Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Tema 3 - Diseño Divino Matrimonio

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 3

SERIE:

Mujer Verdadera
GP2024-Tema 3

VISIÓN DIVINA DEL MATRIMONIO


“Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era
bueno en gran manera”. Gén. 1:31

Cada Matrimonio es único y particular y por lo tanto, Dios, el Dios de la diversidad, en Su misericordia,
gracia y sabiduría se manifiesta de forma única y particular en cada pareja que Él unió.
Hoy aprenderemos que el matrimonio es un reflejo de la Trinidad:
I. DIOS PADRE COMO MODELO DE ESPOSO
Luego de que Dios presentara a Adán y Eva, los primeros esposos, e hicieran un recuento de Su
creación, nos deja por escrito lo siguiente: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era
bueno en gran manera”. Gén. 1:31
Tener un esposo es algo bueno y en Oseas 2:19-20 Dios se presenta como Esposo de su pueblo,
porque se compromete con nosotros y nos hace suyos para siempre ¿no crees que si Dios se
nos presenta como Esposo es algo que va más allá de ser “bueno en gran manera“? Él nos
dejó esta imagen de Sí mismo con un propósito de que entendamos de que si nuestra relación
con Él crece ésta será más profunda y eso nos hará florecer y experimentar todo cuanto
nuestro corazón de mujer necesita.
Colocarnos cada día bajo la “sombra de nuestro Amado” tanto en oración, como en estudio y
meditación de la Palabra nos traerá todo el conocimiento de Su persona, para que la imitemos, y a
la vez, la sabiduría para guiar cada área de nuestras vidas, en este caso, nuestro matrimonio. De
nuestro amor y pasión por Él fluirá nuestro amor y pasión por nuestros esposos.
Porque Dios nos amó primero, y es también el parámetro de amor, podremos amar a ese prójimo
que vive con nosotras desde que nos levantamos hasta que nos acostemos.
Como le amaremos con amor divino, pasaremos por alto las ofensas, esas cosas que nos
decepcionan, no tendremos expectativas irreales, y buscaremmos de todo corazón amar según
nos enseña 1 Corintios 13:4-8. Este pasaje describe la escencia del amor puro y sin egoísmo.
Amar de esa manera es contrario a nuestra naturaleza pecadora.
Dios honra el matrimonio. Él espera que seamos colmadas de alegría, que podamos expresar el
amor íntimo (lo cual es muy importante para nuestros esposos), que tengamos hijos y que se
prevenga la inmoralidad. Pero lo más relevante del matrimonio es que por medio de este,
damos a conocer al mundo el amor de Dios por Su pueblo. Este incomparable amor es una
amor que lo llevó a dar a Su Hijo como el Novio abnegado que vino a morir por Su Iglesia (el
pueblo de Dios) y con la cual se desposará eternamente en aquel día de las Bodas del Cordero.
Si perdemos de vista esta visión divina y el privilegio que viene con ella, perderemos de vista el
motivo fundamental del matrimonio, entonces toda esta relación nos parecerá monótona,
mecánica y rutinaria. Pero la relación de Dios con nosotras no es así. Es una relación fluyente,
renovada y enriquecedora.
Nuestro matrimonio es el lugar que Dios nos asignó como mujeres casadas, y con esto
contribuimos a un fin mucho más elevado que casarnos y ser felices: mostrar algo de Su
carácter. Sus atributos y Su obrar.
Cuando lleguemos a entender que Dios debe ser la fuente primaria de mi satisfacción y penitud,
eso te librará de buscar que sea tu esposo quien llene mi vida y esto, evitará colocar a tu esposo
en el lugar que solo le corresponde a Dios.
II. JESÚS COMO EJEMPLO DE SUMISIÓN
Debido a que todavía estamos sujetas a la ley del pecado, aunque no vivimos un estilo de vida
pecaminosa, nuestro yo, se resistirá a la voluntad de Dios. Esto nos causa dolor y frustración.
Sin embargo, cuando aceptamos la invitación de Jesús que dice: Tomad mi yugo sobre
vosotros, y aprende de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para
vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera (Mateo 11:29-30), es cuando nos
paramos sobre el fundamento más seguro y efectivo.
Edificar sobre el hermoso carácter de Jesús nos traerá bendición, paz y verdadera felicidad,
porque Él es también el Príncipe de Paz.
Cristo dijo: “Porque ni aún el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y para
dar su vida en rescate por muchos“. Marcos 10:45 Con esto nos enseña que nuestra
verdadera grandeza está en servir a otros, y no hay mejor oportunidad para trabajar en esta
área en nuestro propio matrimonio. Si queremos que nuestro matrimonio funcione debemos
seguir las instrucciones que nuestro Señor nos dio en Su Palabra, por ello, cuando entendemos
que la sumisión es un acto de adoración a Dios, esto nos ayudará a ser más intencionales en
procurar obedecer al Señor en todo.
Asimismo, encontramos en otro pasaje que debemos hacer el bien Proverbios 31:12 Ella traerá
bien y no mal todos los días de su vida. ¿A quién ella le trae bien? a su marido.

III. EL ESPÍRITU SANTO NOS CAPACITA PARA CUMPLIR NUESTRO ROL ADECUADAMENTE
En el Antiguo Testamento vemos que el Espíritu capacita a personas ordinarias para hacer tareas
extraordinarias: profetas, jueces, reyes, etc. Es ese mismo Espíritu está a nuestra disposición para
aquellas labores y tareas que Dios nos encomendó en nuestros matrimonios, las cuales a veces
nos parecen demasiadas grandes para sobrellevarlas. Diariamente debemos pedirle Su ayuda
para enfrentar los retos desafíos y pruebas y tormentas que se nos presentan.
Saber que no estamos solas y que Él se describe asímismo como: Guía, Consolador, Consejero,
Maestro, Abogado, Defensor, Intercesor, Ayudador, quien mora en nosotras es algo que sin
duda alguna puede obrar grandes transformaciones en nosotras de modo que, como mujeres
sabias, edifiquemos nuestros matrimonios y hogares.
Siendo receptoras de tantas bendiciones estaremos capacitadas por el Espíritu para: Fortalecer y
animar a nuestro esposo- Hechos 9.31. Aconsejarlo- Juan 14.16. Orar e interceder por él-
Romanos 8.26. Mantener la unidad- Efesios 4.3. Dar gozo y paz- Romanos 14.17. Consolar,
sanar- Isaías 61.1-3. Dar alegría- Isaías 61.1-3. Restaurar, ministrar- Isaías 61:4,6
Para estas cosas, ¿quién será suficiente? ¡Nadie! Pero contamos con la promesa de Dios que nos
dice: “...el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo
Jesús. Fil.1:6. Así que: ¡Ánimo!

PREGUNTA:
Acabamos de ver a Dios Padre como modelo de esposo, Dios Hijo (Jesús) como modelo de
sumisión y al Dios Espíritu Santo como el que nos capacita, ¿De qué manera te impacto esto?

Ahora veamos lo siguiente:


IV. LA MUJER ES UNA BENDICIÓN PARA SU MARIDO
1. UNA VID QUE LLEVA FRUTOS:
En Salmos 128 vemos que una de las bendiciones de un hombre temoroso del Señor era tener
una esposa que será como fecunda vid en el interior de tu casa (v. 3) Una vid en Israel
representaba paz y bienestar. Era una de las posesiones más preciadas. También significaba
abundancia.
Nosotras fuimos creadas para dar a nuestros esposos todas las bendicones que están a nuestro
alcance. Debemos ser causa de bienaventuranza, dicha y gracia para ellos. Podremos producir
estos frutos solo si nos mantemos unidas a la Vid verdadera que es Jesucristo. Juan 15.5:
“Yo soy la vid vosotros los sarmientos, el que permanece en mí y yo en él, ese da mucho
fruto, porque separados de mí nada podeís hacer“.
2. UNA CORONA:
Proberbios 12:4 declara: “La mujer virtuosa es corona de su marido, mas la que lo
averguenza es como podredumbre en sus huesos“.
Una corona es símbolo de realeza, hermosura, respeto, dignidad, durabilidad, grandeza y
maestad. Una corona es lo que distingue a un rey. Por otro lado, la palabra “virtuosa” hace
referencia a un ejército, riquezas, valentía, fuerza, virtud.
Cuando, con la ayuda de Dios, coronamos a nuestros maridos con respeto y dignidad, y
ponemos a su disposición nuestra fuerza, capacidad, habilidad, entereza, valentía y carácter
moral, estamos afirmando y realzando su masculinidad y, por lo tanto, los estamos ayudando a
que sean los hombres que Dios quiere que sean.
Lo contrario a ser corona es ser “carcoma de sus huesos”. ¿Qué hace la carcoma? Daña,
roe, destruye. ¿Cómo somos carcoma? Cuando abatimos, debilitamos, avergonzamos,
fastidiamos, batallamos, reñimos, creamos conflictos, somos indomables, inestables y les
hacemos la vida difíci a nuestros esposos. Es lo contrario a tener “un espíritu afable y
apacible” (1Ped. 3:4).
3. UN BIEN; BENEVOLENCIA:
Proverbios 18:22 “El que halla esposa halla el bien y alcanza el favor del Señor“. La
definición de “bien” en hebreo incluye variados significados: benévolo, bondadoso, cualquier
cosa correcta, agradable, placer, properidad... suavidad, tesoro. También significa éxito,
favor, feliz, hermosura, abundancia, dicha, va más allá de lo que conocemos como
simplemente “bueno”.
¿Captas la idea? Así como Dios da buenos pastos y nos provee lugar donde podamos descansar
y refrescarnos con seguridad, así como Él procura todo lo bueno para nosotras que somos Sus
hijas, debemos procurar todo lo que traerá bien, descanso y frescura a nuestros maridos.
Ese bien ha de abarcar todo lo que él es: su alma y corazón, su cuerpo, su mente, sus
emociones, sus necesidades sexuales. Con el bien que le prodigamos, ellos estarán plenos y,
la palabra “benevolencia”, encierra sigificados similares: deleites, favor, gozo, gracia,
agradable, contentamiento, afecto. Debemos anhelar manifetar todas estas características y
actitudes a nuestros esposos.
4. UN DELEITE PARA SUS OJOS:
La palabra “deleite” significa: delicioso, de ella se deriva la palabra deleite, que hace referencia a
un objeto de amor o deseo; algo precioso, codiciable, deseable. Según el Diccionario Pequeño
Larousse, “deleite”, es placer del ánimo o de los sentidos. También encierra la idea de alegrar
y complacer.
Esta palabra nos enseña que el Dios que nos creó no solo es un Dios deleitoso, sino que se
complace en darnos placer. Lo que vemos en la creación va más allá de los sentidos y nos lleva al
deleite del alma.
Uno de esos dones es el sexo. Proverbios 5:18-19 manifiesta: “Sea bendita tu fuente, y
regocíjate con la mujer de tu juventud, amante cierva y graciosa gacela; que sus senos te
satisfagan en todo tiempo, su amor te embriague para siempre“. Nuestro maravilloso Dios, en
quien hay deleites para siempre (Sal. 16:11), ¡desea que nos deleitemos con nuestros
esposos!
Reconociendo todo esto, pide al Señor que te hagas sensible a esa necesidad de “deleite
sexual”, que tiene tu esposo. Es muy pero muy importante para ellos (Dios los hizo así). Quizás
muchas de nosotras no tengamos tan imperiosa necesidad, y a veces somos poco sensibles sin
darnos cuenta de que con esto hacemos que les sea más difícil lidiar con la tentación.
5. UNA TEJEDORA
Las personas que tejen por lo regular hacen preciosas obras de arte. El tiempo de confección varía
según la complejidad del diseño. Así sucede con el matrimonio. Es una obra de arte que toma
tiempo elaborar. Muchas veces el hilvanado será fácil: otras veces se harán enredos y puntadas
incorrectas, y habrá que descoser todo para empezar de nuevo. Cada una de nosotras como
esposas estamos tejiendo la obra de arte que Dios nos otorgó.
Nosotras, cuales tejedoras hábiles, cada día estamos “bordando”, “tejiendo” nuestros
matrimonios cuando ponemos en práctica todo lo que hemos mostrado en este capítulo.
Podemos fomentar las relaciones, marcar el tono del hogar, hacer la paz en medio de los
conflictos, dar goce, alegría y deleite, de modo tal que nuestros esposos anhelen llegar a casa
porque allí encontrarán “la puerta del cielo”.
Por eso es importante que seamos mujeres de constente oración, pues “Si el Señor no edifica
la casa, en vano trabajan los que la edifican“. SAl. 127:1. Edificamos cuando oramos.

CONCLUSIÓN
Cada una de nosotras tenemos temperamentos y reacciones particulares, esto, por situaciones de
nuestra niñez o malas expriencias. Por ello, debo evaluar la forma CÓMO digo las cosas, el
TONO con que lo comunico y el MOMENTO OPORTUNO para exponerlas. Aprendamos a ser
oidoras y prudentes al hablar y más si estamos delante de otros. Debemos anhelar avanzar
pidiendo al Señor que yo “mengue”, de modo que Cristo pueda “crecer” más en mí.
Las batallas se ganan de rodillas. Cada vez que hagamos las cosas a la manera de Dios en
oración, seremos bendecida y bendeciremos.
Hemos visto que un matrimonio es algo más elevado que ser felices o sentirnos realizadas.
Encierra darle gloria a un Dios hermoso, santo y perfecto.

PREGUNTA
El matrimonio va más allá de sentirte feliz o realizada. ¿Comprendiste lo que esto implica?

También podría gustarte