El documento explica la teoría de las ideas de Platón, donde divide la realidad en dos mundos: el sensible y el inteligible. Explica que el alma humana sigue un proceso de ascenso hacia el mundo inteligible mediante la dialéctica, para alcanzar la idea de bien como principio supremo de verdad e inteligencia.
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El documento explica la teoría de las ideas de Platón, donde divide la realidad en dos mundos: el sensible y el inteligible. Explica que el alma humana sigue un proceso de ascenso hacia el mundo inteligible mediante la dialéctica, para alcanzar la idea de bien como principio supremo de verdad e inteligencia.
El documento explica la teoría de las ideas de Platón, donde divide la realidad en dos mundos: el sensible y el inteligible. Explica que el alma humana sigue un proceso de ascenso hacia el mundo inteligible mediante la dialéctica, para alcanzar la idea de bien como principio supremo de verdad e inteligencia.
El documento explica la teoría de las ideas de Platón, donde divide la realidad en dos mundos: el sensible y el inteligible. Explica que el alma humana sigue un proceso de ascenso hacia el mundo inteligible mediante la dialéctica, para alcanzar la idea de bien como principio supremo de verdad e inteligencia.
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1.- IDEAS DEL TEXTO (PRINCIPAL Y SECUNDARIAS).
El fragmento pretende mostrar las conclusiones que se pueden sacar de la
Alegoría de la Caverna, y en él ya no hace una narración simbólica, sino que más bien explica el mito y saca conclusiones. Comienza con la explicación del "mito de la caverna", que Platón ha expuesto anteriormente, y a consecuencia de ello nos muestra la división entre los dos mundos: el Mundo Sensible y el Mundo Inteligible. Posteriormente afirma que el alma humana sigue un proceso de ascenso hacia el Mundo Inteligible, en el cual alcanza al final y con gran dificultad a la Idea de Bien. Esta Idea de Bien se caracteriza por ser, por un lado, la causa de las cosas bellas, y por otro lado, principio de verdad e inteligencia. Y finalmente, termina afirmando la importancia que tiene la Idea de Bien para obrar con sabiduría, tanto en el ámbito privado como en el público. Considero como idea fundamental de este fragmento, la que muestra la superioridad de la Idea de Bien como causa de todas las cosas y principio de verdad e inteligencia. La razón de ello reside en que el fragmento está encaminado a mostrar esta conclusión.
2.- RELACIÓN CON LA FILOSOFÍA DEL AUTOR (EXPLICACIÓN DEL TEXTO).
Este fragmento pertenece al la República, probablemente el diálogo más importante de la magna obra platónica. La importancia de la República reside en que en ella aparecen la casi totalidad de los temas sobre los que Platón reflexionó, como: la formulación de la Teoría de las Ideas, junto con su concepción del hombre como compuesto de alma y cuerpo, así como una profunda reflexión sobre temas ético y políticos, sin olvidar que también expone sus teorías sobre la educación. Al afirmar que la República pertenece al período de madurez, quiero destacar que es éste el período donde aparece la formulación de la Teoría de las Ideas tal y como normalmente se expone, es decir lo que se denomina exposición dogmática. Quiere esto decir, que Platón no expuso siempre su teoría de las misma forma. Así sintetizando podemos distinguir: un período anterior al de madurez, donde el pensamiento platónico no estaba claramente definido y no había aportado grandes novedades respecto a su maestro Sócrates, y otro crítico donde establece una revisión de algunos aspectos de su pensamiento. Por tanto, tenemos que tener presente que las afirmaciones que aparecen en este fragmento pertenecen a este período de madurez, en el cual expone lo que podríamos denominar núcleo dogmático de su pensamiento, consiguiendo así una autonomía respecto al pensamiento de su maestro Sócrates. El texto comienza mostrándonos la realidad desde una perspectiva dual. Por un lado está lo que captamos por los sentidos, es lo que Platón denomina Mundo Sensible, y por otro lado lo que captamos mediante la intelección o Mundo Inteligible. La terminología utilizada por Platón, Mundo sensible y Mundo inteligible, nos da pie para afirmar que su Teoría de las Ideas tiene una doble dimensión, ontológica y epistemológica, es decir, se refiere tanto a la realidad como a la formas de conocimiento sobre la misma. Al dividir, Platón, la realidad en dos mundos simultáneamente hace referencia a dos formas distintas de conocimiento. Por tanto, estos dos aspectos son inseparables en la teoría platónica de las ideas. Las características que Platón otorga a estos mundos son las siguientes: El Mundo de las Ideas, o mundo inteligible, es un mundo de entidades perfectas, inmutables, eternas, que constituyen el arquetipo o esencia de las cosas visibles. Este mundo no se puede conocer mediante los sentidos y se encuentra separado de las cosas, fuera del mundo sensible y por encima del cielo. Estas características nos recuerdan a las otorgadas por Parménides al Ser. El Mundo de las cosas, o mundo sensible, es un mundo de entidades imperfectas, cambiantes y perecederas. Es el mundo que captamos con los sentidos. Este tipo de realidades no son plenamente, ya que no son por sí, sino en la medida que participan o imitan a las ideas; son, por tanto, copias imperfectas de la verdadera realidad. Este mundo se asemeja al continuo devenir que defendía Heráclito. Cabe ahora preguntarse el porqué de este dualismo platónico tan ajeno a nuestra forma de entender la realidad. Para ello es necesario hacer referencia al contexto filosófico previo a Platón, que nos permitirá comprender el sentido de las afirmaciones platónicas, como un intento de solucionar los problemas con que se encuentra. Los sofistas estaban defendiendo posturas relativistas sobre todo en lo tocante a la moral y las costumbres y leyes sociales. Esto tenía como consecuencia la imposibilidad de poseer un conocimiento riguroso que tratara sobre cuestiones de valor universal, a la par que imposibilitaba establecer conductas estables al margen de las costumbres sociales y los tiempos. Con la teoría de las ideas Platón pretende establecer la existencia de entidades estables y de carácter universal con lo cual sustentar teóricamente el pensamiento de su maestro Sócrates a la vez que derribaba el relativismo de los sofistas, sin olvidar que también posibilitaba el establecimiento de un Estado Justo al margen de los vaivenes de las costumbres de las distintas sociedades. Aunque un poco más alejado en el tiempo, seguían sonando los ecos del pensamiento de los físicos, sobre todo de Parménides y de Heráclito. La filosofía de Parménides había conseguido establecer un saber científico como saber racional, que trata sobre el ser, el cual es único, inmutable e imperecedero. Así, la ciencia es posible, ya que trata sobre entidades estables. Pero la consecuencia del pensamiento parmenideo es la negación lógica y ontológica del no-ser y como conclusión la negación del cambio y del movimiento, y la realidad del cambio no puede ser negada de forma tan tajante como hacía Parménides, de ahí la necesidad de establecer dos mundos, uno para salvar la realidad del cambio defendida por Heráclito, aunque en este caso sea ésta una realidad de segundo grado, aunque no ilusoria, al no ser por sí misma y depender de las ideas para ser, y otro que permite el mantenimiento de entidades estables sobre las que versa el conocimiento científico, a la par que otorga una base ontológica a la concepción absoluta de la verdad defendida por Sócrates, frente al relativismo de los sofistas. Dado que ya ha quedado salvada la posibilidad de un conocimiento científico con la existencia de entidades estables. Vamos a ver cuales son las características y la validez de los distintos tipos de conocimiento que establece Platón. La ciencia es el conocimiento supremo y que Platón identifica en la República con la dialéctica o conocimiento de las Ideas, es un conocimiento racional que no tiene en cuenta el conocimiento sensible, dado que éste no nos muestra la plena realidad, sino una realidad inferior, participada o copia de la plena realidad. Con ello hacemos referencia a la segunda de las ideas que aparece en el texto y que nos muestra el ascenso del alma hacia el mundo inteligible, es decir lo que se denomina proceso dialéctico. La dialéctica tiene en la República un doble sentido, tanto el conocimiento superior, como el proceso que nos permite llegar al conocimiento supremo, es decir al conocimiento de la idea de Bien. Para entender esto es necesario hacer referencia a la antropología y psicología platónica, no en vano afirma Platón que es el alma quien realiza este proceso de ascenso. Si se produce un ascenso es porque se está en una situación inferior, es decir en el mundo sensible. La razón de ello es debido a la propia naturaleza del alma humana. Esta naturaleza se caracteriza por la triple composición de fuerzas: racional, irascible y concupiscible y por la inexperiencia de la parte racional en dominar a las otras dos. En un principio, el alma tiene un contacto imperfecto del mundo de las ideas, pero debido a la imperfección de su composición, tal y como aparece en el "mito del auriga" del Timeo, pierde esta situación de privilegio y cae al mundo sensible quedando encarcelada en el cuerpo. Al perder este estado de gracia el alma humana tiende a recuperar esa situación de privilegio, buscando aquello que le falta por que lo ha perdido, es la tendencia del eros buscando lo que le falta, que aparece en el Banquete, o el renacimiento de las alas para volar al paraíso perdido tal y como nos muestra el Timeo. Por tanto es necesario realizar un ascenso que libere al hombre del mundo de las sombras en que se encuentra sumido y le saque de su ignorancia. En la República, este ascenso se identifica con la dialéctica, que ya no es simplemente la metodología dialógica que permite llegar a la verdad a modo de método socrático, sino que hace referencia a un proceso ascendente desde las cosas hasta las ideas y de idea en idea hasta alcanzar la idea de Bien y también cabe entenderla como forma de conocimiento supremo. Este proceso dialéctico, que no consiste en otra cosa que en mirar correctamente, es decir en orientar la mirada desde las cosas hasta las ideas, es facilitado por un proceso de educación que comienza con la liberación del alma de las tendencias corporales y de todo aquello que la hace tender hacia el mundo sensible, y luego se completa con una formación matemática, la cual cumple una función propedeútica o preparatoria, que permite dar el último paso al conocimiento de las Ideas. Al hablar de ascenso por una serie de estados intermedios, tenemos que tener presente que Platón mantiene una concepción jerárquica de la realidad que va desde las entidades con menor nivel de realidad, las sombras hasta la idea de Bien, de la cual toda la realidad participa, y que es la que se conoce al final del proceso dialéctico. Y es al concluir el proceso dialéctico cuando tenemos el verdadero conocimiento de la realidad, dado que la idea de Bien nos ilumina. Así, llegamos a la parte final del fragmento donde se muestran las afirmaciones fundamentales del mismo. Al conocer la idea de Bien, ésta nos ilumina y nos permite ver como las Idea de Bien es la causa suprema de todas las cosas (bellas y rectas), es decir la Idea de Bien es el vértice de la pirámide jerárquica de la realidad platónica. Todo depende de la idea de Bien, por que todo participa de la idea de Bien. Por tanto la Idea de Bien es causa de toda la realidad, pero esta causación hay que entenderla a modo de causa formal, en la medida que es la esencia de toda la realidad, ya que por su carácter de inmaterialidad no puede actuar como causa material, ni como causa eficiente, al no tener contacto con el resto de las ideas y de las cosas. Por otro lado, el hecho de que sea la idea de Bien la que nos ilumine, hace que ésta sea a su vez principio supremo de conocimiento, productora de verdad y de intelección. Al igual que el sol y su luz es la fuente del conocimiento sensible, la idea de Bien es principio y fuente del conocimiento inteligible. Y por último, al final del texto aparece la dimensión práctica de la Teoría de las Ideas. La importancia del conocimiento dialéctico, y en concreto de la idea de Bien, no tiene el sentido único de estado permanente de contemplación de la misma, ya que si bien es éste el mejor estado al que puede aspirar los hombres, no se pueden quedar en él, sino que teniendo presente este estado de conocimiento superior, deben ayudar a los demás en la organización política del Estado. De ahí que afirme, que hay que tener presente la idea de Bien para obrar con sabiduría, ya que según la máxima socrática, quien conoce el bien lo realiza. Por tanto, la teoría de las ideas no tiene sólo una dimensión teórica, sino también practica, estableciendo las pautas de conducta a seguir tanto en la conducta individual como en la política, y refutando el relativismo cultural de los sofistas.