PAREJA
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PAREJA
Ania y Carlos son una pareja de 38 y 40 años, respectivamente. Es Ania quien llama para sacar
la cita, comentando que quiere que su hijo, Luis, de 15 años, venga a sesiones de terapia. Sin
embargo, dice que quiere que a la primera sesión vengan su esposo y ella, pues quieren hablar
de los problemas que está teniendo Luis.
Ania y Carlos cuentan que hace ya dos años Luis está teniendo dificultades académicas en la
escuela. Siempre tuvo muy buen desempeño escolar, pero en los últimos años empezó a bajar
sus notas y a mostrarse sumamente ansioso. Antes de los exámenes no duerme bien, se levanta
cansado y a veces, también, con fuertes dolores de cabeza. Hace unas semanas incluso tuvieron
que llevarlo a la clínica de emergencia, porque cuando se levantó en la mañana le dolía el pecho,
no podía respirar bien y se asustó mucho, ya que creía que estaba teniendo un ataque al
corazón. Cuando el médico lo examinó, nos explicó que tales reacciones eran producto de la
ansiedad.
Ania cuenta que también ha notado que Luis sale cada vez menos con sus amigos, quedándose
en casa frente a la computadora o la televisión. Al respecto, comenta: ¨A su edad tendría que
estarse divirtiendo. Me preocupa que se la pase frente a algún aparato, en vez de salir con
amigos y chicas. Cuando mis amigas me cuentan que sus hijos de la misma edad salen y que
tienen problemas con ellos porque toman, yo me pongo a pensar que ¡ya quisiera que sus
problemas fueran por ahí!¨, porque al menos significaría que hace lo que los demás chicos
normales hacen¨.
Carlos no está totalmente de acuerdo, pues considera que su hijo tiene otros intereses, que van
más allá de la vida social y de los deportes, muy comunes a esa edad. Cree que su hijo se parece
mucho a él a esa edad y constantemente plantea que lo que más le preocupa es que Luis esté
tan ansioso y que no logre tener un mejor desempeño académico. Carlos dice: ¨Luis es un
intelectual, como yo. Además, le encanta la música y toca varios instrumentos. Se la pasa en la
computadora porque baja música y se la pasa investigando sobre diferentes temas. Yo a esa
edad era bien parecido. Disfrutaba aprendiendo y estudiando sobre diferentes temas. Por eso
me fue muy bien en el colegio y en la universidad. Lo que me preocupa de Luis es que es brillante,
pero no logra llevar esa inteligencia a los cursos del colegio. Me preocupa que la ansiedad lo
traicione y que su potencial se vea desaprovechado.¨
Carlos comenta que ha intentado ayudarlo, ya que tiene una relación bastante cercana con Luis
y, además, cree que puede entenderlo mejor que su madre. Ania confirma lo anterior y refiere
que cree que Carlos ha hecho todo lo que ha podido por ayudar a su hijo con las tareas. Carlos
cuenta que: ¨Todas las semanas me siento con él a hacer las tareas que le cuesta terminar. Me
puedo pasar tres horas con él, resolviendo ejercicios de matemáticas, por ejemplo. Luis se queda
impresionado de que sepa resolver hasta el ejercicio más complicado que le dejan. Siempre le
cuento que desde el colegio me fascinaron los números y que por eso decidí estudiar ingeniería
industrial. Como me encantaban, estudiaba feliz de la vida y me iba de lo mejor. ¡Hasta me saqué
una beca en la universidad por tener un promedio ponderado destacado! A veces conversamos
de la universidad y de lo importante que es que se ponga las pilas desde ya, porque la vida
profesional es muy competitiva. Él está de acuerdo y quiere sacarse mejores notas, pero dice
que se pone demasiado nervioso en los exámenes y que se bloquea.¨
Carlos y Ania creen que puede ser que a su hijo le falte confianza, ya que su profesor les ha dicho
que no suele participar en clase y que cuando le piden que salga a la pizarra, suele contestar que
no sabe la respuesta, aunque la haya resuelto en su cuaderno. Les parece extraño que no tenga
confianza, ya que suelen recalcarle lo inteligente que es y decirle: ¨Eres un chico especial. Tienes
todo el potencial del mundo y no puedes desaprovecharlo.¨ Además, Ania le dice: ¨Tú eres
inteligente, como tu papá, ya verás que llegarás muy lejos y todas las chicas se morirán por ti.
Ahorita quizá les gusten los que juegan bien fútbol o son deportistas, pero cuando seas más
grande verás que a las chicas les gustan los inteligente, como tú.¨
Ania y Carlos cuentan que se llevan bastante bien como pareja, a pesar de que son muy
diferentes. Comentan que algunas personas se sorprenden de lo distintos que son, pero que
ellos se enamoraron justamente por la forma cómo sus personalidades e intereses se
complementan. Cuando se les pregunta si han tenido dificultades por ello, Ania, que es bastante
extrovertida y expresiva, refiere que: ¨A veces discutimos porque yo quiero salir con nuestros
amigos y hacer diferentes planes y Carlos prefiere quedarse leyendo. Él dice que no le interesa
hacer vida social con la gente ¨superficial¨ de Lima y a mí me revienta que diga eso, porque,
¡¡son nuestros amigos de toda la vida!! Además, se las da de súper intelectual e interesante y
critica a todo el mundo que no sea como él. A veces critica cosas que tienen que ver conmigo,
aunque no lo hace directamente. Cuando critica a mis amigos, indirectamente, ¡me está
criticando a mí! Confieso que a veces ahí pierdo la paciencia y le puedo terminar diciendo cosas
que no siento de verdad.¨ Cuando se indaga sobre esta cuestión, Carlos dice que: ¨A veces Ania
puede ser bien impulsiva. Me ha llegado a decir hasta que soy ¨raro¨ o ¨desadaptado¨, y a
culparme de que mi hijo sea así de retraído. Creo que cree que es mi culpa que Luis no tenga
muchos amigos, porque siempre ha visto que yo no salgo mucho y ha aprendido a disfrutar de
otras cosas. A mí me parece muy bien que tenga otros intereses y que no se la pase preocupado
por cuestiones mundanas sin importancia, como si ir a una fiesta o a otra, o si llamar o no a una
chica. Los chicos de hoy son bastante superficiales, pero mi hijo no es así.¨
Ania y Carlos admiten que algunas veces Luis ha sido testigo de comentarios como estos. La
última vez, la pareja cuenta que se dio una situación algo difícil de manejar, mientras Carlos
estaba ayudando a Luis a hacer sus tareas.
Carlos: ¨Este ejercicio es fácil en verdad. Si tratas de nuevo te darás cuenta. Mira cómo yo lo
hago (…).¨
Ania, acercándose: ¨Ya, Carlos, déjalo. Ha quedado con Juan José en ir a su cumpleaños y no
debería llegar tarde.¨
Carlos: ¨Esto es más importante. Tiene que aprender a ser estos ejercicios de una buena vez, si
no, no le irá bien en los exámenes finales. Tú no lo entiendes, pero tienes que saber que si en
matemáticas te atrasas, arrastras ese atraso hasta el final, ¡y ya estamos atrasados!¨.
Ania: ¨Tú siempre obsesionado con lo mismo. Deja al chico irse a jugar con sus amigos. Ya es la
hora de la invitación y aún tenemos que recorrer media ciudad. Es importante que Luis se
divierta y salga con sus amigos. ¡A su edad eso es lo más importante!¨
Carlos, en voz alta: ¨Luis, ¡¡concéntrate!! Resuelve este ejercicio, ayer te enseñé cómo hacerlo.
Se te hará fácil, ¡prueba!¨
Ania: ¨Cómo odio que seas tan desadaptado, Carlos. Luis merece ser normal, no un ¨rarito¨
¡¡cómo tú!!¨
Luis se para con fuerza, cierra el libro abruptamente, tira el lápiz y se va a su cuarto, cerrando la
puerta detrás suyo.