Lassunciondelavirgenmaria
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¿Por qué los católicos decimos que María subió a los cielos
si eso no está escrito en la Biblia?
Primeramente si seguimos esta lógica entonces también tendríamos que pensar que "San José no murió", pues
la Biblia no nos habla de este hecho, sin embargo la lógica nos dice que sí ocurrió.
La Asunción de María no se encuentra en los Evangelios pues el fin de los Evangelios es anunciar el señorío de
JESUCRISTO y la Salvación. Muchos hechos de la historia de la Iglesia no se encuentra en los Evangelios tales
como la muerte de San Pedro y San Pablo, hechos importantísimos de la Iglesia primitiva, el mismo hecho de
que JESÚS se le apareció primero a Pedro no lo narra los Evangelios, sin embargo Pablo lo da por cierto (1era
Corintios 15,5)
La Asunción no está en las Escrituras, pero ella no contradice a esta, pues antes de María hay otras dos
personas que subieron en cuerpo y alma a los cielos y a nadie le causa escándalo: Enoc y Elías
“Enoc anduvo con Dios, y desapareció porque Dios se lo llevó.” (Génesis 5,24) – Lea también: (Eclesiástico 44,16;
Hebreos 11,5; Judas 14)
“Y mientras iban conversando por el camino, un carro de fuego, con caballos también de fuego, los separó a uno
del otro, y Elías subió al cielo en el torbellino.” (2da Reyes 2,11)
Elías y Enoc fueron llevados al cielo en cuerpo y alma. Todas las Iglesias primitivas no católicas (Caldea, Copta,
Asiria, Armenia, Ortodoxa) aceptan la Asunción de la Virgen y la celebran.
Una de las primeras fiestas de la Virgen que se celebró fue la de la Asunción, que ya en el Siglo IV se
celebraba en Jerusalén y en esa época una capilla ya marcaba el lugar donde hoy se encuentra la Iglesia
Griego-Armenia de la Asunción en el monte de los Olivos.
“La primera referencia oficial a la Asunción se halla en la liturgia oriental; en el siglo IV se celebraba la fiesta de
"El Recuerdo de María" que conmemoraba la entrada al cielo de la Virgen María y donde se hacía referencia a
su asunción. Esta fiesta en el siglo VI fue llamada la Dormitio (χοίµŋσις) o Dormición de María, donde se
celebraba la muerte, resurrección y asunción de María. El emperador bizantino Mauricio decretó que la fiesta se
celebrara el 15 de agosto en todo el imperio; “conviene aclarar que sólo fijó una fecha, él no “inventó” la
fiesta, ya que ésta se celebraba desde antes.”
Otro testimonio que evidencia de esta celebración, es la da San Gregorio de Tours, quien en su obra “De Gloria
Martityrum” señala que ésta fiesta la celebraban en Jerusalén al final del siglo VI.
Los relatos apócrifos sobre la asunción de María aparecen aproximadamente desde el siglo IV y V. Siendo el
más difundido y posiblemente uno de los más antiguos en el oriente bizantino el "Libro de San Juan Evangelista
(el Teólogo)". Este y otros escritos apócrifos tuvieron gran influencia en diversas homilías y escritos de los
oradores orientales, como por ejemplo Juan de Tesalónica, Juan de Damasco, San Andrés de Creta, San
Germán de Constantinopla, entre otros. Si bien no tenían ni tienen carácter histórico, la Iglesia Católica vio en
estos escritos el fondo teológico que existía y del cual los relatos eran expresiones adornadas.”
Por lo que sabemos hay una tradición con la Iglesia Apostólica especialmente la de Jerusalén
• Melitón de Sardes (año 180 DC): Melitón viajó a Jerusalén para informarse de la tradición eclesiástica y escribió
con profusión sobre una gran variedad de temas El autor imagina que Cristo pregunta a los Apóstoles qué destino
merece María, y ellos le dan esta respuesta: “Señor, elegiste a tu esclava, para que se convierta en tu morada
inmaculada ... Por tanto, dado que, después de haber vencido a la muerte, reinas en la gloria, a tus siervos nos ha
parecido justo que resucites el cuerpo de tu Madre y la lleves contigo, dichosa, al Cielo”.
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• La carta de Dionisio el Areopagita al obispo Titus (año 363 DC), el "Joannis liber de Dormitione Mariae"
“Debes saber, ¡oh noble Tito!, según tus sentimientos fraternales, que al tiempo en que María debía pasar
de este mundo al otro, es a saber a la Jerusalén Celestial, para no volver jamás, conforme a los deseos y
vivas aspiraciones del hombre interior, y entrar en las tiendas de la Jerusalén superior, entonces, según el
aviso recibido de las alturas de la gran luz, en conformidad con la santa voluntad del orden divino, las
turbas de los santos Apóstoles se juntaron en un abrir y cerrar de ojos, de todos los puntos en que tenían
la misión de predicar el Evangelio. Súbitamente se encontraron reunidos alrededor del cuerpo todo
glorioso y virginal. Allí figuraron como doce rayos luminosos del Colegio Apostólico. Y mientras los fieles
permanecían alrededor, Ella se despidió de todos, la augusta (Virgen) que, arrastrada por el ardor de sus
deseos, elevó a la vez que sus plegarias, sus manos todas santas y puras hacia Dios, dirigiendo sus
miradas, acompañadas de vehementes suspiros y aspiraciones a la luz, hacia Aquél que nació de su seno,
Nuestro Señor, su Hijo. Ella entregó su alma toda santa, semejante a las esencias de buen olor y la
encomendó en las manos del Señor. Así es como, adornada de gracias, fue elevada a la región de los
Ángeles, y enviada a la vida inmutable del mundo sobrenatural.
“Al punto, en medio de gemidos mezclados de llantos y lágrimas, en medio de la alegría inefable y llena de
esperanza que se apoderó de los Apóstoles y de todos los fieles presentes, se dispuso piadosamente, tal y
como convenía hacerlo con la difunta, el cuerpo que en vida fue elevado sobre toda ley de la naturaleza, el
cuerpo que recibió a Dios, el cuerpo espiritualizado, y se le adornó con flores en medio de cantos
instructivos y de discursos brillantes y piadosos, como las circunstancias lo exigían. Los Apóstoles
inflamados enteramente en amor de Dios, y en cierto modo, arrebatados en éxtasis, lo cargaron
cuidadosamente sobre sus brazos, como a la Madre de la Luz, según la orden de las alturas del Salvador
de todos. Lo depositaron en el lugar destinado para la sepultura, en el lugar llamado Getsemaní.
“Durante tres días seguidos, ellos oyeron sobre aquel lugar los aires armoniosos de la salmodia, ejecutada
por voces angélicas, que extasiaban a los que las escuchaban; después nada más.
“Eso supuesto para confirmación de lo que había sucedido, ocurrió que faltaba uno de los santos
Apóstoles al tiempo de su reunión. Este llegó más tarde y obligó a los Apóstoles que le enseñasen de una
manera palpable y al descubierto el precioso tesoro, es decir, el mismo cuerpo que encerró al Señor. Ellos
se vieron, por consiguiente, obligados a satisfacer el ardiente deseo de su hermano. Pero cuando abrieron
el sepulcro que había contenido el cuerpo sagrado, lo encontraron vacío y sin los restos mortales. Aunque
tristes y desconsolados, pudieron comprender que, después de terminados los cantos celestiales, había
sido arrebatado el santo cuerpo por las potestades etéreas, después de estar preparado
sobrenaturalmente para la mansión celestial de la luz y de la gloria oculto a este mundo visible y carnal, en
Jesucristo Nuestro Señor, a quien sea gloria y honor por los siglos de los siglos. Amén”.
• San Epifanio de Salmina (año 371 DC): Coloca en la profesión de fe que María (v.) fue siempre virgen (PG 43,233).
Y en una carta habla de la Dormición y Transito de María
• San Juvenal, Patriarca de Jerusalem. Carta a la Emperatriz Pulquería (año 451 DC):
“Al tiempo que la Sagrada Virgen espiró, se oyeron cantos de ángeles, y que se prosiguió la música y
melodía hasta que el cuerpo santo fue llevado por los Apóstoles, que también cantaban con voces
acompañadas de lágrimas y suspiros, a Getsemaní, y allí puesto en un sepulcro. Ni por estar el santo
cuerpo sepultado cesó la angelical melodía, antes se oyeron cantar himnos celestiales por tres días
continuos, y pasados éstos, no se oyó más. Y porque llegando a esta sazón el Apóstol Santo Tomé, y
pedir a los demás Apóstoles se abriese el sepulcro para ver y reverenciar el santo cuerpo, concediendo
con su petición, abrióse el sepulcro, y no pareció el cuerpo santo. Estaban allí los lienzos en que fue
envuelto, y salía un olor suavísimo y de gran recreo, y otra cosa alguna no fue vista. Quedaron los
Apóstoles admirados de ver semejante acaecimiento, y vinieron a este parecer todos, y afirmaron que el
Señor, que había tomado carne de ella y héchose hombre en sus entrañas, quiso prevenirla, resucitándola
antes de la Universal Resurrección, y trasladarla en cuerpo y alma a los Cielos.”
“Cuando dejaste la tierra, evidentemente subiste al cielo; pero debo decir que antes no estabas excluida
de los cielos, y que después, al elevarte por encima de los coros celestiales, mostrándote muy superior a
las creaturas terrestres, no dejaste la tierra; en verdad, al mismo tiempo embelleciste los cielos e
iluminaste la tierra con una gran claridad, ¡oh Madre de Dios! Tu vida en este mundo no se tornó extraña a
la vida celestial; tu tránsito tampoco ha modificado tus relaciones espirituales con los hombres. Por eso,
podemos estar bien seguros de que así como durante tu estadía en este mundo permanecías junto a Dios,
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tu cambio respecto de la condición humana no ha sido motivo para que abandones a los que están en el
mundo. Todos oímos tu voz, y todas nuestras voces llegan a tus oídos atentos; tú nos conoces cuando nos
socorres y nosotros reconocemos tu auxilio siempre magnífico, y que nada -hablo de tu muerte- ha podido
constituir un obstáculo para el conocimiento mutuo entre tú y tus servidores.”
Madre de la gloria
(Homilía 2 en la dormición de la Virgen Marta, 2 y 14)
ASUNCIÓN/DAMASCENO
Hoy es introducida en las regiones sublimes y presentada en el templo celestial la única y santa Virgen, la
que con tanto afán cultivó la virginidad, que llegó a poseerla en el mismo grado que el fuego más puro.
Pues mientras todas las mujeres la pierden al dar a luz, Ella permaneció virgen antes del parto, en el parto
y después del parto…. Hoy el arca viva y sagrada del Dios viviente, la que llevó en su seno a su propio
Artífice, descansa en el templo del Señor…. Hoy el Cielo da entrada al Paraíso espiritual del nuevo Adán,
en el que se nos libra de la condena, es plantado el árbol de la vida y cubierta nuestra desnudez…. Hoy la
Virgen inmaculada, que no ha conocido ninguna de las culpas terrenas, sino que se ha alimentado de los
pensamientos celestiales, no ha vuelto a la tierra; como Ella era un cielo viviente, se encuentra en los
tabernáculos celestiales…. Hoy la Virgen, el tesoro de la vida, el abismo de la gracia (no sé de qué modo
expresarlo con mis labios audaces y temblorosos) nos es escondida por una muerte vivificante. Ella, que
ha engendrado al destructor de la muerte, la ve acercarse sin temor, si es que está permitido llamar
muerte a esta partida luminosa, llena de vida y santidad.
(...) Si el cuerpo santo e incorruptible que Dios, en Ella, había unido a su persona, ha resucitado del
sepulcro al tercer día, es justo que también su Madre fuese tomada del sepulcro y se reuniera con su Hijo.
Es justo que así como Él había descendido hacia Ella, Ella fuera elevada a un tabernáculo más alto y más
precioso, al mismo cielo.
Convenía que la que había dado asilo en su seno al Verbo de Dios, fuera colocada en las divinas moradas
de su Hijo; y así como el Señor dijo que Él quería estar en compañía de los que pertenecían a su Padre,
convenía que la Madre habitase en el palacio de su Hijo, en la morada del Señor, en los atrios de la casa
de nuestro Dios…. Convenía que el cuerpo de la que había guardado una virginidad sin mancha en el
alumbramiento, fuera también conservado poco después de la muerte…. Convenía que la que había
llevado en su regazo al Creador hecho niño habitase en los tabernáculos divinos…. Convenía que la que
contempló a su Hijo en la Cruz, y tuvo su corazón traspasado por el puñal del dolor que no la había herido
en el parto, le contemplase, a El mismo, sentado a la derecha del Padre…. Convenía, en fin, que la Madre
de Dios poseyese todo lo que poseía el Hijo, y fuese honrada por todas las criaturas.
........................
Es Dogma de fe, la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al Cielo; sobre si Nuestra Señora sufrió o no la muerte corporal,
el Magisterio de la Iglesia no se ha pronunciado.
De acuerdo a la vida de San Teodosio (m. 529) se celebraba en Palestina antes del año 500,
probablemente en Agosto (Baeumer, Brevier, 185). En Egipto y Arabia, por otra parte, se mantuvo en
Enero, y dado que los monjes de las Galias adoptaron muchos usos de los monjes egipcios (Baeumer,
Brevier, 163), hallamos esta fiesta en las Galias en el siglo sexto, en Enero [mediante mense undecimo
(Greg. Turon., De gloria mart., I, ix)].
La Liturgia Gala la fija el 18 de Enero, bajo el título: Depositio, Assumptio, or Festivitas S. Mariae
(confrontar las notas de Jean Mabillon en la Liturgia Gala, P. L., LXXII, 180). Esta costumbre
permaneció en la Iglesia de las Galias hasta el momento de la introducción del Rito Romano.
En la Iglesia Griega, parece que algunos mantuvieron la fiesta en Enero, como los monjes egipcios;
otros en Agosto, con aquellos de Palestina; por lo cual el Emperador Mauricio (m. 602), si es correcto el
relato de "Liber Pontificalis"(II, 508), fijó la fiesta para el Imperio Griego el 15 de Agosto.
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La Santa Iglesia Católica siempre derivó su conocimiento de este misterio de la Asunción y otros, de la
Tradición Apostólica. Las tradiciones de la Iglesia se verifican siempre en relación con la Sagrada Escritura, y
en este caso de la Asunción ya sabemos que es consecuencia necesaria de la Biblia.
“Por lo tanto, hermanos, manténganse firmes y conserven fielmente las tradiciones que aprendieron de
nosotros, sea oralmente o por carta.” (2da Tesalonicenses 2,15)
“Les alabo porque me son fieles en todo y conservan las tradiciones tal como yo se las he transmitido" (1ra
Corintios 11,2)
“Tres días después convocó a los judíos principales, y cuando se reunieron les dijo: "Hermanos, sin haber
hecho nada contra el pueblo ni contra las tradiciones de nuestros padres, fui arrestado en Jerusalén y
puesto en manos de los romanos.” (Hechos 28,17)
Esto contradice la típica tesis de los hermanos separados de que la Biblia es la única fuente en los temas de
Dios, tesis que no tiene fundamento bíblico alguno, mientras que la sagrada tradición sí lo tiene.
En el nuevo Testamento no se encuentra ni un sólo versículo donde se afirma que lo que dijo JESÚS se
encuentra solamente en los Evangelios. Muy al contrario, en San Juan 21,25 dice: "JESÚS hizo muchas otras
cosas. Si se escribieran todas, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros". Por lo tanto,
todo lo dicho por JESÚS no está en la Biblia. Esto es lo que la Iglesia llama Tradición, y nos ha llegado por
diversas fuentes y no se reflejó en las Escrituras canónicas. Estas fuentes son Los Padres de la Iglesia y la
misma historia de la Iglesia.
La palabra griega para definir "Tradición" es "Paradosis". En el Libro de Concordancias sobre el Nuevo
Testamento Griego-Español, compilado por Jorge G. Parker y basado en la revisión de 1960 de la Reina-Valera
(editado por la editora protestante "Mundo Hispano") dice en su punto 3268: que la palabra Paradosis se utiliza
en los siguientes pasajes:
a) 1ra Corintios 11,2: "Les alabo porque en todas las cosas se acuerdan de mí y conservan las
Tradiciones (Paradosis) tal como se las he transmitido."
Como podemos ver, San Pablo está alabando a la comunidad de Corintios no por guardar el Evangelio, sino por
guardar las "Tradiciones", lo cual se clarifica al saber que los Evangelios en esa época aun no circulaban en
las comunidades cristianas y el conocimiento de JESÚS se comunicaba oralmente, o sea en forma de
Tradición.
Curiosamente la versión Reina-Valera editada por la sociedad Bíblica Trinitaria y que es la más utilizada en
las Iglesias no católicas. Tiene escrito ese versículo de la siguiente manera:
“Y les alabo hermanos, porque en todo se acuerdan de mí, y retienen las instrucciones tal como se las entregué.”
Como vemos, aquí se ha alterado el significado de la palabra de Dios a propósito, lo cual constituye un
hecho muy grave contra el Señor y su Santa Iglesia.
En otras versiones de Biblias protestantes, la palabra Tradición es cambiada por "Doctrina", pero resulta que la
palabra doctrina se dice en Griego Didescalia, didace, eterodidaskaleo, que tampoco sustituye a la palabra
Tradición “Paradosis”
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b) 2da Tesalonicenses 2,15: "Así pues hermanos manténganse firmes y conserven las Tradiciones que
han recibido de nosotros.”
Aquí de nuevo la versión Reina-Valera vuelve a cambiar la palabra Paradosis incurriendo en un nuevo error.
“Así que, hermanos, estén firmes, y retengan la doctrina que han aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.”
San Pablo insiste continuamente en que se debe conservar todo lo recibido por él y que a su vez recibió de los
Apóstoles y esto es Tradición.
Otro ejemplo de cómo se instituyó la Tradición nos lo da Pablo en la segunda carta a Timoteo
“Lo que oíste de mí y está corroborado por numerosos testigos, confíalo a hombres responsables que sean
capaces de enseñar a otros.” (2da Timoteo 2,2)
San Pablo enseña a Timoteo para que éste enseñe a otros. He aquí un magnífico ejemplo de Tradición.
"Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido" (1era Corintios 11,23a)
En este pasaje, San Pablo nos habla de la Eucaristía, así pues el SEÑOR mismo le entrega a Pablo la
Tradición, pues Pablo no habla aquí de ningún libro escrito, sino de palabra escuchada.
Algunos argumentan que San Pablo alertó contra las tradiciones, y presentan versículos tales como en
(Colosenses 2,3), pero si se lee el versículo en su contexto se darán cuenta que Pablo se refiere a las
Tradiciones Judaicas que eran el camino a la ley, no a la Tradición de la Iglesia la cual él recomendaba
guardar.
Los Apóstoles y los primeros cristianos sólo tuvieron Tradición Apostólica en forma de predicación Evangélica,
pues los Apóstoles no se dedicaron a escribir, ni tenían mandato directo del SEÑOR de escribir nada.
Solamente muchos años después, cuando la Iglesia reconoció que la venida del SEÑOR no era inminente,
algunos Apóstoles (Mateo y Juan) van a escribir sus recuerdos del SEÑOR, Marcos y Lucas van a escribir, uno
lo que escuchó de Pedro y otro lo que investigo de testigo oculares de la vida del SEÑOR. Los otros diez
Apóstoles NO ESCRIBIERON NADA y dejaron su legado en forma de Tradición en la Iglesia.
Conclusiones
Queridos hermanos, recapitulando un poco sobre la Asunción de María, podemos concluir que si este misterio
le ocurrió a 2 grandes profetas (Elías y Enoc) por el amor que Dios les tenía, ¿Puedes imaginarte entonces lo
que Jesús ha hecho a la Virgen María por el inmenso Amor de ser su Santa Madre? Jesucristo jamás permitiría
que su Santa Madre conociera la corrupción de la carne
Concluimos con unas palabras del eminente teólogo protestante Robert Brown: "Cuando miramos a la
Iglesia primitiva los signos apuntan a Roma.”…. A la Iglesia que es Pilar y base de Verdad.” Amén
Oh Virgen bendita e Inmaculada, que fuiste llevada al cielo en cuerpo y alma y has sido coronada como Reina
de Cielos y Tierra, de los Ángeles y de los Santos, me consagro a tu Corazón Inmaculado y te pido que siempre
yo pueda acudir a ti lleno de confianza y amor porque tú serás siempre llamada Bienaventurada por todas las
generaciones. Amén.
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Fuentes:
• Frank Morera | Apologista
• Homilia.org | La Asunción de María en la Tradición de la Iglesia
• Alegrate Reina del Cielo | Documentos históricos sobre la Asunción
• Catecismo de la Iglesia Católica
• Ministerio Siloe | Tradición vs. Escritura
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