La Achique
La Achique
La Achique
La historia que les voy a contar ocurrió hace muchos años atrás, en nuestra tierra peruana.
Cuenta la leyenda que había una mamita que vivía muy tranquila al lado de sus dos pequeños hijos, la mayor era una
niña muy inteligente y sobre todo muy valiente, y el más pequeñito era INOCENTE Y TAMBIÉN MUY TRAVIESO. Los
tres vivián muy felices. Todo el alimento dependía de lo que la mamita cosechara. Sin embargo, hubieron tiempos
difíciles, la tierra empezó a ser infértil. Y la mamita apenas podía cosechar algún alimento. Y como toda madre se lo
daba todo a sus hijos y apenas ella probaba bocado. Naturalmente esto ocasiono que la mamita enfermara. Y un
buen día cerro sus ojos para no abrirlos nunca más, la pena invadió los corazones de estos huérfanos. ¿Que lo que
hacían día tras día era andar y andar de pueblo en pueblo, buscando algún cobijo, buscando algo de comer?. Sin
embargo, observaron en el cielo, a un ave extraña, pero muy bonita, era chiquitita, la hermana mayor observo que en
el pico del ave había una flor, pero no era una flor cualquiera, era una flor de papa. Y como les dije , la hermana
mayor era muy inteligente , así que pensó que donde provenga esa ave pues será una tierra bendita donde crece la
papa y quizás otros deliciosos alimentos así que los niños decidieron perseguir a aquella ave. Sin embargo, mientras
ellos estaban en eso, alguien los estaba observando. Era una vieja que vestía de negro que tenía su piel muy
amarillenta y ajada. Los taitas dicen que las personas del pueblo la llamaban la Achique, era una hechicera que tenía
como mala costumbre buscar a niños huérfanos o desamparados para luego atraparlos y luego juic y ñam ñam. Era
una bruja malvada. A pesar de su apariencia tan desagradable la Achique tenía el don de la palabra. Así que logro
convencer a los dos pequeños a que la acompañaran a su casa. Total nadie se había preocupado por ellos. Y fue así
que los niños fueron guiados hasta una gran tierra que ellos jamás habían visto y claro solo habia piedras y rocas
alrededor, la hierba, el pasto, las flores ahí no existían. Los niños estaban un poco sorprendidos y le preguntaron a la
Achique ¡Donde estaba su casa? Pero ella rápidamente con solo soplar al viento, su casa apareció de entre las piedras
ante la mirada de asombro de los pequeños. Pero la Achiqué ordeno inmediatamente a la hermana mayor que se
vaya a buscar leña para preparar una deliciosa sopita pero que eso si dejara al más pequeñito. La hermana al
principio estaba dudando, pues apenas estaba conociendo a esta señora. Sin embargo, sus tripas ya le estaban
crujiendo, así que decidió confiar en la bruja y decidió dejar al hermanito, y se fue rápidamente a las faldas de las
montañas para buscar un poco de leña. Sin embargo asi como apareció la casa, la Achique comenzó nuevamente a
soplar al viento y de entre las rocas apareció un fogón y encima del fogón había un caldero gigante con agua que
estaba a punto de hervir, entonces la achique sin perder tiempo le pidió al ciño que se acercará para luego arrojarlo
al caldero, ayyyyy el pequeñito ya estaba llorando pues se daba cuenta de su triste destino, pero…¿qué creen? La
hermana jamás iba a abandonar a su hermanito, ella estaba ahí nomás observando lo que sucedía, y como les dije
también la chica era muy valiente. Y rápidamente corrió, corrió y corrió, tomo a su hermanito y luego empujo a la
Achique dentro de la caldera. Ah!! Y sin perder tiempo colocó a su hermanito en su espalda. Y luego los dos se fueron
corriendo, corriendo }, corriendo a la velocidad de la luz, pero en nuestras leyendas las brujas no se derriten con el
fuego y menos con una olla hirviendo, así que la ACHIQUE se levantó rápidamente y así como hizo aparecer el fuego
también lo desapareció y así como hizo parecer su casa también la desapareció. Y sin perder tiempo se fue corriendo,
corriendo, corriendo a buscar a los dos niños, el sol empezó a caer mucho pero mucho más fuerte que nunca y en
aquella tierra árida los niños que estaban corriendo, corriendo, sin parar los niños se sentían muy agotados, las
piernas de la niña ya no aguantaban y se sentían los pasos de la Achique que se acercaba y se acercaba. Felizmente
apareció el tío zorro.
- Y LA
SUS
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