LA LEYENDA DEL CALEUCHE ALGO MS QUE UNA SIMPLE HISTORIA Hctor Antonio Picco

hectorpicco@hotmail.com
Ms que una creacin imaginaria del pueblo chileno, el Caleuche representa un fenmeno que, por ser difcilmente explicable, se transforma en un mito. Revista Revelacin (Santiago) N 6 Mayo de 1996, pgs. 14-16 Tengo el alto honor de hacer la presentacin de un investigador Ovni excepcional, me refiero a Hctor Antonio Picco, un ovnlogo "todo-terreno", que me ha gratificado con su amistad desde 1986, ocasin en que asist a un Congreso de Ovniloga, en Buenos Aires, Repblica Argentina. Poder definir en trminos clsicos a este insigne escritor-periodista de lo inslito, no resulta tarea fcil para quien lo conoce desde cerca. Dir solamente que es un hombre profundamente culto, no slo en materia Ovni. Posee el "saber sincrnico" de los hechos ms relevantes de la historia del hombre; se pasea por las culturas nativas, sus tradiciones, sus "mitos", sus leyendas; y de ellas extrae la verdad desconocida por los actuales residentes de la Amrica morena. Por eso, siempre digo que "conversar con Hctor Antonio, es asistir a una clase". Fue secretario de redaccin de la revista "Emblema de la Ovniloga Latinoamericana 'Cuarta Dimensin'; cuyo timn llev hasta los aos noventa. Su libro ms controversial es, sin duda, 'Las pruebas materiales de la Tierra Hueca'; editado en 1987, trabajo exhaustivo que an da que hablar hasta estos das. Viajando a travs de sus pginas, Picco nos lleva al fondo de la teora intraterrestre de los Ovnis, dejndonos abismados con tanto acopio de pruebas a la mano, que nadie atina a considerar. El 4 de febrero de 1995, dict su primera conferencia en Chile, dejando al pblico asistente pegado en la butaca de un preferencial hotel santiaguino. No obstante, volvi a repetir este acontecimiento en marzo del mismo ao en la sala del Colegio de Profesores, de la ciudad de Temuco, siendo apoyado incondicionalmente por todos los medios de comunicacin regional, que vieron en Hctor Antonio a un investigador de fuste. En esta ocasin mostraremos parte de su trabajo de investigacin realizado en Chile, en la lejana Isla de Chilo, y lo haremos sin comentario previo, a fin de que el propio lector saque sus propias conclusiones. Parodiando a un pensador europeo, slo habra que agregar: "Si Hctor Antonio Picco no existiera, habra que inventario". Jorge Anfruns Dumont

Una de las comentadas realizaciones cinematogrficas del ao pasado fue La Nave de los Locos un film de Ricardo Wulicher, con China Zorrilla, Ins Estvez, Miguel ngel Sola, y la mapuche Luisa Cancumil, como principales protagonistas. Se me ha comentado que la pelcula es excelente, remitindose a una reivindicacin -que comparto- de los derechos aborgenes, presentando la fenomenologa del Caleuche simplemente como un mito, lo que de todos modos no invalida su realidad objetal, porque, como ya lo analic en 1987, en la primera edicin de mi libro Las pruebas materiales de la Tierra hueca, existe una gran confusin entre mito y realidad histrico-cultural-cientfica (seduce mucho esta ltima connotacin para aceptar un hecho); hay mitos que son realidades (por ejemplo, el Caleuche) y hay realidades que son mitos: por ejemplo, el descubrimiento de Amrica. Quiero transcribir parte de lo que escrib en 1983, luego de mi decisivo viaje al sur de Chile, donde -sin saberlo- estaba concibiendo mi obra que, entre vicisitudes increbles, rechazadas por todas las editoriales importantes (porque sobre los Ovnis se puede decir todo, menos la verdad) est en su segunda edicin. Todo comenz con una conversacin con don Jos, un nativo de Chile, en San Carlos de Bariloche; l me refera: -Estbamos en la orilla de la laguna de Huaico. Yo era an nio y concurra a la escuela; nuestro maestro nos llev de excursin al lugar. Nos alojamos en casa de un seor llamado Laureano Haro. Durante toda la jornal merodeamos alrededor de la laguna; a poca distancia de la costa haba emergiendo algunos tres o cuatro metros de las aguas- un tronco colocado en posicin vertical. Era de color marrn, medio amarillento. Cuando se hizo de noche y ya nos habamos acostado muy apretujados, por el escaso espacio del barrancn que nos serva de albergue, se oyeron extraos ruidos en la laguna. Nos levantamos medio asustados de nuestros lechos y corrimos hacia fuera hallndonos de pronto frente a lo inslito, el grueso poste estaba ornado de luces verdes, rojas y amarillas; se oy la cada de un ancla. Ya espantados nos encerramos en la casa, atrancando fuertemente la puerta. Muy pronto comenz a

orse una bellsima msica, ejecutada por acordeones y guitarras. A ese poste que estaba en la laguna -que sin duda alguna era el mstil del "Caleuche"- le supieron descerrajar balazos y sangr". -Y... por qu se encerraron con tanto pavor en la habitacin y no trataron de acercarse ms al lugar del fenmeno?-, pregunt. -Ah, porque el "Caleuche" hay que contemplarlo slo de lejos, en especial cuando "ellos" hacen sus fastuosas fiestas de a bordo... Hubo algunos individuos que quisieron demostrar que tenan ms coraje y se allegaron hasta muy cerca del barco marino... Lo que vieron nunca supieron contar, porque si no hubieran muerto -como les ocurre a todos los que no saben callar-. Se llenaron de horror y al intentar correr para alejarse de l, un rayo que parti de su cubierta los alcanz en el cuello y se los dej torcidos para toda la vida. Adems, a veces los marineros del "Caleuche" raptan hombres y mujeres y se los llevan: aparecen despus de muchos aos y ya no se acuerdan de nada de lo que les ocurri. Eso s, es como si el tiempo no hubiera pasado para ellos. Regresan con el mismo aspecto fsico que tenan al desaparecer!... -Pero, don Jos, es verdad eso?-, pregunt. -Claro que s! Mire, le voy a contar otro hecho: Hace varios aos un maestro de la escuela de Castro cruzaba el Puente Gamboa, con un numeroso grupo de alumnos... Quiso contarlos para cerciorarse de que ningn holgazn haba desertado de la excursin que emprendan (que era de carcter educativo), y as comprob que haba un nio menos con respecto al nmero que inici el cruce. Bucearon en el ro durante varios das y, aunque la correntada no es fuerte en el lugar por estar cerca de la desembocadura, el "cabro" (1) jams apareci. A los pocos das un raro individuo visit a los padres de la criatura. Les comunic que no se preocuparan, que el chico estaba bien, y, enseguida, desapareci como esfumndose en el aire. El extrao ser estaba vestido con un elegante terno de color. -Negro-, me apuro a completar el relato. Don Jos vuelve a hablar: -Los comerciantes de las islas que mantienen tratos con el "Caleuche" son muy prsperos. Conoc a dos de ellos (proporciona sus nombres, que por natural negligencia no anoto y olvido), los que a lo mejor por la tarde tenan su negocio vaco. A la noche vena el "Caleuche y al da siguiente aparecan ms que surtidos de toda clase de mercaderas. Uno de ellos tena adems vacas, ovejas, gallinas... Todos los animales eran de color negro! Alguna vez le pregunt la razn de tanta uniformidad en la coloracin y sonrea misteriosamente... Germin as en m la idea de conocer tan siquiera una pequea parte de los archipilagos del sur chileno, lo que hara pocos das despus. Para ir de sorpresa en sorpresa. QU ES EL "CALEUCHE"? Es difcil responder sucintamente a pregunta tan complicada. Escapa la posibilidad de un artculo que pretende ser reducido. Elementalmente: se tratara de explicarlo con un lenguaje intelectualmente aprehensible a la terminologa actual sobre fenomenologa inslita, de una "transparentacin dimensional" de "algo" que proviene de la "memoria del tiempo", de los espacios paralelos. Podra ser tambin una creacin del inconsciente colectivo chilote, en la concepcin del filsofo Jung. Para ilustrar, a continuacin se inserta una inslita explicacin que al menos nace de un hecho real. Vicente Van Eucht, un corsario holands que merode por las islas, estaba al

mando de una goleta llamada "Kalache". Un relato pormenorizado, pero que de todos modos ms se asemeja a una leyenda, asegura que el "Caleuche no es sino un barquillo pirata que por extraas circunstancias desapareci en junio de 1614, despus de haberse aprovisionado de vituallas en el puerto de Castro, y sera como un castigo divino el que lo conden a la inmortalidad y a navegar por los canales isleos. Es que en l se celebr una misa y Te Deum a cargo del padre Juan Evangelista Olmedo, y Dios no acept ofrenda de gente tan sacrlega como los piratas Suposiciones aparte, el hecho del oficio religioso existi y se encuentra documentado en el Convento Franciscano de Castro, perteneciente al corregimiento de esa ciudad. El mamotreto est rubricado por el caballero espaol don Baltazar Ruiz de Pliego. Un estudioso historiador y folklorlogo de la regin, Antonio Crdenas Tabies, ha publicado un enjundioso libro de doscientas diecinueve pginas: "Abordaje al Caleuche". No es sino un trabajo ms que se suma a la bibliografa existente sobre la materia, pero con un merito original: compara los relatos de hechos Inslitos de los pobladores chilotes con los testimonios de otras latitudes: que emergen de las obras de Charles Berlitz, Peter Kolosimo, Roberto Charroux, Antonio Ribera. El libro de Crdenas Tabies contiene ms de cincuenta de esos testimonios increbles, Sus protagonistas son hombres y mujeres de todas las edades, extracciones socioeconmicas y niveles de ilustracin que se pida. Estn sus domicilios, y toda persona puede ubicar a los que an sobreviven. Los relatos difieren unos de otros, pero coinciden en lo fundamental que nos preocupa: desapariciones misteriosas de barcos y aviones perfectamente documentadas, luces que emergen del mar, hombres de negro, y siempre como una empecinada constante, la figura fantstica del "Caleuche", metindose en las brumas neblinosas de los canales del archipilago, fondeando en sus puertos, apareciendo y desapareciendo como buque mgico que es, alimentando una frondosa leyenda que, como todas las historias aparentemente irreales, tiene que tener tan siquiera el asidero original de algn hecho real autntico e inexplicable, para poder justificar su existencia y vigencia. Adquir el libro de Crdenas Tabies en Osorno; Me fascin! Por l supe que hasta mi admirada Gabriela Mistral se haba ocupado del "Caleuche". Pregunt por el autor y se me inform que resida en Londres, en calidad de exiliado. Un domingo de febrero de 1995, mientras alojaba en casa de mi colega chileno Jorge Anfruns Dumont, recib una invitacin de su parte: -Vamos a conocer a un colega que mora en Rancagua, con el cual hasta ahora slo me he comunicado por telfono -Quin es?- quise saber, Cmo se llama? -Antonio Crdenas Tabies-, fue la inesperada respuesta. Era temprano, estbamos an en nuestros lechos; del mo me alc como impulsado por un resorte, ponindome de pie: -Cmo?!, Jorge: Hace catorce aos que busco a ese hombre! No resida en Londres? -No, jams se fue de Chile-, me respondi mi amigo. Tres horas despus golpebamos la puerta de una vivienda de la calle Maruri, en la clebre ciudad del encuentro de San Martn y OHiggins. Un hombre sonriente, con la caracterstica baja estatura de los chilotes, sali a recibirnos. A los diez minutos haba una mesa puesta; almorzamos los tres como viejos amigos. Al anochecer, despus de intercambiar nuestros libros con el mximo referente del

Caleuche y escuchar sus extraordinarios relatos, Antonio dijo de repente: -Si tantos desaparecimientos, casos ovnis, etc., ocurren por all, es que por ahicito no ms debe haber una base de ellos Volv a saltar literalmente de mi asiento: -Antonio, t tambin te has dado cuenta!... As me ocurri a m en septiembre de 1981! Pero Julio Verne lo saba a fines del siglo pasado! Nos gan de mano el gaio (2) como dicen ustedes. Pero el relato de algunos (una mnima parte por razones de espacio) desde ya, de los increbles hechos de Chilo y adyacencias (Guaitecas, Chonos, etc.) ser tema de prximos captulos Ahora s que esta inexplicable trayectoria ma comenz all, cuando part en busca del Caleuche. Entonces ni lo imaginaba. Pero alguien s: La tarde del 26 de agosto de 1981, siendo ms o menos las 14:30, descenda en la terminal de micros de la ciudad surea de Osorno. Mientras con mi esposa arrastrbamos nuestras valijas para ascender a un taxi, un caballero muy alto, todo vestido de negro, nariz aguilea, mientras finga leer un peridico, vigilaba mis pasos Es quien esto escribe, entonces sin saberlo, penetraba el umbral del gran misterio, llegando hasta muy cerca de uno de los hogares de los Ovnis. 1. Muchacho, joven, nio 2. Hombre. Segunda Parte AVISTAMIENTOS QUE PRECEDEN A DESAPARICIONES Culmina la historia del "Caleuche" con el relato de naves y personas que, en forma an no explicada, convincentemente, se "esfumaron"... Por Hctor Antonio Picco Revista REVELACION (Santiago) N 7 Junio/julio de 1996, pg. 9-10. Queremos insertar, tomando directamente los datos del libro de Antonio Crdenas Tabes, "Pacfico Sur", una cronologa de las desapariciones de aviones y avistamientos Ovni (no del todo completa) que ocurren en la regin. Quin podra negar la extraa casualidad que significa que slo en siete aos, se hayan accidentado ms de una docena de aviones en una franja reducidsima de nuestra latitud? Tenemos en primer lugar el avin Cessna que desapareci, y del cual nunca se encontr el ms ligero rastro, en la Cordillera de San Pedro, en el que viajaban entre otros, el comerciante ancuditano, Julio Kompatzki; este hecho sucedi el 26 de enero de 1970 en el tramo entre Ancud y Castro. Posteriormente, aquel en que se perdi el gran "s" de la aviacin chilota. Samuel Ulloa, seguidamente dos aviones del Club Areo de Castro, en que perecieron cinco jvenes de aquella ciudad, ms tarde don Twin Otter que se precipitaron al mar mientras hacan maniobras frente a Puerto Montt, en 1974; posteriormente en

1975 otro Twin Otter, que al aterrizar se incendi sin motivo o razn alguna, y que enlut al transporte de la FACH en todo Chile. Incluyamos aqu tambin la desaparicin extraa de innumerables barcos pequeos y grandes que a diario hacen noticia y de lo cual hasta ahora, fuera de querer buscar o dar explicaciones que "suenen" a lgicas, nada ha producido de verdad para aclarar estos hechos que estn provocando fuerzas desconocidas, queramos o no reconocerlo. Podemos pensar que nuestro archipilago de Chilo est en medio del ms terrible e inexplicable tringulo o sector que pudiramos imaginar? TESTIMONIOS 1. Expectacin caus la presencia de ovnis en los cielos chilotes, avistados en Achao, Curaco de Vlez, Dalcahue, Castro y Queiln, la noche del martes 22 de agosto de 1978, exactamente a las 21 horas. Al igual que la ciudad de Ancud, distintas localidades de la isla fueron visitadas por objetos voladores no identificados. Mensajes provenientes de Achao, Curaco de Vlez y dems mencionados, daban cuenta de la presencia de este extrao fenmeno, que se present en diversas formas en el cielo isleo despejado. Pero donde realmente caus alarma fue en Queiln, informando su alcalde, Livio Garca Vera, que los habitantes de ese sector presenciaron un verdadero espectculo nocturno, puesto que all fueron varios los objetos no identificados que invadieron el firmamento. Segn declaraciones de testigos oculares, los objetos eran similares a los platillos voladores que se acostumbra a ver en televisin y el cine. Cambiaban de forma y de color, algunos aseguran haber visto destellos luminosos de color violceo; otros indicaron que reflejaban una luminosidad opaca similar a una voluta de humo. 2. En el ao 1978, en Castro, alrededor de las tres y media de la tarde el piloto del club areo, Alonso Crdenas, manifest que l junto a otras personas vieron un objeto que estaba suspendido en el aire. Se encontraba en los cielos, frente a ellos desprendiendo una hermosa luminosidad. Tena la forma de una moneda de aluminio, brillaba con la luz solar como disco. Fueron en busca de anteojos de larga vista y, pudiendo apreciar que no poda ser avin ni ninguna mquina area, se encontraba esttica en el cielo y se mantuvo all por un lapso de media hora. 3. Experiencia que relat un piloto de reconocida trayectoria en una lnea area chilena, el cual afirma que durante un vuelo desde Punta Arenas a la cuadra de Chilo, se le acercaron al avin cuatro luces y los acompaaron hasta las cercanas de Santiago. Slo los dejaron a la altura de Santo Domingo pidieron instrucciones para el aterrizaje en la capital, entonces desaparecieron rumbo al mar. 4. Leonardo Mallerovich, hombre-rana, que trabajaba en Pumaln, Chilo continental, vivi una experiencia que l califica como terrible: caminaba rumbo a su casa y al llegar a la cancha de aterrizaje de Pumaln, que quedaba a unos 500 metros de su casa, vio que estaba aterrizando un objeto extrao que no era avin ni nada parecido. Lleg a su casa y se encerr en ella junto a su mujer e hijos, por una ventana pudieron ver detalles de la nave. Esta se encontraba suspendida en el suelo como a

unos cinco metros, no emita sonidos, slo luces que en el momento de partir fueron brillantes. Estuvo ah suspendido por espacio de cinco minutos, los que a Mallerovich le parecieron horas, y luego un bamboleo se alz unos treinta metros y desapareci a una velocidad vertiginosa. Este caso ocurri en julio de 1977. 5. Oscar Rossi, piloto de Lan Chile que hace el vuelo entre Punta Arenas-Santiago; Santiago, Estados Unidos y Europa, es chilote formado en el club areo de Castro, sus padres son sureos y l est acostumbrado con leyendas fantsticas de su suelo. Un da, en cambio, todo dej de ser una leyenda y se convirti en realidad para sus ojos: un disco volador, que acompa su Boeing de la cuadra de Castro hasta la altura de Curic. La nave fue vista por los dems pilotos e incluso la tripulacin. El objeto pareca viajar con ellos, a la altura de Curic vir velozmente y desapareci, el calendario marcaba un da del mes de mayo de 1977. Podra aportar infinidad de testimonios ms si el espacio lo permitiera. Baste, muy "de pasada", yendo a lo que podramos llamar testigos calificados, hablar de su experiencia de Agustn Prat Voon Seitz, segundo comandante de la escampava "Huemul", sobrino del hroe chileno de la batalla de Iquique, Arturo Pratt Chacn, vivido un domingo del ao 1909, que vio "dos luces blancas grandes despidiendo llamaradas a intervalos" y con toda la tripulacin vio despus cmo "una luz blanca de llama pasaba sobre el buque. O el del comandante Ral Torres, que naveg la zona en el escampava Yelcho, y cuyo testimonio figura nada menos que en la Revista Oficial de la Marina de Chile, que relata: navegbamos prximos a la isla Huambln, cuando apareci el Caleuche a una milla de distancia ms o menos. Camos a estribor y pusimos proa al extrao buque al mximo anar, para tratar de abordarlo. Inmediatamente ste se puso en marcha hacia la isla a gran velocidad. O de Mara Elizabeth Guoykuin, mapuche argentina de 31 aos, bibliotecaria de Ro Mayo (Chubut) que vio al Caleuche en la baha de Ancud (Chilo), cuando visit a su hermano a fines de febrero de 1994, a unos cincuenta metros de distancia: salieron todos los dems barcos, menos el Caleuche, que es evidentemente el signo atraedor de la base extraterrestre cercana (lo de las comillas es pura intencin). Pero para dar fin a este brevsimo racconto, quiero retomar a una referencia de la primera parte: Julio Verne escribe que Robur, el conquistador (ttulo de una de sus obras casi desconocidas), viajaba en un aparato volador que se mova por electricidad, sala de los subsuelos de Chilo, y emita msica... (El fenmeno musical, tan asociado a la cuestin Ovni, como que Spielberg lo hace participar en su pelcula Encuentros Cercanos, donde estuvo asesorado nada menos que por el doctor Allen Hynek, uno de los coautores del clebre Libro Azul, que de negador se hizo aceptador , y era uno de los principales radioastrnomos de Estados Unidos). Julio Verne escriba as, porque saba. Y porque tambin, cien aos antes de quien esto escribe, en los frgiles barquichuelos de fines del siglo pasado, parti en busca del Caleuche. Con esto queda todo dicho.

Referencias complementarias: Arturo Fontecilla Larran. El Caleuche es un fenmeno fsico o una supersticin?, "Revista Catlica" N 179, (Santiago) sbado, 2 de enero de 1909. Lenz, Rodolfo. Diccionario etimolgico de las voces chilenas derivadas de las lenguas indgenas americanas (1905-1910). http://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lenz_rudolf.htm Cavada, Francisco J. "Chilo y los chilotes" (Imprenta Universitaria, Santiago, 1914), pgs. 94-95. Mistral, Gabriela. El Caleuche un mito americano El Mercurio (Santiago) 20 septiembre de 1936. A Quicav lo sealan como el Astillero del Caleuche. El Mercurio (Santiago), 30 mayo 1940. Barrientos, Pedro J. Ciudadano del Archipilago habla de Ancud y sus leyendas. Revista En Viaje (Santiago, Ao XI N 131. Septiembre 1944) pgs. 60-61 Silva Romn, Ernesto. El holands volador Revista Zig-Zag (Santiago), 1946. Vicua Cifuentes, Julio. Mitos y Supersticiones de la tradicin oral chilena (Editorial Nascimento, Santiago, 1947) Aramayo, Alzerreca, Carlos. El Caleuche. El Mercurio (Santiago), 15 agosto 1965, pgs. 12-13. Coloane, Francisco. Islas de Chilo Revista En Viaje (Santiago) N 413, marzo 1968, pg.26-27. Herman, Bernardo. Los Eternos fantasmas del mar. Revista En Viaje (Santiago) N 413, marzo 1968, pgs. 30-31. Crdenas Tabies, Antonio. Chilhu, tierra de Gaviotas. Mitos, leyendas y relatos. Rancagua, 1970. Crdenas Tabies, Antonio. "Tierra de Alerces". Rancagua. 1971 Kller, Carlos. Mitos y Leyendas de Chile Editorial Jernimo de Vivar, Santiago, 1972. Valenzuela, Rubn. Yo vi al Caleuche Revista VEA (Santiago) N 1.841, 24 octubre 1974. Contreras Vera, Mario. Chilo: Un tringulo inexplicable. La Cruz del Sur (Ancud) 29 julio 1977.

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