Control de Lectura 4
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FACULTAD DE DERECHO
CONTROL DE LECTURA 4
“El Príncipe”
Profesor: OBDULIO ÁVILA MAYO
Asignatura: TEORÍA GENERAL DEL ESTADO
Alumna: RAMÍREZ NERI TANIA VANESSA
Grupo: 2127
EL PRÍNCIPE
Se dice que los males que nacen en el Estado cuando son descubiertos a
tiempo, se les cura pronto (para evitar una guerra) pero ya no tienen
remedio cuando por no haberlos advertido, se dejan crecer a tal grado que
todo el mundo los logra observar.
Los Estados que nacen de pronto, no pueden tener raíces ni sostenes que
los defiendan de las adversidades, a menos que los que se hicieron
príncipes de forma súbita sepan prepararse para conservarlo.
Maquiavelo nos dice que dos de los modos para llegar a ser príncipe es
por méritos o por suerte, y para explicar mejor esto menciona grandes
ejemplos.
El que llega a ser príncipe por el favor de pueblo debe esforzarse por
conservar su afecto, ya que el pueblo solo pide no ser oprimido. Mientras
que el que se convierte en príncipe por los nobles y contra el pueblo
procederá si se empeña en conquistarlo, pero solo le será fácil si lo toma
bajo su protección.
Maquiavelo concluye este capítulo diciendo que sin milicias propias (las
compuestas por súbditos, ciudadanos o por servidores del príncipe) no
hay principado seguro.
Un príncipe jamás debe dejar de ocuparse del arte militar, y durante los
tiempos de paz debe ejercitarse más que en los de guerra; esto se puede
hacer de dos modos: con la acción (debe tener bien organizadas sus
tropas y dedicarse constantemente a la caza) y con el estudio (presta dos
utilidades: la primera es que se aprende a conocer la religión donde se
vive y a defenderla mejor, y después en virtud del conocimiento práctico
de un monarca, se hace más fácil el conocimiento de otra donde sea
necesario actuar).
Un príncipe debe reparar poco con tal de que ello le permita defenderse,
no robar a los súbditos, no volverse pobre y despreciable, no mostrarse
expoliador en incurrir en el vicio de tacaño; porque este es uno de los vicios
que hace posible reinar.
Maquiavelo menciona que es más seguro ser más temido que amado,
debido a que de la generalidad de los hombres se puede decir que son
ingratos, volubles y cobardes; y mientras les haces bien son
completamente tuyos (te ofrecen su sangre, su vida y sus hijos), esto
debido a se suelen rebelar cuando la necesidad se presenta. Cuando el
príncipe está al frente de sus ejércitos, es completamente necesario
despreocuparse la fama de “cruel”, debido a que sin esta no tendrá ejército
dispuesto a luchar.
Maquiavelo nos dice que un príncipe debe temer dos cosas: en el interior,
que se le subleven los súbditos; y en el exterior, que le ataquen las
potencias extranjeras. Al hablar de los súbditos, ha de cuidar que no
conspiren secretamente y al hablar de los ataques extranjeros hace
referencia a que se defenderá con buenas armas y lianzas. Para explicar
mejor esto pone de ejemplo a varios emperadores, de los cuales su
principal causa de ruina ha sido el odio y el desprecio. Por eso menciona
que un príncipe, cuando es preciado por el pueblo, debe cuidarse muy
poco de las conspiraciones, pero este debe temer cuando lo tienen por
enemigo y es aborrecido.
Capítulo XX: Si las fortalezas, y muchas otras cosas que los príncipes
hacen con frecuencia son útiles o no. Nunca sucedió que un príncipe
nuevo desarmase a sus súbditos, sino todo lo contrario. De este modo las
armas del pueblo se convirtieron en las del príncipe. Resultan favorecidos
aquellos a quien el príncipe arma (se puede vivir más tranquilo con
respecto a los demás), pero cuando se les desarma, comienza
ofendiéndolos, ya que con eso se demuestra que se tiene poca fe en su
lealtad. Como el príncipe no puede quedar desarmado, recurre a las
milicias mercenarias de las cuales hablábamos unos capítulos atrás.
Maquiavelo menciona que cuando un príncipe adquiere un Estado nuevo
que añade al que ya poseía, entonces sí conviene que este desarme a sus
súbditos (a excepción de los que se declararon partidarios). Para explicar
mejor esto, se presentan historias sobre ello.
Para conocer a un ministro se die que hay un modo que nunca falla,
cuando se ve que un ministro piensa más en él que en uno y que solo
busca su provecho, entonces es un ministro que nunca será bueno, y
sobre todo alguien en quien el príncipe no podrá confiar. El príncipe debe
pensar en el ministro para tener constante su fidelidad, deberá honrarlo,
enriquecerlo y colmarlo de cargos, de manera que comprenda que no
puede estar sin él.
Capítulo XXIV: Por qué los príncipes de Italia perdieron sus estados.
En este capítulo Maquiavelo menciona que lo visto en el capítulo anterior,
cuando se hace con prudencia hace parecer antiguo a un príncipe nuevo
y lo consolida y afianza como si este fuese un príncipe hereditario. Los
hombres se ganan mucho mejor con las cosas con las presentes que con
las pasadas, y cuando en las presentes hallan provecho las gozan sin
inquirir nada.
Los príncipes de Italia que en nuestros tiempos perdieron sus Estados (rey
Nápoles, duque de Milán y algunos otros) se advertirá, en primer lugar lo
que se refiere a las armas, una falta común a todos, ya que se apartaron
de las reglas antes expuestas. Posteriormente tuvieron al pueblo por
enemigo, y el que lo tuvo por amigo no supo asegurarse de los nobles.
Estos príncipes, como en épocas de paz nunca pensaron en que podrían
cambiar las cosas, cuando se presentaron tiempos adversos, atinaron a
huir y no defenderse (ineptitud).
Capítulo XXV: Del poder la de fortuna de las cosas humanas y de los
medios para oponérsele. Muchos han creído que las cosas del mundo
están regidas por la fortuna y por Dios, de tal forma que los hombres no
pueden modificarlas. Maquiavelo dice que acepta que le fortuna se a juez
de la mitad de nuestras acciones, pero que nos deja gobernar la otra mitad,
o poco menos. La fortuna se manifiesta con todo su poder donde no hay
virtud preparada para resistirle y dirige sus ímpetus donde sabe que no se
han hecho diques ni reparos para contenerla.
Los hombres para llegar al fin que se proponen (a la gloria y las riquezas)
proceden en forma distinta: uno con cautela y el otro con ímpetu, uno por
la violencia y el otro por la astucia, uno con paciencia y el otro con su
contrario, y todos pueden triunfar por medios dispares. Se observa también
que de dos hombres cautos, el uno consigue su propósito y el otro no.