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Origen Del Ser Humano

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INTRODUCCIÓN

El objeto principal de éste trabajo de investigación es adentrarnos en el tema respecto del


origen y evolución del hombre, tomado desde las dos perspectivas principales: filosófica y
biológica.
Así, iré poco a poco, explicando y ejemplificando las teorías más importantes al respecto
para, de éste modo, ir entendiendo el origen del hombre explicado desde diversos puntos
de vista, tan diferentes entre sí, pero que al final encuentran un punto de convergencia, el
cual estará descrito en éste trabajo de investigación.
Por otro lado, uno de los objetos de éste trabajo, es encontrar los factores de la evolución
del hombre, tomados tanto de una perspectiva filosófica como biológica, o más bien
científica, las cuales analizaremos y explicaremos de manera profunda.
La finalidad principal de éste trabajo es buscar y adentrarnos en el origen y evolución del
hombre, desde una perspectiva filosófica, por el carácter filosófico y antropológico del
ramo que nos ha encargado esta labor y es por ello que hablaremos de varias teoría que
se relacionan y explican éste tema a profundidad, para finalmente llegar a las
declaraciones emitidas por el Papa Juan Pablo II, quien se refirió a la unidad y a la relación
entre las teorías cristianas del origen y evolución del hombre con las de origen científico,
a modo de representar a esta institución eclesiástica, pero ya no tan reacios a aceptar las
teorías científicas y ,específicamente la darviniana, sino mas bien para aceptarlas dentro
del marco religioso cristiano.
Pero, por otro lado, tampoco, pudimos dejar de lado las teorías científicas, por ello, nos
referimos, de manera breve, a ellas, a modo de relación para con estas declaraciones
papales.
CAPITULO I

ORIGEN DEL SER HUMANO

I. ORIGEN
Los detalles sobre el origen del hombre son muy inciertos. A pesar de algunas
evidencias, existen piezas misteriosas sin resolver que impiden conocer la verdad
absoluta ya que son muchas las explicaciones que se han desarrollado a lo largo de la
existencia del ser humano y en cada una hubo especial atención.
Algunas fueron descartadas por no tener datos precisos y quedaron en el camino.
Otras, se fortalecieron y se convirtieron en teorías que han aportado conocimiento a
la ciencia y que de alguna manera se cree que nos ha acercado un poco más a la
verdad.
La ciencia tiene datos importantes acerca del entorno que existía mucho antes de
nosotros, e incluso, se ha hablado de teorías sobre el origen del universo y
cómo comenzó la vida en la Tierra posiblemente a partir de una bacteria. Gracias a
los restos fósiles sabemos de los dinosaurios y gracias a las marcas del tiempo en las
rocas, sabemos que alguna vez existía una gran masa de Tierra con vida primitiva
llamada Pangea en lugar de varios continentes como hoy se distinguen.
Gracias a la ciencia, también sabemos que evoluciones homínidas como el
Australopithecus o el Homo habilis, tenían características físicas más parecidas a las
del Homo sapiens y que utilizaban instrumentos para resolver sus necesidades. De
igual forma, tenemos la certeza de que no descendemos directamente del chimpancé
ni de ningún otro primate que vemos en la actualidad.
Por lo tanto en es uno de los grandes misterios que la humanidad ha tratado de
resolver sobre el origen del ser humano, por lo que constantemente estamos
buscando respuestas a ciertas interrogantes: ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos?
¿Cómo y cuándo surgió el primer ser humano? ¿Cómo comenzó la historia misma
de nuestra especie?
EVOLUCION
La evolución del hombre, también conocida como “proceso de hominización”, fue
el proceso de cambio y adaptación de la especie humana.
Se trata de un proceso complejo que duró más de cuatro millones de años. Abarca
la aparición y extinción de diversas especies del género Homo, del que la especie
humana actual es la única sobreviviente.
A continuación explico cuál es el origen del ser humano según la ciencia y qué
especies humanas existieron. Además de las explicaciones religiosas.

Nuestra especie surgió hace 200.000 años a través de la evolución


CAPÍTULO II

ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL HOMBRE DESDE UNA PERSPECTIVA FILOSÓFICA Y


RELIGIOSA−CRISTIANA.

I. CONCEPCIÓN RELIGIOSA
El cristiano sabe cuál es el origen del hombre: Dios lo ha creado, infundiéndole un
alma espiritual e inmortal.
La creación del hombre por parte de Dios es compatible con la teoría de la evolución
biológica, si ésta se mantiene dentro de sus justos límites, como explicación del
origen material del cuerpo humano.
Dios, en su admirable sabiduría, ha dado al mundo unas leyes naturales que incluyen
la evolución biológica.
De este modo Dios es el creador de todos los seres vivos, aunque no haya intervenido
particularmente en la formación de cada especie vegetal y animal.
Por su cuerpo, el hombre se asemeja a los animales; pero por su espíritu, el hombre
se eleva infinitamente por encima de todos los demás seres del Universo.
Es el rey de la creación, intrínsecamente superior al resto de ella. El espíritu hace al
hombre semejante a Dios, quien es puro espíritu, infinitamente inteligente y libre.
La Biblia nos enseña que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y que lo puso
a cargo de la creación entera: "Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a
imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó. Y Dios los bendijo y les dijo: ``Sed
fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar
y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra. ́ ́" (Génesis
1,27−28).
El mundo está al servicio de los hombres. Tenemos el derecho−deber de usarlo, si
bien con prudencia y sabiduría, para nuestra autorrealización como personas como
comunidad humana.
Sin embargo es necesario subrayar que el hombre no es el fin último del universo,
puesto que Dios creó al hombre por amor, para que viviera eternamente en
comunión con Él. Dios es el fin último del hombre y del universo. La cosmovisión
cristiana está magníficamente resumida en esta fórmula de San Pablo:
"Todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios." (Primera Corintios3, 22).
El 22 de octubre de 1996, el discurso de Juan Pablo II a la Academia pontificia de las
ciencias causaba cierto revuelo en los ambientes científicos interesados. Algunos
interpretaron entonces que la Iglesia aceptaba por fin el evolucionismo. Pero, ¿es
cierta esta apreciación? ¿Ha cambiado el juicio de la Iglesia sobre esta teoría?
En realidad no es para tanto: El Magisterio nunca se ha opuesto a una evolución bien
entendida. Lo que ha hecho el Papa es constatar que los nuevos acontecimientos
llevan a pensar que la teoría de la evolución es mas que una hipótesis.
En el referido discurso del Papa reconoce que hay argumentos significativos en favor
de la teoría del Evolucionismo. Se trata, pues, de una nueva valoración: hasta ahora
la ciencia y la Iglesia no concedían al evolucionismo más que un valor hipotético, tan
probable como las teorías opuestas. Pero ahora se reconoce que la convergencia de
los trabajos realizaos independientemente unos de otros, constituye de suyo un
argumento significativo en favor de esta teoría.
Apoyándose en tal criterio, la Iglesia nunca se ha opuesto al desarrollo científico de
un evolucionismo coherente y seguro. En concreto, hasta 1996, había señalado lo
siguiente:
1) Respecto a la evolución cósmica la Iglesia ha efectuado muy pocas
manifestaciones. La Pontificia Comisión Bíblica, en respuesta del 30−VI−1909
que versa sobre el sentido de los tres primeros capítulos de Génesis, dice
solamente que no puede ponerse en duda la creación de todas las cosas por Dios
al principio del tiempo. Mantiene, pues, firme la fe en Dios creador, sin
manifestar incompatibilidad con las teorías de la génesis del universo;
especialmente las que admiten un principio temporal del mundo. En 1948, la
misma comisión responde de nuevo al cardenal de París y ratifica lo ya dicho,
explicando en que sentido deben interpretarse los primeros capítulos del libro
del Génesis.
2) Por lo que se refiere a la evolución biológica, la Iglesia expresó en 1950 que no
vela oposición entre la fe y las investigaciones sobre la evolución (Pío XII,
Encíclica Humani generis), aunque recomienda la máxima moderación y cautela
en las afirmaciones científicas no probadas, ya que el Evolucionismo no pasaba
de ser una hipótesis sin comprobar. En 1986, en una de sus catequesis, Juan
Pablo II dice que la teoría de la evolución no contrasta con la verdad revelada
siempre que se la entienda de modo que no excluya la causalidad divina.
3) En cuanto al origen del hombre, la Iglesia ha señalado (cfr. Enc. Humani generis)
los puntos de doctrina que un cristiano debe mantener firmes para aceptar la
teoría de la evolución aplicada al hombre: la peculiar creación del hombre por
Dios, la formación de la primera mujer a partir del primer hombre, la creación
inmediata del alma humana por Dios, la unidad del linaje humano y por tanto la
necesidad del monogenismo, y algunos otros conceptos revelados más propios
de la teología que de la ciencia.

Papas como Pío XI y Pío XII no han dudado en recurrir al asesoramiento de los
científicos para analizar esta teoría que parecía oponerse a los datos de la
Revelación. El Papa Pío XII, por ejemplo, en su encíclica Humani generis del año
1950, cuestiona no tanto la teoría científica, sino las teorías filosóficas que
apoyandose en el Evolucionismo, pretendían negar la existencia de Dios.
Tampoco se puede pretender hacer pasar una teoría filosófica como si fuera
científica y ya demostrada.
Además, añade Pío Xii, el evolucionismo no ha sido aun demostrado plenamente,
como para hacer de él un dogma inamovible. Aclara además: El Magisterio de la
Iglesia no prohíbe que en las investigaciones o disputas de los hombres de
ciencia, se hable o trate de la doctrina del Evolucionismo, la cual busca el origen
del Cuerpo Humano en una materia viva preexistente (pues la fe católica nos
obliga a retener que las almas son creadas inmediatamente por Dios), según el
estado actual de las ciencia humanas y la Sagrada Teología, de modo que las
razones de los que defienden o impugnan tal doctrina, sean sopesadas y
juzgadas con la debida gravedad, moderación y templanza, con tal de que estén
dispuestos a obedecer el dictamen de la Iglesia a la que Cristo confió el encargo
de interpretar adecuadamente las sagradas Escrituras. Hukani Generis n.18.
La Iglesia acepta un evolucionismo que se limite a la explicación científica de la
naturaleza, sin entrar en hipótesis sobre la creación del mundo o del alma
humana, que son cuestiones metafísicas.
Al principio solo habían explicaciones de tipo mitológico o religioso, que
formaban parte de una visión mágica o mística del universo.
La antropogonía es la teoría de que el ser humano forma parte esencial de la
obra creadora de alguna divinidad todopoderosa o algún conjunto de deidades.
Sin embargo, conforme la sociedad humana se hizo más compleja y capaz de
conocer, interpretar e incluso manipular el mundo a su alrededor, surgieron
nuevas formas de pensamiento y, eventualmente, la ciencia y el modelo de
comprobación empírico trajeron nuevas explicaciones.
En la actualidad es la más aceptada y corroborada de todas ellas, ya que explica
que nuestra especie proviene del mismo proceso evolutivo capaz de explicar el
origen de todos los seres vivos, o sea, la Teoría científica de la evolución
humana.
A pesar de la abrumadora evidencia científica que contradice los postulados
tradicionales del creacionismo y la antropogonía, buena parte de la sociedad
insiste en aferrarse a la idea de que el ser humano fue creado por Dios.
Por su parte, las explicaciones religiosas del origen de la humanidad son
sumamente distintas entre sí, dependiendo de la tradición cultural y mística
específica a la que pertenezcan. Incluso en una misma civilización podían convivir
distintos mitos de creación del ser humano, dependiendo de la etnia, el culto o la
vertiente religiosa, como ocurría a menudo en los imperios multiculturales.
Sin embargo, todas ellas tenían en común la idea de que el ser humano es fruto
directo o indirecto de las artes mágicas o sobrenaturales de un ser
omnipotente, es decir, que fue creado por un Dios o por un conjunto de ellos.
Muchos de estos mitos de creación tienen rasgos en común y explicaciones
similares para ciertos fenómenos, como la muerte, el envejecimiento o
la reproducción. Incluso algunos elementos fueron transmitidos entre una y otra
tradición, o incluso aparecieron espontáneamente en culturas que tuvieron poco
o ningún contacto. Suelen ser muy diversos y reflejar el universo inmediato de
las culturas que los produjeron.
Por ejemplo, en la antigua Mesoamérica maya, según cuenta el Popol Vuh, se
decía que el ser humano había sido creado por los dioses a partir del maíz, luego
de dos intentos infructuosos con madera y barro.
Por otro lado, en la Antigua Grecia, similarmente, se hablaba de cinco edades o
razas de seres humanos, creados a partir de la Tierra de manera espontánea: la
raza de oro, la raza de plata, la raza de bronce, la raza de hierro y, finalmente, la
raza de arcilla, la única que sobrevivió al juicio de los dioses.
Algo parecido contaba la tradición nórdica escandinava, según la cual los
primeros seres humanos habían sido el hombre Askr, (“fresno”) y la
mujer Embla (“Olmo”), nacidos gracias a los dioses de los troncos de dichos
árboles; o, según otras versiones, nacidos del legendario árbol cósmico Yggdrasil,
un fresno perenne. Cada cultura elegía los materiales que consideraba más
preciados para describir la “fabricación” humana por parte de las deidades.
Además, ciertos valores o ciertas concepciones de la vida se imprimieron en el
mito de creación y transmitieron con él a través de las generaciones. Por
ejemplo, la tradición judeocristiana ve en el trabajo, el parto con dolor y la
muerte el castigo que Dios infligió a la especie humana debido a los errores
cometidos por Adán y Eva, los primeros seres humanos, en el Jardín del Edén,
lugar en donde llevaban una vida armónica y eterna.
Adán había sido creado del barro, dicho sea de paso, mientras que Eva a partir
de una costilla suya. Pero la humanidad, según este mito, es heredera de los
errores (pecados) de sus ancestros: una visión que el cristianismo tomó a su
conveniencia, contando que el mesías Jesucristo venía a limpiar de pecados de
todos.

II. EL INICIO: UN PRINCIPIO GENERAL


Dentro de la Iglesia cristiana, se ha afirmado constantemente que la verdad no puede
contradecir a la misma verdad. Esto ha sido expresado por autoridades del ámbito
religioso tales como; León XIII, Juan Pablo II o Pablo VI.
Con este dicho, lo que ellos plantean o postulan es que la verdad científica no puede
ser balo ninguna circunstancia disconforme con la verdad revelada, o con ésta
revelación divina, afirmando que cada campo se debe mantener dentro de los límites
de sus respectivos sectores.
La razón de esto, según la doctrina de la Iglesia, es que como Dios es y representa a la
suprema verdad y a las parciales también, éstos resultan ser aspectos de esa misma y
única verdad.
A modo de deducción de esta materia, se puede decir que es posible admitir
discrepancias entre unas y otras verdades, pero admitir lo absoluto de una de ellas
sería contradecir internamente a Dios.

III. EL EVOLUCIONISMO ES FILOSOFICO


La existencia de diferentes evolucionismos no es una cuestión científica, sino más
bien de pensamientos, si se afirmara lo contrario esto significaría falsear la ciencia, y
aunque esto se ha hecho, vale decir, que se ha querido exponer como única
explicación científica posible, una teoría que incluye posturas intelectuales
metafísicas.
Mas allá de las teorías científicas y de las premisas filosóficas, los creyentes tenemos
la revelación divina como fuente de conocimiento.
Esta sabiduría enriquece los planteamientos humanos respetando la lógica
autonomía del intelecto del hombre, es por esto, que el Papa concluye su discurso
haciendo referencia la vida entendida como sobrenatural, como aquella que Dios nos
comunica
Y en éste sentido, entiende vida, la doctrina cristiana, como aquel término que
encierra la trascendencia propia de la eterna felicidad divina comunicada a los
hombres por la infinita liberalidad de un Dios que es calificado como Dios vivo.

IV. LA TEORÍA Y SU ALCANCE


Respecto de esto cabe referirse a las Declaraciones del Papa Juan Pablo II, las cuales
fueron emitidas en Octubre de 1996, en donde inclina la opinión de la Iglesia Católica
a aceptar el evolucionismo como teoría, por lo suficientemente comprobada por
diversas disciplinas del saber.
Esta inclinación se debe a que el Magisterio está directamente interesado en la
cuestión de la evolución ya que ésta influye fuertemente en la concepción que se
tiene del hombre.
Por lo tanto, se puede señalar que ésta no es una simple opinión ni tampoco una
cuestión opinable como sí los son otras investigaciones científicas, sino que por el
contrario, el enfoque con que se afronte el evolucionismo, y en concreto el origen del
hombre afecta la noción misma de la persona humana y esto obviamente, es un
asunto que tiene repercusiones en otros aspectos éticos, sociológicos y en otros, con
una profunda trascendencia moral.
El Papa tras reconocer como válidos los argumentos del evolucionismo, señala que se
trata de una teoría y delimita el valor epistemológico de toda teoría, es decir, como
una interpretación y no como un hecho, homogénea, de numerosos datos que
permite relacionarlos entre sí y a darles una explicación.
Es por ello, que toda teoría debe verificarse con nuevos datos y si es necesario
reformarla para ser de mejor forma adaptada a la realidad.
Además, en el evolucionismo, se añaden ciertas nociones filosóficas pretendiendo
integrarlas dentro de un conjunto unitario, con la parte que es más científica.
Dentro de éste tema, ya a modo de conclusión, vale puntualizar que pontificia mente
es que hoy el evolucionismo es la teoría científica que mejor cuadra con los datos
observados, sin embargo, no pueden tomarse como intangibles, pues, por su propia
naturaleza puede necesitar ser revisada o perfeccionada.

V. QUIÉN TIENE LA RAZÓN: LA BIBLIA O DARWIN?


La Biblia enseña una verdad de fe y no es un libro de ciencia, por lo tanto, esta
pregunta no tiene sentido.
En el génesis se describe la creación del mundo y del hombre en dos relatos distintos;
mientras que el primer relato data del siglo IV antes de Cristo, el segundo es más
antiguo, del siglo X antes de Cristo. El segundo relato afirma que el hombre fue
creado por Dios a partir de la materia (el barro) que él modela amorosamente como
un alfarero. Esto es una forma simbólica de decir que el hombre es un ser especial y
muy querido por dios. El mismo texto dice que los animales fueron hechos también
del barro del suelo. Pero que solamente al hombre, Dios le sopló su aliento para que
viviera.
Esto es una forma de decir que el hombre y los animales son físicamente muy
parecidos. Pero que sólo el hombre está llamado a compartir la misma vida de Dios
pues es imagen de Dios.
En aquel tiempo los hebreos pensaban que la vida estaba en la respiración o en el
aliento. Esto no contradice en modo alguno la doctrina de Darwin. Por el contrario,
tras esa fuerza que la vida manifiesta en la naturaleza, donde prolifera mostrando
una tenacidad increíble para sobrevivir, descubrimos la presencia de Dios, presencia
amorosa y creadora, origen de toda vida. Creación que aún continúa
VI. LAS DIVERSAS TEORIAS AL RESPECTO

Problema Antropológico
La antropología filosófica es una disciplina cuyo objeto de estudio es la investigación
sobre el origen, la naturaleza y todos los demás aspectos que se refieren al ser
humano.

Concepciones sobre el Origen del Hombre

6.1 Creacionismo
No es una teoría científica, pero millones de personas creen en ella y afirman
que es totalmente irrefutable. Según la teoría del creacionismo, todo lo que
vemos, incluidos nosotros, la Tierra y el universo, fue creado por un Dios, pues,
elementos tan ‘perfectos’, tan complejos y tan bien coordinados biológica y
químicamente, solo pudieron ser ‘diseñados’ por una fuerza suprema y
celestial, con el fin de que hallemos paz y todo lo necesario para vivir en
armonía.
Las filosofías religiosas son las que apoyan la teoría del creacionismo, basada en
escrituras de llamados libros sagrados que representan las bases de cada
doctrina. Más que fundamentos, es la fe y la lealtad de sus seguidores la que
mueve al creacionismo, pues según las creencias, todo lo plasmado en los libros
sagrados son mensajes de ese poder externo llamado Dios, bajo diferentes
nombres según la cultura.

Mucho se ha cuestionado sobre esta teoría y los científicos afirman que algo
basado en creencias no comprobables y sucesos “mágicos” carece de toda
objetividad y credibilidad. Los detractores al creacionismo señalan que los
relatos bíblicos son metáforas y enseñanzas hacia el ser humano para que
actúe con bien y obtenga una mejor calidad de vida, pero, que el sentido se ha
modificado por completo al entender tales bases como sucesos que
verdaderamente sucedieron.

La teoría del creacionismo es hoy, y lo será por muchos años, parte de las
teorías del origen del hombre más aceptadas.

6.2 Teoría de la evolución


Otra teoría ampliamente aceptada, es la del hombre descendiente de primates
más avanzados pertenecientes al género Homo, que poco a poco fueron
evolucionando hasta lucir anatómicamente modernos con rasgos craneales
más equilibrados, una postura erguida y sobre todo, un cerebro más
desarrollado.
Esta evolución no surgió de la nada, sino de técnicas mejoradas para resolver
necesidades, y del diseño, uso y desarrollo de instrumentos que permitieron la
obtención de alimento, resguardo y vestimenta. Todo esto llevó millones de
años en perfeccionarse y cada etapa estuvo representada por una especie de
homínido. Se dice que el paso de Homo erectus a Homo sapiens se produjo
simultáneamente en varios puntos del globo.
Se sabe de la existencia de un ancestro común entre los chimpancés (incluidos
los bonobos) y el ser humano, porque el 99% de nuestra secuencia genética es
idéntica, pero esto no significa que provengamos de ellos.
La representación de un simio encorvado y con largas extremidades superiores
que gradualmente va adoptando una postura bípeda, con brazos y piernas de
tamaño equilibrado y que finalmente se convierte en un humano semejante a
nosotros (como la imagen de arriba), ha sido vista por la gran mayoría de las
personas, pero según los científicos que apoyan la teoría de la evolución, esta
imagen no representa la idea; pues, se ha comprobado que el ser humano no
desciende de una especie de simio en particular; es decir, la evolución humana
no fue lineal sino que fue una red donde hubo entrecruzamiento con por lo
menos, cuatro distintas líneas de homínidos.
6.3 Origen africano
La teoría del origen africano sugiere que los humanos se originaron en África
hace aproximadamente 200,000 años y de ahí emigraron hace alrededor de
100,000 años a otras partes del mundo como Asia y Australia (que estaba
colonizada por Homo erectus). Posiblemente en Oriente Próximo o al sur de
Arabia, los primeros ancestros del Homo sapiens se entrelazaron con grupos
neandertales que también estaban trasladándose hacia otros sitios. Tales
humanos pioneros se extinguieron, pero su presencia apareció en los
resultados de los estudios del ADN extraído de los restos de una mujer
neandertal dentro de una cueva de Siberia.

Las investigaciones apuntan que los Homo sapiens se cruzaron con


neandertales, que a su vez se relacionaron con denisovanos, una especie
hermana de los neandertales. Después de otras conexiones entre denisovanos,
Homo sapiens, neandertales y grupos ancestrales europeos y asiáticos, surgió el
hombre moderno. Recientemente se reveló que existe un 3% de ADN
neandertal en la información genética de los europeos y de los asiáticos
actuales.

El modelo de "origen africano reciente" propone que todas las poblaciones


modernas no africanas descienden sustancialmente de las poblaciones de
Homo sapiens que abandonaron África después de ese tiempo.

En algún punto, la teoría del origen africano y la evolutiva han convergido y


ahora es aceptable una explicación híbrida entras estas dos.

La explicación sobre el origen del hombre no puede plasmarse como algo


ordenado y lineal. Es un fenómeno multifactorial donde ocurrieron conexiones
entre varias especies y donde se vieron involucrados varios factores
ambientales. En resumen, los humanos actuales son resultado de una compleja
interacción y una compleja mezcla de especies homínidas de diversas
habilidades.

La ciencia tiene registrados más de 24,000 genes humanos, muchos de ellos sin
decodificar. Ahí podría haber un importante avance que nos revele datos
asombrosos de millones de años atrás.

Uno de los elementos desafortunados de la aceptación de los orígenes


evolutivos del hombre africano fue el marcado aumento del prejuicio racial.
Aunque el racismo ciertamente existió antes de la década de 1850, la evolución
dio a los europeos blancos una justificación "científica" para dominar a los
africanos "menos evolucionados”, al igual que los aborígenes australianos.

7.4 Monogenismo y Poligenismo


El monogenismo y poligenismo parte de la teoría evolutiva y del origen
africano del hombre. El monogenismo se refiere a la teoría de que existe un
origen único y común para todas las razas humanas. Esta teoría reciente, se
debatió en el occidente en el siglo XIX y fue apoyada por los científicos más
modernos, quienes aceptaron que los orígenes del hombre se suscitaron fuera
de África.
La investigación ”Fuera de África" señala que todos los humanos modernos
provienen de un único grupo de Homo sapiens que emigraron de África hace
2,000 generaciones y se extendieron por Eurasia durante miles de años. Estos
colonos reemplazaron a otros humanos primitivos (como los neandertales), en
lugar de cruzarse con ellos.
El poligenismo, por su parte, afirma que las diferentes razas humanas
corresponden a diferentes especies. Esta visión menos aceptada, se contrapone
al monogenismo que postula un origen único de la humanidad.
A pesar de que el monogenismo es más apoyado que el poligenismo, este
último aún permanece reciente defendiendo su postura mediante muestras
visibles. Por ejemplo, se habla de que los restos humanos y herramientas
halladas en Australia y Nueva Guinea son muy diferentes a los de otras partes
del mundo, como Asia. Algunos argumentan que estas discrepancias fueron
porque los primeros colonos se cruzaron con la población local de Homo
erectus que ahí residía, o porque hubo una migración secundaria posterior de
África, pero otros aseguran mediante estudios que no hubo evidencia de
relación genética con Homo erectus.
Los que apoyan el monogenismo explican que probablemente, el puente de
tierra que juntaba Australia con Nueva Guinea se hundió, dejando a cada
población aislada por miles de años, por lo que el uso de herramientas y el
avance esquelético no estuvo influenciado por fuentes externas, como en los
otros grupos asiáticos o europeos. Por tal motivo, pareciera que sus restos
pertenecieron a otro grupo humano muy distinto.
CAPITULO III
ORIGEN Y EVOLUCION DEL HOMBRE DESDE UNA PERSPECTIVA CIENTÍFICA

I. EL EVOLUCIONISMO Y SU RELACIÓN CON LA TEORÍA DE DARWIN.

EVOLUCIONISMO Y LA TEORIA DE DARWIN


El evolucionismo es la doctrina que sustenta que el cambio de estado es una
característica invariable de los sistemas naturales e instituciones humanas, y que
además sigue leyes inmutables. El evolucionismo postula que los organismos actuales
se originaron por transformaciones sucesivas desde una o más formas primordiales
ancestrales. Con esto, se pretende explicar, junto con su origen, la diversidad de los
organismos que pueblan el mundo y sus mecanismos de adaptación al medio
ambiente.
El concepto de evolución se ha asociado en innumerables ocasiones con
concepciones finalistas o vitalistas con el objeto de buscar cierta intencionalidad o
propósito al proceso evolutivo. Sin embargo, la noción de teleología, es decir la que
los eventos futuros o los productos finales del proceso son los factores
determinantes de éste, puede ser perfectamente compatible con las posiciones
evolucionistas. De hecho, las
adaptaciones de los seres vivos a través de sus órganos con funciones definidas se
pueden explicar teleológica mente, pero siguen estando reguladas por la selección
natural que es un proceso enteramente evolucionista.
El modelo científico actualmente aceptado para la evolución fue esgrimido por vez
primera en el libro Sobre el origen de las Especies por medio de la Selección Natural
del científico inglés Charles Darwin. La teoría darviniana de la evolución puede ser
resumida en 3 postulados:
• Los miembros de toda población biológica particular difieren unos de otros en
variadas y ligeras maneras, tienen pequeñas diferencias en sus características
constructivas y en su comportamiento. Este es el principio de VARIACION (la
evolución actúa sobre las plantas y animales por medio de diferencias o
variaciones en su éxito reproductivo, en el nº de individuos que cada uno
produce, es esta la ley de la evolución).
• Estas variaciones pueden ser pasadas de una generación a la siguiente, y la
progenie de aquellos individuos que tienen una variación particular también
tenderán a tener esta misma variación. Este es el principio de la HERENCIA.

Algunas de estas variaciones le dan a los afortunados poseedores de la misma


una ventaja en su vida (o impidan una desventaja, lo que en términos relativos es
lo mismo), permitiendo que el organismo obtenga más alimentos, escape mas
fácilmente de sus predadores, utilice los recursos de su medio... por esta razón
estos organismos poseedores de variaciones útiles tienden a vivir más tiempo y a
dejar más descendencia que otros miembros de la población. Esta progenie,
debido al principio de herencia, tiende a poseer las mismas variantes ventajosas
que sus predecesores, lo que hace que a través del tiempo la frecuencia de estas
variaciones ventajosas se incremente. Este es el principio de SELECCION
NATURAL.

La teoría, en consecuencia, se puede ejemplificar así:

o Una población crece hasta aproximarse al límite de sus recursos


o En la lucha por la existencia tienen más posibilidades de vivir y de
reproducirse los individuos cuyos rasgos les permiten superar las fuerzas
adversas del entorno (hambre, enfermedad, clima duro, etc.)
o La progenie tiende a heredar los rasgos favorables de sus padres y a
transmitirlos a las futuras generaciones.
o Los individuos con desventajas en la lucha con las fuerzas adversas no tienen
tantas posibilidades de alcanzar la madurez y, por tanto, de reproducirse,
tendiendo sus rasgos a desaparecer de la población
o En el curso de muchas generaciones este proceso, que conserva y fortalece
algunos rasgos mientras elimina otros, va gradualmente transformando la
especie.

A la mirada del espectador que sólo ve restos fósiles y el fin de un segmento


particular de la historia de la vida, las leves modificaciones habidas en generación
en generación se aparece como si una nueva especie hubiera sido creada
repentinamente: No vemos nada de estos lentos cambios hasta que la mano del
tiempo ha señalado el transcurso de las eras y entonces... sólo vemos que las
formas de vida son ahora diferentes de lo que habían sido antes

II. TEORIA CIENTIFICA DE LA EVOLUCION DEL HOMBRE


Desde un punto de vista científico, la evolución humana responde a las mismas leyes
y parámetros que la evolución del resto de las especies vivas. Los estudios actuales se
desprenden de la “teoría de la evolución” segun Charles Darwin en su libro El origen
de las especies, publicado en el siglo XIX.

II.1 Evidencia científica de la evolución del hombre


La antropología es la disciplina científica principal que se ocupa del estudio del
origen del hombre. Específicamente, las ramas de la arqueología, la
antropología cultural y la antropología física se complementan con estudios de
otras disciplinas, como la biología, la paleontología, la genética y la fisiología.
Los estudios interdisciplinarios han permitido investigar y analizar los restos
fósiles encontrados por los arqueólogos y así generar un esquema evolutivo de
la especie humana. En las últimas décadas, las técnicas científicas de datación
han mejorado notablemente, lo que permitió determinar con mayor detalle la
ubicación temporal de los diferentes restos fósiles y materiales pertenecientes
a las diferentes fases evolutivas del género homo.

Sin embargo, los especialistas aún debaten muchas cuestiones y la propuesta


del esquema evolutivo sigue en desarrollo. Hay divergencias en cuanto a cómo
categorizar algunos restos fósiles o sobre cómo interpretar el origen de ciertos
rasgos culturales. Por esta razón, es posible encontrar diferentes
periodizaciones del esquema evolutivo de la especie humana.

Diversas especies compartían rasgos que las identificaban como humanas

El origen de la humanidad es inseparable, en términos científicos, del origen de


las demás especies, dado que responde al igual que en sus casos, al complejo
proceso de la evolución y la especiación, tal y como lo explica la síntesis
evolutiva moderna (o neodarwinismo).
Esta última es fruto de las teorías científicas hoy en día obsoletas de Jean
Baptiste Lamarck (el llamado Lamarckismo), y de las principales deducciones y
observaciones al respecto hechas por el naturalista inglés Charles Darwin,
publicadas en sus libros El origen de las especies publicada en (1859) y El
origen del hombre publicada en (1871), así como de los trabajos posteriores de
numerosos estudiosos de la biología, la genética y de los hallazgos de
la paleontología moderna.
De acuerdo a la explicación más probable que la ciencia ha podido
deducir, nuestra especie, Homo sapiens, es la única sobreviviente de un
conjunto de especies humanas similares, que entre todas componen el
género Homo: Homo neanderthalensis, Homo erectus, Homo ergaster, por
mencionar algunas.
Estas especies eran muy distintas entre sí tanto en lo físico y genéticamente,
aunque todas compartían rasgos fundamentales que las identificaban como
humanas: ya que podían caminar erguidos y manejar herramientas, una
estructura social tribal y cierta tendencia variable hacia el lenguaje y la
imaginación.
Sin embargo, todas ellas provenían de un ancestro animal común, un primate
perteneciente a los hominoideos, grupo que floreció hace unos 25 millones de
años aproximadamente. Del mismo animal provienen también los chimpancés y
los gorilas, nuestros parientes animales más cercanos genéticamente.
Nuestro antepasado dentro de dicho grupo de animales
fue el Australopithecus ramidus, surgido en las selvas de lo que hoy es África,
hace unos 5 a 7 millones de años atrás, una especie mucho más similar a un
chimpancé que a un humano moderno, pero que ya presentaba cierto grado de
separación en su constitución física, así como evidencia de cierto grado de
bipedalidad, es decir, de la tendencia a pararse en sus patas traseras.
No sabemos exactamente qué motivos llevaron a estos primates arborícolas de
1.20 metros de estatura a bajar al suelo y comenzar a caminar erguidos, como
lo hicieron ya sus especies descendentes, Australopithecus anamensis y
Australopithecus afarensis, cuya estatura alcanzaba ya el metro y medio.
El competir por la comida y el hábitat se hizo feroz, o quizá el cambio hacia los
actuales pastizales y sabanas africanos los obligó a desplazarse de un árbol a
otro lejano y, por ende, a caminar largos trayectos entre hierbas y gramíneas
que podían esconder depredadores y peligros. Frente a ese panorama, nuestros
ancestros se veían obligados a erguirse para poder ver por encima de la hierba.
La evolución, entonces, hizo su trabajo. Al caminar en sus miembros traseros,
las patas delanteras quedaban libres y podían ser utilizadas para transportar
alimentos o incluso herramientas con las cuales defenderse, como palos y
huesos. Así fue posible la diferenciación de las manos y los pies, y la aparición
de los pulgares oponibles, rasgo característico de las especies humanas.
De esta forma, hace 2.4 – 1.5 millones de años apareció la primera especie
propiamente humana: Homo habilis, cuya apariencia seguía siendo claramente
simiesca, pero estaban dotados de un cerebro más voluminoso, apropiado para
los nuevos usos diversos que sus manos libres les permitían.
Luego, alrededor de 1.8 millones de años atrás, surgió la más exitosa de las
especies humanas ancestrales, que fue capaz de construir herramientas líticas,
dominar el fuego y abandonar el continente africano para esparcirse por todo
el mundo: el Homo erectus.
Esta última especie existió hasta hace unos 300.000 años aproximadamente,
aislada en sus diversos hábitats geográficos, en los que probablemente dio
origen a nuevas especies humanas, tales como el Homo neardenthalensis (el
“hombre de Neandertal”) y Homo denisovensis (el “homínido de Denísova”),
algunas de las más recientes de las que tenemos registro.
Pero resulta difícil determinar hoy en día cuál es la historia genética exacta de
éstas y otras especies humanas que, además, es probable que se mezclaran
hasta cierto punto y que compitieran por los recursos disponibles.
De hecho, durante el siglo XX, se pensó que el Homo sapiens había surgido en
distintos lugares del planeta, siendo así descendiente de estas distintas
especies, dependiendo de su raza. Esto es lo que se conoce como poligenismo,
y es hoy en día una teoría obsoleta.
Se sabe a ciencia cierta que la especie Homo sapiens surgió hace unos 200.000
años en el este de África. En algún momento de su historia (hace unos 60.000
años) inició un proceso de migración hacia el resto del mundo, en el cual
inevitablemente debió encontrarse con sus otros parientes humanos.
Ello dio lugar a cierto grado de mezcla, como lo evidencia la presencia de cierto
grado de ADN Neandertal en los ciudadanos actuales de Europa. Por otro lado,
seguramente existió una abierta competencia por el territorio y los recursos.
Desconocemos las razones exactas que condujeron a las demás especies
humanas, a la extinción. No es descabellado pensar que perdieron contra
nosotros la competencia por el dominio de los recursos, o que quizá su
desaparición responde a un lento proceso de exterminio de nuestra parte. En
todo caso, tras su desaparición, la humanidad quedó integrada únicamente por
los Homo sapiens, dando así inicio a lo que hoy llamamos prehistoria.

CAPITULO IV
EVOLUCION - PROCESOS

I. PROCESO EVOLUTIVO
Todas las especies de organismos tienen su origen en un proceso de evolución
biológica.
Durante este proceso van surgiendo nuevas especies a causa de una serie de cambios
naturales. En los animales que se reproducen sexualmente, incluido el ser humano,
el término especie se refiere a un grupo cuyos miembros adultos se aparean de
forma regular dando lugar a una descendencia fértil, es decir, vástagos que, a su vez,
son capaces de reproducirse. Los científicos clasifican cada especie mediante un
nombre científico único de dos términos.
En este sistema el hombre moderno recibe el nombre de Homo sapiens.
El mecanismo del cambio evolutivo reside en los genes, las unidades básicas
hereditarias. Los genes determinan el desarrollo del cuerpo y de la conducta de un
determinado organismo durante su vida. La información contenida en los genes
puede variar y este proceso es conocido como mutación. La forma en que
determinados genes se expresan —cómo afectan al cuerpo o al comportamiento de
un organismo— también puede variar. Con el transcurso del tiempo, el cambio
genético puede modificar un aspecto principal de la vida de una especie como, por
ejemplo, su alimentación , su crecimiento o sus condiciones de habitabilidad.
Los cambios genéticos pueden mejorar la capacidad de los organismos para
sobrevivir, reproducirse y, en animales, criar a su descendencia. Este proceso se
denomina adaptación. Los progenitores transmiten mutaciones genéticas adaptativas
a su descendencia y finalmente estos cambios se generalizan en una población —un
grupo de organismos de la misma especie que comparten un hábitat local particular.
Existen numerosos factores que pueden favorecer nuevas adaptaciones, pero los
cambios del entorno desempeñan a menudo un papel importante. Las antiguas
especies de homínidos se fueron adaptando a nuevos entornos a medida que sus
genes iban mutando, modificando así su anatomía (estructura
corporal), fisiología (procesos físicos y químicos tales como la digestión) y
comportamiento. A lo largo de grandes periodos de tiempo esta evolución fue
modificando profundamente al ser humano y a su forma de vida.
Los científicos estiman que la línea de los homínidos comenzó a separarse de la de los
simios africanos hace unos 10 o 5 millones de años. Esta cifra se ha fijado
comparando las diferencias entre el mapa genético del género humano y el de los
simios, y calculando a continuación el tiempo probable que pudieron tardar en
desarrollarse estas diferencias. Utilizando técnicas similares y comparando las
variaciones genéticas entre las poblaciones humanas en todo el mundo, los científicos
han llegado a la conclusión de que los hombres tal vez compartieron unos
antepasados genéticos comunes que vivieron hace unos 290.000 – 130.000 años.

II. EVIDENCIAS DEL PROCESO EVOLUTIVO


La formulación de la teoría evolutiva se sustentó en un gran número de datos, a los
que se han sumado posteriormente numerosas evidencias que ponen de manifiesto
la evolución histórica de la vida. Podemos clasificar estas evidencias distinguiendo las
cinco principales fuentes de las que provienen: la observación directa, el estudio de
la biogeografía, el registro fósil, el estudio de las homologías y la imperfección de la
adaptación.
La observación directa permite apreciar, en algunos casos, la acción de la selección
causada por las presiones de la civilización humana sobre otros organismos. Estos
casos representan el cambio en pequeña escala que ocurre dentro de las poblaciones
(microevolución).
Entre los ejemplos modernos de selección natural, que actúa sobre variaciones
aleatorias, se encuentra el aumento en la frecuencia de una variante negra de Biston
betularia en áreas industriales, el incremento de las bacterias resistentes a
antibióticos, los múltiples logros de la selección artificial y la constatación de las
variaciones existentes entre poblaciones naturales pertenecientes a una misma
especie.
En el método para detectar y aislar bacterias resistentes a las drogas .
a) Las bacterias son cultivadas en un caldo que contiene nutrientes.
b) Se esparce una muestra de la suspensión celular sobre la superficie de una
placa de Petri que contiene un caldo nutritivo solidificado con agar.
c) Se incuba la placa hasta que se visualizan las colonias individuales.
d) Se utiliza un trozo de paño aterciopelado, ajustado alrededor de un bloque
cilíndrico, para transferir una muestra de las colonias a otra placa de Petri
que contiene un medio sólido con el antibiótico penicilina y que constituirá
una réplica de la original.
e) Sólo las bacterias resistentes a la penicilina crecerán en la placa que contiene
el antibiótico.
Los ejemplos mencionados apoyan la propuesta de Darwin de la selección natural
como principal mecanismo del cambio evolutivo. Sin embargo, si bien ilustran
significativamente el cambio que ocurre dentro de las poblaciones, no constituyen
por sí mismos evidencias del cambio evolutivo que ocurre por encima del nivel de las
especies (macroevolución).
Las evidencias del cambio evolutivo a gran escala provienen de otras fuentes:
Los datos provenientes de la biogeografía evidencian qué tipos particulares de
organismos se encuentran en áreas geográficas específicas, pero no en otras áreas
de clima y topografía similares. Las observaciones de Darwin acerca de
la distribución geográfica y una multitud de otros ejemplos biogeográficos
constituyen una fuerte evidencia de que los seres vivos son lo que son y
están donde están a causa de los acontecimientos ocurridos en el curso de
su historia previa.
Otra línea de evidencias que ponen de manifiesto la ocurrencia de la macroevolución
es la proporcionada por el registro fósil, que muestra que los organismos tienen una
larga historia y que han cambiado en el curso del tiempo. El registro fósil revela una
sucesión de patrones morfológicos en la que las formas más simples generalmente
preceden a las más complejas. Los estudios geológicos y la recolección de
especímenes vegetales y animales formaban parte de las actividades de Darwin
durante el viaje del Beagle. Las costas de Sudamérica eran de interés particular,
porque mostraban evidencias de extensos cataclismos con muchos estratos
geológicos expuestos.
Otra prueba importante de la evolución a gran escala que se desprende
del análisis del registro fósil está dada por la secuencia de aparición de ciertos grupos
de organismos que permite deducir un orden evolutivo para esos grupos:
primero peces, luego anfibios, luego reptiles y finalmente aves y mamíferos .
Una línea de evidencias adicional del proceso evolutivo proviene del estudio
comparativo de las denominadas estructuras homólogas y de las vías bioquímicas.
Las homologías entre las estructuras, los patrones de desarrollo y la
unidad bioquímica de organismos diversos denotan una ascendencia común. Las
similitudes que expresan homologías son poco explicables en términos de su
funcionalidad.
Por ejemplo la pata del caballo, el ala del murciélago, las aletas de una ballena están
constituidas sobre la base de un mismo patrón, que incluye los mismos huesos en
posiciones relativas similares. Los miembros con cinco dedos son homólogos en la
medida que constituyen una similitud entre especies, que no está justificada
funcionalmente. Para los naturalistas predarwinianos, ésta era una evidencia de la
existencia de un "plan de la naturaleza ", en un sentido místico. Para los biólogos
evolucionistas, es la evidencia del origen común de estos grupos, a partir de un
antecesor común que tenía cinco dedos. Si las especies hubieran sido creadas
separadamente, sería imposible interpretar esta coincidencia.
Finalmente, una última línea de evidencia proviene de los estudios sobre la
adaptación, también llamada la "imperfección" de la adaptación. En el curso de su
carrera como naturalista, Darwin acumuló una enorme cantidad
de información sobre los organismos vivos.Sobre la base de este
vasto conocimiento , Darwin sabía que no todas las adaptaciones -"dispositivos"- son
perfectas. Las adaptaciones simplemente son tan buenas como pueden serlo. Lejos
de ser una dificultad para los evolucionistas, según lo muestra un análisis cuidadoso,
la imperfección de muchas adaptaciones
constituye una quinta línea de fuerte evidencia en apoyo de la evolución.
Darwin encontró numerosos ejemplos en los que comprobó que la evolución, muy
lejos de operar como un delicado ingeniero que diseña y construye a cada
especie a partir de un plan preconcebido y de materiales óptimos, se parecería más a
un zapatero remendón que pone parches sobre diseños preexistentes. Las
adaptaciones proveen evidencia no sólo de que en las poblaciones ocurren cambios
graduales a lo largo del tiempo en respuesta a fuerzas selectivas del ambiente, sino
también de que muchas de ellas distan de ser perfectas como consecuencia de las
restricciones dadas por la historia evolutiva del grupo.

III. LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN EN LA ACTUALIDAD


Desde la época de Darwin se ha acumulado un gran número de evidencias
adicionales que sustentan la realidad de la evolución que ponen de manifiesto que
todos los organismos vivos que existen hoy sobre la Tierra se han establecido a partir
de formas más antiguas, en el curso de la larga historia del planeta. En verdad, toda
la biología moderna es una confirmación del parentesco existente entre las
numerosas especies de seres vivos y de la diferenciación y diversificación ocurrida
entre ellas durante el curso del tiempo. Desde la publicación de El Origen de las
Especies, el interrogante importante acerca de la evolución, ya no ha sido si ella
ocurrió o no. Esto no constituye actualmente un tema de disputa para la abrumadora
mayoría de los biólogos. Los interrogantes principales, y aun fascinantes, para los
biólogos conciernen a los mecanismos por los cuales ocurre la evolución.
Una de las principales debilidades de la teoría de la evolución, según fuera formulada
por Darwin, era la ausencia de un mecanismo válido para explicar la herencia .
El desarrollo posterior de la genética permitió dar respuesta a tres cuestiones que
Darwin nunca pudo resolver:
1) ¿de qué manera se transmiten las características heredadas de una generación
a la siguiente?
2) ¿por qué las características heredadas no se "mezclan", sino que pueden
desaparecer y luego reaparecer en generaciones posteriores y
3) ¿de qué manera se originan las variaciones sobre las cuales actúa la selección
natural?
La combinación de la teoría de la evolución de Darwin con los principios de la
genética mendeliana se conoce como la síntesis neodarwiniana o la Teoría Sintética
de la evolución. Algunos aspectos de la Teoría Sintética recientemente han sido
puestos en tela de juicio, en parte como resultado de nuevos avances en el
conocimiento de los mecanismos genéticos producidos por los rápidos progresos en
biología molecular y, en parte, como resultado de nuevas evaluaciones del registro
fósil. Las controversias actuales, que se refieren principalmente al ritmo y a los
mecanismos del cambio macroevolutivo y al papel desempeñado por el azar en la
determinación de la dirección de la evolución, no afectan a los principios básicos de
la Teoría Sintética. Sin embargo, prometen proporcionarnos una comprensión mayor
que la actual acerca de los mecanismos por los cuales ocurre la evolución.

IV. LA EVOLUCIÓN DE LOS HOMÍNIDOS


Los primeros mamíferos se originaron a partir de un grupo de reptiles primitivos hace
aproximadamente 200 millones de años y coexistieron con los dinosaurios
durante 130 millones de años. La extinción de los dinosaurios fue seguida por una
rápida radiación adaptativa de los mamíferos. La evolución de los primates comenzó
cuando un grupo de pequeños mamíferos, semejantes a las musarañas, trepó a
los árboles . La mayoría de las tendencias en la evolución de los primates parecen
estar relacionadas con adaptaciones a la vida arbórea.
Los dos grupos principales de primates vivientes son los prosimios (loris, galagos,
lémures y tarseros) y los antropoides (monos del Viejo Mundo, monos del Nuevo
Mundo y hominoides). El análisis presentado hasta el momento sugiere que los
gibones, orangutanes, gorilas y chimpancés constituyen nuestros parientes vivos más
cercanos.
Los primeros miembros del grupo de los homínidos, los australopitecinos, se
originaron hace más de 4,2 millones de años. Eran pequeños, tenían cráneos
simiescos y caminaban erectos. Las especies descriptas hasta el presente incluyen a
A. anamensis y A. afarensis, que constituyen el tronco ancestral, y dos linajes
divergentes: australopitecinos gráciles -como A. Africanus- y robustos -como A.
robustus, A. boisei y A. Aethiopicus-. Los australopitecinos robustos han sido
actualmente asignados al género Paranthropus.
El origen de los humanos anatómicamente modernos está en discusión. Se proponen
dos modelos : el modelo del candelabro y el modelo de Arca de Noé. La mayor parte
de las evidencias, que incluyen el análisis genético, sugieren que los humanos
modernos evolucionaron a partir de una población africana que migró hace
aproximadamente 100 mil años y que, a medida que se expandía, fue reemplazando
a las poblaciones europeas y asiáticas del género Homo establecidas previamente.
V. TENDENCIAS EN LA EVOLUCIÓN DE LOS PRIMATES
Los primates son un orden de mamíferos que se adaptaron a la vida arborícola. Las
principales tendencias en su evolución parecen estar relacionadas con diversas
adaptaciones a este tipo de vida.
Entre las muchas adaptaciones de los primates se encuentran la mano y el brazo. Los
primeros mamíferos cuadrúpedos tenían cinco dígitos separados en cada mano y en
cada pie. En el curso de la evolución, diferentes presiones selectivas fueron
favoreciendo una mayor eficiencia para correr, excavar y capturar la presa y llevaron
al desarrollo de pezuñas y garras en la mayoría de los mamíferos y, en algunos casos,
uñas. También surgieron aletas natatorias en lugar de los miembros. Los primates
modernos, con pocas excepciones, tienen un pulgar divergente, que puede ser
oponible al dedo índice y que incrementa la facultad de asir y la destreza manual. En
el curso del desarrollo del linaje, se observa entre los primates una tendencia
evolutiva hacia una capacidad de manipulación más delicada. Entre los mamíferos,
los primates pueden torcer el hueso radio por encima del cúbito, lo que les confiere
gran flexibilidad, a diferencia de los mamíferos y reptiles primitivos.

Algunas manos de primate.

Las manos del tarsero (un prosimio) tienen grandes almohadillas epidérmicas adhe-
sivas con las que puede asirse de las ramas. En el orangután, los dedos son
alargados y el pulgar es reducido. Esto le permite columpiarse en forma eficiente de
una a otra rama asiéndolas con la mano, lo que se denomina braquiación. La mano
del gorila, que utiliza para caminar y para manipular, tiene dedos cortos. El pulgar
humano es proporcionalmente grande con respecto al de los otros primates y la
oposición del pulgar con respecto a los otros dedos, de la que depende la habilidad
manual, es superior en los humanos.
Otro resultado de las presiones selectivas en el hábitat arbóreo es el incremento de
la agudeza visual, con la consiguiente reducción de la prevalencia en la función del
olfato, que es el más importante de los sentidos en la mayor parte de los otros
grupos de mamíferos. En casi todos los primates, las retinas tienen conos y bastones;
los conos están vinculados con la visión de los colores y con la discriminación visual
fina. La mayoría de los primates también tienen retinas con fóvea que permiten un
enfoque fino y conos para la visión de los colores.
Otra tendencia principal en la evolución de los primates es el incremento del cuidado
de las crías. Dado que los mamíferos, por definición, amamantan a su
cría, las relaciones materno-filiales son generalmente más prolongadas y más fuertes
que en otros vertebrados (con excepción, en algunos casos, de las
aves). En los primates de mayor tamaño, las crías maduran lentamente y atraviesan
por largos períodos de dependencia y aprendizaje .
Otra adaptación a la vida arbórea es la capacidad de adoptar una postura erecta. Aun
los primates cuadrúpedos, como los monos, pueden sentarse erguidos. Una
consecuencia de esta postura es el cambio en la orientación de la cabeza, que
permite al animal mirar directamente hacia adelante mientras se mantiene en una
posición vertical. Esta característica, por sobre todas las demás, es la que hace que
nuestros parientes primates nos parezcan tan "humanos". La postura vertical fue una
característica importante sobre la que posteriormente se
sustentó la evolución de la posición erecta, característica de los humanos modernos.
VI. LÍNEAS PRINCIPALES DE LA EVOLUCIÓN DE LOS PRIMATES
Generalmente se divide a los primates en dos grupos principales: los prosimios, que
incluyen a los loris, galagos, tarseros y lémures, y los antropoides o primates
superiores (que incluyen a los monos, antropomorfos y humanos.
Los prosimios modernos son mayormente animales arborícolas de tamaño pequeño a
mediano y de hábitos nocturnos. En general, se alimentan de insectos o
combinaciones de hojas, frutos y flores. Entre los antropoides, los monos son
generalmente más grandes que los prosimios, tienen cráneos más redondeados y, en
general, se los considera más inteligentes, aunque ésta es una cualidad difícil de
medir. Todos los monos tienen visión estereoscópica completa y son capaces de
discriminar los colores y todas las especies tienen hábitos diurnos. Las hembras
muestran cuidado parental y los machos pueden desempeñar funciones de
protección del grupo.
Los monos aparecieron, probablemente, como una ramificación del tronco prosimio,
durante la época Eocena. Comprenden a los monos del Nuevo Mundo -los Platirrinos
– y a los monos del Viejo Mundo -los Catarrinos -. Los Platirrinos evolucionaron en
Sudamérica y los Catarrinos en África, durante el período Oligoceno.
Los antropomorfos, junto con los humanos (Homo sapiens) conforman el grupo de
los hominoides y son parientes de los monos del Viejo Mundo. Los hominoides y los
monos del Viejo Mundo se encuentran dentro del grupo de los Catarrinos.
Los antropomorfos actuales comprenden cuatro géneros: Hylobates (gibones), Pongo
(orangutanes), Pan (chimpancés) y Gorilla (gorilas). Los antropomorfos, con
excepción de los gibones, son de mayor tamaño que los monos y, si se compara
el volumen del cerebro con el tamaño corporal, el cerebro es también más grande.
Todos los antropomorfos son capaces de suspender sus cuerpos de las ramas cuando
están en los árboles aunque, entre los antropomorfos actuales, solamente los
gibones se mueven principalmente por braquiación, es decir, balanceándose
sostenidos de un brazo y luego del otro, con el cuerpo en posición vertical. Se cree
que la suspensión vertical ha desempeñado un papel importante en la transición
ocurrida desde estructuras corporales asociadas con la posición horizontal
característica de los monos del Viejo Mundo y de algunos primates inferiores, hasta
la estructura corporal que llevó finalmente a nuestra posición erecta. Los
antropomorfos tienen brazos relativamente largos y piernas cortas y descansan el
peso de la parte frontal de sus cuerpos en sus nudillos. Como resultado de esto, aun
cuando se encuentren en cuatro patas, sus cuerpos se mantienen parcialmente
erectos. Los gibones, orangutanes, gorilas y chimpancés parecen constituir nuestros
parientes vivos más cercanos. La gran cantidad de homologías existentes entre estos
simios y nuestra especie pone de manifiesto que hemos compartido con ellos un
antepasado común más reciente que con ningún otro grupo de primates actuales.
Árbol filogenético tentativo de los primates.

Tradicionalmente, hasta la década de 1980, los humanos eran situados en


una familia diferente a la de los orangutanes, gorilas y chimpancés. En las actuales
clasificaciones-basadas en recientes análisis de numerosos datos morfológicos,
cromosómicos y moleculares- humanos, chimpancés, gorilas y orangutanes forman la
misma familia Hominidae, todos descendientes de una especie ancestral próxima.
Forman una rama o clado monofilético en el que se distinguen las subfamilias que
integran los orangutanes (Ponginae) y la que integran gorilas, chimpancés y humanos
(Homininae). Esta clasificación, en la que nuestra especie constituye una unidad
taxonómica conjuntamente con los simios africanos, destaca que los integrantes de
este grupo comparten un ancestro común más reciente que con cualquiera de los
restantes grupos de primates.
Las relaciones evolutivas existentes entre gorilas, chimpancés y humanos constituyen
un problema difícil de resolver, dado que el parecido a nivel molecular es muy alto.
Estudios recientes han permitido situar el momento de la separación entre los linajes
de humanos y chimpancés en 4,6 a 5,0 millones de años y la divergencia entre el
linaje de gorila y el de humanos-chimpancés 0,3 a 2,8 millones de años antes.
CAPITULO V

I. EL ORIGEN DE LOS HOMÍNIDOS

El primer fósil de Australopithecus ("antropomorfo del sur") fue prácticamente


ignorado por varios años. Numerosos descubrimientos fósiles posteriores
confirmaron la interpretación de que los australopitecinos pertenecían al árbol
genealógico humano. Un cúmulo de nueva información permitió extender el
horizonte de nuestros ancestros recientes para incluir a los australopitecinos y a otras
especies del género Homo que se fueron describiendo posteriormente. Estos grupos
constituyen lo que se denomina homínidos.

Varias características distinguen a los australopitecinos del linaje chimpancé-gorila y


justifican su posición dentro del linaje de los homínidos: los humanos nos
diferenciamos de gorilas y chimpancés por el andar erecto y por poseer un cerebro
mayor que el de estos simios, en proporción con el tamaño corporal. También nos
diferenciamos por el patrón morfológico del primer premolar. Los australopitecinos
comparten con los humanos tanto el patrón bicúspide del premolar como el andar
erecto, aunque el tamaño de su cerebro es aproximadamente similar al de los simios.
Así, los australopitecinos son un grupo de homínidos en el que algunos caracteres
distintivos ya están bien establecidos mientras que otros, como el tamaño del
cerebro, retienen el estado ancestral. Estas evidencias permitieron superar el
difundido prejuicio que consideraba al desarrollo cerebral como un requisito
excluyente para la incorporación de un fósil a nuestro linaje.

Los australopitecinos eran pequeños, tenían cráneos simiescos y caminaban erectos.


Las especies descriptas hasta el presente incluyen a A. anamensis y A. afarensis, que
constituyen el tronco ancestral, y dos linajes divergentes: australopitecinos gráciles
tales como A. africanus, y robustos, tales como A. robustus,A. boisei y A. aethiopicus.
Los australopitecinos robustos han sido actualmente asignados al género
Paranthropus.
Los restos fósiles del homínido más antiguo en la línea de ascendencia de la especie
humana corresponden al denominado Australopithecus afarensis. Gracias al hallazgo
de fósiles de 35 individuos diferentes en Tanzania y de un esqueleto 40% completo
en Etiopía (al que llamaron Lucy) los especialistas calculan que los Australopithecus
vivieron entre hace 4 y 2 millones de años atrás. Estos homínidos caminaban de
forma erguida, lo que les dio una serie de ventajas como la liberación de las manos
durante el traslado y un campo de visión frontal.
Uno de los homínidos primitivos más completos hallado hasta el momento, llamado
Lucy por su descubridor, Donald Johanson.

Lucy, fue la "primera familia" (una notable colección de fósiles, representada por
trece individuos) y otros homínidos fósiles bien conocidos, fueron descubiertos en el
Triángulo de Afar, en Etiopía. Johanson sostiene que representaban una especie
distinta a los previamente conocidos y los denominaron Australapithecus afarensis.
Los fósiles atribuidos a la misma especie fueron descubiertos por el grupo de Leakey
en Laetoli a 1.600 km de distancia, junto con un grupo de pisadas.
Comparación del cráneo y de la pelvis de un chimpancé (izquierda) y de un miembro
de la "primera familia" (derecha).

Vemos en el gráfico de arriba que los cráneos son semejantes, pero las pelvis son
totalmente diferentes, produciendo las diferencias en el andar. La pelvis de la
derecha se asemeja mucho más a la pelvis humana actual. Conclusión: Los homínidos
caminaban en posición completamente vertical antes de que se produjera cualquier
incremento significativo en el tamaño del cerebro.
Diferentes hipótesis filogenéticas que representan las relaciones entre
australopitecinos y el género Homo. Las especies robustas son referidas como un
género diferente: Paranthropus

1.1 Origen del género humano: Homo habilis


Los hallazgos de restos fósiles en Olduvai (Tanzania) y Turkana (Kenia)
ermitieron identificar una especie distinta, descendiente de los Australopithecus
afarensis. Los fósiles tienen 2,5 millones de años de antigüedad y presentan un
mayor volumen craneal. Se encontraron junto a materiales líticos (de piedra) con
forma de herramientas cortantes.

1.2 Expansión territorial: Homo erectus


Otra especie de homínidos, llamados Homo erectus, descendieron del Homo
habilis. A partir de los restos encontrados en África, Europa y Asia, los
especialistas debaten si este linaje de homínidos que lleva al ser humano actual
se desarrolló en África y luego migró hacia otros continentes. Los restos
permiten datar esta fase evolutiva entre 1,5 millones de años y 500.000 años
atrás. Las comunidades de Homo erectus fabricaron herramientas más complejas
y desarrollaron pautas de subsistencia socialmente adquiridas, basadas en la
cooperación, la división del trabajo y la práctica de compartir los alimentos.

En esta especie se advierte un aumento de la talla y especialmente, del tamaño


del cerebro, que alcanza en promedio 1.000 cm3, variando de 700 a 1.200 cm3
(valores que se superponen en parte con el intervalo de volúmenes cerebrales
de los humanos modernos). El hacha de mano es la herramienta más
representativa de este grupo. Algunos grupos, al menos ocasionalmente,
ocuparon cavernas y, en etapas posteriores, dominaron el fuego, dos desarrollos
que probablemente estén relacionados. Se ha sugerido que la habilidad de
utilizar el fuego puede haber sido la clave del éxito de esta especie, ya que les
habría permitido solucionar el problema de proveerse de calor en los climas más
fríos de las nuevas regiones colonizadas. Asimismo cazaban animales de gran
tamaño.

Homo erectus, Homo habilis y los humanos modernos, Homo sapiens presentan
premolares bicúspides, andar bípedo, postura erecta, cerebro grande y
capacidad para construir herramientas. Considerando características tales como
la talla y el tamaño del cerebro, por largo tiempo se ha propuesto a H. erectus
como especie ancestral de los humanos modernos. Sin embargo, en la actualidad
esta idea ha sido puesta en duda.
Una posible filogenia de los homínidos (tomada de I. Tattersall, 1993).

El origen de los humanos anatómicamente modernos está en discusión. El modelo


del candelabro sugiere que evolucionaron a partir de diferentes poblaciones locales
de H. erectus, mientras que el modelo de Arca de Noé propone que H. sapiens se
originó a partir de una única población. La mayor parte de las evidencias, que
incluyen el análisis genético, sugieren que los humanos modernos evolucionaron a
partir de una población africana que migró hace aproximadamente 100 mil años y
que, a medida que se expandía, fue reemplazando a las poblaciones europeas y
asiáticas del género Homo establecidas previamente.
1.3 Homo sapiens
Habitaron África, Europa, Asia y Oceanía. Desde hace 500.000 años comenzaron
un proceso evolutivo a partir de los Homo erectus. Los restos fósiles más
antiguos de Homo sapiens como una especie claramente separada datan de hace
200.000 años. Llegaron a medir 1,70 metros. Su capacidad craneal alcanzó los
1500 cm3 y los científicos consideran que tuvieron un potencial intelectual
equivalente al del ser humano actual. Fabricaron herramientas más elaboradas,
dieron un uso más complejo al lenguaje y enterraron a sus muertos

1.4 Homo neanderthalensis


Habitaron en Europa y Asia desde hace 230.00 años hasta 30.000 años atrás.
Eran cazadores y vivían en grupos más grandes. Cuando se encontraron los
primeros restos fósiles de los homo neanderthalensis, los científicos consideraron
que eran un género homo distinto. Sin embargo, hoy se lo incluye como una
subespecie dentro del género Homo sapiens. No se conocen las razones de su
extinción. En el último periodo, coexistieron con el Homo sapiens sapiens, el
antepasado directo del ser humano actual.

I.5 El proceso de sapientización: del Homo sapiens al ser humano actual


En las diferentes partes del mundo, el Homo erectus atravesó un proceso
evolutivo en el que primó la cultura como fuente de innovaciones
adaptativas. Gradualmente se produjo una transición del homo erectus al
primer homo sapiens (llamado “arcaico”), y de este a una subespecie conocida
como Homo sapiens sapiens, el ser humano actual.
Existen restos fósiles que permiten categorizar diferentes especies de homo
sapiens arcaicos. Las dataciones los ubican entre 500.000 y 200.000 años atrás.
Los fósiles muestran una peculiar mejora en sus capacidades craneales y vocales.
Los restos materiales permiten identificar un desarrollo cultural análogo,
con comunidades cada vez más numerosas. Entre los Homo sapiens arcaicos se
categorizaron muchas subespecies. De ellas evolucionaron el Homo
neanderthalensis, que habitó en zonas de clima más frío y el Homo sapiens
sapiens que, desde hace 30.000 años, quedó como única superviviente entre los
homínidos y a la que pertenece el ser humano actual.

II. DESARROLLO DEL CEREBRO HUMANO


Uno de los rasgos más destacados del proceso evolutivo humano tiene que ver con el
desarrollo del cerebro y sus capacidades de aprendizaje:
 Australopithecus. Presenta un promedio de 450 cm 3 de capacidad craneal, poco
más que un chimpancé.
 Homo habilis. Mucho más desarrollado, ronda los 650 cm3 de cerebro.
 Homo erectus. Inicialmente mostraba unos 850 cm3, pero en sus últimos
individuos podía haber llegado a los 1100 cm3.
 Homo neanderthalensis. Alcanzó poco más de 1150 cm3 de capacidad craneal.
 Homo sapiens. Posee una capacidad promedio de 1550 cm3 de cerebro.
III. PROCESOS Y PATRONES EN LA EVOLUCIÓN HUMANA
La nomenclatura de las especies involucradas en la evolución humana es
aún muy controvertida y sus relaciones filéticas no han sido completamente
clarificadas. Sin embargo, sobre la base de las evidencias encontradas, se puede
reinterpretar la información y las hipótesis incorporadas en las últimas décadas.
Éstas han consolidado tres nuevas ideas ampliamente aceptadas que reemplazan
concepciones previas acerca de la evolución de los homínidos.
Uno de los conceptos principales que fue puesto a prueba es la hipótesis de la
especie única. Ésta sostenía que existía una sóla especie de homínido y que hubo una
progresión filética en línea recta, gradual y continua, desde el primer antropomorfo
que caminó en posición bípeda hasta los humanos modernos.
Sin embargo, los nuevos hallazgos fósiles y la reinterpretación de los previos sugieren
que la evolución de nuestro linaje, lejos de constituir un ejemplo de transformación
filética, parece más bien estar signada por numerosos eventos de ramificación, es
decir, por eventos cladogenéticos.

a) Hasta hace poco más de 25 años, se creía que la línea de los homínidos era
un
linaje único que había evolucionado gradualmente desde Australopithecus,
pasando por Homo erectus, hasta Homo sapiens.
b) Luego, sobre la base de la evidencia fósil disponible, se aceptó que había dos
tipos de australopitecinos, uno robusto (A. robustus) y uno grácil de
estructura más liviana (A. Africanus), y que el robusto representaba un
callejón sin salida evolutivo.
c) Subsisten interrogantes acerca del estatus de H. habilis y A. afarensis.
d) Este modelo incorpora los hallazgos más recientes. Nótese que los modelos
se han vuelto crecientemente "ramificados".
e) Los partidarios del equilibrio intermitente se complacen en señalar que,
cuántos más fósiles se descubren, mejor se puede apreciar que han existido
un buen número de especies diferentes de homínidos que coexistieron.
Ellos señalan que el modelo de selección de especies se ajusta mejor a la
evidencia que el de cambio filético gradual en el que una especie da lugar a otra.
Todo indica que la evolución de los homínidos no fue una escalera de progreso
sino un arbusto con muchas ramas, la mayoría de las cuales terminaron en la
extinción. Este nuevo enfoque pone de manifiesto que nuestra supervivencia fue
simplemente casual y que nuestro éxito no es el resultado de un plan
preconcebido de progreso lineal.
Otro concepto fundamental se relaciona con el establecimiento de las
características clave. Así como el tamaño del cerebro es variable en diferentes
grupos de homínidos, el bipedalismo -la capacidad para caminar en dos pies y no
en cuatro- es un rasgo que caracteriza a todo el linaje. Así, otra de las ideas
centrales que surge de la actual evidencia fósil es que la marcha bípeda fue el
carácter que nos puso en el camino hacia la humanidad, y no nuestra
inteligencia superior.
Existen diversas hipótesis para explicar el origen de la postura bípeda y el andar
erecto. Entre ellas, una alude a la "necesidad de liberación de las manos para
usar herramientas", otra al desarrollo de estructuras sociales complejas y otra a
un cambio de clima en África cuando el linaje se originó, provocando una gran
pérdida de hábitat. Otra hipótesis, conocida como "teoría del radiador", alude a
la ventaja que representa la postura bípeda frente al cambio climático, como un
modo de recibir menor irradiación solar. Actualmente no existe una única
explicación para el establecimiento del andar bípedo y muchos investigadores
abordan este problema desde enfoques integrados que incluyen
la anatomía funcional comparada, el estudio del comportamiento y la
aleoecología.
Otra de las características clave del linaje es el aumento del tamaño del cerebro
en sucesivas especies de Homo. Sin embargo, si consideramos el linaje en su
conjunto, veremos que coexistieron especies con cerebros mayores y menores
ocupando diferentes ambientes.
La adquisición de cerebros mayores en Homo ha sido interpretada por algunos
investigadores como una consecuencia de procesos heterocrónicos, es decir, de
cambios en las velocidades y en los tiempos de desarrollo. En suma, el
conocimiento actual acerca de los patrones de establecimiento de los caracteres
clave de nuestro linaje permite desterrar la popular representación de la
evolución humana, en la que una secuencia lineal de primates, con cerebros cada
vez mayores, van adoptando gradualmente la postura erguida.

CAPITULO VI
TEORÍAS Y EVIDENCIAS

I. TEORIA DE DARWIN
Charles Darwin no fue el primero en proponer que la diversidad de los organismos es
el resultado de procesos históricos, -pero el reconocimiento por la teoría de
la evolución le pertenece por dos razones. En primer lugar su "larga argumentación"'
-como fue caracterizado El Origen de las Especies- dejó poca duda acerca de que la
evolución había ocurrido en realidad y, de esta manera, marcó un punto de viraje en
la ciencia de la biología . La segunda razón, que está íntimamente vinculada con la
primera, es que Darwin percibió el mecanismo general en virtud del cual se produce
la evolución.

El concepto original de Darwin y de Wallace acerca de cómo ocurre la


evolución todavía sigue proporcionando el marco básico para nuestra comprensión
del proceso . Ese concepto se funda en cinco premisas:

a) Los organismos engendran organismos similares; en otras palabras, hay


estabilidad en el proceso de la reproducción .
b) En la mayoría de las especies, el número de individuos que sobreviven y se
reproducen en cada generación es pequeño en comparación con el número
total producido inicialmente.
c) En cualquier población dada ocurren variaciones aleatorias entre los
organismos individuales, algunas de las cuales son hereditarias, es decir, que
no son producidas por el ambiente .
d) La interacción entre estas variaciones hereditarias, surgidas al azar, y las
características del ambiente determinan en grado significativo cuáles son los
individuos que sobrevivirán y se reproducirán y cuáles no. Algunas variaciones
permiten que los individuos produzcan más descendencia que otros. Darwin
llamó a estas características variaciones "favorables" y propuso que las
variaciones favorables heredadas tienden a hacerse cada vez más comunes de
una generación a otra. Este es el proceso al que Darwin llamó selección
natural.
e) Dado un tiempo suficiente, la selección natural lleva a la acumulación de
cambios que provocan diferencias entre grupos de organismos.

La teoría de la evolución de Darwin se considera, con justicia, como el mayor


principio unificador de la biología . Darwin no fue el primero en proponer una teoría
de la evolución, pero fue el primero que describió un mecanismo válido por el cual
podría ocurrir. Su teoría difería de teorías previas en que él imaginaba a la evolución
como un proceso doble, que dependía:

1) de la existencia de variaciones heredables entre los organismos.


2) del proceso de selección natural por el cual algunos organismos, en virtud de sus
variaciones heredables, dejaban más progenie que otros.

Existen numerosas evidencias que ponen de manifiesto la existencia del proceso


evolutivo. Distinguiendo el campo del que provienen, pueden reconocerse
cinco fuentes de evidencia: la observación directa, la biogeografía, el registro fósil, el
estudio de las homologías y la imperfección de la adaptación.
Desde la época de Darwin, se ha acumulado una gran cantidad de nuevas evidencias
en todas estas categorías, particularmente en los niveles celular, subcelular y
molecular, que destacan la unidad histórica de todos los organismos
vivos. Una debilidad central de la teoría de Darwin, que permaneció sin resolver
durante muchos años, fue la ausencia de un mecanismo válido para explicar
la herencia .

En la década de 1930, el trabajo de muchos científicos se plasmó en la Teoría


Sintética de la evolución, que combina los principios de la genética
mendeliana con la teoría darwiniana. La Teoría Sintética ha proporcionado -y
continúa proporcionando- el fundamento del trabajo de los biólogos en sus intentos
por desentrañar los detalles de la historia de la vida.
IV. TEORÍAS EVOLUCIONISTAS
Corrientes y Autores Ideas y Acontecimientos

CORRIENTES Y AUTORES TEORIAS


Creacionismo y
fijismo
Aristóteles (siglo IV Las especies, inmutables, serían producto de la
a.C.) divide los seres vivos en creación divina.
dos reinos
(animales y vegetales)
Enseñanza de la Biblia
Primeras ideas
transformistas
Épocas de la Buffon establece una escala de tiempos geológicos.
Tierra (1779) e Desarrolla la idea de la transformación progresiva de
Historia natural (1749-1789), los seres vivos.
Georges
Buffon
Lamarckismo
Filosofía Lamarck es autor de una de las primeras teorías de la
zoológica (1809) evolución.
e Historia de los animales Considera que las formas de vida complejas proceden
invertebrados de formas simples; las especies, bajo la influencia del
(1815-1822), Jean-Baptiste de medio, se transforman en nuevas especies.
Lamarck
Darwinismo
El origen de las especies por Darwin explica el fenómeno de la evolución por un
medio de la selección natural mecanismo de mutaciones aleatorias sucesivas. Los
(1859), Charles Darwin individuos sufren a continuación la selección natural:
los mejor adaptados sobreviven y se reproducen y los
otros desaparecen.
Mutacionismo
1900 Hugo de Vries, Carl Correns y Eirch Tschermack
redescubren las leyes de Mendel. De Vries se opone
al carácter lento y gradual de la evolución y postula
que la modificación de las especies puede ser drástica.
Neodarwinismo
1920-1950: nace la principal El desarrollo de la genética (en particular de la
corriente de los conceptos genética de poblaciones con J. Haldane, E. Mayr, R.
evolucionistas actuales, la Fisher, S. Wright y T. Dobzhansky), la biogeografía y la
teoría sintética de la evolución paleontología aportan base experimental a la teoría
o de Darwin. La genética de poblaciones demuestra que
neodarwinismo la
evolución es consecuencia de la modificación de las
frecuencias genéticas en el seno de una población.
Corrientes
minoritarias
Las teorías de Hugo de
Vries están en el origen
del modelo
de los equilibrios puntuales y,
en parte, del modelo
neutralista
Década de 1970: Según Kimura, ciertas mutaciones no aportan a la
neutralismo especie ventajas ni inconvenientes, de manera que la
mayor parte de los cambios genéticos serían neutros.
Década de 1970: modelo de S. J. Gould y N. Eldredge proponen el modelo de los
los equilibrios puntuales o equilibrios puntuales (puntualismo o saltacionismo),
saltacionismo según el cual la evolución no sería gradual y
progresiva,
sino producto de perturbaciones bruscas que
puntúan prolongados periodos de equilibrio .

CONCLUSIÓN

Después de recopilar bastante información y de ordenarla en forma esquemática he sido


capaz de comprender de mejor forma el tema principal de éste trabajo, el cual era,
conocer y entender el origen y evolución del hombre tomado desde diversas
perspectivas. De ellas, decidí abordar las más relevantes, como son; teoría cristiana y
científica; toda vez que ambas teorías se encuentran estrechamente relacionadas,
aunque durante muchos siglos esto no fue así, finalmente, entrado el siglo XIX, comenzó a
generarse el cambio. Este cambio se debe a muchos factores, uno de ellos, y el más
relevante es la comprobación científica, y elocuente certeza que ha tenido la teoría
propuesta por Darwin. Es por ello, que la Iglesia, como institución eclesiástica y grupo de
influencia mundial, ha decidido luego de muchos años adoptar tal teoría y adecuarla a la
suya.
Es así como, en las declaraciones del Papa Juan Pablo II , en Octubre del año 1996,
hablando y refiriéndose en nombre de dicha institución, ha señalado que ésta decide
adoptar y adecuar dicha teoría científica a la teoría de origen y evolución del hombre
propuesta por la religión, pero, que sin embargo, cabe dentro de los marcos que ésta ha
establecido. Me explico; se acepta la teoría darviniana, por los suficientemente
comprobada que se
encuentra, pero, no hay que olvidar− dice la iglesia− que es Dios quien se ha encargado
de realizar la vida del hombre y que ésta teoría explica el ámbito biológico del hombre,
pero se debe limitar sólo a ello, sin abarcar puntos y aspectos que no son capaces de
explicar científicamente, por lo cual solo cabe remitirse a la metafísica, para ello.
Podríamos señalar, entonces que existe una relación entre ellas de genero−especie, pues
el género sería la teoría cristiana y la especie la teoría científica, una teoría cristiana capaz
de explicar al hombre en los aspectos mas generales, como criatura de Dios que es, y por
otro lado, una teoría científica que explica la vida del hombre en la tierra como ser
humano corpóreo propiamente tal.
Sin embargo, cada uno es libre de elegir, la teoría o hipótesis que más se adecue a la
forma de pensar de cada persona y tiene libertad para tomar o dejar ésta propuesta si no
se siente representado por ella o si no llena todas sus dudas al respecto.
El hombre, el ser humano, es libre para explicar su propio origen y evolución.

BIBLIOGRAFÍA

 Microsoft ® Encarta ® 2006. © 1993-2005 Microsoft Corporation. Reservados


todos los derechos .
 Biologia – Curtis y Barnes 6° Edición (Español ) Biblioteca Web.
 Enciclopedia Autodidáctica Interactiva. Tomo 8. Editorial Océano. Barcelona
(España), 1997.
 Direcciones Web:
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