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Narradores Extraños

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Narradores extraños, insólitos e inesperados

El siguiente recorrido de lecturas reúne textos un tanto disímiles entre sí, ya sea por la
temática o los motivos, los tonos, las relaciones intertextuales que mantienen con otros
textos clásicos, los autores y los lectores a quienes están dirigidos, entre otras
características. Sin embargo, si hay algo que los emparenta es la índole de la voz que
relata estas historias. Hay algo que los hace singulares, ya que exploran en los rincones
de la percepción, provocando la desautomatización en el lector para que éste se coloque
en un “otro lugar” al leer, deje de lado su ser “humano” y bucee en otras realidades
posibles, contadas desde otras voces posibles.
Cuando el lector crea leer a un niño en etapa de crecimiento, a un jugador de fútbol, al
protagonista o testigo de los hechos, a un cazador hambriento esperando a su presa o a
su carcelero, o a la Caperucita del bosque o a los habitantes del monte chaqueño, se
equivocará… Nada es lo que parece, nada es lo esperado. Sus expectativas quedarán
trastocadas, desacomodadas, puestas a prueba, burladas, alteradas, increpadas….
El poder de la ficción entra en escena en su estado más puro. Las historias exigirán al
lector que se entregue al pacto ficcional, porque si no, no podrá jugar a ser otro, no leerá,
no conocerá la literatura.
Los narradores de estos textos oscilan entre seres vivos como hojas, animales,
muñecos animados, seres monstruosos más o menos amenazantes, hasta objetos como
billetes, pelotas, o un río.
El itinerario que se presenta a continuación está pensado para los primeros años de la
Escuela Secundaria, y permiten la apertura a nuevos textos y nuevas lecturas.
Para Comenzar a sorprenderse…

Valentino, Esteban. “La hoja” en Pahicaplapa. Ilustraciones de O’Kif. Buenos Aires,


Colección Pan Flauta, Editorial Primera Sudamericana, 2009.

Esteban Valentino nos sumerge en el mundo de la naturaleza desde una visión muy particular:
la de una hoja que está a punto de caer de su árbol. Con un tono que apela a la conversación
directa con el lector, la hoja nos confiesa que tiene miedo de la caída, del golpe, de lo que vendrá
en su nueva etapa ya sin el árbol que la cobijó.
Las dudas que se plantea el personaje narrador como por ejemplo: “Cuando las hojas estamos en
el piso y la gente juega a hacernos crujir aplastándonos, ¿dejamos de ser hojas? Una hoja seca, ¿es
menos hoja?” invitan a que el lector, con mirada extrañada, ingrese en el mundo de la ficción y el
de las preguntas que pertenecen al mundo de la poesía y al de la imaginación.

Shua, Ana María. “111” en La Sueñera. Alfaguara Juvenil, Buenos Aires, 1998.

La microficción de Shua juega con las expectativas del lector y rompe con la lógica de lo
esperable. El narrador del relato se asemeja al de un jugador que está contando una jugada maestra
a punto de convertirse en gol. El lector se “acomoda” en esta interpretación y espera un desenlace
acorde a ello. Sin embargo, si avanzamos en la lectura, se descubre que quien relata en realidad es
la pelota. De esta manera, el lector queda desacomodado ante lo inesperado e insólito de la
identidad del narrador.
El cuento, como tal, produce un extraordinario efecto que nos dejará pensando con una mueca de
sorpresa en nuestro rostro.
Para extrañarse un largo rato…

Fontanarrosa, Roberto, “Memorias de un wing derecho” en El mundo ha vivido


equivocado. Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 2013.

Este cuento, a diferencia del anterior, nos introduce de forma directa en el mundo del metegol y
en el de uno de sus protagonistas ya desde el título. El objeto, el wing derecho, deja de ser eso, y
cobra vida y pasión por la pelota.
Como nos tiene acostumbrados Fontanarrosa, a lo largo del texto discurrirá la poesía de la que
brota el fútbol, el buen fútbol, que, como dice el wing derecho “El fútbol es fúbol, es la única
verdad”.

Mainé, Margarita. “Una vida muy larga”, “La increíble historia de un naufragio”, “La
fábrica de juguetes”, “El mejor amigo” y “Lluvia de plata II” en Lluvia de plata y otras
noticias. Buenos Aires, Colección La pluma del gato, Editorial Sudamericana, 2004.

La originalidad de los cuatro cuentos de Margarita Mainé es doble: en primer lugar, porque
están contados desde voces tan disímiles e insólitas como un fantasma que habita una fábrica de
juguetes, un billete volador que fue arrojado desde un avión como parte de una campaña política,
una vaca que cayó desde el cielo a un pesquero japonés luego de ser robada por una banda de
ladrones, un perro que salvó la vida de su amo y la parca que viene a buscar a una anciana de 120
años. En segundo lugar, porque las historias están basadas ni más ni menos que en la realidad. Se
trata de noticas que la autora fue coleccionando de distintos periódicos y que eran lo
suficientemente ricas como para contarlas desde la ficción con la introducción de otras voces no
menos protagonistas. Una vez más, la ficción se cuela por los intersticios de la realidad.
Para romper con las barreras de la realidad…

Cortázar, Julio. Discurso del oso. Ilustraciones de Emilio Urberuaga. Barcelona, Libros del
Zorro Rojo/Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 2009.

Si hablamos de la ficción, de lo inimaginable y de la poesía que se cuela a nuestro alrededor, sin


quererlo , sin esperarla, debemos mencionar este hermosísimo cuento de Cortázar, escrito en 1952
para público infantil e incluido diez años después en las Historias de cronopios y de famas. Quien
imprime su voz en un discurso es el “oso de los caños”, que se presenta como un oso juguetón y
divertido, encargado de mantener las cañerías siempre limpias y responsable de los misteriosos
ruidos que los vecinos escuchan cada noche. Desde ese lugar oculto y de indiscutible privilegio,
observa con cierta compasión las solitarias vidas de los humanos, que ni siquiera pueden darse
cuenta de su existencia. De todas maneras, cuando amanece, los cuida y mima con sus caricias,
“seguro de haber hecho bien”.

Para volver a leer desde otro lugar…

Roldán, Gustavo, “Cruel historia de un pobre lobo hambriento” en Sapo en Buenos Aires.
Buenos Aires, Colección Libros del Malabarista, Ediciones Colihue. 2004.

Como nos tiene acostumbrados Gustavo Roldán, en este libro Don Sapo y su pandilla de
animales del bosque chaqueño nos traen su propia percepción sobre los hechos que atañen a los
hombres. En este caso, se trata de una reescritura de un clásico de los clásicos infantil: Caperucita
Roja.
Al escuchar la historia original de Perrault, ante la esperable reacción “horrorizada” de los
oyentes, el piojo, la corzuela, la paloma, el quirquincho, el yaguareté, el monito y el zorro, junto
con el sapo, para hacerle honor a su especie, se congracian con la actitud del lobo, ya que para ellos
“no es más que un pobre lobo hambriento”.

Valentino, Esteban. “Caperucita roja II” en Caperucita Roja II. Buenos Aires, Ediciones
Colihue, 2007.

Este cuento de Valentino es una nueva reescritura del clásico infantil anteriormente mencionado.
Lo original reside en la introducción de la voz del lobo, que da su propio punto de vista sobre lo
que aconteció dos años atrás entre Caperucita y él. Debido a la “fama” que obtuvo Caperucita
gracias a él, la niña le debería un favor: el de retribuirle la reputación. Así es como Caperucita, que
muestra un costado no tan inocente como el que explotaba Perrault, hace creer a los demás que el
lobo la salvó de caer en un barranco. La complicidad entre ambos personajes se transforma en
secreto. De esta manera, esta nueva reescritura aporta un nuevo punto de vista sobre los
personajes que tiene que ver con que ambos se necesitan mutuamente para “existir” en la ficción;
las lágrimas del final de Caperucita resumen esta nueva lectura, en la que los personajes dejan de
ser actantes rígidos y antitéticos para convertirse en personajes complementarios, llenos de vida y
contradicciones.

Para horrorizarnos (aunque por ahí no tanto)…

“El monstruo agazapado”, de Ariel Díaz Sánchez en


http://www.comunicadigital.com/relatosbreves/monstruo.htm

Este cuento publicado en la Web juega con las expectativas del lector de la misma manera que lo
hace “111”. Todo indica que se trata de un narrador “Con”, que está relatando por encima del niño
que se desliza asustado por la noche. Todos los sentimientos y pensamientos relacionados con el
miedo que experimenta el niño están detalladamente descriptos, como si se tratara de un narrador
que “todo lo ve y todo lo siente”. Esto es así hasta la aparición del pronombre “me”; de esta
manera se descubre que quien habla, en realidad, es el monstruo que está al acecho esperando a su
próxima presa, que, lamentablemente, se ha quedado sin comer

Albarello, Pablo. “Bicho Martínez ataca” en Bicho Martínez ataca, Buenos Aires.
Colección La Pluma del gato, Primera Sudamericana, 2007.
Si de monstruos se trata, este sorprendente relato narra la historia de un monstruo muy singular,
que actúa guiado más por sus emociones que por sus instintos. Desde el comienzo nos enteramos
que este tal Bicho Martínez, que guarda recuerdos vagos sobre sus progenitores, es una mezcla de
varios animales sin ser ninguno de ellos en particular. Ha sido “rescatado” de un pantano para
convertirse en una mercancía de veterinaria. Cuando Gastón, el único que lo ha mirado a sus ojos
azules lo compra, cambia su vida para siempre. Es en su casa donde descubre la libertad, el sol, el
aire libre, sus sentimientos y su propio cuerpo. Cuando se siente asediado por los demás y no
puede concretar su verdaderas intenciones, devora todo lo que encuentra a su paso, entre ellos, al
veterinario que lo encerró en la jaula para ser vendido, varios niños, máquinas de coser,
ligustrinas, jabón en polvo y hasta su enamorada Aurora, la maniquí que encuentra en el taller de
la esposa de su padre adoptivo, entre otras cosas.
El bicho narrador cuenta su historia a un oyente como si fuera una confesión, y hacia el final del
texto, descubrimos que podría tratarse de un nuevo padre adoptivo que lo encuentra, esta vez, en
un descampado donde habita dentro de una cueva. ¿Logrará convencerlo de su inocencia?

Borges, Jorge Luis “La casa de Asterión” en El Aleph. Buenos Aires. Libro imprescindibles
para el colegio Clarín, 2011.

Este texto relata en primera persona, desde el punto de vista de Asterión, el minotauro encerrado
en el laberinto de Creta, los avatares existenciales de quien está esperando a su “redentor”, a quien
lo va a librar por fin de la torturante soledad ante el rechazo de la plebe. Por ser otro, por no ser
igual. Por ser como él.
Borges reescribe el mito de Teseo y el Minotauro, le da entidad propia a un monstruo que ha sido
engendrado desde la traición y para la venganza. Borges le da motivos para hablar, le da
consistencia y existencia propia. El lector descubrirá su identidad sorprendido, deberá recolectar
los indicios que ha dejado diseminados por el texto. La lectura previa del mito original es esencial
para que se produzca este efecto.
Wilde, Oscar. “El discípulo” en Poemas en Prosa.
http://www.edu.mec.gub.uy/biblioteca_digital/libros/W/Wilde,%20Oscar%20-
%20Poemas%20en%20prosa.pdf.

Este poema en prosa del escritor irlandés publicado en 1894 es una reescritura del mito de Eco y
Narciso. En este caso, nos trae la voz y el punto de vista del remanso que reflejó los ojos de
Narciso. Wilde invierte los roles y da una vuelta de tuerca al verdadero “narciso”. El intertexto
resuena en este breve relato y, como en el texto de Borges, es imperiosa la lectura del mito original.

Cintia Belén Pellegrini


(Septiembre de 2013)

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