Libro Medias Dulces
Libro Medias Dulces
Libro Medias Dulces
Dulces.
MEDIAS DULCES
Hubo una vez una abuela que tenía una nieta brincona,
come galletas y juguetona llamada Julia.
Julia quería mucho a su abuela canosa, desdentada y
gran narradora de cuentos.
Una tarde, Julia brincaba y la abuela la regañaba.
Julia corría y
Ivar da Coll – Medias
Dulces.
la abuela la regañaba
nuevamente, hasta que,
cansada de regañarla
tanto, le propuso:
- Ven, siéntate a mi
lado, que quiero
contarte un cuento.
- ¿Medias? -pensó la
Befana–Yo no uso medias. En
la vida me he puesto unas, y eso
no es lo peor… no tengo ni un
par.
Pero si una bruja puede volar Hizo un intento y no resultó,
en escoba y hizo otro y tampoco.
convertir a un Intentó por
príncipe tercera vez,
en sapo, pero como las
¿por qué no dos primeras
va a poder veces, falló.
con
hechizos
conseguir unas medias?
La Befana fue a
su caldero buscó en
su libro de
fórmulas y comenzó
a trabajar.
Ivar da Coll – Medias
Dulces.
Entrégamelas, caldero,
y voy contando hasta tres,
un par de medias yo quiero
que calcen mis fríos pies.
abuela? ¿Qué
pasó con esa niñita
tan aburrida?
corriendo a la calle.
para su edad era demasiado estudiosa. Realmente no corría,
Sentada, escribía en sus cuadernos sumas y brincaba por entre los
restas de matemáticas, frases muy bonitas, y todo lo charcos. Su falda, sus
iba adornando con dibujos multicolores. De pronto zapatos y sus crespos
sintió algo más feo que tener una piedra en el se hacían más
zapato o que aguantar las ganas de ir al baño; sintió pesados por el barro
aburrimiento. Sí, Ana estaba aburrida. que poco a poco los iba
salpicando.
–Todo lo hago bien; siempre soy juiciosa y soy
la primera de la clase –pensó-. Sí, tanto juicio me Los cuadernos de matemáticas
tiene harta. y lenguaje se convirtieron en
barquitos y aviones de papel
que recorrieron los mares hechos
por la lluvia sobre las calles.
Entonces repentinamente,
metió sus cuadernos entre la
maleta y salió
Ivar da Coll – Medias
para completar terminaríaDulces.
diciendo:
medias de puntos, medias de rayas, de flores, de Estaba tan feliz que, a pesar de haber obtenido el
gatos, brillantes, con corazones… en fin, medias, tercer puesto en el concurso de medias, se sentía muy
medias y más medias, pero ningunas fueron tan agradecida con Ana.
elogiadas como las de Befana.
Una vez asomó el sol y se hubo terminado la
–¡Por todos los sapos! ¡Qué medias, chica! fiesta, las brujas montaron en sus escobas camino a
Algunas sentían envidia y no podían ocultarla: sus casas.
Ivar da Coll – Medias
Me hiciste muy Dulces.
feliz.
La Befana debía devolver las medias y así lo hizo,
pero en agradecimiento las llenó de pastillas y así lo
hizo, pero en agradecimiento las llenó de pastillas de
chocolate con nueces, caramelos de mente y leche,
lápices de colores, cuadernos de dibujo, pinceles y
muñecos de madera.
Querida niña:
Espero que las cosas
con tu mamá hayan
salido bien. Te
devuelvo tus medias.
Ivar da Coll – Medias
Por último, quisiera comenzó a colgar medias en Dulces.
su ventana antes de ir a
pedirte un favor: dormir. La Befana usó un par de ésas.
¿podrías prestarme La amiga de Ana contó a un amigo, y éste a su
otro par esta noche? vez a otro, y a otro y a otro, y así hasta que cada vez
Gracias. que Befana tenía infinidad de pares de medias para
Befana escoger, pero como no alcanzaba a dejarles a todos
un regala cada noche, decidió escribir una carta con la
siguiente propuesta:
Niños:
–¡Claro que se las prestaré! –gritó Ana. Quiero agradecerles que piensen
A la Befana le había encantado usar las en mí y deseen prestarme sus
medias, se sentía más inspirada para realizar sus medias. Para recompensarlos
pócimas y conjuros nocturnos. por el favor que han hecho,
Llegada la madrugada, montaba en su escoba todos los días seis de enero
e iba a devolverlas. llenaré con dulces y regalos
Ana le contó lo sucedido a una amiga que un par de medias que cuelguen
Ivar da Coll – Medias
en la ventana de sus habitaciones. Dulces.
Los quiere,
Befana.
–¡Huyyy, abuela! ¡Qué cuento tan divertido! Sólo La abuela cerró la puerta y Julia se levantó
que quisiera saber: ¿la Befana siempre devuelve las sin hacer mucho ruido.
medias que le han prestado? Buscó en el armario el cajón de las medias y
–Pues… ¿te has dado cuenta de que a veces, escogió el par más bonito, las colgó de la ventana
en nuestras casas, buscamos desesperadamente un y volvió a meterse entre las cobijas.
par de medias que finalmente nunca aparece?
“Espero que el seis de enero llegue muy
–Sí –dice Julia. pronto”, pensó. Luego cerró los ojos y se fue
–Bueno, cuando eso suceda ya sabes quién las durmiendo poquito a poco.
tiene. Posiblemente se lo contarás a tu mamá y ella no
te creerá, pero ten la seguridad de que están calzando
los pies de la Befana, y que si no las devolvió fue porque
se quedó dormida y se le olvidó entregarlos, o bien
porque le gustaron tanto, tanto, que no quería
quitárselas.
Julia bostezó. Tenía hambre. Comió con la abuela y
cuando terminó volvió a bostezar… tenía sueño. La
abuela la llevó a su cuarto, le puso el pijama y la arropó
entre las cobijas de su cama.