Buen Vivir - Actiivdd 17 MAYO
Buen Vivir - Actiivdd 17 MAYO
Buen Vivir - Actiivdd 17 MAYO
Artículo elaborado por: Adriana Rodríguez Salazar, PhD en estudios sobre el desarrollo. Tesis doctoral Buen Vivir.
Actualizado el 10/03/2021
El Buen Vivir o el Vivir Bien es una reivindicación y propuesta de los pueblos indígenas de Suramérica que plantea la
posibilidad de vivir de una manera armónica con la naturaleza, entre las personas y llevando una vida en comunidad.
Es una reivindicación porque trata de un modo de vida diferente al “occidental” que propone el desarrollo y el
crecimiento económico a toda costa, que arrasa con la pachamama (madretierra) y lleva al ser humano a despojarse de
su conexión con la esencia de la vida para convertirse en un productor / consumidor alejado de los ritmos naturales de
la vida; también es una propuesta porque tiene fundamento filosófico, practico, experiencial, histórico, social y
político, por lo cual se ha convertido una alternativa considerada como una oportunidad para cambiar el modelo
depredador de “malvivir”.
Buen Vivir es una traducción de las palabras indígenas Sumak Kawsay (en quechua de Ecuador) – Suma Qamaña (en
aymara de Bolivia), sin embargo la riqueza del significado de estos idiomas ancestrales queda limita para expresar algo
que habla de la Vida Plena o la plenitud de la Vida, como el modo de vivir de las personas en comunidades en armonía
con la naturaleza y en equilibrio en las relaciones individuales y colectivas, por lo eso también se habla del Buen
Convivir.
En estos tiempos complejos, en donde se vislumbran múltiples crisis globales (económica, ambiental, migratoria, social
y de pobreza, sanitaria, etc.) el Buen Vivir de los pueblos andinos y amazónicos se consolida como una propuesta
alternativa al sistema actual basado en la explotación de la naturaleza y de los seres humanos. Esta situación, sumada a
la paulatina pérdida de derechos de las personas y comunidades, pone en evidencia la urgente necesidad de cambiar el
modelo vigente. Las personas están cada vez más insatisfechas, infelices y ‘estresadas’, por lo que se cuestionan el
sentido de la vida y poco a poco surgen iniciativas locales que buscan caminos para volver a la madre tierra,
simplificando la vida para un mayor disfrute en equilibrio y armonía.
El Buen Vivir es una propuesta personal, comunitaria, local y al mismo tiempo global, que nos presenta alternativas
para la transformación de la aldea planetaria.
El Buen Vivir es una alternativa práctica, la lucha actual de los pueblos indígenas se encauza a la defensa de la madre
tierra y de la vida, por lo que su mensaje aboga por el trabajo global y la unidad. Estos pueblos originarios nos invitan a
retomar el camino del bien común, de la comunidad como una unidad, como una vía posible para la humanidad y como
estrategia para la defensa de la vida en la tierra.
DEFINICIONES: Para ampliar el conocimiento del Buen Vivir, a continuación te presento un resumen de distintas
definiciones realizas por los pueblos originarios y por autores que han estudiado esta filosofía de vida.
El Buen Vivir / Vivir Bien desde los pueblos indígenas y originarios: El Buen Vivir es un “paradigma comunitario de
la cultura de la vida para vivir bien”, sustentado en una forma de vivir reflejada en una práctica cotidiana de respeto,
armonía y equilibrio con todo lo que existe, comprendiendo que en la vida todo está interconectado, es
interdependiente y está interrelacionado (Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, CAOI).
Para el Pueblo Kichwa de Pastaza (Amazonia ecuatoriana) el Sumak Kawsay es la interrelación al interior de la
sociedad quichua y de ésta con la naturaleza. Es vivir en armonía en las relaciones sociales, es decir entre todos los
miembros del ayllu (comunidad), con otros ayllus (comunidades) y entre ellos y el pueblo runa (andino amazónico o
indígena) de Pastaza. Es vivir en armonía con la naturaleza, con los dioses, y los espíritus protectores de las vidas
existentes en la tierra, los bosques, los ríos y lagunas.
El pueblo Ashuar de la Amazonia de Ecuador y Perú, el Shiir Waras (Buen Vivir) se entiende como una paz doméstica
y una vida armoniosa que incluye un estado de equilibrio con la Naturaleza (Bartolomeu Meliá, 2002).
Según la Agenda Indígena Amazónica volver a la maloca (casa ancestral indígena) es retornar hacia nosotros mismos,
valorar aún más el saber ancestral y la relación armoniosa con el medio. Es sentir el placer en la danza que enlaza el
cuerpo y el espíritu, es proteger nuestras sabidurías, tecnologías y sitios sagrados. Es sentir que la maloca está dentro
de cada hijo del sol, del viento, de las aguas, de las rocas, de las árboles, de las estrellas y del universo. Es no ser un ser
individual sino colectivo, viviendo en el tiempo circular del gran retorno, donde el futuro está siempre atrás, es el
porvenir, el presente y el pasado delante de uno, con las enseñanzas y las lecciones individuales y colectivas del
proceso de vida inmemorial. Volver a la maloca es buscar y rescatar las enseñanzas que equilibran la calidad, en la
simplicidad, marca de la existencia sana de nuestros ancestros; es decir aprovechar lo que el mundo occidental ofrece,
sin abandonar valores y prácticas sociales y culturales propias. Volver a la Maloca es constatar que a pesar de todos los
cambios, este sistema sigue vigente en los pueblos, incluso entre aquellos que viven en los centros urbanos. Volver a la
maloca es entender que no es posible discutir relaciones entre actores sociales que están presentes en el mercado, sin
hacer diferencia entre ellos (CAOI- OPIAC).
Para la nación quechua del Ecuador el Sumak kawsay es la vida en armonía, que en el mundo indígena significa tener
una tierra y un territorio sano y fértil, cultivar lo necesario y de forma diversificada; preservar, cuidar mantener limpios
los ríos, bosques, el aire, montañas; tener un territorio manejado colectivamente, una educación en base a valores
propios y una comunicación constante. También implica regirse por un código de ética, con el reconocimiento y
respeto a los derechos de los demás; además implica decidir de manera colectiva las prioridades de cada pueblo o
comunidad (Chuji Mónica, 2010).
El Sumak Kawsay es un concepto y práctica fundamental en la vida del sistema comunitario. Es una vivencia y es el
pensamiento que constituye el pilar fundamental de la construcción social del sistema comunitario en el AbyaYala
(Macas Luis, 2010).
La lógica del Sumak Kawsay es la del Buen Vivir, la de vivir en un ambiente sano, comer bien, tener un espacio de
vida, una educación acorde a nuestra realidad, salud… todo un conjunto de esquemas que el ser humano necesita para
mantenerse y que genere la vida de las futuras generaciones. En la Constitución de Ecuador, del “Buen Vivir”
incluyeron el tema de la economía social, con su enfoque porque era muy difícil hacerle entender a los asambleístas
para quienes vivir bien es tener un edificio de 50 pisos, 5 carros, viajes a Europa y Nueva York… es decir, el esquema
occidental de “Buen Vivir”; al que no le importa el medio y el entorno, ni si la Naturaleza sigue existiendo o no. Por
ello más o menos lo acoplaron en el modelo económico: compartir equitativamente, respetar a la Madre Tierra… De
ahí nace la inclusión de la Madre Tierra como sujeto de derecho y un capítulo dedicado a los Derechos de la Naturaleza
(Marlon Santi, expresidente de la CONAIE).
Para la nación Aymara de Bolivia el Suma Qamaña (vivir y convivir bien) es el ideal buscado por el hombre y la mujer
andina, traducido como la plenitud de la vida, el bienestar social, económico y político que los pueblos anhelan. El
desarrollo pleno de los pueblos (Choque Quispe María Eugenia, 2006). Suma Qamaña quiere decir el bienestar de tu
fuerza interna. Es parte de la búsqueda de lo propio, basado en la espiritualidad de los pueblos, es el encuentro con uno
mismo. Es ser uno mismo, sin prejuicios ni temores. El Suma Qamaña es el bienestar interior, sentirte bien contigo
mismo y con los demás. Es espiritual. El Suma Qamaña en el fondo busca la liberación como pueblo, ser uno mismo,
con pensamiento y destino propio.
La tarea es cómo construir esto desde la cotidianidad y lo público, la plenitud del ser aymara, quechua, guaraní y todos
los pueblos. El Buen Vivir se entiende en el marco de la reconstitución de las autoridades indígenas, basada en una
investigación propia basada en la historia oral. El Buen Vivir, como proceso de bienestar político, económico, social y
cultural implica trabajarlo desde un enfoque de recuperación de la autoestima y la identidad porque el Buen Vivir es
una concepción filosófica integral de lo que son los derechos fundamentales y colectivos (Fernando Huanacuni, 2010).
Para los aymara, el Qamir Qamaña Qapha (dulzura de ser siendo) se refiere a la riqueza de la vida, tanto en aspectos
materiales como espirituales. La dignificad y bienestar de uno mismo, y el buen corazón. La reivindicación de un
modelo de vida frente a la imposición colonial de estilos de desarrollo occidentales (Pablo Mamani Ramírez, 2010).
En Bolivia el Vivir Bien es recuperar la vivencia de nuestros pueblos, recuperar la Cultura de la Vida y recuperar
nuestra vida en completa armonía y respeto mutuo con la madre naturaleza, con la Pachamama, donde todo es vida,
donde todos somos criados de la naturaleza y del cosmos. Todos somos parte de la naturaleza y no hay nada separado
porque las plantas a los cerros son nuestros hermanos (Choquehuanca, David; 2010).
Para el pueblo Araona en Bolivia, el Vivir Bien es vivir en armonía, vivir con cariño, amor, que no haya problemas,
libre, con tranquilidad y feliz (Huanacuni Fernando, 2010)
El pueblo mapuche concibe el Kyme Mogen como una relación permanente con la naturaleza, en armonía y equilibrio
con la Madre Tierra, Vivir sin violencia, Vivir con afecto y empatía.
Los guaraníes de Paraguay hablan del Ñande Reko (que se traduce como el modo de ser/vivir), expresa una serie de
virtudes como la libertad, felicidad, el festejo en la comunidad, la reciprocidad y el convite; todas articuladas a la
búsqueda de la tierra sin mal, es decir orientada al bien.
Para el pueblo Kolla de Argentina, el Vivir Bien es compartir los principios de vida en armonía y comunidad, el Vivir
en comunidad bajo los principios de armonía y equilibrio, crecer con la naturaleza y no en contra de ella, reconociendo
la conexión que tenemos con la madre tierra porque “el ser humano es tierra que anda” (Huanacuni Fernando, 2010).
El pueblo Kuna de Panamá y Colombia considera el Balu Wala (Buen Vivir) como el eje filosófico del pensamiento y
actuación individual y colectiva de los pueblos indígenas, que implica una relación indisoluble e interdependiente entre
el universo, la naturaleza y la humanidad; con una base ética y moral favorable a la naturaleza, el desarrollo y la
sociedad, donde se manifiestan y se hacen necesarios la armonía, el respeto y el equilibrio (Descola (1996). Balu Wala
significa árbol de sal, como una referencia a la preparación de una nueva relación entre la Madre Tierra y el ser
humano, con respeto y equidad en las relaciones políticas, económicas, sociales y fortalecimiento de los sistemas de
organización dirigidos a la producción comunitaria, dentro del modelo de economía indígena para mejorar la calidad de
vida hacia un Buen Vivir. El Balu Wala se nutre de los cimientos y el propio conocimiento, se formulan herramientas
de trabajo en donde la comunidad expresa su visión de futuro a partir de la lectura de pasado y su presente, para mirar
hacia el futuro (Coordinadora Nacional de Pueblos Indígenas de Panamá COONAPIP, 2009).
Para el pueblo Tzeltal de Chiapas México, el Lekil Kuxlejal es la vida buena, que ya existió y por eso no es una utopía
o un sueño inexistente, sino un concepto que a pesar de haberse degenerado, puede recuperarse. Su aplicación es el
fundamento moral de la vida cotidiana que incluye antes de todo la paz, tanto interna de cada persona, como dentro de
la comunidad y entre hombres y mujeres en la pareja. Cuando la paz está plenamente en el mundo, la vida es
perfección, “este es el tiempo del Lekil Kuxlejalk”. Entonces “el contento de la comunidad se proyecta y se siente en el
medio ambiente automáticamente y el ecosistema feliz hace ligeras y alegres a las personas” (Paoli Antonio, 2003).
También algunos AUTORES DEL PENSAMIENTO CRÍTICO se refieren al Buen Vivir, como Leonardo Boff, desde
la teología de la liberación, interpreta el Buen Vivir desde una ética de lo suficiente para toda la comunidad y no solo
para el individuo, con una visión holística e integradora del ser humano inmerso en la gran comunidad terrenal, que
incluye además de al ser humano, al aire, el agua, los suelos, las montañas, los árboles y los animales. El Buen Vivir es
estar en profunda comunión con la Pachamama (Tierra), con las energías del Universo y con Dios; es un pensamiento
alejado de la preocupación por consumir y acumular, puesto que la naturaleza y la comunidad nos proporciona todo lo
que necesitamos. El Buen Vivir nos convida a no consumir más de lo que el ecosistema puede soportar, a evitar la
producción de residuos que no podemos absorber con seguridad y nos incita a reutilizar y reciclar todo lo que hemos
usado. Será un consumo reciclable y frugal, entonces no habrá escasez. El Buen Vivir es estar en permanente armonía
con todo, celebrando los ritos sagrados que continuamente renuevan la conexión cósmica y con Dios (Boff, 2009).
Xavier Albó, teología de la liberación, plantea que el Vivir Bien implica el acceso y disfrute de los bienes materiales en
armonía con la naturaleza y las personas. Es la dimensión humana de la realización afectiva y espiritual; reconociendo
que las personas no viven aisladas, sino en familia y en un entorno social y de la naturaleza. No se puede Vivir Bien, si
se daña la naturaleza (Albó, 2010).
Pablo Dávalos, economista ecuatoriano, se refiere al Buen Vivir como una concepción de la vida alejada de los
parámetros más caros de la modernidad y el crecimiento económico: el individualismo, la búsqueda del lucro, la
relación costo-beneficio como axiomática social, la utilización de la naturaleza, la relación estratégica entre seres
humanos, la mercantilización total de todas las esferas de la vida humana, la violencia inherente al egoísmo del
consumidor, etc. El Buen Vivir expresa una relación diferente entre los seres humanos y con su entorno social y
natural; incorpora una dimensión humana, ética y holística al relacionamiento de los seres humanos tanto con su propia
historia como con su naturaleza (Dávalos, 2008).
François Houtart, teólogo del movimiento altermundista, recoge del Buen Vivir su capacidad de revivir la “utopía
práctica” de las tradiciones indígenas y originarias, que orientó la ética colectiva y la esperanza del actuar de sus
comunidades. Reconoce al Sumak Kawsay como el aporte específico que los pueblos originarios de Abya Yala ofrecen
a la construcción de una nueva civilización; lo hacen con su cosmovisión propia, elemento importante de una
multiculturalidad que puede convertirse en interculturalidad (2011).
Alberto Acosta, economista y político, expresidente de la asamblea constituyente que permitió la inclusión del Buen
Vivir en la Constitución Ecuatoriana del 2006 plantea que el Buen Vivir, en la constitución ecuatoriana, tiene que ver
con una serie de derechos y garantías sociales, económicas y ambientales. También está plasmado en los principios
orientadores del régimen económico, que se caracterizan por promover una relación armoniosa entre los seres humanos
individual y colectivamente, así como con la Naturaleza. En esencia busca construir una economía solidaria, al tiempo
que se recuperan varias soberanías como concepto central de la vida política del país. El Buen Vivir, en tanto régimen
de desarrollo en construcción y como parte inherente de un Estado plurinacional, busca una vida armónica. Es decir
equilibrada entre todos los individuos y las colectividades, con la sociedad y con la Naturaleza. No se puede olvidar
que lo humano se realiza (o debe realizarse) en comunidad; con y en función de otros seres humanos, sin pretender
dominar a la Naturaleza (Acosta, 2009).
Tatiana Roa, ambientalista colombiana, se refiere al Buen Vivir o Vivir Bien como la estrecha relación con la tierra,
con las “chacras” (huertas o zonas de cultivos) donde florece la vida y el alimento, con el cuidado y la crianza de los
animales, con la fiesta en el trabajo colectivo, en la minga (trabajo colectivo). El sumak kawsay está asociado a la vida
en comunidad, la vida dulce o vida bonita de los pueblos andinos que nos propone un mundo austero y diverso, en
equilibrio con la naturaleza y con el mundo espiritual. El sumak kawsay o suma qamaña, “nos plantea un nuevo
horizonte de vida, nos reta a armonizar en la realidad nuestras relaciones con la naturaleza. Es decir, construir a partir
de allí un nuevo paradigma civilizatorio que nos lleve a enfrentar las crisis ambiental y social que sufre la humanidad”
(Roa, 2009).
José María Tortosa, científico social español considera que la idea del Sumak Kawsay o Suma Qamaña nace en la
periferia social de la periferia mundial y no contiene los elementos engañosos del desarrollo convencional. Ya no será
cuestión del “derecho al desarrollo” o del principio desarrollista como guía de la actuación del Estado. Ahora se trata
del Buen Vivir de las personas concretas en situaciones concretas analizadas concretamente, y la idea proviene del
vocabulario de pueblos otrora totalmente marginados, excluidos de la respetabilidad y cuya lengua era considerada
inferior, inculta, incapaz del pensamiento abstracto, primitiva. Ahora su vocabulario entra en dos constituciones dando
legitimidad a un planteamiento milenario de vida (Tortosa, 2009).
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