S4. Lectura 1-Qué Es La Realidad
S4. Lectura 1-Qué Es La Realidad
S4. Lectura 1-Qué Es La Realidad
Realidad: Término con el que nos referimos, de un modo general, al conjunto de lo que existe, en
oposición a lo que consideramos ficticio, ilusorio, aparente, o meramente posible.
La identificación de la realidad con el ser, con lo que existe, se presta a distintas interpretaciones,
dependiendo de las concepciones que se tengan del ser, que dependen a menudo de otros
presupuestos metafísicos. Para algunos filósofos, la realidad trasciende la experiencia, y hablan de
realidades que están "más allá" de la experiencia, como podría ser el caso de Platón, por ejemplo,
mientras que para otros, como Kant, la realidad sólo puede concebirse como lo dado en la
experiencia.
REALIDAD PRIMORDIAL
(ORTEGA Y GASSET)
LA REALIDAD PRIMORDIAL ES LA REALIDAD PRIMERA , AQUELLA DE LA QUE DEPENDEN O SOBRE LA
QUE DESCANSAN EL RESTO DE REALIDADES. PARA ORTEGA ESTA REALIDAD PRIMERA ES LA VIDA , Y
ELLO TANTO DESDE EL PUNTO DE VISTA EPISTEMOLÓGICO O RELATIVO A LA FUNDAMENTACIÓN DEL
CONOCIMIENTO, COMO DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL SER U ONTOLÓGICO.
Como dice Ortega, el ámbito en el que aparecen tanto el sujeto como el objeto, tanto la subjetividad
como el mundo, tiene en castellano un nombre humilde: la vida. El dato radical es la vida.
Podríamos pensar que la vida es una realidad importante desde el punto de vista epistemológico puesto
que es la menos indudable, pero que no necesariamente es la más importante desde el punto de vista
ontológico o metafísico. En algunos textos Ortega se expresa precisamente de este modo, sugiriendo que
tal vez existan realidades más primordiales desde el punto de vista del ser (Dios, la “otra vida”,). Sin
embargo, la tesis característica de Ortega no es ésta. Como fácilmente se aprecia en el conjunto de su
obra, lo que desde el punto de vista de la seguridad del conocimiento se presenta como primero, la
realidad indudable, se convierte también en lo que desde el punto de vista del ser es lo primero. Para
Ortega y Gasset la vida es realidad primordial en un sentido metafísico.
A la pregunta metafísica fundamental ¿en qué consiste el ser?, la respuesta de Ortega es: el ser consiste
en vivir. La vida es el ser, la vida concreta, de cada uno, es el ser. Sólo en su interior se muestran los
otros seres, y no solo se muestran, sino que se deciden. La vida construye el ser (más exactamente,
“construye” el ser de los entes). Con esta tesis Ortega considera que supera, conservándolas, tanto la
tesis realista de la filosofía antigua y medieval y de la actitud nativa de la mente, como la tesis del
idealismo moderno, respondiendo de este modo al destino de nuestra época: la superación de la
modernidad.
De la tesis realista salva lo esencial: que el mundo no es una ilusión, no es una alucinación, no es un
mundo subjetivo; y de la tesis idealista, la idea de la dependencia del mundo respecto de la subjetividad.
La verdad superadora es que yo existo con mi mundo y en mi mundo, y mi yo consiste en tratar con él,
verlo, pensarlo, amarlo, estar alegre o triste con él, transformarlo y sufrirlo. La nueva tesis integra,
conserva y supera las tesis de la antigüedad y la modernidad: para los antiguos ser significaba “cosa”,
para los modernos “subjetividad”, “intimidad”, para Ortega significa “vivir”, por tanto, a la vez intimidad
y exterioridad.
Referencia bibliográfica.
Torre de babel. (s/f). La Realidad Primordial. Recuperado el 19 de febrero de, http://www.e-
torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiacontemporanea/Ortega/Ortega-
RealidadPrimordial.htm
Compendio FF-101 3
TEORÍA DE LA REALIDAD
(Platón)
Teoría de las ideas
Esta teoría, que constituye el centro del pensamiento de Platón, choca frontalmente con el relativismo
sofista que imperaba en la sociedad democrática ateniense de los siglos V y IV a. C. Según esta teoría
platónica, la realidad se divide en dos grandes géneros: el mundo sensible (mundo de las cosas, o de la
physis), y el mundo inteligible o mundo de las ideas. El mundo de las ideas es absoluto y es lo que
permite dar una alternativa a la visión relativista de la realidad, según la cual no es posible conocer la
verdad, ya que todo es relativo.
El mundo sensible es el mundo de las entidades que se captan por los sentidos, que son realidades
particulares, cambiantes, múltiples, que nacen, duran y mueren y están sometidas al espacio y al tiempo.
El mundo de las ideas o mundo inteligible está constituido por entidades absolutas, universales, eternas,
inmutables, infinitas, independientes del espacio y del tiempo. Estas realidades absolutas, las ideas, se
conocen mediante la parte más excelente del alma, la parte racional.
Los términos universales, como los nombres comunes, los adjetivos, o los sustantivos abstractos no se
refieren directamente a las cosas individuales que se ofrecen a los sentidos (esta mesa concreta, este
cuadro bello concreto…), sino a entidades universales como la Belleza o la idea de Mesa)
Las ideas están relacionadas entre sí y organizadas jerárquicamente, según su extensión predicativa, de
modo que aquellas ideas que mayor extensión tengan son las de rango más elevado. Aquella idea que
mayor extensión predicativa tiene es la idea de Bien, que abarca toda la realidad.
Las cosas particulares existen en la medida en que imitan o participan de la idea de la que son copia. Su
ser consiste en ese parecido.
Platón recurre a diferentes mitos para explicar su pensamiento
En el Mito del Demiurgo Platón explica que el demiurgo (una especie de arquitecto u ordenador del
mundo), organizó la materia caótica, ininteligible, estructurándola según el modelo de las ideas.
En el Mito de la Caverna Platón explica que los hombres somos prisioneros de nuestro cuerpo y de
nuestros sentidos, y tomamos por realidad las cosas particulares y sensibles, que en realidad, no son más
que copias de la auténtica realidad: las ideas. En este mito, también explica que sobre lo particular solo
podemos tener opinión, y que de lo único que podemos tener auténtico conocimiento es de lo que
permanece siempre igual: las ideas.
En el Mito del Carro Alado se nos dice que el alma humana consta de tres partes: racional, irascible y
concupiscible, y que para que el hombre pueda ejercer plenamente su naturaleza humana es necesario
que la parte racional sea el auriga que conduce y dirige a las otras dos partes. El alma humana es
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inmortal y eterna, ha existido desde siempre, y existía en el mundo de las ideas, conociendo a éstas
directamente, hasta que, por algún fallo moral, se ve obligada a encarnarse en un cuerpo. Al encarnarse
en un cuerpo, es decir, al nacer, el alma olvida lo que conoció directamente cuando estaba en el mundo
de las ideas, por lo cual, el proceso de conocimiento es en realidad, un proceso de recuerdo o
REMINISCENCIA. Por ello, la teoría del conocimiento de Platón se conoce también con el nombre de
Teoría de la reminiscencia
El proceso de conocimiento o recuerdo está dividido en 4 fases. Las dos primeras fases no llegan a ser
conocimiento pleno, sino que se quedan en la mera opinión. Son LAS FASES DE LA DIALÉCTICA:
- Imaginación: corresponde a la confusión que tenemos cuando tomamos los reflejos o las sombras de
las cosas por las cosas mismas. (En el mito de la caverna esta fase está simbolizada por las sombras de
la pared que los prisioneros toman por la realidad)
- Creencia: en esta fase observamos realidades materiales naturales o artificiales. (En el mito de la
caverna, se corresponde con la visión de las estatuas que sobresalen del murete)
- Razonamiento discursivo o dianoia. En esta fase el objeto del conocimiento son las entidades
matemáticas o lógicas. Aquí ya tenemos conocimiento, ciencia, puesto que el conocimiento versa sobre
lo necesario, lo que no puede ser de otra manera. En el mito se corresponde con lo que el prisionero
liberado ve en primer lugar: el reflejo de los cuerpos celestes en el agua.
- Nous o conocimiento directo de las ideas. Todas las ideas están conectadas y se comprenden juntas. Se
va uno elevando hasta alcanzar la idea de Bien, momento en que se tiene una comprensión global,
holística de todo. En el mito esta fase se corresponde con la visión directa del sol. Cuando el prisionero
levanta la vista al cielo y ve el sol, entiende que este es la causa de todo lo que ve a su alrededor: la luz,
su capacidad de ver, la existencia de las flores, árboles y otros objetos. El sol representa la idea de Bien,
y el antiguo prisionero ha alcanzado el estadio del conocimiento.
El objetivo de la educación es arrastrar a cada persona hasta donde sea capaz de llegar. La educación no
debe pretender introducir conocimiento en el alma, sino que el alma se gire hacia los deseos adecuados.
El objetivo fundamental de la polis es educar a aquellos que pueden ser educados para que puedan volver
sus mentes, su atención, hacia la idea de Bien. Como todo el mundo no puede salir del todo de la caverna,
se deberá educar a cada uno conforme a sus capacidades, aptitudes e intereses, que colocarán a algunos
en la clase de los productores, a otros en la de guardianes y a otros en la de filósofos gobernantes. La
manera de formar a una persona para que ascienda hasta la idea del Bien es a través del estudio de las
matemáticas y la dialéctica. Estos son los objetos de estudio que llevan al alma desde el mundo de lo que
deviene al de lo que es: desde el mundo sensible al mundo inteligible.
Las matemáticas nos conducen hacia el mundo inteligible porque van más allá de los sensibles
particulares. Los números, como las ideas, existen realmente, pero son entidades a las que sólo es posible
acceder a través del pensamiento abstracto. Al contemplar las relaciones numéricas, nos damos cuenta
de que hay más allá de lo sensible verdades, y de que esas verdades son más altas que lo sensible, puesto
que dan razón de lo sensible. Al contemplar estas verdades, el estudiante cultiva su razón abstracta y
aprende a dejar de confiar en la sensación para entender el mundo.
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El verdadero filósofo tiene que ser entrenado para ignorar a sus sentidos en su búsqueda de
la verdad. Debe apoyarse solo en el pensamiento. En este punto Platón discrepa del enfoque
típicamente científico, que parte de la observación, que constituye un ingrediente esencial
del conocimiento.
Referencia bibliográfica.
Filosofía la arraona. (s/f). Teoría de la realidad. Recuperado el 19 de febrero de 2016 de,
https://filoLasofialarraona.wikispaces.com/Plat%C3%B3n,+teor%C3%ADa+de+la+
realidad
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Teoría de la Realidad
Xavier Zubiri
Antonio González
¿Qué se entiende por realidad?
a) Realidad es formalidad. Según la idea de inteligencia que formulamos en el capítulo 2,
ésta no es más que la capacidad humana de sentir las cosas como reales. El animal siente
todo como estímulo-de-una respuesta, el hombre siente realidades. Realidad, por lo tanto, es
primariamente un modo de sentir, lo que llamábamos una formalidad. Las cosas, en el sentir
humano, es decir, en nuestra aprehensión, no están presentes como estímulos, sino cuando
las sentimos, las sentimos como cosas reales, independientes de nosotros, que están ahí, por
decirlo así, antes de que nosotros las aprehendamos. Para un animal, por ejemplo, una presa
es sólo un estímulo que pone en marcha todo un sistema de respuestas destinadas a
apoderarse de ella. En el hombre, al ser mucho más débil el sistema de estímulos y respuestas,
las cosas no son signos que ponen en marcha inmediatamente nuestra actividad, sino que, en
principio, son realidades. Es decir, las cosas se nos muestran, en nuestra sensibilidad, como
autónomas, como algo que está ahí sin formar parte de nosotros, como puras realidades a las
cuales podemos dar muchas respuestas distintas, no dar ninguna, o inventarnos un nuevo
modo de responder.
La realidad, es, por tanto, el modo humano de sentir las cosas. Por realidad no entendemos
aquí, como a veces se suele entender, "el mundo exterior," pues en el sentir tenemos todavía
puras impresiones, sin una actividad cognoscitiva desarrollada, que nos muestre cuáles son
las estructuras del mundo fuera de nosotros. Por realidades entendemos en este momento
solamente la presencia efectiva de las cosas en nuestra sensoriedad. Para la filosofía de la
praxis, el momento fundamental de presencia del hombre en la realidad es justamente, como
venimos diciendo, la sensoriedad. Por nuestra sensoriedad, esto es, por disponer de un sentir
hiperformalizado, el hombre esta instalado radicalmente en la realidad. Esto no quiere decir,
como pretenden los dogmáticos, que el hombre conozca exhaustivamente cómo son las cosas,
del mundo en su totalidad, sin riesgo de error. Eso son problemas que vienen más adelante.
Lo único que se dice es que el hombre, por ser un animal que ha desarrollado de un modo
extraordinario su capacidad sensorial, no siente estímulos, signos de respuesta; sino que
siente la presencia efectiva de cosas independientes de él, externas a su propia sensoriedad.
Las cosas ya no se agotan en ser puros indicadores de respuesta: son realidades. Esto
distingue radicalmente a la filosofía de la praxis de cualquier ontología. Para la ontología, lo
primero que el hombre entiende o conoce de las cosas es el ser. Ser, como vimos, ha sido
para la ontología de todos los tiempos, el concepto más universal, pues parecía ser un
concepto que se podía aplicar a cualquier realidad. En el fondo, no se trataba más que de una
proyección del esquema predicativo de los lenguajes indoeuropeos sobre la realidad. Pero si
la inteligencia no es lenguaje o raciocinio, sino que es primariamente sensoriedad, ya no
importa tanto cuál es el concepto más universal de éste o aquel lenguaje. Lo más importante
ya no es encontrar un predicado que valga para todas las cosas, sino saber cómo es que son
sentidas las cosas en la sensibilidad del hombre. Y las cosas son sentidas como realidades,
como algo dotado de una constitución propia, anterior a mí, anterior a mi sensibilidad,
independiente de que yo la sienta o el deje de sentir. Más radical, más importante, anterior a
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todo concepto de ser, está la realidad efectivamente sentida por el hombre. Por eso, en lugar
de entender la metafísica como ontología, hay que subrayar que la metafísica debe ser,
primariamente, una teoría de la realidad, y que esto significa un modo totalmente distinto de
concebirla.
Por de pronto, las cosas ya no son entendidas como realizaciones de un concepto, ni se piensa
que lo más original de lo real sea la posibilidad de ser comprendido desde una idea. No. Lo
propio de la realidad es su carácter físico, el hecho de no ser algo meramente "objetivo" o
"conceptual," sino algo física y realmente sentido. La sensoriedad no es ningún carácter
"mental" o "ideal" de los hombres, sino un momento de su estructura física. La realidad
sentida no es tampoco una mera "imagen," sino que es algo efectivo, una cosa físicamente
actuante sobre mí. La realidad es algo que al hombre se le presenta como una fuerza, como
un poder que se le impone. Evidentemente, no es la fuerza de desencadenar una respuesta,
como en el caso del animal. En el hombre, la presencia efectiva de las cosas no significa que
las cosas lo obliguen como estímulo a dar una respuesta determinada. Al contrario, su
presencia física y real lo deja en la posibilidad y en la necesidad de hacerse cargo de la
realidad de las cosas para dar una respuesta adecuada. Pero si la realidad no me impone una
respuesta inmediata, sí se me impone como realidad.
La presencia efectiva de las cosas en la sensibilidad significa la necesidad inexorable que
tiene el hombre de hacer su vida entre las cosas reales y físicas. Toda construcción teórica,
toda ideología, solamente tiene su sentido último y su verdad si se arraiga en las cosas
físicamente sentidas. Es la fuerza de las cosas, la presencia ineludible de lo real en la
sensoriedad, la que obliga al hombre a tomar una postura, a actuar de un modo u otro.
Ciertamente, la realidad no nos impone, como al animal, el estímulo, una respuesta
determinada, pero nos pone ante la necesidad de una opción. Es el poder de la realidad sobre
el hombre.
b) Realidad es estructura sustantiva. La realidad, decimos, es el modo en que quedan las
cosas en nuestra sensibilidad. Pero ¿cómo son las cosas a las que nos enfrentamos, cuáles
son sus caracteres más generales? Las cosas reales quedan ante nosotros como algo
autónomo, independiente tanto de nosotros como de otras cosas reales. Este es el modo como
las aprehendemos. Evidentemente, esto no quiere decir que las cosas reales sean
independientes entre sí, que cada una de ellas pueda separarse del resto del universo. Se trata
simplemente de una autonomía relativa. Así, por ejemplo, cuando percibimos a una persona
o a un objeto cualquiera lo aprehendemos como algo autónomo, que es real por sí mismo,
como algo "de suyo" real, que no necesita de nosotros para serlo. La realidad es justamente
este "de suyo," este "en propio" de lo real en nuestra inteligencia.
Sustantividad significa aquí solamente esta posibilidad de las cosas de ser tratadas
prácticamente y aprehendidas en nuestra sensoriedad con cierta autonomía respecto a las
demás. Pero esta autonomía no significa nunca que, en la realidad, las cosas no estén en
dependencia del resto del universo. La sustantividad es sólo relativa, pues ninguna cosa debe
su realidad exclusivamente a sí misma. En todo caso, puede hablarse sólo de una
sustantividad estricta, no relativa: la sustantividad del universo entero. Sólo el cosmos en su
totalidad es real por sí mismo, las cosas por sí mismas, tienen una mera sustantividad relativa
o derivada.
La realidad que aprehendemos es, en cualquier caso, sustantividad. Podemos preguntamos
en qué consiste más concretamente este carácter. Para que algo sea sustantivo, es decir, para
que sea aprehendido con autonomía respecto a otras cosas, necesita tener unos contenidos
determinados. No cualquier contenido es sustantivo por sí mismo. Ninguno de los órganos
de un ser vivo es sustantivo, pues sólo se sostienen en unidad con todo el organismo.
Solamente hay sustantividad cuando tenemos la unidad orgánica de todo un cuerpo. Cada
una de las notas o propiedades de una cosa necesita de las demás notas o propiedades para
tener sustantividad. El color, por ejemplo, de un objeto no es sustantivo fuera de la unidad
entera de todos los elementos que integran esa determinada realidad. Sustantividad es, por lo
tanto, una unidad de interdependencia y vinculaciones mutuas entre las notas o elementos de
cada cosa real.
¿En qué consiste esta unidad? Se puede decir que se trata de una unidad de estructura o de
sistema. En una estructura o en un sistema, cada una de las notas está por sí misma vinculada
constitutivamente a las demás. Es decir, ninguna de las notas es ya real por sí misma, sino
que solamente es real en unidad con el resto. Así, por ejemplo, en el caso de un organismo
biológico nos encontramos con que el hidrógeno, oxígeno, carbono y todo el conjunto de los
elementos químicos que entran a formar parte de un ser vivo no son ya realidades sustantivas
por sí mismas, sino que la sustantividad pertenece al organismo entero, al sistema. Las notas
que entran a formar parte de una cosa real ya no son sustantivas, sino que la sustantividad
compete al sistema entero. En un sistema, cada una de las notas ya no es nota sin más, sino
que es "nota-de" todo el sistema. No se trata de que haya un sistema y que luego vengan las
notas a formar parte de él, sino que son las notas mismas, en su vinculación estructural, las
que constituyen el sistema. Claro está, estas vinculaciones sistemáticas de unas notas con
otras no se hacen al azar, sino que en un determinado sistema solamente pueden aceptarse
unas concretas y en determinadas proporciones. El sistema, en cierto modo, es el que pone
en su conjunto las condiciones. No cualquier elemento químico es aceptado como integrante,
por ejemplo, de un organismo; no cualquier aleación de minerales es posible.
La unidad de las notas formando un sistema es la que constituye la realidad de una cosa. En
un sistema, la prioridad corresponde en cierto modo a la unidad de las notas, más que a cada
nota por sí misma, pues solamente hay una cosa real, solamente hay sustantividad, si se
mantiene la unidad estructural de las notas. Cada una de las notas, por sí misma, podría no
ser viable, aunque sí lo es si forma parte de la estructura. Pero esto no quiere decir que haya
una realidad (el sistema) distinta de las notas, que esté, por así decirlo, por encima de ellas.
El sistema está constituido por las notas, y sin ellas no habría tal. Es más, en una estructura
cada nota, al estar constitutivamente vinculada a las demás, es vital para el sistema. La
alteración de una sola nota de la estructura supone la alteración del sistema entero, dada la
versión radical de todas las notas entre sí. Así, por ejemplo, en el hombre, una alteración en
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Para que haya un cambio en las cosas, para que, por ejemplo, alguien que era un niño sea
más tarde un adulto, se necesita que esa realidad biológica sea, ella misma, por sí misma, una
realidad en devenir, una realidad dinámica, activa. Solamente si la realidad de la que tratamos
es en sí misma activa, experimentará cambios. Estos cambios pueden no ser apreciables a
primera vista, o pueden ser cambios muy lentos, pero esto no quiere decir que la realidad no
sea radicalmente dinámica. Puede ser que un paisaje, por ejemplo, o una sociedad, no
experimenten cambios notables, sino que esté en un momento más bien estático y
estacionario.
Pero esto no quiere decir que esa realidad no esté, en lo profundo, constituida por fuerzas
diversas, que son dinámicas y que, más tarde o más temprano, van a provocar un cambio
observable. Esto, sin duda, es muy importante. Una consideración puramente estática de la
realidad es muy útil para toda doctrina conservadora, para toda doctrina que se oponga a la
evolución del hombre y de las sociedades. Sin embargo, una consideración estructural de la
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realidad significa, de modo más bien directo, una consideración también dinámica. Si la
realidad es una estructura, es decir, un sistema de notas vinculadas radicalmente unas a otras,
la realidad es también dinamismo.
El que las notas no sean algo por sí mismas, sino que solamente lo sean dentro del sistema
supone de alguna manera pensar las cosas, no como meras pasividades, sino como verdaderos
nudos de tensiones respectivas. Toda nota está en función de las demás, y la alteración de
una sola de ellas supone la alteración de toda la estructura. Si una nota está en actividad, esto
significa que todo el sistema lo está. Es más, como dijimos, en realidad solamente se puede
hablar de una sustantividad en sentido estricto, la sustantividad del cosmos entero. Todos los
demás sistemas son, en realidad, subsistemas del sistema único del universo. Esto significa,
por tanto que, si solamente una realidad del universo estuviera en constitutiva actividad, todo
el universo lo estaría. Y así sucede de hecho: las cosas reales son constitutivamente activas,
están radicalmente, en sí mismas, en devenir. El que la realidad esté en proceso y en cambio
físico, biológico y social es una consecuencia inevitable del carácter mismo de la realidad.
Pretender que la realidad sea estática, que no haya cambios, es oponerse al carácter radical
mismo de la realidad.