Pueblos Indigenas
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I. Introducción
1 Por señalar sólo dos ejemplos, citaré la inauguración, en diciembre de 2000, del
múltiples foros encargados de este objeto: el Grupo de Trabajo sobre las poblaciones
indígenas (que ha elaborado el Proyecto de Declaración de los Derechos de los pueblos
indígenas) y el Grupo de Trabajo –abierto- sobre el Proyecto de Declaración recién
citado, ambos incardinados en la estructura de la Comisión de Derechos Humanos.
Además en 2000 se creó el Foro permanente para los pueblos indígenas, órgano
asesor del Consejo Económico y Social, del que depende; en 2001 la Comisión de
Derechos Humanos nombró a R. Stavenhagen Relator Especial sobre la situación de
los derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas, con el objeto
de estudiar la discriminación en contra de las mujeres indígenas, así como las
1
Por otra parte, aunque carecemos de una definición generalmente
aceptada de los pueblos indígenas3, lo cierto es que en el mundo
habitan aproximadamente 300 millones de personas de origen indígena,
distribuidas en 5.000 culturas (de las aproximadamente 6.000 que hay
en el mundo). Sólo en Brasil hay doscientos seis pueblos distintos –
incluyendo las nuevas tribus recientemente contactadas en la selva
Amazónica-, en México cincuenta y seis, en Venezuela una treintena y
en Estados Unidos son cerca de quinientas las tribus federalmente
reconocidas.
violaciones de los derechos humanos y las libertades fundamentales de las que son
víctimas los niños indígenas. A todo ello anterior hay que sumar la realización de
diversos informes relacionados con los pueblos indígenas sobre variada temática como
la protección del patrimonio de los pueblos indígenas, la relación de los pueblos
indígenas con su territorio, tratados, acuerdos y otros arreglos de entre los Estados y
las poblaciones indígenas…
Además, no podemos olvidar que en la estructura de NU hay otros foros que también
se ocupan, aunque sea sectorialmente de los pueblos indígenas, es el caso del PNUD,
la FAO, UNICEF...
2
más favorables que las de quienes habitan otras regiones geográficas
del mundo. A ellos hay que añadir los algo más de 45.000 indígenas
inuit de Groënlandia4.
4 En mayo de 2004 se publicaba la noticia de que los inuit de Thulé habían depositado
una demanda contra Dinamarca ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, por
la que reivindican la devolución de las tierras de las que fueron expulsados en 1953.
Vid. http://www.liberation.fr
3
que se están realizando en estos momentos, motivados en gran parte
por el cambio de enfoque producido en los últimos años. Estos avances
se materializarán, en 2004, en la adopción del texto de sendas
declaraciones (la de NU y la de la OEA) de los Derechos de los pueblos
indígenas, será ya un hito. No podemos olvidar a los grupos no
contactados o en aislamiento, para centrarnos a continuación en los
denominados arreglos constructivos como instrumento de utilidad para
articular las relaciones entre los pueblos indígenas y el Estado. Por
último, el trabajo termina con unas conclusiones, en las que se
plasmarán, como es habitual, las reflexiones finales producidas como
consecuencia del estudio realizado.
Todos, también las personas que integran los grupos indígenas, somos
titulares de los Derechos reconocidos en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y en los Pactos Internacionales de Derechos
Humanos. Además, aquellos que habitan en el continente americano,
gozan de la protección proporcionada por el sistema interamericano de
Derechos Humanos, mientras los ubicados en el continente europeo, del
Convenio de Roma de 1950 en la materia. Por tanto, las personas
indígenas gozan de la misma protección jurídica individual, en lo que a
derechos humanos se refiere, que los que no seamos considerados tales.
Sin embargo, con ser cierto lo anterior, la realidad nos indica que, en la
práctica no siempre se aplican las normas existentes7. Así, en muchos
casos, los grupos indígenas se ven obligados a luchar por su propia
existencia física, aunque, en tanto que personas, gozan del Derecho a la
vida. No podemos olvidar las masacres producidas sobre la población
indígena, incluso en fechas muy recientes. Centrándonos solo en el
4
continente americano, encontramos múltiples ejemplos que ilustran la
afirmación anterior, entre otros los casos de la Masacre de Plan de
Sánchez8 o de la Finca La Exacta, ambos en Guatemala9 o de Calotto en
Colombia10. En este mismo siglo XXI, la prensa da noticias como el
asesinato de líderes indígenas en Colombia o la de treinta indígenas en
Ecuador11.
5
Es evidente que si el más básico de los derechos humanos se viola, no
podemos esperar un respeto escrupuloso de los restantes. Es cierto que
durante siglos se han infringido los derechos fundamentales de las
poblaciones indígenas con variados procedimientos: obligándoles a
abandonar sus tierras o haciéndolos víctimas del genocidio y no sólo
cultural, que también. No olvidemos, por ejemplo, que hasta 1970 en
Australia se separaba a los niños indígenas de sus familias para
procurar su integración en la cultura mayoritaria del país. También
hemos leído en fechas recientes que en el Perú de Fujimori fueron
esterilizados trescientos mil indígenas peruanos12. Comportamientos
ambos que encuentran acomodo dentro del concepto de genocidio
establecido en el artículo 2 –e) y d) respectivamente- de la Convención
para la prevención y sanción de este delito, de 9 de diciembre de 1948.
13 Vid. Intervención oral del Sr. Rodolfo Stavenhagen, Relator Especial sobre la
6
para los indígenas que no eran inmunes a ellas14. En la actualidad es
un grupo en peligro de extinción15.
7
autoridades nacionales la recuperación y en algunos casos, como en el
de los inuit canadienses o el de los enxet-lamenxay y kayley-phapopyet
en Paraguay16, han logrado el éxito.
16 A partir de 1885 el Gobierno paraguayo comenzó a vender todas las tierras del
Chaco a extranjeros y en 1950 todo el territorio ENXET había sido ocupado por los
nuevos propietarios. Estas comunidades indígenas han logrado una solución amistosa
consistente en que el Estado paraguayo se comprometió (mediante un acuerdo
promovido, por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, celebrado con las
Comunidades interesadas) a adquirir de nuevo las tierras en cuestión (21.884’44 Has
en el Chaco Paraguayo), con el objeto de transferirselas a las comunidades indígenas
interesadas y registrarlas de esta manera.Vid. Comunidades Indígenas Enxet
Lamenxay y Kaleyphapopyet-Riachito v. Paraguay, Caso 11.713, Informe No. 90/99,
OEA/Ser.L/V/II.106 Doc. 3 rev. at 350 (1999).
17 Vid. acerca de este caso, F. Gómez Isa (ed.) El caso Awas Tingni contra Nicaragua.
Nuevos horizontes para los derechos humanos de los pueblos indígenas, Bilbao, 2003.
8
jurisdicción de los Estados Partes sin discriminaciones19. Así se pone de
relieve la importancia de la existencia de normas internacionales que
regulen esta cuestión.
Por otra parte, con frecuencia los derechos humanos de los pueblos
indígenas se infringen en aras del desarrollo. Encontramos claros
ejemplos de la situación recién planteada en la oposición indígena a la
construcción de presas en sus tierras ancestrales (como la de Ralco en
el Alto Bio-Bio), a las concesiones mediante las que se permite la
deforestación de las mismas (supuesto Awas Tingni) o al acceso a ellas
para extraer recursos minerales o petrolíferos (como el Proyecto
Camisea)20, por citar solo algunos supuestos21.
9
La construcción de la presa de Ralco en el Alto Bio-Bio, en territorio
mapuche al sur de Chile nos sirve para ilustrar la afirmación anterior.
La empresa española ENDESA es la beneficiaria de este proyecto que
supone inundar 3.500 hectáreas de tierras indígenas para proporcionar
energía eléctrica al territorio chileno22. Contra este proyecto ha estado
siempre la comunidad indígena cuyas tierras se verán inundadas23. Sin
embargo, a pesar del interés del Gobierno chileno, la ansiada presa no
podría construirse de no ser por el acuerdo logrado con los indígenas
que habitaban en aquel lugar. La Ley Indígena Chilena establece el
estatuto especial del que están dotadas las tierras indígenas24. De
consentimiento acerca de las medidas propuestas» que no son otras que las referidas a
la ejecución del proyecto en cuestión.
22Se trata de una previsión de futuro, dado que, según argumenta el gobierno, de no
procederse a la ejecución de este proyecto en poco tiempo podría llegarse a una crisis
energética debido a que la demanda de energía se incrementa de forma más rápida
que su generación.
24 El artículo 13 de la Ley Indígena (Vid. Ley núm. 19.253 que establece normas sobre
protección, fomento y desarrollo de los indígenas, y crea la Corporación Nacional de
Desarrollo Indígena) establece que las tierras indígenas «… por exigirlo el interés
nacional, gozarán de la protección de esta Ley y no podrán ser enajenadas,
embargadas, grabadas, ni adquiridas por prescripción, salvo entre comunidades o
personas indígenas de una misma etnia.» Además, se permite gravar estas tierras
siempre «previa autorización de la Corporación. Este gravamen no podrá comprender
10
acuerdo con el cual, las personas indígenas podrán permutar sus
tierras por otras no indígenas «de similar valor comercial debidamente
acreditado, las que se considerarán tierras indígenas desafectándose las
primeras» siempre que medie la autorización de la Corporación Nacional
de Desarrollo indígena, además evidentemente, del consentimiento de
los indígenas afectados. El mismo texto establece la nulidad absoluta de
los actos celebrados sin respetar las prescripciones anteriores como
sanción adecuada a la contravención de la Ley.
11
pueblos interesados tengan la posibilidad de estar efectivamente
representados», sin indicar cuales son los motivos que se consideran
válidos para fundamentar la imposibilidad de obtener ese
consentimiento.
26 Vid. E-I. Daes en el Documento de trabajo sobre la lucha contra el racismo sufrido
12
indígenas para extraer sus recursos con el objeto de estimular el
desarrollo de las exportaciones27.
Por otra parte, los traslados de grupos indígenas no son solo una
consecuencia de la ejecución de estos planes energéticos, sino también
del intento de erradicar problemas que afectan a la población civilizada.
Uno de los problemas a los que se enfrentan los países desarrollados es
el tráfico de drogas y con él ha venido el Plan Colombia. A través de este
último se persigue la fumigación con herbicidas de la hoja de coca y la
amapola, con la finalidad de terminar con estas cosechas ilícitas. Sin
embargo, las fumigaciones no sólo afectan a las plantas consideradas
sino también a los cultivos alimentarios que sirven de sustento a las
poblaciones indígenas y los pastos para la cria de su ganado. Uno de los
efectos no deseados de la ejecución de este Plan ha sido la
contaminación del agua y las enfermedades asociadas a la misma,
además del consiguiente daño ecológico28.
REPORT OF THE HUMAN RIGHTS COMMITEE, U.N. GOAR, 36th. sess, supp. nº40,
at. 166, UN.Doc.A/36/40, Annex 18 (1977) -views adopted 19 diciembre 1977 y Kitok
c. Suecia, Communication n. 197/1985, opinión del Comité en UN doc. A/43/40
(1980).
13
tremendamente machistas, desiguales…). De acuerdo con el Comité, las
diferencias o discriminaciones pueden justificarse siempre que se
demuestre que son razonables y proporcionadas para conseguir un
objetivo legítimo, como es el de la pervivencia de la cultura tradicional
del grupo30.
14
Por otra parte, no podemos olvidar que los pueblos indígenas además
gozan de la protección que les corresponde a las minorías existentes en
el interior de los Estados34. Ello es así porque reunen todos los rasgos
distintivos de las minorías, pero añadiendo además las características
que les son propias en tanto que indígenas35. No es de extrañar por ello
que cuando el Comité de Derechos Humanos de NU se ha pronunciado
acerca de la vulneración de sus derechos, lo ha hecho en aplicación del
art.27 del Pacto Internacional sobre Derechos civiles y Políticos36.
patentes sus demandas y reivindicaciones frente a lso Estados que han sido cómplices
por comisión u omisión de las violaciones de sus derechos humanos». Vid. R.
Stavenhagen,“Los derechos de los pueblos indígenas en el ordenamiento
internacional”, Avances en la protección de los derechos de los pueblos indígenas,
F.M.Mariño Menéndez y J.D. Oliva Martínez (eds.), Madrid 2004, p.4.
A la luz de lo anterior, tal y como se afirma en el texto, los grupos indígenas cuentan
con todos los rasgos de las minorías aunque poseen además otras particularidades en
tanto que indígenas.
36Recordemos la redacción del art. 27 del Pacto: «En los Estados en que existan
minorías étnicas, religiosas o lingüísticas, no se negará a las personas que
pertenezcan a dichas minorías el derecho que les corresponde, en común con los
15
III. Normas internacionales vigentes destinadas
a proteger a los pueblos indígenas
Los miembros de los pueblos indígenas no son sólo titulares de los
Derechos Humanos que amparan a todas las personas y a los miembros
de las minorías, sino que también gozan de la protección facilitada por
otras normas internacionales que les protegen, particularmente los
Convenios de la Organización Internacional de Trabajo. La OIT fue la
primera que se interesó por los derechos de los pueblos indígenas y
desde principios de los años veinte ha procurado proteger y promover
sus derechos. En los Convenios celebrados se distinguen dos
modalidades: (1) aquellos que definen los derechos exclusivamente
laborales de los trabajadores indígenas, realizados en un momento
inicial; y, (2) más recientemente, y una vez que los Derechos Humanos
exceden a la jurisdicción doméstica estatal, los textos que recogen los
derechos (no sólo laborales, que también) de las denominadas
poblaciones indígenas.
16
trabajadores indígenas39; o un nuevo convenio que revisa y
complementa el anteriormente concluido sobre abolición de las
sanciones penales por incumplimiento de contrato de trabajo por parte
de trabajadores indígenas40, reduciendo el margen de discrecionalidad
estatal permitido en aquél. Aunque estos textos, en la actualidad estén
superados41, son indicativos de los abusos que se producían en la
primera mitad del siglo XX, en relación con unos trabajadores
concretos, los pertenecientes a los grupos indígenas.
41 Vid. http://www.ilo.org
17
Si tenemos en cuenta los propósitos y fines del indigenismo oficial de la
época, observaremos que el objeto del Convenio de la OIT no se
apartaba en gran medida de ellos. De acuerdo con A. Caso, aquel
pretendía la aceleración y consolidación de la integración de la
población indígena en el Estado en el que estaban ubicados, además de
la promoción del desarrollo económico y social de las comunidades
indígenas43.
Con el paso del tiempo y sobre todo como consecuencia del cambio en
la perspectiva de nuestro objeto de estudio, el Convenio 107 se sometió
a revisión, desembocando en la adopción de un nuevo texto sobre
pueblos indígenas y tribales en países independientes (Convenio 169)44,
que no pretende ya la asimilación sino que, siguiendo la tendencia
propia de los tiempos, adopta como punto de partida el respeto de la
diversidad cultural para definir los derechos de los que son titulares los
pueblos indígenas. Nos encontramos con un tratado internacional que
enuncia los derechos básicos de estos grupos humanos. Además
incorpora obligaciones de resultado dirigidas a los Estados partes -la
adopción de medidas concretas para lograr las finalidades propuestas-,
aunque en algunas ocasiones introduce cierto margen de
discrecionalidad estatal. Esto ocurre, por ejemplo en relación con la
enseñanza infantil de la lectura y la escritura en la propia lengua de los
afectados (art. 28.1). En este caso, «siempre que sea viable, deberá
enseñarse …» en los idiomas referidos; «cuando ello no sea viable» la
única obligación que se impone al Estado parte es la consulta con los
pueblos interesados para procurar la «adopción de medidas que
permitan alcanzar este objetivo». Hemos de tener en cuenta que quien
califica la viabilidad o no de este tipo de enseñanza es el propio Estado
18
afectado, por tanto, lo hará discrecionalmente y atendiendo a razones
múltiples, entre ellas por ejemplo, la política económica o las
prioridades presupuestarias.
45 Por ejemplo, en Nueva Zelanda, las madres maoríes han conseguido que se
19
En otro orden de consideraciones, si bien no es posible la presentación
de quejas por parte de individuos u organizaciones no
gubernamentales, sí se prevé en el mismo texto constitucional (art. 24)
la posibilidad de que empleadores, organizaciones nacionales o
internacionales, o incluso particulares acudan a la OIT para denunciar
a un Estado que no haya observado o garantizado satisfactoriamente la
aplicación del convenio ratificado. Por esta vía, por tanto, podrían
presentar reclamaciones personas indígenas u organizaciones de este
carácter. Los resultados, sin embargo, pueden ser escasos; pueden
limitarse a la publicidad de la demanda recibida y, en su caso, de la
respuesta remitida por el Estado presuntamente infractor (art. 25)47.
48 La Convención sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la
20
proporcionó la devolución de unos q’epis de los aymaras de Coroma
(Bolivia) que habían sido robados a finales de la década de los 70 y,
años más tarde se pusieron a la venta en San Francisco -EE.UU.-. Sin
embargo, si bien el texto de la Convención facilitó la recuperación, no
evitó el proceso -largo y costoso- que debió seguirse para probar la
pertenencia de los q’epis (gorros) a los aymara de Coroma49.
21
tuvieron más éxito los representantes indígenas durante los primeros
años de las NU. Bolivia intentó, por esa misma época, que en el seno de
las NU se creara una subcomisión encargada de estudiar los problemas
sociales de los pueblos indígenas, iniciativa que tampoco prosperó.
la SdN un trato muy parecido al cosechado en Londres. Un año más tarde, en 1925,
Ratana acudió personalmente a Ginebra, aunque tampoco fue recibido por esta
Organización. Vid. http://www.un.org/spanish/indigenas/2003
22
para promover los derechos de los pueblos indígenas, al que
corresponde la autoría del Proyecto de Declaración de NU sobre los
Derechos de los pueblos indígenas55.
23
semejanza de lo que ocurriera con la Declaración Universal de los
Derechos Humanos.
24
Estos comportamientos estatales han merecido la cooperación y el
apoyo internacionales. Es el caso del Banco Interamericano de
Desarrollo que subvenciona proyectos con este objeto.
efecto.
25
Declaración que contenga una concreción de derechos mínimos
fácilmente asumible en los ordenamientos internos estatales, que ser
ambiciosos en exceso y conseguir un reconocimiento formal de unos
derechos a la postre inasumibles por las autoridades estatales.
66 Además, piden que se les tenga en cuenta a la hora de discutir cuestiones que de
cualquier forma puedan afectar a estos grupos, como el ALCA, los tratados de libre
comercio y el Plan Puebla Panamá. Vid. información acerca de la XXI reunión del
Fondo Indígena en http://www.aeci.mae.es
26
V. Pueblos indígenas no contactados o en
aislamiento voluntario
La situación en la que se encuentran los pueblos indígenas no es
idéntica aunque es cierto que, en su mayoría, han de enfrentarse a
unos problemas muy parecidos. Sin embargo, existen unos grupos
indígenas que poco tienen que ver con los que conocemos, se trata de
los denominados no contactados o en aislamiento67, cuyas condiciones
de vida no son comparables a las de los anteriores. De hecho, no se
sabe cuantos son ni exactamente donde se encuentran. Al parecer
existen pequeños grupos de personas que viven, como hace milenios,
armados con hachas de piedra y alimentandose de caza, fruta y raices
en Perú, Brasil, Bolivia o Paraguay.
27
ancestrales y divididos por unas fronteras en cuyo trazado nadie les ha
consultado71.
71 Vid. http://www.coica.org
72 Vid. http://www.llacta.org
28
No existe una regulación específica aplicable a ellos y tampoco resulta
fácil la aplicación de las normas incorporadas en los textos generales
dirigidos a definir y concretar los derechos de los pueblos indígenas.
Habría que realizar un estudio pormenorizado de sus necesidades para
poder dar respuesta a los problemas a los que se enfrentan, pero eso
¿no sería una especie de integración o asimilación en una de las
categorías conocidas? Evidentemente, desde la perspectiva occidental
resulta mucho más fácil establecer una categoría única de pueblos
indígenas y centrarse en definir los derechos de los que son titulares. Lo
difícil es reconocer que existen distintos estadios que merecen una
respuesta diversificada, pero en la situación real, es lo que debemos
hacer, aprendiendo de los errores hasta ahora cometidos e impedir que
el contacto con las sociedades civilizadas sea sinónimo de desaparición
de estos grupos humanos.
75Otro mecanismo utilizado para articular las relaciones entre pueblos indígenas y
Estados es el ofrecido por el modelo danés acerca de Groenlandia, consistente en
dotar al territorio indígena de un régimen de autonomía que no ha sido formalmente
pactado por acuerdo de las partes. El denominado arreglo danés se analiza de manera
detallada en Doc.UN E/CN.4/Sub.2/1992/32, parag. 347, E/CN.4/Sub.2/1996/23
paras. 171-196. De acuerdo con el Relator Especial (vid. informe final del Estudio
sobre los tratados celebrados entre pueblos indígenas y Estados, parágrafos 128, 129 y
29
que identifica los acuerdos entre los Estados y los grupos indígenas de
su población, con el objeto de resolver los problemas planteados en el
seno de las sociedades pluriétnicas76.
130), el tipo de régimen autonómico establecido al amparo del Home Rule no supone
el ejercicio del derecho a la libre determinación de la población de Groenlandia. Por la
misma razón, afirma que el procedimiento de discusión entre las autoridades danesas
y las de Groenlandia –elegidas de acuerdo con la legislación danesa- previas a la
introduccion del Home Rule en 1979, en absoluto pueden considerarse un ejemplo de
arreglo constructivo..
de la versión de 1997 y en el art. 23 del texto consolidado de 2003), en las tres líneas
que ocupa su redacción se refiere a los «Tratados, acuerdos y arreglos constructivos»
aunque sin definir el concepto que aquí nos interesa ni establecer régimen alguno
aplicable al mismo instrumento.
30
La idea no es novedosa (especialmente para los sucesores de la Corona
Británica). Han sido múltiples los textos de este tipo realizados entre los
pueblos indígenas y los Estados que habitan, en los que se sientan las
bases de una nueva relación, con ánimo de iniciar convivencia sólida y
diferente. En la práctica internacional encontramos manifestaciones
exitosas de los arreglos constructivos, como es el caso de la creación de
Nunavut, gracias a la adopción en Canadá del Nunavut Final Land
Claim en 1993, que entró en vigor el 1 de abril de 1999, fecha a partir
de la cual el Gobierno Nunavut (elegido el 15 de febrero del mismo año)
ha asumido las responsabilidades políticas relativas al territorio en
relación con el cual se acordó un régimen de autonomía80. Fue la
conclusión de la política iniciada en 1973 para intentar resolver las
demandas de los pueblos indígenas mediante la celebración de
acuerdos con territorios canadienses carentes de tratados históricos81,
cuyo primer resultado es el de James Bay and Nothern Québec
Agreement adoptado en 1975; desde entonces, los esfuerzos
negociadores se han multiplicado82.
www.inac.gc.ca/nunavut/index.html.
31
medida este instrumento ha sido, sin duda, EE.UU. Ello quizá sea
debido al elevado número de pueblos indígenas que lo habitan84 y a la
influencia de la tradición pactista como medio para resolver los
problemas planteados con estos grupos humanos85. Curiosamente,
aunque la celebración de estos tratados en muchas ocasiones fue
impuesta a los pueblos indígenas, quienes los forzaron resultaron ser
fundamentalmente quienes los incumplieron de manera reiterada86.
87 Autonomía que significaba (art. 1.1) «el derecho a determinar, dentro de su territorio
tradicional, su desarrollo político, económico, social, cultural, educacional, religioso y
legal, de acuerdo con sus valores históricos y étnicos, así como con sus tradiciones sin
ninguna interferencia exterior, dentro de la estructura del Estado de Nicaragua»Vid. en
http://www.halcyon.com/pub/FWDP7Americas/yatama.txt.
32
Guatemala89 han utilizado este instrumento para resolver los problemas
existentes entre las comunidades indígenas y el Estado.
33
contenido, garantizando de este modo su contribución en el
cumplimiento91. Recordemos que la imposición del acuerdo era lo que
caracterizaba a las soluciones históricamente aportadas a través de los
procedimientos estatales -judiciales o administrativos-92.
91 Vid. en Estudio sobre los tratados celebrados entre pueblos indígenas y Estados,
parágrafo 268, donde M. Alfonso Martínez, afirma además que es evidente que el
procedimiento negociado es el más adecuado para lograr una solución de los conflictos
acerca de las cuestiones indígenas, puesto que no sólo supone tener en cuenta la
opinión del otro, sino también implicarle en los medios acordados.
92 Según muestra la información recabada para realizar el Estudio sobre los tratados
celebrados entre pueblos indígenas y Estados -parágrafo 266-, los pueblos indígenas
de manera unánime estiman que los mecanismos nacionales -con independencia de
cual sea su carácter- no resultan adecuados para resolver sus problemas o
compensarles por los agravios sufridos a lo largo de todo este tiempo.
34
representantes resulte indiscutida por los grupos humanos cuya
voluntad van a comprometer94. De no ser así, el pueblo indígena
afectado no entenderá el acuerdo como libre y voluntariamente
asumido, interiorizándolo como un instrumento hostil, añadido a otros
que los han convertido en víctimas de las sociedades civilizadas.
Pero las dificultades no terminan aquí, puesto que una vez negociado,
redactado y adoptado el texto, hay que desarrollarlo y cumplir lo allí
pactado. Los arreglos constructivos se celebran para ser ejecutados, de
modo que sólo deberían ver la luz si es factible su puesta en práctica.
En este sentido, me parecen más útiles los acuerdos de mínimos que
las partes estén dispuestas a cumplir antes que contenidos ambiciosos
sin respaldo real que quedan en documentos testimoniales sin
aplicación alguna.
94 En relación con la práctica canadiense existe un caso que ilustra la afirmación del
texto. Se trata del James Bay and Nothern Québec Agreement, que no ha sido
ratificado por la mayoría de los pueblos interesados, alegando como argumento la no
representatividad de los negociadores indígenas, dado que, según su opinión, las
negociaciones se realizaron por grupos aborígenes establecidos al efecto a impulsos
del gobierno. Vid. en este sentido el parágrafo 94 del tercer informe del Estudio sobre
los tratados celebrados entre pueblos indígenas y Estados, Doc. UN
E/CN.4/Sub.2/1996/23.
35
aplicación. M. Alfonso Martínez, en su informe, afirma la conveniencia
de dotar a los mecanismos judiciales internacionales de la competencia
suficiente para conocer de las demandas y reclamaciones que, con
fundamento en estos arreglos constructivos, pudieran interponerse95.
Esta frase, del mismo modo que la idea plasmada en el Informe del
Relator especial, plantea el problema de la identificación de los órganos
internacionales competentes aludidos, dado que los pueblos indígenas
carecen de ius standi ante la C.I.J.; el Comité de Derechos Humanos no
es competente para determinar la correcta interpretación de un texto
convencional -distinto del Pacto Internacional sobre Derechos civiles y
95 Estudio sobre los tratados celebrados entre pueblos indígenas y Estados, parágrafos
317 y 318.
36
políticos-, por lo que cabría entender que el precepto transcrito se
refiere a los órganos arbitrales que eventualmente pudieran crearse al
efecto.
98 El art. 14 del Convenio establece: «Las controversias que surjan entre dos o más
37
necesaria la voluntad concordante de los interesados. Además, si las
partes admiten someter la diferencia a los órganos internacionales, en
vista de que la Declaración no designa ninguno ellas serán quienes
procedan a su concreción y la de las normas por las que se va a regir el
procedimiento. En todo caso, es necesario perfilar un mecanismo de
arreglo pacífico de las controversias que versen sobre el incumplimiento
de los arreglos constructivos. Por su importancia, no deben ser sólo
procedimientos internos o nacionales, recordemos que estamos ante
incumplimientos que, por la categoría a la que pertenecen, son
merecedores de una protección internacional adecuada. Las instancias
competentes al efecto deberían crearse y concretarse en los textos
destinados a definir los derechos de los pueblos indígenas.
38
comisión de conciliación para mejorar las relaciones entre las partes y
procurar el cumplimiento de los compromisos adquiridos101.
Public Law 100-472. Actions and proceedings to enforce the Duchwater Shoshone
Tribe’s rights abd the government’s obligations under this Agreement shall be subjetct
to the Equal Access to Justice Act, Public Law 96-481 as amended, to the same extent
as are actions and proceedings involving Public Law 93-638 contracts».
101 Vid. en relación con este punto el Acuerdo sobre las funciones de la Comisión de
celebrado en 1840 entre dos sujetos de Derecho Internacional, la Corona Británica por
una parte y los poderes indígenas Maoríes (cerca de quinientos jefes maoríes), por la
otra (vid. en http://www.treatyofwaitangi.govt.nz/treaty/translation.pdf). Su
contenido inicial es muy sencillo, consta solo de dos artículos, en los que se reconocen
respectivamente la soberanía británica sobre el territorio neozelandés y la garantía de
la posesión de sus tierras además de la protección británica de los jefes y sus tribus.
Se trata de un texto convencional técnicamente muy controvertido, cuya versión
auténtica es muy difícil de determinar, puesto que las interpretaciones de las partes
son diametralmente opuestas. Como describe C. Organge en su monografía The Treaty
of Waitangi, Wellington, 1987, la disparidad de contenido es el resultado de una
estrategia adecuadamente diseñada, consistente en: 1) el oscurecimiento deliberado
del significado del concepto de soberanía, ocultando a los negociadores Maoríes que la
cesión que estaban acordando supondría una importante pérdida de poder; y, 2)
convencer a los Maoríes de que el tratado confirmaba su derecho a la propiedad, junto
con el más importante de los derechos que podría conferirle la Corona Británica: el de
rangatiratanga.
De acuerdo con el Derecho propio de la época en que se celebró, este tratado estaba
viciado de nulidad por la conducta dolosa del negociador de la Corona Británica que
desarrolló una actuación fraudulenta para que los líderes maoríes consintieran,
cuando, de haberse comportado correctamente seguramente no hubieran manifestado
su consentimiento en obligarse por ese tratado. En ausencia de dolo sería posible
apreciar la presencia del error, debido a la ausencia, en muchas ocasiones, de una
correcta traducción del contenido del acuerdo y, en otras, la dispar interpretación -
entre las versiones indígena y no indígena- de que son objeto las disposiciones de los
diferentes tratados. Se trata de un error referido «a un hecho o a una situación cuya
existencia diera por supuesta ese Estado en el momento de la celebración del tratado y
constituyera una base esencial de su consentimiento en obligarse por el tratado» y no
un mero error en la redacción del texto convencional, encontrando así acomodo dentro
del tipo del art. 48.1 de la CV69.
39
cuenta con una competencia cuasi-general en relación con cualquier
aspecto que potencialmente pudiera contavenir el contenido del
tratado103. Si bien es cierto que su competencia es consultiva, no lo es
menos que sus pronunciamientos revisten un interés político
considerable, de modo que fruto de sus dictámenes se pueden producir
modificaciones legislativas importantes104.
VI. Conclusiones
A lo largo del siglo XX se ha avanzado mucho en el reconocimiento de
los derechos de los pueblos indígenas, aunque menos de lo debido. De
no ser recibidos en los foros internacionales, se ha evolucionado a la
participación activa de los grupos indígenas allí donde antes se
encontraban puertas cerradas. Como afirma N. Alvarez, tanto los
Estados como los organismos internacionales han aceptado «la
legitimidad de las demandas de estos pueblos en el sentido de que
constituyen reivindicaciones que pueden ser debatidas en el ámbito
nacional e internacional»105.
103Lo que ha posibilitado el cambio de opinión maorí en relación con este texto, ya que
como pone de relieve I. Brownlie (en “Waitangi: More a Problem than a Solution?”,
Treaties and Indigenous Peoples. The Robb Lectures, Oxford, 1992, p. 77 y ss.), hasta
fechas muy recientes la mayoría de los maoríes consideraban el Tratado de Waitangi
como «subversive of Maori interest from the start ... More recent Maori opinion
appears to be varied, but the consensus is that the Treaty is an essential part of Maori
heritage».
104En relación con las materializaciones concretas de sus fallos, Vid. “Politics and
Treaty Law”, en New Zealand Law Conference, “The Law and Politics”, Wellington, 2-5
de marzo de 1993, en
http://www.arts.auckland.ac.nz/his/maori/waitangi/press/93nzlawc.HTM y E.
DURIE “The Outstanding Business”, en
http://www.arts.auckland.ac.nz/his/maori/waitangi/press/ 93womens/HTML
105 N. Alvarez, “Nuevos espacios para los pueblos indígenas en Naciones Unidas: un
reto para el discurso, el diálogo y la representatividad”, en F. Mariño Menéndez y J.
Daniel Oliva Martínez (eds.), Avances en la protección de los derechos de los pueblos
indígenas, Madrid 2004, p. 64
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propiciatorias durante más de quinientos años. De ahí que reivindiquen
decidir por sí mismos las bases de las relaciones con los Estados en
cuyos territorios habitan.
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Si somos realistas, observaremos que los problemas que afectan a los
indígenas no se resuelven sólo por la vía normativa. La existencia de
textos normativos es necesaria, pero aún lo es más su aplicación. Sobre
todo en el caso de América Latina encontramos múltiples ejemplos de
inaplicación de normas que favorecen a los indígenas pero no sólo a
éstos, y eso a pesar de que formalmente, son Estados cuyas
legislaciones cuentan con elevados indices de cumplimiento de los
Convenios de la OIT.
106 Es cierto que la pobreza que afecta de forma desproporcionada a las poblaciones
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ocurriría por ejemplo, si se permitiera a los pueblos indígenas gestionar
los ingresos producidos por el turismo a sus tierras o patentar sus
fórmulas médicas (para lo que necesitan un apoyo económico muy
superior al que probablemente pueden tener) que ha hecho ricas a las
empresas farmaceúticas: probablemente la situación económica de los
pueblos indígenas no sería la que es hoy.
En definitiva, creo que los pueblos indígenas nos muestran que, en este
mundo globalizado (o uniformizado hacia el que tendemos) la evolución
no tiene un único camino ni un único destino y que la opción entre las
diferentes alternativas que el desarrollo nos ofrece tiene que ser fruto de
una decisión voluntaria de los interesados. Nunca debe imponerse.
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