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Así Son Las Personas Que

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Así son las personas que 'son' abducidas por los

extraterrestres

Diversos estudios revelan rasgos neurológicos y psiquiátricos


comunes en las personas que dicen haber tenido contacto con
extraterrestres.

Aunque cada vez que los astrónomos descubren planetas susceptibles de albergar vida
extraterrestre dejan claro a la población que ésta no tiene por qué estar compuesta por
hombrecitos o monstruos verdes deseosos de sangre terrícola, el temor de muchas personas a
ser invadidas por alienígenas es mucho más frecuente de lo que parece.

No hay más que ver el revuelo que causó en 1938 Orson Welles con aquella narración
radiofónica de La Guerra de los Mundos, que hizo que los oyentes que no habían escuchado la
introducción creyeran que se trataba de un avance del noticiario y huyeran despavoridos por
miedo al ataque de seres extraterrestres.

Desde entonces han sido muchos los ciudadanos que aseguran haber sido abducidos por
alienígenas. Psicólogos y neurocientíficos analizan cada caso en busca de un factor común que
explique la forma en que su cerebro ha podido llevarles a creer en semejante falsedad.

Cosa de personalidad

Según un artículo publicado recientemente en The Conversation, las personas "abducidas"


suelen mostrar después una sintomatología muy parecida, con rasgos como el sonambulismo,
las pesadillas y algunos traumas psicológicos que finalmente acaban requiriendo la ayuda de
un terapeuta.

Además, otro factor común es su personalidad, pues la mayoría de individuos que han
reportado haber vivido una de estas experiencias coinciden en ser personas extremedamente
fantasiosas. Pero esto no quiere decir que se inventen las abducciones, sino que su mente las
imagina de una forma tan detallada que pueden llegar a creérselo, especialmente si también
muestran otros problemas, como traumas infantiles previos o tendencia al estrés.

Todo esto puede demostrarse de un modo sencillo gracias a la hipnosis, una técnica que suele
usarse para ayudar a personas con estrés postraumático y otros rasgos amnésicos a recordar
situaciones olvidadas. Pero no sólo cosas que realmente ocurrieron, sino también fantasías tan
exactas que el cerebro las había catalogado como reales.

La abducción en el cerebro

Por otro lado, la gran mayoría de personas que se han visto en esta situación suelen
experimentar a menudo trastornos como la parálisis del sueño, un fenómeno que se da en un
estado intermedio entre el sueño y la vigilia y que provoca a quién lo siente un estado intenso
de nerviosismo, con parálisis de las extremidades y alucinaciones.

Muchas personas que suelen tener este tipo de parálisis aseguran haber visto brujas y otros
monstruos justo cuando su cuerpo se paralizaba, por lo que es factible que también creyesen
que todo lo que sentían se lo hubiese provocado un alienígena.

Además, también se baraja la posibilidad de que se trate de personas con una gran sensibilidad
en el lóbulo temporal, de modo que esta zona cerebral sería más susceptible a los efectos de
las frecuencias magnéticas de bajo nivel, responsables de la generación de alucinaciones que
podrían ser confundidas con una abducción alienígena.

Caso aparte es el de las personas que se inventan conscientemente la abducción, normalmente


con intereses ocultos en los que el dinero suele ser el objetivo final. Es importante conocer las
causas cerebrales que llevan a creer en la abducción, no sólo para ayudar a quiénes la sienten,
sino también para desenmascarar a estos charlatanes, que además de intentar sacar tajada de
su historia, a menudo también despiertan el miedo en ciertos sectores de la población, que
temen que esa vida extraterrestre que los científicos buscan sin parar pueda querer venir a
hacernos daño, distorsionando bastante lo que está ocurriendo en realidad.

Introducción

A raíz de mi participación en el programa “Otros Mundos”, con mi amigo Javier Sierra, me ha


parecido oportuno escribir sobre una de las áreas más controvertidas de la investigación con
hipnosis: la abducción (o supuesta abducción) de personas por Objetos Volantes No
Identificados (OVNI). El programa se ha centrado en la figura del pintor y escultor Robert
Llimós, artista de una larga trayectoria y merecido prestigio (Otros Mundos. Capítulo 2).

La vida del artista cambió a partir de un supuesto contacto extraterrestre en la localidad


brasileña de Fortaleza. Según su testimonio, permaneció unas dos horas y media en el interior
de una nave alienígena, manteniendo una comunicación intensa con esos seres procedentes
del espacio exterior.

A partir de ese momento, toda su obra se centra en reproducir a esos seres, tanto en pinturas
como en esculturas; ha abandonado su línea de trabajo habitual, dedicado fervientemente a lo
que él considera en cierto modo una misión. Esto ha supuesto aparentemente un perjuicio
para su credibilidad y para la comercialización de sus trabajos. No obstante, no voy a entrar
ahora en el caso Llimós. Aconsejo a los lectores que vean el programa y juzguen por ellos
mismos. Este caso me sirve de punto de partida para un comentario más general sobre la
polémica del uso de la hipnosis con “abducidos”.

En general, podemos decir que el fenómeno OVNI es un fenómeno típico del siglo XX, y más
concretamente de su segunda mitad, a partir del término de la Segunda Guerra Mundial, que
como sabemos tuvo lugar en 1945. Si bien es verdad que ya con anterioridad se había hablado
de objetos volantes no identificados, los medios de comunicación divulgan de forma masiva el
tema a partir de la posguerra: los “platillos volantes” comienzan a ser un tema recurrente no
solo en los informativos, sino también en la ficción.

Es en 1947 cuando el caso Kenneth Arnold adquiere una gran notoriedad. Arnold era un piloto
privado que observó una formación OVNI volando en cadena cerca de Washington. Las
agencias de prensa difunden el incidente a bombo y platillo, y de hecho a partir de aquí
comienza a utilizarse la denominación “Platillos Volantes” ya que, según el testimonio de este
piloto, los objetos volaban con una trayectoria irregular que le recordaban “un plato lanzado al
agua”. No obstante, la fuerza aérea de Estados Unidos consideró que el avistamiento de Arnold
era tan solo un espejismo. Este fue el inicio de un importante fenómeno sociológico; en muy
poco tiempo el número de avistamientos aumenta de forma espectacular.

En los años 50 se populariza la idea de la abducción, con testigos que afirman haber sido
secuestrados por extraterrestres, que los introducen en una nave espacial. Habitualmente
dichos sujetos manifiestan haber perdido su voluntad y/o su conciencia en el momento previo
a ser desplazados a la nave. También refieren con frecuencia una distorsión en el tiempo
asociada a los hechos narrados. En muchos casos relatan pesadillas recurrentes, cicatrices o
marcas de origen desconocido y reacciones fóbicas.

En Brasil, uno de los primeros “encuentros” de naturaleza traumática se produjo en 1957,


según el relato de Antônio Vilas-Boas. Cuenta que fue raptado por un humanoide, que lo
introdujo en una nave en la que mantuvo relaciones sexuales con una atractiva mujer
alienígena. La experiencia de unas cuatro horas de tiempo real, le pareció que duraba unos dos
días. Hasta su muerte, acaecida en 1992, se mantuvo firme en la narración de los hechos.

En 1961 se produce supuestamente el que probablemente es el caso más famoso de abducción


en la historia de la ufología. Un matrimonio, Barney y Betty Hill, experimenta un episodio
singular en el que se utilizó la hipnosis como procedimiento de investigación, por el psiquiatra
Dr. Benjamin Simon, aunque dicha hipnosis se practicó en 1964. Según la narración del
matrimonio, ellos estaban conduciendo, volviendo de unas vacaciones, y circulando por New
Hampshire avistan un punto luminoso en el cielo; parece que el objeto los acompaña en
determinados momentos de su viaje, hasta que desciende sobre el coche en el que viajaban,
situándose a unos 25 metros por encima. A continuación, ellos experimentan un estado de
conciencia alterado y perciben sonidos extraños. Barney había detenido el vehículo, para
después huir, con el temor de que unos seres extraños, que habían divisado con prismáticos
dentro de la nave, les capturen. Después de llegar a su casa, la pareja siente sensaciones
inexplicables y se duchan varias veces en un intento de descontaminarse de una posible
radiación. También dibujan lo que han visto; según parece, sus ilustraciones coinciden en gran
parte.
En ese mismo año, se ponen en contacto con la Fuerza Aérea de los Estados Unidos para
exponer el caso. Los militares después de estudiar el caso, consideran que los Hill habían
interpretado erróneamente que el planeta Júpiter era una nave extraterrestre. Recurren a
algunos expertos civiles, dada la incredulidad de la USAF.

En 1963 hacen pública su experiencia, con la consiguiente conmoción generalizada; después de


encontrarse con opiniones muy variadas sobre los hechos ocurridos, deciden buscar ayuda
profesional.

En 1964 el Dr. Benjamin Simon comienza su investigación utilizando la hipnosis en varias


sesiones con Barney y Betty, en citas individuales con el objeto de evitar que sus testimonios
pudieran tener una influencia recíproca. Las sesiones con Barney parece que tuvieron mayor
implicación emocional que las de Betty. Después de dichas sesiones, el Dr. Simon llegó a la
conclusion de que la hipótesis más razonable era que los recuerdos de Barney habían sido
provocados por las pesadillas recurrentes que padecía Betty a partir del supuesto encuentro
OVNI.

Barney describe a los seres que le secuestran como personajes que se comunican mediante
telepatía, y le someten a una serie de exámenes físicos desagradables. Betty, en cambio, señala
que hablaban con ella en inglés. Ambos consideran que las sesiones con Simon fueron útiles, a
pesar de que a veces no están de acuerdo en sus versiones de los hechos.

El caso fue creciendo en popularidad y en 1966 el escritor John Fuller publica, de acuerdo con
los Hill, un libro que se convirtió en un best-seller, que en su edición en español se tituló “El
Viaje Interrumpido”.

Si bien éste ha sido el caso más conocido de abducción, ha habido una amplia casuística,
sustentada también por la cultura popular con abundantes comics, libros y películas sobre el
tema.

En 1977 se lanza la película de Steven Spielberg “Encuentros en la Tercera Fase” (Una


traducción más precisa hubiera sido “Encuentros del Tercer Tipo”). El título del film se basa en
la clasificación de J. Allen Hynek, un astrónomo americano que trabajaba para la fuerza aérea
de Estados Unidos. Dichos encuentros del tercer tipo son aquellos en los que habría una
interacción directa entre extraterrestres y seres humanos. Es curioso que, aunque Hynek era en
un principio escéptico, terminó convirtiéndose en defensor del origen extraterrestre o
extradimensional de estos fenómenos.

Un caso más reciente ha sido el de Stan Romanek, que ha aparecido con mucha frecuencia en
los medios de comunicación desde 2008, afirmando haber sido abducido por extraterrestres,
haber sido objeto de un implante de un artefacto por los alienígenas, asegurando mantener
comunicaciones telepáticas con ellos, etc. Romanek ha sido desenmascarado y ha admitido
haber falseado vídeos, cuando no se ha negado a pasar por una serie de pruebas. En 2017 se le
encontró culpable de posesión de pornografía infantil, lo que aporta poco de positivo a su
imagen ya suficientemente desacreditada.

Aproximaciones científicas

El doctor Leo Sprinkle (1999), fue uno de los primeros psicólogos interesados en la abducción.
Después de estudiar los testimonios de las “víctimas”, llegó a creer en la veracidad del
fenómeno. Parece que él mismo llegó a considerarse un contactado, lo que le hizo perder
credibilidad como profesor universitario.

La psicología y la medicina han tratado de estudiar el fenómeno de los abducidos, partiendo en


general de la idea de que las situaciones que describen son imaginarias, aunque ellos
consideran sus recuerdos como reales. No obstante, llama la atención que en muy pocos casos
los sujetos que narran la abducción tienen antecedentes psicóticos o patologías claramente
explicativas de sus testimonios. Lo que sí parece claro es que aquellas personas que informan
de contactos con extraterrestres, conocidos como “experiencers”, muestran un perfil
psicológico distinto a los sujetos que no informan de dichas experiencias. En general, reflejan
niveles más altos de disociación, absorción y creencias en lo paranormal. Algunos autores
destacan también la tendencia a alucinar y la propensión a la fantasía (French, Santomauro,
Hamilton, Fox y Thalbourne, 2008).

Newman y Baumeister (1996) resaltan el hecho repetido en la casuística de los abducidos de


que sus experiencias son humillantes y desagradables. Proponen que podría haber una
correspondencia con el masoquismo sexual con fantasías que incluyen pasividad, indefensión,
experiencias degradantes y un erotismo sutil. Consideran que pueden darse muchos falsos
recuerdos motivados por nuestras necesidades inconscientes. Consideran también que la
hipnosis puede fomentar esos falsos recuerdos.

Sin embargo, Lynn y Kirsch (1996) afirman que Newman y Baumeister exageran en cuanto al
papel de la hipnosis en la creación de fantasías, señalando que la hipnosis en realidad no
produce más falsos recuerdos que otras situaciones no hipnóticas en las que se proporciona a
los sujetos una información falsa. También postulan que otros procedimientos como la
relajación, la imaginación guiada, la interpretación de los sueños o la asociación libre pueden
aumentar el riesgo de producir falsos recuerdos.

Estos autores distinguen siete pasos que pueden conducir a la creación de falsos recuerdos en
aquellas personas que afirman haber sido abducidas, con independencia de que se haya
utilizado la hipnosis con ellos o no:
Una persona esta predispuesta a aceptar la idea de que ciertas experiencias sorprendentes o
“inexplicables” (por ejemplo, la amnesia o la parálisis) pueden ser signos reveladores de una
abducción por un OVNI.

La persona busca un terapeuta, al que ve como una autoridad, que sea al menos receptivo a
sus explicaciones y que esté familiarizado previamente con los testimonios de las abducciones.

A su vez, el terapeuta enmarca esas experiencias sorprendentes en términos de la narrativa de


las abducciones.

No se buscan otras explicaciones a la experiencia.

Se da un compromiso cada vez mayor con la explicación de la abducción y se reduce la


ansiedad al reducir la ambigüedad.

El terapeuta legitima o ratifica la experiencia del abducido, lo que en sí es un refuerzo positivo


adicional.

El cliente adopta el rol de “víctima” o “abducido”, que queda integrado en la psicoterapia y en


la visión que tiene el cliente de sí mismo.

La parálisis del sueño es un fenómeno relativamente común en la población general. En este


cuadro, la persona siente que no puede moverse a pesar de sus esfuerzos, en el momento en el
que está a punto de quedar dormida o de despertar. Suele durar unos segundos, pero en
algunos casos va acompañada de una serie de alucinaciones de carácter pavoroso; presencias
malignas, monstruos o seres aparentemente extraterrestres. En cierta medida, podríamos decir
que el cerebro ha despertado del sueño, pero el cuerpo no.

Parece claro que las supuestas abducciones están relacionadas con la parálisis del sueño. Este
tipo de parálisis momentánea puede ocurrir en un porcentaje alto de la población. Según el
estudio de Spanos y colaboradores (1995) con estudiantes universitarios, un 21% manifestaban
haber sufrido al menos un episodio, y alrededor de un 98% referían alucinaciones que
acompañaban a la parálisis del sueño. Barber y Sharpless, en 2011, indicaron que hay un 34%
de prevalencia de este cuadro en personas que padecen ansiedad o depresión.

Spanos y colaboradores (1993) resaltan las similitudes en los relatos de abducción con las
experiencias de la parálisis del sueño. La mayoría de las experiencias OVNI en este estudio
ocurrieron de noche, y cerca de un 60% de las experiencias estuvieron asociadas al sueño.

Blackmore y Cox (2000) encuentran que existe una marcada asociación entre parálisis del
sueño y abducciones, y no encuentran en cambio relaciones entre abducción y sintomatología
del lóbulo temporal.

McNally y colaboradores (2004) encuentran una mayor presencia de parálisis del sueño en
personas que habían sufrido abusos sexuales en la infancia, al ser comparadas con un grupo
control.
En 1987, el autor Whitley Strieber logró un gran éxito con el libro “Communion: A True Story –
Encounters with the Unknown”, que ha sido seguido por otras obras con la misma temática y
que estaba dirigido al gran público. Existe también una traducción al español de este libro
(Strieber, 1988), en el que este escritor habla de sus propias experiencias con extraterrestres
que al parecer fueron en gran parte obtenidas a partir de la hipnosis, que le practicó Budd
Hopkins, un investigador creyente de la teoría alienígena de las abducciones y que
originalmente se dedicaba al arte (ver Hopkins, 1988).

Hopkins tuvo contacto con John Mack, psiquiatra que realizó también numerosas
investigaciones hasta su muerte en 2004. Su trabajo en la universidad de Harvard corrió serio
peligro dado su interés en este tema, que le alejaba del cientificismo imperante en un centro
académico de tanto prestigio. Mack empleó la hipnosis en un 70% de los casos de abducidos
que estudió de forma directa (Mack, 2008).

Hipnosis y falsos recuerdos

Sabemos que uno de los problemas que encontramos en el uso de la regresión hipnótica es la
inducción de falsos recuerdos. También sabemos que el terapeuta puede ser el “culpable” de la
creación de esas distorsiones de la memoria si aplica la hipnosis de forma incorrecta, “guiando”
mediante sugestiones al paciente para que ratifique en su relato el punto de vista previo que el
hipnólogo tiene sobre los hechos. Sabemos que en una regresión debemos mantener la
neutralidad, “acompañando” al paciente en el proceso de volver al pasado, pero contaminando
lo menos posible sus recuerdos.

Durante los años 80, se produjeron muchos casos en los que un mal uso de la regresión
hipnótica condujo a situaciones legales complejas, por denuncias de abusos sexuales infantiles
que estaban asociadas a falsos recuerdos obtenidos mediante hipnosis. Elizabeth Loftus ha
estudiado en profundidad el problema del mito de los recuerdos reprimidos.

La amnesia funcional es un deterioro de la memoria normalmente asociado a un trauma


psicológico y no a un daño cerebral. La amnesia funcional se caracteriza por:

Incapacidad aparente para acceder a información y recuerdos autobiográficos.

Influencia persistente de la información olvidada sobre la conducta, afectos y pensamientos del


sujeto.

Este tipo de amnesia es reversible.

En nuestra consulta, hemos observado algunos casos muy llamativos de amnesia funcional en
los que la hipnosis sí ha podido resultar muy útil para la recuperación de recuerdos. Algunos
autores han visto una similitud entre la amnesia funcional y la amnesia poshipnótica que no
deja de ser llamativa (véase por ejemplo Mazzoni, Laurence y Heap, 2014).
Podríamos pensar que algunos episodios disociativos pueden estar en relación con la amnesia
funcional. En los casos de abducidos, no podemos acumular evidencias suficientemente sólidas
como para afirmar la veracidad de los fenómenos narrados, pero si podríamos pensar que, si
existiesen realmente dichos secuestros, el resultado podría ser una amnesia funcional en
algunos sujetos, que teóricamente podrían ser ayudados mediante hipnosis; no obstante,
deberíamos proceder con mucha cautela, para no contaminar la rememoración de las
experiencias mediante la sugestión. Esta precaución es aplicable a todo tipo de regresiones,
pero especialmente en el campo de los “encuentros con extraterrestres”.

Algunos autores han tocado este tema señalando la diferencia entre dirigir (“lead” en inglés) y
guiar (“guide”) (Ewin & Eimer, 2006; Scheflin, 2012; Scheflin & Shapiro, 1989; Hunter & Eimer,
2012).

Hunter & Eimer (2012), cuando hablan de evitar opiniones preconcebidas, se expresan en los
siguientes términos:

“A estas alturas, está claro que necesitamos evitar opiniones preconcebidas. En cualquier caso,
no todos los falsos recuerdos se originan por regresiones mal conducidas. Un “aspirante a
abducido” puede confabular fácilmente una historia muy convincente (¿demasiados episodios
de Expediente X?). El subconsciente puede responder fácilmente a la fantasía o recuerdo
alterado como si fuera real. En definitiva, tratamos con percepciones bastante más a menudo
que con la realidad. Durante la terapia de regresión hipnótica, ayudamos al cliente a liberarse
del pasado, sean hechos, ficción o una combinación de ambos”.

Pautas para la hipnosis con abducidos

Me voy a permitir, desde mi experiencia con algunos casos de abducidos, sugerir algunas líneas
del empleo de la hipnosis en estos casos, con las dificultades especiales que entrañan.

-Respeto al paciente-

Vamos a emplear la palabra “paciente” de un modo que en ningún momento quiere ser
peyorativo. Como hemos aclarado, el supuesto abducido no presenta habitualmente una
patología concreta y puede estar dentro de los parámetros de la normalidad psicológica.
Entendemos que la persona acude a la consulta en busca de ayuda, salvo en aquellos casos en
los que está colaborando con una investigación. Nuestra actitud debe ser la de transmitirle
que, aunque el fenómeno es inusual, puede tener diferentes interpretaciones; por tanto, no
tenemos por qué oponernos a su punto de vista, sino más bien mantenernos en una
neutralidad abierta a diversas explicaciones.

-Anamnesis-
Podemos realizar una entrevista breve para evaluar el estado psicológico general del paciente y
recoger la información específica que puede recordar antes de que procedamos a la
intervención hipnótica. En este paso, debemos valorar el impacto psicológico que la
experiencia, ya sea falsa o real, ha producido en el consultante.

En la historia clínica, es recomendable verificar si el paciente ha tenido experiencias que


podríamos considerar pseudoalucinatorias, y que pudieran tener una cierta similitud con las
abducciones: fenómenos como el “déjà vu”, las experiencias de naturaleza telepática, la
percepción de contacto con personas fallecidas, etc. Este tipo de acontecimientos o
percepciones en la vida de la persona podemos entenderlos como fenómenos hipnóticos
naturales en relación con la capacidad de absorción, aunque no tenemos datos empíricos que
relacionen las experiencias de abducción con la Escala Tellegen, a la que hemos hecho mención
en un número anterior de Hipnológica.

Aunque en general los abducidos no son personas con un diagnóstico de psicosis, conviene
tener en cuenta esta posibilidad. También valorar si la experiencia supone algún tipo de
ganancia secundaria o de mecanismo de compensación.

-Uso de respuestas ideodinámicas-

Es interesante que el relato verbal que nos facilita el sujeto se complemente con el uso de
respuestas ideodinámicas, preferiblemente con los códigos, “sí”, “no”, “no sé”. Antes de
proceder con el interrogatorio ideodinámico, deberíamos entrenar al sujeto en responder de
este modo a una serie de preguntas intrascendentes, para dar mayor validez a las respuestas
relacionadas con los hechos que queremos examinar.

-Grabación-

La grabación en vídeo puede aportar aspectos interesantes para revisar posteriormente la


exploración hipnótica

-Análisis de los resultados-

Sigue siendo recomendable en esta fase que el clínico no entre a valorar la objetividad de los
recuerdos, a dictaminar si es verdad o mentira lo que el sujeto nos cuenta. Sin embargo,
podemos estimularle a que busque evidencias complementarias: testimonios de otras
personas, huellas físicas, pruebas médicas si son pertinentes, consulta a especialistas fiables en
el tema de la ufología, etc.

Posiblemente, lo más importante será determinar si, después de todo el proceso anterior, el
supuesto abducido necesita ayuda psicológica o no. En algunos casos puede que sea necesario
abordar el tratamiento estableciendo un diagnóstico de presunción.
-¿Terapia?-

Entendemos por todo lo anterior, que en algunos casos puede ser necesario un plan de
intervención terapéutico, para restablecer el equilibrio psicológico en el consultante. De nuevo
aquí tenemos que resaltar la prudencia, ya que corremos el riesgo de que el “abducido” se
sienta sometido a un rol de enfermo, lo cual podría ser una forma de dificultar la ayuda que se
le pueda prestar, incluso en el caso de que efectivamente encontremos alguna patología.

La idea fundamental es dotarle de una serie de recursos que le permitan continuar adelante en
su vida, y aquí la hipnosis puede ser una de las herramientas que utilicemos dentro del
paquete terapéutico. Es muy probable que tengamos que utilizar técnicas de replanteamiento
cognitivo y fortalecimiento del ego.

-Contacto con los medios de comunicación-

En muchos casos, la persona que se siente abducida busca hipnosis por consejo de los medios
de comunicación. Esto puede suscitar algunos problemas que debemos considerar:

Privacidad. La información que suministremos a un medio de comunicación deberá siempre


contar con el permiso del consultante y debe ceñirse a los datos indispensables para el estudio
del caso, sin invadir otros aspectos de su vida privada. En esta privacidad debería omitirse
cualquier tipo de diagnóstico.

Información general sobre la hipnosis. En muchos casos, los medios de comunicación cuentan
con un tiempo limitado, y sus intereses pueden diferir de los del clínico. Para evitar que el
público pueda sentirse confundido, sería recomendable comentar los mitos generales acerca
de la hipnosis que sabemos que son demasiado habituales. En cuanto al tema de los
abducidos, conviene resaltar que el interrogatorio bajo hipnosis no es garantía de verdad, sino
que puede haber distorsiones o confabulaciones del recuerdo.

¿Dictamen? Se nos puede pedir que nos pronunciemos sobre el testimonio que hemos
recogido bajo hipnosis y la credibilidad acerca de los hechos. Por todo lo expuesto
anteriormente, creemos que la hipnosis no es una prueba de que existan abducciones o de que
no existan, sino que podría conducir a encontrar otro tipo de pruebas más objetivas.

En todo caso, nos parece que no todo está explicado acerca de este tema, y que es un reto para
la ciencia llegar a conclusiones satisfactorias. Puede que de momento tengamos que
manifestar un escepticismo sano, pero que nos permita estar abiertos a otros datos que de
momento desconocemos.
Referencias

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Experimental. www.hipnologica.org). Para ver un resumen explicativo de esta licencia, acceda
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