REICE. Revista Iberoamericana Sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación 1696-4713
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No debemos de olvidar que el gran fracaso escolar existente entre los niños gitanos no se
explica de un modo lineal por el hecho de que los padres envíen o no a sus hijos a la escuela, ni por la
diversidad de códigos lingüísticos que utiliza la escuela y el niño gitano, ni tampoco por una
“deprivación sociocultural” o como consecuencia del choque cultural entre gitanos y no gitanos. Dicho
fracaso, se debe más bien al propio contexto que en ocasiones genera mensajes ambiguos como la
“igualdad de oportunidades” en un contexto sociocultural que está bastante jerarquizado y con un
enfoque educativo monocultural, que genera exclusiones y provoca una continua marginación y
aislamiento que tiene como principal consecuencia la formación de guetos. Por un lado, se les anima a
que se inserten en el sistema educativo y aprendan, pero en el otro lado está el mensaje que los
desvaloriza, margina y excluye del derecho a una educación de calidad (Abajo, 1996; 1997; 1998).
Abajo (1997), opina que la escolarización total del alumnado gitano y la eliminación del
absentismo escolar se resolverían en el momento en el que la sociedad dejase de marginarles y
existiese una política encaminada a luchar contra la exclusión, con una pedagogía afectiva, crítica,
constructiva, cooperativa e intercultural, al mismo tiempo, que aboga porque se profundice en una
mayor profesionalización del docente y que se aumenten los recursos educativos.
Gamella (1996), además, destaca tres motivos inmediatos del absentismo y fracaso escolar de
la mayoría de los gitanos: la existencia de trabajo infantil, que se acentúa en algunas ocupaciones
familiares, las dificultades que el trabajo de los padres ofrece a la escolarización racional de los hijos y
el desinterés tanto de los progenitores como de los propios escolares gitanos. Estos factores a menudo
se combinan haciendo difícil la separación entre condiciones externas e internas, culturales y
situacionales. Y es que la convivencia cultural entre escolares payos y gitanos rara vez es neutra, sino
que suele estar influenciada por la existencia de jerarquías, enfrentamientos y conflictos. El conflicto
étnico, el racismo o el etnicismo no puede obviarse en un proceso como es la escolarización gitana en
la España multicultural actual.
La escolarización del niño gitano ha ido mejorando con el paso del tiempo, tal y como lo
muestran algunos de los estudios realizados al respecto. En los dos informes de evaluación publicados
por la Fundación Secretariado General Gitano (1994 y 2002), se puede ver como la incorporación
escolar de niños y niñas gitanas ha mejorado considerablemente en los últimos 8 años.
El estudio llevado a cabo por la Fundación Secretariado General Gitano (1994) encuentra que
la asistencia a clase es el factor más problemático en el alumnado gitano, dado que no llegan a la mitad
(40%) los gitanos que asisten todos los días a la escuela y más de un tercio (36%)mantienen un
absentismo elevado. En esta investigación se constata que el 80 % del alumnado es escolarizado a los
6 años, el 82 % comienza en el curso que le corresponde por la edad y el 57% ha mantenido una
escolarización continua. En comparación con el estudio llevado a cabo por la Fundación Secretariado
General Gitano, en colaboración con el Centro e Investigación y Documentación Educativa (CIDE) del
Ministerio de Educación y Cultura, UNICEF Y Caja Sur (2002), pone de manifiesto que entre esta fecha
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y el año 1994, momento en el que se hizo otro informe parecido, el aumento de la escolarización entre
los niños de esta etnia había experimentado un crecimiento en torno al 15 por ciento. Sitúan una
escolarización del 94 por ciento hasta los alumnos de 6 años, el resto lo suele hacer un año más tarde.
En su informe se especifica que es la propia familia la que mayor interés tiene en que se produzca esta
escolarización, el 85 por ciento de estos niños acuden a la escuela de esta forma; el otro 15 por ciento
lo hacen con ayuda de agentes externos.
Esta falta de interés por la escolarización infantil se ha encontrado muy ligada a la propia
cultura gitana que consideraba que el mejor lugar para educar a los hijos pequeños (menores de 6
años) era el propio hogar, junto a su madre. (Abajo, 1997; Fernández, 1999; Gamella, 1996, Planton,
2003, Cachón, 2003, entre otros.).
En cuanto al grado de continuidad escolar de estos alumnos, determinado por dicho Informe,
lo sitúa en torno a un 70 por ciento, en comparación con los datos de 1994 (56%), el incremento como
puede verse es muy significativo. Otros aspectos estudiados en este informe reflejan claramente el
progreso que se ha dado, en general, entre el alumnado gitano, si se compara con épocas anteriores, en
aspectos tan concretos como su asistencia a clase, la puntualidad, el cuidado del material o el aseo
personal.
En dicho informe también se pone de manifiesto que aunque la escolarización llega casi al
“100%” de los alumnos dentro la enseñanza obligatoria, el abandono de la escuela, por el momento,
no deja lugar a dudas de que no está, ni mucho menos, resuelto; es casi generalizado que los alumnos
dejen de ir a la escuela a partir de los 15 años, siendo más significativo en el caso de las niñas. De
ellos, un tercio la abandona antes de cumplir los 13 años, sin haber cursado la ESO , ya que no
consideran la educación como algo imprescindible para sus vidas. De ahí la necesidad de una
intervención eficaz para apoyar a que estos niños continúen la enseñanza secundaria, puedan realizar
el bachillerato y/o la Formación Profesional e incluso, incorporarse a la universidad.
Es importante destacar que sólo uno de cada 100 gitanos accede a la universidad, según
estima la Asociación de Mujeres Universitarias Romis de Andalucía, aunque tampoco existen
estadísticas sobre el tema (El País de Andalucía, 2004). De ahí, que desde las diferentes asociaciones
se reclamen estudios e investigaciones sobre la comunidad gitana en la universidad.
(Gamella, 1996):
1. Un origen “hipotético” común que se manifiesta en ciertos rasgos del genotipo (tez
morena, vestimenta característica, pelo moreno, etc.).
2. El uso de formas lingüísticas emparentadas o comunes (El romanó es la lengua que
hablan los gitanos de América del Norte, América del Sur, Asia, Australia y Europa. Por
tanto, es el idioma de los romés de todo el mundo). En España se extiende el caló (un
dialéctico del romanó).
3. Una serie de formas culturales, tradiciones, costumbres y ocupaciones. De forma
resumida se podría decir que se caracterizan por un profundo amor a la familia,
organización patriarcal y autogobierno.
Y por último, el rasgo externo que lo caracteriza y que hace más difícil su integración es el
rechazo, marginación y desprecio que despierta entre sus vecinos, el cual ha sido a lo largo de la
historia objeto de persecución, servidumbre, expulsión y exterminio.
3. ESTEREOTIPOS Y PREJUICIOS
Además de los conceptos que van unidos a esta minoría étnica, encontramos una serie de
prejuicios y/o estereotipos que caracterizan y forman parte de la mentalidad de muchos niños y
adultos. Aquí, cabe citar la importancia que en la actualidad se le está dando al estudio de los
prejuicios o estereotipos que aún hoy en día se mantienen sobre el pueblo gitano (Gómez y Navas,
2000; Gamella y Sánchez, 1998; Gómez y Ruiz, 2001; Saura y García, 2001; Navas y Cuadrado, 2003;
Rodríguez y Moya, 2003).
Uno de estos estudios (Gamella y Sánchez, 1998), examinó cómo se manifestaba el prejuicio y
estereotipo en el discurso escrito de los escolares de 11 a 15 años de edad, para ello analizaron las
respuestas de 2.604 escolares granadinos entre los años 1993 y 1997. Los resultados obtenidos en esta
investigación evidencian y dan una señal de alarma sobre la gran cantidad de prejuicios negativos que
se desprenden del pensamiento que los niños tienen con respecto a la raza gitana, entre los cuales cabe
destacar: ladrones, vagos, violentos, relacionados con el consumo y distribución de drogas ilegales,
desprecio al trabajo honrado, suciedad, pobreza, mala educación y mal habla. No obstante, también
abundan en algunos jóvenes, varios rasgos positivos y admirados en los gitanos tales como: la gracia,
simpatía y alegría en momentos adversos, la capacidad de trabajo, la facilidad para la creación y
expresión musical y artística.
Estos datos tratan de hacernos ver la importancia que este fenómeno tiene en la educación,
además de hacernos reflexionar sobre qué métodos, sistemas o redes de aprendizaje hemos de tener en
cuenta para conseguir una educación con igualdad de oportunidades, con todos y para todos, y como
no, con el objetivo último y principal de ser un proceso para conseguir el desarrollo integral de cada
individuo (moral, social y físico).Pero también, nos muestran la realidad de una sociedad que mantiene
numerosos estereotipos y prejuicios sobre este colectivo y sobre todo, nos dan una voz de alarma a
todos los educadores para que podamos hacer frente a este tipo de pensamientos que los jóvenes tienen
sobre los gitanos. Recordemos que en estos años (11-15) es cuando tienen lugar la formación de gran
parte de los esquemas sobre diferencias étnicas y escuela.
También, en un estudio reciente (Navas y Cuadrado, 2003), realizado en la provincia de
Almería a 105 personas entre mujeres y hombres, muestra la gran cantidad de actitudes negativas que
Antonio García Guzmán http://www.ice.deusto.es/rinace/reice/vol3n1_e/GGuzman.pdf
existen en relación a los inmigrantes y gitanos, siendo los gitanos sobre los que se mantienen gran
cantidad de actitudes negativas, sólo por detrás de inmigrantes magrebíes. Estos, son sólo algunos de
los ejemplos, sin embargo, a nuestro pesar, son muchas las investigaciones que demuestran que aún
hoy día se mantienen una gran cantidad de estos prejuicios y estereotipos sobre las diferentes minorías
étnicas.
Algunos de los prejuicios se muestran claramente desde los mismos padres de niños no gitanos
en algunas asambleas o reuniones de padres de alumnos (Fernández, 1999).
También, encontramos profesores que hacen todo lo posible por no dar clase a los gitanos, por
ejemplo, a la hora de elegir grupo las que tienen más antigüedad son las que eligen primero y se
encargan de elegir los mejores grupos, donde no hay gitanos, al contrario de lo que deberían hacer, ya
que al tener mayor experiencia son las que más preparadas están para educar a estos niños. Aquí, se
recoge un ejemplo donde se puede apreciar ese tipo de casos: “La profesora me explica que fue la
última que llegó al centro, y éste era el grupo que quedaba por asignar, de lo que deduce que nadie lo
quería. Además de los cinco niños gitanos, hay entre los payos niños problemáticos” (Fernández,
1999, p.142).
Se hace necesario además, comentar la influencia que los Mass Media puedan tener sobre
estas y otras minorías étnicas. Muchas veces vemos en estos medios comentarios racistas y
generalizaciones que en la mayoría de las ocasiones corresponden a hechos aislados. Además, el
tiempo que se les dedica a hablar sobre su cultura o tradiciones en estos medios para fomentar así una
relación más positiva con el resto de culturas es bastante escaso (Doonar, 2004; Jiménez, 2002). De
ahí, que en la actualidad se realicen determinadas campañas por parte de las asociaciones e
instituciones competentes para la concienciación y valoración positiva de las diferentes culturas como
es el caso de los gitanos, a través de la Fundación del Secretariado Gitano con el lema:”conócelos
antes de juzgarlos”.
problemas que tienen con sus familias, a eso hay que unirles el constante desprecio de la sociedad.
Hay datos que reflejan la soledad y afectividad que han sufrido estos escolares. De este estudio,
realizado en Granada a 320 niños gitanos, se extrae que el 26 % de estas familias se insultan, se
maltratan, se han separado o divorciado; el 33,6 % afirma que su familia ha tenido problemas de
alcohol; el 13,2 % de estos niños no se sintió querido por nadie.
Estas necesidades se han ido haciendo patentes a lo largo de los años y se han expuesto en
diferentes seminarios y jornadas, como el seminario europeo realizado en 1989 en École normale de
l’aude, Carcassonne (Francia), donde se analizan la escolaridad de los niños, presentado problemas
tales como:
- Los que acuden a clase no lo hacen con mucha normalidad.
- El absentismo es elevado.
- Tienen escaso dominio de la lengua.
- No se integran en las clases que corresponden a su edad, etc.
Todos estos datos nos adentran un poco en la gran problemática que existe sobre la
escolarización de niños gitanos, estudiada por diferentes autores (Fernández, 1996; Abajo, 1997;
Fernández, 1999; Gamella y Sánchez, 1998; Garreta, 2003; Grupo de enseñantes con gitanos de
Adarra, 1990, entre otros).
Entre las necesidades educativas que se han ido proponiendo son:
• Trabajar con adultos de manera paralela, evitando los desequilibrios que puede
producir en el niño gitano la escolarización, a través de la cual recibe unos valores y un
esquema diferente de los que se transmiten en su grupo familiar.
• Flexibilidad en el sistema educativo, muy burocratizado y excesivamente rígido
(horarios, edades, conocimientos), no teniendo en cuenta las desigualdades del pueblo
gitano.
• El maestro que ha de trabajar con gitanos tiene que hacer un esfuerzo de reflexión para
aprender a conocer el mundo gitano y sus costumbres.
• Crear instrumentos didácticos y de reflexión, conformes con un programa coherente y
adaptado que cubra las áreas de la historia, la lengua, los ritos y las costumbres de este
pueblo. Actualmente, existen iniciativas como la propuesta por la Diputación de Málaga
que han posibilitado la formación de diferentes monitores que se encargan de difundir y
extender el caló (Plantón, 2003). Otro ejemplo es el programa “etnia” desarrollado por la
Consejería de Asuntos sociales de A Coruña, que ha llevado la cultura gitana a la escuela
en la ESO. (El Ideal Gallego, 2003)
• Analizar las causas que han originado el bajo rendimiento escolar y posterior
abandono de la escuela por parte de los niños gitanos. Ha sido causa de múltiples
estudios y debates por los expertos en esta materia. Se ha dicho que el origen de este
fracaso escolar es múltiple y variado y que tenemos que buscarlo, tanto en aquellas
circunstancias propias de la familia gitana, que podemos cifrar en una condición
socioeconómica baja, como en una política educativa no siempre propicia a este colectivo,
lo que ha originado el absentismo y el desinterés por la escuela. Se observa, asimismo, que
los gitanos que viven en barrios con unas condiciones dignas, tienden a seguir el curso con
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una normalidad mayor que aquellos que viven en barrios marginales, ya que sus
expectativas de mejorar su status social son también mayores, máxime si tenemos en
cuenta que hoy han desaparecido muchos de los trabajos tradicionales a los que se
dedicaba este colectivo, viéndose obligados a desarrollar otros, para los que necesitan una
preparación previa.
Algunas de las causas que se han achacado a la sociedad occidental o a la política que se ha
llevado en años anteriores por las distintas Administraciones, ponen su énfasis en las siguientes
cuestiones:
Asimismo, las familias gitanas desde su ámbito familiar han sido en muchas ocasiones las
artífices de que sus hijos abandonen de forma prematura la escuela o que no hayan obtenido los
resultados apetecidos. Entre las más importantes de estas causas están:
Escasa tradición escolar de este colectivo por todo lo relacionado con la escuela y los
aspectos educativos de sus hijos. No obstante, en la actualidad existe en las familias
gitanas una conciencia sobre la necesidad de la escuela en nuestros días, pero también una
percepción no menos fuerte de que ser gitanos constituye un inconveniente para la
inserción social (para adquirir una vivienda, lograr un trabajo… incluso muchas veces
para ser apreciado en el colegio), de que ocupan una posición social desfavorecida y
estigmatizada y de que, en consecuencia, su principal salida y aspiración (económica,
afectiva y de autoestima) va a ser el apoyo mutuo entre los familiares y la reclusión en su
grupo étnico. (Abajo,1997)
Escaso apoyo familiar por las materias tratadas en la escuela. La falta de hábito del niño
gitano por la escuela encuentra el apoyo familiar, ya que en sus casas es raro encontrar
libros de lectura o que vean a sus padres leyendo o escribiendo. (Abajo, 1997).
Falta de comunicación entre la familia y la escuela, al no ser conscientes de la
importancia de esta relación para el correcto desarrollo escolar de sus hijos. En este
sentido cabe mencionar la escasa predisposición de los padres a informar sobre las causas
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que motivan la falta de asistencia de su hijo a clase. Sólo un 25 por ciento de los padres
gitanos presentan una actitud normalizada en esta comunicación familia-colegio.
La pobreza y marginalidad. Es ésta una de las causas que provocan más el absentismo y
al fracaso escolar de los alumnos gitanos, ya que en cuanto tienen edad para trabajar con
sus padres, dejan la escuela y se “buscan la vida”, en un intento de salir de la pobreza.
Indicar, por último, que la familia gitana, a pesar del alto índice de fracaso que sus hijos tienen
en la escuela, no tiene la idea de tal fracaso escolar o al menos no le dan el mismo valor que le da el
sistema educativo, ya que para este colectivo las expectativas actuales de encontrar un trabajo por esta
vía están muy lejos de su realidad (Abajo, 1997)
contenido y entidad para ser tenidas en cuenta, y solo dos de ellas tienen un carácter positivo en el
tratamiento del tema gitano.
Hay que preguntarse en qué ha influido el paso del tiempo en los renovados textos escolares.
Sólo tenemos que recordar el similar trabajo realizado por Tomás Calvo Buezas en 1988 sobre 179
textos escolares publicados entre 1974 y 1985, en los que encontró 17 referencias explícitas sobre los
gitanos y con un tratamiento similar a lo que ahora se ha hemos encontrado. Entre el antes de la LOGSE
estudiado por Calvo Buezas y el después de la LOGSE “nada” se ha avanzado en el contenido de los
textos escolares en lo que se refiere a la cultura gitana.
Estos estudios nos muestran lo poco que se habla de esta cultura en la escuela, además, de lo
poco conocida que es, pese a su importancia en la creación de actitudes en las primeras etapas de
educación escolar. “Los textos escolares pueden considerarse como un significativo botón de muestra
en la creación de valores y actitudes, al fomentar la convivencia ciudadana dentro de una sociedad
plural, que exige el respeto a otras culturas y minorías étnicas. Los textos constituyen un elemento-
aunque no sea el principal agente de ese sistema crucial y básico de socialización de los niños y
adolescentes, que llamamos escuela” (Calvo, 1989, p.4).
Cómo deben de actuar los padres (Abajo, 1997 y 1998):
Tener altas expectativas escolares sobre los hijos.
Interesarse por lo que hace en el colegio y mirar sus tareas escolares y trabajos
Valorar su esfuerzo y felicitarle por sus éxitos y progresos
Confiar (y hacérselo ver) en que si se esfuerza va a hacer las cosas bien.
Cuando quiera abandonar una tarea, decirle que tiene que pensar que las cosas al principio
salen mal, luego regular, y que con la práctica terminan saliendo bien (Escaño y Gil,
2000).
Colaborar con el colegio y los maestros.
Potenciar la socialización de los hijos y valorar a sus compañeros y la ayuda entre ellos
Mezcla entre afecto y exigencia.
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