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Tema 8 His Resumen

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Tema 8. La Segunda República. La constitución de 1931.

Política de reformas y
realizaciones culturales. Reacciones antidemocráticas.

8.1. La proclamación de la Segunda República. La Constitución de 1931. El bienio


reformista (1931-1933).
En el año 1930, Primo de Rivera terminó con la dictadura al carecer de apoyo y verse
afectada por la crisis de 1929. Alfonso XIII intentó restablecer el viejo sistema parlamentario,
pero hubo gobiernos de transición en manos de militares como Berenguer y Aznar, llamada
“Dictablanda”. La oposición se movilizó rápidamente, y en el verano se acordó el Pacto de
San Sebastián, integrado por republicanos y nacionalistas, al que luego se unieron
socialistas e intelectuales. En Noviembre, Ortega y Gasset escribió el “Error Berenguer”,
con el que criticaba el gobierno de Berenguer. El 12 de abril de 1931, se celebraron
elecciones municipales, que terminaron convirtiéndose en un plebiscito sobre la monarquía,
y el 14 de abril de 1931 se proclamó oficialmente la Segunda República.
Se formó así un Gobierno Provisional presidido por Alcalá Zamora y compuesto por los
firmantes del Pacto de San Sebastián. Se llevaron a cabo medidas en distintos ámbitos. En
el ámbito social, se aplicó la jornada de 8 horas, se elevaron los salarios y se aprobó el
Decreto de Términos municipales. En el militar, se derogó la Ley de Jurisdicciones, se
redujo el número de altos oficiales y se suprimió la Academia militar de Zaragoza. Por
último, en lo territorial, se reconoció el Gobierno catalán. El 28 de junio se celebraron unas
elecciones a Cortes Constituyentes, que dieron el triunfo a la coalición republicano-socialista
y elaboraron una nueva Constitución.
La nueva República tuvo que enfrentarse pronto a una serie de conflictos sociales, a la
creciente animadversión de empresarios y propietarios agrícolas y a la oposición de parte
de la jerarquía católica.
La Constitución de 1931 fue la primera de carácter republicano que pudo entrar en vigor y
se inspiró en la Constitución alemana de Weimar. Era de naturaleza democrática y la más
progresista que ha tenido España. Esta Ley de Leyes definía el Estado como “una
República de trabajadores y de todas las clases”. Entre sus características más importantes
se encuentran la amplia declaración de derechos, la configuración del Estado de forma
integral pero con posibilidad de constituir gobiernos autónomos regionales, el parlamento
estaba formado por unas Cortes unicamerales y se reconocía la soberanía popular. El
Estado se declaró laico y la separación entre éste y la Iglesia supuso la aprobación del
matrimonio civil y el divorcio. Además, contempla la posibilidad de socializar las
propiedades y los servicios públicos; y según el historiador R. Carr, en los años 30, el
umbral entre la izquierda y la derecha lo establecía la religión. También, se consiguió
aprobar el sufragio de las mujeres, entre otras gracias a la intervención de Clara
Campoamor, con mucho debate previo.
La constitución no fue una obra de consenso, se impuso por la mayoría
republicanasocialista en la Cortes y la derecha ni siquiera la votó, teniendo siempre como
objetivo su reforma en cuanto llegara al poder, lo que provocó profundas discrepancias
entre las fuerzas políticas del sistema.
Las fuerzas de apoyo a la república incluían a los partidos republicanos, auténtico sostén
del régimen; en la izquierda con partidos como Acción Republicana (Azaña) y Partido
Republicano Radical-Socialista (Marcelino Domingo), fusionados en 1934 en Izquierda
Republicana, también Unión Republicana y Partido Nacional Republicano; en el centro el
Partido Republicano Radical (Lerroux), y en la derecha Derecha Liberal Republicana
(Alcalá-Zamora). También a los partidos y sindicatos obreros de izquierda, que aunque
apoyaran a la república plantearon problemas por su radicalismo como el PSOE (divididos
entre los moderados de Prieto y los revolucionarios de Largo Caballero) y su sindicato UGT.
Las fuerzas de oposición a la república incluían a los partidos de derecha. Ante las reformas
de Azaña la derecha se reorganizó. A finales de 1932 se creó la CEDA (Confederación
Española de Derechas Autónomas), dirigida por José María Gil Robles y el Partido Agrario
Español en 1934. También partidos monárquicos como los alfonsinos que fundaron
Renovación Española, liderados por Calvo Sotelo, los carlistas que se agrupaban en la
Comunión Tradicionalista y por otro lado grupúsculos de corte nacionalsocialista y fascista
que crearon en 1931 las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), unidas más
adelante a Falange Española, dirigidos por José Antonio Primo de Rivera, Algunos sectores
del ejército como el del general Sanjurjo protagonizaron un golpe de Estado (la sanjurjada)
con la pretensión de forzar el viraje de la República a la derecha (agosto 1932), pero
fracasó estrepitosamente. La Iglesia Católica también se colocó frente a la república por su
política laica.
Tras las elecciones se elige a Alcalá Zamora como presidente de la República y a Azaña
como jefe de gobierno. Empieza entonces el Bienio Reformista (1932-1933). El nuevo
gobierno desarrolló una serie de reformas para modernizar el país. Con el plan de obras
públicas se construyen infraestructuras, como obras hidráulicas, para mejorar la economía y
mitigar el paro. En el plano educativo y cultural, tuvo particular relevancia la Institución Libre
de Enseñanza, que proponía una educación laica y prohibían la enseñanza religiosa.
Además, las Misiones Pedagógicas eran una iniciativa del gobierno para alfabetizar España
y llevar la cultura a las zonas rurales, con las que colaboró el Teatro “La Barraca” de Lorca.
Las reformas laborales fueron promovidas por Largo Caballero, que llevó a cabo la Ley de
Contratos laborales y la Ley de Jurados mixtos. En la reforma autonómica, las elecciones
catalanas dieron la victoria a Esquerra Republicana, y Macià fue sustituído por Companys.
Por último, el mayor objetivo de la reforma agraria era la redistribución de las tierras, con la
Ley de Reforma Agraria de 1932. El IRA era el encargado de la expropiación y reparto de
las propiedades. El fracaso del Golpe de Estado dirigido por el general Sanjurjo radicalizó la
situación, autorizando la expropiación forzosa y sin indemnización de las tierras de los
“Grandes” de España. La lentitud de la puesta en marcha de la Reforma Agraria por la
obstaculización de los latifundistas, las trabas burocráticas y la falta de financiación llevaron
a los desesperados jornaleros a la toma de fincas como en Castilblanco, Arnedo y Casas
Viejas. La represión sufrida por el levantamiento de Casas Viejas fue el detonante que
terminó con el desgastado gobierno de Azaña.
Alcalá Zamora convocó elecciones para noviembre de 1933 en las que ganaron la CEDA y
el Partido Radical de Lerroux, como consecuencia de la desmovilización de la izquierda por
la abstención de los anarquistas, por la unidad de la derecha en la CEDA y por la tendencia
conservadora de las mujeres en las primeras elecciones en las que tuvieron derecho al
voto. Comienza así el Bienio Radical-Cedista.
8.2. El gobierno radical cedista (1933-1935). La Revolución de Asturias. El Frente
Popular, las elecciones de 1936 y el nuevo gobierno.
Las elecciones de 1933, después de la represión en Casas Viejas y el desgaste del
gobierno de Azaña, dieron la victoria a la CEDA dirigida por Gil Robles y al Partido Radical
liderado por Lerroux. Esta victoria se debió a la desmovilización de la izquierda por la
abstención de los anarquistas, por la unidad de la derecha en la CEDA y por la tendencia
conservadora de las mujeres en las primeras elecciones en las que tuvieron derecho al
voto. Esta segunda fase de la República, llamada el Bienio Radical-Cedista, desmontó las
principales reformas que fueron llevadas a cabo por Azaña. Entre ellas, se detuvo la
reforma agraria, se suspendió las reformas laborales de Largo Caballero, se autorizó la
enseñanza en las órdenes religiosas y se paralizó el desarrollo económico junto al bloqueo
del Estatuto Vasco. Se intentó llevar a cabo una reforma constitucional. Además, se
concedió una amnistía a los sublevados en la Sanjurjada de 1932.
En 1933, surgieron nuevas organizaciones ultraderechistas como la Falange Española,
fundada por José Antonio Primo de Rivera, que se basaba en la “dialéctica de los puños y
las pistolas”. En 1934, Gil Robles exigió la entrada de ministros en el gobierno de Lerroux,
que hasta entonces era monocolor, a lo que Lerroux accedió en octubre. La entrada de
miembros de la CEDA en el gobierno fue el detonante de una huelga general revolucionaria
en octubre de 1934, que fracasó casi en toda España porque la UGT había convocado una
anterior en junio y los jornaleros estaban desgastados. En Cataluña, Companys proclamó el
Estado Catalán dentro de la República Federal Española. La revolución triunfó solamente
en Asturias y fue duramente reprimida a manos de generales como Franco, que acabó con
40.000 presos, entre ellos Largo Caballero y Azaña.
La dura represión de octubre unió a las fuerzas de izquierda en torno a un programa común
que exigía la amnistía de todos los detenidos y el retorno de las reformas del primer bienio,
posibilitando la formación del Frente Popular. Portela Valladares, jefe de gobierno, recibió el
encargo de convocar elecciones para febrero de 1936, a las que se presentaron dos
grandes candidaturas: el Frente Nacional presidido por Gil Robles y el Frente Popular; y a
las que hasta los anarquistas fueron a votar para conseguir la amnistía.
El Frente Popular se convirtió en la fuerza ganadora, y se formó un nuevo gobierno de
coalición, formado exclusivamente por republicanos. Manuel Azaña fue nombrado
presidente de la República y Casares Quiroga presidente de gobierno, con diputados donde
destaca Dolores Ibárruri. Se llevaron a cabo distintas reformas como la amnistía para los
presos políticos, se obligó a las empresas a readmitir a los obreros despedidos, se procedió
a expropiar grandes fincas escasamente cultivadas, se restableció la autonomía de
Cataluña y se impulsó la del País Vasco y Galicia.
Desde el triunfo del Frente Popular, los poderes fácticos prepararon la coyuntura propicia
para un golpe de Estado. El asesinato del Teniente Castillo, y posteriormente el atentado de
Calvo Sotelo, fueron el detonante para este golpe militar. A principios de julio, cuando esta
conspiración militar estaba a punto de llevarse a cabo, se produjo el atentado de Calvo
Sotelo, en respuesta al asesinato del Teniente Castillo, les sirvió de excusa para sublevarse
y dio comienzo a la Guerra Civil Española que duraría tres años.

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