LECTURA 2 TANIA... Fallo 2a. 015-2022-00905 TANIA MARGARITA COTUA FUENTES
LECTURA 2 TANIA... Fallo 2a. 015-2022-00905 TANIA MARGARITA COTUA FUENTES
LECTURA 2 TANIA... Fallo 2a. 015-2022-00905 TANIA MARGARITA COTUA FUENTES
Hechos:
Por lo anterior, presentó tutela y mediante fallo del juzgado veintiuno penal
del circuito con función de conocimiento del 29 de enero del 2020 revocó
el fallo de tutela proferido por el juzgado cuarenta y dos (42) penal
municipal con función de control de garantías de Medellín, del 10 de
diciembre del 2019, concedió la acción de tutela y ordenó el REINTEGRO
LABORAL TRANSITORIO la trabajadora, mientras se acudía a la jurisdicción
laboral.
Dijo el apoderado que lo anterior hace presumir sin duda alguna la mala
fe de parte de la demandada y su actitud discriminatoria, al aprovechar el
error en que incurrió la trabajadora para proceder a despedirla sin haberle
llevado en debida forma el debido proceso, vulnerando este derecho
Mediante auto del veinticinco (25) de octubre de dos mil veintidós (2022),
el juzgado de conocimiento admitió la acción de tutela, vinculó a la
empresa Euroetika Ltda., al Ministerio del Trabajo y dispone correr traslado
para que ejerzan su derecho de defensa.
Con relación al primer despido del cual fue ordenado su reintegro mediante
orden de tutela transitoria, manifestó que era cierto, además que la
accionante debía acudir a la jurisdicción ordinaria para resolver sus
pretensiones de manera definitiva, como efectivamente lo hizo en
demanda ordinaria radicada en el Juzgado Primero Laboral del Circuito de
Medellín, con el No. 2020-00213, pero advierte que no es cierto que la
tutelante tuviera derecho a laborar en la empresa hasta tanto el juez
laboral resolviera si el despido había sido injustificado o no, pues tenía el
deber de cumplir con sus funciones y obligaciones de manera correcta y
oportuna y en caso de incumplimiento o incurrir en faltas graves, se le
podía terminar su contrato con justa causa , como en efecto se hizo.
LA SENTENCIA APELADA
LA IMPUGNACIÓN
Advierte que los hechos que motivaron este segundo despido hacen
presumir la mala fe de parte de la empresa y su actitud discriminatoria, al
aprovechar el error en que incurrió la trabajadora para proceder a
despedirla sin haberle llevado en debida forma el debido proceso,
vulnerando este derecho fundamental de la trabajadora en tanto que en el
reglamento interno de trabajo no se regula expresamente como falta
grave el hecho de que el trabajador incurra por error en el cargue erróneo
de información al sistema.
Advierte que todo lo anterior hace presumir sin duda alguna la mala fe de
parte de la empresa y su actitud discriminatoria.
Competencia
Para tal fin, y para resolver el caso concreto, este despacho se referirá a:
La procedibilidad de la acción de tutela; la jurisprudencia constitucional
existente en relación con la procedencia de la acción de tutela para ordenar
el reintegro laboral en los casos de trabajadores discapacitados; la
estabilidad laboral reforzada de las personas con limitaciones físicas,
psíquicas o sensoriales; debido proceso laboral, despido y sanción
disciplinaria; los límites interpretativos de las causales de despido por justa
causa en los procesos laborales; y el alcance de la tutela transitoria.
Según el artículo 13 superior todas las personas son iguales ante la ley, y el Estado
debe garantizar las condiciones necesarias para que ese mandato sea real y efectivo.
De ahí que esta Corporación, haya interpretado que: “el principio de igualdad deja
de ser un concepto jurídico de aplicación formal, para convertirse en un criterio
dinámico, que debe interpretarse de conformidad con las circunstancias particulares
que rodean a cada persona, pretendiendo con ello el logro de una igualdad material
y no formal. ”
Bajo esta perspectiva la Constitución, en el artículo 53, consagra que uno de los
principios mínimos que debe orientar las relaciones laborales, es la estabilidad en
el empleo y la garantía de la seguridad social. Acorde con este mandato, el artículo
54 Superior, señala que es una obligación del “Estado y de los empleadores ofrecer
formación y habilitación profesional y técnica a quienes lo requieran. El Estado
debe propiciar la ubicación laboral de las personas en edad de trabajar y
garantizar a los minusválidos el derecho a un trabajo acorde con sus condiciones
de salud”.
Respecto de las acciones afirmativas, este Tribunal ha precisado que son aquellas que
tienen como propósito defender a ciertas personas o grupos para suprimir o aminorar
sus desigualdades a nivel social, cultural, económico o histórico que los afectan y
“…en ningún caso la limitación de una persona, podrá ser motivo para
obstaculizar una vinculación laboral, a menos que dicha limitación sea
claramente demostrada como incompatible e insuperable en el cargo que se va
a desempeñar. Así mismo, ninguna persona limitada podrá ser despedida o su
contrato terminado por razón de su limitación, salvo que medie autorización
de la oficina de Trabajo.
Así mismo, este Tribunal, en sede de control concreto, en Sentencia T-198 de 2006,
señaló que el artículo 26 de la Ley 361 de 1997 contiene una protección laboral
reforzada que se proyecta en dos ámbitos:
-Un ámbito positivo, que supone la prohibición de que las limitaciones físicas o
mentales de un trabajador se constituyan en la causa para su desvinculación laboral,
a menos que dicha limitación sea incompatible con el cargo que va a desempeñar.
-Y uno negativo, conforme al cual ninguna persona discapacitada podrá ser despedida
o su contrato terminado por razón de su limitación, salvo que exista autorización de
la Oficina de Trabajo. No obstante, quienes hayan sido desvinculados por este motivo,
tendrán derecho a una indemnización, sin perjuicio de las demás prestaciones a que
hubiere lugar, de acuerdo con lo establecido en las normas correspondientes.
Lo anterior, por cuanto según este Tribunal, el derecho a la reubicación laboral tiene
diversas implicaciones, según el ámbito en el que se aplique, razón por la cual es
necesario analizar, una serie de elementos, con el fin de establecer si dicha medida
excede la capacidad del empleador o impide el desarrollo de su actividad, pues en
estos casos, este derecho debe ceder ante el interés legítimo del empleador, debiendo,
en todo caso, informar al trabajador esa circunstancia y brindarle la posibilidad de
proponer soluciones razonables.
En efecto, el alcance del derecho a ser reubicado por condiciones de salud tiene
alcances diferentes dependiendo del ámbito en el cual opera el derecho. Para
tales efectos resultan determinantes al menos tres aspectos que se relacionan
entre sí: 1) el tipo de función que desempeña el trabajador, 2) la naturaleza
jurídica y 3) la capacidad del empleador. Si la reubicación desborda la
capacidad del empleador, o si impide o dificulta excesivamente el desarrollo de
su actividad o la prestación del servicio a su cargo, el derecho a ser reubicado
debe ceder ante el interés legítimo del empleador. Sin embargo, éste tiene la
obligación de poner tal hecho en conocimiento del trabajador, dándole además
la oportunidad de proponer soluciones razonables a la situación”.
Así mismo, este Tribunal ha señalado que en algunos eventos, la reubicación laboral
como consecuencia del estado de salud del trabajador, implica no solamente el simple
cambio de labores, sino también la proporcionalidad entre las funciones y los cargos
previamente desempeñados y los nuevos asignados, así como el deber del empleador
de otorgar la capacitación necesaria con el propósito de que las nuevas tareas puedan
ser desarrolladas adecuadamente.
Ahora bien, la Ley 361 de 1997, cuya finalidad es la integración social de las personas
con limitación, es aplicable a todos los trabajadores vinculados por contrato laboral
y funcionarios públicos. Una interpretación diferente resulta contraria a los
Cabe destacar, además, que el artículo 27, literal a, de la Ley 1346 de 2009 prohíbe
“la discriminación por motivos de discapacidad con respecto a todas las cuestiones
relativas a cualquier forma de empleo” (resaltado fuera del texto original).
Este derecho se perfecciona con “todos los principios y valores jurídicos de orden
constitucional con los cuales se da pleno respeto a los demás derechos para asegurar
un orden justo”; pero, además, “tiene un ámbito de aplicación que se extiende a toda
clase de actuaciones, juicios y procedimientos, que generen consecuencias para los
administrados, en virtud del cual se les debe garantizar a éstos la totalidad de
elementos inherentes a este derecho fundamental”.
Con las citadas garantías, el proceso o juicio, entendido desde su acepción más
específica hasta la más genérica, pretende esclarecer la verdad material sobre una
conducta o un hecho, con el fin de que se determine la consecuencia jurídica que
corresponda a la controversia; ya sea que se trate de la “creación, modificación o
extinción de un derecho o a la imposición de una sanción”.
Para lo que interesa a la presente causa, resulta de vital importancia señalar que el
despido de los trabajadores privados no se erige como una sanción disciplinaria, pues,
el objetivo de esta es disciplinar y corregir, lo que no se logra cuando se opta por
despedir. Así, aun cuando el despido podría ser tomado como la última opción, no por
ello adopta el carácter de disciplinario. Tal ha sido la interpretación que frente al
tema le ha dado la jurisprudencia laboral.
En efecto la terminación unilateral del contrato es la facultad que tienen las partes
que suscriben el contrato laboral para deshacerlo. En caso de que el empleador decida
finalizar tal vínculo sin justa causa está reconociendo que su determinación conlleva
el pago de una indemnización, pero, si invoca una justa causa, le compete
“manifestarle al trabajador los hechos por los cuales se va a dar por terminado el
contrato, sin que le sea posible al empleador alegar hechos diferentes en un eventual
proceso judicial posterior”.
Ahora bien, el hecho de que se informen los motivos por los cuales se termina
unilateralmente el contrato de trabajo, ello no constituye un estricto cumplimiento de
lo dispuesto en el artículo 29 Superior, el cual hace referencia a su aplicación en las
actuaciones administrativas y judiciales. Además, porque el despido de trabajadores
privados, como ya se anotó, no tiene naturaleza disciplinaria, ni constituye una
sanción. Así mismo, el Código Sustantivo de Trabajo no indica que frente a tal
determinación se deba iniciar una investigación de la falta disciplinable, solo plantea
la configuración de algunas de las causales que allí se señalan.
Bajo esta perspectiva, si existe controversia frente a los motivos y las razones que
generaron el despido, por regla general, se deberá acudir a la jurisdicción laboral
que es la competente para dilucidar estos conflictos.
Los límites interpretativos de las causales de despido por justa causa en los procesos
laborales
El artículo 62 del Código Sustantivo de Trabajo señala las causales para que el
empleador pueda despedir a un empleado por justa causa, sin que se genere el pago
de indemnizaciones laborales.
“Las causales de despido por justa causa deben ser interpretadas conforme a las
garantías del debido proceso. Esto implica que, antes de tomar cualquier
decisión, se debe oír en descargos al empleado y éste debe contar con todas las
garantías para expresar su inconformidad con el proceso de desvinculación.
Igualmente, en los casos donde esté involucrada una persona que goce de
estabilidad laboral reforzada, opera una presunción de despido sin justa causa,
que obliga al empleador a ser más riguroso con las pruebas que acrediten la
conducta reprochada. Igualmente, aunque por regla general la competencia
para conocer de las disputas que se deriven de un despido de este tipo
corresponde a los jueces laborales, la tutela opera como mecanismo preferente
en casos de indefensión y cuando existe un perjuicio irremediable a los derechos
fundamentales del trabajador”. (negrillas fuera del texto)
LO PROBADO
1
Decreto 2591 de 1991, art.8. “La tutela como mecanismo transitorio. Aun cuando el afectado disponga de
otro medio de defensa judicial, la acción de tutela procederá cuando se utilice como mecanismo transitorio para
evitar un perjuicio irremediable.
En el caso del inciso anterior, el juez señalará expresamente en la sentencia que su orden permanecerá vigente
sólo durante el término que la autoridad judicial competente utilice para decidir de fondo sobre la acción
instaurada por el afectado.
En todo caso el afectado deberá ejercer dicha acción en un término máximo de cuatro (4) meses a partir del
fallo de tutela.
Si no la instaura, cesarán los efectos de éste”.
Ahora, es cierto que aun así, durante tal término y en desarrollo del
contrato de trabajo, el actor debe cumplir debidamente sus funciones y
eventualmente puede cometer faltas disciplinarias que, inclusive, puedan
llevar a la terminación del vínculo laboral; pero también es cierto, que
estando de por medio una persona con serios problemas de salud, como
la tutelante, quien padece cáncer de tiroides, ha de mediar la autorización
del Ministerio del Trabajo, su intervención, para definir si hay justa causa
o no para tal terminación, máxime en casos como este donde la cesación
del contrato laboral se ha producido de manera sumamente breve-en un
día-.
Ahora bien, recuerda este despacho que actualmente cursa ante el Juzgado
Primero Laboral del Circuito de Medellín un proceso ordinario promovido
por la señora Tania Margarita Cotua Fuentes contra la compañía accionada
-bajo el radicado 2020-00213-, por lo cual, y dada la protección transitoria,
será allí donde se esclarezca, la viabilidad o no de la desvinculación laboral
por los hechos narrados en las tutelas anteriores.
FALLA
Se advierte que esta decisión solo estará vigente durante el término que
el juez laboral utilice para decidir de fondo el asunto.
NOTIFIQUESE