Animacion A La Lectura
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Sin embargo, las dos ranas decidieron ignorar lo que los otros
estaban diciendo e intentaron salir del pozo.
Sin embargo saltó aún más fuerte y finalmente logró salir. Cuando
salió, las otras ranas le dijeron: "¿No nos has oído?"
Entonces se dieron cuenta que era sorda y que todo el tiempo pensó
que la estaban animando para que saliera.
- La moraleja de la historia:
El pez dedujo que había razones para tener esperanza... si el rey ama a los
salmones, podría dejarlo en libertad.
Una vez dentro del palacio, y aunque el pez apenas podía respirar, seguía
siendo optimista. Después de todo, el rey ama el salmón, pensó.
Con su último aliento de vida, el pez gritó desesperado: "¿Por qué mientes? Si
realmente me amas, cuida de mí, déjame vivir. No te gusta el salmón, te gustas
a ti mismo!"
3.- El obstáculo en el camino (cuento corto inspiracional)
Hace muchos años, un rey mandó colocar una enorme piedra en uno de los
principales caminos del reino. Luego se escondió detrás de ella y miró para ver
si alguien podía mover el inmenso obstáculo.
Algunos de los comerciantes y cortesanos más ricos del reino pasaron por allí y
simplemente la rodearon.
Mucha gente culpaba al Rey por no mantener los caminos despejados, pero
ninguno de ellos hizo nada para quitar la piedra.
Después recoger sus verduras, se dio cuenta de que había un bolso en el piso
donde había estado la piedra.
El bolso contenía muchas monedas de oro y una carta del Rey explicando que
el oro era para la persona que pueda despejar la vía.
La moraleja de la historia:
No hace falta decir que esta propuesta fue recibida con una mirada de disgusto.
El prestamista dijo que colocaría dos piedras en una bolsa: una blanca y otra
negra.
La hija tendría que meter la mano en la bolsa y sacar un piedrita. Si era negra, la
deuda sería borrada, pero el prestamista se casaría con la joven. Si era blanca, la
deuda también sería borrada, pero la hija no tendría que casarse con el usurero.
Mientras él las recogía, la hija se dio cuenta de que había recogido dos piedras
negras y las había metido en la bolsa.
Naturalmente, la hija tenía tres opciones en cuanto a lo que podía haber hecho:
"Oh, qué torpe soy... Pero no importa, si buscas en la bolsa la piedra que queda,
sabrás qué color elegí".
Cada vez que necesito ayuda como madre, recuerdo a mi propia madre y a mi
abuela, mujeres que plantaron semillas de sabiduría en mi alma.
Hace unos días días, llegué a casa y encontré una carta de advertencia de una
planilla de luz sin pagar, el estado de cuenta de mi tarjeta de crédito y varias
facturas atrasadas.
Lisa, mi segunda hija, se sentía devastada, pues aunque había estudiado mucho
para la prueba final del séptimo grado, le habían faltado dos decimales para no
reprobar.
Por último Jenni, en su primer año de escuela, había sido "víctima" de la timidez al
momento de realizar una lectura frente a toda la clase.
Miré los rostros desconsolados de mis hijos, y fue entonces cuando la imagen de
mi abuela vino sonriendo a mi cabeza. Entonces dije:
Muy bien, ¿saben qué día es hoy? Es "un día en que todo salió mal" ¡Vamos a
celebrarlo!
Esta fue la primera de muchas otras fiestas por "las cosas que no funcionaron". En
medio de la tragedia, buscamos siempre una excusa para celebrar, en lugar de
angustiarnos por lo que habíamos sufrido.
Espero haber plantado en las almas de mis hijos las semillas recogidas por la
sabiduría de las mujeres que me precedieron. Y que estas semillas se extiendan
en sus propios jardines algún día.