Cesion Derechos
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actitud conflictiva entre ambos herederos, puesto que existe un solo
bien inmueble a repartir entre dos herederos que a lo largo de todo
este tiempo no han logrado zanjar sus diferencias.
Es que al ser los derechos hereditarios susceptibles
de embargo, también son pasibles de ejecución. Ello así porque, por
regla, no se cautela ejecutivamente lo que no se va a rematar.
La subasta de acciones y derechos hereditarios es
una alternativa de ejecución directa frente a la acción oblicua y la
realización de la partición.
Tal perspectiva se aprecia desde que los derechos
hereditarios poseen valor económico al integrarse al acervo con los
derechos patrimoniales de que era titular el causante y que no se
hallan vinculados a su personalidad individual, resultando por ende,
transmisibles.
No existen razones valederas para oponerse a la
subasta de derechos hereditarios solicitada ya que no existe ningún
impedimento legal y así como está permitida la cesión de los derechos
hereditarios también lo está la subasta, pues la única diferencia es que,
en lugar de ser voluntaria, la cesión sería forzada (cfr. Sala H. voto en
disidencia del Dr. Kiper en autos: “Lombardi Juan C c/ Disca Ruben
G y Otros “ del 20/2/98, JA, 1999-I-410).
Los derechos y acciones hereditarios pueden ser
subastados, sin perjuicio de que no exista partición, desde que poseen
valor económico, son transmisibles y no se hallan vinculados a la
personalidad individual del titular (CNCiv. Sala J, Llavallol, Esteban
R. c. L., J. y otros s/ ejecución, 12/05/2016, LA LEY, 2016-C-567,
RCCyC 2016 (junio),104,DFyP 2016 (agosto), 189 con nota de
Adriana Morón DJ 24/08/2016,71 ,AR/JUR/23503/2016).
En consecuencia, corresponde revocar el decisorio
apelado. Las costas de esta instancia se imponen en el orden causado
en atención a la naturaleza de la cuestión planteada y la forma en que
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adquirentes y que se les garantice la efectiva percepción de aquello
que de buena fe consideran adquirido mediante el pago de un precio.
Son oportunas las palabras de Bibiloni, quien entiende
que la venta de derechos hereditarios en una subasta es la venta de un
“espejismo”, una simple apariencia, quedando los compradores con
un mero anhelo de obtener el derecho por el que pagaron un precio
(cfr. Bibiloni, Juan Antonio, Anteproyecto de reformas al Código
Civil, t. II, Valerio Abeledo, Buenos Aires, 1990, pág.22).
En esa línea, no hay que perder de vista que la subasta de
derechos y acciones hereditarios conlleva una seria dificultad para su
valuación, ya que no se trata de cosas ciertas y determinadas. Esa
situación supone la imposibilidad de fijar una base precisa para el
remate y, por ende, se corre el riesgo de que se obtenga un precio vil
que en definitiva perjudique los intereses de los herederos.
Es por ello que, previo al remate de derechos
hereditarios, es necesario que se encuentre inscripta la declaratoria de
herederos.
La seriedad que debe revestir una subasta judicial exige
que esté dirigida a un número indeterminado de posibles interesados y
que lo que se ofrece para su conversión en dinero sea fácilmente
evaluable, por lo que es en sí mismo y no por lo que indirectamente
podría llegar a ser; por lo cual, la única salida plausible es que los
herederos inscriban la declaratoria y luego soliciten la subasta judicial
(cfr. Cámara primera de apelaciones en lo Civil y Comercial de Bahía
Blanca Sala II, Peralta Mariscal, Leopoldo L, del voto en disidencia
en autos: “Villalva Jorge Ricardo c/ Arbasetti Horacio s/ Cobro
ejecutivo de alquileres” del 5/10/2006).
Además, de realizarse la venta judicial de derechos
hereditarios –sin realizarse la inscripción previa de la declaratoria de
herederos– se podrían vulnerar derechos de terceros que podrían
tener interés en conocer el tracto registral o de eventuales herederos
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Sentado ello, cabe destacar que coincide esta Sala con lo
señalado por el juez de grado en el sentido de que en el derecho
sucesorio del heredero ab intestato se rige por la ley vigente al
momento de la muerte del causante. Ninguna duda cabe que los
causantes fallecieron con anterioridad.
Sin embargo, hay reglas que se aplican a los juicios
abiertos aun cuando la muerte se haya producido antes, por tener
naturaleza procesal (arts. 2335-2362) o ser meras consecuencias aún
no producidas de relaciones nacidas bajo el régimen anterior, tales
como ejemplo, la figura de la licitación, que había suprimido la ley
17.711 (Cfr. Kemelmajer de Carlucci, La aplicación del Código Civil
y Comercial a las relaciones y situaciones jurídicas existentes, p. 168,
Rubinzal-Culzoni).
Ahora bien, expuesto lo anterior cabe destacar que la
figura de la licitación como modo de realizar la partición de la
herencia se encuentra contemplada en el art. 2372 del Código Civil y
Comercial de la Nación.
En el régimen actual cualquiera de los copartícipes
queda facultado para pedir la licitación de alguno de los bienes de la
herencia para que se le adjudique dentro de su hijuela por un valor
superior al del avalúo, lo que ocurre si los demás copartícipes no
superan su oferta (Cfr. Bueres (Dir) Código Civil y Comercial de la
Nación, Tomo V, p. 291, Hamurabi).
En estas actuaciones siquiera se ha efectuado el
avalúo del bien con lo cual mal puede a esta altura el apelante pedir la
licitación del bien.
En consecuencia, no dándose, por el momento, los
requisitos para peticionar esta forma de partición del bien la apelación
será desestimada.
Por los fundamentos expuestos el Tribunal por
mayoría de votos, RESUELVE: A) Al punto I. Revocar el decisorio
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