Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Filosofia Del Derecho Tema 2

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 14

FILOSOFIA DEL DERECHO.

TEMA 2.
EL CONOCIMINTO FILOSÓFICO

El conocimiento filosófico es aquel saber que se obtiene gracias al ejercicio práctico de


la filosofía. Según qué se entienda por filosofía, así será la naturaleza
del conocimiento obtenido. Esto significa que existen muchas maneras de pensar el
conocimiento filosófico.

Para Aristóteles, por ejemplo, la filosofía busca las “causas últimas” de las cosas, es
decir, su fundamento, su razón de ser. Conocer el fundamento de algo implica comprender
lo que ese algo es en su sentido más originario y fundamental.

Esta idea de conocimiento filosófico, defendida por Aristóteles y muchos otros filósofos, ha
ido cambiando a lo largo del tiempo. Algunos pensadores creen que la filosofía es una
forma general de pensar la vida y, por lo tanto, el conocimiento filosófico es una
reflexión sobre cómo vivir mejor. Quienes sostienen esta idea suelen inclinarse a preguntas
e inquietudes éticas y morales.

Otra forma de pensar la filosofía, por ejemplo, es considerándola una ciencia rigurosa, por
la que se accede a datos precisos y absolutos de las cosas. Pensadores como Tomás de
Aquino, Descartes y Kant sostuvieron esta idea.

Sin embargo, y más allá de que postura se adopte, todas coinciden en que el conocimiento
filosófico gira en torno a una comprensión profunda y meditativa de la esencia del
mundo y lo que hay en él. Qué son la filosofía y el conocimiento filosófico son preguntas
íntimamente relacionadas.

CONCEPTO E HISTORIA DEL CONOCIMIENTO FILOSÓFICO

Indiscernibles, el conocimiento filosófico es tan antiguo como la filosofía. Preguntar por


uno es preguntar por el otro. Desde los comienzos griegos de la filosofía hasta el mundo de
hoy, muchos filósofos han intentado dar una respuesta a las preguntas: ¿Qué hace que el
conocimiento filosófico sea filosófico? ¿Por qué no llamarlo solo “conocimiento”? ¿Qué
diferencia hay entre el conocimiento científico?

Para responder a estas preguntas podemos pensar en el conocimiento en general. Este


siempre representa una relación entre un sujeto y un objeto: siempre hay un sujeto que
quiere conocer algo. Cuando conocemos algo, y lo conocemos filosóficamente, tenemos
un conocimiento filosófico de eso que hemos conocido. Lo que la filosofía quiere saber es
si lo filosófico está en el sujeto que conoce, en el objeto conocido o en la relación entre
ambos. La mayoría sostiene esta última posibilidad.
CONOCIMIENTO FILOSÓFICO OBJETIVO

Platón es uno de los filósofos que pensó al conocimiento filosófico como determinado por
el objeto. Según él, lo que el filósofo hace no es decidir cómo son las cosas, sino descubrir
las propiedades que las cosas muestran. Así, la teoría platónica de las ideas sostiene que,
como objeto de conocimiento, las ideas son independientes al sujeto. Las ideas, tal como
las entendió Platón, habitan un mundo distinto, “ideal” (ya que allí habitan las ideas, que
son los objetos que no necesitan del sujeto para ser por sí mismos).

A las ideas platónicas se las pensó durante gran parte de la historia de la filosofía.
Estuvieran más o menos de acuerdo, todos los filósofos coincidieron en que poder conocer
las ideas era conocer la esencia de las cosas. De hecho, según Edmun Husserl, que fue un
filósofo contemporáneo, fundador de la fenomenología, la verdadera intuición era la
intuición de esencias: aquella manera de intuir la verdad de las cosas, su esencia general.

El conocimiento filosófico se convirtió así, tal como pensó Aristóteles, en un conocimiento


de esencias, de fundamento de las cosas: la filosofía nos ayuda a descubrir lo que las cosas
son.

ETAPAS DE LA FILOSOFIA

FILOSOFÍA ANTIGUA

Desde Tales de Mileto, alrededor del año 600 a. C., hasta los neoplatónicos del siglo VI d.
C., el pueblo griego y otras civilizaciones mediterráneas ejercieron la filosofía como una
forma de conocimiento y también como un estilo de vida.

Se considera que los primeros filósofos fueron los llamados “presocráticos”, por haber
vivido y pensado antes de Sócrates. Se los conoce por haber dado el paso
del mito al logos (el pensamiento racional), ya que buscaron explicaciones racionales,
basadas en sus observaciones de la naturaleza, del origen de todo lo que es. Entre ellos
encontramos a Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxíemenes, Jenófanes,
Heráclito, Pitágoras, Parménides, Zenón, Anaxágoras, Empédocles y Demócrito.

A los presocráticos sigue lo que se conoce como el período clásico griego. Este
comienza con Sócrates, contemporáneo al grupo de los sofistas (maestros de la retórica),
que fue maestro de Platón, quien a su vez enseñó a Aristóteles. Tanto Sócrates como Platón
y Aristóteles son considerados los filósofos más importantes de la antigüedad y se los
conoce como los “socráticos mayores”. Todos sus trabajos siguen siendo objeto de estudio
y discusión en la actualidad.

El período helenístico sucedió a los socráticos mayores. Este período va desde la muerte
de Alejandro Magno a la invasión de Macedonia por parte de los romanos. En esta época
convivieron las escuelas de Sócrates y de Platón, que fueron continuadas por muchos de sus
discípulos.

La filosofía antigua llega a su fin con el desarrollo de los pensadores de la Antigüedad


tardía: los epicúreos, los estoicos, los escépticos y, luego, los neoplatónicos. El
neoplatonismo es objeto de discusión entre distintos historiadores de la filosofía, ya que
puede ser pensado como una escuela de transición entre la Antigüedad y el mundo
medieval.

FILOSOFÍA MEDIEVAL

La filosofía medieval se dio entre los siglos V y el VI, con la caída del Imperio Romano en
el 476, y VI d. C., con el surgimiento del Renacimiento. Su principal característica es la
inclusión de las ideas clásicas a los dogmas de las grandes religiones
monoteístas (el cristianismo, el judaísmo y el islam).

Este intento de conciliación entre filosofía y religión se desarrolló por un periodo de casi
mil años. Tras la aparición de Jesús de Nazaret, en el siglo I, y la posterior evangelización
del mundo occidental por sus discípulos, el cristianismo se volvió la religión oficial del
Imperio romano. Esto significó que la filosofía se vio forzada a un segundo plano respecto
de la teología: las herramientas filosóficas estaban a disposición de las inquietudes
teológicas y religiosas.

Los primeros siglos fueron escenario de los esfuerzos realizados por los padres de la
Iglesia, a cuya doctrina se llamó “patrística”. El más famoso de ellos fue Agustín de Hipona
(354-430), mejor conocido como San Agustín. Agustín incorporó muchas de las ideas
esbozadas por los neoplatónicos, quienes trajeron al Imperio Romano las obras salvadas
de Platón.

El trabajo de Aristóteles, por su parte, era todavía desconocido para la mayoría del mundo
occidental. Quienes llegaron a leerlo lo hicieron por medio de las traducciones al latín de
Boecio (477-524), quien tradujo Categorías, de Aristóteles, e Isagoge, que es el comentario
de Porfirio a Categorías.

Tras el decreto de 787 de Carlomagno, que estableció escuelas en todos los monasterios de
su imperio, apareció en el mundo medieval lo que se conoce como “escolástica”. El
mayor representante de este período fue Juan Scoto Eriúgena (815-877), quien tradujo el
trabajo de Pseudo-Dionisio.

La escolástica, que vio su apogeo entre los siglos XIII y XIV, surgió de manera oficial
luego de Eriúgena, con el trabajo de Anselmo de Canterbury (1033-1109). San Anselmo es
conocido por haber escrito el primer argumento ontológico (basado en el ser) para
probar la existencia de Dios.

En el apogeo de la escolástica se establecieron las principales universidades europeas en las


grandes ciudades. También se fundaron las órdenes de los franciscanos y los
dominicanos. De estas órdenes religiosas surge la figura de Tomás de Aquino (1225-
1274), conocido como Santo Tomás. Santo Tomás fue el mayor conciliador entre la
doctrina cristiana y la racionalidad griega, y dio origen a lo que hoy se conoce como
“filosofía católica”.

FILOSOFÍA RENACENTISTA

La filosofía renacentista o del Renacimiento es aquella que se desarrolló entre los siglos
XV y XVI. Durante este periodo se trabajó con mayor énfasis en las problemáticas que
conciernen a la filosofía natural, el humanismo y la filosofía política.

Sus principales pensadores fueron Nicolás Maquiavelo, Erasmo de Róterdam, Tomás


Moro, Michel de Montaigne, Giordano Bruno, Nicolás de Cusa y Francisco Suárez, entre
otros.

A este período se lo considera de transición por ubicarse entre la Edad Media y


la Edad Moderna. Estos períodos tuvieron no solo una mayor extensión en el tiempo, sino
también una mayor radicalidad respecto a las problemáticas tratadas y la forma en que se
las trabajó.

FILOSOFÍA MODERNA

La filosofía moderna se caracterizó por ser un período en el que sus pensadores


trabajaron de manera autónoma respecto a los poderes políticos y religiosos. Figuras
como Hume o Descartes buscaron dar respuesta a muchas inquietudes separándose de los
criterios científicos y filosóficos de la mayor parte de la Iglesia.

El pensamiento moderno se desarrolló entre los siglos XVII y XX. Aun cuando hay
algunas disputas al respecto, se considera de manera casi unánime que la filosofía moderna
comienza con el pensamiento de René Descartes (1596-1650), padre de la modernidad y
del racionalismo, una de las principales corrientes modernas de pensamiento. En esta
corriente encontramos también a filósofos de la talla de Baruch Spinoza y Gottfried
Leibniz, entre otros.

Al racionalismo se opuso la corriente británica del empirismo. Sus principales figuras


fueron John Locke, David Hume y George Berkeley (aunque a este último a veces se lo
considera también racionalista). A diferencia del racionalismo, que abogaba por una
explicación racional del mundo, el empirismo explicó la realidad a partir de los sentidos y
las sensaciones que obtenemos a partir del encuentro con los objetos.

Ambas corrientes, más allá de sus diferencias, se caracterizaron por tratar de encontrar
un criterio de verdad distinto al teológico, que era dado por revelación divina o el
dictamen de las autoridades de la Iglesia. Las dos escuelas fueron contemporáneas a
pensadores cuyo pensamiento a veces es difícil de clasificar, como Thomas Hobbes o Jean-
Jacques Rousseau.
FILOSOFÍA DEL SIGLO XIX

La filosofía del siglo XIX, al igual que la del Renacimiento, es difícil de clasificar. Con
ella aparece el pensamiento de Immanuel Kant, quien reconcilió al racionalismo con el
empirismo, y también el pensamiento de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, padre del
idealismo alemán.

Tanto los trabajos de Kant como los de Hegel revolucionaron de manera absoluta la forma
en que se hacía filosofía. La Crítica de la razón pura, de Kant, y Fenomenología del
espíritu, de Hegel, son obras que al día de hoy se estudian de manera exhaustiva, y se
encuentra en ellas nuevas formas de pensar no solo cómo conocemos la realidad, sino lo
que ella es en sí misma.

El siglo XIX también dio luz a los trabajos de filósofos como Fichte y Schelling,
idealistas alemanes, o Arthur Schopenhauer, pensador radical que promulgó la idea del
mundo como un juego inútil de imágenes y deseos. También encontramos en este período a
Friedrich Engels, Karl Marx, John Stuart Mill, Kierkegaard y Edmund Husserl, entre otros.

El siglo XIX, prolífico en pensadores e ideas propias y revolucionarias en más de un


sentido, fue también el siglo en el que vivió, pensó y escribió Friedrich Nietzsche. La
figura de Nietzsche, desde su aparición, es sumamente controversial, y ha logrado
dividir a la filosofía en grandes grupos según se fuera su detractor o defensor.

Generalmente se considera que Nietzsche es quien da inicio al pensamiento


contemporáneo: después de él ya no se puede hablar de totalidades o fundamentos de la
realidad (y esto es lo que caracteriza a la filosofía postnietzscheana y contemporánea).

FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA

La filosofía contemporánea tuvo su inicio en el siglo XX y continúa hasta el día de hoy.


Por esta razón, y por ser un pensamiento vivo y en desarrollo, es difícil trazar sus límites o
características propias. Sin embargo, hay algunos elementos posibles de mencionar.

El siglo XX fue el escenario donde surgieron las tradiciones filosóficas más significativas
de la filosofía contemporánea: la filosofía analítica y la continental. La primera se
desarrolló principalmente en el mundo anglosajón, mientras que la segunda se dio en la
Europa continental. Ambas corrientes fueron contemporáneas al surgimiento del
positivismo lógico, la fenomenología, al existencialismo, el postestructuralismo y el
materialismo filosófico.

Todas estas corrientes fueron partícipes de lo que se conoce como el “giro lingüístico”, que
consistió en una importante discusión respecto a la relación entre el lenguaje y la filosofía.
A su vez, este giro se dio en paralelo a la publicación de los trabajos de Martin Heidegger,
en la tradición continental, y Ludwig Wittgenstein, a quien se ubica del lado de la tradición
analítica. La figura de Heidegger generó muchísimas polémicas en el mundo
filosófico por su aparente y sospechada adhesión al nacismo hitleriano de la Alemania de
la Segunda Guerra.

Entre los filósofos más conocidos de la filosofía contemporánea, además de a Heidegger y


Wittgenstein, encontramos a Bertrand Russel, Karl Popper, Michel Foucault, Jacques
Derrida, Jean Baudrillard, Gilles Deleuze, Felix Guattari, Jean-Francois Lyotard, Paul
Preciado, Donna Haraway, Judith Butler, Hans-Georg Gadamer, Simone De Beauvoir, Jean
Paul Sartre y Giorgio Agamben, entre otros.

Sigue con: Período Helenístico

Referencias

 Marías, J., Zubiri, X., & y Gasset, J. O. (1941). Historia de la filosofía (No. B94.
M37 1974.). Madrid: Revista de occidente.
 Reale, G., & Antiseri, D. (2007). Historia de la filosofía. Editorial San Pablo.
 Hegel, G. W. F., & Terrón, E. (1971). Introducción a la historia de la filosofía.
Aguilar.

Fuente: https://humanidades.com/historia-de-la-filosofia/#ixzz7qxBdtg4S

MÉTODOS FILOSÓFICOS

Los métodos filosóficos son las diversas maneras que han utilizado los filósofos a lo largo
de la historia del pensamiento humano para aproximarse al conocimiento. Hoy en día hay
consenso en decir que la filosofía no pretende llegar a verdades absolutas, sino que busca
una explicación para determinados aspectos humanos.

La filosofía es un diálogo intelectual continuo, es la indagación racional y constante sobre


los problemas que pueden angustiar a una sociedad, para abordar cuestiones como la moral,
la belleza, la verdad, la existencia, la mente, el conocimiento o el lenguaje.

MÉTODO MAYÉUTICO: La mayéutica es hacer surgir la luz del entendimiento que hay
en el intelecto de cada persona mediante el diálogo. Su principal exponente, y quien creó el
método, fue Sócrates, perfeccionado por Platón, que fue su discípulo. Este método se
desarrolló entre los siglos V y IV a.C. Mayéutica, en griego, quiere decir “arte de ayudar a
parir”. La madre de Sócrates era partera, y el filósofo redefinió el concepto y lo aplicó a la
filosofía como la “forma de ayudar a parir conocimientos”.

A través del diálogo pretendía que el interlocutor llegase a la verdad, pero descubriéndola
por sí mismo. Para ello se valía del razonamiento y de la ironía (la llamada “Ironía
socrática”), con la que le hacía entender al discípulo que lo que se sabe está por lo general
basado en prejuicios.

La mayéutica socrática suponía que en los individuos se acumulaban conocimientos,


ofrecidos por la tradición, vivencias y experiencias de generaciones anteriores, y mediante
el diálogo se invitaba al interlocutor a dejar salir esos conocimientos, razonando,
argumentando y debatiendo.

El filósofo, a través de preguntas, obliga (asiste al parto) al discípulo, quien finalmente “da
a luz”, es decir, llega al conocimiento.

Mayéutica, en griego, quiere decir “arte de ayudar a parir”. La madre de Sócrates era
partera, y el filósofo redefinió el concepto y lo aplicó a la filosofía como la “forma de
ayudar a parir conocimientos”.

A través del diálogo pretendía que el interlocutor llegase a la verdad, pero descubriéndola
por sí mismo. Para ello se valía del razonamiento y de la ironía (la llamada “Ironía
socrática”), con la que le hacía entender al discípulo que lo que se sabe está por lo general
basado en prejuicios.

La mayéutica socrática suponía que en los individuos se acumulaban conocimientos,


ofrecidos por la tradición, vivencias y experiencias de generaciones anteriores, y mediante
el diálogo se invitaba al interlocutor a dejar salir esos conocimientos, razonando,
argumentando y debatiendo.

El filósofo, a través de preguntas, obliga (asiste al parto) al discípulo, quien finalmente “da
a luz”, es decir, llega al conocimiento.

MÉTODO FÍSICO ONTOLÓGICO O EMPÍRICO RACIONAL: La ontología es una


parte de la filosofía que estudia lo que hay a nuestro alrededor, y la relación entre los entes
(o seres que son). Aristóteles la llamó también “metafísica” o “filosofía primera” para
referirse al estudio o investigación del ser en cuanto es. Este método se denomina
igualmente físico lógico o empírico racional. A través de la observación y del acercamiento
a la naturaleza, el ser humano la comprende. Por eso se parte de la experiencia y se intenta
explicarla aplicando la razón.

Cuando se reciben datos de los sentidos, la razón busca explicarlos de una forma inteligible
y lógica. Esta línea de pensamiento fue ampliamente adoptada por filósofos posteriores,
como santo Tomás de Aquino, en el siglo XIII.

El método aristotélico quiere obtener la verdad, el conocimiento de las cosas, por medio de
la deducción, de la inducción y de la analogía. Se conoce también con el nombre de lógica
aristotélica.
MÉTODO RACIONALISTA: Se le llama también de la duda metódica, o método
cartesiano. Su representante más notable fue René Descartes, en el siglo XVII, con su
famosísimo Discurso del método y su célebre frase: “Pienso, luego existo”.

La duda metódica es el procedimiento deductivo que cuestiona la realidad; la duda es,


entonces, la base del método, siendo la razón la única fuente legítima para producir
conocimientos. Todo lo que pasa a través de la razón será lo verdadero.

MÉTODO EMPIRISTA: Este método se enfoca en la experiencia y la evidencia, a través


de la percepción sensorial, para la generación de conocimiento. En otras palabras, partiendo
del mundo sensible, se forman los conceptos.

El empirismo se traduciría como experiencia, y se desarrolla en Gran Bretaña en el siglo


XVIII. Su principal exponente es David Hume, y suele contraponerse al método
racionalista, más desarrollado en Europa continental.

Para Hume, la mente humana es una especie de hoja en blanco, de tábula rasa, donde recibe
información proveniente de lo que le rodea y de la naturaleza, a través de los sentidos.

Desconfía de la razón y eleva aspectos como los sentimientos y la imaginación. Es


fundamentalmente inductivo. Actualmente se lo relaciona con el cientificismo del siglo
XX.

MÉTODO TRASCENDENTAL: Se llama también idealismo trascendental. Según


Immanuel Kant, que fue quien lo propuso en el siglo XVIII, todo conocimiento requiere de
la existencia de dos elementos básicos. El primero es el objeto de conocimiento, externo al
sujeto, que es un principio material.

El segundo es el propio sujeto, que se conoce, y constituye un principio formal. Lo que


Kant propone es que el conocimiento no parte del objeto sino del sujeto, pues este es quien
conoce.

De esta forma, lo que importa no es tanto el objeto sino quien conoce, es decir, el sujeto, y
esto es un hito en la filosofía occidental porque a partir de Kant, la filosofía girará sobre ese
sujeto racional, y no sobre la naturaleza.

Esto lleva a Kant a plantear su filosofía como una filosofía antropológica.

MÉTODO FENOMENOLÓGICO: Fue un movimiento filosófico fundado por Edmund


Husserl a comienzos del siglo XX, y pretende estudiar el mundo desde la experiencia
subjetiva. Es decir, intenta explicar los fenómenos (los objetos externos al sujeto) a partir
de la conciencia subjetiva.

Para la fenomenología, la conciencia tiene intencionalidad en cuanto es conciencia de algo,


necesita de un objeto ajeno a ella para ser conciencia; en este sentido, no basta la
conciencia del “yo” sino una abierta a la realidad y de estar en el mundo, intencionalmente.
La fenomenología influyó decisivamente en otros métodos aplicados a otras disciplinas,
como la literatura, la religión o la psicología. Y para el surgimiento del existencialismo.

MÉTODO ANALÍTICO LINGÜÍSTICO: Este método surgió en el siglo XX, posterior a


la II Guerra Mundial, en Estados Unidos y Gran Bretaña. Intenta descifrar el mundo
explicando el lenguaje y los conceptos que pueden expresarse con él.

Uno de sus mayores exponentes es Ludwig Wittgenstein, y su filosofía del lenguaje. Su


propuesta es que la mayor parte de los problemas filosóficos se basan en un uso incorrecto
del lenguaje, en interpretaciones erróneas.

El filósofo, entonces, mediante el análisis del lenguaje, explicará cada experiencia humana,
puesto que es comunicable. Las palabras que usamos, y hasta la forma de hablar, revelará al
analista determinados problemas ocultos, e incluso posturas inconscientes sobre las cosas.

Es un método muy utilizado en lingüística, en psicología y en disciplinas enfocadas en el


análisis del discurso.

MÉTODO HERMENÉUTICO: La hermenéutica es el arte de la interpretación de los


textos. Aunque nace de la fenomenología, la hermenéutica va más allá. Uno de sus ilustres
precursores fue Friedrich Nietzsche.

Este método presupone que no se puede obviar el entorno cultural y que hay que interpretar
todo lo que rodea al ser humano en cuanto comunicación verbal, escrita y no verbal. Así, el
filósofo intentará descifrar los significados no visibles detrás de cada palabra, y mediante la
interpretación dar una adecuada explicación.

Martin Heidegger, Hans-Georg Gadamer y Paul Ricoeur desarrollaron este método


filosófico que, junto al fenomenológico y analítico, conforman la filosofía actual, y podría
decirse que gran parte de ella es hermenéutica.

MÉTODO DIALÉCTICO: Este método, tan antiguo como la mayéutica, ha sufrido


notables cambios en sus alcances a lo largo de la historia. En su acepción original, aludía a
un método argumentativo dialógico parecido a la lógica.

Pero en el siglo XVIII asumió el concepto actual: dos ideas opuestas que al chocar
promueven el nacimiento de una idea nueva, o su superación.

Esquemáticamente, se puede explicar mediante la presentación de un problema, la tesis, a la


que se le contrapone un concepto opuesto, que sería la antítesis, y cuya resolución (o nueva
comprensión) será la síntesis.

G.W.F. Hegel fue quien lo llevó adelante, proponiendo una transformación continua e
incesante de las cosas y por la unidad de los contrarios, donde la síntesis tendría más verdad
que la tesis y la antítesis.
Luego Karl Marx lo asumiría al analizar la realidad socioeconómica de su época, al decir
que “la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases”: dos clases opuestas
que promueven el nacimiento de una nueva. Es el materialismo dialéctico marxista.

Luego Karl Marx lo asumiría al analizar la realidad socioeconómica de su época, al decir


que “la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases”: dos clases opuestas
que promueven el nacimiento de una nueva. Es el materialismo dialéctico marxista.

1. Daly, C. (2010). An Introduction to philosophical methods. Broadview Press.


Tomado de ustpaul.ca.
2. Los métodos filosóficos (2012). Tomado de trazandocamino.blogspot.com.
3. Martén, S. (2019). La filosofía y sus métodos. Revista UCR, Universidad de Costa
Rica, pp. 229-235. Tomado de revistas.ucr.ac.cr.
4. Métodos filosóficos (2020). Tomado de datateca.unad.edu.co.
5. Método trascendental (2020). Encyclopædia Herder. Tomado de
encyclopaedia.herdereditorial.com.

RACIONALISMO E IDEALISMO

EL RACIONALISMO es la teoría filosófica que reconoce en la realidad un principio


inteligible, cuya evidencia y conocimiento, sin embargo, no es de tipo empírico (sensible,
basado sobre la experiencia), sino racional (captable sólo por el pensamiento). Podemos
decir que inicia con los filósofos eleatas (Parménides) y los pitagóricos (Pitágoras), pero se
asocia, en general, con el intento moderno de introducir en filosofía los métodos
matemáticos para alcanzar la certeza absoluta en el conocimiento. Así, la crítica filosófica
atribuye a René Descartes (1596-1650) la paternidad del racionalismo, que agrupa a
pensadores diversos, como son el ocasionalista Nicholas Malebranche (1638-1715), Baruch
Spinoza (1632-77) y Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716).

EL IDEALISMO puro enseña que el objeto conocido depende para su realidad de la


actividad de la mente cognoscente; identifica los objetos con las ideas. Podemos decir que
hay una tendencia idealista desde los presocráticos (por ejemplo, Anaxágoras), que pasa por
la época alejandrino-romana y la medieval. La vía al idealismo moderno fue abierta por el
racionalismo-subjetivismo gnoseológico de Descartes. Fundador del idealismo puro es
George Berkeley que, junto con Leibniz, fue el creador de una forma de inmaterialismo. El
idealismo gnoseológico (trascendental, crítico) de Kant inspiró los panteísmos idealísticos
alemanes del siglo XIX: Fichte (personalismo abstracto o «idealismo subjetivo»), Schelling
(idealismo o teísmo estético), Hegel (idealismo absoluto o lógico), Schopenhauer
(idealismo voluntarístico), Schleiermacher (panteísmo espiritual). En Francia se dan
idealismos espiritualísticos o personalísticos (Condillac, Biran, Bergson...); en Inglaterra,
personalismos semimonísticos (E. Caird, Green) o monismos impersonalísticos (Bradley,
Bosanquet); en Italia se reelabora el idealismo de tipo alemán (Croce, Gentile).
Doctrina

El racionalismo y su antropología: El racionalismo afirma que el conocimiento verdadero


ya está dentro de nosotros gracias a las ideas innatas con las cuales nacemos y que no
podemos adquirir a lo largo de la vida. Considera, pues, que el saber humano es universal y
necesario, porque viene garantizado por las verdades que ofrece el patrimonio originario de
las ideas innatas. Lo que conocemos con certeza por vía racional, o sea, la demostración a
priori de todas las verdades humanas, constituye el mundo real. El mundo que no se puede
conocer con certeza es, en cambio, ilusorio, ni real ni importante. El conocimiento consiste,
en definitiva, en el desarrollo de los poderes innatos de tal modo que de uno o varios
principios autoevidentes todos los demás conocimientos pueden derivarse sin recurrir a la
experiencia.

Se basa en una concepción dualista del hombre, compuesto de dos substancias: el alma
(«res cogitans») y el cuerpo («res extensa»), que están extrínsecamente ligados, ya que la
sensación es relativamente irrelevante para la mente. Todo conocimiento en el fondo es de,
desde y a través de la mente.

2. El idealismo metafísico y gnoseológico: El idealismo puro, de carácter metafísico,


identifica la realidad ontológica, individual y concreta, exclusivamente con lo ideal, es
decir, la mente, el espíritu, el alma, la persona, las ideas, los arquetipos, el pensamiento. Se
puede concebir un idealismo empírico, cuyo fundamento es el yo individual o
trascendental, que, pone por encima del yo individual un Yo puro, una Mente lógica
impersonal, una Voluntad inconsciente, fuente de unidad, universalidad y necesidad. En
relación con la naturaleza, han surgido dos tipos de idealismos: por un lado, el acosmismo o
idealismo subjetivo, que sostiene que la naturaleza es simplemente la proyección de la
mente finita sin una existencia externa real; por otro, el idealismo objetivo, que identifica
naturaleza exterior con el pensamiento o la actividad del Espíritu Cósmico (en Alemania
este idealismo concibe que las mentes finitas son partes – modos, momentos, proyecciones,
apariencias, miembros – del Espíritu Absoluto). Como consecuencia del idealismo
metafísico surge el de carácter gnoseológico: «ser es ser percibido» (esse est percipi). No
puede haber identificación entre sujeto (espiritual) y objeto (material). El conocimiento es,
pues, exclusivamente espiritual; la mente no puede salir «fuera» para encontrarse con el
objeto, dado que no hay un objeto «afuera». La cosa no es, en fin, porque es, sino porque es
conocido. Como decía Hegel, «lo que es real es racional y lo que es racional es real».

C. Razones más importantes:

1. El racionalismo: deseo de alcanzar una aceptación universal de la verdad

Con anhelo de superar las diferencias de pensamiento, el racionalismo lucha por alcanzar
certeza y objetividad, verdades claras y distintas, como en las ciencias matemáticas. Siente,
al mismo tiempo, la necesidad de sistematizar el conocimiento. Rechaza la deseperación del
escepticismo y la incoherencia del relativismo.

2. El idealismo: el valor del sujeto y la «identidad» cognoscente-conocido


La identidad de sujeto y objeto se realiza en la mente por la actividad del primero. Por eso,
el ser de algo se identifica con su ser conocido. Si no hay sujeto, no hay objeto conocido.
Habría una contradicción si el ser fuera, a la vez, inmamente y trascendente, dependiente e
independiente de la mente, «dentro» y «fuera», material e inmaterial. Resulta, pues,
necesario enfatizar la espiritualidad del conocimiento y del ser mismo.

D. Exigencias positivas

1. Racionalismo: confianza en el poder de la razón para conocer verdades metafísicas

Es necesario valorar la capacidad de la inteligencia humana que, aunque limitada, puede


conocer esencias, explicar, sistematizar el pensamiento y liberarse de algún modo de los
condicionamentos subjetivos para captar verdades objetivas y universales.

2. Idealismo: valorización de la actividad del sujeto cognoscente

Se valora el misterio del conocimiento, que es conformidad intencional de sujeto y objeto,


y, al mismo tiempo, la capacidad del sujeto, ser espiritual, que juega un papel muy activo
en el conocimiento y no es un mero receptor pasivo de imágenes de objetos que provienen
de «fuera».

E. Deficiencias estructurales y refutación del racionalismo y del idealismo

1. El racionalismo desprecia el papel de la experiencia y exagera el poder de la


inteligencia

La sensación resulta irrelevante para el racionalista, lo cual contradice los datos de la


experiencia, ya que a través de los sentidos podemos conocer las cosas como son y
ocasionar el conocimiento de las realidades espirituales. Primero conocemos
inmediatamente las cosas que son sensibles. Después y con dificultad conocemos a Dios y
las realidades más lejanas a nuestros sentidos. Esto explica porqué le resulta al hombre tan
díficil alcanzar el consenso universal sobre las verdades últimas.

Al exagerar el poder innato de la inteligencia, pretende deducir todo el conocimiento de la


mente a partir de verdades conocidas a priori, con las cuales la realidad se debe ajustar.
Como consecuencia, cae en el peligro de construir sistemas que no explican los datos de la
experiencia. En efecto, no todo nuestro conocimiento proviene de la deducción. Hay otras
muchas fuentes de conocimiento que el racionalismo deja a un lado, como son el testimonio
humano, la experiencia, la inducción. En todo caso, el racionalismo explica bien lo que
sería la mente humana si tuviera verdades innatas, pero su teoría no resulta adecuada para
explicar nuestro modo actual de conocer.

2. El idealismo es reduccionista, solipsista y contradictorio: El conocimiento es la


identidad entre sujeto y objeto. Dado que resulta difícil explicarla, el idealismo rechaza la
teoría realista y reduce todo el conocimiento a la identidad del sujeto consigo mismo a
través del objeto pensado. Ahora bien, esta reducción no sabe explicar porqué tendemos
todos los hombres, de manera natural y espontánea, a ser realistas, a creer que conocemos
las cosas como son. El idealismo es ingenuo y simplista: rechaza parte de los datos de la
experiencia y reduce la naturaleza del conocimiento a un extremo de la bipolaridad, la
mente.

El idealismo conduce inevitablemente al solipsismo, dado que sólo existe el sujeto


cognoscente con sus propias modificaciones mentales (los objetos de su pensamiento).
Todo el resto, incluso la aserción de que hay otras personas además de mí, termina siendo
un conjunto de proyecciones de la mente. No se explica cómo puede haber contacto con la
realidad externa y comunicación con los demás.

El idealismo concluye, en el fondo, en el relativismo. Dado que la mente crea los propios
objeto de su conocimiento, entonces nadie puede equivocarse. La noción de verdad pierde
así todo su significado, pues ella consiste en lo que se capta en un momento dado; como
todo el proceso es continuo, sin fin, entonces no hay una verdad definitiva en ningún
momento. En estas condiciones, la verdad del idealismo también es pasajera, porque es la
que se capta en un momento preciso. Admás, se contradice: dado que no hay error, las
teorías del escepticismo, del relativismo y del realismo que el idealismo critica como falsas
no son tales. El idealismo sería tan solo una de las proyecciones mentales de ciertos
individuos, pero no la teoría del conocimiento universalmente válida.

Conclusión

El racionalismo pretende deducir todo conocimiento claro y distinto, con certeza universal,
de las ideas innatas de la mente y el idealismo identifica los objetos del conocimiento con
las ideas. Ambos valoran la capacidad activa de la inteligencia humana, pero exageran en
atribuirle poderes que no tiene: verdades innatas a partir de las cuales se pueden deducir a
priori todas las demás verdades y capacidad creadora de la realidad mental, la única
existente. Fracasan en la explicación de la experiencia del conocimiento, al despreciar el
papel de la sensación y la tendencia natural al realismo. Terminan, en fin, construyendo
sistemas a priori a los cuales la realidad externa debe ajustarse. Desembocan, de este modo,
en el solipsismo y en el relativismo que quieren combatir.

Términos claves

Racionalismo: teoría filosófica que propone como ideal del conocimiento la demostración
a priori de todas las verdades, es decir, de modo deductivo.
Deducción: demostración que procede del universal al menos universal o al particular.
A priori: anterior a e independiente de la experiencia.
Experiencia: conocimiento adquirido por medio de los sentidos y el contacto inmediato
con la realidad sensible.
Idealismo: teoría filosófica que identifica el objeto real con la idea y que, por tanto,
pretende que el objeto conocido dependa para su realidad de la actividad de la mente que
conoce.
Solipsismo: subespecie del idealismo, según la cual el yo individual del filósofo solipsista
es toda la realidad y el mundo exterior y las otras personas son representaciones de ese yo y
carecen, pues, de existencia independiente.

También podría gustarte