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Relaciones Humanas Toxicos

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RELACIONES HUMANAS CON PERSONAS TOXICAS

1. ¿Personas tóxicas o conductas tóxicas?

RELACIONES TÓXICAS
Cuando hablamos de relaciones tóxicas lo primero que solemos pensar es en una mala
gestión emocional de pareja, pero en realidad este tipo de relaciones se dan en cualquier
ámbito social, como puede ser el de una amistad o el familiar. Se trata de relaciones que
enganchan, sentimos como que quedamos atrapados en una red negativa de la que nos
es muy difícil salir.
¿Qué se considera una relación tóxica?
Si a ratos preferirías no estar con esa persona porque te hace sentir mal, porque tu
vibración cambia, porque te alteras hasta puntos que nunca creíste llegar, si te sientes
manipulado cuando utiliza los sentimientos de culpa, sarcasmo o ironía para
contradecirte, si sientes que no mereces ese trato pero no acabas de poner fin a esta
relación, entonces estás atrapado en una relación tóxica.
En definitiva se trata de una relación donde una o ambas partes sufren, más que gozan,
por el hecho de estar juntos. Los miembros se ven sometidos a un gran desgaste
emocional con el objetivo de convencerse a ellos mismos que pueden salvar esta unión.

Al tratar de acomodarnos a la otra persona lo que hacemos es desvirtuar la realidad ¿En


qué sentido? Nos convencemos a nosotros mismos que si no mostramos malestar sobre
ciertos aspectos que nos incomodan, evitaremos una nueva confrontación. ¿Pero que
pasa cuando llegamos al autoengaño? Que nos enfermamos física y emocionalmente.
No olvidemos que la represión emocional provoca ansiedad y estrés.
Por otro lado empiezan los problemas de comunicación, si no nos mostramos como
somos ¿cómo nos van a entender los demás?, por lo que todo este conjunto de
malestares acaban pasándonos factura.
Las razones por las que podemos mantener una relación tóxica pueden ser muy
diversas, pero casi todas tienen una serie de puntos en común, los cuales pasaré a
detallar a continuación:
Baja Autoestima

¿Qué es la autoestima? Es un conjunto de percepciones, valoraciones y sentimientos


que hacemos con respecto a nosotros mismos. Se considerará baja cuando nuestras
creencias estén basadas en no ser merecedores de algo mejor, por lo que en el caso de
este tipo de relaciones se tiene la idea de que no podemos estar sin esa persona porque
ella es la que siempre ha estado ahí para ayudarnos en todo. Empiezan las preguntas
recurrentes como ¿quién me va a cuidar? ¿quién me va a amar? ¿quién me va a animar
a seguir adelante?
Creer que somos la solución a sus problemas
Por el contrario podemos tener la sensación de que nosotros somos salvadores de esa
persona, que podemos calmar sus malestares y conseguir que vea la realidad desde
otro punto de vista idóneo para ambos. Se fantasea con el hecho de que hemos llegado
a su vida para hacerlo cambiar, que con nosotros la cosa será diferente. Esto provoca
mucha frustración y mucho sufrimiento, ya que hemos basado nuestra relación en unas
expectativas poco reales, en vez de basarla en el aquí y ahora.

Si bien es verdad que se pueden cambiar rasgos de personalidad en la otra persona,


esto sólo sucederá cuando ésta esté dispuesta a cambiarlos y no antes. Por lo que el
deseo de mejorar la vida del otro no tiene que significar que el otro la quiera mejorar, es
ahí donde se produce la frustración. No podemos cambiar el entorno, pero si la actitud
con la que nos enfrentemos a él.

Yo soy la víctima en esta historia


Llegamos a creernos las palabras hirientes que nos dicen y pensamos ¿quién nos va a
querer más que él/ella?. Si tan mala persona soy y no me merezco nada, ¿cómo voy a
dejar esta relación con la suerte que he tenido de dar con alguien que si me aguante?.
Ese miedo a quedarnos solos y pensar que tenemos lo que merecemos, es lo que acaba
siendo más limitador. Una vez más aparece la inseguridad.

Dependencia Emocional

Tratamos de suplir carencias afectivas, pretendemos que el otro nos de lo que nosotros
mismos no somos capaces de gestionar. Esta sensación en ocasiones nos lleva a
mendigar cariño y es cuando empiezan los desencuentros emocionales.
Miedo a quedarse solo
Quizás esta sea la característica más común, ya que por miedo a no quedarnos solos
toleramos cualquier tipo de relación, aunque ésta nos haga sentir mal. Pero lanzo una
pregunta al aire ¿no es peor la sensación de estar sólo aún estando acompañado?.

No hemos de confundir soledad con desolación, la soledad es un estado en el que la


persona encuentra la paz interior, la desolación es sentir esa carencia de no estar
acompañado de alguien que consideramos nos aporta lo que nosotros no sabemos
gestionar.
Miedo a lo que está por venir
Otras personas se acomodan dentro de esta relación, por mucho malestar que les
aporte, por miedo a seguir adelante con su vida y abrir nuevos caminos. Es lo que
supuestamente se conoce como Zona de Confort o Seguridad, aunque en este caso es
una seguridad ficticia.

¿Cómo gestionar una relación así?


Trabajando la autoestima, estableciendo límites al malestar y aprendiendo
a comunicarse asertivamente.
Una cosa está clara, el amor no es malestar, ni dependencia, ni miedo, es libertad y
satisfacción. Si no sentimos eso, entonces no es amor.

¿Qué entendemos por “persona tóxica”?

Una persona tóxica en la vida de alguien es aquella que desgasta y


absorbe su energía vital.
Habitualmente, la sensación que genera la persona tóxica es de
agotamiento. En ocasiones, aparece el síntoma (por ejemplo ansiedad,
irritabilidad, fatiga), y resulta complicado identificar qué o quién genera tal
repercusión en nosotros. Tener conciencia de todo ello permite adoptar
las medidas necesarias para poner freno a aquellas actitudes ajenas que
no nos dejan estar bien.
Una de las características de la persona tóxica es la habilidad por
sobrecargar emocionalmente al otro sin tener en cuenta las
consecuencias y sin asumir ningún tipo de responsabilidad. Comentarios
constantes del tipo “tú me haces sentir”, “tú me provocas”, “por tu
culpa”, son un ejemplo de actitudes tóxicas.
Así mismo, personas que se alimentan del recelo y almacenan reproches
(“tal día en tal lugar dijiste X”), la constante puesta en duda (“porqué no
has hecho esto en lugar de aquello”) o la devaluación (“esto no sirve para
nada”), pueden generar inseguridad en aquellos que no “encienden” el
filtro emocional y frenan actitudes non gratas.

¿Es posible frenar a la persona tóxica?

Las personas tóxicas comparten toda una serie de habilidades y modos


de hacer y actuar. Pero no por ello tienen por qué resultar tóxicas para
todo el mundo. Desde el momento en que frenamos a aquella persona,
ya pierde toxicidad.
Dicho esto, podríamos diferenciar entre personas que nos generan
incomodidad y personas que nos generan toxicidad.
Hablaremos de una persona incómoda cuando resulte pesado aguantar
ciertas actitudes e incluso nos llegue a molestar y cansar, pero nunca a
vulnerar. En cambio, la toxicidad aparecerá cuando los comentarios del
otro nos invadan y se apoderen de nuestra visión y nuestro modo de
sentir y actuar.
Por supuesto, puede suceder que alguien que parecía ser únicamente
incómodo llegue a ser tóxico (puede agotar y posteriormente dañar
nuestros mecanismos de protección).
Así pues, si alguien nos resulta tóxico o si creemos que es altamente
agotador (recordemos que puede llegar a convertirse en tóxico), es
nuestra responsabilidad poner un límite y distanciarnos emocionalmente
(e incluso físicamente) si queremos preservar nuestra autoestima.

¿Cómo podemos establecer este límite?

Convirtiéndonos en personas asertivas y altamente objetivas. La


toxicidad puede hacer perder de vista la percepción que uno tiene de la
realidad y de sí mismo. El valor sobre las propias capacidades, modos
operandi, resultados, etc. O bien llegar a fatigar de tal modo que dejemos
de velar por nuestros intereses y necesidades.
Poner un límite empezando por la objetividad significa frenar aquellos
pensamientos alimentados por las personas tóxicas que ponen en duda
nuestra construcción de lo que está sucediendo (dudar por ejemplo de lo
que creemos que está bien o está mal). Pensar en: “qué le diría a un
buen amigo si estuviera en mi lugar”, “cómo me sentiría en esta misma
situación si no tuviese a la persona tóxica cerca” o “cómo sería mi vida si
sus comentarios perdieran valor”, son ejemplos de planteamientos que
nos posicionan en un rol de espectador. Dicho rol es el que nos permite
reaccionar y protegernos a través de sentimientos como la indignación
(“no es justo que yo esté viviendo esta situación”).
Una vez hemos encendido el piloto objetivo y los motores del
inconformismo, es momento de pensar en cuáles son nuestras
necesidades y cómo aquella persona nos impide desarrollarlas. Listados
en los que se registren todos aquellos aspectos en los que la persona
tóxica dificulta nuestra vida es una forma de hacerlo explícito y promover
emociones que nos conducirán hacia el cambio.
Cuando ya estamos convencidos (cuando hemos puesto un límite
emocional y aquella persona ha perdido valor), significa que ya hemos
pasado a la acción. Cuanto mayor sea el registro de pensamientos
descritos desde el rol espectador (objetivo), más distancia estaremos
creando con la persona tóxica.

¿Y cuál es el siguiente paso?

Si podemos, quizás es momento de romper la relación con aquel


individuo. Cuando ya existe distancia emocional nos damos cuenta que
no necesitamos a aquella persona. Por supuesto, esto no siempre es
posible (quizás no puedo echar de mi vida a un jefe), pero siempre podré
dejar fuera aquellos comentarios tóxicos que van en contra de mi
persona. Si yo dejo de creer en dichos comentarios, aunque me
incomoden, no pueden intoxicarme (provocar en mi un mal personal).

Además de las mencionadas, ¿qué otras actitudes pueden resultar


especialmente tóxicas?
Por ejemplo, siguiendo con el concepto de sobrecargar al otro, son
especialmente tóxicas aquellas conductas relacionadas con culpar y
señalar con el dedo. También puede intoxicar soportar comentarios de
tipo envidioso en el que se reste valor a habilidades y éxitos, escuchar
críticas destructivas (“lo haces todo mal”), recibir continuos mensajes
despectivos (“total, para qué te esfuerzas”), o estar sometido a actitudes
poco transparentes y manipuladoras (“esto lo hago por tu bien”).
La realidad es que no podemos cambiar a las personas tóxicas, somos
nosotros quienes tenemos que ponerles un límite, es nuestra
responsabilidad individual (la responsabilidad del otro ya no es cosa
nuestra). Manifestar disconformidad con los comentarios tóxicos,
distanciarnos emocionalmente (restándoles valor y no personalizando su
contenido), e incluso separándonos físicamente (tras ver que aquella
persona no nos aporta y no la queremos en nuestra vida), sí está en
nuestras manos.

Relaciones humanas Tóxicas: 10 Claves Para Reconocerlas y Evitarlas


Las relaciones tóxicas son un gran problema, ¿quién no tiene un familiar o un
amigo que esta totalmente inmerso en una relación que ni le conviene ni le hace
feliz y a la que todos veis poco futuro? ¿El problema?, que la otra persona no lo
ve y no hay manera de hacérselo ver.
Esto es muy frecuente y de hecho es probable que nos pase a nosotros mismos,
son estas relaciones de las que al salir decirnos: ¡Menos mal que al final salí y lo
he superado! (cosa que solo se suele ver una vez fuera).
Paradójicamente las relaciones tóxicas son las relaciones de las que más cuesta
salir y que más enganchados nos dejan.
En parte puede que la sociedad tenga la culpa de esto, a pesar de todos los
conocimientos que se nos inculcan, poco es el aprendizaje que circula sobre
relaciones, manejo emocional y como evitar verse atrapado en las garras de
gente tóxica, frecuentemente este aprendizaje es por ensayo y error, una vez ya
hemos caído. Lo cual no es muy alentador.
A esto contribuyen también las revistas, las películas románticas, etc… Que
enfatizan la posibilidad de enamorarte de alguien que no conoces, y vuelven
románticas cosas que en realidad no lo son, ideales no reales, con unas líneas
muy finas entre por ejemplo un acoso y un admirador, sobre el dejarlo todo por
una persona (perdiendo la independencia incluso), sobre saber que la persona es
la ideal nada más verla pasar por el parque (esto puede ser algo obsesivo), etc.
Al final cuando algo de esto nos sucede fácilmente sabemos girar la tortilla para
verlo como algo positivo aunque en realidad no lo es.

¿Qué es una relación tóxica?


Son relaciones en las que quedamos atrapados por una especie
de red negativa, no solo se refiere a relaciones amorosas sino que
pueden ser relaciones de amistad o familiares.

Las relaciones tóxicas son aquellas que nos hacen sentir mal,
cambiar de formas que no nos gustan, nos alteran de
maneras que no podemos controlar o destruyen quienes
somos. Son relaciones que nos hacen infelices. Y además de
las que es muy difícil salir.

Típicamente son relaciones en las que una persona es


dominante, o sumisa, o hay problemas de comunicación,
manipulación, mentiras o chantajes. Son relaciones en las que
una o ambas partes sufren pero a las que no sabemos poner fin.

10 tipos de relaciones tóxicas que debes


evitar, en pareja, familia y amigos:
Esta lista enumera las conductas características de relaciones a la
larga tóxicas, si estás en una relación como las de abajo (puede
que aparezcan una o más de una), procura corregirla o sino
acabarás en una relación tóxica.
1. Las relaciones en las que solo está a cargo una
persona

Si solo una persona ejecuta (lleva) la relación, la relación no


es sana y no prosperará adecuadamente. A veces es
fácil involucrarnos con una persona que tome el control de
las cosas, puede parecer fácil y cómodo que cojan las
riendas de nuestra vida, puede que notemos menos presión
así.

El problema es que esto no es opcional, es decir si tu le das las


riendas de tu vida a otra persona, lo más probable es que pierdas el
derecho a opinar sobre que hace con ellas. Cuando quieras
recuperar el control será muy difícil y la relación empeorará.

En estos casos la persona pierde autonomía, independencia,


autoestima y autoconfianza. Nunca debes sentirte sin poder o
atrapado/a en una relación, eso en realidad no es una relación.

Las relaciones implican libertad e igualdad de responsabilidades


para ambas personas, cooperación entre las dos personas
implicadas.

La relación será tan fuerte como sean los dos individuos por
separado dentro de la relación. Habrá más crecimiento personal
para los dos. Intentar controlar a alguien o que te controlen no
lleva a ningún lado.

2. Las relaciones que tienen la función de


“completarte” o “llenarte”

Por mucho que en las películas nos inculquen que cuando


encontremos a “LA” persona esta nos llenará, nos sacara de
la miseria y el aburrimiento y nuestra vida cambiará y será
maravillosa, nos elevará a un estado de plenitud y felicidad,
lo cierto es que esto es algo que debemos conseguir por
nosotros mismos y llevarlo luego a la relación.

Una relación no debe servir o utilizarse para suplir carencias


personales, esto hace que luego seamos dependientes y no
recorramos el camino de crecimiento personal, no evolucionemos y
mejoremos como personas por nosotros mismos, y queramos o no,
es una responsabilidad y un peso muy grandes para la relación y la
otra persona (si estamos mal es culpa de la otra persona y
esperamos que ella lo solucione).

Suelen ser relaciones en las que luego no se toleran


separaciones temporales ni estar solos. No es la
responsabilidad de nuestra pareja rellenar esos vacíos
existenciales, es un trabajo personal de cada uno.

Si no estas bien contigo mismo eso se verá reflejado


negativamente en la relación. Uno debe crear su propia felicidad
antes de poder compartirla con otros.

3. Relaciones co-dependientes

Este tipo de relación es algo similar a la del punto 1, pero aquí


son ambas personas las que son pasivas y dependientes,
perdiendo su individualidad, no es el caso de una dominante y
otra más sumisa. Aquí ambas personas necesitan de la
aprobación del otro para llevar a cabo cualquier acción,
priorizan las necesidades del otro sobre las propias.

La otra persona siempre es la responsable de cómo nos sentimos,


todo pasa por ella. Nos diluimos con la otra persona y la relación se
vuelve adictiva. Si el otro se encuentra mal de repente nuestras
necesidades personales desparecen y solo pensamos en hacerla
sentir bien.

¿El mayor problema? Suelen llevar a una acumulación de


resentimiento, aunque hayamos sido nosotros que hayamos
decidido valorar las necesidades del otro por encima de las
nuestras, luego eso quema. La vida se convierte en mirar por el
bienestar de la otra persona las 24 horas del día.

Ambos miembros de la pareja deberían responsabilizarse de sus


propias emociones y saber regularlas sin la ayuda del otro. Una
cosa es ser de apoyo para otra persona y otra es estar obligado a
todas horas.

En este tipo de relaciones uno se siente obligado a estar cuidando a


la otra persona y pasar todo por ella.

4. Relaciones basadas en expectativas irreales o


idealizadas

La perfección no existe, si amamos a alguien debe ser con sus


“defectos” y con sus mas y sus menos. No es sano intentar
“arreglar” a las personas o cambiarlas. De hecho cuanto
menos esperes de alguien que amas más feliz serás. Las
expectativas pueden ser muy traicioneras.

Nadie actuará siempre como nosotros esperamos, no son nosotros


y por lo tanto vivirán y actuaran a su manera.

Vivir una relación por el “cómo debería ser” y no como es, lleva a
frustración, sufrimiento y tristeza. No debemos tener expectativas
grandiosas e irreales ni tampoco pensar que la otra persona puede
cambiar (ni intentar hacerlo) para “mejorar” la relación.

5. Relaciones en las que el pasado se utiliza para


justificar el presente (o tener la razón):

Si estas en una relación en la que continuamente se te culpa por el


pasado, la relación es tóxica. Si ambos lo hacen la relación se
convierte en una batalla por ver quien la “cagó” más y por lo tanto
quien debe disculparse.

Cuando utilizas lo que ha hecho mal la otra persona en el


pasado para justificar tu conducta en el presente lo que
estamos haciendo es utilizar la culpa y el resentimiento para
manipular a la otra persona (para que se sienta mal en el
presente), aparte de perder de vista el problema actual.

Al final la relación se convierte en un constante esfuerzo por ambas


personas para probar que son “menos culpables” o menos “malos”
que el otro, en lugar de intentar ambos ser mejores para el otro.

Debes aceptar que para estar con alguien tienes que aceptar
sus errores y su pasado. Si algo nos afectó tanto en el pasado,
entonces ese era el momento para trabajarlo, no ahora. El pasado
pasado es, y pasado debe ser.

6. Las relaciones basadas en mentiras continuas:

En las relaciones una omisión es como una mentira, las relaciones


se basan en la confianza, abrirse a la otra persona y
conocerse mutuamente. Ocultar información relevante solo
debilitará la relación. Es cierto que se puede reparar la falta de
confianza pero esto es muy difícil y requerirá del esfuerzo de ambas
partes. De todas formas, al final la verdad siempre se sabe.

La persona nos mentirá hasta que consiga que esa mentira


se convierta en nuestra realidad, no debemos entrar al
juego, si descubres una mentira, confróntala. Las personas que
mienten suelen repetir las mentirás hasta que consiguen hacerlas
realidad, no participes en esto.

Para poder reparar una falta de confianza primero hay que poder
reconocer la mentira. El perdón y la reconciliación no ocurrirán
hasta que se admita la mentira.

7. Relaciones en las que el perdón no tiene cabida


y en las que no hay intención de reparar la
confianza:

Esta está en relación con el punto anterior. La confianza se puede


reparar, pero mantenerse en una relación en la que no hay
intención de repararla no tiene sentido.

En casi cualquier relación a largo plazo habrá un problema de


confianza o alguna mentira en algún momento, no entender que
esta se puede reparar si ambas personas trabajan duramente en su
propio crecimiento persona aplicando luego este a la relación
convertirá la relación en una relación tóxica para ambos.

8. Relaciones en las que la comunicación es


pasivo-agresiva:

Por ejemplo cuando en lugar de comunicar abiertamente como nos


sentimos jugamos con indirectas, o cuando la comunicación
es hostil e intenta manipular como se siente la otra persona.
Hacer cosas sutiles para molestar a la otra persona hasta
que nos presta la atención que queremos.

Las relaciones se basan en una comunicación abierta y sincera, si la


otra persona en la relación nos juzga o crítica cuando nos abrimos
puede que nos volquemos en actitudes pasivo agresivas.

Puede que la otra persona no esté de acuerdo en lo que


piensas pero en las relaciones fuertes se alcanza un
compromiso, la otra persona accede a apoyarnos sin
necesariamente tener que estar de acuerdo obligadamente a
pensar igual que nosotros.

9. Relaciones gobernadas por el chantaje


emocional:

Esto se refiere a aplicar un castigo emocional cuando la otra


persona no hace exactamente lo que queremos. Al final la otra
persona accede a comportarse de otra manera a causa del
chantaje.

Se soluciona como en el punto anterior con una mejor


comunicación. Los sentimientos y emociones se pueden
comunicar pero de una manera sana y sincera sin atacar a la otra.

10. Relaciones que quedan en un segundo plano:

Las relaciones requieren que se les dedique tiempo y esfuerzo, si


no se las cuida se marchitan. Es importante dedicar tiempo de
calidad a la relación, compartir actividades solo con la otra
persona que os enriquezcan como pareja.
La otra persona (y la relación) requieren de tu presencia, atención y
tiempo.

Si evitas todo lo anterior, ¡evitarás tener una relación tóxica


y estarás en una mucho más feliz y sana!

¿Y tú qué piensas? Déjanos tus comentarios debajo y por favor


no olvides de compartir esta nota en tus redes sociales.

Cómo tratar con personas tóxicas (y dos cosas que


no sabías de ellas)
Casi todos los días me escribe alguien para preguntarme cómo tratar con
personas tóxicas. Y también es una de las dificultades que más trabajo en los
procesos de Coaching. Creo que todos nos hemos encontrado alguna vez a alguien
así y qué muchas veces no hemos sabido responder cómo nos gustaría.

Me refiero a esas personas que parece que te roban energía, que hacen que te
sientas mal a su lado y que no te apetezca pasar tiempo con ellas porque rezuman
agresividad, odio o negatividad.

En mi opinión, así en general, las personas tóxicas pueden clasificarse en dos


tipos:

-Personas tóxicas activas. Son aquellas que directamente te atacan a ti, que te
ningunean y te tratan como si fueran superiores. En ellas está basada mi guía
gratuita Cómo Defenderte Cuando Alguien Traspasa Tus Límites.

-Personas tóxicas pasivas. Estas son las más difíciles de identificar porque no te
atacan ni te menosprecian. Simplemente te roban energía desde la queja, la
negatividad, el victimismo o el “pobrecita de mí”, pero no se meten contigo.

Ambas tienen en común que te agotan, te hacen sentir mal y te quitan


energía. Hacen que dudes de ti mismo, que creas que no lo estás haciendo
bien y que te sientas culpable por lo que dices, lo que haces o lo que piensas.

En general son personas que, en vez de esforzarse por mejorarse a sí mismas, lo


que hacen para sentirse mejor es apagar el brillo de otros. En muchos casos viven
desde el consuelo de “al final yo no estoy tan mal, mira cómo estás tú”.
¿Por qué se comportan así? Los motivos pueden ser muchos. Tal vez porque
tienen una baja autoestima y no se gustan a sí mismas, tal vez porque sólo saben
relacionarse de esa forma con los demás, porque no saben gestionar sus emociones
o porque no saben decir las cosas ni ser asertivas.

Sea lo que sea lo que haga tóxica a esa persona en la que estás pensando, lo
importante es que sepas que cuando uno está bien consigo mismo no necesita
robarle su energía a los demás. Por eso mismo también es importante que, si
quieres aprender a tratar con alguien tóxico, mejores tu autoestima, aprendas a
relacionarte, a gestionar tus emociones y a decir las cosas y ser asertivo.

Dos cosas que no sabías sobre ellas


En mi opinión hay dos claves fundamentales que deberías recordar siempre que te
encuentres a alguien tóxico:

1.Lo primero es darte cuenta de que todos podemos ser tóxicos en algún
momento y seguramente todos lo hemos sido alguna vez con alguien. Que seguro
que hay alguna persona tóxica leyendo esto ahora mismo, que no es que vivan en
mundos paralelos ni que sean especiales ;-).

Yo misma, por ejemplo, me doy cuenta de que fui una persona tóxica durante mucho
tiempo, por cómo gestionaba mi ira, por cómo me relacionaba con mi madre –a la
vez que la consideraba tóxica a ella- o por lo pequeñita que me sentía ante los
éxitos de los demás.

2.La segunda clave es que sepas aprovechar lo que cada persona tóxica que
te encuentres en la vida puede enseñarte. Porque quien es tóxico para mí tal vez
no lo sea para ti. Y el hecho de que alguien me haga sentir mal a mí –y no a ti- es
señal de que ahí hay algo que yo necesito aprender.

Por ejemplo, si alguien me resulta tóxico por su agresividad, eso podría ser señal de
mis inseguridades y mi necesidad de aprender a poner límites. Y si una persona
tóxica que se queja y te culpa de que no le prestas suficiente atención logra robarte
energía a ti –y no a mí-, tal vez sea señal de que lo que tú necesitas trabajar es el
hacerte responsable de tus emociones, y no de las de los demás.

Es decir, cada persona tóxica que te encuentres en la vida te servirá para crecer, si
sabes aprovecharlo. Y para eso lo primero es querer identificarlas. Porque muchas
veces somos nosotros los que preferimos no ver, sobre todo cuando la
persona tóxica es alguien a quien queremos, por ejemplo nuestra pareja. Sí, yo
misma me sorprendo de la cantidad de personas que me escriben contándome lo
tóxica que es su pareja con ellas y que, aun así, siguen a su lado…

Ejemplos de personas tóxicas (¿las reconoces?)


Ahora te voy a contar cuáles son los perfiles más habituales de las personas que
nos roban energía, para que te resulte más fácil identificarlas:

-Los agresivos. Son autoritarios, siempre quieren tener la razón, se creen que lo
saben todo y se sienten bien cuando te humillan, te critican, te menosprecian y te
dicen que tú vales menos.

Además son susceptibles y saltan fácilmente cuando alguien no les da la razón,


porque cederle el poder a otro hace que se sientan inferiores. Quieren que las cosas
se hagan a su manera y no aceptan que se puedan hacer de otra forma. Y lo peor
es que creen que siendo como son es más fácil que consigan lo que quieren.

Su principal problema es que tienen una baja autoestima, no se gustan a sí mismas


y viven con miedo a no sentirse valoradas por los demás, por lo que prefieren atacar
antes de que alguien las ataque. Así que no creas que se tratan mejor a sí mismas
de lo que te tratan a ti…

Lo que necesitas saber: con ellas lo único que funciona es no permitir –ni una sola
vez- que te traten así, comportarte como una persona segura y aprender a poner
límites hasta que te valoren y te respeten.

Y también que junto a una persona de este tipo (casi) siempre hay alguien que
ha asumido el papel sumiso, porque no se siente capaz de responderle o porque
cree que no puede hacerlo. Son como la horma y el zapato…

Si tienes cerca a alguna persona así puedes descargarte la guía gratuita Cómo
Defenderte Cuando Alguien Traspasa Tus Límites, porque está escrita justamente
pensando en este tipo de personas agresivas (yo tuve ese papel de sumisa durante
muchos años con una persona tóxica de mi entorno, y todo lo que aprendí sobre
cómo poner límites está recogido en esta guía).

-Las víctimas. Se sienten inferiores, creen que el mundo es injusto, que les toca lo
peor y que tienen muy mala suerte. Responsabilizan a los demás (la crisis, la vida,
los malos, sus padres…) de lo que no va bien en su vida.

Lo que puedes hacer: con ellas lo que funciona es ayudarles a darse cuenta del
rol de vida que han elegido y animarles a actuar, a asumir la responsabilidad de su
vida y a moverse hacia lo que quieren.

-Los buenos samaritanos. Suelen ser muy complacientes y siempre están


pensando en los demás. Pero su generosidad tiene trampa porque no es
desinteresada, sino que piden y exigen que los demás se lo devuelvan.

Les echan la culpa a los otros de cómo se sienten, se quejan de que dan mucho
más de lo que reciben y pretenden transmitir una imagen de “ay pobre de mí, fíjate
las cosas que me pasan, con lo bueno que yo soy”.
Lo que tienes que saber: probablemente se comporte así porque necesita atención –
como todos-, pero la reclama de una forma tóxica. Por eso lo más importante es que
no entres en su juego y que no permitas que te haga sentir culpable ni egoísta
por no ceder a su chantaje emocional. Recuerda que esa persona elige dar
libremente, pero eso no le da derecho a exigir.

-El negativo: es el que se pasa el día quejándose, le ve el “pero” a cualquier cosa


que le cuentes y siempre está triste, decaído y de mal humor.

Lo que puedes hacer: dale ejemplo con una forma de ser positiva, alegre y optimista.
Y pregúntale qué tiene de bueno pasarse el día quejándose. Porque seguro que
algo le aporta, si no habría dejado de hacerlo…

-El criticón. Son este tipo de personas que se pasan el día hablando de los demás,
criticándoles y juzgando lo que hacen. Transmiten mal rollo a su alrededor y se
creen con derecho a ello porque se amparan en su libertad de expresión.

Lo que tienes que saber: en mi opinión, las personas que enamoran no necesitan
criticar a los demás para sentirse bien y tienen temas de conversación mucho más
interesantes de los que ocuparse. Respetan que cada uno viva como quiera vivir,
aunque no sea como lo harían ellas, y se fijan mucho más en lo bueno de los demás
que en lo que no les gusta.

Claves para tratar con personas tóxicas


Aunque cada persona es diferente y cada comportamiento tóxico requiere una
manera de responder distinta, me gustaría darte ocho claves que te servirán
servir para tratar con esas personas de tu entorno que te roban energía.

1.Nunca intentes cambiar a la otra persona, te aseguro que no funciona. Mejor


cambia cómo piensas, cómo te sientes y cómo respondes tú ante su
comportamiento.

2.Olvídate de ti. Se trata de que te salgas de ti y te pongas en el lugar de la otra


persona. Para eso hazte preguntas que te ayuden a ponerte en su lugar. Pregúntate,
respondiendo como si fueras esa persona, ¿qué hace que necesite comportarme
así? ¿A qué tengo miedo? ¿Por qué hago esto? ¿Es porque me siento sola? ¿Qué
busco en los demás? ¿Atención, reconocimiento, que me valoren…?. Esto, si sabes
hacerlo bien, puede suponer una toma de conciencia brutal…

3.Jamás entres en su juego. Puedes defenderte sin necesidad de atacar al otro.


En vez de eso puedes retirarte o ignorarle. No tienes que atacarle porque él lo haya
hecho, ni con una mala palabra, ni con un mal gesto, ni con una mala cara.

4.Recuerda que esto es suyo, no tuyo. Que el comportamiento de esa persona no


es algo personal contra ti, que se debe a cómo es ella –o a cómo ha sido hasta
ahora, porque todos podemos cambiar. No significa que tenga algo en tu contra ni
que lo haga con mala intención. Así que haz como que no va contigo, porque no va
contigo.

5.Se un espejo para la otra persona. Desde la calma, la comprensión y la


aceptación, muéstrale cómo se está comportando. Díselo como te gustaría que te lo
dijeran a ti. Te aseguro que en el fondo a esa persona tampoco le gusta ser como
es, pero probablemente no sepa ser de otra forma…

6.Observa qué mueve tu vela interior. Como sabes, nadie puede hacerte sentir
mal si tú no le dejas. Por eso es importante que sepas qué es eso de los demás que
hace que tú pierdas tu equilibrio y tu neutralidad. Reflexiona sobre ello porque
cuanta más conciencia tengas más podrás avanzar en cómo tratar con personas
tóxicas.

7.Aprende a poner límites y a decir que no. Respeta a los demás y pide que te
respeten a ti. “Atrévete a decir “hasta aquí”, “no quiere que me hables así” o “si
sigues hablándome de esa forma me iré”.

8.Toma distancia. Si nada de lo anterior funciona, toma tanta distancia como


puedas de esa persona. Deja de pensar que tienes que relacionarte con alguien por
obligación, porque la única persona con la que pasarás el resto de tu vida eres tú.

Y, sobre todo, recuerda que siempre, siempre, siempre, la solución está en ti, no
en el otro. En que trabajes tu diálogo interno, tu autoestima y tu fortaleza emocional
y en que aprendas a poner límites a los demás. Para ayudarte he escrito la guía
gratuita Como Defenderte Cuando Alguien Traspasa Tus Límites. Puedes
descargártela pinchando aquí.

Y hoy me gustaría proponerte que en los comentarios aquí debajo, además de


hablarme de las personas tóxicas de tu entorno, me contaras cuándo has sido
tóxico tú. ¿Te atreves? ;-).

7 maneras inteligentes de tratar con la


gente tóxica que te rodea

No dejes que la gente tóxica alquilen espacio en tu cabeza. Aumenta


el alquiler y sácalos de allí.
Sobrevivir a los altibajos y a las tormentas eléctricas del mal humor de
otras personas puede ser todo un reto. Es importante, sin
embargo, recordar que algunas personas malhumoradas o
negativas, pueden estar pasando por una etapa difícil en sus
vidas. Puede que estén enfermos, que hayan estado mucho
tiempo preocupados por algo, o que carezcan de lo que necesitan
en términos de amor y apoyo emocional.
Estas personas necesitan ser escuchadas, apoyadas y contenidas
(aunque cualquiera que sea la causa de su mal humor y
negatividad, igual tienes que protegerte de sus
comportamientos cuando debas).
Pero hay otro tipo de mal humor o conducta negativa: la del matón
tóxico, que utilizará sus cambios de humor para intimidarte y
manipularte. Es este aspecto de mal humor que inflinge abuso
permanente y miseria. Si observas a estas personas de cerca, te
darás cuenta de que su actitud es muy auto-referencial. Sus
relaciones se priorizarán de acuerdo a cómo pueden ser usados
para satisfacer sus necesidades egoístas. Sobre este tipo de
comportamiento tóxico quiero hablar en este artículo.
Soy un firme creyente de que los cambios de humor tóxicos no
deberían ser inflingidas a una persona por otra, bajo ninguna
circunstancia. Así que ¿cómo puedes manejar mejor las ondas
negativas de la toxicidad de otras personas?
1. Sigue adelante sin ellos.
Si conoces a alguien que insista en dictar destructivamente la
atmósfera emocional, a está claro: son tóxicos. Si estás sufriendo a
causa de su actitud, y tu compasión, paciencia, consejo, y atención
en general no parece ayudarlo, y no parece que le importe
tampoco, entonces pregúntate, «¿Necesito a esta persona en mi
vida?«
Cuando eliminas a los tóxicos de tu entorno, se hace mucho más
fácil respirar. Si las circunstancias lo justifican, deja a esas
personas atrás y sigue adelante cuando debas hacerlo. En
serio, sé fuerte y entiende cuándo es suficiente! Dejar ir a las
personas tóxicas no significa que las odies, o que les deseas daño;
simplemente significa que te preocupas por tu propio bienestar.
Una relación sana es recíproca; Tiene que dar y recibir, pero no en
el sentido de que siempre estés dando y que ellos siempre estén
recibiendo. Si por alguna razón tienes que mantener a una persona
verdaderamente tóxica en tu vida, entonces considera los
siguientes puntos…

2. Deja de fingir que su comportamiento tóxico está bien.


Si no tienes cuidado, las personas tóxicas usarán su
comportamiento caprichoso para obtener un trato preferencial,
porque… bueno… tal parece que es la forma más sencilla para
hacerlos callar y no tener que escuchar su fastidiosa retórica.

No te dejes engañar. Facilidad a corto plazo es igual a dolor a largo


plazo para ti en una situación como esta. La gente tóxica no
cambia si están siendo recompensados por no cambiar.
Decide en este minuto no ser influenciado por su comportamiento.
Deja de caminar en puntitas a su alrededor o darle perdones
especiales por su constante beligerancia.
Nunca vale la pena aguantar el drama y la negatividad constante.
Si alguien mayor de 21 años no puede ser un adulto razonable y
fiable, entonces…

3. ¡Díselo!
Ponte de pie. Algunas personas harán lo que sea por su propio
beneficio personal a expensas de los demás; no los dejes. No
aceptes ese comportamiento. La mayoría de estas personas saben
que no están haciendo lo correcto y dejan ese comportamiento
con una rapidez sorprendente cuando alguien los enfrenta. En
la mayoría de los entornos sociales, la gente tiende a guardar
silencio hasta que alguien se lo diga, así que DISELO.
Algunas personas tóxicas pueden usar la ira como una manera de
influir en ti, o pueden no responderte cuando estés tratando de
comunicarte, o interrumpirte y sorpresivamente empezar a hablar
mal de algo querido por ti. Si alguna vez te atreves a hablar sin
temor y responder negativamente a su comportamiento
temperamental, puede que queden sorprendidos, o incluso
indignados, de que hayas traspasado el territorio de su
comportamiento. Pero tienes que decírselos de todos modos.
No señalar el comportamiento tóxico de alguien puede ser la
principal razón para ser succionado dentro de los juegos de su
mente. Por otro lado, desafiar este tipo de comportamiento de
frente, a veces conseguirá que se den cuenta de los efectos
negativos de su comportamiento. Por ejemplo, podrías decir:

• «He notado que pareces enojado. ¿Hay algo que te esté


molestando?»
• «Creo que te ves aburrido. ¿Crees que lo que estoy diciendo no
es importante?»
• «Tu actitud me está haciendo enojar. ¿Es eso lo que quieres?»
Declaraciones directas como estas pueden ser desarmadoras si
alguien de verdad usa su actitud malhumorada como medio de
manipulación social, y estas declaraciones también pueden abrir
una oportunidad para intentar ayudarlos si es que están realmente
enfrentando un problema grave.

Incluso si dicen: «¿Qué quieres decir?» y lo niegan, al menos has


hecho que tomen conciencia de que su actitud se ha
convertido en un problema conocido por otros, y no sólo una
herramienta personal que pueden utilizar para manipular a los
demás siempre que quieran.
Y si persisten en negarlo, podría ser el momento para…

4. Da un paso.
Tu dignidad puede ser atacada, devastada y vergonzosamente
humillada, pero nunca te puede ser quitada a menos que
voluntariamente la entregues. Todo es cuestión de encontrar la
fuerza de defender tus límites.
Demuestra que no serás insultado ni menospreciado. Para ser
honesto, nunca tuve mucha suerte al tratar de hablar con personas
verdaderamente tóxicas (lo peor de lo peor) cuando me insultaban
de forma continua. La mejor respuesta que recibí fue un sarcástico:
«Siento que tomes lo que digo tan personal.» Mucho más eficaz es
terminar las conversaciones con dulzura enfermiza o con
brusquedad. El mensaje es claro: No sirven de nada los
comentarios sutiles y jamás entenderán.
Las personas verdaderamente tóxicas contaminan a todos a su
alrededor, incluyéndote a ti si se los permites. Si intentas razonar
con ellos y ves que no comprenden, no dudes en desocupar su
espacio e ignorarlos hasta que lo hagan.

5. No tomes su comportamiento tóxico como personal.


Son ellos, no tú. ENTIENDE esto.

La gente tóxica probablemente tratará de dar a entender de alguna


manera que has hecho algo mal. Y debido a que el botón de
«sentirse culpable» es muy grande en muchos de nosotros, incluso
la implicación de que pudimos haber hecho algo malo puede dañar
nuestra confianza y desestabilizar nuestra determinación. No dejes
que esto te suceda.
Recuerda, ganas un montón de libertad cuando no tomas nada
como personal. La mayoría de la gente tóxica no se comporta
negativamente solo contigo, sino con todos con los que
interactúan. Aun cuando la situación parezca personal (incluso si
sientes que te insultan directamente) por lo general no tiene nada
que ver contigo. Lo que dicen y hacen, y las opiniones que
tienen, se basan enteramente en su propia auto-reflexión.
6. Práctica la compasión práctica.
A veces tiene sentido ser simpático con las personas tóxicas que
sabes que están pasando por un momento difícil, o con aquellos
que sufren una enfermedad. No hay duda de ello, algunas
personas tóxicas están realmente angustiadas, deprimidas, o
incluso mental y físicamente enfermas, pero igual tienes que
separar sus problemas legítimos de la forma en la que se
comportan contigo. Si dejas que las personas se salgan con todo
porque están angustiados, enfrentan una condición médica, o
incluso deprimidos, entonces harás que les sea muy tentador
empezar inconscientemente a usar su desafortunada circunstancia
como un medio para un fin.
Hace varios años, fui de voluntario a un hospital psiquiátrico para
niños. Fui el mentor de un niño allí llamado Dennis, un paciente
diagnosticado con trastorno bipolar. Dennis era muy problemático
de vez en cuando, y a menudo le gritaba obscenidades a los
demás cuando experimentaba uno de sus episodios. Pero nunca
nadie había desafiado sus arrebatos, y tampoco yo hasta este
punto. Después de todo, estaba clínicamente «loco» y no se podía
hacer nada para ayudarlo, ¿verdad?

Un día llevé a Dennis al parque a jugar a la pelota. Una hora


después de llegar, Dennis entró en uno de sus episodios y empezó
a insultarme. Pero en lugar de ignorar sus palabras, le dije: «¡Deja
de molestarme e insultarme! Sé que eres una buena persona,
y mucho mejor que eso.» Su mandíbula cayó literalmente. Dennis
miró aturdido, y luego, en cuestión de segundos, se recompuso y
replicó: «Lo siento, me porte mal Sr. Marc.»
La lección aquí es que no puedes «ayudar» a alguien con solo
perdonarlo por todo lo que haga simplemente porque tiene
problemas. Hay un montón de personas que están pasando por
dificultades extremas que no son tóxicas para el mundo que los
rodean. Sólo podemos actuar con compasión genuina cuando
establecemos límites. Perdonar demasiadas cosas y hacer
demasiadas concesiones no es saludable ni práctico para nadie en
el largo plazo.
7. Toma tiempo para ti.
Si te vez forzado a vivir o trabajar con una persona tóxica,
entonces asegúrate de tomar suficiente tiempo a solas como para
relajarte, descansar y recuperarte. Tener que jugar el papel de
«enfocado, adulto racional» frente al malhumor tóxico puede ser
agotador, y si no tienes cuidado, la toxicidad puede infectarte. Una
vez más, entienden que incluso las personas con problemas
legítimos y enfermedades clínicas pueden igual comprender que
tienes necesidades también, lo que significa que puedes
cortésmente excusarte cuando lo necesites.
Te mereces este tiempo lejos. Te mereces pensar en paz, libre de las presiones externas
y los comportamientos tóxicos. Sin problemas que resolver, ni límites que defender, o
personalidades que complacer. A veces necesitas tener un tiempo para ti, lejos del
ajetreo del mundo en el que vives y que no hace tiempo para ti.

CÓMO LIBERARTE DE LAS PERSONAS TÓXICAS


Las personas toxicas son aquellos individuos de tu alrededor que te
dominan y controlan, y hacen caso omiso de tus necesidades y
sentimientos. Se centran en sí mismos y no parecen estar interesados en
ti en absoluto. Parecen ver a otras personas como herramientas en vez
de como seres integrales y autónomos.
Puedes preguntarte entonces: “¿quién sería capaz de aguantar
eso?”. Desgraciadamente, hay quienes lo aguantan, a veces incluso
durante años o durante toda la vida.
De hecho, es bastante sencillo que sin darnos cuenta acabemos cayendo
bajo el influjo de una o varias personas tóxicas en nuestra propia vida.
Esto puede tener todo tipo de efectos dañinos sobre nuestro estado de
ánimo, por lo que es fundamental aprender a identificar cuándo nos está
sucediendo algo así y descubrir cómo podemos librarnos de ellas. De eso
precisamente trata este artículo.
Cómo identificar a las personas tóxicas de tu alrededor
Las personas toxicas se centran en gente con baja autoestima, ya que
cuando uno no se aprecia a sí mismo, difícilmente podrá enfrentarse a
sus intentos de manipulación. Ante esta situación emocional, es muy
complicado que te preguntes si una persona es tóxica o si debes alejarte
de ella, e incluso puede que termines planteándote qué estás haciendo
mal para que te trate así.
Esta es una situación ideal para la persona tóxica. Ellos no se preocupan
por la rotura de tus relaciones, o por tus sentimientos: simplemente
buscan inflar su ego a costa de tu autoestima.
Cuando te enfrentes a uno de estos individuos, terminarás preguntándote
qué has hecho mal. Bueno, de acuerdo a las personas tóxicas en tu vida,
simplemente no vales nada. Todo lo que está mal es por tu culpa. Cuando
estás con uno de ellos, adoptas esa visión tan completamente que ni
siquiera te das cuenta de que eres incapaz de escuchar a tu propio
criterio interno.
Situaciones emocionales como la depresión o la ansiedad suelen a veces
aparecer por tener personas tóxicas a tu alrededor, ya se trate de tu
pareja, familia, amigos o compañeros de trabajo.
Por eso, lo mejor que puedes hacer cuando notes que no estás tan alegre
como normalmente eres es preguntarte si alguna de tus relaciones puede
estar haciéndote más daño que beneficio. Si detectas que este es el caso,
puedes intentar modificar la situación; pero generalmente, la opción más
segura será alejarte de quien te esté perjudicando de manera temporal o
permanente.
¿Cómo me libro de las personas tóxicas?
Debido al daño que pueden hacerte las personas tóxicas, no debes pedir
permiso para alejarte de ellas. Por el contrario, debes mejorar tu
autoestima y liberarte por fin de esas personas nocivas, por más que
duela al principio. Deja de ver pasar tu vida por delante de tus ojos y toma
las riendas, antes de caer en una espiral negativa de la que no puedas
salir.
Si tu autoestima esta por los suelos, tardará un tiempo en sanarse, pero
ya habrás dado el primer paso esencial.
Cuando seas consciente de que tu auto-evaluación está empezando a
recibir una baja calificación, estos son algunos de los pensamientos que
puedes alentar en tu interior:
No puedes depender de la alabanza de los demás a fin de valorarse a ti
mismo. Sería un mundo hermoso si todos fuéramos caminando por ahí
diciendo cuánto nos apreciamos mutuamente. Pero ¿con qué frecuencia
ocurre esto? ¿Cuándo fue la última vez que entraste en algún lugar y
alguien te dijo algo positivo de manera aleatoria?
Cuando pasas mucho tiempo comparándote con los demás, puedes crear
una imagen bastante mala de ti mismo. El hecho es que la vida de todos
los demás parece mejor vista desde el exterior, pero todo el mundo tiene
sus propios problemas.
Puedes confiar en tu instinto. A la duda le gusta golpear a la autoestima.
No sentir que se puede confiar en las propias decisiones o percepciones,
puede hacer que una persona se sienta defectuosa. Por eso, deja de
dudar de ti mismo y comienza a confiar más en ti.

Da el primer paso
Muchas veces, alejarse de una relación tóxica puede parecer realmente
difícil cuando nos estamos planteando hacerlo. Sin embargo, en la
mayoría de las ocasiones lo único que hace falta es tomar la decisión de
dar el primer paso. Una vez que lo hagas, verás cómo todo se vuelve
mucho más sencillo y tu vida mejora de manera casi automática.

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