El Zen y La Esgrima
El Zen y La Esgrima
El Zen y La Esgrima
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estocada del enemigo como a la posibilidad de
tener que dirigir la propia espada contra sí mismo.
La espada está, pues, íntimamente unida a la vida
del samurái, y se ha convertido en símbolo de
lealtad y sacrificio de sí.
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camino de la paz, la justicia, el progreso y la
humanidad. Aboga por todo lo que es deseable
para el bienestar espiritual del mundo en general.
Es entonces encarnación de la vida y no de la
muerte.
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preguntó al maestro: ¿Cuándo un hombre está en
un cruce de caminos entre la vida y la muerte,
¿cómo debe comportarse? Respondió el maestro:
“aparta de ti el dualismo y deja que la espada única
resista serenamente y por sí misma contra el cielo”
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de las manos de quien lo afiló. La espada única o
realidad única nunca se desgasta después de cortar
a tantas víctimas del egoísmo.
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Masamune quizá no sean superiores a las de
Muramasa, uno de sus más cualificados discípulos,
pero a Masamune se le atribuye algún tipo de
inspiración moral que tiene su origen en su propia
personalidad. La leyenda dice así: alguien trató
alguna vez de probar el filo de una espada de
Muramasa, y la colocó en una corriente de agua,
observando qué ocurría con las hojas muertas que,
arrastradas por la corriente, chocaban contra ella.
Comprobó que todas las hojas que daban contra el
filo quedaban cortadas en dos. Colocó a
continuación una espada de Masamune, y cuál no
sería su sorpresa al constatar que las hojas eludían
la espada. La Masamune no estaba inclinada a
matar; era algo más que un instrumento de corte,
mientras que la Muramasa no podría trascender al
acción de corte, pues no había nada divinamente
inspirado en ella. La Muramasa era terrible, la
Masamune es humana. Una es despótica e
imperialista, la otra es sobrehumana, si cabe
expresarse de esa forma. Masamune casi nunca
grabó su nombre en la empuñadura, aunque tal
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cosa era práctica habitual entre los fabricantes de
espadas.
II
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Sentimientos que acompañan a la fase de
estancamiento de la Ignorancia.
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llama “fijación” (pero hay otra forma de enfrentarse
a la espada del adversario)
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de la espada del enemigo. Si te opones a él, tu mente
será arrebatada por él. Por tanto, ni siquiera pienses
en ti mismo. (Es decir, la oposición de sujeto y
objeto debe ser trascendida).
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indiferente del drama fatal de la vida y la muerte en
el que él mismo es el participante más activo. A
pesar de toda la preocupación que tiene o debería
tener, está por encima de sí mismo, trasciende la
comprensión dualista de la situación: sin embargo
no es un místico contemplativo, está en el centro
mismo de un combate mortal. Esta distinción se
debe tener en cuenta cuando comparamos la
cultura oriental con la occidental. Incluso en artes
tales como la esgrima, donde el principio de
oposición está presente con evidencia absoluta, se
aconseja a aquel que está más directamente
implicado en ello que se libere de esta idea)
III
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La pregunta que a menudo se formula es, entonces,
ésta: ¿hacia dónde se debe dirigir la mente (o la
atención)? Cuando se dirige a los movimientos del
adversario, es apresada por ellos. Cuando se dirige
a su espada es apresada por ella. Cuando se dirige
a defenderse es apresada por la idea de defensa.
Cuando se dirige a la posición que el oponente
asume, es apresada por ella. En todos los casos, los
hechos nos dicen que no está claro dónde se debe
dirigir la mente.
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fluir libremente, cuando se la necesita, no es ya la
mente en su mismidad.)
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distribuida por todo el cuerpo y no es en absoluto
fragmentadora. La mente parcial, por el contrario,
está dividida y es unilateral. Al zen no le gusta la
parcialización o localización. Cuando la mente se
mantiene endurecida en un lugar no consigue
penetrar o fluir por todas las partes del cuerpo.
Cuando no es parcializa según un plan
esquemático, se difunde de forma natural por todo
el cuerpo.
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cualquier clase que puedan surgir de la ignorancia
y la ilusión.
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una u otra forma –esto es suki*-, y el enemigo sacará
sin dudas buen partido de ello.
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Cuando la situación se analiza intelectualmente,
nunca se puede escapar a la contradicción en una
forma u otra, movimiento y sin embargo no
movimiento, en tensión y sin embargo relajado,
viendo todo lo que avanza hacia uno y sin embargo
sin la menor ansiedad sobre lo que vaya a ocurrir,
sin ningún propósito definido, sin nada
conscientemente calculado, sin anticipación ni
expectativas, en resumen, manteniéndose
inocentemente como un niño, y sin embargo con
toda la astucia y los recursos de la más aguda de las
inteligencias, con una mente plenamente madura:
¿cómo puede hacerse esto? Ningún esfuerzo de
intelección, por grande que sea, puede siquiera
servir de ayuda en esta paradójica situación.
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de encontrar la salida”, o, en términos cristianos,
“invocar incesantemente la ayuda de Dios”.
Psicológicamente hablando, equivale a suprimir
todas las posibles inhibiciones, tanto intelectuales
como afectivas o emotivas, y manifestar lo que está
almacenado en el inconsciente, dejándolo actuar de
forma completamente independiente respecto a
cualquier clase de interferencia por parte de la
consciencia. El kufu, por consiguiente, se deberá
dirigir hacia la forma de eliminar las inhibiciones,
aunque no analíticamente. Podríamos decir que el
kufu debe realizarse volitivamente, como un
proceso que implica a toda la personalidad; es
decir, que debe ser totalizador, creciendo desde las
profundidades del propio ser.
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contra sí misma, interfiriendo la libre acción de la
mente original.
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mente se hace consciente de sus obras, deja de ser
instintiva y sus órdenes se acompañan de cálculos
y deliberaciones, lo que significa que la conexión
entre ella y los miembros ya no es directa, pues la
identidad entre el elemento ordenador y sus
agentes ejecutivos se ha perdido. Cuando el
dualismo aparece, la personalidad total nunca se
manifiesta como en sí misma es. Takuan llama a
esta situación “fijación”, “detención”, o
“congelación”.
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IV
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todos los rincones. En esta situación, la mente
cumple todas las funciones que se requieren de
ella.
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Antes de dejar a Takuan, quiero referirme a lo que
se puede considerar como una eterna paradoja, que
puede expresarse así: ¿cómo es posible mantener la
mente en estado de no-pensamiento, cuando su
función es pensar? ¿Cómo puede la mente ser a la
vez mente y no-mente? El problema no es sólo
lógico y psicológico, es también metafísico. La
cuestión no ha sido nunca presentada a la mente
occidental, yo creo, según la forma en que Oriente
la plantea.
Detrás de la técnica
está amaneciendo;
abre la ventana,
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Podemos decir que esto es profundamente
místico. Pero hay algo extraño en todo ello: ¿qué
tiene que ver el arte de la espada –que, hablando
con claridad, consiste en matarse unos a otros- con
un contenido como el expresado en el poema sobre
la luna al despuntar el día?
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mente se “fija” a cada instante. En cualquier
actividad es importante olvidar la “mente” y llegar
a ser uno con lo que se hace.
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Pensar es útil en muchos sentidos, pero hay
algunas ocasiones en que pensar interfiere con el
trabajo, y hay que dejar los pensamientos a un
lado y permitir que el inconsciente tome las
riendas. En tales casos, dejas de ser dueño de tu
propia consciencia y te conviertes en un
instrumento en manos de lo desconocido. Lo
desconocido no tiene consciencia de ego y
consecuentemente no tiene propósito de ganar la
contienda, porque se mueve en el nivel de la no
dualidad, donde no hay sujeto ni objeto. Ésta es la
aplicación práctica de la doctrina de Lao Tsé del
“no hacer”.
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de los pensamientos de vida y muerte, ganancia y
pérdida, victoria y derrota.
Entonces…
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existen sobre el tema del aprendizaje y el camino
espiritual, pero la culminación es comprender el
misterio del ser, y la realización viene del interior
de ti mismo, pues no puede venir de ninguna otra
parte. Si viniera de fuera, no sería tuya sino de
otro.
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