Entropía
Entropía
Entropía
La palabra entropía se deriva del vocablo griego trope, que quiere decir transformación. La
entropía es una función termodinámica que se designa por la letra S. El físico alemán
Rudolph Clausius descubrió la función S en 1854 y la denominó contenido de la
transformación (Verwandlinginhalt). Posteriormente, en 1865, el mismo Clausius la renombró
como entropía. Las conclusiones de Clausius se basaron en el estudio que hizo sobre el
trabajo del ingeniero francés Sadi Carnot, quien en 1824 publicó “La potencia motriz del
fuego”, una investigación sobre los principios que regían la transformación de la energía
térmica (calor) en energía mecánica (trabajo). De aquí el nombre que Clausius le dio a la
función S.
Afirmar que se trata de una propiedad intrínseca de la materia implica que su valor depende
únicamente de la naturaleza de la materia considerada, sin importar su posición externa o su
movimiento con respecto a otros cuerpos. Así, por ejemplo, la entropía de un cilindro que
contiene aire a 25 °C y 500 kPa es la misma, independientemente de que el cilindro se
encuentre ubicado en la planta baja o en el último piso de un rascacielos.
Otro aspecto de vital importancia en la definición de entropía que brindan Hougen et. al. es el
hecho de que la entropía expresa una medida de la mayor o menor capacidad de la energía
térmica de un sistema para su conversión en energía mecánica; en otras palabras, la entropía
permite cuantificar la reducción de la calidad de la energía, en el sentido de que es degradada
a una forma más dispersa y caótica, la energía térmica. Esto puede ilustrarse al considerar un
sistema aislado en el que se produce la caída de un objeto sobre una placa, dado que como
resultado del impacto parte de la energía potencial inicial del objeto se convierte en calor,
degradándose entonces a una forma menos eficaz, con el consecuente incremento de la
entropía del sistema.
Es aquí donde la entropía encuentra una de sus más relevantes aplicaciones prácticas: en el
estudio de las máquinas térmicas (centrales de vapor y motores de combustión interna), los
refrigeradores y la expresión cuantitativa del grado de degradación de la energía en dichos
dispositivos; y en el cálculo de las eficiencias isentrópicas de compresores, bombas, toberas,
turbinas y otros equipos de amplia utilización en ingeniería, que permiten medir el
desempeño de dichos aparatos al compararlos contra un proceso ideal.
La entropía y La Segunda Ley.
La primera ley emplea la energía para identificar los cambios que pueden efectuarse (aquellos
en los que la energía total del sistema más sus alrededores permanece constante). La segunda
ley se vale de la entropía para establecer cuales de estos cambios son naturales y espontáneos.
Se entiende por espontáneos aquellos procesos que están impulsados por una fuerza directora,
que es la que tiende a que el proceso tenga lugar. Así por ejemplo, un cuerpo caliente se
enfría hasta alcanzar la temperatura de sus alrededores como consecuencia del diferencial
finito de temperatura existente, pero no se calienta espontáneamente a expensas de los
alrededores; un gas se expande y llena el volumen disponible, producto de la diferencia de
concentración del gas en el espacio, pero no se contrae espontáneamente.
Clausius lo expresó en su famosa sentencia: “la energía del universo es constante; la entropía
tiende a lograr un valor máximo”. Dado que todos los procesos naturales son espontáneos,
éstos deben producirse con aumento de entropía, y, por consiguiente, la suma total de
entropía del universo debe crecer continuamente. El estudio de está afirmación ha conducido
a diversos estudios filosóficos y religiosos como, por ejemplo, la idea del astrónomo y físico
británico Sir Arthur Eddington de que “la entropía es la flecha del tiempo” (para un sistema
aislado, dS/dt > 0, lo que implica que la segunda ley no es simétrica con respecto al tiempo,
sino que considera la dirección en la cual éste aumenta) o la interpretación del fin del mundo
como una lenta y progresiva muerte térmica (la entropía del universo está en continuo
aumento, por consiguiente cada vez hay más energía inservible para convertirla en trabajo, al
final no habrá energía disponible para producir trabajo, la entropía del universo alcanzará un
máximo y todos los procesos, incluso la vida, cesarán).
Para entender la entropía es necesario referirse a sus características como una magnitud
termodinámica. La entropía es una propiedad extensiva, es decir, depende del tamaño o
extensión del sistema. En el sistema internacional (SI) sus unidades son el kJ/K (a veces
denominado UE8 ); las unidades respectivas en el sistema inglés son el Btu/R. Otras unidades
empleadas son las cal/K, que algunos autores denominan unidad entrópica (ue) o gibbs.
Matemáticamente, la entropía se define por la ecuación diferencial:
dS = δQrev/T (I)
De aquí que la entropía también es una función de estado, y como tal no se ve afectada por el
tipo de proceso a través del cual se va de un estado 1 a un estado 2; se concluye entonces que
su valor es independiente de la historia del sistema. Sin embargo, la integral de δQrev/T da el
cambio de entropía solamente para procesos reversibles.
Las ecuaciones (III) y (IV) suelen considerarse como dos de las cuatro ecuaciones
fundamentales de la termodinámica; a la ecuación (III) se le denomina ecuación de Gibbs o
primera ecuación TdS, y a la ecuación (IV) segunda ecuación TdS.
Dado que estas relaciones son complicadas y poca prácticas para usarse en cálculos
manuales, la entropía puede calcularse a partir de las entropías específicas, por unidad de
masa, o bien, en unidad molar, de la siguiente manera:
ΔS = m(s2 – s1) (V)
ΔS = n(ŝ2 – ŝ1) (VI)
Los valores de las entropías específicas se encuentran tabulados para diferentes sustancias
puras como el agua o los refrigerantes que se utilizan más comúnmente en los sistemas de
refrigeración comercial. Los valores que aparecen en estas tablas se dan con respecto a un
estado de referencia arbitrario. Pero esto no interesa, dado que al igual que en el caso de la
energía, no se han definido los valores de la entropía en sí misma, sino el valor del cambio en
la entropía.
Estos valores pueden obtenerse también a partir de diagramas termodinámicos que son
gráficos en los que se representan la temperatura, la presión, el volumen, la entalpía y la
entropía de una sustancia (aunque no se incluyan datos de todas estas variables, la
denominación se conserva). Los diagramas más comunes en los que se incluyen valores de la
entropía son el diagrama T-s y el h-s denominado diagrama de Mollier.
Para un sistema aislado, cualquier proceso que se efectúe dentro del mismo será
necesariamente adiabático, y por consiguiente Q = 0. Asimismo, si el proceso es reversible.
dS = 0 y ΔS = 0 (VII)
Sin embargo, todos los procesos reales tienen algún grado de irreversibilidad, lo que implica
que para un sistema aislado que experimenta un proceso irreversible
Sin embargo, cuando se calcula el cambio de entropía de un sistema el valor que se obtiene
puede ser negativo, es decir, una disminución en la entropía del sistema, así por ejemplo, en
el proceso espontáneo de oxidación de un clavo o el enfriamiento de una taza de café, se
produce una disminución en la entropía del sistema, no obstante, la entropía de los
alrededores aumenta en una cantidad suficiente para compensar la disminución de entropía
del sistema y sobrepasar, obteniéndose al final un aumento neto de la entropía del universo.