El Ser y La Exist en CIA Analitica Del Ser Como Acto y Como Hecho 0
El Ser y La Exist en CIA Analitica Del Ser Como Acto y Como Hecho 0
El Ser y La Exist en CIA Analitica Del Ser Como Acto y Como Hecho 0
Tesis de Doctorado dirigida por el Prof. Dr. D. Antonio Milln-Puelles Catedrtico de Ontologa e Historia de los Sistemas Filosficos
Madrid, 1987
NDICE
ndice Abreviaturas de las obras de Toms de Aquino Presentacin
PARTE I: LA CONSTITUCIN METAFSICA DE LA REALIDAD SEGN TOMS DE AQUINO Captulo I. Ente y ser 1.- Sentido nominal y participial del ente 2.- Estatuto ontolgico del devenir 3.- Acto y potencia en el ente Captulo II. Esencia y ser 1.- La esencia, co-principio potencial 2.- El ser, co-principio actual Captulo III. La distincin entre esencia y ser 1.- El problema 2.- La tesis escotista. La distincin formal 3.- La tesis suarista. Distincin virtual 4.- La tesis kantiana y la influencia del racionalismo 5.- La tesis tomista. Distincin real
PARTE II: SER Y ESPRITU EN LA ONTOLOGA TOMISTA SECCIN I. EL SER DEL ESPRITU Captulo I. La naturaleza simple Captulo II. El alma humana 1.- El estatuto fsico del alma segn Aristteles. Inmaterialidad del alma humana 2.- La cuestin de la inmortalidad SECCIN II. EL SER EN EL ESPRITU
Captulo I. El cumplimiento ontolgico del acto de juzgar Captulo II. El radical incumplimiento de la simple aprehensin Captulo III. El acto de ser y el juzgar Captulo IV. La intencionalidad metafsica del discurso racional
PARTE III: EL ACTO PURO Captulo I. La efectualidad de lo compuesto Captulo II. La superacin del predicamento 1.- Avicena 2.- Aristteles 3.- Boecio Captulo III. La causa del ser Captulo IV. La participacin del ser
Bibliografa
In IV Libros Sententiarum Petri Lombardi Commentaria In Sent. Commentarium in Botium de Trinitate Commentarium in Botium de Hebdomadibus Super Ioannis Evangelium commentaria Commentarium in Dionysium De divinis nominibus In De Trin. In De hebd. In Ioann. In div. nom.
PRESENTACIN
Las ideas expuestas en este trabajo se apoyan bsicamente en el convencimiento, compartido con una larga tradicin de pensadores, de la principialidad de la Metafsica dentro del conjunto del saber humano. Entiendo que las grandes cuestiones que se ha planteado el hombre a lo largo de la historia adquieren relevancia terica en la medida de su conexin ms o menos directa con alguno de los temas recurrentes de la ciencia del ser. En este nivel de originariedad es central el planteamiento de la cuestin por el ser del ente. Considero con Heidegger que, mientras la Filosofa no renuncie al empeo de fundamentalidad que la caracteriza, dicha cuestin resulta inaplazable. Orillarla es privar al conocimiento filosfico de su vocacin fundamental de sabidura y prescindir de la Metafsica supone adulterar todo esfuerzo por entender a fondo la realidad. Mi propsito aqu no es histrico ni meramente expositivo. He procurado pensar sobre una de las cuestiones centrales de la ciencia del ser y me he servido para ello de los instrumentos conceptuales que manej Toms de Aquino, uno de los clsicos tratadistas del tema. Lo aportado por este autor, ms que un sistema de ideas cerrado sobre s mismo, es un conjunto de claves doctrinales necesarias para integrar, a la luz de la fe cristiana, el vasto campo del saber humano, sin menoscabo alguno de ste y sin perjuicio para aqulla. La envergadura de este proyecto se hace particularmente manifiesta en el terreno de la Metafsica, sin excusar por ello la ms alta dosis de exigencia terica y de rigor analtico. El asunto del que aqu se habla incide directamente en lo ms vertebral de la Metafsica tal como la entiende Toms de Aquino. Se trata de la nocin de ser como acto y de su distincin real de la esencia en el ente finito. Para el Doctor de Aquino, el carcter ms profundo y definitivo de la realidad es la ndole de ente que tienen las cosas. Precisamente la
tarea de la Metafsica consiste en, haciendo pie en el conocimiento natural, ir desentraando todo lo que sea posible la entidad. En qu consiste, para el ente, ser, y por qu hay ser y no ms bien nada, segn la clsica formulacin heideggeriana: tal sera el tema de la Metafsica y en ello podra coincidir plenamente Heidegger con el Aquinatense. Pues bien, la entidad, como constitutivo metafsico de la realidad, es un carcter de sta, pero es tambin una estructura. Al anlisis de esta estructura queda consagrado el esfuerzo principal de la presente investigacin, toda vez que resultara ilusorio pretender aqu un desarrollo exhaustivo de todas sus consecuencias filosficas. En funcin de los resultados de dicho anlisis, trato de mostrar tambin la intrnseca correlacin terica que se da entre la Ontologa y la Teologa filosfica en el seno de la Metafsica. Es este un punto que han visto con claridad, si bien desde ngulos diversos, Aristteles, Surez, Hegel, Heidegger, etc. La nocin tomista de esse ut actus y la tesis de su distincin real de la esencia en el seno del ente constituyen el principal eje discursivo de estas pginas y los puntos a mi juicio ms interesantes y sugestivos del pensamiento metafsico de Toms de Aquino. Suponen un importante esfuerzo por dar una respuesta madura y realista al problema de los universales, a la cuestin de la limitacin metafsica de la inteligencia, de la trascendencia e inmanencia de Dios y de otros asuntos de semejante calibre filosfico. He procurado destacar la relevancia y centralidad de la nocin del esse ut actus en el seno de la metafsica tomista y de toda su filosofa en general. La envergadura del asunto me obliga en muchos puntos a limitarme a indicaciones puntuales y desarrollos espordicos pues, a fin de cuentas, slo pretendo ensayar las bases de una ontologa consciente de la centralidad e importancia de la aludida nocin de esse ut actus essentiae. Mi pretensin inicial mucho ms ambiciosa que el resultado final inclua un tratamiento del acceso cognoscitivo al ser y la existencia. No obstante, ya en el desarrollo del proyecto me he dado cuenta de la imposibilidad de abordar con detenimiento ese asunto. El estudio del tipo de conocimiento que corresponde al ser y su dinmica concreta ofrece una serie de puntos de inters con vistas a completar el presente trabajo, pero la necesidad de ceir mnimamente su propsito se impone en la forma de tener que limitarme, sobre ese particular, a un leve escorzo de las lneas directrices que habrn de orientar un anlisis ms pormenorizado en una futura investigacin. El estilo del discurso es dogmtico en la acepcin tcnica que tiene esta palabra, es decir, doctrinal debido a la intencin enteramente teortica que le anima. Quiz por ello carece de la agilidad que podra ser deseable,
aunque resulta tambin de la necesidad de hablar con un mnimo de cautela acerca de cosas que no son precisamente triviales.
Tiene gran tradicin filosfica el modo de distinguir las ciencias por su objeto. Al tratar de las diversas disciplinas del hbito cientfico es clsico distinguir entre el asunto que cada una de las aborda objeto material y el modo de abordarlo objeto formal. A su vez, el modo incluye dos tipos fundamentales de consideracin: el aspecto especfico que del asunto general interesa a cada disciplina particular objeto formal quod y el instrumento epistmico del que se vale el cientfico en cada rama concreta objeto formal quo. Pues bien, si aplicamos este esquema a la Metafsica segn la mente de Toms de Aquino, resultan principalmente tres afirmaciones: 1) que el asunto del que la Metafsica se ocupa es la totalidad de lo real: todo ente1; 2) que el aspecto que de la realidad global destaca el metafsico es su ndole de ente: ens qua ens; 3) que una metodologa adecuada a la disciplina metafsica ha de atender tanto a los datos que sobre la realidad la experiencia especialmente
La expresin ens commune es utilizada por TOMS DE AQUINO para designar el objeto de la Metafsica (cfr. S. Th., I q. 55, a. 1; cfr. tambin In div. nom, c. V, lect. 2, n. 660). Pero su interpretacin como una mera nocin abstracta genus generalissimum por parte de la escolstica tarda y el racionalismo difiere completamente de la intencin tomista. En efecto, dice TOMS DE AQUINO que el ser comn no es algo aparte de todas las cosas que son, ms que en el intelecto (SCG., I, c. 26).
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el sensorio communis aporta, como a la cuidadosa elaboracin racional de dichos datos2. Detengmonos en las dos primeras afirmaciones. La consideracin del objeto material sigue en metafsica un criterio tan amplio que le permite incluir, adems del ente real extramental e ideal3, el si cabe decirlo as a modo de ente, a saber, el ente de razn (ens rationis) o mero objeto4, en tanto que la inteligencia, sin juzgarlo as, lo concibe ad instar entis realis5. El sentido propio de la expresin genitiva de razn, no obstante, no es, tal como se usa en metafsica, el mismo que el aludido en el uso de la expresin razn en sentido matemtico, es decir, como canon de proporcin o medida algortmica. Tampoco se puede decir que todo lo relativo a la razn en sentido noolgico es, segn la acepcin que ahora nos interesa, de razn; no lo es el artefacto que surge de una operacin racionalmente dirigida; tampoco lo es el objeto con el que se ocupa la razn o el pensamiento en general, ni siquiera la propia facultad racional en sentido antropolgico. Ni la ratio ratiocinante ni la ratio ratiocinata representan adecuadamente el sentido propio de la expresin de razn tal como se entiende referida a las expresiones ente de razn o relacin de razn, por ejemplo. La intencin aludida en estas expresiones es su propia intencionalidad; en otras palabras, el contenido objetivo del ente de razn se agota en su propia objetividad y solamente en ella. Se le llama ente por llamarlo de alguna manera y por pura analoga con el ente real en cuanto a su modo de ser concebido, a saber, a semejanza de ste. Mas, en cuanto a su estatuto ontolgico, habra que hablar ms bien de equivocidad entre el ente real y el ente de razn, pues ste, propiamente, ni es ente ni es la absoluta nada: est como entre uno y otra. Es semejante a la nada si cabe hablar de este modo en cuanto que no es ente real, y se diferencia de ella en cuanto que es concebido a semejanza del ente real mientras que la nada es de suyo inconcebible, pues, como habr ocasin de mostrar, la entidad es, adems del carcter constitutivo de la realidad, la forma bajo la cual cualquier contenido mental es concebible. La enorme plasticidad del objeto material de la Metafsica determina que sta deba prolongarse, para alcanzar su perfecta complexin
Aunque en su sentido ms estricto el objeto formal quo estriba en el grado de abstraccin (el tercero, para la Metafsica), he preferido referirme aqu a la metodologa, tomndola, a su vez, en un sentido muy amplio. 3 Cfr. A. MILLN-PUELLES, Ser ideal y ente de razn, en La claridad en filosofa y otros estudios, Madrid, 1958, pp. 83-103. 4 Ens rationis est quod habet esse obiective in intellectu tantum, en expresin de SUREZ (cfr. Disputationes Metaphysicae LIV). 5 L.c. y disp. I.
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teortica, en una Teora del Objeto6. Si se admite esta perspectiva, es necesario concluir que la investigacin metafsica sobre el ente trascendental slo ha tenido hasta ahora un desarrollo incipiente. No es el propsito de este trabajo completar dicha investigacin, pero s es menester que reparemos en la apertura trascendental del ente, al menos para prevenirnos de un grave equvoco, a la sazn el que se cometera al entender el ente como una nocin vaca y abstracta en virtud de esa apertura trascendental que le caracteriza. Es verdad, en la consideracin lgica, que la amplitud o extensin de un concepto va en detrimento de su articulacin intensional, pero ello no significa que el de lo ente sea el ms vaco y general de los conceptos. La dificultad para determinar la comprensin de lo ente no es ms que un indicativo, entre otros, de que la correspondiente nocin resulta, en el sentido ms estrecho y riguroso del trmino, incomprehensible. Mas esto que aqu slo dejo apuntado deber ser objeto de un tratamiento ms detenido en otro lugar7. Aunque in obliquo pueda admitirse el estudio del ente de razn dentro de la materia de la ciencia del ser, su objeto propio in recto es el ente real y a l me referir, en general, cuando hable de ente. Al mencionarlo como objeto propio o adecuado de la ciencia metafsica, aludo, por tanto, al ente como siendo algo y como siendo real. El carcter de algo expresado por el tecnicismo aliquidad (aliud quid) especifica del ente su distincin de los dems entes8. Como tal carcter compete a todo ente por el propio hecho de ser ente, se dice que pertenece al ente trascendental, o que es una de sus propiedades trascendentales. En otras palabras, la aliquidad es una propiedad consecutiva del ente en cuanto tal porque se incluye en todo ente y se sigue de su misma nocin. Ello quiere decir que no se distingue del ente ni de las dems propiedades trascendentales suyas ms que por una distincin de razn con fundamento real insuficiente o imperfecto. Desde el punto de vista trascendental, es por tanto realmente idntico para algo ser, ser-algo, ser-uno, serverdadero, etc. Y qu decir de la realidad? Es comn entre los tomistas la opinin de que se trata de una nocin trascendental convertible con la de ente. No es, en rigor, una propiedad consecutiva, ya que lo explcito en la
En esta lnea se inscriben las aportaciones ms maduras de la investigacin metafsica y fenomenolgica reciente, que en Espaa tiene en el trabajo de A. MILLNPUELLES sus frutos ms serios. 7 Cfr. Parte II, sect. 2, c. I. 8 Afirma TOMS DE AQUINO: Non potest autem esse quod ens dividatur ab ente inquantum ens. Nihil autem dividitur ab ente nisi non ens. Similiter etiam ab hoc ente non dividitur hoc ens, nisi per hoc quod in hoc ente includitur negatio illius entis (In De Trin. q. 4, a. 1). Si autem accipiatur negative, sic aliquid addit supra ens. Aliquid namque idem est quod aliud quid, quod idem est quod non-hoc: omne namque ens est aliquid, ita quod non nisi illud solum (Op. De natura generis, c. II, n. 481).
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nocin de realidad es lo mismo que lo concebido explcitamente en la de entidad y, como seala Milln-Puelles, no hay que hacer deduccin alguna para que lo que es aparezca como real9. Sin embargo, la nocin de realidad expone mejor un aspecto o formalidad de lo ente, que es precisamente su oposicin al ente de razn, al pseudo-ente o mera apariencia de ente10. La as llamada metafsica realista carece de sofisticados mecanismos de defensa contra el cosismo del que se la ha acusado vehementemente. El filsofo realista rechaza esas prevenciones como escrpulos intiles, sencillamente porque entiende que tambin es real un contenido notico. Lo nico que queda excluido de la realidad es el ente de razn. Por decirlo con otras palabras, la ndole realidad no contrapone el ente y el objeto intencional; el esse intentionale no se contradistingue del esse reale sino como un modo particular suyo. Este slo excluye al ser meramente intencional (esse obiective tantum), a aquello que de ser solamente tiene la apariencia. El ser intencional tiene una realidad, aunque sta slo sea la mnima que quepa darse, a saber, la del accidente, y concretamente de la relacin, que es el accidente de menor consistencia ontolgica (esse ad). El ser intencional consiste en un puro referirse a otra cosa. Pero eso ya es ser algo real. La realidad, por ejemplo, de un concepto es una realidad ciertamente vicaria, consistente en un estar-por la esencia de lo concebido, a saber, en la suposicin, que su propio modo de ser11. Mas, con ser el mnimo, se trata ya de un modo real de ser. Lo que no es posible que sea es lo que meramente parece-que-es o aquello cuya ndole se reduce a ser solamente dable como contenido mental, que es a lo que Milln-Puelles llama objeto puro. Pues bien, al decir que el objeto material de la Metafsica es todo ente, se toma aqu la palabra ente en la acepcin general de cosa (res), realidad, aquello que es o que tiene ser fuera de la apariencia, realmente, aunque sea un contenido mental (nema) o el acto en el que ste comparece al sujeto (nesis). Dice Aristteles que la Filosofa primera12 es el tratado de la sustancia primera (prot ousa)13, que es el ente real y concreto14. Sin
Cfr. A. MILLN-PUELLES, Lxico Filosfico, Madrid, 1984, p. 243. Si autem dicat ipsum quod habet esse manifestando in supposito illo unde est, sic res addit super ens, ut Avicenna dicit in Metaphysica sua (I, c. 6). Unaquaque enim res habet certitudinem, qua est id quod est (ibdem). 11 La suppositio, como modo de ser propio del esse intentionale (ser ideal) no debe ser confundida con la supositalidad, tal como la entiende SUREZ, a saber, como uno de los modos de la sustancia. Cfr. J. L. ALCORTA, La teora de los modos en Surez, Madrid, CSIC, 1949, pp. 209-222. 12 Slo en ARISTTELES se encuentra la denominacin de Filosofa Primera (cfr. Metaphysica, VI, c. 1, 1026 a 24-30). Adems de ste, consigna el Estagirita otros dos
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embargo, cuando se dice que la Metafsica trata del ente precisamente en tanto que ente15, se aade a la primera acepcin general un matiz reduplicativo, no necesariamente exigido por la forma nominal ente y que atae directamente al asunto que aqu nos interesa desarrollar. En efecto, en la primera consideracin se subraya el carcter sustantivo o nominal del participio de presente ens, indicando que el objeto material de la Metafsica es toda la realidad, pues todas las cosas son entes, aunque de modo diverso. Por tener como tema todo el espectro posible del ente, no puede decirse que la Metafsica sea una ciencia particular. Hay que afirmar, por el contrario, que le corresponde con toda propiedad el nombre de filosofa, pues se abre a todo lo real sin restriccin alguna, lo cual es propio de la sabidura, si bien dicha apertura es segn el modo de un tender al conocimiento de todas las cosas, tendencia que, en rigor, no puede alcanzar cumplimiento en una inteligencia limitada como la nuestra. Como decan los griegos, pretendemos ser sabios, pero siempre nos quedamos y ciertamente no es poco en filsofos. De este modo, la Metafsica es filosofa proprie dicta. Al afirmar que el objeto material de la Metafsica es la totalidad de los entes no se debe pensar que est integrado por la suma de todos los objetos de las dems ciencias. La Metafsica no es un saber enciclopdico; no estudia todos los entes de uno en uno sino slo bajo el aspecto en que es concebible la idea de entidad como carcter de todos los entes, segn explica Milln-Puelles. En otras palabras, la Metafsica se funda en la idea de algo comn que permite mentar a todos los entes de una sola vez. Por esta razn, la entidad es la formalidad del ente (el as llamado objeto formal quod de la Metafsica), pues pertenece a la generalidad de todos ellos y es puramente inteligible en ellos y, por ende, inmaterial. Esto no quiere decir que lo sensible y material no tenga entidad sino slo que, como tal, la entidad no es, a su vez, sensible y material. De ah que el carcter o ndole
nombres: metafsica y teologa. Comenta TOMS DE AQUINO: Secundum igitur tria praedicta, ex quibus perfectio huius scientiae attenditur, sortitur tria nomina. Dicitur enim scientia divina sive theologia, inquantum praedictas substantias considerat. Metaphysica, inquantum considerat ens et ea quae consequuntur ipsum. Haec enim transphysica inveniuntur in via resolutionis, sicut magis communia post minus communia. Dicitur autem prima philosophia, inquantum primas rerum causas considerat. Sic igitur patet quid sit subiectum huius scientiae, et qualibet se habeat ad alias scientias, et quo nomine nominetur (In Metaph. Proemium). 13 Cfr. o.c., VII, c. 1, 1028 a 13 ss. 14 Aquello que antes que nada es ente, y no un determinado ente, sino un ente sin ms, absolutamente, eso ser la sustancia (l.c., 1028 a 29). 15 Ibid., IV, c. 1, 1003 a 21.
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de ente pueda ser una forma comn tanto a lo sensible como a lo inteligible16. El objeto formal de la Metafsica es el aspecto especial que del tema general ente compete a esta ciencia destacar. Dicho aspecto o formalidad es precisamente la ndole misma de la entidad. En otras palabras, el cometido propio del metafsico es desentraar el contenido que la entidad aade o aporta a la realidad. (Al distinguir aqu entre entidad y realidad, no se desprecia lo mencionado anteriormente a propsito de la identidad trascendental entre ente y res. Muy al contrario, se insiste en que se trata de dos caracteres idnticos, pero mientras que la nocin de cosa resalta su oposicin al no-ente, la de ente hace destacar una dimensin estructural de la que tratar a continuacin). Ese escorzo que de la realidad expone su ndole de ente es lo que constituye el inters peculiar de la ciencia del ser y es lo que de modo habitual se seala mediante la expresin ente en cuanto ente. En concreto por esta formalidad es por lo que la Metafsica se puede distinguir ms eficazmente de las dems disciplinas cientficas. Todas ellas se ocupan con alguna porcin de realidad o con algn aspecto de la realidad global. Pero solamente la Filosofa (y de modo muy particular la Metafsica) se interesa por la realidad en su dimensin ms radical y, a su vez, ms bsica o comn: por el ente, justo en cuanto que es ente (ens qua ens). En la consideracin del objeto formal, por tanto, el ente es tomado en cuanto tal, en su carcter de ente. La Metafsica, aunque acoge en su tema todas las cosas, no es ni la suma ni la sntesis de todas las ciencias (como pretenda el pensamiento ilustrado) sino un saber de rango distinto y superior, pues estudia un aspecto propio y especfico del ente que los dems saberes presuponen o soslayan, a saber, la entidad misma del ente, el ser de las cosas, que es aquello en lo que todo ente comunica. El metafsico procura determinar en qu consiste para el ente, no ser tal cosa, sino, simplemente, ser. De aqu procede la clsica distincin entre ens ut nomen y ens ut participium. No se trata de dos entes distintos sino de dos posibles modos de considerar el mismo ente. El primero de ellos hace referencia a lo que en la Escolstica se designa como res, nocin trascendentalmente idntica con la de ente, mientras que el segundo implica al primero y le aade la consideracin especficamente metafsica de la estructura potencia-acto. El ente tomado como sustantivo (ens nominaliter sumptum) indica aquello a lo que compete ser actual o posible mientras que el ente en su
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sentido estructural (ens participialiter sumptum) se refiere a lo que est siendo de modo actual y concreto, al igual que por viviente puede entenderse tanto aquello cuyo acto propio es vivir como aquello que vive en acto. El ente que estudia la Metafsica es el ens ut nomen por su mayor generalidad pero connotando tambin al ens ut participium. Tomado como sustantivo, ente significa sujeto que tiene el ser (quod esse habet). Por ello, significa el sujeto, pero tambin co-significa el acto de ser. Ente designa, por tanto, en Metafsica, algo que es (id quod est). Ello no puede pretender ser una definicin esencial del ente. El metafsico no maneja un concepto adecuado y completo, sino que parte de esta nocin general, mediante la cual procede a estudiar los modos diversos de tener el ser (predicamentos), y a descubrir el carcter propio de la nocin de esse ut actus, la cual, mediante la reductio ad fundamentum, le conduce a un planteamiento etiolgico de la entidad. Ah es donde encuentra su lugar el estudio filosfico de Dios. Pues bien, la nocin general del ens ut participium, en tanto que remite a una consideracin de tipo estructural, nos ofrece el material necesario para comenzar a hurgar en el asunto de la complexin metafsica de la realidad. La voz ente procede del participio presente latino ens y del griego t n, por flexin del infinitivo esse (enai, en griego), que significa ser. El nombre ens significa, por tanto, esse habens (lo que tiene ser)17, de manera que se deriva del infinitivo verbal esse18, del mismo modo que todo participio esto es, lo que participa o toma parte en la accin verbal deriva de su correspondiente infinitivo. En castellano, la versin sustantivada del infinitivo se obtiene anteponindole un artculo determinado o indeterminado (el ser, un ser); tal es el sentido del ens ut nomen. Pero si nos fijamos en la forma estrictamente verbal del participio de presente, observamos que se compone como de dos elementos, a saber, de un sujeto y de una accin ejecutada por ese sujeto. Ambos elementos, en la forma verbal del participio, resultan inseparables, si bien nosotros podemos distinguirlos por el anlisis lgico-gramatical. Del mismo modo que cuando pensamos en amante no podemos separar la idea de un cierto sujeto capaz de entender y querer de la accin de amar que ste protagoniza, tampoco podemos separar el sujeto de la accin de ser
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Cfr. TOMS DE AQUINO, In I Perih., lect. 5, n. 20. Ens dicitur quasi esse habens (In XII Metaph., lect. 1, n. 2419).
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ejercida por aquel cuando hablamos de ente19. Ente es, as, algo-queejerce-el-ser, del mismo modo que amante es alguien que ama o corredor alguien que corre20. La distincin real entre sujeto y forma, o entre sujeto y acto ejecutado por l, la podemos ver explcitamente aludida en estas palabras de Toms de Aquino: ipsum esse non significatur sicut ipsum subiectum essendi, sicut nec currere significatur sicut subiectum cursus21. Ente significa, entonces, el acto de ser, del mismo modo que amante (participio de amar), significa el acto de amar ejercido actual o posiblemente por un sujeto, que es indirectamente co-aprehendido con el acto de ser. Por ello la distincin entre ens y esse pertenece al tipo de la que se da entre sujeto y forma, que es una distincin real. En la cosa que tiene ser es posible considerar directamente la cosa e indirectamente el ser por ella tenido, as como el amante ha sido tomado concretamente por el sujeto mismo que ejerce el acto de amar, aunque no lo ejercite actualmente: se entiende que lo posee en acto primero. En este mismo sentido se toma comnmente el trmino ens, es decir, como designando el sujeto que ejerce el acto de ser. Por ello, el ens participialiter sumptum se refiere principalmente al acto de ser del ente (actus essendi, esse), en tanto que el ens nominaliter sumptum menciona directamente al sujeto. No obstante es claro que en ambos casos cada trmino co-significa al otro22. Como dice Toms de Aquino, el verbo es, al designar la actualidad radical del ente, connota la composicin de esencia y ser, aunque slo designe directamente al acto de ser. Esta forma verbal acusa en un ente que su esencia existe. Y la palabra ens, tomada como sustantivo, aunque designa in recto a la esencia, connota oblicuamente al acto de ser, puesto que significa una cosa que tiene (actual o posiblemente) el acto de
Et ideo hoc nomen ens, quod imponitur ab ipso esse, significat idem cum nomine quod imponitur ab ipsa essentia (In IV Metaph., lect. 2, n. 558). 20 Sicut possumus dicere de eo quod currit, sive de currente, quod currat, inquantum subiicitur cursui et participat ipsum, ita possumus dicere quod ens, sive quod est, sit, inquantum participat actum essendi (In De hebd., lect. 2, n. 23). 21 Sicut non possumus dicere quod ipsum currere currat, ita non possumus dicere quod ipsum esse sit (ibdem). 22 Ideo autem dicit (Philosophus) quod hoc verbum est cosignificat compositionem (essentiae et esse), quia non eam principialiter significat, sed ex consequenti; significat enim primo illud quod cadit in intellectu per modum actualitatis absolute; nam est, simpliciter dictum, significat in actu esse. Quia vero actualitas, quam principialiter significat hoc verbum est, est communiter actualitas omnis formae, vel actus substantialis, vel accidentalis, inde est quod volumus significare quamcumque formam vel actum actualiter inesse alicui subiecto, significamus illud per hoc verbum est, vel simpliciter vel secundum quid Et ideo ex consequenti hoc verbum est significat compositionem (In I Perih., lect. 5, n. 20).
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ser. No es posible, por tanto, concebir el ente abstrayendo por entero uno u otro de estos dos aspectos.
Sobre la nocin primaria y general del ente como aquello que es o como, valga la expresin, lo essehabente o tenedor de ser23, la indagacin metafsica descubre dos co-principios: uno tiene el papel de potencia y otro el de acto. En la frmula expresiva de la nocin comn de ente como lo que es, tenemos, por una parte, un lo que, esto es, la sustancia que, como dice Toms de Aquino, es el receptor propio del ser24, y por otra, el es que esa sustancia recibe. En efecto, descubrimos que en el ente hay un algo, un sujeto, y tambin un acto ejercido por ese sujeto. Lo primero es la esencia o modo de ser del ente, en virtud del cual ste es lo que es; el segundo es el esse o acto de ser, en virtud del cual el ente es, es ente. Por un lado, el ente es; mas no es el ser, no lo agota, simplemente lo posee: tiene ser (habens esse)25. Justo por ello, el ente no es simpliciter sino secundum quid: adems de ser es algo (quid): tiene el acto de ser recibido y, en la misma medida, limitado por un modo concreto de ser que actualiza o realiza, pues todo lo que se recibe es recibido segn la capacidad limitada del recipiente26.
En resumen, de la primera inspeccin metafsica de la nocin de ente como participio podemos extraer dos conclusiones:
Omne quod est, esse habet (De Pot., q. 7, a. 2). Manifestum est quod substantia completa est proprium susceptivum ipsius esse (SCG., II, c. 55). 25 Ens non est suum esse, sed est habens esse (In II Sent., d. 1, q. 1, a. 1, sol. 1). 26 Quod est in altero est in eo per modum recipientis (SCG., I, c. 43). Dice a este propsito el Ferrariense: Cum esse non posset limitari per differentias formales, eo quod nihil ipso actualis sit, necesse est, si ad gradum aliquem determinari debeat, ut per susceptivum determinetur, non enim potest aliquid commune multiplicari realiter, nisi aut per differentias aut per susceptivum. Si ergo ponatur nullum habere realem susceptivum, et cum hoc non est per differentias divisibile, oportet ut ad nullum gradum essendi sit limitatum; et, per consequens, oportet ut sit purum esse et infinitum. Ideam autem realiter, non fit realiter suimet susceptivum, et per consequens habet receptivum tantum secundum modum intelligendi (SILVESTRE FERRARA, Comment. in II CG, c. 52).
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1) que el ente no es el ser; tiene ser, y 2) que el ente se estructura por dos co-principios inseparables pero distinguibles, al menos con distincin de razn cum fundamento in re maior27.
Las nociones de acto y potencia surgen en el lenguaje aristotlico para explicar la realidad del movimiento frente al monismo inmovilista defendido por la escuela de Elea. Parmnides pens que los sentidos nos engaan cuando nos proporcionan una imagen de la realidad en constante devenir. Slo la inteligencia es capaz de mostrarnos que la realidad es inmvil, estable y que el devenir es pura apariencia, no-ser. A Aristteles, en cambio, le parece insuficiente la dicotoma ser/no-ser para explicar lo real en toda su amplitud. Es menester, para dar cuenta global de la realidad, poder explicar categoras como el ser-ya y el no-ser-todava, es decir, el haber llegado a ser y el poder llegar a ser. Para ello inaugura el Estagirita la nocin de ente en potencia, que estara entre el ser y el no-ser absolutos: sera un no-ente relativo. No-ente porque todava no ha llegado a ser lo que ser o puede llegar a ser. Y relativo porque no es una nada absoluta ni se da, si cupiera hablar as, como enteramente inexistente, sino como un noser de algo que es, aunque en otro sentido. Por decirlo de otro modo, cabe un no-ser sincategoremtico, o sea, que se d en algn sujeto que, desde otro punto de vista, es. Tal no-ser relativo no es pura negacin sino privacin de algo debido o proporcionado a la naturaleza del ente en que se da. Justamente esa privacin constituye el fundamento ontolgico de la realidad y necesidad (relativa) del movimiento. La finitud o incomplexin de lo real se manifiesta tambin en su mutabilidad. Mas como la imperfeccin que es inacabamiento, privacin de plenitud se da en todo el mbito de lo real al que tenemos ordinariamente acceso, habr que concluir con Aristteles no slo que el movimiento es real (que hay cosas que se mueven), sino que es una dimensin fundamental de la realidad. El ente en potencia o no-ser relativo, como fundamento de la mutabilidad, viene a llenar con Aristteles el hueco que en la doctrina eletica haba dejado el logos entre el ser y el no ser tras rechazar el conocimiento
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sensible como doxa28, uno de cuyos testimonios ms originarios es precisamente el cambio y devenir de lo real. No obstante, es preciso reivindicar la parte de verdad que tiene la intuicin original de Parmnides: el carcter del ente (y esto lo reconoce Aristteles) no es, en cuanto tal, sensible ni mutable. Cuando se dice que la ndole de ente no es algo sensible no se quiere decir que lo sensible no sea ente sino que no agota el repertorio de la entidad, y que la ndole de ente que lo sensible tiene no es, a su vez, sensible sino inteligible29. De igual manera, tampoco es mutable la ndole de ente que lo mutable tiene. Esa ndole es lo que en el cambio no cambia, pues es lo que tienen en comn los mismos trminos del cambio y lo que hace que ste sea posible como tal. De ah que no sea imposible la existencia de algo inmutable30. Parmnides tendra razn al decir que es imposible concebir que el no-ente sea31 si aqu el no-ente slo pudiese ser tomado en sentido radical y absoluto. Pero no es ste el caso del ente en potencia aristotlico. De algn modo, toda la realidad que fenomnicamente se da como mutable es ente en este sentido aristotlico. Aunque la ndole de ente no es ella misma mutable, lo mutable es ente porque para poder mutar es menester ser32. Por tanto, para que algo pueda ser sometido al cambio, es preciso que tenga ser, que sea ente, si bien no de modo perfecto. Hace falta que en parte sea y en parte no sea; que tenga ser y, si cabe hablar as, que tenga cierta falta o privacin de ser, ya que para poder cambiar se necesita carecer de aquello que con el cambio se obtiene. El ente mvil se da como tal en cuanto capaz de adquirir un nuevo modo de ser del que todava carece. Por ello decimos que no es enteramente perfecto, en tanto que no est ontolgicamente acabado (per-factum). El ser mudable en cierto modo es y en cierto modo no es; no es puro ser puesto que adolece de alguna carencia o falta ni tampoco puro no-ser, pues la nada no puede cambiar33. Es lo que expresa Agustn de Hipona cuando se refiere a la trascendencia de Dios sobre las criaturas como inmutabilidad frente al
Cfr. PARMENIDES, fragmentos 8, 9 y 19 en H. DIELS, Die Fragmente der Vorsokratiker, Berln, 1960, 6 ed. 29 Ibid., fr. 3. 30 ARISTTELES llama precisamente Motor Inmvil a lo que es el principio radical de todo movimiento. 31 Fr. 6. 32 Cfr. MILLN-PUELLES, Fundamentos, p. 426. 33 Como dice HEGEL, la nada no tiene ninguna determinacin: El ser, lo inmediato indeterminado es, en rigor, nada (Wissenschaft der Logik, Leipzig, Lasson, 1970, tomo I, p. 67).
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devenir34. El ser variable, por ende, incluye ser pero tambin incluye el no ser aquello que no ha llegado a ser todava, es decir, incluye el no tener todava la formalidad o modo de ser que alcanzar al final de la variacin. Aristteles, digo, examina el movimiento como un carcter fundamental de la realidad: en la misma medida en que sta es plural, es cambiante, se halla sometida al devenir espacio-temporal. Mas, en qu consiste, cabalmente, el devenir? Justamente en el advenimiento de sucesivas formalidades en el mismo sujeto que deviene. El movimiento o, en general, todo cambio (knesis) consiste en que una determinada formalidad ya accidental, ya sustancial es adquirida por un ente que antes no la posea. Para precisar bien la ndole ontolgica del devenir habra que aclarar, en primer trmino, que se trata de un accidente. Esto significa que no puede subsistir en s mismo sino que necesita un sujeto en el que darse. A su vez, la condicin de este darse en un sujeto es precisamente que el sujeto no consista en su movimiento ni en el darse en l tal movimiento. La comprobacin de la distincin real entre el movimiento y el ente mvil como una especie de la distincin real entre sujeto y forma incluye, por tanto, una refutacin explcita de la tesis del dinamicismo radical sostenida por Herclito35 y su escuela y, en nuestro tiempo, por Hegel y Bergson36. En efecto, el movimiento y el sujeto en el que ste se da, sin ser enteramente ajenos, son realmente distintos, y ello es precisamente la condicin de que pueda hablarse de movimiento de un ente o de ente mvil. El sujeto del movimiento es un ente mvil en el sentido de que es mutable, capaz de mudar, esto es, susceptible de movimiento, mas no de serlo sino, propiamente, de tenerlo37. Tal es el sentido cabal de la anterior afirmacin de que lo mutable es ente: para cambiar hay que ser. En otras
Et inspexi cetera infra te habla dirigindose a Dios et vidi nec omnino esse nec omnino non esse: esse quidem, quoniam ab(s) te sunt, non esse autem, quoniam id quod es non sunt. Id enim vere est quod incommutabiliter manet (Confessiones, VII, c. 9). 35 Cfr. fr. 12 y 91, en DIELS, o.c. 36 La afirmacin de un absoluto o puro devenir, o sea, de un devenir ab-suelto, desligado de todo sujeto de l, es la afirmacin de un imposible, no la afirmacin de algo real. La tesis de un absoluto devenir es una pura o absoluta contradiccin. Ni siquiera es el devenir de la contradiccin, el ir viniendo sta a hacerse realidad (Hegel), sino la contradiccin del devenir, su ms absoluta o pura negacin. Por el contrario, la tesis de que en todo devenir hay realmente un sujeto es una tesis que expresa algo necesario, no slo para que haya algn devenir real, sino para que realmente lo entendamos. Tanto en su ser como en su poder ser entendido, el devenir implica algn sujeto que se encuentra sujeto al devenir, y, en su ser entendido, implica, adems de ese sujeto que deviene, otro sujeto real, el que entiende o comprende el hecho del devenir (MILLNPUELLES, Lxico, pp. 427-428). 37 Ibdem.
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palabras, para que haya movimiento es preciso que ste se d en algo que, a su vez, no lo es, que se d en la forma de un evento que le acaece. En efecto, para afirmar que todo fluye en el sentido de que todo es cambio y slo el cambio es habra que admitir que el ser no es anterior al cambio sino a la inversa, que el cambio precede a todo ser y, con ello, que lo que cambia no es (por tanto, que lo que es no es) o que, en definitiva, no hay cambio alguno. Como ambas conclusiones son contradictorias entre s y respecto del punto de partida hay que afirmar entonces que el ser precede al cambio o, lo que es lo mismo, que es el ser el que cambia o sufre la mutacin y, por ende, que todo cambio implica la permanencia de un sujeto que, siendo antes esto o aquello, pasa luego a ser tal otro sin dejar, empero, de ser l mismo. Si seguimos profundizando en la descripcin del estatuto ontolgico del devenir, advertimos que este acontecimiento de un sujeto en el que el devenir formalmente consiste es un modo de ser que entra dentro del predicamento accin o pasin, dependiendo de si ese sujeto es activo o pasivo, a saber, si produce el movimiento o lo padece, si lo causa o simplemente lo acusa. En relacin a esta doble perspectiva, podemos considerar cuatro situaciones lgicamente distintas del sujeto respecto del movimiento: a) el que lo causa en otro y no en s mismo; b) el que lo acusa en s mismo causndolo, a su vez, en otro sujeto; ltimo, c) el que lo causa y acusa en s mismo y no en otro sujeto. Y, por d) el que solamente lo acusa en otro sujeto y no en s. Los supuestos a) y d) corresponden al Motor Inmvil y al sujeto meramente cognoscitivo del movimiento, respectivamente. Mas como en ellos el movimiento no se da real y propiamente sino de modo intencional respecto de otro sujeto en el primer caso causndolo y en el ltimo slo re-conocindolo en otro38, detengmonos a considerar el sujeto activo y pasivo tal como se contempla en los supuestos b) y c). La situacin descrita en b) es la de lo que en Filosofa se suele llamar motor movido o motor intermedio, a saber, aquel ente que, adems de acusar en s mismo la
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En rigor habra que admitir que en el supuesto d) el del sujeto meramente cognoscitivo del movimiento tambin se verifica cierta mutacin, pues todo conocimiento, por modesto que ste sea, supone en su sujeto un enriquecimiento, si bien no de modo material, s realmente con la forma intencional de lo conocido, lo cual, en este contexto, debe interpretarse como un cambio accidental de tipo cualitativo.
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influencia motiva de otro ente y justo en la medida en que padece ese influjo mueve, a la vez, a otros. Ciertamente la razn de motor no es la misma que la de movido ya que, referidas ambas al hecho del movimiento, la una se da en su sujeto activo y la otra en el pasivo: no es lo mismo para un ente mover que ser movido. An as, cabe la posibilidad de que el mismo ente mueva y sea movido, de que las ndoles de motor y movido se den, de hecho, en el mismo ente bien que no como puras ndoles segn diferentes respectos. De todas maneras, es posible que se den en el mismo sujeto respecto de s propio, tal como se describe en la situacin c)? Es decir, cabe la posibilidad de que un ente sea motor de s mismo, o movido por l mismo? Parece que sta sera la condicin para poder hablar de automovimiento, por ejemplo, en los seres vivientes; stos tendran en s mismos el principio de su propio movimiento. Mas no sera esto algo tan contradictorio como la causa sui? La dificultad queda obviada al advertir que en los seres vivos la ndole de automvil viene dada por la propiedad que en ellos se da de que alguna de sus partes mueve a otra, sin que pueda una parte moverse a s propia enteramente, lo cual no excluye que la parte motora sea, a su vez, movida por algo externo al organismo viviente39. En todo ente que acusa en s mismo el movimiento, es decir, en todo ente mvil, ya sea un motor movido ya un semoviente, y con independencia de que, adems, lo cause en s mismo o en otro, ese acontecimiento suyo que llamamos movimiento constituye, a su vez, el fundamento de una relacin de razn que cabe establecer entre su trmino inicial y su trmino final. El trmino a quo es el ente que todava no ha adquirido la formalidad por cuya prosecucin tiene objeto el cambio, y el trmino ad quem es el mismo ente en tanto que ya la ha adquirido. Como se ve, es un tipo muy caracterizado de relacin, ya que los trminos relativos no son entes distintos, sino dos situaciones diversas del mismo ente, y el fundamentum relationis es un hecho que le acontece o sea, el movimiento mismo realmente distinto de l puesto que, como hemos visto, la propia ndole de ente no es mutable (es menester ser para poder cambiar). La primera de esas situaciones es inestable y provisional, mientras que la segunda es estable y refleja un cierto acabamiento o perfeccin. Pues bien, ambas situaciones del mismo ens qua mobile son las que Aristteles denomina potencia y acto. En general, se dice de algo que est en potencia cuando puede (potest) llegar a ser otra cosa o, sin dejar de ser lo que es, adquirir o perder formalidades accidentales. En el primer caso, el ente mvil est en potencia de un cambio sustancial; en el segundo, de un cambio accidental.
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Como se ve, esta situacin del ente en tanto que est en potencia no supone ningn aadido o determinacin ontolgica positiva, sino ms bien una manifestacin de su indeterminacin formal y, por ende, de su inacabamiento y finitud. En efecto, se dice potencial algo que todava no es lo que puede llegar a ser: potentia est quando res nondum est. Sin embargo, se dice de algo que est en acto, en general, cuando ya es lo que puede ser: actus est quando res iam est. El acto es la perfeccin, realizacin o acabamiento de la potencia, la situacin subsiguiente y con respecto a la cual es relativa la potencia40. El movimiento es entendido por Aristteles como la actualizacin de una determinada potencia, el paso de la potencia al acto. Hay diversos tipos de movimiento: el de un sujeto a otro distinto o el de un sujeto que est en una situacin concreta al mismo sujeto en otra situacin distinta; dentro del primero se cuentan la generacin y la corrupcin, que no son propiamente mutaciones sino cambios instantneos, dado que no implican trnsito con momentos intermedios distintos de los trminos relativos. Y dentro del segundo tipo se encuentran los movimientos locales o de traslacin, la alteracin de cualidades y los cambios de magnitud (aumento o disminucin), a todos los cuales se denomina con propiedad mutaciones. Mas cualquiera que sea el tipo de cambio o mutacin, siempre se puede distinguir la potencia (momento inicial del cambio) y el acto como su trmino final. Toms de Aquino caracteriza el movimiento siguiendo en esto a Aristteles como el acto del mvil en cuanto que mvil41; y la tradicin aristotlica ha acuado dos filosofemas en los que se advierte claramente la centralidad que el acto y la potencia tienen en la explicacin metafsica del movimiento: 1. Actus entis in potentia quatenus in potentia, versin latina de la descripcin que del movimiento o knesis hace Aristteles en la Fsica: entelekheia ontos en dynamein he en dynamein42. Este consiste ontolgicamente en un acto o acontecimiento dado en un ente que le hace de sujeto y con respecto al cual dicho ente est en potencia. Y precisamente en razn de que est en potencia le acontece ese acto al ente en potencia. En tanto que al ente, ya actualizado como tal, le falta, sin embargo, algo
Se suele tambin distinguir entre potencia activa (capacidad de obrar) y pasiva (aptitud para padecer la influencia activa de otro); y entre acto primero (capacidad operativa ontolgicamente asimilada) y acto segundo (ejecucin o ejercicio de un acto primero). Pero por ahora no nos interesa entrar aqu en ms detalles. 41 Motus est actus ipsius mobilis in quantum mobile est (In I Sent., d. 19, q. 2, a. 2). Vid. tambin In III Phys., lect. 2, n. 284. 42 Acto de un ente en potencia, en tanto que est en potencia (Fsica, III, c. 1, 201 a 10). Vid. tambin TOMS DE AQUINO, S. Th., I, q. 9, a. 1, ad 1m y De Pot., q. 10, a. 1.
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ms, se considera que es mvil; es decir, que, desde otro punto de vista, todava est en potencia: su movimiento no le hace ser en acto un ente, afirma Milln-Puelles, sino tan slo un ente en acto de movimiento43 y, aunque en l se d completamente el acto de moverse, tambin se da completamente, mientras subsiste el movimiento, la potencia de llegar a la situacin terminal del movimiento hacia la cual se dirige y, por ello mismo, la potencia de continuar movindose. Por tanto, el ente mvil en movimiento est enteramente en potencia de alcanzar el trmino de su movimiento y de quemar las etapas que le distancian todava de l. El mvil est en acto y en potencia de movimiento. Por ello, aunque el acto implique perfeccin de suyo irrestricta, hay un acto que incluye necesariamente potencialidad. Tal es el acto del movimiento. 2. Actus imperfectus et imperfecti44. El movimiento es un acto imperfecto en la medida en que lo hay mientras no se ha logrado la formalidad hacia la que tiende el ente mvil en movimiento. Es decir, se trata de un acto de tal ndole que slo se da cuando no est acabado. Slo hay perfeccin o acto perfecto cuando deja de haber movimiento. Y es de lo imperfecto en tanto que lo que cambia es un ente que est en potencia de tal o cual formalidad. En definitiva, el movimiento es un acto incompleto de algo incompleto, de algo a lo que algo le falta.
Por todo ello, puede considerarse con verdad que el movimiento haciendo abstraccin de sus distintos tipos consiste ontolgicamente en el hacerse (fieri) del ente mvil en tanto que perfectible. Tal es el sentido clsico del trmino devenir. El ente que deviene no es el devenir del ente; el devenir no es la consistencia del ente que deviene sino un acontecimiento suyo que delata, cabalmente, dos aspectos distintos aunque
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MILLN-PUELLES, Lxico, p. 432. Acto incompleto de algo incompleto o imperfecto. Oportet quod motus sit actus quidam sed est actus imperfectus. Et huius causa est, quia illud cuius est actus, est imperfectum, et hoc est ens possibile sive ens potentia. Si enim esset actus perfectus, tolleret totam potentiam, quae est in materia ad aliquid determinatum. Unde actus perfecti non sunt actus existentis in potentia, sed existentis in actu. Motus autem ita est existentis in potentia, quod non tollit ab eo potentiam. Quamdiu enim est motus, remanet potentia in mobili ad id quod intendit per motum. Sed solum potentia quae erat ad moverit tollitur per motum; et tamen non totaliter; quia id quod movetur, adhuc in potentia est ad moveri, quia omne quod movetur, movebitur, propter divisionem motus continui, ut probatur in sexto Physicorum. Unde relinquitur, quod motus est actus existentis in potentia; et sic est actus imperfectus et imperfecti (In XI Metaph., lect. 9 n. 2305).
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complementarios: la entidad del ente que deviene y su indigencia o precariedad ontolgica. Si el movimiento es un carcter esencial de la realidad finita y adems se entiende como el fundamento (actus motoris) de la peculiar relacin entre dos estados distintos del mismo ente mvil (uno actual y otro potencial, actus mobilis y via ad terminum), se sigue de ello que todo ente real finito es un hbrido sui generis de potencia y acto. Tal es la base de la primera prueba prima et manifestior via45 que ofrece Toms de Aquino para demostrar la existencia de Dios: la realidad universal del movimiento exige la existencia de un primer motor inmvil. Es racionalmente necesario que exista un acto puro, es decir, un acto sumamente perfecto (en el sentido de que no carece de nada), aunque lo que nos encontramos en la realidad accesible a nuestra experiencia son siempre entes donde el acto perfeccin se encuentra mezclado con potencia y, por ende, lastrados de imperfeccin; los actos con que nos encontramos son siempre actos finitos, perfecciones limitadas.
La experiencia del movimiento no sera en absoluto inteligible sin considerarla en funcin del acto y de la potencia. Hemos visto, en efecto, que el movimiento es una actividad que funda la relacin entre dos situaciones inicial y final del ente mvil. Ahora bien, es posible lograr una explicacin cabal del movimiento considerando alguna de esas dos situaciones tomadas aisladamente? Vemoslo. Si el mvil se transforma en otra cosa distinta de lo que era, cabe que se produzca la transformacin en virtud de lo que el mvil es al comenzar el cambio, es decir, enteramente en razn del trmino inicial de ste? Parece que no, pues segn lo que es, el ente no tiene por qu cambiar: es y basta. No se puede hallar en lo que es el mvil el fundamento de su cambio. Mas, encontraremos esa razn suficiente en lo que el ente no es? En otras palabras, est el fundamento de determinacin del cambio en el trmino final de ste, es decir, en lo que el ente todava no es? Parece que tampoco, pues lo que no es no puede dar razn del ser (del cambio).
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Cfr. S. Th., I q. 2 a. 3.
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De esta suerte, el cambio no puede proceder del puro ser o del puro no-ser, sino que tiene que proceder de lo que el ente mvil, precisamente en tanto que tal, puede llegar a ser. Mas aquello que el ente puede llegar a ser no cabe decir ni que sea del todo ni que en absoluto no sea. Entre el ser que es y el no-ser que no es se da un trmino medio: el poder ser (posse) o, lo que el lenguaje filosfico ha acuado con el nombre de ente en potencia. Como se dijo, tal es, en Aristteles, el fundamento ontolgico del devenir de lo real: la capacidad que tienen los entes de ser completados, no en el orden del ser que ya tienen, sino en el orden de las formas que les conviene con arreglo a su propia naturaleza y de las que todava carecen. Hay que aclarar que el sentido que debe darse a la expresin acto perfecto, y que se advierte en la formulacin tomista del movimiento, no es exactamente el mismo que el de la expresin acto puro, que ser objeto de un anlisis posterior. En concreto, como explica Milln-Puelles46, no se puede decir que todo acto perfecto sea consecuencia de un acto imperfecto anterior o, lo que es lo mismo, no es necesario que todo acto sea fruto de una transformacin. De ser esto necesario, ser sera lo mismo que haber-llegado-a-ser y el estar siendo de algo exigira el no-haberlo-sidoantes; pero ello nos obligara a admitir que tambin el no-ser equivale a nohaber-llegado-a-ser, lo cual es incompatible con el hecho de que ahora no son cosas que antes han sido. En ese supuesto, tambin ocurrira que, como el haber-llegado-a-ser provoca invariablemente el ser que no se puede extinguir, tendramos que afirmar el absurdo de que lo que deja de ser contina siendo. Por ende, ser no puede ser equivalente a haber-llegado-a-ser. Y si esto es as, no es indispensable que todo acto vaya precedido de un cambio. Cabe, por tanto, la posibilidad de un acto cuya ndole no consista ni en ser tras no haber sido antes, ni en algo que es despus de haber llegado a ser y, por ello, despus de no haber sido. A tal acto se le denomina filosficamente acto puro, ya que ni supone ni se compone con potencia pasiva ninguna que le sea anterior o simultnea; esto es as porque la potencia pasiva no puede dejar de darse en lo que resulta de la transformacin, y toda unin de acto con potencia pasiva presupone en el ser que la posee un cambio o, al menos, la correspondiente posibilidad, es decir, la ndole de mutable. En caso de que exista, por eso mismo, no cabe que el acto puro se componga con potencia pasiva y es preciso que sea inmvil e inmutable, lo cual implica que no ha de faltarle nada, que de ninguna manera puede estar en potencia de recibir alguna determinacin que le complete. Como se puede apreciar, es distinto el sentido del acto
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puro al del acto perfecto en la frmula tomista: ste se refiere a la formalidad adquirida con el cambio cuando ste se ha consumado, es el acto del cual nada queda por hacer; es todo acto que no es en s mismo un cambio, aunque proceda de l. El acto en el que consiste el trmino final de un cambio se llama perfecto (ntegro, concluso) no porque carezca de toda imperfeccin o limitacin, sino, en rigor, por oposicin al acto del cambio o movimiento, por ser algo enteramente dado, como anota Milln-Puelles.
La relacin existente entre el acto y la potencia en el seno del ente finito es la misma que la que se da entre lo perfecto y lo imperfecto47. En sentido estricto, el acto es determinacin, acabamiento, perfeccin; la potencia, por el contrario, imperfeccin, determinabilidad e indigencia. La potencia se contrapone al acto como lo imperfecto a lo perfecto. La oposicin entre ambos es, con todo, de contrariedad, no de contradiccin, en la medida en que no cabe excluir que en un mismo ente se den perfecciones unidas a ciertas faltas o imperfecciones. Por esta razn, aunque el acto dice irrestriccin de suyo (por ser perfeccin positiva), de facto nos lo encontramos lastrado de imperfeccin y restringido por la potencia en los seres finitos. El acto no puede ser limitado por s mismo. Toda limitacin es un modo de imperfeccin; la limitacin es en lo limitado por ella una restriccin de su expansividad ontolgica y, por ello, de su perfeccin actual. Si admitimos que el acto es perfeccin, pensar un acto que se limite a s propio supondra admitir un dislate semejante a una expansin que se pudiese autorrestringir. El acto no puede ser limitado por s mismo sino que ha de serlo por la potencia en la que es recibido (quicquid recipitur ad modum recipientis recipitur). El acto es de suyo perfeccin; en el ente finito, es el acabamiento ontolgico subsiguiente a un proceso; por ello, cuando detectamos entes que son imperfectos (que no son el acto puro) hemos de advertir que no lo son por ser actos sino por estar penetrados de potencia y recibidos en ella. Afirma Toms de Aquino que el acto, como perfeccin, slo puede ser limitado por la potencia, que es una capacidad de perfeccin48.
Omnis enim nobilitas cuiuscumque rei est sibi secundum suum esse () Unumquodque perfectum est inquantum est actu; imperfectum autem secundum quod est potentia cum privatione actus (SCG., I c. 28). 48 Sobre la restriccin de la forma por la materia, del tipo de la del acto por la potencia, cfr. S. Th., I, q. 7, a. 1: Forma autem non perficitur per materiam, sed magis per eam
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En este texto se seala un nuevo aspecto de la potencia, que no es un mero no ser todava: no ser todava es todava no ser nada; a fortiori, no ser nada. La potencia no es absoluta y radical negacin, sino un peculiar tipo de privacin que, aplicado al ente, resulta como un coeficiente de reduccin de su perfeccin o actualidad ontolgica; siendo imperfecta, no aniquila sin embargo la perfeccin ontolgica del ente en que se da an manifestando su limitacin y finitud: no le hace al ente no ser, sino susceptible de ser ms. En terminologa escolstica, la potencia podra designarse como una capacitas essendi. Tampoco la potencia se reduce propiamente a ser una simple privacin de acto, sino que es una capacidad real de perfeccin que se da en algo que de algn modo est ya en acto49. La nocin tomista de esencia como potentia essendi parte, evidentemente, de la aristotlica de privacin como principio de cambio50. Pero le aade la consideracin positiva de la susceptibilidad. Todo ello conduce a dos comprobaciones: 1. La distincin real del acto y la potencia en el seno del ente, semejante a la que se da entre dos estados o situaciones distintas en un mismo sujeto, en aplicacin del principio de no-contradiccin: para un mismo ente no es idntico estar en potencia que en acto respecto de algo. Aunque en un ente pueda haber actualidades y potencialidades de modo simultneo, nunca el mismo ente puede estar a la vez en potencia y en acto respecto de lo mismo y en el mismo sentido. No son idnticos la potencia y el acto por la misma razn que no es idntico el tener y el carecer, aunque uno y el mismo ente pueda tener ciertas formalidades y carecer de otras. No obstante, el acto y la potencia no son realidades completas, sino aspectos o co-principios que se dan en las cosas reales. Como el objeto adecuado a nuestro entendimiento es el ente completo tal como lo encontramos en la realidad, hay cierta dificultad para hablar de sus coeius amplitudo contrahitur; unde infinitum secundum quod se tenet ex parte formae non determinatae per materiam, habet rationem perfecti. 49 Vid. lo que dice MILLN-PUELLES a este propsito: La privacin o carencia de algn modo de ser es necesaria para toda transformacin, porque el sujeto de sta no cambiara en modo alguno si no adquiriese ninguna novedad, es decir, algo que antes del cambio no tuviera; pero la falta o privacin de algn modo de ser presupone algn ser, ya que tan slo se da en algo existente, no en el no-ser absoluto o pura nada. As, por ejemplo, la ignorancia se da en el ignorante y, aunque ste adolece de este defecto o falta, no se reduce a un absoluto no-ser. Y la enfermedad no se da suelta o aislada, sino precisamente en el enfermo, de tal modo y manera que sin ste no puede haber ninguna enfermedad; mas tampoco es posible enfermo alguno que no posea ningn ser, ni a su vez la curacin sera posible si el sujeto de ella no existiese con ciertas determinaciones positivas (Lxico, p. 242). 50 Cfr. ARISTTELES, Fsica, I, c. 7, 190 b 2.
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principios metafsicos, que nunca se dan aisladamente ni, claro est, son partes en sentido material51. Por ello, an entendiendo que el acto y la potencia son situaciones realmente distintas de las cosas, no pueden ser representadas por la imaginacin, que tiende a figurar la potencia como una realidad ya constituida aunque vaca, en espera de recibir su acto. El acto y la potencia no pueden ser imaginado. Slo pueden ser aprehendidos por el entendimiento, puesto que son principios transfsicos. 2. Por otra parte, debe colegirse de los planteamientos anteriores la prioridad del acto sobre la potencia. Esta prioridad tiene varios niveles: - En cuanto a la perfeccin. Es ms perfecto lo que est completo, acabado, hecho (factum) a saber, el acto que lo que todava est hacindose o lo que puede llegar a ser. Como veamos, el acto dice razn de perfeccin52, y la potencia de limitacin e imperfeccin. De ello se sigue que la potencia est ordenada al acto como a su fin. Lo hemos visto tambin al examinar el movimiento. - Prioridad gnoseolgica. Tambin el acto es anterior a la potencia en el orden gnoseolgico o del conocimiento. Toda potencia se conoce en relacin a su acto propio, ya que ella no es ms que capacidad de recibir, tener o producir una perfeccin. En efecto, dice Toms de Aquino que las cosas se conocen en tanto que estn en acto, de suerte que la actualidad de algo es como una cierta luz en l53; mas ello no implica que el acto pueda ser definido, pues es un principio simple54. La prioridad gnoseolgica del acto sobre la potencia se funda en la naturaleza misma de la potencia, que no es otra cosa que capacidad susceptiva de acto. - El acto ostenta cierta primaca causal sobre la potencia, en tanto que nada obra sino en cuanto est en acto y nada padece sino en cuanto est en potencia (nihil agitur nisi in actu, nihil patitur nisi in potentia): ser efecto o ser causado es ser sujeto pasivo de la influencia causal de otro; cabalmente, recibir un acto con respecto al cual se est en potencia. En cambio, obrar es ejercer un influjo real en otro, lo cual slo puede efectuarse si se posee en acto la perfeccin que se quiere comunicar. La
Como hemos visto, aunque la ndole de ente no rehuye el darse en cosas materiales, la entidad misma, sin embargo, no es de suyo material. 52 Omnis actio perfectio quaedam est (S.Th, I, q. 5, a. 3). 53 Unumquodque cognoscitur per id quod est in actu et ideo ipsa actualitas res est quoddam lumen ipsius (In De causis, lect. 6, n. 168). 54 Nam prima simplicia definiri non possunt, cum non sint in definitionibus abire in infinitum. Actus autem est de primis simplicibus; unde definiri non potest (In IX Metaph., lect. 5, n. 1826).
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prioridad del acto sobre la potencia es, en cierta manera, de la misma especie que la prioridad de la causa sobre el efecto.
Siendo realmente distintos la potencia y el acto, estn entrelazados en el seno del mismo ente. Como qued dicho, su peculiar relacin es la que se da entre lo imperfecto y lo perfecto, entre un sujeto pasivo y la determinacin que recibe, entre lo que limita (al recibir) y lo limitado (al ser recibido). Sin embargo, la razn formal de potencia pasiva como capacidad de recibir un acto no es homognea sino que se encuentra realizada en diversos niveles metafsicos, como corresponde a la ndole analgica55 de las nociones de potencia y acto. En este sentido, cabe sealar tres tipos fundamentales de potencia pasiva o susceptiva en relacin a sus actos correspondientes: a) materia prima - forma sustancial b) sustancia - accidente c) esencia - ser.
En el primer nivel el de las sustancias corpreas la materia prima es pasiva respecto de la forma sustancial; es el sustrato ltimo de todo cuerpo, en virtud del cual ste es propiamente cuerpo. Es comn a todos los cuerpos por ser idntica en todos ellos. La forma sustancial determina a la materia prima para constituir un determinado tipo de sustancia corprea. Este sustrato ltimo es, de suyo, pura potencia pasiva, pura determinabilidad o capacidad receptiva y, por ello, carente de toda actualidad. En esa misma medida (por su indeterminacin total) es enteramente incognoscible y, por supuesto, irrepresentable, aunque inteligible como co-principio potencial pasivo de los cuerpos, distinto de la forma en virtud de la cual un cuerpo es tal y no otro; por la materia, un cuerpo es cuerpo. La forma es el primer acto que adviene a la materia. En el segundo nivel, la sustancia, ya fsicamente constituida por la materia prima y la forma sustancial, pasa, a su vez, a ser sujeto pasivo con
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Patet quod compositio actus et potentiae est in plus quam compositio formae et materiae. Unde materia et forma dividunt substantiam naturalem: potentia autem et actus dividunt ens commune (SCG., II, c. 54 in fine).
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respecto a las determinaciones correspondientes a las formas accidentales. En relacin con ellas es como su causa material in qua: aquello donde se reciben. Las sustancias son pasivas respecto de las formas accidentales. Pero al contrario que la materia prima, la sustancia primera es ya un sujeto constituido en acto por la forma sustancial, aunque ella misma es potencial, a su vez, en relacin a los accidentes.
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La inteligencia metafsica es capaz de discernir un nivel an ms profundo y radical de la potencia, que ya no remite meramente al mbito de lo fsico y de lo cosmolgico, sino que afecta directamente a la constitucin metafsica de toda la realidad, al ente en cuanto ente. Remontando los niveles anteriores, la inteligencia descubre la esencia como aquel constitutivo ltimo hasta donde llega a dar de s la ndole analgica de la potencia. Dice el Doctor de Aquino que la composicin de materia y forma no es de la misma naturaleza que la de esencia y ser, aunque ambas son composiciones de potencia y acto56. Toms de Aquino suele utilizar los trminos quidditas vel natura rei como sinnimos de esencia. Comencemos por aclarar la terminologa. Hay varios modi significandi para una misma res significata. - Esencia es aquello por lo que y en lo que el ente tiene ser; aquello que hace al ente ser tal y no otro57, lo que determina especficamente al acto de ser en la forma de hacerle ser-tal-ente.
Nec est autem eiusdem rationis compositio ex materia et forma et ex substantia et esse, quamvis utraque sit ex potentia et actu (SCG., II, c. 54). Perfectio autem formae potest dupliciter considerari: uno modo secundum ipsam formam; alio modo secundum quod subiectum participat formam Non autem ista distinctio procedit secundum hoc quod forma habeat esse praeter materiam aut subiectum, sed quia alia est consideratio eius secundum rationem speciei suae et alia secundum quod participatur in subiecto (S. Th., I-IIae, q. 51, a. 1). 57 Essentia dicitur secundum quod per eam et in ea ens habet esse (Op. De ente et essentia, c. 1). Como explica tambin N. DEL PRADO, se llama esencia a aquello por lo que y en lo que la cosa tiene ser: Dicitur essentia secundum quod per illud et in illo res habet esse (De veritate fundamentali philosophiae christianae, Friburgo, 1911, c. I,
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- La quididad aade a la esencia el matiz de la consideracin lgica: es lo aludido en una definicin esencial (quod significatur per definitionem)58. En efecto, cuando tratamos de definir algo nos preguntamos qu es (quid est), a saber, cul es su esencia. Como explica Del Prado, al definir algo designamos aquello que es la cosa59. - La naturaleza es lo mismo que la esencia, pero explicita de ella la capacidad dinmica; la designa como principio de operaciones propias de un ente (operari sequitur esse et modus operandi sequitur modum essendi). Explica Del Prado que, en la medida en que una cosa no puede ser ajena a su operacin propia, se llama naturaleza a aquello en virtud de lo cual algo se ordena a esa operacin propia suya60. Dice Toms de Aquino que la naturaleza es aquello que de algn modo puede ser entendido acerca de una cosa61. En efecto, tambin suele interpretarse corrientemente que la naturaleza de algo es su contenido ms profundo e inteligible y, por ello, lo menos aparente a los sentidos. - En tanto que conocida, la esencia se presenta como referible o predicable de muchos porque se da realizada en muchos individuos. Este carcter es el que denota el concepto universal (unum in multis et de multis).
Sin embargo, lo que connota propia y directamente la nocin de esencia es la potencia inmediata y relativa al acto de ser (potentia essendi,
n. 1, p. 8). Et per hunc modum hoc esse ab illo esse distinguitur in quantum est talis vel talis naturae (De Pot., q. 7, a. 2, ad 9m). 58 Et quia illud per quod res constituitur in proprio genere vel specie, est hoc quod significatur per definitionem indicantem quid res est, inde est quod nomen essentiae a philosophis in nomen quidditatis mutatur; et hoc est quod Philosophus frequenter nominat quod quid erat esse, idest hoc per quod aliquid habet esse quid () Quidditatis vero nomen sumitur ex hoc quod per definitionem significatur (Op. De ente et essentiae, c. 1). 59 Dicitur quod definitio est oratio significans quod quid est res; definitio enim quidditatem rei significat (o.c., c. 1, n. 1, p. 7). 60 Dicitur quoque natura secundum quod per illud res habet ordinem ad propriam operationem, cum nulla res propria operatione destituatur (ibid., p. 8). 61 Virtus enim rei proportionatur essentiae eius (S. Th., I, q. 7, a. 2). Hoc etiam alio nomine natura dicitur accipiendo naturam secundum primum modum illorum quatuor modorum, quod Boetius in libro De duabus naturis assignat; secundum scilicet quod natura dicitur omne illud quod intellectu quocumque modo capi potest. Non enim res est intelligibilis, nisi per definitionem et essentiam suam: et sic etiam dicit Philosophus in quinto Metaphysicae, quod omnis substantia est natura (Op. De ente, c. 1).
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capacitas essendi)62, en comunin con el cual integra la especfica modalidad predicamental que llamamos sustancia o sustancia primera. La esencia es la que determina a cada sustancia en su modo concreto de ejercer o realizar el ser, tanto en las sustancias corpreas como en los entes inmateriales. La esencia de los cuerpos est constituida fsicamente; pero aunque en ellos se incluye la materia prima como un componente esencial, es la forma sustancial como principio determinante de la esencia la que limita y recibe el acto de ser. La materia, a su vez, restringe la forma a unas determinadas condiciones y as, de alguna manera, puede considerarse que tambin restringe al ser, al ente material. Pero es en virtud de la forma como los cuerpos se hacen susceptibles de ser; en las sustancias, la forma limita y restringe al ser, recibindolo63. Dice Toms de Aquino que la forma sustancial es en los cuerpos principio de su ser en tanto que completa, junto con la materia, la sustancia, hacindola as sujeto adecuado para recibir el ser64. Afirma tambin que igual que la materia prima est en potencia para recibir la forma sustancial, la naturaleza a la que tal materia pertenece est ella misma en potencia con respecto al acto de ser que le hace ser un ente65. Todas estas consideraciones son vlidamente aplicables mutatis mutandis a las sustancias espirituales66, fsicamente simples, teniendo en cuenta que en ellas la forma sustancial y las formas accidentales son su nico constitutivo esencial; su modo de ser es puramente formal, en el sentido de que se excluye toda composicin o componibilidad con materia. Ciertamente, las sustancias intelectuales o inteligencias puras son ms perfectas que los cuerpos, pues en ellas la forma no se compone con materia prima que, por ser pura susceptibilidad potencia pasiva es un
Potest etiam dici quo est ipse actus essendi, sicut quo curritur est ipse actus currendi Et quia omne quod non habet aliquid a se est possibile respectu illius, huiusmodi quidditas erit possibile respectu illius esse Et ita in tali quidditati invenietur potentia et actus, secundum quod ipsa quidditas est possibilis, et esse suum est actus eius (In I Sent., d. 8, q. 5, a. 2). 63 Per formam substantia fit proprium susceptivum eius quod est esse (SCG., II, c. 55). 64 Deinde quia ad ipsam etiam formam comparatur ipsum esse ut actus. Per hoc enim in compositis ex materia et forma esse principium essendi, quia est complementum substantiae, cuius actus est ipsum esse sicut diaphanum est aeri principium lucenti, quia facit eum proprium subiectum lucis. Forma tamen potest dici quo est, secundum quod est essendi principium; ipsa autem tota substantia est ipsum quod est; et ipsum esse est quo denominatur ens (ibid., c. 54). 65 Nam primo quidem materia est ut potentia respectu formae, et forma est actus eius; et iterum natura constituta ex materia et forma est ut potentia respectu ipsius esse, inquantum est susceptiva eius (Q. De spir. creat., a. 1, resp.). Vid tambin De Pot., q. 3, a. 4, resp. 66 Et modo intelligo in angelis compositionem potentiae et actus et de quo est et quod est et similiter in anima (In I Sent., d. 8, q. 5, a. 2).
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coeficiente de limitacin e imperfeccin para los entes que la tienen como principio esencial; y as, son ms simples que los cuerpos (por ello, ms perfectas). Pero ello no significa que las sustancias intelectuales sean sumamente perfectas actos puros pues no por ser ms simples que los cuerpos van a ser absolutamente simples. Aunque en ellas no hay materia, la forma sustancial se compone con el ser y es potencial con respecto a l67. Si bien carecen de la susceptibilidad de la materia prima, hay en ellas distincin entre su ser y su modo de ser como entre el acto y la potencia68. Por ello las inteligencias son finitas69. Pero esto lo desarrollaremos en su momento. Lo que actualiza la forma de una sustancia intelectual no es, a su vez, una forma ms perfecta70, sino algo que, siendo a modo de forma71, no es tal, a saber, el acto de ser72.
En resumen, tanto las sustancias corpreas (cuya esencia est compuesta de materia y forma) como las intelectuales (cuya esencia es fsicamente simple)73 estn ellas mismas, a su vez, en potencia respecto del ser74. La esencia, por tanto, es el modo de ser (modus essendi) o aquello por lo que el ente es algo, tal cosa, lo que es75. Limita al ente a ser tal ente, pero no le hace, propiamente, ser, sino -ser-de-tal-modo.
Quaecumque autem forma creata per se subsistens ponatur, oportet quod participat esse; quia etiam ipsa vita, vel quicquid sic diceretur, participat ipsum esse, ut dicit Dionysius. Esse autem participatur finitur ad capacitatem participantis. Unde solus Deus qui est ipsum suum esse, est actus purus et infinitus. In substantiis vero intellectualibus est compositio ex actu et potentia: non quidem ex materia et forma, sed ex forma et esse participato. Unde a quibusdam dicuntur componi ex quo est, et quod est, ipsum enim esse est quo aliquid est (S. Th., I, q. 75, a. 5). 68 Quod in substantiis intellectualibus creatis est actus et potentia (SCG., II, c. 53). 69 Illud, quo anima est formaliter, non est aliqua forma quae sit pars essentiae eius, sed ipsum suum esse (In II Sent., d. 17, q. 1, a. 2). Cfr. tambin ALBERTO MAGNO, De Processu rerum a Prima Causa, II, tract. 2, c. 18). 70 Forma non habet sic esse per aliam formam (Q. De spir. creat., a. 1, ad 5m). 71 Nec intelligendum est, quod ei quod dico esse, aliquid addatur quod sit eo formalius, ipsum determinans, sicut actus potentiam (De Pot., q. 7, a. 2, ad 9m). 72 Forma subsistens non est non ens, sed est actus, qui est forma participativa ultimi actus, qui est esse (Op. De subst. sep., c. 6). 73 Si ergo in angelo est compositio sicut ex essentia et esse, non tamen est compositio sicut ex partibus substantiae, sed sicut ex substantia et eo quod adhaeret substantiae Dicendum, quod esse est accidens, non quasi per accidens se habet, sed quasi actualitas cuiuslibet substantiae (Quodl., II, q. 2, a. 1). 74 Comparatur igitur substantia omnis creata ad suum esse sicut potentia ad actum (SCG., II, c. 53). 75 Cfr. Op. De ente, c. 1, l.c.
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Como dice Toms de Aquino, todos los entes finitos que no son el ser, o sea, que no son simpliciter o per suam essentiam, lo tienen recibido en algo que no lo es, en virtud de lo cual el ente es tal cosa; este receptor o habitculo del ser por el cual el ente es limitado a ser-tal (receptum, participatum, habitum) es justamente la esencia76, que es el co-principio potencial del ente. Tal principio es inteligible pero no imaginable. Del modo como la potencia remite al acto en virtud del cual tiene sentido, as la consideracin de la esencia como potentia essendi nos conduce a la del ser como actus essendi.
El ente se dice tal en relacin al ser77 como a su acto78. La multiplicidad de los entes, al tiempo que revela una gran diversidad de perfecciones formales, muestra una perfeccin comn a todos ellos, que es el ser. Paradjicamente, el ser es lo comn a todo ente (in quo omnes communicant) y, al mismo tiempo, lo ms radical e ntimo a cada uno79. El ser, por una parte, trasciende cualquier otra perfeccin (no se reduce a ninguna de ellas); es una perfeccin distinta y superior a todas las dems. Y, por otra parte, es como la condicin y forma de todas ellas. Son innumerables los lugares en que Toms de Aquino alude a este carcter del ser como perfeccin fundamental de toda la realidad, debido a su ndole actual. Traigamos, a modo de resea, algunos tpicos: - El ser es lo ms perfecto de todo80.
Omne igitur quod est post primum ens, cum non sint suum esse, habet esse in aliquo receptum, per quod ipsum esse contrahitur; et sic in quolibet creato aliud est natura rei quae participat esse et aliud ipsum esse participatum (Q. De spir. creat., a. 1). 77 Ens sumitur ab actu essendi, sed nomen rei exprimit quidditatem sive essentiam entis (De Ver., q. 1, a. 1, resp.). Vid tambin In I Perih., lect. 5, n. 71. 78 Esse actus est (SCG., I, c. 38). Esse est actus entis (De Ver., q. 10, a. 8, ad 12m). Esse idem est quod actus entis (Quodl., XII, q. 1, a. 1, ad 1m) y en muchos ms lugares. 79 Ipsum enim esse est communissimus effectus, primus, et interior omnibus aliis effectibus (De Pot., q. 3, a. 7, resp.). Vid. tambin Comp. Th., I, c. 68. 80 Ipsum esse est perfectissimum omnium: comparatur enim ad omnia ut actus: nihil enim habet actualitatem, nisi in quantum est; unde ipsum esse est actualitas omnium rerum et etiam formarum; unde non comparatur ad alia sicut recipiens ad receptum, sed magis sicut receptum ad recipiens, cum enim dico esse hominis vel equi, vel
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- El ser es la actualidad de todos los actos y, por ende, la perfeccin de todas las perfecciones81. - El ser es el acto de lo que existe en tanto que es ente 82. - El ser es la actualidad de todo lo real83. - El ser es lo ms ntimo de la cosa84. - Nada hay ms formal y simple que el ser85.
En los filosofemas que integran esta breve muestra se aprecia la centralidad de la nocin de esse ut actus dentro del marco de la investigacin metafsica llevada a cabo por Toms de Aquino, la cual, no sin motivo, es aludida por la historiografa filosfica con el merecido ttulo de Metafsica del ser. El ser, por tanto, para Toms de Aquino, es la perfeccin ms radical de todo ente y fundamento de todas las dems. Trasciende cualquier otra perfeccin porque se halla realizado en todas ellas, aunque de modo anlogo. El ser es la condicin de todo acto y, a su vez, todo acto lo presupone y manifiesta de modo distinto. Entidades tan diversas entre s
cuiuscumque alterius, ipsum esse consideratur ut formale et receptum, non autem ut illud cui competit esse (S. Th., I, q. 4, a. 1, ad 3m). Esse secundum Dionysium est nobilius quam alia quae consequuntur esse; unde esse simpliciter est nobilius quam intelligere, si posset intelligi intelligere sine esse. Unde illud quod excedit in esse, simpliciter nobilius est omni eo, quod excedit in aliquo de consequentibus esse, quamvis secundum aliud possit esse minus nobile (In I Sent., d. 17, q. 1, a. 2 ad 3m). 81 Hoc quod dico esse est inter omnia perfectissimum; quod ex hoc patet, quia actus est semper perfectior potentia. Quaelibet autem forma signata non intelligitur in actu nisi per hoc quod esse ponitur Sed per hoc quod habet esse, efficitur actu existens. Unde patet quod hoc dico esse, est actualitas omnium actuum et propter hoc, est perfectio omnium perfectionum (De Pot., q. 7, a. 2). 82 Esse est actus existentis, inquantum est ens (In I Sent., d. 19, q. 2, a. 2). 83 Esse est actualitas omnis rei (S. Th., I, q. 5, a. 1). Ipsum esse est actus ultimus, qui participabilis est ab omnibus, ipse autem nihil participat (Q. De anima, a. 6, ad 2m). Esse est actualitas omnis formae vel naturae, non enim bonitas et humanitas significamus in actu, nisi prout eam significamus esse (S. Th., I, q. 3, a. 4). 84 Esse est magis intimum cuilibet rei quam ea per quae esse determinatur, unde et remanet illis remotis (In II Sent., d. 1, q. 1, a. 4). Inter omnia, esse est illud quod inmediatius et intimius convenit rebus (Q. De anima, a. 9). Vid. tambin S. Th., I, q. 8, a. 1, y Quodl., XII, q. 5, a. 5. 85 Nihil est formalius et simplicius quam esse (SCG., I, c. 23). Illud autem quod est maxime formale omnium est ipsum esse (S. Th., I, q. 7, a. 1). Ipsum esse sit formalissimum inter omnia (Q. De anima, a. 1 ad 17m).
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como son el intelecto humano86, un tamao, un vegetal, la vida87, el bien88, la verdad89, una accin90 o cualquier otra cosa91 tienen sin embargo en comn el participar del ser, aunque, lgicamente, en diversos grados. Toda la riqueza ontolgica que un ente posee o es capaz de poseer proviene de su actus essendi, pues cualquier perfeccin es predicable de algo en tanto que es ente, y se es ente por el acto de ser, de igual manera que cualquier defecto o imperfeccin convienen a un ente en la medida en que, de algn modo, no es92. La comunicacin en el ser, unida a la diversidad en el modo de poseerlo y ejercerlo, es manifestacin de que todos los entes estn realmente compuestos de un acto (el acto de ser, que sintetiza eminencialmente todas las perfecciones posibles) y de una potencia (la esencia) que los limita a un determinado modo de ser. De la misma manera en que todos los individuos de una misma especie tienen en comn el realizar una misma forma sustancial acto en el mbito de la esencia que hace que sean individuos de tal especie (por ejemplo, rboles), as tambin todos los entes tienen en comn, por ser entes, el tener un acto de ser. Tener el ser es comn a todo ente, aunque,
Primo cadit in intellectu ens; secundo, quod ens non est illud ens (principio de nocontradiccin), et sic secundo apprehendimus divisionem (S. Th., I, q. 11, a. 2, ad 4m). Vid. tambin In I Metaph., lect. 2, n. 46. 87 Esse simpliciter acceptum, secundum quod includit in se omnem perfectionem essendi, praeeminet vitae et omnibus perfectionibus subsequentibus (S.Th., I, q. 4, a. 1, ad 3m). Vid. tambin q. 7, a. 1 y I-IIae, q. 2, a. 5, ad 2m. 88 Ipsum enim esse cuiuslibet rei quoddam bonum est et similiter perfectio (S. Th., I, q. 20, a. 2). Secundum hoc enim aliqua perfecta sunt, quod aliquo modo esse habet esse, tamen essentiae rei creatae non est ipsum esse. Et ideo non sequitur, quod res creata sit bona per suam essentiam. Bonitas rei creatae non est ipsa essentia, sed aliquid superadditum, vel ipsum esse eius, vel aliqua perfectio superaddita, vel ordo ad finem (q. 6, a. 3, ad 2m). Vita, scientia et alia huiusmodi, sic appetitur quoddam esse. Et sic nihil est appetibile nisi ens: et per consequens nihil est bonum nisi ens (q. 5, a. 2, ad 4m). Vid. tambin q. 4, a. 1, ad 3m, q. 5, a. 1, y Quodl., c. II, q. 5, a. 1. 89 Dice TOMS DE AQUINO: Una cosa incluye su quididad y su esse; la verdad se fundamenta ms en el ser de la cosa que en su quididad misma. Pues, en efecto, el nombre ens se deriva de esse, de tal modo que la adecuacin, en la que la verdad consiste, se logra por una especie de asimilacin del intelecto al ser de la cosa, a travs de la operacin misma por la cual la acepta como es (en su misma esencia) (In I Sent., d. 19, q. 5, a. 1, sol.). Vid. tambin In De Trin., lect. 2, q. 1, a. 3, resp. 90 Tambin actuar y ser sujeto paciente son, en cierto modo, cosas (In I Perih., lect. 5). Vid. tambin SCG., III, c. 69. 91 Omnis res est per hoc quod habet esse (SCG., I, c. 22). Omnes nobilitas cuiusque rei est sibi secundum suum esse: nulla enim nobilitas esset homini ex sua sapientia, nisi per eam sapiens esset, et sic de aliis (c. 28). 92 Sicut autem omnis nobilitas et perfectio inest rei secundum quod est, ita omnis defectus inest rei secundum quod aliqualiter non est (ibdem).
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como se ha dicho, ello no justifica la logicizacin del esse commune pues, al igual que para un rbol el ser-rbol no es una mera determinacin lgica, tampoco lo es para el ente el acto de ser. Cierto que tanto la determinacin formal rbol como la ndole de ente, por su universalidad, pueden ser susceptibles de tratamiento lgico, mas ello no implica que ste sea su nico tratamiento posible; tanto rbol como ente son, ciertamente, nociones universales, pero no por ello son nicamente universales (conceptos) sino determinaciones reales de las cosas. Es necesario mantener el ens commune en el adecuado marco de consideracin metafsica que le corresponde, si se quiere captar realmente la entraa misma de su sentido93. Toms de Aquino admite la legitimidad de una consideracin quoad nos del esse, pero rechaza de modo explcito la pretendida exclusividad de sta para preservar el estudio del ens qua ens del riesgo de un inmanentismo logicista94. Si la forma sustancial de rbol se diese separada de los individuos que la realizan, incluira en plenitud todas las perfecciones que los rboles tienen limitadamente en magnitud e intensidad; si la encontramos restringida como de hecho acontece ello se debe a la potencia que la recibe y coarta, a saber, la materia quantitate signata que la individa en cada rbol concreto95. Anlogamente, el acto de ser se encuentra limitado en cada ente por la esencia a ser un determinado ente, con lo cual queda degradada la plenitud de perfeccin que el ser tendra en caso de que se diese de modo separado y puro. En principio, no es absurda la posibilidad de que exista un ser mximamente perfecto e irrestricto96. Del trnsito desde la mera posibilidad a la realidad, e incluso a la necesidad de tal ser, nos ocuparemos en su momento. No obstante, hay que resear una diferencia sustantiva entre el acto de ser y las formas
Logicus enim considerat modum praedicandi et non existentiam rei Sed philosophus qui existentiam quaerit rerum, finem vel agentem, cum sint extrinseca, non comprehendit sub quod quid era esse (In VII Metaph., lect. 17, n. 1658). 94 Ipsum esse est extra genus notitiae (De Ver., q. 3, a. 3, ad 8m). Hoc enim ipsum quod est esse non est substantia vel essentia alicuius rei in genere existentis (In II Anal. Post., lect. 6, n. 4). 95 Cfr. Op. De ente, c. 2. 96 El ser es de suyo ilimitado, o, en otras palabras, el ser es de suyo perfecto, la perfeccin es de suyo total. No es posible dudar de esta verdad. Si el ser en cuanto ser fuera limitado, habra que decir, ya que el lmite es una carencia en el ser, que, en cuanto ser, el ser es menos ser, lo cual es absurdo. Si lo perfecto en cuanto perfecto no fuera total, lo perfecto en cuanto perfecto sera imperfecto, lo que tambin es absurdo. Siendo el ser, de suyo, ilimitado, lo que le es ms natural es la ilimitacin, la perfeccin, lo absoluto; y el ser, cada ser, todo ser, debe comprenderse ante todo por lo infinito. As pues, si hay un ser raro y paradjico, ante el cual la razn debe rebelarse, es el ser finito, a causa de la carencia de un elemento que sera ms simple poseer: la plenitud (Ch. LEMAITRE, Le Mtaphysicien, Pars, 1924, p. 29).
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sustanciales y accidentales de los entes que tambin son actos en tanto que determinaciones categoriales, relativas al modo de ser. An en el hipottico caso de que dichas determinaciones existiesen separadas de toda potencialidad, de ninguna manera gozaran ms que de su propia perfeccin peculiar, esto es, la de un modo concreto de ser. Siguiendo con el ejemplo anterior, la arboreidad o la blancura, en s mismas consideradas, poseeran toda la perfeccin pensable de cualquier rbol o de cualquier blanco, pero nada ms; la arboreidad o la blancura en s seran arboreidad o blancura perfectas, pero no la perfeccin en s. Se les llama perfeccin categorial porque son las especficas de un modo determinado o categora de ser (ser rbol, ser blanco), a diferencia de las perfecciones trascendentales97, como lo son la unidad, verdad, bondad, belleza, realidad, que se llaman as porque trascienden todo modo determinado y concreto de ser, constituyndose como caractersticas o accidentes de todo ente por el hecho de ser ente (passiones vel affectiones entis qua ens)98, derivadas de modo lgico de la nocin mximamente universal del ens qua ens y metafsicamente convertibles cada una de ellas entre s, con el conjunto de todas ellas y con la perfeccin misma del ser99. Una determinacin categorial, por otro lado, no puede revestir ulteriores perfecciones exclusivas de otras especies. Lo rbol o lo blanco pueden poseer, como mucho, toda la perfeccin que, como rbol o como blanco cabe tener; pero no la perfeccin propia de otros muchos seres (hombre, amarillo, etc.). Sin embargo, el acto de ser y las perfecciones trascendentales que constituyen como su ornato ontolgico, estn incluidas de suyo, aunque de modo implcito, en las perfecciones de todas las categoras reales o posibles100 como su condicin de posibilidad. Mas estn incluidas de un modo intensivo y eminencial, no extensivamente. El ser no es la suma aritmtica de todas las perfecciones posibles, sino una perfeccin superior, de ndole distinta trascendental, en sentido
En la terminologa escolstica se llaman perfecciones puras o simplemente simples (simpliciter simplices), en el sentido de que no se componen, de suyo, con nada que limite su perfeccin o actualidad. 98 Praedicamenta addunt supra ens, quae ad invicem dividuntur secundum specialem modum quem unumquodque supra ens addit. Si autem per additamentum ipsum non dicatur aliquis specialis modus entis habens in se aliquam oppositionem, quod se habet ex additione tali ad ens, in aequo erit cum ente (Op. De natura generis, c. 2, n. 479). 99 Sunt autem sex transcendentia, videlicet ens, res, aliquid, unum, verum, bonum: quae re idem sunt, sed ratione distinguuntur (ibid., n. 478). 100 Alio modo, esse dicitur actus entis in quantum est ens, idest quo aliquid denominatur ens actu in rerum natura; et sic esse non attribuitur nisi rebus ipsis quae decem generibus continentur (Quodl., IX, q. 2, a. 2). Esse simpliciter acceptum, secundum quod includit in se omnem perfectionem essendi (S. Th., q. 4, a. 1, ad 3m).
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aristotlico y de modo mucho ms intenso e ntimo. Es para algo mucho ms ntimo el ser que su mismo ser-lo que es. De todo ello se sigue que el ser es acto en sentido pleno y propio, fundamentalmente por dos razones: 1. Porque es condicin y actualidad de todas las dems determinaciones actuales del ente (actualitas omnium actuum et etiam formarum). 2. Porque no incluye, de suyo, limitacin alguna. Todas las dems determinaciones formales ya sean formas sustanciales o accidentales constituyen al ente desde el punto de vista categorial, como modos particulares de ser. El acto de ser (actus essendi, esse) constituye el ente qua ente, es decir, desde el punto de vista metafsico y trascendental. Las formas, al establecerse como modos particulares de ser, limitan al mismo ser (ipsum esse) y son, as, como potencia pasiva respecto de l; y no obstante son acto primeros en su respectivo nivel particular. An as, todava estn en potencia respecto del acto de ser que las actualiza a ellas. El nivel mximo de actualidad y, por ello, de perfeccin en el mbito de lo categorial, lo ocupan las formas sustanciales; pero en cuanto trascendemos ese nivel y entramos en el terreno de la consideracin estrictamente metafsica del ente en cuanto ente, nos encontramos con que las formas, siendo actos primeros en su orden con respecto a la materia prima (o las formas accidentales respecto de las sustancias primeras materia segunda ), no son el acto ltimo o la ntima raz de su perfeccin; sta slo puede ser el esse, en cuanto que es la condicin de que las formas constituyan con l, no solamente tales entidades, sino simplemente entes, pues ente no se dice por ser tal-ente, es decir, por tener tal forma, sino por ser: por tener, ejercer o participar el acto de ser (ens sumitur ab actu essendi)101. En definitiva, el acto de ser es el acto radical del ente o, en otras palabras, el acto ltimo del ente en cuanto ente. Las formas, siendo actos categorialmente, estn tambin en potencia desde el punto de vista metafsico-trascendental con respecto al acto de ser. Las formas son en el ente por el actus essendi; por l tienen ser, pero no son sin ms (simpliciter) sino segn un determinado modo (secundum quid), de tal manera que, en este sentido, limitan al esse en el ente como la potencia al acto, en general. (El esse puede entenderse como el acto ltimo del ens qua ens porque todas las cosas y cada una de sus perfecciones dependen de l. Como actos, en el orden categorial, las formas no son ms que modo de ser
Cum dicitur: diversum est esse et quod est, distinguitur actus essendi ab eo cui actus ille convenit. Ratio autem entis ab actu essendi sumitur, non ab eo cui convenit actus essendi (De Ver., q. 1, a. 1, ad 3m).
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que poseen limitadamente por participacin, secundum quid el acto radical de ser sin el cual nada seran. Imposible, en efecto, ser rbol o ser blanco sin primera y radicalmente ser.)
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1.- El problema
La cuestin que ahora nos toca examinar, visto que la esencia y el ser constituyen al ente trascendental, es decir, al ente en cuanto tal, es la del modo en que se conectan en la estructura ntima del ente. En concreto, se trata de ver si la esencia y el ser fundan una estructura meramente lgica o si, por el contrario, dan lugar a un compuesto metafsico, a un synolon real. Todos los filsofos que se han detenido a considerar este asunto estn de acuerdo en afirmar la distincin, al menos lgica o conceptual, entre esencia y ser (o existencia) en el ente. En efecto, es obvio que el concepto de esencia responde a una cuestin distinta de aqulla a la que responde el concepto de existencia. El primero satisface preguntas del tipo qu es esto? (quid sit) mientras que el segundo aclara si eso que es tal cosa que tiene tal o cual esencia es o existe en la realidad extramental (an sit). Pero la distincin entre ambos aspectos o escorzos del ente, podemos decir, la distincin conceptual, es slo el prdromo del problema. Adems de servirnos para entender el ente en sus aspectos fundamentales, la esencia y el ser constituyen dos principios intrnsecos del ente, al cual fundan cada uno a su modo? Es decir, son realmente distintos? En este ltimo caso, los conceptos de esencia y ser o existencia tendran contenidos objetivos realmente diversos en el ente, aunque no por ello designaran realidades separables. (Todo lo realmente separable es necesariamente distinto en la realidad, pero no a la inversa.) Cabe la posibilidad de una distincin que no sea distensin o escisin. No todo distinguir es apartar, discriminar. La diiresis dice razn de inidentidad mientras que la separacin implica, adems, la dicotoma o
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fraccin de parcelas (partes extra partes). La distincin cuya posibilidad aqu se plantea es una distincin real en sentido estricto, pues sobre la distincin de razn no parece haber duda. Se trata entonces de dilucidar si, amn de ser de razn, semejante estructura de esencia y ser es meramente de razn o no. La cuestin que aqu se juega no es, evidentemente, la de ver si una esencia posible se distingue realmente de la existencia efectiva. Esto resulta obvio para cualquiera que se detenga a considerarlo, an superficialmente. La discusin que nos ocupa no versa sobre los llamados modos o estados de la realidad, sino sobre sus principios constitutivos mismos. Por ello, al plantearnos aqu la posibilidad de la distincin real entre esencia y existencia nos referimos al ser actual del ente. Todo el problema que plantea la distincin es el de dilucidar si en el ente real y concreto se da una objetiva diversidad entre su esencia real o modo de ser determinado y su ser actual. Por tanto, si la existencia o ser actual aade algo al ente tomado como nombre; si es ontolgicamente relevante y constitutivo para una esencia real ya completa como tal esencia el que podamos decir de ella que existe efectivamente. En definitiva, hay que ver si el ente es algo ms que una esencia real en cuanto tal y, en caso de que as sea, qu papel juega en l la existencia efectiva. Como puede apreciarse en una primera aproximacin, el asunto no es balad y no ha habido, de hecho, en la historia del pensamiento filosfico occidental, filsofo que no se haya ocupado, con mayor o menor extensin e inters, en buscar una solucin. Nuestro propsito aqu no consiste tanto en ofrecer una coleccin exhaustiva de esos ensayos102 como en registrar de modo muy sumario y general las principales lneas de fuerza en torno a las que se hilvanan las diferentes posiciones temticas respecto del problema aludido. Desde este punto de vista, no se pueden dejar de sealar las tres tesis escolsticas fundamentales, a saber, la de Scotus, la de Surez y la de Toms de Aquino.
La obra de G.M. MANSER, Das Wesen des Thomismus s que responde muy aceptablemente a este propsito, especialmente en lo que se refiere al perodo medieval (trad. castellana por V. GARCIA YEBRA, La esencia del tomismo, Madrid, 1953, 2 ed, pp. 561 y ss.).
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En uno de los pocos textos en que Duns Scotus se ocupa de este asunto, afirma abiertamente: simpliciter falsum est quod esse sit aliud ab essentia103. Y en otro de estos escasos pasajes se dice que la distincin entre essentia y esse es de alguna manera accidental, aunque no sea verdaderamente accidental104. No se puede hablar, en rigor, de una doctrina escotista acerca de la distincin entre esencia y ser (en el sentido de existencia efectiva), al menos partiendo de lo que actualmente ofrecen las fuentes. Scotus se limita a negar eso s, abiertamente, como se ve en el texto mencionado la distincin real tomista, aunque, si se atiende al contexto significativo, ms parece oponerse a la distincin real tal como la expone Gil de Roma (para quien esencia y existencia son fsicamente separables) que a la propia doctrina del Doctor de Aquino, segn explica Copleston105. Cabe, con todo, ensayar cul sera la posicin de Scotus en relacin a este punto. Sus discpulos suelen aplicar aqu la llamada distincin formal objetiva (a parte rei) en una interpretacin parece que correcta de esta doctrina del Doctor Subtilis. Se dice que la distincin formal escotista ocupa un lugar a medio camino entre la distincin real y la distincin virtual o meramente de razn: tiene un sentido ms dbil que la primera y un poco ms fuerte que la segunda. Mas no se debe confundir con la distinctio rationis cum fundamento in re, tal como la entiende Toms de Aquino. A la ya profusa diairtica escolstica aade Scotus la distinctio formalis a parte rei en un sentido diverso del de la aludida distincin tomista: sta se da entre aspectos objetivamente distintos de una misma realidad, mientras que aqulla se da siempre que el entendimiento discierne, en el seno del ente real (esencia), alguno de sus constituyentes formales (formalitates), objetivamente distintos entre s y respecto del ente real en que se dan, aunque realmente inseparables del ente y entre s. Como se ve, el fundamento de ambas distinciones no es el mismo, ya que no es la misma nocin de ens commune la que tiene el Doctor Anglico y la del Doctor Sutil. En uno la nocin de ente es anloga mientras que en el otro es unvoca: se predica siempre en el mismo sentido y significa invariablemente lo mismo, a saber, que el ser est siempre determinado por la condicin actual de su esencia; tal como es la esencia, tal es el ser () Una esencia existe justo en la medida en que es, y su existencia se define exactamente por el modo de ser que corresponde a esa esencia106. Como puede apreciarse, en una metafsica que identifica sin residuos la
Opus Oxoniense, IV, d. 13, q. 1, n. 38, en la ed. de WADDING (Lyon 1639). Ibid., II, d. 3 n. 2: est aliquo modo accidentalis, licet non sit vere accidentalis. 105 Cfr. F. COPLESTON, A History of Philosophy. Trad. castellana por J. C. GARCIA BORRON, Barcelona, 1974, vol. II, p. 489. 106 Cfr. E. GILSON, El ser y los filsofos, Pamplona, 1979, p. 139.
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esencia con el ente real, no cabe una consideracin estructural del ente. Pero ms que una succin del ens participialiter en el ens nominaliter sumptum, lo que aqu se constata es una nocin previa de esencia que goza de una omnmoda supremaca metafsica. El objeto de la metafsica es la esencia o naturaleza (entitas naturae), la cual puede tener un ser real extramental (verum esse reale) o bien un ser en el alma (verum esse intelligibilis) tambin real. El carcter de la existencia extramental no aade a la esencia nada metafsicamente relevante para ella. Por tanto, el metafsico debe hacer abstraccin de la existencia extramental en razn de que su investigacin versa sobre la esencia y slo sobre ella, tanto si existe de ese modo como si no. Es ms, an en el caso de que considere una esencia existente, no la considera en tanto que existente, sino en tanto que esencia, pues la existencia no pertenece al objeto en cuanto que es escible107. Cabe encontrar un antecedente de esta tesis en la doctrina aristotlica de la distincin sin alcance ontolgico entre la cuestin t (referente a lo que una cosa es) y la cuestin oti concerniente al hecho de que esa cosa es)108. Mas, cul es, propiamente, el estatuto metafsico de la esencia? En la metafsica escotista, la irrelevancia ontolgica de la existencia se refleja, cabalmente, en el hecho de que la esencia es anterior y neutra respecto de la universalidad y la individualidad. Estas son determinaciones puramente lgicas del ens commune. La nocin general de ente es la base real de todo ente, pero tambin es el primum cognitum, y constituye un universal abstracto y lgico. Aunque concreto en la realidad de cada cosa, es un gnero generalsimo y primigeniamente vaco. Esta comunidad o generalidad originaria del ente yace siempre intacta bajo todas las determinaciones ulteriores que puedan advenirle, y la existencia no es ms que la esencia (vale tambin decir naturaleza, entidad o ser) en su ltimo grado de determinacin. Glosando el pensamiento del doctor franciscano, expone Gilson que el ser (esse) no es ms que la intrnseca realidad de la esencia misma, en cada una de las diversas condiciones en que se encuentra () Dondequiera que haya esencia all hay ser, y lo que nosotros llamamos existencia es simplemente el preciso modo de ser que compete a una esencia cuando sta ha recibido la serie completa de sus determinaciones. Ser no es nada nuevo para ella. La esencia siempre es. Una esencia actualmente existente es, significando es que existe tan pronto como se encuentra plenamente constituida por su gnero, su especie, su propia hecceidad individual, as como por todos los accidentes que vienen a completar su ser109.
Existentia non est per se ratio obiecti, ut scibile est (Quodl., VII, qq. 8-9). Cfr. ARISTTELES, Anal. Post., II, c. 1, 89 b 24 ss. 109 O.c., p. 138.
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Toda esencia, por tanto, exige sui iuris la existencia, y ello no tiene otro sentido, para la esencia, que ser ella misma en cuanto que determinada ntegramente. As, la existencia no se distingue de la esencia ms que como un modo intrnseco suyo en relacin con su grado de determinacin esencial. De ah su carcter accidental, tambin desde el punto de vista axiolgico: su irrelevancia metafsica. Sin embargo, y es preciso insistir en ello, se trata de un modo intrnseco, de una formalidad: de ah que se pueda aplicar a esto la doctrina de la distincin formal objetiva. Es decir, la inhesin de la existencia en el ente o esencia es ms profunda que el mero accidit extrnseco de Avicena, si bien la teora escotista de las formalidades110 es bsicamente deudora del pensamiento de este autor rabe111. En efecto, Avicena tambin pensaba que la existencia es el estado de ltima actualidad de un posible. Para Scotus, la existencia es la mxima determinacin de una esencia en cuanto tal, pero en un sentido diverso al de Avicena; a saber, ms que un estado de la esencia, se trata del grado de mxima cercana a la individualidad: la existencia no es el estado de realidad de una esencia, sino la misma esencia en tanto que plenamente individualizada; la esencia no alcanza la individualidad completa sin alcanzar eo ipso la existencia. La esencia o naturaleza no es de suyo ni universal ni singular112: se hace universal cuando recibe la predicacin universal y se hace particular o individual cuando recibe la haecceitas (ultima actualitas formae), que es el principio de individuacin, aunque de suyo no es una forma (como tampoco lo es el esse tomista que, sin embargo, es actus omnium actuum y perfectio omnium perfectionum). Es obvio que en el formalismo escotista, en una metafsica de la pura esencia, donde toda la consistencia radica en el ente tal como lo entiende el doctor franciscano, a la existencia no le queda ms que un lugar
Lo especfico de la teora de las formalitates es que ningn ser est compuesto de una pluralidad de existencias separadas, pero cada ser actual escotista est constituido de una pluralidad de esencias formalmente distintas, cada una de las cuales goza de la existencia correspondiente a su propio ser; ya la existencia actual aparece slo cuando una esencia est adornada, por as decir, de la serie completa de sus determinaciones (GILSON, o.c., pp. 142-143). 111 Como sigue explicando GILSON, SCOTUS, al igual que OCKHAM, quera romper con la necesidad greco-rabe () no aniquilando las esencias de Avicena sino, por el contrario, valindose al mximo de la ventaja de su neutralidad existencial (p. 135). 112 La indiferencia y generalidad de la esencia no es meramente la expresin del necesario carcter abstracto de nuestro conocimiento de ella (que elabora los conceptos abstractos a partir de las imgenes sensibles), sino el carcter primigenio de toda naturaleza (ens commune). Tal es el fondo ltimo de la famosa frmula con que SCOTUS parafrasea a AVICENA: equinitas est tantum equinitas (AVICENA, Metaph., V, c. 11), lo cual debe leerse en el sentido de essentia non est nisi essentia tantum (cfr. Opus Oxoniense, II, d. 3, q. 1, n. 7).
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residual. La essentia tantum segn la expresin cara a Scotus surge cuando se considera que la esencia en tanto que tal nada tiene que ver con la existencia extramental y es independiente de ella. Esto quiere decir, en este contexto, no tanto que la esencia carece de existencia, como que sta no produce ninguna determinacin definitiva en aqulla: lo que sea la esencia permanece completamente inalterado e inalterable cuando existe; cabalmente, ya era antes de existir.
A diferencia de Duns Scotus, en Surez s encontramos un tratamiento sistemtico y holgado de la cuestin de la distincin esenciaser, en la XXXI de sus clebres Metaphysicae Disputationes, las cuales, bien puede decirse, constituyen el primer gran tratado de Metafsica llevado a cabo con un plan diverso del trazado por Aristteles en su Metaphysica y desde un punto de vista estrictamente filosfico. A propsito del asunto que aqu nos ocupa, tambin en este autor es menester comenzar viendo en lneas generales cul es su nocin de ente. Surez piensa que ente significa lo mismo que esencia113, abstraccin hecha de toda existencia real o posible, de tal suerte que el ente se distribuye entre el ser en acto que es la esencia existente en acto y el ser potencial o posible, que es la esencia mentalmente aislada por la negacin de la existencia actual. Es obvio que, as las cosas, entre la esencia y la existencia no se pueda verificar ms que una distincin virtual o de razn con fundamento in re114. En coherencia con lo dicho, el Doctor Eximio identifica ente y ser. La reduccin del ente a su acepcin meramente nominal comporta en este pensador como en la metafsica posterior a l la disolucin de la
Refirindose al doble uso del verbo ser aludido por ARISTTELES, afirma que ente, propia y rigurosamente significa la entidad de una cosa () Otras veces, sin embargo, se llama ente a lo que puede afirmarse simplemente de algo (disp. III, sect. 1, n. 7). El subrayado es mo. 114 SUREZ entiende que la distincin que se da entre esencia y existencia es de la misma especie que la que se presenta entre el ente y sus propiedades o atributos trascendentales. Coincidiendo esta vez con los tomistas, afirma que tales propiedades no son reales y por tanto no tienen una existencia en la realidad sino slo en el entendimiento (cfr. ibdem, n. 4).
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estructura metafsica de lo real. Mientras la metafsica siga teniendo una inspiracin teolgica, se concebir el ente como un producto cuya condicin metafsica fundamental es la contingencia; mas en la medida en que esta influencia vaya perdiendo operatividad, ir progresando la sustitucin del ente por subproductos cosmolgicos, antropolgicos y, por ltimo, logsticos. En el fondo, es el resultado de perder de vista la ndole estructural-participial del ente, que es la garanta de correccin de su hermenutica metafsica. Mas ello se ver a lo largo de la investigacin. El est, en Surez, no puede tener otra forma que est ens. Si yo soy, parece decir, es que soy algo (sum, sum ens). Si la esencia y la existencia son realmente distintas, deben poder ser separadas, y en tal hiptesis, cabra una esencia que fuese sin existencia, o una existencia que no lo fuese de cosa alguna, lo cual no se puede sostener. Hay que notar, no obstante, que la interpretacin de la distincin real como separabilidad slo es posible bajo una visin cosista de la esencia y la existencia115. Tal es la interpretacin que el filsofo espaol acusa justamente en algunos tomistas concretamente en Gil de Roma mas no cabe por ello atribuirla a la generalidad de los tomistas ni, por supuesto, al propio Toms de Aquino, como hace Surez116. En efecto, el punto crtico de la discusin est en que este autor concibe el ser como cierto algo (quid), puesto que no cabe ser sin ser algo. Esto ltimo es cierto, pero de ah no se sigue necesariamente que el ser sea algo que es. Al tratar de reproducir la tesis de su distincin real respecto de la esencia segn parece ser la opinin de Toms de Aquino y de los antiguos tomistas no lo hace en absoluto con fidelidad, ya que parece pretender que el tomismo distingue entre dos entes o seres (duae res seu entitates distinctae)117, que seran el esse essentiae y el esse existentiae118. Mas no es as como lo entiende el Aquinatense. Para ste no se trata en ningn momento de dos realidades completas (ens quod) sino de dos co-principios metafsicos (ens quo) constituyentes de la misma
Nam si essentia et existentia sunt res diversae (disp. XXXI, sect. 3, n. 7). Segn P. DESCOQS, los tomistas presuponen siempre que la existencia es una forma propiamente dicha y que como tal se la debera tratar: lo cual es precisamente lo que se cuestiona, y lo que Surez niega perseverantemente, pero que sus adversarios siempre dan por supuesto, aunque nunca lo prueban (Le Suarezisme, en Archives de Philosophie, vol. II, 2. Pars, 1924, p. 205). 116 Existentiam esse rem quamdam distinctam omnino realiter ab entitate essentiae creaturae. Haec existimatur esse opinio D. Thomae, quam in hoc sensu secuti sunt fere omnes antiqui thomistae (o.c., sect. 1, n. 3). 117 Ibid., sect. 6, n. 1. 118 Nam si haec existentia est ens ex natura rei distinctam ab essentia, ergo, eo modo quo est ens, habet esse (sect. 6, n. 12).
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realidad119. Cuando Toms de Aquino se refiere a este punto, suele aclarar que el esse constituye ya al ente como su co-principio actual. Da lugar, junto con la esencia co-principio potencial a una nica realidad, a saber, al ens. Siendo imposible una distincin real al modo como la entiende Toms de Aquino, piensa Surez que la nica posibilidad es la de una distincin virtual o de razn120. El motivo es claro: no pueden ser realmente distintas la esencia y la existencia, porque tampoco la esencia es otra cosa que el ente. De ah su nocin de ente (o ser en general) como esencia real o, lo que es lo mismo, no meramente imaginada ni fingida dice Surez sino verdadera y apta para existir realmente121. En otro lugar122 se refiere a la teora de la doble acepcin nominal y participial del ente en una interpretacin personal de la misma. Afirma que usado como nombre, ens significa lo que tiene una esencia real, prescindiendo de la existencia actual, es decir, no excluyndola ni negndola sino simplemente dejndola aparte por modo de abstraccin (praecisive tantum abstrahendo); por el contrario, tomado como participio, ens significa el mismo ser real, esto es, un ser tal que tiene tanto esencia real (essentia realis) como existencia actual y, en este sentido, significa el ser como ms contrado. La esencia real de una cosa es lo que le pertenece de modo primario y radical y, en consecuencia, lo que le hace ser lo que ella misma es. Incluye, adems, aquello que la hace ser, pues no es una esencia ficticia (ens rationis) sino verdaderamente real. Por tanto, en la nocin de esencia real, ya se implican el quod est y el quo est123. Segn nuestro modo de considerar, la esencia se
Piensa el Aquinatense que el ser es el acto del ente y la esencia se comporta como potencia: Comparatur igitur substantia omnis creata ad suum esse sicut potentia ad actum (SCG., II, c. 53). No cabe entender en el mbito aristotlico la potencia y el acto como entidades completas sino como principios metafsicos de la entidad (ens quo). 120 Cfr. Disp. XXXI, sect. 1, n. 13 y sect. 4, n. 4. 121 Si ens sumatur prout est significatur huius vocis in vi nominis sumptae, eius ratio consistit in hoc, quod sit habens essentiam realem, id est non fictam nec chymericam, sed veram et aptam ad realiter existendum (disp. II, sect. 4, n. 4). 122 Ibid., n. 8. 123 Ibid., n. 14. Vase el siguiente texto de Ch. WOLFF: Esta nocin de esencia a saber, que es lo primero que concebimos del ser, y que contiene la explicacin de cualquier otra cosa que est presente o pueda estar presente en l coincide con la nocin de los filsofos. Ciertamente, Fr. Surez, de la Sociedad de Jess, que entre los escolsticos ha ponderado las realidades metafsicas con particular penetracin, como es sabido, dice que la esencia de una cosa es el principio primero, bsico y ms ntimo de todas las actividades y propiedades que convienen a una cosa. Y, aunque prueba, por medio del testimonio de Aristteles y Santo Toms que la esencia as entendida es lo mismo que la naturaleza de cada cosa, sin embargo, aade inmediatamente que, segn una acepcin en Santo Toms, la esencia de una cosa es lo que se expresa en la definicin, y, por eso mismo, como infiere de ello, la esencia de una cosa es lo que
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denomina quididad en cuanto que proporciona la respuesta a la cuestin quid sit res. En tanto que se la considera desde sus efectos, se llama naturaleza, es decir, el principio ms ntimo y regular de todas sus operaciones. Y en cuanto que es lo que la existencia comunica al ser actual, toma el nombre de esencia, derivado de esse124. Por ello, no tendra sentido para Surez la posicin de los que afirman la distincin real entre essentia y esse (existencia), ya que la existencia no es ms que una concrecin o formalidad ltima del ente que ya es real por su propia esencia. En efecto, el ser real es una esencia actualizada tanto por su propia ndole esencial (esse realis essentiae) como por su causa y, en esa misma medida, sacada de la mera posibilidad al mbito de la efectividad existencial, pues, para el Eximio, la actualidad ha de plantearse como un caso particular de la posibilidad125. Es decir, si la esencia es real (verum actuale ens)126, posee toda su actualidad qua esencia. Y si es as, existe realmente. Como puede apreciarse, aqu no importa ya la discusin sobre el tipo lgico de la distincin entre esencia y existencia; lo decisivo es que la nocin de esse ha perdido en Surez todo el vigor primigenio que tena en la metafsica de Toms de Aquino, como hace notar Gilson127. La nocin de ser que mantiene el Doctor Eximio, en contraste con el Aquinatense, es la de aquello que pertenece a una esencia cuando, habiendo sido un mero posible, ha llegado a la actualidad mediante la eficacia de sus causas. Por tanto, lo que existe es el ente en cuanto que goza ya de su actualidad qua esencia (esse realis essentiae)128. La existencia sera, entonces, algo as
concebimos como conviniendo en primer lugar a una cosa y como debiendo ser establecido como lo primero en la realidad (esse) de una cosa, o de tal cosa (Philosophia prima sive Ontologia methodo scientifico pertractata qua omnis cognitionis humanae principia continetur, Parte I, sect. 2, c. 3, art. 169, p. 73, ed. Nova, Verona, 1789). 124 Cfr. disp. III, sect. 4, n. 5. 125 Itaque compositio haec secum affert ad minimum duas imperfectiones: una est ut essentia ex se sit ens potentiale tantum; alia est ut ratione entitatis actualis necessario pendeat ab alio dante illi esse (In Primam Partem Summae Theologiae De Deo Uno et Trino, I, c. 4, n. 4). 126 Si ergo essentia, ut est ens actu, distingueretur ex natura rei ab illo esse, quo primo et intrinsece in tali actualitate praecise concepta et condistincta ab illo modo esset verum est actu (disp. XXXI, sect. 6, n. 9). 127 Cfr. o.c., pp. 155 ss. Toda la escolstica posterior, y especialmente el racionalismo (DESCARTES, SPINOZA, LEIBNIZ, WOLFF, BAUMGARTEN, etc.) no concibe la existencia ms que como la actualidad completa de la esencia. Aunque se suceden sistemas metafsicos diversos, todos vienen a coincidir sustancialmente en esta idea, bien sintetizada por WOLFF: Hinc existentiam definio per complementum possibilitatis (Ontologia, n. 174, p. 76). 128 Ens actu, idem est quod existens (disp. XXXI, sect. 1, n. 13).
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como la propiedad de los existentes actualmente dados. Constituida ya la esencia en su propio orden, no necesitara de ninguna manera del suplemento existencial, tal como, al parecer, lo haban entendido los tomistas. Es esencia real por ser, si no actual, s al menos posible. Cierto que si es meramente posible no existe, pero si es un posible actual, no necesita ya nada para existir en caso de que sea una esencia real. Como se ha visto, si la esencia es un verum actuale ens, necesariamente existe129. En ltimo trmino, la investigacin sobre el papel metafsico que la existencia desarrolla en el seno del ente podra reducirse a la cuestin sobre lo que aade la existencia a un existente actualmente dado. Obviamente, la respuesta es: nada, al menos metafsicamente. Quiz slo desde el punto de vista formal puede decirse que la existencia es la plenitud de una esencia real en cuanto tal, que es como el signo supremo de su realidad o su constitutivo formal130; pero, en definitiva, nada relevante para el anlisis metafsico del ens qua ens. Entonces, en qu se diferencia la esencia real de un mero posible? Pues en su grado de actualizacin. La doctrina de los modos en Surez es de tal ndole que permite pensar en una diferencia meramente de grado entre el acto y la potencia, de suerte que la existencia vendra a ser la situacin o estadio ltimo de actualizacin del posible que ya tiene, en cuanto tal, un cierto ser. El mbito propio en el que la existencia se mueve sera ms el fsico que el metafsico, pues se limita a actualizar formalmente, a determinar algo que ya est dado metafsicamente, que ya es ente. En esta perspectiva interpreta el Doctor Eximio la creacin131. La posicin en la existencia por parte de Dios no supone la actualizacin de la esencia, ni siquiera de la esencialidad de la esencia; la actualiza en un orden distinto (cosmolgico, no metafsico), otorgndole, simplemente, efectividad extramental. Precisamente el mbito de realidad en que se mueve la Fsica o, por mejor decir, el orden de su consideracin, es aquel en el que no se plantea la cuestin sobre la existencia pues siempre se da por supuesta. No cabe negar que en este punto Surez es un aristotlico observante, pues tal mbito es el que le resulta ms familiar al Estagirita.
Cfr. E. GILSON, o.c., p. 158. Existentia, id quo formaliter ens constituitur actu (disp. XXXI, sect. 5, n. 1). 131 Quando esse creatum dicitur esse per participationem, non esse imaginandum quod una res sit quae participat sicut essentia, et alia quae participatur sicut esse, sed quia una et eadem res est realitas modo participato et per vim alterius sicut per vim agentis; haec enim realitas de se non est nisi sub modo possibili, quod autem sit et possit vocari actus, hoc habet per vim agentis. Et declaratur hoc ipsum in ipsamet essentia vel substantia per participationem, non quia ab alia re vel substantia participantur subiective (ut sic dicam) sed solum quia effective est a divina substantia, cuius est quaedam participatio (l.c., sect. 13, n. 17).
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La tendencia a concebir el esse como un acto formal de la esencia que sigue a su realidad intrnseca, puede advertirse, incluso, en la exposicin que hace Surez de los argumentos que se suelen utilizar para defender la tesis de la distincin real entre esencia y existencia. El primero de ellos, dice el autor espaol, es que los predicados esenciales convienen a la criatura sin intervencin de causa eficiente alguna; por ello es que siempre fue verdad decir que el hombre es animal racional; mas la existencia no compete a la criatura sino mediante la causa eficiente, y as no se puede decir que sea en acto si no ha sido creada. Luego el ser de la criatura es una cosa distinta de su esencia, ya que una y la misma cosa no puede ser y no ser por una misma causa eficiente. Cuando se dice que con la criatura no slo se produce su ser sino tambin su esencia, hay que aclarar que no se produce la esencia sino la esencia bajo el ser, o la esencia existente; as, no se puede concluir que la esencia producida se distinga de la esencia en general, a no ser en razn de la existencia que se le aade132. En efecto, el propio Toms de Aquino afirma que el ser de algo no puede ser producido por su propia forma o quididad, pues entonces una cosa sera causa de s misma en el ser, lo cual es imposible. Por tanto, es menester que todo aquello cuyo ser difiere de su naturaleza o esencia tenga su ser recibido de otro133. El fondo de la cuestin est en que Aristteles asimila la ousa al ser. Para l, el ser es propia y fundamentalmente la sustancia. En palabras de Gilson, si hay una doctrina de la identidad del ser y la sustancia, es sta (la de Aristteles), y Averroes estaba bien fundado al pensar que reivindicaba el autntico pensamiento de Aristteles cuando criticaba a Avicena por afirmar que la existencia era para la esencia de la realidad, si no exactamente un accidente, s al menos un acontecimiento134. El propio Estagirita dice en el captulo primero del libro IV de su Metafsica que hay una ciencia que se ocupa del ser en cuanto tal (t on he n); pero aclara en
Argumenta, quibus haec sententia (distinctio realis) suaderi solet, multa sunt. Primum, quia praedicata essentialia conveniunt creaturae absque interventu causae efficientis; propter hoc enim ab aeterno fuit verum dicere, hominem esse animal rationale; sed existentia non convenit creaturae, nisi per causam efficientem, et ideo non potest creatura dicit actu esse, nisi facta sit; ergo esse creaturae est res distincta ab essentia eius, quia non potest una et eadem res esse, et non esse per efficientem causam. Quod si dicas, cum fit creatura, non solum fieri essentiam, sed fieri essentiam sub esse, seu fieri essentiam existentem, et ideo non sequi essentiam factam distingui ab essentia absolute, nisi ratione existentiae, quam illi addit (sect. 1, n. 4). 133 Non autem potest esse quod ipsum esse sit causatum ab ipsa forma vel quidditate rei, dico sicut a causa efficiente; quia sic aliqua res esset causa sui ipsius, et aliqua res seipsam in esse produceret, quod est impossibile. Ergo oportet quod omnis talis res, cuius esse est aliud quam natura sua, habet esse ab alio (Op. De ente et essentia, c. IV). 134 O.c., p. 238.
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el captulo segundo, hablando de los diversos sentidos de la palabra ente, que el ser se dice de diversos modos, aunque siempre en relacin a una realidad fundamental, que es la sustancia (ousa). Para el pensador griego, el ser compete por derecho propio a la sustancia. Pues bien, si tenemos presente que el sentido propio que Surez da a la esencia real es el de ente real, que en nada se distingue de la sustancia, se comprende bien que, dada la filiacin aristotlica de este pensamiento, para el filsofo espaol no tenga lugar hablar de una distincin real entre esencia y ser (existencia), al menos en el terreno de la Metafsica. Como dice Gilson, la tan frecuente confusin acerca de esta fundamental tesis del tomismo es debida siempre al mismo pasar por alto el carcter recproco de la causalidad eficiente y de la causalidad formal135. El ser no es una cosa distinta en s misma de la esencia como de otra cosa. No lo es, por la sencilla razn de que, tomados en s mismos, el ser y la esencia no son cosas. Slo su composicin es lo que constituye una cosa, pero ambos se hacen, por as decir, reales, porque ser es entonces ser un ser, del mismo modo que ser tal es ser tal ser. La existencia actual es, pues, la causa eficiente por la que la esencia es a su vez la causa formal que hace que una existencia actual sea tal existencia. Puesto que representan modos de causalidad irreductiblemente distintos, la esencia y la existencia son irreductiblemente distintas, pero la realidad de su distincin presupone la realidad actual de la cosa. La existencia no difiere de la esencia como un ser de otro ser; aunque, en cualquier ser, aquello por lo que un ser es y subsiste actualmente es realmente otro que aquello por lo que es definible como tal ser en el orden de la sustancialidad136. El problema de saber en qu se diferencia entonces un ser en acto de su esencia o qu es lo que aade aqul a sta no parece ser, pues, un problema metafsico para Surez, aunque lo hayan planteado los tomistas, pues es lo mismo existir que consistir en la propia esencia. Surez, en efecto, concibi la existencia como una cosa (res) de modo que, para existir, una cosa debera incluir algo adems de aquello en lo que consiste137. La existencia no puede ser entonces algo realmente distinto de lo que la cosa a la que afecta ya es a saber, por su esencia real ms que en el sentido de una determinacin formal ulterior sin trasfondo metafsico.
Cfr. TOMS DE AQUINO, In V Metaph., lect. 2: Causae ad invicem sunt causae, sed in diverso genere. 136 O.c., pp. 256-257. 137 Obsrvese el paralelismo con la famosa cuestin de los tleros kantianos. Explica el filsofo regiomontano que la existencia no aade nada a la pura posibilidad de una cosa; que el concepto de cien monedas posibles no se diferencia en nada como concepto del de cien monedas en efectivo.
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Si es cierto que una esencia es real o est en acto slo por su actualizacin qua esencia, entre la existencia actual y una esencia actual, es decir, existente como esencia, no hay realmente distincin alguna. La existencia corresponde necesariamente a la esencia real y se le aplica como un corolario o consecuencia de su realidad como tal esencia. Como dice Gilson, segn Surez, es lo mismo para una esencia ser in actu exercito, es decir, ejercer actualmente su esencialidad, su acto esencial (qua essentia) y existir. Por supuesto, nosotros podemos pensar la esencia como no ejerciendo todava su acto; entonces es una pura abstraccin de la mente; y es cierto que podemos distinguir as abstractamente una esencia existente de su existencia, pero esta distincin mental no afecta a la cosa misma138.
En el planteamiento suareciano del asunto advierte Gilson139 una doble dificultad teortica: en primer lugar, no parece necesario que la perfecta complexin formal acerque a la esencia lo ms mnimo al orden metafsico del ser extramental. Una posibilidad completamente perfecta seala este autor sigue siendo todava una pura posibilidad, es decir, no es nada, al menos por parte de la cosa. En segundo lugar, lo nico que incluye la esencia posible de modo necesario es una mera existencia posible, o sea, la no contradiccin, que vale como instancia negativa de correccin, pero en absoluto como criterio constructivo de proyeccin del ente en la realidad extramental (ab posse ad esse non valet illatio). La no contradiccin todava no supone nada para la esencia en nuestro caso. La ausencia de contradiccin interna que la existencia posible comporta es, ciertamente, la que posibilita la complexin formal de la esencia. Pero esto no quiere decir nada, metafsicamente. Todo este discurso no deja de ser una reflexin lgica sobre contenidos noticos sin repercusin metafsica alguna en el orden del ser extramental; en esta temtica, el ser no termina por comparecer. La posibilidad esencial nunca puede ser razn metafsica suficiente de la afirmacin de la existencia en el plano creatural y, en el caso de Dios, solamente si se acepta una cierta viabilidad para el argumento ontolgico. Norberto del Prado, en su obra De veritate fundamentali philosophiae christianae, analiza (Libro II) los argumentos que emplea Surez para combatir la tesis de la distincin real en las secciones 4 y 5 de
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la Disputa XXXI, declarndola intil y de todo punto imposible140. Posteriormente, revisa el modo por el que este autor pretende mostrar la trascendencia de Dios respecto de las criaturas y constata su insuficiencia fundamental141. Por ltimo, realiza una crtica global de las Disputationes142 y seala los puntos en los que se aleja de la doctrina tomista143 y su solucin144. En el ltimo de los argumentos expuestos en la seccin 4,
Captulo 8: Argumenta quibus Suarez conatur ostendere nullam dari realem compositionem inter essentiam et existentiam in rebus creatis; immo, talem compositionem seu realem distinctionem esse superfluam ac plane impossibilem (pp. 152-160). 141 Captulo 9: Quommodo Suarez ostendat notas quibus Deus differt a creatis, et creaturae discernuntur a Deo: n. 3.- Omne ens creatum est ens per participationem. - Absque reali compositione essentiae et esse nullum dari potest ens per participationem. - Notio substantiae a Suarezio (cfr. disp. XXXIII) tradita videtur esse a veritate aliena; ac reicienda prorsus est. n. 4.- Omne ens creatum est necessario dependens a causa prima. - Prima ratio distinguens ens creatum ab increato nequit esse ipsa dependentia entis creati ab increato. - Necessaria est in creaturis realis compositio ex esse et essentia ad reddendam primam rationem omnium rationum, quibus distinguitur ens creatum ab Ente Increato (pp. 12-178). 142 Captulo 10: Critica totius Disputationis Metaphysicae XXI Suarezii atque observationes generales circa omnes philosophos negantes realem compositionem esse et essentiae in creatis: - Suarez nihil valet concludere contra realem compositionem esse et essentiae in rebus creatis, atque per totam suam Disp. XXXI in aequivoco laborat. - Suarez non quaerit de reali distinctione esse et essentiae vel de utriusque identitate, ut oportebat quaerere. - Suarez videtur admittere in composito tot esse quot entitates realiter distinctae reperiuntur (pp. 180-188). 143 Captulo 11: Suarez recedit a doctrina D. Thomae: - circa ipsa Metaphysicae fundamenta; - circa notionem entis; - circa notiones ontologicas esse, et essentiae, et subsistentiae, et substantiae, et huiusmodi; - circa notionem materiae primae; - in quaestione de existentia Dei demonstranda; - circa principium individuationis in substantiis corporeis; - circa influxu Causae Primae in causas secundas; - circa notionem infiniti et finiti; - in quaestione de veritate creationis demonstranda Ergo Suarez in suis Disputationibus metaphysicis non ambulat per vias D. Thomae (pp. 196-205). 144 Captulo 6: Ex reali compositione esse et essentiae declaratur atque elucescit vera notio substantiae, et accidentis, et individui, et suppositi ad quod, proprie loquendo, pertinet habere esse (pp. 130-140).
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Surez pregunta a sus oponentes cmo pueden saber qu es la existencia (quid existentia sit), ya que, cabra distinguirla de la esencia sin saber en qu consiste? Precisamente aqu es donde se advierte con claridad lo dbil de su posicin. Lo que busca Surez es saber en qu consiste la existencia, como si la existencia fuera un quid, un algo con una consistencia determinada. Afirma Gilson: Habiendo identificado el ser con su esencia, no podra hallar jams en l un es que, si es, no fuera una esencia ni una cosa145. Como se ve, en la metafsica suareciana, al igual que en la escotista, hay una marcada tendencia a concentrar todo el peso de la realidad en la esencia. Esta inclinacin puede advertirse en toda la escolstica posterior a Toms de Aquino. Pues bien, la consecuencia ms clara del intento de reducir el ser a la esencia y manejarlo como una categora, como un contenido inteligible, ha de ser el absoluto fracaso de la metafsica del ser y la inauguracin de una metafsica que precisamente al nico escolstico que conoce es a Surez. Los rasgos de este esencialismo marcan la fisonoma de todo el pensamiento moderno. Quiz sea interesante sealar que la concepcin cosista que Surez mantiene sobre el ser sea la autntica responsable del desencadenamiento del esencialismo que denuncia Heidegger. Surez, por la razn que se acaba de apuntar, har a toda la escolstica acreedora de la reivindicacin heideggeriana del ser del ente cuando el pensador teutn acuse a la Edad Media de no haber corregido la interpretacin ntica no ontolgica del ser.
Examinemos ahora cmo los planteamientos esencialistas bsicos que inaugura Surez llegan, con Kant, a un grado muy notable de
Captulo 7: Ex reali compositione esse et essentiae in rebus creatis optime declaratur vera sententia verusque sensus circa naturas universales quae respondent vocibus et conceptibus nostri intellectus () Elementum autem reale in naturis universalibus nec facile capitur, nec convenienter declaratur, nisi praesupposita reali compositione esse et essentiae in rebus creatis () Essentia rerum esse immutabiles, necessarias, indivisibiles et aeternas non explicatur in vero sensu, nisi praesupposita reali compositione esse et essentiae in rebus creatis (pp. 143-149). 145 O.c., p. 164.
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desarrollo teortico. Aunque tampoco cabe hablar propiamente de una exposicin holgada en el regiomontano sobre el asunto concreto de la distincin entre esencia y existencia, s se toca el problema del ser en el sentido de si es ste algo ms que un predicado y si aade algo a la mera posibilidad, con lo que queda recogido el problema ontolgico en su mayor hondura. Para ello vamos a detenernos en un famoso texto de la Crtica de la Razn Pura: Evidentemente, ser no es un predicado real, es decir, el concepto de algo que pueda aadirse al concepto de una cosa. Es simplemente la posicin de una cosa o de ciertas determinaciones en s mismas. En su uso lgico es solamente la cpula de un juicio. La proposicin Dios es todopoderoso contiene dos conceptos que tienen dos objetos: Dios y omnipotencia; la partcula es no es otro predicado ms, sino solamente lo que pone al predicado en relacin con el sujeto. Pues bien, si tomo el sujeto (Dios) junto con todos sus predicados (entre los que se encuentra tambin la omnipotencia) y digo Dios es o hay un Dios, no pongo ningn predicado nuevo al concepto de Dios, sino solamente al sujeto en s mismo con todos sus predicados, y, ciertamente al objeto en relacin con mi concepto146. Aunque esta tesis sobre el ser no agota la metafsica kantiana ya que el ser del sujeto y el ser de Dios, en virtud de su carcter noumenal, no son una posicin del pensar ciertamente sirve ahora a nuestro propsito. El contexto donde cabe entender el prrafo citado de la Crtica es el de la refutacin del argumento ontolgico. Ya en su clebre opsculo precrtico sobre la demostracin de la existencia de Dios147 aparecen en el mismo contexto ideas que en la Crtica expondr Kant con mayor madurez. Este contexto es importante, pues refleja el debate en el mbito de la Teologa filosfica, donde la cuestin por el ser se plantea con particular hondura.
Sein ist offenbar kein reales Prdikat, d.i. ein Begriff von irgend etwas, was zu dem Begriffe eines Dinges hinzukommen knne. Es ist bloss die Position eines Dinges, oder gewisser Bestimmungen an sich selbst. Im logischen Gebrauche ist es lediglich die Copula eines Urteils. Der Satz: Gott ist allmchtig, enthlt zwei Begriffe, die ihre Objekte haben: Gott und Allmacht; das Wrtchen: ist, ist noch ein Prdikat obenein, sondern nur das, was das Prdikat beziehungs-weise aufs Subjekts setzt. Nehme ich nun das Subjekt (Gott) mit allen seinem Prdikaten (worunter auch die Allmacht gehrt) zusammen, und sage: Gott ist, oder es ist ein Gott, so setze ich kein neues Prdikat zum Begriffe von Gott, sondern nur das Subjekt an sich selbst mit allen seinem Prdikaten, und zwar den Gegenstand in Beziehung auf einem Begriff (Kritik der reinen Vernunft, B 626-627). 147 Der einzig mgliche Beweisgrund zu einer Demonstration des Dasein Gottes (AK, II, 72).
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Por otro lado, cuando Kant se pregunta si la existencia aade algo a la posibilidad del mero concepto, lo que realmente se est preguntando es cul es el estatuto ontolgico de la esencia como pura posibilidad, si tiene la suficiente consistencia para fundamental la metafsica. Su afirmacin presupone ya una concepcin de la esencia como algo autnomo, como una cierta autoconsistencia, pues todas las determinaciones del objeto entre las que se incluye la existencia estn dadas, para Kant, en su posibilidad. Entiendo que el problema que subyace a esta discusin es el de la distincin entre esencia y ser. Hay distincin, o no? En caso de que la haya, se trata de una distincin real o meramente de razn? Aunque es arriesgado hacer a Kant responsable de semejante planteamiento, creo que el problema apuntado est presente en el texto de la Crtica, aunque no explcitamente tematizado. En este sentido, considero que la discusin planteada por Kant se inserta en lo ms profundo del marco especulativo de la pregunta por el ser. A la luz del texto, se puede espigar una posible versin kantiana de la cuestin que ahora nos ocupa.
Comienza Kant afirmando que evidentemente, ser no es un predicado real, es decir, el concepto de algo que pueda aadirse al concepto de una cosa. Segn la definicin clsica, toda proposicin lgica completa como expresin de un juicio con sentido se constituye por dos trminos: el sujeto de la afirmacin o negacin, y el predicado, que se afirma o niega del sujeto. Ambos trminos representan los conceptos que el juicio compone (si es afirmativo) o divide (si es negativo). Pero nos encontramos con un hecho sobresaliente. La proposicin admite dos funciones para el verbo ser: puede desempear el papel de cpula que liga el sujeto y el predicado, en cuyo caso la proposicin se denomina de tercero adyacente (tertio adiecto), pues el predicado es la tercera palabra; pero tambin hay proposiciones en las que el verbo es no parece introducir ningn predicado. A stas, los lgicos medievales les llamaban de segundo adyacente (secundo adiecto), porque en ellas el verbo viene en segundo y ltimo lugar, detrs del sujeto. Si el verbo de una proposicin de este ltimo tipo es el verbo ser (o existir) Scrates es tenemos una proposicin existencial. Aqu est la dificultad. En una proposicin existencial no puede haber predicado, segn Kant. Pero entonces, se trata de una verdadera proposicin? Segn hemos visto, lo caracterstico de una proposicin es la unin o disyuncin de un sujeto y un predicado.
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El caso, muy discutible, de que una proposicin de tercero adyacente del tipo Scrates es filsofo sea reductible como propone Gilson148 a una en la que el verbo fuese distinto de es (como en Scrates filosofa)149 no justifica la convertibilidad entre una predicativa como Scrates es ente (tautolgica) y una existencial como Scrates es (no tautolgica); este ltima tiene un sentido preciso. En la proposicin Scrates es filsofo, el predicado no significa la existencia de Scrates sino su condicin de hombre que filosofa, o al menos es capaz de hacerlo; es tampoco significa ah la existencia de Scrates sino la mera cpula que une la existencia de Scrates con su condicin de filsofo. Ahora bien, en el caso de la proposicin existencial, no cabe su desarrollo en una de tercero adyacente. En el caso de Scrates es filsofo, el verbo es una cpula; en el de Scrates es (o existe), no. Por tanto, no hay predicado en la proposicin existencial ni en su tautologa, pues mientras que filsofo no es lo mismo que es, ente s. En definitiva, decir que Scrates es filsofo no es lo mismo que decir que Scrates es, sin ms; puede acaso significar que Scrates filosofa. Sin embargo, cuando decimos que Scrates es ente, evidentemente queremos significar lo mismo que cuando decimos que Scrates es. Por todo ello se ve claramente que el verbo ser se comporta de manera muy distinta a los dems verbos. Parece que efectivamente no puede ser un predicado corriente, pues no puede ser el trmino de una proposicin. Pero sigamos con la afirmacin de Kant. Ser no es () el concepto de algo que pueda aadirse al concepto de una cosa. Quiere dar a entender aqu Kant que el concepto de una cosa concebida como existente no difiere del concepto de la misma cosa concebida como no existente, como l mismo explica. Es decir, el anlisis de todas las notas contenidas en nuestra nocin de algo real es exactamente el mismo que el anlisis de las notas contenidas en el concepto de eso mismo concebido solamente como objeto posible. Ms tarde abundar en esta idea a propsito del ejemplo famoso de los tleros150. Si el ser de algo pudiera ser concebido
Cfr. El ser y la esencia. Trad. castellana en Buenos Aires, 1951, pp. 242 ss.). En rigor no se puede hacer esta sustitucin, pues la frase Scrates es filsofo se refiere a una perfeccin poseda en acto primero por Scrates (la capacidad de filosofar), mientras que en la proposicin Scrates filosofa se expresa esa perfeccin pero no como meramente poseda sino como inmediatamente ejercida en acto segundo por Scrates. Tener esa capacidad habitual no es lo mismo que estarla ejerciendo de hecho activamente. 150 Vid. cmo en esta cuestin KANT no corrige en nada lo que haba dicho HUME: Es evidente que la idea de existencia no es nada diferente de la idea de un objeto, y que cuando despus de la simple concepcin de algo queremos concebirlo como existente, en realidad no aadimos nada a nuestra primera idea, o la alteramos () Cuando yo pienso en Dios, cuando yo lo pienso como existente y cuando creo que existe, mi idea
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independientemente de lo que existe, la mente tendra que representrselo a travs de alguna nota o carcter diferente de la nocin de esa misma cosa. Agregada a nuestra nocin de una cosa cualquiera, tal carcter le hara representar a la cosa ms la existencia; restada esa nota, hara representar a nuestro concepto el mismo objeto menos la existencia. Pero esto no se da. Segn Kant, no hay nada que podamos aadir a un concepto para representar a su objeto como existiendo. Lo que pasa es que si aadimos algo a las notas que constituyen el contenido analtico de ese concepto, entonces tenemos el concepto de otra cosa. La existencia, por tanto, no es un atributo o determinacin, pues no aade nada al concepto de una cosa, por tanto a la cosa como posible, por tanto a la cosa actual, pues como afirma Kant en el Beweisgrund toda adicin a lo posible fuera de la estricta posibilidad sera un imposible. Tal es el significado del siguiente aserto de Kant: Lo real no contiene ms que lo posible. Para el filsofo de Knigsberg, la existencia no aade nada al concepto de la cosa, es decir, a la cosa como mero posible. Sin embargo, es una cuestin de hecho que se usa como predicado en las proposiciones de segundo adyacente, de tipo existencial. Kant no objeta nada a esto mientras no se trate de hallar la existencia en el puro anlisis conceptual del sujeto, como se hace en el argumento ontolgico151, recogido por Wolff. Puesto que la existencia se establece siempre por medio de un juicio sinttico, nunca se puede inferir de la definicin del sujeto, sino que debe ser el resultado de alguna percepcin o intuicin. Segn esto, un Dios existente necesariamente sera un Dios intuido o percibido (sensiblemente). Pero tal intuicin o percepcin no se da, al menos de manera vlida para la ciencia, o sea, no comparece intersubjetivamente. A partir de la distincin humeana entre relaciones de ideas y cuestiones de hecho, establece Kant la inconsistencia del intento de deducir la existencia a partir del mundo como consecuencia de su concepto en Dios. Con la nocin leibniziana del mejor de los mundos posibles como
de l ni aumenta ni disminuye (A Treatise of Human Nature, I, p. III, sect. 7, en Philosophical Works, ed. GREEN y GROSE). Y, en otro lugar: Nada que sea concebido implica una contradiccin. Todo lo que concebimos como existente podemos tambin concebirlo como no existente. No hay ningn ser, por lo tanto, cuya no existencia implique una contradiccin (Dialogues concerning Natural Religion, ed. cit., tomo IV, p. 432). 151 Todo el esfuerzo y todos los intentos dedicados a la famosa demostracin ontolgica o cartesiana de la existencia de un ser supremo partiendo slo de conceptos es trabajo perdido. Tan insensato es esperar hacerse ms rico en conocimiento mediante meras ideas como pensar en aumentar la riqueza de un comerciante aadiendo ceros a sus cuentas (Kritik der reinen Vernunft, B 630).
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una idea en la inteligencia divina, no puede explicarse la existencia real y efectiva del mundo. De igual modo, tampoco puede explicarse la existencia de Dios a partir de una pura nocin. El fundamento de la existencia real nunca puede hallarse en un concepto, sencillamente porque lo ms no sale de lo menos. En este sentido, la crtica kantiana al argumento ontolgico viene a coincidir sustancialmente con la objecin lgica de Toms de Aquino. Contina Kant: (ser) es simplemente la posicin de una cosa o de ciertas determinaciones en s. Y aqu llegamos al nervio de la ontologa kantiana. Un poco ms adelante aade: (si) digo Dios es o Hay un Dios () pongo al sujeto en s mismo con todos sus predicados, y lo hago relacionando el objeto con mi concepto. Merece la pena detenerse aqu. Pero antes vayamos a un pasaje de su clebre escrito precrtico sobre la posibilidad de demostrar la existencia de Dios (Der einzig mglichen Beweisgrund zu einer Demonstration des Daseins Gottes) donde explica esta tesis: La existencia es la posicin absoluta de una cosa, y es en esto que se diferencia de todo atributo, que, como tal, se aplica a una cosa siempre de un modo relativo. El concepto de posicin es absolutamente simple, y se identifica con el concepto de ser en general. El concepto de existencia como posicin es central y se fundamenta en la anterior afirmacin de que lo real no contiene ms que lo posible. Segn Kant, la posicin se puede tomar en dos sentidos. Relativamente (respectus logicus), en el caso de la posicin de los atributos: aqu el ser es tomado como cpula de una proposicin predicativa. De modo absoluto, en el caso de la posicin de la existencia actual en una proposicin existencial, de segundo adyacente. Esta realidad efectiva o existencia actual es concebida por Kant como una categora de la modalidad, de tal suerte que la modalidad de un objeto dado a la experiencia no constituye una caracterstica que le corresponda en s mismo considerado, sino tan slo en tanto que relacionado con el pensar emprico. De esta forma, la proporcin de un objeto dado en la experiencia con las condiciones materiales de sta no supone nada nuevo o aadido a tal objeto de experiencia, sino que se trata de una simple denominacin ab extrinseco, mantenida sobre la peculiar relacin del pensar emprico con el objeto. La existencia se presenta as como una categora de la modalidad, como algo que pone el pensar emprico. Y precisamente de la aplicacin de las categoras de la modalidad a las intuiciones surgen lo que Kant llama Postulados del pensamiento emprico en general: 1) Es posible lo que concuerda con las condiciones formales de la experiencia (intuicin y conceptos puros).
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2) Es real lo que concuerda con las condiciones materiales de la experiencia (las sensaciones). 3) Es necesario aquello cuyo acuerdo con lo real est determinado segn las condiciones generales (materiales y formales) de la experiencia152. Estos Postulados forman parte de los Principios puros del entendimiento, que se deducen de la aplicacin de las categoras a las intuiciones. Como es sabido, Kant entiende que el conocimiento surge de la actividad del pensamiento puro sobre la pasividad de lo sensible, del fecundo ayuntamiento entre intuicin y concepto, que funcionan como la materia y la forma del conocimiento (en el sentido propio que Kant imprime a estos dos trminos, muy distinto del de la hilemorfia aristotlica). De ah su tan citado adagio conceptos sin intuiciones son vacos, intuiciones sin conceptos son ciegas153. Como vemos por el segundo postulado del pensamiento emprico, Kant no llega a afirmar como s hara Berkeley que la realidad se reduzca a lo dado nicamente segn las condiciones materiales de la experiencia. Se limita a decir que de aquello que no se nos presenta como dado as, no podemos afirmar que exista, no podemos atribuirle el carcter de realidad. Por ende, existe lo percibido o perceptible (percipi est esse, podramos decir). De todo aquello que no puede relacionarse con la percepcin (lo que
Ibid., A 200. Las categoras de modalidad dice KANT poseen la peculiaridad de que no determinan en lo ms mnimo al objeto, ni aumentan la concepcin a la que se unen como predicados, sino que tan slo expresan su relacin con la facultad de conocer. Comenta GILSON a este respecto: Pero en qu consiste exactamente la realidad? En tal doctrina tiene que ser dada en la intuicin sensible, no puede ser conocida por el entendimiento, mientras que por otra parte, donde el pensamiento no se adeca con la intuicin sensible, todava puede haber pensamiento, pero no conocimiento. Se puede asentar, por lo tanto, como un postulado, que: lo que se adeca a las condiciones materiales de la experiencia (esto es, de la sensacin), es real. La existencia aparece, pues, donde el juicio asertrico x es, pone como real un objeto de pensamiento tal que corresponde a una intuicin sensible, esto es, a un dato. As, la Crtica de la razn pura se ha mantenido fiel a la conclusin principal de la disertacin de 1763: la existencia no es el qu que yo pongo, sino el cmo lo pongo. Adems, aunque la esencia se ha convertido ahora en lo que se concibe del ser por medio de las formas a priori del entendimiento, an no incluye la existencia, de modo que, siguiendo una vieja ley que ya nos es familiar, la existencia no puede ser sino un modo (Escoto) de la esencia, o sea, algo que le pertenece sin alterar lo que ella es. En tercer lugar, puesto que la existencia puede captarse slo en una realidad que es obra de la mente (ya que las formas a priori de la sensibilidad y las categoras a priori del entendimiento cooperan en su construccin), la existencia no puede ser ya un modo de la esencia misma, sino una modalidad del juicio (El ser y los filsofos, p. 198). 153 Kritik der reinen Vernunft, A 76-77.
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no est dado en la experiencia real o lo inconexo con los objetos de la sensacin en el rea de la experiencia posible) no podemos decir que tenga existencia real. No es que se agote el ser en la percepcin actual o posible, sino que solamente podemos atribuir existencia a aquellos objetos que son percibidos o perceptibles. Comenta Gilson: La ciencia como tal no necesita para nada de la existencia. Relegndola al reino incognoscible de la cosa en s, Kant la ha conservado como una condicin necesaria para el conocimiento real, pero tambin la ha convertido en aquella condicin fundamental del conocimiento de la que nada se conoce ni se puede conocer. Nunca, ni siquiera en el Opus Posthumum, ha consentido Kant en suprimir aquella cosa en s que separa al idealismo crtico del idealismo puro. Nunca, ni siquiera en la Crtica de la Razn Prctica, ha consentido Kant en poner la cosa en s como algo conocido. Es posible que la razn prctica nos ensee algo acerca de lo que la cosa en s postula, pero tales postulados no entraan ningn conocimiento de lo que es. El conocimiento de lo que una cosa es en cuanto que no es conocida, es una rotunda contradiccin en la doctrina de Kant. La existencia, pues, es una x que Kant nunca elimina, porque nunca traiciona completamente a Hume, y esa x sigue siendo una x porque Kant nunca traiciona completamente a Wolff154. Evidentemente, la percepcin lo es de un sujeto, aunque ese sujeto se esconda en el anonimato transubjetivo del Yo trascendental (Ich denke berhaupt). El alegato de subjetivismo lanzado contra esta posicin kantiana puede estar ms o menos justificado, pero es innegable la carga de profundidad que esta afirmacin aplica a la metafsica; el contenido de su tesis resulta disolvente de la nocin metafsica de ser. Este ya no es descubierto en la bsqueda metafsica: es puesto por el sujeto, de modo absoluto y fundante. Y aqu tenemos ya el tema del esquematismo. Afirma Leonardo Polo: El anlisis trascendental del objeto tiene como resultado el hallazgo de un elemento formal y el consiguiente planteamiento del problema de la conexin del mismo con el contenido del objeto. La categora kantiana, como forma del objeto, se entiende como su misma condicin de pensabilidad objetiva. Ningn contenido es pensable sin el concurso de un elemento formal en que se cifra su pensabilidad como tal: un objeto se dice pensado a partir de una condicin de pensabilidad. El pensamiento del objeto puede ser
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sealado como momento objetivo puro. El objeto reducido a pensamiento es pensamiento puro. La bsqueda de la pensabilidad del objeto tiene como resultado el descubrimiento de la aprioridad formal del pensamiento. La necesidad de la categora es susceptible de demostracin. Esta demostracin es denominada deduccin trascendental de las categoras, y equivale a la reduccin de las mismas a la unidad aperceptiva, condicin suprema de posibilidad del pensamiento. El objeto en cuanto pensable es el nexo del objeto fenomenal con la unidad pura de la conciencia. Este nexo es la misma pensabilidad del objeto, su presencia actual en el entendimiento, a que el objeto debe ser conducido, sometido. Dicho de otra manera: la pensabilidad del objeto como representacin es su compatibilidad actual con la unidad aperceptiva155. Por ello necesita Kant afirmar finalmente, por mero imperativo de coherencia a costa de las evidentes dificultades de semejante aserto que la existencia debe ser establecida por un juicio sinttico, se aade sintticamente a tal concepto (que es una mera determinacin de mi estado). Brentano esclarece la insolvencia argumental de este recurso156. La existencia, al ser una categora de la modalidad, slo puede ser establecida en relacin a la experiencia y a la percepcin. Por otro lado, debe ser puesta como una determinacin ulterior a la esencia, que es lo representado en el concepto. La existencia es puesta de modo absoluto. Qu le aade al concepto? Qu le aade a la mera posibilidad? Nada. Simplemente una relacin a la facultad cognoscitiva (que, ciertamente, en el idealismo posterior, ser ontolgicamente constitutiva)157. Posicin, por tanto; pero posicin absoluta? Absoluto es todo aquello que est ab-suelto de cualquier relacin de dependencia; y, como se ve, no es tal el caso de la existencia, pues sta se agota en ser relacin entre objeto y concepto, enlace de un objeto con alguna percepcin actual o posible.
L. POLO, El acceso al ser, Pamplona, 1964, pp. 343-344. En la terminologa de Kant, la deduccin trascendental de las categoras del entendimiento aparece principalmente como la accin del sujeto en la que se constituye el objeto (Cfr. M. BASTONS , Conocimiento y libertad. La teora kantiana de la accin, Pamplona, 1989, p. 161). Las implicaciones fundamentales del idealismo trascendental kantiano como teora de la pura espontaneidad del sujeto quedan muy bien expuestas en la obra de A. LLANO, Fenmeno y trascendencia en Kant, Pamplona, 1973. 156 F. BRENTANO, Sobre la existencia de Dios. 1 investigacin preliminar. Trad. castellana y prlogo de A. MILLN-PUELLES, Madrid, 1977. 157 Precisamente la verdad trascendental del objeto de experiencia se constituir por su relacin con las condiciones formales de la experiencia y, de igual modo, su verdad emprica consistir en su adecuacin con las condiciones materiales de la experiencia.
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En resumen, tenemos la existencia conceptuada de manera poco clara, segn se puede advertir como posicin absoluta de algo con todas sus determinaciones. No aade nada a la posibilidad; slo al entendimiento se le agrega algo: el enlace con alguna percepcin, adems de la concordancia con las condiciones formales de la experiencia. Con la realidad de una cosa dice Kant pongo, desde luego, algo ms que la posibilidad, pero no en la cosa. Esta no puede contener en la realidad ms que el contenido en su completa posibilidad. Como se ve, en este punto el filsofo de Knigsberg no supera el planteamiento racionalista dogmtico de la existencia como complemento de la posibilidad, pese a que l mismo trata de negarlo en el Beweisgrund. El ente contina as localizado en el mbito de la esencia, y la existencia slo viene a suponer como en Wolff, Crusius y Baumgarten un mero complemento de la posibilidad (existentiam definio per complementum possibilitatis)158, en el sentido de expresar una nueva relacin (respectus logicus) al sujeto cognoscente. En definitiva, la existencia ha de ser puesta ab extrinseco, absoluta y postulativamente establecida por un juicio sinttico. Y qu es lo propio de un juicio sinttico? Pues que aumenta nuestro conocimiento del objeto en virtud de la interaccin sntesis de una categora con una intuicin sensible o percepcin.
Nuestra exgesis del texto advierte dos momentos principales de la descripcin kantiana de la existencia: uno negativo, donde se nos dice lo que la existencia no es; y otro positivo, donde se avanza la tesis ontolgica en forma de una descripcin de perfiles un tanto vaporosos. Hemos dejado entrever nuestra sustancial anuencia con la tesis de que la existencia no es un predicado en tanto que no es, en rigor, conceptuable. No podemos compartir, por ende, el intento de categorizacin que Kant desarrolla mediante la deduccin trascendental. Ciertamente es verdad que la misma disposicin ontolgica del entendimiento humano, el carcter inmaterial e intencional de la aprehensin intelectual se manifiesta en que todo le
Ch. WOLFF, Ontologia, n. 174 p. 76. Para este autor no cabe llegar al ser de otro modo que a travs de la posibilidad. En la misma lnea se encuentra G. BAUMGARTEN: Existentia est complexus affectionum in aliquo compossibilium, id est complementum possibilitatis internae, quatenus haec tantum ut complexus determinationem spectatur (Metaphysica, Hallae-Magdeburgicae, 1757, 4 ed, n. 55 pp. 15-16).
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adviene sub specie entitatis, como observ Toms de Aquino. Ni siquiera el no-ser se sustrae a esta ley: concebimos la nada bajo una peculiar relacin a la entidad, a saber, como la carencia total de ser. Obsrvese en este punto la diferencia con el planteamiento kantiano. Toms de Aquino entiende que la aprehensin de algo va siempre unida a la de su condicin de ente, pero no por una injerencia ab extrinseco, por una posicin postulatoria, sino por la misma disposicin natural del conocimiento intelectual, que capta el ente como siendo tal ente (quid est) y como siendo ente (quo est), es decir, en su misma ndole de ente. Aqu tenemos ya el tema de la distincin real entre esencia y ser. Entiendo que cabe una cierta inteligencia del ser, pero de ninguna manera sta se encuentra en la lnea de la esencia pensada, como en Kant. Creo que es Toms de Aquino quien realmente descubri el camino para una autntica metafsica del ser; slo en la energa metafsica de su nocin de esse ut actus puede encontrarse un desarrollo especulativo orientado desde otra perspectiva que la esencia pensada.
Es conveniente hacer ahora unas breves consideraciones sobre la tradicin dogmtica que recoge Kant, particularmente en su solucin al problema ontolgico. Caracterstica fundamental de buena parte de la escolstica postomista es considerar que en virtud de la existencia, la esencia se pone fuera de la posibilidad y fuera de las causas, lo que implica que la esencia tiene ya de por s una especie de ser ideal propio, sin existencia en acto; con esto, la raz de las perfecciones ya no es el esse reducido ahora a su mera facticidad sino la esencia ideal o posible. Se pierde entonces en metafsica la direccin sobre la sustancia primera, y la filosofa se hace cada vez ms abstracta lo cual no supone necesariamente un ganar en rigor especulativo elaborndose a la manera de una matemtica, con definiciones y teoremas. Un aspecto fundamental de este proceso de oscurecimiento de la nocin de esse ut actus es que se distingue entre esencia y existencia no como dos co-principios constitutivos, sino como dos estados y, por tanto, en un mismo ente, como dos aspectos de la misma realidad. Su fundamento sera la dependencia del Creador, pero se trata de una dependencia puramente extrnseca, pues no tiene repercusin en la estructura misma del ente concreto: se considera acertadamente que la criatura procede de Dios por causalidad eficiente, pero no se admite que el ente creado, en cuanto tal, tiene una composicin real de esse y esencia, perdiendo ah este bsico criterio de distincin entre Dios y las criaturas finitas. Toda criatura es contingente, en el sentido de
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que su esencia no implica necesariamente su acto de ser, pues Dios podra no haberla creado. La distincin en Toms de Aquino entre Esse per essentiam y ens per participationem es sustituida por la distincin entre necesario (Dios) y contingente (criatura), que revive la vieja distincin aviceniana entre Ente necesario y entes posibles. Se pierde de vista que, como explica el Aquinatense, las criaturas contingentes propiamente son las corruptibles (corpreas), mientras que las espirituales son necesarias, pues no pueden dejar de ser por su misma naturaleza, si bien su necesidad es ab alio. Lo propio de toda criatura como tal, no es ser contingente, sino tener el ser por participacin. El escolstico ms destacado de este perodo, declarado discpulo de Toms de Aquino, es el dominico espaol Juan de Santo Toms. Realiz un considerable esfuerzo como ya lo haba hecho antes el telogo Domingo Bez159 por recobrar el esse tomista, afirmando que la existencia es ms perfecta que la esencia; pero en su definicin de la existencia como aquello por lo que algo se dice colocado fuera de sus causas y fuera de la nada en su ser completo, se manifiesta nuevamente la inclinacin a encontrar toda la realidad y su fuente principal en la esencia. Adems, la existencia, para l, es un simple predicado accidental en las criaturas, es decir, un predicado que ni pertenece a la esencia del sujeto ni se deriva de ella, mientras que para Toms de Aquino, como se ha dicho, el esse corresponde necesariamente a las formas subsistentes creadas, aunque est participado por ellas. Esto es as porque estas formas no estn limitadas por ninguna materia y son, por tanto, puro acto en cuanto a su esencia; sin embargo, la esencia limita al esse creado. De este modo, slo Dios es el acto puro en el orden del esse, el Esse mismo, irrecepto e imparticipado160.
1) Essentiae rerum quae significantur per illa complexa enuntiabilia non sunt ab aeterno, quantum ad esse existentia (hoc est de fide), nec quantum ad esse essentiale, quia essentia sine existentia nihil est. 2) Quod homo sit animal est ab aeterno, si est dicat esse essentiale et connexionem animalis cum homine. Nam animal est ab aeterno de essentia hominis. Nota tamen quod hoc esse non est esse simpliciter respectu creaturae, sed esse secundum quid, nam est Esse in potentia. 3) Hominem esse animal non est ab aeterno nisi in intellectu divino, si est dicat veritatem propositionis, nam verum est in intellectu, sed ab aeterno non est alius intellectus nisi divinus. Ex his conclussionibus sequitur quod essentiae rerum antequam existant sunt entia realia, ut ens reale distinguitur contra fictitium (ens rationis), non tamen ut distinguitur contra non existens in actu, secundum distinctionem Caietani in libro De ente et ess. IV q. 6 (In Summ. Theol. Iam, q. 10, a. 3). 160 Vid. S. Th., I, q. 61, a. 1, c: Solus enim Deus est suum esse: in omnibus autem aliis, differt essentia rei et esse eius. Et ex hoc manifestum est quod solus Deus est ens per suam essentiam; omnia vero alia sint entia per participationem. Cfr. tambin q. 7, a. 1, ad 3m; q. 3, a. 4; SCG., I, c. 22; De Pot., q. 7, a. 3, etc.
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Desde la posicin extra causas de Juan de Santo Toms hasta la absoluta posicin ab extrinseco kantiana, slo faltan algunos pasos lgicos que dar el racionalismo. La circunscripcin del ente en el rea de las ideas claras y distintas refleja fielmente la concepcin ontolgica del cartesianismo161. Para Wolff, la ontologa concluye su tarea sin trascender el mbito de la posibilidad162, con el anlisis de la esencia hasta reconocer los elementos primarios compatibles y compuestos essentialia163 que la constituyen, y con la explicacin de los atributos y de los modos. Toda la metafsica gravita as sobre la esencia. Esta viene dada por la posibilidad y sta, a su vez, por la no contradiccin lgica164. La existencia no viene a ser otra cosa entonces que la plenitud de la esencia (complementum possibilitatis), quedando enteramente relegada de la investigacin metafsica, como ya vimos en los escolsticos contrarios al tomismo. Para Wolff, la existencia, en ltimo caso, merecera una consideracin fsica o de otras ciencias como la Teologa Natural (que estudiara la razn suficiente de Dios y del mundo), la Cosmologa (que se ocupa de los entes materiales, contingentes y determinados) o de la Psicologa racional (que trata del proceso mental desde los posibles potenciales a los entes actuales). Pero en ningn caso sera el objeto de la Philosophia prima sive Ontologia. Esta slo se ocupa de la esencia, cuya nocin adecuada165 habra sido, al parecer de Wolff, la misma tanto en Toms de Aquino como en Surez y Descartes166.
Cfr. R. DESCARTES, Principia Philosophica, I, c. 10, ed. ADAM-TANNERY vol. VIII p. 8. 162 Quod possibile est, ens est (Ontologia, n. 135, p. 60). 163 Per essentialia ens possibile est (ibid., n. 146, p. 64). 164 Ens dicitur quod existere potest, consequenter cui existentia non repugnat (ibid., n. 134, p. 60). 165 Essentia definiri potest per id quod primum de ente concipitur et in quo ratio continetur sufficiens, cur caetera vel actu insint, vel inesse possint (n. 168, p. 72). 166 Por lo tanto, si se considera la idea que el metafsico (Surez) tena ante su mente, ms bien que las palabras con las que expres lo que observaba, se ver fcilmente que quienquiera que diga concebir la esencia del ser, 1) debe poner algo en el ser, cuando ste se concibe como algo absolutamente indeterminado, como un primer factor; que 2) sta (la esencia del ser) contiene en s misma slo elementos tales que no se oponen entre s ni envuelven contradiccin, y que no estn determinados por otros elementos que estn presentes junto a ellos, pues de lo contrario estos elementos determinantes seran anteriores a ellos; y que 3) sta (la esencia del ser) contiene la explicacin de cualquier otra cosa que est constantemente presente, o pueda estar presente, pues de otro modo no se le podra llamar raz de las propiedades y de las actividades, i.e., de donde stas se originan. Consecuentemente, la nocin de esencia que Surez y Santo Toms tenan en la mente es la misma que nosotros hemos deducido a priori, y que hemos depurado en distincin y precisin. Descartes mantuvo la nocin de esencia que haba recibido, en las escuelas de los Jesuitas, de la filosofa escolstica. As dice en sus
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Histricamente, la concepcin del ser como un atributo vago e indeterminado que conviene a todos los entes (mxima extensin) indicando su perfeccin elemental (mnima comprensin), se formula ya explcitamente en Leibniz y en Wolff. Scotus y Surez haban hablado del ser como ens commune y lo consideraban como un concepto unvoco cuyo contenido es la esencia posible. Identificaban, por tanto, el ente con la esencia y la conceban como algo indiferente respecto del acto de ser, como una simple posibilidad. En esta lnea, Wolff define el ente como aquello que puede existir, es decir, a lo que no repugna la existencia, dividiendo as el ente en posible y real: la primaca corresponde al posible, y el ente real no es ms que su puesta en acto. Esta consideracin es ms lgica que metafsica, e impide captar el ser como acto del ente, que se realiza diverse modo en cada ente y de modo mximo en Dios. Los inconvenientes de esta posicin son, por una parte, que al reducir el ser a una nocin unvoca, uniforme para todos los entes, se hace muy difcil explicar con profundidad y coherencia la trascendencia de Dios con respecto a las criaturas, pues sera en el mismo sentido que los dems seres o entes; para Dios, ser significara lo mismo que para todos los dems entes. La metafsica esencialista est ciega respecto a una de las propiedades bsicas de la ndole de ente, que es su carcter analgico: el esencialismo slo puede funcionar en contextos de pensamiento donde se niega la analoga como el mtodo propio para el conocimiento metafsico. Por otra parte, el ente queda asimilado al pensamiento, pues una nocin vaca, abstracta e indeterminadsima de ser slo existe en la inteligencia humana, como fruto de una abstraccin lgica. Dice Toms de Aquino: el ser comn no es algo, fuera de todas las cosas que son, ms que en el intelecto167: no se trata, por tanto, de un ser real, sino de un ser pensado. La posibilidad se entiende en el racionalismo como el carcter no contradictorio de una nocin, es decir, como posibilidad de que algo sea pensado o concebido. La filosofa racionalista concibe el ente como una esencia que primero se encontrara en estado de posibilidad en cuanto no contradictoria en s misma y solamente luego se realizara como existente. De este modo, lo posible gozara de una entidad en s mismo.
Principios de Filosofa, Parte I, 53, que hay en cada sustancia un carcter principal que constituye su naturaleza y esencia, y al que todas las otras caractersticas se subordinan. Y su intrprete, el excelente Clauberg, dice, en su Metafsica del Ser, 560, 13, que entre todos los atributos de una cosa hay uno que solemos considerar como lo que es primero y principal y ms ntimo en una cosa, que en cierto modo rene los dems atributos en s mismo, o que ciertamente es como su raz y fundamento. Esto es lo que llamamos la esencia de una cosa; y en relacin con las propiedades y operaciones que emanan de ella, la llamamos tambin naturaleza (n. 169, pp. 72-73). 167 SCG., I, c. 26.
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Esta visin elimina la distincin real entre acto y potencia en los entes, ya que la potencia se entendera como mera posibilidad lgica (no como un principio real de las cosas) y el acto como su realizacin, como el estado de realidad de lo posible. Al mismo tiempo, se concibe la posibilidad como pensabilidad; la enorme relevancia que se concede a las posibilidades de las cosas como algo contrapuesto a sus efectivas realidades no viene a ser ms que el reflejo del desmesurado valor que se otorga al entendimiento humano, al que ya no le corresponde conocer el ser sino ms bien proyectarlo. Y aqu topamos con Kant. Se ha trasladado ya completamente la actualidad del ser a la actividad inmanente del sujeto que lo piensa y, al pensarlo, lo pone como objeto. Segn el idealismo posterior, el sujeto tambin lo constituir como ente. La categora kantiana de existencia como la posicin absoluta de la realidad con todas sus determinaciones por parte del sujeto trascendental desplaza el fundamento formal de la inteligibilidad desde el ser de la cosa hasta aquellas estructuras subjetivas que a priori hacen posible su serme objeto (obici). La nocin de actus essendi es tan capital en metafsica que su oscurecimiento, tal como se ha verificado en la historia de la Filosofa bien lo denuncia Heidegger ha determinado numerosos errores en el pensamiento metafsico y filosfico en general. El rechazo de la nocin de esse ut actus comienza con el formalismo de algunos escolsticos posteriores a Toms de Aquino. La esencia no se advierte ya en estos autores como potentia essendi sino como algo en cierto modo autnomo. Al no considerar el ser como algo intrnseco y fundante en el ente sino como algo exterior un mero estado, resultante de la accin divina (en Kant, resultante de la posicin absoluta) sin ningn reflejo en la estructura interna de la realidad la esencia adquiere un valor desproporcionado: ms que estar en funcin del ser, es ste el que se subordina a la esencia, que pasa as a convertirse en el constitutivo fundamental del ente168. La esencia, as desgajada del ser, slo se define por su contenido abstracto o inteligibilidad. Esto constituye un terreno perfectamente abonado para cualquier metafsica que conceda primaca al pensamiento sobre el ser. Se comprende entonces que a la metafsica esencialista suceda en el tiempo lo que algunos autores han dado en llamar el inmanentismo metafsico o el principio de la inmanencia169. El ser, mantenido hasta ahora como una adherencia extraa en un mundo de esencias, se ve definitivamente sustituido por el acto de la razn que proporciona inteligibilidad a las
Es curioso advertir que tambin TOMS DE AQUINO habla explcitamente de la existencia como positio absoluta: Omnis enim positio absoluta aliquid in rerum natura existens significat (De Ver., q. 22, a. 1). Pero sta no tiene en el Aquinatense el sentido kantiano del respectus logicus. 169 Cfr. C. CARDONA, Metafsica de la opcin intelectual, Madrid, 1973.
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esencias y les otorga la nica realidad que la inmanencia admite, a saber, la realidad pensada. En la metafsica dogmtica de inspiracin racionalista que precede histricamente a Kant, aparece ya un sentido peculiar para el trmino realidad: real es lo fctico, el orden existencial, opuesto a la mera posibilidad. La metafsica dogmtica, al centrar toda su investigacin sobre la posibilidad lgica de las esencias todo lo que queda fuera de la posibilidad lgica es contradiccin acaba reduciendo el ente actual a una simple posicin extra causas.
La doctrina de la distincin real entre esencia y ser se plantea en Toms de Aquino como una especie de la que se verifica entre la potencia y el acto. Al hablar de la relacin acto-potencia como co-principios del ente mvil en cuanto tal, establecamos con carcter general estas dos tesis: 1. El acto es a la potencia como lo perfecto a lo imperfecto, como su acabamiento o fin, tanto en sentido temporal (punto de llegada del mvil en el movimiento local o de traslacin) como en sentido teleolgico (formalidad adquirida por algo que cambia al concluir un cambio en general). El acto determina a la potencia pasiva confirindole una formalidad concreta que antes y durante el cambio le era meramente posible alcanzar; el acto otorga de este modo a la potencia un sentido real, un determinado estatuto ontolgico. La potencia pasiva, as considerada, ya no es un puro no-ser sino un cierto poder ser, una capacidad real que, por ello mismo, no puede darse sino en relacin a algo que est, en otro sentido, ya en acto. 2. Aunque tericamente no repugna la existencia de un acto puro perfeccin irrestricta los actos que de hecho nos encontramos in rerum natura son todos ellos actos limitados. Mas un acto no puede ser limitado por otro acto. El nico modo de disminuir la cantidad discreta de un nmero positivo en la serie de los enteros es aadirle un nmero negativo; sumar un nmero negativo es el modo logstico de designar la sustraccin aritmtica o resta. Anlogamente, lo nico que puede restringir o limitar a algo positivo como es la perfeccin es, en general, algo negativo.
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En resumen, el acto perfecciona a la potencia y sta determina, a su modo (limitando) a aqul; el uno es recibido, la otra recipiente. Decamos tambin que la distincin entre el acto y la potencia es la misma que la que se da entre lo perfecto y lo imperfecto, entre lo positivo y lo negativo, es decir, una distincin real, no meramente lgica. Ello resulta patente por la sencilla razn de que la distincin entre lo positivo y lo negativo es una aplicacin directa del principio de no-contradiccin, y ste es de ndole fundamentalmente ontolgica: es la ley ms universal y primaria que rige en el orden de lo real. Esto tambin puede advertirse entendiendo la distincin entre acto y potencia como un tipo peculiar del accidente relacin. Hemos hablado aqu de la mutua interaccin entre el acto y la potencia, co-principio del ente, como un modo de relacin. La relacin es el predicamento ms sutil y ontolgicamente ms irrelevante; consiste, en efecto, en la referencialidad, en la mera orientacin que se da en un ente respecto de otro. Tal respectividad respectus, esse ad puede ser puramente de razn, en cuyo caso es un ente incompleto y entra en los predicamentos, como tambin la no-relacin, slo reductivamente. Mas no es ste el caso que interesa ahora, ya que hemos visto que el acto y la potencia son co-principios reales del ente, situaciones diversas de lo real. Trminos reales establecen entre s relaciones reales, y puesto que la relacin entre el acto y la potencia, es, bsicamente, de diversidad entre una situacin de algo y otra distinta de ese mismo algo la distincin entre uno y otro tiene que ser tambin real. Toda relacin real requiere, por definicin: - que sean reales los trminos relativos; - que haya entre ellos algn medio o fundamento real; - que este medio sea en su sujeto diverso de l cuando la relacin tiene una causa real en su objeto. En definitiva, para que haya una relacin real entre la potencia y el acto co-principios del ente mvil en general, es decir, en el sentido metafsico al que nos venimos refiriendo es preciso que estos sean estados reales y realmente diversos de un ente de ndole incompleta y, por tanto, compositiva. Por otro lado, la adecuada comprensin de la naturaleza de la composicin real de potencia y acto en el ente exige entender que el hecho de que la potencia sea actualizada no supone en absoluto que deje de ser tal potencia. Tras la actualizacin, la potencia permanece potencia, como
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capacidad real en el ente, del mismo modo que un recipiente no pierde su capacidad al ser colmado. La capacidad no deja de ser capaz por el hecho de estar colmada. Por ejemplo, el acto de elegir no supone perder libertad, que es una capacidad potencia activa, en este caso sino precisamente ejercerla, realizarla. De modo anlogo, el acto de ser no supone para el ente la prdida de su contingencia (possibilitas esse et non esse). La actualidad de la esencia significa que sta ya no est meramente en potencia de ser; pero ello no quiere decir que deje de ser esencia.
Pues bien, la adecuada comprensin de la doctrina de la composicin de acto y potencia nos permite pensar correctamente la composicin real de esencia y ser en el ente. Del mismo modo, tomar como modelo la distincin real de acto y potencia nos permite ver la distincin real entre ser y esencia como un caso particular suyo; sta ltima ejemplifica a la primera en el orden metafsico-trascendental. La composicin de essentia y esse es real porque su resultado es una res y su distincin es tambin real porque su esse es lo que hace ser a esa cosa170; y le hace ser no una mera quidditas sino un ens actualmente real. Hay que aclarar, no obstante, que la estructura essentia-esse en el ente es un caso absolutamente peculiar de composicin real171, pues el ente tomado como resultado de esa composicin, no es un tertium quid respecto de sus co-principios, cosa que s ocurre en el orden categorial de la composicin potencia-acto. En efecto, por el hecho de estar unida al ser, la esencia no sufre ninguna modificacin, ni aumenta por el hecho de comenzar a existir. Ello se entiende mediante la nocin de esse como acto. El ser es, con respecto a la esencia, enteramente espontneo y ponente, de modo que fuera del ser no hay absolutamente nada; es imposible ser de ningn modo categorialmente sin primera y radicalmente ser. La distancia entre el ser y la esencia es la que media entre dos opuestos por contrariedad distincin no por contradiccin. Por esto, el ser es tambin actual y espontneo respecto de la esencia: no slo es actus entis, sino tambin actus essentiae. Hace ser al ente y, a fortiori, le hace ser tal ente (por medio de la forma sustancial) y de tal modo o con tales caractersticas (a travs de las formas accidentales).
Cfr. De Ver., q. 27, a. 1, ad 8m y In I Sent., d. 19, q. 2, a. 2. Quod non est idem compositio ex materia et forma et ex substantia et esse (SCG., II, c. 54). Cfr. tambin Quodl., III, q. 8, a. nico.
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Lo contrapuesto al ser no es la esencia sino la nada y, como de la nada nada sale (ex nihilo nihil fit), el planteamiento de la peculiar composicin de esencia y ser en el ente nos conducir ms adelante al asunto de la causalidad y la participacin. En efecto, la esencia, de suyo, fuera del ser no es nada (pura potencia pasiva). De ah su inseparabilidad de ste. Ninguna esencia tiene de iure un ser necesario, en el sentido de que la determinacin formal que la fundamenta ontolgicamente no incluye per se ninguna relacin necesaria con el ser (exigentia ad existendum). Por ello, si el ente es, no es por l mismo (en fuerza de la exigencia ontolgica de alguno de sus principios esenciales) sino por alguna otra razn que le es externa, a saber, su causa. Tal es, precisamente, la base de la tercera prueba tomista de la existencia de Dios. Y en la medida en que el ente es causado, tiene algo que ver con su causa. Pero vayamos por partes.
La tesis de la distincin real entre esencia y acto de ser es explcitamente afirmada por Toms de Aquino172. No se trata de una hiptesis ad hoc para resolver el asunto de la trascendencia del ser de Dios sobre el ser creatural, aunque, de hecho, es el mejor modo de explicarla. Pero no se trata de eso. No toma el Aquinatense como punto de partida una nocin previa para encajarla en los hechos cueste lo que cueste173.
In creatura differt essentia rei et esse suum (In I Sent., d. 2, q. 1, a. 4, ad 1m). Omne quod est in genere substantiae est compositum reali compositione; eo quod id quod est in praedicamento substantiae est in suo esse subsistens, et oportet quod esse suum sit aliud quam ipsum; alias non posset differre secundum esse ab illis cum quibus convenit in ratione suae quidditatis; quod requiritur in omnibus qui sunt directe in praedicamento substantiae, compositum est saltem ex esse et quod est (De Ver., q. 27, a. 1, ad 8m). Vid. tambin De Pot., q. 7, a. 2, ad 9m; Comp. Th., I, cc. 10 y 11. Podemos tener certeza de que TOMS DE AQUINO defiende la tesis de la distincin real entre essentia y esse, no slo por la gran cantidad de textos del propio Doctor Anglico que la testimonian directa y explcitamente, sino tambin por otras fuentes no tomistas medievales. Vid., por ejemplo, este texto de Bernardo LOMBARDI, citado por KOCH (en Durandus de S. Porciano, Beitrge zur Geschichte der Philosophie des Mittelalters, vol. XXVI p. 330): Est duplex modus dicendi: primus est doctoris sancti Thomae, qui ponit quod in omnibus citra Deum differt esse ab essentia: secundus est omnium aliorum concorditer Parsiensium, qui ponunt oppositum. 173 A pesar de todo, conviene destacar haciendo un inciso la plena concordancia entre esta doctrina tomista y las verdades centrales de la fe catlica, la cooperacin que aqulla presta a la relativa inteligencia de stas. Veamos un texto de DE MARIA: Ex his () apparet nobilissima veritas et admirabilis nexus doctrinarum qui viget in Metaphysica, quam ex Aristotele Sanctus Thomas docuit. Doctor quippe Angelicus ex illa veritati exorsus quod: Entia creata sint realiter composita ex essentia et esse, explicat proprium conceptus entis ab intellectu nostro efformatum, per hoc quod ens
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Precisamente a partir de los hechos ve surgir la necesidad de elaborar esta doctrina. La penetracin intelectual del fenmeno y su adecuada hermenutica metafsica es la que le conduce a formularla. Veamos cules son estos hechos.
A) En primer lugar, la limitacin y finitud de las cosas es un dato completamente irrefragable. Los entes que componen la realidad circundante poseen la perfeccin (acto) de ser de un modo parcial y
significat: id quod habet esse, seu id quod est Ex eo Divus Thomas infert Deum non esse in genere; quia ens praedicatum de Deo non significat quidditatem habentem esse, sed ipsum esse cum quidditate identificatum Huic Angelici Praeceptoris nobilissimae doctrinae, quae versatur circa ipsa Metaphysica fundamenta, quaeque consequenter longius serpit, totamque Philosophiam late pervadit, e regione opponuntur placita philosophie scotisticae. Scotus quidem exordia ducit ab identitate essentiae et existentiae in naturis creatis; exinde deducit ens significare praedicamenta mediate, et esse univocum Deo et creaturis, substantiae et accidenti Quaenam autem ex istis oppositis Sancti Thomae et Scoti doctrinis veritati melius ac securius consulat, cordatus quisque judicari per se potuerit; praesertim si considerat Christianae et peri pateticoscholasticae Philosophiae subversores haud raro usus esse doctrinis a Scoto traditis de univocitate entis, de potentia et actu, et de rerum distinctione; cum contra, a principiis philosophandi ab Aquinate traditis semper abhorruerit. Probe enim intelligebant errores ab ipsis in vulgos disseminatos ex firmissimis Sancti Thomae principiis non confirmari, sed potius subverti, opprimique; ideoque in aliis officinis sua arma paraverunt et cum aliis propria iunxerunt castra. Sapientissime ergo Supremus Ecclesiae Catholicae Magister Leo XIII P.M. jussit Philosophiam esse revocandam ad firmissima Thomae Aquinatis principia, ex quibus perperam admodum fuerat separata (Ontologia, tract. 1, q. 1, a. 5). Tambin en la lnea de sealar la centralidad e importancia de la tesis tomista as como de los dems principios fundamentales de su pensamiento metafsico a la hora de favorecer y preparar especulativamente el acercamiento a los misterios que, desde un punto de vista y con un inters distinto del estrictamente filosfico, estudia la Sagrada Teologa, N. DEL PRADO dedica el Libro V (De veritate fundamentali Philosophiae Christianae relate ad Sacram Theologiam) de su monumental obra, ya citada, a mostrar: Quomodo de Deo, qui est actus purissimus ac simplicissimus, cum veritate loquamur, affirmando vel negando vel etiam distinguendo () Quomodo ex identitate esse et essentiae in Deo ac reali utriusque compositione in omnibus aliis procedat D. Thomae ad declarandum dogma seu mysterium Sanctissimae Trinitatis () unionem hypostaticam in altissimo Incarnationis mysterio () santissimum Eucharistiae mysterium () quod nullus intellectus creatus ex suis naturalibus sufficiens est videre essentiam Dei, et tamen ex supernaturali elevatione gratiae auxilio Deum potest videre per essentiam, sicuti est (o.c., pp. 493639). Por todo ello se entiende bien que el Santo Papa Po X propusiera las Veinticinco Tesis Tomistas, promulgadas por la Sagrada Congregacin de Estudios, la tercera de las cuales se formula as: Quapropter in absoluta ipsius esse ratione unus subsistit Deus, unus est simplicissimus; cetera cuncta quae ipsum esse participant, naturam habent qua esse coarctatur, ac tanquam distinctis realiter principiis essentia et esse constat (Acta Apostolicae Sedis, VI (1914), pp. 384-386).
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limitado, tanto por su extensin como por su intensidad. En efecto, no hay infinitos entes. Aunque su mensuracin sea fsicamente imposible, aunque su cantidad sea indefinida, no quiere ello decir que sean infinitos: podemos saber que tienen nmero. Quiz no podamos llegar a conocerlo, pero podemos tener certeza cientfica fsica y metafsica de que el universo no es infinito, tiene lmites. Tampoco hay entes infinitos. Ello implica dos cosas. En primer trmino, que adems de cualquier ente, hay otros muchos que tambin son, de modo que ninguno de ellos agota la perfeccin de ser. Y, en segundo trmino, que ningn ente posee las perfecciones que posee en el nivel mximo en el que stas son posebles. De esto se sigue que, como tuvimos ocasin de ver ms arriba, ningn ente se identifica con su ser, en virtud de su limitacin misma. Si no es su ser y lo ejerce (lo posee) es que lo tiene limitadamente, no de manera plena sino incompleta e inacabada. Norberto del Prado, tomando pie en este argumento, afirma que si el ente finito no fuera un compuesto metafsico de esencia y ser no sera posible encontrar la finitud en su propia entidad; no habra nada en l que pudiera limitar su ser. La razn de esto es que para que haya limitacin de la entidad no basta slo que se tenga el ser recibido de otro (ab alio) sino que es preciso adems que el ser sea recibido en otro (in alio) como en su sujeto174.
B) En segundo lugar, tambin es un dato bsico y primario de experiencia la multiplicidad de lo real. Si hubiese algn ente cuya esencia fuera lo mismo que su ser, necesariamente sera infinito, nico y simple175. Infinito, porque su ser no estara limitado por ninguna potencia esencial. Unico, por ser infinito: imposible la existencia de dos infinitos actuales176, pues la infinitud de uno estara limitada por la infinitud del otro, lo cual es
Omne ens creatum est finitum seu limitatum in sua entitate. a) Absque reali compositione esse et essentiae nullum ens potest esse finitum in sua propria entitate, nec inveniri possunt limites in essendo. b) Ad limitationem entitatis non sufficit habere esse acceptum ab alio; sed requiritur, praeterea, quod huiusmodi esse sit receptum in alio tamquam in subiecto (o.c., IV, c. 3). 175 Si ergo in rebus, quae sunt praeter Deum, est idem esse et quod est, omnia sunt unum () Ergo si in rebus creatis non differt esse et quod est, omnia sunt unius naturae, omnia eiusdem perfectionis, omnia unum, omnia Deus, cuius natura est esse subsistens (ibid., I, cc. 3 y 4, pp. 32 y 37). Y, ms adelante: Natura cuius substantia est esse subsistens, non potest multiplicari () Natura igitur, que identificatur cum suo essendi actu, non potest esse nisi una numero (I, c. 11, p. 60). 176 Impossibile est quod sit duplex esse omnino infinitum () Sed omne illud, in quo est idem esse et quod est, oportet ut sit omnino secundum suam essentiam infinitum (o.c., c. 5, pp. 38-39).
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absurdo, pues una infinitud limitada no se deja ni tan siquiera pensar. Y simple, porque carecera de toda composicin: un ser infinito no es composible con ninguna otra cosa, pues por ser la mxima perfeccin estara ya ontolgicamente acabado, nada le faltara177; y, adems sera, por definicin, metafsicamente simple, si en l la esencia es su mismo acto de ser. La unicidad unidad de simplicidad extrnseca sera el rasgo ms capital y caracterstico de tal ente, ya que es imposible que un acto se multiplique si no es por su composicin con algo distinto, del modo como se multiplica, por ejemplo, la especie en los individuos que la componen, al recibirse la forma sustancial en diversas causas materiales. Por tanto, si la perfeccin del ser se encuentra realmente diversificada en una multiplicidad de individuos que la ejercen entes (lo cual es patente por la experiencia del sentido comn) es por su unin o composicin con una potencia (esencia) realmente distinta del ser, pues, como ya vimos, el acto slo puede ser limitado, recibido y, as, diversificado, por algo que no es l mismo: la potencia178. De suyo, el acto es perfeccin ilimitada. La esencia, adems de receptora del ser, es en el ente un coeficiente diairtico, pues le confiere su peculiar modo de ser, distinto de los dems. En efecto, la esencia rene, adems de la diferencia especfica que constituye la especie dentro del gnero, las diferencias individuales que distinguen, dentro de la especie, a unos entes de otros. Tomada en el primer sentido, se le llama esencia especfica; tomada en el segundo, diferencia individual. Pero ambos aspectos lgicos lo son de la misma esencia real. Decamos que la nocin general de ens ut habens esse expresa de modo principal que el ente es algo (aliquid) y que es real (res). A pesar de ser realmente idnticos estos dos caracteres se definen por un peculiar respectus logicus en razn del polo de la estructura metafsica del ente al que cada uno remite. Del mismo ente que tiene ser se debe decir que es algo y que es real, pero estas dos nociones dicen de l algo distinto. Mientras que la aliquidad explicita del ente su distincin de los dems entes, la realidad lo contradistingue del no-ente. Por eso el primer carcter dice relacin directa a la esencia, en tanto que el segundo se refiere de modo particular al acto de ser. As cabe decir que la esencia es un coeficiente diairtico en el ente, o sea, en razn de su ndole de algo (aliud quid), de otro-que los dems entes. El juicio predicativo o de tercero
Aut ergo in omnibus rebus creatis differt esse rei et eius essentia, aut omne quod est erit simpliciter infinitum (ibdem). 178 Et sic in quolibet creato aliud est natura rei quae participat esse et aliud ipsum esse participatum (Q. De spir. creat., a. 1).
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C) En tercer lugar, hay que contar con la experiencia de la radical semejanza entre los entes179. Semejantes son cosas que convienen en alguna cualidad. Si dos o ms entes son semejantes es porque en ellos hay algo en virtud de lo cual convienen de alguna manera, y tambin algo que les diferencia, puesto que de lo contrario no seran varios sino uno y mismo ente. El ser es lo que hace a todas las cosas ser entes y, por tanto, aquello por referencia a lo cual todas comunican o convienen; por el contrario, la esencia es su principio diversificador, lo que hace que sean tales o de tal modo. Como el principio en virtud del cual hay semejanza no puede ser el mismo que aqul en virtud del cual hay diferencia (sera absurdo), el ser es realmente distinto de la esencia. Afirma el Doctor de Aquino que las cosas no se distinguen en tanto que tienen ser, pues justamente en ello convienen. Si difieren unas de otras, esto puede ocurrir por dos razones: o bien porque el mismo ser se especifique mediante diferencias aadidas de manera que en cada cosa distinta haya un ser diverso segn su especie; o bien porque las cosas se distingan en la medida en que el ser compete a cada naturaleza segn su especie. Lo primero es imposible, ya que al ente no se le puede aadir nada de la manera en que una diferencia se aade a un gnero. Queda, por tanto, que las cosas difieren porque tienen naturalezas distintas, en las cuales el ser es recibido de diverso modo180. Tal es el sentido cabal en el que empleo aqu la expresin coeficiente diairtico, aplicada a la esencia. Tomando como comn referencia la estructura potencia-acto, todas estas experiencias reductibles al principio de no contradiccin o demostrables por reduccin al absurdo pueden ser reunidas en un nico
Divisio entis per participationem in decem genera seu praedicamenta fundatur supra realem compositionem esse et essentiae. Patet () ex convenientia simul ac differentia eorum quae sunt in genere (ibid., II, c. 4, pp. 118-119). 180 Res ad invicem non distinguuntur secundum esse habent, quia in hoc omnia conveniunt. Si ergo res differunt ad invicem, oportet quod vel ipsum esse specificeretur per aliquas differentias additas, ita quod rebus diversis sit diversum esse secundum speciem, vel quod res differant per hoc, quod ipsum esse diversis naturis secundum speciem convenit. Sed primum horum est impossibile, quia enti non potest fieri aliqua additio secundum modum quo differentia additur generi. Relinquitur ergo quod res propter hoc differant quod habent diversas naturas, quibus acquiritur esse diversimode (SCG., I, c. 26). Vid. tambin II c. 94 y De Ver., q. 10, a. 11, ad 8m.
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dato metafsico. Tal es la postura de Toms de Aquino181. En efecto, un acto que no fuese recibido en potencia alguna sera infinito y nico; por el contrario, un acto finito y diversificado en varios individuos es necesariamente recibido en potencia, es decir, en un cierto coeficiente de negacin, recepcin y limitacin de capacidad ontolgica. Es as que el ser es un acto finito y multiplicado y que, por ello, es recibido en una potencia pasiva, la cual, en este caso, no puede ser otra que la esencia182; luego hay entre el acto de ser y la potencia esencial la misma relacin y la misma distincin real que la que se da entre el acto y la potencia en general.
Aparte de estas comprobaciones, aparece en Toms de Aquino la distincin real justificada mediante un argumento que, por ser de naturaleza diversa de los anteriores, merece mencin aparte. Afirma este autor que lo que no pertenece a la nocin de esencia es exterior a ella y, por tanto, entra en composicin con ella. El ser no corresponde, como vimos, a la esencia sui iuris, ya que efectivamente se pueden pensar esencias que no son; luego el ser adviene a la esencia como algo exterior a ella, con la cual compone el ente183. Ciertamente, el
Cum enim in omni creatura differant essentia et esse, non potest essentia communicari alteri supposito, nisi secundum aliud esse, quod est actus essentiae in qua est; et ideo oportet essentiam creatam communicatione dividi, quod imperfectionis est (In I Sent., d. 2, q. 1, a. 4, ad 1m). 182 Alio modo dicitur esse, ipse actus essentiae, sicut vivere quod est esse viventibus, est animae actus, non actus secundus, qui est operatio, sed actus primus (ibid., d. 33, q. 1, a. 1, ad 1m). 183 Quidquid enim non est intellectu essentiae vel quidditatis hoc est adveniens extra et faciens compositionem cum essentia, quia nulla essentia sine his quae sunt partes essentiae intelligi potest. Omnis autem essentia vel quidditas potest intelligi sine hoc quod aliquid intelligatur de esse suo: possum enim intelligere quid est homo vel phoenix et tamen ignorare an esse habet in rerum natura. Ergo patet quod esse est aliud ab essentia vel quidditate (Op. De ente et essentia, v. IV). Es habitual en esta obra como en otras de juventud la influencia aviceniana en la nocin de esse ut accidens essentiae que ms tarde el Aquinatense corregir. Ahora viene bien destacarla para subrayar la tesis de la distincin real entre esencia y ser. Mas es menester advertir que esta distincin no se puede interpretar en la madurez del planteamiento como exterioridad y heterogeneidad. Vid. Parte III cap. 2 apdo. 1). Este mismo argumento es recogido por N. DEL PRADO en o.c., I, c. 7, siguiendo el esquema visto anteriormente: Praedicata essentialia conveniunt rei per se, necessario, et non per aliud () Esse autem non est praedicatum essentiale illius creatae substantiae () Aut ergo in rebus creatis differt esse et substantiae earum, aut omne creaturae necessario sunt (pp. 44-46). Y ms adelante: Ex eo quod in omni ente per participationem, esse est praedicatum extra
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entendimiento humano tiene la capacidad de fingir entes de razn, debido a una cierta fecundidad que hay en l para concebir ad instar entis realis algo que, siendo contradictorio e imposible, es representable, sin embargo, por la imaginacin. Sin embargo, tambin puede siempre reparar a posteriori en que son irreales: rectificando ese primer impulso, llega a advertir que vere non sunt entia, non habet esse in rerum natura. De todas formas, esta sencilla comprobacin nos debe llevar a discernir bien entre el acto psquico de representar una ficcin y el acto lgico de juzgarla inexistente en la realidad extramental. Cierto que es el mismo entendimiento el que concibe y juzga, mas no por ello concebir es lo mismo que juzgar: son dos operaciones distintas. El objeto del acto de concebir es representar la esencia de lo conocido, qu es (quid sit), mientras que el acto de juzgar tiende a determinar si lo concebido tiene ser real extramental (an sit), al menos en el caso de la proposicin existencial. En ese tipo de proposiciones no se predica una esencia de otra, sino que simplemente se afirma o niega de la esencia que hace de sujeto su conveniencia o disconveniencia con el acto de ser; es decir, si aquello a lo que alude el sujeto tiene o no ser en la naturaleza extramental184. En el caso de la proposicin predicativa, sin embargo, se trata de juzgar si la predicacin per accidens constituida por la unin o disyuncin copulativa (mediante el verbo ser) de varios conceptos, tiene ser en la realidad. Esto lo veremos con detenimiento ms adelante. Lo que nos interesa ahora es mostrar, cmo la presencia mental de algo (concepto) no determina ni presupone en absoluto su existencia real extramental185. As lo atestigua la existencia mental de cosas que no slo no existen realmente (seres ideales) sino que de ninguna manera pueden existir (meros objetos). Tal es el caso de lo que Alexius von Meinong denomina objetos imposibles. Este autor desarrolla en su Teora del Objeto una interesante distincin entre ser (Sein) y ser-as (Sosein). Este ser-as es una
conceptus omnium praedicatorum essentialium () Esse non est praedicatum essentiale () Esse non intrat cum aliquo alio ad constitutionem alicuius essentiae, ita quod sit de conceptu essentiali alicuius tertii () Esse et essentia non proveniunt ab eadem forma (II, c. 2, pp. 103-105). 184 Ens autem non ponitur in definitione creaturae, quia nec est genus nec differentia; unde participatur sicut aliquid non existens de essentia rei; et ideo alia quaestio est an est et quid est. Unde, cum omne quod est praeter essentiam rei dicatur accidens, esse quod pertinet ad quaestionem an est est accidens; et ideo Commentator dicit quod ista propositio Socrates est est de accidentali praedicato, secundum quod importat entitatem rei vel veritatem propositionis (Quodl., II, q. 2, a. 1). Vid tambin SCG., II, c. 53, De Pot., q. 5, a. 4, ad 3m, In IV Metaph., lect. 2, n. 558. 185 Duae quaestiones diversae sunt, an est, et quid est sed ad an est respondet esse; ad quid est, substantia vel natura (De Pot., q. 7, a. 2).
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peculiaridad del objeto y ste tiene, a su vez, como caracterstica principal, la neutralidad existencial186.
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Vid. ALEXIUS VON MEINONG, Gesamtausgabe, II, Graz, 1972, cap. V (ber Gegenstandstheorie) nn. 3 y 4, pp. 489-494).
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En el anlisis del conocimiento anglico, Toms de Aquino descubre que en l no se da ningn tipo de materialidad. Ciertamente, lo propio de todo conocimiento, como tal, es el carcter inmaterial de la aprehensin; lo que se capta es la forma de lo conocido; y la misma posibilidad de ello es que el acto que lo capta sea tambin inmaterial. El conocimiento es, por ello, la operacin por la cual a un ser que lo posee en acto segundo que lo ejerce se le hace presente una forma, y esto de modo intencional187. Mas una operacin ejercida inmaterialmente slo puede ser desempeada por un ente de algn modo inmaterial, pues el modo de obrar sigue al modo de ser188 en la medida en que la naturaleza o modo de ser de algo es el principio remoto de su operacin propia. Por ello el ngel es un ser espiritual; su sustancia es completa en el orden de la especie y no tiene necesidad alguna de componerse con la materia: se basta a s misma para desempear su funcin especfica, que es el conocimiento intelectual. Afirma Toms de Aquino que es imposible que la sustancia espiritual se componga con ningn tipo de materia, pues la operacin de todo ser es segn el modo de su sustancia, y el acto de entender es una operacin completamente inmaterial, como puede apreciarse por la ndole, tambin inmaterial, de sus actos conceptos, juicios, raciocinios que es de donde stos toman su naturaleza y especie189.
Esto no quiere decir que el cognoscente haya de ser un espritu puro o que lo conocido tenga que ser necesariamente inmaterial. Pero del hecho de que la vista necesite un rgano corpreo como condicin de su ejercicio, no se deduce que la vista sea el ojo. De otra parte, no hay nada en la naturaleza corprea que sea puramente material. En todo cuerpo, adems de materia, hay forma. Lo que hace concretamente el conocimiento es presentar la forma de lo conocido al cognoscente mediante la produccin de semejanzas (species) intencionales suyas. 188 Operari sequitur esse, como suena el clsico filosofema latino. 189 Impossibile est quod substantia intellectualis habeat qualemcumque materiam. Operatio enim cuiuslibet rei est secundum modum substantiae eius. Intelligere autem
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Los ngeles son, por ende, inteligencias simples, esto es, espritus puros, sin mezcla de materia190. Mas el que pueda predicarse de ellos la simplicidad categorial no implica que sea por ello lcito atribuirles la simplicidad trascendental o metafsica. Segn ensea Toms de Aquino, los ngeles, aunque fsicamente simples formae tantum sine materia son metafsicamente compuestos. No se da en ellos una absoluta simplicidad de naturaleza, de manera que son actos pero con mezcla de potencia191. En efecto, la simplicidad de la naturaleza anglica (a saber, su no composicin con materia alguna) tal como viene exigido por su condicin puramente intelectual, no significa que sea simple en cuanto a la entidad. Como explica N. del Prado, la materia y la forma se componen como potencia y acto segn la esencia de algo material; pero la composicin de esencia y ser es una composicin de potencia y acto segn el ente, cuyo acto es el ser. La materia y la forma componen la esencia (de algo material) mientras que la esencia y el ser constituyen al ente subsistente. Donde se da la primera composicin, tambin se verifica la segunda, pero no necesariamente al contrario192. Para un ngel no es lo mismo ser y ser lo que es ngel pues aunque por su condicin natural no necesita la materia para ser tal naturaleza y para ser individual como s, en cambio, las sustancias corpreas necesita no obstante de algo para ser ente, a saber, el acto de ser (actus essendi), con respecto al cual la naturaleza anglica se comporta como potencia193. Ensea Toms de Aquino que el ser es el acto ltimo del
est operatio penitus immaterialis (S. Th., I, q. 14, a. 1). Quod ex eius obiecto apparet, a quo actus quilibet recipit speciem et rationem: sic enim unumquodque intelligitur, inquantum a materia abstrahitur; quia forma in materia sunt individuales formae quas intellectus non apprehendit secundum quod huiusmodi. Unde relinquitur quod omnis substantia intellectualis est omnino immaterialis (ibid., q. 50, a. 2, resp.). 190 Cfr. S. Th., I, q. 50. 191 Non tamen in eis omnimoda simplicitas naturae ut sint actus sed habent permixtionem potentiae Unde angelus vel anima potest dici quidditas vel natura vel forma simplex, quantum eorum quidditas non componitur ex diversis; sed tamen advenit ibi composito horum duorum, scilicet quidditatis et esse (Op. De ente et essentia, c. V). Vid. tambin Quodl., II, q. 2, a. 1; In I Sent., d. 8, q. 5, a. 2, ad 1m. 192 Materia et forma est compositio potentiae et actus intra lineam essentiae, de cuius ratione est materia; essentia et esse est compositio potentiae et actus in linea entis, cuius actus est esse. Materia et forma est compositio essentiae; essentia et esse est compositio entis subsistentis. Ubi est compositio materiae et formae, ibi etiam oportet ut sit compositio essentiae et esse; at non e converso (o.c., p. XXIX). 193 In substantiis autem separatis, quia inmateriales sunt, natura speciei non recipitur in aliqua materia individuante, sed est ipsa natura per se subsistens. Unde non est in eis aliud habens quidditatem, et aliud quidditas ipsa; sed tamen aliud est in eis esse et aliud quidditas (Q. De anima, a. 17, ad 10m). Afirma tambin N. DEL PRADO: Illud
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que todas las cosas pueden participar, aunque l mismo no participa de nada; por lo que, si hay algo tal como un ser autosubsistente, como decimos que es Dios, podemos decir que no participa de nada. Pero en el caso de otras formas subsistentes no sucede otro tanto, porque tienen que participar del ser (esse) mismo y, en consecuencia, estn relacionadas con l como la potencia con el acto. As pues, puesto que en cierto modo estn en potencia, pueden participar de algo distinto194. En la Summa contra Gentiles anota tambin la idea de que en las sustancias intelectuales se da la composicin de potencia y acto195. Advirtamos que cuando se refiere al acto de ser con el que se compone la naturaleza intelectual, dice que ste es el complemento de la sustancia existente (ipsum autem esse est complementum substantiae existentis). Esto no quiere decir que el esse venga a determinar accidentalmente a una sustancia que, antes de ser actualizada por l sea ya completa en el orden metafsico; ms bien alude a la perfeccin categorial de la sustancia que, en su propio orden sustancial tiene ya su esse
quod se habet in rebus creatis tamquam aliquid materiale vel ad modum materiae, et illud quod se habet tamquam formale, ad invicem realiter distinguitur () In omnibus autem rebus creatis essentia completa in ratione essentiae se habet tamquam aliquid materiale, et esse tamquam formale () Patet ergo, quod etiam in angelis reperiuntur duo realiter distincta, nempe: forma et esse, substantia et actus substantiae (o.c., I, c. 12, pp. 63-65). 194 Ipsum esse est actus ultimus qui participabilis est ab omnibus; ipsum autem nihil participat; unde si sit aliquid quod sit ipsum esse subsistens, sicut de Deo dicimus, nihil participare dicimus. Non autem est similis ratio de aliis formis subsistentibus, quas necesse est participare ipsum esse, et comparari ad ipsum ad actum; et ita, cum sint quodammodo in potentia, possunt aliquid aliud participare (Q. De anima, a. 6, ad 2m). Y en otro lugar: Suppositum autem non solum habet haec quae ad rationem speciei pertinent, sed etiam alia quae ei accidunt, et ideo suppositum signatur per totum, natura autem sive quidditas ut pars formalis. In solo autem Deo non invenitur aliquod accidens praeter eius essentiam, quia suum esse est sua essentia In angelo autem non est omnino idem quia et ipsum esse angeli est praeter eius essentiam seu naturam (Quodl., II, q. 2, a. 2). 195 In substantia autem intellectuali creata inveniuntur duo, scilicet substantia ipsa et esse eius quod non est ipsa substantia, ut ostensum est cap. LII; ipsum autem esse est complementum substantiae existentis Relinquitur ergo, quod in quaelibet praedictarum substantiarum sit compositio actus et potentiae (SCG., II, c. 53). Vid. tambin el siguiente texto: Omne participatum comparatur ad participans ut actus eius. Quaecumque autem forma creata per se subsistens ponatur, oportet quod participet esse: quia etiam ipsa vita, vel quidquid sic diceretur, participat ipsum esse, ut dicit Dionysius () Esse autem participatum finitur ad capacitatem participantis. Unde solus Deus qui est ipsum suum esse, est actus purus et infinitus. In substantiis vero intellectualibus est compositio ex actu et potentia; non quidem ex materia et forma, sed ex forma et esse participato. Unde a quibusdam dicuntur componi ex quo est et quod est: ipsum enim esse est quo aliquid est (S. Th., I, q. 75, a. 5, ad 4m).
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actualis essentiae196. Mas esto no quita que, para que se pueda hablar de ente, en sentido propio, sea necesaria una actualidad de orden metafsicotrascendental, a saber, la del esse ut actus essentiae. En la cuestin De anima a. 17, ad 10m, Toms de Aquino explica cmo la individuacin de las sustancias separadas se da en virtud del esse. En la jerarqua ontolgica que dibuja el Aquinatense en ese contexto, las sustancias separadas o inteligencias puras ocupan un lugar privilegiado prope Deum; y entre stas y la naturaleza material prope nihil se sita el hombre, como seala Gilson197. En cuanto a la individuacin, las sustancias materiales, dice el Doctor Anglico, se distinguen unas de otras por la materia concreta (materia quantitate signata) en que la forma sustancial es recibida: natura speciei in hac materia recipitur et individuatur198; de tal manera que no
Entiendo que esta expresin utilizada por SUREZ y criticada por GILSON puede ser correcta si se aplica a la completitud puramente formal de la esencia y siempre que quede bien claro que la plena complexin de la esencia como posibilidad no dice nada en favor de la realidad extramental del ente respectivo. Como seala GILSON en El ser y los filsofos (pp. 259 ss), una posibilidad completamente perfecta sigue siendo todava una pura posibilidad. Por tanto, es menester advertir que en la expresin de origen suareciano esse actualis essentiae, el trmino esse est tomado por un ser de tipo ideal, distinto de lo que habitualmente se entiende en metafsica por ser en sentido estricto (actus essendi). 197 Cfr. E. GILSON, Le Thomisme, Pars, 1947, pp. 500-501. AGUSTIN DE HIPONA tambin constata la existencia de esta jerarqua ontolgica entre Dios y la nada. Afirma, dirigindose a Dios: Tu eras et aliud nihil, unde fecisti coelum et terram, duo quaedam, unum prope te, alterum prope nihil; unum, quo superior Tu esses; alterum, quo inferius nihil esset (Confessiones, XII, c. 6). Y, en otro lugar: Et inspexi cetera infra te et vidi nec omnino esse nec omnino non esse: esse quidem, quoniam ab(s) te sunt, non esse autem, quoniam id quod es non sunt. Id enim vere est quod incommutabiliter manet (ibid., VII, c. 11). 198 Individuatio naturae communis in rebus materialibus et corporalibus est ex materia corporali, sub determinatis dimensionibus contenta (In II De anima, lect. 12, n. 377). Cum materia in se considerata sit indistincta (materia prima), non potest esse quod formam in se receptam individuet, nisi secundum quod est distinguibilis. Non enim forma individuatur per hoc quod recipitur in materia, nisi quatenus recipitur in hac materia, vel illa, distincta et determinata ad hic et nunc. Materia autem non est divisibilis nisi per quantitatem (In De Trin., lect. I, q. 2, a. 2, resp.). Et quia sola quantitas dimensiva de sui ratione habet unde multiplicatio individuorum in eadem speciei possit accidere, prima radix huiusmodi multiplicationis ex dimensione esse videtur; quia et in genere substantiae multiplicatio fit secundum divisionem materiae; quae nec intelligi posset nisi secundum quod materia sub dimensionibus consideratur (SCG., IV, c. 65). Et ideo sciendum est, quod materia non quolibet modo accepta est individuationis principium sed solum materia signata. Et dico materiam signatam quae sub determinatis dimensionibus consideratur. Haec autem materia in definitione hominis, inquantum est homo, non ponitur, sed poneretur in definitione Socratis, si
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podemos decir que este hombre sea su humanidad, pues la humanidad consiste precisamente en los principios generales de la especie en los cuales todos los individuos humanos comunican. Por tanto, la humanidad no es el ser del hombre individual (sustancia primera). Pedro no es la humanidad, aunque el ser adviene a Pedro en y a travs de la humanidad. Ms bien, la humanidad es la esencia modus essendi de Pedro, por la cual ste es lo que es, a saber, hombre. La humanidad determina a Pedro en un ser concreto, pero no es ella la que le distingue de Juan y Antonio, sino la ulterior determinacin de la cantidad dimensiva de su materia concreta, como hemos visto199. En cambio, los ngeles no se individan en virtud de la materia quia immateriales sunt200. En este sentido afirma el Doctor de Aquino que cada sustancia espiritual es una especie distinta201: no se distingue en estas sustancias el individuo de la especie (non est in eis aliud habens quidditatem et aliud quidditas ipsa), pues la individuacin no les
Socrates definitionem haberet. In definitione hominis ponitur materia non signata; non enim in definitione hominis ponitur hoc os et haec caro, sed os et caro absolute, quae sunt materia hominis non signata () Dictum est quod genus continet differentiam, et ideo praedicatur hoc nomen homo de individuis; sed hoc nomen humanitas significat eam ut partem, quia non continet in significatione sua nisi id quod est hominis in quantum est homo, et praecedit omnem designationem materiae (Op. De ente et essentia, c. II). 199 Cum materia est de ratione speciei horum sensibilium, licet non haec materia, quae est proprium principium individui; sicut de ratione speciei hominis sunt carnes et ossa, non autem haec carnes et haec ossa, quae sunt principia Sortis et Platonis (SCG., II, c. 93). Lo que distingue a Scrates de Platn no es la humanidad, pero tampoco la materia, sino ms bien el tener esta materia y no otra: estas carnes, estos huesos. Queda, por tanto, que el principio de individuacin de los cuerpos es la materia determinada por la cantidad dimensiva en cada uno de ellos. La materia prima y la forma sustancial co-principian la esencia de las sustancias corpreas como su causa material y formal, pero no constituyen al individuo como tal, de suerte que para individuar la sustancia primera dentro de una especie es menester una determinacin ulterior, que no es la de la forma sustancial, sino la de una forma accidental, a saber, la cantidad. As llegamos al individuo concreto o materia segunda. 200 Non potest in eis differentia sumi ab eo quod est pars quidditatis, sed a tota quidditate Una enim substantia separata convenit cum alia in inmaterialitate, et differt ab alia in gradu perfectionis (Op. De ente et essentia, c. V). 201 Si ergo angeli non sunt compositi ex materia et forma () sequitur quod impossibile est esse duos angelos unius speciei Si tamen angeli haberent materiam, nec sint possent esse plures angeli unius speciei. Sic enim oporteret quod principium distinctionis unius ab alio esset materia, non quidem secundum divisionem quantitatis, cum sint incorporei, sed secundum diversitatem potentiarum (S. Th., I, q. 50, a. 4, resp.). Substantiae separatae sunt quaedam quidditates subsistentes. Species autem rei est quam signat definitio, quae est signum quidditatis rei. Unde quidditates subsistentes sunt species subsistentes. Plures ergo substantiae separatae esse non possunt, nisi sint plures species (SCG., II, c. 93). Differentia quae ex forma procedit, inducit diversitatem speciei (ibdem).
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viene por la materia sino por su misma naturaleza subsistente: non recipitur in aliqua materia individuante, sed est ipsa natura per se subsistens. Sin embargo, en estas sustancias cabe distinguir los co-principios radicalmente ltimos o metafsicos de constitucin del ens qua ens (sed tamen aliud est in eis esse et aliud quidditas). El ngel es su especie, pero no su ser: lo tiene; solus Deus est suum esse; non solum habet esse, sed est suum esse202. Toms de Aquino alude a la condicin ontolgica de las sustancias espirituales en otros muchos lugares. En la Summa contra Gentiles les aplica la composicin de potencia y acto: quod in substantiis intellectualibus creatis est actus et potentia203. Igualmente en De substantiis separatis seu de angelorum natura: Forma vero subsistens non est non ens, sed est actus, qui est forma participativa ultimi actus, qui est esse204. En otros dos lugares se aclara que la composicin de forma y ser no es la misma que la de materia y forma, aunque ambas lo son de potencia y acto205.
En definitiva, para Toms de Aquino, la simplicidad de las criaturas espirituales dice relacin a esta su ndole espiritual, pero no a la condicin creatural que tienen. Son simples en tanto que no se componen con materia
S. Th., I, q. 7, a. 1, ad 3m. Aclara DEL PRADO que no slo se distingue su ser de su esencia (en el ngel, al igual que en las dems criaturas), sino tambin de su operacin: Ex reali compositione essentiae et esse in rebus creatis procedit D. Thomas ad ostendendum, quod nec in angelo nec in aliqua creatura actio et virtud vel potentia operativa sunt idem quod sua essentia nec idem quod suum esse () Impossibile est quod actio angeli vel cuiuscumque alterius creaturae sit eius substantia () neque actio angeli neque actio alicuius creaturae est eius esse () Nec in angelo nec in aliqua creatura virtus vel potentia operativa est idem quod sua essentia (o.c., IV, c. 4, pp. 387395). 203 SCG., II, c. 53. 204 Op. De subst. sep., c. VI. 205 Non idem est componi ex quod est et quo est et ex materia et forma; licet enim forma possit dici quo aliquid est, tamen non proprie potest dici quod est, cum non sit nisi in potentia; sed quod est, est id quod subsistit in esse (quod quidem in substantiis corporeis est ipsum compositum ex materia et forma, in substantiis autem incorporeis est ipsa forma simplex); quod est autem, est ipsum esse participatum; quia in tantum unumquodque est, in quantum ipso esse participat (Q. De spir. creat., a. 1, ad 8m). Y, en otro lugar: Causa prima habet altiori modo esse quam alia. Nam intelligentia habet yleachim, id est, aliquid materiale vel ad modum materiae se habens; dicitur enim yleachim ab yle, quod est materia. Et quomodo hoc sit, exponit subdens, quoniam yleachim est esse et forma. Quidditas enim et substantia ipsius intelligentiae est quaedam forma subsistens et inmaterialis; sed quia ipsa non est suum esse, sed est subsistens in esse participato, comparatur ipsa forma subsistens ad esse participatum sicut potentia ad actum et ut materia ad formam (In De causis, lect. 3).
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ninguna, pero no son absolutamente simples. En el orden metafsico se da un tipo de composicin distinto de la fsica o hilemrfica, que es la de la esencia y el actus essendi. Entre ambas composiciones (categorial y trascendental) hay analoga de proporcionalidad propia, en razn de que tanto la materia como la esencia son co-principios potenciales pasivos en relacin a la forma y al acto de ser, los cuales actualizan, cada uno a su manera, esa potencia obediencial206. El ngel no es un synolon de materia y forma, pero s lo es de forma y ser.
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Ocupmonos ahora de un caso especial dentro de las formas fsicamente simples: el del alma humana. Nos dice Toms de Aquino que el alma es simple en cuanto a su esencia207: no se compone de materia y forma, como los cuerpos del mundo fsico, ni es una forma educida de la potencialidad de la materia: es una forma pura y proviene de un principio extrnseco208. En primer lugar, es necesario aclarar la ndole inmaterial del alma humana o su carcter de fsicamente simple.
1.- El estatuto fsico del alma segn Aristteles. Inmaterialidad del alma humana
Aristteles demuestra la necesidad de que el alma sea inmaterial al analizar el entendimiento pasivo, que es aquella parte del alma por la cual
In anima est, sicut materiale, ipsa simplex essentia; formale autem in ipsa est esse participatum, quod quidem ex necessitate simul est cum essentia animae; quia esse per se consequitur ad formam (S. Th., I, q. 90, a. 2, ad 1m). 208 Anima autem intellectiva, cum habeat operatione sine corpore, non est esse suum solum in concretione ad materiam; unde non potest dici quod educatur de materia, sed magis quod est a principio extrinseco. Et hoc ex verbis Aristotelis apparet: Relinquitur autem intellectum solum de foris advenire, et divinum esse solum; et causam assignat subdens: Nihil enim ipsius operationi communicat corporalis operatio (Op. De unitate intellectus contra averroistas, c. I, n. 203).
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el hombre entiende y piensa209. Afirma el Estagirita que el entendimiento posible se parece al sentido en su receptividad pero difiere de l por su ndole inmaterial. La actividad de pensar o el razonamiento discursivo, sin diferir esencialmente de la actividad aprehensiva tanto una como otra son conocimiento intelectual sin embargo incluye un plus teortico respecto de la simple aprehensin, en el sentido de que el razonamiento se compone de juicios y stos, a su vez, sintetizan conceptos. Pues bien, tanto la actividad conceptual como la judicativa y la discursiva segn la tpica clasificacin lgica de las tareas del conocimiento intelectual corresponden a aquella parte del alma que conoce y piensa, a saber, al entendimiento posible. Lo que ahora interesa dilucidar es cul es su caracterstica diferencial y cmo se lleva a cabo la actividad de inteligir, como dice Aristteles210. Para ello comienza por mostrar en qu se parece al sentido. Tal semejanza viene dada por el hecho de que ambos son conocimiento. En efecto, tanto por medio de los sentidos como a travs del intelecto adquirimos noticias sobre la realidad, enriquecemos nuestro caudal cognoscitivo, recibimos informacin de la realidad. De ello se sigue que, as como el sentir incluye cierta potencia pasiva en el sujeto cognoscente respecto de la cosa sensible, de igual modo el entender incluira en el sujeto cierta pasividad o receptividad respecto de la esencia inteligible. Para Aristteles, la pasividad del entendimiento respecto de lo inteligible es an ms radical que la del sentido respecto de lo sensible211. Ello puede verificarse mediante una comprobacin emprica, considerando el funcionamiento de los rganos sensoriales. Efectivamente, el sentido no es capaz de sentir despus de una excitacin muy intensa. Por ejemplo, no se oye bien despus de percibir sonidos muy fuertes, al igual que despus de percibir colores u olores muy intensos quedan atrofiados la vista y el olfato impidindose as sus respectivas sensaciones. Sin embargo, la capacidad intelectual no queda mermada tras la consideracin de una verdad, por evidente que sta se muestre, sino que ms bien ocurre lo
De anima, III, c. 4, 429 a 10-11. 429 a 12-13. 211 La insistencia en la pasividad del conocimiento sensible es ms kantiana que aristotlica, a pesar de las apariencias y de los tpicos historiogrficos al uso. Para ARISTTELES la sensacin es verdadero y propio conocimiento: conocimiento sensible, pero conocimiento en definitiva. Ciertamente a partir de lo sensible produce realmente la especie impresa sensible, que es una forma intencional y vicaria. No es absoluta aunque s fundamentalmente pasividad. Distingue el Estagirita entre la vista y el ojo, entre el sentido y su rgano: ste ltimo s que es enteramente pasivo y condicionado en el conocimiento sensible.
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contrario: se manifiesta menos capaz despus de haber pensado en objetos confusos212. La razn profunda de este hecho es que el sentido no existe independientemente del cuerpo, mientras que, para Aristteles, el entendimiento es subsistente. El sentido tiene cierta pasividad en tanto que est en potencia susceptiva respecto del sensible. Por ello, si el entendimiento se asemeja al sentido en ser conocimiento y en tener cierta potencia pasiva respecto de lo inteligible, conviene que sea impasible, tomando aqu pasin en la acepcin ms estrecha del trmino, a saber, incapaz de padecer (pati) o, en nuestro caso, indiferente en principio a toda determinacin que provenga de la forma de lo inteligible. Pero, cmo cabe que el entendimiento posible sea impasible? La explicacin la da el propio Aristteles. Estas son sus palabras: Si el inteligir constituye una operacin semejante a la sensacin, consistir en padecer cierto influjo bajo la accin de lo inteligible o bien en algn otro proceso similar. Por consiguiente, el intelecto siendo impasible ha de ser capaz de recibir la forma, es decir, ha de ser en potencia tal como la forma pero sin ser ella misma y ser, respecto de lo inteligible, algo anlogo a lo que es la facultad sensitiva respecto de lo sensible213. La explicacin que da Aristteles es que el entendimiento posible no es nada en acto aparte de su propia potencialidad pasiva, es mera plasticidad o indiferencia respecto de la forma inteligible antes de la inteleccin. El entendimiento posible no es el acto de entender sino algo as como su causa material, y ello en los dos sentidos en que lo entiende la terminologa escolstica: a) materia in qua (determinable) respecto de la luz del entendimiento agente, y b) materia ex qua en relacin a su especie expresa intelectual, al producto resultante del partus mentis, a saber el concepto universal o forma vicaria de la esencia de lo conocido ya en acto. El intelecto posible es ciertamente pasivo en relacin a sus especies impresas y a todo lo que le condiciona o determina, pero es activo respecto de la misma operacin de conocer y de la especie expresa que para ello produce. Realmente es l
For sense is incapacitated by an excessive object, whether it be a sound, a colour, or a scent, but when reason has come to know something highly knowable, it knows inferior objects all the better (W. D. ROSS, Commentary to Aristotle, De anima, p. 290. Oxford, Clarendon Press, 1961). 213 L.c., 429 a 13-17.
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quien conoce y, como dice Aristteles, sin el intelecto pasivo, el intelecto [activo] no conoce nada214. Tambin explica el Estagirita que el entendimiento es slo intencionalmente idntico a sus objetos inteligibles, del mismo modo que en una tablilla de cera se contiene virtualmente todo lo que despus se ha de escribir en ella215; o del modo como se contienen en un sujeto lgico todos los predicados que le pueden ser atribuidos mediante juicios analticos, o como la verdad de todo juicio se contiene en la del principio de no contradiccin. Entender esto adecuadamente exige aplicar las categoras aristotlicas de potencia y acto a los diversos momentos de un proceso. Para ello, adoptemos sin ms la nocin elemental de potencia como la situacin de algo que todava no es (potentia est quando res nondum est) lo que puede llegar a ser, y de acto como el estado de realidad efectiva de algo (actus est quando res iam est). Precisemos tambin que las que se distinguen aqu como partes alicuotas de un todo procesual pueden muy bien darse con una simultaneidad temporal en un acto instantneo. Al menos esto es lo que mejor cuadra con el testimonio inmediato de la experiencia introspectiva216. Desde el comienzo del texto citado ms arriba el mismo Aristteles reconoce esta posibilidad, pero se aparta explcitamente de la discusin en torno a la separabilidad del entendimiento respecto de las otras facultades en cuanto a la magnitud cronolgica. Lo que realmente importa es la definicin de los diversos elementos o factores realmente distintos, aunque quiz inseparables que intervienen en el dinamismo cognoscitivo. Tal temtica es diversa aunque no
De anima, II, c. 5, 430 a 24-25. Anota ROSS la fecunda interconexin entre el entendimiento agente y el pasivo (cfr. ROSS, Aristotle, London, Methuen, 1923, 51949, p. 219 de la traduccin castellana, Buenos Aires, 1981). El entendimiento posible tiene por especies impresas las que el entendimiento agente, actuando sobre las imgenes sensibles por modo de abstraccin, produce en l. Las imgenes sensibles son, a su vez, causa material ex qua en relacin al intelecto activo, que es el nico agente eficaz y espontneo dentro del proceso. Tambin KANT entiende el dinamismo cognoscitivo como una conexin sinttica de carcter hilemrfico sui generis entre concepto (forma, acto) e intuicin (materia, potencia). Afirma, muchos siglos despus que ARISTTELES, que conceptos sin intuiciones son vacos y que intuiciones sin conceptos son ciegas. 215 Esta misma imagen de la tabula rasa ser la que John LOCKE utilizar tambin muchos siglos ms tarde para explicar el entendimiento humano en contra del innatismo racionalista. Cfr. Ensayo sobre el entendimiento humano, libro II, cap. 1, n. 2. 216 En el captulo 6 del Libro VI De anima, ARISTTELES considera lo que es actualmente indiviso en cuanto a la magnitud, aunque potencialmente separable en partes que podemos distinguir. Estas magnitudes tambin pueden ser aprehendidas por un acto nico del espritu en un tiempo indiviso (instante) aunque divisible.
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enteramente ajena a la de su gnesis y seriacin psquica. De hecho, algunas lecturas de estos pasajes del De anima seran ms prximas a interpretar la distincin entre el entendimiento agente y el paciente no como la que se da entre dos facultades dos entendimientos sino entre dos funciones realmente diversas del mismo y nico entendimiento que hay en cada hombre217. Pues bien, para el estudio de la ndole esencialmente gnoseolgica no psquica del conocimiento intelectual, es necesario proceder analticamente, y as lo hace el Estagirita. Aristteles explica la impasibilidad del entendimiento posible afirmando que no tiene naturaleza alguna aparte de su misma potencialidad. As pues, el denominado intelecto del alma () no es en acto ninguno de los entes antes de inteligir218. Comentando este pasaje, Ross aclara que el entendimiento recibe la forma inteligible como la sensacin recibe la forma sensible. No tiene que tener ninguna forma positiva que le sea propia, pues ella le impedira asimilarse completamente a su objeto. Su nica naturaleza consiste en ser una capacidad; no es nada en acto antes de entender219.
El caso ms tpico es la posicin tomista. Cfr. Op. De unitate intellectus contra averroistas, nn. 173, 236-241, segn la edicin de Marietti. Vid. tambin un resumen de la discusin ROSS-ZABARELLA sobre el particular en ROSS, Aristteles, ed. castellana pp. 217-221. 218 De anima, III, c. 4, 429 a 21-24. 219 ROSS, o.c., p. 211. Tambin seala en su introduccin al De anima: Must be impassive, receptive of the form but different from it. It has no nature, except a capacity (p. 40 de la ed. citada). F. INCIARTE describe as la ndole potencial del intelecto pasivo: Das Fehlen dieser Vernichtungsmglichkeit ist es nun, was Aristoteles veranlat zu meinen, das Denken bedrfe im Unterschied zum Wahrnehmen keines krperlichen Organs. Mag die intentionale Interpretation der Sinneswahrnehmung nicht zutreffen, so mu sie schon allein aus diesem Grunde auf jeden Fall auf die intellektive Erkenntnis bei Aristoteles zutreffen. Entsprechend wird der passive erleidende Charakter selbst des sog. intellectus possibilis weiter abgeschwcht, ja direkt negiert. Dem Intellekt wird sogar irgendwelche Natur abgesprochen, es sei denn die, fhig (nmlich zu allem) zu sein. Er kann nur deshalb (in der Weise der Intentionalitt) alles aufnehmen, weil er frei von allem, unvermischt (amigs) ist. Hieran knpfen die vom frhen Brentano kritisch fortgefhrten Versuche an, den Beweis der Unsterblichkeit der Geistseele schon bei dem intellectus possibilis anzusetzen. Es darf immerhin nicht bersehen werden, da auch der sogenannte intellectus agens, der nach Aristoteles, wie gesagt, einzig unsterblich ist, mit denselben Prdikaten der Unvermischtheit und Leidenslosigkeit bedacht wird, allerdings auch mit dem sonst Gott vorbehaltenen Prdikat, actus purus zu sein. ber den aktiven Intellekt ist so viel geschrieben worden, da eine Zusammenfassung augengem Raum nicht mglich ist. Zum intellectus possibilis sei nur noch so viel gesagt: Sein Charakter als reine Mglichkeit wird von Aristoteles mit verschiedenen Wendungen ausgedrckt: Er sei gewissermaen alles (intellektiv Erkennbare), Ort der Ideen oder Formen, Form der Formen; am bndigsten aber wird er mit einer Schrifttafel vergleichen, auf die nichts geschrieben ist. Der Ausdruck tabula
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El intelecto, siendo en principio indiferente a toda forma inteligible concreta, tiene algo semejante a la pasibilidad, pues est en potencia de recibir la especie inteligible que el entendimiento agente proyecta sobre l. Aunque todava no la posea en acto, est en potencia respecto de ella. As como el sentido se refiere a lo sensible, el intelecto es intencional respecto de la forma inteligible la esencia vicaria de los cuerpos materiales, como se ver ms adelante porque uno y otro son susceptibles de ser determinados por sus especies correspondientes, aunque de hecho todava no hayan sido informados por ellas, es decir, no se haya verificado conocimiento alguno; estn en potencia pasiva respecto de sus objetos propios. Tras estas aclaraciones, Aristteles aborda la naturaleza especfica del entendimiento: por consiguiente, y puesto que intelige todas las cosas, ha de ser sin mezcla como dice Anaxgoras para que pueda dominar o, lo que es lo mismo, conocer, ya que lo que exhibe su propia forma obstaculiza e interfiere a la ajena220. El intelecto no puede ser ni un cuerpo ni una mixtura de elementos materiales, pues en tal caso poseera alguna cualidad, sera frio o caliente y tendra algn rgano como lo tiene la facultad sensitiva; pero no lo tiene realmente221. De modo anlogo a como la materia prima (pura potencia pasiva) no es nada antes de ser actualizada por la forma sustancial, el entendimiento paciente no es nada antes de conocer: es en acto lo conocido en acto. Y aade Aristteles esta interesante consideracin: cuando el entendimiento se ha convertido en cada uno de los inteligibles, en el sentido en que se llama sabio al que est en acto (cosa que ocurre cuando el sabio es capaz por s mismo de pasar al acto), incluso an entonces est en potencia de un cierto modo, pero no del mismo modo que antes de haber aprendido o haber descubierto; y entonces es capaz tambin de pensarse a s mismo222. En efecto, el hecho de que el entendimiento no posea naturaleza propia alguna aparte de su propia plasticidad gnoseolgica respecto de la forma inteligible es lo que le dispone y posibilita para volver sobre s
rasa ist miverstndlich, wenn man sich darunter nur eine blanke Oberflche aus einem bestimmten Material vorstellet. Das wre schon eine bestimmte Natur auer der einen von Aristoteles einzig zugelassenen, nmlich (intentionale) Mglichkeit (zu allem) zu sein. Eine Schreibtafel (grammateion) dagegen ist als solche tatschlich nichts auer der Mglichkeit, beschrieben zu werden (F. INCIARTE, Der Begriff der Seele in der Philosophie des Aristoteles, in K. Kremer (Hrsgb.), Seele. Ihre Wirklichkeit, ihr Verhltnis zum Leib und zur menschlichen Person, pp. 59-60, Leiden/Kln, E. J. Brill, 1984). 220 429 a 18-21. 221 429 a 25-27. 222 429 b 5-9.
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mismo. Al ser actualizado por la especie impresa, el intelecto pasivo realiza la operacin de conocer o hacerse presente en acto la forma de la que dicha especie (speculum) es reflejo o semejanza intencional. Lo que directamente concebimos es esa misma forma (obiectum quod), no la especie impresa que determina nuestro entendimiento (obiectum quo), aunque aqulla slo es concebida mediante sta. Si de esta especie sabemos algo, es de una manera cientfica y refleja, no de un modo inmediato y espontneo. Tampoco conocemos directamente el acto de conocer (concebir la especie expresa) sino el trmino objetivo de ste, a saber, el objeto mismo; y anlogamente ocurre con la especie expresa del entendimiento, que es su trmino subjetivo. Primordialmente, pues, lo que aprehende el entendimiento son las esencias extramentales de los entes reales y, entre ellas, a su vez, antes las de los seres corpreos que las de los incorpreos. Secundariamente y de modo indirecto, el entendimiento es autoaprehensivo, es decir, capaz de conocerse a s propio. Vemoslo con mayor detencin. El objeto formal propio del entendimiento en general es el ente en cuanto ente, segn explica el mismo Aristteles223. Pero en el caso del entendimiento humano, su situacin de ser una facultad intrnsecamente unida a la materia incorporada condiciona de hecho su objeto formal. Como potencia de un alma unida a un cuerpo, afirma Milln-Puelles, el entendimiento humano tiene como objeto formal algo que se halla incorporado tambin, esto es, el ser correspondiente a las cosas corpreas o materiales. Lo que estas cosas son puede, no obstante la materialidad de ellas, ser aprehendido por nuestro entendimiento, que es una potencia inorgnica o espiritual, porque sta, al captar su objeto, lo desmaterializa o abstrae parcialmente. Las esencias abstractas, universales, de los entes corpreos son predicables de ellos en la medida en que () no tienen las condiciones individuantes de sus inferiores. As, el concepto de rbol es predicable de los varios rboles concretos y singulares, porque no consta, sino que, al contrario, prescinde, de las diferencias individuales de ellos. Sin embargo, la esencia rbol, aunque intelectualmente abstrada de su materia individual, no es captada por nuestro entendimiento como algo enteramente libre de materia, puesto que la pensamos como un ente corpreo. Y de esta suerte, hay un riguroso paralelismo entre las esencias abstractas de
Dice el Estagirita que el alma es, de alguna manera, todas las cosas (puesto que a todas ellas llega su potencia cognoscitiva). Cfr. De anima, III, c. 8, 431 b 20.
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las cosas materiales y el entendimiento humano como potencia espiritual de un alma unida a un cuerpo224. Ello hace necesaria la intervencin de las imgenes sensibles precisamente como apoyatura ltima de toda la actividad intelectual. Esta se halla fontalmente condicionada por la imaginacin y, aunque los conceptos no pueden ser identificados con las imgenes, stas ejercen como condicin necesaria no suficiente de aqullos. De lo contrario, no sera posible la comunicacin intersubjetiva. En efecto, aclara Milln-Puelles que el mutuo entendimiento entre dos o ms sujetos solamente es posible si todos ellos tienen por objeto algo comn, y este algo comn no pueden serlo las distintas imgenes concretas y singulares en que cada uno apoya la esencia pensada. Tal apoyo es, por tanto, un simple requisito, pero, como tal, imprescindible, y de ah que las cosas inmateriales, para las que no caben imgenes sensibles, no puedan ser captadas por el hombre ms que de un modo analgico y negativo: quedndose el entendimiento con lo que tienen de comn con los dems entes corpreos, y prescindiendo de lo que estos tienen de especfico225. En definitiva, el objeto formal propio del entendimiento humano como potencia de un alma unida a un cuerpo es la esencia abstracta de la cosa material representada por la imaginacin226, si bien el objeto de un entendimiento que no estuviera patolgicamente condicionado por la materia sera el ser en general, el ente en cuanto ente. Slo indirectamente podemos formar conceptos positivos y absolutos de objetos muy abstractos, como sustancia, accidente, cualidad, relacin, etc.; incluso el concepto de esencia en general. Pero todos los conceptos que podamos formar de realidades metafsicas sern siempre relativos y, en cierta medida, negativos, es decir, en referencia a las esencias de los entes corpreos y a partir de ellas227. Secundariamente y de modo indirecto, el entendimiento es autoaprehensivo, es capaz de conocerse a s mismo. En efecto, hay dos operaciones tpicas que el entendimiento humano puede ejecutar y que exigen en l que no sea corpreo ni mixto de materia alguna. Tales son la abstraccin y la reflexin. Si el entendimiento humano fuese una facultad
Cfr. A. MILLN-PUELLES, Fundamentos de Filosofa, Madrid, 91972, p. 360. Ibid., p. 361. 226 Ibidem. 227 Cfr. JUAN DE SANTO TOMS, Cursus Philosophicus Thomisticus, IV.
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orgnica no podra tener un objeto abstracto; conocera slo formas corpreas concretas y singulares, y las captara, por cierto, no abstractamente, segn su ser, sino de una manera concreta y singular228. Por otra parte, el entendimiento humano es capaz de tener un conocimiento connotativo de s propio, cosa que sera irrealizable por una potencia que fuese orgnica o mixta de corporalidad material. Los sentidos externos, por residir en el organismo corpreo son incapaces de conocerse a s mismos, de reflexionar. El ojo no se ve (todo lo ms, ve en el espejo una imagen parcial suya); el odo no se oye, etc. () Slo las formas inmateriales pueden realmente conocerse a s mismas, y siempre de un modo mediato en el hombre, por su condicin material. Y la razn de ello es que una y la misma forma no puede ser tenida inmaterial y materialmente por un mismo ser. Las formas materiales que los sentidos conocen son tenidas por ellos, en el conocimiento, de un modo inmaterial por lo mismo que es conocimiento, es decir, aprehensin intencional de una forma de suerte que estas formas son, a la vez posedas inmaterial y materialmente, mas no por un ser idntico. (Uno es, en efecto, su sujeto ntico y otro su sujeto cognoscente)229. Por eso dice Aristteles citando a Anaxgoras que, puesto que el entendimiento intelige todas las cosas, necesariamente ha de ser sin mezcla () para que pueda dominar o, lo que es lo mismo, conocer, ya que lo que exhibe su propia forma, obstaculiza e interfiere a la ajena230. La reflexin del entendimiento sobre s mismo no es, en el estado de incorporacin de ste, inmediata y directa, segn se desprende de lo dicho arriba. El autoconocimiento que corresponde al alma separada del cuerpo no al hombre, compuesto sustancialmente de alma y cuerpo s sera inmediato y directo. En su actual estado, el objeto formal de nuestro entendimiento es la esencia abstracta de algo material,
Como dice MILLN-PUELLES, toda concepcin materialista de nuestra facultad intelectiva es posible as nicamente por la inadvertencia del carcter abstracto de dicha facultad (o.c., p. 359). A este respecto, TOMS DE AQUINO cita la opinin de EMPDOCLES contraria a la de ANAXGORAS, a la que alude el texto aristotlico segn la cual el intelecto estara compuesto por todos los principios de las cosas, pues puede conocerlas todas. (Vid. In III De anima, lect. 7, n. 677, segn la citada edicin de Marietti). 229 Cfr. MILLN-PUELLES, o.c., pp. 337-338. 230 L.c. en nota 15.
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ejemplificado por la imaginacin. Por consiguiente, slo a travs de la inteleccin de una esencia de este tipo puede el entendimiento conocer () todo lo dems. Y de este modo, efectivamente conoce su operacin cognoscitiva y se aprehende a s propio, pudiendo captar tambin la especie impresa que hace posible aquella operacin, y an la misma alma, que es el principio remoto de ella; es decir, conoce todo esto, no de un modo inmediato, sino en tanto que est connotado por el concepto mediante el cual directamente capta una esencia corprea representada por la facultad imaginativa231. Dado que la forma ajena, segn se ve, es necesaria para patentizar la propia, sta no puede obstaculizar a aquella, de donde el entendimiento no puede tener otra naturaleza que su propia potencialidad, como concluye el mismo Aristteles. El entendimiento, en razn de su carcter potencial respecto de la forma ajena y, connotativamente y en virtud de aqulla, tambin de la propia, est en principio abierto a todas las cosas, como dice Aristteles232. Su objeto propio es el ser en cuanto ser, todo ser: intelige todas las cosas y se intelige connotativamente a s mismo. Mas este carcter universal de su objeto se debe a su ndole inmaterial, sin la cual sera absolutamente inexplicable. Si el entendimiento tuviera un rgano corpreo, padecera con l, sera frio o caliente Lo cual no puede ocurrir. Por otra parte, en ese supuesto, el entendimiento tendra ya en acto una cualidad antes de conocer. Luego debe ser enteramente distinto del cuerpo, mediante el cual, no obstante, conoce. Que el entendimiento no puede ser una facultad orgnica o material resulta patente tambin advirtiendo que un objeto tan amplio como el suyo que incluye tanto lo incorpreo como lo corpreo, todo ente no podra ser abarcado por una potencia de ese tipo. Para conocer lo inmaterial, aunque slo sea de un modo negativo, indirecto y analgico, se necesita una facultad inmaterial. A la misma conclusin se llega considerando, no ya la amplitud del objeto formal del entendimiento humano, sino las condiciones o requisitos necesarios de ese mismo objeto. Tales son la universalidad y la necesidad, y ambas tienen un mismo fundamento: la inmaterialidad, la precisin de la materia y de sus condiciones. Nuestro entendimiento no puede conocer algn objeto determinado si no es mediante una especie impresa en l por el intelecto agente; pero esa especie no puede ser material o corprea, porque si lo fuera, llevara a conocer las cosas en su singularidad y en tanto que estn sometidas al cambio. Y no es as. La especie impresa intelectual nos hace conocer las cosas, incluso las
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que son corpreas, prescindiendo de la materia y de sus condiciones individuantes mediante la abstraccin, funcin propia del entendimiento agente. Luego la referida especie inteligible es incorprea; y si ella es incorprea, tambin lo ser el entendimiento que la recibe o en el que se imprime. El entendimiento humano, pues, tiene que ser una facultad inorgnica. Por otra parte, segn la opinin de Anaxgoras aludida en el texto aristotlico, la inmaterialidad del entendimiento es exigida por su misma condicin natural de plasticidad o potencialidad, a saber, por la indiferencia o indeterminacin previa respecto de los inteligibles, necesaria para que el intelecto pueda dominar o, lo que es lo mismo, conocer. Anaxgoras hace esta afirmacin dentro del contexto del movimiento. Consideraba el de Clazomene que el nous era el principio del movimiento global de las esferas celestes, en virtud del cual todas las cosas sera movidas. Si el entendimiento estuviese mezclado con las naturalezas de los cuerpos, tendra que poseer necesariamente alguna de ellas de modo concreto, y no podra mover a todas las dems con su propio imperio porque estara determinado hacia una de ellas. Por esto es que Anaxgoras opina que el entendimiento es inmixto de materia corporal alguna, para que pueda dominar, esto es, mover todas las cosas con su propio imperio. Mas, como lo que aqu interesa no es el nous que mueve todas las cosas sino el intelecto en virtud del cual el alma entiende, aclara Aristteles que el dominio que ejerce el intelecto merced a su inmaterialidad es estrictamente notico: para que pueda dominar o, lo que es lo mismo, conocer, como si dijera: mientras que Anaxgoras afirm la inmaterialidad del entendimiento para que ste pudiera dominar sobre todo, nosotros afirmamos lo mismo, pero como condicin necesaria para que haya conocimiento. Todo lo que est en potencia respecto de algo es susceptible de recibirlo siendo actualizado por l, es decir, carece de ese algo. Es evidente que una determinacin actual, una determinada perfeccin es recibida en un ente que antes estaba en potencia pasiva o susceptiva de recibirla, al modo de la pupila, que est en potencia en relacin con los colores, y por ello es susceptible de recibirlos y, al mismo tiempo, carece de todo color, como seala Toms de Aquino233. Anlogamente, nuestro intelecto aprehende los inteligibles de tal modo que est en potencia susceptiva respecto de ellos y no posee ninguno en acto. Por tanto, es necesario que el entendimiento que capta las esencias abstractas de las cosas corporales y sensibles carezca de toda naturaleza corporal y sensible, de igual modo que el sentido de la vista
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carece de todo color, siendo precisamente ste el objeto formal propio de la capacidad visiva. Es preciso continuando con la analoga que el entendimiento, cuyo objeto formal propio es la esencia abstracta de lo corpreo, carezca de todo cuerpo, rgano o mixtura. Si la vista tuviera algn color, ste impedira ver el resto de los colores, del mismo modo que la lengua del que tiene fiebre segn el ejemplo que pone Toms de Aquino en su comentario al tener lquidos amargos, no puede apreciar los sabores dulces. As, un intelecto que poseyera una naturaleza determinada, estara incapacitado para conocer las dems esencias abstractas en virtud de esa misma connaturalidad. Y esto es lo que afirma Aristteles cuando dice que lo que exhibe su propia forma obstaculiza e interfiere la ajena, es decir, el intelecto que tuviera alguna especie determinada quedara como velado e impedido para la inteleccin de las dems especies, concluso en la que capta actualmente, lo cual es refutado por la experiencia comn. La exhibicin de una forma intrnseca le impedira la inteleccin de las restantes, as como decimos que la amargura es la forma propia que muestra siempre la lengua del que tiene fiebre234. Concluye Aristteles, por tanto, que la naturaleza del intelecto pasivo no puede ser sino una: su propia indeterminacin o potencialidad, puesto que est en potencia de recibir cualquier forma: su objeto es el ente en cuanto ente, el ser en general. Ello compete al intelecto porque no es cognoscitivo de un nico gnero de cosas sensibles, tal como acontece con la vista o el odo. El intelecto, por su peculiar disposicin ontolgica, est universalmente abierto a todo ser y, directamente, a cualquier naturaleza sensible. Por lo cual, as como la vista carece de todo color determinado y de cualquier gnero sensible concreto, as tambin el intelecto carece de toda naturaleza sensible. De todo ello se sigue que el intelecto no es en acto nada de lo que tiene ante s, lo cual se opone a las antiguas tesis del atomismo materialista, que Aristteles consigna en el captulo segundo del Libro III y refuta en el captulo tercero del mismo Libro. Si el intelecto que es susceptible de conocer todas las cosas estuviera compuesto de todas ellas, estara siempre en acto y nunca en potencia, de igual manera que si el sentido estuviese compuesto por los sensibles que conoce no necesitara de las cosas exteriores para sentir. Tal hipottica facultad sensitiva o intelectiva autnoma de la realidad, sera noticamente autosuficiente; para conocer las cosas no necesitara ser inmutada ms que por la propia
El ejemplo es de TOMS DE AQUINO. Cum igitur intellectus noster natus sit intelligere omnes res sensibiles et corporales, necesse est quod careat omni natura corporali, sicut sensus visus caret omni colore, propter hoc quod est cognoscitivus coloris. Si enim haberet aliquem colorem, ille color prohiberet videre alios colores. Sicut lingua febricitantis, quae habet aliquem humorem amarum, non potest recipere dulcem saporem (In III De anima, lect. 7, n. 680).
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contemplacin de s misma, lo cual va contra toda evidencia. Si algn cognoscente estuviese dotado de semejante maravilloso privilegio, indudablemente no podra ser otro que Dios. Afirma Aristteles finalmente que todo ello concuerda con la opinin de que el alma es el lugar de las formas o especies235, esto es, receptculo de todas ellas, lo cual no podra ser verdad si alguna parte del alma tuviera rgano o fuera material, ya que quien conoce no es el alma sola sino todo el compuesto humano, el hombre entero. No slo la capacidad visiva es susceptible de recibir las formas sensibles bajo la especie del color, sino tambin el ojo. Pero tampoco se ha de afirmar que toda el alma es el lugar de las formas, sino solamente la parte intelectual, que no tiene rgano. Y es el lugar de las formas no en acto sino slo en potencia236.
A la esencia del alma humana tambin corresponde pese a ser una forma inmaterial y provenir de un principio extrnseco informar un cuerpo humano. Al alma humana le pertenece per se (en virtud de su misma ndole esencial) el poder solidarizarse con la materia sin ser ella misma materia. Es ms, esta comunidad con el cuerpo no es accidental. La ndole sustancial de la comunicacin psicofsica viene exigida por la misma naturaleza del hombre. Y, a pesar de ser forma sustancial de un cuerpo material, y precisamente por serlo del hombre, subsiste a la corrupcin de tal cuerpo: es inmortal. De qu modo puede ser esto, lo explica Toms de Aquino diciendo que no es difcil de entender si se considera en otras realidades. Vemos afirma el Doctor Anglico que en muchas cosas hay cierta forma que es acto de un cuerpo compuesto de elementos y que, no obstante, posee alguna virtualidad que no lo es de ninguno de esos elementos sino que le compete en razn de un principio ms alto, por ejemplo, de un cuerpo celeste. (As tenemos que el magnesio, dice el Aquinatense, tiene cierta capacidad para atraer el hierro, y el jaspe para coagular la sangre). En la medida que las formas son ms nobles, vemos que van poseyendo algunas virtualidades ms y ms sobresalientes de la
Por lo tanto, dicen bien los que afirman que el alma es el lugar de las formas, si exceptuamos que no lo es toda ella, sino slo la parte intelectiva (429 a 27-28). 236 (El alma) no es las formas en acto, sino en potencia (429 a 28-29).
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materia. La ltima de las formas, que es el alma humana, tiene una capacidad que excede completamente a la materia corporal, a saber, el intelecto. De esta suerte, el intelecto es separado, pues no es una virtualidad de un cuerpo sino del alma, siendo sta, por cierto, acto del cuerpo237. La aparente paradoja en que puede incurrir esta nocin tomista del alma humana como forma sustancial del cuerpo en el hombre y como subsistente, queda salvada al examinar su especial disposicin ontolgica dentro de la escala del ser. Hay un pasaje de la Summa Theologiae que nos sirve para contextualizar esta doctrina en su marco adecuado. Dice Toms de Aquino: El alma comunica el mismo ser con que ella subsiste a la materia corporal, y de sta y del alma intelectiva se forma una sola entidad, de suerte que el ser que tiene todo el compuesto es tambin el ser del alma. Lo cual no sucede en las dems formas no subsistentes. Por esto, permanece el alma en su ser una vez destruido el cuerpo, y no las otras formas238. No es contradictorio, en efecto, que el alma sea forma sustancial del cuerpo y que subsista a la corrupcin de ste. Lo que sera imposible es que el alma estuviese simultneamente unida y separada del cuerpo, no que primero se encuentre en una situacin y luego en la otra, como explica Milln-Puelles239. Por otro lado, si la unin entre materia y forma no fuese sustancial en el hombre sino meramente accidental, s habra paradoja al concebirse el alma como una forma esencialmente separada; mas esto no acontece en la unin sustancial propuesta por Toms de Aquino y por toda
Quomodo autem hoc esse possit, quod anima sit forma corporis et aliqua virtus animae non sit corporis virtus, non difficile est intelligere, si quis etiam in aliis rebus consideret. Videmus enim in multis quod aliqua forma est quidem actus corporis ex elementis commixti, et tamen habet aliquam virtutem quae non est virtus alicuius elementi, sed competit tali formae ex altiori principio, puta corpore caelesti; sicut quod magnes habet virtutem attrahendi ferrum, et iaspis restringendi sanguinem. Et paulatim videmus, secundum quod formae sunt nobiliores, quod habent aliquas virtutes magis ac magis supergredientes materiam. Unde ultima formarum, quae est anima humana, habet virtutem totaliter supergredientemen materiam corporalem, scilicet intellectum. Sic ergo intellectus separatus est, quia non est virtus in corpore, sed est virtus in anima; anima autem est actus corporis (Op. De unitate intellectus contra averroistas, c. I, n. 191). 238 Anima illud esse in duo ipsa subsistit, communicat materiae corporali, ex qua et anima intellectiva fit unum, ita quod illud esse quod est totius compositi, est etiam ipsius animae. Quod non accidit in aliis formis, quae non sunt subsistentes. Et propter hoc anima humana remanet in suo esse, destructo corpore: non autem aliae formae (S. Th., I, q. 76, a. 1, ad 5m). 239 Cfr. MILLN-PUELLES, Fundamentos, p. 403.
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la tradicin aristotlica, pues en ella se concibe el alma como potencialmente separable240. Veamos este punto con el debido detenimiento. La unin sustancial entre el cuerpo y el alma en el hombre se puede mostrar por la subsuncin en el alma racional de todas las potencias activas propias de la vida vegetativa y sensitiva. El alma racional se basta para transmitir al compuesto humano el ser, la naturaleza corporal, la vida y la razn. La aparicin en el hombre de una forma ms perfecta entraa la desaparicin en este grado de la jerarqua ontolgica de las formas inferiores, de modo que la forma superior contiene por elevacin las virtualidades propias de todas las inferiores, y dado que no es posible concebir ms de una sola forma sustancial en un ente. El modo radical de ser de cada cosa es solamente uno, aunque compatible con muchos otros modos accesorios o adjetivos de ser (las formas accidentales)241. Esta doctrina se entiende en Toms de Aquino a la luz de su metafsica. Las formas de los seres naturales se jerarquizan de lo perfecto a lo ms perfecto, en virtud de los grados de perfeccin que se dan en la escala del ser. Las especies y las formas por las que stas se determinan se diferencian segn los grados de ser (intensidad en la participacin del acto de ser y grado de limitacin esencial) ms o menos perfectos que participan. Por otro lado, la unin alma-cuerpo supera la mera compenetracin formal del accidente en la sustancia, siendo sta sin embargo muy intensa (inhesin). El alma no es simplemente una forma presente en todas y cada una de las partes de la materia. La unin accidental supone una esencia a la que se une otra esencia, pero sin que la segunda sea necesariamente requerida por la primera. Con todo, la unin sustancial, tal como la propone Toms de Aquino, de acuerdo en esto con la tradicin aristotlica anterior, exige los dos elementos: ambos no son sustancias incompletas sino coprincipios reales del mismo compuesto sustancial. Es necesario que haya cuerpo para que haya hombre, pero no es necesario el cuerpo para que haya alma. Efectivamente, el ser del alma no depende en modo alguno del ser del cuerpo, en tanto que aqulla se lo comunica a ste. El alma slo depende del cuerpo en la medida en que ha de constituir con l la sustancia especficamente completa hombre (sub ratione speciei); sin embargo, el alma sola puede constituir una sustancia completa sub ratione subsistentiae
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Cfr. MILLN-PUELLES, Lxico Filosfico, ed. cit., pp. 360-361. Cfr. Fundamentos, p. 402.
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(en razn de la subsistencia), en virtud de su superioridad metafsica sobre el cuerpo y de su independencia ontolgica242. Afirma Ocriz: Estos dos aspectos de la persona (subsistencia y naturaleza espiritual) estn unidos entre s. De hecho, precisamente porque la forma sustancial del hombre tiene el ser por s, y no por su unin con la materia, esta forma es espiritual; y justamente porque el alma humana tiene per se (si bien no a se) el acto de ser, puede obrar per se, ya que el obrar sigue al ser y el modo de obrar al modo de ser: obrar per se es tener el dominio sobre las propias acciones; es decir, tener libertad. Pero ya que el alma tiene el esse per se, pero no a se, la libertad es capacidad de obrar per se (autodeterminacin, autodominio) pero no a se: de hecho, si el fundamento metafsico real de la libertad es el ser, y a su vez el ser finito participa del Ser Infinito que le fundamenta, resulta que la libertad est fundada y, por lo tanto, depende de Dios (no es absoluta y debe orientarse a Dios, a la eleccin su acto propio del bien que tiene para el hombre razn de fin ltimo)243. Siendo forma sustancial, el alma posee en s misma su ser completo, y ste se basta hasta tal punto que tambin basta al cuerpo que actualiza o determina. No hay, por ende, ms que un solo ser para el alma y para el cuerpo, y este ser del compuesto no lo proporciona ms que el alma244, de tal manera que la unidad sustancial del hbrido humano no es la de un cierto ajuste entre las partes de que se compone, como explica MillnPuelles, sino que es la unidad misma de su acto de ser, el cual compete al compuesto en razn de la forma sustancial245. Dice Toms de Aquino que una forma que opera en virtud de algn principio activo suyo que sea ajeno a la materia, ella misma es la que tiene ser y no es slo por el ser del
Ibdem. F. OCRIZ, Las razones del tomismo, Pamplona, 1980, p. 78. Cfr. tambin C. CARDONA, El acto de ser y la accin creatural, Scripta Theologica, X(1978), pp. 1081-1096. Et hoc ideo est, quia definitio significat quod quid est res; substantia autem res est quid completum in suo esse et in sua specie; accidens autem non habet esse completum, sed dependens a substantia. Similiter etiam nulla forma est quid completum in specie, sed complementum speciei competit substantiae compositae. Unde substantia composita sic definitur, quod in eius definitione non ponitur aliquid quod sit extra essentiam eius. In omni autem definitione formae ponitur aliquid, quod est extra essentiam formae, scilicet proprium subiectum eius sive materia. Unde, cum anima sit forma (substantialis), oportet quod in definitione eius ponatur materia sive subiectum eius (In I De anima, lect. 1, n. 213). 244 Cfr. Q. De anima, a. 1, ad 1m. Dice claramente TOMS DE AQUINO: El cuerpo no est unido al alma accidentalmente porque el mismo ser del alma es tambin ser del cuerpo, siendo, por tanto, comn a los dos. 245 Cfr. o.c., pp. 401 ss.
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compuesto, como las dems formas, sino que ms bien el compuesto es por su ser246. Precisamente del ser en acto del alma (el entender) extrae Toms de Aquino la prueba de su subsistencia: No cabe duda afirma de que el hombre puede por su entendimiento conocer la naturaleza de todos los cuerpos. Mas para que se puedan conocer cosas diversas, es preciso que no se tenga ninguna de ellas en la propia naturaleza, porque las que naturalmente estuviera en ella impediran el conocimiento de las dems Luego, es imposible que el principio de la inteleccin sea un cuerpo Por consiguiente, el principio de la inteleccin, llamado mente o entendimiento, tiene una operacin propia en la cual no participa el cuerpo. Ahora bien, este modo de actividad es propio de una realidad subsistente, pues el obrar responde al ser en acto; de ah que cada cosa obra segn lo que es. Y as no decimos que es el calor quien calienta, sino el objeto caliente. Luego el alma humana, llamada entendimiento o mente, es un ser incorpreo y subsistente247. Toms de Aquino distingue entre la sustancia compuesta en el mbito lgico-categorial y la sustancia ontolgicamente considerada. En efecto, en el sujeto lgico, la consideracin compositiva (es decir, de la forma como no aislada de la materia) constituye su misma condicin de pensabilidad como supuesto, como sujeto de predicacin. Sin embargo, desde el punto de vista metafsico, el tratamiento de la sustancia como subsistencia es constitutivo y previo aunque no extrao al
Et similis ratio est de formis substantialibus, quae nullam operationem habent absque communicatione materiae, hoc excepto quod huiusmodi formae sunt principum essendi substantialiter. Forma igitur quae habet operationem secundum aliquam sui potentiam vel virtutem absque communicatione suae materiae, ipsa est quae habet esse, nec est per esse compositi tantum, sicut aliae formae, sed magis compositum est per esse eius. Et ideo destructo composito destruitur illa forma, quae est per esse compositi; non autem oportet quod destruatur, ad destructionem compositi, illa forma per cuius esse compositum est et non ipsa per esse compositi (Op. De unitate intellectus contra averroistas, c. I, n. 198). 247 Manifestum est enim quod homo per intellectum cognoscere potest naturas omnium corporum. Quod autem potest cognoscere aliqua, oportet ut nihil eorum habeat in sua natura: quia illud quod inesset ei naturaliter, impediret cognitionem aliorum () Impossibile est igitur quod principium intellectuale sit corpus () Ipsum igitur intellectuale principium, quod dicitur mens vel intellectum, habet operationem per se, cui non communicat corpus. Nihil autem potest per se operari nisi quod per se subsistit. Non enim est operari nisi in actu: unde eo modo aliquid operatur, quo est. Propter quod non dicimus quod calor calefacit, sed calidum. Relinquitur igitur animam humanam, quae dicitur intellectus vel mens, esse aliquid incorporeum et subsistens (S. Th., I, q. 75, a. 2, resp.).
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planteamiento, tanto estrictamente ontolgico de la substratualidad (sujeto de accidentes) como estrictamente lgico de la suposicin (sujeto de predicacin)248. La caracterizacin de la sustancia como sustrato es real, pero tambin es incompleta. Es necesario advertir su peculiar independencia ontolgica como distinta, aunque no enteramente ajena, a su ndole de sujeto. Es ms, la substratualidad deriva de la subsistencia, que es precisamente la caracterstica definitoria de la sustancia249. La sustancia puede ser sujeto o no serlo, pero lo que no puede dejar de ser, excepto en el caso de perder su propia sustancialidad, es en s. Se es sujeto, primera y fundamentalmente, porque se es en s. La primaca del carcter de la subsistencia sobre el de la substratualidad puede ser advertida de varios modos. Veamos, por ejemplo, cmo la nocin de sustancia es analgica, precisamente en virtud de su subsistencia250. En efecto, sustancia se dice de diversas maneras. Algo se dice que es una sustancia ms o menos perfecta en la medida en que tiene una mayor o menor categora ontolgica. Por ejemplo, la metafsica tomista afirma que Dios es sustancia en parte en el mismo sentido y en parte en diverso sentido (partim, partim) a como lo afirma de los cuerpos o de las inteligencias puras. Sin embargo, la nocin de sustrato es unvoca: no se puede ser ms o menos sujeto; se es sujeto lgico de predicacin (hiptesis) o sustrato ontolgico de accidentes (hipstasis) siempre en el mismo
La subsistencia como carcter fundamental de la sustancia aparece tambin en F. SUREZ, Disputationes Metaphysicae, XXXIII, sect. 1, n. 1. Este autor anota una doble acepcin del trmino sustancia: puede tomarse, etimolgicamente, como substrato (del griego hypo-kemenon, del latn sub-stare) o como subsistente. Dentro de la substratualidad se puede considerar, a su vez, un doble sentido: como sustrato lgico sustancia segunda de la sustancia primera (sujeto de predicacin), o bien como sustrato ontolgico sustancia primera de las formas accidentales (sujeto de inhesin). Pero tanto en un sentido como en otro, la substratualidad se dice carcter de la sustancia en el mbito estrictamente categorial, en orden a su modo de ser, no en cuanto a su acto de ser. 249 ARISTTELES define la sustancia en Categoras, V, 2, a 11 como lo que no es predicable de un sujeto ni est presente en l; por ejemplo, un hombre o un caballo particulares. TOMS DE AQUINO define la sustancia como aquella realidad a cuya esencia o naturaleza le compete ser en s, no en otro sujeto (substantia est res cuius naturae debetur esse non in alio; accidens vero est res, cuius naturae debetur esse in alio) (Quodl., IX, q. 3, a. 1, ad 2m). 250 No es ocioso aclarar que aqu la nocin de subsistencia es tomada en un sentido relativo, al igual que la de ser, habida cuenta de su aplicabilidad a sustancias finitas, en las que se da la subsistencia y la entidad (al igual que las perfecciones trascendentales convertibles con ella) de modo limitado por la potencia. Puede entenderse la subsistencia, en este sentido, como una especie de necesidad ab alio, como la relativa independencia en el ser de aquello que, puesto en la realidad fuera de sus causas, no necesita ya de otro para permanecer en su ser y en su modo de ser.
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sentido. Merced a la substratualidad, ciertas sustancias se instalan en el marco de la predicabilidad o de la predicamentalidad. Merced a la subsistencia, en cambio, toda sustancia es sustancia. La sustancia, entonces, como la entidad, es una realidad analgica. Ni la ndole de ser ni la de sustancia se dan exclusivamente en Dios o en el hombre (aunque s de modo eminente), sino en todos los niveles de la escala ontolgica; de ah su carcter trascendental y supergenrico. Pues bien, la nocin trascendental de sustancia no implica necesariamente la de sustrato. Lo que se contiene en ella de modo necesario es la suficiencia ontolgica, la subsistencia de un ente que tiene una cierta y relativa independencia en su ser. La crtica del empirismo al sustancialismo racionalista nada afecta a la nocin aristotlico-tomista de sustancia por la sencilla razn de que el empirismo la ignora (slo ve en ella la substratualidad). No la ve ms que a travs de la versin racionalista, principalmente deudora de las ideas de Demcrito. En el racionalismo, la nocin aristotlica queda disuelta en puro dogmatismo, perdindose completamente251.
En definitiva, no hay contradiccin alguna en que el alma sea forma sustancial del cuerpo y que sea independiente de l en cuanto al ser. a) Sub ratione speciei, el alma necesita actualizar un cuerpo para constituir la unidad hombre. Es preciso que el alma humana tenga un cuerpo para poder realizar esa operacin definida y especfica del hombre que es el conocimiento racional. Lo caracterstico del conocimiento racional a diferencia de la intuicin, el otro modo de conocimiento intelectual es que opera mediatamente, constituyendo un proceso (discursus), no en directo sobre la esencia de lo conocido, sino abstrayendo la especie intelectual a partir de la imagen sensible, para volver despus del concepto (esencia vicaria) a la res individualis vel singularia a travs nuevamente de la imagen sensible (conversio ad phantasmata). En este proceso, el entendimiento desempea una funcin activa y otra pasiva, pero siempre a partir de lo sensible: nihil est in intellectu quod non prius fuerit in sensu, como suena el axioma aristotlico; omnis cognitio a sensu252. Lo que le falta al alma racional, por tanto, para ejercer su operacin propia, no es tanto el intelecto como la sensacin; y sta, a su vez, requiere un cuerpo para poder darse. Por ende, es menester que el alma se una a un cuerpo para
Para un anlisis de las principales piezas doctrinales del oscurecimiento histrico de la nocin aristotlica de sustancia, tal como se ha verificado en el racionalismo y en el empirismo, vid. J. M. AUBERT, Philosophie de la Nature, Pars, 1965, pp. 249 ss. 252 Q. De malo, q. 6, a. 1, ad 18m. Vid. tambin S. Th., I-IIae, q. 51; I, q. 84, a. 3.
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constituir un hombre capaz de ejercer sus operaciones especficas, a saber, las derivadas de su naturaleza racional. Para Toms de Aquino, adems, la incomplexin fundamental del alma humana separada se ve confirmada por el criterio de la Revelacin cristiana; efectivamente es un dogma de fe la resurreccin de los cuerpos y su reunin escatolgica con las almas253. La prueba ms intuitiva de la unidad sustancial de alma y cuerpo, aunque quiz la menos acabada metafsicamente (puede ser interpretada como argumento ad hominem) la encontramos en la propia experiencia interior que cada hombre tiene al percibirse a s mismo como sujeto tanto de las operaciones relativas a la vida vegetativa y sensitiva como de las operaciones psquicas superiores: es el mismo hombre el que come, duerme, camina, etc., y el que piensa, quiere, duda, etc. b) Sub ratione subsistentiae, sin embargo, el alma humana se sustrae a la corrupcin de la materia corporal por ser una forma simple y espiritual, como queda mostrado en los textos aludidos ms arriba.
Toda la argumentacin se apoya aqu en la tesis fundamental de la ontologa tomista, a saber, la distincin real entre essentia y esse como acto de la esencia en todos los entes finitos254. En efecto, el alma es simple en su gnero, pues es una forma y, por ende, no incluye materialidad alguna. Sin embargo, es ontolgicamente compuesta, es decir, ya que es algo finito, tiene el ser, no lo es. Aqu radica la novedad de Toms de Aquino respecto a Aristteles: precisamente en concebir el alma como un synolon, como algo compuesto; una forma (por ende, acto), pero que est en potencia de ser actualizada, a su vez, no en cuanto forma, sino en cuanto
Respecto a la madurez del pensamiento antropolgico tomista, remitimos a las investigaciones del prof. A. SANTOS RUIZ, expuestas en su breve estudio Vida y espritu en la ciencia de hoy (Madrid, 1970). En l se muestra cmo la ciencia positiva moderna puede aportar argumentos de conveniencia a favor de la tesis de la inmortalidad del alma y del dogma cristiano de la resurreccin de la carne. Cfr. especialmente la investigacin sobre el concepto de tournover o regeneracin metablica (pp. 121-168). 254 Afirma N. DEL PRADO: Ex reali compositione formae et esse, tamquam ex prima potentia et primo actu, procedit D. Thomas ad demonstrative probandum, quod omnes formae subsistentes, ut angelus et anima rationalis, sunt incorruptibiles sive entia necessaria in essendo (o.c., IV, c. 7, p. 439).
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ente255. Es decir, plenamente actualizada en el mbito categorial forma pura est, con todo, en potencia, en la medida en que es ente finito. Toms de Aquino se sita en un nivel de radicalidad metafsica sensiblemente distinto y ms profundo que el de la hilemorfia aristotlica. El alma, como toda criatura, tiene el ser por participacin, lo tiene constreido por un modo de ser, por muy noble que ste sea (el propio de una forma simple). Aunque por el hecho de ser forma es ya perfeccin de suyo, no es la absoluta perfeccin, puesto que le falta su realizacin esencial en compaa del cuerpo, sin el cual no puede constituir la esencia hombre en todo su acabamiento ontolgico. En razn de incluir cierta dosis de potencia (la de su limitacin esencial por no ser acto puro y la de su sociabilidad con la materia), entraa tambin cierto devenir y mutabilidad, pues slo lo mximamente perfecto es absolutamente inmvil, en la medida en que no necesita ya dirigirse hacia ninguna nueva determinacin que lo complete. La condicin de posibilidad, pues, de que pueda hablarse de cierto perfeccionamiento, es justamente que el alma humana est en situacin de inacabamiento en el orden de las determinaciones accidentales, que est, de alguna manera, en potencia de ser ms, y ello no slo en el orden ontolgico, sino tambin en relacin al dinamismo del obrar moral. La antropologa filosfica slo puede adquirir la necesaria perspectiva sobre la base de una ontologa de la libertad, tarea a la que Milln-Puelles ha hecho aportaciones realmente sustantivas256.
Es evidente que en todo esto, Toms de Aquino se separa y va ms all de lo que pudiera permitirle estrictamente hablando su condicin de aristotlico. Lo decisivo aqu, con respecto a Aristteles, es que el acto
Aquellas formas subsistentes que, por ellas mismas son formas, no requieren una causa formal para ser una y para ser, requieren no obstante una causa activa externa, que les d el ser (Q. De anima, a. 6, ad 9m). 256 Vid. sus trabajos titulados Ontologa de la existencia histrica (Madrid, 2 ed, 1955), La estructura de la subjetividad (Madrid, 1967, traducida al italiano en 1973), El ser y el deber, en Sobre el hombre y la sociedad (Madrid, 1976), y Die Moral des Wohlstandes (Kln, 1976) y La libre afirmacin de nuestro ser. Una fundamentacin de la tica realista (Madrid, 1994). Me parece que tambin E. Nicol describe con tino esta intuicin del inacabamiento humano cuando hace notar lo siguiente: Cabra decir que la cosa es insuficiente porque su ser le basta para ser inalterablemente lo que es: posee la firmeza que le da su propia incapacidad de alteracin. El hombre es infirme y alterado. Su definicin ontolgica originaria no es completa; su ser indefinido es a la vez insuficiencia y potencia de ser-ms. Esta potencia de ser, que es potencia de hacer, cuando se activa es lo que llamamos libertad (E. Nicol, La idea del hombre, Mxico, 1977, p. 60).
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trascendental actus essendi257 de la forma no es necesariamente una forma, ni la potencia esencial una materia (en contra de lo que defenda el averrosmo). Nos hemos situado en un nivel de consideracin metafsicotrascendental, donde la misma metodologa la separatio258 connota, con el abandono de lo categorial, tambin el de toda materialidad, traspasando totalmente el mbito cosmolgico, en el que Aristteles se encontraba tan familiarizado.
Esse est actualitas omnium actuum et propter hoc est perfectio omnium perfectionum (De Pot., q. 7, a. 2). Ipsum esse est actualitas omnium rerum et etiam formarum (S. Th., I, q. 8, a. 1, ad 4m). 258 Preferimos esta terminologa a la usual de tercer grado de abstraccin por indicar que en los dos primeros niveles de inteligibilidad correspondientes a las ciencias naturales y a las ciencias formales se da una abstraccin mental, pero no una real separacin de la materialidad. Sin embargo, en metafsica se alcanzan unas realidades que estn absolutamente separadas de la materia. Pese a que no repugna pensar un ente material, la entidad, como se dijo, no es de suyo material.
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Segn la definicin aristotlica del juicio, ste consiste en una sntesis o composicin de conceptos que hacen en el entendimiento las veces de algo uno in re259. En efecto, tal como explica la escolstica aristotlica, de modo anlogo a como la suppositio grammaticalis refiere los trminos (universales in significando) a sus correspondientes conceptos formales, la suppositio formalis hace que el concepto formal (universal in cognoscendo) se refiera etiolgicamente al concepto objetivo (universal in essendo) como a su ratio cognoscendi260, de tal suerte que puede decirse que, en virtud de la suposicin, todo juzgar, como acto lgico, consiste en la unin o separacin de conceptos formales que aluden a conceptos objetivos. Estos, a su vez, en virtud del carcter intencional261 que todo concepto posee (en el orden del conocimiento por la especie expresa y en el orden del ser a travs de la especie impresa) aluden a las cosas mismas que en la realidad extramental estn unidas o separadas262. Afirma la tradicin aristotlica que todo lo que hay en el entendimiento estuvo antes en la
Cfr. De anima, III, c. 6, 430 a 27. Ipsae res sunt causa et mensura scientiae nostrae (De Pot., q. 7, a. 10, ad 5m). Intellectus speculativus, quia accipit a rebus, est quodammodo motus ab ipsis rebus, et ita res mensurat ipsum (De Ver., q. 1, a. 2). Noster enim intellectus cognitionem accipit a rebus: et ideo causa et mensura veritatis ipsius est esse rei (In Ep. ad Rom., c. III, lect. 1). Modus significandi in dictionibus quae a nobis rebus imponuntur, sequitur modum intelligendi Intellectus autem noster hoc modo intelligit esse quo modo invenitur in rebus inferioribus a quibus scientiam capit (De Pot., q. 7, a. 2, ad 7m). 261 Se toma aqu intentio en el sentido de intendere, tender hacia algo. 262 Intellectus penetrat usque ad rei essentiam; obiectum enim intellectus est quod quid est (S. Th., I-IIae, q. 31, a. 5). Omnis cognitio terminatur ad existens (In Ep. ad Col., c. I, lect. 4).
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sensibilidad; pues iremos ms atrs todava: no hay nada en el sujeto cognoscente que, de alguna manera, no haya estado antes fuera de l. Declara Gilson: Yo s que este hombre existe, porque lo veo; s tambin que no puedo verlo sino mientras yo mismo existo para verlo y mientras l existe para poder ser visto; s asimismo que si ceso de existir, l continuar en la existencia en cuanto sea visible para otros existentes distintos de m; mas estoy muy lejos de pensar que este hombre existe porque es visible o que su existencia se reduce a la visibilidad. Con razn o sin ella, la conciencia atestigua espontneamente lo contrario: la visibilidad no es sino la seal de la existencia; la existencia de lo visible es causa de la visibilidad del existente263. El fundamento de la composicin o disyuncin que la operacin intelectual que llamamos juicio ejecuta con conceptos formales es la real conveniencia o disconveniencia de facto (en los juicios enunciativos) o de iure (en los normativos) que se da entre las esencias por tales conceptos aludidas. Lo propio del entendimiento en su funcin judicativa es buscar la unidad o diiresis mental (componens vel dividens) de los conceptos264 a partir de la unidad o separacin real de las cosas, salvando la distancia de lo lgico a lo ontolgico265. En una afirmacin de realismo sin ambages, observa Gilson: Si ningn ser real, tomado en su acto de existir, responde a mi conocimiento, el conocimiento no existe. El ser no es, pues, solamente el primer objeto de conocimiento intelectual en el sentido de que est implicado ya desde el primer objeto conocido, sino tambin en este sentido: que est implicado en todo objeto conocido, y que todo conocimiento, cualquiera que sea su objeto, es
E. GILSON, El ser y la esencia, p. 232. El modo en que el juicio compone o separa conceptos es a travs del verbo ser: Dicitur esse quod significat veritatem compositionis in propositionibus secundum quod est dicitur copula (In I Sent., d. 33, q. 1, a. 1, ad 1m). Si el verbo es en el juicio afirma la identidad real del sujeto y del predicado (o su conveniencia), la negacin no es niega precisamente esta identidad o afirma la distincin real, que no es percibida por la imaginacin, sino penetrada por la inteligencia. 265 Alius est enim intellectus in intelligendo, quam rei in essendo (S. Th., I, q. 13, a. 12, ad 3m). Un texto paralelo: Aliud sit modus intelligentis in intelligendo, quam modus rei in existendo (q. 85, a. 1, ad 1m). Dicendum quod similitudo rei recipitur in intellectu secundum modum intellectus et non secundum modum rei. Unde compositioni et divisioni intellectus respondet quidem aliquid ex parte rei; tamen non eodem modo se habet in re, sicut in intellectu (a. 5, ad 3m).
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tambin y en primer lugar, conocimiento del ser. Pero como todo ens incluye su propio esse, todo conocimiento real resulvese finalmente en la composicin de una esencia con su existencia, cuando ambas son afirmadas como unidas en la unidad de un ser, por un acto de juzgar. Por eso, la misma unidad del conocimiento descansa en el juicio de existencia ms bien que en el concepto de la esencia, porque todo conocimiento verdadero se refiere al ser, y llegar al ser es saber que es266. A esta doble articulacin de la unidad se refiere concretamente Toms de Aquino cuando habla de los dos sentidos principales en que cabe tomar la palabra ente. De un primer modo, afirma el Doctor de Aquino, se llama ente a los diez predicamentos o categoras, de suerte que ente significa, as, algo que existe en la naturaleza, ya sea sustancia (por ejemplo, un hombre) o accidente (un color). En un segundo sentido,ente significa la verdad de la proposicin: se dice que una afirmacin es verdadera cuando pone el ser donde realmente lo hay; y una negacin es verdadera cuando lo quita donde no lo hay. Aqu, ente designa, por tanto, la composicin a la que el intelecto llega afirmando y negando (juzgando). Los entes tomados segn el primer modo tambin lo son en cuanto al segundo, pues todo lo que tiene ser en la naturaleza de las cosas puede ser designado mediante una proposicin afirmativa (como cuando se dice que el color es, o que un hombre es), mas no al contrario, ya que sobre la privacin o la ceguera tambin se pueden formar proposiciones afirmativas sin que, por cierto, la ceguera tenga ser alguno en la naturaleza real, pues ms bien es una privacin de realidad. Por tanto, se dice que las privaciones son entes slo en relacin al segundo modo de tomar la palabra ente, no en relacin al primero. El ente, as, se predica de diversa manera segn se tome en una acepcin o en otra. Segn la primera es un predicado sustancial y pertenece a la cuestin quid est, mientras que en la segunda acepcin es un predicado accidental (como dice Averroes) y responde a la pregunta an est267.
O.c., p. 269. Ens multipliciter dicitur. Uno enim modo dicitur ens quod per decem genera dividitur: et sic, ens significat aliquid in natura existens; sive sit substantia, ut homo; sive accidens, ut color. Alio modo dicitur ens, quod significat veritatem propositionis: prout dicitur, quod affirmatio est vera, quando significat esse de eo quod est; et negatio, quando significat non esse de eo quod non est; et hoc ens compositionem significat, quam intellectus componens vel dividens adinvenit. Quaecumque ergo dicuntur entia quantum ad primum modum, sunt entia quantum ad secundum modum; quia omne quod habet naturale esse in rebus, potest significari per propositionem affirmativam esse: ut cum dicitur, color est, vel homo est. Non autem omnia quae sunt entia quantum ad secundum modum sunt entia quantum ad primum; quia de privatione, ut de caecitate, formatur una affirmativa propositio, cum dicitur, caecitas est; nec tamen caecitas
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El salto entre la unidad real y la unidad mental puede ser expresado en trminos de analoga, como una proporcionalidad propia con distancia indeterminada pero en un determinado orden; a saber, la inherencia actual de un accidente en una sustancia (analogatum princeps) es la que funda la verdad de la atribucin del predicado al sujeto respectivo (o la falsedad de su negacin, o viceversa). En efecto, la presencia real de la raza blanca en Pedro es la condicin misma de que podamos afirmar con verdad Pedro es blanco. Los accidentes lgicos se comportan respecto de su sujeto lgico de modo anlogo a como se relacionan las formas accidentales con su materia segunda. Pues bien, es la diferencia entre el modo real y el modo mental de la unidad de las cosas, cabalmente, la que nos va a permitir hacer los planteamientos subsiguientes en relacin a la intencionalidad metafsica del acto judicativo.
Afirma Toms de Aquino que lo primero que se ofrece al entendimiento es el ser268 y que el ser en general (ens qua ens) es el objeto formal del entendimiento269. Gilson lo explica en los siguientes trminos: El ser acompaa a todas mis representaciones. Ni decir esto es suficiente, porque a la verdad todo conocimiento es conocimiento del ser. El conocimiento no sale del ser, porque fuera de l no hay nada. El ejemplo clsico, tantas veces repetido por los escolsticos, encierra una profunda verdad en su misma trivialidad. Lo que primero veo slo de lejos, al principio no es para m sino una cosa, un ser; si el objeto se acerca, veo que es un animal, pero an sigue siendo un ser; si todava se va acercando, sabr que es un hombre, y al fin que es Pedro; per todas estas
aliquid est in rerum natura, sed est magis alicuius entis remotio: et ideo etiam privationes dicuntur esse entia quantum ad secundum modum, non quantum ad primum. Ens autem secundum utrumque istorum modorum diversimodo praedicatur: quia secundum primum modum acceptum, est praedicatum substantiale et pertinet ad quaestionem quid est: sed quantum ad secundum modum, est praedicatum accidentale, ut Commentator dicit, et pertinet ad quaestionem an est (In I Sent., d. 34, q. 1, a. 1). Vid. tambin Op. De ente et essentia, c. I y In VI Metaph., lect. 4, n. 1223). 268 Cfr. De Pot., q. 9, a. 7, ad 5m. Illud autem quod primo intellectus concipit quasi notissimum et in quo omnes conceptiones resolvit est ens (De Ver., q. 1, a. 1, resp.). 269 Cfr. S. Th., I, q. 79, a. 7, y q. 11, ad 4m. Primo in intellectu cadit ens (In I Metaph., lect. 2, n. 46). Vid. tambin ARISTTELES, De anima, III, c. 4, 430 b 38.
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sucesivas determinaciones del objeto conocido no son siempre sino conocimientos ms y ms determinados de un ser270. Que el ser sea el objeto formal del entendimiento implica dos cosas. Por un lado, que el entendimiento, en virtud de su disposicin ontolgicamente intencional, est abierto a todo ente271: los lmites del entendimiento son, en principio, los lmites de lo real, a saber, el principio de no contradiccin. Por otra parte, que el entendimiento no slo es capaz de captar la razn formal de ente, sino adems, que ste es, de suyo, la forma de todos sus contenidos. La sensibilidad conoce cosas, aunque no en calidad de seres, mientras que, por el contrario, el entendimiento conoce seres, es decir, conoce las cosas sub specie entis, en tanto que participan de la ndole de ente. Por tanto, la inteligencia tiene que ser capaz de discernir en alguna medida la razn formal de ente en el seno de todo lo que conoce; su objeto formal (la entidad) debe quedar diferenciado de su objeto material (la realidad). Mas esto implica cierta captacin de la articulacin bipolar que se da en la nocin de ente, a saber, la que se deriva de su flexin en un contenido (el quid de la cosa) y en una forma (quo). Esto equivale a decir que la posibilidad misma de que el entendimiento conozca el ente en cuanto ente es que pueda captar consectariamente la estructura esencia-ser, si bien no de un modo temtico en todas sus operaciones. Habida cuenta de lo dicho ms arriba acerca de la influencia causal del modo real sobre el modo mental de la unidad de las cosas, habra que concluir que la captacin por parte del entendimiento del plexo estructural en el que la nocin de ente se articula est de algn modo condicionada por una cierta aprehensin in obliquo de la estructura metafsica de la realidad extramental. En efecto, para Toms de Aquino no es la esencia ni el ser lo primero que capta el entendimiento humano (primum cognitum), sino el ente. Y es en la investigacin posterior que supone una cierta flexin atencional sobre la nocin de ente en cuanto ente cuando el entendimiento descubre dos co-principios que lo fundamentan y constituyen metafsicamente: uno actual y otro potencial. Por un lado, la inteligencia cae en la cuenta de que el ente es, mas no es el ser: lo tiene (habens
O.c., pp. 268-269. Cognoscentia a non cognoscentibus in hoc distinguuntur, quia non cognoscentia nihil habent nisi formam suam tantum; sed cognoscens natum est habere formam etiam alterius. Nam species cogniti est in cognoscente. Unde manifestum est quod natura rei non cognoscentis est magis coarctata et limitata. Natura autem rerum cognoscentium habet maiorem amplitudinem et extensionem. Propter quod dicit Philosophus, quod anima est quodammodo omnia (S. Th., I, q. 14, a. 1). Vid. tambin q. 80, a. 1 y De Ver., q. 2, a. 2.
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esse). Por tanto, es, pero adems, es algo: tiene el ser recibido en un quid y limitado por l, a saber, por un modus essendi o esencia a la que actualiza. El ser (esse) es el acto primero, radical y fundante de la realidad, y como tal es entendido en el ejercicio oblicuo de la inteleccin metafsica. Este carcter de la co-principialidad consiste en que la esencia y el acto de ser son, si cabe hablar as, cada uno de ellos por separado, algo incompleto, o sea, algo que no existe aisladamente, sino que est necesariamente unido con el otro co-principio entitativo. Cada uno de ellos es un ser incompleto, es decir, no propiamente un ser, sino un principio entitativo, o si se quiere, un factor. El ente completo es la resultante de ambos co-principios. Es el ente lo que en rigor existe. Tal situacin, por cierto, es difcilmente concebible puesto que, como dice Milln-Puelles, la imaginacin no va ms all de representarse un contacto, todo lo ntimo que se quiera, mas que, como contacto, ya supone dos sustancias completas; y aqu de lo que se trata es de que la forma sustancial y la materia prima (en nuestro caso, vale decir, el acto de ser y la esencia) sean concebidas como sustancias precisamente incompletas, es decir, slo como principios constitutivos de una misma entidad esencialmente una272.
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Fundamentos, p. 400.
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En este sentido de la co-principialidad puede entenderse la afirmacin tomista de que todo contenido adviene al intelecto sub specie entis273. Ya en la misma aprehensin del ens qua ens hay que advertir dos cosas:
1. En primer lugar, que se trata de una nocin, no de un concepto cabalmente adecuado. En la terminologa escolstica esto se suele expresar diciendo que el ser no es un concepto universal sino un concepto trascendental. Se llama universal al concepto que constituye un gnero (mediante la abstraccin de las diferencias especficas) o una especie (por
Ciertamente, la nocin de ente est unida a toda inteleccin, segn la doctrina tomista, no slo en razn de que es la primera que el entendimiento conoce (quod primo intellectus concipit) sino tambin en virtud de que es consectaria a todo contenido (in quo omnes conceptiones resolvit); y en este sentido se dijo que es formal. Parafraseando un texto ya citado de TOMS DE AQUINO, explica DEL PRADO que lo primero que registra nuestra inteligencia de un modo clarsimo y en lo cual resuelve todos sus contenidos es el ente. De tal suerte que es menester que adquiera todos los dems conocimientos por referencia a l: Illud enim, quod primo intellectus noster concipit quasi notissimum et in quo omnes conceptiones resolvit, est ens. Unde oportet, quod omnes aliae conceptiones intellectus accipiantur ex additione ad ens (o.c., I, c. 1, p. 16). De todas maneras, no es lo mismo formal tal como aqu lo entendemos, en el contexto tomista, que forma en el sentido kantiano. No es lo mismo la nocin de ens qua ens como formal a todo otro conocimiento que la posicin de la categora de existencia como forma a priori del pensamiento en KANT, de suerte que el objeto reducido a pensamiento es, para el regiomontano, pensamiento puro y, como seala POLO, la bsqueda de la pensabilidad del objeto tiene como resultado el descubrimiento del carcter a priori del pensamiento; lo cual es enteramente ajeno al planteamiento tomista.
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medio de la abstraccin de las diferencias individuales); los universales lgicos pueden, en efecto, hacer abstraccin de las diferencias (especficas o individuales) pues no las contienen en s mismos. De ah que puedan ser atribuidos a sus inferiores especies e individuos en relacin a lo que estos tienen de comn genrico no en relacin a lo que cada inferior tiene como propio. Por el contrario, el concepto trascendental es un concepto objetivo y se atribuye a todos sus inferiores no slo en relacin a lo que es comn a todos ellos sino tambin en cuanto a lo que tienen de propio. Desde el punto de vista lgico, en rigor, habra que decir que la nocin de ente es un concepto o nocin trascendental, y no un universal, pues no slo designa lo comn a todos los entes sino tambin lo que cada uno de ellos tiene como propio y lo que le diversifica de los dems. Por ello, la nocin de ser o de ente no es una abstraccin, ya que lo que se abstrae para obtenerla es tambin ser o ente: el ser contiene en acto todos los posibles modos en los que puede ser realizado. En la consideracin lgica, el ser es una nocin trascendental274 porque metafsicamente el ser es anlogo. Al decir que la idea de ente es una nocin trascendental se significa con ello que trasciende y supera todas las categoras o modos particulares de ser y se aplica a todo lo que es o puede ser. El ser, por ello, est presente en todas las categoras, pero ninguna de ellas lo comprende enteramente. Hay que decir entonces que, siendo inmanente a todas las categoras del ser actual o posible, el ser, no obstante, las trasciende a todas en tanto que, como tal, no es ninguna de ellas en particular. En definitiva, la nocin de ente no slo trasciende a cada categora sino tambin al conjunto de todas ellas, pues abarca la totalidad de los seres y predicamentos, si bien bajo diferentes aspectos. Por tanto, si el ser no es un concepto universal, no cabe definirlo cabalmente. Cabe una cierta descripcin positiva del ente, pero nunca un concepto cabal, una categorizacin exhaustiva, en el sentido de que no es posible definir el ser, al menos con una definicin esencial275. Segn tesis
Tomada aqu en un sentido muy diverso, nuevamente, de la acepcin kantiana, donde lo trascendental designa un concepto cuyo nico uso legtimo es el que se hace independientemente de toda intuicin sensible. 275 Afirma GILSON: Para un ser inteligente tal como el hombre, el pensamiento no es esa objetivacin abstracta de la existencia, de la que con mucha razn se ha dicho que es imposible () El ser inteligente conoce por lo mismo que existe. Pensar es obrar, como existir es obrar; el acto segundo deriva del acto primero segn su naturaleza y, en una sustancia intelectual, el pensamiento no es sino la manifestacin, por modo de operacin, del acto mismo por el cual la sustancia existe. Habra que inmovilizar este acto para representarlo por un concepto; pero el juicio del yo soy que lo prolonga como un acto nacido de un acto, respeta ntegramente su originalidad () Normalmente el hombre no es un ser pensante, sino un ser cognoscente. El hombre piensa cuando lo
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clsica, la definicin esencial se hace mediante el gnero prximo y la diferencia especfica: definir es subsumir algo en un mbito en el cual ese algo se da, pero no exhaustiva ni exclusivamente; tambin se dan otros seres que no son ese algo, aunque posean ciertas coincidencias con l. Precisamente definir es mencionar la coincidencia parcial del definiendum con esos otros seres, inscribindolo en un crculo ms amplio que el suyo, a saber, subsumindolo en un gnero ms prximo y aadiendo lo que le distingue del resto de los seres de ese crculo. Pues bien, esto no cabe hacerlo con el ens qua ens; al intentar acotarlo nos encontramos con que no hay otro crculo ms amplio que el suyo, precisamente porque la ndole de ente es aquello en lo que toda realidad comunica. En tanto que nocin, la de ente es la ms universal: no hay ninguna ms amplia que pueda delimitarla o circunscribirla; no es especie de ningn gnero mayor. Si la hubiera, es decir, si hubiera algo fuera de lo ente, no sera, lo cual es contradictorio. Como dice el clsico lema latino, ad esse non addit aliqua natura, al ser no se le puede aadir nada que previamente no lo incluya, ni siquiera la diferencia especfica, pues la diferencia, si la hay, tambin es ente276. No hay modo de definir el ente, pues comoquiera que se intentase, siempre el definiendum entrara a formar parte de la definitio. Desde la ptica tomista, por tanto, no es correcta la caracterizacin del ens qua ens como genus generalissimum o ens commune, tal como aparece en algunos filsofos escolsticos. La nocin de esse ut actus se sustrae en Toms de Aquino a toda posible logicizacin. Segn l mismo explica, todo gnero posee diferencias que quedan fuera de l. Si el ser fuese un gnero o un concepto, tendra que haber diferencias fuera de lo que es. Mas como ajeno al ser no hay nada, el ser no es un gnero277. La nocin de ente como el ms vaco y universal de los conceptos, si bien es de tradicin aristotlica, no es, en absoluto, tomista. La ontologa aristotlica no excede, en efecto, el plano
que conoce es su propio pensamiento, y conoce cuando el objeto de su pensamiento es un existente. Conocer otro ser no es pues concebir abstractamente su esencia, ni siquiera formular su ley, sino captar su esencia en la existencia que la actualiza. Lejos de excluirla, todo conocimiento real incluye la existencia en un juicio, ltima expresin de un intercambio vital entre dos seres actualmente existentes (El ser y la esencia, pp. 273-274). 276 Nihil autem potest addi ad esse quod sit extraneum ab ipso, cum ab eo nihil sit extraneum nisi non ens (De Pot., q. 7, a. 2, ad 9m). 277 El ser como tal comenta MANSER slo implica ser. Por consiguiente, es imposible que sea genus o concepto de clase, pues toda diferenciacin sera, a su vez, ser, y, por tanto, no sera diferenciacin. Por consiguiente, el ser sigue a todas las categoras, pero, como tal, no est en ninguna, porque las categoras en cuanto tales no son el ser, sino que por participacin de l tienen un ser determinado y limitado (o.c., pp. 578-579).
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ntico, pero es que Toms de Aquino trasciende enteramente esa tradicin siendo, con todo, su ms afamado representante precisamente con su nocin de esse como acto de la esencia, del cual no cabe afirmar que sea un concepto ni un gnero, pues sobrepuja radicalmente el orden lgico. Es cierto que la expresin ens commune es utilizada por el Doctor de Aquino para expresar el objeto de la Metafsica, pero su interpretacin como una mera nocin abstracta est en las antpodas mismas del espritu del Aquinatense. El ens commune dista de ser una mera abstraccin en la metafsica tomista desde el momento en que designa la estructura ontolgica ms radical de todo ente, y los co-principios de que se compone esa estructura no son de naturaleza conceptual. El esse ut actus es comn a todo ente, lo especifica precisamente como ente ens qua ens y as es reclamado por la metafsica. Por ser un co-principio actual en la estructura de todo ente, puede decirse que es universal, pero nunca que es un universal (concepto). A este propsito afirma Gilson: El ser no es objeto de un conocimiento puramente abstracto, ni lo ser nunca Es mortalmente peligroso para la esencia abstracta el tratarla como si el nexo vital que la une al ser real pudiera ser roto en efecto; pero an es ms artificial y ms peligroso an manejar abstractamente ese monstruo metafsico que sera la esencia abstrada del ser. En realidad, esta esencia no existe, porque pudese concebir la esencia de un ser, pero nunca la esencia del ser () Como deca Santo Toms, todo ens es un habens esse, y a menos que su esse no vaya incluido en el conocimiento que de l tenemos, no es ya un ens que conozcamos, sino una forma vaca que no retiene del ser sino la posibilidad de existir. Si esta forma no es la de tal ser determinado, sino del ser en general, su conocimiento implica necesariamente la de la existencia en general. El ser as concebido no es, pues, sino la ms vacua de las formas, a menos que no designe el acto ejercido por todo aquello de lo que, de un modo o de otro, se puede decir que es. En una palabra, la misma nocin de un conocimiento puramente esencial del ser es contradictoria; y como el ser exige el inmediato reconocimiento, mediante el juicio, del esse que lo incluye, su conocimiento es esencial y existencial con pleno derecho278. Todo ello presupone, claro est, que el ser no es un gnero. Hay una cierta inclinacin a pensar que el ser es el gnero supremo y todos los entes sus especies. Pero esto no es posible, ya que cuando hay relacin de gnero a especie, sta aade realmente alguna nota que el gnero no contiene. Mas
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O.c., p. 268.
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al ser, como se ha dicho, no se le puede aadir nada; las diferencias del ser tambin estaran contenidas en l, del cual seran modos diversos; por tanto, no le son ajenas. As, el ser o ente no puede ser un gnero; si lo fuera, no habra ms que un solo ser; la variedad de entes sera una ilusin de apariencia. Justamente esto es lo que sostuvo Parmnides279.
2. Todo lo anterior no significa que la entidad nos sea enteramente incognoscible. Ciertamente definir algo es aclarar su concepto o nocin, mas el hecho de que no podamos dar una definicin esencial del ente no significa de ningn modo que su ndole nos resulte absolutamente oscura. Si fuese completamente opaca a nuestra inteleccin, sera imposible la metafsica como ciencia280, que es lo que Kant afirma. Mas no es esto lo que aqu se dice. Lo nico que queda excluido del contexto tomista es todo ensayo de definicin esencial, de acotacin exhaustiva y acabada del ens qua ens en un concepto adecuado. Sin embargo, cabe cierta caracterizacin primaria de la nocin de ente como, en general, lo que es (id quod est). Toms de Aquino tambin utiliza la frmula quod esse habet281, como se ha dicho. Y como el modo de significar en los trminos responde al modo en que los conceptos aluden a las cosas reales tal como tambin se dijo al hablar de la suppositio habra que concluir que el entendimiento es capaz de atisbar con una nocin no cumplida (generalsima) el ente en cuanto ente282.
Cfr. R. JOLIVET, Tratado de Filosofa. Metafsica. Buenos Aires, 1957, pp. 182 ss. El principio de identidad y el afn de una categorizacin conceptual exhaustiva, por inercia de la tradicin esencialista y dogmtica, lleva a KANT como se vio a negar a limine el carcter cientfico de la Metafsica. 281 Cfr. SCG., I, c. 22 y S. Th., I, q. 3, a. 6. 282 Aunque no es propiamente el tema de este trabajo la discusin sobre el acceso cognoscitivo que el entendimiento humano tiene respecto del acto de ser, me parece interesante la tesis de GONZLEZ acerca del habitus principiorum: El es afirmativo que expresa lo que llega al intelecto a modo de actualidad en cada acto de inteleccin de una cosa subsistente en s misma y actualmente presente en el universo creado expresa lo que el intelecto aprehende de modo inmediato, infalible y automtico. Y este modo de aprehensin es el llamado habitud principiorum que es algo aplicable no slo al asentimiento indefectible que da el intelecto en cada acto de inteleccin del movimiento nocional judicativo tendente a alcanzar el pleno conocimiento de una cosa actualmente presente al intelecto. As pues, en la inteleccin de esa cosa, este hbito entitativo est siempre actuando porque aprehende la ratio obiecti: aquello que hace que la cosa sea objeto de inteleccin, la actualidad de la cosa, lo que causa conocimiento, lo que lleva al intelecto a afirmar automticamente lo que es como que es (Orestes J. GONZLEZ, Toms de Aquino: la aprehensin del acto de ser, Anuario Filosfico, XXII/2 (1989), pp. 156-157).
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Pero volvamos al asunto de la diferencia entre el modo real y mental de la unidad de las cosas. Ante todo hay que decir, habida cuenta de las aclaraciones precedentes, que aqu se trata de la unidad de composicin, no de la unidad de lo enteramente simple, a saber, de Dios. La unidad que encontramos en los entes que no son Dios es, valga decirlo as, de menor calibre que la absoluta unidad de simplicidad divina, en el sentido de que en ellos es la unificacin de una pluralidad de elementos, mientras que en Dios no caben partes, pues esto implicara admitir cierta potencia pasiva en Dios, lo cual es imposible, pues Dios, en caso de que sea, es acto puro, como veremos. Lo nico que excluye la unidad de composicin, propia de los entes finitos, es la divisin interna283; pero ello no quiere decir que tengan que estar desprovistos de organizacin y estructura. Lo que se requiere es que tal estructura est sistemticamente conexa, es decir, que sus partes estn unidas. Por ende, es compatible la indivisin actual del ente con la distincin real entre esencia y ser que en su seno se da. Anlogamente, es compatible la unidad mental que establece el juicio con la relacin de razn que se da entre sus extremos. En este sentido, las diferentes notas de un concepto, que aluden a aspectos, facetas o propiedades distintas de una cosa en la que se dan unidas y como formando una estructura (distintas con distincin virtual o de razn cum fundamento in re), slo pueden ser sintetizadas por el juicio. Slo ste puede darnos noticia cabal de que a un mismo existente corresponden varias notas o ndoles conceptualmente diversas o, en el caso del juicio de existencia, que a una esencia le acontece ser. Por tanto, el modo mental de la unidad tiene lugar, obviamente, en el intelecto, mas no en todas sus operaciones, sino slo en la judicativa. Gilson lo expresa diciendo: Juzgar es decir que un concepto es lo que expresa: o bien un ser, o bien una determinacin de un ser. Los juicios afirman siempre que ciertas esencias estn unidas o separadas de la existencia, porque en el pensamiento unen a la esencia lo que est unido en la realidad o separan lo que est separado; y lo que as
Unum non importat rationem perfectionis, sed indivisionis tantum, quae unicuique rei competit secundum suam essentiam. Simplicium autem essentiae sunt indivisae et actu et potentia: compositorum vero essentiae sunt indivisae secundum actum tantum. Et ideo oportet quod quaelibet res sit una per suam essentiam (S. Th., I, q. 6, a. 3, ad 1m). Vid. tambin q. 11, a. 4, ad 3m.
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unen o separan es siempre la existencia, ya cmo es la esencia o bien el hecho de que es. En este ltimo caso, que es el del juicio de existencia, el acto de conocimiento repite exactamente el acto existencial de la cosa conocida. Si digo: x es, la esencia de x ejerce, en mi juicio, el mismo acto de existir que ejerce en la esencia x. Si digo: x no es, separo mentalmente la esencia x de la existencia actual, porque la existencia no pertenece realmente a x. Por eso, mientras que la abstraccin puede legtimamente concebir aparte lo que es uno en la realidad, el juicio no puede legtimamente separarlo de ella. Si lo hace as, traiciona su funcin, porque la abstraccin est ah para separar provisionalmente de sus todos ciertas partes que les pertenecen, mientras que el juicio reintegra las partes a sus todos correspondientes. Un juicio es verdadero cuando es normal, y los juicios son normales cuando lo que unen est unido en la realidad, o cuando lo que separan est realmente separado. As el conocimiento abstracto refirese a sola la esencia, pero el juicio se refiere a la existencia, es decir, a la realidad284. En efecto, el concepto es intencional in recto slo con respecto a la esencia sea sta especfica, sea individual de las cosas materiales285: se llama universal porque incluye los rasgos comunes a una pluralidad en virtud de la abstraccin; slo nos da noticia de lo que (quid sit) son las cosas, pero no de si son (an sit)286. De suyo, ninguna esencia finita incluye una exigencia ad existendum; por tanto, ningn concepto, como tal, puede dar noticia de la efectividad del ser extramental287; de ah, tambin, la imposibilidad de dar una definicin cabal del ens qua ens en la lnea de la esencia pensada, tal como se advirti antes. El intento de pensar el ser debido a la inercia natural que ejerce el principio de identidad sobre nuestro modus cogitandi deviene habitualmente en concebirlo como un algo, un quid, perdindolo as
El ser y la esencia, pp. 266-267. Intellectus humani, qui est coniunctus corpori, proprium obiectum est quidditas sive natura in materia corporali existens (S. Th., I, q. 84, a. 7). 286 TOMS DE AQUINO lo explica del siguiente modo: Ens autem non ponitur in definitione creaturae, quia nec est genus nec differentia; unde participatur sicut aliquid non existens de essentia rei; et ideo alia quaestio est an est et quid est (Quodl., II, q. 2, a. 1). 287 Este es el fondo de la refutacin tomista del argumento ontolgico: Si igitur ipsum esse rei sit aliud ab eius essentia, necesse est quod esse illius rei vel sit causatum ab aliquo exteriori vel a principiis essentialibus eiusdem rei (S. Th., I, q. 3, a. 4, resp).
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totalmente288. Renunciar a ese intento reviste, en metafsica, una necesidad heurstica y doctrinal constitutiva. A propsito de la incomplexin metafsica de la esencia abstracta afirma Gilson: Las ontologas de la esencia no solamente incurren en el error de ignorar el papel de la existencia, sino que se equivocan tambin acerca de la naturaleza de la esencia. Tales ontologas olvidan sencillamente que la esencia es siempre la esencia de un ser, que el concepto de la esencia sola no expresa todo entero. Hay, en el sujeto que cada esencia designa, un elemento metafsico que trasciende a la esencia misma. Lo que equivale a decir que la realidad correspondiente al concepto contiene siempre, adems de su definicin abstracta, el acto de existir que, trascendiendo a la vez a la esencia y a su representacin conceptual, no puede ser alcanzado sino por el juicio. La funcin propia del juicio es expresar la existencia, y por eso el juicio es un modo de conocimiento distinto de la abstraccin conceptual, y superior289. Ahondando en esta virtualidad metafsica del juicio, contina Gilson, a rengln seguido, acerca de la incapacidad del concepto para representar la integridad de lo real. Por estas palabras se ha de entender en primer trmino, que juzgar no es nunca abstraer, y que abstraer no es juzgar. En cuanto es el resultado de una abstraccin, la esencia es una parte separada de la realidad concreta de donde se la abstrae. El error fundamental de los metafsicos de la esencia es el tomar la parte por el todo, y el especular sobre la esencia como si sta fuera el ser. Las esencias no deberan jams ser concebidas como objetos ltimos del conocimiento intelectual, porque su misma naturaleza las coloca o sumerge en el ser real concreto. Abstradas del ser, piden reintegrarlo. La abstraccin intelectual no tiene como fin afirmar las esencias en el pensamiento como puras presentaciones completas y suficientes en s mismas. Nosotros no abstraemos las esencias con miras a conocer esencias, sino para conocer los seres a que pertenecen. Cmo podramos conocer esos seres sin sus esencias? Para cada uno de ellos la esencia es lo que l es. Pero, cmo sabramos que esas esencias son seres, si de ellas no pudiramos decir que son? A menos, pues, de ser una especulacin abstracta
Represe en la categorizacin de la esencia y la existencia como duae res seu entitates distinctae en SUREZ (cfr. Disputationes Metaphysicae, XXXI, sect. 6, n. 1), tpica del esencialismo. 289 O.c., p. 266.
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sobre puros posibles, el conocimiento filosfico debe devolver y poner las esencias en la existencia real mediante el juicio290. Por otra parte, hay una razn ms por la que el concepto alude a la esencia y no al ente completo. Aristteles defini el concepto como la inteleccin de los indivisibles291, y a la operacin intelectual correspondiente, de la cual es fruto, la Escolstica coincide en poner el nombre de simplex apprehensio, por ser la primera y ms sencilla funcin del entendimiento y por tener como objeto algo simple. Es as que la esencia es ms simple que el ente, luego del ente, la simple aprehensin slo puede captar la esencia. Esto es lo que expresamente afirma Toms de Aquino292. Hay que hacer aqu, no obstante, una aclaracin. Afirma Milln-Puelles que aunque el concepto del ente nos muestra una estructura bipolar, es, sin embargo, el ms simple de nuestros conceptos. Slo de un modo aparente contina son ms simples que l las nociones de esencia y existencia, porque () lo ms que cabe es destacar o acentuar una de ellas, sin que la otra deje de estar connotada293. Para aclarar esto me parece que es indispensable reparar en el doble sentido del carcter que hemos llamado co-principialidad, y para ello es menester hacerse cargo de que, aunque haya cierta correspondencia entre ellas, la distincin entre esencia y existencia no es exactamente equivalente a la de ens nominaliter sumptum y ens participialiter sumptum. En efecto, en el mismo lugar recuerda Milln-Puelles que la estructura bipolar de esencia y existencia es meramente lgica no real, no ontolgica en el nico caso de la realidad simplicsima de Dios; en todos los dems casos, es tambin una estructura ontolgica294. Ello quiere decir que entre las partes (ms bien principios) estructurantes hay una distincin real, as como entre stas y el ente mismo por ellas estructurado. Sin embargo, el ens nominaliter sumptum y el ens participialiter (verbaliter) sumptum son uno y el mismo ente desde el punto de vista ontolgico o real-extramental. La acepcin nominal slo destaca del ente una particular relacin con la esencia sin
Ibdem. Cfr. De anima, III, c. 6, 430 a 26. Esto no significa que los conceptos hayan de carecer de estructura. Lo nico que se excluye es que el concepto, que de suyo siempre tiene una cierta estructura lo que se suelen llamar las notas conceptuales e incluso el concepto complejo, tenga que estar formado, a su vez, por la suma de otros conceptos varios. 292 Apprehensio quidditatis simplicis respicit quidditatem rei; compositio vel divisio propositionis respicit esse ipsius (In I Sent., d. 19, q. 5, a. 1, ad 7m). Y, en otro lugar: Prima quidem operatio respicit ipsam naturam rei Secunda operatio respicit ipsum esse rei (In De Trin., lect. II, q. 1, a. 3, resp). 293 Lxico Filosfico, p. 239. 294 Ibdem.
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evitar, ciertamente, la existencia que se le supone implcita; mientras que en la acepcin verbal se seala el acto de ser, si bien tampoco se niega, por supuesto, que la existencia sea la actualizacin de una esencia295. Por decirlo de otra manera, el ente tomado como nombre explicita o denota la potencia esencial, mientras que usado como verbo denota el acto existencial, mas sin dejar en ambos casos de connotar respectivamente su contrapolo. La distincin entre ens nominaliter sumptum y ens verbaliter sumptum no es, por tanto, real sino lgica, como la que se da entre lo implcito en un caso y explcito en otro, que es segn este filsofo espaol la distincin ms subjetiva posible, si se excepta la que se puede hacer entre el predicado y el sujeto de una pura tautologa296. Queremos sealar con esto, de una parte, que, aunque realmente distintas, la esencia y la existencia no son separables o mutuamente aislables ms que para sealar lgicamente su peculiar modo de dar lugar al mismo ente; y, de otra, que por ser realmente distintos entre s estos dos principios y realmente distintos del ente por ellos principiado, tambin lo es el modo en que lo causan, a saber, la esencia como causa material y la existencia como causa formal; la una como lo determinable y la otra como lo que la determina. Esta doble caracterstica es la que delimita ms adecuadamente la ndole de co-principio metafsico. Por ello me parece justo sealar como hace Milln-Puelles que la nocin ms simple es la de ente (y tambin por esto la ms universal) precisamente en la medida en que sus co-principios reales no son aislables. Pero tambin hay que matizar que esta nocin de ente que es la ms simple de todas es la de ente tomado en su acepcin nominal, pues en su acepcin participial alude a una estructura real irreductible que incluso tambin se manifiesta gramaticalmente, en la dualidad partitiva de un algo y un que es, como se ha visto repetidamente. Si bien es cierto que en el participio el sujeto es lo que toma parte en la accin verbal y el verbo es lo ejercido por ese
En cuanto nombre, denota el ente la esencia, connotando, no obstante, la existencia (efectiva o posible). Y, en tanto que participio, denota, en cambio, la efectiva existencia, pero sin dejar de connotar la esencia. Se trata de algo comparable a lo que ocurre con la palabra estudiante es el ejemplo que se suele poner. Como nombre se aplica a alguien a quien compete estudiar, aunque no est estudiando, mientras que como participio se la usa para destacar o subrayar el efectivo acto del estudio, aunque sin dejar de connotar en l un sujeto que lo realiza. Lo mismo puede ocurrir, por poner otro ejemplo, con la voz cognoscente. No siempre el cognoscente est ejerciendo el acto de conocer, pero no cabra llamarle de ese modo si estuviese privado de la respectiva aptitud. De un modo similar, se llama ente, tomando esta palabra como nombre, a lo que tiene aptitud para existir, aunque de hecho no exista, mientras que, usado como participio, ente denota slo lo que existe, y justo en tanto que existe (ibid., pp. 239240). 296 Ibid., p. 49.
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sujeto de tal forma que, insisto, no se puede concebir el uno sin el otro, tambin hay que decir que para el participio ente no es lo mismo, ontolgicamente, ser sujeto susceptible del ser que estarlo ejerciendo actualmente. Por tanto, aunque la esencia y la existencia no sean ms simples, como nociones, que la de ente, como principios reales s lo son. Desde este punto de vista y habida cuenta de las aclaraciones precedentes, creo que es correcta mi anterior afirmacin de que la esencia es ms simple que el ente (no como nocin sino como principio real) y que se puede decir con verdad que el trmino intencional adecuado del concepto, que procede de la operacin intelectual que llamamos simple aprehensin, es la esencia y no el ente completo, independientemente de que nosotros concibamos connotativamente que esa esencia lo es de un ente que existe o puede existir. Esta es la razn por la que al concepto tambin se le llama esencia vicaria y por la que ste no puede dar cuenta cabal de la existencia concreta de los entes corpreos y singulares (res sensibilis visibilis) tal como puede hacerlo la intuicin sensible297. En mi opinin, no en otro sentido que ste cabe interpretar la afirmacin de Toms de Aquino: Apprehensio quidditatis simplicis respicit quidditatem rei.
La opinin de SUREZ es que el entendimiento conoce directamente los singulares. Por el contrario, segn TOMS DE AQUINO no es posible una aprehensin directa de la res individualis vel singularia por parte del entendimiento: Quod singulare in rebus materialibus intellectus noster directe et primo cognoscere non potest. Cuius ratio est, quia principium singularitatis in rebus materialibus est materia individualis: intellectus autem noster intelligit abstrahendo speciem intelligibilem ab hiusmodi materia. Quod autem a materia individuali abstrahitur est universale. Unde intellectus noster directe non est cognoscitivus nisi universalium (S. Th., I, q. 86, a. 1, resp). El entendimiento slo puede conocer lo individual mediante su reversin posterior a la imagen sensible (conversio ad phantasmata): Homo cognoscit singularia per imaginationem et sensum, et ideo potest applicare universalem cognitionem quae est in intellectu, ad particulare: non, enim, proprie loquendo, sensus aut intellectus cognoscunt, sed homo per utrumque (De Ver., q. 2, a. 6, ad 3m).
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Solamente el entendimiento en su funcin judicativa puede dar cuenta del ens qua ens: secunda operatio respicit ipsum esse rei. Al concepto le conviene la predicabilidad, la condicin de ser susceptible de determinacin lgica; pero es el juicio el que actualiza esa predicabilidad del concepto, uniendo (afirmacin) o separando (negacin) el concepto que hace de sujeto y el concepto que hace de predicado. En el juicio se efecta, se da de hecho, la predicacin; en el concepto, solamente la predicabilidad. Ello no quiere decir que el juicio capte un nuevo ser adems de los seres expresados en los conceptos que sintetiza. Ciertamente en cada concepto se da, aparte de una serie de notas especficas, genricas o individuales, la componibilidad con otros conceptos. Pero tal composibilidad yace en l de modo implcito y slo es explcita por la unin o disyuncin que lleva efectivamente a cabo el juicio. Por esto el juicio va cognoscitivamente ms lejos que el concepto, si bien es clara la continuidad entre ambos. Como dice Gilson: No hay conceptos sin juicio, ni juicio sin conceptos298. Mas ese plus cognoscitivo no es cuantitativo sino cualitativo. As lo explica Milln-Puelles: Lo pensado de un modo explcito no se identifica formalmente con lo que slo de un modo implcito es pensado. Ambos son una misma realidad, pero en cada caso sta es pensada de una manera distinta () El trnsito de lo implcito a lo explcito es conceptualmente una ganancia: un progreso conceptual. Lo que as se consigue no es la captacin de un nuevo ser, sino una perspectiva diferente de lo mismo que ya antes se capt. El progreso o la ganancia que se logra mediante la nueva perspectiva es exclusivamente subjetivo, mas no por ello ilusorio. No conocemos
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ms ser; pero ese mismo ser que conocemos, lo conocemos mejor299. De ah que el juicio sea ms perfecto que el concepto y, por tanto, que tenga mayor connaturalidad o afinidad con el acto de ser. Solamente en el juicio est connotada la percepcin oblicua de la estructura ontolgica radical. La razn que hemos visto resulta clara: slo en el juicio se puede hablar de composicin, de una sntesis de la bipolaridad sujeto-predicado. El predicado (determinans) y el sujeto (determinatum), siendo lgicamente distintos, en la realidad se dan separados o unidos. Precisamente en el juicio se refleja (si es verdadero) esa unin o disyuncin.El predicado determina al sujeto en el juicio. De modo anlogo, pueden darse dos casos in re: en primer lugar, que una forma accidental determine a una sustancia; en segundo lugar, que el ser (esse) actualice a una esencia quedando, en la misma medida, restringido a ser tal ente. Esta duplicidad de posibilidades en la unidad real de un determinans con un determinatum, tambin queda patente en la distincin entre juicio predicativo y juicio existencial. En efecto, el primer caso de unidad real la de sustancia y accidente se corresponde perfectamente en el nivel lgico con el enunciado300 de tercero adyacente y el caso de la unidad real de esencia y acto de ser301 en el ente, con el enunciado de segundo adyacente. En el enunciado predicativo (tertio adiecto), algo se atribuye a algo; por ejemplo, la esencia blanco a la esencia caballo302; en el enunciado existencial (secundo
Lxico Filosfico, pp. 49-50. Los lgicos antiguos llamaban enunciado (los modernos proposicin) a la expresin verbal (estructura superficial) de la operacin intelectual de juzgar. 301 Unidad de composicin, o sea, unidad que supone la distincin real entre los componentes. 302 Es incorrecta la contraposicin vulgar entre lo esencial y lo accidental, pues tambin los accidentes tienen esencia, ya que de lo contrario no seran modos de ser (en otro como en su sujeto). Y es justamente esto lo que se significa cuando se dice que los accidentes son predicamentos, categoras o universales materiales in essendo. Por ello es menester distinguir el accidente del ente per accidens. El accidente tiene, a su modo, esencia y, por consiguiente, es, paradjicamente, ente per se. Vase el siguiente texto de TOMS DE AQUINO: Ens dicitur quoddam secundum se et quoddam secundum accidens. Sciendum tamen est quod illa divisio entis non est eadem cum illa divisione qua dividitur ens in substantia et accidens. Quod ex hoc patet, quia ipse postmodum, ens secundum se dividit in decem praedicamenta, quorum novem sunt de genere accidentis. Ens igitur dividitur in substantiam et accidens, secundum absolutam entis considerationem, sicut ipsa albedo in se considerata dicitur accidens et homo substantia. Sed ens secundum accidens prout hic sumitur; oportet accipi per comparationem accidentis ad substantiam. Quae quidem comparatio significatur hoc verbo, Est, cum dicitur, homo est albus. Unde hoc totum, homo est albus, est ens per accidens. Unde patet quod divisio entis secundum se et secundum accidens, attenditur secundum quod aliquid praedicatur de aliquo per se vel per accidens. Divisio vero in
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adiecto), a una esencia se le atribuye o niega el ser: ese caballo es (o existe), o no303. Otra distincin que se hace en Lgica es la que se da entre la materia y la forma del juicio. La materia est constituida por las quididades que el juicio une o separa, mientras que la forma es el acto lgico mismo de unirlas o separarlas, mediante el verbo ser explcito o implcito. Aqu se advierte nuevamente cmo el ser slo puede encontrarlo la inteligencia en su funcin asertiva, distinta y cognoscitivamente superior si bien lgicamente posterior a la simple aprehensin de los conceptos constitutivos de la materia del enunciado304. Mas no hay que olvidar precisamente esto ltimo, es decir, que no se puede juzgar sin previamente concebir, que todo juicio presupone como su materia ex qua unos conceptos. De ah, tambin en nuestro caso, la inseparabilidad que no indistincin entre uno y otro y, en consecuencia, entre la esencia y el ser. Como advierte Gilson: Lo que primero se nos ofrece es cierta percepcin sensible, cuyo objeto es inmediatamente conocido como una cosa, o como un ser, y esta aprehensin directa por un sujeto que conoce comporta una doble, pero simultnea operacin, por la que aprehende lo que este ser es y juzga que es. Esta instantnea recomposicin de la existencia de un objeto dado con su esencia no
substantiam et accidens attenditur secundum hoc quod aliquid in natura sua est vel substantia vel accidens (In V Metaph., lect. 17, n. 885). 303 Circa ens autem consideratur ipsum esse quasi quoddam commune et indeterminatum; quod quidem dupliciter determinatur; uno modo ex parte subiecti, quod esse habet; secundo modo, ex parte praedicati, utpote cum dicimus de homine vel de quacumque alia re, non quidem quod sit simpliciter, sed quod sit aliquid, puta album vel nigrum () Est autem participare, quasi partem capere; et ideo quando aliquid particulariter recipit id quod ad alterum pertinet universaliter, dicitur participare illud; sicut homo dicitur participare animal; Socrates, hominem; subiectum, accidentis; materia, formam; ar, lucem solis () Sed ex hoc aliquid est, quod suscipit ipsum esse () Unde relinquitur quod id quod est, aliquid possit participare; ipsum autem esse non possit aliquid participare () Quia tamen quaelibet forma est determinativa ipsius esse, nulla earum est ipsum esse, sed est habens esse (In De hebd., lect. II, nn. 21, 24 y 33). 304 Hay que aclarar que aqu estamos hablando de la inteligencia, no necesariamente cientfico-metafsica, pero s temtica y refleja. Hay, ciertamente, una ms original aprehensin del acto de ser, ms inmediata pero atemtica, que es la que se verifica por virtud del habitus principiorum. Esta interaccin de la actualidad de las cosas con el intelecto se recibe como una sutil aprehensin en el habitus principiorum, pero el valor unificante de la ratio objecti no lo da el habitus principiorum, lo da la actualidad misma de las cosas de la naturaleza: son todas entes en acto (O. J. GONZLEZ, o.c., p. 159).
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es otra cosa que dar por objetiva la estructura metafsica de este objeto, no habiendo otra diferencia que sta: que en vez de ser simplemente aprehendido por la experiencia sensible, desde ahora es intelectualmente conocido305. As, todo conocimiento de algo real es simultneamente aprehensin de una esencia y juicio sobre su existencia.
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La contextura trascendental del ente tambin se nos hace patente si examinamos la tercera operacin del entendimiento, a saber, la argumentacin o discurso racional. En efecto, no es posible que el entendimiento en su funcin discursiva pueda, en una sola y misma operacin, demostrar que una cosa es lo que es y que tal cosa existe, como sostiene Toms de Aquino306. Otra evidencia la tenemos al distinguir entre mostrar y demostrar un hecho. Como explica Milln-Puelles, la mostracin de un hecho consiste en la prueba que se refiere nicamente a su existencia, mientras que la demostracin es, en cambio, la prueba que se refiere a su necesidad esencial307. Ciertamente la necesidad puede ser esencial o existencial; es decir, en general cabe que algo sea necesariamente de un modo o de otro (necesidad esencial) o que sea o no sea en absoluto (necesidad existencial). Por otro lado, cabe mostrar que a algo le compete esencialmente tener o carecer de cierta propiedad o caracterstica, y cabe an demostrar la existencia de algo. Pero si ese algo es un hecho, su mostracin es una prueba existencial y su demostracin una prueba esencial. Hay que resear tambin la distincin que hace la Lgica clsica entre demostracin quia y demostracin propter quid. Cabe llamarlas, explica Milln-Puelles, existencial a la una y esencial a la otra. En la lgica clsica se dice que la primera es la prueba de una existencia y que la segunda es la prueba de que algo posee una determinada propiedad (la cual es demostrada haciendo ver que resulta del quid de un sujeto). Al hablar de
Non est ergo possibilis quod eadem demonstrationem demonstret aliquis quid est et quia est (In II Anal. Post., lect. 6 n. 3). 307 Cfr. Lxico Filosfico, p. 206.
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este modo, no se hace una expresa referencia a ninguna clase de necesidades, pero implcitamente se las est admitiendo, ya que las pruebas de las que se trata son demostraciones, y toda demostracin es una manera de probar alguna necesidad mediatamente evidente. As, las demostraciones de la existencia de Dios constituyen las pruebas de la necesidad de que Dios exista (o, equivalentemente, de la imposibilidad de la no-existencia de Dios). Y, por su parte, las demostraciones esenciales son las pruebas de la necesidad de que se d en algn sujeto alguna propiedad determinada y, aunque sta no es la esencia del respectivo sujeto, tiene, no obstante, en ella la razn de su darse en l (y, por cierto, de un modo necesario)308. En resumen, podemos concluir este excurso lgico considerando que la estructura misma de nuestro entendimiento y de cada una de sus operaciones lgicas responde fielmente a la constitucin metafsica de la realidad extramental. Esta consideracin es recogida explcitamente por Toms de Aquino309. Como dice este filsofo, aquello que nuestro entendimiento conoce de modo claro y primario y aquello en lo que todo conocimiento se resuelve, en ltima instancia, es el ente310. Puesto que el ente incluye su propio esse, todo conocimiento real viene a resolverse en la composicin de una esencia con su propio actus essendi.
Ibid., p. 214. Cum in re duo sint, quidditas rei et esse eius, his duobus respondet duplex operatio intellectus. Una quae dicitur a philosophis formatio, quae apprehendit quidditates rerum, quae etiam dicitur indivisibilium intelligentia. Alia comprehendit esse rei, componendo affirmationem, quia etiam esse rei ex materia et forma compositae, consistit in quadam compositione formae ad materiam vel accidentis ad subiectum (In I Sent., d. 38, q. 1, a. 3). 310 Cfr. De ver., q. 1, a. 1, resp.
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A lo largo de esta investigacin se ha abundado sobradamente en la idea de que el anlisis metafsico del ente descubre en l la esencia y el ser como sus principios constitutivos; que estos se distinguen realmente en su seno y, por tanto, que el ente que de ellos resulta es un hbrido real y en l tales principios de composicin desempean el papel de la potencia y del acto312. El producto resultante de la sntesis del acto y la potencia en el ens qua ens es el ente finito. Tal ente es as completo en la realidad extramental, si bien sus principios fundan una unidad de composicin. En realidad, uno y ente son idnticos (ens et unum convertuntur) y, por ello, la unidad peculiar del ente finito que no es unidad de simplicidad tiene el mismo fundamento que el ente de quien es propia, a saber, el actus essendi313. Lo especfico de la unidad de composicin es que sus partes integrales (co-principios metafsicos, en nuestro caso) estn unidos de facto o per accidens. En todo compuesto donde las partes son realmente diversas, en efecto, stas estn unidas de hecho314. Ello quiere decir que no estn unidas
Este neologismo (efectualidad) significa la ndole de efecto. Inicialmente haba pensado en efectividad (LLANO), pero este trmino puede significar tanto lo que surte efecto (causa) como la ndole propia de lo que es real (efectivo). Pero aqu slo me interesa estudiar el carcter metafsico comn a todas las categoras de realidad, prescindiendo de que algunas de ellas incluyan entes que, en cierto sentido, tambin son causas. 312 Vid. SCG., I, c. 22. 313 Omnis res in qua est aliud essentia et aliud esse, est composita (ibid., II, c. 22). 314 Hoc est contra rationem facti, quod essentia rei sit ipsum esse eius (S. Th., I, q. 7, a. 2, ad 1m).
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por virtud de un requerimiento esencial sino por otra razn, ajena a las mismas partes y al propio hbrido, de suerte que el producto resultante de la unin de las partes diversas el compositum mismo, siendo una unidad armnica (un cosmos), es tambin un efecto (ex-factum)315 que, como tal, exige tener una causa eficiente, en virtud del principio de no contradiccin. Esto tambin puede expresarse diciendo que el estatuto ontolgico peculiar del ente finito es el de un ens per accidens, es decir, el de algo que es ente o, lo que es lo mismo, que tiene ser en razn de algo extrnseco a su esencia. En una palabra, todo ente es, en un sentido ontolgico primario y fundamental, per accidens, en la misma medida en que es causado. Ello significa que tiene el ser no por derecho propio (sui iuris) sino en tanto que lo tiene recibido, o sea, en la medida en que lo tiene sin serlo. La conexin expresada por el tener es mucho ms dbil que la intimidad que refleja el ser (como cpula), de suerte que la primera constituye una relacin (diversidad de trminos) real mientras que la segunda establece una mera relacin de razn. La habitud en la que consiste la relacin ser-tenido-por identifica al ente finito como habens esse a diferencia del Ipsum Esse subsistens. A este ltimo compete el, valga decirlo, ser-sido, en tanto que al acto de ser de un ente finito le acontece (accidit) el sertenido o posedo por ste. En tal sentido y slo en l puede decirse que el ente finito es ente per accidens, a saber, segn la descripcin de MillnPuelles, lo que un ente es, o lo que es un ente, por algo extrnseco a su esencia316. Todo ente finito, es decir, trascendentalmente compuesto de esencia y ser es, en este sentido, un ente per accidens: la ndole de ente no la tiene en virtud de sus principios esenciales, pues, de lo contrario, no la tendra simplemente, la sera. Como veamos, ni la materia ni la forma ninguna forma, por muy perfecta que pueda concebirse ni, en general, ninguna esencia tiene en s misma su propia razn de ser. Nada hay en la esencia de los entes que les obligue a ser extramentalmente. No hay en ellos ninguna exigentia ad existendum317. Mas resulta que algunos son; luego si no pueden
Afirma N. DEL PRADO: De ratione causati est, quod in eo aliud sit esse et aliud essentia eius sive subiectum essendi () Sed ubi non differt esse et id quod est, ibi non est aliud esse et aliud essentia sive subiectum essendi () Ergo aut in omnibus rebus creatis differt esse et id quod est, aut nulla res est creata (o.c., I, c. 6, pp. 41-43). 316 Apud LLANO, o.c., pp. 155 ss. 317 Si bien la atribucin del acto de ser a la esencia es meramente per accidens, no se puede decir, en rigor, lo mismo de la atribucin del acto de ser a la sustancia como supuesto. Esta ltima est per se. De ah la distincin clsica, advertida repetidamente por TOMS DE AQUINO, entre naturaleza y supuesto o individuo, y la conveniencia de distinguir tambin, en el lenguaje filosfico, entre esencia y sustancia. N. DEL PRADO explica que el ser, aunque no pertenece a la ndole del supuesto, como tampoco
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ser en fuerza de su propia virtud esencial o capacidad, han de ser por otro. Necesariamente tiene que haber sido causados, es decir, haber recibido su ser de otro318. En ello consiste el carcter de la contingencia. Desde el punto de vista del accidente predicable, la coincidencia, explica Llano, en la que como indica la propia voz symbebeks el ens per accidens consiste, se establece, o al menos se revela, en una predicacin que desde el punto de vista modal es contingente, porque puede ser verdadera o falsa. El ens per se, en cambio, existe por derecho propio en la naturaleza de las cosas y se expresa en una proposicin necesaria. Como en esta divisin se atiende al modo de predicar y no directamente al modo de ser, la necesidad en cuestin es de dicto y no de re319.
a la de la naturaleza, se atribuye a aqul y no a sta. Por ello el supuesto en las criaturas no es enteramente lo mismo que la naturaleza, aunque sta se individe por s misma, de suerte que la naturaleza difiere realmente del supuesto en las criaturas: Ipsum autem esse in creatis non est de ratione suppositi, sicut non est de ratione naturae; attamen esse et alia quaedam ad suppositum pertinent et attribuuntur supposito, et non naturae. Propter quod suppositum in creatis non est omnino idem cum natura, etiamsi natura per seipsam individuetur. Et sic in creaturis essentia realiter differt a supposito (o.c., I, c. 1, p. 14). La atribucin del acto de ser al supuesto es, por tanto, una predicacin necesaria, aunque esta necesidad sea relativa (ab alio) y condicionada: supuesto el individuo, se dice que le compete ser de modo necesario para que sea tal individuo. Por ello, afirma el Doctor de Aquino, que el ser es complemento de la sustancia existente (complementum substantiae existentis). En definitiva, el habens esse no conlleva ninguna exigencia ad existendum tomando el ente in linea essentiae, en el sentido de la esencia. Pero hay que notar tambin que el ente individual, aunque no implica el ser de modo absolutamente necesario, en cierta manera lo supone. En este sentido afirma DEL PRADO que el ser es aquello por lo que todas las cosas se denominan entes, por lo que formalmente son y por lo que son entes en acto, cabiendo dos acepciones de ser en acto: comnmente se llama ente en acto a lo que existe, y propiamente a la criatura: Esse est ergo illud a quo omnia denominantur entia, et quo omnia formaliter sunt, et quo proinde omnia sunt entia in actu. Esse autem entia in actu contingit dupliciter: 1) Communiter quidem vocatur ens in actu omne quod quomodolibet extra causas suas est. 2) Proprie autem illud tantum dicitur ens in actu, cuius proprie est esse, quod scilicet est per seipsum, non quia aliquid est alicuius. Unde illis proprie convenit esse, quibus convenit fieri et creari; et illis proprie convenit fieri et creari, quibus convenit esse. Nam fieri est via ad esse rei; etenim tam factionis quam creationis terminus est esse (ibid., p. 11). 318 Non autem potest esse quod ipsum esse sit causatum ab ipsa forma vel quidditate rei, dico sicut a causa efficiente; quia sic aliqua res esse causa sui ipsius, et aliqua res seipsam in esse produceret, quod est impossibile. Ergo oportet quod omnis talis res, cuius est aliud quam natura sua, habet esse ab alio (Op. De ente et essentia, c. IV). 319 Cfr. LLANO, o.c., p. 159. Advirtamos, de pasada, esta otra interesante observacin: Declinamos el ente en diversos sentidos para plegarnos a la realidad, en la que el ente no es un bloque monoltico ni absolutamente necesario. Aqu no se trata slo ni principalmente de que las formas esenciales de la mayor parte de las cosas nos sean desconocidas, es que las realidades mundanales no estn completamente determinadas por las formas esenciales de las cosas: no son slo lo que esencialmente son y, por eso
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La formulacin de Toms de Aquino es tambin clara en otro lugar: si el ser de las cosas es distinto de su esencia, ste, o bien tiene que haber sido causado por algo externo, o bien tiene que proceder necesariamente de los principios esenciales de la cosa misma. Mas esto ltimo es imposible, ya que nada puede ser causa de s mismo (causa sui) en el terreno ontolgico, es decir, nada tiene en s mismo su propia ratio essendi. Si algo tiene ser distinto de su propia esencia, necesariamente lo tiene recibido de otro320. Queda as establecido el principio general de que todo lo que es compuesto, en alguna medida es causado: Omne compositum causam habet321. En alguna medida, digo, pues los principios esenciales de las cosas ejercen una cierta causalidad material, ya que el ser es recibido en ellos, si bien esta causalidad es interna e insuficiente para explicar su mismo ser extramental. Est fuera de duda que la causa a la que se refiere la mencionada frmula es una causa externa o trascendente. En efecto, dice Toms de Aquino que el ser no es causado solamente por los principios esenciales, aunque resulta de ellos322. Afirma tambin que est quasi constituido por ellos323. Pero esto no resta un pice de universalidad al principio mencionado, pues en todo compuesto hay algo potencial y algo actual (in omni composito habet permixtionem potentiae et actus), lo cual implica devenir, limitacin, finitud, contingencia y, en definitiva, un noser-por-s-mismo. En otro lugar expone tambin el Doctor de Aquino324 que, si encontrramos alguna esencia que no est compuesta de materia y forma, esa esencia, o bien sera su mismo ser, o bien no lo sera. Si fuese su ser, no podra ser la esencia de algo finito, pues no sera compuesta y, por ello, no estara limitada por potencia alguna: sera un acto puro. Si no es su mismo
mismo, no son plenamente lo que son. Hay lo otro que el ente esencialmente determinado: hay, realmente, indeterminacin. (Admitir que hay realmente indeterminacin y determinacin nos abre hoy a una inslita cosmovisin, cuyas consecuencias habr que explorar, tanto en el mbito terico como en el prctico) (p. 164). 320 Si igitur ipsum esse rei sit aliud ab eius essentia, necesse est quod illius rei vel sit causatum ab aliquo exteriori vel a principiis essentialibus eiusdem rei. Impossibile est autem quod esse sit causatum tantum ex principiis essentialibus rei, quia nulla res sufficit quod sit sibi causa essendi, si habeat esse causatum. Oportet ergo quod illud cuius esse est aliud ab essentia sua habeat esse causatum ab alio (S. Th., I, q. 3, a. 4). 321 Ibdem. 322 Esse in re est, et est actus entis, resultans ex principiis rei sicut lucere est actus lucentis (In III Sent., d. 6, q. 2, a. 2, resp). 323 Esse enim rei quasi constituitur per principia essentiae (In IV Metaph., lect. 2, n. 558). 324 Cfr. In I Sent., d. 8, q. 5, a. 2.
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ser, es preciso que tenga su ser recibido de otro, que es precisamente lo que acontece en toda esencia creada. Aunque la esencia recibe el ser como su causa material in qua, ste no puede ser educido de ninguna manera a partir de la propia esencia finita (ex qua). Slo puede advenir a ella actualizndola, hacindola ser en virtud de una eficacia enteramente exterior, a saber, la de un tercero (no es ni la esencia ni el ser recibido en ella) que es la causa eficiente del ser del ente. En una palabra, la composicin de esencia y ser es la composicin de unos principios esenciales pasivos con otro que, incluido en la esencia, actualiza a todos los dems y a la esencia propiamente dicha, hacindola una esencia real. Tal es la posicin de Surez. Por el contrario, Toms de Aquino ve en la composicin de esencia y ser la estructura metafsica interna de la sustancia real y advierte, a la vez, la estructura essentia-esse como la composicin de la sustancia con algo que se le aade desde fuera325, y respecto de lo cual est en potencia. Por tanto, la sustancia est doblemente en potencia. En un sentido, respecto del ser que la actualiza como sustancia real y, en otro, respecto de la causa eficiente que le confiere ese ser. Dice Toms de Aquino que todo lo que no es su ser tiene el ser recibido de otro que es para l la causa de su ser y, adems, en s mismo considerado, est en potencia respecto a ese ser que recibe de otro326. Mas en este punto podra presentarse la siguiente dificultad: Cmo es posible que el ser, siendo lo ms ntimo del ente (interior et intimius), aquello por lo que el ente es y se dice ente, sea, al mismo tiempo, recibido desde fuera? Si el ser es lo que actualiza desde dentro al ens qua ens, lo enteramente inmanente de la cosa, cmo puede ser recibido? Si es lo que el ente posee de modo ms propio y radical, parece difcil pensar que es en l causado por otro; y si, por el contrario, el ser se hospeda en el ente al modo de un mero aadido, no se entiende bien entonces la primera afirmacin. Hay que subrayar que el esse est afincado en el ente de modo radical: es-en-el-ente, aunque bajo la forma de un ser-tenido-por. nsito en l, posedo y ejercido por l, el esse no es el ente mismo. La intimidad y armona de ser y ente no es identidad y confusin entre ambos. Ente y ser se componen pero no se confunden. Por ello no es contradictorio que el
Est compositio ex essentia et esse, non tamen est compositio sicut ex partibus substantiae, sed sicut ex substantia et eo quod adhaeret substantiae (Quodl., II, q. 2, a. 1). 326 Omne quod non est suum esse, oportet quod habeat esse receptum ab alio, quod est sibi causa essendi. Et ita, in se consideratum, est in potentia respectu illius esse, quod recipit ab alio (Quodl., VII, q. 3, a. 2).
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ser sea recibido y que, al mismo tiempo, sea con-tenido en el ente que lo ejerce, como su acto ms profundo y formal. Lo que sera absurdo es que el ser se diera en situacin de acto puro (perfeccin ilimitada) y, al mismo tiempo, que fuera posedo por algo que lo hubiera recibido en una capacidad limitada. Pero hasta ahora me he referido solamente al ser de los entes finitos que encontramos en la realidad a la que alcanza nuestra experiencia. Tal ser, por tanto, es el ser del ente, pero no el ente mismo, pese a que es su contenido ms radical y definitorio327. La dificultad arriba aludida se disipa entendiendo que caben dos cuestiones fundamentales sobre el ser. La primera tratara de dilucidar en qu consiste para el ente ser o, en definitiva, qu es el ser del ente. La segunda estribara en preguntar por qu el ente es o tiene ser. Tales cuestiones constituyen, a la sazn, el meollo doctrinal de los dos grandes tratados en que clsicamente se ha dividido la ciencia del ser: la Ontologa y la Teodicea o Teologa filosfica. El primero consiste en una descripcin de todo aquello que la experiencia y la razn nos dicen sobre el ser del ente. El segundo es un planteamiento tpicamente etiolgico: se trata de encontrar o investigar, tanto como d de s la luz natural, la causa del ens qua ens. En el mbito de la analtica ontolgica que es en el que nos hemos movido hasta ahora hemos procurado desarrollar una fenomenologa del ente partiendo de la nocin comn de ens ut habens esse y de ens como id quod est, siguiendo el discurso tomista en sus textos ms caractersticos. La descripcin del ente por sus principios constitutivos (esencia y esse) nos ha llevado a la centralidad metafsica del ser, acto ntimo y radical del ente. Y el carcter participial del ser del ente nos conduce ahora a un necesario planteamiento causal que, si hablamos del ser, slo puede encontrar su lugar adecuado en el dominio de la Teologa filosfica. Observa L. Clavell: La tarea de la metafsica consiste fundamentalmente en realizar en el orden natural la resolucin de todos los conocimientos en los primeros principios conocidos por la inteligencia (eso no significa que esos primeros principios dispensen del esfuerzo por conocer poco a poco lo real). Ese primer conocido, sin el cual nada puede conocer el intelecto y en el que resuelve todos los dems conocimientos es el ente. Estudiar toda la realidad per resolutionem ad ens es la tarea metafsica y as, cualquier criatura aparece como
Et ideo hoc nomen ens quod imponitur ab ipso esse, significat idem cum nomine quod imponitur ab ipsa essentia (In IV Metaph., lect. 2, n. 558).
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un habens esse, como un ente que tiene el ser por participacin y nos conduce hasta el ser por esencia que es Dios328. La cuestin ontolgica en qu consiste, para el ente, ser y la etiolgica por qu hay ser y no ms bien la nada, segn la clsica formulacin heideggeriana competen ambas a la ciencia metafsica, pues a una misma ciencia corresponde el tratar su objeto y las causas de su objeto. Heidegger, en su concepcin de la metafsica como onto-teo-loga sigue en esto, sin embargo, una vieja tradicin que se remonta a Aristteles y Platn329 y llega hasta nosotros a travs de Toms de Aquino y Francisco Surez. Por tanto, aunque se trate de preguntas distintas, ambas cuestiones responden al mismo inters intelectual y estn indisolublemente trabadas entre s. Se entiende bien, por tanto, que el mismo ser del ente que ha sido caracterizado como formalius et intimius330 sea, desde un planteamiento gentico, causado y recibido en el ente en virtud de la eficacia de otro. La razn es la que hemos visto: el ser (no en estado puro sino tal como lo encontramos en la realidad a la que tenemos acceso experiencial) se manifiesta a la inteligencia metafsica como compuesto con una esencia realmente distinta de l en el seno del ente. Como ninguno de los elementos del compuesto requiere al otro con necesidad lgica (ninguno est complicado o implicado en el otro) ni con necesidad ontolgica (debido a la contingencia del ente), el factum de que se den unidos en el ente exige la colaboracin causal de un tercero: omne compositum causam habet331. Por otro lado, hay que tener en cuenta que, as como la ndole de causado presupone la de ente imposible ser causado sin previamente ser, en cierta manera tambin la efectualidad y la causalidad son como una propiedad (veluti proprietas) del ens qua ens332, aunque en el sentido de una comparacin extrnseca: no se entiende lo mismo cuando se dice de algo que es ente y cuando se dice que es causa o efecto. No obstante, no hay ente que no sea, de alguna manera (quodam modo) causa333 o efecto, puesto
L. CLAVELL, La metafsica como instrumento de la ciencia teolgica, en Veritas et Sapientia (VII Centenario de Sto. Toms de Aquino), Pamplona, 1975. 329 ARISTTELES afirma en la Metafsica (IV, 1003 a 21; VI, 1025 b 2, etc.) que el objeto de la Filosofa Primera es el ente y, en otro lugar, la denomina Teologa o ciencia de Dios y las cosas divinas (VI, 1026 a 19). 330 Nihil est formalius aut simplicius quam esse (SCG., I, c. 23). 331 Est autem hoc de ratione causati, quod sit aliquo modo compositum, quia ad minus esse eius est aliud quam quod quid est (S. Th., I, q. 3, a. 7). 332 Unumquodque operatur in quantum est ens, eo igitur modo unicuique competit operari quo sibi competit esse (Op. De unitate intellectus contra averroistas, c. I, n. 198). 333 Esta doctrina es negada por el ocasionalismo, segn el cual slo Dios es causa, no siendo el ente creado ms que una ocasin de que esta causa acte (cfr.
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que la ndole misma de ente no ya el ente determinado es tambin causada334, por tratarse de un hbrido. En efecto, el ens qua ens tomado especificativa, no reduplicativamente tiene causa (causam habet); mas aqu no se incluye a Dios, pues no pertenece a ningn gnero ni especie de ente. Todo ente, especificativamente tomado, tiene causa. Pero Dios no la tiene porque no es un ente ms: es el que pone (Thes, tthemi), fundamenta y causa a los dems entes, como tendremos ocasin de ver. Tal es la distancia entre Dios como primer ente y todos los dems existentes, que Toms de Aquino pone en boca de Avicena que dicho primer ente no tiene esencia335. En esta lnea, algunos filsofos han pensado que, en rigor, no cabe decir que Dios sea un ente336.
MALEBRANCHE, La recherche de la vrit, VI, p. 2, c. 3). Ser es, en cierta manera, actuar, y actuar (agere) es cierto tender (tendere) hacia un fin en el que el ente acabado pueda aquietarse como en su realizacin esencial. Cfr. De Ver., q. 21, a. 2, resp., y GILSON, El ser y los filsofos, pp. 269-276. 334 Etiam ipsa entis ratio per se ac proprie causatur (F. SUREZ, Disputationes Metaphysicae, XIII). 335 (Primum Ens) quidditatem non habet (Op. De ente et essentia, c. IV). 336 Cfr. GILSON, El ser y la esencia, p. 232. Hoc enim ipsum quod est esse, non est substantia vel essentia alicuius rei in genere existentis. Alioquin oporteret quod hoc dico ens esset genus Ens autem non est genus Et propter hoc etiam Deus est suum esse non est in genere (In II Anal. Post., lect. 6, n. 4).
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Antes de entrar en el asunto de la causalidad del ser, conviene que mostremos cmo el esse supera enteramente el orden de lo categorial.
1.- Avicena
En efecto, la dificultad para entender que el ser, siendo el acto del ente en cuanto ente, es causado en l por una eficacia exterior, proviene bsicamente de la nocin aviceniana de esse ut accidens essentiae, rechazada de modo explcito por Toms de Aquino337, si bien en este punto, como es sabido, hubo de corregir el Aquinatense su propia posicin inicial, manifiestamente influida por ese autor rabe en el De ente et essentia. Avicena entiende que la autntica distincin real no es entre esencia y existencia, sino entre ser posible (ens possibile) y Ser necesario (Ens necessarium). Afirma que la existencia es extrnseca a la esencia. Si se aceptase que las esencias poseen el ser por s mismas, tampoco Dios podra haber creado nada, o entraran en l las imperfecciones y las privaciones propias de las criaturas. Por tanto, conviene que Dios agregue la existencia necesaria a las esencias meramente posibles, haciendo pasar as el ser
Substantia rei est una et ens per seipsam, et non per aliquid additum. Esse enim quamvis sit aliud ab eius essentia, non tamen est intelligendum quod sit aliquid superadditum ad modum accidentis, sed quasi constituitur per principia essentiae (In IV Metaph., lect. 2, n. 558).
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posible por s a ser necesario por otro. La existencia sera, pues, extrnseca a la esencia y agregada a sta, pues las esencias, por s mismas (sui iuris) no merecen la existencia, la cual slo les puede ser conferida por Dios, nico Ser Necesario por S. Las cosas, seres posibles por s, pasan a ser necesarias por otro en virtud de la eficacia de Dios, que no tiene otra esencia que su propia existencia. Las cosas tienen, de este modo, una esencia meramente posible y una existencia que les da el acto creador. Lo mismo sucede en el caso de la unidad. La esencia por s misma no es una ni mltiple, dice Avicena: es neutra. La unidad y la multiplicidad no entran en su constitucin metafsica; es la existencia la que la hace una o mltiple. La existencia queda, as, extrnseca a la esencia, predicndose de sta, pero sin pertenecerle necesaria y constitutivamente, aunque en el ser real, la existencia como la unidad acompaen siempre a la esencia. La distincin entre esencia y existencia es, por tanto, nocional, conceptual, no real. Por esto mismo, la existencia aparece en Avicena como un concomitante no necesario ni constitutivo de la esencia (que es lo que puede existir) y puede ser entendida como un accidente. Apoyndose en la distincin entre ser posible por s y ser necesario por otro, Avicena distingue conceptualmente entre esencia y existencia, para concluir que la existencia les es conferida a las esencias de un modo accidental, como acompandolas, pues, al ser un concomitante no necesario, la existencia es ajena a la definicin y agregada a la esencia. De todos modos, hay que insistir en que si Avicena habla de la existencia como de un accidente de la esencia, ello slo quiere significar que se trata de un accidente predicable, un concomitante no constitutivo de la esencia, pero no de un accidente predicamental, distinto del sujeto en el que se apoya338. Pues bien, Toms de Aquino tambin estara dispuesto a afirmar que la esencia es exterior y ajena sui iuris a la existencia, precisamente porque es realmente distinta de ella. Pero no considerara correcto decir que la existencia sobreviene a la esencia al modo de un aadido339. Esta
Tambin TOMS DE AQUINO insiste en este carcter no predicamental del esse: Sed sciendum est quod aliquid participatur dupliciter: uno modo quasi existens de substantia participantis, sicut genus participatur a specie. Hoc autem modo esse non participatur a creatura; id enim est de substantia (essentia) rei quod cadit in eius definitione. Ens autem non ponitur in definitione creaturae, quia nec est genus nec differentia (Quodl., II, q. 2, a. 1). 339 Sciendum est quod circa hoc Avicenna aliud sensit: Dixit enim quod unum et ens non significat substantiam rei, sed significant aliquid additum. Et de ente quidem hoc dicebat, quia in qualibet re quae habet esse ab alio, aliud est esse rei, et substantia sive essentia eius: hoc autem nomen ens, significat ipsum esse. Significat igitur (ut videtur) aliquid additum essentiae (In IV Metaph., lect. 2, n. 556).
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postura puede encontrarse en Avicena, Alfarab o Algazel340, pero no en Toms de Aquino. En efecto, segn el Doctor Anglico, el esse es otro que (aliud quid) la esencia y, por ser respecto de ella como el acto en relacin a la potencia, afirma el Aquinatense que la completa341, determina o actualiza. Pero el actus essendi no puede ser un accidente porque trasciende enteramente todo el orden predicamental: no es ninguna forma. Si el ser fuese para la sustancia primera un aadido, de la composicin de uno y otra resultara una tercera naturaleza. Por esta razn explica Del Prado el ser no puede pertenecer al gnero del accidente342. Tampoco puede decirse, en rigor, que actualiza a la esencia al modo de un accidente que es lo que sostiene concretamente Avicena, pues el ser no puede inherir en nada que le sea ontolgicamente previo: nada hay previo (y, por ende, ajeno) al ser, excepto el no-ser, que no es nada. Es cierto que el Doctor de Aquino afirma que el ser sigue a la forma, pero aclara que no como el efecto se sigue de la causa eficiente343. El esse es consecuente con la forma de la esencia en el sentido de que constituye con ella un solo ente concreto. Ciertamente la actualiza y determina, pero tambin es en algn modo determinado y restringido por ella en tanto que en ella es recibido y todo lo que se recibe es recibido segn el modo del recipiente. Mas esto no significa que el actus essendi sea un puro complemento predicamental de la forma. Aunque el papel del esse sea anlogo al de la forma (a saber, actualizar), el primero es ontolgicamente ms relevante y decisivo que el segundo (su condicin misma de posibilidad, en la medida en que no se puede ser de uno u otro modo (tener un determinado modus essendi) sin primera y fundamentalmente ser (en el sentido de existir, tener el actus essendi). Si bien cabra una leve comparacin extrnseca entre el esse y la forma, la distancia entre uno y otra es mucho mayor que su semejanza. El ser no es un accidente para la esencia desde el momento en que le hace ser en el seno del ente (no flaco servicio le presta, en efecto) y
Cfr. D. SALIBA, Etude sur la mtaphysique d'Avicenne. Pars, 1926, y M. CRUZ HERNANDEZ, La Metafsica de Avicena. Granada, 1949. 341 Ipsum esse est complementum substantiae existentis, unumquodque enim actu per quod habet esse (SCG., II, c. 53). 342 Praeterea, ex compositione substantiae et esse non resultat tertia natura, sed substantia completa in linea entis et participans esse et sub esse suo stans. Attamen esse substantiae non est in genere accidentis, cum sit actus essentiae substantialis (o.c., p. 22). 343 Esse comparatur ad formam sicut per se consequens ipsam, non autem sicut effectus ad virtutem agentis (Q. De anima, a. 14, ad 4m). Vid. tambin In De Trin., lect. II, q. 1, a. 4, ad 4m.
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desde el momento en que no es una forma, mientras que el accidente s lo es (forma accidental). El ser es formal, en el sentido que hemos visto: actualiza a la esencia, la determina a ser (aunque tambin es determinado por ella), pero no es una forma. No es una categora concreta de ser, sino precisamente aquello en lo que todo tipo de ente comunica, lo que le hace ser al ente, ya pertenezca a una categora o a otra.
2.- Aristteles
Merece la pena traer un texto de Gilson cuya extensin queda compensada por la claridad con la que expone este asunto. Ya que la existencia dice le llega a la sustancia en y a travs de la forma, las formas tienen que recibir la existencia para convertirse en entes. Pero Santo Toms no podra poner la existencia (esse) como acto de una sustancia ella misma actualizada por su forma, sin tomar una decisin que, con respecto a la metafsica de Aristteles, era literalmente una revolucin. Tena que llevar a cabo la disociacin de las nociones de forma y acto. Es esto precisamente lo que hizo y lo que probablemente sigue siendo, todava hoy, la mayor contribucin que jams ha hecho un hombre a la ciencia del ser. Supremas en su propio orden, las formas sustanciales siguen siendo acto primero de sus sustancias, pero, aunque no haya forma de la forma, hay un acto de la forma. En otras palabras, la forma es un acto tal que permanece todava en potencia para otro acto, a saber, la existencia (el acto de ser). Esta nocin de un acto que est en potencia era muy difcil de expresar en el lenguaje de Aristteles. Sin embargo, haba que expresarla, ya que incluso aquellas formas subsistentes que, porque ellas mismas son formas, no requieren una causa formal para ser una y para ser, requieren no obstante una causa activa externa que les d el ser344. Pero para recibir su ser, una forma debe necesariamente estar en potencia para l. El ser, pues, es el acto de la forma, no qua forma, sino qua ente345.
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Aristteles pensaba que la forma es la que otorga el ser a la sustancia (forma dat esse rei), por lo cual no lleg a trascender el mbito predicamental. Entiende la forma como lo ms perfecto y actual del ente. Su metafsica es, por ello, ms una metafsica de la sustancia que del ser. El Estagirita desarrolla una ontologa stricto sensu, una metafsica del ente, es decir, una descripcin de los estados categoriales o modos en que puede darse el ser346. Pero no distingue propiamente entre el ser y el modo de poseerlo (actus essendi, modus essendi). No repara suficientemente en la diferencia que hemos sealado entre el ens ut nomen (ser sido) y el ens ut participium (ser posedo). El ens qua ens que es objeto de la Metafsica de Aristteles no tiene el sentido reduplicativo autnticamente original que le va a imprimir Toms de Aquino. Ser la filosofa escolstica de matriz cristiana la que vendr a descubrir ese sentido. La interpretacin del ens ut habens esse como ser posedo, recibido (y, como veremos, participado, pues no pertenece a la esencia del ens) es extraa al modus cogitandi aristotlico, precisamente porque no puede concebirse en su contexto especulativo algo ms perfecto que la forma347. De hecho, ha habido muchos metafsicos que han entendido el habens esse como un estado categorial del ente (ut accidens), como una hxis o habitus que correspondera al ente en virtud de su forma sustancial348. Segn esta manera de pensar, la esencia contiene sui iuris, por s misma, cierta exigentia ad existendum. En Aristteles, a la sustancia compete el ser por derecho propio, en virtud de la ecuacin ousa=ser=uno349. Piensa Gilson que si hay una doctrina de la identidad del ser y la sustancia, es sta (la de Aristteles), y Averroes estaba bien fundado al pensar que reivindicaba el autntico pensamiento de Aristteles cuando criticaba a Avicena por afirmar que la existencia era para la esencia de la realidad, si no exactamente un accidente, s al menos un acontecimiento350. De esta suerte, en el pensamiento aristotlico posterior, el otorgamiento radical del ser al ente en virtud de la causalidad creadora es metafsicamente explicado como la concrecin efectiva del ente in re con
Cfr. ARISTTELES, Metaphysica, IV, 1003 a 32: Ens autem multis quidem dicitur modis et non aequivoce (sed analogice). 347 Ciertamente ARISTTELES afirma en los Segundos Analticos que el ser de una cosa no es nunca su misma esencia, puesto que el ser no forma parte de ningn gnero, y que una cosa es la esencia del hombre y otra distinta su existencia (t esti - oti esti). Pero siempre da la primaca al ti. Cfr. Anal. Post., II, c. 7, 92 b 10-13. 348 Para un planteamiento original de la distincin entre ser y tener, a la que hemos aludido frecuentemente, cfr. G. MARCEL, El misterio ontolgico. Barcelona, 1959. 349 Cfr. E GILSON, El ser y los filsofos, p. 240. 350 Ibid., p. 238.
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todas sus formalidades, quedando, as, ms como causalidad formal que como eficacia espontanea absoluta, pues el esse no sera el acto primero y radical del ente, sino la ltima formalidad del posible, en virtud de la cual ste pasa a ser efectivo. Ms que el acto del ente en cuanto ente, se le concibe como un estado peculiar suyo. Se llega as a la paradoja racionalista de entender la causalidad del ser como el otorgamiento de la existencia a una posibilidad preexistente351. Toms de Aquino supera el planteamiento aristotlico en un doble sentido: 1) Conservando la suprema actualidad de la forma sustancial en el orden del predicamento (modus essendi). 2) Inaugurando la cuestin sobre un nuevo orden, superior y ms radical (trascendental) en el que la forma necesita, a su vez, ser actualizada por el actus essendi, no para constituir tal ente, sino para estructurar con l el ente en cuanto tal. Aunque el ser adviene al ente en y a travs de la forma352, no es por ella por lo que el ente es, sino por el actus essendi353. Por la forma, el ente es slo tal ente (talis vel talis natura).
3.- Boecio
Toms de Aquino, cuando habla de la distincin real de esencia y ser en el ente finito, alude con frecuencia a Boecio como antecedente claro
La existencia es concebida como el estado o situacin (sistentia) de algo, fuera ya de la mera posibilidad, de la nada y de sus causas (JUAN DE SANTO TOMS); como el complemento de la posibilidad (Ch. WOLFF) o como la posicin de algo de modo absoluto y con todas sus determinaciones por parte del entendimiento (I. KANT). 352 Esse secundum se competit formae (S. Th., I, q. 50, a. 5, resp). Esse autem pertinet et ad naturam et ad hypostasim; ad hypostasim quidem sicut ad id quod habet esse; ad naturam autem, sicut ad id quo aliquid habet esse (ibid., III, q. 17, a. 2). 353 Dicendum quod ipsum esse est perfectissimum omnium. Comparatur enim ad omnia ut actus: nihil enim habet actualitatem, nisi inquantum est () Unde non comparatur ad alia sicut recipiens ad receptum, sed magis sicut receptum ad recipiens: cum enim dico esse hominis vel equi, vel cuiuscumque alterius, ipsum esse consideratur ut formale et receptum, non autem ut illud cui competit esse (ibid., I, q. 4, a. 1, ad 3m).
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de esta doctrina354. Este autor distingue, efectivamente, el esse y el quod est355. Pero no logra trascender, a pesar de ello, el plano predicamental. En efecto, para Boecio, el esse no es otro que la forma sustancial356 y el quod est se reduce al compuesto subsistente. El esse sera aquello por lo que (quo est) el compuesto es, que es lo mismo que aquello por lo que el compuesto es tal; pero el esse no puede subsistir fuera del compuesto357, pues lo que subsiste, justamente, es el compuesto (quod est). En el caso particular de Dios, la sustancia divina quod est coincide plenamente con su forma quo est, esse por su absoluta simplicidad358. Propiamente, la distincin boeciana entre quod est y esse (quo est), con ser anloga, y en cierto modo precursora, dista mucho de la tomista entre essentia y esse. Podra equipararse con la distincin, tambin real, entre el ens y el esse (el todo y la parte). De hecho, en su obra sobre la Trinidad, quod est y esse en las sustancias compuestas se relacionan entre s como esencia total y esencia parcial359. Pero este tipo de relacin dista mucho de la que se verifica entre esencia y ser. En Boecio, quod est es el todo y esse la parte, mientras que en Toms de Aquino, la esencia y el ser no son partes sino co-principios metafsicos constitutivos del mismo ens. La distancia entre ambos filsofos es la distancia entre lo categorial y lo trascendental. La raz de la incapacidad en Boecio de traspasar el predicamento est en su concepcin del esse como una forma, como un acto formal. El ens se distingue realmente del esse como el todo de la parte,
Sic ergo omnis substantia creata est composita ex potentia et actu, id est ex eo quod est et esse, ut Boetius dicit in libro de Hebdomadibus, sicut album componitur ex eo quod est album et albedine (Quodl., III, a. 20). Vid. tambin S. Th., I, q. 50, a. 2, ad 3m y q. 75, a. 5, ad 4m; In I Sent., d. 8, q. 5, a. 2; Op. De ente et essentia, c. V; Q. De spir. creat., a. 1; Q. De anima, a. 6; SCG., II, c. 52; Quodl., IX, q. 4, a. 1; De Ver., q. 27, a. 1, ad 8m; etc. MANSER, al referirse a autores anteriores a TOMS DE AQUINO que hubieran tratado ya de la distincin entre esencia y existencia, habla entre los ms prximos al Doctor Anglico de GUILLERMO DE ALVERNIA, HUGO DE SAN VCTOR, BOECIO, GILBERTO PORRETANO, JUAN DE RUPELLA, etc. (Cfr. G.M. MANSER, o.c., pp. 590 ss; tomado de la traduccin castellana de V. GARCA YEBRA, Madrid, 1953). Tambin GRENET, al hablar de la gnesis histrica de esta doctrina, consigna escorzos de ella en PARMNIDES, PLATN (dilogos Parmnides, El Sofista y Filebo), ARISTTELES, AGUSTN DE HIPONA y BOECIO (cfr. Ontologa. Barcelona, 1970, pp. 69-71). 355 Diversum est esse et quod est (De hebdomadibus, PL 64, n. 1311). 356 Omne esse ex forma est Sed divina substantia sine materia forma est, atque ideo unum est et id quod est. Reliqua enim non sunt id quod sunt: unumquodque enim habet esse suum ex his quibus est, id est ex partibus suis (De Trinitate, c. II, n. 1252). 357 Ipsum enim esse nondum est (De hebdomadibus, l.c.). 358 Deus vero hoc ipsum quod est, Deus est (De Trinitate, c. IV). 359 Cfr. MANSER, o.c., pp. 582-583.
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En resumen, podemos sintetizar la doctrina tomista en este punto (la superacin del orden categorial mediante la nocin trascendental de esse) con estas afirmaciones: 1. El esse es formal con respecto a todo lo que hay en el ente. Pero no por ello el esse es una forma accidental ni sustancial. 2. El esse se compara (no equipara) a la forma de modo anlogo a como sta se compara con la materia, lato sensu; o sea, como lo recibido al recipiente (ut receptum ad recipiens). 3. La esencia es potencial con respecto al actus essendi, en dos sentidos fundamentalmente: a) No es nada (pura potencia pasiva, receptividad) antes de ser actualizada por l360. b) Lo limita y restringe al recibirlo y, despus de recibirlo, contina siendo potencial en el ente.
De todo lo precedente se sigue que no hay esencia alguna del ser, aunque haya esencia en todos y cada uno de los entes que son361.
Tambin G. MARCEL afirma la imposibilidad () de admitir que sta (la existencia) venga a sobreaadirse de una manera inexplicable a una esencia que sera autosuficiente (Prolegmenos para una Metafsica de la esperanza. Buenos Aires, 1954, p. 97). 361 Cfr. S. Th., I, q. 8, a. 1, resp.
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Ciertamente, el comportamiento del esse en relacin a la esencia es similar o anlogo al de la forma sustancial respecto a la materia prima, en tanto que, en diversos niveles, ambos (el esse y la forma) son actos en relacin a sus causas materiales, en las que son recibidos, ya sea la esencia, ya la materia prima. En este sentido, al igual que es correcto afirmar que la forma sustancial actualiza a la materia prima o que la forma accidental determina a la materia segunda, tambin lo es decir que el esse es formal respecto de la esencia, en tanto que la actualiza y la determina a ser un ente real. Pero ello no justifica que se confunda el ser con una forma accidental. Si bien hay un cierto parecido entre la causalidad formal y la causalidad peculiar del ser, sta ltima no es estrictamente formal (no hace ser al ente de un modo concreto); la influencia del esse sobre la esencia responde cabalmente al tipo de la causalidad eficiente principal: hace ser al ente; no de un modo u otro, sino, radicalmente: constituye al ens qua ens362. Ahora bien, es preciso discernir el modo peculiar de la eficacia del esse. Hay dos tipos fundamentales de causa eficiente: en relacin a la extensin de la potencia activa de la causa, al conjunto de efectos especficamente diversos a que se extiende su eficacia, se entiende por causa universal la que produce una serie de resultados diferentes, pero bajo una misma razn universal (unum in multis); asmismo se denomina causa particular a la que se encuentra restringida en su eficacia a causar determinado tipo de objetos, o sea, la que produce sus efectos bajo una razn concreta. Cuanto ms actual es una causa cuanto ms perfecta es
ARISTTELES define la causa eficiente como aquello a partir de lo cual y de modo primario se da el movimiento y la quietud: hozen he arkh ts metabols he ts heremeseos (Fsica II, c. 3, 194 b 29-30). TOMS DE AQUINO la define como principio del que depende entitativamente un ser distinto de l (cfr. S. Th., I, q. 33, a. 1, ad 1m; In I Phys., lect. 1, n. 5; De Pot., q. 10, a. 1, ad 8m).
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mayor es su potencia activa, a ms efectos se extiende su virtud operativa y ms universal es. Es necesario identificar tambin la causa principal respecto de la instrumental. La primera ejerce la causalidad por su propia virtud o capacidad operativa; la segunda causa secundum quid, en virtud de la eficacia delegada por el agente principal. La causa instrumental es eficaz en la medida en que es movida a ejercer su eficacia propia por la causa principal, del mismo modo que el instrumento sirve al artesano. Por ello, el efecto de la accin instrumental ha de ser atribuido al agente principal y no al instrumento, del mismo modo que no se honra la memoria de los pinceles sino del pintor. Pues bien, absolute loquendo, la causa del ser del ente slo puede ser una causa universal y principal, y tomadas tambin en sentido absoluto. Es claro que ha de ser una causa universal, pues el ser es la forma y condicin de toda otra determinacin formal o especfica: es imposible poseer cualquier perfeccin sin ser, sin tener el acto de ser. Si hemos dicho que la causa universal es eficaz bajo una razn universal, no hay ndole ms universal que la de ser o ente (esse commune)363. Por otra parte, la causa del ser ha de ser una causa principal con una potencia activa infinita. La eficacia de los agentes finitos se reduce siempre a educir o bien suprimir determinadas formas accidentales, e incluso sustanciales, a partir de sus respectivas causas materiales. Pero el ser no se puede educir de nada que le sea previo, pues l es anterior a todo y condicin de todo, como se ha dicho en repetidas ocasiones. La nica forma posible de la dacin del ser como otorgamiento ontolgico fundamental es la productio ex nihilo. Pero dar el ser (crear) o suprimirlo (aniquilar) es algo que exige una capacidad operativa del tal
El ens commune puede ser interpretado en dos sentidos, distintos aunque relacionados. En primer lugar, como la nocin general de ser, predicable de todo ente, al igual que sus propiedades consecutivas o trascendentales (ens et ea quae consequuntur ens). En una segunda acepcin que es la que aqu nos interesa alude a la totalidad de los seres que son, han sido e incluso pueden llegar a ser, colectivamente considerados. En este segundo sentido, TOMS DE AQUINO puede hablar de esse commune, pero nunca tal expresin puede significar un ens o esse que fuese comn a todos los entes, sino que debe entenderse en el sentido trascendental de la primera acepcin. Slo la nocin abstracta y trascendental de ser puede contener en sus diversos grados a todos los entes. Mas como esta no tiene realidad por s misma aparte de los entes particulares, actuales o posibles, puede afirmar el Aquinatense que el ser comn slo puede estar bajo la potestad divina: Omnia existentia continentur sub ipso esse communi, non autem Deus, sed magis esse commune continetur sub eius virtute, quia virtus divina plus extenditur quam esse creaturae (In div. nom., c. V, lect. 2).
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calibre que sera completamente desproporcionado atribuirlo a una virtud instrumental. Si se atribuyera la produccin del ser a una eficacia instrumental, quedara vaca de todo contenido la nocin misma de causalidad instrumental364. Dar el ser exige una actividad absoluta, que slo puede ser ejercida por un ser absoluto (acto puro), pues el obrar sigue al ser en acto365. Por otro lado, no todo agente principal es capaz de dar el ser, de crear en sentido ontolgico. Lo especfico de la causa eficiente es influir en el modo categorial de ser del efecto (en su esencia). Pero para influir en el ser mismo (ipsum esse) es menester no tenerlo de modo limitado e imperfecto sino de modo completo y perfecto. Toda causa eficiente es espontanea respecto del modo de ser del efecto que le es propio comunicar en virtud de que ya lo posee ella misma (nemo dat quod deficit)366 o, lo que es lo mismo, porque ya lo posee en su virtud operativa de modo esencial (en su naturaleza); ahora bien, el esse no corresponde esencialmente (de iure) a ningn agente finito, luego no lo puede comunicar o quitar por su propia naturaleza o virtus activa. Respecto del ipsum esse slo puede ser espontanea una peculiar causa eficiente que no lo haya recibido, a su vez, sino que lo sea por esencia y que tenga, en este sentido, una virtus operativa infinita. Resulta, por otro lado, que el esse es acto y perfeccin de suyo irrestricta, como se vio. Es as que el esse es efecto en los entes que lo limitan, luego puede ser producido por algo en donde no est en absoluto limitado o restringido, es decir, un acto puro. Por ende, la causa adecuada del esse de los entes no puede ser, a su vez, un ente en sentido partitivo. Podemos colegir que la causa del ser es un acto puro, tambin por otra razn. Slo lo que est en acto puede comunicar actualidad367; mas como el ipsum esse es perfeccin ilimitada de suyo, slo puede proceder de la espontaneidad eficaz de algo que lo posee tambin de modo ilimitado: que lo es, por mejor decir. Algo tan perfectsimo como el esse (actus omnium
Instrumentum agit actionem instrumentalem, inquantum est motum ab agente principali, per quem motum participat aliqualiter virtutem agentis principalis, non ita quod virtus illa sit in instrumento secundum esse perfectum, quia motus est actus imperfectus (In IV Sent., d. 44, q. 1, a. 2). 365 Por esta razn, carece de sentido suponer un demiurgo entre t Thion y t astheton, mediador entre uno y otro, que sea el que da el ser a las cosas. La sola hiptesis neoplatnica de un demiurgo creador es una contradictio in adiecto. 366 Propter quod unumquodque, et illud magis (S. Th., I, q. 88, a. 3, ad 2m). 367 Quod inest alicui ab agente, oportet esse actum eius; agentis enim est facere aliquid actum. Ostensum est autem quod omnes aliae substantiae habent esse a primo agente. Ipsum igitur esse inest substantiis creatis ut quidam actus earum (SCG., II, c. 53). Vid. tambin ibid., I, c. 22 y Op. De ente et essentia, c. VI.
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actuum, perfectio omnium perfectionum) ha de ser causado por un acto tambin perfectsimo, al que nada le falte, o sea, un acto puro, sin mezcla alguna de potencia pasiva. Y, adems, es menester que sea comunicado tambin de modo perfectsimo, pues todo agente obra en tanto que est en acto: nihil agit nisi secundum quod est in actu368. Pues bien, llegamos as al punto en el resulta inaplazable afirmar que la nica causa eficiente universal y principal en sentido absoluto y, por ende, capaz de conferir el ser, no puede ser otra que aquella que no lo tiene, a su vez, recibido (por tanto, que no est de ninguna manera en potencia respecto de l), a saber, la Primera Causa Incausada, a la que llamamos Dios369. La eficacia de las causas finitas creadas no basta para fundar absolutamente el ser del efecto. Esta slo alcanza a la forma como a su trmino propio. Por ejemplo, en los fenmenos de modificacin accidental, el trmino es un nuevo accidente de la sustancia. La educcin de una nueva forma es siempre el efecto propio de la eficacia creatural. Ello se advierte si entendemos que una sustancia es causa en la medida en que influye realmente en el efecto, a saber, en tanto que ste no puede subsistir si se remueve aqulla. Sin embargo, es claro que lo que desaparece al remover la causa agente creada es el proceso de produccin de una forma a partir de su causa material, que es donde propiamente acaba la virtus activa de los agentes creados. No se elimina, en cambio, la realidad misma del efecto al remover el impetus de su agente, sino que contina subsistiendo en su ser. En consecuencia, el agente finito no puede ser la causa nica, absoluta y radical de su efecto, sino que ms bien es causa de que ste se origine, de su produccin370. La accin de un agente creado slo puede afectar al hacerse (fieri) del efecto, pero nunca a su mismo actus essendi. Por esta razn, la causa del ser del ente, por ser enteramente espontanea respecto del esse del efecto, que es el primer acto suyo y condicin de que ste pueda recibir toda otra modificacin o perfeccionamiento formal, no puede ser de la misma ndole que las dems causas creadas. De ah, la distincin tomista
SCG., I, c. 28. Agere vero nihil est quam communicare illud per quod agens est actu, secundum quod est possibile (De Pot., q. 2, a. 1). Vid. tambin SCG., II, c. 6. 369 Cfr. S. Th., I, q. 2, a. 3. 370 Las generaciones, que son el tipo ms profundo de causalidad en la naturaleza material, deben considerarse como via in esse, es decir, como un camino por el que un efecto llega a ser, por la adquisicin de una nueva forma sustancial. Por esta razn, afirma TOMS DE AQUINO que, cuando cesa la accin del generante, el ser de lo producido persiste, aunque no su devenir: Unde et remota actione generantis cessat eductio de potentia in actum quod est fieri generatorum; non autem cessant ipsae formae, secundum quas generata habent esse. Et inde est quod esse rerum generatarum manet, sed non fieri, cessante actione generantis (De Pot., q. 5, a. 1, c).
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entre la Causa Primera y las causas segundas. La eficacia de stas se limita a la educcin de las formas (fieri), no llega a la produccin total del ser, obra de la Causa primera371. La precariedad de las causas creadas puede tambin observarse en el modo en que actan. En primer trmino, los agentes secundarios obran siempre transmutando, alterando una realidad preexistente por medio del movimiento; por tanto, las causas creadas presuponen en su obrar un objeto anterior, ya dado antes de ejercer su causalidad. Por otro lado, la eficacia causal de los entes finitos se encuentra limitada por su propia virtud operativa y por las condiciones del sujeto paciente, de suerte que la causalidad creada presupone siempre el ser del efecto, sobre el cual no tiene, por cierto, potencia activa o eficacia alguna propia e inmediata. Las causas segundas influyen directa e inmediatamente, ms que en el ser del efecto, en su peculiar modus essendi, ya sea sustancial, ya accidental: donde termina su influjo causal es propiamente en la forma372. Como explica Ocriz: La causalidad que podemos llamar formal o predicamental, en la medida en que las formas son, alcanza tambin el nivel del ser, pero no directamente, sino a travs de las formas. Dicho de otra manera, para Santo Toms, que las formas sean unas u otras depende de la causalidad predicamental, pero que estas formas sean, reciban el acto de ser, no se explica por la sola causalidad predicamental, sino que sta nos lleva a una causalidad trascendental o del ser en cuanto tal, que es exclusiva de Dios373. Ha de afirmarse, en consecuencia, que, con relacin al esse del efecto, los agentes finitos son siempre causas particulares, es decir, alcanzan a su efecto no qua ente, sino en tanto que tal tipo particular y especfico de ente. Ello resulta obvio si se considera que todo obra en la medida en que est en acto; mas como las criaturas poseen un actus essendi limitado por la esencia en que es por cada una recibido, de aqu se deduce
Platonici et Avicenna non ponebant formas de potentia educi, ideo cogebantur dicere quod entia naturalia disponebant tantum materiam, inductio autem formae erat a principio separato. Si autem ponamus formas substantiales educi de potentia materiae, secundum sententiam Aristotelis, agentia naturalia non solum erunt causae dispositionum materiae, sed etiam formarum substantialium; quantum ad hoc dumtaxat quod de potentia educuntur in actum () Et per consequens sunt essendi principia quantum ad inchoationem ad esse, et non quantum ad ipsum esse absolute (De Pot., q. 5, a. 1). 372 Cfr. SCG., II, c. 21. 373 F. OCRIZ y otros autores, Las razones del tomismo, Pamplona, 1980, p. 60.
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que poseen una capacidad operativa tambin limitada (operari sequitur esse). Al no ser puros actos de ser, necesariamente tienen que producir efectos limitados proporcionados a sus causas en el orden ontolgico. En definitiva, la fundacin radical del ser (creatio ex nihilo) es privativa de un Ser subsistente, causa absolutamente universal y omnipotente, a saber, Dios, en contraposicin a la cual, los restantes entes no son sino causas segundas: slo la causalidad divina puede tener como objeto formal propio e inmediato el esse de los entes374. La peculiaridad de la donacin del ser exige, por otra parte, en el donante, una plenitud absoluta de perfeccin, en el doble sentido que expresa la palabra acto375: entitativa y operativamente. Es menester, por tanto, que Dios sea Acto puro de Ser subsistente y pura Actividad donal. Aplicando a la Causa Incausada la doctrina general sobre la causa eficiente, podemos obtener algunas noticias sobre Dios. 1. La causa es exterior al efecto. Anlogamente, la Causa Incausada es absolutamente otra que todos sus efectos, incluidas las dems causas eficientes causadas376 o causas segundas. En oposicin a las causas
Demonstratio vere philosophica processionis omnium rerum a Deo per creationem praesupponit tamque lapidem angularem supra quem firmiter ac bene fundatur, identitate substantiae et esse in Deo, atque realem utriusque compositionem in omnibus quae sunt praeter Deum () Ad veritatem creationis philosophice demonstrandam nonnisi per quinque vias, quibus Deum esse demonstrative probari potest, datum est ascendere () Tenendum est firmiter, quod Deus potest facere aliquid ex nihilo produxit res in esse () Ex termino quinque viarum, quibus Deum esse probari potest, demonstrative probatur Deum esse Creatorem coeli et terrae, visibilium omnium et invisibilium () Omnia argumenta, quae pro veritate creationis militant, reducuntur ad haec duo excelsa et firma principia, quorum unum necessario sequitur ex altero, scilicet: solus Deus est suum esse; in omnibus autem aliis differt essentia rei et esse eius () In omnibus ergo aliis quae sub Primo Ente sunt, oportet communem quandam resolutionem fieri in id quod est et in suum esse () Dantur ergo in omni re creata saltem duo principia realia, ex quibus omnis res subsistens constituitur tanquam ex actu et potentia in linea entis sive in ordine essendi (N. DEL PRADO, o.c., IV, c. 2, pp. 338364). 375 Actus traduce las dos palabras griegas enrgeia y entelkheia, que fueron creadas por Aristteles. En realidad, estos dos trminos no son absolutamente sinnimos. Enrgeia, dice Aristteles (Metafsica, VIII, c. 3, 1047 a 32) designa primero y principalmente los movimientos, porque el movimiento sobre todo parece acto (de enrgein, ser activo). Entelkheia (en tlos ekho) designa el estado de un ser que tiene su fin en s. Tambin el primer trmino designa el acto-accin, y el segundo el acto-ser. Enrgeia se traduce, pues, por actus operativus y entelkheia por actus entitativus (R. JOLIVET, Metafsica, Buenos Aires, 1957, p. 198). 376 Con respecto a la cuestin con evidente trascendencia teolgica de si la eficacia de las causas causadas es meramente instrumental en relacin a la de Dios, Causa principal en sentido pleno, la respuesta tomista sera afirmativa, en tanto que Dios influye
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intrnsecas (material y formal), la causa eficiente se caracteriza por ser un principio extrnseco al efecto. Mientras que las causas material y formal no tienen otro ser que el del compuesto en el que subsisten, la causa eficiente confiere al efecto un ser realmente diverso del suyo propio, aunque proceda efectivamente de l. En tanto que recibido y causado (actus receptus vel inhaerens), el ser del ente reclama una perfecta disyuncin respecto del actus per se subsistens (irreceptus, in nullo existens)377. 2. No obstante, la causa agente produce siempre algo en cierta manera semejante a s (omne agens agit sibi simile)378. Mas esta semejanza no debe considerarse en relacin a un acto cualquiera sino justamente respecto a aquel por el que el agente acta en cada caso. En el que ahora nos ocupa, ha de considerarse la particular similitud entre la causa y el efecto en relacin al actus essendi. Ello quiere decir que el agente es creador y sus efectos son criaturas. Tal es el fundamento ontolgico de todo posible conocimiento natural de Dios379. Investigando en el ser del efecto, podemos conocer algo congrua congruis referendo del ser de la causa. As, en la cuestin que Toms de Aquino dedica, en la Summa Theologiae a la analoga, declara que la comunicacin del ser se verifica por asimilacin380. 3. La advertencia de esta similitud entre la causa y el efecto nos conduce a concebir la influencia causal de Dios sobre las criaturas como la
positivamente en la eficacia de las dems causas, manteniendo en el ser a la causa y al efecto. Mantiene a la causa tambin en su operacin propia (el ejercicio de la causalidad), pero siempre salvando el modo peculiar de ser y obrar del instrumento y, en el caso del hombre, su naturaleza libre. Ahora bien, la Causa primera influye ms que la causa segunda en la realidad del efecto. As sostiene TOMS DE AQUINO: In omnibus causis agentibus ordinati semper oportet quod causae sequentes agant in virtute causae primae () In ordine autem causarum agentium Deus est prima causa () Ergo omnes causae inferiores agentes agunt in virtute ipsius. Causa autem actionis magis est illud quod agit: sicut principale agens agit quam instrumentum. Deus igitur principalius est causa cuiuslibet actionis quam etiam secundae causae agentes (SCG., III, c. 67). 377 Cfr. ibid., I, c. 43. 378 Cfr. De Pot., q. 7, a. 2. 379 Assimilatio autem cuiuslibet substantiae creatae ad Deum est per ipsum esse (SCG., II, c. 53). Vid. tambin De Ver., q. 22, a. 2, ad 2m; S. Th., I, q. 14, a. 9, ad 1m; Comp. Th., cc. 27 y 68. 380 Nullum nomen significans aliquid individuum, est incommunicabile multis proprie, sed solum secundum similitudinem () Formae vero quae non individuantur per aliquod suppositum, sed per seipsas (quia scilicet sunt formae subsistentes), si intelligerentur secundum quod sunt in seipsis, non possent communicari nec re nec ratione; sed forte per similitudinem, sicut dictum est de individuis (S. Th., I, q. 13, a. 9). Vid. tambin ad 1m.
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comunicacin de su perfeccin propia. Corresponde a la causa eficiente transmitir a su sujeto pasivo la perfeccin que le constituye como efecto suyo, perfeccin que el agente debe tener en acto, pues, como veamos, nadie puede comunicar lo que no tiene. En este sentido, la causa eficiente es siempre paradigma o causa ejemplar; comunicar actualidad a un efecto exige en su causa correspondiente estar en acto en relacin a lo que se comunica: omne agens agit inquantum est in actu. Ningn agente puede producir un efecto que l mismo no posea (si bien de otro modo) en su misma naturaleza, de suerte que toda causa agente propia y adecuada (no las causas per accidens) es, a la vez, causa ejemplar381 de sus efectos. Mas la causalidad ejemplar slo puede darse en agentes intelectuales, nicos capaces de poseer intencionalmente aquello a lo que tienden, lo cual se da en ellos cognoscitivamente382. Pero como Dios no puede tender a nada porque es Acto puro, perfeccin suma no perfectible, resulta que El mismo es tambin la causa final de su accin creadora383. Una inteligencia puede aduearse objetivamente de otros seres e instalar orden en ellos (sapientis est ordinare) conectando la actividad del agente con la bondad del fin, la cual, en s misma, no es capaz de mover; es esttica, puesto que el fin no posee actividad propia como tal fin384. Por esta razn, Dios, como causa
Exemplar enim est ad cuius imitationem fit aliquid (Quodl., VIII, q. 1, a. 2). Tertio modo dicitur forma alicuius illud ad quod aliquid formatur; et haec est forma exemplaris ad cuius similitudinem aliquid constituitur et in hac significatione est nomen ideae accipi, ut idem sit idea quod forma quod aliquid imitatur (De Ver., q. 3, a. 1). 383 Potentia autem Dei non ordinatur ad effectum sicut ad finem, sed magis ipsa est finis sui effectus (S. Th., I, q. 25, a. 3, ad 2m). TOMS DE AQUINO caracteriza el fin como aquello en virtud de lo cual otras cosas son hechas: Finis nihil aliud est, quam illud cuius gratia alia fiunt (In I Eth., lect. 9, n. 105). Causalitas finis in hoc consistit, quod propter ipsum alia (los medios) desiderantur (SCG., I, c. 75). Deus secundum essentiam suam est similitudo omnium rerum. Unde idea in Deo nihil est aliud quam Dei essentia (De Ver., q. 3, aa.1 y 2). Arca facta per artificem in se quidem nec vivit nec vita est, ratio vero arcae, quae praecessit in mente artificis, vivit quodammodo, inquantum habet esse intelligibile in mente artificis, non tamen est vita, quia per ipsum intelligere artificis non est in sua essentia, neque suum esse. In Deo autem suum intelligere est sua vita et sua essentia: et idea quicquid est in Deo, non solum vivit sed est ipsa vita, quia quicquid est in Deo, est sua essentia. Unde creatura in Deo est creatrix essentia (In Ioann., c. 1, lect. 2, n. 91). Dico ergo quod Deus per intellectum omnia operans, omnia ad similitudinem essentiae suae producit; unde essentia sua est idea rerum; non quidem ut essentia, sed ut est intellecta. Res autem creatae non perfecte imitantur divinam essentiam; unde essentia non accipitur absolute ab intellectu divino ut idea rerum, sed cum proportione creaturae fiendae ad ipsam divinam essentiam, secundum quod deficit ab ea, vel imitatur eam (De Ver., q. 3, a. 2). Ipse (Deus) est exemplaris forma rerum, non tantum quantum ad ea quae sunt in sapientia sua scilicet secundum rationes ideales, sed etiam quantum ad ea, quae sunt in natura sua, scilicet attributa (In I Sent., d. 2, q. 1, a. 2). 384 Nihil est aliud quam ratio cuiusdam artis, scilicet, divinae indita rebus, quae ipsae res moventur, ad finem determinatum: sicut ipsae res moventur, ad finem
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eficiente, mueve, pero como causa final, no sufre mutacin alguna al crear385. 4. La causalidad de la Causa Incausada ha de ser universalsima, en oposicin a la de las criaturas, que slo son causas particulares. Todas las causas segundas, al actuar transmutando386 (slo influyen en el devenir de su efecto, no en su ser), producen un gnero particular de efectos, que presuponen la operacin ontolgicamente anterior, aunque cosmolgicamente simultnea de una causa universal. Ninguna criatura podra ser ni obrar (ni producir, por ende, sus propios efectos) sin la influencia de la Causa primera, que otorga el actus essendi y lo mantiene, tanto en la causa segunda como en el sujeto que sta transforma387. 5. Slo la Causa primera es causa por esencia. Las causas segundas son eficaces por su delegacin. Algo tiene una determinada perfeccin por esencia o esencialmente cuando la posee en toda su plenitud; en cambio, esa perfeccin se dice participada o delegada en aquel ser que la presenta de modo limitado y parcial. Mas, como todo opera en cuanto que est en acto, slo aquel que sea acto puro, perfeccin subsistente o mximo ser puede obrar (y, por lo tanto, causar) por esencia. Por el contrario, cualquier ente finito, al tener el ser restringido por un modo de ser que es en l potencia, slo puede causar por participacin, a saber, en la misma medida en que posee ser (modus operandi sequitur modum essendi).
determinatum: sicut si artifex factor navis posset lignis tribuere quod ex seipsis moverentur ad navis formam inducendam (In II Phys., lect. 14, n. 268). 385 Formae enim in se non subsistens, sunt super aliud effusae et nullatenus ad seipsas collectae; sed formae in se subsistentes ita ad res alias effunduntur, eas perficiendo, vel eius influendo, quod in seipsis per se manent; et secundum hunc modum Deus maxime ad essentiam suam redit, quia omnibus providens, sed per hoc modo quodammodo in omnia exiens et procedens, in seipso fixus et immixtus permanet (De Ver., q. 2, a. 2, ad 2m). 386 Manifestum est quod Dei actio quae est absque materia praeiacente, et creatio vocatur, non sit motus neque mutatio (SCG., II, c. 17). 387 Esse per se consequitur formae creaturae, supposito tamen influxu Dei, sicut lumen sequitur diaphanum aris, supposito influxu solis. Unde potentia ad non esse in spiritualibus creaturis et corporibus caelestibus magis est in Deo, qui potest substrahere suum influxum, quam in forma vel materia talium creaturarum (S. Th., I, q. 104, a. 1, ad 1m). Quia non habet radicem in are, statim cessat lumen, cessante actione solis, sic autem se habet omnis creatura ad Deum, sicut ar ad solem illuminantem (ibid., resp). Vid tambin De Pot., q. 5, a. 1; In II De anima, lect. 14.
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En definitiva, slo Dios goza de una potencia activa o poder causal infinito, porque slo Dios es su Ser por esencia, como habremos de ver, de tal suerte que puede producir entes sin presuponer nada en ellos388. Es ms, lo que propia y directamente es objeto de su capacidad productiva es el mismo ser (ipsum esse) de los entes389. A tal otorgamiento se le llama con propiedad creatio ex nihilo, a diferencia de la virtus operativa creatural, que slo causa de modo finito y determinado, proporcional al grado en que participa el ser y, por ende, al grado en que participa de la capacidad activa a partir de la Causa primera, que es Actividad pura. Por ello, los efectos de las causas segundas presuponen como condicin la accin creadora divina, que les infunde el ser390. Las causas finitas o categoriales producen sus efectos propios que no son sino determinaciones del ser en tanto que
Tota etiam controversia de influxu Causae Primae in omnes causas secundas venit postremo resolvenda, iuxta D. Thomam, in hanc veritatem fundamentalem: Solus Deus est suum esse; in omnibus autem aliis differt essentia rei et esse eius () Solus Deus est causa per se primo omnium entium in quantum entia () Nulla causa secunda, quantumvis perfecta, dat esse nisi in quantum agit in virtute Causae Primae () Deus est causa operandi omnibus operantibus; et idem effectus est a Deo et a natura agente; et totus ab utroque, secundum alium tamen modum () Sicut ex hoc, quod omnia entia componuntur ex potentia et actu in linea essendi, indigent causari a Deo, Primo Ente, ut sint: ita ex reali compositione potentiae et actus in linea operandi omnes causae secundae indigente physice praemoveri a Deo, prima causa, ut operentur () Ratio prima fundamentalis: Quia solus Deus est suum esse, et in Deo essentia et esse identificantur () Ratio secunda fundamentalis: Quia in omnibus aliis, praeter Deum, differt essentia rei et esse eius (N. DEL PRADO, o.c., IV, c. 6, pp. 416-435). 389 Primus autem effectus est ipsum esse, quod omnibus aliis effectibus praesupponitur et ipsum non praesupponit aliquam alium effectum () Et ideo oportet quod dare esse in quantum huiusmodi sit effectus primae causae solius secundum propriam virtutem; et quaecumque alia causa dat esse, hoc habet in quantum est in ea virtus et operatio primae causae, et non per propriam virtutem; sicut et instrumentum efficit actionem instrumentalem non per virtutem propriae naturae, sed per virtutem moventis; sicut calor naturalis per virtutem animae generat carnem vivam, per virtutem autem propriae naturae solummodo calefacit et dissolvit (De Pot., q. 3, a. 4, resp). 390 Et ideo agens naturale non producit simpliciter ens, sed ens praeexistens et determinatur ad hoc vel ad aliud, ut puta ad speciem ignis, vel ad albedinem, vel ad aliquid huiusmodi. Et propter hoc agens naturale agit movendo; et ideo requirit materiam, quae sit subiectum mutationis vel motus, et propter hoc non potest aliquid ex nihilo facere. Ipse autem Deus e contrario est totaliter actus, et in comparatione sui quia est actus purus non habens potentiam permixtam, et in comparatione rerum quae sunt in actu, quia in eo est omnium entium origo; unde per suam actionem producit totum ens subsistens, nullo praesupposito, utpote qui est totius esse principium, et secundum se totum. Et propter hoc ex nihilo aliquid facere potest; et haec eius actio vocatur creatio (SCG., II, c. 17).
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presuponen la causalidad trascendental de Dios en relacin al ser, tanto de la causa como del efecto, que la Causa primera otorga y conserva391. Con tales antecedentes cabe afirmar que la transferencia del ser se debe entender, en rigor, en trminos de participacin.
Deus, qui est institutor naturae, non substrahit rebus id quod est proprium naturis earum (ibid., II, c. 55). Quod est per essentiam tale, est propria causa eius quod est per participationem tale () In solo Deo esse est sua essentia. Esse igitur cuiuslibet existentis est proprius effectus eius, ita quod omne quod producit aliquid in esse, hoc facit quantum agit in virtute Dei (ibid., III, c. 67). Dice DEL PRADO: Ex reali compositione procedit D. Thomas ad ostendendam necessitatem quam cunctae res Universi habent ut conserventur in esse a Deo () Esse rerum creatarum non habet radicem in seipsis rerum naturis (o.c., IV, n. 12).
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Es menester que la Causa primera de los entes finitos (causas y efectos) no tenga el ser por participacin sino que lo sea por esencia392, pues, como afirma Toms de Aquino en diversas ocasiones, lo que es mximo en un gnero a saber, entre los entes, aquel que tiene el ser por esencia es, a su vez, causa de todo lo que hay bajo l393. De hecho, el Doctor Anglico entiende la causacin del ipsum esse de cada ente por
(Utrum sit necessarium omne ens esse creatum a Deo) () Necesse est dicere quod omne ens, quocumque modo sit, a Deo esse. Si enim aliquid invenitur in aliquo per participationem, necesse est quod causetur in ipso ab eo cui essentialiter convenit: sicut ferrum fit ignitum ab igne. Ostensum est autem supra cum de divina simplicitate ageretur (3, 4) quod Deus est ipsum esse per se subsistens. Et iterum ostensum est (11, 3-4) quod esse subsistens non potest esse nisi unum; sicut si albedo esset subsistens, non potest esse nisi una; cum albedines multiplicentur secundum recipientia. Relinquitur ergo quod omnia alia a Deo non sint suum esse, sed participent esse. Necesse est igitur omnia quae diversificantur secundum diversam participationem essendi, ut sint perfectius vel minus perfecte, causari ab uno primo ente quod perfectissime ens. Unde et Plato dixit quod necesse est ante omnem multitudinem ponere unitatem. Et Aristoteles dicit quod id quod est maxime ens. et maxime verum, est causa omnis entis et omnis veri, sicut id quod est maxime calidum, est causa omnis caliditatis (S. Th., I, q. 44, a. 1). 393 El principio segn el cual el ser que posee el mximo de perfeccin dentro de un gnero es causa de todos los grados inferiores de dicha perfeccin, es formulado por ARISTTELES en Metaphysica, I, c. 1, 993 b 25. TOMS DE AQUINO matiza el principio distinguiendo el caso de una perfeccin unvocamente predicable del mximo y de los grados inferiores del de una perfeccin analgica como es el ser (cfr. In II Metaph., lect. 2, nn. 292 ss). Quod autem dicitur maxime tale in aliquo genere est causa omnium quae sint illius generis (S. Th., I, q. 2, a. 3). Item quod est maximum in unoquoque genere est causa aliorum quae sunt in illo genere; causa enim potior est effectu (SCG., I, c. 41). Vid. tambin c. 42; III, c. 17; I, c. 28 y II, c. 15; In VIII Phys., lect. 2; In I Sent., d. 24, q. 1, a. 1, y d. 8, q. 4, a. 2, ad 3m; S. Th., I, q. 65, a. 1; I-IIae, q. 90, a. 2; etc.
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parte del Esse per essentiam suam al modo de la participacin dinmica394. Llano explica, a este respecto, que la primaca de la participacin sobre la causalidad se traduce tambin en una primaca de la actualidad sobre la efectividad: Santo Toms no vacila en sacar todas las consecuencias de este planteamiento () Afirma que la relacin a la causa no entra en la definicin del ente causado; es slo una consecuencia necesaria del ser propio de lo causado; porque de ser ente por participacin se sigue que ha de ser causado por otro () Los entes finitos no aparecen inmediatamente como independientes u ontolgicamente causado; se muestran segn su ser limitado y, como consecuencia de esta limitacin en el ser, cabe reconocerlos como originados ab alio, es decir, ex-sistentes. Pero este orden del conocimiento no es sino un trasunto del orden real, porque en la creacin no hay movimiento () La situacin de las cosas como creadas no supone un crear previo, ya que in his quae sunt sine motus simul est fieri et factum esse () Suprimido el movimiento, lo nico que queda entonces es la relacin de la criatura al creador. La creacin es algo real en la cosa creada, pero a modo de relacin solamente () El ser criatura no proviene de un arrojamiento a la existencia, no se reduce a la efectividad resultante de una suerte de acontecimiento originario, sino que reside en la estructura ms profunda de lo real395. Toms de Aquino explica la relacin de participacin (al igual que la de la causalidad) como un caso particular de la estructura de potencia y acto396. En efecto, lo participado (participatum) es actual respecto de lo que participa (participans). Mas, si entendemos el ens como un esse participans
Ex hoc quod aliquid per participationem est ens, sequitur quod sit causatum ab alio (S. Th., I, q. 44, a. 1, ad 1m). Cfr. tambin q. 65, a. 1; SCG., I, c. 19; Quodl., II, q. 2 y De malo, q. 3, a. 3. Cabe advertir en esta nocin una evidente influencia del pensamiento platnico. No obstante, TOMS DE AQUINO corrige la interpretacin platnica de la causalidad en tres puntos fundamentales: PLATN no discrimina las formas sustanciales de las accidentales; concibe la causalidad como mero flujo de formas y equipara la causalidad divina a la produccin artificial, donde se distingue el artfice del ejemplar (cfr. In I Metaph., lect. 15, n. 231). Platonici etiam errant hinc: dicebant enim in rebus diversas esse perfectiones, et quamlibet attribuebant uni primo principio, et secundum ordines earum perfectionum ponebant ordines principiorum sicut ponebant primum ens, a quo participant omnia esse, et illud principium ab isto, scilicet primum intellectum, a quo omnia participant intelligere. Sed nos non sic ponimus, sed ab uno principio res habet quidquid in eis perfectionis est (In Coloss. I, lect. 14, n. 40). 395 Metafsica y Lenguaje. Pamplona, 1984, pp. 300-302. 396 Omne participatum comparatur ad participans ut actus eius (S. Th., I, q. 75, a. 5).
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o un esse habens, podemos descubrir tambin un nuevo matiz de la estructura essentia-esse397. Por otra parte, del modo como lo que recibe est en potencia de lo recibido y ste actualiza al recipiente, as todas las cosas reciben su actus essendi. Solamente Dios no lo recibe porque ya lo tiene por esencia398. En este sentido, todo ente finito es, con respecto a su ser, potencial399. Las cosas, por ende, estn realmente compuestas de su quidditas vel natura rei y del esse en ellas recibido, en tanto que participan realmente de Dios por el ser. Y tal composicin, por ser real, entraa la distincin, tambin real, de los componentes400. No obstante, no por ser el esse realmente distinto de aquello en lo que es posedo, debe entenderse que Dios, al crear, otorgue el actus essendi a una naturaleza ya preexistente al modo como un agente finito informa algo que, a su vez, le hace de causa material. La causalidad de Dios es enteramente espontanea en relacin a todo el ente: al participar el esse, lo comunica ya limitado por la esencia; crea todo el ente compuesto finito. Explica el Doctor de Aquino que, a la par que otorga el ser, Dios
Quandocumque autem aliquid praedicatur de altero per participationem, oportet ibi aliquid esse praeter id quod participatur: et ideo in qualibet creatura est aliud ipsa creatura quae habet esse, et ipsum esse eius (Quodl., II, q. 2, a. 1). 398 Quod enim totaliter est aliquid, non participat illud, sed est per essentiam idem illi; quod vero non totaliter est aliquid, habens aliquid aliud adiunctum proprie participare dicitur. Sicut si calor esset calor per se existens, non diceretur participare calorem, quia nihil esset in eo nisi calor. Ignis vero qui est aliquid aliud quam calor, dcitur participare calorem (In I Metaph., lect. 10, n. 154). Del mismo modo, no se puede decir que Dios (Ser por esencia, Ipsum Esse per se subsistens) participe tambin, como cualquier otro ente, del ser, pues nada hay en El que no sea ser. Por esta razn, no se puede decir con propiedad que Dios sea un ente, pues la palabra ente connota siempre el sentido partitivo del que hemos hablado anteriormente. Y en Dios, no hay nada que no sea ser, pues su Ser no se estructura o compone con potencia ninguna: es Acto puro. 399 Omne participans aliquid comparatur ad ipsum quod participatur ut potentia ad actum; per id enim quod participatur fit participans actuale. Ostensum autem est quod solus Deus est essentialiter ens, omnia autem alia participant ipsum esse. Comparatur igitur substantia omnis creata ad suum esse sicut potentia ad actum (SCG., II, c. 53). Vid. tambin S. Th., I, q. 75, a. 5, ad 4m, Op. De ente et essentia, c. VI y Quodl., III, q. 8, a. nico. 400 Est ergo primo considerandum, quod sicut esse et quod est differunt in simplicibus secundum intentiones, ita in compositis differunt realiter; quod quidem manifestum est ex praemissis; dictum est enim supra, quod ipsum esse neque participat aliquid, ut eius ratio constituatur ex multis, neque habet aliquid extraneum admixtum, ut sit in eo compositio accidentis; et ideo ipsum esse non est compositum. Res ergo composita non est suum esse; et ideo dicit, quod in omni composito aliud est esse et aliud ipsum compositum, quod est participatum ipsum esse (In de hebd., lect. 2, n. 32).
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produce aquello que lo recibe, de suerte que su actividad no tiene ningn presupuesto401: es una Actividad pura. Participar significa tomar parte en algo (partem capere)402, lo cual consiste, metafsicamente, en tener de modo limitado algo que, en s, ha de encontrarse en otro de forma total, plena y completa403. Todas las perfecciones, afirma Toms de Aquino, que en las cosas creadas se dan de modo mltiple y diverso, en Dios preexisten unitaria y simplicsimamente404. Pero, a la vez, algo puede ser participado, fundamentalmente de dos maneras: 1. Del modo en que los individuos forman parte de la especie o las partes integrantes del todo (por ejemplo, un conjunto divisible), de tal suerte que los elementos agotan la totalidad. Tal es el tipo de participacin que suele denominarse predicamental, pues es la que ms frecuentemente se encuentra en el mbito de los predicamentos (los modos de ser que se advierten en la realidad). En virtud de su carcter supergenrico, el ser no puede ser participado de esta manera405. 2. En otro sentido, algo puede ser participado, o sea, recibido en un sujeto participante, pero sin que el participante o el conjunto de todos los participantes puedan agotar con la participacin la esencia de lo participado. A este tipo de participacin se le denomina trascendental, porque lo participado en ella trasciende el orden de los predicamentos. Por otro lado, Toms de Aquino alude en diferentes lugares a casos de participacin en los que lo participado es algo inherente en el
Dicendum quod Deus, simul dans esse, producit id quod esse recipit; et sic non oportet quod agat ex aliquo praeexistenti. Ex hoc ipso, quod quidditati esse attribuitur, non solum esse, sed ipsa quidditas creari dicitur; quia antequam esse habet, nisi forte in intellectu creantis, nihil est, ubi non est creatura, sed creatrix essentia (De Pot., q. 3, a.1, ad 17m). 402 Est autem participare quasi partem capere; et ideo quando aliquid particulariter recipit id quod ad alterum pertinet, universaliter dicitur participare illud (In De hebd., lect. 2, n. 24). Nam participare nihil est quam ab alio partialiter accipere (In De coelo et mundo II, lect. 18). Vid. tambin In Ep. ad Hebr., VI, lect. 1. 403 Participative (scilicet aliquid convenit aliud) quod excedit suam naturam sed tamen aliquid de illo participat, sed imperfecte (In Coloss. I, lect. 4). 404 Omnes rerum perfectiones quae sunt in rebus creatis divisim et multipliciter, in Deo praeexistunt unite et simpliciter (S. Th., I, q. 13, a. 5). Vid. tambin a. 4. 405 Primus actus est universale principium omnium actuum; quia est infinitum, virtualiter in se omnis praehabens ut dicit Dionysius. Unde participatur a rebus, non sicut pars, sed secundum diffusionem processionis ipsius (S. Th., I, q. 75, a. 5). Vid. tambin In div. nom., c. II, lect. 6, n. 215).
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participante406 y a ejemplos de participacin en la que lo participado no inhiere en el participante407. Pues bien, el tipo mismo de la participacin trascendental es la del ser. Toda criatura, en la medida en que es causada directa o indirectamente por la Causa primera, es ente por participacin en este sentido: tiene el ser, pero no lo tiene de forma ilimitada, no lo agota. Por ello, en todo ente se distingue realmente lo participado (ser) del participante. Ciertamente, el ente, en la medida en que es, tiene el ser participado por la Causa primera, pero ello no implica que el ser por el que cada ente es y respecto al cual la esencia de cada uno de ellos es potencial sea el ser de Dios. Esto slo ocurrira si la participacin fuese predicamental. En cambio, lo especfico de la participacin trascendental que Toms de Aquino propone para el ser (y que es la que corresponde tambin a sus propiedades trascendentales) es que la participacin no va en detrimento de su trmino a quo. La participacin del esse no es particin, sino consecuencia de su superabundancia comunicativa en Dios, que no lo tiene limitadamente sino que lo es por esencia. En efecto, una de las propiedades trascendentales (passiones entis) del ente es la bondad, la perfeccin o nobleza ontolgica408, con la cual el ser se identifica realmente. Para un ente es lo mismo ser que ser bueno en este sentido de altura ontolgica, no moral, apetecible, objeto posible de
Omnis ergo substantia quae est post primam substantiam simplicem, participat esse. Omne autem participans componitur ex participante et participato (In VIII Phys., lect. 21, n. 1153). Omne enim quod non est suum esse participat esse a causa prima, quae est suum esse (n.1154). Alia entia dicuntur per posterius, in quantum aliquod esse participant quod non est idem quod ipsa sunt (In II Sent., d. 37, q. 1, a. 2). In creatura autem est esse receptum vel participatum (De Ver., q. 21, a. 5). Homo participat naturam intellectualem (S. Th., I, q. 79, a. 3). Vid. tambin De Pot., q. 3, a. 5 y SCG., I, c. 32. 407 Propria enim natura uniuscuiusque consistit secundum quod per aliquem modum divinam perfectionem participat (S. Th., I, q. 14, a. 6). Omne autem aliud esse (creatum) est quaedam sui (Dei) esse secundum similitudinem participatio (SCG., I, c. 75). Esse angeli est quaedam participatio divini esse (In II Sent., d. 2, q. 1, a. 1). Aevum est participatio aeternitatis (ibid., a. 2, ad 3m). Creaturae non dicuntur divinam bonitatem participare quasi partem essentiae suae, sed quia similitudine divinae bonitatis in esse constituuntur (ibid., d. 17, q. 1, a. 1, ad 6m). Vid. tambin S. Th., I, q. 44, a. 4; q. 108, a. 5; In div. nom., c. II, q. 1, a. 4, n. 934; In De causis, lect. 12, n. 279; In Coloss. I, lect. 4, n. 41. (He tomado las referencias de estas dos ltimas notas de la obra de J. M. ARTOLA, Creacin y participacin. Madrid, 1963). 408 Secundum modum quo res habet esse, est suus modus in nobilitate () Sicut autem omnis nobilitas est perfectio inest rei secundum quod est, ita omnis defectus inest ei secundum quod aliqualiter non est (SCG., I, c. 28).
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volicin por parte de un ser inteligente409; algo es bueno en la medida en que es, pues el carcter intensivo y analgico del ser se transmite tambin a sus propiedades trascendentales, por ser idnticas con l. Pues bien, es as que, como dice Toms de Aquino, el bien es, por su propia esencia, comn (bonum est diffusivum sui)410, tiende a difundirse; luego Dios, que es el Sumo Ser por esencia, posee una perfeccin ontolgica que es enteramente comunicativa. Las perfecciones comunicadas, por otra parte, no pueden ser exclusivas de Dios, pues en ese caso es evidente que no las comunicara411. Mas, como el modo que tiene Dios de comunicar su perfeccin y su ser no puede ser otro que por creacin (pues Dios no puede suponer nada preexistente a su actividad pura), es claro que para Dios la participacin como causalidad eficiente del ser, a saber, como creacin no va en detrimento de su propio Ser, sino que es precisamente el corolario y manifestacin ad extra412 de su propia perfeccin ontolgica. El objeto de la creacin, por tanto, no es aumentar la perfeccin divina, sino difundirla. Dios no deviene Dios al crear. Ms bien expresa su infinita perfeccin
Puesto que la pura nada no es, tampoco hay maldad absoluta. La razn que da TOMS DE AQUINO contra los maniqueos de que no puede haber algo enteramente malo o que sea principio absoluto de maldad, tiene, pues, un fundamento ontolgico: Omne enim quod est totaliter aliquale, est essentialiter tale; sicut si aliquid est totaliter bonum, est essentia bonitatis. Si enim participat bono, oportet quod dividatur in participans et participatum. Si ergo nihil est malum essentialiter, illud quod est malum non est totaliter malum, sed habet aliquam partem boni; et secundum illam est totum esse illius quod dicitur malum. Sic ergo manifestavit per hoc quid est malum. Non enim malum potest esse aliqua essentia subsistens, sicut bonum est ipsa essentia bonitatis; sed quaelibet res mala per suam essentiam est bona, mala autem secundum quod deficit ab aliquo bono, quod debet habere et non habet (In div. nom., c. IV, lect. 14, n. 476). 410 S. Th., II-IIae, q. 188, a. 6, c. 411 Quae absolute aliquam perfectionem exprimunt, creaturis sunt communicabilia; illa vero quae exprimunt cum perfectione modum quo invenitur in Deo, creaturae communicari non possunt; ut omnipotentia, summa sapientia, summa bonitas et huiusmodi (De Ver., q. 5, a. 8, ad 3m). Bonitas autem Dei communicatur creaturae, non autem excellentia bonitatis eius (II-IIae, q. 81, a. 4, ad 3m). 412 En Dios se distingue perfectamente la accin ad extra (facere) de la operacin ad intra (agere), si bien en otro sentido a saber, en tanto que es Acto puro todo su obrar se identifica realmente con su Ser. En efecto, como explica el Aquinatense, en las realidades creadas el no-ser precede naturalmente al ser (creatio ex nihilo) y no, sin embargo, en la generacin eterna del Verbo: In re quae creari dicitur, prius sit non esse quam esse: non quidem prioritate temporis vel durationis () sed prioritate naturae, ita quod res creata si sibi relinquatur, consequatur non esse cum esse non habet nisi ex influentia causae superioris. Prius enim unicuique inest naturaliter quod non ex alio habet, quam quod ab alio habet, et ex hoc differt creatio a generatione aeterna; sic enim non potest dici quod Filius Dei sibi relinquatur, non habeat esse, cum recipiat a Patre illud idem esse quod est Patris, quod est esse absolutum, non dependens ab aliquo (In II Sent., d. 1, a. 1, a. 2). Vid. tambin De Pot., q. 10, a. 1, ad 14m.
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creando413. De ello se deduce que en Dios la creacin es un acto enteramente libre; no es inmediatamente la apfansis del mismo Ser de Dios414 sino de su infinita potencia activa omnipotencia415 y, slo mediatamente, de su mismo Ser, en cuanto que el modo de obrar es proporcional al modo de ser en acto. Aunque de suyo indica ilimitacin y no se restringe ms que por ser participado en una esencia limitada potencial que lo recibe, el esse es directa e inmediatamente causado en el ente por el acto creador de Dios416; y es lo ms elevado, perfecto y digno (actus omnium actuum et perfectio omnium perfectionum) que hay en las cosas, justamente por ser lo que las emparenta ms en directo con el Esse perfectsimo e irrestricto de Dios, al
Sicut enim pars connumerata, non est aliquid, maius quam totum, quia ipsa pars in toto includitur, ita etiam quodcumque bonum connumeratum Deo non facit aliquod augmentum bonitatis, quia non est bonum nisi per hoc, quod participat bonitatem divinam (In I Eth., lect. 9, n. 115). 414 Esto es lo que sostienen los diversos monismos pantestas de carcter emanatista: PLOTINO, SPINOZA, FICHTE, SCHELLING, HEGEL. TOMS DE AQUINO, por el contrario, explica que la creacin no altera la esencia de Dios, ni perfeccionndola ni degradndola: Aliquid autem est in aliquo tripliciter. Uno modo sicut contentum in continente; alio modo sicut pars in toto; tertio modo sicut accidens in subiecto et sicut effectus in causa; et secundum hoc dicuntur aliqua ab eis exire. Sed primis duobus modis exit aliquid idem numero existens; puta idem numero vinum de dolio, et eadem pars in toto. Sed aliis duobus modis non exit idem numero (In XVI Ioann., lect. 7, n. 2161). 415 Quod primus actus est universale principium omnium actuum quia est infinitum virtualiter, in se omnia praehabens ut dicit Dionysius. Unde participatur a rebus non sicut pars, sed secundum diffusionem processionis ipsius. Potentia autem, cum sit receptiva actus, oportet quod actui proportionetur. Actus vero recipit, qui procedunt a primo actu infinito, et sunt quaedam participationes eius, sunt diversi. Unde non potest esse potentia una quae recipiat omnes actus, sicut est unius actus influens omnes actos participatos; alioquin illa potentia receptiva adaequaret potentiam activam primi actus. Est autem alia potentia receptiva in anima intellectiva a potentia receptiva materiae primae, ut patet ex diversitate receptorum. Nam materia prima recipit formas individuales, intellectus autem recipit formas absolutas. Unde talis potentia in anima intellectiva existens non ostendit quod anima sit composita ex materia et forma (S. Th., I, q. 75, a. 5, ad 1m). 416 Sed si sit aliquid habeat infinitam virtutem ad essendum secundum esse participatum ab alio, secundum hoc quod esse participat est finitum, quia quod participatur non recipitur in participante secundum totam suam infinitatem sed particulariter. In tantum igitur intelligentia est composita in suo esse ex finito et infinito, in quantum natura intelligentiae infinita dicitur secundum potentiam essendi, et ipsum esse quod recipit est finitum. Et ex hoc sequitur quod esse intelligentiae multiplicari possit, inquantum est esse participatum: hoc enim significat compositio ex finito et infinito (In De causis, lect. 4, n. 109).
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modo como se relaciona el efecto (criatura) con la causa (creador)417. De todas formas, es lgico que en la participacin trascendental del ser mediante el acto creador de Dios, la semejanza entre lo participado y los participantes refleje una cierta cada o prdida de calidad ontolgica, una a modo de degradacin (no en sentido moral, por supuesto). Se quiere indicar con ello, nicamente, que en el trnsito de lo participado al participante se da un salto de lo simple a lo compuesto, y lo simple dice razn de perfeccin, mientras que lo compuesto manifiesta una cierta menesterosidad respecto a la causa de los componentes y de la composicin misma por ellos formada. El acto puro de ser (ipsum esse), que es subsistente e infinito slo en Dios per se subsistens418 se halla en el participante limitado por una potencia, con la que entra en composicin, de suerte que, estticamente considerada, la participacin trascendental del ser dice razn de estructura, a saber, composicin de potencia (participans) y acto (participatum)419; tal es la estructura metafsica del ente. A la inversa, si la consideramos desde el punto de vista dinmico, la participacin trascendental del ser presupone de modo necesario el ejercicio de la causalidad eficiente creadora. As lo declara Toms de Aquino de modo inequvoco: todo lo que es por participacin procede causalmente de lo que es por esencia420. Todo lo imperfecto, explica el Doctor Anglico, se deriva
Ipsum esse comparatur ad vitam et ad alia huiusmodi sicut participatum ad participans: nam etiam ipsa vita est ens quoddam: et sic esse prius et simplicius est quam vita et alia huiusmodi et comparatur ad ea ut actus eorum. Et ideo dicit quod non solum ea quae participant aliis participationibus, prius participant ipso esse; sed, quod magis est, divina quae nominantur per se ipsa, ut per se vita, per se sapientia et alia huiusmodi, quibus existentia participant ipso per se esse: quia nihil est existens cuius ipsum per se esse non sit subsistentia et aevum, idest forma participata ad subsistendum et durandum. Unde cum vita sit quoddam existens, vita etiam participat ipso esse. Ex hoc ergo concludit principale propositum: scilicet quod Deus convenienter principalius prae aliis nominibus laudatur sicut existens, quasi ex digniore donorum suorum (In div. nom., c. V, lect. 1, n. 635). 418 Ostensum est () quod Deus est ipsum esse per se subsistens. Et iterum ostensum est quod esse subsistens non potest esse nisi unum; sicut si albedo esset subsistens non potest nisi una, cum albedines recipientur secundum recipientia. Relinquitur ergo quod omnia alia a Deo non sint suum esse, sed participent esse (S. Th., I, q. 44, a. 1). 419 Esse creatum non est per se stans, quia est aliud a substantia entis creati (Quodl., X, a. 4, ad 4m). Et sic in quolibet creato est natura rei quae participat esse et aliud ipsum esse participatum (Q. De spir. creat., a. 1). 420 Si enim diversa in aliquo uniantur, necesse est huius unionis causam esse aliquam: non enim diversa secundum se uniuntur. Et inde est quod, quandocumque in diversis invenitur aliquid unum, oportet quod illa diversa illud unum ab aliqua una causa recipiant: sicut diversa illud unum ab aliqua una causa recipiant: sicut diversa corpora calida habent calorem ab igne. Hoc autem quod est esse, communiter invenitur in omnibus rebus, quantumcumque diversis. Necesse est ergo esse unum essendi principium, a quo esse habeant quaecumque sunt quocumque modo, sive sint invisibilia et spiritualia, sive sint visibilia et corporalia (S. Th., I, q. 65, resp). In unoquoque
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de algo perfecto, pues las realidades perfectas son naturalmente anteriores a las imperfectas, como el acto a la potencia421. Sobre este punto, comenta Clavell: Mientras las formas accidentales (blanco) y sustanciales (hombre) no nos llevan necesariamente como a su causa a una forma separada (blancura o humanidad), el ser s. El esse participado, que todo ente tiene como propio y constitutivo de s, nos lleva como a su Causa proporcionada, al Esse separado422.
En resumen, la creacin de los entes por Dios es una verdad de orden natural que procede de la advertencia de la composicin estructural del ente. La complexin de acto y potencia, en su mximo nivel de radicalidad metafsica y de universalidad, se da como composicin real de ser y esencia en el ente concreto y finito. En efecto, ningn ente limitado puede autofundarse a radice. Por ello es preciso que su actus essendi se distinga realmente de su modus essendi423. Ningn ente agota el ser: solamente lo tiene. Y lo tiene recibido, participado. Metafsicamente, la creacin es la participacin trascendental del actus essendi, que slo Dios puede conferir a la criatura, pues no lo tiene, a su vez, recibido de otro, sino que lo es por esencia. Dios, como primera Causa del ser (es decir, como creador) es acto puro de ser subsistente y su esencia consiste en ser sin restriccin alguna424. La creacin es un acto soberansimo y especialsimo de causalidad eficiente, pues es el nico en que la actividad causal (vis productiva) no presupone nada en el efecto, puesto que no supone, como es lgico, ni
genere est aliquid perfectissimum in genere illo, ad quod omnia quae sunt illius generis mensuratur: quia ex eo unumquodque ostenditur magis vel minus perfectum esse, quod ad mensuram sui generis magis vel minus appropinquat (SCG., I, c. 28). 421 Omne quod est imperfectum derivatur ab aliquo perfecto; nam perfecta naturaliter priora sunt imperfectis, sicut actus potentia (SCG., I, c. 44). 422 L. CLAVELL, El nombre propio de Dios segn Santo Toms de Aquino. Pamplona, 1980, p. 139. 423 Afirma TOMS DE AQUINO que se llama ente a lo que participa del acto de ser de una manera determinada (In De causis, lect. 7). 424 Hoc autem quod est esse in nullius creaturae ratione perfecte includitur; cuiuslibet enim creaturae esse est aliud ab eius quidditate () Sed in Deo esse suum in eius quidditatis ratione, quia in Deo idem est quid est et esse (De Ver., q. 10, a. 12). Vid. tambin SCG., I, c. 11.
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siquiera el mismo ser del efecto. Pero tampoco supone la esencia en la que ste es recibido mediante la causalidad creadora. Dios, al crear, no infunde ser a una esencia preexistente, como el artfice creado (causa segunda) impone una forma determinada a un efecto. Tambin la esencia de la criatura es causada, pero no es creada antes, como una cosa a la que se aadir luego otra cosa, a saber, el acto de ser, al modo como el accidente adviene a una sustancia primera que le hace de causa material in qua.
Con esta tesis podemos enriquecer la doctrina acerca de la relacin entre causa y efecto con un nuevo matiz de doble dimensin: 1. Criatura y Creador son semejantes en el ser (inmanencia). 2. Pero se distinguen en el ser participado (trascendencia de Dios). El esse creado entra en composicin con la esencia425. Tal relacin, formalmente constituda por el acto creador, es, en definitiva, una relacin de dependencia de la criatura respecto de Dios y dicha dependencia engloba los dos aspectos mencionados426. La inmanencia y la trascendencia de Dios pueden ser simultneamente entendidas o comprendidas mediante el anlisis metafsico del ente y la participacin trascendental de su acto de ser a travs de la causalidad creadora. En efecto, afirma Toms de Aquino que, aunque la Causa primera no forma parte de sus efectos (es exterior y los trasciende), no obstante el ser que en ellos se da no puede ser entendido ms que porque Dios lo otorga427. La inmanencia de Dios en las criaturas es su presencia en ellas, si bien esta presencia no es entitativa sino operativa, como se ha visto, es decir, mediante la conservacin de los entes en su ser y mediante el concurso en su operacin o causalidad propia.
Hoc est contra rationem facti, quod essentia rei sit ipsum esse eius, quia subsistens non est esse creatum (S. Th., I, q. 7, a. 2, ad 1m). 426 Illa relatio accidens est, et secundum esse suum considerata, prout inhaeret subiecto, posterius est quam res creata; sicut accidens subiecto, intellectu et natura, posterius est () Si vero consideretur secundum suam rationem, prout ex actione agentis innascitur praedicta relatio, sic est quodammodo prior subiecto, sicut ipsa divina actio, est eius causa proxima (De Pot., q. 3, a. 3, ad 3m y ad 7m). Vid. tambin S. Th., I, q. 45, a. 3, ad 3m. 427 Licet causa prima, quae Deus est, non intret essentiam rerum creatarum; tamen esse, quod rebus creatis inest, non potest intelligi nisi ut deductum ab esse divino; sicut nec proprius effectus potest intelligi nisi ut deductus a causa propria (De Pot., q. 3, a. 5, ad 1m).
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BIBLIOGRAFA
Para las obras de Toms de Aquino he utilizado la edicin Tauriniense de Marietti, excepto en el caso de la Summa Theologiae y de la Summa Contra Gentiles, para las que he manejado la edicin de la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Las obras de Aristteles son citadas en este trabajo segn la edicin de la Academia Regia Borussica, Aristotelis Opera, vols. I-IV, ex recensione I. Bekkeri, Berln, 1960. Adems de los textos consignados a pie de pgina aparecen relacionadas aqu las obras generales y monografas que considero ms cercanas al asunto tratado:
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