La Segunda República española se proclamó en 1931 y aprobó una constitución democrática y progresista. Hubo un bienio reformista entre 1931-1933 con reformas sociales, pero luego ganó la derecha en 1933 y derogó muchas reformas. En 1934 hubo una revolución en Asturias que fue brutalmente reprimida.
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La Segunda República española se proclamó en 1931 y aprobó una constitución democrática y progresista. Hubo un bienio reformista entre 1931-1933 con reformas sociales, pero luego ganó la derecha en 1933 y derogó muchas reformas. En 1934 hubo una revolución en Asturias que fue brutalmente reprimida.
La Segunda República española se proclamó en 1931 y aprobó una constitución democrática y progresista. Hubo un bienio reformista entre 1931-1933 con reformas sociales, pero luego ganó la derecha en 1933 y derogó muchas reformas. En 1934 hubo una revolución en Asturias que fue brutalmente reprimida.
La Segunda República española se proclamó en 1931 y aprobó una constitución democrática y progresista. Hubo un bienio reformista entre 1931-1933 con reformas sociales, pero luego ganó la derecha en 1933 y derogó muchas reformas. En 1934 hubo una revolución en Asturias que fue brutalmente reprimida.
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Tema 8. La Segunda República. La constitución de 1931.
Política de reformas y realizaciones culturales. Reacciones antidemocráticas.
8.1. La proclamación de la Segunda República. La Constitución de 1931. El bienio
reformista (1931-1933). En el año 1930, Primo de Rivera terminó con la dictadura al carecer de apoyo y verse afectada por la crisis de 1929. Alfonso XIII intentó restablecer el viejo sistema parlamentario, pero hubo gobiernos de transición en manos de militares como Berenguer y Aznar, llamada “Dictablanda”. La oposición se movilizó rápidamente, y en el verano se acordó el Pacto de San Sebastián, integrado por republicanos y nacionalistas, al que luego se unieron socialistas e intelectuales. En Noviembre, Ortega y Gasset escribió el “Error Berenguer”, con el que criticaba el gobierno de Berenguer. El 12 de abril de 1931, se celebraron elecciones municipales, que terminaron convirtiéndose en un plebiscito sobre la monarquía, y el 14 de abril de 1931 se proclamó oficialmente la Segunda República. Se formó así un Gobierno Provisional presidido por Alcalá Zamora y compuesto por los firmantes del Pacto de San Sebastián. Se llevaron a cabo medidas en distintos ámbitos. En el ámbito social, se aplicó la jornada de 8 horas, se elevaron los salarios y se aprobó el Decreto de Términos municipales. En el militar, se derogó la Ley de Jurisdicciones, se redujo el número de altos oficiales y se suprimió la Academia militar de Zaragoza. Por último, en lo territorial, se reconoció el Gobierno catalán. El 28 de junio se celebraron unas elecciones a Cortes Constituyentes, que dieron el triunfo a la coalición republicano-socialista y elaboraron una nueva Constitución. La nueva República tuvo que enfrentarse pronto a una serie de conflictos sociales, a la creciente animadversión de empresarios y propietarios agrícolas y a la oposición de parte de la jerarquía católica. La Constitución de 1931 fue la primera de carácter republicano que pudo entrar en vigor y se inspiró en la Constitución alemana de Weimar. Era de naturaleza democrática y la más progresista que ha tenido España. Esta Ley de Leyes definía el Estado como “una República de trabajadores y de todas las clases”. Entre sus características más importantes se encuentran la amplia declaración de derechos, la configuración del Estado de forma integral pero con posibilidad de constituir gobiernos autónomos regionales, el parlamento estaba formado por unas Cortes unicamerales y se reconocía la soberanía popular. El Estado se declaró laico y la separación entre éste y la Iglesia supuso la aprobación del matrimonio civil y el divorcio. Además, contempla la posibilidad de socializar las propiedades y los servicios públicos; y según el historiador R. Carr, en los años 30, el umbral entre la izquierda y la derecha lo establecía la religión. También, se consiguió aprobar el sufragio de las mujeres, entre otras gracias a la intervención de Clara Campoamor, con mucho debate previo. La constitución no fue una obra de consenso, se impuso por la mayoría republicanasocialista en la Cortes y la derecha ni siquiera la votó, teniendo siempre como objetivo su reforma en cuanto llegara al poder, lo que provocó profundas discrepancias entre las fuerzas políticas del sistema. Las fuerzas de apoyo a la república incluían a los partidos republicanos, auténtico sostén del régimen; en la izquierda con partidos como Acción Republicana (Azaña) y Partido Republicano Radical-Socialista (Marcelino Domingo), fusionados en 1934 en Izquierda Republicana, también Unión Republicana y Partido Nacional Republicano; en el centro el Partido Republicano Radical (Lerroux), y en la derecha Derecha Liberal Republicana (Alcalá-Zamora). También a los partidos y sindicatos obreros de izquierda, que aunque apoyaran a la república plantearon problemas por su radicalismo como el PSOE (divididos entre los moderados de Prieto y los revolucionarios de Largo Caballero) y su sindicato UGT. Las fuerzas de oposición a la república incluían a los partidos de derecha. Ante las reformas de Azaña la derecha se reorganizó. A finales de 1932 se creó la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), dirigida por José María Gil Robles y el Partido Agrario Español en 1934. También partidos monárquicos como los alfonsinos que fundaron Renovación Española, liderados por Calvo Sotelo, los carlistas que se agrupaban en la Comunión Tradicionalista y por otro lado grupúsculos de corte nacionalsocialista y fascista que crearon en 1931 las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), unidas más adelante a Falange Española, dirigidos por José Antonio Primo de Rivera, Algunos sectores del ejército como el del general Sanjurjo protagonizaron un golpe de Estado (la sanjurjada) con la pretensión de forzar el viraje de la República a la derecha (agosto 1932), pero fracasó estrepitosamente. La Iglesia Católica también se colocó frente a la república por su política laica. Tras las elecciones se elige a Alcalá Zamora como presidente de la República y a Azaña como jefe de gobierno. Empieza entonces el Bienio Reformista (1932-1933). El nuevo gobierno desarrolló una serie de reformas para modernizar el país. Con el plan de obras públicas se construyen infraestructuras, como obras hidráulicas, para mejorar la economía y mitigar el paro. En el plano educativo y cultural, tuvo particular relevancia la Institución Libre de Enseñanza, que proponía una educación laica y prohibían la enseñanza religiosa. Además, las Misiones Pedagógicas eran una iniciativa del gobierno para alfabetizar España y llevar la cultura a las zonas rurales, con las que colaboró el Teatro “La Barraca” de Lorca. Las reformas laborales fueron promovidas por Largo Caballero, que llevó a cabo la Ley de Contratos laborales y la Ley de Jurados mixtos. En la reforma autonómica, las elecciones catalanas dieron la victoria a Esquerra Republicana, y Macià fue sustituído por Companys. Por último, el mayor objetivo de la reforma agraria era la redistribución de las tierras, con la Ley de Reforma Agraria de 1932. El IRA era el encargado de la expropiación y reparto de las propiedades. El fracaso del Golpe de Estado dirigido por el general Sanjurjo radicalizó la situación, autorizando la expropiación forzosa y sin indemnización de las tierras de los “Grandes” de España. La lentitud de la puesta en marcha de la Reforma Agraria por la obstaculización de los latifundistas, las trabas burocráticas y la falta de financiación llevaron a los desesperados jornaleros a la toma de fincas como en Castilblanco, Arnedo y Casas Viejas. La represión sufrida por el levantamiento de Casas Viejas fue el detonante que terminó con el desgastado gobierno de Azaña. Alcalá Zamora convocó elecciones para noviembre de 1933 en las que ganaron la CEDA y el Partido Radical de Lerroux, como consecuencia de la desmovilización de la izquierda por la abstención de los anarquistas, por la unidad de la derecha en la CEDA y por la tendencia conservadora de las mujeres en las primeras elecciones en las que tuvieron derecho al voto. Comienza así el Bienio Radical-Cedista. 8.2. El gobierno radical cedista (1933-1935). La Revolución de Asturias. El Frente Popular, las elecciones de 1936 y el nuevo gobierno. Las elecciones de 1933, después de la represión en Casas Viejas y el desgaste del gobierno de Azaña, dieron la victoria a la CEDA dirigida por Gil Robles y al Partido Radical liderado por Lerroux. Esta victoria se debió a la desmovilización de la izquierda por la abstención de los anarquistas, por la unidad de la derecha en la CEDA y por la tendencia conservadora de las mujeres en las primeras elecciones en las que tuvieron derecho al voto. Esta segunda fase de la República, llamada el Bienio Radical-Cedista, desmontó las principales reformas que fueron llevadas a cabo por Azaña. Entre ellas, se detuvo la reforma agraria, se suspendió las reformas laborales de Largo Caballero, se autorizó la enseñanza en las órdenes religiosas y se paralizó el desarrollo económico junto al bloqueo del Estatuto Vasco. Se intentó llevar a cabo una reforma constitucional. Además, se concedió una amnistía a los sublevados en la Sanjurjada de 1932. En 1933, surgieron nuevas organizaciones ultraderechistas como la Falange Española, fundada por José Antonio Primo de Rivera, que se basaba en la “dialéctica de los puños y las pistolas”. En 1934, Gil Robles exigió la entrada de ministros en el gobierno de Lerroux, que hasta entonces era monocolor, a lo que Lerroux accedió en octubre. La entrada de miembros de la CEDA en el gobierno fue el detonante de una huelga general revolucionaria en octubre de 1934, que fracasó casi en toda España porque la UGT había convocado una anterior en junio y los jornaleros estaban desgastados. En Cataluña, Companys proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. La revolución triunfó solamente en Asturias y fue duramente reprimida a manos de generales como Franco, que acabó con 40.000 presos, entre ellos Largo Caballero y Azaña. La dura represión de octubre unió a las fuerzas de izquierda en torno a un programa común que exigía la amnistía de todos los detenidos y el retorno de las reformas del primer bienio, posibilitando la formación del Frente Popular. Portela Valladares, jefe de gobierno, recibió el encargo de convocar elecciones para febrero de 1936, a las que se presentaron dos grandes candidaturas: el Frente Nacional presidido por Gil Robles y el Frente Popular; y a las que hasta los anarquistas fueron a votar para conseguir la amnistía. El Frente Popular se convirtió en la fuerza ganadora, y se formó un nuevo gobierno de coalición, formado exclusivamente por republicanos. Manuel Azaña fue nombrado presidente de la República y Casares Quiroga presidente de gobierno, con diputados donde destaca Dolores Ibárruri. Se llevaron a cabo distintas reformas como la amnistía para los presos políticos, se obligó a las empresas a readmitir a los obreros despedidos, se procedió a expropiar grandes fincas escasamente cultivadas, se restableció la autonomía de Cataluña y se impulsó la del País Vasco y Galicia. Desde el triunfo del Frente Popular, los poderes fácticos prepararon la coyuntura propicia para un golpe de Estado. El asesinato del Teniente Castillo, y posteriormente el atentado de Calvo Sotelo, fueron el detonante para este golpe militar. A principios de julio, cuando esta conspiración militar estaba a punto de llevarse a cabo, se produjo el atentado de Calvo Sotelo, en respuesta al asesinato del Teniente Castillo, les sirvió de excusa para sublevarse y dio comienzo a la Guerra Civil Española que duraría tres años.
Breve Resumen Al Tratamiento Jurisprudencial de La Sala Constitucional Venezolana Sobre Arbitraje - Gilberto A. Guerrero-Rocca - Revista Derecho - No27