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Meta Del Liberalismo

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UNIVERSIDAD DE OCCIDENTE

Facultad de las Ciencias Económicas


Extensión Retalhuleu
Meta del Liberalismo.
Lic. Julio Danilo Sapón Martínez

Curso: Filosofía de mises.

Licenciatura en Administración de Empresas y Contaduría Pública y


Auditoría.

Sexto Semestre

Integrantes:
Gerson Estuardo Ochoa 2202006025

Diana Gabriela Reyes 2202006012

Edvin Oswaldo Tuj Barrios 2202006009

Marvin Aníbal Vásquez 2202007041

Marlon Reginaldo Rivera 2202007082


Retalhuleu, 10 de agosto de 2024
Índice

Introducción...............................................................................................................i

Meta del liberalismo................................................................................................. 1

Liberalismo........................................................................................................... 2

Liberalismo en la España del XIX:....................................................................3

El liberalismo clásico.........................................................................................4

El liberalismo social...........................................................................................4

El neoliberalismo...............................................................................................6

Conclusiones............................................................................................................7

Web-Grafía...............................................................................................................8
Introducción
En este contexto histórico, el liberalismo se referiría a aquellos que abogaban por
cambios significativos en el orden político y social establecido. Ideas como la
expansión de los derechos y libertades individuales, la igualdad ante la ley y la
participación más amplia en el proceso político, primaron en la sociedad. Es decir
que el meta de liberalismo lo identifica como una doctrina que propone la libertad y
la tolerancia en las relaciones humanas. Promueve las libertades civiles y
económicas, oponiéndose al absolutismo y al conservadurismo.

i
Meta del liberalismo
Y Engels diría que “cada progreso de la producción es al mismo tiempo un
retroceso en la situación de la clase oprimida, es decir, de la inmensa mayoría.
Cada beneficio para unos es por necesidad un perjuicio para otros”. Rousseau,
Marx y sus seguidores en general concordaron en que la desigualdad no puede
condenarse en forma a priori, es decir, sin un examen económico de las
instituciones o prácticas que la originan. Ambos reconocieron que la naturaleza era
fuente de desigualdades en talentos, capacidades, fuerza y otros que llevan a
resultados y desempeños distintos, los que en su visión no pueden ser
considerados injustos porque no tiene sentido considerar injusto aquello donde no
ha mediado voluntad humana. Rousseau deja esto claro cuando, abriendo su
famoso discurso sobre la desigualdad, sostiene que ésta se presenta de dos
formas: la natural, cuyo origen es la naturaleza y que según Rousseau no merece
ser discutida, y la política o moral, cuyo origen es la convención, es decir, el
acuerdo entre los hombres y que es la que pretende corregir.

Luego Marx, a pesar del determinismo que endosó, reconoce que antes de llegar
a la fase superior de la sociedad comunista, en la cual la riqueza será
prácticamente infinita y el sistema económico se fundará sobre el principio “a cada
quien según su necesidad y de cada cual según su capacidad”, incluso allí el
ingreso estará desigualmente distribuido porque “unos individuos son superiores
física o intelectualmente a otros y rinden, pues, en el mismo tiempo, más trabajo, o
pueden trabajar más tiempo” lo que significa, según Marx, que hay un “derecho a
la desigualdad”.

De la argumentación anterior se sigue una conclusión ineludible: si el análisis


económico socialista es equivocado, como mostraron tempranamente, entre otros,
Eugen von Böhm-Bawerk y Ludwig von Mises, entonces el juicio condenatorio de
la desigualdad es insostenible.

Dicho de otro modo, si el sistema de propiedad privada en su operación


económica no es ni un robo ni la fuente de explotación y miseria que Marx,

1
Montaigne, Rousseau y los socialistas denunciaron, sino que es fuente de
prosperidad universal y expresión de libertad de los integrantes de una
comunidad, entonces la desigualdad resultante del mercado o capitalismo no
puede considerarse injusta de acuerdo a la misma lógica socialista. Sin
explotación —argumento económico— desaparece la inmoralidad del sistema —
conclusión ética—. Un sistema como el propuesto por el liberalismo clásico que
respeta las libertades y al mismo tiempo incrementa la calidad de vida de las
masas acercándolas a la abundancia que Marx prometió, sería, por lo tanto,
mucho más conducente al ideal socialista que el camino

La presente edición española es la sexta de las publicadas hasta ahora. Las


cuatro ediciones anteriores (1975, 1982, 1995, 2005 y 2007), todas ellas también
en Unión Editorial, utilizaron una elegante traducción de Joaquín Reig Albiol, buen
conocedor del pensamiento de Mises, realizada sobre la segunda edición inglesa
de 1962, mientras que la actual edición se basa en el texto original de 1927, si
bien se ha creído oportuno incluir, como en ediciones anteriores, el Prefacio que
para la traducción inglesa escribiera en 1962 el propio Ludwig von Mises. También
se ha conservado el Prólogo escrito para la edición anterior por el profesor Julio
César de León Barbero.

Liberalismo
El liberalismo -sostiene el autor- no es ni una religión ni tampoco una filosofía
universalista ni, menos aún, un partido político defensor de intereses particulares.
Desde un punto de vista histórico, el liberalismo fue el primer movimiento político
que quiso promover, no el bienestar de grupos específicos, sino el bienestar
general. Sus principios sobre el valor absoluto y primario de la libertad, la
propiedad privada, el Estado de Derecho, la tolerancia y la cooperación entre los
individuos y los pueblos, el protagonismo de la iniciativa individual y la sociedad
civil frente al «Gobierno omnipotente», entrometido y dispensador interesado de
favores, subvenciones y privilegios…, define todo un modelo de civilización, el
único que, además, ha demostrado ser capaz de crear riqueza y bienestar para

2
todos y de elevar el nivel de vida de una población en constante aumento,
posibilitando así también el florecimiento de los valores del espíritu.

«El Liberalismo de Mises -escribe Hayek- le hizo entrar en una polémica


ininterrumpida con el poderoso grupo de intelectuales marxistas de Viena, algunas
de cuyas principales figuras habían sido compañeros suyos de clase… Además,
las ideas de Mises eran inaceptables para el amplio grupo de liberales más tibios,
en el que probablemente se encuadraba la mayor parte de los jóvenes
intelectuales… Todos los que no éramos marxistas pertenecimos al principio a
este grupo, y sólo algunos de nosotros nos fuimos convirtiendo lenta y
gradualmente a las ideas de Mises.»

Cuando, en el entorno anglosajón, la gente comenzó a usar el adjetivo liberal en el


sentido de generoso, copioso, abundante, apenas podía imaginar la poderosa
corriente que el liberalismo terminaría desencadenando.

Alguna señal de su vida futura emergió cuando «liberal» fue asociado con la
apertura mental y la tolerancia, pero habría que esperar a que el término liberales
fuese acuñado en España hace doscientos años para representar a un partido
político; solo entonces el liberalismo se posicionó directamente en la escena
pública, como eslogan de individuos que desean un espacio en el que verse libres
de restricciones injustificables, y como un conjunto de arreglos institucionales
fundamentales cuyo objetivo es legitimar y civilizar las prácticas de la política.
Sobre todo, el término se ha vuelto indicativo de ideas y políticas destinadas a
reformar, emancipar y abrir una ventana de oportunidades para los individuos que
desean vivir sus vidas de acuerdo con su propio entendimiento.

Así pues, el liberalismo compite por su implementación y su reconocimiento


público al igual que lo hacen todas las ideologías y todos los sistemas de
creencias sostenidos colectivamente, y, como todos ellos, ha sido denunciado por
numerosos sectores de la sociedad.

3
Liberalismo en la España del XIX: Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros,
por Antonio Gisbert (Museo del Prado) Sin embargo, el problema es el siguiente:
no existe una única, inequívoca cosa llamada liberalismo.

4
Todos los liberalismos que han existido, y que existen, seleccionan deliberada o
inconscientemente ciertos ítems del enorme repertorio liberal acumulado y
excluyen otros, porque algunos elementos son incompatibles entre sí y porque las
modas y prácticas intelectuales cambian. Como consecuencia, una multitud de
sistemas de creencias y de teorías anida bajo el título de liberalismo, y ninguno de
ellos puede contener todas las posibilidades —las ideas y los arreglos políticos—
que el término en su plenitud máxima si bien hipotética puede abarcar, o que las
prácticas políticas liberales han abarcado a lo largo del tiempo y el espacio.
Consideremos, por ejemplo, expresiones como «liberalismo clásico», «liberalismo
social»1 o «neoliberalismo»: tres versiones del asunto que aún están vigentes.

El liberalismo clásico giraba en torno a la libertad individual (con la que el libe-


ralismo mantiene su más estrecho vínculo etimológico), así como en torno a la
independencia humana y el gobierno de la ley o Estado de derecho, y restringía de
manera importante lo que los Estados y los gobiernos tenían derecho a hacer a los
individuos.

El liberalismo social —y el nuevo liberalismo que surgió en Gran Bretaña hace


poco más de un siglo, en tándem con algunos de sus equivalentes
socialdemócratas escandinavos— exploró las condiciones para un desarrollo y un
crecimiento individual sostenidos por redes de asistencia mutua e
interdependencia. De esa rama del liberalismo surgió el moderno Estado de
bienestar. Sin embargo, de forma particularmente confusa, «neo» y «nuevo»
reman en direcciones muy distintas. El neoliberalismo, un producto sobre todo de
la segunda mitad del siglo xx, enfatiza las consecuencias beneficiosas de los
mercados competitivos y del progreso personal mucho más que el fomento
general del bienestar humano. Sus credenciales liberales, como se argumentará
en el capítulo 7, resultan muy polémicas. Quienes piensan que el liberalismo con-
siste en gran medida en la actividad privada y libre de restricciones y quienes
creen que consiste en el desarrollo razonable de los individuos en una sociedad
basada en el apoyo mutuo y en los proyectos compartidos no tienen mucho en
común.

5
No menos sorprendente es que suele haber desacuerdo con respecto a cuál de
las características del liberalismo es la más importante, un desacuerdo que resulta
obvio tanto entre los liberales como entre sus críticos. ¿Consiste dicho liberalismo
en aumentar la libertad individual o bien en que se trate a todos con igual
respeto?, ¿en limitar el daño a los demás o en permitir el florecimiento de los
seres humanos?, ¿en ser más productivo o más humano? ¿Existe un verdadero
liberalismo rodeado de imitaciones imprecisas? ¿Han picoteado otras ideologías
en el liberalismo como buitres y se han llevado las partes elegidas dejando que el
resto se marchite? Para quien aborda el estudio del liberalismo, el desafío consiste
en conferir sentido a estas diversas visiones en lugar de expresar una preferencia
rígida por una de ellas. Por lo tanto, tal vez sea más preciso hablar de liberalismos
en plural, todos ellos parte de una amplia familia en la que se dan similitudes y
diferencias: muchos miembros de la familia liberal coinciden en sus
características, pero algunos apenas se dirigen la palabra entre ellos.

El objetivo del liberalismo no es que los privilegiados acumulen más capital, sino
ayudar a los más vulnerables. Esa es la visión de la destacada economista Deirdre
McCloskey, quien estima que la mejor manera de asistir a los más necesitados es
a través del crecimiento económico.

En su exposición en el seminario "La Otra Mirada a la Libertad", organizado por la


Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), la también historiadora estadounidense afirmó
que "no podemos hacer que los pobres estén mejor robándoles a los ricos, pero
no debería ser nuestro propósito como liberales hacer a los ricos más ricos".

"Lo que deberíamos decir en nuestros discursos es que el liberalismo es para la


gente pobre", expresó.

La académica de la Universidad de Illinois en Chicago se mostró a favor de que


los individuos con mayores ingresos paguen la educación básica y secundaria de
los sectores más vulnerables a través de impuestos y también respaldó la idea de
otorgar transferencias monetarias, aunque los montos no deberían ser elevados,
sostuvo.

6
"La manera de ayudar realmente a los pobres es tener una economía que crece",
declaró. Esto, a su juicio, se logra al permitir que cada persona tenga la libertad de
emprender.

En la conversación que sostuvo con Andrés Benítez, rector de la UAI, McCloskey


aseguró que no le agrada el concepto de 'capitalismo'. "Es una palabra tonta,
inventada por nuestros enemigos", manifestó.

Desde su perspectiva, el término "confunde profundamente a las personas, porque


han llegado a pensar que el sistema es sobre la acumulación de capital, pero no
es eso. Es sobre nuevas ideas". Socialismo lento

Al ser consultada sobre la elección presidencial en Estados Unidos, la economista


describió a Donald Trump como un "lunático que tiene un período de
concentración de cerca de ocho minutos".

La especialista reconoció estar "realmente en shock" por cómo se ha desarrollado


esta campaña y reveló su decepción por el rol que ha jugado el ex alcalde de
Nueva York Rudolph Giuliani como uno de los principales voceros del abanderado
republicano. "Es una lástima (...) Él es un hombre inteligente",

McCloskey aseveró que ser mandatario "es un trabajo serio" y añadió que Hillary
Clinton "al menos sabe cómo hacerlo".

Sin embargo, criticó a la candidata demócrata al decir que "va a ser una socialista
lenta", es decir, va a implementar regulaciones que, por lo general, terminan
siendo controladas por las industrias que deberían ser reguladas.

El neoliberalismo es una corriente de pensamiento económico y político basada


en el mercado de libre competencia. Se caracteriza por proponer la reducción del
intervencionismo estatal en la economía, fomentar la liberalización de mercados y
las privatizaciones, y promover políticas orientadas al libre comercio y la
globalización. Favorece principalmente a los sectores empresariales y financieros,
porque elimina impuestos y restricciones sobre sus acciones. y perjudica a los
sectores sociales más vulnerables, porque reduce la inversión estatal en servicios,
derechos y empleo público.
7
Conclusiones
Sus principios del liberalismo esta sobre el valor absoluto y primario de la libertad
de la población y sus finanzas que cada persona como empresario familiar y
mercantil manejan, luego está la propiedad privada que se maneja en autonomía.

El Estado de Derecho, la tolerancia y la cooperación entre los individuos y los


pueblos esto es una gran iniciativa algo que es muy difícil de manejar por la
cuestión que la cooperación entre pueblos indígenas y pueblos apaches en el
continente americano.

El protagonismo de la iniciativa individual y la sociedad civil frente al “Gobierno


omnipotente” siendo el entrometido y dispensador interesado de favores,
subvenciones y privilegios esto es la parte más funcional sobre todo en el
comercio.

Todo esto se define como un modelo de civilización, el único que, además, ha


demostrado ser capaz de crear riqueza y bienestar para todos y de elevar el nivel
de vida de una población en constante aumento.

Comparando con el sistema del capitalismo donde solo los que tienen para invertir
son los únicos que se vuelven millonarios, el liberalismo cambia la forma de
manejar un sistema monótono y manejado solo por el gobierno y ser así el
cambio.

8
Web-Grafía

Conversación sobre la Historia. (abril de 2019). Obtenido de


https://conversacionsobrehistoria.info/2019/06/05/liberalismo-una-
introduccion-2/

Gallego, J., & Bullemore, T. (2016). IGUALITARISMO: UNA DISCUSIÓN


NECESARIA. Obtenido de
https://static.cepchile.cl/uploads/cepchile/2022/09/librocep_igualitarismo.pdf
#page=370

Von, M. (s.f.). La Editorial del Pensamiento Liberal. Obtenido de


https://www.unioneditorial.net/libro/liberalismo-la-tradicion-clasica-6-a-
edicion/

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