Filosofia Del Derecho Tema 2
Filosofia Del Derecho Tema 2
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TEMA 2.
EL CONOCIMINTO FILOSÓFICO
Para Aristóteles, por ejemplo, la filosofía busca las “causas últimas” de las cosas, es
decir, su fundamento, su razón de ser. Conocer el fundamento de algo implica comprender
lo que ese algo es en su sentido más originario y fundamental.
Esta idea de conocimiento filosófico, defendida por Aristóteles y muchos otros filósofos, ha
ido cambiando a lo largo del tiempo. Algunos pensadores creen que la filosofía es una
forma general de pensar la vida y, por lo tanto, el conocimiento filosófico es una
reflexión sobre cómo vivir mejor. Quienes sostienen esta idea suelen inclinarse a preguntas
e inquietudes éticas y morales.
Otra forma de pensar la filosofía, por ejemplo, es considerándola una ciencia rigurosa, por
la que se accede a datos precisos y absolutos de las cosas. Pensadores como Tomás de
Aquino, Descartes y Kant sostuvieron esta idea.
Sin embargo, y más allá de que postura se adopte, todas coinciden en que el conocimiento
filosófico gira en torno a una comprensión profunda y meditativa de la esencia del
mundo y lo que hay en él. Qué son la filosofía y el conocimiento filosófico son preguntas
íntimamente relacionadas.
Platón es uno de los filósofos que pensó al conocimiento filosófico como determinado por
el objeto. Según él, lo que el filósofo hace no es decidir cómo son las cosas, sino descubrir
las propiedades que las cosas muestran. Así, la teoría platónica de las ideas sostiene que,
como objeto de conocimiento, las ideas son independientes al sujeto. Las ideas, tal como
las entendió Platón, habitan un mundo distinto, “ideal” (ya que allí habitan las ideas, que
son los objetos que no necesitan del sujeto para ser por sí mismos).
A las ideas platónicas se las pensó durante gran parte de la historia de la filosofía.
Estuvieran más o menos de acuerdo, todos los filósofos coincidieron en que poder conocer
las ideas era conocer la esencia de las cosas. De hecho, según Edmun Husserl, que fue un
filósofo contemporáneo, fundador de la fenomenología, la verdadera intuición era la
intuición de esencias: aquella manera de intuir la verdad de las cosas, su esencia general.
ETAPAS DE LA FILOSOFIA
FILOSOFÍA ANTIGUA
Desde Tales de Mileto, alrededor del año 600 a. C., hasta los neoplatónicos del siglo VI d.
C., el pueblo griego y otras civilizaciones mediterráneas ejercieron la filosofía como una
forma de conocimiento y también como un estilo de vida.
Se considera que los primeros filósofos fueron los llamados “presocráticos”, por haber
vivido y pensado antes de Sócrates. Se los conoce por haber dado el paso
del mito al logos (el pensamiento racional), ya que buscaron explicaciones racionales,
basadas en sus observaciones de la naturaleza, del origen de todo lo que es. Entre ellos
encontramos a Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxíemenes, Jenófanes,
Heráclito, Pitágoras, Parménides, Zenón, Anaxágoras, Empédocles y Demócrito.
A los presocráticos sigue lo que se conoce como el período clásico griego. Este
comienza con Sócrates, contemporáneo al grupo de los sofistas (maestros de la retórica),
que fue maestro de Platón, quien a su vez enseñó a Aristóteles. Tanto Sócrates como Platón
y Aristóteles son considerados los filósofos más importantes de la antigüedad y se los
conoce como los “socráticos mayores”. Todos sus trabajos siguen siendo objeto de estudio
y discusión en la actualidad.
El período helenístico sucedió a los socráticos mayores. Este período va desde la muerte
de Alejandro Magno a la invasión de Macedonia por parte de los romanos. En esta época
convivieron las escuelas de Sócrates y de Platón, que fueron continuadas por muchos de sus
discípulos.
FILOSOFÍA MEDIEVAL
La filosofía medieval se dio entre los siglos V y el VI, con la caída del Imperio Romano en
el 476, y VI d. C., con el surgimiento del Renacimiento. Su principal característica es la
inclusión de las ideas clásicas a los dogmas de las grandes religiones
monoteístas (el cristianismo, el judaísmo y el islam).
Este intento de conciliación entre filosofía y religión se desarrolló por un periodo de casi
mil años. Tras la aparición de Jesús de Nazaret, en el siglo I, y la posterior evangelización
del mundo occidental por sus discípulos, el cristianismo se volvió la religión oficial del
Imperio romano. Esto significó que la filosofía se vio forzada a un segundo plano respecto
de la teología: las herramientas filosóficas estaban a disposición de las inquietudes
teológicas y religiosas.
Los primeros siglos fueron escenario de los esfuerzos realizados por los padres de la
Iglesia, a cuya doctrina se llamó “patrística”. El más famoso de ellos fue Agustín de Hipona
(354-430), mejor conocido como San Agustín. Agustín incorporó muchas de las ideas
esbozadas por los neoplatónicos, quienes trajeron al Imperio Romano las obras salvadas
de Platón.
El trabajo de Aristóteles, por su parte, era todavía desconocido para la mayoría del mundo
occidental. Quienes llegaron a leerlo lo hicieron por medio de las traducciones al latín de
Boecio (477-524), quien tradujo Categorías, de Aristóteles, e Isagoge, que es el comentario
de Porfirio a Categorías.
Tras el decreto de 787 de Carlomagno, que estableció escuelas en todos los monasterios de
su imperio, apareció en el mundo medieval lo que se conoce como “escolástica”. El
mayor representante de este período fue Juan Scoto Eriúgena (815-877), quien tradujo el
trabajo de Pseudo-Dionisio.
La escolástica, que vio su apogeo entre los siglos XIII y XIV, surgió de manera oficial
luego de Eriúgena, con el trabajo de Anselmo de Canterbury (1033-1109). San Anselmo es
conocido por haber escrito el primer argumento ontológico (basado en el ser) para
probar la existencia de Dios.
FILOSOFÍA RENACENTISTA
La filosofía renacentista o del Renacimiento es aquella que se desarrolló entre los siglos
XV y XVI. Durante este periodo se trabajó con mayor énfasis en las problemáticas que
conciernen a la filosofía natural, el humanismo y la filosofía política.
FILOSOFÍA MODERNA
El pensamiento moderno se desarrolló entre los siglos XVII y XX. Aun cuando hay
algunas disputas al respecto, se considera de manera casi unánime que la filosofía moderna
comienza con el pensamiento de René Descartes (1596-1650), padre de la modernidad y
del racionalismo, una de las principales corrientes modernas de pensamiento. En esta
corriente encontramos también a filósofos de la talla de Baruch Spinoza y Gottfried
Leibniz, entre otros.
Ambas corrientes, más allá de sus diferencias, se caracterizaron por tratar de encontrar
un criterio de verdad distinto al teológico, que era dado por revelación divina o el
dictamen de las autoridades de la Iglesia. Las dos escuelas fueron contemporáneas a
pensadores cuyo pensamiento a veces es difícil de clasificar, como Thomas Hobbes o Jean-
Jacques Rousseau.
FILOSOFÍA DEL SIGLO XIX
La filosofía del siglo XIX, al igual que la del Renacimiento, es difícil de clasificar. Con
ella aparece el pensamiento de Immanuel Kant, quien reconcilió al racionalismo con el
empirismo, y también el pensamiento de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, padre del
idealismo alemán.
Tanto los trabajos de Kant como los de Hegel revolucionaron de manera absoluta la forma
en que se hacía filosofía. La Crítica de la razón pura, de Kant, y Fenomenología del
espíritu, de Hegel, son obras que al día de hoy se estudian de manera exhaustiva, y se
encuentra en ellas nuevas formas de pensar no solo cómo conocemos la realidad, sino lo
que ella es en sí misma.
El siglo XIX también dio luz a los trabajos de filósofos como Fichte y Schelling,
idealistas alemanes, o Arthur Schopenhauer, pensador radical que promulgó la idea del
mundo como un juego inútil de imágenes y deseos. También encontramos en este período a
Friedrich Engels, Karl Marx, John Stuart Mill, Kierkegaard y Edmund Husserl, entre otros.
FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA
El siglo XX fue el escenario donde surgieron las tradiciones filosóficas más significativas
de la filosofía contemporánea: la filosofía analítica y la continental. La primera se
desarrolló principalmente en el mundo anglosajón, mientras que la segunda se dio en la
Europa continental. Ambas corrientes fueron contemporáneas al surgimiento del
positivismo lógico, la fenomenología, al existencialismo, el postestructuralismo y el
materialismo filosófico.
Todas estas corrientes fueron partícipes de lo que se conoce como el “giro lingüístico”, que
consistió en una importante discusión respecto a la relación entre el lenguaje y la filosofía.
A su vez, este giro se dio en paralelo a la publicación de los trabajos de Martin Heidegger,
en la tradición continental, y Ludwig Wittgenstein, a quien se ubica del lado de la tradición
analítica. La figura de Heidegger generó muchísimas polémicas en el mundo
filosófico por su aparente y sospechada adhesión al nacismo hitleriano de la Alemania de
la Segunda Guerra.
Referencias
Marías, J., Zubiri, X., & y Gasset, J. O. (1941). Historia de la filosofía (No. B94.
M37 1974.). Madrid: Revista de occidente.
Reale, G., & Antiseri, D. (2007). Historia de la filosofía. Editorial San Pablo.
Hegel, G. W. F., & Terrón, E. (1971). Introducción a la historia de la filosofía.
Aguilar.
Fuente: https://humanidades.com/historia-de-la-filosofia/#ixzz7qxBdtg4S
MÉTODOS FILOSÓFICOS
Los métodos filosóficos son las diversas maneras que han utilizado los filósofos a lo largo
de la historia del pensamiento humano para aproximarse al conocimiento. Hoy en día hay
consenso en decir que la filosofía no pretende llegar a verdades absolutas, sino que busca
una explicación para determinados aspectos humanos.
MÉTODO MAYÉUTICO: La mayéutica es hacer surgir la luz del entendimiento que hay
en el intelecto de cada persona mediante el diálogo. Su principal exponente, y quien creó el
método, fue Sócrates, perfeccionado por Platón, que fue su discípulo. Este método se
desarrolló entre los siglos V y IV a.C. Mayéutica, en griego, quiere decir “arte de ayudar a
parir”. La madre de Sócrates era partera, y el filósofo redefinió el concepto y lo aplicó a la
filosofía como la “forma de ayudar a parir conocimientos”.
A través del diálogo pretendía que el interlocutor llegase a la verdad, pero descubriéndola
por sí mismo. Para ello se valía del razonamiento y de la ironía (la llamada “Ironía
socrática”), con la que le hacía entender al discípulo que lo que se sabe está por lo general
basado en prejuicios.
El filósofo, a través de preguntas, obliga (asiste al parto) al discípulo, quien finalmente “da
a luz”, es decir, llega al conocimiento.
Mayéutica, en griego, quiere decir “arte de ayudar a parir”. La madre de Sócrates era
partera, y el filósofo redefinió el concepto y lo aplicó a la filosofía como la “forma de
ayudar a parir conocimientos”.
A través del diálogo pretendía que el interlocutor llegase a la verdad, pero descubriéndola
por sí mismo. Para ello se valía del razonamiento y de la ironía (la llamada “Ironía
socrática”), con la que le hacía entender al discípulo que lo que se sabe está por lo general
basado en prejuicios.
El filósofo, a través de preguntas, obliga (asiste al parto) al discípulo, quien finalmente “da
a luz”, es decir, llega al conocimiento.
Cuando se reciben datos de los sentidos, la razón busca explicarlos de una forma inteligible
y lógica. Esta línea de pensamiento fue ampliamente adoptada por filósofos posteriores,
como santo Tomás de Aquino, en el siglo XIII.
El método aristotélico quiere obtener la verdad, el conocimiento de las cosas, por medio de
la deducción, de la inducción y de la analogía. Se conoce también con el nombre de lógica
aristotélica.
MÉTODO RACIONALISTA: Se le llama también de la duda metódica, o método
cartesiano. Su representante más notable fue René Descartes, en el siglo XVII, con su
famosísimo Discurso del método y su célebre frase: “Pienso, luego existo”.
Para Hume, la mente humana es una especie de hoja en blanco, de tábula rasa, donde recibe
información proveniente de lo que le rodea y de la naturaleza, a través de los sentidos.
De esta forma, lo que importa no es tanto el objeto sino quien conoce, es decir, el sujeto, y
esto es un hito en la filosofía occidental porque a partir de Kant, la filosofía girará sobre ese
sujeto racional, y no sobre la naturaleza.
El filósofo, entonces, mediante el análisis del lenguaje, explicará cada experiencia humana,
puesto que es comunicable. Las palabras que usamos, y hasta la forma de hablar, revelará al
analista determinados problemas ocultos, e incluso posturas inconscientes sobre las cosas.
Este método presupone que no se puede obviar el entorno cultural y que hay que interpretar
todo lo que rodea al ser humano en cuanto comunicación verbal, escrita y no verbal. Así, el
filósofo intentará descifrar los significados no visibles detrás de cada palabra, y mediante la
interpretación dar una adecuada explicación.
Pero en el siglo XVIII asumió el concepto actual: dos ideas opuestas que al chocar
promueven el nacimiento de una idea nueva, o su superación.
G.W.F. Hegel fue quien lo llevó adelante, proponiendo una transformación continua e
incesante de las cosas y por la unidad de los contrarios, donde la síntesis tendría más verdad
que la tesis y la antítesis.
Luego Karl Marx lo asumiría al analizar la realidad socioeconómica de su época, al decir
que “la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases”: dos clases opuestas
que promueven el nacimiento de una nueva. Es el materialismo dialéctico marxista.
RACIONALISMO E IDEALISMO
Se basa en una concepción dualista del hombre, compuesto de dos substancias: el alma
(«res cogitans») y el cuerpo («res extensa»), que están extrínsecamente ligados, ya que la
sensación es relativamente irrelevante para la mente. Todo conocimiento en el fondo es de,
desde y a través de la mente.
Con anhelo de superar las diferencias de pensamiento, el racionalismo lucha por alcanzar
certeza y objetividad, verdades claras y distintas, como en las ciencias matemáticas. Siente,
al mismo tiempo, la necesidad de sistematizar el conocimiento. Rechaza la deseperación del
escepticismo y la incoherencia del relativismo.
D. Exigencias positivas
El idealismo concluye, en el fondo, en el relativismo. Dado que la mente crea los propios
objeto de su conocimiento, entonces nadie puede equivocarse. La noción de verdad pierde
así todo su significado, pues ella consiste en lo que se capta en un momento dado; como
todo el proceso es continuo, sin fin, entonces no hay una verdad definitiva en ningún
momento. En estas condiciones, la verdad del idealismo también es pasajera, porque es la
que se capta en un momento preciso. Admás, se contradice: dado que no hay error, las
teorías del escepticismo, del relativismo y del realismo que el idealismo critica como falsas
no son tales. El idealismo sería tan solo una de las proyecciones mentales de ciertos
individuos, pero no la teoría del conocimiento universalmente válida.
Conclusión
El racionalismo pretende deducir todo conocimiento claro y distinto, con certeza universal,
de las ideas innatas de la mente y el idealismo identifica los objetos del conocimiento con
las ideas. Ambos valoran la capacidad activa de la inteligencia humana, pero exageran en
atribuirle poderes que no tiene: verdades innatas a partir de las cuales se pueden deducir a
priori todas las demás verdades y capacidad creadora de la realidad mental, la única
existente. Fracasan en la explicación de la experiencia del conocimiento, al despreciar el
papel de la sensación y la tendencia natural al realismo. Terminan, en fin, construyendo
sistemas a priori a los cuales la realidad externa debe ajustarse. Desembocan, de este modo,
en el solipsismo y en el relativismo que quieren combatir.
Términos claves
Racionalismo: teoría filosófica que propone como ideal del conocimiento la demostración
a priori de todas las verdades, es decir, de modo deductivo.
Deducción: demostración que procede del universal al menos universal o al particular.
A priori: anterior a e independiente de la experiencia.
Experiencia: conocimiento adquirido por medio de los sentidos y el contacto inmediato
con la realidad sensible.
Idealismo: teoría filosófica que identifica el objeto real con la idea y que, por tanto,
pretende que el objeto conocido dependa para su realidad de la actividad de la mente que
conoce.
Solipsismo: subespecie del idealismo, según la cual el yo individual del filósofo solipsista
es toda la realidad y el mundo exterior y las otras personas son representaciones de ese yo y
carecen, pues, de existencia independiente.