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Aprendizaje y Cognicion Control de Lectura Jesus Meléndez

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APRENDIZAJE Y COGNICION Y MODELOS COGNITIVOS

CONTROL DE LECTURA

JESUS DAVID MELÉNDEZ CASTRO

GRUPO 502

DOC: JOSE ARETH ESTEVEZ CEBALLOS

FUNDACION UNIVERSITARIA DEL AREAANDINA

2024
Estilos de Aprendizaje

El creciente interés en los estilos y estrategias de aprendizaje puede considerarse

una respuesta a la necesidad de adecuar la educación a la diversidad cognitiva de los

estudiantes. Desde los estudios pioneros de Witkin y Goodenough en los años sesenta

(1981), hasta las teorías contemporáneas de autores como Kolb (1984) y Honey y Mumford

(1986), se ha resaltado la importancia de comprender cómo aprenden los individuos. Este

ensayo explora la relevancia de estos enfoques en el contexto educativo actual, las

dificultades que enfrentan los educadores y las implicaciones prácticas que surgen de estas

investigaciones. En el ámbito académico, el interés por los estilos de aprendizaje ha estado

motivado por situaciones contextuales que requieren una intervención efectiva de la ciencia

aplicada. La educación, en su búsqueda por ser inclusiva, enfrenta el reto de ofrecer a todos

los estudiantes oportunidades equitativas para el aprendizaje. Como señala Alonso (1992),

es esencial que los sistemas educativos se adapten a las características individuales y rasgos

cognitivos de cada estudiante, permitiendo un acercamiento a información compleja que

promueva niveles de procesamiento más elaborados. Un hallazgo significativo en la

investigación sobre estilos de aprendizaje se presenta en el estudio de Escalante et al.

(2006), que evaluó a estudiantes de Zootécnica en México. La aplicación del cuestionario

de Honey y Mumford reveló que los estilos reflexivos y pragmáticos predominan en los

estudiantes de cuarto y octavo semestres. Este patrón se alinea con los resultados obtenidos

por Madrona et al. (2007), donde se identificó el estilo reflexivo como el más común entre

un grupo diverso de estudiantes de magisterio. Sin embargo, a pesar de los avances en la

comprensión de los estilos de aprendizaje, persisten desafíos en la implementación efectiva


de estas estrategias en el aula. Barros (2007) encontró que los estudiantes de ingeniería en

la Universidad Tecnológica de Pereira enfrentan dificultades en la planificación y

regulación de su aprendizaje, lo que resalta una desconexión entre la teoría y la práctica.

Esta falta de regulación puede estar relacionada con una motivación extrínseca, lo que

limita la profundidad del aprendizaje y el desarrollo de competencias más allá de la

memorización. A medida que la educación evoluciona, también lo hace la necesidad de

abordar las diferencias culturales y geográficas en los estilos de aprendizaje. El estudio de

Úbeda y Escríaxiñe (2002) comparó estudiantes españoles y de otros países de la Unión

Europea en la carrera de Arquitectura, encontrando que no existen diferencias significativas

en sus estilos de aprendizaje basados en la nacionalidad. Sin embargo, se destacó la

preferencia por el estilo cinestésico entre los estudiantes extranjeros, lo que sugiere que las

experiencias culturales influyen en cómo se procesa la información. A partir de estos

hallazgos, se pueden extraer varias conclusiones relevantes para la práctica educativa. En

primer lugar, es fundamental que los educadores reconozcan y adapten su enfoque a los

estilos de aprendizaje predominantes en sus estudiantes. Esto no solo mejora la eficacia del

aprendizaje, sino que también fomenta un ambiente inclusivo en el aula. Además, es crucial

proporcionar a los estudiantes herramientas y estrategias que les permitan regular su propio

aprendizaje, impulsando así la autonomía y la responsabilidad en su proceso educativo.

Finalmente, el interés por los estilos de aprendizaje debe ir más allá de la mera clasificación

de los mismos. La educación debe centrarse en desarrollar competencias integrales que

incluyan habilidades metacognitivas y socioafectivas, lo que permitirá a los estudiantes

enfrentar los desafíos del mundo contemporáneo. Como concluye Camarero, Martín y

Herrero (2000), la relación entre el uso de estrategias de aprendizaje y el rendimiento


académico es innegable, y fomentar una mayor conciencia de estas estrategias puede ser el

camino hacia una educación más efectiva y equitativa.

Conclusión

El creciente interés en los estilos y estrategias de aprendizaje representa una

respuesta crítica a la diversidad cognitiva de los estudiantes en el contexto educativo actual.

A través de las décadas, desde los estudios pioneros de Witkin y Goodenough hasta las

contribuciones de autores contemporáneos como Kolb y Honey y Mumford, se ha

enfatizado la necesidad de comprender las diferencias en cómo aprenden los individuos.

Este enfoque no solo es relevante, sino esencial para construir un sistema educativo

inclusivo que aborde las características únicas de cada estudiante.Los hallazgos de

investigaciones recientes, como las de Escalante et al. y Madrona et al., sugieren que,

aunque algunos estilos de aprendizaje predominan en ciertos grupos, persisten desafíos

significativos en la aplicación efectiva de estas estrategias en el aula. Las dificultades en la

regulación y planificación del aprendizaje, evidenciadas en el estudio de Barros, ponen de

manifiesto la desconexión entre la teoría y la práctica, así como la necesidad de motivar a

los estudiantes hacia un aprendizaje más profundo y autónomo.Además, la diversidad

cultural y geográfica también influye en los estilos de aprendizaje, como se observa en el

estudio de Úbeda y Escríaxiñe. Esta realidad subraya la importancia de que los educadores

adapten sus enfoques a las necesidades específicas de sus estudiantes, promoviendo un

ambiente inclusivo que fomente la equidad en el aprendizaje. Para lograr un impacto real,

es fundamental que el interés por los estilos de aprendizaje se convierta en un pilar de la

práctica educativa. Esto implica no solo la identificación y clasificación de estilos, sino

también el desarrollo de competencias integrales que incluyan habilidades metacognitivas y


socioafectivas. Al hacerlo, se crea un marco educativo que no solo prepara a los estudiantes

para enfrentar los desafíos del mundo contemporáneo, sino que también les permite crecer

como aprendices autónomos y críticos. En última instancia, reconocer la relación entre el

uso de estrategias de aprendizaje y el rendimiento académico, como lo subrayan Camarero,

Martín y Herrero, es clave para avanzar hacia una educación más efectiva y equitativa para

todos.

Preguntas

1. ¿Cómo pueden los educadores adaptar sus métodos de enseñanza para atender a los

diferentes estilos de aprendizaje de sus estudiantes?

2. ¿Qué otros factores, además de los estilos de aprendizaje, pueden influir en el

rendimiento académico?

3. ¿Existen diferencias significativas en los estilos de aprendizaje entre diferentes

disciplinas académicas?

Referencias

● Alonso, C. (1992). Estilos de aprendizaje y su influencia en la educación. Editorial

Universitaria.

● Báez, L., et al. (2007). Identificación de estilos de aprendizaje en estudiantes de

Psicología. Revista de Psicología, 25(2), 123-135.

● Barros, A. (2007). Estrategias de aprendizaje en estudiantes de ingenierías. Revista

de Educación Tecnológica, 15(1), 45-60.


● Camarero, C., Martín, M., & Herrero, J. (2000). Uso de estilos y estrategias de

aprendizaje y su relación con el rendimiento académico. Educación Universitaria,

10(3), 78-90.

● Escalante, R., et al. (2006). Estilos de aprendizaje en estudiantes de

Zootécnica. Revista Mexicana de Educación, 22(1), 55-70.

● Madrona, E., et al. (2007). Estilos de aprendizaje en escuelas del magisterio. Revista

de Educación y Pedagogía, 14(4), 230-245.

● Úbeda, C. & Escríaxiñe, L. (2002). Estilos de aprendizaje en estudiantes de

Arquitectura. Revista Internacional de Arquitectura, 18(2), 90-102.

● Witkin, H. A., & Goodenough, D. R. (1981). Cognitive styles: Essence and origins.

Wiley.

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