Resumen Cristología Sesboué
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2. los testimonios evangélicos. Jesús nació “en la carne”, creció, sintió fatiga,
hambre y sed. Los antiguos hablaban de esto como “pasiones” del verbo, lo cual es
impropio de Dios sino sólo aplicable a las creaturas. “El verbo del Padre, inferíor a él,
preexistente a nuestro mundo y a los ángeles, pero capaz de cambio, se unió a la carne
humana, a título de instrumento, de tal manera que desempeña en esa carne el papel
de alma, a la que sustituye. Pero se conduce en forma tan meritoria que se hizo
perfecto y fue asociado a la divinidad.”
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Bernard Sesboué: Historia de los Dogmas Tomo I. Madrid, Secretariado Trinitario, 2004- 179-180
La “definición” de Nicea: los añadidos al símbolo.
Los padres conciliares deciden agregar las siguientes fórmulas al símbolo de fe que ya
era recitado por la Iglesia:
Nicea cierra con un canon que anatematiza a quienes dicen, “hubo un tiempo en que
no fue y que antes de ser engendrado no fue, y que fue hecho de la nada, o… que dese
otra hipóstasis (hypóstasis) o de otra sustancia (ousía)”.
Primera fase: aún durante la vida de Constantino, gran defensor del concilio, varios
Padres quitan su firma de la declaración (Eusebio de Nicomedia, Teognis de Nicea, etc).
Desde el 328, comenzaron a convencer a Constantino que la fe de Arrio representaba
la mayoría de la iglesia. El concilio de Tiro (338) reintegró a Arrio a la comunión y
desterró a Atanasio de Alejandría. Segunda fase, bajo Constancio y Constante (337-
261): el arrianismo crece en Oriente y la ortodoxia en Occidente. Cuando muere
Constante (350) Constancio se dedica a reunificar el imperio, y utiliza la causa arriana
como factor de unificación. En 360 la victoria arriana parece total. Tercera fase, la
escisión arriana (357-380): en 361 Juliano devuelve a todas las iglesias la libertad
religiosa, por lo que todos los obispos ortodoxos vuelven del destierro. Pero una
segunda generación arriana, presidida por Eunomio y Aecio se dedican a darle
fundamento racional al arrianismo, son llamados “eunomeos” a causa del primer líder.
En 358, el Concilio de Ancira declara que el Hijo es “homoiusios” (semejante) al Padre y
no homousios (de la misma sustancia).
“El hombre no habría sido divinizado si el Hijo no hubiera sido Dios verdadero… y
lo mismo nosotros no habríamos sido liberados del pecado y de la maldición, si la
carne revestida por el Verbo no hubiera sido una carne humana por naturaleza”
Éstos es lo que acontece en la salvación operada por el Hijo: su humanidad nos libera y
su divinidad nos eleva al Padre. para Atanasio, negar esto es rechazar la salvación.
Sobre el lenguaje de la Biblia, muestra que ella reserva para el Hijo el términos
“engendrar” (Sal 2.7, Pr 8.25) mientras que deja “hacer” para las creaturas (Gn 1.1, Jn
1.3). Con respecto a la palabra homousios ésta no es ajena a la Palabra, ya que es
sugerida por ella: sal 109.3 “de mi seno te engendré”, Jn 8.42 “ha salido de Dios”. dice
Atanasio “aunque éstas palabras no estén así en la Escritura, sí que se encuentra
realmente en ella la doctrina que expresan” (202).
Capítulo VII
Cristología y soteriología. Éfeso y Calcedonia
(Siglos IV y V)
B. Sesboüé
La necesidad de que Jesucristo sea enteramente Dios y hombre fue y seguía siendo
en ese momento dato fundamental de la soteriología: “para que el hombre,
mezclándose con el verbo y recibiendo así la filiación adoptiva, se hiciera hijo de Dios”
(Ireneo, s. II). “Cristo se hizo hombre para que el hombre se pueda hacer Dios”
(Clemente, s. III). “Con Jesús la naturaleza divina y la naturaleza humana comenzaron a
entrelazarse” (Orígenes, s. III) “El Verbo se hizo hombre para que lleguemos a ser Dios”
(Atanasio, s. IV) “somos semejantes a Él si confesamos que Él se hizo semejante a
nosotros” (Gregorio de Niza, s. IV) “se hizo hombre para llegar a hacer hijos de Dios a
los hijos de los hombres” (Juan Crisóstomo, fines del s. IV). “Hecho partícipe de nuestra
mortal flaqueza, nos hizo particioneros de su divinidad” (Agustín, s. V).
Pero ¿qué tipo de hombre asumió Jesús? Para Atanasio “el alma humana, es la
copia más perfecta del lógos en el seno de ésta creación terrena, corporal”. Por ello el
Lógos se encarno para suplir la deficiencia del alma caída.
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Apolinar abandona completamente el sentido bíblico de sarx como persona completa, afirmado por los
Padres, y lo entiende en sentido griego como meramente el cuerpo como vaso receptor del alma.
Esquema Antioqueno: mantiene la distinción entre lo humano y lo divino, pero
le cuesta expresar la unidad concreta de Cristo sin caer en uan duplicación de
personas. Su peligro es el Nestorianismo (a punto de explicarse).
Cirilo le escribe una primer carta, donde le explica que “el verbo salido de Dios se
encarnó y se hizo hombre”. Le explica que la unidad de Cristo se lleva a cabo en la
hipóstasis del Verbo, “de manera que no hay más que un solo sujeto subsistente… la
humanidad no pertecece para él al terreno del tener, sino al terreno del ser.” 4 María es
la Madre de Dios, porque el eterno innengendrado fue engendrado según la carne.
Nestorio responde con una carta basada en el himno de Flp 2.6-11, moetrando que la
kénosis, la humillación y el sufrimiento no son aplicados por Pablo al Verbo eterno,
sino a Cristo. Nestirio evita cuidadosamente citar Jn 1.14 “el berbo se hizo carne”
porque es jústamente lo que no cree.
Eutiques, “ultraciriliano”, llevó al extremo sus puntos oscuros. Cristo era de dos
naturalezas antes de la unión, pero luego de la encarnación hay sólo una, fusión de las
dos (lo divino en Cristo absorve casi por completo a lo humano, como una gota es
absorvida por el mar). El resultado: Cristo es consustancial con el Padre, pero no
consustancial al hombre. Esto es monoficismo “grosero”, rompe la solidaridad entre
Cristo y los hombres, socabando la salvación. Gozando de infuencia política, el
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El lenguaje de Cirilo es similar al de Apolinar, pero de todos modos Cirilo cree fírmemente en la
existencia de un alma humana y racional en Cristo.
emperador Teodocio lo concede un Concilio en Éfeso, en 449, que confirma su
doctrina y condena a sus rivales Eusebio y Flaviano. Logró introducir como artículo de
fe “si alguien dice dos naturalezas, sea anatema”.
El papa León Magno se horrorizó de esto, y escribe una carta a Flaviano, el patriarca
depuesto de Constantinopla. Donde escribe “uniendose ambas en una sóla persona, la
humanidad fue recibida por la majestad… la naturaleza inviolable se unió a la
naturaleza pasible”.
El Concilio de Calcedonia (451) aclamó por igual textos de Cirilo y de León. En resumen,
loq ue se cerró en Calcedonia fue lo siguiente:
Calcedonia es por excelencia el “gran” concilio cristológico, donde se cierran todos los
debates y la ortodoxia queda completa.
El monotelismo, preocupado por que no se vean a dos personas en Cristo, asirma que
Cristo posee una sóla voluntad como principio de acción: la divina. Cristo no tiene una
voluntad humana.
Máximo Confesor ataca con fuerza ésta tesis a partir de los relatos evangélicos, sobre
todo la oración de Jesús en Getsemaní (Mc 14.36). Muestra ahí como la voluntad
humana actúa en consonancia con la divina (hágase tu voluntad y no la mía).
Afirma la doble naturaleza y las dos voluntades de Cristo, para confirmar su perfecta
divinidad y humanidad.
El Concilio de Constantinopla III
Afirma dos voluntades o quereres y dos operaciones naturales, sin división, cambio ni
seperación. Dos voluntades, sin oponerse ni combatirse.