6-6558 La Herencia Afín y Las Familias Ensambladas Un Análisis Desde La Perspectiva Constitucional Peruana
6-6558 La Herencia Afín y Las Familias Ensambladas Un Análisis Desde La Perspectiva Constitucional Peruana
6-6558 La Herencia Afín y Las Familias Ensambladas Un Análisis Desde La Perspectiva Constitucional Peruana
Resumen
Fecha correspondencia: La familia es una de las instituciones más básicas de la sociedad,
Recibido: mayo 20 de 2021.
Revisado: mayo 18 de 2022. que ha evolucionado a lo largo de los años, dejando atrás los
Aceptado: marzo 22 de 2022. conceptos tradicionales que la inspiraban. Ello ha permitido, por
Forma de citar: ejemplo, el reconocimiento de las estirpes ensambladas en
Del Valle, Jorge Enrique. “Las nuestro ordenamiento jurídico. El Tribunal Constitucional del
familias ensambladas y el tribunal Perú les ha afirmado a los integrantes de estos linajes una serie
constitucional peruano: ¿Es
idónea su doctrina jurisprudencial
de derechos y deberes en vida, al amparo del derecho a igualdad
para reconocer a padres e hijos y no discriminación. Sin embargo, omite pronunciarse en lo que
afines como herederos?” En: se refiere al derecho a la herencia. Nos proponemos analizar si
Revista CES Derecho. Vol. 13,
No. 1, enero a abril de 2022,
sus razonamientos hasta el momento son idóneos, desde una
p. 90-110. https://dx.doi.org/ perspectiva constitucional e internacional, para extender su
10.21615/cesder.6558 protección a los derechos patrimoniales del plano inter vivos al
mortis causa y así suplir el vacío normativo existente en lo que se
Open access refiere a la institución materia de esta investigación;
© Derecho de autor concretamente, en el ámbito hereditario en la relación padre-hijo
Licencia creative commons
Ética de publicaciones afín.
Revisión por pares
Gestión por Open Journal System Palabras clave: familias ensambladas; Tribunal Constitucional del
DOI: 10.21615/cesder.6558
ISSNe 2145-7719
Perú; padre e hijo afín; parentesco socio afectivo; derecho a la
herencia; igualdad y no discriminación.
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Del Valle, Jorge Enrique.
Abstract
Publica con nosotros The family is one of the most basic institutions of society, which
has evolved over the years, leaving behind the traditional
concepts that inspired it. This xxxxxxx
has allowed, for example, the recognition of the assembled
lineages in our legal system. The Constitutional Court of Peru has affirmed to the members of
these lineages a series of rights and duties in life, under the protection of the right to equality
and non-discrimination. However, it omits to pronounce on the right to inheritance. We
propose to analyze whether its reasoning so far is suitable, from a constitutional and
international perspective, to extend its protection to the patrimonial rights from the inter vivos
plane to the mortis causa and thus fill the existing normative void with regard to the institution
that is the subject of this research; specifically, in the hereditary sphere in the parent-stepchild
relationship.
Keywords: assembled families; Peruvian Constitutional Court; parent and child related; socio-
affective kinship; right to inheritance; equality and non-discrimination.
Introducción
La familia es una de las instituciones más elementales de la vida en sociedad, a través de la cual
se forman los individuos y ciudadanos que la Nación necesita. Su importancia es tal, que su
institucionalidad ha sido reconocida inclusive en la Constitución Política del Perú vigente de
1993 -en adelante también la denominaremos Constitución- en sus artículos 4° a 6°, sin que en
ellos se haya definido qué es familia o qué atributos y características que la hacen ser tal y
funcionar en sociedad.
Asimismo, introduce y defiende el concubinato como una nueva forma de familia, definiéndolo
como la unión de un varón y una mujer, libres de impedimentos matrimoniales, que forman
“un hogar” y da lugar a una comunidad de bienes sujeta a las reglas de la sociedad de
gananciales, conforme lo regulado por ley.
En atención a la relación paternofilial señala que, los padres tienen el deber y derecho de
alimentarlos, proporcionarles educación y brindarles seguridad. Por otra parte, y como un
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La herencia afín y las familias ensambladas: un análisis desde la perspectiva constitucional peruana.
deber recíproco, los hijos tienen la obligación de respetar y asistir a sus padres en todo
momento y de atenderlos cuando las circunstancias así lo ameriten. Asimismo, prescribe que,
todos los hijos son iguales en derechos y deberes, sin distinción; prohibiendo toda anotación o
conducta que fomente o genere dicha diferenciación en los Registros Civiles, en cualquier
documento de identidad o en cualquier otro escenario, especialmente si se pretende divulgar
la información referida a naturaleza de la filiación, al estado civil de los padres, entre otros
datos.
De esta forma, ordenamiento jurídico peruano se enfrenta al reto de regular las necesidades y
exigencias de estas castas y se impone el deber de protegerlas, tutelarlas y salvaguardar su
modo de vida, garantizando derechos en igualdad de condiciones, sin establecer distinciones
de ningún tipo más que aquellas que se fundan en criterios de índole objetivo.
Para ello se han de tomar medidas que permitan el reconocimiento de derechos igualitarios o
equivalentes entre todos los linajes -matrimoniales, extramatrimoniales, monoparentales,
entre otros-, protegiendo de sobremanera a todos los hijos de la linaje, a quienes se les
considera en igualdad de condiciones, sean nacidos o no en el seno de la nueva identidad de
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Del Valle, Jorge Enrique.
este grupo social; ofreciendo una especial tutela los menores de edad, respecto de quienes se
ha de decidir conforme a su intereses y conveniencia, en concordancia con lo prescrito por el
interés superior del niño y la doctrina de la protección integral.
Pese al reconocimiento de la estirpe ensamblada y los derechos en vida que crecen en su seno
en virtud del parentesco socioafectivo, a partir de la sentencia que corre en el Expediente
Nº 09332-2006-PA/TC del 30 de noviembre de 2007, existe un vacío en el ordenamiento
jurídico nacional en lo referido a la institucionalidad de la casta afín; especialmente, sus
relaciones jurídico hereditarias entre padre e hijo afín, que tampoco el TC ha salvaguardado,
en tanto, no se ha pronunciado expresamente al respecto en ninguna sentencia.
En ese contexto, con esta investigación se pretende analizar, desde una óptica constitucional
e internacional, la idoneidad de los desarrollos del TC en la materia en aras de determinar si,
dada la ausencia de normativa en el ordenamiento jurídico peruano, es posible reconocerle a
los parientes afines el derecho a heredar entre sí, aplicando el mismo razonamiento que se
empleó para declarar ciertos derechos inter vivos en las familias ensambladas, a la luz de lo
regulado por el derecho a la igualdad y no discriminación.
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La herencia afín y las familias ensambladas: un análisis desde la perspectiva constitucional peruana.
En esa línea, algunos conceptos que la dotan de contenido son: que la convivencia es fuente
generadora de un nuevo modelo de hogar, que los concubinos hacen los deberes de los casados
sin estarlo, que todos los hijos son iguales ante la ley, que sin importar el modelo de parentela
que cada uno elige para sí, en todas ellas existen derechos y deberes morales y patrimoniales,
entre otras particularidades.
Otro expediente en donde el Tribunal Constitucional desarrolla las bases de esta institución es
el que corre bajo la denominación 02478-2008-PA/TC; en donde se introduce y analiza el
concepto que la doctrina denomina pluripaternidad jerarquizada en virtud del parentesco
socioafectivo, es decir, el derecho a llamar padre y reconocerle titularidad y plenitud de
derechos como tal a quien asume ese rol en la familia ensamblada, sin menoscabar los
derechos económicos que sobre el padre tiene el hijo legal o biológico (FJ. 3-4).
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Del Valle, Jorge Enrique.
De ellos resalta el derecho-deber de asistencia moral y económica entre padres e hijos cuando
estos no se encuentren en condiciones para afrontar las necesidades que se producen de la
vivencia en sociedad. Lo señalado no implica relevar en modo alguno los deberes jurídico-
legales que le corresponden al padre biológico en función a la naturaleza de su filiación
consanguínea con su hijo (FJ. 18, 21-22).
Un mayor avance del Tribunal Constitucional peruano -también en adelante TC- lo vemos en
los Expedientes 01204-2017-PA/TC y 01849-2017-PA/TC; en los que se enfatiza el fenómeno
social -el aumento de la disolución de matrimonios-, que está conllevando a que se produzcan
modificaciones en las estructuras familiares, lo que se traduce como una transformación social
que abre paso a la consolidación de los linajes ensamblados en nuestro país y en otras
realidades vecinas.
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La herencia afín y las familias ensambladas: un análisis desde la perspectiva constitucional peruana.
En esta misma línea, la Corte Constitucional de Colombia asume una posición similar, a partir
de los fundamentos jurídicos sexto y siguientes de la Sentencia T-292/16, obligando al Estado
colombiano a darle a esta organización social un similar tratamiento que, a otros modelos de
linaje, en lo que se refiere al reconocimiento y tutela de situaciones jurídicas activas y pasivas
entre padres e hijos afines, sin que se efectúe distinción alguna por la naturaleza de su
vinculación.
De igual forma, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en adelante también Corte IDH,
se ha pronunciado en la materia, interpretando las disposiciones referidas a la familia obrantes
en la Convención Americana sobre Derechos Humanos y otros tratados concordantes en
derechos humanos de alcance regional y universal, antes mencionados.
Los casos son los siguientes: Niñas Yean y Bosico vs República Dominicana, en donde se
desarrollan los derechos a obtener una nacionalidad por nacimiento en igualdad de
condiciones y sin discriminación por el origen –clan extranjero- en concordancia con el interés
superior del niño (FJ. 174 y 197), Gelman vs Uruguay en donde se trata conceptos, entre otros,
como la identidad de la casta (FJ. 122 a 126), Fornerón e hija vs Argentina en donde se da
contenido al derecho formar una prole (FJ. 94 a 96), Átala Riffo y niñas vs. Chile (FJ. 79 y ss. y
161 y ss.) en donde esta corte trata materias referidas a la igualdad de trato inter e
intrafamiliar, a la protección de las uniones de hecho, cepas ensambladas (hetero u
homosexual), uniparentales y de las homoparentales, el interés superior del niño, entre otros
y Artavia Murillo y otros vs Costa Rica, que desarrolla el derecho a la salud y autonomía
reproductiva (FJ. 146 a 150).
Todos estos articulados expresan una idea en común: la familia es una institución natural, sobre
la cual se funda la sociedad y, por su papel, requiere de una especial tutela jurídica por parte
de todos los actores sociales, políticos, a fin de ofrecer y garantizar un tratamiento igualitario,
sin prestar atención a la forma de vida que cada uno elige para sí. Esta tutela se puede
manifestar de forma institucional y/o a través de dispositivos normativos y jurisprudenciales.
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Del Valle, Jorge Enrique.
En el caso del Perú, evidencian que la concepción clásica o tradicional de linaje ha quedado
desfasada, haciendo necesaria la actualización de su juridificación y su interpretación frente a
las nuevas realidades que se presentan. En esa línea, se reclama una urgente actualización de
la normativa a los nuevos estándares nacionales de convencionalidad y constitucionalidad que
el Estado se ha comprometido a alcanzar –aplicando para ello los operadores jurídicos control
de convencionalidad y constitucionalidad de las normas internas del país-.
En el marco de este proceso, se reinventan los contenidos del parentesco, el cual ya no se limita
a la consanguinidad, es decir, a la relación biológico o al legal, sustentado en el reconocimiento
formal -si una persona ha sido reconocida o declarada hijo de alguien en un documento
público- de un vínculo paterno filial entre dos personas; sino que se extiende y refuerza en su
protección al que surge por afinidad; derivado del matrimonio o de la convivencia.
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La herencia afín y las familias ensambladas: un análisis desde la perspectiva constitucional peruana.
Esta óptica nos permite entender el derecho a tener y fundar una casta como un que posee
una doble vertiente; en primer lugar, tenemos el derecho humano a la familia, que es de corte
individual y, a través del cual se protege el derecho individual a formar una estirpe. Por otra
parte, el derecho humano de la familia, de índole colectivo, se encuentra destinado a proteger
a la cepa en sus relaciones colectivas y funcionamiento; ámbito que exige la implementación
de nuevas medidas de protección que les permita a las personas ser protegidas, les dé
seguridad jurídica y haga de su forma de vida una que sea cada vez más pública y estable (Uribe
et alea, 2019, p.4).
Estos planteamientos han sido incorporados en nuestro sistema legal en virtud del artículo 55°
y IV Disposición Final y Transitoria, los cuales prescriben que todos los avances en materia de
derechos humanos, contenidos en tratados o sentencias, se incorporan al ordenamiento
jurídico nacional, siempre y cuando, el Perú haya ratificado un tratado y reconocida
competencia jurisdiccional a un tribunal de índole internacional.
Esta protección se debe manifestar promoviendo políticas y normas dirigidas a la cautela del
linaje. Al respecto, desde el año 2016, el Estado peruano se ha esforzado poniendo en marcha
una serie de políticas, planes y programas nacionales encargados al Ministerio de Desarrollo e
Inclusión Social encaminados a mejorar las condiciones de vida de la casta en el ordenamiento
jurídico nacional y la realidad social vigente; el que más resalta es el Plan Nacional de
Fortalecimiento a las Familias (2016-2021) y de sus integrantes, especialmente, cuando estos
son menores de edad y adultos mayores, personas en situación de discapacidad y la lucha en
contra de la violencia de género. Sin embargo, es incipiente en lo que se refiere al abordaje de
la diversidad familiar en nuestro país y concretamente a la familia ensamblada, pese a requerir
un mayor y especial tratamiento jurídico por las razones expuestas (Moreno et alea, 2021, pp.
72-73).
La constitucionalización del Derecho de Familia, hoy por hoy, inspira la incipiente reforma del
Libro de Familia y el de Sucesiones del Código Civil peruano vigente -cfr. Anteproyecto de
reforma del Código Civil peruano-, a través del cual se busca equiparar en trato digno e igual a
todos los modelos de linaje que se rigen bajo el ordenamiento jurídico, permitiendo que los
operadores jurídicos estatales brinden tutela con respaldo jurídico a las necesidades que se
presentan en la estirpe ensamblada y que hasta hoy no encuentran respuesta por parte del
ordenamiento legal.
Los magistrados del Tribunal Constitucional a partir del caso Shols Pérez han dejado entrever
la voluntad –al menos jurisdiccional- de nuestro sistema jurídico; en concordancia con la
normativa internacional, de tutelar de las exigencias de la prole, independientemente de las
condiciones y características que la conforman, consolidando y fortaleciendo instituciones
sociales vigentes aras de garantizar la felicidad de las personas.
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Del Valle, Jorge Enrique.
Claro está que, en atención a esta diversidad familiar, el ordenamiento jurídico debe responder
de forma progresiva, superando las barreras que impiden la estabilidad de estas estructuras
sociales, más aún si tenemos en cuenta su declarada fragilidad como una de sus notas
características; razón por la cual se han de reforzar los instrumentos destinados a garantizar su
subsistencia y realización en sociedad (Tribunal Constitucional, 2007: FJ. 23).
Su base normativa es el artículo 2.2° y 103° de la Constitución Política de del Perú de 1993
vigente, los cuales dictaminan la igualdad y no discriminación entre las personas; y que ley solo
puede establecer distinciones en atención a determinadas circunstancias de la realidad,
siempre que con esto no se generen situaciones de discriminación por la naturaleza de la
situación (Fernández, 2014, pp. 48-49).
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La herencia afín y las familias ensambladas: un análisis desde la perspectiva constitucional peruana.
como verdaderos hermanos, que se les llame padrastros y hermanastros a padres e hijos
afines; entre otros escenarios.
La línea institucional importa la igualdad como grupo familiar frente a los demás y frente a la
ley y la equidad en el acceso a las oportunidades, lo que significa la eliminación de obstáculos
en la realidad sociojurídica que pongan a la familia en situación de desventaja o vulnerabilidad
y que impidan el ejercicio y disfrute de situaciones jurídicas activas y pasivas que emanan de
su modo de vida.
La actual interpretación de nuestro sistema jurídico iniciada por el TC; con el objetivo de que
las estructuras ensambladas tengan las mismas condiciones, derechos y oportunidades para
acceder a una multiplicidad de realidades jurídicas que permitan su libre desarrollo, representa
un gran avance en estas últimas dos décadas, de cara a alcanzar una protección sin sesgos ni
discriminación.
Este principio tiende al reconocimiento progresivo de nuevos derechos, los que, una vez
afirmados, el Estado ya no puede retroceder en su aplicación y materialización, salvo por una
razón de índole objetiva razonable que lo obligue a ello. Para ello se debe realizar una
ponderación entre los bienes en juego para justificar, por cuanto, esta prerrogativa jurídica
impacta en otras con las que se relaciona y, en general, en todo el sistema de derechos
humanos que rige un país.
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Del Valle, Jorge Enrique.
A pesar de ello, por seguridad jurídica -entendido como la existencia de ley cierta y previa-, y
por los rezagos del positivismo en nuestro sistema jurídico pospositivista, se exige la
positivación de nuevos derechos en aras de ser desarrollados, implementados y valorados en
favor de la persona y su estirpe, de manera inmediata y eficaz, ya que, a través de la
incorporación expresa de una situación jurídica activa en el ordenamiento jurídico peruano se
refuerza la garantía de máxima tutela de los derechos humanos y se da certeza jurídica de su
existencia y eficacia.
Por ello se afirma que, lo hecho por el TC es un inicio en lo que se refiere a la declaración de un
mínimo de condiciones que les permitan a las estirpes ensambladas ejercer de forma equitativa
sus derechos fundamentales en atención a sus realidades y necesidades, importándose una
serie de obligaciones positivas y negativas al Estado para que los derechos humanos, por
reconocerse expresamente, sean concretados en la realidad y protegidos, garantizados,
asegurados, satisfechos y promovidos.
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La herencia afín y las familias ensambladas: un análisis desde la perspectiva constitucional peruana.
prescriben la equidad como un pilar básico y esencial para el desarrollo de las sociedades en
un ambiente de justicia y dignidad.
Sin embargo, la existencia de normatividad para un tipo de linajes y su ausencia de ésta para
otros tipos; pese a exteriorizarse por la praxis social la necesidad de regulación y habiendo
transcurrido un tiempo considerable desde que el TC reconoció en el Perú los linajes
ensamblados, produce una diferenciación injustificada de diferenciación que genera el
menoscabo de la dignidad de estos sujetos -a este escenario lo podemos denominar “situación
injusta” y que no tiene amparo jurídico en el Derecho nacional.
La herencia posee tres vertientes; en primer lugar, el causante. Aquél puede fallecer testado,
siendo este el instrumento a través del cual ordene la sucesión para evitar futuros conflictos
familiares en lo que se refiere a la adquisición del caudal hereditario. Por otra parte, también
puede dejar de existir intestado, en cuyo caso, la transmisión hereditaria se sujeta a lo que
señalan las normas correspondientes obrantes en el Código Civil y Procesal Civil vigente.
En segundo lugar, tenemos los sucesores, quienes son los llamados a recibir los bienes o
derechos y deberes del fallecido, sin estar obligados a dar nada a cambio en virtud del nexo
familiar, la conexión o parentesco entre el heredero y el causante.
Tal y como se encuentra regulado, el derecho mortis causa peruano permite el ingreso de una
persona en lugar de otra que acaba de morir, siempre que esta tenga legitimidad y vocación
acreditada con relación al causante. Es decir, para convertir a alguien en el nuevo titular de
todos los derechos y obligaciones asumidas por el difunto, este debe probar encontrarse filiado
respecto de su causahabiente (Fernández, 2019, p. 21).
Para determinar quiénes son los llamados, el sistema jurídico nos obliga a recurrir a las normas
de parentesco y filiación formal matrimonial o extramatrimonial -en las que se sustenta el
legislador para establecer los órdenes hereditarios en el artículo 816° del Código Civil peruano
vigente- para determinar los derechos hereditarios que corresponden; así, se ha dispuesto que,
la sucesión se da entre las personas más cercanas al causante, quienes excluyen a las más
lejanas, empezando con quienes están en primer grado en línea recta descendente; y en su
ausencia, se transmite a los padres, hermanos, tíos los llamados y así sucesivamente hasta que
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Del Valle, Jorge Enrique.
exista alguien, en un grado más lejano -cuarto grado en línea colateral y segundo en línea de
afinidad-, que desee declarase heredero del causante.
Por último, se encuentra el patrimonio, que es la herencia desde el punto de vista patrimonial;
esto es, lo que se va a transmitir. A esto también se le conoce como caudal hereditario
(Fernández, 2019, pp. 27-29). Como consecuencia de la muerte, surge la necesidad de
encontrar alguien que reclamen este caudal, evitando que se generen situaciones que
impliquen la existencia de bienes res nullius –hecho jurídico indeseable para el
ordenamiento-, ya que, con la muerte, lo único que se extingue es la personalidad del sujeto
de derecho, mas no sus relaciones jurídicas -salvo las personalísimas-, las cuales siguen
produciendo efectos jurídicos en el ámbito económico.
En el caso de las uniones de hecho propias, la sucesión sigue las reglas antes descritas, empero,
sólo para el concubino supérstite y los hijos que entre ambos hayan podido concebir o adoptar.
En lo referido a las familias reconstruidas, la actual coyuntura sociojurídica de la familia en el
Perú ha generado un desfase en el ordenamiento jurídico, que lo pone en una posición de
incertidumbre respecto al efecto jurídico sucesorio a brindar a la relación padre-hijo afín, con
la apertura de la sucesión.
Sin embargo, estas leyes están pensadas y positivadas desde una óptica de linaje tradicional -
Cfr. el tenor de las normas del Código Civil peruano vigente referidas a los derechos y deberes
de los hijos matrimoniales y de los que no lo son- y no han sido modificadas o reinterpretadas
desde su incorporación en el Código Civil en la década de los ochenta, lo que representa una
barrera para los padre e hijos afines, quienes no se encuentran incluidos en este escenario
jurídico. En este orden de ideas, en el Perú los hijos filiados formalmente son los únicos
herederos forzosos de su causante y quienes adquieren en igualdad de condiciones la legítima
que la norma les reserva. Empero, el sistema normativo sucesorio cuenta con existe una
ausencia legislativa y jurisdiccional en la materia en parentesco reconstituido y,
particularmente, en lo que se refiere a la herencia en la relación padre e hijo afín.
Los vínculos de parentesco; base fundamental del ordenamiento sucesorio, tal y como hoy se
encuentran positivados, han quedado en el desfase. Hoy por hoy, ya no se agotan en lo formal,
es decir, en aquello que es de corte biológico o sanguíneo y adoptivo, sino que, se extienden a
nuevos; por ejemplo, aquellos que surgen de la convivencia o uniones de hecho propias y
linajes recompuestos, lo cual ha hecho que la regulación vigente no encuentra respaldo en la
realidad y viceversa.
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La herencia afín y las familias ensambladas: un análisis desde la perspectiva constitucional peruana.
A este tipo de vinculación que nace de la esencia del linaje reconstituido lo denominaremos,
tal y como lo hace un sector de la doctrina. parentesco afín o socio afectivo o socioafectivo o
psicológico, que surge entre padres e hijos sin vínculo legal o sanguíneo, como subsecuencia
de los lazos que se producen entre ambos por la asunción de roles en la familia, al
recomponerse la misma, y como resultado de la convivencia en un nuevo hogar, con su propia
identidad, en donde se practican los valores como el amor, la solidaridad y el respeto; que se
concretan en el afecto y cariño mutuo. Asimismo, se le denomina social -al término
socioafectivo-, en la medida que, la sociedad reconoce a un padre e hijo afín como padre e hijo,
sin distinción de ningún tipo, ya que, ambos y el clan los han presentado como tal ante ellos
mismos y ante la sociedad (Montagna, 2014, pp. 224-225).
La filiación afín se acredita con “posesión constante del estado de padre o hijo afín”; institución
que se encuentra parcialmente reconocida en nuestra legislación en el artículo 402°, inciso 2
del Código Civil peruano vigente; y que se inspira en lo señalado en el párrafo precedente. Su
probanza, de cualquier forma, es exigencia de los valores que sostienen la seguridad jurídica -
dar certeza de un hecho- e implica la afirmación y otorgamiento de vínculos fácticos con efectos
jurídicos, que generan derechos y obligaciones entre ellos (Varsi, 2010, pp. 58-59).
En ese orden de ideas, es acertado acotar que, el Derecho Sucesorio, al igual que el Derecho
de Familia, ha caído en un desfase, evidenciado, a través del referido vacío normativo, el
desamparo jurídico que afronta en la actualidad la diversidad familiar. Así, en el plano
hereditario, lamentablemente, por ausencia de norma, se excluye a aquellos con derecho y con
legítima vocación sucesoria a heredar respecto de quienes le asiste el derecho, lo cual deviene
en inconstitucional, pese a la obligación del Estado de establecer regulaciones normativas
dirigidas a eliminar estos estados de ilegítima diferenciación entre personas (Tribunal
Constitucional, 2018, FJ. 32).
Leonardo Pérez, citando a Cecilia Grosman, señala que, el reconocimiento de las estirpes
recompuestas en el ordenamiento jurídico le exige al legislador y –provisionalmente- al juez
superar las formas clásicas en cómo se concibe el Derecho, imponiéndose adoptar medidas
que afirmen el parentesco socioafectivo como presupuesto legitimador para la obtención de
derechos, mientras se produce una reforma de las instituciones que la prole en el país (2012,
p. 174).
En esa línea, mientras se produce esta transformación del sistema jurídico nacional, el TC
afirma que, el Derecho Constitucional peruano ha previsto herramientas mediante las cuales
se puede innovar el tratamiento jurídico que reciben las castas; una de ellas es la interpretación
de las normas a la luz del Derecho interno e internacional, en tanto, potestad conferida a los
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Del Valle, Jorge Enrique.
jueces para el ejercicio apropiado de sus funciones. En virtud de ello es que este tribunal les
reconoce a las familias ensambladas derechos y deberes en sus relaciones en vida, propios y
naturales para mantener su unidad y cohesión; lo cual produce un impacto en las relaciones
parentales, en la medida que, padres e hijos afines pasaron a tener una verdadera conexión
legal por equidad y justicia.
Por ende, la ausencia normativa antes precisado lo podemos salvaguardar si existe voluntad
del juez vía interpretación legal para efectuar el reconocimiento de derechos post mortem en
los linajes recompuestos, utilizando los desarrollos del Tribunal Constitucional peruano, por
cuanto, estos conceptos nos permiten afirmar que, así como se declaran derechos en vida entre
padres e hijos afines, por estos mismos argumentos, también se puede hacer lo propio con
derechos recíprocos entre padres e hijos afines en el ámbito post mortem.
Esto habilitaría a los justiciables a ejercer las prerrogativas jurídicas que emanan de esta
situación jurídica y nos permitiría reafirmar al hijo afín como un legítimo heredero forzoso, no
requiriéndose de filiación formal vía adopción para ello que sea así, tal y como señala un sector
de la doctrina; postura que nosotros consideramos injustificada, innecesaria y poco realista
(Infante, 2016, 47).
Sin embargo, mientras la filiación biológica o legal continúe siendo la institución determinante
en el reconocimiento de derechos sucesorios y, en tanto, ella no sea interpretada y aplicada en
un sentido distinto tradicional, el ordenamiento jurídico continuará lesionando legítimos
derechos patrimoniales post mortem, cuya tutela sus causahabientes merecen recibir.
No debemos olvidar que, los derechos de familia son derechos humanos y se encuentran, de
por sí, reconocidos de forma expresa o tácita -artículo tercero de la Constitución-, pudiendo
emanar su afirmación del legislador, del juez o de la práctica jurídica. En ese orden de ideas,
los derechos hereditarios en la familia afín, en sistema legal, se enmarcan, por el momento,
dentro de los derechos implícitos, cuyo reconocimiento se produce consecuencia de la
aplicación del control de constitucionalidad y de convencionalidad del ordenamiento jurídico
nacional, siendo manifestaciones de orden justo y necesario para que el individuo pueda
alcanzar su plenitud por sí mismo y en sociedad.
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La herencia afín y las familias ensambladas: un análisis desde la perspectiva constitucional peruana.
Finalmente, debemos concluir señalando que los planteamientos que defendemos son
manifestación del principio de progresividad en el reconocimiento de los derechos
fundamentales relacionados al ámbito familiar y sucesorio, que coadyuvan a garantizarles a las
familias reconstituidas un escenario de vida en igualdad condiciones, cautelando los
instrumentos necesarios que les permitan darse estabilidad, publicidad, seguridad y protección
en su modo de vida.
Conclusiones
A lo largo del tiempo, la familia, como institución, ha evolucionado, dejando atrás
planteamientos tradicionales que la inspiraban, tales como el matrimonio y la filiación formal;
abriéndose así camino a nuevos conceptos como los linajes reconstituidos, el parentesco afín,
los derechos en vida y post mortem entre padre e hijos afines, entre otros. Estos desarrollos se
ven expresamente evidenciados en nuestro país cuando el Tribunal Constitucional del Perú a
partir del caso Shols Pérez reconoce por primera vez la institucionalidad de las familias
ensambladas en el Perú, dotándola de unos caracteres, condiciones mínimas y prerrogativas
jurídicas y obligaciones que les permitan a sus integrantes desarrollarse y vivir plenamente; en
igualdad de condiciones y oportunidades, a semejanza de como sucede en el modelo
tradicional de la estirpe.
Hoy en día, los avances interpretativos en el rubro del Tribunal Constitucional peruano han
establecido que sean los jueces y magistrados quienes deban suplir este vacío cuando se
encuentren frente a reclamaciones de derechos en el ámbito familiar, cuya regulación expresa
es inexistente, aplicando los principios que rigen el Derecho Constitucional nacional en
concordancia con el principio iura novit curia.
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Del Valle, Jorge Enrique.
Con ello se evidencia desde una perspectiva constitucional e internacional la idoneidad de los
planteamientos del TC, debiendo el juez, en ejercicio de lo señalado, aplicar exactamente los
mismos argumentos desarrollados por nuestro máximo intérprete constitucional que justifican
el reconocimiento de derechos en un caso inter vivos a los mortis causa que le sean de su
conocimiento, teniendo en cuenta que, la única variación entre uno y otro es la vida o muerte
de una persona, sin afectar la relación la relación parental que unió al reclamante y al fenecido.
No debemos olvidar que, en materia de derechos humanos, padre e hijos afines tienen entre
sí prerrogativas jurídicas tácitas, que requieren ser exteriorizadas para una mejor protección
de estas, más aún si se afirma que el hijo afín es un hijo más en la estirpe, debiendo ostentar
los mismos derechos y deberes que sus hermanos y con sus padres.
Para finalizar debemos resaltar la necesidad de tener jueces que asuman un rol activista, que,
en ejercicio de su autonomía e independencia judicial -que les reconoce la Constitución en su
artículo 139°, inciso 2-, resuelvan los casos materia de litigio a través de decisiones que innoven
el Derecho, sin importar que, con ellas se contemplen supuestos que el legislador inicialmente
no ha considerado -concretamente, interpretando dentro de los legitimados y con vocación
hereditaria para el llamamiento al hijo afín como un verdadero hijo del causante-, en tanto,
ello es expresión de la verdadera tutela jurisdiccional efectiva que el Estado peruano debe
garantizar y otorgar.
Referencias
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