El Vaticano considera urgente una solución a la intolerancia religiosa que busque el diálogo para evitar enfrentamientos, afirmando que la libertad religiosa es un derecho de cada persona. La Iglesia también aboga por fortalecer las relaciones entre religiones y reducir la violencia hacia cualquier creencia.
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El Vaticano considera urgente una solución a la intolerancia religiosa que busque el diálogo para evitar enfrentamientos, afirmando que la libertad religiosa es un derecho de cada persona. La Iglesia también aboga por fortalecer las relaciones entre religiones y reducir la violencia hacia cualquier creencia.
El Vaticano considera urgente una solución a la intolerancia religiosa que busque el diálogo para evitar enfrentamientos, afirmando que la libertad religiosa es un derecho de cada persona. La Iglesia también aboga por fortalecer las relaciones entre religiones y reducir la violencia hacia cualquier creencia.
El Vaticano considera urgente una solución a la intolerancia religiosa que busque el diálogo para evitar enfrentamientos, afirmando que la libertad religiosa es un derecho de cada persona. La Iglesia también aboga por fortalecer las relaciones entre religiones y reducir la violencia hacia cualquier creencia.
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Discurso
El Vaticano considera que una solución pronta a la intolerancia religiosa es
urgente independientemente de las creencias, buscando siempre la solución de problemas de grupos antagónicos, propiciando el diálogo para evitar daños irreparables, a los que puedan llevar los enfrentamientos armados.
El catolicismo no encierra la historia de la salvación dentro de los límites de la
Iglesia. Más bien, como lo establecido en el concilio vaticano II y en la encíclica Eclesial Suam de San Pablo VI, la Iglesia abre la historia humana a la acción del amor de Dios, que “quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad” como lo dicho en 1 Timoteo 2, 4. La forma misionera de la Iglesia, inscrita en la disposición de la misma fe, obedece a la lógica del don, es decir, a la lógica de la gracia y la libertad, no a la del contrato y la imposición.
La postura de la Iglesia es clara desde el 7 de diciembre de 1965, cuando se
aprueba por el Concilio Vaticano II la declaración sobre la libertad religiosa, afirmando que esta es un derecho del que es sujeto la persona, y no así, la verdad o el error. Esta libertad consiste en que todos los hombres han de estar inmunes de coacción, tanto por parte de individuos como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, sólo o asociado con otros, dentro de los límites debidos.
En marzo de este año, el Sumo Pontífice se reunió con la principal autoridad
religiosa chiíta de Irak Al-Sistani, donde este último expresó su apoyo a las minorías cristianas del país que han vivido años de desplazamientos y abusos, oponiéndose explícitamente a las intimidaciones por parte de milicianos chiítas.
El Papa Francisco reiteró su llamado a la fraternidad entre las creencias. “La
hostilidad, el extremismo y la violencia no nacen de un corazón religioso: son traiciones a la religión”, mencionó el Sumo Pontífice.
El Vaticano ve necesario reforzar las relaciones entre las distintas religiones,
resaltando la situación de crisis que se vive en Medio Oriente, con la finalidad de reducir los actos violentos e intolerantes hacia cualquier creencia religiosa; por lo tanto, propone: Concretar reuniones con las principales autoridades religiosas del mundo, para así establecer relaciones pacíficas que impulsen la convivencia armónica entre los feligreses de las distintas. Actuar de intermediario entre las regiones de Palestina e Israel para reducir las tensiones sociales y religiosas entre ambas sociedades, fomentando la convivencia pacífica entre los grupos fundamentalistas de los territorios. Implementar centros de ayuda para población desplazada por motivos religiosos, para protegerlos de cualquier ataque y reintroducirlos en la sociedad.