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Resumen Unidad 1 Derecho Electoral

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RESUMEN UNIDAD 1_CURSO INTRODUCCION AL DERECHO

ELECTORAL

La democracia representativa[1] podría entenderse como un


sistema de gobierno en el que los ciudadanos gobiernan indirectamente a
través de los representantes que eligen (Schumpeter 1964, 269).

Es importante tener presente que no existe una definición de la


democracia aceptada en su totalidad y reconocer con objetividad que el
ideal democrático no existe en la realidad (Sartori 1988, 27).

Procesos institucionales básicos para limitar los excesos de los


gobernantes (Vázquez y Serrano 2011, 41):


o La renovación periódica de los cargos públicos mediante
elecciones competitivas, libres y auténticas.
o La división de poderes.
o Los derechos civiles con usos políticos.

La división del poder público implica la fragmentación de este a efecto de


limitar las competencias y atribuciones de las instituciones que lo
conforman, estableciendo contrapesos entre sí para controlar el ejercicio
del poder y evitar que se abuse de él.

El Poder Ejecutivo. Se refiere a la rama del poder público responsable de


la gestión diaria del Estado, es decir, de administrar y gobernar.

El Poder Legislativo. Es la rama del poder público cuya función


primordial consiste en la elaboración y modificación de leyes.

El Poder Judicial. Es la rama del poder público encargada de la


aplicación e interpretación de las leyes, en casos concretos entre
particulares o entre estos y el Estado.

Son especialmente importantes los derechos civiles con usos políticos,


como las libertades de expresión, de manifestación, de reunión y de
asociación, así como el derecho de acceso a las fuentes alternativas de
información

Asimismo, es muy importante la libertad de opinión pública, la cual solo


puede existir si el proceso de toma de decisiones gubernamental es
público y hay posibilidad de expresar opiniones políticas sin ningún tipo
de represalia en todo momento. Ya que la opinión pública es la
manifestación de una expresión colectiva que comparte un número
importante de ciudadanos, los representantes no pueden ignorar estas
demandas en la toma de decisiones (Manin 1998, 210).

Los derechos civiles con usos políticos son necesarios para la existencia
de una democracia y para influir en la toma de decisiones de los
gobernantes.

Las elecciones son los procesos en los cuales los ciudadanos con derecho
a votar expresan las preferencias políticas que se tomarán en cuenta para
la integración de los órganos representativos.

Asimismo, las elecciones son inclusivas, ya que todos los adultos que
satisfacen el criterio de nacionalidad tienen derecho de participar en ellas

Cabe destacar que las elecciones no solo implican el derecho a votar, sino
también incluyen el derecho a ser elegido para un cargo. En otras
palabras, las elecciones permiten a los ciudadanos votar y ser votados.

Las elecciones tienen un papel fundamental en las democracias


modernas, ya que cumplen con dos funciones específicas: la renovación
periódica del poder de forma pacífica y la legitimación de los
representantes electos.

De igual forma, las elecciones son fuente de legitimación de los


representantes electos pues, al ser seleccionados por la mayoría de la
ciudadanía, existe cierta aceptación, con lo cual se incentiva la
estabilidad política.

Además de las funciones antes señaladas, las elecciones también cumplen


con funciones adicionales como (Fernández y Nohlen 2015):

o La movilización del electorado en torno a valores sociales e
intereses políticos y partidistas y, por lo tanto, la creación de
vínculos y confianza entre personas y partidos.
o La creación de una ciudadanía mejor informada mediante la
explicación de problemas y exposición de alternativas.
o La integración de instituciones políticas representativas de las
preferencias de los diversos grupos de un Estado.
o El establecimiento de una oposición capaz de ejercer control,
lo cual implica la oportunidad de cambio de gobierno.
 Las elecciones son instrumentos clave en la designación de
representantes políticos, la participación de la ciudadanía, la
evaluación gubernamental y la interacción entre partidos o grupos
políticos. Entre sus principales funciones destacan: la renovación del
poder de forma pacífica y la legitimación de los representantes
electos.
 Al respecto del ámbito o nivel de las elecciones, estas pueden ser
de tipo nacional, local o municipal. En relación con los cargos que
se eligen, la división se relaciona con el poder público (Ejecutivo o
Legislativo) y, por tanto, si es de carácter unipersonal (presidente o
gobernador) o si es pluripersonal (Congreso o Asamblea).

 Cuando la clasificación tiene que ver con la forma en la que se elige,


existen dos tipos de elecciones: las directas y las indirectas. En las
elecciones directas los ciudadanos que emiten su voto lo hacen por
uno de varios candidatos a determinado cargo de elección y, tras el
cómputo de dichos votos, el candidato con la votación más alta
gana. Por otra parte, en las elecciones indirectas, los ciudadanos
eligen a personas —representantes o compromisarios— que serán
los encargados de seleccionar a quien ocupe el cargo público. Es
decir, en este tipo de elecciones existe una mediación en la toma de
decisión. México es un ejemplo de elecciones directas y Estados
Unidos lo es de elecciones indirectas.

 Por último, relativo al momento en que se elige, los procesos


electorales pueden ser simultáneos/concurrentes o no simultáneos.
Es fácil inferir que son simultáneos o concurrentes cuando dos o
más procesos electorales se organizan de forma paralela y su
jornada electoral se lleva a cabo el mismo día, en tanto que,
cuando los procesos no tienen fechas coincidentes,
simplemente no son simultáneos. Por ejemplo, en México son
frecuentes las elecciones concurrentes nacionales y locales, es decir,
que en una misma fecha se vota para elegir presidente y
gobernador, diputados federales y locales, ayuntamientos y
senadores, etcétera.

Para ser consideradas democráticas, las elecciones deben cumplir en


general con las siguientes características (Crespo 2013, 25-45; CPEUM,
artículo 41, párrafo segundo):


o Periódicas. Los cargos de elección popular deben renovarse
tras un plazo establecido en la ley, mismo que siempre debe
cumplirse.
o Libres. El electorado debe poder participar en las elecciones
en un contexto de ejercicio pleno de las libertades políticas y
civiles, además de que el gobierno en turno no puede
intervenir en la selección de los candidatos o partidos
políticos.
o Auténticas. La voluntad del electorado debe reflejarse de
manera cierta y positiva en el resultado de los comicios. Se
requieren reglas claras y equitativas que sean del
conocimiento de todos, que garanticen la imparcialidad, la
transparencia y limpieza en los procesos electorales.[4]
o Competitivas. Debe existir una oposición política con
posibilidades reales de obtener un cargo de elección popular
a través del voto. Es decir, la oportunidad de que la oposición
se convierta en gobierno y las minorías en mayorías.
o Plurales. Deben permitir la representación de los diversos
intereses de una comunidad política.
o Universales. El derecho a participar en las elecciones debe
extenderse a cualquier persona que cumpla con los requisitos
establecidos en las leyes respectivas, como edad mínima,
salud mental o derechos políticos vigentes; sin distinción por
sexo, raza, religión, clase social, educación u otros.

Elecciones limpias: Unos comicios en estas condiciones tienen como


propósito, entonces: “legitimar al sistema, mejorar su imagen al
exterior para promover la inversión económica, o funcionar como
válvula de escape de posibles conflictos internos”

Para que las elecciones puedan ser consideradas democráticas


deben ser periódicas, libres, auténticas, plurales y universales

Para el caso específico de México, a partir de la revolución de 1910


se han celebrado elecciones periódicas, aunque durante mucho
tiempo estas elecciones no fueron competitivas.

La transición hacia la democracia formal efectiva empezó a partir de la


reforma electoral de 1977, con la cual comenzó a modificarse el sistema
político para contar con una mayor competencia política. Esta reforma
incluía las siguientes medidas (Woldenberg 2002, 23):

o Registro condicionado. Con esta medida se facilitó la


creación de nuevos partidos que podían participar en las
elecciones, aunque solo mantendrían su registro si
alcanzaban 1.5% de los votos.
o Diputados de representación proporcional. La creación de
100 diputados de representación proporcional facilitó el
acceso de partidos medianos y chicos a escaños en la Cámara
de Diputados.
o Dinero público y medios de comunicación. Para asegurar la
competitividad de los partidos de oposición, el Estado otorgó
financiamiento para los partidos y tiempos en radio y
televisión.
o Participación a nivel local. Una vez registrados ante la
autoridad electoral federal, los partidos automáticamente
obtenían el derecho de participar en las elecciones estatales y
municipales.
 La democratización política se extendió con las siguientes reformas
electorales durante varias décadas, de tal manera que la reforma
electoral de 1987 aumentó el número de diputados de
representación proporcional de 100 a 200 y se estableció que un
partido no podía tener más de 350 diputados en el Congreso
federal, con lo que se aseguraba que al menos 150 diputados
corresponderían a los partidos minoritarios.

Con la reforma electoral de 1990 se creó el Registro Federal de Electores


para asegurar que todos los ciudadanos mexicanos tuvieran garantizado
su derecho político al sufragio conforme a un padrón electoral confiable.
En 1993 se crearon las senadurías de primera minoría para disminuir la
sobrerrepresentación del PRI y la subrepresentación de los partidos de
oposición en la Cámara de Senadores (Becerra et al. 2005, 291-292).

Más adelante, en 1996 hubo una reforma electoral muy importante que
determinó, entre otros aspectos, que ningún partido podía tener más de
300 diputados en la Cámara de Diputados y que ningún partido podía
tener una sobrerrepresentación mayor de 8% respecto a su votación
obtenida. Asimismo se crearon escaños de representación proporcional
en la Cámara de Senadores, se robusteció el sistema del financiamiento
público y se instauró un sistema de acceso equitativo a los medios de
comunicación pública. También se obligó a las entidades federativas a
adecuar su legislación electoral para que no hubiera diferencias de fondo
entre los comicios federales y los locales.

Las reformas electorales posteriores (de 2008, 2012 y 2014) básicamente


han mantenido el sistema electoral creado a partir de 1996 y han
introducido cambios para mejorarlo. De esta manera, la reforma de 2008
modificó sustancialmente el modelo de comunicación política y estableció
normas para reducir el gasto electoral y los tiempos de campaña,
mientras que la reforma electoral de 2014 nacionalizó la organización de
las elecciones, reguló las candidaturas independientes —figura que
introdujo la reforma constitucional de 2012—, introdujo la paridad de
género como principio constitucional y acortó los plazos para fiscalizar los
informes de ingresos y gastos de los partidos políticos y candidatos.

La democratización del sistema electoral mexicano se ha logrado a través


de una serie de reformas en la materia a partir de 1977, que han
beneficiado la participación de los partidos de oposición en condiciones
de igualdad.

El primer órgano responsable de la organización de las elecciones en


el ámbito federal fue la Comisión Federal de Vigilancia Electoral
(CFVE), creada en 1946, la cual estaba integrada por un diputado, un
senador, dos representantes de los partidos políticos de mayor relevancia
y dos miembros del gabinete presidencial, uno de ellos el secretario de
gobernación, quien presidía el órgano (Soriano y Gilas 2018b, 30). Para el
año de 1973 la CFVE se convirtió en la Comisión Federal Electoral (CFE),
también presidida por el secretario de gobernación e integrada por dos
miembros del Poder Legislativo (un diputado y un senador), y por un
representante de cada partido político con voz y voto (Carmona 2017).

En 1990, se creó al Instituto Federal Electoral (IFE), encargado de la


organización de las elecciones, aunque aún bajo el control de la Secretaría
de Gobernación. Sin embargo, en 1996 se le otorgó la autonomía al
establecerse que los miembros de su Consejo General debían ser
propuestos por los grupos parlamentarios y aprobados por las dos
terceras partes de la Cámara de Diputados (DOF 1996). Finalmente, el IFE
dio paso al INE con la reforma de 2014, misma que le atribuyó facultades
importantes también en la organización de los comicios a nivel local. Esta
reforma también creó la figura de los Organismos Públicos Locales (Ople)
para organizar las elecciones locales y determinó desvincular el
nombramiento de sus consejeros de los poderes públicos locales para
incentivar una mayor autonomía de los Ople.

Por otra parte, la justicia electoral fue responsabilidad del Poder


Legislativo hasta 1987, cuando se creó el Tribunal de lo Contencioso
Electoral (TRICOEL) como un órgano autónomo electoral, encargado de
resolver los recursos de apelación y queja contra los actos de la autoridad
electoral. En 1990, se sustituyó por el Tribunal Federal Electoral (TRIFE), un
órgano jurisdiccional autónomo en materia electoral, pero no adscrito al
Poder Judicial; sus resoluciones podían ser modificadas por el Congreso
de la Unión, hasta la enmienda constitucional de 1993 (Santiago 2011, 22-
23 y 28). Finalmente, en 1996 se creó el Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación (TEPJF) y se facultó a la Suprema Corte de
Justicia de la Nación (SCJN) como única autoridad para ejercer la acción
de inconstitucionalidad, incluyendo las controversias en materia electoral
(Santiago 2011, 34).

La renovación de los poderes públicos en México es posible solamente


mediante elecciones que deriven de procesos electorales constitucionales
y legales. Por lo tanto, las reglas para llevarlas a cabo están previstas
primeramente en la Constitución federal y son obligatorias para las
autoridades en general, así como para los partidos políticos, candidatos,
personas físicas y morales que tengan relación con la materia electoral.
Dichas reglas se resumen de la siguiente manera (CPEUM, artículos 41, 99,
116 y 122; Tesis X/2001 ELECCIONES. PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES Y
LEGALES QUE SE DEBEN OBSERVAR PARA QUE CUALQUIER TIPO DE
ELECCIÓN SEA CONSIDERADA VÁLIDA):

o Los poderes Ejecutivo y Legislativo son electos mediante el


sufragio universal, libre, secreto y directo.
o Debe garantizarse que las elecciones sean libres, auténticas y
periódicas para considerarlas producto del ejercicio popular
de la soberanía.
o Dichos procesos electorales deben regirse por los principios
de equidad, certeza, legalidad, independencia, imparcialidad,
objetividad y transparencia.
o Las elecciones se realizan mediante procedimientos
especiales que deben satisfacer plenamente determinadas
condiciones para garantizar la validez de la renovación de las
funciones públicas.
o La organización de las elecciones está a cargo de un
organismo público y autónomo.
o Debe existir un sistema de medios de impugnación asignado
a un tribunal de jurisdicción especializada para garantizar que
todos los actos y resoluciones electorales se ajusten a las
normas.

Como ya se adelantó, la organización de las elecciones en México es una


función estatal regida por seis principios rectores: certeza, legalidad,
imparcialidad, independencia, objetividad y máxima publicidad. Estos
principios se definen de la siguiente manera (CPEUM, artículos 41, base V
y 116, base IV, inciso b; Tesis de jurisprudencia P./J.144/2005):


o Certeza. Consiste en dotar de facultades expresas a las
autoridades para que todos los participantes en el proceso
electoral conozcan previamente con claridad y seguridad las
reglas a las que está sujeta su propia actuación y la de las
autoridades electorales.
o Legalidad. Es la garantía formal para que los ciudadanos y las
autoridades electorales actúen en estricto apego a las
disposiciones consignadas en la ley para que no se emitan o
desplieguen conductas discrecionales o arbitrarias al margen
del texto normativo.
o Imparcialidad. Consiste en que las autoridades electorales
eviten irregularidades, desviaciones o la proclividad partidista
durante el ejercicio de sus funciones.
o Independencia o autonomía. Se refiere a la situación
institucional que permite a las autoridades electorales emitir
sus decisiones con plena imparcialidad y en estricto apego a
la normatividad aplicable al caso, sin tener que acatar o
someterse a indicaciones, instrucciones, sugerencias o
insinuaciones provenientes de superiores jerárquicos, de otros
poderes del Estado o de personas con las que guardan
alguna relación de afinidad política, social o cultural. Implican
una garantía constitucional a favor de los ciudadanos y de los
propios partidos políticos.
o Objetividad. Obliga a que las normas y mecanismos del
proceso electoral estén diseñados para evitar situaciones
conflictivas sobre los actos previos a la jornada electoral,
durante su desarrollo y en las etapas posteriores a la misma.
o Máxima publicidad. Todos los actos y la información en
poder de las autoridades electorales son públicos y solo por
excepción se podrán reservar en los casos expresamente
previstos por las leyes y justificados bajo determinadas
circunstancias.
 En cada uno de estos ámbitos hay un titular del Poder Ejecutivo, así
como un órgano legislativo, aunque es importante destacar que el
Poder Legislativo es bicameral a nivel federal y unicameral en los
niveles local y municipal (véase la siguiente tabla).

 Tabla 1. Los tres niveles de los poderes Ejecutivo y Legislativo
en México


 Fuente: Elaboración propia con base en CPEUM, artículos 50, 80,
115, 116 y 122

Además, la Constitución federal establece un sistema electoral mixto,


predominantemente mayoritario, para las elecciones legislativas a nivel
federal, local y municipal (CPEUM, artículos 52, 56, 115, base VIII y 116,
base II). Esto significa que los integrantes de un mismo cuerpo legislativo
se eligen bajo los siguientes dos principios:


o Mayoría relativa (MR). Los sistemas de mayoría
normalmente utilizan distritos unipersonales o uninominales,
siendo ganador el candidato que haya obtenido la mayor
cantidad de votos, aunque no necesariamente la mayoría
absoluta. Los sistemas mayoritarios tienen el propósito de
generar un gobierno definido, por lo que tienden a premiar al
partido más grande (en términos de votos). Los sistemas
mayoritarios privilegian la gobernabilidad, entendida como la
capacidad de gestión y la estabilidad del gobierno en turno.


o Representación proporcional (RP). Los sistemas de RP
utilizan circunscripciones plurinominales y los ganadores son
los partidos que obtienen determinado porcentaje de los
votos, según lo requieran las fórmulas electorales
respectivas. Estos sistemas privilegian la proporcionalidad
entre votos y escaños, intentando que tal relación sea lo más
equilibrada posible. Por ello, los sistemas de RP favorecen el
pluripartidismo, es decir, facilitan el ingreso al Legislativo de
un mayor número de partidos.
 Las elecciones a nivel federal, local y municipal son mixtas, lo cual
implica que combinan los principios de mayoría relativa y de
representación proporcional para generar un gobierno fuerte, pero
que asegure la representación de distintos partidos.

En el ámbito federal en México, el ejercicio del Poder Ejecutivo se


deposita en un solo individuo, denominado presidente de los
Estados Unidos Mexicanos (CPEUM, artículo 80). Sus funciones
principales son promulgar y ejecutar las leyes que expide el Congreso
de la Unión (CPEUM, artículo 89, base I). Para preservar la seguridad
del país tiene la facultad de declarar la guerra en nombre de México
(con la aprobación del Congreso de la Unión) y dispone del Ejército,
de la Armada y de la Fuerza Aérea Nacionales (CPEUM, artículo 89,
bases VI y VIII). Además, es el encargado de nombrar a los siguientes
funcionarios (CPEUM, artículo 89, bases II y IV):

 Secretarios de Estado, embajadores, cónsules generales y


empleados superiores de Hacienda.
 Coroneles y demás oficiales superiores del Ejército, Armada y Fuerza
Aérea Nacionales.
Asimismo, presenta las ternas al Senado para la designación de
ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y puede
intervenir en la designación del fiscal general de la República (CPEUM,
artículo 89, bases IX y XVIII), entre otras facultades.

El presidente de los Estados Unidos Mexicanos inicia su encargo el 1 de


octubre posterior a la jornada electoral y dura en él seis años, sin que exista la
posibilidad de que pueda ser reelecto (CPEUM, artículo 83), aunque el
presidente que resulte electo en 2018 tomará posesión el 1 de diciembre de
ese año y concluirá el 30 de septiembre de 2024. El titular del Poder Ejecutivo
es electo por mayoría relativa y voto directo de los ciudadanos mexicanos
(LEGIPE, artículo 12.1), lo cual implica que para la elección presidencial todo el
territorio nacional constituye una sola circunscripción y que resulta electo el
candidato que obtiene más votos, sin la necesidad de haber superado el 50%
de votación, como ocurre con la mayoría absoluta.

Por su parte, el Poder Legislativo se divide en dos instancias: la


Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores, que en su conjunto
se denominan el Congreso de la Unión (CPEUM, artículo 50). La
elaboración y aprobación de leyes es la función principal del Poder
Legislativo, y para que esto suceda se requiere la aprobación de
ambas Cámaras (CPEUM, artículo 72).[5] Además, el Congreso de la
Unión puede admitir o formar nuevos estados dentro de los
existentes, así como imponer las contribuciones necesarias para cubrir
el Presupuesto de Egresos de la Federación, entre otros (CPEUM,
artículo 73, bases I, III y VII).

Asimismo, de manera individual, el Senado tiene la facultad de


analizar la política exterior desarrollada por el Ejecutivo Federal y
aprobar los tratados internacionales y convenciones diplomáticas que
este suscriba, ratificar los nombramientos de los secretarios de
Estado, embajadores y cónsules generales, así como nombrar a los
ministros de la SCJN y al fiscal general de la República (CPEUM,
artículo 76, bases I, II, VIII, XIII). A su vez, la Cámara de Diputados tiene
entre sus facultades: ratificar el nombramiento del titular de la
Secretaría de Hacienda y aprobar anualmente el Presupuesto de
Egresos de la Federación (CPEUM, artículo 74, bases III y IV).
La Cámara de Diputados se integra por 500 representantes, que
duran en su cargo tres años, con la posibilidad de ser electos hasta
por cuatro periodos consecutivos a partir de 2018. De los 500
diputados, 300 son electos por el principio de MR, mediante el
sistema de distritos uninominales, y 200 por el principio de RP, con el
sistema de listas regionales (CPEUM, artículos 51, 52 y 59). Para la
elección de las diputaciones de MR el territorio se divide en 300
demarcaciones, mientras que para la elección de diputados de RP el
territorio se divide en cinco circunscripciones plurinominales, en cada
una de las cuales son electos 40 diputados (CPEUM, artículo 53).

Para que los partidos políticos tengan derecho a diputados de RP


deben registrar candidatos por el principio de MR en por lo menos
200 de los distritos uninominales y obtener como mínimo 3% de la
votación emitida (CPEUM, artículo 54, bases I y II).

Además, para asegurar que la representación en la Cámara de


Diputados no se aleje demasiado de los resultados de las elecciones,
existen dos límites de sobrerrepresentación política (CPEUM, artículo
54, bases IV y V):

 Los partidos no pueden tener más de 300 diputados por ambos


principios (MR y RP).

Ningún partido puede tener un porcentaje de diputados por ambos


principios que represente un porcentaje mayor al 8% de la votación
nacional emitida a su favor.

La Cámara de Senadores se integra con 128 representantes que


duran en su cargo seis años y pueden ser electos hasta por dos
periodos consecutivos. Son electos de la siguiente manera (CPEUM,
artículos 56 y 59):

 64 senadores se eligen por el principio de MR (dos en cada entidad


federativa).
 32 senadores se eligen a través de la primera minoría o segundo
lugar (uno en cada entidad federativa).
 32 senadores se eligen por el principio de RP, a partir de las listas
de los partidos políticos en una circunscripción nacional, por el
método de cociente y resto mayor.

 Para acceder a la distribución de escaños por el principio de RP,


los partidos deben obtener por lo menos el 3% de la votación
válida emitida, como sucede con los diputados, pero a diferencia
de estos, no existen límites a la sobrerrepresentación (LEGIPE,
artículo 21).

Además, en cada entidad existe un Congreso local que ejerce el


Poder Legislativo. Estos congresos pueden promulgar leyes que solo
tienen efecto dentro de la entidad, además de aprobar anualmente el
Presupuesto de Egresos de la entidad (CPEUM, artículos 116, base II,
121, base I, y 122). El tamaño de este órgano legislativo es
proporcional al número de habitantes y no puede ser menor a siete
diputados, en los estados cuya población no llega a 400 mil
habitantes; a nueve, en aquellos cuya población excede de este
número y no llegue a 800 mil habitantes; y a 11 en los estados cuya
población es superior a 800 mil habitantes (CPEUM, artículo 116, base
II). Actualmente, el Congreso local más chico es el de Baja California
Sur con 21 integrantes y el más grande es el del Estado de México
con 75 integrantes, como se muestra en la siguiente ilustración.

Para elegir a los diputados locales, los estados tienen que emplear
un sistema electoral mixto, según los principios de MR y de RP
(CPEUM, artículo 116, base II). La proporción entre estos principios
debe ser idealmente de 60-40, predominando el sistema mayoritario,
como sucede con el Congreso federal (Acciones de
Inconstitucionalidad 7/97, 37/2001, 3/2002, 15/2003, 41/2008,
10/2009 y 21/2009).[6]

De acuerdo con la Constitución federal, los diputados locales pueden


ser electos hasta por cuatro periodos consecutivos (CPEUM, artículo
116, base II), aunque cada entidad define las condiciones para ello.

En cada entidad federativa o estado de la República


mexicana el Poder Ejecutivo lo ejerce el gobernador y
hay un congreso local que promulga las leyes locales.
Los gobernadores son electos por la mayoría relativa
de los ciudadanos mexicanos por un periodo máximo
de seis años, sin la posibilidad de ser reelectos. En
tanto, los diputados locales son electos por un sistema
electoral mixto en el que existen límites de sobre- y
subrepresentación para garantizar que su integración
sea similar al porcentaje de votos obtenido por cada
partido político.

El ayuntamiento es elegido por un sistema electoral mixto, aunque los


criterios que se utilizan para la integración de la representación
política y la elección de los ayuntamientos son muy diversos (Hurtado
y Macedonio 2012, 17). Generalmente, los ciudadanos votan por una
planilla integrada por un candidato a presidente municipal, uno o
varios síndicos y varios regidores. La planilla que obtiene más votos
resulta electa, según el principio de mayoría relativa. Asimismo, se
eligen regidores por el principio de RP, aunque no existe una
disposición constitucional expresa sobre cómo, ni en qué proporción
se debe incorporar este principio (CPEUM, artículo 115, base VIII). Ya
que el marco normativo tampoco establece límites de
sobrerrepresentación a nivel municipal y que varios estados permiten
que el partido triunfador por MR participe en la asignación de
escaños de RP, el presidente municipal siempre tiene mayoría simple
o absoluta de regidores de su partido en el cabildo (Hurtado y
Macedonio 2012, 15 y 21-22). Sin embargo, en aras de garantizar la
representatividad de los ayuntamientos, el Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ha determinado que los
lineamientos constitucionales de sobre y subrepresentación también
aplican para la asignación de regidores por el principio de
representación proporcional (Jurisprudencia
47/2016 REPRESENTACIÓN PROPORCIONAL. LOS LÍMITES A LA
SOBRE Y SUBREPRESENTACIÓN SON APLICABLES EN LA
INTEGRACIÓN DE LOS AYUNTAMIENTOS).

Normalmente los integrantes del ayuntamiento ejercen su cargo tres


años[10] y pueden ser reelectos, a partir de 2018, por un periodo
adicional, siempre y cuando el periodo del mandato no sea superior a
esos tres años, (INAFED 2012, 12; CPEUM, artículo 115, base I).

En cada municipio hay un ayuntamiento integrado por


el presidente municipal, uno o más síndicos y varios
regidores. El presidente municipal preside el
ayuntamiento y, al mismo tiempo, encabeza la
administración pública municipal. La mayoría de los
integrantes de los ayuntamientos son electos por MR a
través de una planilla, aunque también hay regidores
electos por RP.
Regresar
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