Origen Del Ser Humano
Origen Del Ser Humano
Origen Del Ser Humano
I. ORIGEN
Los detalles sobre el origen del hombre son muy inciertos. A pesar de algunas
evidencias, existen piezas misteriosas sin resolver que impiden conocer la verdad
absoluta ya que son muchas las explicaciones que se han desarrollado a lo largo de la
existencia del ser humano y en cada una hubo especial atención.
Algunas fueron descartadas por no tener datos precisos y quedaron en el camino.
Otras, se fortalecieron y se convirtieron en teorías que han aportado conocimiento a
la ciencia y que de alguna manera se cree que nos ha acercado un poco más a la
verdad.
La ciencia tiene datos importantes acerca del entorno que existía mucho antes de
nosotros, e incluso, se ha hablado de teorías sobre el origen del universo y
cómo comenzó la vida en la Tierra posiblemente a partir de una bacteria. Gracias a
los restos fósiles sabemos de los dinosaurios y gracias a las marcas del tiempo en las
rocas, sabemos que alguna vez existía una gran masa de Tierra con vida primitiva
llamada Pangea en lugar de varios continentes como hoy se distinguen.
Gracias a la ciencia, también sabemos que evoluciones homínidas como el
Australopithecus o el Homo habilis, tenían características físicas más parecidas a las
del Homo sapiens y que utilizaban instrumentos para resolver sus necesidades. De
igual forma, tenemos la certeza de que no descendemos directamente del chimpancé
ni de ningún otro primate que vemos en la actualidad.
Por lo tanto en es uno de los grandes misterios que la humanidad ha tratado de
resolver sobre el origen del ser humano, por lo que constantemente estamos
buscando respuestas a ciertas interrogantes: ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos?
¿Cómo y cuándo surgió el primer ser humano? ¿Cómo comenzó la historia misma
de nuestra especie?
EVOLUCION
La evolución del hombre, también conocida como “proceso de hominización”, fue
el proceso de cambio y adaptación de la especie humana.
Se trata de un proceso complejo que duró más de cuatro millones de años. Abarca
la aparición y extinción de diversas especies del género Homo, del que la especie
humana actual es la única sobreviviente.
A continuación explico cuál es el origen del ser humano según la ciencia y qué
especies humanas existieron. Además de las explicaciones religiosas.
I. CONCEPCIÓN RELIGIOSA
El cristiano sabe cuál es el origen del hombre: Dios lo ha creado, infundiéndole un
alma espiritual e inmortal.
La creación del hombre por parte de Dios es compatible con la teoría de la evolución
biológica, si ésta se mantiene dentro de sus justos límites, como explicación del
origen material del cuerpo humano.
Dios, en su admirable sabiduría, ha dado al mundo unas leyes naturales que incluyen
la evolución biológica.
De este modo Dios es el creador de todos los seres vivos, aunque no haya intervenido
particularmente en la formación de cada especie vegetal y animal.
Por su cuerpo, el hombre se asemeja a los animales; pero por su espíritu, el hombre
se eleva infinitamente por encima de todos los demás seres del Universo.
Es el rey de la creación, intrínsecamente superior al resto de ella. El espíritu hace al
hombre semejante a Dios, quien es puro espíritu, infinitamente inteligente y libre.
La Biblia nos enseña que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y que lo puso
a cargo de la creación entera: "Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a
imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó. Y Dios los bendijo y les dijo: ``Sed
fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar
y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra. ́ ́" (Génesis
1,27−28).
El mundo está al servicio de los hombres. Tenemos el derecho−deber de usarlo, si
bien con prudencia y sabiduría, para nuestra autorrealización como personas como
comunidad humana.
Sin embargo es necesario subrayar que el hombre no es el fin último del universo,
puesto que Dios creó al hombre por amor, para que viviera eternamente en
comunión con Él. Dios es el fin último del hombre y del universo. La cosmovisión
cristiana está magníficamente resumida en esta fórmula de San Pablo:
"Todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios." (Primera Corintios3, 22).
El 22 de octubre de 1996, el discurso de Juan Pablo II a la Academia pontificia de las
ciencias causaba cierto revuelo en los ambientes científicos interesados. Algunos
interpretaron entonces que la Iglesia aceptaba por fin el evolucionismo. Pero, ¿es
cierta esta apreciación? ¿Ha cambiado el juicio de la Iglesia sobre esta teoría?
En realidad no es para tanto: El Magisterio nunca se ha opuesto a una evolución bien
entendida. Lo que ha hecho el Papa es constatar que los nuevos acontecimientos
llevan a pensar que la teoría de la evolución es mas que una hipótesis.
En el referido discurso del Papa reconoce que hay argumentos significativos en favor
de la teoría del Evolucionismo. Se trata, pues, de una nueva valoración: hasta ahora
la ciencia y la Iglesia no concedían al evolucionismo más que un valor hipotético, tan
probable como las teorías opuestas. Pero ahora se reconoce que la convergencia de
los trabajos realizaos independientemente unos de otros, constituye de suyo un
argumento significativo en favor de esta teoría.
Apoyándose en tal criterio, la Iglesia nunca se ha opuesto al desarrollo científico de
un evolucionismo coherente y seguro. En concreto, hasta 1996, había señalado lo
siguiente:
1) Respecto a la evolución cósmica la Iglesia ha efectuado muy pocas
manifestaciones. La Pontificia Comisión Bíblica, en respuesta del 30−VI−1909
que versa sobre el sentido de los tres primeros capítulos de Génesis, dice
solamente que no puede ponerse en duda la creación de todas las cosas por Dios
al principio del tiempo. Mantiene, pues, firme la fe en Dios creador, sin
manifestar incompatibilidad con las teorías de la génesis del universo;
especialmente las que admiten un principio temporal del mundo. En 1948, la
misma comisión responde de nuevo al cardenal de París y ratifica lo ya dicho,
explicando en que sentido deben interpretarse los primeros capítulos del libro
del Génesis.
2) Por lo que se refiere a la evolución biológica, la Iglesia expresó en 1950 que no
vela oposición entre la fe y las investigaciones sobre la evolución (Pío XII,
Encíclica Humani generis), aunque recomienda la máxima moderación y cautela
en las afirmaciones científicas no probadas, ya que el Evolucionismo no pasaba
de ser una hipótesis sin comprobar. En 1986, en una de sus catequesis, Juan
Pablo II dice que la teoría de la evolución no contrasta con la verdad revelada
siempre que se la entienda de modo que no excluya la causalidad divina.
3) En cuanto al origen del hombre, la Iglesia ha señalado (cfr. Enc. Humani generis)
los puntos de doctrina que un cristiano debe mantener firmes para aceptar la
teoría de la evolución aplicada al hombre: la peculiar creación del hombre por
Dios, la formación de la primera mujer a partir del primer hombre, la creación
inmediata del alma humana por Dios, la unidad del linaje humano y por tanto la
necesidad del monogenismo, y algunos otros conceptos revelados más propios
de la teología que de la ciencia.
Papas como Pío XI y Pío XII no han dudado en recurrir al asesoramiento de los
científicos para analizar esta teoría que parecía oponerse a los datos de la
Revelación. El Papa Pío XII, por ejemplo, en su encíclica Humani generis del año
1950, cuestiona no tanto la teoría científica, sino las teorías filosóficas que
apoyandose en el Evolucionismo, pretendían negar la existencia de Dios.
Tampoco se puede pretender hacer pasar una teoría filosófica como si fuera
científica y ya demostrada.
Además, añade Pío Xii, el evolucionismo no ha sido aun demostrado plenamente,
como para hacer de él un dogma inamovible. Aclara además: El Magisterio de la
Iglesia no prohíbe que en las investigaciones o disputas de los hombres de
ciencia, se hable o trate de la doctrina del Evolucionismo, la cual busca el origen
del Cuerpo Humano en una materia viva preexistente (pues la fe católica nos
obliga a retener que las almas son creadas inmediatamente por Dios), según el
estado actual de las ciencia humanas y la Sagrada Teología, de modo que las
razones de los que defienden o impugnan tal doctrina, sean sopesadas y
juzgadas con la debida gravedad, moderación y templanza, con tal de que estén
dispuestos a obedecer el dictamen de la Iglesia a la que Cristo confió el encargo
de interpretar adecuadamente las sagradas Escrituras. Hukani Generis n.18.
La Iglesia acepta un evolucionismo que se limite a la explicación científica de la
naturaleza, sin entrar en hipótesis sobre la creación del mundo o del alma
humana, que son cuestiones metafísicas.
Al principio solo habían explicaciones de tipo mitológico o religioso, que
formaban parte de una visión mágica o mística del universo.
La antropogonía es la teoría de que el ser humano forma parte esencial de la
obra creadora de alguna divinidad todopoderosa o algún conjunto de deidades.
Sin embargo, conforme la sociedad humana se hizo más compleja y capaz de
conocer, interpretar e incluso manipular el mundo a su alrededor, surgieron
nuevas formas de pensamiento y, eventualmente, la ciencia y el modelo de
comprobación empírico trajeron nuevas explicaciones.
En la actualidad es la más aceptada y corroborada de todas ellas, ya que explica
que nuestra especie proviene del mismo proceso evolutivo capaz de explicar el
origen de todos los seres vivos, o sea, la Teoría científica de la evolución
humana.
A pesar de la abrumadora evidencia científica que contradice los postulados
tradicionales del creacionismo y la antropogonía, buena parte de la sociedad
insiste en aferrarse a la idea de que el ser humano fue creado por Dios.
Por su parte, las explicaciones religiosas del origen de la humanidad son
sumamente distintas entre sí, dependiendo de la tradición cultural y mística
específica a la que pertenezcan. Incluso en una misma civilización podían convivir
distintos mitos de creación del ser humano, dependiendo de la etnia, el culto o la
vertiente religiosa, como ocurría a menudo en los imperios multiculturales.
Sin embargo, todas ellas tenían en común la idea de que el ser humano es fruto
directo o indirecto de las artes mágicas o sobrenaturales de un ser
omnipotente, es decir, que fue creado por un Dios o por un conjunto de ellos.
Muchos de estos mitos de creación tienen rasgos en común y explicaciones
similares para ciertos fenómenos, como la muerte, el envejecimiento o
la reproducción. Incluso algunos elementos fueron transmitidos entre una y otra
tradición, o incluso aparecieron espontáneamente en culturas que tuvieron poco
o ningún contacto. Suelen ser muy diversos y reflejar el universo inmediato de
las culturas que los produjeron.
Por ejemplo, en la antigua Mesoamérica maya, según cuenta el Popol Vuh, se
decía que el ser humano había sido creado por los dioses a partir del maíz, luego
de dos intentos infructuosos con madera y barro.
Por otro lado, en la Antigua Grecia, similarmente, se hablaba de cinco edades o
razas de seres humanos, creados a partir de la Tierra de manera espontánea: la
raza de oro, la raza de plata, la raza de bronce, la raza de hierro y, finalmente, la
raza de arcilla, la única que sobrevivió al juicio de los dioses.
Algo parecido contaba la tradición nórdica escandinava, según la cual los
primeros seres humanos habían sido el hombre Askr, (“fresno”) y la
mujer Embla (“Olmo”), nacidos gracias a los dioses de los troncos de dichos
árboles; o, según otras versiones, nacidos del legendario árbol cósmico Yggdrasil,
un fresno perenne. Cada cultura elegía los materiales que consideraba más
preciados para describir la “fabricación” humana por parte de las deidades.
Además, ciertos valores o ciertas concepciones de la vida se imprimieron en el
mito de creación y transmitieron con él a través de las generaciones. Por
ejemplo, la tradición judeocristiana ve en el trabajo, el parto con dolor y la
muerte el castigo que Dios infligió a la especie humana debido a los errores
cometidos por Adán y Eva, los primeros seres humanos, en el Jardín del Edén,
lugar en donde llevaban una vida armónica y eterna.
Adán había sido creado del barro, dicho sea de paso, mientras que Eva a partir
de una costilla suya. Pero la humanidad, según este mito, es heredera de los
errores (pecados) de sus ancestros: una visión que el cristianismo tomó a su
conveniencia, contando que el mesías Jesucristo venía a limpiar de pecados de
todos.
Problema Antropológico
La antropología filosófica es una disciplina cuyo objeto de estudio es la investigación
sobre el origen, la naturaleza y todos los demás aspectos que se refieren al ser
humano.
6.1 Creacionismo
No es una teoría científica, pero millones de personas creen en ella y afirman
que es totalmente irrefutable. Según la teoría del creacionismo, todo lo que
vemos, incluidos nosotros, la Tierra y el universo, fue creado por un Dios, pues,
elementos tan ‘perfectos’, tan complejos y tan bien coordinados biológica y
químicamente, solo pudieron ser ‘diseñados’ por una fuerza suprema y
celestial, con el fin de que hallemos paz y todo lo necesario para vivir en
armonía.
Las filosofías religiosas son las que apoyan la teoría del creacionismo, basada en
escrituras de llamados libros sagrados que representan las bases de cada
doctrina. Más que fundamentos, es la fe y la lealtad de sus seguidores la que
mueve al creacionismo, pues según las creencias, todo lo plasmado en los libros
sagrados son mensajes de ese poder externo llamado Dios, bajo diferentes
nombres según la cultura.
Mucho se ha cuestionado sobre esta teoría y los científicos afirman que algo
basado en creencias no comprobables y sucesos “mágicos” carece de toda
objetividad y credibilidad. Los detractores al creacionismo señalan que los
relatos bíblicos son metáforas y enseñanzas hacia el ser humano para que
actúe con bien y obtenga una mejor calidad de vida, pero, que el sentido se ha
modificado por completo al entender tales bases como sucesos que
verdaderamente sucedieron.
La teoría del creacionismo es hoy, y lo será por muchos años, parte de las
teorías del origen del hombre más aceptadas.
La ciencia tiene registrados más de 24,000 genes humanos, muchos de ellos sin
decodificar. Ahí podría haber un importante avance que nos revele datos
asombrosos de millones de años atrás.
CAPITULO IV
EVOLUCION - PROCESOS
I. PROCESO EVOLUTIVO
Todas las especies de organismos tienen su origen en un proceso de evolución
biológica.
Durante este proceso van surgiendo nuevas especies a causa de una serie de cambios
naturales. En los animales que se reproducen sexualmente, incluido el ser humano,
el término especie se refiere a un grupo cuyos miembros adultos se aparean de
forma regular dando lugar a una descendencia fértil, es decir, vástagos que, a su vez,
son capaces de reproducirse. Los científicos clasifican cada especie mediante un
nombre científico único de dos términos.
En este sistema el hombre moderno recibe el nombre de Homo sapiens.
El mecanismo del cambio evolutivo reside en los genes, las unidades básicas
hereditarias. Los genes determinan el desarrollo del cuerpo y de la conducta de un
determinado organismo durante su vida. La información contenida en los genes
puede variar y este proceso es conocido como mutación. La forma en que
determinados genes se expresan —cómo afectan al cuerpo o al comportamiento de
un organismo— también puede variar. Con el transcurso del tiempo, el cambio
genético puede modificar un aspecto principal de la vida de una especie como, por
ejemplo, su alimentación , su crecimiento o sus condiciones de habitabilidad.
Los cambios genéticos pueden mejorar la capacidad de los organismos para
sobrevivir, reproducirse y, en animales, criar a su descendencia. Este proceso se
denomina adaptación. Los progenitores transmiten mutaciones genéticas adaptativas
a su descendencia y finalmente estos cambios se generalizan en una población —un
grupo de organismos de la misma especie que comparten un hábitat local particular.
Existen numerosos factores que pueden favorecer nuevas adaptaciones, pero los
cambios del entorno desempeñan a menudo un papel importante. Las antiguas
especies de homínidos se fueron adaptando a nuevos entornos a medida que sus
genes iban mutando, modificando así su anatomía (estructura
corporal), fisiología (procesos físicos y químicos tales como la digestión) y
comportamiento. A lo largo de grandes periodos de tiempo esta evolución fue
modificando profundamente al ser humano y a su forma de vida.
Los científicos estiman que la línea de los homínidos comenzó a separarse de la de los
simios africanos hace unos 10 o 5 millones de años. Esta cifra se ha fijado
comparando las diferencias entre el mapa genético del género humano y el de los
simios, y calculando a continuación el tiempo probable que pudieron tardar en
desarrollarse estas diferencias. Utilizando técnicas similares y comparando las
variaciones genéticas entre las poblaciones humanas en todo el mundo, los científicos
han llegado a la conclusión de que los hombres tal vez compartieron unos
antepasados genéticos comunes que vivieron hace unos 290.000 – 130.000 años.
Las manos del tarsero (un prosimio) tienen grandes almohadillas epidérmicas adhe-
sivas con las que puede asirse de las ramas. En el orangután, los dedos son
alargados y el pulgar es reducido. Esto le permite columpiarse en forma eficiente de
una a otra rama asiéndolas con la mano, lo que se denomina braquiación. La mano
del gorila, que utiliza para caminar y para manipular, tiene dedos cortos. El pulgar
humano es proporcionalmente grande con respecto al de los otros primates y la
oposición del pulgar con respecto a los otros dedos, de la que depende la habilidad
manual, es superior en los humanos.
Otro resultado de las presiones selectivas en el hábitat arbóreo es el incremento de
la agudeza visual, con la consiguiente reducción de la prevalencia en la función del
olfato, que es el más importante de los sentidos en la mayor parte de los otros
grupos de mamíferos. En casi todos los primates, las retinas tienen conos y bastones;
los conos están vinculados con la visión de los colores y con la discriminación visual
fina. La mayoría de los primates también tienen retinas con fóvea que permiten un
enfoque fino y conos para la visión de los colores.
Otra tendencia principal en la evolución de los primates es el incremento del cuidado
de las crías. Dado que los mamíferos, por definición, amamantan a su
cría, las relaciones materno-filiales son generalmente más prolongadas y más fuertes
que en otros vertebrados (con excepción, en algunos casos, de las
aves). En los primates de mayor tamaño, las crías maduran lentamente y atraviesan
por largos períodos de dependencia y aprendizaje .
Otra adaptación a la vida arbórea es la capacidad de adoptar una postura erecta. Aun
los primates cuadrúpedos, como los monos, pueden sentarse erguidos. Una
consecuencia de esta postura es el cambio en la orientación de la cabeza, que
permite al animal mirar directamente hacia adelante mientras se mantiene en una
posición vertical. Esta característica, por sobre todas las demás, es la que hace que
nuestros parientes primates nos parezcan tan "humanos". La postura vertical fue una
característica importante sobre la que posteriormente se
sustentó la evolución de la posición erecta, característica de los humanos modernos.
VI. LÍNEAS PRINCIPALES DE LA EVOLUCIÓN DE LOS PRIMATES
Generalmente se divide a los primates en dos grupos principales: los prosimios, que
incluyen a los loris, galagos, tarseros y lémures, y los antropoides o primates
superiores (que incluyen a los monos, antropomorfos y humanos.
Los prosimios modernos son mayormente animales arborícolas de tamaño pequeño a
mediano y de hábitos nocturnos. En general, se alimentan de insectos o
combinaciones de hojas, frutos y flores. Entre los antropoides, los monos son
generalmente más grandes que los prosimios, tienen cráneos más redondeados y, en
general, se los considera más inteligentes, aunque ésta es una cualidad difícil de
medir. Todos los monos tienen visión estereoscópica completa y son capaces de
discriminar los colores y todas las especies tienen hábitos diurnos. Las hembras
muestran cuidado parental y los machos pueden desempeñar funciones de
protección del grupo.
Los monos aparecieron, probablemente, como una ramificación del tronco prosimio,
durante la época Eocena. Comprenden a los monos del Nuevo Mundo -los Platirrinos
– y a los monos del Viejo Mundo -los Catarrinos -. Los Platirrinos evolucionaron en
Sudamérica y los Catarrinos en África, durante el período Oligoceno.
Los antropomorfos, junto con los humanos (Homo sapiens) conforman el grupo de
los hominoides y son parientes de los monos del Viejo Mundo. Los hominoides y los
monos del Viejo Mundo se encuentran dentro del grupo de los Catarrinos.
Los antropomorfos actuales comprenden cuatro géneros: Hylobates (gibones), Pongo
(orangutanes), Pan (chimpancés) y Gorilla (gorilas). Los antropomorfos, con
excepción de los gibones, son de mayor tamaño que los monos y, si se compara
el volumen del cerebro con el tamaño corporal, el cerebro es también más grande.
Todos los antropomorfos son capaces de suspender sus cuerpos de las ramas cuando
están en los árboles aunque, entre los antropomorfos actuales, solamente los
gibones se mueven principalmente por braquiación, es decir, balanceándose
sostenidos de un brazo y luego del otro, con el cuerpo en posición vertical. Se cree
que la suspensión vertical ha desempeñado un papel importante en la transición
ocurrida desde estructuras corporales asociadas con la posición horizontal
característica de los monos del Viejo Mundo y de algunos primates inferiores, hasta
la estructura corporal que llevó finalmente a nuestra posición erecta. Los
antropomorfos tienen brazos relativamente largos y piernas cortas y descansan el
peso de la parte frontal de sus cuerpos en sus nudillos. Como resultado de esto, aun
cuando se encuentren en cuatro patas, sus cuerpos se mantienen parcialmente
erectos. Los gibones, orangutanes, gorilas y chimpancés parecen constituir nuestros
parientes vivos más cercanos. La gran cantidad de homologías existentes entre estos
simios y nuestra especie pone de manifiesto que hemos compartido con ellos un
antepasado común más reciente que con ningún otro grupo de primates actuales.
Árbol filogenético tentativo de los primates.
Lucy, fue la "primera familia" (una notable colección de fósiles, representada por
trece individuos) y otros homínidos fósiles bien conocidos, fueron descubiertos en el
Triángulo de Afar, en Etiopía. Johanson sostiene que representaban una especie
distinta a los previamente conocidos y los denominaron Australapithecus afarensis.
Los fósiles atribuidos a la misma especie fueron descubiertos por el grupo de Leakey
en Laetoli a 1.600 km de distancia, junto con un grupo de pisadas.
Comparación del cráneo y de la pelvis de un chimpancé (izquierda) y de un miembro
de la "primera familia" (derecha).
Vemos en el gráfico de arriba que los cráneos son semejantes, pero las pelvis son
totalmente diferentes, produciendo las diferencias en el andar. La pelvis de la
derecha se asemeja mucho más a la pelvis humana actual. Conclusión: Los homínidos
caminaban en posición completamente vertical antes de que se produjera cualquier
incremento significativo en el tamaño del cerebro.
Diferentes hipótesis filogenéticas que representan las relaciones entre
australopitecinos y el género Homo. Las especies robustas son referidas como un
género diferente: Paranthropus
Homo erectus, Homo habilis y los humanos modernos, Homo sapiens presentan
premolares bicúspides, andar bípedo, postura erecta, cerebro grande y
capacidad para construir herramientas. Considerando características tales como
la talla y el tamaño del cerebro, por largo tiempo se ha propuesto a H. erectus
como especie ancestral de los humanos modernos. Sin embargo, en la actualidad
esta idea ha sido puesta en duda.
Una posible filogenia de los homínidos (tomada de I. Tattersall, 1993).
a) Hasta hace poco más de 25 años, se creía que la línea de los homínidos era
un
linaje único que había evolucionado gradualmente desde Australopithecus,
pasando por Homo erectus, hasta Homo sapiens.
b) Luego, sobre la base de la evidencia fósil disponible, se aceptó que había dos
tipos de australopitecinos, uno robusto (A. robustus) y uno grácil de
estructura más liviana (A. Africanus), y que el robusto representaba un
callejón sin salida evolutivo.
c) Subsisten interrogantes acerca del estatus de H. habilis y A. afarensis.
d) Este modelo incorpora los hallazgos más recientes. Nótese que los modelos
se han vuelto crecientemente "ramificados".
e) Los partidarios del equilibrio intermitente se complacen en señalar que,
cuántos más fósiles se descubren, mejor se puede apreciar que han existido
un buen número de especies diferentes de homínidos que coexistieron.
Ellos señalan que el modelo de selección de especies se ajusta mejor a la
evidencia que el de cambio filético gradual en el que una especie da lugar a otra.
Todo indica que la evolución de los homínidos no fue una escalera de progreso
sino un arbusto con muchas ramas, la mayoría de las cuales terminaron en la
extinción. Este nuevo enfoque pone de manifiesto que nuestra supervivencia fue
simplemente casual y que nuestro éxito no es el resultado de un plan
preconcebido de progreso lineal.
Otro concepto fundamental se relaciona con el establecimiento de las
características clave. Así como el tamaño del cerebro es variable en diferentes
grupos de homínidos, el bipedalismo -la capacidad para caminar en dos pies y no
en cuatro- es un rasgo que caracteriza a todo el linaje. Así, otra de las ideas
centrales que surge de la actual evidencia fósil es que la marcha bípeda fue el
carácter que nos puso en el camino hacia la humanidad, y no nuestra
inteligencia superior.
Existen diversas hipótesis para explicar el origen de la postura bípeda y el andar
erecto. Entre ellas, una alude a la "necesidad de liberación de las manos para
usar herramientas", otra al desarrollo de estructuras sociales complejas y otra a
un cambio de clima en África cuando el linaje se originó, provocando una gran
pérdida de hábitat. Otra hipótesis, conocida como "teoría del radiador", alude a
la ventaja que representa la postura bípeda frente al cambio climático, como un
modo de recibir menor irradiación solar. Actualmente no existe una única
explicación para el establecimiento del andar bípedo y muchos investigadores
abordan este problema desde enfoques integrados que incluyen
la anatomía funcional comparada, el estudio del comportamiento y la
aleoecología.
Otra de las características clave del linaje es el aumento del tamaño del cerebro
en sucesivas especies de Homo. Sin embargo, si consideramos el linaje en su
conjunto, veremos que coexistieron especies con cerebros mayores y menores
ocupando diferentes ambientes.
La adquisición de cerebros mayores en Homo ha sido interpretada por algunos
investigadores como una consecuencia de procesos heterocrónicos, es decir, de
cambios en las velocidades y en los tiempos de desarrollo. En suma, el
conocimiento actual acerca de los patrones de establecimiento de los caracteres
clave de nuestro linaje permite desterrar la popular representación de la
evolución humana, en la que una secuencia lineal de primates, con cerebros cada
vez mayores, van adoptando gradualmente la postura erguida.
CAPITULO VI
TEORÍAS Y EVIDENCIAS
I. TEORIA DE DARWIN
Charles Darwin no fue el primero en proponer que la diversidad de los organismos es
el resultado de procesos históricos, -pero el reconocimiento por la teoría de
la evolución le pertenece por dos razones. En primer lugar su "larga argumentación"'
-como fue caracterizado El Origen de las Especies- dejó poca duda acerca de que la
evolución había ocurrido en realidad y, de esta manera, marcó un punto de viraje en
la ciencia de la biología . La segunda razón, que está íntimamente vinculada con la
primera, es que Darwin percibió el mecanismo general en virtud del cual se produce
la evolución.
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
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