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CLARA CUEVAS

FE EN ACCIÓN
Plan para activar el alma
Copyright © 2024 by Clara Cuevas

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appropriate.

First edition

Editing by Carolina Echeverría


Advisor: Tadeo Lopez
Advisor: Elena de María
Advisor: Nando de María

This book was professionally typeset on Reedsy.


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A mi esposo, el hombre con el corazón más generoso, alegre,
entregado y lleno de vida
‘‘Bienaventurados los misericor-
diosos, pues ellos alcanzarán mis-
ericordia’’

Mateo 5,7
Acknowledgement

Quiero agradecer principalmente a Dios, pues este sueño tam-


bién es un motor para sacudir mi fe y ser Iglesia en salida. Hubo
un momento en mi vida donde comprendí que la fe no esta
peleada con la razón ni con el amor, este ebook es producto
de lo que descubro todos los días en este caminar dentro de la
Iglesia.
A mi esposo por su apoyo eterno a todas y cada una de mis
locuras.
A mi director espiritual, Padre Tadeo, quién desde el principio
en este caminar con Jesús me ha mostrado un rostro lleno de
misericordia.
A Carolina Echeverría, quien compartió sus dones conmigo y
en sus madrugadas corregía mis textos, Dios te multiplique.
A Hagamos Comunidad, gracias, gracias, gracias por ser don,
por se familia, por ser Iglesia.

i
1

El consejo que cambió mi vida

Hace unos años, quien hoy es mi esposo, me dio un consejo que


cambió mi vida.
Yo atravesaba uno de los episodios más profundos de de-
presión y ansiedad; tenía crisis que me quitaban las ganas de
alimentarme o de ponerme de pie en las mañanas. Mis días
estaban cargados de llanto y dolor.
Fue una etapa sumamente complicada para mí y para los que
me rodeaban, agradezco a Dios que no lo viví sola en ningún
momento, no era sencillo para los míos descubrir cómo tratarme.
De a poco asistí a terapia, continuaba con dirección espiritual
y me daba pausas de mis actividades para no sobrecargar mi
sistema.
Semana tras semana, ocurrían avances y a su vez un par de
recaídas. Parece una historia que se vivió en dos párrafos, pero
fueron seis meses intensos.
En alguna ocasión sentí una frustración inmensa por recaer en
los brazos de la tristeza y el llanto, habían pasado semanas en las
que ya ‘’estaba bien’’, repasaba la lista en mi cabeza diciendo: voy
a terapia, pido oración por mí, me dedico tiempo para sanar…

1
FE EN ACCIÓN

¿Qué estaba fallando?


Decidí llamar a un amigo -que ahora es mi esposo-, que vivía
en la otra punta del continente, para contarle mi situación,
pues él sabía el proceso que atravesaba. En cada llamada, la
historia parecía repetirse, me interrumpe y dice “Clara ¿alguna
vez intentaste ayudar a alguien?’’
Para mí, esa pregunta no tenía sentido alguno con mi historia,
así que trató de explicarme “Sé que no la estás pasando bien y
no estoy comparando ni demeritando lo que vives ahora, pero
en momentos yo también la he pasado mal, entonces recuerdo
mirar la necesidad de alguien más para hacer algo por el otro lo
cual me saca del bucle de la angustia y le da otro sentido fuera
de mí”.
Palabras más, palabras menos, la conversación hizo eco en mí.
Claro que es valioso ir a terapia, dirección espiritual, pedir que
oren por ti y tomarse un tiempo para descansar; toda ayuda es
necesaria dentro de este mundo de locos, pero este mundo de
locos me dice que todo se trata de mí, para mí y por mí.
Entonces, todas las formas que estaba buscando para sanar me
servían, pero ¿qué iba a hacer con toda la información recibida?
Imaginemos un río con agua cristalina en el cuál metros más
adelante le ha caído un tronco que corta el flujo del agua ¿qué
sucede? Se encharca, se pudre, ¡y se seca!
Mi corazón, mente y cuerpo estaban recibiendo tanta agua,
que de apoco me iba sanando, pero no estaba dando fruto
con lo que estaba acumulando. ¿De qué servía tener tantos
aprendizajes, caídas y levantadas si solo iban a estar dando
vueltas en mi cabeza?
Cuando uno comparte lo recibido, esto se multiplica. Cada vez
que comparto mi historia, es una de las formas en las que Dios
me recuerda que siempre estuvo y está aquí, que nunca me dejó

2
EL CONSEJO QUE CAMBIÓ MI VIDA

sola, que no hay nada que temer.


Así que salí y sigo saliendo de mí, porque Jesús lo hizo con
otros, salió de la casa del padre, vino al mundo y al llegar su
hora, comenzó el anuncio de la buena nueva: escuchaba, sanaba,
predicaba, se entregaba y amaba hasta el extremo.
Este ebook va sobre esto: un llamado a la acción. Es impor-
tante conocer la palabra de Dios, escucharla y estudiarla; pero
sobre todo: ¡VIVIRLA!
A veces el ritmo de la vida nos tiene absortos de los detalles
y milagros que se presentan todos los días ante nuestros ojos,
pero si no vemos no agradecemos lo recibido, si no vemos no
nos compadecemos ante el dolor, si no vemos no actuamos ni
servimos al necesitado.
No nos culpo, nuestra cultura nos enseña que lo único que
importante es uno mismo. Repito: es valioso el cuidado personal,
pero nuestro corazón late más fuerte y se multiplica el amor
cuando se entrega en servicio.
Haz la prueba: ¿recuerdas aquella señora en la calle que pedía
algo para comer? ¿Qué pasó dentro de ti cuando sacaste unas
monedas? Tal vez le diste lo que tenías para pagar el transporte,
tal vez te sobraba… No importa cuál fue la circunstancia, algo se
multiplicó dentro de ti, a pesar de haber entregado y perdido lo
que tenías.
No confundamos, mucha gente te dirá que prefiere no ir
de misiones, ayudar a quien lo necesita porque “todo eso es
vanidad” o porque solo es para ‘’sentirse mejor con uno mismo’’
o ‘’quién sabe qué van a hacer con el dinero’’
Muchas veces las intenciones del corazón pueden ser esas,
pero no te agobies: Jesús toma tus cinco panes y dos peces, sin
importar el estado o la condición, el corazón se purifica en cada
entrega. Nunca nos privemos de ser don para los demás, no le

3
FE EN ACCIÓN

cerremos la llave del grifo al Espíritu que busca por medio de


nuestras manos ser canal de bendición para el prójimo, dejemos
que las gracias recibidas de parte del Padre broten como agua
en medio del desierto que vivimos como sociedad.
El 7 de Diciembre de 1990, San Juan Pablo II publica la encíclica
llamada ‘’Redemptoris missio: sobre la permanente validez del
mandato misionero’’ (https://www.vatican.va/content/john-
paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_07121990_r
edemptoris-missio.html)
En el documento, San Juan Pablo II escribe que “[el] hombre
contemporáneo cree más en los testigos que en los maestros;
cree más en la experiencia que en la doctrina, en la vida y
los hechos que en las teorías. El testimonio de vida cristiana
es la primera e insustituible forma de la misión: Cristo, de
cuya misión somos continuadores , es el Testigo por excelencia
y el modelo del testimonio cristiano. La primera forma de
testimonio es la vida misma del misionero, de la familia cristiana
y de la comunidad eclesial”.
Estoy totalmente de acuerdo: muchas de las historias de
conversión que conozco, incluyendo la mía, fueron gracias
a aquellos que se dejaron inspirar por el Espíritu Santo para
dar un consuelo, una palabra, una ayuda, una actitud que
evangeliza. Una vez siendo testigos de esa inspiración, el
corazón va despertando -poco a poco- para buscar y conocer
más.
En mi caso, yo veía a una de mis compañeras de la universidad
utilizar su receso para asistir a la eucaristía. No le decía nada a
nadie, solo iba. Un día decidí seguirla, me senté en la parte
de atrás del oratorio, imitaba sus gestos, su reverencia, su
silencio. Comencé a cuestionar de forma más profunda ese
comportamiento. Mi amiga no era tonta, tenía uno de los

4
EL CONSEJO QUE CAMBIÓ MI VIDA

mejores promedios y su inteligencia supera al promedio, así que


me puse a investigar más sobre la Iglesia Católica y aquí estoy
ahora, buscando ser testigo fiel del evangelio y los documentos
que nos brinda la Iglesia.
A veces sucede que nos enganchamos más del conocimiento,
los textos y los conceptos. San Juan Pablo II escribe que “la
tentación actual es la de reducir el cristianismo a una sabiduría
meramente humana, casi como una ciencia del vivir bien. En
un mundo fuertemente secularizado, se ha dado una « gradual
secularización de la salvación », debido a lo cual se lucha
ciertamente en favor del hombre, pero de un hombre a medias,
reducido a la mera dimensión horizontal. En cambio, nosotros
sabemos que Jesús vino a traer la salvación integral, que abarca
al hombre entero y a todos los hombres, abriéndoles a los
admirables horizontes de la filiación divina’”.
Está bien enamorarse del conocimiento y el estudio, es más,
lo considero obligatorio para un bautizado, pero a veces nos
escudamos con la mente -seas de la filosofía que seas- para
protegernos de servir, actuar y levantarnos para amar al prójimo.
Algo que el Papa Francisco recoge de San Juan Pablo II es esto:
el ser Iglesia en salida, ir hacia las periferias, pero no sólo habla
de la pobreza económica y la hambruna física, sino también de
la pobreza de espíritu y hambre de Cristo.
Si algo tiene mi generación, son las ganas de hacer de este
mundo un lugar mejor: nos queremos ir a los grandes cambios,
olvidando los pequeños entornos: nuestra familia y nuestra
comunidad, es ahí donde hay hambre de consuelo, sed de un
abrazo, un vacío existencial. Con tanto ruido y egoísmo, se nos
olvida observar que el otro necesita de lo que soy y lo que tengo.
Muchos santos, con su testimonio nos recuerdan que la
Iglesia es misionera por naturaleza. Sabemos que Jesús envió

5
FE EN ACCIÓN

a sus discípulos a todas las personas y a todo rincón de la


tierra, nosotros como bautizados hemos recibido esa fe que se
transmite por amor y se recibe como don, un regalo que me hace
formar parte de algo mucho más grande y, a su vez, participar
de la misión universal que Cristo nos entregó: anunciar y servir.
Que no se nos olvide, “La fe se fortalece dándola!” (San Juan
Pablo II)

6
2

Ser buena persona ¿y ya?

Muchas personas te dirán que no van a la Iglesia porque lo único


que sirve es “ser buena persona y ya”, o tal vez sí creen en Dios,
pero no son partícipes en nada que conlleva crecer en la fe porque
“Jesús sabe que lo quiero y Él me quiere, me porto bien y ya”.
Pero, ¿qué significa “ser buena persona”? Algunos te dirán
que mientras no hagas daño y nadie te haga daño, el mundo
puede girar bien. De cierta forma eso nos hace caer de nuevo en
un individualismo. Seamos honestos, todos sabemos lo que está
bien y lo que está mal, son leyes universales en las que robar,
matar, mentir, envidiar, entre otros, caen en la lista de actos
que no nos “hacen mejores personas”.
Tal vez tu pregunta hasta este momento es ¿entonces esto va
sobre repartir monedas y un pan? El problema con “ser buena
persona y ya” no es solo el individualismo, sino el conformismo.
No juzgo ni señalo a quienes no siguen a Cristo; probablemente
algunos tienen un corazón y una mirada que habla de ese Jesús
que aún no conocen, pero en otros casos, tanto creyentes como
no creyentes, caemos en una parálisis cotidiana cuando se trata
de salir de nosotros mismos. ¿A qué me refiero? Pues que

7
FE EN ACCIÓN

estamos congelados en nuestra rutina, en nuestro ritmo, en


nuestro yo. Si algo me mueve de mis horarios y me hace perder
el tiempo, me molesta, entonces ayudamos pero lo hacemos a
la fuerza, con impaciencia, con molestia pero “ayudamos”.
Sé que Dios se vale de cualquier servicio, lo hagamos o no lo
hagamos con gusto y sin quejarnos, lo triste de esto es que somos
nosotros mismos los que terminamos perdiendo; y no me refiero
a perder el tiempo porque interrumpimos nuestras labores para
limpiar la cocina, no. Sino que las oportunidades de ser menos
egoísta siempre están a la orden. A veces no las vemos, pero
si alguien nos las hace ver, la soberbia nos obstruye de hacerlo
con el propósito de amar a alguien más que a mí, entonces el
cuerpo se cansa, mi sistema se molesta y el corazón se queda
vacío, porque no dejamos que la obra de servicio se complete.
Quisiera que al terminar este párrafo, cierres los ojos en un
momento de silencio, para que tu alma se llene de Aquél que le
da sentido y propósito a nuestra existencia:

Señor, aquí estás y aquí estoy.


Mis ojos están tan cerrados que no dejan que mi corazón vea los
milagros con los que me bendices cada día.
A veces no veo; y si no veo, no actúo. Padre, quisiera que sacudas mi
alma, porque de tantos estudios, trabajo y ocio, se encuentra
dormida ante el milagro de la vida. Tú me llamaste para amar y ser
amado; en ocasiones sólo busco ser amado y me quedo incompleto.
Estoy hecho para algo más, más allá de mis cuatro paredes, solo que
a veces no sé por dónde empezar. El miedo, la vergüenza o la
vanidad me invaden, entonces no hago lo que Tú harías en mi lugar.
Renuncio a todas esas actitudes que no dejan que mis manos, mi
lengua y mi corazón sean canal de bendición para quien te necesite.
No olvides que te necesito, no dejes de recordarme cuánto me amas

8
SER BUENA PERSONA ¿Y YA?

y me bendices. Sacúdeme las veces que sean necesarias, así como un


árbol lleno de frutos que a veces se pudren porque no reparte lo que
ya le sobra.
Aquí estoy, señor, para hacer tu voluntad. Amén.

Es complejo abrir los ojos y activar las manos para servir a quién
necesita, pero la Iglesia nos deja una lista que te recomiendo
tenerla a la mano. Tal vez las has escuchado, tal vez las conoces
por sensibilidad humana, pero para que nuestras acciones se
familiaricen con una fe activa, debemos conocer los conceptos.
Así sucede cuando alguien te explicó de pequeño que si mezclas
amarillo con azul obtendrías verde: te das cuenta que existen col-
ores primarios que nos dan nuevos tonos. Tienes la información
en tu cabeza, pero un día resulta que tenías que dibujar un árbol,
¡y se perdió la crayola verde! Entonces recuerdas que si mezclas
dos colores primarios tendrás un resultado para colorear un
hermoso árbol que pensabas regalarle a tu mamá y alegrar su
día.
Podría ser un ejemplo simple, pero me ayuda a ilustrar que así
pasa con los conceptos que existen: a veces tenemos nociones
por lógica, alguien nos explica el significado y en una emergencia
damos utilidad a ese conocimiento.
Ésta es la lista:
Obras de misericordia corporales:

1. Visitar a los enfermos.


2. Dar de comer al hambriento.
3. Dar de beber al sediento.
4. Dar posada al peregrino.

9
FE EN ACCIÓN

5. Vestir al desnudo.
6. Visitar a los presos.
7. Enterrar a los difuntos.

Obras de misericordia espirituales:

1. Enseñar al que no sabe.


2. Dar buen consejo al que lo necesita.
3. Corregir al que se equivoca.
4. Perdonar al que nos ofende.
5. Consolar al triste.
6. Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
7. Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.

Las obras de misericordia corporales en su mayoría es una lista


que Jesús describe del Juicio final; por su parte, las obras de
misericordia espirituales las comparte la Iglesia al recopilar las
actitudes y enseñanzas de Cristo que encontramos a lo largo de
la Biblia.
Seguramente más de una vez has puesto en práctica algunas
de las obras de misericordia enlistadas. Para profundizar un
poco más, esto dice el Catecismo de la Iglesia Católica:

10
SER BUENA PERSONA ¿Y YA?

Las obras de misericordia son acciones caritativas


mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en
sus necesidades corporales y espirituales. Instruir,
aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales
de misericordia, como también lo son perdonar y
sufrir con paciencia. Las obras de misericordia
corporales consisten especialmente en dar de comer
al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al
desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar
a los muertos). Entre estas obras, la limosna hecha a
los pobres es uno de los principales testimonios de la
caridad fraterna; es también una práctica de justicia
que agrada a Dios.

Catecismo de la Iglesia Católica, 2447 https://www.vatican.va/ar


chive/catechism_sp/p3s2c2a7_sp.html

11
3

Entremos en materia

Yo funciono con manuales, planes, calendarios y proyectos.


Resulta que para ser Santo, Dios nos dejó el mejor instructivo de
todos: la Palabra de Dios. Es tan completa, profunda y llena de
sabiduría, que Jesús ha inspirado tantas encíclicas, libros, obras
de arte y prédicas para seguir conociendo más de su Palabra viva.
Este es un plan para una fe en acción, un proyecto inspirado
que gracias a mis amigos, comunidad, mi esposo y mi familia,
Jesús me reta para que lo llevemos a cabo juntos. Quiero
desglosar de forma breve cada una de las 7 obras de misericordia
espirituales con el fin de charlar en familia, con la comunidad, en
el noviazgo o matrimonio; porque cuando nos comunicamos, el
Espíritu Santo inspira ideas para poner las ideas en práctica. Por
otro lado, vuelve a leer las corporales, no necesitan explicación
pero sí acción, te daré algunas ideas en el siguiente capítulo.

1 . Enseñar al que no sabe


“Quien instruye a muchos para que sean justos, brillarán como
estrellas en el firmamento”. (Dan. 12, 3b)
Nuestra sociedad es sumamente soberbia y orgullosa, comen-

12
ENTREMOS EN MATERIA

zando conmigo. Cuando caemos en el error, nos vamos directo a


la defensiva. Entiendo que a veces nos equivocamos en la forma
de enseñar, pero también erramos en la manera de recibir un
conocimiento. Escuchamos poco y peleamos mucho, entonces el
aprendizaje se pierde porque no había disposición en el corazón.
¿Cómo puedo mejorar la forma en la que explico la verdad?
¿Enseño con soberbia, humillación y violencia? ¿Me dejo en-
señar sin sentirme humillado, pisoteado y sin buscar pelea?
¿Cómo puedo compartir los conocimientos adquiridos a quién
lo necesita?
Esto me recuerda a San Juan Bosco y su sistema preventivo
basado en tres pilares: razón, religión y amabilidad. Este
sistema se basa en la prevención del mal y la formación integral
de los jóvenes, abordando sus necesidades físicas, intelectuales,
morales y espirituales. Con esto buscaba prevenir el mal antes
de que ocurriera: en lugar de simplemente corregir después
de que hubiera sucedido, fomentaba una relación cercana y
de confianza con los jóvenes. Recuerda que podemos instruir
de distintas maneras y muchas veces no serán necesarias las
palabras.
Te quiero dejar esta carta de San Juan Bosco tomada del Oficio
de Lecturas del 31 de enero, para complementar y profundizar
las acciones inspiradas, ya que no siempre fue fácil corregir y
enseñar, pero aquí nos comparte consejos de sabiduría.

2. Dar buen consejo al que lo necesita


“Los guías espirituales brillarán como resplandor del firma-
mento”. (Dan. 12, 3a).
Esta obra va un poco ligada con la anterior, la diferencia es que
esta requiere mucho más la escucha. A veces hablamos pensando
que todo lo que decimos está lleno de sabiduría, pero sucede que

13
FE EN ACCIÓN

ante una situación que requiere un buen consejo, se necesita


silencio, mucha oración y discernimiento.
En ocasiones queremos hablar desde las vísceras y el impulso,
pensando que lo que tenemos que decir es lo mejor para la
otra persona. Bueno, déjame decirte que un buen consejero
necesita un consejero mejor que él y ese es el Espíritu Santo. Si
queremos aconsejar conforme al Evangelio, necesitamos estar
en presencia de la Eucaristía, la Palabra de Dios y la formación
de forma activa y constante. El Espíritu de Dios siempre buscará
actuar en nosotros, pero necesita material para trabajar.
Proverbios 1,7 dice que “El temor del Señor es el principio de la
sabiduría; los necios desprecian la instrucción y la corrección’’.
Necesitamos estar en presencia, reverencia y formación, pues
Dios es el principio de toda sabiduría, Él purificará nuestras
palabras e intenciones al momento de aconsejar.
¿Alguna vez te pasó que quisiste dar un consejo y hubo palabras
que al decirlas no sonaban tuyas? A mí me ha ocurrido más de
una vez, en las que me sorprendo por lo que dije pues no ha
venido de mí.
¿Tengo espacios en mi día para escuchar la palabra de Dios?
¿En las conversaciones que necesitan consejo, escucho y luego
hablo? ¿Rezo constantemente por la persona a la que le di un
consejo? ¿Rezo por la persona que me aconseja? Demos consejo
recordando que nosotros no tenemos todas las respuestas, pero
Dios sí.

3. Corregir al que está en error


“Sepan esto: el que endereza a un pecador de su mal camino, salvará
su alma de la muerte y consigue el perdón de muchos pecados”. (St.
5, 20).
Podrás pensar que estas tres obras de misericordia son repeti-

14
ENTREMOS EN MATERIA

tivas, pero no es así. Una habla de compartir la enseñanza, otra


de la sabiduría al opinar y esta última de corregir a quién se
equivoca. Para esta obra se necesita mucha sabiduría, paciencia,
discernimiento y humildad, tanto para corregir como para ser
corregidos.
Es muy fácil detectar el error en otros, pero cuando el error
es nuestro se buscan excusas, pretextos o, en otras ocasiones,
ignoramos los comentarios. Si vamos a corregir conforme la fe,
necesitamos dirección espiritual para ser corregidos en nuestra
fe y comportamiento desde la doctrina y la misericordia. San
Juan de la Cruz lo dijo alguna vez: “El que tiene a sí mismo como
director espiritual, tiene un idiota como su dirigido espiritual”.
Es una frase fuerte, pero real en nuestros tiempos, a veces
creemos que por haber leído algunos libros y escuchar un par
de sermones tenemos todos los conocimientos para corregir a
creyentes y no creyentes. Es nuestro deber dar una corrección a
quien se equivoca. Una vez, mi director espiritual me contó que
la forma más humilde de corregir tenía tres pasos:

1. Orar: si ves a un hermano cometer un error, ve a orar por


Él. Pide sabiduría a Dios para que sea Él quien corrija por
medio de ti; habla con algún supervisor, sin chisme, sino
como asesoría para tratar la corrección de forma prudente,
humana y en fraternidad.
2. Corrige: busca un ambiente que propicie el diálogo en
privado, aplaude los puntos fuertes y comparte lo que has
orado.
3. Vuelve a orar: una vez teniendo la conversación, ¡no seas
inquisidor! Ora el triple por esa alma, para que ahora sea
Dios quien trabaje en su corazón.

15
FE EN ACCIÓN

¿Cuál es la forma en la que señalo los errores? ¿Me gusta


estar atento cuando alguien tropieza para corregir? ¿Primero
chismeo y murmuro sobre la persona que se equivocó? ¿Me
dejo corregir? ¿Cómo recibo las correcciones? ¿Soy mi propio
director espiritual?

4. Perdonar a los que nos ofenden


“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. (Lc. 23, 34).
Hace unas semanas vi un video sobre el juicio al asesino Gary
Ridgway que le había quitado la vida a 48 personas, por justicia,
el hombre se encontraba en prisión con cadena perpetua.
El día del juicio, los familiares de las personas que les fue
arrebatada su vida pudieron decirle a la cara todo lo que tenían
guardado durante tantos años. En el video, se puede ver como
Gary recibe cada reclamo con tranquilidad, sin conmoverse,
como si las palabras de las familias estuvieran vacías y sin
sentido para él. Hasta que Robert Rule -el padre de Linda Rule
una de las víctimas-, , toma el micrófono diciendo: “Señor
Ridgway, aquí hay gente que lo odia. Yo no soy una de ellas.
Ha hecho que sea difícil cumplir con mis creencias. Dios dice
que debemos perdonar, y usted está perdonado”, De inmediato
vemos como Gary se conmueve hasta las lágrimas.
Sé que esta es una historia difícil de digerir, un ejemplo muy
extremo de perdón. Espero que ninguno vivamos un suceso
similar, pero en nuestras manos y cotidianidad tenemos acceso
al perdón y a perdonar de formas menos dolorosas, desde dejar
pasar el coraje y la amargura causada por aquél hombre que casi
choca tu auto o soltar la rabia cuando alguien se comió la torta
que guardabas para después. Son cosas menores, que a veces
las convertimos en gigantes que nos acompañan. Yo sé que hay

16
ENTREMOS EN MATERIA

casos e historias complejas de perdonar, situaciones personales


y dolorosas que cambian el rumbo de nuestras vidas, solo puedo
recordar que el perdón libera.
Un secreto que puede ayudarnos: perdonar de inmediato.
¿Cuántas veces le damos vueltas a la historia para seguir
fomentando el odio? ¿Compartes tu versión para envenenar
a más personas con rabia? ¿buscas victimizarte hasta con el
mínimo de comportamientos del prójimo? ¿Le recuerdas a la
persona “ya perdonada’’ lo que te hizo hace años?

5. Consolar al triste o dolorido


‘‘El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a
los de espíritu abatido’’. Salmo 34, 18
En muchas ocasiones, nos enfocamos tanto en nuestra tristeza
que la solemos hacer nuestra personalidad, olvidando que Dios
nos hizo libres de todas esas ataduras. Habrá momentos de
tristeza, depresión, preocupación y sin sentido, San Ignacio de
Loyola lo llama: parte de ser humano.
Así como conté al inicio de este ebook: cuando la mirada sólo
está puesta en mí, mis ojos no son capaces de ver las necesidades
de los demás. Seamos responsables con nuestra salúd mental
y física. Cuando dejamos la preocupación en manos de Dios,
Él obra, dejando en nuestras manos las tristezas de otros, ¡no
para sanarlas ni hacernos cargo! Sino para ir al encuentro,
acompañar, orar y consolar.
«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el
Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, que nos
consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también
nosotros seamos capaces de consolar a los que se encuentran en
cualquier tribulación, mediante el consuelo con que nosotros
mismos somos consolados por Dios. Porque, así como abundan

17
FE EN ACCIÓN

en nosotros los padecimientos de Cristo, así abunda también


nuestra consolación por medio de Cristo» (2 Co 1, 3-5).
Podemos ser como Simón de Cirene, quién ayudó a Cristo con
su cruz camino al Calvario. Al final esa cruz era de Jesús, pero
ayudar, consolar y levantar a quién por cualquier motivo no
puede hoy, es un acto de misericordia.

6. Sufrir con paciencia los defectos de los demás


¿Te puedo contar un secreto? Esta obra es la que más me cuesta
porque tiene nombre: soberbia.
Habrá momentos en los que nuestros ojos están puestos en
los defectos ajenos “otra vez come con la boca abierta’’, “mira
cómo interrumpe al profesor con sus preguntas’’ “no debería
venir con esa ropa a este lugar’’. Yo sé que algunas críticas que
se te cruzaron por la cabeza son “para un bien mayor’’ pero,
¿no fuiste niño alguna vez? Tal vez te explicaron con gritos y
poca paciencia que no debes comer con la boca abierta, que a
los mayores no se les interrumpe, que no puedes vestirte con el
pijama todo el dia…
No lo sé, mucha de nuestra impaciencia tiene raíz debido a las
formas y métodos que utilizaron al momento de explicarnos las
cosas. Todo se puede corregir, habrá comportamientos, hábitos,
expresiones que nos serán difíciles de digerir. Pensemos, ¿quien
está sufriendo es mi vanidad? ¿Mi reputación? ¿Mi soberbia?
¿Por qué me roba la paz el defecto de esta persona?
A veces le damos importancia a cosas que no deberían tenerla y
para eso tenemos un profesor espectacular llamado Santo Tomás
Moro, quien escribió una oración del buen humor, esta la reza
el Papa Francisco. Dentro de nuestra Iglesia tenemos santos
con un humor increíble como San Juan Pablo II y Juan XXIII. Mi
esposo me enseña tanto sobre reírme de mis errores, me corrige

18
ENTREMOS EN MATERIA

con amor y humor sencillo cuando me equivoco. Cuando uno se


ríe, suelta toxinas que hasta el corazón más amargado recibe.

«Concédeme, Señor, una buena digestión,


y también algo que digerir.
Concédeme la salud del cuerpo,
con el buen humor necesario para mantenerla.
Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar
lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante
el pecado, sino que encuentre el modo de poner
las cosas de nuevo en orden.
Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento,
las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no
permitas que sufra excesivamente por ese ser tan
dominante que se llama Yo.
Dame, Señor, el sentido del humor.
Concédeme la gracia de comprender las bromas,
para que conozca en la vida un poco de alegría y
pueda comunicársela a los demás.
Así sea.

7. Rogar a Dios por vivos y difuntos


“El quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”.
(ver 1 Tim 2, 2-3).
San Francisco de Sales dice que orar los unos por los otros es
uno de los mayores actos de caridad que podemos hacer.
Todos tenemos preocupaciones personales, pero cuando dejo
en manos de Dios todo lo que me agobia, puedo tomar las
angustias de otros para orar y ponerlas en el mejor lugar: el
corazón de Cristo, sabiendo que otros también oran por mí,
¡porque somos Iglesia!

19
FE EN ACCIÓN

Hay tres frases que quisiera compartirte, para que no nos


olvidemos de rezar por los nuestros, tanto vivos como difuntos:

1. “Rezar por los muertos es un acto de amor cristiano. Es un


recordatorio de que nuestra conexión con los seres queridos
no se desvanece con la muerte”.
2. - San Juan Pablo II
3. “En nuestras oraciones por los vivos y los muertos, partici-
pamos en el misterio de la comunión de los santos, donde
la caridad alcanza más allá de la muerte”.
4. - Santa Catalina de Siena
5. “Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil.
Dios es misericordioso y escuchará tu oración”.
6. - San Pío de Pietrelcina (Padre Pío)

Una vez contemplado en las 7 obras de misericordia espirituales,


¿cómo ponemos nuestra fe en acción? Ahora te cuento.

20
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Vamos a la acción

Como mencioné anteriormente, estudiar y conocer nuestra fe


es una obligación de todo bautizado; un deber hermoso, pues
nos hace partícipes de la historia que Dios construye con la
humanidad. El conocimiento es poder, pero poner manos a la
obra lo que estudiamos lo potencializa.
Llegó el momento de poner la fe en acción. De alguna u otra
forma, en nuestra vida hemos estado en contacto con las 14
obras de misericordia, ya sea las espirituales o corporales. Tal
vez las ejercieron con nosotros o nosotros las hemos ejercido
sin saber que era a Cristo a quién ayudamos por medio del
prójimo. Muchas veces, queremos levantarnos y hacer de este
mundo lleno de tanta injusticia un lugar mejor, pero las bases
comienzan en casa, en tu entorno y en la comunidad. ¡Sin olvidar
que una acción pequeña puede ser algo grande para un hermano!
A continuación te quiero compartir más de 100 ideas (¡no
tienes que hacerlas todas!) que te ayudarán a tener los ojos
abiertos y las manos puestas para servir, la lista se divide en dos
niveles:

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FE EN ACCIÓN

1. Nivel Iglesia cotidiana (IC)


2. Nivel Iglesia en salida (IS)

Dentro de ambos niveles encontrarás muchas formas de poner


en práctica las 14 obras de misericordia, la idea es que -si te
cuesta mucho hacer algo por los demás como a mí- realicemos
una acción de IC por semana. No hay un orden, pero están
enumeradas, no para que te aplaudan por cumplir, sino para
que cada uno vea que es posible un mundo que ve a Cristo en el
bautizado. Una de las formas más efectivas de ver avances en
nosotros es contabilizar lo que hacemos, tal vez te sirva imprimir
las actividades, tal vez te sirva enumerar en tu teléfono lo que
has hecho, ¡la creatividad rompe las reglas para que el Espíritu
Santo inspire! Yo solo pondré una cantidad de acciones, pero tal
vez Jesús pone muchas más en tu corazón.
Lo que encontrarás en el nivel Iglesia en Salida son actividades
que requieren más esfuerzo, desde un plan de acción, tiempo,
fondos, organización y comunidad. ¡Sé creativo! Puedes hacer
una actividad por mes, bimestral, semestral o anual. Aquí solo
hay ideas para que cuando te sientas inconforme o estancado
con tu fe sepas que hay formas de dejarnos sacudir el alma. El
cielo es el límite.

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VAMOS A LA ACCIÓN

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FE EN ACCIÓN

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VAMOS A LA ACCIÓN

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FE EN ACCIÓN

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FE EN ACCIÓN

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VAMOS A LA ACCIÓN

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FE EN ACCIÓN

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Nos vemos en la Eucaristía

Sé que en esta lista faltaron muchos temas, causas y problemas,


por eso, en oración, escucha a Jesús para que adapten este plan
a las necesidades espirituales y corporales de tu familia y comu-
nidad. Esto no es de privilegios o ventajas, sino de corazones
que se abren a conocer, escuchar y actuar en realidades que el
ritmo del mundo olvida.
Estoy segura que después de leer la lista se te vinieron a la
mente un millón de ideas más, ¡escríbelas! No las vayas a olvidar,
que le pueden servir al Espíritu Santo para poner en acción
nuestra fe.
No olvides lo más importante: orar, orar, orar. Nuestro
corazón podrá inclinarse por aplausos, reconocimientos
y vanidades, pero la oración nos ayudará a purificar las
intenciones y recordarnos que no se trata de nosotros, sino
de Cristo, quien habita en el prójimo. Antes de cada proyecto,
actividad o reunión, no olviden invocar al Espíritu Santo para
que cada acción y proyecto no se convierta en servicio social,
sino que sea una misión evangelizadora.
Soy testimonio de que gracias a aquellos que frenaron el ritmo

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FE EN ACCIÓN

del mundo en sus vidas para escuchar el soplo del Espíritu Santo
y les inspiró para ayudarme en la etapa de depresión que yo
atravesaba. Anhelo y sueño que este ebook sirva para sacudirnos,
levantarnos del sillón, dejar el teléfono de lado y ser Iglesia en
salida, comenzando por mí.
Ora por mí, nos vemos en la Eucaristía.

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About the Author

Comunicadora audiovisual, diplomado en teología básica y


actualmente estudiante de Ciencias Religiosas.

Co-creadora del podcast El plan D, espacio para dialogar so-


bre ser cristianos en un mundo que no quiere saber de Jesús.
Proyecta que ha superado las 500,000 reproducciones y es
escuchado en distintos países alrededor del mundo.

Comparte sus diario espiritual en forma de cartas por instagram


(@claracuevas3) también la encuentras en Youtube donde habla
de lo que más ama que es vivir el evangelio y analizar mi entorno
a la luz de la palabra. Lleva más de seis años creando contenido
para Dios.
Gracias a su sed de preguntas, en la búsqueda descubrió el
evangelio, la tradición y magisterio tienen respuesta a todo, por
eso Creó “Hagamos Comunidad” espacio digital donde jóvenes y

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adultos de todo el mundo comparten inquietudes, mes con mes
tienen una reunión en línea con un experto sobre esos temas
que tanto nos incomoda platicar pero que sí tienen respuesta.

Y cómo dice Edith Stein “Quien Busca la verdad, busca a Dios,


tanto si se da cuenta de ello como si no”.

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