Sol Astro Información
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Para otros usos de este término, véanse Sol (desambiguación) y Disco solar
(desambiguación).
Sol
El Sol (del latín sol, solis, ‘dios Sol invictus’ o ‘sol’, Helios en la mitología griega,
a su vez de la raíz protoindoeuropea sauel-, ‘brillar’)4 es una estrella de tipo-G
de la secuencia principal y clase de luminosidad V que se encuentra en el
centro del sistema solar y constituye la mayor fuente de radiación
electromagnética de este sistema planetario.5 Es una esfera casi perfecta
de plasma, con un movimiento convectivo interno que genera un campo
magnético a través de un proceso de dinamo. Cerca de tres cuartas partes de
la masa del Sol constan de hidrógeno; el resto es principalmente helio, con
cantidades mucho más pequeñas de elementos, incluyendo
el oxígeno, carbono, neón e hierro.
Se formó hace aproximadamente 4600 millones de años a partir del colapso
gravitacional de la materia dentro de una región de una gran nube molecular.
La mayor parte de esta materia se acumuló en el centro, mientras que el resto
se aplanó en un disco en órbita que se convirtió en el sistema solar. La masa
central se volvió cada vez más densa y caliente, dando lugar con el tiempo al
inicio de la fusión nuclear en su núcleo. Se cree que casi todas las estrellas
se forman por este proceso. El Sol es más o menos de edad intermedia y no ha
cambiado drásticamente desde hace más de cuatro mil millones de años, y
seguirá siendo bastante estable durante otros 5000 millones de años más. Sin
embargo, después de que la fusión del hidrógeno en su núcleo se haya
detenido, el Sol sufrirá cambios importantes y se convertirá en una gigante roja.
Se estima que el Sol se volverá lo suficientemente grande como para engullir
las órbitas actuales de Mercurio, Venus y posiblemente la Tierra.67
La Tierra y otros cuerpos (incluidos
otros planetas, asteroides, meteoroides, cometas y polvo) orbitan alrededor del
Sol.5 Por sí solo, representa alrededor del 99,86 % de la masa del sistema
solar.8 La distancia media del Sol a la Tierra fue definida exactamente por la
Unión Astronómica Internacional en 149 597 870 700 metros9
(aproximadamente 150 millones de kilómetros). Su luz recorre esta distancia en
8 minutos y 20 segundos.
La energía del Sol, en forma de luz solar, sustenta a casi todas las formas de
vida en la Tierra a través de la fotosíntesis, y determina el clima de la Tierra y
la meteorología.
Es la estrella del sistema planetario en el que se encuentra la Tierra; por lo
tanto, es el astro con mayor brillo aparente. Su visibilidad en el cielo local
determina, respectivamente, el día y la noche en diferentes regiones de
diferentes planetas. En la Tierra, la energía radiada por el Sol es aprovechada
por los seres fotosintéticos que constituyen la base de la cadena trófica, siendo
así la principal fuente de energía de la vida. También aporta la energía que
mantiene en funcionamiento los procesos climáticos.10
El Sol es una estrella que se encuentra en la fase denominada secuencia
principal, con un tipo espectral G2 y clase de luminosidad V, por tanto, también
es denominada como enana amarilla. Se formó hace entre 4567,9 y
4570,1 millones de años y permanecerá en la secuencia principal
aproximadamente 5000 millones de años más. El Sol, junto con todos los
cuerpos celestes que orbitan a su alrededor, incluida la Tierra, forman
el sistema solar.
A pesar de ser una estrella enana, es la única cuya forma se puede apreciar a
simple vista, con un diámetro angular de 32′35″ de arco en el perihelio y 31′31″
en el afelio, lo que da un diámetro medio de 32′03″. La combinación de
tamaños y distancias del Sol y la Luna son tales que se ven, aproximadamente,
con el mismo tamaño aparente en el cielo. Esto permite una amplia gama
de eclipses solares distintos (totales, anulares o parciales).11
El vasto efecto del Sol sobre la Tierra ha sido reconocido desde tiempos
prehistóricos y el astro ha sido considerado por algunas culturas como
una deidad. El movimiento de la Tierra alrededor del Sol es la base
del calendario solar, el cual es el calendario predominante en uso hoy en día.
La disciplina científica que se encarga del estudio del Sol en su totalidad es
la física solar.
Índice
1Características
2Luz solar
3Composición
4Estructura del Sol
o 4.1Núcleo
o 4.2Zona radiante
o 4.3Zona convectiva
o 4.4Fotosfera
o 4.5Cromosfera
o 4.6Corona solar
o 4.7Heliosfera
5Actividad solar
o 5.1Eyección de masa coronal
o 5.2Cambio de polaridad solar
6Nacimiento y muerte del Sol
7Importancia de la energía solar en la Tierra
o 7.1Reacciones termonucleares e incidencia sobre la superficie terrestre
8Observación astronómica del Sol
o 8.1Exploración solar
o 8.2Cálculo histórico del tamaño del Sol y su distancia
9Véase también
10Notas aclaratorias
11Referencias
12Bibliografía
13Enlaces externos
o 13.1Generales
o 13.2Observación del Sol
Características[editar]
El Sol es una estrella de tipo-G de la secuencia principal que abarca
aproximadamente el 99,86 % de la masa del sistema solar. El Sol tiene
una magnitud absoluta de +4,83, estimada como más brillante que el 85 % de
las estrellas de la Vía Láctea, la mayoría de las cuales son enanas rojas. El Sol
pertenece a la Población I, o a las estrellas ricas en elementos pesados. La
formación del Sol pudo haber sido provocada por ondas de choque de una o
más supernovas próximas. Esto fue planteado debido a la gran abundancia de
elementos pesados en el sistema solar, como el oro y el uranio, en relación con
las abundancias de estos elementos en la llamada Población II de estrellas,
siendo estas pobres en elementos pesados. Estos elementos podrían haberse
producido por reacciones nucleares endotérmicas durante una supernova, o
por transmutación a través de la absorción neutrónica dentro de una estrella
masiva de segunda generación.12
El Sol es, con diferencia, el objeto más brillante en el cielo, con magnitud
aparente de −26,74. Es unos 13 000 millones de veces más brillante que la
segunda estrella más luminosa, Sirio, que tiene una magnitud aparente de
−1.46. La distancia media del centro del Sol al centro de la Tierra es de
aproximadamente 1 unidad astronómica (alrededor de 150 millones de
kilómetros), aunque la distancia varía a medida que la Tierra se mueve desde
el perihelio en enero hasta el afelio en julio. En esta distancia media, la luz viaja
desde el horizonte del Sol hasta el horizonte de la Tierra en unos 8 minutos y
19 segundos, mientras que la luz desde los puntos más cercanos del Sol y de
la Tierra tarda aproximadamente dos segundos menos.
El Sol no tiene un límite definido y en sus partes externas su densidad
disminuye exponencialmente al aumentar la distancia a su centro. No obstante,
a efectos de medición, se considera el radio solar como la distancia que
engloba desde su centro hasta el borde de la fotosfera, la superficie visible
aparente del Sol. Con base en esta medida, el Sol es una esfera casi perfecta
con un achatamiento estimado de 9 millonésimas, lo que significa que su
diámetro polar difiere de su diámetro ecuatorial por tan solo 10 kilómetros.
El efecto mareal de los planetas es débil y no afecta significativamente a la
forma del Sol. El Sol rota más deprisa por su ecuador que por sus polos. Esta
rotación diferencial está causada por el movimiento de convección debido al
transporte de calor y al efecto Coriolis producido por la rotación del Sol. En un
marco de referencia definido por las estrellas, el periodo de rotación es de
aproximadamente 25,6 días en el ecuador y de 33,5 días en los polos. Visto
desde la Tierra en su órbita alrededor del Sol, el período de rotación aparente
del Sol en su ecuador es de unos 28 días.
Luz solar[editar]
Artículo principal: Luz solar
Composición[editar]
El Sol está compuesto principalmente por los elementos
químicos hidrógeno y helio; que representan el 74,9 % y el 23,8 % de la masa
del Sol en la fotosfera, respectivamente. Todos los elementos más pesados,
llamados metales en astronomía, representan menos del 2 % de la masa, con
el oxígeno (más o menos el 1 % de la masa del
Sol), carbono (0,3 %), neón (0,2 %), y el hierro (0,2 %), que es el más
abundante.
El Sol heredó su composición química del medio interestelar a través del cual
se formó. El hidrógeno y el helio en el Sol fueron producidos por nucleosíntesis
del Big Bang, y los elementos más pesados se crearon por nucleosíntesis
estelar en generaciones de estrellas que completaron su evolución estelar y
devolvieron su material al medio interestelar antes de la formación del Sol. La
composición química de la fotosfera se considera normalmente como
representativa de la composición del sistema solar primordial. Sin embargo,
desde que se formó el Sol, parte del helio y de elementos pesados se han
asentado gravitacionalmente desde la fotosfera. Por lo tanto, en la fotosfera de
hoy en día, la fracción de helio es reducida, y la metalicidad es solamente el
84 % de lo que era en la fase protoestelar (antes de que la fusión nuclear
comenzara en el núcleo). Se cree que la composición protoestelar del Sol ha
sido de un 71,1 % de hidrógeno, 27,4 % de helio, y de un 1,5 % de elementos
más pesados.
Hoy en día la fusión nuclear en el núcleo del Sol ha modificado la composición
mediante la conversión del hidrógeno en helio, por lo que ahora la parte más
interna del Sol es más o menos un 60 % de helio, junto con la abundancia de
elementos más pesados que no han sido alterados. Debido a que el calor se
transfiere desde el centro del Sol por radiación en vez de por convección,
ninguno de los productos de fusión del núcleo ha llegado a la fotosfera.
La zona reactiva del núcleo de «combustión del hidrógeno», donde el
hidrógeno se convierte en helio, está empezando a ser circundado por un
núcleo interno de «cenizas de helio». Este desarrollo continuará y
posteriormente tendrá lugar la salida del Sol de la secuencia principal para
llegar a convertirse así en una gigante roja.
La abundancia de elementos pesados solares descritos anteriormente son
medidos usando tanto espectroscopia de la fotosfera del Sol como midiendo las
abundancias en los meteoritos que nunca han sido calentados a temperaturas
de fusión. Se cree que estos meteoritos retienen la composición del Sol
protoestelar y, por lo tanto, no se ven afectados por la sedimentación de
elementos pesados. Por lo general, los dos métodos concuerdan bien. 15
Como toda estrella, el Sol posee una forma esférica, y a causa de su lento
movimiento de rotación, tiene también un leve achatamiento polar. Como en
cualquier cuerpo masivo, toda la materia que lo constituye es atraída hacia el
centro del objeto por su propia fuerza gravitatoria. Sin embargo, el plasma que
forma el Sol se encuentra en equilibrio, ya que la creciente presión en el interior
solar compensa la atracción gravitatoria, lo que genera un equilibrio
hidrostático. Estas enormes presiones se producen debido a la densidad del
material en su núcleo y a las enormes temperaturas que se dan en él gracias a
las reacciones termonucleares que allí acontecen. Existe, además de la
contribución puramente térmica, una de origen fotónico. Se trata de la presión
de radiación, nada despreciable, que es causada por el ingente flujo de fotones
emitidos en el centro del Sol.
Casi todos los elementos químicos terrestres
(aluminio, azufre, bario, cadmio, calcio, carbono, cerio, cobalto, cobre, cromo, e
staño, estroncio, galio, germanio, helio, hidrógeno, hierro, indio, magnesio, man
ganeso, níquel, nitrógeno, oro, oxígeno, paladio, plata, platino, plomo, potasio, r
odio, silicio, sodio, talio, titanio, tungsteno, vanadio, circonio y cinc) y diversos
compuestos (como el cianógeno, el óxido de carbono y el amoniaco) han sido
identificados en la constitución del astro rey, por lo que se ha concluido que, si
nuestro planeta se calentara hasta la temperatura solar, tendría un espectro
luminoso casi idéntico al Sol. Incluso el helio fue descubierto primero en el Sol
y luego se constató su presencia en nuestro planeta.16
El Sol presenta una estructura en capas esféricas o en «capas de cebolla». La
frontera física y las diferencias químicas entre las distintas capas son difíciles
de establecer. Sin embargo, se puede determinar una función física que es
diferente para cada una de las capas. En la actualidad, la astrofísica dispone
de un modelo de estructura solar que explica satisfactoriamente la mayor parte
de los fenómenos observados. Según este modelo, el Sol está formado por:
1) núcleo solar, 2) zona radiante, 3) zona convectiva, 4) fotosfera,
5) cromosfera, 6) corona, 7) manchas solares, 8) granulación y 9) viento solar.
Núcleo[editar]
Artículos principales: Nucleosíntesis estelar, Cadena protón-protón y Ciclo CNO.
Ocupa unos 139 000 km del radio solar, 1⁄5 del mismo, y es en esta zona donde
se verifican las reacciones termonucleares que proporcionan toda la energía
que el Sol produce. Esta energía generada en el núcleo del Sol tarda un millón
de años en alcanzar la superficie solar.17 En su centro se calcula que existe un
49 % de hidrógeno, 49 % de helio y un 2 % que se distribuye en otros
elementos que sirven como catalizadores en las reacciones termonucleares. A
comienzos de la década de los años 30 del siglo XX, el físico austriaco Fritz
Houtermans (1903-1966) y el astrónomo inglés Robert d'Escourt
Atkinson (1898-1982) unieron sus esfuerzos para averiguar si la producción de
energía en el interior del Sol y en las estrellas se podía explicar por las
transformaciones nucleares. En 1938, Hans Albrecht Bethe (1906-2005), en los
Estados Unidos, y Carl Friedrich von Weizsäcker (1912-2007), en Alemania,
simultánea e independientemente, encontraron el hecho notable de que un
grupo de reacciones en las que intervienen el carbono y el nitrógeno como
catalizadores constituyen un ciclo, que se repite una y otra vez, mientras dura
el hidrógeno. A este grupo de reacciones se le conoce como ciclo de Bethe o
del carbono, y es equivalente a la fusión de cuatro protones en un núcleo de
helio. En estas reacciones de fusión hay una pérdida de masa, esto es, el
hidrógeno consumido pesa más que el helio producido. Esa diferencia de masa
se transforma en energía, según la ecuación de Einstein (E = mc²), donde E es
la energía, m la masa y c la velocidad de la luz. Estas reacciones nucleares
transforman el 0,7 % de la masa afectada en fotones, con una longitud de onda
cortísima y, por lo tanto, muy energéticos y penetrantes. La energía producida
mantiene el equilibrio térmico del núcleo solar a temperaturas
aproximadamente de 15 millones de kelvins.
El ciclo ocurre en las siguientes etapas:
1 12
1H + 6C → 7N13
13
7N → 6C13 + e+ + neutrino
1 13
1H + 6C → 7N14
1 14
1H + 7N → 8O15
15
8O → 7N15 + e+ + neutrino
1 15
1H + 7N → 6C12 + 2He4.
Sumando todas las reacciones y cancelando los
términos comunes, se tiene
4 1H1 → 2He4 + 2e+ + 2 neutrinos = 26,7 MeV.
La energía neta liberada en el proceso es 26,7 MeV, o
sea cerca de 6,7·1014 J por kg de protones
consumidos. El carbono actúa como catalizador, pues
se regenera al final del ciclo.
Otra reacción de fusión que ocurre en el Sol y en las
estrellas es el ciclo de Critchfiel, más comúnmente
conocido como cadena protón-protón. Charles
Critchfield (1910-1994) era en 1938 un joven físico,
alumno de George Gamow, (1904-1968) en
la Universidad George Washington, y tuvo una idea
completamente diferente, al darse cuenta de que en el
choque entre dos protones a velocidades próximas a
la de la luz, puede ocurrir que uno de ellos pierda su
carga positiva (e+), se fusionen y se convierta en
un neutrón, que permanece unido al otro protón y
forma un núcleo de deuterio, es decir, un núcleo
pesado formado por un isótopo estable del hidrógeno.
El positrón (e+) al ser liberado tiende a aniquilarse con
bastante rapidez, fusionándose con un electrón (e-),
produciendo en el proceso radiación fotónica. Al
mismo tiempo, en esta segunda fase, se libera
un neutrino electrónico de baja energía, que no
interactúa con ningún átomo y se libera al espacio a
velocidades próximas a la de la luz sin colisionar con
la materia.
Más tarde, la fusión de un protón (p+), o lo que es lo
mismo, un núcleo H1, con un núcleo de deuterio da
lugar a un isótopo del helio He³ y a la emisión de
fotones gamma (γ). Finalmente, con un 97 % de
probabilidad aproximadamente, dos núcleos del
isótopo He³ dan lugar, al ser fusionados, en un núcleo
estable de He4 más dos nuevos protones (p+), con lo
que el ciclo se retroalimenta hasta la primera fase
inicial, al tiempo que pierde energía a razón de
26,7 MeV netos.
La reacción puede producirse de dos maneras algo
distintas:
1
1H + 1H1 → 1H² + e+ + neutrino electrónico ;
1
1H + 1H² → 2He³ + fotones gamma ;
4 1
2He³ + 2He³ → 2He + 2 1H .
también expresada con la notación:
p+ + p+ → H² + e+ + νe ;
H² + p+ → He³ + γ ;
He³ + He³ → He4 + p+ + p+
El primer ciclo se da en
estrellas más calientes y con
mayor masa que el Sol, y la
cadena protón-protón en las
estrellas similares al Sol. En
cuanto al Sol, hasta el año
1953 se creyó que su
energía era producida casi
exclusivamente por el ciclo
de Bethe, pero se demostró
durante estos últimos años
que el calor solar proviene
en su mayor parte (~75 %)
del ciclo protón-protón.
En los últimos estadios de su
evolución, el Sol fusionará
también el helio producto de
estos procesos para producir
carbono y oxígeno
(véase proceso triple-alfa).
Zona radiante[editar]
En la zona exterior al núcleo
el transporte de la energía
generada en el interior se
produce por radiación hasta
el límite exterior de la zona
radiactiva. Esta zona está
compuesta de plasma, es
decir, grandes cantidades de
hidrógeno y helio ionizado.
Como la temperatura del Sol
decrece del centro (15 MK) a
la periferia (6 kK en la
fotosfera), es más fácil que
un fotón cualquiera se
mueva del centro a la
periferia que al revés. Sin
embargo, los fotones deben
avanzar por un medio
ionizado tremendamente
denso siendo absorbidos y
reemitidos infinidad de veces
en su camino. Se calcula
que un fotón cualquiera
puede tardar un millón de
años en alcanzar la
superficie y manifestarse
como luz visible.18
Zona convectiva