El documento habla sobre las neurosis y la depresión. Explica que la neurosis se manifiesta principalmente por la presencia de angustia o ansiedad de gravedad variable, y no produce pérdida de contacto con la realidad como las psicosis. También describe las diferencias entre ansiedad y angustia, y los síntomas y características de la depresión.
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El documento habla sobre las neurosis y la depresión. Explica que la neurosis se manifiesta principalmente por la presencia de angustia o ansiedad de gravedad variable, y no produce pérdida de contacto con la realidad como las psicosis. También describe las diferencias entre ansiedad y angustia, y los síntomas y características de la depresión.
El documento habla sobre las neurosis y la depresión. Explica que la neurosis se manifiesta principalmente por la presencia de angustia o ansiedad de gravedad variable, y no produce pérdida de contacto con la realidad como las psicosis. También describe las diferencias entre ansiedad y angustia, y los síntomas y características de la depresión.
El documento habla sobre las neurosis y la depresión. Explica que la neurosis se manifiesta principalmente por la presencia de angustia o ansiedad de gravedad variable, y no produce pérdida de contacto con la realidad como las psicosis. También describe las diferencias entre ansiedad y angustia, y los síntomas y características de la depresión.
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Eliber Suarez-100526949
Capítulo 5. Generalidades sobre las neurosis.
La neurosis: Trastorno que tiene una evolución crónica o recurrente, que no produce una pérdida de contacto con la realidad como las psicosis y que se manifiesta principalmente por la presencia de angustia o ansiedad. Se trata de un rasgo caracterial que puede acompañar al sujeto durante toda su vida, de gravedad muy variable, desde grados leves y controlables que son la mayoría hasta situaciones gravemente incapacitantes que pueden llegar a precisar hospitalización.
Para el psicoanalista Sigmund Freud, la psicosis obedece a causas externas,
es decir, es provocada por un conflicto entre el Yo y el mundo exterior, que desencadena en el individuo delirios que constituyen la reconstrucción de la parte de la realidad que resultó dolorosa para el sujeto. En este sentido, la psicosis para Freud supone una pérdida de la realidad. para Sigmund Freud, la neurosis se manifiesta en los individuos en forma de un enorme caudal de angustia. El individuo sufre y siente temor por su presente y futuro, desarrolla fobias y manías. Todo esto viene acompañado de una ansiedad constante. En el DSM-IV-TR el término de neurosis ha desaparecido y ha sido sustituido por trastorno, mientras que en la CIE-10 se le ha hecho sinónimo del término de trastorno de ansiedad. El término neurosis fue acuñado por William Cullen para aquellas enfermedades nerviosas que cursaban sin fiebre y sin lesiones de los órganos. Desde el punto de vista psicoanalítico comprende muchas clases de manifestaciones que aparecen como consecuencia de un conflicto entre los impulsos instintivos reprimidos y el yo. Sería una afección psicógena cuyos síntomas cumplen una función simbólica que pretende volver a poner en escena un viejo conflicto infantil, siendo la manifestación neurótica el resultado del compromiso posible entre el deseo y la defensa. Para protegerse de la angustia, las personas recurren a mecanismos de defensa como la represión, la proyección, la negación, la intelectualización y el desplazamiento, entre otros, que se manifestarían como sentimientos de culpa, envidia, ira y ansiedad, con más frecuencia y con mayor severidad que otros individuos. Entre los principales autores que han desarrollado visiones sobre la neurosis se encuentran: Freud, Lacan, y Melanie Klein Freud aseguró que la diferencia más importante entre la neurosis y la psicosis es que la neurosis es el resultado entre un conflicto entre el yo y e ello, mientras que la psicosis es un conflicto entre el yo y el mundo exterior. El psicótico pierde contacto con la realidad y recrea una realidad encerrada en su delirio. Generalmente lo anterior va acompañado de alucinaciones, entendidas como representaciones psíquicas que irrumpen desde el exterior y se imponen como percepción. En otras palabras, el psicótico puede escuchar su propio pensamiento y cree que le viene desde afuera; el sujeto literalmente habla con su yo y lo siente como un tercero. La ansiedad y la angustia son términos que solemos escuchar cuando sufrimos un trastorno emocional, pero a veces nos es difícil entender sus diferencias o qué tienen que ver con nosotros, ya que se manifiestan de forma muy similar en nuestro organismo. Podríamos matizar las diferencias entre ambas entendiendo que: La ansiedad es una respuesta emocional que responde a un mecanismo de supervivencia ante una posible amenaza (lucha y huida). La angustia es una reacción de miedo intenso desproporcionado al estímulo que lo provoca. La ansiedad es una reacción humana natural que afecta a la mente y al cuerpo y que tiene una importante función básica de supervivencia ya que es un sistema de alarma que se activa cuando una persona percibe un peligro o una amenaza. Cuando el cuerpo y la mente reaccionan a la amenaza, una persona siente sensaciones físicas de ansiedad como la aceleración del ritmo cardíaco y respiratorio, tensión muscular, manos sudorosas, malestar en el estómago o temblor en manos y piernas. Estas sensaciones son parte de la respuesta del cuerpo de “huir o luchar” y están provocadas por un aumento de la producción de adrenalina y otras sustancias químicas que preparan al cuerpo para escapar rápidamente del peligro y pueden presentarse como síntomas leves o extremos. La angustia por su parte, tiene un efecto de inmovilización ya que es un sentimiento vinculado a situaciones de desesperación, donde la característica principal es la pérdida de la capacidad de reaccionar ante una situación. La persona es incapaz de buscar una solución al bloqueo que experimenta, aumentando a su vez la inseguridad y el miedo por pérdida de autocontrol. Cuando el miedo nos domina, nuestro corazón se desboca, nuestro cuerpo se tensa y nuestro cerebro no funciona bien y ninguna de estas reacciones permite que nos tratemos ni a nosotros mismos ni a los demás correctamente. Capítulo 6: Depresión En este capítulo hablaremos acerca de la depresión teniendo en cuenta que es un trastorno del estado de ánimo, que se despierta frente a una pérdida o dolor. Se manifiesta con síntomas físicos (dolor de cabeza, dolor de estómago, disminución o pérdida de apetito, alteraciones del sueño, baja energía), psicológicos (desinterés, tristeza, baja autoestima, pesimismo, auto reproches, culpa, pena, pérdida de confianza en sí mismo, irritabilidad, poca paciencia, enojo o ira); cognitivos (disminución en la capacidad de concentración, atención y memoria, dificultad en la toma de decisiones, pensamientos negativos) y conductuales (aislamiento, enlentecimiento, bajo rendimiento), etc. La característica fundamental de la depresión es la tristeza y la pérdida de la capacidad de disfrute antes las diversas actividades de la vida. La depresión suele perdurar en el tiempo y altera negativamente otras aéreas de la vida. Debemos diferenciar la tristeza normal, frente a un acontecimiento de la vida, como ser una situación de pérdida, fracaso, desilusión (perdida de trabajo, ruptura de pareja) etc. En donde esta emoción es pertinente y al cabo de un tiempo disminuye, o bien desaparece al resolverse la situación que la causó. En muchas ocasiones, la depresión suele comenzar como consecuencia de un trastorno de ansiedad o un estrés prolongado en el tiempo. En 1917 Freud, en su libro escrito Duelo y Melancolía, buscaba alguna condición universal que pudiera subyacer detrás de las diferentes formas que presenta la depresión. Consideró que la depresión es la reacción a la pérdida de un objeto real o imaginario. Pero, ¿en qué consiste la especificidad de esta reacción? En Inhibición, síntoma y angustia Freud enfatizó que la “insatisfacible carga de anhelo” es un rasgo distintivo de la depresión. La expresión “carga de anhelo” indica que la pérdida de objeto es acompañada por la persistencia de un intenso deseo por él y, al mismo tiempo, por la representación de que este deseo es irrealizable. El deseo puede consistir, entre muchos otros, en deseos de apego (es decir, de presencia física del objeto, de compartir estados emocionales con él, de fusionarse con él), o en deseos de sentirse seguro, o en deseos relacionados con el bienestar del objeto, o en deseos narcisistas de omnipotencia, o en deseos de satisfacción pulsional, o de experimentar bajos niveles de tensión mental y física, o en deseos de dominar los impulsos y de poseer control sobre la propia mente, etc. De acuerdo con la extensa investigación de Sidney Blatt sobre tipos caracterológicos introyectivos y anaclíticos, los deseos pueden ser clasificados en dos categorías principales: por un lado, deseos de autodefinición, de autonomía, de ser agente activo de las propias acciones, de control, de autovaloración (en las personalidades introyectivas) y, por otro lado, en deseos de relación, de estar contacto con otras personas, con sus diferentes variantes (en personalidades anaclíticas). Blatt ha demostrado, basado en investigaciones empíricas, que las personalidades introyectivas y anaclíticas están predispuesta a diferentes patologías, son vulnerables a diferentes contingencias, y responden también de manera diferente a varias formas de diferentes circunstancias pueden ayudar a desencadenar la depresión.