HIDROGRAFÍA
HIDROGRAFÍA
HIDROGRAFÍA
España consta con dos vertientes hidrográficas principales y varias cuencas con notables diferencias entre ellas.
Esta diferencia se debe a los factores condicionantes de los ríos. Estos son el clima y el relieve, aunque también
influyen la vegetación, la litología y la acción del ser humano.
El régimen fluvial es la variación estacional del caudal de un río, así, los ríos tienen distintos regímenes desde que
nacen hasta que desembocan. Hay distintos tipos: nival, nivo-pluvial, pluvio- nival, pluvial oceánico, pluvial
mediterráneo, pluvial mediterráneo continental y pluvial mediterráneo subtropical. Las diferencias de un régimen a
otro es el principal aporte que reciben.
Una vertiente hidrográfica es el conjunto de cuencas cuyas aguas vierten al mismo mar.
La vertiente mediterránea drena el 25 % del territorio peninsular, estos ríos son cortos (a excepción del Ebro), poco
caudalosos, (discurren por zonas de escasas precipitaciones), y tienen una gran irregularidad.
Destacan:
- Ter. Nace al noroeste de la Península, en un circo, tiene un régimen nivo-pluvial que acaba siendo pluvial.
- Llobregat. Nace al noroeste de la Península y desemboca en forma de delta. Tiene un régimen pluvial con
periodos de estiaje en verano
- Ebro. Nace en la cordillera cantábrica cerca de un lago kárstico. El régimen del río es pluvio-nival en la
cabecera y a medida que avanza pasa a pluvial mediterráneo, recibe aporte de ríos de los Pirineos, tendrá
un aporte pluvio-nival hasta su desembocadura en forma de delta.
- Turia. Surge en unos pozos de Teruel. Tiene un régimen pluvial mediterráneo, su caudal es muy escaso.
- Júcar. Tiene un régimen pluvio-nival en la cabecera y pluvial mediterráneo en la desembocadura.
- Segura. Río caracterizado por sus grandes inundaciones (la última en 2019) alternada con periodos de
sequía. Tiene un régimen pluvio-nival en la cabecera y pluvial meciterráneo en la desembocadura, donde se
forman lagos.
La vertiente atlántica: tiene características distintas según la zona. Los ríos gallegos son más cortos, caudalosos y
bastante regulares. Mientras que los ríos atlántico-andaluces tienen caudales irregulares, son poco caudalosos y no
excesivamente largos.
Destacan:
- Miño. Nace al noreste de Galicia y tiene un régimen pluvial.
- Duero. Nace al noroeste de la Península y discurre por España y Portugal. Tiene un régimen pluvio-nival en
la cabecera y en el resto pluvial.
- Tajo. Es el más largo de la Península. Tiene un régimen pluvio-nival y conforme avanza pasa a ser pluvial.
Destaca el trasvase Tajo-Segura, que cambió el régimen hidrológico del Tajo.
- Guadiana. Nace en el suroeste de la Península, tiene un régimen pluvial subtropical.
- Guadalquivir. Nace en el sur de la Península, en la Sierra de Cazorla y desemboca en la reserva natural de
las marismas de Doñana. Su régimen en la cabecera es pluvial subtropical, por influencia del Genil pasa a
nivo-pluvial y en la desembocadura es pluvial.
La vertiente cantábrica, va desde el norte de Galicia hasta Francia. Los ríos son cortos, muy caudalosos, regulares y
erosivos, lo que hace que sean muy apropiados para el aprovechamiento hidroeléctrico.
Destacan:
- Bidasoa. Hace de frontera natural entre España y Francia. Tiene un régimen pluvial oceánico. El río
transportaba una elevada cantidad de agua, pero en la actualidad menos por el descenso de las
precipitaciones.
- Nervión. Nace en el norte de la Península. Tiene un régimen pluvial, y destaca el salto del Nervión.
- Navia. Nace en el norte peninsular, entre Galicia y Asturias. Tiene un régimen pluvial.
Los recursos hídricos están desigualmente repartidos en toda España, ya que hay lugares que demandan más agua
por las escasas precipitaciones y que se evapora la que hay. Para administrar los recursos hídricos se crean
infraestructuras hidráulicas como: embalses, canales, pozos y plantas desaladoras. Las plantas desaladoras se
utilizan como alternativa para resolver las graves carencias en la disponibilidad y calidad del agua que hay en España
aunque todavía sigue siendo un método caro. El uso de agua desalada está destinado a su uso en el sector
doméstico, seguido por el sector agrícola y el industrial. Hay desaladoras en Canarias, Andalucía, Murcia, Alicante y
Valencia.