Tema 2
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la Hispania tardorromana.
A) Reforma Provincial
A finales del siglo III se mantenía el diseño administrativo realizado por Augusto
tres siglos antes. Diocleciano y la tetrarquía sustituyeron progresivamente a los
funcionarios senatoriales por ecuestres, culminando un proceso iniciado por Septimio
Severo. Se consolidaba la importancia del rango ecuestre desplazando al rango senatorial
en la administración provincial y en otros cargos de la administración como vicarios,
gobernadores, etc. También se produjo la separación del poder civil y del poder militar.
Hasta finales del siglo III Hispania estuvo dividida en tres provincias: Citerior,
Baetica y Lusitania. Se creó la figura del praeses (el que preside) que se instauró como
la máxima autoridad provincial. Las provincias hispanas fueron gobernadas por
praesides durante la tetrarquía. Sobre el año 300 Hispania fue dividida en cinco
provincias: Baetica, Lusitania, Tarraconense, Carthaginense y Gallaecia. En la nueva
distribución, las Islas Baleares quedaron adscritas en la Carthaginense. Este nuevo reparto
facilitaba el gobierno provincial ya que la Citerior era una provincia muy grande y fue
dividida en tres provincias. La Bética y Lusitania mantuvieron sus límites territoriales.
Reforma administrativa.
B) Reformas Económicas
Con este fin, la población fue censada de nuevo estableciéndose un nuevo sistema
fiscal en especie, que comprendía el impuesto de la capitación (capitatio) que pagaban
los trabajadores y empleados rurales, y el impuesto de la tierra (iugatio), que satisfacían
los propietarios. Las tierras agrícolas se dividieron en unidades “referenciales”, cuyas
dimensiones variaban en consonancia con su productividad. La llamada iugatio-capitatio
fue el nuevo sistema fiscal implantado en época de Diocleciano y destinado a proveer
de recursos al Estado para atender las necesidades provinciales.
C) Circulación Monetaria
D) Sociedad
Por su parte, los humiliores designaban a los miembros de los grupos sociales
inferiores, independientemente de su status y cualesquiera que fuera su ocupación o
extracción. Genéricamente, este grupo tan heterogéneo recibía esta denominación en
contraposición al anterior, hasta el punto de que humilior acabó englobando a todo
aquel que no era considerado honestior, cualquiera que fuera su estatus jurídico (libre
o esclavo) o social (pobre, desocupado…). En general, las condiciones de vida de éstos
eran difíciles, y desde luego peores que las de los honestiores, de quienes a menudo
dependían en calidad de patroni o domini de los humiliores.
Por otra parte, la extensión del colonato bajo-imperial a partir del siglo IV hizo
que la rusticitas desplazara en cierto modo a la urbanitas como forma de vida
característica de la época.
E) Economía
Una vez superada la crisis del siglo III la economía en Hispania inició una nueva
etapa de desarrollo. Se modificaron las condiciones de la producción, se configuraron
nuevos circuitos de comercialización y surgieron nuevos centros de consumo. En
Hispania bajoimperial no hubo ejército, ni tampoco ceca para la emisión de monedas.
Pero si están documentados una serie de productos básicos procedentes de Hispania que
se comercializaban en los mercados regionales internacionales como el jamón, la lana, el
garum o el aceite de oliva. También hay otra serie de productos como el esparto, los
caballos o la salmuera muy apreciados dentro del Imperio.
Las villae eran los centros residenciales de las aristocracias y sus propietarios
eran todos aquellos que habían logrado una importante fortuna. En esa residencias,
además de sus propietarios y de su familia, residía todo el personal vinculado a ellas, y
todas las personas que trabajaban en su explotación desde esclavos, colonos o aparceros
hasta operarios urbanos. En la villae había todo tipo de servicios para que no fuese
necesario el desplazamiento hasta la ciudad. Algunos autores de la época por ese motivo
definieron a la villae como una auténtica urbs in rure.
El ejército tuvo la protección del estado y eso implicó que fuese uno de los
sectores menos afectados por la crisis del siglo III. Además los oficiales del ejército se
habían hecho omnipresentes en la política y en la sociedad romana ocupando el puesto
de muchos senadores, llegando incluso algunos a proclamarse emperadores. La sociedad
había permitido que el ejército en la época tardorromana ganase un gran protagonismo
en su sociedad.
• Consulares: funcionarios romanos del rango senatorial que tenían a su cargo las
provincias consulares.