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Evolución Estelar Desde El Inicio de Los Tiempos

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Evolución estelar

Se formó hace aproximadamente 4600 millones de años a partir del colapso


gravitacional de la materia dentro de una región de una gran nube molecular. La mayor
parte de esta materia se acumuló en el centro, mientras que el resto se aplanó en un
disco en órbita que se convirtió en el sistema solar. La masa central se volvió cada vez
más densa y caliente, dando lugar con el tiempo al inicio de la fusión nuclear en su
núcleo. Se cree que casi todas las estrellas se forman por este proceso. El Sol es más
o menos de edad intermedia y no ha cambiado drásticamente desde hace más de
cuatro mil millones de años, y seguirá siendo bastante estable durante otros 5000
millones de años más. Sin embargo, después de que la fusión del hidrógeno en su
núcleo se haya detenido, el Sol sufrirá cambios importantes y se convertirá en una
gigante roja. Se estima que el Sol se volverá entonces lo suficientemente grande como
para engullir las órbitas actuales de Mercurio, Venus y posiblemente la Tierra.67
La Tierra y otros cuerpos (incluidos otros planetas, asteroides, meteoroides, cometas y
polvo) orbitan alrededor del Sol.5 Por sí solo, representa alrededor del 99,86 % de la
masa del sistema solar.8 La distancia media del Sol a la Tierra fue definida
exactamente por la Unión Astronómica Internacional en 149 597 870 700 metros9
(aproximadamente 150 millones de kilómetros). Su luz recorre esta distancia en 8
minutos y 20 segundos.
La energía del Sol, en forma de luz solar, sustenta a casi todas las formas de vida en la
Tierra a través de la fotosíntesis, y determina el clima de la Tierra y la meteorología.
Es la estrella del sistema planetario en el que se encuentra la Tierra; por lo tanto, es el
astro con mayor brillo aparente. Su visibilidad en el cielo local determina,
respectivamente, el día y la noche en diferentes regiones de diferentes planetas. En la
Tierra, la energía radiada por el Sol es aprovechada por los seres fotosintéticos que
constituyen la base de la cadena trófica, siendo así la principal fuente de energía de la
vida. También aporta la energía que mantiene en funcionamiento los procesos
climáticos.10
El Sol es una estrella que se encuentra en la fase denominada secuencia principal, con
un tipo espectral G2 y clase de luminosidad V, por tanto, también es denominada como
enana amarilla. Se formó hace entre 4567,9 y 4570,1 millones de años y permanecerá
en la secuencia principal aproximadamente 5000 millones de años más. El Sol, junto
con todos los cuerpos celestes que orbitan a su alrededor, incluida la Tierra, forman el
sistema solar.
A pesar de ser una estrella enana, es la única cuya forma se puede apreciar a simple
vista, con un diámetro angular de 32′35″ de arco en el perihelio y 31′31″ en el afelio, lo
que da un diámetro medio de 32′03″. La combinación de tamaños y distancias del Sol y
la Luna son tales que se ven, aproximadamente, con el mismo tamaño aparente en el
cielo. Esto permite una amplia gama de eclipses solares distintos (totales, anulares o
parciales).11
El vasto efecto del Sol sobre la Tierra ha sido reconocido desde tiempos prehistóricos y
el astro ha sido considerado por algunas culturas como una deidad. El movimiento de
la Tierra alrededor del Sol es la base del calendario solar, el cual es el calendario
predominante en uso hoy en día.
La disciplina científica que se encarga del estudio del Sol en su totalidad es la física
solar.
Características[editar]
El Sol es una estrella de tipo-G de la secuencia principal que abarca aproximadamente
el 99,86 % de la masa del sistema solar. Éste tiene una magnitud absoluta de +4,83,
estimada como más brillante que el 85 % de las estrellas de la Vía Láctea, la mayoría
de las cuales son enanas rojas. Pertenece a la Población I, o a las estrellas ricas en
elementos pesados. La formación del Sol pudo haber sido provocada por ondas de
choque de una o más supernovas próximas. Esto fue planteado debido a la gran
abundancia de elementos pesados en el sistema solar, como el oro y el uranio, en
relación con las abundancias de estos elementos en la llamada Población II de
estrellas, siendo estas pobres en elementos pesados. Estos elementos podrían
haberse producido por reacciones nucleares endotérmicas durante una supernova, o
por transmutación a través de la absorción neutrónica dentro de una estrella masiva de
segunda generación.12
GIF, hecho por la NASA, abril 2008.
El Sol es, con diferencia, el objeto más brillante en el cielo, con magnitud aparente de
−26,74. Es unos 13 000 millones de veces más brillante que la segunda estrella más
luminosa, Sirio, que tiene una magnitud aparente de −1.46. La distancia media del
centro del Sol al centro de la Tierra es de aproximadamente 1 unidad astronómica
(alrededor de 150 millones de kilómetros), aunque la distancia varía a medida que la
Tierra se mueve desde el perihelio en enero hasta el afelio en julio. En esta distancia
media, la luz viaja desde el horizonte del Sol hasta el horizonte de la Tierra en unos 8
minutos y 19 segundos, mientras que la luz desde los puntos más cercanos del Sol y
de la Tierra tarda aproximadamente dos segundos menos.
El Sol no tiene un límite definido y en sus partes externas su densidad disminuye
exponencialmente al aumentar la distancia a su centro. No obstante, a efectos de
medición, se considera el radio solar como la distancia que engloba desde su centro
hasta el borde de la fotosfera, la superficie visible aparente del Sol. Con base en esta
medida, el Sol es una esfera casi perfecta con un achatamiento estimado de 9
millonésimas, lo que significa que su diámetro polar difiere de su diámetro ecuatorial
por tan solo 10 kilómetros. El efecto mareal de los planetas es débil y no afecta
significativamente a la forma del Sol. El Sol rota más deprisa por su ecuador que por
sus polos. Esta rotación diferencial está causada por el movimiento de convección
debido al transporte de calor y al efecto Coriolis producido por la rotación del Sol. En un
marco de referencia definido por las estrellas, el periodo de rotación es de
aproximadamente 25,6 días en el ecuador y de 33,5 días en los polos. Visto desde la
Tierra en su órbita alrededor del Sol, el período de rotación aparente del Sol en su
ecuador es de unos 28 días.
Luz solar[editar]
Artículo principal: Luz solar
Amanecer desde el mirador del Garbí en Valencia (España)
La constante solar es la cantidad de energía que el Sol deposita por unidad de tiempo y
superficie y que es directamente expuesta como luz solar. La constante solar es igual a
aproximadamente a 1361 W/m² (vatios por metro cuadrado) a una distancia de una
unidad astronómica (ua) del Sol (es decir, en la Tierra o a la misma distancia del Sol
que ella).13 La luz del Sol en la superficie de la Tierra es atenuada por la atmósfera
terrestre, de modo que, llega menos energía a la superficie (cerca de 1000 W/m²) en
condiciones claras cuando el Sol está cerca del cenit. La luz del Sol en la parte superior
de la atmósfera terrestre está compuesta (por energía total) de aproximadamente un 50
% de luz infrarroja, un 40 % por luz visible y un 10 % de luz ultravioleta. La atmósfera
terrestre filtra más del 70 % de la radiación ultravioleta solar, especialmente en las
longitudes de onda más cortas. La radiación ultravioleta solar ioniza la parte superior de
la atmósfera en el lado diurno de la Tierra, volviendo a la ionosfera conductora de
electricidad.
El color del Sol es blanco con un índice de color-espacio (CIE) cercano al (0,3; 0,3)
cuando se ve desde el espacio o desde lo alto del cielo; en cambio, cuando se observa
desde una zona baja del cielo la dispersión atmosférica del Sol tiene un color amarillo,
rojo, naranja y magenta. A pesar de su blancura típica, la mayoría de la gente se
imagina el Sol como amarillo; las razones de ello son objeto de debate. El Sol es una
estrella G2V, con G2 se indica que su temperatura superficial es de aproximadamente
5778 K (5505 °C), y V que, como la mayoría de las estrellas, es una estrella enana de
la secuencia principal. La luminancia media del Sol es de aproximadamente 1,88
Gcd/m² (gigacandelas por metro cuadrado), pero como se ve a través de la atmósfera
de la Tierra, esto se reduce a aproximadamente 1,44 Gcd/m². Sin embargo, la
luminancia no es constante a través del disco del Sol (oscurecimiento del limbo).14
Composición[editar]
Capas internas del sol
El Sol está compuesto principalmente por los elementos químicos hidrógeno y helio;
que representan el 74,9 % y el 23,8 % de la masa del Sol en la fotosfera,
respectivamente. Todos los elementos más pesados, llamados metales en astronomía,
representan menos del 2 % de la masa, con el oxígeno (más o menos el 1 % de la
masa del Sol), carbono (0,3 %), neón (0,2 %), y el hierro (0,2 %), que es el más
abundante.
El Sol heredó su composición química del medio interestelar a través del cual se formó.
El hidrógeno y el helio en el Sol fueron producidos por nucleosíntesis del Big Bang, y
los elementos más pesados se crearon por nucleosíntesis estelar en generaciones de
estrellas que completaron su evolución estelar y devolvieron su material al medio
interestelar antes de la formación del Sol. La composición química de la fotosfera se
considera normalmente como representativa de la composición del sistema solar
primordial. Sin embargo, desde que se formó el Sol, parte del helio y de elementos
pesados se han asentado gravitacionalmente desde la fotosfera. Por lo tanto, en la
fotosfera de hoy en día, la fracción de helio es reducida, y la metalicidad es solamente
el 84 % de lo que era en la fase protoestelar (antes de que la fusión nuclear comenzara
en el núcleo). Se cree que la composición protoestelar del Sol ha sido de un 71,1 % de
hidrógeno, 27,4 % de helio, y de un 1,5 % de elementos más pesados.
Hoy en día la fusión nuclear en el núcleo del Sol ha modificado la composición
mediante la conversión del hidrógeno en helio, por lo que ahora la parte más interna del
Sol es más o menos un 60 % de helio, junto con la abundancia de elementos más
pesados que no han sido alterados. Debido a que el calor se transfiere desde el centro
del Sol por radiación en vez de por convección, ninguno de los productos de fusión del
núcleo ha llegado a la fotosfera.
La zona reactiva del núcleo de «combustión del hidrógeno», donde el hidrógeno se
convierte en helio, está empezando a ser circundado por un núcleo interno de «cenizas
de helio». Este desarrollo continuará y posteriormente tendrá lugar la salida del Sol de
la secuencia principal para llegar a convertirse así en una gigante roja.
La abundancia de elementos pesados solares descritos anteriormente son medidos
usando tanto espectroscopia de la fotosfera del Sol como midiendo las abundancias en
los meteoritos que nunca han sido calentados a temperaturas de fusión. Se cree que
estos meteoritos retienen la composición del Sol protoestelar y, por lo tanto, no se ven
afectados por la sedimentación de elementos pesados. Por lo general, los dos métodos
concuerdan bien.15
Estructura del Sol[editar]
Artículo principal: Estructura estelar
Imagen detallada de un conjunto de manchas solares observadas en el espectro de luz
visible. La umbra y la penumbra son claramente discernibles, así como la granulación
solar.
Como toda estrella, el Sol posee una forma esférica, y a causa de su lento movimiento
de rotación, tiene también un leve achatamiento polar. Como en cualquier cuerpo
masivo, toda la materia que lo constituye es atraída hacia el centro del objeto por su
propia fuerza gravitatoria. Sin embargo, el plasma que forma el Sol se encuentra en
equilibrio, ya que la creciente presión en el interior solar compensa la atracción
gravitatoria, lo que genera un equilibrio hidrostático. Estas enormes presiones se
producen debido a la densidad del material en su núcleo y a las enormes temperaturas
que se dan en él gracias a las reacciones termonucleares que allí acontecen. Existe,
además de la contribución puramente térmica, una de origen fotónico. Se trata de la
presión de radiación, nada despreciable, que es causada por el ingente flujo de fotones
emitidos en el centro del Sol.
Casi todos los elementos químicos terrestres (aluminio, azufre, bario, cadmio, calcio,
carbono, cerio, cobalto, cobre, cromo, estaño, estroncio, galio, germanio, helio,
hidrógeno, hierro, indio, magnesio, manganeso, níquel, nitrógeno, oro, oxígeno,
paladio, plata, platino, plomo, potasio, rodio, silicio, sodio, talio, titanio, tungsteno,
vanadio, circonio y cinc) y diversos compuestos (como el cianógeno, el óxido de
carbono y el amoniaco) han sido identificados en la constitución del astro rey, por lo
que se ha concluido que, si nuestro planeta se calentara hasta la temperatura solar,
tendría un espectro luminoso casi idéntico al Sol. Incluso el helio fue descubierto
primero en el Sol y luego se constató su presencia en nuestro planeta.16
El Sol presenta una estructura en capas esféricas o en «capas de cebolla». La frontera
física y las diferencias químicas entre las distintas capas son difíciles de establecer. Sin
embargo, se puede determinar una función física que es diferente para cada una de las
capas. En la actualidad, la astrofísica dispone de un modelo de estructura solar que
explica satisfactoriamente la mayor parte de los fenómenos observados. Según este
modelo, el Sol está formado por: 1) núcleo solar, 2) zona radiante, 3) zona convectiva,
4) fotosfera, 5) cromosfera, 6) corona, 7) manchas solares, 8) granulación y 9) viento
solar.
Núcleo[editar]
Artículos principales: Nucleosíntesis estelar, Cadena protón-protón y Ciclo CNO.
Imagen que muestra las capas del interior del Sol
Ocupa unos 139 000 km del radio solar, 1⁄5 del mismo, y es en esta zona donde se
verifican las reacciones termonucleares que proporcionan toda la energía que el Sol
produce. Esta energía generada en el núcleo del Sol tarda un millón de años en
alcanzar la superficie solar.17 En su centro se calcula que existe un 49 % de
hidrógeno, 49 % de helio y un 2 % que se distribuye en otros elementos que sirven
como catalizadores en las reacciones termonucleares. A comienzos de la década de
los años 30 del siglo XX, el físico austriaco Fritz Houtermans (1903-1966) y el
astrónomo inglés Robert d'Escourt Atkinson (1898-1982) unieron sus esfuerzos para
averiguar si la producción de energía en el interior del Sol y en las estrellas se podía
explicar por las transformaciones nucleares. En 1938, Hans Albrecht Bethe (1906-
2005), en los Estados Unidos, y Carl Friedrich von Weizsäcker (1912-2007), en
Alemania, simultánea e independientemente, encontraron el hecho notable de que un
grupo de reacciones en las que intervienen el carbono y el nitrógeno como
catalizadores constituyen un ciclo, que se repite una y otra vez, mientras dura el
hidrógeno. A este grupo de reacciones se le conoce como ciclo de Bethe o del carbono,
y es equivalente a la fusión de cuatro protones en un núcleo de helio. En estas
reacciones de fusión hay una pérdida de masa, esto es, el hidrógeno consumido pesa
más que el helio producido. Esa diferencia de masa se transforma en energía, según la
ecuación de Einstein (E = mc²), donde E es la energía, m la masa y c la velocidad de la
luz. Estas reacciones nucleares transforman el 0,7 % de la masa afectada en fotones,
con una longitud de onda cortísima y, por lo tanto, muy energéticos y penetrantes. La
energía producida mantiene el equilibrio térmico del núcleo solar a temperaturas
aproximadamente de 15 millones de kelvins.
El ciclo ocurre en las siguientes etapas:
1H1 + 6C12 → 7N13
7N13 → 6C13 + e+ + neutrino
1H1 + 6C13 → 7N14
1H1 + 7N14 → 8O15
8O15 → 7N15 + e+ + neutrino
1H1 + 7N15 → 6C12 + 2He4.
Sumando todas las reacciones y cancelando los términos comunes, se tiene
4 1H1 → 2He4 + 2e+ + 2 neutrinos = 26,7 MeV.
La energía neta liberada en el proceso es 26,7 MeV, o sea cerca de 6,7·1014 J por kg
de protones consumidos. El carbono actúa como catalizador, pues se regenera al final
del ciclo.
Otra reacción de fusión que ocurre en el Sol y en las estrellas es el ciclo de Critchfield,
más comúnmente conocido como cadena protón-protón. Charles Critchfield (1910-
1994) era en 1938 un joven físico, alumno de George Gamow, (1904-1968) en la
Universidad George Washington, y tuvo una idea completamente diferente, al darse
cuenta de que en el choque entre dos protones a velocidades próximas a la de la luz,
puede ocurrir que uno de ellos pierda su carga positiva (e+), se fusionen y se convierta
en un neutrón, que permanece unido al otro protón y forma un núcleo de deuterio, es
decir, un núcleo pesado formado por un isótopo estable del hidrógeno. El positrón (e+)
al ser liberado tiende a aniquilarse con bastante rapidez, fusionándose con un electrón
(e-), produciendo en el proceso radiación fotónica. Al mismo tiempo, en esta segunda
fase, se libera un neutrino electrónico de baja energía, que no interactúa con ningún
átomo y se libera al espacio a velocidades próximas a la de la luz sin colisionar con la
materia.
Más tarde, la fusión de un protón (p+), o lo que es lo mismo, un núcleo H1, con un
núcleo de deuterio da lugar a un isótopo del helio He³ y a la emisión de fotones gamma
(γ). Finalmente, con un 97 % de probabilidad aproximadamente, dos núcleos del
isótopo He³ dan lugar, al ser fusionados, en un núcleo estable de He4 más dos nuevos
protones (p+), con lo que el ciclo se retroalimenta hasta la primera fase inicial, al tiempo
que pierde energía a razón de 26,7 MeV netos.
La reacción puede producirse de dos maneras algo distintas:
1H1 + 1H1 → 1H² + e+ + neutrino electrónico ;
1H1 + 1H² → 2He³ + fotones gamma ;
2He³ + 2He³ → 2He4 + 2 1H1.
también expresada con la notación:
p+ + p+ → H² + e+ + νe ;
H² + p+ → He³ + γ ;
He³ + He³ → He4 + p+ + p+
El primer ciclo se da en estrellas más calientes y con mayor masa que el Sol, y la
cadena protón-protón en las estrellas similares al Sol. En cuanto al Sol, hasta el año
1953 se creyó que su energía era producida casi exclusivamente por el ciclo de Bethe,
pero se demostró durante estos últimos años que el calor solar proviene en su mayor
parte (~75 %) del ciclo protón-protón.
En los últimos estadios de su evolución, el Sol fusionará también el helio producto de
estos procesos para producir carbono y oxígeno (véase proceso triple-alfa).
Zona radiante[editar]
En la zona exterior al núcleo el transporte de la energía generada en el interior se
produce por radiación hasta el límite exterior de la zona radiactiva. Esta zona está
compuesta de plasma, es decir, grandes cantidades de hidrógeno y helio ionizado.
Como la temperatura del Sol decrece del centro (15 MK) a la periferia (6 kK en la
fotosfera), es más fácil que un fotón cualquiera se mueva del centro a la periferia que al
revés. Sin embargo, los fotones deben avanzar por un medio ionizado tremendamente
denso siendo absorbidos y reemitidos infinidad de veces en su camino. Se calcula que
un fotón cualquiera puede tardar un millón de años en alcanzar la superficie y
manifestarse como luz visible.18
Zona convectiva[editar]
Esta región se extiende por encima de la zona radiante y en ella los gases solares
dejan de estar ionizados y los fotones son absorbidos con facilidad y se convierten en
un material opaco al transporte de radiación. Por lo tanto, el transporte de energía se
realiza por convección, de modo que el calor se transporta de manera no homogénea y
turbulenta por el propio fluido. Los fluidos se dilatan al ser calentados y disminuyen su
densidad.19 Por lo cual se forman corrientes ascendentes de material desde la zona
caliente hasta la zona superior, y simultáneamente se producen movimientos
descendentes de material desde las zonas exteriores menos calientes. Así, a unos 200
000 km bajo la fotosfera del Sol, el gas se vuelve opaco por efecto de la disminución de
la temperatura; en consecuencia, absorbe los fotones procedentes de las zonas
inferiores y se calienta a expensas de su energía. Se forman así secciones convectivas
turbulentas, en las que las parcelas de gas caliente y ligero suben hasta la fotosfera,
donde nuevamente la atmósfera solar se vuelve transparente a la radiación y el gas
caliente cede su energía en forma de luz visible, y se enfría antes de volver a
descender a las profundidades. El análisis de las oscilaciones solares ha permitido
establecer que esta zona se extiende hasta estratos de gas situados a la profundidad
indicada anteriormente. La observación y el estudio de estas oscilaciones solares
constituyen el campo de trabajo de la heliosismología.20
Fotosfera[editar]
Artículo principal: Fotosfera
La fotosfera es la zona visible donde se emite luz visible del Sol. La fotosfera se
considera como la «superficie» solar y, vista a través de un telescopio, se presenta
formada por gránulos brillantes que se proyectan sobre un fondo más oscuro. A causa
de la agitación de nuestra atmósfera, estos gránulos parecen estar siempre en
agitación. Puesto que el Sol es gaseoso, su fotosfera es algo transparente: puede ser
observada hasta una profundidad de unos cientos de kilómetros antes de volverse
completamente opaca. Normalmente, se considera que la fotosfera solar tiene unos
100 o 200 km de profundidad.21
Esquema de la estructura de anillo de una llamarada solar y su origen causado por la
deformación de las líneas del campo electromagnético
Aunque el borde o limbo del Sol aparece bastante nítido en una fotografía o en la
imagen solar proyectada con un telescopio, se aprecia fácilmente que el brillo del disco
solar disminuye hacia el borde. Este fenómeno de oscurecimiento del centro al limbo es
consecuencia de que el Sol es un cuerpo gaseoso con una temperatura que disminuye
con la distancia al centro. La luz que se ve en el centro procede en la mayor parte de
las capas inferiores de la fotosfera, más caliente y por tanto más luminosa. Al mirar
hacia el limbo, la dirección visual del observador es casi tangente al borde del disco
solar por lo que llega radiación procedente sobre todo de las capas superiores de la
fotosfera, menos calientes y emitiendo con menor intensidad que las capas profundas
en la base de la fotosfera.
Un fotón tarda un promedio de 10 días desde que surge de la fusión de dos átomos de
hidrógeno, en atravesar la zona radiante y un mes en recorrer los 200 000 km de la
zona convectiva, empleando tan solo unos 8 minutos y medio en cruzar la distancia que
separa la Tierra del Sol. No se trata de que los fotones viajen más rápidamente ahora,
sino que en el exterior del Sol el camino de los fotones no se ve obstaculizado por los
continuos cambios, choques, quiebros y turbulencias que experimentaban en el interior
del Sol.
Los gránulos brillantes de la fotosfera tienen muchas veces forma hexagonal y están
separados por finas líneas oscuras.22 Los gránulos son la evidencia del movimiento
convectivo y burbujeante de los gases calientes en la parte exterior del Sol. En efecto,
la fotosfera es una masa en continua ebullición en el que las células convectivas se
aprecian como gránulos en movimiento cuya vida media es tan solo de unos nueve
minutos. El diámetro medio de los gránulos individuales es de unos 700 a 1000 km y
resultan particularmente notorios en los períodos de mínima actividad solar. Hay
también movimientos turbulentos a una escala mayor, la llamada «supergranulación»,
con diámetros típicos de unos 35 000 km. Cada supergranulación contiene cientos de
gránulos individuales y sobrevive entre 12 a 20 horas. Fue Richard Christopher
Carrington (1826-1875), cervecero y astrónomo aficionado, el primero en observar la
granulación fotosférica en el siglo XIX. En 1896 el francés Pierre Jules César Janssen
(1824-1907) consiguió fotografiar por primera vez la granulación fotosférica.
El Sol con algunas manchas solares visibles. Las dos manchas en el medio tienen casi
el mismo diámetro que la Tierra.
El signo más evidente de actividad en la fotosfera son las manchas solares.23 En los
tiempos antiguos se consideraba al Sol como un fuego divino y, por consiguiente,
perfecto e infalible. Del mismo modo se sabía que la brillante cara del Sol estaba a
veces nublada con unas manchas oscuras, pero se imaginaba que era debido a objetos
que pasaban en el espacio entre el Sol y la Tierra. Cuando Galileo (1564-1642)
construyó el primer telescopio astronómico, dando origen a una nueva etapa en el
estudio del Universo, hizo la siguiente afirmación: «Repetidas observaciones me han
convencido, de que estas manchas son sustancias en la superficie del Sol, en la que se
producen continuamente y en la que también se disuelven, unas más pronto y otras
más tarde». Una mancha solar típica consiste en una región central oscura, llamada
«umbra», rodeada por una «penumbra» más clara. Una sola mancha puede llegar a
medir hasta 12 000 km (casi tan grande como el diámetro de la Tierra), pero un grupo
de manchas puede alcanzar 120 000 km de extensión e incluso algunas veces más. La
penumbra está constituida por una estructura de filamentos claros y oscuros que se
extienden más o menos radialmente desde la umbra.
Imagen detallada de un conjunto de manchas solares observadas en el visible. La
umbra y la penumbra son claramente discernibles así como la granulación solar.
Ambas (umbra y penumbra) parecen oscuras por contraste con la fotosfera,
simplemente porque están menos calientes que la temperatura media de la fotosfera.
Así, la umbra tiene una temperatura de 4000 K, mientras que la penumbra alcanza los
5600 K, inferiores en ambos casos a los 6000 K que tienen los gránulos de la fotosfera.
Por la ley de Stefan-Boltzmann, en que la energía total radiada por un cuerpo negro
(como una estrella) es proporcional a la cuarta potencia de su temperatura efectiva (E =
σT4, donde σ = 5,67051·10−8 W/m²·K4), la umbra emite aproximadamente un 32 % de
la luz emitida por un área igual de la fotosfera y análogamente la penumbra tiene un
brillo de un 71 % de la fotosfera. La oscuridad de una mancha solar está causada
únicamente por un efecto de contraste; si pudiéramos ver a una mancha tipo, con una
umbra del tamaño de la Tierra, aislada y a la misma distancia que el Sol, brillaría una
50 veces más que la Luna llena. Las manchas están relativamente inmóviles con
respecto a la fotosfera y participan de la rotación solar. El área de la superficie solar
cubierta por las manchas se mide en términos de millonésima del disco visible.
Cromosfera[editar]
Artículo principal: Cromosfera
Eclipse solar del 3 de octubre de 2005.
La cromosfera es una capa exterior a la fotosfera visualmente mucho más
transparente. Su tamaño es de aproximadamente 10 000 km, y es imposible observarla
sin filtros especiales, pues es eclipsada por el mayor brillo de la fotosfera. La
cromosfera puede observarse durante un eclipse solar en un tono rojizo característico y
en longitudes de onda específicas, notablemente en Hα, una longitud de onda
característica de la emisión por hidrógeno a muy alta temperatura.24
Las prominencias solares ascienden ocasionalmente desde la fotosfera, alcanzan
alturas de hasta 150 000 km y producen erupciones solares espectaculares.
Corona solar[editar]
Artículo principal: Corona solar
Manifestación de la naturaleza filamentaria del plasma al conectar dos regiones con
diferente polaridad magnética. Imagen tomada por el Telescopio Óptico Solar Hinode,
el 12 de enero de 2007.
La corona solar está formada por las capas más tenues de la atmósfera superior solar.
Su temperatura alcanza los millones de kelvin, una cifra muy superior a la de la capa
que le sigue, la fotosfera, siendo esta inversión térmica uno de los principales enigmas
de la ciencia solar reciente. Estas elevadísimas temperaturas son un dato engañoso y
consecuencia de la alta velocidad de las pocas partículas que componen la atmósfera
solar. Sus grandes velocidades son debidas a la baja densidad del material coronal, a
los intensos campos magnéticos emitidos por el Sol y a las ondas de choque que
rompen en la superficie solar estimuladas por las células convectivas. Como resultado
de su elevada temperatura, desde la corona se emite gran cantidad de energía en
rayos X. En realidad, estas temperaturas no son más que un indicador de las altas
velocidades que alcanza el material coronal que se acelera en las líneas de campo
magnético y en dramáticas eyecciones de material coronal (EMCs). Lo cierto es que
esa capa es demasiado poco densa como para poder hablar de temperatura en el
sentido usual de agitación térmica.
Vídeo de cámara rápida de una región activa en la superficie del Sol capturado con un
refractor de 152 mm y un filtro de cromosfera Daystar Quark.
Todos estos fenómenos combinados ocasionan extrañas rayas en el espectro luminoso
que hicieron pensar en la existencia de un elemento desconocido en la Tierra al que
incluso denominaron coronium hasta que investigaciones posteriores en 1942
concluyeron que se trataban de radiaciones producidas por átomos neutros de oxígeno
de la parte externa de la misma corona, así como de hierro, níquel, calcio y argón
altamente ionizados (fenómenos imposibles de obtener en laboratorios).25
La corona solar solamente es observable desde el espacio con instrumentos
adecuados que anteponen un disco opaco para eclipsar artificialmente al Sol o durante
un eclipse solar natural desde la Tierra. El material tenue de la corona es
continuamente expulsado por la fuerte radiación solar dando lugar a un viento solar. Así
pues, se cree que las estructuras observadas en la corona están modeladas en gran
medida por el campo magnético solar y las células de transporte convectivo.
En 1970 el físico sueco Hannes Alfvén obtuvo el premio Nobel. Él estimó que había
ondas que transportaban energía por líneas del campo magnético que recorre el
plasma de la corona solar. Pero hasta hoy no se había podido detectar la cantidad de
ondas que eran necesarias para producir dicha energía.
Pero imágenes de alta definición ultravioleta, tomadas cada ocho segundos por el
satélite de la NASA Solar Dynamics Observatory (SDO), han permitido a científicos
como Scott McIntosh y a sus colegas del Centro Nacional Estadounidense de
Investigación Atmosférica, detectar gran cantidad de estas ondas.26 Las mismas se
propagan a gran velocidad (entre 200 y 250 km/s) en el plasma en movimiento. Ondas
cuyo flujo energético se sitúa entre 100 y 200 W/km² (vatios por kilómetro cuadrado)
«son capaces de proveer la energía necesaria para propulsar a los rápidos vientos
solares y así compensar las pérdidas de calor de las regiones menos agitadas de la
corona solar», estiman los investigadores.
Sin embargo, para McIntosh esto no es suficiente para generar los 2000 W/m² (vatios
por metro cuadrado) que se necesitan para abastecer a las zonas activas de la corona.
Es por esto que se requiere de instrumentos con mayor capacidad temporal y espacial
para estudiar todo el espectro de energía irradiada en las regiones activas de nuestra
estrella.
Heliosfera[editar]
Vista de la heliosfera protegiéndonos de las radiaciones provenientes del centro de la
galaxia
Artículo principal: Heliosfera
La heliosfera sería la región que se extiende desde el Sol hasta más allá de Plutón y
que se encuentra bajo la influencia del viento solar. Es en esta región donde se
extienden los efectos de las tormentas geomagnéticas y también donde se extiende el
influjo del campo magnético solar. La heliosfera protege al sistema solar de las
radiaciones provenientes del medio interestelar y su límite se extiende a más de 100
UA del Sol, límite solamente superado por los cometas.
Véase también: Viento solar
Actividad solar[editar]
Eyección de masa coronal[editar]
Filamento solar fotografiado el 31 de agosto de 2012 (NASA). La eyección de masa
solar viajó a 1500 kilómetros por segundo.
Artículo principal: Tormenta geomagnética
Los puntos brillantes y los arcos iluminados de material solar que flotan en la
atmósfera del sol resaltan lo que se conoce como regiones activas en el sol, en esta
imagen del Observatorio de Dinámica Solar de la NASA, capturada el 20 de abril de
2015. Estas son áreas de actividad magnética intensa y compleja que a veces pueden
dar lugar a erupciones solares como erupciones solares y eyecciones de masa coronal.
La eyección de masa coronal (CME) es una onda formada por radiación y viento solar
que se desprende del Sol en el periodo llamado Actividad Máxima Solar. Esta onda es
muy peligrosa ya que daña los circuitos eléctricos, los transformadores y los sistemas
de comunicación. Cuando esto ocurre, se dice que hay una tormenta solar.
Cada 11 años el Sol entra en un turbulento ciclo (Actividad Máxima Solar) que
representa la época más propicia para que el planeta sufra una tormenta solar. Dicho
proceso acaba con el cambio de polaridad solar (no confundir con el cambio de
polaridad terrestre).
Nos encontramos en el Ciclo Solar 25, que comenzó en diciembre de 2019.27
Una potente tormenta solar es capaz de paralizar por completo la red eléctrica de las
grandes ciudades, una situación que podría durar semanas, meses o incluso años.
Las tormentas solares pueden causar interferencias en las señales de radio, afectar a
los sistemas de navegación aéreos, dañar las señales telefónicas e inutilizar satélites
por completo.
El 13 de marzo de 1989 la ciudad de Quebec, en Canadá, fue azotada por una fuerte
tormenta solar. Como resultado de ello, seis millones de personas se vieron afectadas
por un gran apagón que duró 90 segundos. La red eléctrica de Montreal estuvo
paralizada durante más de nueve horas. Los daños que provocó el apagón, junto con
las pérdidas originadas por la falta de energía, alcanzaron los cientos de millones de
dólares.
Entre los días 1 y 2 de septiembre de 1859 una intensa tormenta solar afectó a la
mayor parte del planeta. Las líneas telegráficas de los Estados Unidos y el norte de
Europa quedaron inutilizadas y se provocaron varios incendios. Además, una
impresionante aurora boreal, fenómeno que normalmente solo puede observarse desde
las regiones árticas, pudo verse en lugares tan alejados de los polos como el sur de
Europa, el Caribe, Hawái.,28 e incluso en Colombia, cerca del ecuador terrestre.29
Cambio de polaridad solar[editar]
El campo magnético del Sol se forma como sigue: En el núcleo las presiones del
hidrógeno provocan que sus átomos únicamente queden excluidos por las fuerzas de
polaridad de los protones, dejando una nube de electrones en torno a dicho núcleo (los
electrones se han desprendido de las órbitas tradicionales, formando una capa de
radiación electrónica común). La fusión de los átomos de hidrógeno en helio se
produce en la parte más interna del núcleo, en donde el helio queda restringido por ser
un material más pesado. Dicho 'ordenamiento' induce que los propios electrones
compartan estados de energía y en consecuencia sus campos magnéticos adquieran
aún más densidad y potencia. Las enormes fuerzas de gravedad, impiden que los
fotones (portadores de esas fuerzas) escapen de forma libre. De esta forma se genera
en su interior un potente campo magnético que influye en la dinámica del plasma en las
capas siguientes.24
Los campos magnéticos, tal como si se tratase de un material fluido, encuentran su
dinámica por las fuerzas magnetohidrodinámicas en constante interacción con las
gravitatorias y rotacionales de la estrella, llegando a la superficie de manera que, los
materiales más externos quedan ordenados conforme a las líneas de fuerza Gauss. La
rotación solar produce que las capas más externas no giren todas a la misma
velocidad, por lo que el ordenamiento de estas líneas de fuerza se va descompensando
a medida que los materiales distribuidos entre los polos y el ecuador van perdiendo
sincronismo en el giro rotacional de la estrella. Por cada ruptura en la integridad del
campo magnético, se produce un escape de líneas de fuerza Gauss (produciendo las
típicas manchas negras), en las que un aumento de estas, puede tener como
consecuencia una erupción solar consecuente por la desintegración local del campo
gauss. Cuando el Sol se acerca a su máximo desorden, las tormentas solares son
máximas. Estos periodos se dan cada 11 años. El Sol no posee un campo
electromagnético como el de la Tierra, sino que posee lo que se denomina viento solar,
producido por esas inestabilidades rotacionales del Sol. Si no fuera por eso, los
campos magnéticos del Sol quedarían restringidos a la dinámica del plasma.
Por esa misma razón, una reacción de fusión entre dos átomos de hidrógeno en el
interior del Sol, tarda 11 años en llegar a escapar de las enormes fuerzas gravitatorias
y magnéticas.
Nacimiento y muerte del Sol[editar]
Artículos principales: Evolución estelar y Nebulosa protosolar.
La diferencia de tamaños entre el Sol y la Tierra queda patente en esta imagen
comparativa de ambos, con la Tierra en el lado izquierdo, y un trozo del Sol a la
derecha.
El Sol se formó hace 4650 millones de años y tiene combustible para 7500 millones de
años más.30nota 1 Después, comenzará a hacerse más y más grande, hasta
convertirse en una gigante roja. Finalmente, se hundirá por su propio peso y se
convertirá en una enana blanca, que puede tardar unos mil millones de años en
enfriarse.31
Se formó a partir de nubes de gas y polvo que contenían residuos de generaciones
anteriores de estrellas. Debido a la metalicidad de dicho gas, de su disco circunestelar
surgieron, más tarde, los planetas, asteroides y cometas del sistema solar. En el
interior del Sol se producen reacciones de fusión en las que los átomos de hidrógeno
se transforman en helio, produciéndose la energía que irradia. Actualmente, el Sol se
encuentra en plena secuencia principal, fase en la que seguirá unos 5000 millones de
años más fusionando hidrógeno de manera estable.
El Sol rodeado por un arcoíris (halo solar).
Cada segundo se transforman 700 millones de toneladas de hidrógeno en cenizas de
helio, este proceso transforma cinco millones de toneladas de materia en energía, lo
que da como resultado que el Sol cada vez se vuelve más liviano.17
Sol rodeado por un halo solar, fotografía tomada en la Ciudad de Bogotá D.C
Colombia.
Llegará un momento en que el Sol agote todo el hidrógeno en la región central al
haberlo transformado en helio. La presión será incapaz de sostener las capas
superiores y la región central tenderá a contraerse gravitacionalmente, calentando
progresivamente las capas adyacentes. El exceso de energía producida hará que las
capas exteriores del Sol tiendan a expandirse y enfriarse y el Sol se convertirá en una
estrella gigante roja. El diámetro puede llegar a alcanzar y sobrepasar al de la órbita de
la Tierra, con lo cual, cualquier forma de vida se habrá extinguido. Cuando la
temperatura de la región central alcance aproximadamente 100 millones de kelvins,
comenzará a producirse la fusión del helio en carbono mientras alrededor del núcleo se
sigue fusionando hidrógeno en helio. Ello producirá que la estrella se contraiga y
disminuya su brillo a la vez que aumenta su temperatura, convirtiéndose el Sol en una
estrella de la rama horizontal. Al agotarse el helio del núcleo, se iniciará una nueva
expansión del Sol y el helio empezará también a fusionarse en una nueva capa
alrededor del núcleo inerte —compuesto de carbono y oxígeno y que por no tener
masa suficiente el Sol no alcanzará las presiones y temperaturas suficientes para
fusionar dichos elementos en elementos más pesados— que lo convertirá de nuevo en
una gigante roja, pero esta vez de la rama asintótica gigante y provocará que el astro
expulse gran parte de su masa en la forma de una nebulosa planetaria, quedando
únicamente el núcleo solar que se transformará en una enana blanca y, mucho más
tarde, al enfriarse totalmente, en una enana negra. El Sol no llegará a estallar como
una supernova al no tener la masa suficiente para ello.
Ciclo de vida del Sol
Si bien se creía en un principio que el Sol acabaría por absorber a Mercurio, a Venus y
a la Tierra al convertirse en gigante roja, la gran pérdida de masa que sufrirá en el
proceso hizo pensar por un tiempo que la órbita terrestre —al igual que la de los demás
planetas del sistema solar— se expandiría posiblemente y salvaría a nuestro planeta
de ese destino.32 Sin embargo, un artículo reciente postula que ello no ocurrirá y que
las interacciones mareales, así como el roce con la materia de la cromosfera solar,
harán que nuestro planeta sea absorbido.33 Otro artículo posterior apunta en la misma
dirección.34
En cuanto a la vida en la Tierra durante ese proceso de evolución del Sol, se sabe que
en la actualidad, el brillo del Sol aumenta aproximadamente un 1% cada 100 millones
de años. Se necesitarán por tanto al menos mil millones de años para agotar el agua
líquida de la Tierra debido a tal aumento.35 Después de eso, la Tierra dejará de poder
sustentar vida multicelular compleja y los últimos organismos multicelulares que
quedan en el planeta sufrirán una extinción masiva final y completa.36
Importancia de la energía solar en la Tierra[editar]
La mayor parte de la energía utilizada por los seres vivos procede del Sol, las plantas la
absorben directamente y realizan la fotosíntesis, los herbívoros absorben
indirectamente una pequeña cantidad de esta energía comiendo las plantas, y los
carnívoros absorben indirectamente una cantidad más pequeña comiendo a los
herbívoros.
La mayoría de las fuentes de energía usadas por el hombre derivan indirectamente del
Sol. Los combustibles fósiles preservan energía solar capturada hace millones de años
mediante fotosíntesis, la energía hidroeléctrica usa la energía potencial de agua que se
condensó en altura después de haberse evaporado por el calor del Sol.
Sin embargo, el uso directo de energía solar para la obtención de energía no está aún
muy extendido debido a que los mecanismos actuales no son suficientemente
eficaces.37
Reacciones termonucleares e incidencia sobre la superficie terrestre[editar]
Una mínima cantidad de materia puede convertirse en una enorme manifestación de
energía. Esta relación entre la materia y la energía explica la potencia del Sol, que hace
posible la vida. ¿Cuál es la equivalencia? En 1905, Einstein había predicho una
equivalencia entre la materia y la energía mediante su ecuación E=mc². Una vez que
Einstein formuló la relación, los científicos pudieron explicar por qué ha brillado el Sol
por miles de millones de años. En el interior del Sol se producen continuas reacciones
termonucleares. De este modo, el Sol convierte cada segundo unos 564 millones de
toneladas de hidrógeno en 560 millones de toneladas de helio, lo que significa que
unos cuatro millones de toneladas de materia se transforman en energía solar, una
pequeña parte de la cual llega a la Tierra y sostiene la vida.
Con la fórmula y los datos anteriores se puede calcular la producción de energía del
Sol, obteniéndose que la potencia de nuestra estrella es aproximadamente 3,8 × 1026
vatios, o 3,8 × 1023 kilovatios —o, dicho de otra manera, el Sol produce en un segundo
760 000 veces la producción energética anual a nivel mundial—.
Observación astronómica del Sol[editar]
Duration: 8 segundos.0:08Tránsito lunar frente al Sol capturado durante la calibración
de las cámaras de imagen ultravioleta de la sonda STEREO B
Unas de las primeras observaciones astronómicas de la actividad solar fueron las
realizadas por Galileo Galilei en el siglo XVII, utilizando vidrios ahumados al principio, y
usando el método de proyección después. Galileo observó así las manchas solares y
pudo medir la rotación solar así como percibir la variabilidad de estas.38 En la
actualidad la actividad solar es monitoreada constantemente por observatorios
astronómicos terrestres y observatorios espaciales. Entre los objetivos de estas
observaciones se encuentra, no solo alcanzar una mayor comprensión de la actividad
solar, sino también la predicción de sucesos de elevada emisión de partículas
potencialmente peligrosas para las actividades en el espacio y las telecomunicaciones
terrestres.3940
Exploración solar[editar]
Video con un mosaico de imágenes captadas por instrumentos de la sonda espacial
Solar Dynamics Observatory que permite observar la luz producida por el Sol más allá
de lo que el ojo humano puede percibir
La luz solar que apreciamos a simple vista es de color amarillo, pero en realidad el Sol
la emite en todas las longitudes de onda.41
Para obtener una visión ininterrumpida del Sol en longitudes de onda inaccesibles
desde la superficie terrestre, la Agencia Espacial Europea y la NASA lanzaron
cooperativamente el satélite SOHO (Solar and Heliospheric Observatory) el 2 de
diciembre de 1995.42 La sonda europea Ulysses realizó estudios de la actividad
solar,43 y la sonda estadounidense Génesis se lanzó en un vuelo cercano a la
heliósfera para regresar a la Tierra con una muestra directa del material solar.44
Génesis regresó a la Tierra en el 2004, pero su reentrada en la atmósfera fue
acompañada de un fallo en su paracaídas principal que hizo que se estrellara sobre la
superficie.45 El análisis de las muestras obtenidas prosigue en la actualidad.
Cálculo histórico del tamaño del Sol y su distancia[editar]
Aristarco de Samos fue el primero en hacer estimaciones sobre la distancia al Sol. No
llegó a distancias concretas, sino que estableció distancias relativas a la distancia entre
la Tierra y la Luna. Esperó a que la fase de la Luna sea de un cuarto exactamente,
momento en que el ángulo Tierra-Luna-Sol debería ser un ángulo recto. Entonces la
hipotenusa del rectángulo sería la distancia de la Tierra al Sol. Para esto era necesario
medir con exactitud el ángulo del Sol respecto a la Luna, cosa que no es nada
fácil.4647
Entonces determinó la distancia y el tamaño del Sol (relativos). Sin embargo, siendo
necesario medir unos ángulos demasiado pequeños, y sin los instrumentos para ello,
no logró la suficiente exactitud. Determinó que el Sol se encuentra 20 veces más lejos
de lo que está la Luna, y determinó que su diámetro era al menos 7 veces el diámetro
de la Tierra.47 Según los cálculos actuales, el Sol se encuentra 400 veces más alejado
que la Luna, y su diámetro es 109 veces más grande que el de la Tierra, por lo que fue
muy grande el error de medición.
Para establecer la distancia real de la Tierra a la Luna sugirió un método utilizando
curvatura de la sombra de la Tierra proyectada en la Luna, durante los eclipses
lunares.48 (Este método fue utilizado por Hiparco de Nicea posteriormente para
calcular esa distancia).
Aristarco, pensando que el Sol era al menos 7 veces más grande que la Tierra, sugirió
que no es el Sol el que gira alrededor de la Tierra, sino al contrario, siendo el primero
en sugerir un modelo heliocéntrico.49 Sin embargo, sus ideas no fueron aceptadas por
sus contemporáneos y la teoría heliocéntrica no se retomó hasta 1543, 17 siglos
después, cuando Copérnico publicó su libro Sobre las revoluciones de los orbes
celestes.5051
En 1650, Godefroy Wendelin repitió las mediciones de Aristarco midiendo directamente
la distancia al Sol, esta vez con mayores recursos técnicos que 18 siglos atrás. Llegó a
la conclusión de que el Sol estaba unas 240 veces más alejado que la Luna.52 Esta
vez el error fue menor, pero el valor todavía menor al que se mide actualmente.53
En 1609, Johannes Kepler abrió el camino para determinar las distancias relativas de
todos los cuerpos del sistema solar, no solamente de la Luna y el Sol, por lo que,
sabiendo la distancia a cualquiera de los planetas, se podría saber la distancia al
Sol.54 Posteriormente, Giovanni Cassini, en 1673, obtuvo el paralaje de Marte, por lo
que logró determinar su distancia. Entonces, sobre la base de los cálculos de Kepler,
determinó la distancia al Sol en 136 millones de kilómetros (esta vez, la distancia se
acercó bastante a los datos actuales, y el error fue solamente de 7 %).55

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