Lenguaje Imformal
Lenguaje Imformal
Lenguaje Imformal
Lenguaje informal: El lenguaje informal es el que utilizamos para comunicarnos con aquellas personas con las que tenemos una
relación cercana, como amigos, familiares o compañeros de trabajo con los que existe confianza.
En este tipo de lenguaje no se da importancia a cumplir con reglas gramaticales u ortográficas. Cuando alguien emplea el lenguaje
informal quiere comunicar algo de manera clara, sin preocuparse por hablar de una manera correcta.
Un ejemplo de lenguaje informal es una madre que dice a su hijo “te he dicho mil veces que ordenes el cuarto”. Al contrario, en el
lenguaje formal se podría decir “le dije que ordene su cuarto”.
En el trabajo, un empleado podría decir con lenguaje informal “Marta, ayúdame en esto por fa”, o utilizar el lenguaje formal con “¿me
puede ayudar por favor con este informe?”.
El lenguaje informal se emplea en el lenguaje oral cuando conversan las personas, pero también en el lenguaje escrito en mensajes
enviados por correo electrónico, WhatsApp u otras redes sociales.
Características del lenguaje informal
En el lenguaje informal se pueden reconocer las siguientes características:
Se emplea en contextos de familiaridad
El lenguaje formal resulta adecuado cuando existe cierto grado de confianza entre los hablantes, como es el caso de los amigos,
compañeros de trabajo o escuela o familiares. Si no hay confianza, el empleo de lenguaje informal puede ser visto como irrespetuoso o
de mala educación.
Varía entre países y regiones
El lenguaje informal está profundamente arraigado en la historia y costumbres de cada país y región. Por eso puede variar
significativamente incluso entre países que hablan el mismo idioma, como México, España, Argentina.
Se permiten algunas incorrecciones gramaticales
En el lenguaje informal lo esencial es la expresividad: lo que el hablante siente, piensa o lo que le pasó. Por eso resulta tolerable cierto
grado de incorrección gramatical sin que la comunicación se vea afectada.
Regionalismos
Son palabras del lenguaje informal que solo se usan en un país o región y que, en algunos casos, pasan a ser un rasgo de identidad
lingüística. Algunos de ellos ya han sido incorporados al diccionario de la Real Academia Española y forman parte del idioma
español, mientras que otros permanecen fuera.
Ejemplos de regionalismos son che y pibe en la Argentina; chévere en Venezuela; o el cuate y chava en México, así como los
españolismos hostia, mola, flipa.
Jerga de distintos grupos de edad
Dependiendo del grupo de edad y del país pueden existir distintos vocabularios y expresiones informales.
Por ejemplo, cada generación de adolescentes crea nuevas palabras con las que se identifica y con la que expresa las expectativas y
temores propios de esa etapa de la vida. Son jergas que caen en desuso apenas sus hablantes superan la adolescencia.
Jergas de distintos grupos profesionales o criminales
Cada grupo profesional puede emplear un distinto lenguaje informal, con vocabulario y expresiones únicas. Por ejemplo, los bomberos
y policías utilizan expresiones que otras personas puede que no entiendan.
Otro ejemplo es el narcotráfico, que no es solo un azote terrible para la sociedad, sino también una subcultura con poemas, canciones
y un lenguaje informal particular.
Ejemplos de lenguaje informal
– Espérame aquí un momentito, que no aguanto las ganas de ir al baño.
– El pibe me hizo reír toda la tarde, me cayó muy bien.
– Si vas a la cocina, tráeme un tenedor, por fa.
– Esta noche vamos al cine, ¿te vienes?
– ¿Qué cuentas, Rodrigo? ¿Cómo te trata la vida?
– No sabes lo que me pasó hoy. Siéntate ahí que te cuento.
– Ojo con el cuchillo, te puedes cortar.
– Uffff… qué calor hace, podría morirme.
– Mejor nos piramos de una antes de que pase el vigilante.
– Ay, en qué lío me acabo de meter.
– Baja un minutito, que te tengo una sorpresa.
– El profe no viene, tenemos la hora libre.
– ¡José, cuánto tiempo sin verte! ¿Cómo andan todos por allá?
– ¿Me podrías prestar tu cargador?
– ¿La estás oyendo? Creo que no tiene idea ni de dónde está parada.
– Para almorzar me han puesto pollo asado con patatas.
– Pásame la botellita de vino, campeón.
– Juan, tráele el cesto de castañas a tu abuelo.
– Ay, pero qué viento hace esta noche. Cierra las ventanas, querido.
– ¡Qué caro está todo! El brócoli, por las nubes.
– ¿Qué vas a hacer este finde? Yo me quedaré clavado en la tele.
Lenguaje Formal: El lenguaje formal es el que se utiliza cuando las personas no tienen mucha confianza entre sí, o la
situación lingüística exige que se emplee un código específico y restringido, como es el caso de los ámbitos académicos,
protocolares, diplomáticos o laborales.
Por eso podemos decir que es un modo cuidadoso y planificado de dirigirse a los demás y de utilizar el idioma. Se
distingue del lenguaje informal o coloquial, usado en situaciones de familiaridad o más relajadas, porque es impersonal.
El lenguaje formal se emplea en determinadas situaciones, como eventos sociales y formales (recepciones diplomáticas,
de etiqueta, etc.), en actividades institucionales, políticas o académicas (defensas de tesis, conferencias, exposiciones),
en entrevistas de trabajo o cuando queremos demostrar respeto al interlocutor.
En este tipo de lenguaje se cumplen las reglas de ortografía y gramática , y se utiliza un vocabulario amplio y variado. Para
dirigirse a las personas se emplea “ usted” o “ustedes” en lugar de “tú” o “vosotros”, y es importante pronunciar de forma
correcta las palabras.
Un ejemplo de lenguaje formal es preguntar a alguien “disculpe, ¿qué hora es?”, mientras que el lenguaje informal sería
“disculpa, ¿qué hora es?”.
Características del lenguaje formal
– Se suele emplear en ámbitos determinados y puntuales, como pueden ser los académicos, diplomáticos, científicos, laborales.
– Se advierte un correcto uso de las normas ortográficas y gramaticales. También emplea un léxico amplio, con sinónimos, para no
repetir las mismas expresiones.
– Suele dirigirse al emisor de usted, no de tú.
– No utiliza vulgarismos, malas palabras o muletillas, que son expresiones o palabras intercaladas frecuentemente (“o sea” es una
muletilla común).
– Hay una cierta planificación al escribir o hablar, y esto requiere de tiempo y esfuerzo.
– Las frases empleadas son complejas y largas, muchas veces con oraciones subordinadas. La información está bien estructurada y
planteada, con coherencia.
Ejemplos de lenguaje formal
– Formal: Disculpe, ¿podría decirme qué día debo venir al banco para abrir una cuenta? / Informal: Oye, ¿cuándo puedo venir a abrir
una cuenta?
– Formal: Se les comunica a los empleados que el lunes próximo habrá home office. / Informal: Oigan, el lunes que viene podemos
trabajar desde casa.
– Formal: Señora, ¿sería tan amable de sentarse y esperar unos minutos? / Informal: Siéntate aquí y espera a que te llame.
– Formal: Profesora, no puedo asistir a clases mañana. / Informal: Profe, mañana no puedo venir.
– Formal: Os agradezco enormemente todo su esfuerzo y apoyo, os recordaré siempre. / Informal: Me habéis salvado la vida, un beso
enorme.
– Formal: Disculpe, no entendí lo que me dijo, ¿podría repetirlo? / Informal: No entendí nada, ¿qué dijiste?
– Formal: ¿Sería posible una consulta? Quisiera que me diera información sobre el horario de trenes. / Informal: Hola, ¿cuál es el
horario de trenes?
– Formal: Disculpe, señor, se le cayó su billetera. / Informal: ¡Oye, amigo! ¡Tu billetera!
– Formal: Estimados clientes, les informamos que a partir del 15 de octubre tendrán descuentos en todas nuestras tiendas presentando
este correo. / Informal: Hola, a partir del 15 de este mes tienes descuentos en nuestras tiendas. Pero, ojo, tienes que presentar este
correo.