ORGANIZACIÓN Y

ADMINISTRACIÓN DEPORTIVA Y
EVENTOS

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ADMINISTRACIÓN
DEPORTIVA Y
EVENTOS
MÓDULO 1. EL DEPORTE Y
LA GESTIÓN

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Unidad 1.1 El contexto deportivo
1.1.1 Aproximación conceptual
El término deporte es polisémico, dado que es definido y analizado
desde diferentes perspectivas y con múltiples interpretaciones. En
este sentido, se considera que es difícil definirlo dado que sus
diversas acepciones y su misma práctica ha ido mutando y ampliando
su significado. Por un lado, hace referencia a una actividad de las
personas y, por otro, es parte de una realidad de la sociedad.
Entonces, su significado se adapta al emisor que la utiliza y todo
su bagaje cultural.
Desde esta perspectiva, el concepto de deporte aún no se ha logrado
definir en su totalidad, a pesar de que las asociaciones
internacionales del deporte y muchos especialistas siempre lo
intentaron. Como mencionamos, definir el término deporte no es una
tarea sencilla, por su complejidad simbólica y la realidad social y
cultural que representa.
En el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española (s.f.,
https://bit.ly/2YqN8Iq), el término deporte significa “recreación,
pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al
aire libre”. Mientras que su segundo significado hace referencia a
la “actividad física, ejercida como juego o competición, cuya
práctica supone entrenamiento y sujeción a normas” (Real Academia
Española, s.f., https://bit.ly/2YqN8Iq).

Por su parte, Rossana (2020, https://bit.ly/3aKY6NL) afirma que “el

término deporte se refiere a una actividad física, básicamente de
carácter competitivo y que mejora la condición física del individuo
que lo practica”.
Figura 1: Características del deporte

Fuente: elaboración propia

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Además, Rossana sostiene que el deporte es:
una actividad regulada, generalmente de naturaleza
competitiva y que puede mejorar la condición física
de quienes lo practican, también tiene propiedades
que lo diferencian del juego. Este abarca diversas
áreas de la sociedad y conlleva una complejidad
simbólica en su dimensión social y cultural, ya que
el deporte es actualmente una práctica, un
espectáculo y un estilo de vida (2020,
https://bit.ly/3aKY6NL).

1.1.2 Clasificación y destinatarios

Es preciso abordar ahora el nuevo escenario que rodea al deporte,
puesto que hablar de este término nos lleva a contemplar un gran
abanico de significados, que han modificado totalmente los conceptos
sociales aplicados hasta el momento.

Este gran cambio experimentado ha provocado situaciones de

controversia, motivadas por la confluencia de nuevos
aspectos, que se mezclan con valores tradicionales del
deporte tan arraigados en la sociedad.

Así, durante ésta última década, nos encontramos con

numerosos estudios sociales que analizan en profundidad
los intereses de la población hacia el deporte, y que
podemos englobar en cuatro grandes bloques como pautas
principales para el debate actual:

 Nuevas concepciones: el deporte (…) ya no se concibe como

una actividad exclusivamente relacionada con la
competición deportiva. La sociedad actual ha evolucionado
en torno al “deporte” vinculando al mismo a aspectos
recreativos, de salud, educativos, profesionales, etc.

 Nuevas motivaciones: el deporte ya no se entiende como una

actividad exclusivamente relacionada con la superación o
con la victoria. Hoy en día el desarrollo del “deporte”,
en su concepción universal, fundamenta su actividad en la
relación humana, en la integración, el cuidado del cuerpo,
la relación con la naturaleza, etc.

 Nuevos practicantes: el deporte ya no es una actividad

exclusiva de personas con cualidades físicas altas, o
jóvenes. Hoy en día el desarrollo del “deporte”, en su
concepción más universal, abarca todo tipo de personas,
sin ninguna limitación de edad, sexo, nivel social, etc.
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 Nuevas estructuras organizativas: el deporte ya no depende
exclusivamente de las estructuras federativas, sino que
hay una amplia oferta dirigida desde estructuras
asociativas privadas, profesionales o administrativas. Y
en este contexto, la práctica de las actividades deportivas
adquiere nuevas necesidades de regulación, que abarca
aspectos que se atienen a principios de seguridad y de
regulación profesional, además de contemplar desde
diversas perspectivas aspectos reglamentarios.

Vemos pues, que el deporte en estos años ha experimentado

un proceso de expansión y desarrollo, en el que ha
diversificado sus funciones, sus finalidades y la
potencial demanda a la que se dirige (Velázquez Andrés,
2007, https://bit.ly/34tlUo2).

Por tanto, es importante:

entender el deporte como un hecho que ha evolucionado desde

de la competición y condición física a ser un fenómeno de
carácter global, que actúa en los diferentes planos y
dimensiones de la sociedad actual. Extendiéndose
transversalmente, ocupando lo habitual y cotidiano, tanto
en sus facetas individual y colectiva, como en sus
diferentes vertientes:

 La salud (mantenimiento y mejora física, rehabilitación,

capacitación, prevención de enfermedades, esparcimiento).
 La educación (formación equilibrada, valores individuales
y sociales).
 La acción social (en la juventud, la tercera edad, la
relación, la integración de sectores desfavorecidos,
empleo).
 La cultura (moda, hábitos, estética).
 La economía (industria, materiales de servicios,
indumentaria, deporte, espectáculo).
 El territorio (infraestructuras y espacios para su
práctica).
 EI ocio y turismo (deportes de aventura, senderismo).
 La comunicación, internacionalización y conocimiento
global.
 Lo ambiental (el medio natural, la sostenibilidad).

Como vemos, las múltiples facetas que el deporte nos

presenta (…) no son únicamente consecuencia de la evolución

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del deporte tradicional, sino que son fruto de la
transformación de una nueva sociedad que, en el marco de
la globalización, está caracterizada por una enorme
dinámica e interacción, siendo las nuevas necesidades
vitales y los ciudadanos que las demandan son los agentes
que han impregnado el nuevo concepto de deporte con
renovadas pautas y retos, transformación que los
administradores del fenómeno (gestores) deben responder y
adaptarse.

Estamos frente a una nueva colectividad (…) de practicantes

que, junto a los consumidores del deporte espectáculo y
deportistas federados, van a modelar, de forma acelerada
y constante, las pautas de comportamiento de la actividad
física y el deporte (Celma, 2007, https://bit.ly/2QgF0Wd).

A continuación, se presenta una imagen que puede ayudar a identificar

cuáles son los ámbitos que componen e influyen sobre este mundo que
es hoy el deporte. En la figura podemos observar las diferencias
entre el deporte espectáculo, el deporte social y el originario o
deporte tradicional.

Figura 2: Mundo deporte

Fuente: elaboración propia

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A partir de esta clasificación, podemos definir dónde radica el poder
de estos tres mundos que es, primordialmente, en la relación
clientelar que mantiene el deporte con las personas.

Así, vemos que el deporte tradicional se sigue nutriendo de

deportistas afiliados por clubes y entidades como federaciones. Sin
embargo, parte de su cúspide, total o parcialmente, se ha pasado al
deporte espectáculo, por ejemplo, el fútbol, básquet o tenis.

El deporte espectáculo basa su conexión con las personas en una

relación clientelar no como practicantes, sino como una masa de
espectadores (consumidores); ya que los practicantes, en este
ámbito, son una ínfima minoría situada en la elite del deporte. Los
grandes clubes, sus ligas y circuitos profesionales, en estrecha
conexión con los medios de comunicación y grandes empresas de
artículos deportivos, son sus principales agentes.

El deporte social es el que ha recogido la gran transformación

(actualmente en incremento) de la práctica o uso de la actividad
física, sea para la salud, estética, esparcimiento y otros valores,
especialmente, en el terreno de lo social. Aquí, son los usuarios
(practicantes) los que le dan forma y sostienen al deporte social y
es donde están incidiendo instituciones públicas, empresas y también
entidades deportivas sin ánimo de lucro.

Más allá de lo antes citado, podríamos referenciar entre el deporte

tradicional y el social, otros dos ámbitos que toman fuerza en
nuestra sociedad, como lo es el deporte infantil y el deporte
adaptado. El de iniciación o infantil, sienta sus bases en los grupos
etarios bajos, donde muchas veces es tomado como medio o recurso
educativo en la búsqueda de instalar conductas “saludables” en el
desarrollo de la persona; y, por otro lado, formar deportistas que
el día de mañana nutrirían los mundos antes citados. Y desde la
concientización social de integración, inclusión y equidad, aparece
con fuerza el deporte adaptado, pensado para aquellos sujetos que
particularmente disponen de capacidades especiales, como
destinatarios.

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Figura 3: Deporte infantil

Fuente: elaboración propia

Desde otra óptica, puede hacerse una diferenciación según sea la

relación que establece el individuo con la actividad física o el
deporte. Podríamos hablar de la dicotomía entre los que “van a ver"
y los que “van a hacer”.

Los primeros, los que "van a ver", lo hacen principalmente como

“consumidores de deporte espectáculo, fenómeno que comporta una
amplia gama de influencias psicosociales, algunas tan evidentes como
la identificación colectiva, la adscripción a un grupo, la idolatría
y mitificación de héroes deportivos o el entretenimiento” (Celma,
2007, https://bit.ly/2QgF0Wd).

Los eventos deportivos, en muchos casos, impactan:

en los hábitos culturales, donde la adoración a deportistas

profesionales se interpola con la afición y sentimientos
de identificación, de manera que estas emociones forman ya
parte de la vida cotidiana de muchas personas. Un ejemplo
de las consecuencias del deporte espectáculo lo constituye
el estado de ánimo producido por los resultados deportivos
(euforia o decepción), que es causa, según los expertos,
de mayor o menor rendimiento en el trabajo e influencias
sobre su relación personal, laboral, social y su salud
(Celma, 2007, https://bit.ly/2QgF0Wd).

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Por otro lado, se encuentran los que “van a hacer”. Celma (2007)
explica que el deporte:

ya no es exclusivo del que los ejercita por “higiene” o el

que compite, actualmente estos son minoría. Aparte de los
importantes elementos que en clave social el fenómeno
deportivo hoy comporta (integración, cohesión social,
interrelación, etc.) (…) vemos que, en clave individual,
la incorporación multitudinaria a la actividad deportiva
tiene como objetivos la búsqueda de la salud, la necesidad
terapéutica, la estética, el relax, el antiestrés, la
relación, el status social, etc., es decir la mejora de
las condiciones de vida de las personas. Un claro ejemplo,
de esta nueva situación, es la demanda de la actividad
física como método eficaz para control de peso o
adelgazamiento (salud o imagen personal, culto al cuerpo),
demanda que ha copado la oferta de los gimnasios y centros
deportivos.

(…)

Esta realidad tiene un plano económico que supone una

verdadera industria de servicios. Sobre este factor
económico, solo basta con apreciar el movimiento producido
por esta situación para ver su importancia económico-
financiera. Aparte de las aportaciones directas en el
consumo de la actividad (cuotas, abonos, etc.) o
espectáculo (entradas, derechos de publicidad y sobre todo
TV para los grandes eventos o competiciones), el movimiento
económico es imparable.

Una muestra puntual de esta dinámica es, para la mayoría

de practicantes, la moda (las marcas) y el mercado de
material, accesorios y prendas deportivas, que día a día
se ve incrementado (Celma, 2007, https://bit.ly/2QgF0Wd).

1.1.3 Desafíos actuales

Hay pruebas que demuestran que los beneficios del deporte van más
allá de los efectos positivos que tiene la actividad física en la
salud. Hay investigaciones que indican que contribuye también a
lograr objetivos sociales, como la educación, el desarrollo en niños
y jóvenes, la inclusión social, la prevención de delitos, el
desarrollo económico y la sostenibilidad medioambiental.

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De todas formas, el deporte no es una panacea para todos los
problemas de la sociedad ni una prioridad en comparación a las
necesidades de las comunidades menos favorecidas, pero sí puede tener
efectos positivos y ser una valiosa herramienta empleándola
adecuadamente.

El deporte tiene la capacidad de unir personas, a pesar de las

diferencias nacionalistas, políticas, religiosas y culturales. Puede
potenciar la integración social y la identidad de las minorías y
grupos marginados. También puede contribuir al desarrollo económico
y crear puestos de trabajo, servir para luchar contra la
discriminación, crear una mayor conciencia de los derechos de las
mujeres, y ser una plataforma útil para ofrecer una educación
preventiva contra diversas enfermedades que afectan a las
poblaciones y grupos de riesgo.

Sin embargo, para que estos beneficios estén disponibles “debemos

crear un sistema que ofrezca el deporte que la comunidad quiere: un
deporte lúdico, justo, inclusivo y que promueva la excelencia”
(Comité Olímpico Internacional, 2014, https://bit.ly/2CMO3Lt).

En este sentido, el Comité Olímpico Internacional expresa:

La calidad y el impacto final del deporte dependen en

última instancia de las personas cuyas ideas,
actitudes y comportamientos determinarán si se
salvará la brecha que separa al deporte que tenemos
y al deporte que queremos: el deporte de verdad (2014,
https://bit.ly/2CMO3Lt).

El deporte y sus valores

El deporte puede y debe contribuir positivamente al desarrollo y

calidad de vida de nuestras comunidades. Nunca es neutro, por eso
es necesario respaldar los valores positivos de manera sencilla y
eficaz.
Los tres principales valores del movimiento olímpico son:

 Excelencia
 Amistad
 Respeto

Los principios del olimpismo sirven para ampliar los valores

olímpicos, y son:

 No discriminación
 Sostenibilidad

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 Humanismo
 Universalidad
 Solidaridad
 Alianza entre el deporte, educación y cultura

El deporte que queremos

El informe The Sport We Want (2003), del Centro Canadiense para la
Ética en el Deporte, presenta un estudio que refleja los valores
que genera el deporte.
Tabla 1: Valores

Valores individuales Valores comunitarios

 Diversión  Igualdad de acceso
 Respecto  Tolerancia y respeto mutuo
 Accesible para todos  Ambiente seguro y acogedor
 Juego limpio  Ciudadanos sanos
 Inclusión  Desarrollo de liderazgo
 Desarrollo personal  Voluntarios cualificados
 Salud y bienestar  Inclusión de los
 Modelo de conductas ciudadanos
positivos  Desarrollo de un
 Autoestima comportamiento positivo
 Confianza en sí mismo  Valores compartidos
 Unidad y cohesión de la
comunidad
Fuente: adaptación propia en base a Canadian Centre for Ethics in
Sport, 2003, https://bit.ly/2E5Nn4L

1.1.4 Gestión en un nuevo escenario

Los gestores deportivos deben procurar interpretar todo
esto en el desarrollo de su rol y función, tanto sea en el
aspecto de los usuarios practicantes, como el de usuarios
espectadores, sabiendo extraer la estrategia adecuada en
orden a la eficiencia socioeconómica y viabilidad
organizativa frente a un mercado dinámico.

Esta cuestión, con las cautelas necesarias en el sector

público, produce diversas transformaciones, algunas
significativas por el cambio conceptual que integran, un
ejemplo son las denominaciones habituales aplicadas en la
prestación de servicios deportivos, sustituyéndose
denominaciones de “usuario” por la de “cliente”, o la

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utilización cada vez más extendida de terminologías como
“producto deportivo” “calidad de servicio” “atención al
cliente”, etc.

Hoy los gestores deportivos ya no pueden ser aquellos

entusiastas, voluntaristas y filantrópicos socios,
entrenadores o “contables”, que desde su entidad de corte
tradicional procuran con cierta dedicación mejorar, de
forma más o menos puntual, su administración, el desarrollo
de eventos o la organización de competiciones.

Los gestores deportivos, hoy, deben ostentar el sello

“profesionalidad y polivalencia” y asumir que en la
actualidad pertenecen a un ámbito que presenta una diversa
combinación de modelos y organizaciones con intereses y
hasta finalidades distintas, pero “todos”, sean los que
dirigen entes públicos, clubes deportivos, federaciones,
gimnasios, empresas de servicios, deben contemplar y saber
interpretar, en su amplia dimensión, las diferentes formas
que tiene el conjunto de la población para abordar y
consumir la acción deportiva, aplicando las técnicas de
gestión, innovando y siendo extremadamente sensibles a las
peculiaridades del ámbito deportivo-social donde
desenvuelven su actuación.

¿Qué depara el futuro para el fenómeno del deporte, y para

los gestores deportivos? Tal y como decía Steve Jobs a sus
directivos de Apple, creadores de varios productos
innovadores: “La mejor manera de predecir el futuro es
intentar modelarlo… crearlo está en nuestras manos”
(Celma, 2007, https://bit.ly/2QgF0Wd).

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Unidad 1.2 La gestión
1.2.1 Concepto y clasificaciones
En términos generales, la gestión consiste en dirigir una
organización o empresa, en su conjunto o una parte o nivel
de la misma. La gestión no es una función exclusiva de los
altos directivos, sino que concierne a todos lo que
realizan, bajo su responsabilidad, una función de
coordinación de un grupo o equipo de personas para la
consecución de un resultado.

La Real Academia Española establece que “administrar”

significa gobernar, regir, cuidar, mientras que “gestión”
es la acción y efecto de administrar. Los conceptos
“administración” y “gestión” que los anglosajones designan
como “management”, aparecen frecuentemente utilizados como
sinónimos, incluso con respecto a otros sustantivos como
“dirección” y “organización”. En sentido contrario, otros
distinguen diferencias entre “organización” y
“administración”, definiéndolos como:

a) Organización es la combinación de los medios humanos y

materiales disponibles, en función de la consecución de un
fin, según un esquema preciso de dependencias e
interrelaciones entre los distintos elementos que la
constituyen.

b) Administración, con frecuencia utilizado también como

sinónimo de dirección, es el conjunto de medidas
(decisiones, procedimientos, sistemas, relaciones,
controles) a través de los cuales se desarrolla la
actividad de la dirección para conseguir los objetivos de
la organización.

La gestión supone una de las actividades humanas que mayor

influencia ha ejercido en la evolución de nuestra sociedad.
En distintos ámbitos y sectores, en todos los niveles de
la estructura y en cualquier tipo de organización o
empresa, el desempeño profesional de un gestor consiste en
crear y mantener un ambiente adecuado para que los que
forman parte de la organización, trabajando de manera
coordinada, puedan realizar las funciones y tareas
asignadas, con el fin de obtener los objetivos previamente
establecidos (Pereira, 2008, https://bit.ly/2FPv9Fb).

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Por otro lado, desde el Comité de Desarrollo del Deporte del Consejo
de Europa (citado en Mestre Sancho, 2013, https://bit.ly/3j6QLv1),
se define la gestión como “el proceso mediante el cual se asume la
responsabilidad de la planificación y la regulación dentro de una
organización de los recursos –personas, manifestaciones o
instalaciones– a fin de realizar unos objetivos determinados”.

En este sentido, la gestión consiste en el conjunto de acciones

encaminadas hacia la búsqueda de los mejores rendimientos en el
desempeño de una empresa u organización.

Un posible camino hacia el significado de gestión deportiva supondría

pensarlo de un concepto plural que:

abarca un conjunto amplio de acciones y una variedad de

competencias y desempeños distintos, aunque no aislados,
de la totalidad de los estamentos y miembros de la
organización deportiva, que actúan de manera planificada,
racional, coordinada e interdependiente para el logro de
la finalidad de la empresa, entendida bien como
organización deportiva o bien como una acción, siempre en
la búsqueda de la eficiencia, los mejores rendimientos o
equilibrio global entre resultados, beneficios y consumos
de todo tipo, en el marco de la protección ambiental y del
desarrollo sostenible (Mestre Sancho, 2013,
https://bit.ly/3j6QLv1).

1.2.2 Enfoques de la gestión

Las tareas de gestión están orientadas, fundamentalmente, hacia la
planificación, la organización, la coordinación y el control. Un
buen gestor en deportes necesita estas competencias y debe demostrar
rendimiento en su trabajo personal, así como habilidades para tomar
decisiones.

“Los conceptos tradicionales de gestión han sido clasificados según

su enfoque, a saber, clásico, conductual, científico, sistémico y
coyuntural. Cada uno de estos enfoques ayuda a entender el modus
operandi de los gerentes” (Rubén Acosta Hernández, 2005, p. 216)

 Gestión clásica

Está basada en la creencia según la cual cada gestor debe

tener un perfecto dominio de las destrezas y habilidades
necesarias para planear, organizar, coordinar y controlar
en el marco de las relaciones laborales, no solo a los
empleados y colaboradores, sino también a las unidades

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locales y regionales de toda la organización, los miembros
afiliados, los clubes, las ligas y otras organizaciones
afiliadas. Este concepto está íntimamente relacionado con
las definiciones siguientes:

o La planificación es la definición de metas, objetivos y

estrategias.
o La organización es la selección y combinación de acciones
para llevar a cabo las estrategias y el diseño de
estructuras adecuadas para contribuir al logro de las metas
y objetivos de la organización.
o La coordinación significa establecer relaciones entre la
gente y los departamentos con el fin de asegurar que cada
unidad funcione como conjunto y garantice desde sus
actividades los objetivos.
o El control es la supervisión necesaria para asegurarse de
que las acciones sigan, los planes se lleven a cabo y los
errores se corrijan (Rubén Acosta Hernández, 2005, p. 216).

 Gestión conductual

Está basada en el principio de motivación de la gente, el

cual va más allá de la planificación, la organización, la
coordinación y el control. La productividad individual
mejora cuando la persona está motivada por sus propios
deseos, necesidades y tendencias. Un trato humano que
combine dignidad y consideración individual contribuye a
que la gente se identifique con la organización y la induce
a alcanzar las metas que adoptó por voluntad propia (Rubén
Acosta Hernández, 2005, p. 217).

 Gestión científica: “recurre a la precisión de las

estadísticas, las matemáticas y la alta tecnología para lograr
una gestión más eficaz” (Rubén Acosta Hernández, 2005, p. 217).

 Gestión sistémica

Este concepto está basado en la coordinación de todos

los aspectos (planificación, organización y control,
tanto del comportamiento como de las actividades de
los empleados) de manera que todo junto funcione como
un sistema integrado (…) En consecuencia, se debe
asegurar que todas las partes funcionen como un todo
para que cada parte y la organización en conjunto
alcancen las metas y los objetivos asignados (Rubén
Acosta Hernández, 2005, p. 217).

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 Gestión coyuntural: “este concepto supone que no existe una manera
ideal para conducir una organización determinada. La gestión
depende de las condiciones que caracterizan cada situación
particular, encontrando las soluciones más adecuadas en función
la situación específica” (Rubén Acosta Hernández, 2005, p. 217).

Figura 5: Enfoques de la gestión

Fuente: elaboración propia

1.2.3 El contexto y sus sectores

El contexto de las organizaciones deportivas (…) está

constituido por factores internos y externos, que de alguna
medida determinan la gestión.

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Los factores externos, que se encuentran en el mundo
exterior, consisten en las condiciones económicas,
políticas, culturales o sociales que afrontan los
individuos involucrados en la práctica de actividades
deportivas.

Los factores internos, en cambio, son las condiciones de

trabajo internas, así como las actividades administrativas
de la propia organización deportiva.

El éxito de las operaciones depende del conocimiento de

los factores internos como los niveles de trabajo, las
habilidades y capacidades de los empleados, las
responsabilidades y la motivación en cuanto a los objetivos
de la organización. De igual importancia son los factores
externos, como son la economía mundial, la economía local,
la tecnología, la política, la penetración del mismo
mercado por parte de otros competidores, las necesidades
y tendencias de la juventud y el contexto social y cultural
de esta. En un mundo en permanente evolución, cada factor
externo es un desafío que puede afectar profundamente a
cualquier organización deportiva. Los gerentes deben
aprender a controlar y responder adecuadamente a estos
factores de cambio si tienen deseos de sobrevivir (Rubén
Acosta Hernández, 2005, p. 219-219).

Se pueden identificar tres sectores básicos de gestión deportiva,

que son los siguientes:

 La gestión deportiva pública: los poderes públicos

ejercen las competencias de carácter deportivo, a través
del correspondiente órgano administrativo, atribuidas
según su ámbito territorial. Esto significa que, aun
considerando el deporte como una competencia compartida,
determinadas funciones corresponden exclusivamente a una
administración pública.

 La gestión deportiva empresarial: tiene un enfoque de

negocio, absolutamente lícito en una economía de mercado,
en el que se pueden diferenciar básicamente las empresas
de prestación de servicios deportivos, ya sea que su
oferta comporte actividades y /o instalaciones, y la
organización del deporte profesional que explota el
espectáculo deportivo.

 La gestión deportiva social: está integrado por las

organizaciones no lucrativas, destacando en el deporte

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dos tipos de entidad diferenciados. Por un lado, el
asociacionismo deportivo que se sustenta en un modelo
estatal y los correspondientes modelos asociativos
autonómicos, conformando una compleja y amplia variedad
de figuras asociativas que han nacido como respuesta a
las nuevas circunstancias sobrevenidas en la evolución
del deporte. Y por otro, las fundaciones deportivas que,
al igual que las asociaciones, carecen de ánimo de lucro
y que vienen experimentando un significativo crecimiento
desde finales de la década de los 90 (Pereira, 2008,
https://bit.ly/2FPv9Fb).

Conocida la existencia de un sector público, privado y otro social

del deporte que, obviamente, condiciona su gestión, es preciso
también diferenciar lo que podemos denominar como ámbitos de
aplicación que, a partir de un criterio personal y sin intención de
ser determinante, podrían ser:

 Dirección y organización de programas y actividades

deportivas: tales como espectáculos deportivos,
competición de rendimiento, actividad de participación.
Sin olvidar otras como los programas de actividad
deportiva y recreación en hoteles, programas deportivos
de turismo, programas de actividad física en balnearios,
programas de actividad deportiva en campamentos y
programas de actividad física en residencias o centros de
la tercera edad.

 Dirección de instalaciones y equipamientos deportivos:

pueden ser de titularidad pública o privada, siendo este
el primer condicionante para su gestión. Además, la
heterogeneidad de estas infraestructuras también
incorpora un elemento de diferencia, lo que permite
agruparlas básicamente de la siguiente forma:
instalaciones al aire libre, instalaciones cubiertas
convencionales, parques acuáticos y piscinas, circuitos
de velocidad, entre otras.

 Dirección de organizaciones o entidades deportivas: de

sector público, las de sector privado empresarial y las
de sector privado no lucrativo (Pereira, 2008,
https://bit.ly/2FPv9Fb).

Figura 6: Sectores y ámbitos de la gestión

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Fuente: elaboración propia

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1.2.4 Gestión deportiva
El reconocimiento del deporte como fenómeno en las sociedades
actuales y su influencia, el destino de recursos, la ampliación y
construcción de nuevos escenarios y la implementación de nuevas
tecnologías obliga a pensar seriamente en cómo es la gestión
deportiva y su significado como un factor importante de desarrollo.

El deporte no tiene por qué ser una actividad deficitaria,

ni por el contrario verse sometida únicamente a criterios
de rentabilidad económica. Los beneficios que pueden, y
deben, obtenerse a través del deporte y su práctica, se
sitúan en unos planos más importantes –trascendentes
podría decirse– que los simplemente económicos. La gestión
en el deporte pretende la búsqueda de los mayores
beneficios en toda su amplitud de entornos –deportivos por
supuesto, sociales, educativos, medioambientales,
políticos… y también económicos–, en el cumplimiento de
los fines de una organización, empresa o acción. Para que
un gestor deportivo logre estos fines debe conocer cuáles
son los componentes con los que trabajar (Mestre Sancho,
2013, https://bit.ly/3j6QLv1).

La profesionalización de los recursos humanos requiere de una

articulación y complementariedad entre saberes, habilidades y
capacidades, lográndose ello a través de una formación de calidad,
crítica y contextualizada, frente a la transmisión de los
conocimientos y herramientas más adecuadas para estar acorde con la
actual complejidad de nuestro entorno deportivo.

¿Qué elementos constituyen la gestión deportiva?

Siguiendo a Mestre Sancho (2013, https://bit.ly/3j6QLv1), “aplicada

al deporte, la gestión se convierte en un proceso que requiere de
la actuación, coordinada e interdependiente de diversos elementos a
conocer”; entre los que se destacan como primarios:

Las necesidades y aspiraciones deportivas de la población: “conocer

las aspiraciones deportivas de la población permitirá la adecuación
de la oferta a sus intereses, y facilitará la práctica de la
actividad física” (Mestre Sancho, 2013, https://bit.ly/3j6QLv1).

La legislación deportiva y la no deportiva de aplicación al deporte:

“resulta imprescindible, en la gestión del deporte, conocer,
respetar y aplicar la legislación deportiva –y la no deportiva que
le afecte–, como también enseñarla y transmitirla a quienes están

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inmersos en el sistema deportivo, cualquiera que sea este” (Mestre
Sancho, 2013, https://bit.ly/3j6QLv1).

La planificación como método de trabajo: “ordenar en el tiempo el

desempeño de los elementos que conforman la gestión, requiere su
conveniente planificación, sobre todo a largo y medio plazo”
(Mestre Sancho, 2013, https://bit.ly/3j6QLv1).

Los presupuestos (recursos) económicos: “los presupuestos para

deporte deben diseñarse acordes a la realidad de las aspiraciones
necesarias, evitando lo superfluo que solo origina malgastos y
despilfarros” (Mestre Sancho, 2013, https://bit.ly/3j6QLv1).

Los programas deportivos: “la conveniente gestión de los programas

deportivos será una garantía de fidelización hacia la práctica
deportiva” (Mestre Sancho, 2013, https://bit.ly/3j6QLv1).

Las instalaciones deportivas: “la adecuada y razonable construcción

de instalaciones deportivas, diseñadas en función de su posterior
uso, resultará un elemento facilitador de su gestión” (Mestre Sancho,
2013, https://bit.ly/3j6QLv1).

Los técnicos deportivos: “disponer de personas tituladas y formadas

convenientemente es, hoy en día, una de las primeras garantías de
progreso de la sociedad” (Mestre Sancho, 2013,
https://bit.ly/3j6QLv1).

La ética y los valores en el deporte: “la búsqueda expresa de la

ética y los valores que se pueden adquirir a través del deporte debe
ser un elemento a recuperar en el sistema deportivo y a incorporar
a la gestión” (Mestre Sancho, 2013, https://bit.ly/3j6QLv1).

El medio ambiente y su protección:

La conservación del medio ambiente es responsabilidad de

todos a título personal. También lo es de cada uno de los
colectivos. Algunos de ellos asumen una competencia más
marcada, caso del deporte, cuanto que su fin es la salud
de las personas (Mestre Sancho, 2013,
https://bit.ly/3j6QLv1).

Por otro lado:

como elementos secundarios que surgen como consecuencia de

los anteriores, se pueden mencionar: la estadística, la
contabilidad, el marketing y la difusión; la documentación

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 ORGANIZACIÓN Y
ADMINISTRACIÓN DEPORTIVA Y
EVENTOS
deportiva, la calidad, los controles médicos, la dinámica
de grupos, las relaciones públicas, las nuevas tecnologías
y sus posibilidades para la gestión, en fin, y una amplia
relación de otros más (Mestre Sancho, 2013,
https://bit.ly/3j6QLv1).

Figura 7: Elementos que constituyen la gestión deportiva

Fuente: elaboración propia

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 ORGANIZACIÓN Y
ADMINISTRACIÓN DEPORTIVA Y
EVENTOS
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