Jurisprudencia PGN
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Así, el artículo 252 de la Ley Fundamental, segundo párrafo, determina que el Procurador General de
la Nación ejerce la representación del Estado y es el Jefe de la Procuraduría General de la Nación, por lo
que, siendo tal funcionario específico a quién se asigna la función pública de representar al Estado, es el
único que puede decidir su delegación parcial y sus condiciones...” Gaceta No. 59, expediente No. 933-
00, página No. 24, sentencia: 24-01-01.
“el Procurador General de la Nación es el Jefe de un órgano público, con funciones de asesoría,
consultoría y representación exclusivamente del Estado y no de entidades privadas, por lo que al
asignarle esta última atribución, se variaría la función diseñada por la Constitución...” Gaceta No. 59,
expediente No. 933-00, página No. 25, sentencia: 24-01-01.
Expediente 1086-2010:
Este Tribunal al analizar la sentencia apelada, considera que la misma no se ajusta a derecho toda vez
que, la Corte Suprema de Justicia, Cámara de Amparo y Antejuicio, por un lado, realiza una incorrecta
interpretación de las normas aplicables al caso y, por el otro, hace referencia a un fallo que emitió con
anterioridad sobre un asunto de similar naturaleza; sin embargo, por recurso de apelación interpuesto
contra el mismo, esta Corte discrepó del criterio y lo revocó en sentencia del tres de noviembre de dos mil
nueve, dictada dentro de los expedientes acumulados dos mil trescientos noventa y dos mil seiscientos
ocho – dos mil nueve (Exp. 2392 y 2608-2009). En ese contexto, en la sentencia referida se consideró lo
siguiente: “…Como cuestión preliminar cabe destacar que, hasta antes de las reformas introducidas a la
Constitución Política de la República de Guatemala, en mil novecientos noventa y tres, el Ministerio
Público y la Procuraduría General de la Nación formaban una sola institución. Posteriormente, después
de la reforma, se dispuso la separación de ambas entidades. Al primero se le asignó la función de
fiscalía; a la segunda, las funciones de consultoría y asesoría del Estado. El artículo 252 de la
Constitución Política de la República de Guatemala establece que la Procuraduría General de la Nación
tiene a su cargo la función de asesoría y consultoría de los órganos y entidades estatales; además,
dispone que es el Procurador General de la Nación quien ejerce la “representación del Estado” y es el
jefe del referido órgano. Actualmente la normativa de esa institución se encuentra contenida en la Ley
Orgánica del Ministerio Público, Decreto número 512 del Congreso de la República. Este cuerpo legal, en
su artículo 6º, prevé el funcionamiento de la Procuraduría General de la Nación, con dos secciones: a) la
Sección de Procuraduría; y b) la Sección de Consultoría. La primera Sección es auxiliar de la
Administración Pública y tiene a su cargo las siguientes funciones: 1) ejercer la personería de la Nación.
Para este efecto comprende las siguientes atribuciones: 1.1) representar y sostener los derechos de la
Nación en todos los juicios en que fuere parte, de acuerdo con las instrucciones del Ejecutivo, y promover
la oportuna ejecución de la sentencia que en tales procesos se dicte; 1.2) intervenir, si así lo dispusiere el
Ejecutivo y conforme a las instrucciones de éste, en los negocios en que estuviere interesada la Nación,
formalizar los actos y suscribir contratos que sean necesarios a tal fin; y 1.3) cumplir los deberes que con
relación a esta materia, señalen otras leyes al Ministerio Público o al Procurador General de la Nación; 2)
representar provisionalmente a los ausentes, menores e incapaces, mientras éstos no tengan personero
legítimo conforme al Código Civil y demás leyes; 3) asesorar jurídicamente a la Administración Pública en
todos los actos en que aquélla consulte; 4) intervenir en todos los demás negocios que las leyes
determinen. La segunda Sección, la de Consultoría, es la encargada de asesorar a los Ministerios de
Estado y dependencias del Organismo Ejecutivo en todos aquellos asuntos en que, sin tener intervención
obligatoria, se le mande oír. Los dictámenes contendrán la opinión de la Procuraduría General de la
Nación, sin ningún pedimento, según lo establece el artículo 34 de la citada Ley Orgánica. Los
dictámenes de la Procuraduría General de la Nación, en su función consultora y asesora, tienen como
características relevantes las siguientes: 1) no son de carácter vinculante, por lo que el órgano que
consultó puede dictar su resolución concorde al contenido del dictamen, o bien en distinto sentido; 2)
deben ser razonados y fundamentados en ley; y 3) no pueden contener peticiones, únicamente opiniones
jurídicas. Esta última circunstancia atiende al hecho de que la Procuraduría General de la Nación, al
ejercer su función asesora, no defiende intereses determinados, si no más bien aconseja sobre
determinados temas.
Expediente 1058-2009:
Como cuestión preliminar cabe destacar que, hasta antes de las reformas introducidas al magno texto en
mil novecientos noventa y tres, el Ministerio Público y la Procuraduría General de la Nación formaban una
sola institución. Posteriormente, ya después de la reforma, se dispuso la separación de ambas entidades.
Al primero se le asignó la función de fiscalía y, a la segunda, las funciones de consultoría y asesoría del
Estado. El artículo 252 de la Constitución Política de la República de Guatemala, establece que la
Procuraduría General de la Nación tiene a su cargo la función de asesoría y consultoría de los órganos y
entidades estatales; además, dispone que es el Procurador General de la Nación quien ejerce la
“representación del Estado” y es el jefe del referido órgano. Actualmente la normativa de esa institución
se encuentra contenida en la Ley Orgánica del Ministerio Público, Decreto número 512 del Congreso de
la República. Este cuerpo legal en su artículo 6º., prevé el funcionamiento de la Procuraduría General de
la Nación, con dos secciones: a) la sección de procuraduría; y b) la sección de consultoría. La primera
sección, la de Procuraduría es un auxiliar de la Administración Pública y tiene a su cargo las siguientes
funciones: a) ejercer la personería de la Nación. Para este efecto comprende las siguientes atribuciones:
a.1)representar y sostener los derechos de la Nación en todos los juicios en que fuere parte, de acuerdo
con las instrucciones del Ejecutivo, y promover la oportuna ejecución de la sentencia que en tales
procesos se dicte; a.2) intervenir, si así lo dispusiere el Ejecutivo y conforme a las instrucciones de éste,
en los negocios en que estuviere interesada la Nación, formalizar los actos y suscribir contratos que sean
necesarios a tal fin; y a.3) cumplir los deberes que con relación a esta materia, señalen otras leyes al
Ministerio Público o al Procurador General de la Nación; b) representar provisionalmente a los ausentes,
menores e incapaces, mientras éstos no tengan personero legítimo conforme al Código Civil y demás
leyes; c) asesorar jurídicamente a la Administración Pública en todos los actos en que aquélla consulte;
d) intervenir en todos los demás negocios que las leyes determinen. La segunda sección, la de
Consultoría, es la encargada de asesorar a los Ministerios de Estado y dependencias del Organismo
Ejecutivo en todos aquellos asuntos en que, sin tener intervención obligatoria, se le mande oír. Los
dictámenes contendrán la opinión de la Procuraduría General de la Nación, sin ningún pedimento; según
lo establece el artículo 34 de la citada Ley Orgánica. Los dictámenes de la Procuraduría General de la
Nación, en su función consultora y asesora, tienen como características relevantes las siguientes: a) no
son de carácter vinculante, por lo tanto el órgano que consultó puede dictar su resolución concorde al
contenido del dictamen, o bien en distinto sentido; b) deben ser razonados y fundamentados en ley; y c)
no pueden contener peticiones, únicamente opiniones jurídicas. Esta última circunstancia atiende al
hecho de que la Procuraduría General de la Nación, al ejercer su función asesora, no defiende intereses
determinados si no más bien, aconseja sobre determinados temas. Para el caso que se analiza, procede
citar el artículo 12, inciso c), de la Ley de lo Contencioso Administrativo, que establece que,
encontrándose los antecedentes en el órgano que deba conocer de los recursos de revocatoria o
reposición se correrán las siguientes audiencias: “ a) A todas las personas que hayan manifestado su
interés en el expediente administrativo y hayan señalado lugar para ser notificadas. b) Al órgano asesor,
técnico o legal que corresponda, según la naturaleza del expediente (…). c) A la Procuraduría General de
la Nación”. Por su parte el artículo 159 del Código Tributario, preceptúa que el Ministerio de Finanzas
Públicas, al recibir las actuaciones que motivaron el recurso de revocatoria o después de la presentación
del recurso de reposición “recabará dictamen de la Unidad de Dictámenes en Recursos Administrativos
de la Dirección Superior del Ministerio o de la dependencia a la que éste acuerde asignar las
correspondientes atribuciones técnicas, si lo estima necesario. Este dictamen deberá rendirse dentro del
plazo de quince (15) días hábiles. Con dicho dictamen o sin él, en todos los casos se dará audiencia a la
Procuraduría General de la Nación, por quince (15) días hábiles”. Analizados los preceptos anteriores, en
concordancia con lo preceptuado por el artículo 6º., de la Ley Orgánica citada, cabe concluir que la
participación que se confiere a la Procuraduría General de la Nación, es en calidad de mero ente asesor,
no podría ser de otra manera dado que, conforme el principio de legalidad –según el cual los funcionarios
públicos sólo pueden hacer lo que la ley les permite- quienes participan por parte de la Procuraduría, en
cualquier procedimiento, sólo pueden ejercer funciones de representación, y de asesoría, no pueden,
desde ningún punto de vista, desempeñar el papel de parte interesada en el asunto, esta última
aseveración provoca que no se necesite la notificación a esa institución para que las resoluciones
administrativas causen estado, ello porque la citada Procuraduría, al no defender interés alguno no podría
impugnar la resolución administrativa. En otros términos, la resolución causa estado cuando, habiendo
sido notificada a las partes, éstas no recurren la resolución de manera alguna o, cuando habiéndola
impugnado, el recurso ha quedado resuelto.