Tai Derecho Niño y Niña
Tai Derecho Niño y Niña
Tai Derecho Niño y Niña
INTRODUCCIÓN................................................................................................ 2
ANTECEDENTES...............................................................................................3
Lugar de la educación en la familia y la sociedad......................................4
Dinámicas familiares que contribuyen al desarrollo social.......................6
CASO PRÁTICO...............................................................................................10
CONCLUSIONES............................................................................................. 12
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.................................................................13
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INTRODUCCIÓN
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ANTECEDENTES
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La influencia de la familia en el proceso de educación y en el desarrollo de los
niños y niñas se evidenciara en las diferentes dimensiones evolutivas y, a su vez,
estas características adquiridas en cada familia se interconectaran con los
contextos socializadores externos como lo son la escuela y el grupo de iguales.
Esto permite evidenciar que efectivamente los hijos son el reflejo de las acciones
y comportamiento de los padres, por tal razón, es recomendable que el actuar de
los padres esté siempre orientado a proporcionar modelos dignos de imitar por
parte de aquellos que están en proceso de desarrollo personal.
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personas los cuales reflejan los diversos procesos y aprendizajes que se dan
dentro del sistema de educación.
En todo ello, la educación tiene una presencia fundamental, pues persigue dotar
al sujeto de lo que en un principio no posee, con el objeto de mejorarlo, tomando
como referente los ideales sociales asumidos colectivamente. Desde una óptica
formalizada, a través de la escuela, la educación se ofrece como un mecanismo
privilegiado de socialización, al tiempo que utiliza la cultura, una selección de la
misma, como material de transmisión, precisamente en el proceso de
socialización.
Como se evidencia la interacción social es un aspecto fundamental para la
formación del ser humano ya que es en ese momento cuando se adquieren
diferentes habilidades que le permiten a las personas relacionarse y adaptarse a
su entorno por medio de comportamientos adecuados. Así la intervención
educativa puede entenderse desde diversas perspectivas necesaria la relación
con los objetos para el desarrollo de la mente e insiste en la relación interpersonal
como primer paso para la interiorización.
La formación de los menores de edad en el núcleo familiar es uno de los factores
que más influye en el proceso de desarrollo humano; puesto que, es a temprana
edad cuando se inicia el proceso de adoptar conductas y a seguir pautas que
poco a poco van forjando el comportamiento de la persona. Sin embargo, hay
situaciones que se presentan en el entorno familiar y que son un ejemplo de la
necesidad de principios y valores fortalecidos desde el seno familiar ya que es la
más influyente en el aprendizaje de valores y de patrones de conducta valiosos.
De esta manera es importante que los valores que son inculcados generen un
crecimiento o desarrollo humano ya que la manera en que se de este aprendizaje
tendrá un impacto en el entorno de cada uno.
Continuando con la funcionalidad de la familia, esta ejerce tres funciones básicas:
la primera es el desarrollo de los roles de los miembros de la familia, dentro de las
cuales resaltan las funciones intrafamiliares, basadas en el apoyo y la protección
de los miembros de la familia. La segunda función es la comunicación, la cual
está ligada a las relaciones intrafamiliares y extra familiares, dicha función está
dirigida para con la sociedad, a la vez, actuando como factor estabilizador de la
sociedad con respecto a las normas sociales. La tercera función son las
transacciones múltiples, dentro de las cuales están: la educación, la orientación
de patrones de comportamiento, la función económica, entre otras, las cuales
ofrecen la opción de mantener la relación, persona-familia-sociedad con su propia
coherencia.
Situaciones polémicas como la violencia intrafamiliar, la separación de parejas, la
falta de afecto y la desatención por parte de los padres hacia sus hijos, la poca o
nula educación, entre otros aspectos, influyen negativamente en las emociones
de los menores y, por ende, en su desarrollo personal y social. Es de anotar que
estas situaciones, contrario a posibilitar el desarrollo social, ocasionan un
retroceso o se convierten en otras formas de asociación y organización social que
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contradice lo normativo de la sociedad. Acá es relevante resaltar la importancia
del papel de la familia para fortalecer los valores y principios de las personas, y
cómo esto influye directamente en el comportamiento de la sociedad.
Es importante rescatar el papel de la familia en la formación integral de seres
humanos, en la construcción de identidades fortalecidas en valores y principios
éticos y sociales. Aquí se reconoce la importancia de una adecuada formación
para que los niños crezcan con plena seguridad de sí mismos, con una identidad,
con autoestima, con ambiciones que se materializan en metas claramente
definidas; personas con estas características son las deseadas en una sociedad.
Aun en la actualidad el papel de la familia ha cambiado, ya que al interior de las
familias se lleva a cabo la implementación de un modelo más igualitario y
democrático que anteriormente. Por otro lado, a pesar de que diversos autores,
sostienen que la escuela solo se limitaba a la trasmisión de los conocimientos, en
la realidad también se da la transmisión de valores que son afirmados al interior
del seno familiar.
Teniendo en cuenta la importancia de la familia, Andolfi (1991) define la familia
como “el sistema abierto constituido por varias unidades ligadas entre sí”. Es
decir, la familia es un grupo de personas que han aprendido a vivir según reglas
que les permiten mantener la convivencia, estas reglas de convivencia son las
directrices básicas para el desarrollo de una vida en sociedad.
De esta manera la familia se convierte en el primer punto de encuentro social,
donde los niños aprenden a comportarse socialmente, teniendo en cuenta las
normas de conducta establecidas por su núcleo familiar. Es decir, que es en este
sistema que el niño aprende a ser competente socialmente, es aquí donde
adquiere los elementos imprescindibles para comportarse de forma socialmente
correcta. Así las practicas familiares reflejan y transmiten los valores que se
encuentran presentes en su entorno, de esta manera las familias van adquiriendo
diferentes formas de enseñar a sus hijos diferentes habilidades que les facilitan
adaptarse al contexto, de modo que hay varios factores que pueden ser
determinantes en este proceso de aprendizaje de los valores y la socialización
como, por ejemplo, los recursos de la familia, la calidad del vínculo y las
interacciones entre padres e hijos, la estabilidad emocional de la familia.
Una buena comunicación familiar permite a sus miembros sentirse más a gusto
con ellos mismos y con los demás. A través de la comunicación se transmiten a
los hijos las ideas, valores y creencias que son insustituibles para su evolución y
maduración personal (Moreno, Londoño y Rendón, 2015). En este sentido, se
tiene en cuenta que es imprescindible saber escuchar y respetar las opiniones de
los demás, por muy distintas o extrañas que parezcan: cada miembro de la familia
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debe hacerse responsable de sus opiniones y emociones y permitir, así, una
mejor comunicación y un ambiente de mayor.
Cuando se presentan problemas en la comunicación familiar estos pueden
terminar en la desintegración de esta unidad, así lo afirma Zuazo-Olaya (2013), al
proponer que: “muchas veces la comunicación inadecuada es lo que ocasiona la
desintegración de una familia”.
Desarrollar espacios de comunicación es importante ya que es en la familia donde
se disponen espacios en los que se tocan temas íntimos y personales, esto
incluye a los padres, ya que a ellos también les ocurren cosas que se deben
resolver. Si los problemas y las situaciones se comentan entre todos, aumenta el
apego y la confianza entre los miembros de la familia, permitiendo la búsqueda de
mejores soluciones. Esto tiene un gran impacto en la formación del niño ya que
este se siente partícipe del entorno doméstico.
Comentar las emociones ayuda a generar empatía, esto es, a ponerse en el lugar
de los demás, lo que tiene una gran importancia a la hora de desarrollar actitudes
de respeto y comprensión. Así se contribuye a crear un clima positivo de
comunicación y contacto con los hijos, y el grupo familiar se sentirá más integrado
y satisfecho. No sólo se trata de contar problemas o cosas negativas; es muy
importante transmitir emociones positivas, logros personales y acontecimientos
que a las personas las hacen sentirse valoradas y reconocidas.
Sin embargo, en la actualidad se ha venido produciendo un distanciamiento
emocional en la relación entre los miembros de la familia. Dra. Massiel, psicóloga
clínica, terapeuta familiar y de pareja, plantea que “en esta época se dialoga
menos, se dedica menos tiempo a las relaciones familiares, los hijos están
inmersos en una serie de actividades que les mantiene la agenda diaria ocupada.
Cada miembro tiene un dispositivo electrónico al que se le dedica mucho tiempo,
por lo que ya no hay espacios para la integración familiar”.
Teniendo en cuenta esta situación es importante que se tome conciencia sobre el
valor socializador de la familia, que se construyan vínculos positivos entre padres
e hijos ya que es en la familia donde se adquieren las primeras pautas de relación
social, es decir que haya una cohesión familiar que se refleje por medio de lazos
emocionales fuertes, apoyo mutuo, realización de actividades en conjunto y afecto
reciproco. De igual manera estos autores plantean que “sentir un grado aceptable
de satisfacción familiar, inducirá a los miembros de la familia a intercambiar
emociones, sentimientos a desarrollar pautas de interacción adecuadas,
cooperativas, así como a validar y fortalecer la imagen mutua de cada integrante”
A partir de lo mencionado anteriormente se puede afirmar que por medio de las
dinámicas familiares que se desarrollen se genera también la satisfacción familiar
y un buen desarrollo personal y social ya que al establecer vínculos saludables y
positivos se tendrá apoyo entre los miembros de la familia, afecto y buena
comunicación.
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Agregado a lo anterior cabe mencionar también como a partir de los estilos
parentales se brindan herramientas a los niños en su desarrollo social y afectivo
ya que cuando se habla de estilos parentales se hace referencia a “un conjunto de
actitudes hacia los hijos que les son transmitidas y que en su totalidad crean un
clima emocional en el cual se expresan las conductas de los padres”.
Esto es importante ya que hay que tener en cuenta que los padres son quienes
poseen por diversas razones como la experiencia, la edad, la cultura, roles
sociales, etc., la habilidad para transmitir a sus hijos valores, sentimientos,
costumbres, pautas culturales y sociales. Los padres tienen unas ideas
preconcebidas, creencias y expectativas acerca de lo que se debe transmitir a los
hijos como normas y valores, sin embargo, esas ideas que traen consigo los
padres se deben ir adecuando a la realidad y el contexto en el que se desarrollan,
de tal manera que se va ejerciendo una importante influencia en el desarrollo
social de los hijos.
Según lo desarrollado hasta el momento, los espacios que rodean a los niños
como su familia, el grupo de pares, las personas significativas tienen un rol
trascendente sobre su desarrollo, como afirma Vigotsky (1979) las personas
cercanas, no solo con el contacto físico sino también afectivo dirigen, impulsan y
motivan a avanzar en el aprendizaje de los niños de tal manera que aportan al
desarrollo afectivo y social de cada uno.
Es decir que a partir de los estilos parentales la familia tiene como objetivo el
proceso humanizador de todo sujeto, ya que se aprende acerca del entorno en el
que cada uno vive, aprende a relacionarse con otras personas, aprende un
sistema de valores determinado, roles sociales, normas y se configura la propia
identidad, además, los padres a partir de sus prácticas educativas van moldeando
los comportamientos que consideran favorables y adecuados en sus hijos.
De igual manera los estilos parentales positivos en donde hay un apoyo
emocional, reciprocidad, libre expresión de sentimientos e ideas, etc., se fomenta
también la inteligencia emocional la cual es importante en el desarrollo integral de
los niños ya que permite adquirir.
las habilidades sociales y de esta manera desempeñarse en su contexto de una
forma óptima a nivel social. Como afirma Goleman (1998), la inteligencia
emocional es la capacidad de reconocer los sentimientos propios y de los demás,
saber relacionarse y estar motivados. Lo anterior se desarrolla a partir de la
adquisición de unas habilidades básicas las cuales, según Goleman (1998), son:
la conciencia de sus propias emociones; la autorregulación o la capacidad de
manejar las emociones; la motivación en cuanto a la identificación de todo aquello
que puede aportar al logro de objetivos; la empatía o la habilidad de darse cuenta
sobre los sentimientos de los demás y ponerse en su lugar; finalmente, se
encuentran las habilidades sociales que hacen referencia a manejar de forma
adecuada las emociones en el momento de relacionarse con otros, al igual como
crear redes de apoyo social, saber negociar, liderar, resolver conflictos, cooperar
y trabajar en equipo.
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A partir de lo planteado por este autor, se puede afirmar que en la familia se
desarrollan estas habilidades pues como se ha venido mencionando es en el
sistema familiar donde se adquieren diversas herramientas que aportan al
desarrollo social y afectivo de los hijos, de igual manera con la inteligencia
emocional no solo se aprende a reconocer y manejar las emociones propias y de
los demás, sino que también se desarrolla la inteligencia social la cual permite a
las personas conocer la forma en que funcionan las relaciones sociales y de esta
manera comportarse adecuadamente en cada una de las interacciones que se
dan en el contexto.
Para finalizar se puede afirmar que, a partir de los estilos parentales que se
desarrollan en los sistemas familiares, se potencia el desarrollo social y afectivo
de los hijos, de tal manera que la familia, siendo el sistema inicial en el cual los
niños establecen su primer vinculo, debe fomentar buena comunicación,
afectividad, apoyo y habilidades sociales que favorezcan el desarrollo integral de
los niños y niñas.
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CASO PRÁCTICO
Cabe mencionar que, para que una persona o familia pueda brindar este
cuidado alternativo y temporal debe haber sido evaluada favorablemente por
un equipo interdisciplinario de la Dirección de Protección Especial, ser
incorporada al Banco de Familias Acogedoras del MIMP y haber recibido una
capacitación especializada.
A la fecha, son más de 5,000 niñas, niños y adolescentes que residen en centros
de acogida residencial (CAR) donde reciben atención integral a sus necesidades
de alimento, vestido, educación, entre otros; sin embargo, la permanencia
prolongada de ellos en instituciones puede impactar negativamente en el
desarrollo integral.
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Por ello, el MIMP, en su política de no institucionalización de las niñas, niños y
adolescentes, impulsa que más personas y familias se incorporen a su Banco de
Familias Acogedoras, y brinden protección temporal a niñas, niños y adolescentes
sin cuidados parentales, hasta que se resuelva su situación.
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CONCLUSIONES
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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