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Animacion A La Lectura

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ANIMACION A LA LECTURA

1.- El grupo de ranas

Mientras un grupo de ranas viajaba por el bosque, dos de ellas


cayeron en un pozo profundo. Cuando las otras ranas se
amontonaron alrededor del pozo y vieron lo profundo que era, les
dijeron a las dos ranas que ya no había esperanza para ellas.

Sin embargo, las dos ranas decidieron ignorar lo que los otros
estaban diciendo e intentaron salir del pozo.

A pesar de sus esfuerzos, el grupo de ranas en la cima de la fosa


seguía diciendo que debían rendirse. Que nunca lo lograrían.

Eventualmente, una de las ranas prestó atención a lo que los demás


decían y se rindió, cayendo muerta. La otra rana continuó saltando
tan fuerte como pudo. Una vez más, la multitud de ranas le gritó
para que parara el dolor y muriera.

Sin embargo saltó aún más fuerte y finalmente logró salir. Cuando
salió, las otras ranas le dijeron: "¿No nos has oído?"

Entonces se dieron cuenta que era sorda y que todo el tiempo pensó
que la estaban animando para que saliera.

- La moraleja de la historia:

Las palabras de la gente pueden tener un gran efecto en la vida de


los demás. Piensa en lo que dices antes de que las palabras salgan de
tu boca. Podrían ser la diferencia entre la vida y la muerte.
2.- Amor

Un pescador una vez atrapó un salmón. Al ver su extraordinario tamaño,


exclamó: "¡Qué pez tan maravilloso! ¡Se lo llevaré al rey! Le encanta el salmón
fresco.

El pobre pez se consoló pensando: "Todavía puedo tener algo de esperanza.


Después de todo el rey ama a los animales"

El humilde pescador llevó su presa a la propiedad del rey, y el guardia a la


entrada le preguntó: "¿Qué hay allí?

"Un salmón", contestó el pescador, orgulloso.

"Genial", dijo el guardia. "Al barón le encanta el salmón fresco."

El pez dedujo que había razones para tener esperanza... si el rey ama a los
salmones, podría dejarlo en libertad.

Una vez dentro del palacio, y aunque el pez apenas podía respirar, seguía
siendo optimista. Después de todo, el rey ama el salmón, pensó.

El pescado fue llevado a la cocina, y todos los cocineros comentaron lo mucho


que le gustaba el salmón al barón. El pescado fue puesto sobre la mesa y
cuando el rey entró, ordenó: "Corta la cola, la cabeza y abre el salmón."

Con su último aliento de vida, el pez gritó desesperado: "¿Por qué mientes? Si
realmente me amas, cuida de mí, déjame vivir. No te gusta el salmón, te gustas
a ti mismo!"
3.- El obstáculo en el camino (cuento corto inspiracional)

Hace muchos años, un rey mandó colocar una enorme piedra en uno de los
principales caminos del reino. Luego se escondió detrás de ella y miró para ver
si alguien podía mover el inmenso obstáculo.

Algunos de los comerciantes y cortesanos más ricos del reino pasaron por allí y
simplemente la rodearon.

Mucha gente culpaba al Rey por no mantener los caminos despejados, pero
ninguno de ellos hizo nada para quitar la piedra.

Entonces llegó un campesino que llevaba una carga de verduras. Al acercarse a


la roca, dejó su carga y trató de sacar la piedra del camino. Después de mucho
esfuerzo, finalmente tuvo éxito.

Después recoger sus verduras, se dio cuenta de que había un bolso en el piso
donde había estado la piedra.

El bolso contenía muchas monedas de oro y una carta del Rey explicando que
el oro era para la persona que pueda despejar la vía.

La moraleja de la historia:

Cada obstáculo que encontramos en la vida nos da la oportunidad de mejorar


nuestra situación personal. Mientras los perezosos se quejan, los demás están
creando oportunidades a través de sus corazones bondadosos, generosos y
llenos de voluntad de hacer las cosas.
4.- El usurero (pensamiento creativo)

En una pequeña ciudad italiana, hace cientos de años, el dueño de un negocio


familiar debía una gran suma de dinero a un prestamista. El usurero era un tipo
muy viejo y poco atractivo, que por casualidad le gustaba la hija del dueño del
negocio.

Éste decidió ofrecer al hombre de negocios un trato que borraría completamente


la deuda. Sin embargo, sólo se eliminaría si se casaba con la hija del dueño del
negocio.

No hace falta decir que esta propuesta fue recibida con una mirada de disgusto.

El prestamista dijo que colocaría dos piedras en una bolsa: una blanca y otra
negra.

La hija tendría que meter la mano en la bolsa y sacar un piedrita. Si era negra, la
deuda sería borrada, pero el prestamista se casaría con la joven. Si era blanca, la
deuda también sería borrada, pero la hija no tendría que casarse con el usurero.

Parado en un sendero, el prestamista se inclinó y cogió dos piedritas.

Mientras él las recogía, la hija se dio cuenta de que había recogido dos piedras
negras y las había metido en la bolsa.

Luego le pidió a la joven que metiera la mano en la bolsa y recogiera una.

Naturalmente, la hija tenía tres opciones en cuanto a lo que podía haber hecho:

 Negarse a recoger una piedra de la bolsa.


 Saca ambas piedras de la bolsa y exponer al usurero por hacer trampa.
 Escoger una piedra de la bolsa sabiendo que es negra y sacrificarse por la
libertad de su padre.

Entonces introdujo su mano y sacó una piedra de la bolsa, y antes de mostrar su


color, "accidentalmente" las dejó caer en medio de los otros guijarros.

Con una sonrisa en su rostro, le dijo al prestamista;

"Oh, qué torpe soy... Pero no importa, si buscas en la bolsa la piedra que queda,
sabrás qué color elegí".

La piedra que quedaba en la bolsa es obviamente negra, y viendo que el usurero


no quería ser expuesto como un tramposo, tuvo que seguirle el juego como si la
piedra que la joven dejó caer era blanca, saldando así la deuda de su padre.

Reflexión y moraleja de la historia:

Siempre es posible superar una situación difícil, mediante pensamiento creativo


y no ceder a las únicas opciones que crees que tienes para elegir.
5.- El día en que todo salió mal

Cada vez que necesito ayuda como madre, recuerdo a mi propia madre y a mi
abuela, mujeres que plantaron semillas de sabiduría en mi alma.

Hace unos días días, llegué a casa y encontré una carta de advertencia de una
planilla de luz sin pagar, el estado de cuenta de mi tarjeta de crédito y varias
facturas atrasadas.

Además mi hijo Tommy, de 15 años, se quejaba de un mal corte de cabello. Tuvo


que aguantar todo el día que otros estudiantes del colegio lo llamaran "calvo".

Lisa, mi segunda hija, se sentía devastada, pues aunque había estudiado mucho
para la prueba final del séptimo grado, le habían faltado dos decimales para no
reprobar.

Por último Jenni, en su primer año de escuela, había sido "víctima" de la timidez al
momento de realizar una lectura frente a toda la clase.

Miré los rostros desconsolados de mis hijos, y fue entonces cuando la imagen de
mi abuela vino sonriendo a mi cabeza. Entonces dije:

Muy bien, ¿saben qué día es hoy? Es "un día en que todo salió mal" ¡Vamos a
celebrarlo!

Me miraron, sorprendidos y con curiosidad. Continué: "Mi abuela siempre decía


que aprendemos más de nuestros errores que de nuestros éxitos. Siempre nos
decía que cuando uno más se equivoca o las cosas le salen mal, es cuando existe
mayor oportunidad de superarse y triunfar".

Esta fue la primera de muchas otras fiestas por "las cosas que no funcionaron". En
medio de la tragedia, buscamos siempre una excusa para celebrar, en lugar de
angustiarnos por lo que habíamos sufrido.

Espero haber plantado en las almas de mis hijos las semillas recogidas por la
sabiduría de las mujeres que me precedieron. Y que estas semillas se extiendan
en sus propios jardines algún día.

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