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Críticas Cine

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Las críticas cinematográficas.

Lengua y literatura – 3ero. A

Actividad 1
Leer las siguientes críticas:

Llega un nuevo y adorable antihéroe


Megamente (Megamind, Estados Unidos / 2010). Dirección: Tom McGrath. Guión: Alan
Schoolcraft y Brent Simons. Música: Hans Zimmer y Lorne Balfe. Edición: Michael Andrews.
Diseño de producción: David James. Película de animación presentada por UIP en salas 2D y
3D. Duración: 96 minutos. Apta para todo público. Nuestra opinión: muy buena.Esta nueva
producción animada de la factoría DreamWorks apuesta por la utilización cómica de dos
aspectos muy de moda en el cine contemporáneo: por un lado, la reivindicación del antihéroe
(o, más precisamente, del lado bueno que hay en todo malvado) y la crisis íntima, la carga
emocional, el peso simbólico que significa ser un superhéroe.En el arranque
de Megamente tenemos a un superhéroe llamado Metro Man, que está en la cúspide de su
popularidad (es, literalmente, una estrella con un ego más grande que sus poderes, capaz de
convocar y manipular a las masas en las puertas de un museo dedicado a la veneración de su
persona), y a Megamente, un malvado tan ambicioso como frustrado por sus sucesivas
derrotas frente a Metro Man. Sin embargo, cuando este -sorpresivamente- desaparece, el
despiadado villano azulado y de cabeza gigante toma el control absoluto de la ciudad. El
problema es que, una vez que se apodera de todo y da rienda suelta a sus deseos y caprichos,
se da cuenta de que no tiene rival ni, por ende, estímulos. Lo más parecido al vacío
existencial.Por supuesto, el film, dirigido con buen pulso por Tom McGrath (el mismo de
Madagascar), apela a un objeto del deseo (un personaje femenino de fuerte personalidad
encarnado por una periodista televisiva), a un nuevo malvado (un camarógrafo que pasa de
la frustración a los excesos) y a un simpático comic-relief como la mascota de Megamente,
como para que todos los segmentos de un entretenimiento masivo de consumo familiar estén
debidamente cubiertos.Megamente tiene unos cuantos elementos ya trabajados (en algunos
casos, con mayor inspiración) por propuestas como Los increíbles, Mi villano
favorito, Superman o Astroboy(las referencias y guiños son una de las bases de la dinámica
de los guiones de la factoría DreamWorks), pero McGrath y su equipo suplen cierto déjà
vu con una simpatía desbordante y con un despliegue visual que hace un excelente uso de las
posibilidades de la pantalla ancha y de los efectos diseñados para el lucimiento en las pantallas
digitales 3D. Así, en este juego de espejos, de contrastes y contracaras, de inversiones de
personalidad, Megamente surge como otro villano querible, de esos que se han ganado en
buena ley un digno lugar en el imaginario popular.

Diego Batlle, La nación.

El problema de quedarse sin villanos


CINE › MEGAMENTE, PELÍCULA DE ANIMACIÓN DIRIGIDA POR TOM MCGRATHEl problema
de quedarse sin villanosLos primeros diez o quince minutos del nuevo film de DreamWorks
entusiasman, pero con el correr de la trama el efecto “Superman como villano” se va diluyendo.
Como corresponde a estos tiempos, hay excelencia técnica y sobreabundancia de
gags.A Megamente (la película) le sucede lo que a Megamente (el personaje): de entrada
encuentra el rival perfecto. Pero por algún motivo que la película y el personaje tal vez deberían
dilucidar en terapia, cuando todo parecería encaminado a un también perfecto matrimonio en
el infierno, en lo que podría considerarse la noche de bodas (primer enfrentamiento a matar o
morir), película y personaje pierden a su contraparte. Cuando lo recuperan, es tarde. Y ya se
sabe (si lo sabrá la política argentina) que sin un buen enemigo no se puede vivir bien. Por lo
cual tras unos primeros diez o quince minutos para relamerse y gozar, durante la restante
hora y pico película y personaje se la pasan buscando un rival a su altura, sin encontrarlo.
Ausencia que se llena al mejor estilo DreamWorks Animation: con chistes, espectacularidad,
tecnología de punta y alto diseño de producción. O también puede ser que el crítico no la haya
Las críticas cinematográficas.
Lengua y literatura – 3ero. A
entendido del todo y Megamente sea una osadía metalingüística de lo más sofisticada, que
no sufre la falta de una razón de ser, sino que la expone. El problema, claro, es que, sin un
relato que la sostenga, la metalingüística no es algo que resulte la mar de
entretenido.Superman, pero con Superman como villano, no como héroe. Ese es el hallazgo
genial de (los primeros diez o quince minutos de) Megamente, escrita por los debutantes
Alan J. Schoolcraft y Brent Simons y dirigida por el hombre de la casa Tom McGrath (director
de ambas Madagascar). Para que el hallazgo funcione, basta con invertir el punto de vista
desde el cual se narra la historia. La historia es una descarada paráfrasis de Superman, con
un planeta lejano a punto de estallar, dos bebés lanzados por sus padres al espacio y la caída
de ambos no en una ciudad llamada Metrópolis, sino en una llamada Metrocity. El chiquito
calvo y no muy simpático no nació para ser amado. Por lo cual será “bueno para hacer el mal”.
El pequeñín del rulito en la frente será a la larga Metro Man, psicopatón demagógico, que sabe
que a la gente hay que darle circo y superpoderes para devenir paladín de la ciudad. Metro
Man y Megamind: hasta la sonoridad de sus nombres los condena a ser uno, y el espectador
tiene bien claro por cuál de los dos hinchar.Derrotado Metro Man, Megamente comprende que
deberá inventarse un villano. Inventa al Jimmy Olsen de turno, Hal, nerd ligeramente irritante
pero definitivamente no a su altura. Para seguir con la coartada metalingüística, ¿se tratará
de poner en escena el debilitamiento de la idea misma de villanía? Problema: un villano débil
representa una herida mortal para una película de superhéroes. Algo que no sucedía, por poner
un ejemplo cercano (en tiempo, en intenciones, en registro visual), en Los increíbles,
sofisticada reflexión sobre el sentido y el mito del superhéroe, que no desdeñaba el carácter
de relato popular de aventuras. Ante la falta de villanos, Megamente se entrega, en cambio, a
una deriva de ideas que no hacen relato: la Luisa Lane moderna, audaz e inteligente, el comic
relief extravagante, el asombroso diseño de una ciudad futura, el fascistoide monumentalismo
de masas y el sinfín de etcéteras previsible en una película que trabaja por acumulación.Con
Ben Stiller como productor ejecutivo, su compinche Justin Theroux (coguionista de Una guerra
de película) y un inesperado Guillermo del Toro como consultores creativos, con las voces de
Will Ferrell, Brad Pitt, Tina Fey, Jonah Hill y un montón más (en las escasísimas versiones
subtituladas), en términos de diseño de producción, estado del arte tecnológico y despliegue
visual, Megamente deja boquiabierto. Pero es justamente allí donde la película construye un
espectador no muy distinto del de las superproducciones monumentalistas de Metro Man: una
masa de ciudadanos ululantes, extasiados con los superpoderes del héroe. Así, el punto de
vista de Megamente empieza siendo el de nuestro villano favorito, para igualarse a la larga
con el del héroe al que había prometido odiar.

Horacio Bernades, Página/12.

Bueno para hacer el Mal


Bueno para hacer el Mal Crítica Megamente. El filme animado de DreamWorks es original
por donde se lo mire, y con más vuelo se transformaría en un clásico. Hace unos meses,
cuando se estrenó la también animada Mi villano favorito, cabía la pregunta de qué tienen
los personajes malvados, viles y sinvergüenzas para atraer tanto a los espectadores. Gru le
pinchaba un globo a un niño en su presentación, pero luego se descubría que tenía un buen
corazón. Megamente casi, casi tiene su razón de ser villano y asolar Metrociudad como
contraposición a Metro Man, el héroe. Ambos llegaron de bebés con ultrapoderes desde el
espacio exterior, pero terminaron en distintas cunas. Megamente se crió en una prisión, y
Metro Man en un hogar a puro lujo. Uno, genio criminal, y otro, guardián heroico, son como la
oposición y el oficialismo: uno no puede existir sin el otro. Y cuando Megamente elimina a
Metro Man -ni él lo puede creer-, se da cuenta de que lo tiene todo, sí, pero le falta algo (o
alguien) con quién pelear. De allí que en su guarida secreta “crea” a Titán, un nuevo héroe...
¡desde la caspa de Metro Man!, modificando a Hal, un camarógrafo enamorado de Roxanne,
la periodista que siempre se interponía entre uno y otro. Megamente es bueno para hacer el
Mal, pero no es tan, tan malo. Los chicos van a disfrutar de algunos de sus “trucos”, como su
arma deshidratadora, y hay guiños a Superman -se dice que a Metro Man lo perjudica el cobre,
no la kriptonita-, a Donald Trump y a Marlon Brando que atraparán más los mayores que los
niños. Los avances en la animación computarizada siguen siendo deslumbrantes. El asunto con
las comedias infantiles animadas pasa más por el lado de los guiones. Hablando en
generalidades, suele haber muchos simplistas, o acumulaciones de gags visuales
(Madagascar), pero a veces alguien se destapa y luce original -como en Cómo entrenar a
tu dragón-. Que este y Megamente sean los nuevos productos de DreamWorks abre una
esperanza: no todo está perdido, ni Pixar estaría solo en el horizonte. Los mayores que vayan
Las críticas cinematográficas.
Lengua y literatura – 3ero. A
solos al cine y elijan las copias originales, sin el doblaje, podrán escuchar las voces de Will
Ferrell (Megamente), Brad Pitt (Metro Man), Tina Fey (Roxanne), Jonah Hill (Titán) y Ben
Stiller, que también la produjo (Bernard). O sea, no han escatimado billetes. Igual, no es de
los doblajes localistas, por lo que papás, tíos o abuelos pueden acompañar a los niños y pasar
una hora y media divertida, tanto en 3D como en proyecciones standards.

Pablo O. Scholz, Clarín.

Respondan las siguientes preguntas:

a) ¿Qué tienen en común estos textos?

b) ¿Qué diferencias y qué similitudes se encuentran respecto a la película cuyo objeto es


la crítica? ¿A qué creen que se deben las diferencias?

c) ¿Qué elementos en común, en cuanto a estructura, se encuentran en los textos?

d) Pensar en una película que hayas visto y elaborar una crítica sobre la misma.

e) ¿Para qué sirven las críticas de cine?

Actividad 2:
Todos estos textos trabajados hasta aquí se caracterizan por poseer una trama
argumentativa, tema que ya fue trabajado.

 De los textos trabajados en esta oportunidad, elegir uno (La Nación, Página/12
o Clarín) y responder:

 ¿Cuál es la hipótesis?

 ¿Cuáles son los principales argumentos?

 ¿A qué conclusión se llega?

 ¿Cuál es el objetivo que persiguen estos textos? ¿Por qué?

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