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La (In) Quietud Del (Des) Conocimiento

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LA (IN)QUIETUD DEL (DES)CONOCIMIENTO.

Por: Tomas Traslaviña


ÍNDICE

PREFACIO

1. SECCIÓN 1: VIDA

2. SECCIÓN 2: MUERTE

3. SECCIÓN 3: (DES)COMPRENSIÓN
PREFACIO

“El peor mal es que nada acontezca. La derrota será no haber intentado la victoria”
F. Pessoa, el malestar del presente.

En este libro me he zambullido en los oscuros fangos de la enfermedad. Me atrevo a decir, sin
temor a equivocarme, que contiene la melancolía de una juventud desvergonzada en decir que ha
perdido la esperanza y con ella la cabeza, que a más de pensar que ya está todo dicho, piensa, por
sobre todo, que está todo hecho. Que los caminos han sido tanto construidos como destruidos por
la misma gente. Que hay enfermedades incurables, y que no se consideran sanos ni mucho
menos curanderos, pero sí pacientes cero.

Además, conforme envejezco voy comprendiendo por qué no avanzamos como país en el arte.
Los ecuatorianos leemos poco, y de hacerlo, partimos con una predisposición reacia hacia los
autores ecuatorianos. El ecuatoriano -y a quien le quepa el saco- abre el poemario, la novela o el
ensayo de su compatriota con una mueca delatora de un sesgo idiota. De modo que, de ser ese el
caso, hipócrita lector, le pido cierre este poemario de inmediato y vaya a buscar refugio y
comodidad en sus autores extranjeros preferidos. Refugiese en ellos, pero medite, medite sin
cesar, hasta que, con suerte halle sosiego en su espíritu. Y, tras haberlo hallado, vuelva a abrir
este poemario, sin una sonrisa, como es debido, pero sin mueca tampoco. Luego, empiece a leer
con la mirada, la mente y la sensibilidad en paz, pero no incólumes.
VIDA
“La ligera paloma, al surcar en libre vuelo el aire cuya resistencia siente, podría persuadirse de
que en un espacio vacío de aire le podría ir aún mucho mejor”
Immanuel Kant.

El acto de poetizar es, a todas luces, inefable. Sin embargo, se puede llegar a ilustrar. A mi ver,
es un acto de abstracción constante, perpetuo. Un vivir al límite del instante, y por tanto, un
deseo de eternizarlo. El poeta es aquel que vive al límite y no cae, sino lo habita, aquel no se
hunde, sino que lo sondea y hasta lo traspasa. Es por esto que la poesía ha de hacerse por
instantes. Uno no espera escribir un buen poema dialogando con un recuerdo -dependiendo,
claro, del tema-, por ejemplo: veo un jacinto caer en la superficie del lago, mientras lo veo
hundirse en mi mente estalla una metáfora, comparación, palabra, frase o poema ya en su
totalidad, como un frasco que se estrella contra el suelo y lo moja: esa sustancia es la poesía.
Y el nuevo frasco de aquella experiencia es el poema, por tal, hay que evitar a toda costa que se
seque, que se pierda.

Ahora trataré, rápidamente, aquellos poemas no escritos de esta manera. Es bien sabido que
nuestra memoria es artificiosa y, en ocasiones, los límites entre imaginación y recuerdo son
difusos. Entonces, cuando uno escribe un poema nostálgico, o algo que se apoye en el recuerdo,
no implica que aquel momento que se recuerda sea en el que cayó el frasco -reciclando la
antedicha analogía- sino que el frasco, precisamente, en los momentos en que se recuerda está
dispuesto, por uno mismo, a caer. Son procesos análogos, por sus resultados, pero no iguales. Por
último, lo dicho no es más que una forma de ver la poesía, si se me toma en serio se erra; si no,
también.
PARRICIDIO

“Daddy, I have had to kill you.


You died before I had time”
Plath.

¿Estoy condenado a convertirme en él?


¿Estoy atado a un destino,
con los mismos dolores,
las mismas penas,
los mismos traumas?

Desde lo más hondo que me habita


intento que no sea así,
pero a veces me siento tú.

A veces soy tú.

Irrumpes en mí, me allanas,


me recuerdas de dónde vengo
y me recuerdas adónde voy.

No sé si gastar vocabulario
en decir lo mucho que te odio,
lo mucho que odio tu cabello, tus ojos,
tu ceño, tu sonrisa, sus dientes chuecos,
tu piel, tus manos,
esas con las que alguna vez estrangulaste a mi madre,
ante mís ojos de niño,
esas que luego desganadas me peinaron
(hubiese preferido que me dejes o que me odies,
a esa incertidumbre entre el amor y la indiferencia).

Odio tu voz que por algún azar heredé,


esta puta voz, escueta y menuda,
que me hace recordarte en cada pensamiento.
Odio tu pereza, ¿por qué eso, también?
¿La vida no me martirizó ya demasiado haciéndome tu hijo?

Sólo quiero cerrar los ojos,


que hacen el día,
y hacer la noche
para descansar de ser,
de serte.

Y darme la libertad de sentir,


de sentir sin culpa,
de sentir sin serte,
de sentir sin sernos.

Me da asco ser tu sangre.


Prefiero mil y una veces haber muerto aquel siete.

Pero si definitivamente no hay forma de escapar,


me conformo con no verte, con no escucharte
y, para ser sincero, si llego a serte
prefiero la muerte, inmediata.

Pero te lo digo en palabra,


porque aún conservo cierta esperanza.

Y qué ganas de asesinarte,


clavarte un cuchillo, en lo hondo.
Pero no, por eso escribo.

Pues si fueras tú mi hijo


hubieras hecho lo mismo.
EMBOSCADA

Han cambiado
fechas, gentes, estancias,
todo ha pasado,
todo menos este dolor.

Ni dios entendería este dolor


esta causa incausada,
esta roca inamovible,
esta contradicción sanguínea.

Un dolor no extirpado
y en mi estirpe, por mí hallado.
Un dolor pendulante,
suspendido en la nada.
Un dolor que no es más dolor
sino manera de ser,
sino yo.

Un dolor a nada análogo


más que a sí mismo.
Tiempo sin tiempo,
amor sin amor,
locura sin locura;
vida sin vida, en suma…

Hecho de sí y para sí,


que soy él,
que él soy yo.
07:35 PM

A M., por supuesto.

Las flores marchitan


sin razón aparente.
La noche trémula
sube entre el claroscuro
de nuestra ensoñación.

La luna sube con ella


y su plateada luz se posa
en tu mejilla, y en tu boca,
y recorre todo tu cuerpo;
y tú recorres la luna,
mientras el día llega.

Ves las flores suplicando,


ves el sinsabor del ayer
deviniendo el de hoy.

Y como si de una canción se tratase,


en el instante mismo del reparo
su voz incita a la escucha,
su presencia trae paz,
sus labios buscan el encuentro.

Enciendes el fuego de cada día,


y aquellas flores vuelven
a nacer, a riesgo de quemarse,
de extinguirse.

Palabra vana, hija del viento;


causa asesina, pero nuestra.
¿Habrá que conformarnos con sentir?
No! La necesito a ella tanto como a ti.

Y cuando se encuentren las miradas…


Oh, cuando se encuentren…
Letras lloverán sobre nuestros cuerpos
empapándolos de palabras nuevas.

Y cuando se olviden las palabras, es allí,


en aquel espacio y tiempo, donde
habito tus ojos, y de la misma manera,
habitas los míos, en el silencio imperante
de la próxima noche.
MI ALMA PENDE DE TU LÁTIGO.

Clavas tu clavo con mi martillo


esperando lo retire con los dientes
Y yo, lo hago, inerme.
Injusto.

Te pegas un tiro bocabierta


pues ya no resistes,
el no ser más tuya,
ni de nadie.
Injusto.

Afuera y adentro, crece


musgo en tus escolleras, y el mar
vacío de tanto dar
te invita a abandonar este lugar.
Injusto.

Yo, me limito a verte a lo lejos,


sin perderte de vista
pero sí de amor.
Injusto.

Ya no intento penetrar en tu vacío


dime, para qué intentar,
si, al final, tu adentro SIEMPRE fue fatal.
ENSOÑACIÓN

Dientes de angustia,
cuyo púrpura cáliz
me arrebató la soledad.

Tan solo soy un trovador en nevados peñascos,


con la búsqueda entre los labios
de la plena conciencia del acto del ser,
en espiral.

Pero, no queda más,


miles de lamentos ya yacen en nuestro paladar.
Tanto el mal como el bien ganados
se perdieron en el mar.

Allí, en la borrasca,
mis dientes ya no mascan tus voluntades
ni mis dedos se fijan ya en tus labios.
Tan sólo una súbita noche sin luna en el agua,
tan solo una súbita noche sin sentirte temblar.

Y, francamente,
no sé si hay lapsos sin tiempo
pero, de haber,
los pasaría todos junto a ti.

Pero, no queda más!


quédate tú con tu cuervo entre los dientes.
Seguramente está más cerca
de lo que yo nunca estuve de ti.
ADIÓS, AMOR.

“Canta, lluvia, en la costa aún sin mar”


Cesar Vallejo.

Dos amantes sentados sobre un banco de jardín


ni mil años de poesía
me bastarían.
Seis hombres enlutados, sentados en la acera,
ni mil años de poesía
me bastarían.

Ay, cuánto se hace notar esta profunda melancolía.


Cuánto llega y machaca mis esperanzas,
ataca bien, espera agazapada tras el desvelo,
y, con el tiempo entre las venas, la espero.

Quiero dormir, pero no solo.


Quiero tu cuerpo contra el mío,
sin embargo conozco el hastío
que aquello conlleva.
No espero más tu arribo
ni las llamaradas de otro amanecer contigo,
ni el intenso deseo de volverte a conocer.

Yo renuncio, como renuncié alguna vez


a tu cidra y a tus rutas herbáceas
que me llenan de plenitud el ser:
plenitud que al tiempo desazona,
que me deja el alma ébano,
me deja la boca adentro,
me deja el oído cohibido.

II

Llamo esta noche a las noches precedentes,


para que me recuerden lo que viví
ya en tus pieles, o en diferentes,
pues nunca supe vivir en mí.

Descuida, querida,
algún día tendrá que curar esta herida.
Bien sabes que bien sé,
que las cosas caen por su propio peso,
y que aquel beso,
no fue más que pesadumbre y descenso.

III

Ahora, involuntario, salto hacia la nada,


descompuesto de eternidad,
lamiendo cuadros cuyos matices
desenmascaren mis absolutos.

Penetrante flor que a velocidad


de rayo transmuta en libro,
cuyos símbolos dentro mío
son golondrinas disecadas.

Mi vida es esto,
es esto, mi vida,
que desemboca en recuerdo,
que desemboca en instante,
que desemboca en silencio,
que desemboca en poesía.
ESTA PATRIA YA NO ES MÍA

Señoras y señores,
esta patria ya no es mía.

Cuando salgo a sembrar un pensamiento


sigue su silueta allí todavía.
al ras de la tarde que perdimos
como el humo de aquel día.

Sí, señoras y señores,


paso a paso recorro la metrópoli
cuyas plataformas me recuerdan
a una mujer que perdí.

Sí, tan sólo una que, por si fuera poco,


me desflora, me impide ver los gatos
que buscan su destino a cada paso.

Señoras y señores, yo me escapo


al templo de cuyas estanterías libros rescato,
y, como aquellos pobres gatos,
voy en busca de un relato, pero no.

No hay paliativo útil,


y yo me duelo, señoras y señores,
me duelo pues no hay suelo
cuya paz recorra mi faz.
Ni yo mismo soy refugio mío.
VULNERABLE, POR DESGRACIA

Ya pronto llegan esas fechas


donde la vida pasa, ligera,
y todo parece detenerse
para con la mirada besar la brisa,
y con los dedos saborear el peso
de la mano de alguna chica.

Ya pronto llegan, dice mamá,


ya pronto llegarán, tú descansa tranquilo,
ya pronto vendrán a sostenerte.
OCTUBRINO ENERO

Flor de poca flor


¿Qué has hecho? Dejaste
tu firma tatuada en mi pecho.

Mujer de poca mujer,


que abandonaste mi pecho. Dejaste
tu arma atada a los hechos.

Hombre de poco hombre,


que huiste por no herir, dejaste
tu pena en una herida sin remedio.
UNO, AL FIN

Es todo un reto,
empuñar la daga con sabor a muerte,
y abrir la sangre de par en par, para
de sus labios, violetas de profundidad, dejar escapar
el murmullo
de aquello que no tiene un final.

Es todo un reto,
recomenzar el lóbrego lamento,
aceptar su finito tiempo.
Es tan difícil extrañar con un muerto en el pecho,
Es tan difícil exigir salvación a la penumbra del techo.

Es que, adónde nos venimos a perder?


Todo tiene sabor aciago, todo se ve lejano!
Se pierde entre difuminaciones neutras,
ideas oscuras! sinsentidos claros!
LÍMITE

Tan arduo mantenerse vivo.


Tan fácil volverse muerto.
Ay, Tomas, ¡busca, busca, busca!

Siempre con los dedos gélidos,


mas no muerto.
Siempre con un libro entre ellos,
mas no vivo.
BIOCARTOGRAFÍA

La mirada sale a dar un paseo


por la morada de su inverosímil existir.

La lengua danza sobre una rama


de tilo, empeñada en llegar a su
corazón ultimado, que aún brama.

El miedo, ensaya revelar


lo que se halla
dentro de un cajón con llave.

La angustia se apea a su destino,


conducida por su necedad,
poderosa, capaz de matar.

El suicida tan sólo admira


a su mirada, embriagando a la nada;
a su lengua, colgando de la rama;
a su angustia, llegando al irse.

-A su miedo no lo vío,
que escapó o escupió,
dijo la lengua asfixiada-.
LA OTRA CARA DE LA MUERTE

Nadie sabe
de la vez que me tragué la muerte.
Nadie sabe
de las palabras que proferí, inerte.

No es bella
para quienes no la supieron ver de frente.

Nadie, nadie sabe…


de la vez que se tragó mis palabras,
y me trajo, de vuelta,
por temor a mi vida,
por temor a mi muerte,
por temor a temerse, pues yo
a la muerte
le mostré el otro lado de la muerte.
CONFIDENCIAS

En rocas mudas y ciegas,


nos sentamos alguna vez
a observar las escenas
del antes y el después.

En estas estatuas forjadas con tinieblas


te besaré amargamente alguna vez,
desollado sinsabor entre lilas,
sinsabor que se confunde con amor.

No me vuelvas a decir
que el río sigue su camino a pesar de ti,
no, no, no.
Yo no quiero seguir,
no soy un río, sino un hombre
lento y frío, herido de olvido.
SIN TÍTULO

Cualquier lugar duele


si ninguno es para mí.

¿Para qué algo si todo,


al final, tiene fin?

Mi puño tiene fin,


mi mano tiene fin,
mi pluma tiene fin,
por mí.

Pero, mi alma, tiene fin,


por ti.
SOY LAS ROCAS QUE APARTÓ EL VIENTO

Soy vida y soy muerte


cargados en un mismo recipiente.
Soy juventud y soy vejez
irreconciliables pero a la vez.
Soy perdición y soy encuentro,
la estrofa que acuna estos versos.
Soy tiempo y soy incierto,
lo letal y lo perpetuo.

Soy lo que soy,


sustancia inquieta en busca de un destino.
Soy poeta, novelista, dramaturgo, filósofo,
lingüista, músico, actor, pintor, psicólogo
y, sobre todo, soy fracaso.

Soy el sentimiento que brota y no cesa.


Soy un día en pleno anochecer.
EN ESTE MUNDO RÁPIDO, YO ME ANUNCIO LENTO

¿Quién se habrá olvidado


de la hierba mala que crece en el monte?
¿Por qué de vida la han dotado
si la dejarían sin destino?

Todo en la tierra tiene uno, por un cretino,


tan creador como olvidadizo,
amando a los helechos, mas ignorando
los que se apartaron del camino.

Toda vida de un lado resplandece y


del otro es todo pétreo,
todo crece pero descreído, ignorado.

Al parecer estos versos no estaban previstos,


no debieron ser escritos y en el momento preciso
en que los escribo, se adivina a lo lejos un lamento.
Es él, que está sufriendo por haberle confiado
un buen poema a un hombre malo.

Estos versos los debió haber escrito


un poeta de otro siglo, de otra región y de otro estilo,
no un yo corrompido, de patria vacío y de ideología desposeído.
ESAS NO SON MIS HUELLAS

Hoy que el pasto está seco, seco


y no hay brizna que crezca sino en el valle,

yo me demando si algún día habrá un brillo para mí,


porque el día se hace largo y
yo habito en la lejura, y ya no pasan
trenes por aquí…

La lengua se me gasta,
se me ensucia, a cada ranura que
con las papilas manoseo.

Saquenme,
hay tantos yoes y
tantos yases, que ya me asusta
el solo hecho de vivir.
NUEVE DE ENERO

“Il se répète sans cesse pour se rassurer : «Jusqu’ici tout va bien… jusqu’ici tout va bien…
jusqu’ici tout va bien…» Mais l’important c’est pas la chute. C’est l'atterrissage”
La Haine. (1995)

Llamen al tiempo, de rehén lo han tomado!


Se ha desequilibrado el estío jurado
por unos pocos hacedores de mentiras.

Llámenlo! Lo han amordazado!


y hacia la tragedia
lo han arrojado.

Y decir que lo hemos malgastado…


Durante tanto, tanto tiempo,
que le llego al fin la deshora.

Cristales fragmentados se frotan,


arrebatados de ira,
contra la herida del pueblo.

Marchitos quedan ya,


tendidos junto a él,
pensando, por primera vez.

Y es que a cada paso que dan


se acercan le acercan más,
como la bala al viento.
Se congenia con sus pasos,
que vienen y van, que vienen y ¡bam!

Hasta que, por casualidad,


el momento actual deviene el final,
siempre el actual: el final.

Todos lo sabemos en el instante preciso,


cuya fuerza deíca, nos arremete contra todas
las heridas, vívidas y vividas.
No hay calle ni ciudad,
sólo miedo,
como cubierto por el cielo.

No hay sol ni luna,


sólo miedo,
hacia un hombre que desconocemos.

No hay país ni nación,


sólo miedo,
soporífero y atmosférico.

No hay paz ni comunidad,


sólo miedo,
miedo del otro, que se deshace a gajos.

Pongan cerrojo a sus puertas


con todo temor,
ni Hume este instante avizoró.

Catástrofes en cada recodo,


que aunque no se perciban
SÓN
una mecha encendida siempre,
y siempre estallando.

Y dime… señor,
¿Dónde estuviste en todo este poema?
¿Bajo qué palabra?
¿Sobre qué reflexión?

Ya perdimos el coraje de ser vos.


Porque sé que cuando dejo de serte,
buscas, con todo tú, serme.

Ahora, no somos más que hojalatas


Vamos a su misma velocidad.
Pensamos por igual -menos, quizá-,
y morimos con la misma intensidad.
Entonces,
O se pudren o se mueren en el instante!
Tódos! Tódos!
MAGDALENA

El verbo decrépito
suele arrancar esparcetas
de su hogar.

Entonces, me limito a decirte, sin esperar respuesta:

- Oh Esparceta, boga sin miedo hacia lo desconocido, profetas ya han hablado del río aquel
del olvido.
(suspiro).
- Oh Esparceta, no desgastes tu esencia en el vértigo de los años, ¿acaso no te han dicho
que no son más que segundos frente a la eternidad?
(vacío)
- Oh Esparceta, no desesperes ante la memoria, solamente castiga a los cobardes y sé bien
que has hecho del valor sustantivo tuyo.
(Sí)
- Ahora que no te vas, sino te llevan hacia la misteriosa bruma del siempre anunciado
lamento. Te pido, no desesperes Esparceta mía, en ti ya se ha hecho sentir el día.
MUERTE
RAMITA

Quizá las espirales de tu cabello


fueron semejantes a mi locura y
me enamoré de ti,
por no enamorarme de mí.

Revisito nuestros lugares comunes


y confundo tu rostro con otros miles.
Mas nunca… Nunca confundo tu alma:
esa voz mortuoria y desganada,
con la que me llegaste a matar, más de una vez.

Tu alma, dije?
No! Erré, me excuso:
tú no tuviste alma alguna,
fuiste como aquellas ramitas
en cuyas fortalezas canturrean los pajaritos,
fuiste tan sólo un ápice del pájaro,
tan sólo un lugar común.

Me apena apelar a absolutos para describirte,


pero, ramita,
te hago y deshago bajo mi pupila
como quien cree vislumbrar a alguien
a lo lejos, a quien, a fin de cuentas,
sabe que no es.
VOLVER A AMAR, VOLVER A MORIR

“Solo el amor puede salvarnos de la muerte.


El amor, esta muerte inminente”
Ruben Bareiro Saguier.

Cielo, rasgate nuevamente el alma en mi pecho. Nube, rompe en llanto nuevamente en mí.
Lluvía, empápame nuevamente sin permiso, quiero volver a ser vulnerable ante ti.

Quiero volver a depositar mi confianza, y que la mezas por un tiempo, para luego arrojarla al
viento y sentir cómo asfixia de tu ventolera.

En la misma pendiente con aguacero, pienso, es hermoso bajar hasta el fondo del lago esperando
no ahogarse. Es hermoso desgarrarse el pecho esperando no desangrarse. Es hermoso dejarse
caer esperando que el peñasco, te ofrezca su mano.
POEMA DEL HOY

Hoy es el día del que más días se desprenden, bien podría la vida hoy acabar o iniciar y no
importaría. Es hoy el día en que absolutamente todo puede suceder. A las muchachas, hoy, les
crecieron flores en los ojos y en los pechos. A los muchachos, hoy, les bastó con ver y no tocar.
Sí, hoy, precisamente, es el día en que todo se resuelve y retorna al hogar para, hoy, quizá más
pronto que tarde, recomenzar. Hoy sabré bien qué piensas y lo olvidaré para volverlo a escuchar.
Y, hoy, escamotearás tu fondo y me lo mostrarás, para luego volverlo a cambiar. Es hoy, pues, el
día en que todo es y no es, y estamos tan felices como tristes estaremos después. Hoy es el día
más bello y trágico que pudo haber alguna vez.
¿BASTA CON SER?

Ay, cómo sufre el humano


cuando no le basta su ser,

se puede sufrir de sed


y morir de ahogo,
como se puede sufrir de afasia
y morir de palabra.

Mas todo es mejor que


no estar conforme con quien se es.

Qué terrible debe ser que los arrabales no se expandan,


que los versos no broten como las uñas de los pies,
que los ríos de llanto solo expandan el incendio de ser
y que la sola lengua no sea más que un tobogán de penas.
ARDID

Arden mis dedos


de sólo extrañar.
Ya ni brota sangre,
solo tinta, en su lugar.

Tinta atravesada de
dolor maltrecho.
Tanto dolor devenido
a hecho!

tanto
que pareciera que 2+2 es 2.
TODO, AUNQUE, PARTE

Te levanto con la mirada


en un cuarto entero de sangre,
ligero y almohadonado,
en el silencio desabotonado
de un libro abierto de par en par.

Una carilla sobre la otra,


somos
el significado de su ambigüedad.

Con las miradas de cabeza,


en plena oscuridad,
lágrimas de dulzura recorren nuestros labios,
son pulpa de eternidad,
lectura intensa,
hendidura de tu círculo voraz,
deprontos oblicuos boca arriba,
cacofonías gatunas ilegítimas,
bocanadas profundas escurridizas,
hechos inconexos ensamblados,
al correr, al correr, al correr.

Flop,
flop,
flop-

Suelen discurrir las cuartillas,


que chorrean
como un pétalo en aguacero,
fatal, arruinado, tímido
abatido, descompuesto.
Expectante.
MEDIACIÓN ETERNA

In tu yo que tardes no muchas nos quedan,


pero es que un ronroneo me gatunea en el trapecio
a ritmo de verso a verso, DE VERSOAVERSO…
Lo veo con el pensamiento atolondrado, afligido
de tonalidades y desvaríos, catándome el pulso.
(DES)COMPRENSIÓN
SALVACIÓN

Labrando un verso triste


que me lleve más allá de mi muerte cotidiana.

Allá donde yacen los poetas muertos


más vivos que muchos condenados conocidos.
Labrando un verso o barca, no sé ya,
que me lleve allá
adonde viven los que por no huir,
prefieren morir con endeble dureza.
EN EL RECUERDO

Lo doloroso es que no me dolió.


No pienso como antes,
y calculo sin remedio cada acción.

No hay cura para mi duro desvanecimiento;


ni hay cura para mi miedo estático.

Sudor maniático, maquinaria exacerbada,


y por fuera: Nada.

Lo demás no importa
pero siempre cuenta.
NO SON PUENTES

Populosas verdades, negligentes


cuando un ademán me hiere.
Cumplo obligado a ser por miedo
y la silla sigue fría y la olla en calorrr
resuena un tambor en mi psique,
que me dice,
qué importa descartar o cantar
si las verdades no son puentes.
TOUCHING THE SKY

Todos somos niños


cuando admiramos una ventana,
sus luces lóbregas, sus campanadas.

Todos somos niños


cuando admiramos una ventana,
detrás del asiento de mamá, que ya no está.

Todos somos niños


cuando admiramos una ventana,
coloreada de lágrimas de cristal del cielo.

Todos somos niños


cuando admiramos una ventana
aun estando solos, ante el pensar.
DE CABEZA

Se me ha vuelto indistinguible el agua del cloro,


tan resplandeciente como la lluvia
que de cuando en cuando, gota a gota, trago.

Se me han vuelto círculos los ángulos rectos,


encerrándose en su espiral
me nace un anhelo que nadie logrará entender
que se ha vuelto poesía que nadie logrará entender.

No confundo lo que es y lo que no,


sólo lo abrazo, sea lo que sea,
sea lo que quiera ser.
SON PREGUNTAS MIS RESPUESTAS

En leve sensación de levitamiento,


pregúntome si Heráclito acuna
una verdad complaciente,

o si Parménides será quien incendia


la inmensación de ser algo más
que un átomo tras otro.

Pregúntome si los labios nos palpitan


por el mismo hormigueo ecléctico,

o si el hipocampo se nos confunde


también con la comida de ayer.

O si, tal vez, la epitome nos reside


en la palabra o en la sien,

Finalísimamente, el único capaz


de responder, atiende desatinadamente
a un metal, cableado de par en par.

Átomo tras otro, ya da igual,


metal o mental, ya da igual…
Estamos engrapados a fracasar.
MIRAR PARA VER

La verdad se halla frente a nuestros ojos.


La verdad nunca se ha ocultado.
La verdad estalla en nuestro rostro
cada vez que toma mi boca
y hace de ella un revólver de poesía.
LA HORA DEL FUEGO

A la hora del fuego, una niña en mi mano


dibujó un reloj. Y yo ya era un anciano,
andando, terco, hacia el pasado.

Y me sentí sabedor de toda lengua,


y extrañé la ignorancia que convierte
a la mirada en el artefacto más tenaz.

Sentí la pena volátil


de no saber articular
el no saber particular.

¿Qué importa el cómo de mi deseo,


si no lo siento?

¿Qué diferencia a lo escrito ayer u hoy


si no existe una transformación entremedio?

Tengo bien claro que entre vivir y morir


no existe diferencia alguna.
Y es maravilloso sentir el nervazón de las hojas
como mi misma piel.

¿Qué importancia tiene este verso si no emocionó a nadie?


Mi muerte no existiría de ser por otros.
TODAS PARTES SON ESPIRALES

A cada decisión la parte en dos,


entres, en mil; con mil más.

Escande el pensamiento,
que ya es desición,
y nacimiento (y asesinato)

Atípico y enfermo, aún así,


escribiendo. Qué escándalo!
con la vista, así, hecha pedazos!

En tanto, su mente
parte la parte
que escandió:
la parte en mil pedazos!

Con un ojo en el pasado,


yerto,
y otro en el futuro,
muerto.
Presente, ninguno, en ellos.

En tanto, su mente,
parte la parte escandida.
Y fin! Pasó.

Confórmese con el poeta nacido


con ojos distintos, pero al mismo tiempo.
Que escribe, atípico y enfermo,
estos versos pérfidos.

Y que de ninguna manera se cansara de hacerlo!


ni aunque la visión le falte,
ni aunque le falte el tiempo,
ni aunque se lo lleve la muerte,

pues sus versos seguirán diciendo.


Como el hecho innombrable,
ese, el que estás haciendo.
SUSPENSIÓN

Escribir, trabajo del instante,


Afilar el lenguaje como una espada,
para llegar a ti.
Afilar los sentimientos me es imposible.
ODA A LA POESÍA Y RETAZO DE SUS ÁNGULOS

Desde el momento en que me eligió,


-pues no puede ser elegida-,
sentí el latido de la infinitud en mi pecho,
aferrándose a la finitud de mi mente;
sentí la contradicción rodar por mi cabello,
un desprendimiento cósmico dentro mío.

Sentí la luz del alba atemorizada por su llegada.


LUNA HORMIGUEANTE

Desde pequeña me advierto una hormiga.


Desde aquellos días huyo del sol,
soy una cosa diminutiva,
no he crecido, dicen, por falta de vitamina.

Desde aquellos días, la luz de la luna me sonreía,


y yo sentía un miedillo, pues todavía no sabía de su alegría,
pero tan pronto me miró con sus ojeritas, fue mi única amiga.

Hay días abrasadores en que mi piel languidece del sol


que enarbolan los niños, pues secan mis lágrimas, las lastima.

Mi lunita, en cambio, me arropa, me acuna y me mece,


mis lágrimas destila, para que la hojita del poema
se empape de la soledad más tísica, áspera y fría.

Ella cuida que nadie me toque, por desgracia sólo por la noche…
Sé que intuye en mis palabras cuando tengo un mal día,
dice, hablo sin orillas y escribo mejor poesía.

Pero pronto me quedaré sin mi lunita. Lo sé.


Las ciencias dictan que los milenios
la irán achicando hasta ser como una hormiga.
Espero, ahí, sorprenderle con una sonrisa,
de hormiga a hormiga.
LITERATURA Y VIDA

Cuando el límite
entre el símbolo y la carne
se traspasa,
ya no hay vuelta atrás.

Cuando el rompimiento
del fino trazo,
se vuelve empresa
de finos labios,
no hay pero que valga.

La vida se pierde tan fácil


cuando se trata de buscarte, poema.

Las ansias se tornan hilos


cuando se trata de encontrarte, aguja.

Las horas se tornan décadas


cuando se trata de vivirte, verbo.

Sencillamente no me hallo bajo tu piel,


ni en miles de azucenas,
yo me encuentro, absorto, bajo la luz
de unas letras con ecos de infinitud.
Con los ojos alucinados
de contemplar el beso de las lágrimas,
tan tenue y tibio
que las vuelve en una.

Y la única verdad aquí es la mentira,


la única pauta real es lo irreal,
porque las letras emulan lirios
y los lirios emulan labios.

Y no. No hay escapatoria


de esta enorme farsa,
donde los miserables
se arrastran por un verso venenoso,
escribiendo charcos
y sin embargo rodeandolos.

Soy dichoso pues mi vida consiste,


tan solo en las páginas que leí
y en los versos que dejé.
GRIS

Un puñado de estrellas
danzan en torno suyo,
como yerto, encerrado
entre el sí y el no.

Al final todo se reduce a eso.


Ni la insignificante luna,
ni el ingrávido espejo,
lo han de frenar.

Sólo un dolorcito dulce


y nuevo, fugaz,
con el fin de distraerlo,
y hacerle apartar la mirada
del tránsito desenfrenado,
que como un paso sordo llega sin ir a ningún lugar.

Ojalá nunca sentir el amor puro,


dice al borde del lago,
como en la hoja de un cuchillo,
y piensa el dolor que la luna ha de sentir
por tanto brillar.
¿Habrá algo más hermoso?

Está aterrado porque se soñó escribiendo y despertó con una pluma en mano.
(Estoy aterrado porque soñé que escribía y desperté con una pluma en mano).
SINRAZONES

Lo que quiero decir


es que por cada palabra que digo,
soy más olvido.

Lo que quiero decir


es que a cada que respiro,
estoy más muerto que vivo.

Lo que quiero decir,


en resta, es que decir
no es más que molestia.

¿Y, entonces, por qué


digo? No sabría decir,
es que lo único que
sé hacer es escribir.

Escribo porque no sé
amar.
Escribo porque no sé
hablar.
Escribo porque no sé
perdonar.
Escribo porque no sé
vivir.
Escribo porque no sé
escuchar.
Escribo porque estoy
vivo.
MI POESÍA

Fiel evidencia de mi paso por la tierra.


Aquí vivo.
Aquí soy.
Aquí respiro
mucho mejor.
Después de todo,
la poesía más mala es la más legítima, hoy.
ESCENA

Mis dedos deshueso en su cabello,


rompo el miedo con un dedo.

Toco sus muslos con alta ternura,


lamo sus pechos como fruta prohibida.

Detrás yace lista la voluntad de desvarío,


un ojo se aleja, y ambos son míos.

El tiempo es lento…
caro… contigo.

Mi sexo es una roca repleta de odio


que pronto formará uno contigo.
VISIÓN

Un ángel canta al alba


que aquí se teje el futuro,

que la soledad está ausente,


que mi vida es roca de un muro.

Un ángel sella sus labios


por el ruido de su hogar.
Murmullo.
INVÁLIDO

¿Qué haré si ya firme


Mi pacto con la muerte?
¿Qué haré si el nudo en mi cuello
se hace cada vez más fuerte?

Si mis manos ya congeladas


Van soltando el pretil del río.
Si mis pies ya congelados
Van cediendo ante el delirio.

Qué hacer si el camino


Es mejor de a cuatro
Que de a seis.
Y yo no doy a basto
Ni con mis dos solos pies.
TARDE VENECIANA

Tarde Veneciana,
llorosa de siempre.

Se desprende otro aguacero


de mi consciencia a la suya,
de punta a punta. Y no está.

Y no me pregunten de la mañana
desangrada, que con esta tarde
ya me basta. Ya está.

Porque sólo hace falta


ir con la cara empapada,
para ser lluvia, por acá.

Y ver cómo las puntas despuntan,


en cruceros, que no dan a mis dedos.
Ni aun siendo cuatro estas paredes.

Porque sólo hace falta


que escampe dentro de la campana
para que cese esta borrasca.

Y basta ya.
VACÍO

¿Estaré pronto al río


o por qué esta sensación
de náufrago navío?

¿por qué este vacío de verbo,


y este deshacerme en adjetivo?

¿Adónde va uno cuando


acá es frágil y todo allá
es hostil y frío?

¿A cuándo, pues, uno viene,


o va, si hay puro vacío?

¿Hay algo, en esta noche con olor a día,


que una respuesta sepa atisbar?
¿Nada?
NO

A, Aranza.

No. No te quiero.
Ni te deseo a muerte.
Miento.
Digo, en verdad no.

Resulta deseo un amor de azafata,


amable en lo público
y porfiado en lo privado.

Deseo te preocupes por mí por el día,


y que a la noche me abandones,
sin suspiro, sin piedad.

Resulta me reconozco enfermo


de pura cura en paliativo.

Deseo trato dócil y cuidadoso


cuando me llene de frío.
Y puñal y puño al sentirme mío.

Y si cae la noche, sólo si cae.

Deseo jarabe de amor trascendente, no lunar.


Y, en caso de delirar, brindame de a poco
ocho cucharadas de amor maternal.
DECLARACIÓN

Seré recordado por ser el medio hombre


que buscó, a medio tiempo,
la tercera aguja del reloj. Y en su lugar
sintió el eco del tiempo.

Seré ese pobre medio niño que vivió


cual refugiado de su propio camino,
y que, por miedo de saberse por entero,
relamió libertad buscando delirio.

Pero, para mí, seré aquel niño de siempre


oculto, sincero, quien siempre
sin embargo sintió hasta el hastío.

Quien encontró en la pradera lo que otros en el río;


en las nubes lo que ustedes en el mar;
en el frío lo que tú no en ti mismo.
DELIRIO

Cierro los ojos.


Veo una oscuridad llena de nervios.
O unos nervios llenos de oscuridad.

Los abro. Lamento. Respiro.


Siento miedo
de ser un desfiladero de nervios,
de que la imagen del espejo,
no sea sino un niño viejo, muerto
de fingir ser hombre.

Luego, abro los ojos de nuevo.


Esta vez te veo, Axis, te veo
cual gato blanco, amapolítistico,
tendido en el rellano, y que yo mismo
he asesinado.

Tengo miedo de caminar a ojos abiertos.


Tengo miedo de ser solo a ojos cerrados.
INFANCIA

Extraño andar desajustado,


mal yoído, mal vestido.
Malverso de mí, a día, pero
a noche desimbricado.

Ansío la vuelta al Lunes


de revuelta poética, donde
por no ser otro aún me caía
una sarta de golpes en no.

Me retiro al recuerdo de haber sido


realmente mío, como para darme el lujo
de actuar lo que soy hoy.
ESCISIÓN

Hoy pez, mañana renacuajo.


Y estas malas ganas de partirse a gajos:
De uno en dos, y ser ambos.

Estas regaladas ganas de que te vayas.


Y no me inventes a palabras vanas.

Estas malditas ganas de ser el conductor, el pasajero y el peatón


Y trágicamente emocionarme de muerte.

Estas ganas de ser agua y ser lavabo,


¡DE DAR SIN SER FORMALIZADO!
LA PÁJARA HERIDA

Solloza una pájara


con la cara escondida
bajo su ala herida.

Llanto de lento crepúsculo,


llanto de necesaria ausencia,
llanto de margaritas rotas, octubrinas.

Ah, traviesa del desierto, recuerda,


pie tras pie, uña tras uña, encontrarás
su duna dolorida, malhumorada.

A fuerza de mí, pájara traslúcida, sabes


ahora que hay días sin poesía, de pleno acto.
Madrigueras del acto impuro e intrascendente.

Con tu luna en cuarto menguante, escucha


el suave murmullo de sus promesas incumplidas.

Susurra, estamos prontos al fin más íntimo,


pájara mía.
POÉTICA

Hasta la música se vuelve en Nada,


minúscula Nada, llama de viento.

En la instancia parasitaria de una sombra cuadrúpeda,


yo me siento a trasquilar mis uñas
buscando un poema que rasguñe el alma,
que la vacíe de vacío.
SONRÍA, LO ESTAMOS FILMANDO

Me veo a mí mismo como a otro.


Me veo viéndome a mí mismo como a otro.
Veo cómo me despellejo,
cual papel viejo y amarillento,
lleno de palabras perdidas.

Me veo carcomiendo el lápiz desde dentro,


agrietando una cáscara a golpes de eco,
como una llama que estalla desde dentro.

Y en el momento del descenso,


en el que mis dedos se van elevando,
está el mundo y su herida:

Un avión que se está estrellando,


Un tren que está ardiendo,
Una pluma que está … siendo.
Oh, lo trágico
es no terminar siendo…

Y si por un segundo les rozase el ser,


sé que sería un segundo, uno sólo,
un segundo que rasgaría todas las nubes
y respiraría todos los vientos.

Un segundo, uno, con cola de rata humana,


que se desliza segura por el poema, por el poeta,
como hormiga que revolotea.
FATALISMO INÚTIIL (PERO VIVO)

Las parejas tejen las flores


que algún día lloverán
de tedio y de descuido,

en el pecho, en las manos, en el alma,


en el agua, en los peces, en la tez,
en las hojas, en el tallo, en la hierba,
las parejas y las riberas
algún día no serán,
han de secar el río con sus labios.

Y las parejas, por eso, parejas son.


Y yo sin miedo digo, que siento dolor
de tanta flor, de tanto río.
FECHA DE CADUCIDAD

La soledad no tiene
fecha de caducidad.

La caducidad es una
cucaracha suicida.

La cucaracha es esta
mano que escribe.

Esta mano es esta


mente que dice.

Mi soledad es una paloma que huye,


que oye
que la soledad es una fecha de caducidad.
LUTO POR MÍ, OTRO

Ojalá hoy perdiera la vida, como se pierde


un boleto, con destino al suicidio.
Ojalá se pierda, se escape. Y así, estas opresivas fuerzas literarias,
en la punta de la garganta, no me hastiaran
como obligándome a cavilar mi destino.

Mi inevitable destino, insostenible tristeza,


de dolores de cabeza, en respuesta a la vida
de oficina que se asienta cual gata siamesa,
en las rodillas de mi herida.

Ojalá hoy pierda yo la vida. Y aceptara


esta ausencia de brazos que me abracen,
de palabras que me hablen,
de destinos que me cambien.
VOLCADO

Sentir hundirse la daga


del pensamiento muerto,
hundirse en carne viva,
es mi noche, pan de cada día.

Ramillete de verdad
con rosas de mentira:
es mi mal, es mi espiga
yéndose llena de dicha.
LENGUA

“Toda existencia tiene su idioma, toda cosa tiene su lenguaje”


W.W.

Cada segundo,
boca que nunca calla,
incendia, cambia.

Amanece. Anochece. Ruge.


Desentraña su madeja,
engaña, miente.

Rehúsa cárceles vomitivas,


piedras mentales podridas.
Intuye. No. Desdeña, Miente.

Vive atestada de doctorados,


contorsionados de peste.
Se sacrifica. Se prostituye.

Pero vive, en la esfera terrestre


ladra cual comadreja silvestre,
en boca de gente que la crea,
que la destruye, que la acerca.
DEMACIONES

Y no te enerves si me contradigo a cada palabra,


o si tropiezo con el mismo pie con que camino,
o si un día de pronto desaparezco, pierde cuidado:

Es preciso perderse para hallar tu propio camino,


si camino con Heráclito el lunes
y con Parménides el domingo,
¿Por qué habrías tú de ofenderte?

Más bien, te invito: camina conmigo!


o sin mí, pero conmigo,
te invito a perdernos o a encontrarnos
o a perdernos encontrándonos.
Pero creando siempre, siempre creando.
DÍA DESNUDO

Arranco del día una hoja suicida,


con un lirio cenizo, enfermizo.
Empiezo, reemplazo el vacío,
visto mi miedo de amor vitalicio.

Cojeo a la tarde, caliente de frío,


Cojo la mar en mi ojo,
frenéticamente me aproximo
a la hoja hecha un suspiro…
pienso… pienso… pervivo…

Toco la cama en oscuro plano


Atemorizado de fijar la vista hacia el pasado.
Toco el lecho medio tibio,
Y beso el día aunque mío.
Ansío… Anhelo… Anuncio..
una hoja suicida a la mañana.
DERROTA

He errado, nuevamente.
Me he acicalado hasta no verme.
Eliminando el odio: relevándolo,
revelándolo, relegándolo.

Y sin embargo, he errado, nuevamente.


Las verdades no se han agotado;
fui yo quien las agotó.

Erré. Me despedacé con mis propios pedazos.


Me reconstruí cual barca griega.
Erré. Intenté darle sentido al recluso
liberándolo, expresándolo.

Pero lo hice! No bien.


Pero lo hice! Y erré.

Ni los tiernos botones caídos en remojo


ni la voraz gruta embrutecida,
han sido capaces de hermanarme.
En el verbo suspendido, sustantivo sin sustancia,
ahora vivo.
En el viento arrepentido, allí, mentado del sentido,
en total ausencia.

Pero no sin ganas de recomenzar.


EN UN SUEÑO

A M. dans mes rêves

“y sus brazos son nubes que transforman la vida


en aire navegable”
Cernuda.

En un sueño
di vuelta al destino.

Hice resbalar mis tijeras por tu pelo,


de nuevo,
resbaló tu espíritu hacia el cielo.

De nuevo,
Probé las delicias del tequiero,
como un ave, que en su viaje,
se detiene a tomar aire.

Triste, tan triste,


empañar los vidrios del sueño y
cerrar las pupilas de nuevo.

Ojear, al instante, el celular,


y ver el polvo cabizbajo
que se acumula en tu virtualidad.

Triste, tan rotundo,


revisar tu chat,
y hallar un búho, atado en carne y hueso,
¡por voluntad!
a otro.
ÚLTIMA SUMISIÓN

Nunca antes te habías mostrado


de esta manera. No entiendo
¿seré yo el desubicado, o tú
quien cambia súbitamente?

Como un acordeón te plegaste


en sonidos que no extraño.
Pero te volviste y, extrañado, te contemplo.
Nunca antes me habías dado la certeza
de que mis huesos se asientan donde van a morir las polillas.

No sé ni por qué te hablo,


acordeon mudo, acordeon de roca y cartílago,
de repente te haces tan volátil
que nunca te llego a ver.
Mi mirada siempre llega tarde,
ve solo roca en lo que, alguna vez,
fue un ciempiés cambiante.

Pero iré, con la mirada bien fija y en silencio,


a ver si allá se tienden mis huesos.
Mira cómo camino! Estoy yendo!
VISTA DIRECTA AL CIELO

“tú sólo iluminas las superficies;


yo ilumino superficies y honduras profundas”
W.W.

¿Y cómo no llorar de la esperanza,


si en la calle veo a un niño que levanta
a su hermana tras un descuido?

¿Y cómo no llorar de la esperanza


si veo casas que brotan de la ladera,
como cascada que desemboca al río?

¿Y cómo no llorar de la esperanza


si veo al taxista prestar el oído
a los problemas del pasajero?

¿Y cómo no llorar de la esperanza


si escucho al maestro y al alumno
hablando como amigos?

¿Y cómo no llorar de la esperanza


si veo los rayos del sol luchar
contra el cielo nublado, y,
continúo sin volverme,
hasta sentir su calor bramar sobre mi espalda?

Dígame. señora, señor,


¿Cómo se supone no llorar de la esperanza
si el mundo, en ocasiones, así se me revela?

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