Noticia 9
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Datos generales:
Grupo:10M2
PROFESOR: Gerardo Licero Ortz
Equipo 11
Una terapia aparcada durante un siglo se convierte en
alternativa para la obesidad o la diabetes
Los fagos, virus que infectan a bacterias, pueden ser útiles para reparar los
desequilibrios en la microbiota detrás de la depresión o el colon irritable
Se duda si los virus son seres vivos, pero hay certeza sobre su protagonismo en la vida
terrestre. Estos entes diminutos, que hacen parecer descomunal a una bacteria
microscópica, parecen muy simples: un pedazo de material genético encapsulado en
proteína que secuestra las células de otros seres vivos para ponerlas al servicio de su
reproducción. Se calcula que los virus del mar aniquilan el 20% de los microbios del
océano cada día y que renuevan todo el fitoplancton del planeta en una semana. En ese
proceso de destrucción y renovación celular, según un artículo publicado en Science
Advances, se liberan en todos los océanos alrededor de 140 gigatoneladas de carbono al
año, casi cuatro veces más que la quema de combustibles fósiles.
Los fagos, que perdieron su batalla contra los antibióticos cuando las soluciones médicas
se pensaban para grandes grupos de población, tienen sentido en un mundo que busca
la medicina personalizada. El tratamiento con estos virus se debe diseñar para cada
individuo, cultivando bacterias del paciente junto a fagos potenciales para elegir los que
tengan capacidad antibacteriana específica. “Los perfiles metagenómicos podrían
emplearse como diagnóstico complementario para identificar [las bacterias] que más
contribuyen a la enfermedad en el paciente”, apuntan los autores del artículo de Science.
Después, es necesario aislar del medio ambiente los fagos que pueden ser más útiles. Para
optimizar el proceso, serían útiles los biobancos de fagos, caracterizados para conocer sus
efectos, frente a qué bacterias pueden funcionar o qué efectos adversos pueden presentar.
En esta fase de desarrollo inicial, además de más investigación básica y la puesta en marcha
de más ensayos clínicos en humanos, el grupo de Elinav subraya la necesidad de una
regulación especial. “Como los fagos son agentes biológicos vivos, presentan numerosas
diferencias frente a medicinas tradicionales y, por lo tanto, merecen una consideración
regulatoria particular”, escriben. Por ejemplo, cuando se aprueban combinaciones de
fármacos, como sucede en los tratamientos contra el cáncer, se requieren pruebas de que
cada componente por separado es eficaz. “En el caso de los fagos, un enfoque así,
probablemente, fracasaría en muchos casos, porque las bacterias desarrollarían resistencias
frente alguno o todos los fagos individuales cuando se administrasen de forma individual”,
advierten, y explican que las combinaciones son necesarias para tener éxito. Pensando en
la seguridad, creen que el uso de estos entes como medicina durante más de un siglo y el
hecho de que infecten bacterias, pero no células humanas, implica que estos tratamientos
deberían ser seguros.
Comentario
Esta noticia destaca un avance significativo en el uso de fagos, virus que infectan bacterias,
como una terapia potencial para tratar enfermedades no infecciosas como la obesidad, la
diabetes y trastornos neurológicos. La investigación sugiere que los desequilibrios en la
población de bacterias en el cuerpo humano pueden influir en estas enfermedades, y los fagos
podrían ser herramientas efectivas para restablecer el equilibrio.
Es interesante observar cómo los fagos, que fueron utilizados hace un siglo para combatir
infecciones bacterianas, han resurgido como una alternativa valiosa en un momento en que
las resistencias bacterianas están aumentando. El enfoque específico de los fagos, atacando
solo las bacterias problemáticas, se destaca en comparación con los antibióticos, que a menudo
afectan a las bacterias beneficiosas.
La idea de diseñar terapias con fagos de manera personalizada, teniendo en cuenta la
microbiota única de cada individuo, representa un cambio hacia la medicina personalizada.
Además, la posibilidad de utilizar la biología sintética para modificar los fagos y adaptarlos a
las necesidades específicas de cada paciente es una perspectiva emocionante.
El artículo también destaca la importancia de una regulación especial para los fagos, ya que
son agentes biológicos vivos y presentan diferencias significativas en comparación con las
medicinas tradicionales. La seguridad de estos tratamientos se basa en su uso histórico y en el
hecho de que infectan bacterias pero no células humanas.
En resumen, esta noticia resalta el potencial prometedor de los fagos como una herramienta
terapéutica innovadora en la lucha contra enfermedades no infecciosas, abriendo nuevas
posibilidades en el campo de la medicina personalizada y la biología sintética.