Bareiro Saguier-Encuentro de Culturas
Bareiro Saguier-Encuentro de Culturas
Bareiro Saguier-Encuentro de Culturas
EN SU
LITERATURA
ISBN-92-3-301025-2
Encuentro de culturas
Cultura m estiza por d efin ició n h istó rica , la latin oam erican a es resu ltan te de
la in serció n ibérica in icial — la su p lan tación progresiva luego— en el tronco
m u ltifo rm e de las cu ltu ras am erin d ias, con el p osterior agregad o d el e le m en
to african o y de los alu vion es inm igratorios. D ada la diversid ad de com p o
nen tes, un p roblem a latin oam erican o esen cia l ha sid o y sigu e sie n d o encon trar
su id en tid ad cultural, situ a c ió n que refleja la literatu ra al bu scar la apropia
ción de un len gu aje y la con creción de un con ten id o en un id io m a en cierta
m edida p restad o, y d en tro de un c o n te x to p o lític o n o u n ificad o. La b ú sq ueda
s e agudiza, y el c o n flic to se hace evid en te, en c ierto s m o m en to s crítico s de
tom a de co n c ie n c ia : la em an cip ación rom ántica, el m od ern ism o, la novela
so c ia l y la literatu ra de n u estro s días.
Ya la c olon ia s e p la n tea la disyu n tiva: ¿utilizar la lengua aborigen o la
d e lo s c on q u istad ores? A penas producida la in d ep en d en cia, e l prob lem a de la
exp resión — la "lengua n a c io n a l”— se su sc ita en tod o el con tin en te, y p ersiste
h a sta n u estro s días en la p rod u cción literaria.
C on com itan te y p aralelam en te con la preocu p ación a nivel exp resivo sur
ge y se d esarrolla l a del tem a, la d el con ten id o. A m érica es. sin duda, el
c o n to r n o g e ográfico del c o n tin en te nu evo, p ero es, adem ás, la "invención
d e A m érica" hecha por la cultura occid en tal, inven ción renovada por lo s con
ta c to s d irecto s com o la inm igración, o in d irectos com o lo s ap ortes cultura
les. D e n u ev o la disyu ntiva. ¿Es m ás am erican a la literatu ra al ocu p arse
d irectam en te del c o n L in e n te , o pu ed e serlo igu alm en te sin n ecesid ad de esa
referen cia?
A m bos carriles — lin g ü ístico y tem ático— han de servir c o m o lín eas de orien
ta ció n en e ste trabajo, sien d o am b os e lem en to s, len gu aje y con ten id o de una
literatu ra, terren os p rivilegiad os en qu e se m a n ifiesta en form a m ás ev id en te el
c o n flic to r esu lta n te del ch oq u e de culturas.
A ntes de entrar a con sid erarlos, abordaré d o s c u e stio n e s previas, com p rob acio
n es qu e p r e se n to a m anera de axiom as: 1) la im p osición final de la cultura
o ccid en ta l en A m érica; 2) la asu nción de la lengua eu ropea com o m edio de
e x p r esió n literaria.
r 211
22 UNA LITERATURA EN EL MUNDO
2] EL PROBLEMA LINGÜÍSTICO
a] D o s a c titu d e s d e E sp a ñ a
en las tierras descu b iertas no se lim itaba a la colon ización sin o que se exten
día, y en form a m uy especial, a la cristian ización , a su vez un o de los p ilares
de la dom inación. En con secu en cia, los iñon arcas se preocu paron por la m a
nera m ás eficaz de realizar e ste com etid o. E n esta cu estión , dos a ctitu d es se
pusieron de m an ifiesto.4 La prim era fue asu m id a por Carlos V (1536) al reco
m endar, con excelen te criterio práctico, que los doctrin eros ap ren d iesen la
lengua de los in d ios para ejercer su s fun ciones en A m érica. Con m a tices es
la actitu d de F elipe II, que se m ostró contrario a la su p lan tación lin gü ística
violenta. S igu iend o esta política, que rep resenta "el triu n fo de lo s teólogos
sob re los ju r ista s”, en el decir de Angel R oscnblat, lo s m isio n ero s se p reocu
paron p o r el aprendizaje de las "lenguas gen erales” ; es decir, aq u ellas que de
alguna m anera servían de veh ícu lo exp resivo en un a va sta región. Los cam
p eon es de esta cam paña de conversión en las len gu as am erin d ias han sid o los
jesu itas, q u ien es a partir de com ien zos del siglo x v n invad ieron con su s legio
nes de cateq u esis los cu atro p u n tos card in ales del con tin en te. La exp erien cia
m ás interesan te fue realizada en las m ision es del Paraguay. Im p on ien d o el
guaraní com o lengua única, los jesu ita s ayudaron a m an ten er vivo el idiom a
de los ind ios — ya len gua pop ular en el resto de la provincia— , q u e h o y sob re
vive en el país, con stitu yen d o el ú n ico caso de b ilin g ü ism o en H ispano
am érica.5
Ahora bien, es p reciso tener en cu en ta qu e el aprendizaje de la lengua
con fin es de cateq u esis era uno de los in stru m en tos m ás e fica ces de la penetra
ción político-cultural. Por ello la literatu ra que se d ifu n d ía en las len guas
aborígenes era em in en tem en te religioso-cristian a por su con ten id o, de servicio
(se rm o n es, c atecism os, ejem p los, vidas de san tos, e tc .). N o interesab an las
tradiciones au tén ticas de los indios p u es se trataba de rem plazar las "supers
tic io n e s” ind ígenas por los prin cip ios de la "religión verd ad era”. En con secu en
cia, los m ision eros se cuidaron de reproducir o tran scrib ir los m itos am erica
nos, y cuand o lo h icieron — el caso del P opal Vnh, p or ejem plo— , se trataba
de una d ifusión escasa, para no interferir la labor m isional.# La literatu ra
aborigen — que en gran m edida era religiosa— se perdió, y lo que pu do ser
conservado lo fu e gracias a la tradición oral. E s sig n ifica tiv o qu e en el Para
guay, donde los m ision eros d e sa n o lla r o n su m áxim a em p resa cultural en la
lengua del país, no se haya tran scrito una sola produ cción de origen indígena
bajo el im pulso de los padres de la C om pañía. T am poco han sid o difun didas
las d iferen tes crón icas hech as por lo s escritores de los pu eb los soju zgad os,
seguram en te porqu e ciaban una versión h e te io d o x a de los hech os.7
Las n ecesid ad es de un a estrategia de evangelización conducen a una opción
táctica lin gü ística cu yos resultados son am b ivalen tes: perm an en cia d e un
b] E l ca so p a r tic u la r d e l B ra sil
esbozado a fin es del siglo x v iii por la generación m inera d e la In fid en cia, en
Brasil.
s V éase Amado Alonso, C astellano, español, idiom a nacional. Buonos Aires, Losada, 1949.
'•> José de Alencar, O bras com pletas, vol. xv, Rio de Janeiro, José Aguilar, 1960.
10 M atoso Cámara Jr., A lingua literaria, en .4 litera tu ra no B rasil, vol. i, tom o 1,
edit. por A. Coutinho, Río de Janeiro, Su l Americana, 1955.
EN C U EN T R O D E CULTURAS 27
profunda realidad de com unicación en H ispanoam érica p u esto que sob revivió
largam ente al p royecto m odernista organizado en escuela.
La poesía que nace en la m ism a época en el Brasil e stá igualm en te influida
de p a m a sia n ism o y de sim b olism o, com o el m od ern ism o hisp anoam ericano,
pero, a diferencia de éste, n o entra en crisis con la lengua literaria penin sular.
Aunque los principios de am bas escu elas son im portados d irectam en te de Fran
cia —A lberto de O liveira los lleva a B rasil— , esa literatu ra 110 involucra una
quiebra expresiva con resp ecto a la ibérica. E sta ruptura, y violenta, se opera
con el m ovim ien to que tuvo el m ism o nom bre, m as n o el m ism o con ten id o
estétic o que su h om ón im o en lengua castellana. E l m od ern ism o brasileñ o
surge en 1922, y equivale a las exp resion es de la vanguardia en el r esto del
con tin en te latinoam ericano. El sacud im iento brusco, el in ten to de revisión
radical de valores, proclam ados por los m odernistas brasileñ os, no podía
dejar de inclu ir el a sp ecto lin güístico. La nueva crisis siguió la lín ea de rup
tura rom ántica, pero com o las con d icion es habían cam biado — evolu ción so
cial, econ óm ica y cu ltu ral del B rasil— su virulencia fu e m ayor, y tam bién
su eficacia. La im pugnación se dirigía a elem en tos b ásicos de la lengua. Los
m odernistas rechazaron la depend en cia de las norm as gram aticales vigen tes
y pregonaron la adop ción de un sistem a gram atical brasileño. M uy sim p ático
fue el proyecto de M ario de Andrade, uno de los je fe s del m ovim ien to, quien
inició la elaboración de una G ram atiqu in h a bra sileira , que tuviera en cuenta
la lengua hablada frente a la ortodoxia de la gram ática peninsular. "En el
centro de e ste esfuerzo — dice A ntonio Cándido— se hallaba el in ten to de
elaboración de un lenguaje literario nuevo, que aprovech ase al m áxim o las
posib ilid ad es de lib ertad de la lengua, dando en m uchos ca so s categoría culta
a la sintaxis popular, aproxim ando el habla com ún al habla escrita ,’’ 12 La pre
sencia explosiva de las bú sq uedas expresivas, tal com o se ve en M acunaím a
de Mario de Andrade, se explica aún m ás si se tien e en cuenta la larga dicta
dura del purism o "clasicista" y académ ico, cuyo líder fu e Rui B arbosa.
Una fu en te im portante del lenguaje literario ha sid o el habla de las m ino
rías étnicas del país. Los m od ern istas brasileñ os volvieron los o jo s hacia las
culturas indígena y negra, para tom ar de aquélla palabras, exp resion es; de
ésta ritm os, estru ctu ras e im ágenes de la expresión , adem ás del elem en to
lexical.
La iniciación , en el B rasil, de lo qu e se conoce en literatu ra con el nom
bre de negrism o, coin cid e con la del equivalen te an tillan o: Luis Palés M atos,
Ramón Guirao, E m ilio Ballagas, N icolás G uillén, José Z. Tallet. R efirién dose
al negrism o, R ené D epestre lo d efine com o “la utilización de e lem en to s rít
m icos, de onom atop eyas, de factores sen soriales propios de las literaturas
orales de los negros". Se trata de la introducción del “tem a negro" a m anera
de m oda literaria.13 E ntre los citad os se d estaca N icolás G uillén, quien por el
con ten id o de su obra, que revela su condición m ulata, va m ás allá del n egris
m o. El valor de esta experiencia aculturativa es señalado por R oger B a stid e:
"C uánto m á s 'au ten tica' nos p a r e c e ... la p oesía del cu b an o N ico lá s G uillen,
q u e con ta n ta b rilla n tez exp resa el Á frica viva, p ero viva en las encantadas
isla s d e A m érica, u n ien d o la s on o m a to p ey a s y el v ocab u lario african os con la
jerga de lo s b a jo s fo n d o s o el c a stella n o criollizad o, lo s ritm os so n o ro s de los
ta m b o res yoru b as con las v o lu p tu o sa s m elod ías del Caribe".14 B astid e con
sid era q u e "las cu ltu ras afroam erican as n o só lo n o está n m u ertas sin o que
co n tin ú a n rad ian d o su in flu en cia e im p o n ién d o se a los blancos".
E l in d ig e n ism o litera rio q u e su rge en la n ovela h isp an oam erican a h acia la
d écad a del 20 al 30 tuvo d esd e el p u n to de vista de la ex p resió n una a ctitu d
m á s tim orata y deslavada que e l n egrism o. E n e fe c to , p e se a la id eología de
reiv in d ica ció n del in d io, su len gu aje h a se g u id o sien d o el del m od ern ism o,
con los m a tic e s de la ev o lu ció n op erad a p or la p resen cia del realism o-natu ra
lism o . S e em p learon p alab ras, se m e ch ó la escritu ra con ex p resio n es m ás o
m en o s in d íg en a s, pero el c riter io de se lec ció n en gran m ed id a c on tin u ab a o rien
tad o p or el e x o tism o m o d ern ista . La sim p atía p o r el in d io n o so b rep a só el
c u ad ro de un in terés su p erficial, d esc o n o c e d o r de lo s e le m en to s c o n stitu tiv o s
r ea les de su cultura.
H oracio Q uiroga, q u e n o era in d igen ista sin o de extracción m od ern ista, sí
su p o captar, au n q u e tím id a m en te aún , el a lie n to del guaraní, len g u a hablada
p or la m ayoría de los p e r so n a je s en su s cu en to s d e la selva m ision era. P ero
q u ien h ace e sta lla r la lengua narrativa la tin oam erican a con la carga exp lo
siva qu e tien e la palab ra m ítica de los in d ios, es M iguel Á ngel A sturias. Pe
n etra n d o e n la raíz de la cu ltu ra m aya-qu iché, p o n e en ev id en cia el valor
m á g ico q u e tien e el verb o en esa civilización , tran sform ad or de to d a s las
c o sa s. Es m á s, asu m ien d o e sa fu n ción sagrada, tr asp on ién d ola al p lan o de la
c reación literaria, A sturias exalta el p od er del len gu aje, de un len g u a je que
n o o b e d e c e sin o a su s p rop ias ley es. E s la creación p or y en la palabra, tal
c om o la con cib en las cu ltu ra s am erin d ias. La obra de A sturias — y su m om en
to cu lm in a n te, H o m b r e s d e m a íz— es el e je m p lo m ás e v id en te del aporte
cultural in d ígen a a la len gu a literaria h isp an oam erican a.
O tros d o s e sc r ito r e s c o n tem p o rá n eo s acu saron el m ism o im p a c to qu e
A sturias, au n q u e d e m anera m á s discreta, m á s su b terrán ea: J o sé M aría Argue
das y A u gusto R oa B a sto s. P eruan o el p rim ero, su id iom a m atern o fu e el
q u ech u a ; e n su obra, recreadora del m u n d o m a r a v illo so del in d io serran o, se
exp resa en e sp a ñ o l tra sv a sa d o en m o ld es de la lengua aborigen . A rguedas tra
ta de d efin ir a sí su in str u m e n to e x p r esiv o : " . . .e sc r ib í en un tip o de ca stella
n o q u e es u n a e sp e c ie no de m ezcla p ero s í d e e stilo , en el cual el esp íritu , las
c a ra c ter ística s del q u ech u a está n b a sta n te vib ran tes, está n m u y claras en el
e stilo c a ste lla n o ”.13 M ario V argas L losa ex p lica m e jo r e s te "tipo de ca stella
no": "La so lu ció n r esid ía en e n con trar en e sp a ñ o l un e stilo qu e diera por su
sin ta x is, su r itm o y aun su vocab u lario, el e q u iv a le n te del id io m a del in d io ”.
Y señ ala u n o de lo s p ro c ed im ien to s para co n seg u ir e sa eq u iv a len cia : "la rup
tura siste m á tic a d e la sin ta x is trad icion al, que c ed e paso a una organización
M. V argas Llosa, José Muría A rguedas y el indio, en C asa de lus A m éricas, núm . 26,
La H abana, octubre-noviem bre de 1964.
17 A ntonio Tovar, E sp a ñ o l y lenguas indígenas, algunos ejem plos, en P resente y fu tu ro
de la lengua española, M adrid, C ultura H ispánica, 1964.
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la fuerza poética del novelista, que usa las palabras m ás com o estím u los,
in citacion es en m ovim iento, que com o n om inaciones fijas.
3] EL PROBLEMA TEMATICO
La tem ática — segun do expedien te elegido para analizar el fen óm en o del en
cuen tro de culturas en la literatura latinoam ericana— se con vierte rápida
m ente en clave de la definición de lo am ericano, y, com o se ha de ver, en pro
gram a de em ancipación literaria.
La evidencia con que se ofrece, o se im pone el elem en to tem ático, puede
sin em bargo resultar engañosa. El tem a es com o un e sp e jo en el que cual
quiera puede m irarse sin que la im agen quede grabada. En e ste terreno res
baladizo la dificultad resid e en la posib ilidad de una m anipulación am bigua.
Por ejem plo, en América Latina, la prim era m ateria de que se nu tre la lengua
im puesta es el contorno físico. Queda por ver la significación qu e recubre en
cu an to a la filiación ideológica y cultural, el m anejo de este elem en to.
El equívoco im pregna tam bién la conexión entre el produ ctor y su produ c
to, entre la condición del autor y las características de la obra. En efecto, los
prim eros en describ ir la realidad del nuevo con tin en te han sid o los propios
conqu istadores. D urante la colon ia se dan casos particu lares en los qu e el
europeo exalta las virtudes de la naturaleza y de lo s aborígenes, m ien tras
el nativo am erican o —criollo o m estizo— se m uestra reticen te o adverso a
todo lo que atañe a su propio continente. E s lo que ocurrió con A lonso de
E rcilla, adm irador del arrojo de los araucanos y con Pedro de Oña. criollo
chileno cuyo lib ro A rauco d o m a d o ya en el títu lo m uestra su p osición con
resp ecto a los indígenas de su com arca. E stas situ acion es de con trad icción se
reproducen a lo largo del colon iaje y son el resultado de com p lejos de origen
en una socied ad de clases —o de castas— en que el elem en to blanco, p rodu cto
de la "pureza de san gre”, se encontraba en el pin ácu lo de la escala s o c ia l;
pero al m ism o tiem p o — contradicción su plem entaria— era condición que po
E N C U EN T R O DE CULTURAS 33
b] E l p ro g r a m a d e lo s ro m á n tic o s
lización m ítica del negro, cuya condición sin em bargo con stitu ía un problem a
r e a l; e l ind io no era sin o una abstracción . N o le faltó sinceridad, p ero tam p oco
pudo eludir la id eología hu m anitarista de su época — la esclavitu d com o un
ep isod io lam entable en el "dram a del d estin o de la h istoria’’— , y a sí vio al
negro con la óptica grandilocu en te y su p erficial de V íctor H ugo, su m aestro.
ta del p rogreso. C uando su rge la gen era ció n de e scrito res qu e J. A. P ortu ondo
llam a la de "los p rob lem as sociales" , la R ev o lu ció n m exican a esta b a en plen o
p r o c e s o ; u n tiem p o d esp u és, la R evolu ción rusa, y en H isp an oam érica se ges
taba la reform a u n iv ersita ria . A c o n te cim ien to s e m in en tem en te p o lític o s que
m arcaron de m an era p rofun da la s obras de e se p eríod o, d eterm in an d o el in
terés p rin cip al de lo s au tores p or lo s tem a s so c ia le s y e sp e c ifica n d o el carácter
c o m p r o m e tid o de e sa literatu ra. P arte de ella se h ace b a jo el sig n o de las
id ea s m a rx ista s, u n o de cu yos p rin cip ales teorizad ores era José Carlos M ariá
tegui. El afán r ed en cio n ista se acen tú a, por lo m ism o que e l e le m en to h u m an o
e stá m ás p resen te. A dem ás del d escu b rim ien to de la n atu raleza — y su trans
fo r m a c ió n — c o m o b ase de la id en tid a d latin oam erican a, s e p on en de m an i
fie sto lo s m a les so c ia le s, q u e era n e c e sa rio rem ed iar — o p o r lo m e n o s denun
ciar— asi co m o la c o n d ic ió n de la e xp lotación .
U na can tid ad de esta narrativa — la llam ad a "novela de la tierra ”— tien e
sin em bargo u n a lín ea casi id én tica a la del sig lo x ix : la a d m iración an te la
n atu raleza bravia, que p or lo d em ás h ay qu e red u cir para hacerla p rod u ctiva;
el e n fr en ta m ie n to del h o m b re con la fu erza arrolladora del m e d io físic o ; la
o p o sic ió n d e lo s c o n c ep to s de " civ iliza ció n ” y "b arb arie” (e n R óm u lo G alle
gos, A lcid es A rguedas, José E u sta sio R ivera, M ariano A zuela, H oracio Q uiroga,
para c ita r so la m e n te algu n os n om b res de im p o r ta n c ia ). En to d o caso, la m a
yo r parte de esa literatu ra e s d ecid id a m en te p o lític a , denu n ciad ora, reivindi
catoría. E n tre ta n to la situ a ció n h istó r ica hab ía cam b iad o d esd e los tiem p o s
de la g e n e ra c ió n rom án tica. E sp añ a había d ejad o d e se r el b la n co de ataq u e de
lo s e sc rito re s h isp a n o a m erica n o s. La colon ia estab a lejo s, y la recon ciliación
in icia d a por lo s del 98 con los m o d ern ista s hab ía sid o sellad a por los de la
gen eración del 25 y r atificad a p or la solid arid ad de lo s in te le ctu a les la tin o a m e
rica n o s con la cau sa rep u b lican a cu an d o la guerra civil. Si se analiza la ép oca
en que su rge la "generación de los p rob lem as s o c ia le s ” d en tro de un en foq u e
de h o m o lo g ía so c io lite ra r ia , e s p o sib le com p rob ar q u e la m ism a co in cid e con
un m o m e n to agud o de la p en etración e co n ó m ic a y d e las in te rv e n c io n es ar
m a d a s en A m érica L atina. S e e scrib e literatu ra " a n tiim p eria lista ’' para de
n u n ciar e sa s in v a sio n es o las c o n d ic io n es m isera b les en q u e viven lo s explo
ta d o s : en las m in as, en las ban aneras, en los y a c im ien to s p e tr o lífer o s. En
las ob ra s ap arece con fr ec u e n c ia cre cie n te el "gringo”, p in ta d o com o u n p ei-
so n a je ávid o, grosero, cru el. El in q u ietan te fr e sc o de la ex p lo ta ció n del c o n ti
n en te m e stiz o ha sid o p in tad o de p risa, con in d ign ación , con figuras retorci
das, caricatu rales, g r o tesc a s, e n las que se h a p u e sto m ás in te n c ió n d enu n
ciad ora y r ed en cio n ista qu e vo lu n ta d de crear un m u n d o n ovelesco,
L uego del d e sc u b rim ien to m o d ern ista c a ó tic o — y en gran m edida e sté tic o —
del p aís, lo s n o v e lista s b ra sileñ o s de la década del 30 cu ltivaron una narrativa
en to d o e q u iv a len te a la d e su s co etá n eo s h isp a n o a m erica n o s. Los m ás im por
ta n te s son lo s lla m a d o s " n ov elistas del n o r d e ste ” : G raciliano R am os, J o sé
L ins do R cgo, Jorge Am ado.
D entro de la c o rrien te social e s in te re sa n te d estacar la ten d en cia in d ige
n ista, q u e c o n ciern e a n u estro tem a de m anera e sp e c ia l. La diferen cia qu e la
sep ara de la p o sic ió n id ealizan te rom án tica de los in d ia n ista s es el en foq u e
38 UNA LITERATURA EN EL MUNDO
que proyecta sob re los problem as reales del in d io, com o elem en to m arginado
en una socied ad clasista. Ya se vio el resultado p o c o con vin cen te que e l indi-
gen ism o dio en el plan o lin gü ístico. Tam bién co m o tem a a d oleció de fallas
inn egab les: su m an iq u eísm o caricatu ral; la p osición em in en tem en te hum ani-
tarista que intentaba defender a lo s in d io s de la explotación, con d en an d o si
m u ltáneam ente con el m ism o g esto su cultura, p o r el p royecto de igualación
y de integración en la socied ad “b lan ca” que el m ism o entrañaba. El contra
sen tid o era p revisib le: el in d igen ism o se basaba en los criterios etnocen tris-
tas clásicos de O ccidente. Los autores que su peraron eso s esq u em as — Argue
das, A sturias— son los que ponen de m a n ifiesto la s pautas de la cultura indí
gena m ediante un a valorización de la vigen cia propia que tien en las coordena
das de esas civilizacion es.
Otra ocasión en que el en cu en tro cultural p rob lem ático com o tem a se m a
n ifiesta en la literatu ra latinoam ericana, ocurre cuand o ap arece la cu estión
negra. Ya vim os el n acim ien to del negrism o c o m o v eh ícu lo exp resivo de rit
m os africanos. P osteriorm ente surge "la n e g r itu d ”, que trata de explicarse
la raíz profunda del resultado de e se choqu e cu ltu ral. E ste m ovim ien to re
procha al negrism o n o haber reten id o sino el a sp ec to su p erficial y folk lórico
de la "condición de los negros en A m érica”.22 Pregona una reb eldía capaz de
dar cuenta de una "búsqueda de la identificación ". La m ás lograda e s la lite
ratura antillana, sobre todo en lengua fran cesa; en lengua esp añ ola cabe citar
a escritores com o N icolás G uillén y Adalberto O rtiz. La p osición ética de la
negritud, la ubica en la corriente de los "problem as so c ia le s” en las letras
hispanoam ericanas.
En sín te sis, la bú sq ueda de la identidad literaria m ed ian te el cu ltivo de
una novela social y com prom etida rep resenta u n a etapa im portante en el
p roceso de iden tificación de la realidad social m ism a. Pero fue una búsqueda
en cierta m edida falaz. El m ism o criterio de "veracidad d ocu m en tal” adop
tado engañó, porque p resentaba una su p erficie deform ad a por la intención
red en cionista que cada autor pu so. En e ste sen tid o , es du doso tam bién el
carácter de literatura "sociológica” que se le atrib u ye.23 A p rop ósito d ice Ma
riano M orínigo: "la realidad de esta literatura n o es re a lism o sin o m ensaje,
conciencia, estím u lo, program a clasificador, im p ostergab le del pragm atism o
hisp anoam ericano: denu nciar y com b atir”. El c ritic o m arxista J o sé Carlos
M ariátegui ya había p u esto en guardia sob re el peligro de un realism o que
aleja de la realidad. Sin m encion ar los a b u sos — cuyas secu elas n efastas per
sisten aún— a que condu jo el in ten to exclu yen te d e fundar la auten ticid ad del
escritor latin oam erican o en el factor telú rico y en la protesta.
Com o s e vio al analizar el nivel lin gü ístico, la ap ortación del fen óm en o in
m igratorio ha sid o m argin al: la m ayoría de lo s inm igrantes era analfabeta,
su contrib ución cultural directa, p rácticam en te nula. Ahora bien, su presencia
22 V éase Rene Depestre, P roblem as d e la id en tid a d d e l h om bre negro cii las literatu ras
antillanas, en Casa d e las Arnéricas, núm . 53, La Habana, marzo-abril de 1969.
23 S e hace un análisis al respecto, basado en las teorías de Theodor Adorno, en Rubén
Bareiro Saguier, D ocum ento y creación en las novelas d e la guerra d el Chaco, en A portes,
núm . 8, París, 1968.
E N C U EN T R O DE CULTURAS 39
d] L a s ín te s is a c tu a l
dad que se trasluce en las obras actu ales es m ítica, lúdica, alegórica, legen
daria o sim plem en te cotidiana. O com o dice elocu en tem en te Julio Cortázar:
"la auténtica realidad es m ucho m ás que él con texto socioh istórico y político,
. . . u n dentista peruano y toda la población de L a tin o a m é r ic a ..., cada hom
bre y los hom bres, el hom bre agonista, el hom bre en la espiral h istórica, el
h om o sapiens y el hom o Jaber y el h om o lu den s, el erotism o y la responsabili
dad social, e l trabajo fecu n d o y el ocio fecu ndo; y por e so una literatura que
m erezca su nom bre es aquella que incid e en el hom b re desd e todos los ángu
los (y n o por perten ecer al tercer m undo, solam en te o p rincip alm ente en el
ángulo so cio p o lítico ), qu e lo exalta, lo incita, lo cam bia, lo justifica, lo saca
de sus casillas, lo hace m ás realidad, m ás h o m b r e .. ." - 5 Y afirm ando que la
literatura puede no tener un “contenido e x p lícito ”, agrega: "la novela revolu
cionaria no es solam ente la que tien e un 'contenido' revolucionario sin o la que
procura revolucionar la novela m ism a, la form a novela . . ” A parece clara la
exposición del " contenidism o” y del intento de apertura de ese con cep to, he
cha por uno de los que están en la tarea.
El proced im ien to aprovecha a m enudo los ingred ientes culturales de base.
Así la presencia tem ática, su byacen te y decantada de los sím b olos m itológicos
indígenas pu ed e ser detectada en buen núm ero de obras actu ales, esp ecialm en
te entre los m exicanos (F uentes, R ulfo, Arreóla, Y áñez) y en escritores de
otros países, com o Arguedas y Roa B astos. N o se alude aquí a la utilización
directa sin o a la transform ación literaria, a la adaptación contem p orán ea — en
fun ción del relato— del elem en to legendario.
Así conceb id o dentro de la óptica expuesta, el tem a o co n ten id o puede ser
considerado a justo títu lo com o un elem en to d efin itorio de la identidad lati
noam ericana en la literatura, porque es el resultado de las aportacion es cul
turales m ás diversas, resultado siem pre abierto a nuevas contrib ucion es.
La búsqueda es tanto m ás válida si se considera que e sa concepción se m a
n ifiesta m ediante una expresión form ada en el sistem a de la lengua p atrim o
nial por las infinitas desgarraduras de los nuevos brotes en el v iejo tronco
español.
En am bos casos — lengua y contenido— h em os com probado que el proceso
com ienza com o una afirm ación nacional, a la que sigu e una etapa de em u
lación ; finalm en te se tiende a encontrar una fórm ula original, una sín tesis
entre los propios elem en tos y los de afuera.
S i, com o dije, el continente m estizo es sín tesis, su literatura es sín te sis de
América m estiza.