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SÓCRATES

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SCRATES Biografia: Naci en la Antigua Atenas, donde vivi durante los dos ltimos tercios del siglo V a. C.

, la poca ms esplndida en la historia de su ciudad natal, y de toda la antigua Grecia. Fue hijo de Sofronisco motivo por el que en su juventud lo llamaban Skrts is Sfronskos (Scrates hijo de Sofronisco) , de profesin cantero, y de Fainarate, comadrona, emparentados con Arstides el Justo. Segn Plutarco, cuando Scrates naci su padre recibi del orculo el consejo de dejar crecer a su hijo a su aire, sin oponerse a su voluntad ni reprimirle sus impulsos.1 2 No obstante, ni Jenofonte ni Platn mencionan esta intervencin del orculo, lo que hace pensar que pueda ser una tradicin popular muy posterior.1 Desde muy joven, llam la atencin de los que lo rodeaban por la agudeza de sus razonamientos y su facilidad de palabra, adems de la fina irona con la que salpicaba sus tertulias con los ciudadanos jvenes aristocrticos de Atenas, a quienes les preguntaba sobre su confianza en opiniones populares, aunque muy a menudo l no les ofreca ninguna enseanza.[cita requerida] Se cas con Xantipa (o Jantipa), que era de familia noble. Segn una tradicin antigua, trataba muy mal al filsofo, aunque en realidad Platn muestra, al narrar la muerte de Scrates en el Fedn, una relacin normal e incluso buena entre los dos. Su inconformismo lo impuls a oponerse a la ignorancia popular y al conocimiento de los que se decan sabios, aunque l mismo no se consideraba un sabio, aun cuando uno de sus mejores amigos, Querefonte, le pregunt al orculo de Delfos si haba alguien ms sabio que Scrates, y la Pitonisa le contest que no haba ningn griego ms sabio que l (Apologa 21a). Al escuchar lo sucedido, Scrates dud del orculo, y comenz a buscar alguien ms sabio que l entre los personajes ms renombrados de su poca, pero se dio cuenta de que en realidad crean saber ms de lo que realmente saban. Filsofos, poetas y artistas, todos crean tener una gran sabidura, en cambio, Scrates era consciente tanto de la ignorancia que le rodeaba como de la suya propia. Esto lo llev a tratar de hacer pensar a la gente y hacerles ver el conocimiento real que tenan sobre las cosas. Asumiendo una postura de ignorancia, interrogaba a la gente para luego poner en evidencia la incongruencia de sus afirmaciones; a esto se le denomin irona socrtica, la cual queda expresada con su clebre frase Slo s que no s nada ( , hn oda hti oudn oda). Su ms grande mrito fue crear la mayutica, mtodo inductivo que le permita llevar a sus alumnos a la resolucin de los problemas que se planteaban por medio de hbiles preguntas cuya lgica iluminaba el entendimiento. Segn pensaba, el conocimiento y el autodominio habran de permitir restaurar la relacin entre el ser humano y la naturaleza.[cita requerida] La sabidura de Scrates no consiste en la simple acumulacin de conocimientos, sino en revisar los conocimientos que se tienen y a partir de ah construir conocimientos ms slidos. Esto le convierte en una de las figuras ms extraordinarias y decisivas de toda la historia; representa la reaccin contra el relativismo y subjetivismo sofista, y es un singular ejemplo de unidad entre teora y conducta, entre pensamiento y accin. A la vez, fue capaz de llevar tal unidad al plano del conocimiento, al sostener que la virtud es conocimiento y el vicio ignorancia. El poder de su oratoria y su facultad de expresin pblica eran su fuerte para conseguir la atencin de las personas. Scrates no escribi ninguna obra porque crea que cada uno deba desarrollar sus propias ideas. Conocemos en parte sus ideas desde los testimonios de sus discpulos: Platn, Jenofonte, Aristipo y

Antstenes, sobre todo. Tales testimonios no son convergentes, por lo que no resulta fcil conocer cul fue el verdadero pensamiento de Scrates.[cita requerida] Doctrina El rechazo al relativismo de los sofistas llev a Scrates a la bsqueda de la definicin universal por elaboracin de conceptos, que pretenda alcanzar mediante el mtodo inductivo. Probablemente la bsqueda de dicha definicin universal por concepto no tena una intencin puramente terica, sino ms bien prctica. Aristteles seala claramente las dos grandes aportaciones de Scrates: Dos cosas hay que atribuir con justicia a Scrates, por un lado los 5 y por otro el 6 Metafsica M, 4; 1078b 27 Exponemos aqu los elementos fundamentales del pensamiento socrtico. Los sofistas haban afirmado el relativismo gnoseolgico y moral. Scrates criticar ese relativismo, convencido de que los ejemplos concretos encierran un elemento comn respecto al cual esos ejemplos tienen un significado. Si decimos de un acto que es "bueno" ser porque tenemos alguna nocin de "lo que es" bueno; si no tuviramos esa nocin, ni siquiera podramos decir que es bueno para nosotros pues, cmo lo sabramos? Lo mismo ocurre en el caso de la virtud, de la justicia o de cualquier otro concepto moral. Para el relativismo estos conceptos no son susceptibles de una definicin universal: son el resultado de una convencin, lo que hace que lo justo en una ciudad pueda no serlo en otra. Scrates, por el contrario, est convencido de que lo justo ha de ser lo mismo en todas las ciudades, y que su definicin ha de valer universalmente. La bsqueda de la definicin universal segn conceptos se presenta, pues, como la solucin del problema moral y la superacin del relativismo. Cmo proceder a esa bsqueda? Scrates desarrolla un mtodo prctico basado en el dilogo, en la conversacin, la "dialctica", en el que a travs del razonamiento inductivo se podra esperar alcanzar la definicin universal de los trminos objeto de investigacin. Dicho mtodo constaba de dos fases: la irona y la mayutica. En la primera fase el objetivo fundamental es, a travs del anlisis prctico de definiciones concretas, reconocer nuestra ignorancia, nuestro desconocimiento de la definicin que estamos buscando. Slo reconocida nuestra ignorancia estamos en condiciones de buscar la verdad. La segunda fase consistira propiamente en la bsqueda de esa verdad, de esa definicin universal, ese modelo de referencia para todos nuestros juicios morales incluso a travs de la apora. La dialctica socrtica ir progresando desde definiciones ms incompletas o menos adecuadas a definiciones ms completas o ms adecuadas, hasta alcanzar la definicin universal como concepto. Lo cierto es que en los dilogos socrticos de Platn no se llega nunca a alcanzar esa definicin universal, por lo que es posible que la dialctica socrtica hubiera podido ser vista por algunos como algo irritante, desconcertante o incluso humillante para aquellos cuya ignorancia quedaba de manifiesto, sin llegar realmente a alcanzar esa presunta definicin universal que se buscaba. Esa verdad que se buscaba Era de carcter terico, pura especulacin o era de carcter prctico? Todo parece indicar que la intencionalidad de Scrates era prctica: descubrir aquel conocimiento que sirviera para vivir; es decir, determinar los verdaderos valores a realizar. En este sentido es llamada la tica socrtica "intelectualista": el conocimiento se busca estrictamente como un medio para la accin. De modo que si conociramos lo "Bueno", no podramos dejar de actuar conforme a l; la falta de virtud en nuestras acciones ser identificada, pues, con la ignorancia, y la virtud con el saber.

Scrates El filsofo Scrates sigue siendo, como lo fue en su vida (469-399 aC), [ 1 ] un enigma, una persona inescrutable que, a pesar de haber escrito nada, es considerado uno de los pocos filsofos que cambi para siempre la forma en la filosofa misma era concebirse. Toda nuestra informacin sobre l es de segunda mano y la mayor parte disputada vigorosamente, pero su juicio y muerte a manos de la democracia ateniense es, sin embargo el mito fundador de la disciplina acadmica de la filosofa, y su influencia se ha dejado sentir mucho ms all de la propia filosofa , y de todos los tiempos. Porque su vida es ampliamente considerado como paradigmtico para la vida filosfica y, en general, por lo que nadie debera vivir, Scrates ha sido gravado con la admiracin y emulacin normalmente reservados para los fundadores de sectas religiosas, Jess o Buda extrao para alguien que trat de manera difcil hacer que otros hagan su propio pensamiento, y para alguien condenado y ejecutado por el delito de irreverencia hacia los dioses. Sin duda fue impresionante, tan impresionante que muchos otros fueron trasladados a escribir sobre l, todos los cuales lo encontr extrao por las convenciones de la Atenas del siglo V: en su apariencia, personalidad y comportamiento, as como en sus puntos de vista y mtodos. Por lo tanto espinoso es la dificultad de distinguir al Scrates histrico de la Socrateses de los autores de los textos en los que aparece y, adems, de la Socrateses de decenas de intrpretes posteriores, en que la cuestin controvertida se refiere generalmente como el problema socrtico . Cada edad, cada vez intelectual, produce un Scrates de s mismo. No es menos cierto ahora que "el 'real' Scrates no tiene: lo que tenemos es un conjunto de interpretaciones de cada una de ellas representa una" tericamente posible "Scrates", como Cornelia de Vogel (1955, 28) lo puso. De hecho, de Vogel fue escrito como un nuevo paradigma analtico para la interpretacin de Scrates estaba a punto de convertirse en modelo estndar-Gregory Vlastos "( 2.2), que dominan hasta mediados de 1990. Que Scrates fue realmente es fundamental para la interpretacin de Vlastos "de los dilogos filosficos de Platn, ya que es prcticamente a cualquier interpretacin, porque Scrates es la figura dominante en la mayora de los dilogos de Platn.

1. Extraeza de Scrates Los estndares de belleza son diferentes en diferentes pocas, y en el tiempo la belleza de Scrates podra ser fcilmente medido por el nivel de los dioses, esculturas majestuosas, proporcionadas de los cuales haban sido adornar la Acrpolis de Atenas ya que en la poca de Scrates lleg a la edad de treinta aos. Se ve bien y teniendo adecuado son importantes para las perspectivas polticas de un hombre, la belleza y la bondad se unieron en la imaginacin popular. Las fuentes existentes de acuerdo en que Scrates era profundamente desagradable, parecido a un stiro ms que un hombre-y no se asemeja a todas las estatuas que se convirti ms adelante en los tiempos antiguos y ahora los sitios

de Internet y la gracia de las portadas de los libros. Haba gran conjunto, los ojos saltones que se precipit hacia un lado y le permiti, como un cangrejo, no slo para ver lo que estaba al frente, pero lo que estaba a su lado, as, una nariz chata, boca abajo, con fosas nasales dilatadas, labios carnosos y grandes, como un culo. Scrates dej crecer el pelo largo, al estilo espartano (aunque Atenas y Esparta estaban en guerra), y se fue descalzo y sin lavar, con un palo y mirando arrogante. No cambi su ropa, pero de manera eficiente llevaba en el da lo que se cubri con la noche. Algo que era peculiar de su modo de andar, as, a veces descrita como una arrogancia tan intimidante que los soldados enemigos se mantuvieron a distancia. l era inmune a los efectos del alcohol y el fro, pero esto lo convirti en un objeto de sospecha a sus compaeros soldados en campaa. Podemos asumir con seguridad una altura media (ya que nadie lo menciona en absoluto), y una construccin slida, teniendo en cuenta la vida activa que parece haber llevado. Contra de la tradicin icnica de una olla de vientre, Scrates y sus compaeros se describen como pasar hambre (Aristfanes, Las aves 1280-83). En su comparecencia, ver PlatnTeeteto 143 sexies, y Symposium 215a-c, 216c-d, 221d-e; Jenofonte Simposio 4.19, 5.5-7, y Aristfanes, Las nubes 362. La escultura de Brancusi de roble, de pie 51.25 pulgadas incluida su base, capta la apariencia de Scrates y la extraeza en el sentido de que se ve diferente desde todos los ngulos, incluyendo un segundo "ojo" que no se puede ver si el primero est a la vista. (Vea el Museo de Arte Moderno de pgina en Brancusi Scrates , que ofrece vistas adicionales.) Tambin es verdad que la reputacin de Scrates de la fealdad, pero menos disponibles, son los dibujos de la artista contemporneo suizo Hans Erni. A finales de los siglo V aC, fue ms o menos por sentado que cualquier hombre que se precie de Atenas prefiere la fama, la riqueza, los honores y el poder poltico a una vida de trabajo. A pesar de que muchos ciudadanos vivan de su trabajo en una amplia variedad de ocupaciones, que se esperaba que pasan gran parte de su tiempo libre, si tenan alguna, mantenindose ocupados con los asuntos de la ciudad. Los hombres participaron regularmente en la Asamblea de gobierno y en muchos tribunales de la ciudad, y los que podan permitrselo se han preparado para el xito en la vida pblica mediante el estudio de los retricos y sofistas en el extranjero que podran convertirse en rico y famoso por ensear a los jvenes de Atenas a usar las palabras en su beneficio. Otras formas de la educacin superior tambin eran conocidos en Atenas: matemticas, astronoma, geometra, msica, historia antigua, y la lingstica. Lo que pareca extrao de Scrates es que l no trabajaba para ganarse la vida, ni tampoco participaron voluntariamente en asuntos de Estado. Por el contrario, abraz la pobreza y, aunque los jvenes de la ciudad permaneca en compaa de l y lo imit, Scrates firmemente insisti que l era un maestro no y se neg durante toda su vida para sacar dinero por lo que hizo. La extraeza de este comportamiento se ve mitigado por la imagen entonces vigente de los profesores y los estudiantes: los maestros eran vistos como jarras vertiendo su contenido en las copas vacas que fueron los estudiantes. Porque Scrates no era transmisor de la informacin que los dems fueron a recibir pasivamente, se resiste la comparacin con los profesores. Por el contrario, ayud a otros a reconocer por s mismos lo que es real, verdadero y bueno (Platn, Menn , Teeteto )-un nuevo enfoque, y se sospecha por lo tanto, a la educacin. Era conocido por los socios confuso, su conversacin punzante y sorprendente en la desagradable experiencia de darse cuenta de su propia ignorancia, un estado a veces sustituida por la curiosidad intelectual genuino.

No ayud mucho que Scrates pareca tener una opinin ms alta de mujeres que la mayora de sus compaeros haba, al hablar de "hombres y mujeres", "sacerdotes y sacerdotisas," y nombrar a las extranjeras como a sus maestros: Scrates deca haber aprendido la retrica de Aspasia de Mileto, la amante de Pericles (Platn, Menxeno ), y de haber aprendido la ertica de la sacerdotisa Diotima de Mantinea (Platn, Symposium ). Scrates era poco convencional en el respeto relacionadas. Varones atenienses ciudadanos de las clases sociales superiores no se cas hasta que fueron por lo menos treinta, y las mujeres atenienses eran poca educacin y mantuvo secuestrados hasta la pubertad, cuando se les dio en matrimonio por sus padres. As, la socializacin y educacin de los hombres suelen participar una relacin para la que 'pederastia' la palabra Ingls (aunque a menudo se utiliza) es engaoso, en el que un joven se acerca la virilidad, de quince a diecisiete aos, se convirti en la querida de un amante un poco mayor, bajo cuya tutela ya travs de cuya influencia y regalos, el joven se guiara y mejorado. Se supona, entre los atenienses que los hombres maduros se encuentran los jvenes sexualmente atractiva, y estas relaciones se considera convencionalmente como beneficioso para ambas partes por la familia y amigos por igual. Un cierto grado de hipocresa (o rechazo), sin embargo, fue implicada por el acuerdo: "oficialmente" no implican las relaciones sexuales entre los amantes y, si lo hiciera, entonces el amado no se supona que obtienen placer en el acto, pero antigua pruebas (comedias, vasijas pintadas, et al.) muestra que ambas restricciones fueron violados con frecuencia (Dover 1989, 204). Lo extrao acerca de Scrates es que, aunque no fue la excepcin a la regla de encontrar jvenes atractivas (Platn, Crmides 155D, Protgoras 309A-b; Jenofonte, Symposium 4,27-28), se neg el avance fsico de incluso su favorito (Platn , Simposio 219bd) y mantuvo sus ojos en la mejora de su, y todos los atenienses, las almas (Platn, Apologa 30a-b), una misin que l dijo que haba sido asignado por el orculo de Apolo en Delfos, si estaba interpretando el informe de su amigo Querefn correctamente (Platn, Apologa 20e-23b), una afirmacin absurda a los ojos de sus conciudadanos. Scrates tambin reconoci un fenmeno personal bastante extrao, un daimonion o la voz interna que prohbe el hacer ciertas cosas, algunas triviales y otras importantes, a menudo no guardan relacin con los asuntos del bien y del mal (lo que no debe confundirse con la nocin popular de un super-yo o un conciencia), la implicacin de que fue guiado por algo que l consideraba como divino o semi-divino era sospechoso de otros atenienses. Scrates fue por lo general se encuentran en el mercado y otras reas pblicas, conversando con un gran nmero de personas-jvenes y viejos, hombres y mujeres, esclavos y libres, ricos y pobres, es decir, prcticamente con cualquier persona que pudiera persuadir a unirse a l en su pregunta y respuestas modo de sondear las cosas serias. Scrates vida y obra consisti en el examen de la vida de las personas, propias y ajenas ", porque" la vida no examinada no vale la pena vivir para un ser humano ", como l mismo dice en su juicio (Platn, Apologa 38a). Scrates cabo esta tarea un solo propsito, interrogar a la gente acerca de lo que ms importa, por ejemplo, en general, valor, amor, respeto, moderacin y el estado de sus almas. Lo hizo sin importar si sus entrevistados queran ser cuestionados o resisti l, y jvenes atenienses imit el estilo de cuestionamiento de Scrates, para disgusto de algunos de sus padres. l tena una reputacin para la irona, a pesar de lo que esto significa exactamente es objeto de controversia, como mnimo, la irona de Scrates consisti en decir que l no saba nada de importancia y que quera escuchar a los dems, pero manteniendo la ventaja en todos los debates. Un aspecto adicional de la tan cacareada Scrates extraeza cabe mencionar: su

fracaso perseguido a alinearse polticamente con los oligarcas o demcratas, sino que tena amigos y enemigos entre los dos, y apoy y se opuso a las acciones de ambos (vase 3). 2. El problema socrtico: Quin era Scrates en realidad? El problema socrtico es un nido de ratas de las complejidades que surgen del hecho de que varias personas escribieron acerca de Scrates, cuyas cuentas difieren en aspectos cruciales, dejndonos a preguntarse que, si los hay, son fieles representaciones de Scrates histrico. "Hay, y siempre ser, un" problema socrtico ". Esto es inevitable ", dijo Guthrie (1969, 6), mirando hacia atrs en una historia retorcida entre los tiempos antiguos y contemporneos que se narra en detalle por la prensa (1996), pero apenas se seala ms adelante. Las dificultades se incrementan porque todos los que conocieron y escribieron sobre Scrates vivi antes de la estandarizacin de las categoras modernas de, o sensibilidad alrededor, lo que constituye la verdad histrica o una licencia potica. Todos los autores presentan sus propias interpretaciones de las personalidades y las vidas de sus personajes, si quieren decir que no o, si escribir ficcin o una biografa o filosofa (si la filosofa tiene que escribir los caracteres), los criterios para que otros se deben introducir para decidir entre las sosteniendo puntos de vista de que Scrates era en realidad. Una mirada a las tres principales fuentes de informacin antigua sobre Scrates ( 2.1) proporcionar una base para apreciar cmo las interpretaciones contemporneas difieren ( 2.2) y por qu el asunto diferencias ( 2.3). Una cosa es cierta sobre el Scrates histrico: incluso entre aquellos que le conocieron en vida, hubo un profundo desacuerdo sobre lo que sus puntos de vista actuales y los mtodos eran. Aparte de las tres fuentes principales a continuacin, estaban los llamados "socrticos menores", no por la calidad de su trabajo, sino porque ninguno tan poco o de que se ha conservado, sobre cuyo punto de vista de Scrates que probablemente nunca saben mucho. [ 2 ] Despus de la muerte de Scrates, la tradicin se hizo an ms dispares. Como Nehamas (1999, 99) lo pone, "con la excepcin de los epicreos, todas las escuelas filosficas de la antigedad, cualquiera que sea su orientacin, vio en l o bien su fundador real o el tipo de persona a la que sus seguidores deban aspirar." 2.1 Las tres fuentes principales: Aristfanes, Jenofonte y Platn Aristfanes ( 450 - 386) Nuestra fuente ms antigua y conserva el nico que puede decir que ha conocido de Scrates en sus primeros aos-es el dramaturgo Aristfanes. Su comedia, Las nubes , se produjo en el ao 423, cuando las otras dos fuentes existentes, Jenofonte y Platn, eran bebs. En la obra, el personaje de Scrates dirige un centro de pensamiento-o-Rama en la que los jvenes estudiar el mundo natural, desde los insectos a las estrellas, y el estudio de mancha de tcnicas argumentativas, as, carente de todo respeto por el sentido ateniense de la propiedad. El actor con la mscara de Scrates se burla de los dioses tradicionales de Atenas (lneas 247-48, 367, 423-24), imitado ms tarde por el joven protagonista, y le da las explicaciones naturalistas de los atenienses fenmenos vistos como divinamente dirigido (lneas 227 - 33,. cf. Teeteto 152E, 153C-d,-173E 174 bis; Fedn 96a-100a). Lo peor de todo, ensea tcnicas

deshonestas para evitar el pago de la deuda (lneas 1214-1302) y alienta a los jvenes a golpear a sus padres a la sumisin (lneas 1408-1446). A favor de Aristfanes como una fuente es que Jenofonte y Platn fueron algunas cuarenta y cinco aos ms joven que Scrates, por lo que su conocimiento slo podra haber sido en los ltimos aos de Scrates. Uno pueda dudar razonablemente de que la vida y la personalidad de Scrates fue tan consistente que la caracterizacin de Platn de un hombre de unos cincuenta y sesenta por completo debe deshacer la cuenta de stira de la menor, Scrates se encuentra en las nubes y otros poetas cmicos. Ms concretamente, los aos entre las nubes y el juicio de Scrates fueron aos de guerra y la agitacin, por lo que la libertad intelectual ateniense de Pericles, que se jact al comienzo de la guerra (Tucdides 2.37-39) se haba deteriorado por completo al final (ver 3).Por lo tanto, lo que pareca cmico un cuarto de siglo antes, Scrates colgado en una cesta en el escenario diciendo tonteras, era inquietante en la memoria para ese entonces. Comedia por su propia naturaleza es una fuente complicado para obtener informacin sobre cualquier persona. Una buena razn para creer que la representacin de Scrates no es ms que una exageracin cmica, pero sistemticamente engaosa es que las nubes se amalgama en un personaje, Scrates, caractersticas ya bien conocido por ser nico a otros particulares del siglo V, los intelectuales (Dover 1968, xxxii-LVII) , tal vez Scrates de Aristfanes escogi para representar variedad de jardnintelectuales, porque la fisonoma de Scrates era extrao lo suficiente como para ser cmico por s mismo. Aristfanes realmente se opusieron a lo que l vio como la inestabilidad social provocada por los jvenes la libertad ateniense disfrut de estudiar con retricos profesionales, los sofistas (vase 1), y filsofos de la naturaleza, por ejemplo, aquellos que, como los presocrticos, estudiar el cosmos y la naturaleza. Que Scrates evit cualquier potencial de ingresos en la filosofa no parece haber sido importante para el dramaturgo cmico. Representacin de Aristfanes, es importante porque el Scrates de Platn dice en su juicio ( Apologa 18a-b, 19c) que la mayora de sus miembros del jurado han crecido creyendo las mentiras acerca de l difusin de la obra. Scrates llama Aristfanes, ms peligrosos que los tres hombres que levantaron cargos contra l en el ao 399 por Aristfanes haba envenenado las mentes de los hombres, mientras eran jvenes. Aristfanes no dejar de acusar a Scrates en el 423, cuando las nubes en tercer lugar detrs de otra obra en la que Scrates fue mencionado como descalza, sino que pronto comenz a escribir una revisin, que l public, pero nunca se produjo. Aristfanes parece haber renunciado a la reactivacin de las nubes en alrededor de 416, pero continu sus ataques a Scrates. De nuevo en 414 con los pjaros , y en 405 con las ranas , de Aristfanes se quej de Scrates "efecto perjudicial sobre los jvenes de la ciudad, como Scrates, el abandono de los poetas. [ 3 ] Jenofonte (425 - 386) Otra fuente para el Scrates histrico es el soldado-historiador Jenofonte. Jenofonte dice explcitamente de Scrates: "Yo no conoca a nadie que tuviera ms cuidado para averiguar lo que cada uno de sus compaeros saban" ( Recuerdos 4.7.1), y la declaracin de Platn corrobora Jenofonte, ilustrando a travs de sus dilogos de ajuste de Scrates del nivel de y el tipo de sus preguntas a los individuos particulares con los que hablaba. Si bien es cierto que Scrates logr lanzar su conversacin en el nivel

adecuado para cada uno de sus compaeros, las notables diferencias entre Scrates de Jenofonte y de Platn se explica principalmente por las diferencias entre sus dos personalidades. Jenofonte era un hombre prctico, cuya capacidad para reconocer los problemas filosficos es casi imperceptible, por lo que es plausible que su Scrates aparece como un asesor prctico y til, ya que es el lado de Scrates de Jenofonte testigo. El Scrates de Jenofonte es diferente, adems de la de Platn en el asesoramiento sobre temas en los que Jenofonte se estaba experimentado, pero Scrates no era: hacer dinero (Jenofonte, Recuerdos 2,7) y administracin de bienes (Jenofonte, oeconomicus ), lo que sugiere que Jenofonte pudo haber entrado en la escritura de Scrates discursos (como Aristteles etiqueta del gnero, Potica 1447b11) haciendo el personaje de Scrates el portavoz de sus propias opiniones. Sus otros trabajos que mencionen o con Scrates Anbasis , Apologa , Helnicas , y Simposio . Algo que se ha fortalecido de Jenofonte , prima facie reclamo como fuente de Scrates "la vida es su trabajo como historiador, su Hellenica ( Historia de Grecia ) es una de las principales fuentes para el perodo 411-362, despus de Tucdides la historia termina abruptamente en la medio de las guerras del Peloponeso. Aunque Jenofonte tiende a moralizar y no sigue las convenciones superiores introducidos por Tucdides, todava a veces se argumenta que, de no haber tenido los ejes filosficos de moler, Jenofonte pudo haber presentado un retrato ms preciso de Scrates que hace Platn. Sin embargo, dos consideraciones siempre han debilitado que dicen: (1) El Scrates de Jenofonte de las obras es tan peatonal que es difcil imaginar su inspirador quince o ms personas a escribir los discursos de Scrates en el perodo posterior a su muerte. (2) Jenofonte no se han apuntado muchas horas con Scrates o con informantes confiables. Vivi en Erchia, a unos 15 kilmetros ya travs de las montaas Himeto de Scrates persigue en el rea urbana de Atenas, y su amor por los caballos y la equitacin (en el que escribi un tratado sigue siendo valioso) parecen haber tomado un tiempo considerable. l se march de Atenas en el 401 en una expedicin a Persia y, por diversas razones (servicio mercenario de los tracios y los espartanos, el exilio), nunca residi en Atenas. Y ahora, un tercio est en orden. (3) Resulta que ha sido mal aconsejado a suponer que Jenofonte se aplicaran los mismos criterios de exactitud de sus discursos socrticos en cuanto a su historia. [ 4 ] El Jenofonte antecedentes biogrficos e histricos despliega en sus memorias de Scrates no corresponde a tales fuentes adicionales como hemos de arqueologa, historia, los tribunales, y la literatura. El uso generalizado de las computadoras en los estudios clsicos, lo que permite la comparacin de las personas antiguas, y la recopilacin de informacin sobre cada uno de ellos de diferentes fuentes, ha hecho incontrovertible de esta observacin acerca de las obras socrticos de Jenofonte. Memorias de Jenofonte son pastiches, varios de los cuales simplemente no podra haber ocurrido tal como se presenta. Platn (424/3-347) Por lo general los filsofos han privilegiado la cuenta de Scrates dado por sus compaeros de filsofo, Platn. Platn estaba a unos veinte y cinco aos cuando Scrates fue juzgado y ejecutado, y haba conocido, probablemente, el ms viejo de su vida. Hubiera sido difcil para un nio de la clase social de Platn, que residen en el distrito de poltica (demo) de Collytus dentro de las murallas de la ciudad, para evitar Scrates. Las fuentes existentes de acuerdo en que Scrates fue a menudo se encuentran donde los jvenes de la ciudad pas su tiempo. Por otra parte, la representacin de Platn de Atenas individuo

ha demostrado con el tiempo que corresponde muy bien a las pruebas arqueolgicas y literarias: en el uso de nombres y lugares, las relaciones familiares y los lazos de amistad, e incluso en su datacin aproximada de eventos en casi todos los dilogos autnticos donde Scrates es la figura dominante. Los dilogos tienen una fecha dramtica que caen en su lugar como uno aprende ms sobre sus personajes y, a pesar de anacronismos incidental, no resulta ser ms realismo en los dilogos de la mayora de los que han sospechado. [ 5 ] El Ion , Lisis ,Eutidemo , Menn , Menexeno , Teeteto , Eutifrn , el marco del Simposio , Apologa , Critn , Fedn (aunque Platn dice que no se estaba presente en la ejecucin de Scrates), y el marco de Parmnides son los dilogos en los que Platn tena mayor acceso a los atenienses que representa. No se sigue, sin embargo, que Platn representa los puntos de vista y mtodos de Scrates (o cualquier persona, para el caso), como l los recuerda, y mucho menos como lo fueron originalmente pronunciadas. Hay una serie de precauciones y advertencias que deben estar en su lugar desde el principio. (I) Platn pudo haber dado forma al personaje de Scrates (u otros caracteres) para servir a sus propios fines, ya sea filosfico o literario, o ambos. (Ii) Los dilogos que representa a Scrates como un hombre joven y el joven se llev a cabo, si se llev a cabo en todo, antes de que Platn naci y fue cuando era un nio pequeo. (Iii) Hay que tener cuidado, incluso sobre las fechas dramtico de los dilogos de Platn ( 3), ya que se calculan con referencia a los personajes que conocemos principalmente, aunque no slo, de los dilogos. (Iv) Las fechas exactas se deben tratar con una medida de escepticismo por la precisin numrica puede ser engaoso.Incluso cuando un festival especfico u otra referencia fija la temporada o meses de un dilogo, o el nacimiento de un personaje, se puede imaginar un margen de error. A pesar de que se convierte en detestable para el uso alrededor o msmenos en todas partes, los antiguos no requieren o desean una precisin actual en esta materia. Todos los nios nacidos durante un ao completo, por ejemplo, tena el cumpleaos nominal, que representa a la conversacin en Lisis 207b, extraa para los estndares contemporneos, en el que dos nios no estn de acuerdo acerca de quin es el mayor. Los filsofos a menudo han decidido pasar por alto los problemas histricos en conjunto y asumir por el bien del argumento de que el Scrates de Platn es el Scrates que es relevante para el progreso potencial en la filosofa. Esa estrategia, como veremos ms adelante, da lugar a un nuevo problema socrtico ( 2.2). Lo que, despus de todo, es nuestro motivo para leer las palabras de un filsofo muerto de otro filsofo muerto que nunca escribi nada por s mismo? Esta es una manera de hacer una pregunta popular, Por qu la historia de la filosofa? -Que no tiene una respuesta resuelta. Se podra responder que el estudio de algunos de nuestros predecesores filosficos es intrnsecamente valioso , filosficamente esclarecedor y gratificante. Cuando contemplamos las palabras de un filsofo muerto, un filsofo con los que no pueden participar directamente en las palabras de Platn, por ejemplo-que tratamos de comprender no slo lo que dijo y asumido, pero lo que implican sus propuestas, y si son verdad. A veces, por lo que esos juicios nos obliga a aprender el idioma en el que el filsofo escribi ms sobre las ideas de sus predecesores y las de sus contemporneos. Los filsofos verdaderamente grandes, y Platn fue uno de ellos, son capaces de convertirse en nuestros compaeros de conversacin filosfica, nuestros socios dialctico. Debido a que se dirigi sin tiempo, las preguntas fundamentales universales

con visin e inteligencia, nuestra propia comprensin de estas cuestiones, es mayor. Eso explica Platn, se podra decir, pero dnde est Scrates en esta imagen? Es interesante que simplemente como un predecesor de Platn? Algunos diran que s, pero otros dicen que no es de Platn, pero las ideas de Scrates y los mtodos que marca el verdadero comienzo de la filosofa en Occidente, que Scrates es la mejor gua dialctica, y que lo que es de Scrates en los dilogos deben distinguirse de las lo que es platnico ( 2.2). Pero, cmo? Que de nuevo es el problema socrtico . 2.2 estrategias interpretativas contemporneas Si fuera posible encerrarse exclusivamente a Scrates de Platn, el problema socrtico sin embargo, volvera a aparecer porque uno pronto descubre Scrates se defiende una posicin en un dilogo platnico, su contrario en otro, y con diferentes mtodos en diferentes dilogos para arrancar. Inconsistencias entre los dilogos parecen exigir una explicacin, aunque no todos los filsofos han credo (Shorey 1903). La ms famosa, la de Parmnides ataca las diversas teoras de las formas que la Repblica y el Fedn, desarrollar y defender. En algunos dilogos (por ejemplo,Laques ), Scrates slo las malas hierbas del jardn de sus contradicciones y falsas creencias, pero en otros dilogos (por ejemplo, Fedro ), es una maceta, as, avanzar en las propuestas filosficas estructurada y sugerir nuevos mtodos para las pruebas de las reclamaciones . Hay diferencias en cuestiones menores tambin. Por ejemplo, Scrates en el Gorgias se opone, mientras que en elProtgoras, que apoya, el hedonismo, los detalles de la relacin entre el amor ertico y la buena vida difieren de Fedro de Simposio , la cuenta de la relacin entre el conocimiento y los objetos del conocimiento en la Repblica difiere del Meno cuenta, a pesar del compromiso de Scrates de la ley ateniense, expresada en el Critn , que los votos en la Apologa que va a desobedecer la ley si el jurado se le ordena dejar de filosofar. Un problema relacionado es que algunos de los dilogos parecen desarrollar posiciones comunes a otras tradiciones filosficas (por ejemplo, Herclito en el Teeteto y el pitagorismo en el Fedn ). Tres siglos de esfuerzos para resolver el problema socrtico se resumen en el documento complementario siguiente: Los primeros intentos de solucionar el problema socrtico Los esfuerzos contemporneos de reciclaje pedazos, incluyendo los fracasos de los intentos anteriores. El siglo XX Hasta hace relativamente poco en los tiempos modernos, se esperaba que la eliminacin segura de lo que podra ser atribuido exclusivamente a Scrates dejara en pie un conjunto coherente de doctrinas atribuye a Platn (quien aparece en ninguna parte en los dilogos como un altavoz). Muchos filsofos, inspirado en el siglo XIX erudito Eduard Zeller, esperan los ms grandes filsofos de promover grandes proyectos, impenetrable. Nada de eso era posible para Scrates, por lo que permaneci por Platn para asignar todas las doctrinas positivas que podran ser extradas de los dilogos. En la segunda mitad del siglo XX, sin embargo, hubo un resurgimiento del inters en que Scrates fue y lo que sus propios puntos de vista y mtodos eran. El resultado es una estrecha, pero no menos polmico, problema socrtico. Dos lneas de interpretacin dominada puntos de vista de Scrates en el siglo XX (Griswold

2001; Klagge y Smith, 1992). Aunque ha habido algunos saludable polinizacin cruzada y el crecimiento desde mediados de la dcada de 1990, los dos eran tan hostiles el uno al otro durante tanto tiempo que la mayor parte de la literatura secundaria sobre el programa Scrates, incluyendo traducciones propias de cada uno, sigue dividiendo en dos bandos, no la lectura de unos a otros: contextualistas literarios y analistas. El estudio de la literatura-contextual de Scrates, al igual que la hermenutica en general, utiliza las herramientas de la crtica literaria-por lo general la interpretacin de un dilogo completo a la vez, sus orgenes europeos se remontan a principios de Heidegger y de Nietzsche y Kierkegaard. El estudio analtico de Scrates, al igual que la filosofa analtica en general, est alimentada por los argumentos en los textos-por lo general frente a un solo argumento o un conjunto de argumentos, ya sea en un solo texto oa travs de los textos, sus orgenes estn en la tradicin filosfica angloamericana . Hans-Georg Gadamer (1900-2002) fue el decano de la cadena de hermenutica, y Gregory Vlastos (1907-1991) de la analtica. Contextualismo literario Frente a las inconsistencias en las opiniones de Scrates y los mtodos de un dilogo a otro, el contextualista literaria no tiene ningn problema socrtico de Platn, porque es visto como un artista de extraordinaria habilidad literaria, las ambigedades en cuyos dilogos son representaciones intencionales de las ambigedades actuales de la filosofa de los sujetos investiga . As, trminos, argumentos, personajes, y de hecho todos los elementos en los dilogos deben abordarse en su contexto literario. Llevar las herramientas de la crtica literaria para el estudio de los dilogos, y sancionado en el que la prctica mediante el uso de Platn de los recursos literarios y prctica de la crtica textual ( Protgoras 339a-347a, Repblica 2.376c-3.412b, Ion y Fedro 262C-264e ), la mayora de los contextualistas pregunta de cada dilogo lo que su unidad esttica implica, sealando que los dilogos son en s mismos autnomas, prcticamente libre de referencias cruzadas.Contextualistas que asisten a lo que ven como la unidad esttica de todo el corpus platnico, y por lo tanto, buscar una imagen consistente de Scrates, aconsejar lecturas de cierre de los dilogos y la apelacin a una serie de convenciones literarias y dispositivos, dijo para revelar la personalidad real de Scrates. Para ambas variedades de contextualismo, los dilogos platnicos son como una brillante constelacin, cuyas estrellas separadas, naturalmente, requiere atencin por separado. Que marca la madurez de la tradicin contextualista literaria a principios de siglo XXI es una mayor diversidad de enfoques y de un intento de ser ms crticos internos (vase Hyland, 2004). Analtica desarrollismo [ 6 ] A partir de la dcada de 1950, Vlastos (1991, 45-80), recomend una serie de premisas que se apoyan mutuamente en conjunto proporcionan un marco plausible en la tradicin analtica de la filosofa socrtica como una actividad distinta de la filosofa platnica. Aunque los locales tienen profundas races en los primeros intentos para resolver el problema socrtico (vase el documento complementario vinculado arriba), la belleza de la configuracin particular Vlastos es su fecundidad. La primera premisa marca una ruptura con una tradicin de considerar a Platn como un dialctico que mantuvo su hiptesis provisional y los revis constantemente, sino que

1. Platn sostuvo filosfica doctrinas , y 2. Las doctrinas de Platn desarroll durante el perodo en el que escribi, la contabilidad de muchas de las incoherencias y contradicciones entre los dilogos (contradicciones persistentes se tratan con una nocin compleja de la irona socrtica.) En particular, Vlastos cuenta una historia ", como hiptesis, no un dogma o inform hecho de" que describe el joven Platn en trminos vvidos, escribir sus primeros dilogos, mientras que convencido de "la verdad esencial de las enseanzas de Scrates y la solidez de su mtodo." Ms tarde, Platn se convierte en un filsofo constructivo en su propio derecho, pero no siente la necesidad de romper el vnculo con su Scrates, su "padre la imagen. "(El resto de la historia de Platn no es relevante para Scrates.) Vlastos etiquetas a un pequeo grupo de dilogos" de transicin "con motivo de la poca en que Platn estaba empezando a estar insatisfecho con vistas de Scrates. Tercera premisa Vlastos es 3. Es posible determinar con fiabilidad el orden cronolgico en que los dilogos fueron escritos y asignarlos a la evolucin de las ideas de Platn. La evidencia Vlastos utiliza vara de esta afirmacin, pero es de varios tipos: los datos stylometric, referencias cruzadas internas, eventos externos mencionados, las diferencias en las doctrinas y los mtodos de las funciones, y otros testimonios antiguos (sobre todo la de Aristteles). Los dilogos del perodo socrticos de Platn, llamados "dilogos elenctic" de Scrates mtodo preferido de interrogatorio, se disculpa, Crmides, Critn, Eutifrn, Gorgias, Hipias Menor, Ion, Laques, Protgoras, y el libro 1 de la Repblica. Los desarrollistas " dilogos platnicos son potencialmente una secuencia discreta, el orden de lo que permite al analista independiente Scrates de Platn sobre la base de los diferentes perodos en la evolucin intelectual de Platn. Por ltimo, 4. Platn pone en boca de Scrates slo lo que el propio Platn cree que en el momento en que escribe cada dilogo. "A medida que cambia de Platn, el personaje filosfico de su Scrates se hace para cambiar" (Vlastos 1991, 53), un punto de vista a veces se denomina la "teora de la boquilla." Debido a que el analista est interesado en las doctrinas (especialmente en las conclusiones de, o prueba por los argumentos), el foco de anlisis es por lo general en una posicin filosfica particular en oa travs de dilogos, sin especial atencin al contexto o los dilogos considerados como totalidades, y la evidencia de los dilogos en estrecha proximidad cronolgica es probable que se considere con ms fuerza confirmando que el de los dilogos de los otros perodos de desarrollo. El resultado de la aplicacin de las premisas es una lista de la empresa (impugnada, por supuesto, por otros) de cada diez tesis sostenidas por Scrates, todos los cuales son incompatibles con el correspondiente diez tesis sostenidas por Platn (1991, 47-49). Muchos filsofos analticos antigua en el siglo XX la mina de oro Vlastos haba descubierto, y muchos de los que fueron productivas en el sentido desarrollista en los primeros das pas a la labor constructiva de los suyos (vase la bibliografa).

2.3 Implicaciones para la filosofa de Scrates Es un negocio arriesgado decir que la filosofa antigua es ahora, pero una ventaja de la Stanford Encyclopedia of Philosophy es que los autores se les permite, ms an, alent a actualizar sus registros para reflejar las ltimas investigaciones y los cambios del mar en sus temas. Para muchos filsofos analticos, John Cooper (1997, xiv) sonaba al final de la era desarrollista, cuando describi la temprana y el perodo medio de distinciones el dilogo como "una base inadecuada para llevar a alguien a la lectura de estas obras. Para usarlos de esa manera es dar a conocer de antemano los resultados de una determinada interpretacin de los dilogos y de canonizar a que la interpretacin bajo la apariencia de un orden supuestamente objetiva de la composicin, cuando en realidad no dicha orden es objetivamente conocida. Y por lo tanto los riesgos de perjudicar a un lector desprevenido en contra de la nueva lectura, individuales que demandan estas obras. "Cuando l agreg," es mejor relegar los pensamientos acerca de la cronologa de la posicin secundaria que se merecen y para concentrarse en el contenido literario y filosfico de la obras, tomados por separado y en relacin con los otros ", propuso la paz entre el contextualista literaria y los campos de analtica desarrollista. Al igual que en cualquier acuerdo de paz, se necesita algn tiempo para todos los combatientes a aceptar que el conflicto ha terminado, pero ah es donde estamos. En resumen, una es ahora ms libre de responder, Quin era Scrates en realidad? en la variedad de formas en que se ha respondido en el pasado, en el propio bien razonada, o para eludir la pregunta, filosofar acerca de los asuntos en los dilogos de Platn, sin preocuparse demasiado por los dedos del pie largo de toda la tradicin interpretativa en particular. Aquellos que buscan los puntos de vista y mtodos de Scrates de Platn desde la perspectiva de lo que uno es probable que se le atribuyen en la literatura secundaria ( 2.2), le resultar til consultar la entrada correspondiente en trabajos ms cortos tica de Platn . 3. Una cronologa de la historia de Scrates en el contexto de la historia de Atenas y las fechas dramtico de los dilogos de Platn La columna ms grande en la parte inferior izquierda ofrece algunos de los datos biogrficos de las fuentes antiguas con las fechas dramtico de los dilogos de Platn intercaladas [en negrita] en todas partes. En la columna ms pequea de la derecha son las fechas de eventos mayores y personas conocidas de la historia ateniense del siglo quinto. Aunque las fechas son tan precisos como permitido por los hechos, algunos son estimados y controversial (Nails 2002). Cuando Scrates naci en 469, una invasin de los persas haban sido 469 tragedias de Esquilo, la rechazados de manera decisiva en Platea, y la Liga de Delos que se poesa de Pndaro prominentes 462 reformas convertira en el imperio ateniense se haba formado ya. Attica compuesto por 139 distritos polticos (demos), asignados indistintamente a las diez tribus democrticas judiciales del Arepago 459 largas murallas reconocidas, independientemente de la distancia del casco urbano amurallado un demo puede ser, sus miembros se registraron ateniense. de Atenas hasta el puerto del Pireo comenz 450sAtenas se

Tribu de Scrates era Antiochis, y su demo se Alopece (al sureste de la extiende el imperio, se introducen reformas muralla de la ciudad). Suponiendo que su padre stoneworker, Sofronisco, mantiene a las convenciones, que llevaba el nio en torno al hogar, con democrticas (arconte abri a la lo que clase de ciudadano de tercera, formalmente le admiti en la familia, cinco das despus de su nacimiento, lo pagar a los miembros del jurado nombr en el dcimo da, se lo present a su fratria (a regional hereditaria asociacin) y asumi la responsabilidad de socializar l en las diversas instituido, la ciudadana instituciones propias de un varn ateniense. La alfabetizacin se haba restringida) extendido entre los hombres ya unos 520, y hubo un nmero de escuelas primarias la enseanza de los nios a leer y escribir, junto con la gimnasia tradicional y la msica, por la 480s (Harris, 1989: 55), por lo que podemos estar seguros de que Scrates recibi una educacin formal y que Platn no estaba exagerando cuando describi el joven Scrates con tanto entusiasmo la adquisicin de los libros del filsofo Anaxgoras (rollos, para ser ms precisos, Fedn, 98b). En Scrates dieciocho aos, Sofronisco lo present a la demo para ser 450-430 "Edad de Oro de examinado y se incorporaron en los ciudadanos 'roll, hacindole elegible, Pericles": la construccin de la sujeto a las restricciones de edad o la clase-de las muchas tareas de gobierno Acrpolis de Atenas, dirigido por sorteo o que se exija a todos los ciudadanos, a partir de con dos aos de por Fidias, Policleto, dominado formacin obligatoria en la milicia ateniense. Sofronisco muri poco despus tragedia de Sfocles y por la de Scrates, la mayora de edad, convirtindose en el tutor legal de su Eurpides, filosofa natural, la madre. La madre de Scrates, Fenareta, ms tarde se volvi a casar y tuvo un y sofstica prosperar en retrica segundo hijo, Patroclo (Platn, Eutidemo 297e), se convirti en una partera ambiente de relativa un en algn momento despus (Platn, Teeteto 149 bis). Atenas era una ciudad de los festivales, concursos y celebraciones, incluyendo las Panateneas que atrajo a los visitantes a la ciudad de todo el Mediterrneo. Al igual que los Juegos Olmpicos, las Panateneas se celebr con esplendor especial en intervalos de cuatro aos. [450Parmnides ] Platn representa a Scrates de diecinueve aos de edad, en una conversacin con los grandes filsofos de visita de Elea, Parmnides y Zenn, en uno de los mayores Panateneas fiestas, a finales de julio o principios de agosto de 450. 448 Despus de terminar sus dos aos de entrenamiento militar, Scrates fue invasin espartana 446 derrota en objeto de ser enviado fuera de las fronteras del tica con el ejrcito, pero fueron aos de relativa paz, as que es probable que se haya practicadoCoronea, la prdida de Beocia, un la invasin de Spartan 446 / oficio, al menos hasta que dio a su madre en matrimonio con Chaeredemus. Slo a la edad de treinta era de elegibilidad establecidos 5 de Paz de los Treinta Aos para tales responsabilidades y de las oficinas como el servicio de jurado, el "firmada con Esparta 442 comedia aadido a generalato, y el Consejo (rgano ejecutivo de la asamblea soberana), los hombres lo ateniense viva en casa de sus padres durante esos diez aos,fiesta la y Lenaean433 Protgoras en en funcin de su clase en Atenas rgida de cuatro clases del sistema, basada prosperidad y la libertad

en la riqueza y el nacimiento-que pasaron ese perodo de aprendizaje de un Atenas oficio o adquirir las habilidades para hablar en pblico y de la persuasin que les servir en Atenas la Asamblea ciudadana y los tribunales. [433 / 2 Protgoras ] Cuando Platn escribe al lado de Scrates, que est asistiendo a "casa abierta" Calias "en donde los educadores famosos de la poca (Protgoras, Prdico, Hipias) estn compitiendo por la oportunidad lucrativa para ensear a los hombres ms ricos y prominentes jvenes de la ciudad. 432 revuelta en Atenas era ya entonces, sin embargo, deslizando hacia la guerra con Esparta Potidea 431 Guerra del en una escala que involucre a toda Grecia durante los prximos tres Peloponeso comienza 430 brote decenios. Dos de los dilogos de Platn ya se fijan libremente durante toda la guerra. [431-404 Repblica, Gorgias ] Tanto Scrates y Alcibades se de publicaron en ese verano, 432, de Potidea para sofocar una revuelta, a peste 429Pericles 427 Gorgias Scrates como un soldado de infantera ( los hoplitas ).Despus de una en Atenas 425 espartanos se batalla inicial, de un largo asedio redujo la poblacin al canibalismo antes de ser negaron oferta de paz entregado (Tucdides 2.70.1). A medida que el ejrcito hizo su camino a casa, se dedic a la batalla cerca de Spartolus y sufri graves prdidas (Tucdides 279,1-7). Scrates no se distingui por salvar la vida y la armadura de la Alcibades herido (Platn, Symposium 220d-e). Cuando el ejrcito finalmente regres a Atenas en mayo de 429, casi tres aos transcurridos desde su despliegue. Poco despus de su regreso, Scrates fue acusado por un comedigrafo de ayudar a Eurpides a escribir sus tragedias, una afirmacin que se repiti al menos dos veces ms por otros comediantes en el escenario ateniense. Platn ilustra la llegada de Scrates y volver a la conversacin en el Crmides [429 Crmides ] , donde los participantes (incluyendo Critias de Platn, familiares y Crmides) discutir la moderacin. 424 Servicio activo de Scrates contina en la batalla de Delio en el 424, bajo el batalla de Delio 424 / 3 del nacimiento de Platn 423 de un mando de Laques. Esta fue otra derrota para el ejrcito ateniense que, aunque ya bajo el ataque de soldados de a pie de Beocia, fue sorprendido por un de tregua con Esparta, de ao destacamento de caballera. La conducta heroica de Scrates en el retiro es Aristfanes, Las nubes elogiado por Laques ( Laques 181b) el prximo invierno, y ms tarde por Alcibades (Platn, Symposium 221a). [424Laques ] El dilogo, de la naturaleza del valor, muestra a Scrates como un amigo de la famoso general ateniense Nicias y es un punto de Scrates es una de las favoritas de los jvenes de la ciudad, sin dejar de ser desconocido para la mayora de sus conciudadanos. Cualquier anonimato Scrates pudo haber gozado lleg a un abrupto final en el festival anual de Dionisio en la primavera de 423. En la categora de comedia, por lo menos dos de las obras que participan Scrates: uno tena el ttulo de Scrates, maestro de msica, Connus y el otro, de

Aristfanes, Las nubes ( 2.1). Un ao despus, Scrates luch en Anfpolis, otro desastre de Atenas 422 batalla de Anfpolis 421 : despus de otro ataque por sorpresa. Platn establece un dilogo acerca depaz de Nicias", "La las etimologas de las palabras [422 Cratilo ] a su regreso. Scrates, por lo declar 416 subyugacin de que sabemos, no volvi a la guerra otra vez. Atenas y Esparta firmaron un Melos tratado el nombre de Nicias que-aunque nunca totalmente eficaz, permite Attica para quedar libre de invasin espartana y la quema de cultivos por varios aos. Durante la paz, Scrates es representado como llevando a cabo conversaciones con su dialctica con los atenienses, concentrndose en la naturaleza del amor ertico [418-416 Fedro ] , especialmente en relacin con la educacin en la retrica que haba sido muy popular en Atenas desde la visita de Gorgias en el 427. Platn Simposio tambin se centra en el amor ertico, que rene en febrero de 416 renombrados atenienses, Scrates, Agatn trgico, el comediante Aristfanes, el Alcibades general, un mdico, un orador, un seguidor desconocido de Scrates, y ms amante que Agatn dar discursos en elogio del amor [416 Simposio ] . Una vez ms la educacin es un tema central, pero tambin lo son la democracia y la religin del Misterio de Eleusis. De hecho, al menos la mitad de las personas que celebraban la victoria de Agatn en el concurso de la tragedia estaban implicados en actos de sacrilegio, profanacin de los Misterios-presagiaba en el dilogo, que se dice que han tenido lugar en los meses posteriores al simposio, pero no se reportaron a las autoridades hasta mucho ms tarde. Fue en esta poca que Scrates se cas con Jantipa. Desde el hecho de que el nombre de su Lamprocles primer hijo, se ha supuesto que tanto su padre fue nombrado Lamprocles y que la dote era suficiente para mantener a sus necesidades. Su segundo hijo sera llamado Sofronisco para el padre de Scrates. 415 Mientras tanto, Alcibades convenci a la Asamblea, pese a las objeciones los preparativos para proftico de Nicias (Tucdides 6,9-14), que Atenas debe invadir Sicilia. Ambos Sicilia, mutilaciones invadir Nicias y Alcibades, junto con Lamachus, fueron elegidos para herm, se embarca la flota, la mandar. Cuando los barcos haban sido suministrados, y estaban a punto de Comisin reciba pruebas zarpar, casi todos los indicadores de lmites de la ciudad, llamado Herms , las 414 Alcibades record estatuas de la cara y el falo del dios Hermes, fueron mutilados en una solajuicio, los defectos de el noche. Puesto que Hermes era el dios de los viajes, la ciudad tema unaEsparta, sitio de Siracusa, la muerte conspiracin contra la democracia. Se form una comisin para investigar no de Lamachus 414 slo la herma-sensacional, pero todos los crmenes de la irreverencia (invierno) vuelve a entrar en ( asebeia ) que podra ser descubierto, ofreciendo recompensas por Esparta la guerra, siguiendo el informacin. En un clima de histeria casi ms de tres meses, las acusaciones de Alcibades, se consejo

llev a ejecuciones (incluyendo ejecuciones sumarias), el exilio, la tortura y el fortalece y la deme de Decelia, encarcelamiento que afecta a cientos de personas, algunos de los cuales fomentando esclavos cerca de Scrates (Alcibades, Fedro, Crmides, Critias, Erixmaco, y otros). El atenienses para escapar actual herm-mutiladores result ser un club de hombres jvenes para beber, y algunos de los acusadores en ltima instancia, admiti haber mentido, aunque la pena de muerte impuesta en rebelda fueron rescindidas, nada podra resucitar a los muertos inocentes. 413 Como la invasin de Sicilia fue a pique, Nicias, en el mando nico, mientras que lleguen los refuerzos que gravemente enfermo con enfermedad renal, envi una carta a los de Sicilia, el ejrcito aniquilado, atenienses diciendo que el ejrcito estaba en estado de sitio y se debe llamar esclavos, la muerte de algunos de nuevo o reforzado, pidi ser relevado de su mando (7.11 Tucdides- 15). l Nicias no se sinti aliviado, pero los refuerzos fueron enviados-muy pocos, demasiado tarde. La guerra en Sicilia termin en una derrota total y humillante. La primavera trajo un nuevo ataque a Scrates de Aristfanes ( Las aves , las lneas de 1280-3, 1553-5). Platn establece un dilogo entre Scrates y un rapsoda ante la noticia de la derrota llegaron a Atenas [413 Ion ] , mientras que la ciudad-por debajo de los lderes militaresestaba tratando de atraer a los generales extranjeros para ayudar en la guerra. 412 Los siguientes aos fueron caticos en Atenas como el imperio se redujo de sujetos, los aliados de la revueltas, y antiguos aliados se negaron a pagar extorsiones / tributo por ms contra rebelin Atenas 411 revolucin tiempo. El tesoro estaba agotado, desmoralizado y la ciudadana. La democracia fue derrocado en una revolucin de "los Cuatrocientos", seguido oligrquica, Alcibades vuelve a mandar 410 restauracin de la de un gobierno de "los cinco mil." Lo que quedaba del ejrcito, sin embargo, era leal a la democracia y convenci a Alcibades regresar a su antiguo democracia, la paz con Esparta comando. Bajo su liderazgo, Atenas comenz a anotar las victorias, y la se neg, comenzaron las mejora de la moral. Se restaur la democracia, la paz ofertas de Espartareformas legales fueron rechazados de nuevo, y Atenas estableci una comisin para volver a escribir todas las leyes existentes. 407 Una escuela de lucha, recin construido, es el escenario de Scrates para Alcibades en Atenas, examinar la naturaleza de la amistad con un grupo de perdi la batalla de Notium, adolescentes[409 Lisis ] que fueron coetneos de Platn y de sus hermanos Alcibades despidi mayores. Uno de los lisis personajes, Ctesipo, estuvo presente de nuevo dos aos ms tarde para una pantalla de dos sofistas (ex generales) [407 Eutidemo ] . 406 Atenas por su parte con la guerra con Esparta por va martima. Atenas ganbatalla de Arginusas, juicio la batalla naval de Arginusas, pero a un costo de tal manera que la ciudadejecucin de los generales; y nunca se recuper: en el ms elemental esquema, lo que sucedi fue lo

siguiente. Dos de la junta de Atenas de diez generales fueron en estado muerte de Eurpides y Sfocles de sitio en Mitilene, por lo que los otros ocho mand la batalla. Con miles de muertos y daos a la flota, dos capitanes fueron enviados a recoger las bajas, una tormenta les impidi hacerlo, mientras que los generales se apresur a dar alivio a Mitilene. Cuando la noticia de la batalla golpe Atenas, hubo indignacin por la falta de salvar a los heridos y recoger los cadveres para su entierro. La junta de generales fue acusado de diez, pero dos huyeron (y dos todava estaban en Mitilene), por lo que seis regres a Atenas para ser juzgado en octubre de 406 (Lang, 1990). Por suerte de la lotera, Scrates estaba sirviendo en el prytanes, la Mesa de Consejo (Platn, Apologa 32b; Jenofonte,Helnicas 7.1.15), cuando se celebr el juicio, no en una corte ante un jurado, pero antes de la Asamblea. Los generales estaban siendo procesados por un crimen capital en un da de una falla en el cdigo legal ateniense que Scrates despus criticara (Platn, Apologa 37a-b), pero, peor an, que estaban siendo juzgados como grupo, en violacin directa de la ley ateniense de Cannonus que requieren todos los acusados de un crimen capital para recibir un juicio separado. Algunos en la Asamblea se opuso a la ilegalidad, pero la oposicin que indign a la mayora que aprob por abrumadora mayora una mocin para someter a la oposicin a la misma votacin que decidira el destino de los generales. En ese momento, varios de los cincuenta miembros de la prytanes se neg a formular la pregunta, por lo que los acusadores de los generales despert a la multitud a una mayor ira. Scrates el nico de los prytanes qued en pie la ley y los generales, su negativa a permitir que el voto tuvo el efecto de permitir un ltimo discurso, su elocuencia desde el piso que propone una votacin preliminar para decidir entre la condena del grupo y permitiendo juicios separados ( Jenofonte, Helnicas 1.7.16-33). La Asamblea aprob los ensayos por separado, pero una maniobra parlamentaria invalida el voto. Cuando la Asamblea vot una vez ms, se iba a decidir la vida de los generales hacia arriba o hacia abajo. Todos fueron condenados, aunque los atenienses pronto para lamentar la ejecucin de sus lderes militares restantes. 405 La primavera siguiente, volvi a atacar a Scrates de Aristfanes, en esta batalla de Egosptamos; ocasin declarando que ya no estaba de moda asociar a Scrates, quien, con Atenas sitio de sus "tonteras sutilezas," ignora el arte de los trgicos ( ranas , las lneas de 1491-99). 404 La prxima batalla naval, Egosptamos, fue catastrfico y fue seguido por el reforma judicial iniciado en asedio de Atenas Esparta. Los atenienses, recordando su propio tratamiento 410 termin; comisin el ao

de los melios, que se espera para ser sacrificados en el sitio, inevitablemente nombrada para aadir las termin, pero nada de eso ocurri. Cuando los espartanos entraron Atenas, se leyes, asistido por el nuevas requiere que los muros defensivos de largo ser demolido, y orden que los Consejo, la muerte de atenienses elegir un gobierno que restituir la constitucin ancestral de laAlcibades; espartanos entrar ciudad para evitar los excesos de la Asamblea democrtica. La autoridad del ciudad en Lisandro; largas en la gobierno que fue elegido, tal vez tres por tribu "de los Treinta", est en la raz paredes demolidas, "los Treinta" de la discusin de si Scrates cometi lo que ahora se llama desobediencia elegido; ataques y ejecuciones; civil cuando desobedeci su orden (Platn, Apologa 32c-e ). Ninguna de las de "las Tres Mil ", la muerte rollo fuentes contemporneas, sin importar lo hostiles al gobierno de los Treinta, Termenes, xodo de Iscrates, Lisias, Platn y Jenofonte, niega la legitimidad de su eleccin.democrtico fil Que form un gobierno que abusa y excedido en su autoridad no es razonable puede negar, pero es slo en contra de los gobiernos de tal manera que los actos de desobediencia civil a veces deber ser dirigida.Minar a un gobierno corrupto, al negarse a hacer dao al hombre bueno puede ser ilegal, pero no injusta. El Treinta y se movi con rapidez despus de las elecciones para consolidar su poder al pedir la ayuda espartana, apoderndose de los bienes de los atenienses ricos y los residentes extranjeros, muchos de los cuales se ejecuta (incluyendo el "hermano Polemarco, y Nicias Lisias hijo, Nicrato de todos los asociados de Scrates ). Critias y Caricles, dos lderes de los Treinta, trat de intimidar a Scrates que le prohiba, sin xito, hablar con los hombres menores de treinta (Jenofonte, Recuerdos 1.2.35). Como el alcance de las ejecuciones del gobierno ampliado para incluir a los detractores, y un rollo ciudadano seleccione de 3000 fue nombrado, y desarmaron a todos los dems, un miembro moderado de los Treinta, Termenes, se opuso a las matanzas indiscriminadas y se encontr llevado cautivo a instancias de Critias . Scrates, y dos jvenes con l, se dice que trat de intervenir sin armas contra los guardias de los escitas, slo se detuvo cuando Termenes se les implor que desistiera (Diodoro Sculo 14.5.1-3, probablemente apcrifa). Despus de Termenes "la ejecucin, muchos ciudadanos salieron de la ciudad amurallada: algunos se reagruparon en la demo distantes y montaosas de fil, la planificacin para derrocar a los Treinta (entre ellos estaba Scrates amigo de la infancia, Querefn), mientras que otros fueron tan lejos como el Pireo, donde" los Diez "(como Crmides) elegido por los Treinta fueron menos eficaces en la supresin de los mismos treinta. 403 batalla de Muniquia, la De los Treinta, ahora cada vez ms como tirnico, tambin elaborando planes de contingencia: que envi fuerzas para garantizar la demo de Eleusis para de los Diez se hace Junta ellos mismos, poniendo a la muerte a la poblacin sobre los cargos de apoyo a pide que la ayuda cargo, la democracia (Jenofonte, Helnicas 2.4.8-10, Diodoro Sculo 14.32 espartana; Spartans llegan,

0.5). Scrates se mantuvo en la ciudad. El Treinta y trat de implicar en comienzan las conversaciones su ejecucin, ordenando que se uniera a los dems en ir a Salamina para buscar de reconciliacin, retorno exiliados el ex general democrtico, de Len. Fue la negativa de Scrates a obedecer la 403 / 2 era legal nueva orden que ha sido polmico llamado un acto de desobediencia civil. Por proclamado nuevo calendario suerte para Scrates, antes de los treinta poda venganza, los demcratas de la fil religioso adoptado; Esparta entr en la ciudad a travs del Pireo y se reuni con las fuerzas de los treinta la reconciliacin entre alienta las de en una batalla donde los dos Critias y Crmides fueron asesinados. Restos facciones atenienses 402400 los Treinta y regres a la ciudad para considerar sus opciones. Los tres mil, guerra con Esparta Elis 401 oligarcas restantes cada vez ms sospechoso de unos a otros, depuesto de los Treinta y los sustituy por un Consejo de los Diez elegidos uno por cada tribu murieron, Jenofonte deja Atenas (Jenofonte, Helnicas 2.4.23). El Treinta y comenzaron a abandonar la ciudad 400turnos de conflicto a para Eleusis como la junta pidi ayuda a Esparta. Los espartanos llegaron, tribunales los dirigidos por Lisandro y por uno de sus dos reyes, Pausanias. Pausanias intent todo para efectuar la reconciliacin entre todas las facciones de Atenas, lo que permite a los exiliados a regresar a los oligarcas y gobernarse a s mismos en Eleusis. Un exilio, fue Anito, un hombre hostil a Scrates y que ms tarde los cargos de apoyo de la irreverencia en su contra. [402 Meno ] . Tan pronto como las espaldas de los espartanos se volvieron, los demcratas atacaron restaurado Eleusis y mataron a los partidarios de la oligarqua restantes, ante la sospecha de que la contratacin de mercenarios. [401 invierno / 0Menexeno ]

Esto nos lleva a la primavera y el verano de 399, a juicio de Scrates y la ejecucin. Dos veces en los dilogos de Platn ( Simposio 173b, Teeteto 142c-143a), comprobacin de los hechos con Scrates tuvo lugar mientras sus amigos buscaban para cometer sus conversaciones a la escritura antes de ser ejecutado. [primavera 399 Teeteto] Antes de la accin en el Teeteto , un joven poeta llamado Melito haba compuesto un documento de acusacin de Scrates con el crimen capital de la irreverencia ( asebeia ): Si no se presenta por la piedad hacia los dioses de Atenas. Este le entreg a Scrates, en presencia de testigos, instruyendo a Scrates a presentarse ante el arconte rey dentro de cuatro das para una audiencia preliminar (el mismo magistrado ms tarde presidira el examen previo al juicio y durante el). Al final del Teeteto , Scrates se diriga a la audiencia preliminar. Como ciudadano, tena derecho a renunciar a la audiencia, permitiendo que la demanda para proceder sin oposicin. l tambin tena el derecho a exiliarse voluntariamente, como las leyes personificada recordarle ( Critn 52c). Scrates ejerce ningn derecho. Por el contrario, se dispuso a entrar en una declaracin y se detuvo en un gimnasio para hablar con algunos jvenes acerca de las matemticas y el conocimiento. Cuando lleg a la stoa el arconte rey, Scrates cay en una conversacin acerca de la reverencia con un adivino que l saba, Eutifrn [399 Eutifrn ] , y luego respondi cargo Melito. Esta audiencia preliminar designada la recepcin oficial del caso y tena la intencin de llevar a una mayor precisin en la formulacin de la acusacin. En Atenas, la religin era un asunto de la participacin del pblico bajo

la ley, regulado por un calendario de fiestas religiosas, la ciudad utiliz los ingresos para mantener los templos y santuarios. La irreverencia de Scrates, afirm Melito, ha dado lugar a la corrupcin de los jvenes de la ciudad ( Eutifrn 3c-d). La evidencia de la irreverencia era de dos tipos: Scrates no crea en los dioses de los atenienses (de hecho, haba dicho en muchas ocasiones que los dioses no mienten o hacer otras cosas malas, mientras que los dioses del Olimpo de los poetas y la ciudad se pendenciero y vengativo), Scrates introdujo nuevas divinidades (de hecho, insisti en que su daimonion haba hablado con l desde la infancia). Melito entreg su queja, y Scrates present su declaracin. El reyarchon poda rechazar caso Melito "por razones de procedimiento, redirigir la denuncia a un rbitro, o aceptarlo, l lo acept. Scrates tena el derecho a impugnar la admisibilidad de la acusacin en relacin con la legislacin vigente, pero no lo hizo, por lo que la carga fue publicado en tablas blanqueadas en el gora y se fij una fecha para el examen de la prisin. Desde este punto, se corri la voz rpidamente, probablemente representa el pico de inters en las conversaciones socrticas registrado ( Symposium 172a-173b). [399 Simposio marco] Sin embargo, Scrates, sin embargo se muestra por Platn pasar el da siguiente, en dos conversaciones muy largas prometido en Teeteto (210D). [399 Sofista , Poltico ] En el examen previo al juicio, Melito no prest las tasas judiciales, ya que se consideraba un asunto de inters pblico para detener la irreverencia. Para disuadir a demandas frvolas, sin embargo, la ley ateniense impuso una fuerte multa a los demandantes que no pudo obtener por lo menos una quinta parte de los votos del jurado, como puntos de Scrates a cabo ( Apologa 36a-b). A diferencia de los juicios con jurado prcticamente coincide, previa al juicio los exmenes anima a las preguntas y por los litigantes, para que las cuestiones jurdicas ms precisas. Este procedimiento se haba convertido en esenciales debido a la susceptibilidad de los jurados a la corrupcin y el engao. Originalmente pensada para ser un microcosmos del cuerpo ciudadano, los jurados por el tiempo de Scrates fueron atendidos por voluntarios de edad avanzada, discapacitados y pobres que necesitan los escasos tres bolos pagar. En el mes de Thargelion [mayo-junio de 399 Apologa] un mes o dos despus de Melito "citacin inicial, Scrates se produjo el juicio. El da antes, los atenienses haban puesto en marcha un barco de Delos, dedicado a Apolo y la victoria que conmemora el legendario Teseo sobre el Minotauro ( Fedn 58a-b). Espectadores se reunieron junto con el jurado ( Apologa 25a) para un juicio que dur probablemente la mayora de los das, cada parte cronometrada por el reloj de agua. Platn no da el discurso de la fiscala o de Anito y Licn, que se haban unido en la demanda, o los nombres de los testigos, si los hubiere (Melito Apologa 34a implica Melito llamado ninguno). Apologa -del griego " apologa "significa" defensa " -No es editado al igual que los discursos de los oradores judiciales. Por ejemplo, no hay indicios en el texto griego (en 35d y 38b) que los dos votos fueron tomadas, y no hay pausas (en 21 bis o 34 ter) para los testigos que han sido llamados. Tambin faltan los discursos de los seguidores de Scrates, es improbable que l no tena ninguno, a pesar de que Platn no los nombre. Scrates, en su defensa, se mencion el dao hecho a l por Aristfanes, Las nubes ( 2.1). Aunque Scrates neg rotundamente que l estudi los cielos y lo que est por debajo de la tierra, su familiaridad con las investigaciones de los filsofos de la naturaleza y sus propias explicaciones

naturalistas que hacen no es de extraar que el jurado se mantuvo sin convencerse. Y, al ver Scrates fuera argumentan Melito, el jurado probablemente no hicieron distinciones sutiles entre la filosofa y la sofstica. Scrates tom tres veces la acusacin de que corrompe a los jvenes, insistiendo en que, si los corruptos, lo hizo de mala gana, pero si de mala gana, debe ser instruido, no procesados ( Apologa 25e-26a). El jurado lo declar culpable. Por su propio argumento, sin embargo, Scrates no poda culpar al jurado, ya que estaba equivocado acerca de lo que estaba realmente en el inters de la ciudad (cf. Teeteto 177d-e) y la instruccin por lo tanto requiere. En la fase de sentencia del juicio, Scrates dijo: "Si se tratara de la ley con nosotros, como en otras partes, que un ensayo para la vida no debe durar das uno, sino muchos, que se convenci, pero ahora no es fcil disipar las calumnias grandes en poco tiempo "( Apologa 37a-b). Esta denuncia aislada se opone a la observacin de las leyes personificada que Scrates fue "agraviado, no por nosotros, las leyes, sino por los hombres" ( Critn 54c). Haba sido un crimen desde 403 / 2 para cualquier persona, incluso a proponer una ley o decreto en conflicto con las leyes recin inscrito, por lo que es irnico que las leyes dicen Scrates para persuadir o no las respete ( Critn 51b-c). En una capitulacin de ltimo minuto a sus amigos, se ofreci para que puedan pagar una multa de seis veces su patrimonio neto (Jenofonte oeconomicus 2.3.4-5), treinta y el MINAE . Condenado a muerte, pensaba que podra ser una bendicin: ya sea un sueo sin sueos, o la oportunidad de conversar en el inframundo. Mientras el barco sagrado fue en su viaje a Delos, no se les permita las ejecuciones en la ciudad. Aunque la duracin del viaje anual vara con las condiciones, Jenofonte dice que tom treinta y un das en 399 ( Recuerdos 4.8.2), si es as, Scrates vivi treinta das despus de su juicio, en el mes de Skirophorion. Un da o dos antes del final, la infancia de Scrates amigo Critn trat de persuadir a Scrates a escapar. [junio-julio de 399 Critn ] Scrates respondi que "escucha nada ... pero el argumento de que en la reflexin parece ser el mejor" y que "ni a hacer el mal o para devolver un mal es siempre correcto, ni siquiera para herir a cambio de una herida recibida "( Critn 46b, 49d), ni siquiera bajo amenaza de muerte (cf. Apologa 32a), ni siquiera para la propia familia ( Critn 54b ). Scrates no podra apuntar a un dao que sera mayor que el dao que se inflige a la ciudad si ahora se exili ilegalmente cuando antes poda haberlo hecho legalmente (Critn 52c); infraccin de la ley como se ha confirmado la sentencia del jurado que era un corruptor de la juventud ( Critn 53 ter, c) y deshonrado a su familia y amigos. Los acontecimientos del ltimo da de Scrates, cuando "pareca feliz, tanto en la forma y las palabras al morir noblemente y sin temor" ( Fedn 58E) fueron relacionados por Fedn a la comunidad pitagrica en Phlius algunas semanas o meses despus de la ejecucin. [Junio de julio de 399 Fedn ] El Once, los funcionarios de prisiones por sorteo, se reuni con Scrates en la madrugada para decirle lo que puede esperar ( Fedn 59E-60b). Cuando los amigos de Scrates lleg, Jantipa y su hijo menor, Menxeno, todava estaban con l. Jantipa se compadecieron con Scrates que estaba a punto de disfrutar de su ltima conversacin con sus compaeros, y luego, en el lamento ritual espera de las mujeres, se llev a casa. Scrates se pasaba el da en una conversacin filosfica, la defensa de la inmortalidad del alma y la advertencia de sus compaeros que no se contienen en el argumento: "Si sigue mi consejo, usted le dar, pero poca atencin a Scrates, pero mucho ms a la verdad. Si usted piensa que lo que digo es

cierto, est de acuerdo conmigo, si no, se oponen a ella con todos los argumentos "( Fedn, 91b-c). Por otro lado, les advirti severamente a frenar sus emociones ", guardar silencio y el control de vosotros mismos" ( Fedn 117E). Scrates no tena ningn inters en saber si su cadver fue quemado o enterrado, pero se ba en el aljibe de la prisin para las mujeres de su familia se salv de tener que lavar su cadver.Despus de reunirse con su familia de nuevo en la final de la tarde, se reincorpor a sus compaeros. El siervo de la Once, un esclavo pblico, orden a Scrates de despedida al llamarlo "el ms noble, la ms suave, y lo mejor" de los hombres ( Fedn 116c). El envenenador se describe los efectos fsicos de la Conium maculatum variedad de cicuta utilizado para las ejecuciones ciudadano (Bloch 2001), entonces Scrates alegremente tom la copa y bebi. Fedn, un antiguo esclavo hacindose eco de los esclavos de la Once, llamado Scrates, "el mejor, el ms sabio ... y el ms vertical" ( Fedn, 118). 4. La tradicin socrtica y su alcance ms all de la filosofa Una vez que se ha empezado a leer sobre Scrates en los dilogos de Platn, uno comienza a darse cuenta de que el viejo filsofo es un icono de la cultura popular que ha inspirado a diversas asociaciones y cuyo nombre ha sido apropiada para todo tipo de propsitos diferentes: Scrates es un crter de la Tierra Luna, Scrates es un mueco de trapo descalzos hecha por los desempleados filsofos Gremio, Scrates es una educacin en la Unin Europea y el programa de formacin, Scrates es el quinto movimiento de la Serenata de Leonard Bernstein para violn solo, orquesta de cuerdas, arpa y percusin, despus de Platn, Simposio ; Scrates es un parque de esculturas en la ciudad de Nueva York, y eSocrates es una empresa comercial. Las alusiones a Scrates abundan en la literatura, la historia y tratados polticos, y l ha sido un tema para los artistas desde la antigedad. Entre las pinturas ms famosas son la de Rafael " Escuela de Atenas "en el Vaticano y" David es la muerte de Scrates "en el Museo Metropolitano de Nueva York. La influencia de Scrates fue particularmente notable entre los fundadores de EE.UU., como la siguiente coleccin de citas cortas demuestra: Tena todos los ciudadanos atenienses sido un Scrates, cada asamblea ateniense habra estado un Madison mob.-James, Federalista No. 55 El 6 de julio de 1756, durante la Guerra Francesa e India, Washington eligi "Jantipa, el nombre de la esposa de Scrates, por el santo y sea en el Fuerte Richard Cumberland.-Carl J.,Fundadores y los Clsicos Cuando, por lo tanto, Platn pone en su [Scrates] boca paralogismos tales sutilezas como en las palabras y sofismas, como un colegial que avergonzarse, llegamos a la conclusin de que eran los caprichos de la propia confusin cerebral de Platn y de absolver a Scrates de puerilidades que a diferencia de su personaje .- Thomas Jefferson, Carta a William Short La humildad: imitar a Jess y Socrates. Benjamin-Franklin, Autobiografa

Encontr este [socrtica] mtodo ms seguro para m y muy embarazoso para aquellos contra los que lo utilizan, por lo tanto, me deleitaba en ella, practica continuamente, y se hizo muy hbil y experto en los dibujos, incluso de conocimiento superior, en concesiones de las consecuencias de que no haba previsto, de enredo en las dificultades de los cuales no podan salir, y la victoria para la obtencin de que ni yo ni mis causas siempre deserved.-Benjamin Franklin, los documentos Al igual que Benjamin Franklin, los poetas romnticos Ingls poca fueron tomadas con Scrates como modelo de comportamiento moral y presiona la comparacin con Jess. Percy Bysshe Shelley, que se refiere a Scrates como "el Jesucristo de Grecia" (lnea 33, los fragmentos de "Epipsychidion"), escribi una traduccin esplndida de Platn, Simposio (O'Conner 2002) y John Keats escribi en 1818: "Yo No cabe duda que nunca a miles de personas han odo hablar de los corazones haba completamente desinteresado: que puedo recordar, pero dos de Scrates y de Jess "George Gordon, Lord Byron le da el fantasma de Scrates, un paseo-en parte en su obra,. La deformado transformado en dos personajes estn en desacuerdo sobre lo que es significativo acerca de Scrates: Arnold: Qu! tan bajo, moreno, de nariz corta, ojos redondos stiro, con la nariz ancha y aspecto de Sileno, Los pies splay y baja estatura! Que era mejor Permanecer lo que soy. Extrao: Y sin embargo, era la perfeccin de la tierra de toda la belleza mental, y la personificacin de todas las virtudes. En la vida poltica contempornea, como en el internacional, Scrates se invoca con fines variante ampliamente. En su 1963 "Carta desde la crcel de Birmingham", escribi Martin Luther King, Jr., "Hasta cierto punto, la libertad acadmica es hoy una realidad porque Scrates practic la desobediencia civil". El estadista sudafricano, Nelson Mandela, once de cuyos veinte siete aos de prisin los pas en trabajos forzados en las canteras de piedra, describe los esfuerzos de los presos para que se eduquen mediante la formacin de grupos de estudio en las canteras. "El estilo de enseanza era socrtico en la naturaleza", dice ( Long Walk to Freedom ), con las preguntas formuladas por los lderes de sus grupos de estudio. Igualmente contemporneo, pero desprecio de Scrates, es la introduccin del Manual de entrenamiento de Al Qaeda (Departamento de Justicia de la traduccin, elipses en el original): El enfrentamiento que estamos pidiendo a los regmenes apstatas no conoce debates socrticos ..., ideales platnicos ..., ni diplomacia aristotlica. Pero sabe que el dilogo de las balas, los ideales del asesinato, el bombardeo y la destruccin, y la diplomacia de los caones y ametralladoras.

MAX SCHELER Max Scheler fue sin duda uno de los pensadores ms sobresalientes de la Europa del primer tercio del siglo XX. A su muerte dijo Heidegger de l que era la potencia filosfica ms fuerte en la Alemania de hoy; no, en la Europa actual e incluso en la filosofa del presente en general. Es muy difcil pensar en gran parte de la tica, de la Psicologa o de la Antropologa del siglo XX sin el influjo de Scheler; tambin en Sociologa, en Filosofa de la religin, y hasta en Teologa moral las aportaciones de este autor fueron decisivas. Sin embargo, hay rasgos de la persona y obra de Scheler que suscitan a veces cierta incomodidad. Quiz los ms relevantes sean su falta de sistematicidad y lo que podra llamarse su rebelda. Quien se acerca a sus escritos enseguida advierte que su desbordante genialidad le lleva a saltar de un tema a otro, dejando sin desarrollar algunas tesis o enzarzndose en la discusin de otras. En segundo lugar, resalta su carcter polmico: sea en lo referente a las ideas, lo que le lleva a extremar las posiciones en liza; sea con respecto a la tradicin religiosa, sobre todo hacia el final de su vida. Con todo, es innegable que estamos ante uno de los ms grandes y decisivos filsofos del siglo XX. Aqu se expone el pensamiento scheleriano en torno a los dos campos donde su influjo ha sido mayor: la tica de los valores y la antropologa. Gracias al mtodo fenomenolgico, este autor descubre los objetos que dan sentido al vivir, especialmente al vivir moral: los valores. A continuacin se describe nuestra relacin con ellos en las diversas esferas psicolgicas: la perceptiva, la tendencial y el amor. Todo ello configura el entramado de la vida tica, que se articula en forma personal: la persona trata de formarse segn un modelo personal valioso. Y la cuestin de qu sea y cmo se transforma la persona abre el campo de la antropologa, donde Scheler muestra muy diversa postura en distintas etapas de su vida. Las obras de Scheler estn publicadas en 15 volmenes por las editoriales Francke/Bern y Bouvier/Mnchen-Bonn, 19541997 (Gesammelte Werke, citadas aqu como GW); las recogemos al final junto con las traducciones al espaol hoy disponibles.

2. Objetivo y mtodo A la vista de tan agitada vida y rica produccin, no es fcil trazar un itinerario que d cuenta unitaria del pensamiento de Scheler. Ms bien ha cundido la impresin (difundida en el mundo hispano por Ortega y Gasset) de que en este autor la agudeza y exuberancia inhiben la sistematicidad y el orden. Pero no faltan estudiosos cuya opinin es ms matizada. El propio Scheler escriba introduciendo El puesto del hombre en el cosmos: Las cuestiones: qu es el hombre, y cul es su puesto en el ser? me han ocupado ms profundamente que cualquier otra cuestin filosfica desde el primer despertar de mi conciencia filosfica [GW IX, 9]. Desde luego, da la impresin de que semejante sentencia se halla demasiado imbuida del momento en que la escribe, pero da una pista certera. En efecto, la preocupacin ms honda y constante que se observa en sus obras es la persona humana, mas no siempre desde su perspectiva metafsica. Durante la mayor parte de su vida, Scheler se ocup de la persona atendiendo a su vida moral, en concreto a entender unitariamente el vivir de un ser racional y pasional a un tiempo. Lo cual no es de extraar precisamente en alguien tan inteligente y de una vitalidad desbordante, tal como sus conocidos atestiguan. En los aos del siglo XIX, el filsofo anduvo tanteando soluciones con las doctrinas que el momento le ofreca: el psicologismo, el neokantismo, el idealismo. Pero ninguna de estas daba cuenta cabal de los hechos que componen la vida humana. Hechos que reclaman referentes objetivos, cuya validez se empeaba en negar el relativismo entonces imperante y a los que el neokantismo tampoco daba cabida. Scheler, objetivista y realista convencido, vea en estas dos poderosas corrientes los principales objetivos por batir. La salida del estancamiento y el arma decisiva hubieron de venirle de Husserl: Cuando, en el ao 1902, el autor conoci por primera vez personalmente a Husserl en una sociedad que H. Vaihinger haba fundado en Halle para los colaboradores de los Kant-Studien, se produjo una conversacin filosfica que tuvo como tema el concepto de intuicin y de percepcin. El autor, insatisfecho de la filosofa kantiana, de la que haba sido adicto hasta entonces, haba llegado a la conviccin de que el contenido de lo dado originariamente a nuestra intuicin es mucho ms rico que aquello que se abarca de ese contenido mediante procesos sensibles, sus derivados genticos y sus formas de unidad lgicas. Cuando expres esa opinin ante Husserl y dijo que vea en esa evidencia un nuevo principio fructfero para la construccin de la filosofa teortica, Husserl repuso al punto que l tambin haba propuesto, en su nueva obra sobre lgica de inmediata aparicin, una ampliacin anloga del concepto de intuicin a la llamada intuicin categorial. De ese momento proviene el vnculo espiritual que en el futuro se dio entre Husserl y el autor y que para el autor ha sido tan sumamente fructfero [GW VII, 308].

Scheler ve en el nuevo concepto husserliano de intuicin el cielo abierto para poder acoger datos vividos a quienes los estrechos esquemas empirista y kantiano tenan cerrado el paso. Los rasgos fundamentales de la idea fenomenolgica de intuicin incoada por F. Brentano y desarrollada por Husserl son dos. En primer lugar, se trata de una intuicin eidtica, es decir, que tiene por objeto esencias y leyes esenciales, y no slo hechos contingentes y particulares. De esta suerte, viene a ser un modo de conocimiento esencial, cuya validez es independiente de las variaciones circunstanciales y existenciales. Una intuicin tal (y por extensin su contenido) es llamada por esta razn, y slo por ello, intuicin apririca. No ha de confundirse, entonces, el a priori fenomenolgico con el kantiano: ste se refiere al pensar, a las categoras del juzgar; el fenomenolgico a lo pensado, a los contenidos esenciales conocidos. Con este instrumento, Scheler comienza a describir lo que llama experiencia fenomenolgica. Una experiencia que no se limita y este es el segundo rasgo de la intuicin fenomenolgica a la experiencia cognoscitiva, sino que se extiende tambin a toda vivencia volitiva y sentimental. Estas regiones, sobre todo la afectiva, son sin duda componentes muy fundamentales que integran la vida humana, aunque resulte difcil su estudio. En este terreno se concibe como continuador de la tradicin agustiniana y pascaliana. Con todo, hay que decir que Scheler aplic el mtodo fenomenolgico a su pensamiento de un modo muy libre. No aparecen en sus escritos los pormenorizados anlisis que vemos en Husserl, pero no carece de anlisis originales tambin en la esfera del conocimiento, como los que lleva a cabo sobre la percepcin interna, las formas del saber, la funcionalizacin de lo a priori o la ms ancha idea que se hace de la famosa reduccin eidtica. Sin embargo, es muy fiel a la actitud esencial de la fenomenologa: su objetivo no es otro que explicar las cosas mismas fundndose en los hechos. Esto es, mantiene la conviccin de que todo hecho puede vivirse, y que la descripcin de esa vivencia constituye el mejor acceso a lo dado en ella. Descripcin que permite descubrir leyes necesarias entre los actos y sus objetos, entre elementos de los actos y entre las notas de los objetos. Scheler llega a mantener incluso no slo que hay que fundarse en hechos, sino atenerse estrictamente a ellos, en el sentido de que todo juicio ha de tener un hecho como criterio, y nada puede decirse, por tanto, de algo que no venga avalado por algn hecho vivido. El que quiera llamar a esto empirismo puede hacerlo. La filosofa que se basa en la Fenomenologa es en este sentido empirismo. Hechos y solamente hechos, no construcciones de un entendimiento arbitrario, son su fundamento. Por hechosdebe regirse todo juzgar, y los mtodos son adecuados en tanto que conducen a principios y teoras conformes a los hechos [GW II, 71]. Este extremo del llamado mtodo fenomenolgico fue y es, no obstante, discutido entre los seguidores de esa corriente. Pues aunque esta posicin ancla a la filosofa en la realidad (y por ello Scheler, junto con casi todo el grupo de Gotinga, abandon a Husserl en su transicin al idealismo a partir de 1913), prohbe toda consideracin estrictamente metafsica. En cambio, segn algunos fenomenlogos (como Hildebrand, Stein o Ingarden) con la aplicacin de dicho mtodo no est cerrado el paso a ulteriores desarrollos en el mbito de lo trascendente a la experiencia humana. Por de pronto, el nuevo modo de intuicin permite a este pensador adentrarse en dos regiones apenas exploradas, y descubrir en ellas novedosos contenidos: del lado de los objetos, saldrn a la luz los valores; del de los actos, los sentimientos intencionales y las tendencias con direccin de valor.

3. Axiologa o teora de los valores Los objetos que pueblan el mundo en que vivimos poseen cualidades de lo ms variadas: formas, tamaos, colores, sonidos, pesos, etc. Pues bien, Scheler sostiene que algunos objetos, la mayora, poseen tambin otro tipo peculiar de cualidades: las cualidades de valor. Se trata de unas cualidades que no son naturales, como las enumeradas antes, pero tampoco son propiedades ideales que nos dejen indiferentes, como la inteligibilidad de una ley matemtica o la complejidad de una teora. Lo caracterstico de esas propiedades reside en que nos hacen atractivos o repulsivos, en el sentido ms general, los objetos que las ostentan. Son, pues, cualidades no naturales en expresin de G.E. Moore, pues lo mismo se presentan en un sabroso alimento como en una accin ejemplar. Y sobre todo, lo distintivo de ellas es teir los objetos como agradables o desagradables, buenos o malos, amables u odiables; por ellos las cosas provocan y reclaman una respuesta afectiva por parte del sujeto. No, por tanto, una mera respuesta terica (como un juicio), ni siempre una respuesta prctica o volitiva (porque no siempre lo considerado exige su realizacin); ante lo que posee esas cualidades vivimos una respuesta sentimental, emotiva, afectiva, un ntimo pronunciarse a favor o en contra. Adems, por lo dicho, ese reclamo lo experimentamos como proviniendo de las cosas; son ellas las que portan preferibilidad. Con otras palabras, las cualidades de valor son propiedades intrnsecas.

El trmino filosfico valor no era ciertamente nuevo. En el siglo XIX Lotze y Niezsche, cada cual a su modo, lo haban divulgado, y a principios del XX Meinong y Ehrenfels, discpulos de Brentano, lo afianzaban epistemolgicamente. Husserl ya contaba con l como concepto clave en su doctrina tica. Pero corresponde sin duda a Scheler el desarrollo de su papel capital en la fundamentacin de la tica en todos sus campos: los bienes, los fines, los deberes, las virtudes, los sentimientos y el carcter o personalidad moral. Los valores son, segn Scheler, cualidades; de hecho la comparacin que varias veces ofrece los asemeja a los colores. Los colores hacen a las cosas coloreadas, los valores tornan los objetos buenos (o malos); los colores no existen propiamente sin cuerpos extensos, los valores tampoco sin objeto alguno. Y as como se puede pensar y establecer leyes acerca de los colores con independencia de las cosas coloreadas, igualmente los valores pueden ser objeto de consideracin y de teora con independencia a priori de las cosas valiosas o bienes: Los nombres de los colores no hacen referencia a simples propiedades de las cosas corporales, aun cuando en la concepcin natural del mundo los fenmenos de color no suelan ser considerados ms correctamente que como medio para distinguir las distintas unidades de cosas corporales. Del mismo modo, los nombres que designan los valores no hacen referencia a meras propiedades de las unidades que estn dadas como cosas, y que nosotros llamamos bienes. Yo puedo referirme a un rojo como un puro quale extensivo, por ejemplo, como puro color del espectro, sin concebirlo como la cobertura de una superficie corprea, y ni aun

siquiera como algo plano o espacial. As tambin valores como agradable, encantador, amable, y tambin amistoso, distinguido, noble, en principio me son accesibles sin que haya de representrmelos como propiedades de cosas o de hombres [GW II, 35]. De esta suerte, las leyes de los valores (o axiolgicas) rigen por la esencia de ellos mismos, sea cual sea la situacin fctica del mundo en cuanto a la existencia de bienes y males (la lealtad, por ejemplo, es siempre un valor positivo aun cuando no se diera ninguna accin leal o nadie la valorase como merece). Adems, la comparacin con los colores sirve para caer en la cuenta de que ambas son cualidades simples y originarias: son matices ltimos que slo cabe describir y sealar. Es ms, Scheler afirma que lo primero que se nos da de un objeto es su valor (lo cual entraa tambin el primado del sentir frente al conocer terico). Naturalmente, esto no significa el absurdo de que pueda percibirse el valor de algo sin percibir la cosa, sino que no es preciso conocer en qu otras propiedades de la cosa (en rigor, en qu depositarios de valor) se funda el valor. Las relaciones de fundamentacin entre los valores y sus depositarios hacen posible el desarrollo de una axiologa. Es decir, aunque los valores son simples y originarios, puede hablarse de ciertas condiciones que un objeto deba cumplir para poder encarnar un valor (por ejemplo, ser corporal para ser plsticamente bello, o ser libre para ser noble una accin). Y tambin puede afirmarse que a ciertos seres les convienen ciertos valores (como a las obras artsticas la belleza o al ser humano la bondad moral). Pero para esos seres son convenientes tales valores porque estos son valiosos, y porque los sujetos son aptos para encarnarlos; no son valiosos los valores por el hecho de que convengan a esos sujetos. Scheler pone el mayor empeo en mostrar la objetividad de los valores: el valor no es fruto de la valoracin efectiva (como sucede por el contrario en el uso econmico), ni del individuo ni de la especie entera. Igual que, como sent Husserl, lo pensado no es producto del acto de pensarlo individual o especficamente. Por otra parte, que los valores sean simples y originarios tampoco significa que no pueda decirse nada de ellos mismos. Esto es posible porque en los valores se descubren propiedades. Estas son fundamentalmente tres: polaridad, materia y altura. Gracias a la polaridad todo valor es positivo o negativo; la materia brinda el matiz ltimo valioso dentro de la pltora de posibilidades segn las cuales algo puede ser atractivo o repulsivo; y la altura revela el mayor o menor rango de un valor respecto a otro, o en general en el panorama axiolgico. A la vista de esas propiedades pueden distinguirse cuatro grandes clases de valores segn su materia: los hednicos, los vitales, los espirituales (que comprenden los estticos, los intelectuales y los de lo justo) y los valores de lo santo. Y atendiendo a la altura habr de reconocerse, por ejemplo, que los espirituales son superiores o ms altos que los vitales. Toda la jerarqua se funda, aade, en Dios. Habr quien replique que de hecho hay quien prefiere, o tiene por ms altos, los valores vitales a los espirituales, por caso. Pero esto sera tanto como constatar que hay quien juzga o deduce incorrectamente. Como es obvio, ni los juicios ni las preferencias fcticas dicen nada de su correccin. Pues bien, esa jerarqua de valores constituye la trama de la vida moral. La realizacin de aquello que fomente los valores superiores (no siempre en absoluto, sino de entre los dados en la tendencia en cada situacin) ser una accin moralmente buena. Con lo cual aparece la esfera de los valores propiamente morales. Y aparecen de ese modo: con ocasin o a la espalda del acto que realiza algo valioso no moral. Sencillamente, porque la bondad moral en s no puede ser objeto directo de nuestra ejecucin. Prestamos un servicio material, nos ejercitamos en el desarrollo de nuestros talentos e incluso aconsejamos moralmente; pero la bondad moral es el resultado, el don, de todo ello. El intento directo de realizar por la propia ejecucin la bondad moral, al ser imposible, encubre la voluntad de aparentar, ante uno mismo o ante los dems, ser bueno; esto es, una actitud farisaica. Esta tesis scheleriana ha sido objeto frecuente de crtica, en parte por la abrupta formulacin con que Scheler la expone. Otro flanco criticado de la teora es la unicidad de la jerarqua axiolgica como criterio moral: as, N. Hartmann aade la fuerza y la urgencia del valor, y Hildebrand introduce la distincin entre valores moralmente relevantes y los que no lo son. Por consiguiente, segn Scheler, toda teora de bienes y toda doctrina tica con pretensin de autenticidad, de objetividad, deben basarse en una teora de los valores, pues solo ellos dan sentido a

los bienes y a lo tico. El reino de los valores es concebido aqu, ms que como algo ajeno a la ontologa, como una nueva regin ontolgica, pero sin implicar por ello una sustanciacin de los valores (como en cambio tiende a pensar Hartmann). No obstante, es cierto que una indudable carencia en Scheler es no haber investigado la relacin entre esa regin y otras tambin ontolgicas, ni tampoco cmo se fundan los valores en Dios. Lo ms cercano a esto son las mencionadas relaciones esenciales o apriricas que enumera entre los valores y sus depositarios o portadores. Se comprende entonces que buena parte de su obra fundamental, la tica, est dedicada a criticar las principales doctrinas morales por haber obviado los valores, omisin que las ha abocado al fracaso. Al mismo tiempo, el autor muestra que cuanto de acierto hubo en esas doctrinas fue porque presupusieron sin conciencia explcita el dato del valor. Y as, al hilo de esa revisin, Scheler va desarrollando estratgicamente su propia concepcin. Las teoras ticas principalmente analizadas son la tica de bienes y fines, la tica utilitarista o del resultado, la tica eudemonista en general y, ms profusamente, la tica formal y deontolgica kantiana. La discusin con Kant es, en efecto, la ms frecuente y detenida. Con el prusiano est enteramente de acuerdo en la insuficiencia de las anteriores soluciones en la historia de la filosofa moral; slo una tica a priori puede mantener inclume la objetividad moral. Pero discrepa no menos de Kant en que ese apriorismo sea formal y legalista. La fenomenologa ha abierto el camino para descubrir el apriorismo material: leyes apriricas sobre valores con cualidad material. De aqu se ha seguido para la tica la consecuencia siguiente: que, a lo largo de su historia, se constituy bien como tica absoluta y apririca y, por esto, racional, o bien como una tica relativa, emprica y emocional. Apenas si ha sido planteado el problema de si no debiera y podra darse una tica absoluta apririca y emocional. () La construccin de una tica material a priori se har nicamente posible con la eliminacin definitiva del viejo prejuicio de que el espritu humano se agota en el dilema razn-sensibilidad Este dualismo radicalmente falso, que obliga a dar de lado la especie peculiar de esferas enteras de actos o a interpretarlos equivocadamente, debe desaparecer sin contemplacin alguna del umbral de la filosofa. La Fenomenologa del valor y la Fenomenologa de la vida emocional han de considerarse como un dominio de objetos e investigaciones enteramente autnomo e independiente de la Lgica [GW II, 260 y 83]. Por lo que respecta a las crticas de las teoras ticas interpeladas, la de la tica de bienes y de fines y la del deber tienen que ver inmediatamente con la naturaleza o propiedades del valor, y por ello se reflejan a continuacin; mientras que las que impugnan las ticas utilitarista y eudemonista se basan en las respectivas doctrinas de Scheler de la accin y de la felicidad, que se vern despus. Pues bien, el argumento principal que Scheler esgrime contra la tica de bienes y de fines consiste en desenmascararla como una tica empirista y por tanto abocada al relativismo, postura del todo contraria a las vivencias evidentes. Si se hace depender el valor moral de la constitucin emprica del mundo de bienes fcticos, o de los fines que de hecho los seres humanos persiguen, no puede asegurarse una objetividad en la tica, puesto que dichos fundamentos son esencialmente contingentes. En ocasiones se ha advertido que la tica de bienes y de fines dibujada por Scheler no refleja toda filosofa moral que pivota sobre las nociones de bien y de fin; en concreto la aristotlica y la tomista. La objecin tiene sentido, pues Scheler se refiere en ese contexto a las ticas cercanamente precursoras o posteriores a la kantiana, y cuando alude a la moral de Aristteles la identifica sin ms precisin con la tica de bienes empirista. Como es sabido, la hondura de los presupuestos metafsicos de las ticas aristotlica y tomista que Scheler no da muestras de conocer bien dista mucho del escaso calado de la tica empirista. De manera que no puede decirse que su ataque alcance a las primeras como lo hace a la ltima. Ante la tica del deber, esto es, la doctrina que hace de la obligacin la fuente y fundamento del valor moral (la kantiana por antonomasia), se pregunta Scheler por aquello que presta fuerza normativa al deber: o bien es un sentimiento vinculante, pero entonces el subjetivismo es inevitable; o bien se trata de una orden arbitrariamente establecida social o positivamente, pero es evidente que eso no vincula moralmente, de modo incondicionado; o bien esta ser su postura hay que mirar a la materia de lo debido, y de ella, en concreto, al valor (cuyo desconocimiento ceg a Kant esta posibilidad). De donde se sigue que el deber est fundado sobre el valor. Distingue entonces el fenomenlogo entre el deberser ideal del valor (la general exigencia de venir a la realidad) y el deber-ser real (la concreta obligacin

para un sujeto). Un deber-ser ideal se torna deber-ser normativo merced a una orden o mandato, y supone adems una tendencia contraria por vencer. Un vencimiento, por cierto, que en cuanto poder es vivido como virtud: La virtud es el poder o capacidad vivida inmediatamente de hacer algo debido [GW II, 213]. De este modo, aunque Scheler concede un papel al deber (por ejemplo, en la obediencia y en el influjo de la tradicin), ve siempre la conducta movida por deber como imperfecta, como un condescendiente recurso cuando falta la intuicin plena del valor. Y ante ello cabe preguntarse si semejante descripcin es del todo fiel a la vivencia de las acciones llevadas a cabo por deber.

4. Fenomenologa de la vida emocional Scheler proclama el avistamiento del mundo de los valores, pero asimismo, como buen fenomenlogo, describe con genial penetracin la relacin del ser humano con los contenidos axiolgicos. Es una ley fundamental en la Fenomenologa que a objetos peculiares correspondan actos peculiares. Actos y vivencias que son fundamentalmente: el contacto perceptivo con los valores, el estado sentimental provocado por ellos y la tendencia dirigida a los mismos. a) La percepcin sentimental de valores En cuanto a la percepcin de los valores, Scheler sigue bsicamente la estela de Brentano y Husserl: lo valioso no comparece como tal en actos o vivencias cognoscitivas de ndole terica, sino en vivencias emocionales. Pero se apartar de aquellos al no conceder a la actividad terica ningn papel de fundamento de las vivencias sentimentales. No tomamos contacto con los valores en representaciones o en juicios, sino en sentimientos. Pero ello no lo entiende Scheler al modo emotivista, que termina siempre en el relativismo. Eso significara la disolucin del valor que con tanto empeo defiende. Justo para no caer en ese error, Scheler explota una tierra virgen para la psicologa descubierta por Brentano: los sentimientos intencionales. Se trata de vivencias emotivas; no de percepciones tericas, ni tampoco de tendencias. Pero, al igual que todas estas, son intencionales. Ciertamente, hay otras vivencias que tambin llamamos sentimientos y que carecen de intencionalidad. Vivimos sentimientos no intencionales cada vez que nos vemos afectados de alguna manera, y precisamente en cuanto as nos sentimos. Scheler los denomina estados sentimentales. En cambio, los sentimientos intencionales no son estados, sino actos, y como tales estn penetrados de intencionalidad. Actividad sentimental que cuando en ella percibimos una diferente altura entre dos valores (o de un valor en el trasfondo del conjunto axiolgico general) Scheler llama preferir, a diferencia por tanto del elegir del mbito tendencial o prctico. Los estados sentimentales hablan del sujeto (como el cansancio, el dolor, la nostalgia, el embotamiento o la paz del espritu); los sentimientos intencionales remiten a algo trascendente (la alegra por una buena noticia, la indignacin ante lo injusto, el deleite en una pieza musical o la admiracin de una conducta ejemplar). Que son intencionales dichos sentimientos lo prueba, segn Scheler, que en ellos se nos da un contenido material (cuya cualidad escapa a las vivencias especulativas), respecto al cual la vivencia alcanza o no, del todo o en parte, cumplimiento (donde hay entonces correccin e incorreccin) y de quienes se puede decir que son comprensibles (plenos de sentido). Los estados sentimentales, por el contrario, son opacos y, a lo sumo, explicables segn leyes mecnicas causales. La euforia causada por el alcohol tiene poco que ver con la alegra por la visita de un amigo. Adems, un mismo estado (por ejemplo, un dolor) puede sentirse intencionalmente de modos muy distintos (sufrindolo, sobrellevndolo, soportndolo e incluso amndolo). Son, pues, los estados sentimentales radicalmente distintos del sentir (o percibir sentimental): aquellos pertenecen a los contenidos y fenmenos, y ste a las funciones de la aprehensin de contenidos y fenmenos. () El sentir tiene exactamente la misma relacin con su correlato de valor que la que existe entre la representacin y el objeto, es decir, una relacin intencional [GW II, 262-263]. Hasta tal punto lo ve as, que Scheler frente a Brentano y a Husserl

priva al sentir axiolgico de toda otra intencionalidad fundante, pretendiendo no obstante evitar el irracionalismo emotivista: delicada posicin a menudo discutida. Pues bien, son esos sentimientos intencionales los que nos ofrecen el acceso a los valores, que podemos percibir sentimentalmente (o sentir) en objetos que los porten (bienes) reales o figurados. Sin embargo, se hara mal en despreciar, merced a la importancia y lucidez del sentir axiolgico, los estados sentimentales. Ciertamente, se trata de vivencias que no nos enriquecen de la misma manera, pero que resultan muy significativas; lo que no es extrao si se tiene en cuenta que dichos estados son provocados, quiz inconscientemente, por lo valioso. La resonancia afectiva en que consisten manifiesta diversos registros o grados de profundidad. Y as llegamos al conocimiento de que nuestra vida psquica posee cuatro estratos sentimentales de profundidad y consistencia diversas: el sensible, el corporal y vital, el puramente anmico y el espiritual. Estratos donde se localizan los variados estados sentimentales como, respectivamente, el agrado o el desagrado, el vigor o el decaimiento, el entusiasmo o la apata, y la felicidad o la desesperacin. Adems; cada estado en su respectivo estrato delata algo del valor que lo ha provocado (aparte de que todo estado como tal es a su vez valioso): la superficialidad de los estados emocionales sensibles manifiestan la escasa densidad del valor hednico, mientras que la profundidad y estabilidad de los estados afectivos espirituales nos hablan de la altura y densidad de los valores espirituales. Por ltimo, conviene observar que Scheler no ignora la posibilidad del error. No es la conciencia un orculo infalible; puede no ver bien, y de hecho sucede esto con mucha frecuencia. El fenomenlogo seala la causa principal de estos engaos donde siempre la ha visto la filosofa moral, de paso que advierte contra lo que algunos pretenden que esto no dice nada en favor del relativismo. Entre las razones que llevaron a la teora de la subjetividad de los valores morales ocupa el primer lugar el hecho de que es ms difcil conocer y juzgar valores objetivos que cualesquiera otros contenidos objetivos. Ms difcil en el sentido de que se han de superar aqu un nmero mayor de motivos de engao y ms fuertes que en el caso de cualquier otro conocimiento terico. No, pues, porque los valores fueran smbolos de los intereses y de su lucha, sino porque ya la experiencia de esos valores supone una lucha ms dura frente a nuestros intereses, y es mucho ms rara la lucha victoriosa que en el caso de otro conocimiento, y se llega con ms facilidad a confundir lo que nos sugieren nuestros intereses con el contenido del conocimiento objetivo de los valores. La razn consiste en que nuestro conocimiento de los valores morales est en conjuncin ms inmediata con nuestra vida volitiva que nuestro conocimiento terico [GW II, 321]. Adems, en su escrito El Resentimiento en la Moral nos ha legado Scheler un lcido anlisis de cmo una vivencia afectiva envenena y distorsiona de raz la intuicin moral. Por lo dems, Scheler entiende que esos errores o engaos estimativos son la causa del mal moral, lo que admite como una modalidad no intelectualista del principio socrtico. b) La vida tendencial Otro mbito de la relacin humana con los valores es el tender a ellos. Piensa Scheler que ese es nuestro modo de vivir. Vivimos persiguiendo unos valores (recurdese, siempre encarnados en bienes) y huyendo de otros. Pero tender tiene en Scheler un sentido que conviene aclarar. Como otros fenomenlogos, este autor concibe la vida tendencial de modo muy ancho, de la cual una clase es el querer voluntario. Este slo se da cuando se procura activa y personalmente la realizacin de algo, que llamamos fin de la voluntad. Fines del querer o de la voluntad nicamente pueden ser, entonces, bienes: cosas valiosas que pueden ser realizadas. Slo impropiamente, por consiguiente, suele decirse que queremos valores. Mas se trata de una imprecisin en cierto modo justificada, porque delata que nuestro querer, aunque no tenga por objeto directo los valores, se gua y orienta por ellos. Lo que s acontece es que tendemos a valores; ms precisamente, que vivimos tendencias con direccin de valor. Y precisamente esas tendencias a valores rigen y determinan los actos de querer referidos a bienes. Dicho de otra manera, bajo el querer bienes hay un tender ms genrico a valores. Con ello Scheler termina dibujando una novedosa teora de la accin, lo que le sirve para criticar la tica utilitarista. El filsofo comprende la accin humana como un movimiento desde lo que llama

disposicin de nimo (Gesinnung) hasta la ejecucin concreta. Esa disposicin es una tendencia con direccin de valor (uno de los tipos de tendencia que describe). Una tendencia que, venciendo resistencias internas y externas, se vive como un poder referido a valores poder que es virtud, y que al encontrar un componente representativo donde encarnarse se configura como volicin ya de un fin concreto. De esta forma, al concebir el inicio y motor de la accin en la disposicin de nimo tendiendo a valores, se opone a toda explicacin del obrar que cargue la motivacin en la realidad de los fines, tal como piensa la tica de fines utilitarista. Y de esta suerte aparece, adems, el criterio moral en toda su hondura: Lejos de que la distincin de valor moral ms honda que existe entre los hombres consista en lo que ellos eligen como fines, consiste, por el contrario, en las materias de valor y en las relaciones de estructura que esas materias encierran (), materias y relaciones entre las que nicamente han de elegir y proponerse fines los hombres, y que, por consiguiente, indican el margen posible de accin para aquella proposicin de fines. Claro est que no es buena moralmente, de un modo inmediato, la inclinacin ni la tendencia o la aspiracin, sino nicamente el acto voluntario en el que elegimos el valor de entre todos los valores que nos estn dados en las apeticiones. Pero ya en las apeticiones mismas ese valor es el valor ms alto, y esa su altura no nace de su relacin con el querer. Nuestro querer es bueno si es que elige el valor ms alto radicante en las inclinaciones [GW II, 62]. Si se unen ahora varios elementos del discurso scheleriano se comprender bien la crtica igualmente original la que resta por mencionar a la tica eudemonista. Scheler entiende por esta ltima filosofa moral aquella que hace de la felicidad el fin del obrar humano bueno. Hay que advertir que, como suceda en el anlisis de la tica de bienes y fines, Scheler no distingue entre el eudemonismo clsico y el eudemonismo hedonista moderno, cuyas respectivas ideas de la felicidad difieren. Con lo cual, el logro de la crtica se circunscribe al planteamiento moderno, pero el anlisis no deja por ello de ser agudo e instructivo. Conforme al eudemonismo moderno, entonces, la felicidad o bienaventuranza consiste en un estado sentimental que se pretende como consecuencia de una conducta. Ahora bien, segn el fenomenlogo, todo estado sentimental es fruto del contacto con un valor, y ello como sabemos segn una relacin de proporcionalidad entre la profundidad del estado y la altura del valor. Por tanto, la felicidad no puede ser efecto de la accin, sino el hondo eco afectivo del vivir los valores ms altos. La felicidad no puede perseguirse como fin; es un regalo de la familiaridad con la cima axiolgica. Scheler da entonces un paso ms, y para comprender su tesis hay que recordar que la accin presupone la tendencia a valores, y esta a su vez la aprehensin de los mismos con el correspondiente estado sentimental (que cuando los valores son los ms altos se trata de la felicidad). De lo cual resulta que la felicidad no slo no es fin de la accin buena, ni tampoco es slo un don que con ella recibimos, sino que es ms bien su fuente. No es que se llegue a la felicidad por la conducta buena, sino que nicamente la persona feliz puede tener una buena voluntad, y nicamente la persona desesperada tiene que ser tambin mala en el querer y en el obrar. () Toda direccin buena de la voluntad tiene su nacimiento en una superabundancia de sentimientos positivos del estrato ms profundo [GW II, 350]. c) El amor Pero con esto no acaba todo, pues Scheler vuelve a descubrir otro plano emocional ms hondo. Se trata de una vivencia que subyace incluso al tender y al sentir, que viene a ser la mdula de la esencia humana: el amor. Antes de ens cogitans o de ens volens es el hombre un ens amans [GW X, 356]. El amor es un fenmeno originario, no un simple conglomerado de estados afectivos en los que se asocian tendencias o impulsos: Todo intento de reducir el amor y el odio a un complejo de sentimientos y tendencias yerra el golpe [GW VII, 150]. Scheler no lleg a dejarnos una investigacin sobre la primordialidad del amor. Lo ms cercano a ello es su opsculo Amor y conocimiento y sus reflexiones en Esencia y formas de la simpata. Esta obra era parte del ambicioso proyecto de una serie de estudios titulada Las leyes del sentido de la vida emocional. Adems del mencionado sobre la simpata, esto es, sobre la comprensin de las vivencias ajenas, Scheler escribi brevemente sobre el sufrimiento, mostrando que puede vivirse espiritualmente de diversos modos en diferentes estratos sentimentales, y ms por extenso sobre el pudor, que lo entiende como un sentimiento de proteccin del valor individual

de la persona frente a la generalidad impersonal del dinamismo vital. Pero volvamos al amor, la vivencia emocional sin duda ms importante. Scheler defiende la peculiaridad del amor contra cualquier reduccin naturalista, especialmente la llevada a cabo por Freud. La definicin del amor ms completa que el autor ofrece es la siguiente: El amor es el movimiento en el que todo objeto concretamente individual que porta valores llega a los valores ms altos posibles para l con arreglo a su determinacin ideal; o en el que alcanza su esencia axiolgica ideal, la que le es peculiar [GW VII, 164]. Tres elementos pueden distinguirse aqu. Primero, el amor es un movimiento; esto es, un acto espontneo, no un estado pasivo o disfrute meramente subjetivo. Segundo, se dirige a un objeto individual valioso; lo cual excluye el amor a idealidades abstractas (incluidos los valores mismos o la humanidad en general). Tercero, la dinmica del amor se dirige a valores ms altos, que no supongan violentar la naturaleza del objeto amado, sino que le pertenezcan de una manera peculiar, segn su esencia ideal. Esto ltimo entraa varias tesis importantes que desembocan en su pensamiento moral. Por un lado, el amor aparece como descubridor de unos valores y una esencia ideal de lo amado. Scheler se opone a la manida idea del amor ciego; todo lo contrario, el amor ve ms, descubre (desde luego no crea), lo valioso en el objeto. Este acto juega ms bien el papel de autntico descubridor en nuestra aprehensin del valor y solamente l representa ese papel; y, por as decir, representa un movimiento en cuyo proceso irradian y se iluminan para el ser respectivo nuevos y ms altos valores que hasta entonces desconoca totalmente [GW II, 267]. En general, el amor ensancha (o reduce) la capacidad de sentir del hombre, y su naturaleza dinmica lo convierte en motor de su vida tendencial. Ms an, Scheler llega a caracterizar el amor y el odio como los actos que fundan todos los otros actos por los cuales nuestro espritu puede aprehender un objeto posible [GW VI, 95-96]. Por otro lado, en todo posible objeto de amor puede dibujarse entonces una esencia ideal valiosa, y portadora, como valiosa, de un deber-ser ideal. Tal esencia ideal axiolgica a la que se tiende la vive especialmente la persona humana, por tratarse del ser ms dinmico y activo (como se ver en su doctrina antropolgica). El mbito de la persona (el definitivo para la moral) se eleva sobre otros objetos y formas de amor. Para Scheler el amor se presenta bajo tres formas de existencia: el amor espiritual de la persona, el amor anmico del yo individual y el amor vital o pasional. El primero es el propio de la persona, y el nico que a otra persona puede propiamente dirigirse. Por consiguiente, ese amor personal descubrir, en uno mismo y en otros, la idea de persona que todo ser humano tiene ante s, sea ms o menos consciente de ello, que responde a sus ntimas aspiraciones y que se dibuja como ideal normativo. Adems, lo ms determinante de la persona sea la que de hecho vive, sea la que idealmente invita a ser vivida es precisamente su amor, su modo de amar. Modo cuya esencia viene definida por dos coordenadas: la anchura del espectro axiolgico de lo amado, y las relaciones segn de preferibilidad que entraa. A ese modo de amar Scheler lo llamar, con la expresin agustiniana, ordo amoris: Quien posee el ordo amoris de un hombre posee al hombre. Posee respecto de este hombre, como sujeto moral, algo como la frmula cristalina para el cristal [GW X, 348].

5. La tica como seguimiento Segn se dijo, la obra mayor de Scheler est dedicada a la tica. Tambin se advirti que el comienzo y buena parte de ella se ocupa de establecer los fundamentos y de abrirse paso frente a las doctrinas heredadas de la tradicin filosfica. De manera que es slo al final cuando esboza su concepcin de la tica propiamente dicha, es decir, como ideal y tarea morales. Para hacer comprensible su propuesta, el fenomenlogo ha de sacar a la luz, adems, una nueva idea de persona. Sin embargo, puede describirse el ncleo de su tica con la definicin de persona como ordo amoris (dejando para despus la exposicin ms detallada de su antropologa).

Pues bien, la mdula de la idea scheleriana de la vida moral puede resumirse con las siguientes palabras: La relacin vivida en que est la persona con el contenido de personalidad de prototipo es elseguimiento, fundado en el amor a ese contenido en la formacin de su ser moral personal [GW II, 560]. Los elementos que aparecen en esta formulacin constituyen los parmetros de la doctrina tica de Scheler, comprensibles a la luz de lo visto antes. El ideal moral de cada uno estriba en llegar a ser la persona moral ideal, o prototipo axiolgico (llamada tambin, en Ordo amoris, determinacin individual), a que se descubre destinado; y esa transformacin del propio ser moral se lleva a cabo por virtud del amor a dicha persona ideal. Amor que al identificarse con el modo de vivir y actuar de esa persona se llama seguimiento. Dos son las claves de esta doctrina del seguimiento. Una primera, la tesis segn la cual a cada persona corresponde un ideal personal. Si recordamos que la persona es fundamentalmente un ordo amoris, una estructura de preferencias axiolgicamente cualificadas, se comprender que ese ideal, modelo o prototipo, personal lo defina su autor como sigue: el prototipo es, si atendemos a su contenido, una consistencia estructurada de valores con la unidad de forma de una persona; una esencia estructurada de valor en forma personal [GW II, 564]. Y de la misma manera que a todo valor pertenece una exigencia o reclamo, un deber-ser ideal, dicha esencia de valor contiene el carcter de deber-ser en relacin a aquel a quien corresponde ese modelo: y, si atendemos al carcter prototpico del contenido, es la unidad de una exigencia de deber-serfundada en ese contenido [ibidem]. De esta manera, el sujeto moral ve perfilarse ante s no slo los deberes generales comunes a todos los hombres, que segn Scheler se engendran de la jerarqua universal de los valores; sino tambin unos deberes individuales que le ataen y apelan de modo nico e intransferible. Lo primero da sentido a la convocatoria tica general; lo segundo a la vocacin personal que descubre la conciencia. Por otra parte, como gua en la bsqueda del propio ideal, Scheler propone unos modelos tipo dentro de los cuales, como en el seno de una estructura apririca de personas axiolgicas, pueda darse todo modelo posible. Esos tipos son: el genio, el hroe y el santo. La segunda clave consiste en el modo como acontece ese proceso de transformacin moral. Si la raz de la persona moral es su ordo amoris que viene a ser aquella disposicin de nimo que animaba toda accin, esto es, si la persona consiste en amar de cierta manera, su transformacin podr tener lugar variando esa manera segn el modelo ideal. Ahora bien, nicamente podremos percibir (sentir) cmo ama realmente ese ideal de persona si lo vemos encarnado, aun parcialmente, en personas reales. Es decir, anlogamente a como es necesaria una cierta base de bienes para intuir valores, es tambin preciso que nos salgan al paso personas reales en las que intuyamos nuestro peculiar prototipo (o algn aspecto de l). Esas personas se nos aparecen, entonces, como ejemplares prototpicos (en el marco de los tipos apriricos): Este cambio y mudanza en la disposicin de nimo se realiza primariamente merced a un cambio de la direccin del amor en el convivir el amor del ejemplar prototpico [GW II, 566]. A estos ejemplares no se debe tanto imitar externamente cuanto seguir internamente. El nervio del discurso de Scheler viene a ser, por tanto, que bajo la realizacin de acciones concretas vive un querer ms general (mas no amorfo); que bajo la obediencia a mandatos recibidos de una voluntad lo decisivo y autnticamente moral reside en la conformacin del querer propio con el de esa voluntad buena. Lo que no excluye al contrario, lo posibilita y fundamenta el valor moral de la obediencia, toda vez que, careciendo de una intuicin adecuada de la bondad de lo mandado, la tengamos en cambio clara respecto a la voluntad de quien ordena. Sin embargo, aunque Scheler describe la tarea moral de la manera expuesta, en ocasiones la insistencia en la originariedad y consistencia de la disposicin moral suscita la duda acerca de su posible modificacin. Puede decirse que esta es una de las cuestiones que quedan abiertas en Scheler; tambin segn algunos estudiosos desde la perspectiva de la relacin de la fenomenologa de la accin de la persona con la ontologa de la misma.

6. Antropologa: del personalismo testa al dualismo pantesta El pensamiento antropolgico de Scheler no fue homogneo. En concreto, se suelen distinguir dos pocas, cuyo punto de inflexin se sita en 1922, donde es clara una variacin de posicin intelectual y de actitud religiosa. La discusin en torno a las razones de ese cambio, e incluso si se trata de una verdadera mutacin o ms bien de un desarrollo coherente, permanece an abierta. Desde luego, no puede negarse la diferencia; por ejemplo en 1926, en el prlogo a la 3 edicin de su tica (de cuyo contenido sin embargo no se desdice), escribe: Es bien notorio el hecho de que el autor no slo ha desarrollado con notable amplitud su punto de vista en ciertas cuestiones supremas de la Metafsica y filosofa de la religin, a partir de la publicacin de la segunda edicin del presente libro, sino que tambin ha variado en una cuestin tan esencial como es la Metafsica del ser uno y absoluto, hasta el punto que ya no puede llamarse a s mismo testa. () Por lo dems, las variaciones de las ideas metafsicas del autor no desembocan en variaciones de su filosofa del espritu ni de los correlatos objetivos de los actos espirituales, sino en variaciones y ampliaciones de su filosofa de la Naturaleza y de su Antropologa [GW II, 17]. a) Etapa fenomenolgica En la primera etapa, llamada fenomenolgica, que abarca casi toda su produccin y cuya preocupacin es moral, el punto focal y clave de bveda del pensamiento de Scheler es la persona, como la doctrina del seguimiento hace patente. Por ello, no extraa que el subttulo de tica rece: Nuevo ensayo de fundamentacin de un personalismo tico. Y descansa esa doctrina moral en la persona como sujeto libre y unitario. Libre porque se comprende a s mismo como autor responsable de su propia aventura moral. Con una libertad que es comprensible por motivos, no explicable por causas. Y unitario porque, aunque encuentra en s tendencias contrapuestas, posee la energa suficiente para poder (o al menos intentar) dominar y encauzar las diversas dimensiones de su ser. Adems, la tesis de que cada persona posee una determinacin individual, un prototipo ideal personal, subraya la individualidad irrepetible de cada ser humano. De cuya supervivencia tras la muerte, por lo dems, tampoco duda, como sostiene en Muerte y supervivencia. Por otra parte, se trata de una individualidad que no excluye la honda consideracin de lo colectivo o social, como muestra bien la importancia y riqueza con que el autor concibe la nocin de solidaridad y de persona colectiva y social. Este modelo antropolgico se ve reforzado por un tesmo igualmente personal. Las reflexiones en torno a lo divino y a Dios, recogidas en De lo eterno en el hombre, constituyen la base de una autntica Filosofa de la religin. All se sientan las bases (y se promete un desarrollo que nunca lleg) de cuestiones como la esencia de la religin y de la esfera de lo divino, los modos de fundar verdades ltimas, el puesto de la religin en la estructura total de la razn humana, las leyes del origen de toda religin autntica o la estructura y orden de las fuentes de los actos religiosos. Las lneas de fuerza del pensamiento de Scheler en este terreno y poca son: el origen de la reflexin en la experiencia esencial de lo divino (sin que esto implique subjetivismo), la religin como un saber propio, originario e irreductible, la religin como necesidad esencial del espritu humano y la concepcin de Dios como un Ser personal. Sin embargo, no todo es claridad en esta concepcin antropolgica de Scheler. Oscuridad que es el precio que termina pagando por buscar una nueva idea de persona. A Scheler le parecan estrechos los moldes antropolgicos tradicionales: el actualismo y el sustancialismo. Al ser la persona fundamentalmente amor, y al apuntar la tarea tica a transformar el propio modo de amar, Scheler busca sortear esas dos posturas. La primera, abanderada por el asociacionismo, que concibe al ser humano como haz de actos, no deja lugar a la identidad del sujeto moral; la segunda, que l ve en quienes entienden la persona como sustancia, impide su transformacin radical. Por ello, en tica ofrece la siguiente definicin: la persona es la unidad de ser concreta y esencial de actos de la esencia ms diversa [GW II, 382].

Unidad e identidad no sustancial, sino un alguien que vive nicamente en la realizacin de sus actos: tal es el difcil equilibrio de Scheler. Posicin criticada por algunos como imposible y por otros como innecesaria, por suponer una injusta visin del sustancialismo. Esto ltimo parece desde luego claro; por ejemplo, cuando dice: En cuanto que esa teora actualista de la persona niega que la persona sea una cosa o una sustancia que realiza actos en el sentido de una causalidad sustancial, tiene, desde luego, toda la razn. () la persona existe y se vive nicamente como ser realizador de actos, y de ningn modo se halla tras de stos, o sobre ellos, ni es tampoco algo que, como un punto en reposo, estuviera por cima de la realizacin y el curso de sus actos [GW II, 384]. Hasta tal punto la persona es y vive en sus actos, que esa actualidad le es esencial. Por eso, es de la esencia de la persona no poder tornarse nunca objeto de un acto de reflexin. Y con ello distingue la persona espiritual no objetivable, s amable del yo estudiado por la Psicologa. Adems, advierte que la actividad espiritual de la persona no es slo la intelectual, sino tambin y de no menor rango la afectiva y amorosa. El esfuerzo del fenomenlogo, ms o menos acertado, es comprender la persona como autor de su propia aventura y esencia morales. En esta etapa la consideracin ontolgica era secundaria. b) Etapa posterior Otra cosa sucede, en cambio, a partir de 1922, en la llamada segunda poca de este autor. El fruto de lo ahora pensado lo constituye El puesto del hombre en el cosmos. Aqu su preocupacin es ya ontolgica. Scheler trata ahora de encontrar una idea unitaria del ser humano, as como situarle en el mapa ontolgico. Y las claves del resultado pueden expresarse en cuatro puntos: el autor mantiene la concepcin dinmica del hombre; un dinamismo que se percibe en diversos niveles funcionales y ontolgicos irreductibles; esos niveles o estratos no logran verse integrados unitariamente, y el hombre termina apareciendo como un punto de encuentro entre los dinamismos espiritual y vital; por ltimo, la actividad espiritual viene a identificarse con lo divino como una aparicin o manifestacin suya, e incluso ese espritu y la vida acaban por verse como atributos del Ser originario. Como es de esperar, esta posicin de Scheler ha sido objeto de abundante literatura crtica. Y segn una opinin muy extendida, le ha valido el ttulo de pionero de la Antropologa filosfica como ciencia propia. De entrada, dos son los mritos fundamentales que este escrito exhibe y con los cuales se ha granjeado semejante reconocimiento. Primero, que Scheler intenta en l hacerse una idea del hombre desde todas las perspectivas de su complejo ser y actividad, es decir, contando con todas las ciencias que a lo humano ataen (desde las modernas Biologa y Psicologa hasta la Teora del conocimiento y la Metafsica). Segundo, que no se interesa menos por el vivir y obrar humanos que por su ser y esencia. Segn Scheler, a comienzos del siglo XX la perplejidad haba hecho presa de quienes se preguntaban por el ser humano. Convivan en el medio cultural tres ideas del hombre sostenidas con igual conviccin, y sin embargo distintas y hasta incompatibles entre s. Se pensaba el hombre como animal racional, segn la herencia filosfica griega; como hijo de Dios llamado a salvarse al fin de los tiempos, segn la tradicin cristiana; y como el eslabn ms evolucionado del reino animal, segn la moderna ciencia. El reto consiste en unificar esas concepciones respetando su verdad, sin reducir el hombre a ninguno de los extremos. Con ese objetivo, Scheler comienza describiendo al ser humano como un ser vivo. Ya desde sus primeros escritos la vida es entendida como una realidad originaria e irreductible, no como un mero mecanismo fsico-qumico al que un alma vivificara. Segn l, Descartes se equivocaba cuando estableca la dualidad humana en la distincin cuerpo-alma, fsico-anmico. Adems, basndose en ciertos contactos inconscientes entre seres vivos, Scheler llega a afirmar la vida como realidad supraindividual (en la 2 edicin de Esencia y formas de la simpata, de 1922), al introducir la unificacin afectiva como nueva forma de simpata. Esa vida se manifiesta en diversos grados, que se dan en el hombre como en un microcosmos. El primer grado es el impulso afectivo, que no es sino el primitivo vigor de crecimiento y reproduccin; es la forma propia de los vegetales. El segundo es la vitalidad del reino animal: el instinto. A continuacin, Scheler distingue el grado superior de la memoria asociativa, que consiste en la capacidad de retener

experiencias y que lleva a repetir los actos exitosos, generndose un hbito. Y la forma superior de la vida es lo que llama inteligencia prctica, mediante la cual el ser vivo innova soluciones tcnicas ante situaciones inditas, capacidad que se da tanto en el hombre como en los mamferos superiores. Pero el ser humano posee, adems de todos los grados de la vida, un principio del todo distinto: el espritu, un principio superior e irreductible a la vida. He aqu la autntica dualidad humana: As pues, no es lo fsico y lo anmico, ni el cuerpo y el alma, ni el cerebro y el alma, lo que constituye una anttesis ntica en el hombre, y que tambin subjetivamente es vivida como tal, es de un orden muy superior y mucho ms profundo: es la anttesis de espritu y vida [GW IX, 62]. Hecho que se pone de manifiesto al constatar que el espritu es capaz de objetivar las cosas. Es decir, puede desvincularse de su inters vital hacia las cosas de su derredor; puede mirarlas no como cosas para m sino en s: es capaz de idear. El espritu supera as la vida, sus leyes y su medio (o entorno). Hasta es capaz de oponerse a todo esto, de decir que no a lo vital, de hacer del hombre un asceta de la vida [GW IX, 44]. De manera que el ser humano, merced a su espritu, puede vivir de otra modo y en otra esfera que la vital. La vida animal tiene un entorno, la actividad espiritual tiene mundo: en esta independencia se funda su libertad. Un ser espiritual ya no est, pues, ligado al impulso y al medio, es un ser libre respecto del medio y as queremos llamarlo nosotros abierto al mundo: este ser tiene mundo [GW IX, 32]. A continuacin Scheler sostiene una tesis sorprendente: el espritu carece de la fuerza y energa necesarias para obrar. Esa energa toda energa procede del impulso vital. Se trata de un proceso con dos caras: el impulso vital se espiritualiza sublimndose (aunque no al modo freudiano) y el espritu opera en la realidad vivificndose. Pero Scheler no piensa en un nuevo naturalismo o vitalismo, porque los principios vital y espiritual siguen siendo diferentes. Parece que otra vez busca un equilibrio antropolgico, esta vez entre el naturalismo y el idealismo, teniendo ms a la vista el actuar y el devenir que sus principios. Por eso, la mutua dependencia se refiere a la actividad, no al ser: Estos dos principios, vida y espritu, pese a ser tan distintos en lo tocante a su esencia, en el hombre dependen uno del otro: el espritu idea la vida, pero slo la vida puede poner en actividad y hacer realidad el espritu, desde el ms simple de sus actos hasta la produccin de una obra a la que atribuimos un significado espiritual [GW IX, 62]. Adems, al latir en esta poca la preocupacin ontolgica por el fundamento, tanto del hombre como del cosmos, identifica el principio espiritual con lo divino, extendiendo aquel proceso al entero cosmos. Ms an, Scheler termina hablando de un fundamento nico del que espritu y vida seran manifestaciones que se dan cita justo en el hombre: Para nosotros la relacin fundamental del hombre con el fundamento del mundo estriba en que en el hombre que, como tal, en tanto que ser vivo y en tanto que espritu, es tan slo un centro parcial del espritu y del impulso del ser-por-s este fundamento se aprehende y realiza de forma inmediata. Se trata de la vieja idea de Spinoza, de Hegel y de otros muchos: el Ser originario adquiere conciencia de s mismo en el hombre, en el mismo acto en el que ste se reconoce fundado en l. Nosotros tan slo hemos de reformular esta idea, hasta ahora expresada en trminos excesivamente intelectualistas: este saberse-fundado es slo unaconsecuencia de la implicacin activa del centro de nuestro ser en favor de la exigencia ideal de la deitas y del intento de realizarla, y en esta realizacin contribuir a engendrar el Dios deviniente desde el fundamento originario en tanto que compenetracin creciente de impulso y espritu. El lugar de esta autorrealizacin o, digmoslo as, de esta autodivinizacin que busca el Serque-es-por-s y por mor de la cual ste acept la historia del mundo, este lugar es precisamente el hombre, el yo y el corazn humanos [GW IX, 70]. Lgicamente, esta nueva visin conlleva una Filosofa de la religin radicalmente distinta a la sostenida antes. Ya no hay tesmo, sino pantesmo (Scheler prefiere decir panentesmo); ni autonoma de la religin, sino un gnosticismo donde se funden el saber filosfico y el saber de salvacin.

Ahora bien, esta postura final desemboca en ms preguntas que respuestas, y aleja a su autor del primitivo espritu fenomenolgico. La filosofa de Scheler pervive as como un pensamiento tan sugerente y fecundo como problemtico e inconcluso.

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