las delicias del marketing; y 2) siguiendo los índices de aquellos lazos,
vinculaciones, “catexis social moral” reaccionarias o revolucionarias. Este
último tipo nunca se manifiesta de manera pura y siempre tiene carácter
potencial. La agencia política de los “grupos sujetos” (Deleuze y Guattari,
2005) es una tarea de evaluación respecto de la oportunidad, las condicio-
nes y el lugar para la producción deseante. La consigna disciplinaria, que
también cumplía un papel desde el punto de vista de la resistencia, deja de
guiar la acción política. Los sindicatos, como órganos políticos de la clase
obrera, que estuvieron ligados a la lucha contra las disciplinas, también se
encuentran en crisis o corrompidos.
La tercera parte del Post-scriptum de las sociedades de control,
lleva por subtítulo “Programa” pero esta noción escapa a toda idea de
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Vida y obra
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Karina Mouzo
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¿Qué son los capitales? o bien, ¿en qué tipos de capital piensa
Bourdieu?
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que participan es valioso. Sin esta creencia, sin este deseo, el juego de luchas
y confrontaciones que un campo supone pierde sentido.
Incluso los agentes que critican las lógicas que estructuran un campo
participan del juego, porque aunque disconformes con algunas de sus reglas,
creen y valoran aquello que se encuentra en disputa. Más aún, para que
una crítica tenga sentido, o bien haga sentido dentro de un campo, debe
ser realizada por alguien que juega la partida “desde adentro”, es decir, que
conoce lo que allí sucede y que como miembro legítimo realiza su crítica.
Los campos tienen reglas de funcionamiento que son eminentemente
reglas prácticas, reglas que al formar parte del habitus “hacen cuerpo” y
conforman una determinada hexis corporal. En efecto, los habitus pue-
den ser pensados como el mundo objetivo corporizado, interiorizado, al
tiempo que los campos son el mundo subjetivo objetivado en posiciones y
estructuras sociales.
Los límites de un campo están determinados por los alcances de la
disputa en cuestión. En aquellos lugares en los que la lucha pierde su sen-
tido y no hay agentes dispuestos a involucrarse en ella y se pierde la illusio,
la creencia en el juego, el alcance del campo se detiene y ese constituye su
límite.
Por último, existen tantos campos como espacios sociales que cuenten
con las características aquí definidas. Y la relación entre los campos exis-
tentes puede ser de cierta autonomía, de homología, influencia, de lucha y
disputa. A modo de ejemplo: el campo económico, el político, el científico,
el religioso y el artístico se encuentran vinculados, se influyen mutuamente
y en ciertos momentos entran en disputas que pueden tornarse visibles.
A partir de estas definiciones básicas y para allanar el camino en la
aprehensión de estos conceptos buscaremos graficar con algunos ejemplos
qué es un campo, qué condiciones se deben cumplir para que un espacio
pueda ser considerado y abordado como un campo y cuáles son las ventajas
de un abordaje a partir de esta teoría.
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1. Bourdieu señala al respecto que: “el campo periodístico se constituyó como tal en el
siglo XIX alrededor de la oposición entre los periódicos que ofrecían sobre todo ‘noticias’,
preferentemente, ‘sensacionales’ o mejor ‘sensacionalistas’, y los que proponían análisis y
‘comentarios’ preocupados por marcar su distinción con respecto a los primeros a través de
la afirmación explícita de valores de ‘objetividad’” (1995:5).
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opinión pública, porque se marca la agenda de lo que los otros medios deben
reproducir. Indica el sociólogo francés que:
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2. Como señala Mercedes Calzado: “En términos generales, por lo tanto, las temáticas
se desarrollan desde una serie de reclamos configurados a partir de proposiciones
‘técnicas’ vinculadas a las modificaciones legislativas, políticas y judiciales y se presentan
periodísticamente como elementos objetivos para sobreponerse a la situación de inseguridad”
(Calzado, 2010).
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Reflexiones finales
3. A modo de ejemplo indicamos que se agrava la pena para el robo con armas de fuego; se
crea la figura del robo con arma que no es apta para el disparo con una pena que va los 3 a
los 10 años; se aumenta la pena por tenencia y portación de armas; se aumentan las penas a
homicidas y violadores, etc. En resumidas cuentas todas las medidas se dirigieron hacia un
endurecimiento del código penal.
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Bibliografía
Bourdieu, Pierre: Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo lite-
rario, Barcelona, Anagrama, 2002a.
— Campo de poder, campo intelectual, Buenos Aires, Montressor, 2002b.
— Poder, derecho y clases sociales, Bilbao, Ed. Descleé de Brouwer, 2001.
— Cosas dichas, Barcelona, Gedisa, 2000.
— El sentido práctico, Madrid, Taurus, 1991.
— “La influencia del periodismo”, en Revista Causas y Azares, N°3,
1995 disponible en http://webcache.googleusercontent.com/
search?q=cache:N2eIfPPIjvkJ:www.catedras.fsoc.uba.ar/mangone/
cursoverano2012_practicos9al11.doc+&cd=4&hl=es&ct=clnk&gl=ar
Calzado, Mercedes: “Elementos para el análisis del tratamiento mediático
del caso Blumberg”. Primera versión PBL. Disponible en: http://www.
flacso.org.ar/uploaded_files/Publicaciones/Antropologia_Mercedes.
Calzado.Doc.Nro5.pdf, 2010.
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