La Asamblea General Adopta La Agenda 2030 para El Desarrollo Sostenible
La Asamblea General Adopta La Agenda 2030 para El Desarrollo Sostenible
La Asamblea General Adopta La Agenda 2030 para El Desarrollo Sostenible
Además de poner fin a la pobreza en el mundo, los ODS incluyen, entre otros
puntos, erradicar el hambre y lograr la seguridad alimentaria; garantizar una vida
sana y una educación de calidad; lograr la igualdad de género; asegurar el acceso
al agua y la energía; promover el crecimiento económico sostenido; adoptar
medidas urgentes contra el cambio climático; promover la paz y facilitar el acceso
a la justicia.
Objetivo 1: Poner fin a la pobreza en todas
sus formas en todo el mundo
Para los que trabajan, su puesto de trabajo no les garantiza una vida digna. De
hecho, el 8 % de los trabajadores de todo el mundo, y sus familias, vivían en
situación de extrema pobreza en 2018. Uno de cada cinco niños vive en situación
de extrema pobreza. Garantizar la protección social de todos los niños y otros
grupos vulnerables resulta crucial para reducir la pobreza.
El mundo no está bien encaminado para alcanzar el objetivo de hambre cero para
2030. Si continúan las tendencias recientes, el número de personas afectadas por
el hambre superará los 840 millones de personas para 2030.
Garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades es esencial
para el desarrollo sostenible.
Nunca antes habían estado tantos niños fuera de la escuela al mismo tiempo, lo
que altera su aprendizaje y cambia drásticamente sus vidas, especialmente las de
los niños más vulnerables y marginados. La pandemia mundial tiene graves
consecuencias que pueden poner en peligro los avances que tanto costaron
conseguir a la hora de mejorar la educación a nivel mundial.
Objetivo 5: Lograr la igualdad entre los
géneros y empoderar a todas las mujeres y
las niñas
Se han conseguido algunos avances durante las últimas décadas: más niñas están
escolarizadas, y se obliga a menos niñas al matrimonio precoz; hay más mujeres
con cargos en parlamentos y en posiciones de liderazgo, y las leyes se están
reformando para fomentar la igualdad de género.
A pesar de estos logros, todavía existen muchas dificultades: las leyes y las
normas sociales discriminatorias continúan siendo generalizadas, las mujeres
siguen estando infrarrepresentadas a todos los niveles de liderazgo político, y 1 de
cada 5 mujeres y niñas de entre 15 y 49 años afirma haber sufrido violencia sexual
o física a manos de una pareja íntima en un período de 12 meses.
Los efectos de la pandemia de la COVID-19 podrían revertir los escasos logros que
se han alcanzado en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres. El
brote de coronavirus agrava las desigualdades existentes para las mujeres y niñas
a nivel mundial; desde la salud y la economía, hasta la seguridad y la protección
social.
A pesar de ello, es necesario prestar una mayor atención a las mejoras para el
acceso a combustibles de cocina limpios y seguros, y a tecnologías para
3000 millones de personas, para expandir el uso de la energía renovable más allá
del sector eléctrico e incrementar la electrificación en el África subsahariana.
Incluso antes del brote de la COVID-19, era probable que uno de cada cinco países
(en donde habitan miles de millones de personas que viven en situación de
pobreza) vieran sus ingresos per cápita estancarse o reducirse en 2020. A día de
hoy, las perturbaciones económicas y financieras derivadas de la COVID-19 (como
las alteraciones en la producción industrial, la caída de los precios de los productos
básicos, la volatilidad del mercado financiero y el aumento de la inseguridad) están
desbaratando el ya de por sí tibio crecimiento económico y empeorando los riesgos
acentuados de otros factores.
Sin embargo, todavía queda un largo camino que recorrer para que el mundo
pueda aprovechar al máximo este potencial. En especial, los países menos
desarrollados necesitan acelerar el desarrollo de sus sectores manufactureros si
desean conseguir la meta de 2030 y aumentar la inversión en investigación e
innovación científicas.
Reducir las desigualdades y garantizar que nadie se queda atrás forma parte
integral de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El mundo cada vez está más urbanizado. Desde 2007, más de la mitad de la
población mundial ha estado viviendo en ciudades, y se espera que dicha cantidad
aumente hasta el 60 % para 2030.
Las ciudades y las áreas metropolitanas son centros neurálgicos del crecimiento
económico, ya que contribuyen al 60 % aproximadamente del PIB mundial. Sin
embargo, también representan alrededor del 70 % de las emisiones de carbono
mundiales y más del 60 % del uso de recursos.
El organismo de las Naciones Unidas para los alimentos, la FAO, advirtió de que el
hambre y las muertes podrían aumentar de manera significativa en las zonas
urbanas que no cuentan con medidas para garantizar que los residentes pobres y
vulnerables tengan acceso a alimentos.
El 2019 fue el segundo año más caluroso de todos los tiempos y marcó el final de
la década más calurosa (2010-2019) que se haya registrado jamás.
El cambio climático está afectando a todos los países de todos los continentes.
Está alterando las economías nacionales y afectando a distintas vidas. Los
sistemas meteorológicos están cambiando, los niveles del mar están subiendo y
los fenómenos meteorológicos son cada vez más extremos.
A pesar de que se estima que las emisiones de gases de efecto invernadero caigan
alrededor de un 6 % en 2020 debido a las restricciones de movimiento y las
recesiones económicas derivadas de la pandemia de la COVID-19, esta mejora es
solo temporal. El cambio climático no se va a pausar. Una vez que la economía
mundial comience a recuperarse de la pandemia, se espera que las emisiones
vuelvan a niveles mayores.
Una gestión cuidadosa de este recurso mundial esencial es una característica clave
de un futuro sostenible. No obstante, en la actualidad, existe un deterioro continuo
de las aguas costeras debido a la contaminación y a la acidificación de los océanos
que está teniendo un efecto adverso sobre el funcionamiento de los ecosistemas y
la biodiversidad. Asimismo, también está teniendo un impacto perjudicial sobre las
pesquerías de pequeña escala.
Proteger nuestros océanos debe seguir siendo una prioridad. La biodiversidad
marina es vital para la salud de las personas y de nuestro planeta. Las áreas
marinas protegidas se deben gestionar de manera efectiva, al igual que sus
recursos, y se deben poner en marcha reglamentos que reduzcan la sobrepesca, la
contaminación marina y la acidificación de los océanos.
En Trabajar con el medio ambiente para proteger a las personas, el PNUMA detalla
cómo «reconstruir mejor», mediante una base científica más sólida, políticas que
contribuyan a un planeta más sano y más inversiones verdes.
Por otro lado, los nacimientos de alrededor de uno de cada cuatro niños en todo el
mundo con menos de 5 años nunca se registran de manera oficial, lo que les priva
de una prueba de identidad legal, que es crucial para la protección de sus
derechos y para el acceso a la justicia y a los servicios sociales.
Muchos países requieren asistencia oficial para el desarrollo con el fin de fomentar
el crecimiento y el comercio. Aun así, los niveles de ayuda están disminuyendo y
los países donantes no han respetado su compromiso de aumentar la financiación
para el desarrollo.
Las ciudades y las áreas metropolitanas son centros neurálgicos del crecimiento
económico, ya que contribuyen al 60 % aproximadamente del PIB mundial. Sin
embargo, también representan alrededor del 70 % de las emisiones de carbono
mundiales y más del 60 % del uso de recursos.
El organismo de las Naciones Unidas para los alimentos, la FAO, advirtió de que el
hambre y las muertes podrían aumentar de manera significativa en las zonas
urbanas que no cuentan con medidas para garantizar que los residentes pobres y
vulnerables tengan acceso a alimentos.