Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                
0% encontró este documento útil (0 votos)
3 vistas17 páginas

Conferencia Mendoza Quindio

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 17

Transformaciones socio-económicas y reconfiguración de las políticas

sociales en la región.

Mariela Mendoza1

1. Introducción

En el mismo movimiento de transformaciones socio-económicas


desarrollado en la región durante los últimos treinta años se fueron
reconfigurando los sistemas de políticas sociales generados en forma
desigual y heterogénea en los diferentes países latinoamericanos de
acuerdo a sus particularidades trayectorias socio-históricas.
A pesar de las particularidades los países se puede aseverar que
el denominador común de los cambios implementados en clave
neoliberal han tenido como parte de sus consecuencias una
fragmentación de los derechos sociales, entendiendo, además, que
nunca se habían alcanzado en el marco de una ciudadanía plena.
El propósito del trabajo es analizar como la lógica neoliberal,
formando parte de un proyecto ideo-político y cultural, incidió y dinamizó
no sólo los diferentes procesos de transformaciones sociales sino que
también generó movimientos contradictorios que fragmentó y
desmovilizó a las organizaciones de trabajadores al mismo tiempo que
promovió la emergencia de movimientos y organizaciones sociales que
comenzaron a disputar su reconocimiento político y a demandar una
mayor intervención del Estado en la disputa de los intereses
antagónicos.
Para ello, se reconstruye y analiza el despliegue del ideario
neoliberal como proyecto político y socio-cultural que significó la
representación de los intereses de la burguesía internacional en
detrimento de los derechos y logros alcanzados por las organizaciones

1
Magister en Ciencias Sociales y Salud, Docente-Investigadora del Departamento de Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional de Luján, Argentina.
1
de trabajadores durante la conformación del modelo de Estado de
Bienestar Social.
Posteriormente, se discuten los cambios originados en las
políticas sociales en la región teniendo en cuenta los rasgos de
continuidad pero también de ruptura de los principios y valoraciones
neoliberales y el reposicionamiento del Estado como así también el
protagonismo que vienen teniendo los movimientos sociales y las
organizaciones políticas nacidas en el transcurso del despliegue
neoliberal en la región.
Finalmente, se exponen algunas reflexiones teniendo en cuenta
que en el escenario actual se augura y promueven la emergencia de
acontecimientos políticos de signos emancipatorios.

2. Neoliberalismo como proyecto político y socio-cultural.

En América Latina, en las últimas décadas se han desarrollado


transformaciones socio-políticas significativas ancladas y generadas por las
contradicciones propias del orden capitalista vigente.
Luego de más de dos décadas de aplicación de la estrategia neoliberal, las
consecuencias han sido trágicas con la agudización de la desigualdad social -
abriéndose una brecha cada vez más profunda entre ricos y pobres-,
desmantelamiento del Estado e incremento de la dependencia del capital
financiero internacional. Los defensores del neoliberalismo y los organismos
internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional –
principales gestores para la tramitación de la estrategia neoliberal en las naciones
de economías dependientes como las latinoamericanas- auguraban cambios
favorables con el libre mercado que permitiría el crecimiento económico con
equidad, garantizando el progreso y la libertad en la sociedad. Sin embargo, el
aumento de la pobreza, del desempleo, del trabajo infantil, de la economía
informal, el recorte de los derechos sociales, la mercantilización de la salud, de la

2
educación y de los sistemas de seguridad social han puesto de manifiesto lo
contrario.
La situación socio-política latinoamericana viene siendo estudiada y
debatida desde diferentes ámbitos académicos como un modo de visibilizar las
consecuencias que se ha generado en las condiciones de vida de vastos sectores
sociales al mismo tiempo que se discuten y/o problematizan las formas de
enfrentamiento a las demandas sociales, la emergencia de conflictos sociales o
las posibles insurgencias de organizaciones colectivas que exigen el
reconocimiento de sus derechos.
Es indudable que el neoliberalismo ha dejado marcas muy profundas en los
distintos países latinoamericanos, ha conmovido las bases institucionales de los
Estados con características de bienestar social como así también ha puesto en
cuestión el significado y el significante de categorías socio-políticas como
derechos sociales, ciudadanía, universalidad, participación, igualdad y libertad, por
mencionar sólo algunas.
Con ello se quiere distinguir que las transformaciones generadas por el
neoliberalismo no se circunscriben a los componentes de la dimensión material ya
que al mismo tiempo se fueron gestando modificaciones en la dimensión socio-
cultural e ideológica.
José Paulo Netto entiende que el neoliberalismo es un instrumento
ideológico del gran capital que le permitió alcanzar legitimidad en el orden socio-
político. El autor considera que el desarrollo actual del capitalismo ha necesitado
destruir las regulaciones que fueron impuestas como resultado de las luchas del
movimiento obrero, generando el desmontaje (total o parcial) de los diferentes
tipos de Estado de Bienestar.
El capitalismo contemporáneo atentó seriamente contra los derechos
laborales adquiridos, redujo drásticamente el número de trabajadores industriales
y favoreció el debilitamiento de las organizaciones sindicales de los trabajadores.
Como lo señala Netto (2006), la precarización y la “informalización” de las
relaciones laborales re-editaron formas de explotación que parecían propias del
siglo XIX con el aumento del trabajo infantil, aumento de las jornadas de trabajo,
3
trabajo semi-esclavo o esclavo; lo que expresa una agudización de las
condiciones de desigualdad social y económica.
Para lograr la desarticulación socio-institucional propia del modelo de
Estado regulador, el gran capital promovió una determinada concepción de
hombre, -entendido en términos individualistas como posesivo y competitivo-; una
concepción de sociedad, -basada en la idea de la natural y necesaria desigualdad
entre los hombres-, y una noción de libertad -en función de la libertad de
mercado-.
Es decir, debemos entender el neoliberalismo como parte del proyecto
estratégico del capitalismo, que ha generado profundas alteraciones en el modo
de producción y reproducción social a partir de las últimas décadas del siglo XX,
como una forma de afrontar la crisis cíclica de acumulación del sistema económico
mundial.
Se produce un cambio sustancial en relación al principio fundamental que
orientó la intervención del Estado para garantizar el funcionamiento de los
mecanismos socio-institucionales y que permitiera a la población acceder a bienes
y servicios en términos colectivos. Ahora se promueve que el individuo/ciudadano
(ya no los trabajadores o la población) tenga la “libertad” de elegir -de acuerdo a
sus capacidades- en el mercado, los bienes y servicios que requiera sin la
necesidad de mediaciones socio-políticas estatales. Esto significa una inversión de
los valores sociales y políticos del contenido/significado de la libertad y del
derecho por un lado, pero al mismo tiempo se sustentan las bases para entender a
los trabajadores/población como individuos (libres) que deben responsabilizarse
por su propia condición.
El objetivo real del capital monopolista no ha sido la “disminución” del
Estado sino que propugna la reducción de las funciones estatales dirigidas a la
cohesión, principalmente de aquellas ligadas a asegurar los derechos sociales. Es
decir, el capital monopolista necesita de la continuidad de un Estado que facilite y
viabilice las medidas indispensables para ampliar su acumulación, la ofensiva está
dirigida a destruir la institucionalidad gestada para resguardar los derechos de la
clase trabajadora.
4
Entonces, la ofensiva neoliberal orientó su accionar en la modificación de
las reglamentaciones de las relaciones laborales (flexibilización laboral), en la
privatización de la seguridad social (el sistema previsional, la salud, etc.) y en la
privatización de los sectores más rentables (empresas y servicios) que dependían
del Estado nacional, favoreciendo la desnacionalización de la economía.
Con relación a las medidas de privatización, varios autores señalan que el
eje articulador de la estrategia neoliberal es la privatización, al orientar su
objetivo a facilitar la apertura de todas las actividades rentables a la inversión del
sector privado ampliando de ese modo los ámbitos de acumulación, al mismo
tiempo que coloca a los componentes del bienestar social como bienes/productos
de mercado.
Se puede afirmar que las privatizaciones de las áreas estratégicas y
rentables de las economías nacionales significaron el saqueo legal del patrimonio
público para su traspaso a grandes monopolios transnacionales, perdiendo de
esta manera el control de la explotación de los recursos naturales como el
otorgamiento de servicios esenciales a la población (Borón, 2003).
Las consecuencias del neoliberalismo adquirieron particularidades de
acuerdo a las trayectorias socio-históricas de cada país como así las diferentes
formas que adquirió la “cuestión social” contemporánea. Vinculado a ello, la
inserción y participación de los diferentes países en el capitalismo internacional ha
signado sustancialmente el desarrollo de las economías nacionales,
consolidándose, entonces, particulares relaciones entre Estado/Sociedad.
Alvarez Leguizamón (2005) señala en su análisis sobre la tensión entre la
lógica del capital y el bienestar en América Latina y el Caribe, que es débil
asalarización en la región –comparándola con los países centrales del capitalismo-
al considerar que participan de las relaciones asalariadas centralmente la
población blanca, persistiendo aún relaciones serviles y semi-serviles como así
también relaciones de tutela entre el Estado y las poblaciones nativas. Esta
situación condiciona el acceso al ejercicio de derechos de ciudadanía a vastos
sectores sociales por haber sido más limitada la mercantilización colocando a los
trabajadores en desventaja: con salarios insuficientes, contratos precarios, etc.; lo
5
cual ha significado que la reproducción social de grupos sociales se viene
sosteniendo vía vínculos de tutela, redes de solidaridad no mercantiles y trabajos
de la economía informal. Asimismo considera que “La accesibilidad a los medios
de subsistencia que garantizan la reproducción de la vida en América Latina
también estuvo limitada desde los inicios de las relaciones capitalistas, por las
condiciones de superexplotación del trabajo y los métodos coactivos de
expropiación de la tierra y el agua”.(2005:250)
El avance de proyecto neoliberal se inició en muchos países
latinoamericanos de la mano de gobiernos dictatoriales y anti-democráticos (como
Chile y Argentina), la represión, la violencia y el ataque extremo a los movimientos
sociales y organizaciones políticas caracterizó la posición política de los sectores
hegemónicos para eliminar los intentos protesta y evitar la construcción de
proyectos contra-hegemónicos.
En términos generales, el neoliberalismo como estrategia de re-
estructuración del capital a nivel internacional, promovió la consolidación del
capital financiero, la flexibilización laboral, la apertura y desregulación económica y
el ajuste en el sector público. En varios países latinoamericanos la
neoliberalización se impuso con mayor claridad en un período histórico donde
comenzaron procesos de democratización social.
Es muy interesante el análisis que realiza Harvey (2007) al respecto,
señala que fue necesaria la utilización de medios democráticos para alcanzar el
éxito y la legitimación popular y lograr el consentimiento social hacia el giro
neoliberal.
Las influencias ideológicas circularon a través de los medios de
comunicación, las corporaciones y las instituciones de la sociedad civil
(universidades, escuelas, partidos políticos), logrando el consenso de intelectuales
que funcionaron como orgánicos tanto en la elaboración como en la difusión de la
ideología y los principios neoliberales, lo cual fue posible por la captura de los
partidos políticos y del poder estatal. (Harvey, 2007)

6
A su vez, en el mismo proceso histórico, se fueron generando movimientos
de resistencia social que visibilizaron, de diferentes maneras, el significado socio-
político del avance del neoliberal en la región.
Féliz y López (2012) sostienen que el proyecto neoliberal logró desarrollar
transformaciones económicas y sociales que también generaron procesos de
resistencia y oposición política que evidenciaban las contradicciones estructurales
del orden social.
El desencadenamiento de procesos de empobrecimiento masivo como
parte de la agudización de la desigualdad social, el crecimiento exponencial del
desempleo, el aumento de la sobre-explotación de la fuerza de trabajo, el
crecimiento de deuda pública externa, el ingreso del capital especulativo fueron
“los indicadores” que la llamada teoría del derrame no era sostenible.
Féliz (2011) además sostiene que luego de varios años de instauración
neoliberal, la emergencia de una nueva crisis económica y política – crisis
orgánica- ponía barreras que operaron como límites para la continuidad del
proyecto en la región. De esta manera, el autor considera que en América del Sur
la dimensión política de la crisis alcanzó niveles excepcionales, señalando que, si
bien el proceso de expansión neoliberal significó el avance sobre las conquistas e
interpuso frenos a los movimientos sociales, utilizando mecanismos de represión
estatal y/o paraestatal y la implementación de políticas de ajustes, al mismo
tiempo, las organizaciones populares encontraron formas de resistencia y de
enfrentamiento. Así, en América del Sur se desarrollaron nuevas formas
organizativas sindicales, urbanas y rurales que luchan por el reconocimiento de
derechos políticos y sociales como el Movimiento de los sin tierra en Brasil, de
campesinos e indígenas en Ecuador y Bolivia, las organizaciones de desocupados
en Argentina y las organizaciones populares que se gestaron en Venezuela.
Diversos autores2 sostienen que en la última década se han generado
cambios relevantes en la región y que en la actualidad se desarrolla un nuevo

2
Féliz (2011, 2012), Vilas (2011), Ansaldi (2012), Borón (2012).
7
proceso dentro del movimiento del gran capital que reconfigura las relaciones
Estado-Sociedad.
La crisis económica y social significó el desmoronamiento del
neoliberalismo como proyecto en la región y la reconfiguración del desarrollo
capitalista con la incorporación protagónica del Estado, esta vez más orientado a
la inclusión de las demandas de los sectores y grupos sociales que en el período
precedente no fueron incorporadas o simplemente reprimidas por mecanismos de
coerción estatal o paraestatal.
En este nuevo momento capitalista, el Estado –además- se torna un agente
fundamental al ocupar la función de proveedor de condiciones para la
competitividad del capital a nivel internacional como parte asociada al gran capital
en el impulso de áreas de producción estratégicas.
Como parte de los debates vigentes, Féliz (2011) denomina a este nuevo
proceso de desarrollo capitalista como “neodesarrollista” e identifica que se
reconoce el poder del pueblo trabajador como sujeto dentro del capital.
Uno de los aspectos centrales que evidencian cambios en la relación
Estado/Sociedad es que las organizaciones y movimientos sociales –conformados
muchos de ellos como tal en el auge neoliberal- disputan el contenido y el sentido
de las políticas sociales, estableciéndose negociaciones, luchas,
resquebrajamientos y otorgamiento de reconocimientos socio-políticos entre los
distintos sectores sociales que representan (o no) los intereses de la clase social a
la que pertenecen, lo que expresa que el Estado se encuentra atravesado por la
lucha de intereses contradictorios y antagónicos.
Desde esta perspectiva, el Estado asume la función de canalizar
institucionalmente y contener las demandas políticas de los sectores mayoritarios
en pos de garantizar la reproducción social de su legitimidad. Por otro lado,
modifica su forma de intervención en el ciclo del capital buscando sostener la
reproducción de la sociedad pero en una modalidad que repolitiza las relaciones
sociales y reconoce la batalla de actores enfrentados. (Féliz, 2011)
El Estado aparece no tanto como espacio en disputa, sino como punto de
condensación de las exigencias populares, como canalizador de las demandas
8
sociales históricas. Estableciendo un franco contrapunto con la época neoliberal
más clásica de los años 1990, donde el Estado actuaba sin tapujos a favor de los
sectores dominantes. A partir del 2003, en particular en nuestro país (pero también
pensado como un fuerte movimiento para toda Latinoamérica) Féliz menciona que:
“El Estado debió abrirse a las demandas de la población organizada y crear
espacios formales y políticas para canalizar – y en extremo desactivar – la
agitación social.” (2011:256)
Estos cambios socio-políticos desarrollados en los últimos quince años en
la región señalan que no se puede continuar afirmando que el proyecto neoliberal
continua intacto y sin resquebrajamientos; lo que se sostiene aún es el sistema de
producción capitalista a gran escala, lo que se está evidenciando en la región es
una persistencia de la desigualdad social, la continuidad de una economía basada
en la explotación y exportación –saqueo- de los recursos naturales, el
sostenimiento de una “nueva” crisis socio-económica (por la disminución de la
valorización internacional de los productos agro-ganaderos, por la disminución de
la exportación de productos de industria nacional, por la emergencia de nuevas
barreras proteccionistas que limitan la comercialización, etc.) como consecuencia
de la crisis en los países centrales del capitalismo, que recae en la disminución de
la valorización de la fuerza de trabajo.

3. Las tensiones socio-políticas en las actuales políticas sociales.

Las transformaciones socio-políticas gestadas en los últimos años en la


región incluyen los cambios dados en el sistema de políticas sociales. En el
despliegue del proyecto neoliberal fue importante la reconfiguración de Estado y
sus formas de intervención en lo social.
Asentados en las valoraciones y principios neoliberales la estructura
institucional del modelo de Estado de Bienestar Social (de conformaciones frágiles
en el continente latinoamericano) fue severamente cuestionada, desprestigiada y
transformada bajo los postulados de necesidad de reducción del gasto social, del
respeto de las libertades individuales, el traslado de la responsabilidad del bien
9
común a la sociedad civil y el fortalecimiento de la intervención de los organismos
internacionales.
Desde esta lógica, se inició el despliegue en la región de políticas sociales,
focalizadas, centralmente asistenciales, orientadas a la promoción del
empowerment, con la intencionalidad que los grupos sociales pauperizados
asumieran sus dificultades, encontraran modos de resolución y se posibilitaba el
acompañamiento y la orientación de las organizaciones no gubernamentales
(ONGs).
Carlos Vilas (2011) sintetiza claramente el proceso de transformación
institucional y política que se dieron en las políticas sociales durante el
neoliberalismo al considerar que pasó de la promoción al asistencialismo y de la
universalidad a la focalización, los esfuerzos se dirigieron centralmente a la
contención de los fenómenos más urgentes de pobreza y desigualdad, más que a
la integración social; lo que estaba en juego era el peligro del desorden y la
conflictividad social en pos de evitar la crisis política, lo que finalmente sucedió en
Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia.
Desde los organismos internacionales se comienzan a desarrollar teorías y
mecanismos de enfrentamiento al avance de la pobreza en la región. La utilización
de las necesidades básicas como indicador de la pobreza, asociadas a la idea de
ingresos mínimos (salud, educación, alimentación) para los grupos y sectores
sociales que se encuentran por fuera del mercado de trabajo, se instalan como
parte de las propuestas del llamado “combate a la pobreza”.
La pobreza se focalizó como una situación en sí misma, desvinculada de
los procesos socio-económicos más amplios, como parte de un proceso social y
conflictivo. Desde esta lógica, las políticas sociales orientaron su focalización a
individuos y familia que vivían los síntomas de la pobreza más que el proceso de
empobrecimiento.
El delineamiento de las propuestas se asienta en los postulados que el
Estado debe abstenerse de intervenir para no obturar las libertades individuales,
promoviendo la actividad privada, la instrumentación de ingresos mínimos,
significaría un cambio sustancial en el ordenamiento del sistema de políticas
10
sociales pues se promueve el subsidio a la demanda, desarticulando la estructura
institucional estatal –característica del modelo de bienestar social- que posibilita la
existencia de bienes y servicios sociales en términos de derechos sociales.
Migaglia (2012) identifica diferentes momentos en el despliegue de
programas sociales orientados al combate de la pobreza durante el desarrollo del
neoliberalismo en Latinoamérica; en una primera etapa se implementaron
intervenciones compensatorias y transitorias hacia sectores sociales evaluados
como indigentes, ante la no superación de los niveles de desigualdad social -y la
inexistencia del crecimiento económico para todos- con la consecuente
persistencia de sectores sociales sumidos en la indigencia y pobreza conformaron
el escenario para el desarrollo de una segunda etapa, caracterizada por el diseño
de programas de mayor permanencia que pretendieron contemplar la multiplicidad
de causas presentes en las condiciones de pobreza. Se mantuvo la selectividad
como criterio pero con el intento de abordar distintos aspectos de la vulnerabilidad
social.
Finalmente, la tercer etapa coincide con el inicio del nuevo milenio,
caracterizada por el despliegue de paquetes específicos de protecciones,
diseñadas como megaintervenciones de alcance nacional centradas en la
Transferencias Condicionadas de Ingreso a los hogares pobres.
Los Programas de Transferencia Condicionada de Ingresos (PTCI)
consisten en la prestación monetaria a unidades familiares con el cumplimiento de
ciertas condicionalidades orientadas a la atención de la salud y la educación de las
mujeres embarazadas y de los niños.
La autora sostiene que la permanencia de este tipo de programas expresa
un leve giro político e ideológico en el tratamiento de la pobreza ya que el Estado
asume la responsabilidad de intervenir en el mejoramiento de las condiciones de
vida de los hogares pobres. Es decir, se asume públicamente que el mercado no
está resolviendo la salida de las condiciones de pobreza de vastos sectores
sociales y se avanza en considerar la intervención estatal como necesaria. Vale
señalar que los PTCI si bien como paquete presentan características similares en

11
cuanto a su estructura, su inscripción en los sistemas de protección varía en los
diferentes países latinoamericanos.
Ahora bien, la difusión y socialización de estudios y de debates académicos
y políticos señalan que en los últimos años el Estado ha comenzado a tener otras
funcionalidades en el proceso de desarrollo actual del capitalismo en la región,
período que -no casualmente- Midaglia lo identifica como el momento del
despliegue de prestaciones sociales.
Como un aspecto relevante, se puede inferir que los PTCI mantienen
rasgos de estrategias liberales y al mismo tiempo determinan una mayor
intervención estatal. En relación a la persistencia de ideales liberales se pueden
mencionar sintéticamente:
ˉ la continuidad de la selectividad de la población que debe ser
evaluada como indigente o pobre,
ˉ el cumplimiento de las condicionalidades en términos de obligación
debilitando la categoría de derechos sociales,
ˉ la disociación de los beneficios propios de la dinámica del mercado de
empleo,
- la perspectiva de pobreza que asocia su persistencia a la falta de
capital humano, desvinculándolo de la problemática de la distribución
de la riqueza
- el bajo costo que implica su puesta en práctica.
Con respecto a la intervención estatal se identifica:
ˉ la obligación del Estado en brindar los servicios sociales como salud y
educación
ˉ la disposición de un mínimo de calidad de las prestaciones
ˉ la mejora de las ofertas regulatorias en torno a la oferta social
(Midaglia, 2012)
Estas tensiones socio-políticas que se expresan en el despliegue
actual de los programas sociales en la región son el resultado de los
procesos de transformaciones en clave neoliberal que resquebrajó el
significante de las categorías de libertad e igualdad modernas que se
12
habían constituido en las bases de la ciudadanía social sostenida desde
el modelo de Estado de Bienestar Social.
Siguiendo el análisis de Harvey (2005), quién define al proceso
de acumulación capitalista actual como un proceso de acumulación por
desposesión, considera que la perspectiva de derechos que se sostiene
desde el neoliberalismo parte de colocar al individuo como el elemento
fundacional de la vida político-económica, abriendo la puerta al
activismo por los derechos individuales.
En el marco del neoliberalismo los derechos se localizan en torno
a dos lógicas de poder que pueden ser dominantes, la del Estado
territorial y la del capital; lo que significa que la universalidad de los
derechos estará dada si el poder político del Estado determina su
vigencia, de lo contrario se constituirá en una noción vacía. De allí que
el autor sostiene que los derechos de ciudadanía son derivados y
condicionales; quiénes son considerados ciudadanos en un territorio se
torna en una cuestión política: “Vivir bajo el neoliberalismo también
significa aceptar o someterse a ese haz de derechos que resulta
necesario para la acumulación de capital” (2005:187)
Claramente en el neoliberalismo el derecho inalienable a la
propiedad privada y a la obtención de beneficios será instaurado como
universal. La idea de libertad está profundamente relacionada a la de
los derechos, la libertad neoliberal es entendida en términos negativos,
como la ausencia de impedimentos impuestos en forma voluntaria o
consciente y será entendida como la individual.
Colocar como parte del debate estas consideraciones sobre la
programática neoliberal: sus valoraciones y principios, posibilita
identificar con mayor claridad las tensiones socio-políticas que forman
parte del proceso de reconfiguraciones actuales de las políticas sociales
en la región.
En varios países latinoamericanos el Estado ha desarrollado
mayores mecanismos de intervención para el enfrentamiento de las
13
manifestaciones de la “cuestión social” para frenar el avance de la
conflictividad social y ello ha sido una parte –importantísima- de los
logros alcanzados por las organizaciones políticas y movimientos
sociales que sostienen (y han sostenido) diversas demandas.
Como se viene fundamentando, estos cambios también expresan
líneas de continuidad y de ruptura de la programática neoliberal en la
región.
Por un lado la continuidad de la lógica neoliberal subyace en las
concepciones ideo-políticas que alimentan a los programas sociales
que se han desplegado en la región. Midaglia (2012), Pautassi ( ), Pilar
Arcidiácono (2011) han señalado con claridad cómo los aspectos
técnicos y administrativos que estructuran los PTCI indican la existencia
tensiones socio-políticas: universalidad/focalización, derechos
sociales/derechos asistenciales, sujeción de la mujer/aumento de la
autonomía de la mujer.
Por otro lado -como ya se mencionó- en este último periodo, los
Estados en la región comenzaron a incorporar demandas sociales, se
evidenciaron avances en los procesos de democratización social, el
reconocimiento de ciertos derechos, mayor presencia e intervención en
la regulación del conflicto entre capital y trabajo, marcando un cambio
sustancial en la relación Estado/Sociedad.

4. Reflexiones preliminares.

Si bien todos los momentos históricos resultan interesantes para


el estudio y el análisis de los diferentes procesos sociales ya que nos
permiten comprender los movimientos del presente, el momento actual
presenta una riqueza exponencial en la región.
La herencia neoliberal –como proyecto ideo-político y cultural- se
ha esparcido en todos los órdenes de la vida social y este ha sido uno
de sus mayores logros.
14
De acuerdo a las transformaciones socio-políticas y la
reconfiguración de las políticas sociales en la región se puede
mencionar que si bien el proyecto neoliberal ha colaborado
profundamente en la fragmentación y atomización de las
organizaciones de trabajadores, la población que vive-del-trabajo- ha
encontrado otros modos de nucleamiento político que les ha permitido
visibilizar en el escenario social las condiciones de desigualdad que
viven en diferentes órdenes de la vida.
La crisis del proyecto neoliberal permitió que se comenzara a
construir un cambio en la orientación del proyecto societal, se
comenzaron a construir condiciones de posibilidad para la emergencia
de acontecimientos políticos de signos emancipatorios.
La recolocación del Estado está significando la repolitización de
su intervención, es decir, se presenta como producto de las decisiones
políticas que expresan relaciones de fuerza sectoriales inmediatas.
(Piva, 2013)
Vilas ( ) considera que la incorporación política de distintos
sectores sociales promueve transformaciones en la organización y
proyecciones de la acción política y en los marcos institucionales. El
autor denomina a este proceso como democracias de transformación
donde el conflicto es parte inherente y sus niveles de desarrollo se
relacionan con la profundidad y los alcances de las transformaciones
desarrolladas, a las resistencias que se gestan y a los actores y sus
trayectorias que se colocan en uno u otro lado de las líneas de fractura.
Desde esta perspectiva, las luchas políticas sobre el significante
de las categorías como derechos sociales, la libertad o la universalidad,
se tornan en ejes centrales en la construcción y búsqueda de
alternativas.
Se evidencia cambios, logros por parte de diferentes sectores de
la población que vive-del-trabajo, la continuidad y afianzamiento de
estas transformaciones dependen de la consolidación de movimientos
15
más colectivos que invaliden la persistencia de la fragmentación y la
atomización de los intereses más colectivos de la región.

16
BIBLIOGRAFÍA
- ALVAREZ LEGUIZAMÓN, Sonia (2005). Los discursos minimistas sobre las necesidades
básicas y los umbrales de la ciudadanía como reproductores de la pobreza, en Trabajo y
reproducción de la pobreza en Latinoamérica y el Caribe: estructura, discursos y actores.
1a ed. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales - CLACSO, Buenos Aires.

- ARCIDIACONO, Pilar et. ali. (2011) Transformaciones en la Política Social Argentina, el


caso de la Asignación Universal por Hijo In: revista Leviathan – Cadernos de Pesquisa
Política, n. 3, pp. 281-315.

- BRAZ, Marcelo y NETTO, J. (2006). Economía Política. Uma introduçao crítica. Cortez
Editora. San Pablo, Brasil.

- FÉLIZ, Mariano (2011). Neoliberalismos, neodesarrollismos y proyectos contra-


hegemónicos en Suramérica. Revista Astrolabio N º 7. Ed, Nueva Época. Buenos Aires.

- FÉLIZ, M. y López, E. (2012) Proyecto neodesarrollista en la Argentina. Ed. Herramienta.


El Colectivo. Bs.As.

- HARVEY, David (2005). “El ‘nuevo’ imperialismo: acumulación por desposesión”.


Socialist register 2004 (enero 2005). Buenos Aires: CLACSO.
______________(2007). Breve historia del neoliberalismo. Editorial Akal. Madrid, España.

- Mendoza, Mariela (2009). Implicancias del Neoliberalismo en Argentina: la transformación


de las políticas sociales, en El debate contemporáneo en el Trabajo Social argentino,
Ediciones Cooperativas, Buenos Aires.

- MIDAGLIA, Carmen. (2012) Un balance crítico de los programa sociales en América Latina.
Entre el liberalismo y el retorno del Estado. Nueva Sociedad 239:79-89

- MORRESI, Sergio. Apuntes preliminares para un estudio del neoliberalismo en la


Argentina. 2008

- MORRESI, Sergio. “Neoliberalismo y desigualdad”. En: Revista Escenarios, Año 12 -


Nº 18, Facultad de Trabajo Social, Universidad Nacional de La Plata, La Plata, octubre
2012.

- Pautassi, Laura; Arcidiácono, Pilar y Straschnoy Mora. (2013) Asignación Universal por
Hijo para la Protección Social de la Argentina. Entre la satisfacción de necesidades y el
reconocimiento de derechos. CEPAL, Serie Políticas Sociales Nº 184. Publicación de las
Naciones Unidas ISSN 1680-9017. Santiago de Chile, Junio de 2013.

- PIVA, Adrián. ¿Cuánto hay de nuevo y cuánto hay de populismo en el neopopulismo?.


Revista Trabajo y Sociedad, Nº 21. Santiago del Estero.
www.unse.edu.ar/trabajoysociedad

- VILAS, Carlos. Políticas Sociales: ¿hacia un nuevo paradigma?. Mimeo

17

También podría gustarte